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Sinodalidad en La Escuela
Sinodalidad en La Escuela
Sinodalidad en La Escuela
INTEGRANTES:
Introducción
En este tiempo la Iglesia se encuentra llevando a cabo el Sínodo de los Obispos que tiene como
lema “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión”. Es en ese contexto que los
docentes del área de Educación Religiosa queremos realizar esta actividad “La Sinodalidad en
la escuela”.
El Sínodo es una invitación para que cada creyente se embarque en un camino de profunda
renovación como inspirada por la gracia del Espíritu de Dios. Como se indica en el Documento
Preparatorio, el Sínodo se plantea una cuestión principal: ¿Cómo se realiza hoy en la Iglesia
nuestro "caminar juntos" en la sinodalidad? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para
crecer en nuestro "caminar juntos"?
Sobre esta cuestión se busca un camino para buscar, promover y cosechar los frutos de este
camino sinodal. En general, las directrices del Sínodo nos recuerdan que:
- El objetivo es asegurar la participación del mayor número posible, para escuchar la voz
viva de todo el Pueblo de Dios.
- Esto no es posible si no hacemos un esfuerzo especial para llegar activamente a las
personas donde se encuentran, especialmente a los que a menudo son excluidos o no
participan en la vida de la Iglesia.
Proponemos que esta actividad y material, lo puedan compartir con toda la comunidad
educativa para su desarrollo y enriquecer este tema tan actual que nos toca vivenciar.
Objetivos
- Identificar los propósitos sobre la Sinodalidad, de tal modo que pueda suscitarse una
participación en la sinodalidad, más activa, consciente y lúcida de los estudiantes
creyentes en su vivencia comunitaria de fe
- Comprender la sinodalidad como un caminar juntos en la fe y en la experiencia
cristiana, y así estimular a nuestros estudiantes al compromiso de testimoniar en
evangelio en medio de la sociedad.
- Identificar los aportes, desde la condición de estudiantes, personales y comunitarios
que surjan en el desarrollo de la actividad y que hacen parte de la participación en la
comunidad eclesial.
- Descubrir la propuesta de valor que puede obtener el estudiante creyente o no
creyente a partir de la sinodalidad.
Principios
- La sinodalidad, designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la
IGLESIA, expresando su naturaleza como el caminar juntos y el reunirse en Asamblea
del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para
anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la
Iglesia
- Comunión: en su benévola voluntad, Dios reúne nuestros pueblos distintos, pero con
una misma fe, mediante la alianza que ofrece a su pueblo.
Todos tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada
de Dios a su pueblo.
- Participación: Una llamada a la participación de todos los que pertenecen al Pueblo de
Dios, laicos, consagrados y ordenados, para que se comprometan en el ejercicio de la
escucha profunda y respetuosa de los demás.
Una Iglesia sinodal llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar
para tomar decisiones pastorales.
- Misión: este proceso sinodal tiene una profunda dimensión misionera.
Su objetivo es permitir a la Iglesia que pueda testimoniar mejor el Evangelio,
especialmente con aquellos que viven en la periferias espirituales, sociales,
económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo.
Destinatarios
A todos los estamentos educativos, docente, padres de familia y estudiantes del nivel
secundario creyentes o no creyentes.
En esta actividad es muy importante escuchar la voz de los jóvenes. Por ese motivo invitamos a
los docentes ayuden a involucrar a los estudiantes sobre la sinodalidad, animando a los
estudiantes a participar en las sesiones de escucha.
VER
3. Lectura complementaria
A veces hay cierto elitismo en el orden presbiteral que lo hace separarse de los laicos; y el
sacerdote al final se vuelve el “dueño del cotarro” y no el pastor de toda una Iglesia que sigue
hacia adelante. Esto requiere que transformemos ciertas visiones verticalistas, distorsionadas y
parciales de la Iglesia, del ministerio presbiteral, del papel de los laicos, de las
responsabilidades eclesiales, de los roles de gobierno, entre otras.
Por último, puede surgir la tentación del inmovilismo. Es mejor no cambiar, puesto que
«siempre se ha hecho así» (Exhort. apost. Evangelii gaudium, 33) -esta palabra es un veneno
en la vida de la Iglesia, “siempre se ha hecho así”-. Quienes se mueven en este horizonte, aun
sin darse cuenta, caen en el error de no tomar en serio el tiempo en que vivimos. El riesgo es
que al final se adopten soluciones viejas para problemas nuevos; un pedazo de tela nueva, que
como resultado provoca una rotura más grande (cf. Mt 9,16). Por eso, es importante que el
camino sinodal lo sea realmente, que sea un proceso continuo; que involucre —en fases
diversas y partiendo desde abajo— a las Iglesias locales, en un trabajo apasionado y
encarnado, que imprima un estilo de comunión y participación marcado por la misión.
Vivamos esta ocasión de encuentro, escucha y reflexión como un tiempo de gracia, hermanos
y hermanas, un tiempo de gracia que, en la alegría del Evangelio, nos permita captar al menos
tres oportunidades:
PREGUNTAS CENTRALES:
¿Cómo se está dando hoy este “caminar juntos” en tu escuela, parroquial, u otras áreas de la
vida de la Iglesia en las que podría participar?
- ¿Cuáles son algunas de las formas en que has experimentado este “caminar juntos” en
tu escuela?
- Si pudieras sentarte con el Papa Francisco, ¿qué le dirías sobre los jóvenes de hoy?
- ¿Cuáles son algunos de los desafíos que enfrentan los jóvenes hoy en día?
- ¿Qué es lo mejor en lo que has participado que le ayudó a profundizar tu fe o te ayudó
a comprometerte?
- ¿Sientes que tú y tu familia son importantes para la Iglesia Católica? ¿Cuáles son
algunas razones de por qué sí, o por qué no?
¿Cómo estamos “caminando juntos” como Iglesia y qué pasos invita el Espíritu Santo? tomar
para crecer en nuestro caminar juntos?
- ¿Qué necesitas tú, tus compañeros y sus familias de la Iglesia Católica? (puedo incluir
tu escuela, parroquia local, Iglesia Católica mundial).
- En el bautismo, cada uno de nosotros es llamado a seguir a Cristo y ser su discípulo.
¿De qué manera puede tu escuela, la parroquia, la Arquidiócesis, involucrar mejor a los
jóvenes para vivir este llamado?
- ¿En qué puedes contribuir para este "viajar juntos" en tu comunidad escolar, su
parroquia, movimiento, la Iglesia más grande?
ACTUAR
El docente guiará una “Evaluación del tiempo compartido” mediante las siguientes preguntas
que pueden ser respondidas en voz alta por quienes lo deseen
- ¿Cómo has vivido esta oportunidad de escuchar, expresar y compartir tu propia
experiencia de tu vida como miembro de la Iglesia?
- ¿Cuál es una esperanza que tienes para la Iglesia a medida que continuamos creciendo
y escuchar al Espíritu Santo?
- ¿Qué propones para realizar una acción misionera concreta?
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre. Tú que eres nuestro verdadero
consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y
pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos. Concédenos el don del
discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen prejuicios y falsas
consideraciones. Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la
verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la
vida eterna. Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el
Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.