Esteban Fernández de Castro y Fernán Díaz Escalho
Esteban Fernández de Castro y Fernán Díaz Escalho
Esteban Fernández de Castro y Fernán Díaz Escalho
2000,3 13 19
H
acia 1340, Ferrán Sánchez de Valladolid, ficio político y legal levantado durante los primeros
canciller de la poridad de Alfonso XI, veinte años y cuajó la alianza entre nobles, ciudades y
recibió el encargo de redactar la Crónica prelados que íe arrebataría el trono diez años después
de A/forno X a partir de la documenta- en beneficio del futuro Sancho IV
ción que conservaba la cancillería regia; desde el En esta revuelta resultaron involucrados los tres
punto de vista hisroriográfico, resulta soprendente estamentos del Reino. Cuando los nobles se des-
que dedicara dos tercios de esta obra a los sucesos naruraron en octubre de 1272, cl Rey, que a peti-
transcurridos a lo largo de poco más de dos años, del ción suya había reunido las cortes en Burgos, «qui-
verano de 1271 al otoño dc 1273. Seguramente síera ir en pos delIos porque non ficiesen mal ni
deseaba destacar la gran distancia recorrida desde que daño en la tierra; ca él cuidaba que los ricos omes
Alfonso X claudicara ante la nobleza hasta que, cin- é cahaleros que le avian á servir, ¿ los concejos de
cuenta años más tarde, ésta friera dominada por las Extremaduras, que estaban prestos, así comnao
Alfonso Xl a sangre y friego1. Sin embargo, la breve- lo él mandára, que irian con él. É porque esto non
dad de este episodio en cl conjunto de los más dc
lo falló tan cierto como él cuidaba,..»2. Previamen-
treinta años del reinado del Rey Sabio (1252-1284)
te había recibido un duro desaire de los prelados;
al pedirles ayuda contra los nobles, «ficiéronle
Así lo destaca, por ejemplo, 11 Gómez Redondo, histo- demandas é peticiones que non solian ser otorga-
ria de la prosa medieval castellana. 1? La creación del discurso das por los otros reyes’>, basta el punto de que
prosístico: el entramado cortesano, Madrid, Cátedra, 1998, p. «quisolos echar del reino: pero por guardar el albo-
971. De todos modos, la precisión administrativa del relato y rozo Lsic] de la tierra ~é por non ayer contra sí
la enumeración cuidadosa de los personajes que intervienen es
al Papa»3 nombró una comisión que estudiara sus
un factor que asocia estrechamente esta crónica con las res-
ranres atribuidas al mismo autor, las de Sancho IV, Fernando
IV y Alfonso Xl. Tampoco tiene nada de exrraño que la can-
cillería regia conservara un memorándum detallado de estos XI. Hallazgo, estilo, reconstrucción, La Laguna, Universidad,
sucesos: los conflictos con la aristocracia fueron eí factor 1955 y La tradición manuscrita de la Crónica de Alfonso XL,
común a todos estos reinados y, para sus sucesores, eí recuer- Madrid, Credos, 1974, así como la edición crítica de La Gran
do minucioso de los hechos que nos ocupan sería material Crónica deAijbnso XL, Madrid, Gredos, 1976.
inestimable para entender cuanto siguió después. Este relato, 2 Crónica de Alfonso X, cap. xxvii, p. 23. Véase el estudio
enriquecido con numerosos documentos, abarca desde e’ dc este episodio en A. Ballesteros Beretta, Alfonso X el Sabio,
capítulo XX hasta el LVIII inclusive, cuarenta y dos páginas que cito por la reimpresión de Barcelona, El Albin 1984, Pp.
de las sesenta y seis que ocupa esta crónica en la edición de C. 588-580. Ya E. 5. Procrer, «Marerials for rbe Reign of Alfon-
RoseN, Crónicas de los Reyes de Castilla, vol. 1, Biblioteca de so X of Castile, 1252-84», en Transactions of the Royal [listo-
Autores Españoles, Madrid, Rivadeneyra, 1875, PP. 1-66, por rical Socieiy, Fourrb Series, 14, 1931, pp. 39-63, especial-
la que cito cn ranro no aparece la edición que está preparan- mente Pp. 53-57 hizo hincapié en este relato y en el espacio
do M. Calderón. El estado de nuestros conocimientos sobre desproporcionado que le dedica la Crónica.
las llamadas Crónicas de tres reyes de Castilla, por él atribuidas Crónica, cap. xxvi, p. 23. Aparte de los trabajos especiEs-
a Ferrán Sánchez de Valladolid y destinadas a enlazar la Pri- cos st,bre este reinado, véase también 1. M. Nieto Soria, Igle-
mera crónica general alfonsí con la Crónica de Alfonso XL se siaypoder real en C%stilla. Elespiscopado. 1250-1350, Madrid,
debe casi íntegramente a las investigaciones realizadas por Universidad Complutense, 1988, pp. 76-79. Para la compli-
Diego Catalán Menéndez Pidal en una serie de trabajos suce- cidad de prelados y ciudades con los rebeldes, véase M. Gon-
sivos, de los que destaco Poema de Alfonso Xl. Fuentes, dialec- zález Jiménez, Alfonso X el Sabio. 1252-1284, Burgos, La
to, estilo, Madrid, Gredos, 1953, La Gran Crónica de A/fonso Olmeda, 1993, pp. 104-106.
VIGEN4? BEL TR4N ESTEBAN FERJV4NDEZ DE CASTRO Y FERNÁN DM7 ESCALIJO
14
2000,3: 13-19
VICENQ BELTRAN ESTEBAN FERNÁNDEZ DE CASTRO Y FERNÁN DIAZ LISC4LHO
15
2000,3:13-19
VICEN4? BEL JEAN ESTEBAN FERNÁNDEZ DE (AS TRO Y FERNÁN DÍAZ liSCALHO
16
2000. 3: 43-19
VICEN4? J3ELTRAN ESTEBAN PERNA NDEZ DE (ASTRO YFFRNANDLIZ ES(ALHO
mismo personaje27; aún insiste sobre que perdió la Nórese la insistencia de todos ellos en los
voz por exceso de actividad sexuaV8 y en su mala “ornes»; pata Pero Garcia Burgales, Feman Diaz
costumbre de cabalgar a deshoras29, llamándolo resulta un merino tan riguroso que «vay sobrel’>;
don Fernando, Fernand’ Escaiho o Feman Diaz. La para Estevan Faian, los vasallos de la mujer que
identidad de los defectos que le atribuye inducen a pretende, <‘com ‘ou~o dizer, ¡ non queren om
pensar que se trata del mismo personaje, objeto de estranho sobre si’. Para Perez Vtritoron, «don’ á
un extenso ciclo satírico en el que intervinieron no que á de Don Fernando rorro, ¡ ca por ourro casa-
pocos trovadores de la corte alfonsí; veamos ahora menro anda morto», un casamiento cuya naturale-
la que le dirigió Airas Perez Viuroron: za a la vista está, pues «por ayer casamento (...) 1
dome, nunca vós tan gran coira vistes»33. La acu-
Fenan Diaz é aqui, como vistes, sación de homosexualidad, más o menos velada, es
e anda en preito de se casar; el fondo común a las tres composiciones, y queda
mais non pod’ 6 casamenro chegar a menudo de manifiesto en el resto de las que
-dome o sei eu, que sabe com componen el ciclo. En una segunda cantiga sobre
e, por ayer casarnenf, a la fé, sus defectos, Airas Perea Vuitoron le dice que
dome nunca vós tan gran cofta vistes.
adeanrado sodes, eu o seí,
(...)Ca dEsrorga ará San Fagundo de San Fagundo e dEsturas dOvedo,
doná que á de Don Fernando torto, e pois vos Deus ora tanto ben fez,
ca por ourro casamento anda morro, punhade d’ ir adeant fla vez,
d’ome o sei eu, que o sabe já; ca, arta aqui, fostes sempr’ a derredo~4
e se este casament’ el non a,
dom aral cofta nunca foi no mundo3t1. Otro trovador alfonsí, Pero Garcia d’Arnbroa,
advierte a su colega Pero d’Armea, que había com-
Veamos por fin otra cantiga de Estevan Faian, puesto <‘o vosto cuu’> hasta dejarlo tan hermoso
un autor hasta hoy no identificado3t: «que o non possan en toda a rerra achar, ¡ de San
Efagundo atá Ssan Felizes», pues «sse ve-lo don Fer-
Feman Díaz, fazen-vos entender nand Escalho vir, ¡ ssodes solteiro e seredes casa-
que casariades desra dona ben; do’>35. No menos alfonsí es Roy Paez de Ribela, que
e nós reemos que vos é mal sen, pone al mismo individuo como testigo de no amar
per quanr est o que vos quero dizer: a una mujer36, ni Pero da Ponre, a quien hemos
por que a dona é de terra tal, visto ya desfilar por estas páginas, debelador ahora
Don Fernando, que, per ben nen per mal, de un Feman Diaz Estaruráo que «nunca amon
non poderedes i un om ayer
E sei, Don Fernando, per quanr’ aprendí, Nórese que la construcción comupleta del poema gira
non poderedes esta dona ayer, sobre el equivoco entre dos puntuaciones posibles, <‘por ayer
ca seus vassalos, com ouyo dizer, casamenro (...) ¡ dome, nunca vús tan grao coira vistes” y
‘por ayer casamenro, (...) 1 dome nunca vós tan gran coira
non queren orn esíranho sobre si (..)2• vistes”. La existencia de encabalgamiento no es obstáculo para
la primera interpretación: éste era considerado un refina-
miento estilístico muy estimado en la cantiga de amor (véase
27 ~ cii. o.” xliii y Lapa, Escarnho, n.’ 378. mi A cantiga de amor, Vigo, Xerais, 1995, pp. 171-174) y la
~ Ecl. cii., n.’ xliv y Lapa, Escarnho, n.” 379. cantiga de escarnho imitaba muy a menudo los recursos tecni-
2’) Ecl. cii., rt.” xlv y lapa, Escarnbo, n.” 380.
cos de los demás géneros líricos.
3» Lapa, Escarnho, o.’ 80. >~ lapa, Escarnho, o.’ 81. la composición que sigue, del
~> Véase Resende de Oliveira, Despois do Psp ¿‘ciéculo trova- mismo autor, va dedicada a otro adelantado de noníbre
doresco. A estrutura dos cancioneiros peninsulares e as rico/has Correola, al que atribuye los mismos defectos.
dos sic. XIII e XIy Lisboa, Colibrí, 1994, s. y. y M. L. lndini ~> C. Alvar, “Las poesías de Pero Garcia d’Ambroa’, en
en eí Dicionário da Literatura Medieval Galega e Portuguesa, Síudi Mediolatini e Volgari, 32, 1986, pp. 5-112, o.’ XIV,
Lisboa, Caminho, 1993, de Lanciani-Tavani, s. y. Su parrici- también en Lapa, E<carnho, o.’ 1340.
pación en este ciclo es ei únido dato positivo que tenemos M, Barbieri, “Le poesie di Roy Paca de Ribela”, es> Stndi
para so daración. Mediolaíinie Volgare, 27,1980, pp. 7-104, o.’ xiv, también en
.32 Texto de Lapa, Escarnho, o.” 127. Lapa, Escarnho, n.” 410.
17
2000,3:13-19
VI (SEN(j BEL’I RÁN ESTEBAN EERNÁNL)LZ DE CASTRO Y JERNÁN DÍAZ EScALMo
molber nen seu solaz, 1 nen desamorí Fidalgo, nen al que hacen referencia explícita alguno de los poe-
viláo»37. La identidad de las impuraciones, la pose-
sión del cargo de merino o adelantado y la proxi- mas del ciclo. Debe tratarse, pues, de un seudóni-
midad de las referencias topográficas inducen a mo, buscado a sabiendas de que no podía provocar
pensar en un único personaje pero ¿quién era o equívocos con ningún personaje conocido por la
pudo ser Feman Diaz o Feman Diaz Escalho? corre. Por otro lado, dudo que haya existido nunca
un merino con jurisdicción desde Vivero, en el
O Fernán Díaz es un nombre falso o no fue ni extremo noroccidenral de Galicia, hasta Carrión,
adelantado ni merino. Ni siquiera pudo ser un en Castilla; su autoridad se ejercería sobre dos rei-
personaje de cierta dimensión social. No sólo no nos completos, Galicia y León, y parte de un ter-
aparece en ninguna de ías relaciones de estos car- cero, cttando, al parecer, ni siquiera eí merino
gos38, sino que nadie con este nombre y apellido, mayor de León alcanzó a tenerla sobre las zonas de
incítiso si prescindimos del malsonante <Escal— este Reino al sur del Duero, Extremadura y la
Ho’>39, puede ser rastreado en la documentación Transierraá2. Galicia, como vimos más arriba,
relativa a las cortes de Fernando 11140 y Alfonso t~, tenía su propio merino mayor, lo mismo que Cas-
tilia; existían merinos menores, subordinados a
5. Panunzio, Pero da Ponte. Poesie, Batí, Adrintica Edi- éstos, pero dudo que pudiera decirse de ellos que
trice, 1967, pp. 233-234 y Lapa, Escarnho, n.” 365. eran nombrados por eí Rey criado dependían de
~> Para los adelantados y merinos de León véase la relación los respectivos merinos mayores y. por otro lado,
de Mar Péívz-Alfaro, Ob. cíe, pp. 198-202, para los de Galicia su jurisdicción se limitaba a pequeñas regiones.
tenemos la relación más fragmentaria de R. Pérez-Bustamante, Nos hallamos ante una hipérbole paródica del
E/gobierno y la administración de los reinos de la Corona de (Zas-
ti/la (1230-1474), pp. 250 y 259 y pata los dc Castilla, ibis/cm, poder al que aspiraba un hombre tan pretencioso,
pp. 300-301 y 342-346. L)e todos modos, estas relaciones han un hombre que ‘<non pod’ 6 casamento chegar’> a
(le completarse cr,n l<,s índices ooomásticos (le las obras que pesar de qríe «por ayer casaínenr’, a la fé, ¡ dome
citamos a continuación, donde los personajes de la administra- nunca vos tan gran cuita vistes”, según la lengua
ción constan junto a la mención del cargrs que ocuparon.
viperina de Perea ‘V¡uroron o porque, «sem vassa-
Es curiosa Li proxitnidad entre Ferran “Lscalhc,’ y lope de
“Escaño”, sino de los personajes mencionados en el documento los, com’ ouyo dizer, 1 non queren orn’ estranho
qtíe presentó Juan Núñez de Lara l’niiquc IdeNavarra, como sobre si», según el no menos malicioso Estevan
puede verse más arriba. Nl. Gorizálc Jimenez que ha seguido Faian.
pisra de este personaje en su “Allonso Ss y h revuelta nobilia- Algo parecido se dice en la Crónica de Alfonso X
ría p. 17 nora, afirnsa: ‘Desconozco (
1titen pudiera ser esie sobre otro hombre que pretendía, también, un
noble a quien no citan la Crónica d5 Alfonso 1 ni Ballesrero.s en casamiento difícil, nuestro estimado Esteban Fer-
su monrimensal biografía del Rey 5 <tío a pesai de que conocía nández d.c Castro, según mensaje enviado por la
el documento navarro que analizamos Psrrec no ¿sbsranre, quc teína VioUnte y los infantes a los nobles desnatu-
debía ser un vasallo de don Lope Días de 1-Lío o de don Simón tados: <‘dijinios de parre de vos don Esréban
Ruiz de los Cameros, ya que íe veíntss en 1276 al lado de éstos.
junto con su pariente [>edroGómez de Escaño y otros nobles Ferrandez que demandábades vuestra esposa
castellanos exiliados, firmando un acuerdo con Eustace de Beau- Aldonza Rodrigez, é él otorgó de la dar á sus
marchais, gobernador del reino de Navarra”. La forma ‘Escalbo” parientes, é ellos que la heven á su casa, é que la
parece acreditada por sri repetición en distintos poemas y auto- aseguredes vos é ellos, que íe non fagades fuerza
íes; de cualquier manera, babria que localizar primero a un Ver- ntnguna, é 43.que Esta
en villa ni en castillo suyo nondesea
insistencia en la libertad la
nao D<az Escaño ocupando el cargo de adelanrado o merino
embargada’
mujer y sus posesiones está en las antípodas del
para qríe pudiera pensarse en su identificación.
En el conjunto del Reinado y dsp/ornas de Fernando IlE apremio de Feman Din contra ella y sus hipotéti-
donde 3. González publica la friolera de 852 documetos, si cos vasallos, igual que la insistencia en un poder
nos fiamos de su índice onomástico sólo salen dos Fernando que se extienda sobre los reinos de Castilla y León
Díaz; tino es tin caballerrs santiaguista que recibió en 1205
una doniciórí dc Alfonso VIII, cooflro,ada por Fernando III coincide con el que perseguía Feman Diaz, desde
a fines de 1217 (documentos o.” 5, 6 y 10), y un Fernando Vivero a Carrión, agobiando a su dama en Asturias
Día,. de Isla de Santander a quien se cita en tina pesquisa
datándolo “qísaodo el rey don Alfonso fríe en grao enferme-
dad en Boardo’ (y que deberá remontar como mínimo a murcianos publicados por Torres Fontes ni en los andaltices
Alfonso VIII, documento 478). Nadie por tanto, cronológi- alumbrados por ManLid González Jiménez.
cansenre coetáneo de Fernando III. Jular Pérez-Alfaro, Los merinos >nayores de León, p. 165.
No sólo no aparece ningún Fernán o Fernando Díaz en Ecl. rin, cap. xii, p. 32.
los indices de Ballesteros, sino tampoco en los documentos
1.8
2000,3: t3-i9
VíCENQ BELTRAN ESTEBAN FERNÁNDEZ DE (ASTRO YFERNAN DL~lZ ESCA LIJO
19
2000,3: 3-19