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El Futuro de La Democracia (G. Vidal)
El Futuro de La Democracia (G. Vidal)
El Futuro de La Democracia (G. Vidal)
El futuro de la democracia.
La participación
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1 Vëase a Norberto Bobbio; “El futuro de la democracia”, Editorial Fondo de Cultura Económica,
México, 1986, 1° Edición en Español.
2 Op. Cit. Bobbio, especialmente las páginas 38,39 y40.
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1964.
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Esto es interesante desde nuestra propia realidad. La política para muchos tiene que ver con el
poder, y muy especialmente, con la lucha competitiva por los votos del pueblo. El carácter
democrático, incluso, de una autoridad, está dado, por haberse sometido al escrutinio popular. No
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Este fenómeno es uno de los tantos “constructores de futuro”. La sociedad contemporánea está
siendo modificada sustancialmente por el desarrollo científico y tecnológico, cuyos efectos morales,
sociales, económicos y políticos, aún no abordamos.
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Como se quiera, la democracia participativa termina por hacer inviable uno de los
factores claves para el valor agregado de esta forma de gobierno. Si los otrora
“soberanos” quedan excluidos de lo que se supone que es su fuente de poder, a
la democracia contemporánea no le queda mucho margen cualitativo que opere
como atractivo. ¿Por qué no se inscriben los jóvenes para sufragar? ¿Por qué las
democracias occidentales operan con bajo nivel participativo? La respuesta
parece siempre rondar en torno de: “¿para qué, si no nos toman en cuenta?” Y
esto conduce a la segunda cuestión, la cuestión de los intereses, en tanto, los
“representantes” de la soberanía (es decir, del pueblo) que se suponía que
estaban allí para llevar a cabo la “voluntad general”, terminan por “independizarse”
de ella y operan más bien en orden de sus propios intereses (colectivos o
personales).
Pero hay algo más todavía. El “contrato social”, asimilándolo -si se puede- al
Derecho Público, impide que la contraparte pueda hacer efectiva –por inexistente-
alguna cláusula de reposición (o reparación), tal como existe en el Derecho
Privado cuando alguna de las partes siente que se ha incumplido con lo contraído.
De esta manera el “soberano” que observa cómo sus representantes, se han
“independizado” de su “mandatario” (la voluntad general) no cumplen con lo
prometido, no tiene como hacer efectiva aquella promesa, a no ser claro está, que
una vez concluido el mandato, no vuelva a votar por ellos.
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Nos hacemos cargo de la descripción funcional del sistema político descrita por D. Easton, en
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donde los “agentes políticos” están llamados a decodificar las demandas y apoyos sociales que
ingresan al imput del sistema. Véase David Easton, “Enfoques sobre teoría política, página 221,
Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1969.
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La Re-presentación
Por cierto, esta segunda cuestión es más complicada aún. Nos referimos a la
“representatividad”. La democracia sucumbe también en su segundo factor
cualitativo. Es tan compleja la sociedad moderna que ha derivado a fórmulas para
encontrar el reflejo de ese “sentir ciudadano” en estructuras políticas, instituciones
y normas que la hagan posible. Por cierto, los Sistemas Electorales, los Partidos
Políticos y el Parlamento, son estructuras, entidades e instituciones que terminan
por reducir y monopolizar la representatividad ciudadana, donde, finalmente, se
producirá el mayor efecto; “la distorsión del sentido de representación de
intereses”, aspecto sustantivo en la marcada frustración de Bobbio cuando le
responde a la atrevida periodista que lo encara sorpresivamente.
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La clásica distinción Weberiana. La legitimidad de origen asociada a la “percepción” ( y creencia)
en torno al valor del carisma, la tradición y lo legal-racional, en tanto la legitimidad de ejercicio,
ligada esencialmente a la “percepción” (y creencia) ciudadana respecto del “comportamiento”,
responsabilidad, “funcionamiento”, etc. de quien detenta el poder. El desequilibrio de ambas
conduce a procesos como el descrito. Al respecto véase Max Weber, “Economía y sociedad.
Esbozo de sociología comprensiva”, trad. J. Medina Echavarría, ed. J. Winckelmann, FCE, México,
4
1964.
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9
Esto ha llevado a autores como Gonzalo Fernández de la Mora a plantear al monopolio de la
política en manos de los partidos, lo que denomina la “Partitocracia”. Véase Fernández de la
Mora, Gonzalo; “La partitocracia”, Editorial Hércules, Madrid, 1977.
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La Poliarquía y la diversidad
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Para Beck lo paradójico es cómo la acentuación del individualismo y egoísmo, no tiende a
eliminar la solidaridad, sino que la incluye, esto hace que el sentido social se refuerce pero de una
forma distinta. Salvar los ecosistemas tienen que ver en última instancia con la sobrevivencia de
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kla propia humanidad, y en ello, las nuevas generaciones están más interesadas, lo que refleja ese
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sentido solidario. Al respecto, véase Beck, Ulrich; “Los hijos de la libertad contra las
lamentaciones del derrumbe de valores”, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1999.
11 Véase a Dahl, Robert; “La Poliarquía, Participación y oposición”, Editorial REI, Bs. As, 1989.
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Desde luego, hoy día nuestros partidos están enteramente excedidos por las
movilizaciones sociales (la expresión del sentir ciudadano, sea o lo que fuese que
esto contenga), fenómeno donde no tienen cabida, no tienen legitimidad, no tienen
espacio, ni expresión, ni lugar. ¿Qué les queda? La solución de siempre: el control
de su conducción (si les es aún posible). La sospecha la explicita Guy Sorman13,
el destacado filósofo y economista francés. Para él, los “indignaos”, ausentes de
agenda política, podrían ser fagocitados por las estructuras políticas democráticas,
que tanto resisten.
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Resulta interesante observar los trabajos de Maurice Duverger o Giovanni Sartori, respecto de
los Partidos Políticos. En general, tienden a incluir entre sus principales funciones las de
“organizar” la expresión pública, canalizándola de manera efectiva hacia la toma de decisión. Es
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esto, lo que al parecer, ha quedado en cuestión. Véase al respecto, Duverger, Maurice; “Los
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La paradoja democrática.
Anthony Giddens, nos había advertido esto. Curioso si pensamos en que Giddens
sigue siendo para muchos el gran sociólogo de la “tercera vía” y constructor de la
social democracia europea moderna. A su juicio, los países en general tienen la
legítima aspiración a “considerarse y ser considerados” democráticos, a integrarse
a la gran comunidad de naciones en democracia. Nadie desea ser identificado de
manera diferente. No obstante, indica Giddens, la paradoja es que los países que
ya han alcanzado un nivel importante de madurez y desarrollo político
democrático, no saben cómo salir de las dificultades que ha supuesto la propia
democracia, aquella que atraviesa por los obstáculos señalados.15
14
Véase crónica Diario El País, España, 02 de Agosto, 1991.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/VARGAS_LLOSA/_MARIO/POPPER/_KARL/UNIVERSIDAD
7
_INTERNACIONAL_MENENDEZ_PELAYO_/UIMP/Karl/Popper/pide/Santander/suprima/impuesto/r
Página
enta/elpepicul/19910802elpepicul_8/Tes
15
Véase Giddens, Anthony, “Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en nuestros
días”, editorial Taurus, Buanos aires, 200.
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Una de las tesis importantes en la construcción de Marx, suponía la proyección dialéctica de la
historia el hombre y la sociedad. En esa espiral, el desarrollo del Capitalismo generaría
“inevitablemente” el fenómeno de pauperización creciente, que supondría la concentración del
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capital en manos de la burguesía y el empobrecimiento creciente del proletariado. Eso con llevaría
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al conflicto final, en que la conciencia de clase generaría la destrucción del sistema y el salto final a
la desalienación. Véase al respecto: Marx, Carl; “ El Capital. Crítica de la economía política”.
Madrid: Siglo XXI, 1980
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El ciudadano y la ciudadanía
emocional, teniendo en vista “la persona humana”, cuestión a la cual aspiraba J. Habermas,
creyendo que era posible desde la propia “modernidad” caída, sin considerar lo que J. Maritain
denominaba la “racionalidad moral” como complemento de la “racionalidad técnica”.
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18 Véase; Brey, Antoni, Innerati Daniel, Mayos Goncal; “La sociedad de la ignorancia y otros
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ensayos”, Ediciones Zero Factory, 1° edición, Barcelona, 2009, pp. 17- 42. Brey advierte esta
paradoja al acentuar su percepción de que nos encaminamos a la valoración de un tipo de
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conocimiento, de carácter instrumental utilitario, ´práctico, que desvaloriza todo aquello que no
rinda frutos económicos inmediatos, y que por lo mismo, termina pur alejar al individuo del
conocimiento importante y necesario.
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Hay otro aspecto insoslayable. Los medios de comunicación social masivos, han
terminado por convertirse en creadores (y constructores) de realidad. Aquello que
creemos que es real, no es sino el producto de lo que han construido los medios
de comunicación social masivos. Vivimos en una sociedad enteramente
mediatizada, nos guste o no, y estos medios, están enteramente ligados a su
carácter comercial. Sólo la publicidad parece intocable.20
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Para Alain Touraine el conflicto social en América Latina está atravesado por este tipo de
dicotomía entre las exigencias que devienen del mundo racional-técnico y las expectativas y
compromisos que devienen del mundo simbólico. Para Touraine, éste último tiende a imponerse en
el contexto hispanoamericano. Véase: Touraine, Alain; “La sociedad posindustrial”, Editorial Ariel.
Barcelona, España, 1973. Y, particularmente en; Touraine, Alain; “Actores y sistema políticos en
América Latina. Programa regional de empleo para América Latina y el Caribe”. (PREALC).
Santiago de Chile. 1987
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20 Nos hacemos cargo tanto de las “teorías constructivistas” en boga, como de los planteamientos
en orden del lugar protagónico que han adquirido los medios de comunicación social masivos.
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21
Sobre esto conviene recordar los trabajos de Javier del Rey Morató acerca de los “juegos de
lenguaje”. Véase: Del Rey Morató, Javier; “Democracia y Postmodernidad (Teoría General de la
Información)”, Editorial Complutense, Madrid, 1996.
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Del mismo modo, debe asegurarse el voto de los chilenos que viven en el
extranjero y que han quedado marginados de esa posibilidad. Todo esto debe
complementarse con la posibilidad de que sean los propios ciudadanos los que
escojan a sus autoridades locales y regionales, de este modo debe avanzarse
también en la posibilidad de que los Intendentes, Gobernadores y los Consejeros
Regionales sean cargos de elección popular. Igualmente importante parece ser
modificar la actual ley de Partidos Políticos modernizándola y permitiendo que se
realicen elecciones primarias internas obligatorias (con cargo al Estado o si se
quiere, a los tributos de los ciudadanos) para escoger sus representantes en las
diversas elecciones internas. Esto, por cierto, sin olvidar la ley que asegure el
financiamiento estatal para el funcionamiento de los Partidos Políticos (también
con cargo a los impuestos), y así evitar que éstos se vean influidos por poderes
fácticos que los financian y controlan tras las bambalinas. Si agregamos la ley de
“Lobby” habríamos ciertamente dado un paso crucial, pero, quizás, sea mucho
pedir.
12
En todo esto parece haber consenso en que de esta manera se logrará revertir el
Página
¿Tiene algo que ver todo esto, con los problemas a los que apuntábamos con
anterioridad? Muy poco. Mucho menos –incluso- de lo importante que resulta
hacerse cargo del tema de los intereses. Quizás, apurar la ley que regule el Lobby
en Chile podría apuntar a parte de esto. Pero, en la vorágine de estas propuestas,
el tema parece centrarse en la discusión respecto del cambio y/o modificación del
actual sistema electoral (el sistema binominal), al final de cuentas, allí está el
juego del poder y la distribución de beneficios que implica (en esto sólo seguimos
la conocida definición de Max Weber22).
22
Para Max Weber los partidos eran “asociaciones racionales con arreglo a fines destinadas a la
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24
Downs dedicó sus estudios a encontrar racionalidad en las decisiones políticas, particularmente,
en la manera cómo los partidos calculaban sus mejores posibilidades en la competencia electoral.
Esto lo condujo a reflotar y analizar una vieja propuesta existente hacía ya más de un siglo, en
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orden de la búsqueda del lugar más adecuado para distribuirse de mejor manera los electores. Su
teoría del heladero, publicada en 1957 marcará un hito en la manera de describir el funcionamiento
Página
de un sistema electoral que conocemos como “binominal”. Véase: Almond, Gabriel; Dahl, Robert;
Downs, Anthony; y otros; en “Diez textos básicos de Ciencia Política”, Editorial Ariel, Madrid,
España, 1998.
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La única manera de doblar esa representación es que los candidatos de una lista
obtengan menos del tercio de la elección, mientras los candidatos de la otra lista
competitiva obtengan más de los dos tercios restantes, produciendo el doblaje aún
cuando uno de los candidatos de la lista ganadora haya obtenido menos votos que
uno de los candidatos de la lista perdedora, en tanto ha sido arrastrado por su
compañero de lista, dejando fuera a su competidor, que no logró obtener el tercio
mínimo para asegurar su representación. Como se trata de obtener más de dos
tercios, resulta por lo pronto una exigencia mayor, que sólo excepcionalmente se
podría producir, en tanto que lo normal es que la representación electoral,
finalmente, se distribuya de manera simétrica entre los competidores de los
grandes bloques asociados altamente competitivos.
Ejemplo
Cuadro 225
Pero, ¿cuáles son sus males? Por lo pronto, impide la representación de las
minorías organizadas al excluirlas de la competencia, a no ser que se integren en
las coaliciones mayores. Esto pudiera no ser significativo, de no situarse en un
contexto como el actual, donde esas minorías tienen la posibilidad de hacer
explícitas sus demandas (entre ellas las de representación electoral) sin pasar por
las estructuras de poder (y la máquina electoral) de las grandes coaliciones, y
desde luego, por el fenómeno de fragmentación social que caracteriza nuestra
sociedad contemporánea.
25
Antecedentes tomados de: Andrés Tagle Domínguez; “Cambio al Sistema Binominal”, Serie
Documentos de trabajo, N°365, Agosto 2006, publicado por el Centro de Estudios Públicos.
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coaliciones políticas, que, en ese sentido, pudieran no tener todos los incentivos
necesarios para cambiar el sistema, sino más bien, para tan sólo modificarlo.26
Del mismo modo, genera otro efecto perverso. Al producir presión sobre los
partidos para alcanzar éxito en la competencia de representación electoral,
empuja el sistema a un proceso de alianzas y coaliciones, y deja afuera a las
minorías que no tienen cabida en esas alianzas, independiente que por votos,
pueda obtener un % importante de sufragios27. Tal es el caso, por ejemplo, del PC
chileno en comparación al Partido Radical. Ambos tenían más o menos
históricamente, casi el mismo % de votos (cercano al 5%), pero el Partido Radical,
al estar dentro de la Concertación, podía obtener cupos de representación
electoral que le facilitaba la posibilidad de tener parlamentarios en ambas cámaras
(y cargos de autoridad en el Gobierno), mientras que el Partido Comunista, al
estar excluido de la Concertación, terminaba sin representación electoral.
Finalmente una crítica más gruesa. El sistema binominal, parece eliminar las
alternativas de elección, asunto que para Robert Dahl y Norberto Bobbio parecen
incompatibles con la democracia. El sistema opera bajo la lógica de que los
partidos y sus directivas escogen y elijen a sus candidatos y éstos, tienen casi
asegurado su escaño electoral en el parlamento (dada la simetría electoral con
que opera), sin que sobre ello, haya actuado necesariamente la ciudadanía, es
decir, esa representación está al final más ligada a los intereses del partido
(que representan) que a los intereses de los ciudadanos (que no han
participado en la elección de ese candidato, pero que se han visto en la necesidad
de votar por él, en tanto representante de la coalición a quien le doy mi voto). Esto,
se dice, ha terminado por hacerle un daño tremendo a la democracia, dado que
los ciudadanos no sólo perciben su exclusión sino también, el juego de
intereses distantes de los suyos.
Por cierto, la modificación del sistema binominal, que es lo parece tomar mayor
fuerza y concitar el máximo de consenso en el sistema político (no
necesariamente ciudadano), admite la ampliación cuantitativa de representación
electoral, pero, sólo parece encontrar eco hoy día, a partir de las dificultades por
las cuales atraviesan las propias coaliciones. Tanto la Concertación, como la
Alianza, se han visto excedidas y desgastadas frente a los fenómenos sociales y
políticos (movilizaciones ciudadanas), lo que ha facilitado la exigencia de
26
Esto ha acentuado la crítica al duopolio electoral del cual han sido favorecidas las grandes
coaliciones existentes.
17
27 Esta era una de las cuestiones claves a las que aludía la definición de democracia que abordaba
Norberto Bobbio al referirse a la necesidad de que ninguna decisión de la mayoría debiera limitar
Página
El segundo comentario, algo más debatible que el primero, era que, a su juicio,
teníamos en Chile una clase dirigente excepcional. En Alemania, me decía, es
imposible pensar que los Ministros, tengan “necesariamente” que tener un
conocimiento especializado, y en lo posible doctorados que los identifiquen. Aún
más, su conocimiento de los parlamentarios chilenos, lo hacía situarlos en un lugar
de privilegio en América Latina. A su juicio el sistema electoral chileno tiene la
ventaja de producir una elite política relevante, esto, en comparación a la realidad
de “otros” países latinoamericanos, donde existe una dispersión y desagregación
que termina por instalar una clase dirigente muy diversa (y dispersa), muy
divergente, en que la búsqueda de acuerdos y consensos que le otorguen
estabilidad al sistema, parece un desafío imposible para muchas democracias.
Nolte parece compartir las mismas aprehensiones que su colega Dieter Nohlen28
de la Universidad de Heidelberg. A juicio de Nohlen debe ponerse particular
atención a un aspecto que puede dañar significativamente el funcionamiento del
sistema electoral. El sistema no puede ponerse en marcha sin el advenimiento
18
28Véase: Nohlen, Dieter; “La reforma al sistema binominal desde una perspectiva comparada”,
Página
Revista de Ciencia Política,v.26 n.1 Instituto de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2006. versión On-line ISSN 0718-090X.
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(consenso) de quienes están llamados a operar con él, más allá de que este
pueda o no servir a sus circunstanciales intereses. Hay allí un problema de
legitimidad que debe asumirse, si se quiere evitar posteriores traspiés.
Del mismo modo, advierte Nolte, no existe un sistema electoral ideal, cada sistema
se adecúa o no de manera importante y eficiente a las necesidades y
circunstancias de cada sociedad. En ese sentido advertía Nohlen, los sistemas
electorales no están puestos a disposición para sean simplemente implementados,
por el contrario, deben ser “construidos” de acuerdo a esas particularidades. Su
sugerencia apuntaba a debatir primero objetivos y funciones que debiera cumplir
el sistema electoral, y luego discutir qué forma asumiría ese sistema.
¿Qué cambiamos?
¿Qué se ha instalado hasta ahora? Una propuesta que parece concitar apoyos
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Variantes sobre eso hay varias. Para algunos, podría darse la nominación de
candidatos nacionales al excedente que se agrega. De tal manera que la Cámara
baja elije 120 Diputados como lo ha hecho hasta ahora, pero agregaría 30 más
que podrían tener ese carácter nacional. Estaría por verse como se distribuirían
esos 30 representantes, ¿bajo qué criterio podría distribuirse su representación y
qué carácter posterior podrían tener estos representantes “nacionales?, asunto,
este último, bastante más difuso y complejo, ya que esos representantes podrían
sentirse enteramente independientes de las fuerzas competitivas internas o bien
por el contrario, plegarse a ellas, desdibujando su sentido de representación
nacional.
Cuadro 329
29
Tomado de Antecedentes tomados de: Andrés Tagle Domínguez; “Cambio al Sistema
Página
Binominal”, Serie Documentos de trabajo, N°365, Agosto 2006, publicado por el Centro de
Estudios Públicos.
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¿Qué hay de esto en esta fértil provincia señalada, por rey jamás regida?
Gerardo Vidal F.
Dr. en Sociología y Cs. Políticas
23
Página
30
Véase entrevista a Zygmunt Bauman, filósofo y sociólogo polaco, profesor de la Universidad de
Leeds Inglaterra, en Diario El País, España, sección Vida &Artes, página 31, del día lunes, 17 de
Octubre de 2011.