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Parcial 1 Psico Social

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UNIDAD 1:

Anotaciones de clases: Focalizar los objetos de estudio de la PSP (de Oriente) y la PSS
(de Occidente). En la PSS encontramos a Marx, Weber, Le bon, Durkheim, Tarde y Freud
en un interaccionismo simbó lico. Cada enfoque no es neutral, sino q se posicionan desde
una postura. Hay tensió n, dicotomizacion y frontera entre ambas corrientes PSS y PSP.

Los paradigmas emergentes/críticos son cambios o transiciones de un modelo de


pensamiento a otro, los cuales se dan a través de revoluciones, y constituyen el patró n
de desarrollo de las ciencias y de las sociedades en general. Los paradigmas
hegemónicos son los que dominan o está n encima de los demá s.

1. Historia de la psicología social – Susana Seidmann

La Psicología Social: Enlaza la conducta a fenó menos micro y macro sociales. A su vez,
implica una perspectiva no individual para enfrentar la problemá tica humana; aborda
las experiencias subjetivas de las personas, tal como se construye en la interacció n
social. Las personas intentan explicar sus experiencias de vida, atribuyendo significado
intersubjetivamente a las circunstancias vividas. Se desarrolló en un terreno empírico al
ritmo de las demandas de la sociedad y de la utilidad de las respuestas que fue
brindando.

D. Cartwright plantea que la Psicología Social (PS) es una rama de las ciencias sociales
que intenta explicar có mo la sociedad influyó en la cognició n, la motivació n, el
desarrollo y el comportamiento de individuos y es influida por ellos. Destaca las
relaciones recíprocas entre sociedad e individuo a través de dos constructos bá sicos, el
ambiente social (normas, roles, grupos, organizaciones) y comportamiento social
(ejercer poder, votar, liderar). Identifica a la 2da GM como la influencia en el desarrollo
de la PS y a Hitler como la persona que mayor impacto tuvo en el surgimiento de
problemas humanos como la bú squeda de soluciones.

Gordon Allport comenta que las raíces de la PS nacen en el terreno intelectual de la


tradició n europea y su florecimiento + reciente es un fenó meno americano, después de
la 2da GM. El contexto histó rico social del desarrollo de la PS estuvo fundamentalmente
signado por los avatares de la 2da GM, por la cantidad de problemas y necesidades
críticas que requieren respuestas urgentes:
-->lo que llevó a combatir la desmoralizació n de la població n.
-->estudios de actitudes.
-->relaciones internacionales.
-->adaptació n de los soldados a la vida en el ejército y el combate.
-->problemas psicoló gicos acarreados por una economía de guerra.

Los precursores: Los comienzos de la PS se remontan a fines del siglo XIX, en Francia
con los trabajos de GABRIEL TARDE (precursor de la PS, asociado a Durkheim). Es así
como Durkheim afirmaba que lo social y las normas sociales son exteriores del
individuo y ejercen sobre él una coerció n que le es extrañ a. Tarde enfatizó el papel del
individuo, de sus innovaciones y sus invenciones, sobre el desarrollo social. La persona
interioriza las normas que se transforman en lo má s íntimo del sujeto. La conciencia
colectiva no tiene una existencia independiente de los individuos. Subraya el cará cter
diná mico y selectivo de la imitació n. Somos el resultado de la combinació n de una
multiplicidad de otros y preanuncia así la posterior teoría del rol y la perspectiva social
de sí mismo que deriva de “asumir el rol del otro”. La inter-psicología se refiere a la
reciprocidad de las imitaciones. En el proceso social, los individuos se influyen
recíprocamente, construyendo una conciencia colectiva.

WUNDT crea una la psicología experimental (no social) como disciplina autó noma,
ciencia de la naturaleza, una metafísica científica y una psicología social histó rica
(ciencia social no experimental) ciencia del espíritu. También crea una psicología que
estudió estados o contenidos de la CC, con el método de la introspecció n (cuantificació n
y control de las variables psíquicas) o aná lisis de la experiencia consciente, poniendo
énfasis en la consideració n de lo psíquico como estructura de sensaciones y
sentimientos. El objetivo legítimo de la investigació n científica es aquello presente en la
CC. De mucho interés para la PS es la psicología de los pueblos(PSS), un trabajo de
corte etnoló gico que estudia las formas de comportamiento colectivo y los procesos
mentales que trascienden a los individuos y que surgen por asociació n en una
comunidad cultural y son importantes para la comprensió n de procesos cognitivos
superiores no cognoscibles por introspecció n. Estudia la relació n entre lenguaje y
pensamiento. A su vez, desarrolla la historia psicoló gica de la humanidad diferente a la
psicología de la CC individual. Aborda al espíritu o mente del pueblo, buscando que hace
que varios individuos formen una comunidad. Considera a la cultura como un proceso
colectivo, influido por los cambios histó ricos. Analiza la mente en sus manifestaciones
externas, má s allá del pensamiento individual consciente. Wundt busca develar los
procesos mentales superiores, producto de creaciones sociales, culturales y artísticas
ú nicamente explicables a partir de un punto de vista histó rico. Sus aportes será n el
germen de la PS Socioló gica, que estudiará la CC individual como resultado de la
creació n de significados en la interacció n social. Separó la psicología de la especulació n
metafísica y la convirtió en ciencia experimental, y creó una PS no positivista, ligada a
los desarrollos de una historia de la cultura y a la comprensió n de la conducta humana,
emergiendo de la interacció n en contextos sociales.

DURKHEIM es un soció logo positivista vinculado con los orígenes de la sociología en


Francia, enfatizó la primicia de lo social por encima de lo individual. Considera que lo
social es irreductible a una explicació n psicoló gica individual, es anterior a la existencia
del individuo. Piensa que “la causa determinante de un hecho social debe ser buscada en
otros hechos sociales precedentes y no en los estados de consciencia individual”: PSS. Se
interesa en la relació n del individuo con la solidaridad social y có mo diferentes formas
de organizació n social generan sistemas organizados de creencias y conocimientos de la
realidad. También diferencia las representaciones individuales estudiadas por los
psicó logos, de las representaciones colectivas que los soció logos estudian tomando
objetivamente los hechos sociales. En sus estudios, toma a los hechos sociales como
cosas.

LE BON analiza los fenó menos de masas q eclipsan todas las características humanas
individuales positivas. El ascenso de las masas coincide con la declinació n de la
civilizació n ya que al “alma colectiva”, a través de la sugestió n y el contagio, tiende a una
conducta ICC e irracional, de modo que los hombres “sienten, piensan y actú an de un
modo completamente distinto a como lo harían cada uno de ellos por separado”. La
masa se transforma así en una entidad psicoló gica distintiva e independiente de los
miembros que la componen.
HISTORIA DE LA PS: En EEUU la PS aparece en 1908 con la publicació n de dos manuales
de Ross (PSS) y Mc. Dougall. ROSS es quien inscribe la PS como parte de la sociología,
estudiando las uniformidades en la conducta humana debidas a las causas sociales, tales
como el lenguaje, los mitos, las costumbres,una psicología de las modas colectivas.
Destaca la imitació n como explicació n de la conducta. MC. DOUGALL produce un
desarrollo inicialmente en una Psicología individual. Considera a los instintos como
origen o causa de la conducta humana individual o social, cada instinto corresponde a
una conducta específica que explica su expresió n emocional. La influencia tiene una
importancia secundaria en este desarrollo teó rico, ya que los componentes emocionales
de los instintos son inmutables. Para él, existen instintos sociales que determinan la
conducta social. Hubo muchas críticas al pensamiento de MC. Dougall por su posició n
biologicista e instintiva de la conducta humana y por la incapacidad del cambio en el ser
humano (PSP). Un tiempo después incursionó en la psicología colectiva, con una
perspectiva genética y má s social de la mente humana que “está modelada por la
sociedad en la que se desarrolla”, siendo el producto de la interacció n humana (PSS). El
grupo tiene un poder de influencia sobre las CC individuales. Negocia por la existencia
de una conciencia colectiva, un espíritu de grupo que se impone sobre las CC
individuales a través de la sugestió n.

PSICOLOGÍA SOCIAL PSICOLÓGICA: deriva de la psicología general y surgió a


principios del siglo XX en EEUU. Esta vinculada al conductismo, escuela dominante en
EEUU en la 1era mitad del siglo XX de Wundt. La psicología dejó de ser ciencia de la
mente para transformarse en ciencia de la conducta. Desde esta posició n
epistemoló gica (positivismo ló gico) se enfatizó la posibilidad de estudiar la conducta
observable. Para eso, utilizó un método experimental en el trabajo de los laboratorios,
intentando formular leyes sobre la conducta social. Desde esta perspectiva, la PS se
desarrolló como una disciplina empírica y experimental. Lo importante era observar y
medir lo que la gente hacía. Su unidad de estudio era el individuo y la forma de
relacionarse con el medio circulante.

Es posible proporcionar definiciones diferenciadas de los fenó menos psicoló gicos como
de los sociales. Admiten que entre los fenó menos hay relació n pero es de exterioridad.
Se produce una desocializació n del individuo, una individualizació n de lo social

FLOYD ALLPORT definirá a la PS como el estudio de la conducta social “estimulaciones


y reacciones que surgen entre los individuos y la parte de su medio”. Su planteo deriva a
los postulados del conductismo, y también incorpora a la CC como parte del estudio de
la conducta. La conciencia: es una respuesta individual, de índole fisioló gica, frente a
estímulos del medio social. Su posició n es de corte individualista, biologicista. Plantea
que los mecanismos comportamentales y la conciencia son un fenó meno individual. Los
autores que encontramos dentro de este grupo buscaron describir procesos
psicoló gicos en términos de interacció n entre los sujetos individuales, actitudes
consideradas como representaciones individuales, motivació n, conformidad, liderazgo,
la comunicació n persuasiva,etc.

DENTRO DE LA PSP (Psicología social positivista) encontramos:

EL CONDUCTISMO: es una forma que adoptó el positivismo en el desarrollo histó rico


basado en el dualismo mente/cuerpo. Esta interesada en el estudio de las respuestas de
las personas frente a los estímulos del medio en el proceso de aprendizaje de conductas
sociales con la aspiració n de darle a la psicología un status científico. Su objeto de
estudio es la conducta observable ya que es producto de la influencia modeladora del
ambiente y deja una impronta en el sujeto. La psicología só lo debe estudiar los
fenó menos observables, repetibles y mensurables. Los precursores de esta corriente
son: Pavlov, Watson, Thorndike, Tolman, Skinner

LA GESTALT: originado por Wertheimer, Koheler, Koffka en Alemania. Sostiene que la


realidad está organizada y la ciencia funciona como sistema integrador y comprensivo.
Introduce el concepto de isomorfismo, semejanza de forma entre realidad y
conocimiento, entre los procesos físicos, los psicoló gicos y los procesos fisioló gicos
cerebrales. Existe un paralelismo entre las estructuras de los fenó menos del mundo
natural y las estructuras y diná micas mentales. Se opone al conductismo y ven al
organismo como un todo, como agente activo en la recepció n y transformació n de la
informació n. También, destaca la relació n parte/todo. Las partes no existen aisladas
sino organizadas en totalidades. La organizació n da sentido a las partes. Los fenó menos
psicoló gicos ocurren en un campo cuyos elementos son interdependientes en relació n al
que deben ser comprendidos.

LEWIN es un psicó logo gestaltista que se basó en el concepto de espacio vital y


ambiente psicoló gico para referirse a todos aquellos hechos que ejercen influencia
psicoló gica sobre una persona en un momento determinado.

PSICOANÁLISIS nace con Freud y con la influencia de Le Bon. Modifica su teoría del
aparato psíquico para dar cuenta de los fenó menos de masa, de lo social. Lo má s
significativo de la vida humana no está presente en la conciencia y se haya tanto el el
ICC como en la cultura

PSICOLOGÍA SOCIAL SOCIOLÓGICA es la que esta má s emparentada a la sociología.


Estuvo ligada al interaccionismo simbó lico (Univ de Chicago, S XX). Los má s relevantes
de la PS: george H Mead, y Cooley y Thomas. Piensa que las influencias má s importantes
sobre la conducta son las simbó licas, que derivan del uso del lenguaje en la interacció n y
que impregnan de significado la conducta social. La persona se va conformando a través
de la internalizació n de los significados plasmados en la interacció n social e incorporada
a sí mismo. Esto le posibilita ver al mundo tal como lo ven los demá s. El proceso de
convertirse en persona implica un desarrollo evolutivo.

DENTRO DE LA PSS encontramos al Interaccionismo simbó lico (enfoque pragmá tico).


Es una expresió n prioritaria de la tradició n de la PSS. Estudia el desarrollo del ser social
no como producto de la herencia bioló gica, sino de la comunicació n social. Para esta PSS
la formació n del “sí mismo” es central en su desarrollo. Esta interesada en tratar
problemas como el prejuicio social o la violencia urbana. No se trata solo de la influencia
social sino de descubrir la trama de los procesos y las condiciones del contexto.

JAMES es quien concibió la conciencia como un proceso, transcurso, siempre cambiante,


como sucesió n continua de vivencias subjetivas y personales (en contraposició n con
Wundt). Destaca la idea de un yo empírico, objeto de la experiencia personal que surge
como producto de la interacció n. El yo se desdobla en un yo conocedor y un yo
conocido.
MEAD trabaja que la relació n entre lo psicoló gico y lo socioló gico es de interioridad. La
naturaleza social del hombre esta asociada al mundo humano del sentido. El hombre es
quien construye la realidad social en su interacció n con otros, de esta interacció n
recíproca surge la mente. Este constituye un producto social. Las influencias má s
importantes de la conducta son influencias simbó licas que derivan del uso del lenguaje
en la interacció n social. A partir de él, es posible pensar có mo se va construyendo la
sociedad dentro de la mente, del “sí mismo”, y es a través de la interacció n. Los símbolos
no son individuales, sino que ha surgido a partir de acuerdos mutuos sobre el
significado

HUMER sistematizo los fundamentos del interaccionismo simbó lico que proporciona un
punto de vista sobre la sociedad, sobre el individuo y sobre las relaciones
interpersonales. Las personas interpretan o definen las acciones de los demá s. Sus
respuestas se basan en el significado que atribuyen a las acciones de otros y estos
significados mediatizan las relaciones con los demá s. La conducta humana implica un
proceso de construcció n activa de la realidad social, a través del cual los hombres le dan
sentido a su medio social y físico. El interaccionismo simbó lico reposa en tres premisas:

1.La importancia de los significados. El ser humano actú a sobre la base de los
significados que atribuye a los objetos. Es fundamental conocer cuá l es la interpretació n
subjetiva que una persona hace de una situació n para entender su conducta en esa
situació n

2.La importancia de la interpretació n social. Los significados no los traen los objetos en
sí mismos sino que emergen del intercambio y relaciones entre personas. Es en la
relació n con otros donde se forja nuestro modo de interpretar la realidad.

3.Importancia del cará cter activo de la persona. No son los otros quienes nos transmiten
estos significados sino que nosotros mismos los elaboramos siempre y cuando haya
interacció n con los otros. La persona ejerce un papel activo negociando los significados
que se modifican a través de un constante proceso de interpretació n.

2. NOTAS PARA UNA PSICOLOGÍA SOCIAL-Correa

Aproximación al campo de la PS: El campo de la PS es un conjunto de saberes y


producciones teó rico-prá cticas que posibilitan lecturas sobre la relació n/tensió n entre
individuo y sociedad en la realidad de la vida cotidiana definiendo así problemá ticas o
reconstruyéndolas. La relació n individuo y sociedad da una problemá tica abierta, una
trama, que implica una construcció n conceptual o elaboració n provisoria de
conocimiento, en funció n de las herramientas conceptuales y metodoló gicas que se
elaboran o utilizan en un contexto singular.

Principales antecedentes: los cambios en el objeto de estudio y que para entender la


relació n I-S (individuo y sociedad) el ser humano no puede ser pensado fuera de lo
social. A su vez lo social es producto de la interacció n humana.

Principales referentes del recorrido por los antecedentes de la PS: la PS surge en la


MODERNIDAD, en el mundo anglosajó n en el S XIX, bajo el signo de nuevas clases
sociales producto de la revolució n industrial. Reconoce como antecedentes pensadores
de la filosofía, la política y la economía como Hobbes, Locke, Rousseau, Maquiavelo, etc.
El modelo capitalista transformó las relaciones de producció n, instauró nuevas
condiciones de trabajo y como consecuencia, nuevas clases sociales. Tambien cambió las
concepciones de organizaciones sociales. Se constituye la sociedad moderna y en la
bú squeda de justificaciones y explicaciones a este nuevo orden de cosas, surgen las
ciencias sociales y entre ellas, la PS. Se definieron tradiciones en PS má s psicoló gica o
má s socioló gica.

Referentes principales del pensamiento psicológico:

-Cará cter biologicista-instintivista e individualista. Interés pragmá tico.

-Forma reduccionista de la conducta social, el entorno y/o medio ambiente.

-Inciden principalmente los referentes teó ricos del estudio de la conducta


(conductismo), pero se destaca tmb que el estudio de la conducta excede el conductismo
y se reconocen entonces la Gestalt, psicoaná lisis y el cognitivismo.

WATSON es el representante principal del conductismo y promotor de la psicología


experimental. Crea el modelo E-R utilizado en á mbitos educativos y para rehabilitació n
de la delincuencia o capacitació n laboral

GESTALT nace en Europa. Interesada en la influencia del ambiente social. Sus


fundadores son: Wertheimer, Koehler y Koffka. Introducen la noció n de “configuració n
de un todo”. La percepció n, condicionada por la forma o Gestalt, destaca la importancia
de reconocer la situació n, las posiciones y roles dentro de ella, y esto permitió la
definició n de categorías psicosociales como proximidad social-rechazo-equilibrio-
armonía.

-Se formularon importantes teorías como las de:

LEWIN desde la Gestalt incursiona en la física y el campo experimental. Construye la


noció n de campo diná mico o de fuerza a partir de una hipó tesis: la frustració n ocasiona
agresió n. Decía “es má s fá cil modificar el comportamiento del sujeto cuando está en
grupo que cuando está solo”

PSICOANÁ LISIS: Freud marca una ruptura con el modo de conocer. Examina el origen y
reproducció n de las instituciones y el vínculo social en la instauració n de la ley como
prohibició n; los fundamentos de la aparició n de las religiones, que representan la
posibilidad de externalizar conflictos ICC; el vínculo entre los hombres y la noció n de
líder..

Referentes del pensamiento sociológico

DURKHEIM que piensa la sociedad como una fuerza real que imparte a través de sus
instituciones el sentido de una autoridad moral que sobrepasa al individuo porque
ejerce coerció n. EL individuo seria como un soporte de normas y valores colectivos.

WEBER otorga importancia a la acció n racional. Piensa q la acció n debe entenderse en


el sentido que le asignan los actores en un sentido subjetivo o intersubjetivo y trabaja
las razones sociales que hacen a la persona
MARX considera al hombre indisociable de la sociedad. Para el, la sociedad es el
producto de la acció n recíproca de los hombres y determina la conciencia.

LOS SIGUIENTES AUTORES REALIZAN APORTES AL CONOCIMIENTO DE LO “SOCIAL” Y


AL COMPORTAMIENTO HUMANO PUNTUALIZANDO CONCEPTOS COMO: RELACIÓ N
SOCIAL, CONDICIONES CONCRETAS DE EXISTENCIA, NORMAS, ETC.

INTERACCIONISMO SIMBÓLICO tiene como principal objeto a los procesos de


interacció n (acció n social caracterizada por una orientació n inmediatamente recíproca)

MEAD es quien enfatiza la importancia al proceso social de intercambios y los


mecanismos de interiorizació n de la conversació n de gestos (símbolos significantes) y la
incorporació n del “otro generalizado” en el surgimiento de la CC de sí mismo. A su vez.
subraya el cará cter simbó lico de la acció n social. En la acció n social el individuo está
sujeto a la influencia del entorno, pero tmb él mismo es fuente de reacciones, por eso
enfatiza la noció n de autoreflexió n. Analiza el mundo del sentido comú n, de la vida
diaria, que es la expresió n del mundo intersubjetivo experimentado por el hombre
dentro de lo que la fenomenología llama actitud natural.

LA FENOMENOLOGÍA DE SCHÜTZ (con Goffman, Berger y Luckmann)

GOFFMAN hace un aná lisis de las interacciones de la vida cotidiana. Contempla los
encuentros “cara a cara” entre un nú mero limitado de sujetos y que conforman una
trama continua de interacciones. Su perspectiva es institucional. La construcció n de las
representaciones sociales es resultante del “escenario” como el teatro donde juegan los
actores.

2.PSICOLOGÍA SOCIAL EN LATINOAMÉ RICA tienen diversos paradigmas y desarrollos


teó ricos. La trayectoria de las ciencias sociales y de la PS se institucionalizan a partir de
la 2da GM, con hegemonía de los marcos teó ricos producidos en EEUU, lo cual revela: un
determinado modo de producció n de conocimiento que generó corrientes ideoló gicas
marcadas en torno al desarrollo nacional que tematizan y proveían el soporte técnico
para industrializar los países periféricos, convirtiendo la industria nacional en el eje
articulador de un proceso de crecimiento econó mico y cambio social general; y que la
misma població n se transforma en solució n. Y se presentan características que asume el
“populismo” o tipo de alianza social entre el Estado, el modelo econó mico y las ideas de
cambio social que construye y define los procesos organizativos, comunitarios y
grupales que redunda en la confusió n y trastocamiento de lo político a lo econó mico.

La PS en Argentina principalmente desembarca con los proyectos desarrollistas


americanos de la CEPAL en la década del 50’. Desde entonces sus acuerdos, conflictos y
desarrollos muestran una forma de interpretar la cultura nacional, de luchas sociales en
el campo de la Psicología.

Década de los 50’ encontramos a MAFUD: decía q la “psicología de la viveza criolla”


aborda las relaciones sociales, el amor, las costumbres, los valores, la cultura nacional
en la confluencia de visiones gauchescas-indígena-europeísta. Categoriza el “estilo de
vida” que opera en el campo psicosocial. Para él la mejor orientació n para estudiar los
estilos de vida es verificar las reacciones de grupos e individuos en el momento del
conflicto o del estilo transculturado y la sociedad receptora o preexistente.
GERMANI entiende a la PS como una psicología esencialmente diferencial, que aborda
el espacio de la variació n del comportamiento humano en relació n a las modalidades
que impone la estructura social. El comportamiento humano es una actividad psíquica
de cada individuo en la que inciden pautas culturales. A tales pautas se las distinguen de
los comportamientos concretos, que son los ú nicos observables: los fenó menos sociales.
Realiza una crítica a las teorías biologistas, instintivas. Entre lo bioló gico y la vida
humana concreta está la sociedad y la cultura

DÉ CADA DE LOS 60’/70’ se produce una separació n del bloque de analistas de la


Internacional Psicoanalítica. Se ve un desprendimiento motivado por cuestiones
ideoló gicas que interpelan la estructura de poder interna que regían en las instituciones
psicoanalíticas oficiales y también, el uso de la teoría freudiana entendida como
elemento al servicio de la Revolució n Cubana, tmb el Mayo Francés, sumados distintos
procesos de liberació n como el Cordobazo.

-Hubo dos posiciones en la teoría psicoanalítica: una apolítica y otra con Pichon Riviere,
Bleger, que armaron una perspectiva de trabajo psicoanalítico con incidencia en pos de
la transformació n social.

PICHÓN RIVIERE es el padre de la PS en Argentina. Es un médico y psicoanalista. Del


añ o 38 al 47 su pensamiento era muy psiquiá trico y progresivamente incluyo una
mirada psicoanalítica y luego social. Su definició n má s acabada es el desarrollo de “LO
GRUPAL”, una formulació n de teoría y técnica de Grupo operativo. A partir de su
experiencia en el Borda elabora nociones de sujeto, grupos, instituciones y sobre todo el
concepto de salud-enfermedad. El desarrollo de la Técnica de grupo operativo implicó
otro conocimiento y comprensió n de la diná mica como del tratamiento de la
enfermedad mental. A partir de eso impuso una definició n de Psicología como Social.

DÉ CADA DEL 80’ es una década de reconstrucció n política de los Estados, luego de las
dictaduras militares. En la PS se retoma todo lo anterior, y es un Pichó n re trabajado y
discutido en la restauració n del Estado democratico. Los conceptos centrales q estudio
fueron: vínculo, salud/enfermedad, grupo operativo, aprendizaje, etc. Estos fueron
revisados porque diferentes condiciones de recepció n se habían modificado. Se
fortalecen las corrientes institucionalistas y grupalistas en el país y desde las posiciones
menos legitimadas del poder, se continuó formulando ensayos, teorizaciones,
comentarios en pos de pensar con sentido crítico la trama sociocultural en donde se
constituye la subjetividad.

DÉ CADA DEL 90’ es el fin de la historia, de las ideologías, del trabajo, del Estado
benefactor, indicando la producció n de un fenó meno de ruptura de los modelos
existentes de funcionamiento socio-cultural habitual. Se instala un desorden en las
formas de regulació n y una progresiva crisis de credibilidad en las instituciones
sociales. Se produjo una crisis de enunciados fundantes y emergencia de formas de
resolució n de los lugares que van posicioná ndose en el poder. La lucha de poder se
caracterizó por el éxito del mundo financiero, lo que aumentó la desigualdad y formas
de exclusió n. En este marco, la PS profundiza estudios sobre diversos campos de
aplicació n, rescatando y profundizando las elaboraciones en torno a representaciones
sociales. La fragilidad de las relaciones sociales tiene su consecuencia en los lazos
psicosociales y en la crisis profunda de las instituciones. Con ello el sujeto queda
indefenso y vulnerable.
3. Construcción y crítica de la PS – MONTERO

La crisis de la PS dio lugar a dos grandes paradigmas:

LA NOCIÓN DE PARADIGMA plantea q hay una pluralidad de significados para dicho


concepto. Se suelen asumir como algo ineludible, que está allí, que es parte de la
construcció n de un edificio científico, en particular referidos a su estructura. Kuhn es
responsable de introducir al menos 3 tipos de significados de la noció n de paradigma:
paradigma como una entidad metafísica-filosó fica; el paradigma como una entidad de
tipo socioló gica y el paradigma como un artefacto o construcció n de cará cter má s bien
concreto. Kuhn en “La estructura de las revoluciones científicas”dice que un paradigma
es una o má s realizaciones científicas que alguna comunidad científica particular
reconoce durante cierto tiempo como fundamento para su prá ctica posterior y que
tienen dos características esenciales:

1) Ser suficientemente carente de antecedentes como para haber podido atraer a un grupo
duradero de partidarios, alejá ndolos de los aspectos de la competencia.

2) Ser lo bastante incompletas para dejar muchos problemas sin estar resueltos para el
redelimitado grupo de científicos.

Un paradigma establece los criterios para la elaboració n de las herramientas apropiadas.


En diferentes acepciones atribuidas al término podemos encontrar los siguientes tipos:
aquellas que definen al paradigma como un modelo filosó fico o epistemoló gico; aquellas
que lo definen como un modelo metodoló gico del cual derivan instrumentos,
herramientas y modos de actuar para resolver problemas y/o como un modelo de logro
científico, como ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de diversas teorías.
Entonces la noció n de paradigma es usada para referirse a una concepció n metafísica,
modo de interpretar del mundo, los seres humanos, la naturaleza o parte de ellos.

PARADIGMA: es un modelo constituido por un conjunto sistemá tico de ideas que


presenta relaciones e interpretaciones acerca de la actividad humana, de sus
productores, su génesis, de sus efectos sobre los seres humanos y sobre la sociedad
señ alando modos preferentes de hacer para conocerlos.

EL PARADIGMA DOMINANTE EN LA PSICOLOGÍA (hegemónico) : la posició n intermedia de la


psicología, ubicada entre el estudio del organismo, el estudio de los individuos en
sociedad y el estudio de los procesos psicoló gicos que median entre la actividad interna
y externa de la persona, la llevan: por una parte a adoptar modelo o paradigma
metodoló gico que había conducido a las ciencias naturales a obtener grandes logros y
hacer rá pidos avances; por otra parte, a adoptar simultá neamente modelos o
paradigmas de explicació n de la actividad humana provenientes del campo de la
filosofía. El paradigma que ha dominado en la psicología se caracteriza de la siguiente
manera:

1. Predominio del método hipotético-deductivo, método científico por excelencia.

2. Atemporalidad, expresada en el predominio de los estudios sincró nicos, con


consideració n del cará cter histó rico de hechos y fenó menos como meramente
anecdó tico y por ende no científico.
3. Predominio de un modelo metodoló gico experimentalista.

4. La relació n entre investigador y sujeto de conocimiento.

5. Se supone la existencia de una estructura de equifinalidad.

6. Se supone la existencia de variables homeostá ticas

EL PARADIGMA EMERGENTE: El nuevo paradigma que se ha venido construyendo


durante las dos ú ltimas décadas está constituido por los siguientes postulados:

1. Carácter histórico de la psicología: la psicología debe reconocerse como ciencia


histó rica. Su objeto de estudio debe ser ubicado en el devenir y está constituido por
los hechos culturales y especialmente anclados. Esto supone la impredictibilidad de
la conducta humana. Predecir la conducta es una ilusió n ideoló gica; también, ya no
se puede hablar de verdad. La psicología, como otras ciencias, busca el
conocimiento y éste es histó rico y transitorio.

2. La realidad social como orientadora fundamental de los estudios


psicológicos, lo cual indica que:la realidad es una construcció n cotidiana; la
realidad social debe ser entendida en una perspectiva dialéctica. Persona y
sociedad se construyen mutuamente;La naturaleza de la realidad social supone un
cará cter simbó lico, que permite la construcció n subjetiva de esa realidad y que se
expresa en la comunicació n, la cual permite la construcció n intersubjetiva de la
realidad; la psicología debe reflejar los problemas de la realidad en que se hace.

3. La psicología no es una ciencia objetiva a la manera de las ciencias naturales y


tampoco tiene por que serlo. Como dice Mumné, sus paradigmas provienen de
modelos del hombre y no de modelos del mundo.

4. Reconocimiento del carácter activo de los seres humanos, que son


considerados como actores y constructores de su realidad.

5. Necesidad de incluir en el estudio psicológico el punto de vista de los


oprimidos, lo cual supone no hacer solamente psicología desde la perspectiva de
hombre promedio, ni adoptar el punto de vista de quienes tiene poder en funció n
de sus intereses.

6. El conflicto es parte de la acción humana, por lo tanto su estudio debe estar


incluido en el objeto de la psicología, que no debe concretarse a los aspectos
convergentes ú nicamente, sino incluir las perspectivas de la resistencia.

7. Se reconoce la importancia del estudio psicológico de la ideología como


fenómeno humano y producto psicosocial, en el cual el individuo es sujeto tanto
activo como pasivo. Ideología como ocultador de realidad.

8. De la incorporación de una concepción dinámica y dialéctica de los seres


humanos y de su relació n con la sociedad por ellos construida se desprende la
necesidad de estudiar el cambio social en tanto producto de grupos y comunidades.
9. La psicología debe trabajar porque sus sujetos de estudio, seres humanos,
adquieren conciencia y control sobre sus vidas y circunstancias vitales. Debe
entonces estudiar los procesos mediante los cuales las víctimas pueden devenir en
dueñ os de su destino.

10. La inclusión de los estudios sobre la relación entre individuos y vida


cotidiana, de có mo se da sentido al mundo en que se vive en ese proceso diario de
construirlo.

11. Carácter engañoso de la percepción, la cual se organiza dentro de


interpretaciones medidas y mantenidas por el lenguaje

12. Rechazo a la noción de progreso como elemento básico del paradigma de la


psicología.

UNIDAD N°2: “El Psicoanálisis y la Psicología Social”

Anotaciones de clases: acá vemos como el Psicoaná lisis trae una nueva visió n.
Plantean una preocupació n distinta: de qué manera se constituye la masa
psicológica, como funciona este nuevo fenó meno (es un paradigma emergente). Las
relaciones sociales son por ej. la familia, la relació n del médico con el paciente, amigos,
etc. No hay oposició n entre psicología individual y psicología social. El sujeto humano
no es sin el otro. Es muy importante focalizar el concepto de identificació n, mecanismo
por el cual introyectamos estos mecanismos del Otro (social) para formar el Yo. Lo
social configura lo má s singular: el Yo. Tiene una formació n constitutiva. Esta psicología
de las masas, este fenó meno que estudia Le Bon, se puede explicar desde la teoría de la
libido de Freud. Le Bon menciona causas de la perdida de la individualidad psíquica del
individuo en la masa. Freud piensa de qué manera el sujeto en la masa se transforma
debido a estos lazos libidinales. Algo relevante también es el narcicismo. La libido del yo
se modifica porque se desplaza hacia 2 fuentes: 1) líder de la masa, y 2) sus pares, los
que forman la masa. Freud le hace una crítica a Le Bon y a Tater. El líder ocupa ese lugar
del ideal del Yo en la masa. La identificació n seria compartir el mismo ideal del yo.
Freud dice q también en los fenó menos colectivos podemos encontrar algo q no
podemos encontrar de forma aislada. Freud nos da un aporte para superar la dicotomía
entre el individuo y la sociedad. Su forma de ver a la psicología social. Para Freud el
fenó meno de las masas no es instintivo. Cuando Freud analiza las masas artificiales lo
hace porq le permite conocer el lugar del conductor. El problema de la masa tiene q ver
con la exclusió n del otro. Es necesario saber por qué compara el fenó meno de las masas
con la hipnosis o el enamoramiento. Por qué los lazos libidinales entre miembros y líder
no tienen las mismas características. Identificació n es un concepto muy importante:
Freud dice q es la má s temprana ligazó n q tiene una persona con otro o un objeto. Acá
vemos como Freud piensa la relació n con el afuera, con el Otro y estas, son relaciones
libidinales. El sentimiento fraterno surge por identificació n. El yo ideal es un estado
primario donde todo es placer y completud. En la masa descansa la neurosis porq
permite acortar la distancia entre el yo y el yo ideal.

4. “Psicología de las masas y análisis del yo” – Freud (1921)

Psicología individual y Psicología Social: Freud propone que no hay una verdadera
oposició n entre Psicología individual y Psicología Social tal como se creía. Considera que
si bien es verdad que la psicología individual estudia al ser humano singular y los
caminos por los cuales busca alcanzar la satisfacció n de sus mociones pulsionales, rara
vez, este individuo, puede prescindir de los vínculos con otros. En la vida anímica del
individuo, el otro cuenta como modelo, como objeto, etc. Por ello, desde el comienzo la
psicología individual es simultá neamente psicología social. De este modo, el autor
plantea que, todos los vínculos indagados por el psicoaná lisis pueden ser considerados
fenó menos sociales.
Constitució n de las masas: Freud plantea que, al integrar una multitud, el individuo
cambia su manera de sentir, pensar y actuar. Esto lo lleva, a interrogarse acerca de ¿Qué
es una masa? ¿Por qué influye tan decisivamente en la vida anímica del individuo? Para
responder a estas preguntas, Freud retoma a tres autores: Le Bon, McDougall y Trotter.
Le Bon postula que los individuos que componen una masa se hallan dotados de una
especie de alma colectiva, en virtud de la cual sienten, piensan y actú an de manera
distinta de como lo harían de forma aislada. La masa es un ente provisional formado por
elementos heterogéneos, los cuales se unen por un determinado lapso, dando lugar a un
fenó meno nuevo. Ademá s, el autor considera que en la masa desaparecen las
peculiaridades individuales, aflora el inconsciente racial, lo heterogéneo se hunde en lo
homogéneo y el individuo muestra nuevas propiedades que no había poseído hasta
entonces: Adquiere un sentimiento de poder y desaparece el sentimiento de
responsabilidad que suele frenarlo; Producto del contagio, el individuo sacrifica su
interés personal por el interés colectivo; Como consecuencia de la sugestió n, al formar
la masa, el individuo posee un impulso irresistible a ejecutar ciertos actos. Dicho
impulso, al ser idéntico en todos los individuos que componen la masa, se acrecienta por
reciprocidad. Es decir, el contagio es un efecto de la sugestionabilidad.
A su vez, realiza una descripció n del alma de las masas, postulando que esta es
impulsiva, influible, excitable, se guía casi con exclusividad por lo inconsciente y nunca
se impone lo personal, ni el interés de autoconservació n. Ademá s, posee un sentimiento
de omnipotencia, es acrítica, conservadora, etc. Como resultado de esto, el individuo, al
formar parte de la masa desciende varios escalones en la escala de la civilizació n.
Aislado era, quizá s, un individuo culto; en la masa una criatura que actú a por instinto.
Por otro lado, el autor plantea que la masa no puede vivir sin un jefe, un conductor, el
cual posee ciertas propiedades: para suscitar la creencia de la masa, él mismo debe
estar fascinado por una intensa creencia. De este modo, atribuye tanto a esas ideas
como al conductor, un poder que denomina prestigio: una suerte de imperio ejercido
por un individuo, obra o idea.
La critica que Freud realiza a Le Bon es que se aboca a considerar la alteració n del
individuo dentro de la masa, sin dar respuesta a aquello que los une. Para Freud es
fundamental dar cuenta de este cará cter, dado que es lo propio de la masa. Por ello,
considera que no hace falta atribuir valor a la emergencia de nuevas propiedades, sino
que, basta con dar cuenta que el individuo al entrar en la masa, queda sometido a
condiciones que le permiten sortear las represiones de sus mociones pulsionales
inconscientes.
Otro de los autores retomados por Freud es McDougall. De él recupera la distinció n
entre masas efímeras y masas permanentes, a partir del factor de la organizació n.
Por un lado, con masas efímeras se alude a la reunió n de individuos de diversos tipos
con miras a un interés pasajero. É stas carecen de organizació n y las denomina
“multitudes”. Ademá s, son excitables, impulsivas, apasionadas, violentas,
sugestionables, fá ciles de conducir, sin responsabilidad, etc. Por otro lado, respecto de
las masas permanentes, es decir, aquellas que poseen organizació n, McDougall
desarrolla una serie de condiciones que éstas deben cumplir:
● Continuidad en la persistencia de la masa.
● Existencia en los individuos de la masa de una determinada representació n acerca de
la naturaleza, funció n, operaciones y exigencias de la misma. Con el propó sito de
establecer un vinculo afectivo entre los mismos.
● Relació n de la masa con otras formaciones de masa semejantes, pero divergentes a la
vez. Por ejemplo, que rivalice con estas.
● Posesió n de tradiciones, usos e instituciones.
● Especializació n y diferenciació n de las operaciones que corresponden al individuo.
Para ejemplificar lo que se considera como masas permanentes, Freud propone
analizar la Iglesia y el Ejercito. Considera que son masas de alto grado de
organizació n, duraderas y artificiales en el sentido de que se emplea cierta compulsió n
externa para prevenir su disolució n e impedir alteraciones en su estructura. En ambas
masas, existe un jefe que ama por igual a todos los individuos que la integran. De esta
ilusió n depende todo. La ligazó n de cada individuo con el jefe es la causa de la ligazó n
que los une a todos.
Vale aclarar que, ya sean masas efímeras o permanentes, para que haya masa debe
haber líder. É ste, no necesariamente debe ser una persona, puede ser también una idea
abstracta. Ademá s, el conductor o la idea conductora podrían volverse negativos: el odio
a determinada persona o institució n podría producir el mismo efecto y generar las
mismas ligazones afectivas que la dependencia positiva.
Por ú ltimo, alude a la noció n de instinto gregario desarrollada por Trotter. É ste
postula que los fenó menos anímicos de la masa derivan de un instinto gregario: nuestra
tendencia a agruparnos, a vivir con otros. En consecuencia, el individuo se siente
incompleto cuando está solo. Dicho instinto es innato en el hombre, como en otras
especies animales. Es decir, es primario no susceptible de posterior descomposició n.
Frente a esta concepció n, Freud objeta que Trotter no atiende suficientemente al papel
del conductor dentro de la masa, ya que considera, justamente, que la esencia de la
masa no puede concebirse descuidando al conductor.
Es por esto, que Freud apunta a corregir el enunciado de Trotter segú n el cual el ser
humano es un animal gregario, planteando que es má s bien un animal de horda, el
miembro de una horda dirigida por un jefe.

Masa - horda primordial – represió n: En 1912, Freud recoge de Darwin el postulado de


que la forma primordial de la sociedad humana fue la de una horda gobernada por un
macho fuerte. En este sentido, postula que el violento asesinato del jefe, por parte de
los miembros de la horda, y la transformació n la misma en una comunidad de
hermanos, ha dejado huellas indestructibles en sus herederos. Este mito refleja que, tras
el asesinato del padre, ninguno de los hermanos se atreve a ocupar dicho lugar, por el
temor de correr el mismo destino. De este modo, la figura del jefe cobra má s fuerza aun
no estando presente, y su lugar, el cual ha quedado vacío, comienza a ser ocupado por la
figura del Tó tem, que implica dos mandatos fundamentales:
- No matar al padre
- Prohibició n del incesto
Ambos postulados dejan plasmado el hecho de que lo que da lugar a la cultura es el
proceso represivo. Al comienzo, el niñ o es puro ello y lo que permite que ingrese en la
cultura es la represió n de sus pulsiones espontaneas para poder relacionarse con otros.
En conclusió n, Freud retoma el mito de la horda porque expone lo que sucede en la
cultura. É ste demuestra la transmisió n de la ley para coartar. Eso coartado se va
reprimiendo y dando lugar a que se constituya en el niñ o otras instancias tal como el
Sú per Yo, generando así, el sentimiento de culpa en el niñ o. A partir de esto, el autor
considera que la masa aparece como un renacimiento de la horda primordial y
fundamenta su hipó tesis acerca de que no somos animales gregarios, sino animales de
horda.

Doble lazo libidinal: Freud busca hallar la explicació n psicoló gica del cambio anímico
que los individuos sufren en la masa. Para responder a ello, introduce el concepto de
libido, entendiendo por ésta, la energía de aquellas pulsiones que tienen que ver con
todo lo que puede designarse como “amor”: a si mismo, por el otro, objetos concretos e
ideas abstractas. De esta manera, plantea que los vínculos de amor constituyen la
esencia del alma de las masas. A partir de esta idea, Freud advierte que, dentro de la
masa cada individuo posee una doble ligazó n libidinal: con el conductor y con los otros
individuos de la masa. Este doble nexo permite explicar la alteració n y la restricció n
observada en la personalidad del individuo. El doble lazo libidinal implica, por un lado,
una idealizació n con el conductor: los integrantes de la masa, colocan su ideal del yo en
un mismo objeto, el líder. Por otro lado, como consecuencia de ello, los miembros de la
masa se identifican entre sí.
La identificació n: Freud define a la identificació n como la má s temprana exteriorizació n
de una ligazó n afectiva con otra persona. Distingue tres tipos o fuentes de la misma:
● En primer lugar, la identificació n como la forma má s originaria de ligazó n afectiva con
un objeto.
● En segundo lugar, la identificació n como sustitució n de una ligazó n libidinosa de
objeto, por vía regresiva, mediante introyecció n del objeto en el yo.
● En tercer lugar, la identificació n a raíz de cualquier comunidad que llegue a percibirse
en una persona, que no es objeto de las pulsiones sexuales. Se basa en querer o poder
ponerse en el lugar del otro. Freud la denomina como infecció n psíquica. Su principal
característica es que es de meta sexual inhibida. Es decir, esta identificació n prescinde
por completo de la relació n de objeto con la persona copiada. Este tipo de identificació n
es la que se da en la masa.

Enamoramiento - hipnosis – masas: La relació n es que los tres, corresponden a un


vínculo de amor, pero diverso. El enamoramiento no es mas que una investidura de
objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de alcanzar la satisfacció n sexual
directa. Ademá s, se observa en éste una idealizació n: el objeto es tratado como el yo
propio y se le ha excluido toda crítica. Es decir, el objeto se ha puesto en el lugar del
ideal del yo. Freud diferencia entre la identificació n y la idealizació n propia del
enamoramiento. En la primera, el yo se enriquece con las propiedades del objeto que ha
introyectado. En la segunda, el yo se empobrece otorgando al objeto el lugar del ideal
del yo. Por otra parte, Freud plantea que tanto en el enamoramiento como en la hipnosis
se produce una idealizació n. Sin embargo, considera que lo que separa la hipnosis del
enamoramiento es la ausencia de aspiració n sexual. A su vez, la diferencia con la masa
es que el vínculo hipnó tico seria como una masa de dos, es decir, hay una restricció n en
el nú mero, que no permite la identificació n.
En resumen, el enamoramiento se basa en la presencia de aspiraciones sexuales
directas a la par que el objeto atrae hacia si una parte de la libido yoica narcisista. La
hipnosis comparte con el enamoramiento el hecho de que hay dos personas, pero se
basa en aspiraciones sexuales de meta inhibida y pone al objeto en el lugar del
ideal del yo. La masa multiplica este proceso: coincide con la hipnosis en cuanto a la
naturaleza de las pulsiones y la sustitució n del ideal del yo por el objeto, pero agrega la
identificació n con otros individuos, la que fue posibilitada por su idéntico vínculo con el
objeto.
EJEMPLO: Entonces, cuando nos referimos a ese acto de desesperació n, de ir al
supermercado a arrasar con el papel higiénico, lo podemos atribuir a un
comportamiento de psicología de las masas, es decir, conductas colectivas que muestran
actuaciones inapropiadas, espontá neas, descontroladas y desproporcionadas de las
masas. En una masa, el individuo experimenta, por influencia de ella, una alteració n a
menudo profunda de su actividad anímica. Su afectividad se acrecienta
extraordinariamente, su rendimiento intelectual sufre una notable merma. Es decir,
dentro de la colectividad, somos proclives a perder la autonomía, la posibilidad de
cuestionar las razones por las cuá les hacemos una u otra cosa y, por el contrario,
simplemente nos vemos impelidos a repetir un comportamiento. En estos momentos, de
incertidumbre, de cambios, de miedos, se podría pensar que es “normal” que se den
comportamientos de masa como lo es ir a vaciar las gó ndolas de papel higiénico, ¿por
qué?, porque el otrx lo hace.

Anotaciones de clases: Este texto nos sirve para pensar la relació n de Psicología Social
con el Psicoaná lisis. La primera definició n que Freud da es que “Toda psicología es
psicología social” en tanto que el Otro forma parte de mi subjetividad. Las relaciones
sociales son relaciones q el psicoaná lisis siempre estudio. Le Bon dice que existen al
menos 3 cosas que hacen que el individuo entre en la masa: 1) El simple hecho que hay
numerosidad de personas sería una causa de emergencia del fenó meno de las masas.
Crea un alma colectiva, como todo lo má s arcaico que existe en el ser humano. 2)
Contagio de los afectos en masa: aparece a idea de percepció n en un afecto del Otro que
se produce en un efecto contagioso. 3) La sugestionabilidad de los individuos en la
masa, relacionado con el contagio. Freud en sus principios estudio el método de la
sugestió n (la hipnosis), después abandona ese método intercambiá ndolo por el de la
asociació n libre. En la hipnosis el sujeto hacia cosas que fuera de ese efecto, en su Cc no
existía nada. La fuente que produce a la sugestió n, Freud va a decir que el líder de la
masa va a ser aquel que ocupe el lugar de hipnotizador y de hipnotizado. Un fenó meno
es la sugestió n ligada a un fenó meno psicoló gico: ligado a su ideal del Yo; y otra cosa es
el contagio, que en realidad es la identificació n: un fenó meno Icc, como la idealizació n,
por el cual un sujeto detecta un efecto Icc que coincide con algú n factor del Otro. La
identificació n con esa idealizació n es el fundante de la subjetividad y de lo psíquico. El
ideal del Yo es un estado del Yo perdido que nosotros mismos queremos alcanzar. En la
melancolía hay un padecimiento q no coincide con la realidad de esa persona. En la
manía encontramos a la euforia, Freud dice que el Yo encuentra satisfacció n en su ideal:
esto produce el estado de euforia: satisfacció n narcisista del sujeto. El ideal del yo es
como una construcció n sociocultural y de los padres también. La masa, segú n Freud, es
un descanso de la neurosis. El líder ocupa el lugar del ideal del Yo, produciendo un
efecto hipnó tico en cada sujeto que forma parte de la masa. Existen lazos libidinales que
unen a la masa.
La idealizació n en la masa: el sujeto exterior ocupa el lugar del ideal del Yo. El rasgo
comú n en la masa es el objeto del ideal del yo. Si no existiría la idealizació n del líder, se
rompería el ideal de la masa.
Freud dice que cuando nace un hermanito en una nueva familia, nacen los celos
también. Lo social no es primario para el sujeto segú n Freud, sino que es secundario. El
niñ o muta sus celos por el amor a los padres y no perderlos a ellos ante la llegada del
bebe. Esa es la base de todas las normas sociales y culturales.
El mito del padre de la horda: para Freud como es un mito, no se le puede poner fecha.
Esto explica fenó menos de la cultura.
Freud dice q la masa es un fenó meno regresivo al momento primitivo.
En una masa psicología, segú n Freud, no es necesario q haya mucha gente, solo 2
personas bastan. Es necesario q una de esas personas se coloque en el lugar del ideal del
Yo, ya q en la medida q idealizamos ubicamos al sujeto en ese ideal del Yo.

UNIDAD N°3: “Psicología Social Europea”

Anotaciones de clases: El objeto de estudio de la Psicología Social son todos los


fenó menos relacionados con la ideología y la comunicació n, ordenados segú n su
génesis, estructura y funció n. La ideología consiste en sistemas de representaciones y de
actitudes q refieren a todos los fenó menos familiares, prejuicios sociales/radicales, de
estereotipos, creencias, etc. Su rasgo comú n es la expresió n de una representació n
social, que individuos y grupos se forman para actuar y comunicar. Los fenó menos de
comunicació n social designan los intercambios de mensajes lingü ísticos y los no
lingü ísticos entre individuos y grupos. La lectura ternaria consiste en sustituir la
relació n a 2 términos, entre sujeto y objeto, heredado de la filosofía clá sica, por una
relació n en clave de 3 términos: sujeto individual(ego), sujeto social(alter) y el objeto.
Esta relació n de sujeto a sujeto, en su relació n con el objeto, puede concebirse de
manera está tica o diná mica. La influencia social consiste en q un individuo es sometido
a la presió n de una autoridad o q un grupo adopte las opiniones y conductas de dicha
autoridad o grupo. El concepto de representació n social designa una forma de
conocimiento específico, el saber de un sentido comú n cuyos contenidos manifiestan la
operació n de procesos generativos y funcionales socialmente caracterizado; designa
una forma de pensamiento social. Las representaciones sociales constituyen
modalidades de pensamiento practico orientados hacia la comunicació n, la
comprensió n y el dominio del entorno social, material e ideal. Presentan características
específicas a nivel de organizació n de los contenidos, las operaciones mentales y la
ló gica. La caracterizació n social de los contenidos o de los procesos de representació n
ha de referirse a las condiciones y a los contextos en los q surgen las representaciones, a
las comunicaciones mediante los que circulan y a las funciones a los q sirven dentro de
la interacció n con el mundo y los demá s.
Siempre es necesario poder pensar de qué manera es percibido el Otro para ese sujeto
(ego): nos imaginamos un sujeto (con nombre, apellido y edad): un estudiante de
psicología. Ese Otro social serían los militantes de la facultad (del cual el sujeto inicial no
participa). El sujeto es diferente a ese otro social, no piensa igual que ellos. Ahí lo q
entra en juego q si es un otro diferente, lo q se va a dar es una influencia social. Si es otro
semejante (por ej. una compañ era de curso) lo q se va a dar es una facilitació n social.
Hay determinadas relaciones sociales q son hegemó nicas (por procesos de facilitació n
social) y otros minoritarias (de influencia social).
Si el sujeto (ego) no participa de esas mismas relaciones, va a ser otro diferente. El otro
diferente es un alter sin má s (otro- otro). En cambio, el alter ego es un otro igual o
semejante.
Las representaciones sociales no son universales, tienen un anclaje histó rico social, ´por
grupos, por comunidades. Cambian, se trasforman en el tiempo. Son formas de
pensamiento socialmente elaborado y compartido colectivamente. La representació n
social es un conocimiento de sentido comú n: socialmente elaborado y reconocido. Es
una forma de pensamiento practico que permite orientarnos en esa realidad social. A su
vez, es un conocimiento prá ctico porq la realidad es muy compleja, por eso los sujetos
intentan transformar esa complejidad en algo má s simple. Materializan los fenó menos
complejos (por ej. la inseguridad en rosario). El sujeto piensa en relació n a la
inseguridad (esto es una visió n ternaria).
Ejemplo de representació n social ubicando el ego, alter y el sujeto: la representació n
social es la inseguridad (objeto). El sujeto en el ego, q seria el sujeto individual, es una
persona q cree que la inseguridad está creciendo en la ciudad de Rosario. El sujeto
social (alter sin má s) serían los medios de comunicació n masivos que bombardean de
noticias acorde al tema. En este ejemplo hablamos de un alter sin má s ya que moldean el
pensamiento social acuerdo a sus intereses políticos, econó micos y sociales. El alter ego
lo podemos ubicar en la familia de la persona que piensa esto de la inseguridad, ya q se
presentan como otro semejante al pensar lo mismo.
La psicología social europea nace en 1960. Aparece acá la preocupació n de pensar el
cambio social. Es una visió n conflictiva q se ve entre el individuo y la sociedad: siempre
va a estar mediada por otro social (ideologías, creencias, etc.), el sujeto no está solo.
Es importante ubicar porque presenta una crítica ala PSP.
Lo q comparte esta teoría con el paradigma critico o emergente es su perspectiva
histó rica, se concibe al ser humano como un sujeto activo, el estudio de las minorías, las
praxis.
Anclaje y objetivació n se dan en simultaneo. La objetivació n ve de q manera lo social
aporta para poder configurar su nú cleo.

5. “La representación social: fenómenos, concepto y teoría.” Jodelet


Representación social

La representació n social designa una forma de conocimiento específico, el saber de


sentido comú n, cuyos contenidos manifiestan la operació n de procesos generativos y
funcionales socialmente caracterizados. En sentido má s amplio, designa una forma de
pensamiento social.
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento practico
orientados hacia la comunicació n, la comprensió n y el dominio del entorno social,
material e ideal. En tanto que tales, presentan características específicas a nivel de
organizació n de los contenidos, las operaciones mentales y la ló gica.
La caracterizació n social de los contenidos o de los procesos de representació n ha de
referirse a las condiciones y a los contextos en los que surgen las representaciones, a las
comunicaciones mediante los que circulan y a las funciones a las que sirven dentro de la
interacció n con el mundo y los demá s.

Características
● Siempre es la representació n de un objeto, es decir, el aspecto de imagen, figurativo de
la representació n, es inseparable de su aspecto significante.
● Tiene un cará cter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo sensible y la
idea, la percepció n y el concepto. De este modo, la representació n no es puro reflejo del
mundo exterior, no es una huella que se imprime.
● Tiene un cará cter simbó lico y significante, a partir de la cual nos permite explicar
nuestras interacciones significativas con el mundo.
● Tiene un cará cter constructivo, de modo que siempre hay una actividad de
construcció n y de reconstrucció n en el acto de representació n.
● Tiene un cará cter autó nomo y creativo.
● Siempre conlleva algo social.

Mecanismos: objetivación y anclaje: Jodelet recupera la idea planteada por Moscovici


acerca de que existen dos procesos principales que explican có mo lo social transforma
un conocimiento en representació n, y como esta representació n transforma lo social.
Estos dos procesos, los cuales son dialecticos entre si, es decir, se producen de manera
simultá nea, son:
- Objetivació n: Lo social en la representació n: Es una operació n formadora de imagen y
estructurante. Es la propiedad de hacer concreto lo abstracto. Es decir, el proceso de la
objetivació n, al poner en imá genes las nociones abstractas, da una estructura material a
las ideas, hace corresponder cosas con palabras. La objetivació n implica varias fases:
1. Selecció n y descontextualizació n de los elementos de la teoría: las informaciones
científicas son separadas de su campo, y son apropiadas por el pú blico, el cual, al
proyectarlas como hechos de su propio universo, consigue dominarlas. Es decir, se
produce una vulgarizació n del conocimiento científico.
2. Formació n de un nú cleo figurativo: Implica que ciertas ideas se condensan en una
estructura de imagen, sobre la cual recae todo el sentido.
3. Naturalizació n: Se integran los elementos de la ciencia en una realidad de sentido
comú n.
- Anclaje: La representació n en lo social
Refiere al enraizamiento social de la representació n y de su objeto. En este caso, la
intervenció n social se traduce en el significado y la utilidad que le son conferidos. A su
vez, el anclaje implica la integració n cognitiva del objeto representado, dentro del
sistema de pensamiento preexistente, y las transformaciones derivadas de este sistema.
El proceso de anclaje articula las tres funciones bá sicas de la representació n:
integració n de la novedad, interpretació n de la realidad, orientació n de las conductas y
las relaciones sociales.
- El anclaje como asignació n de sentido: aquello que se ha objetivado y anclado en
la sociedad, adquiere un sentido social, el cual puede variar de grupo en grupo, es
decir, de sociedad en sociedad. Es decir, la representació n explica los lazos con
una cultura o una sociedad determinada.
- El anclaje como instrumentalizació n del saber: los elementos de la
representació n expresan relaciones sociales y contribuyen a constituirlas. Es
decir, la representació n social permite, por un lado, que las personas se
relacionen entre sí, y por el otro, que utilicen dicha representació n para
comprender la sociedad, y de este modo, generar transformació n social.
- El anclaje como enraizamiento en el sistema de pensamiento: la representació n
siempre encuentra algo que ya había sido pensado. De este modo, el contrato
entre la novedad y el sistema de representació n preexistente, se haya en el
origen de dos ó rdenes de fenó menos, opuestos de cierta manera, que dan a la
representació n una dualidad: son tanto innovadoras, como rígidas, en el seno de
un mismo sistema.
De este modo, la incorporació n social de la novedad puede ser estimulada por el
cará cter creador y autó nomo de la representació n social, y a su vez, la familiarizació n de
lo extrañ o, junto al anclaje, hará prevalecer los antiguos marcos de pensamiento.
En conclusió n, hacer propio algo nuevo es aproximarlo a lo que ya conocemos,
calificá ndolo con las palabras de nuestro lenguaje.
Palabra histérica/o (como se utiliza normalmente) Como lo social transforma la
palabra (objetivizació n) y como la palabra transforma lo social (anclaje)

6. “Introducción: el campo de la psicología social” – Moscovici

Objeto de estudio de la psicología social europea: Moscovici plantea que


generalmente se concibe al individuo y a la sociedad como dos términos separados,
autó nomos, que pueden conocerse uno sin el otro. De este modo, la psicología sería la
encargada de estudiar al individuo, y la socioló gica, la encargada de estudiar la sociedad.
Sin embargo, el autor se aparta de esta concepció n y propone reconocer que el
individuo solo existe dentro de la red social, y a su vez, toda sociedad se compone de
una multitud de individuos diversos. Por ello, considera que la psicología social es la
ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad.
Propone como objeto de esta psicología social europea los fenó menos relacionados con
la ideología y la comunicació n. Respecto de los primeros, consiste en sistemas de
representaciones y de actitudes (prejuicios sociales o raciales, estereotipos, creencias,
etc.). Su rasgo comú n es que expresan una representació n social, que individuos y
grupos se forman para actuar y comunicar. Respecto de los segundos, estos designan los
intercambios de mensajes lingü ísticos y nolingü ísticos (gestos), entre individuos y
grupos. Se trata de medios empleados para transmitir una informació n determinada, e
influir sobre los demá s.
De este modo concluye que la psicología social es la ciencia de los fenó menos de la
ideología y de la comunicació n.

Concepción psicosocial: corrimiento de una visión binaria a una visión ternaria :


Moscovici postula que a menudo, se utiliza una clave de lectura binaria para explicar la
relació n entre el individuo y la sociedad. Esta lectura es característica del enfoque
norteamericano, y corresponde a la separació n del sujeto y del objeto.
Sin embargo, el autor considera que esta es una posició n reduccionista, ya que se han
reducido los fenó menos sociales a los fenó menos individuales. Por esto, propone un
desplazamiento respecto de la misma hacia una visió n psicosocial, la cual se caracteriza
por una lectura ternaria de los hechos y las relaciones. Su particularidad consiste en
sustituir la relació n de dos términos, entre sujeto y objeto, por una relació n en clave de
tres términos: sujeto individual (Ego), sujeto social (Alter) y objeto. Esta concepció n se
fundamenta en que los tres términos median entre sí.
Por objeto, comprende cualquier dimensió n de la realidad con la que tiende a
relacionarse el Ego. Sin embargo, no se trata de una relació n directa, binaria, sino que
ese objeto se encuentra construido socialmente, es decir, las representaciones sociales o
Alter Ego condicionan el modo en que el Ego se relaciona con el objeto.
En cuanto al Alter, propone que puede ser un individuo o grupo, reconociendo dos
formas del mismo: por un lado, el Alter Ego, el cual es otro similar; y por el otro, el Alter
Sin Má s, el cual refiere al otro diferente.
El autor distingue dos mecanismos que ilustran como esta relació n ternaria afecta el
pensamiento y el comportamiento de cada individuo:
- Facilitació n social: Se haya asociada al Alter Ego. Consiste en que la presencia de un
individuo o grupo haga que un individuo prefiera o aprenda con mayor facilidad las
respuestas má s familiares y menos originales. Es decir, retiene las respuestas
dominantes, comunes a todos.
- Influencia social: Se haya asociado al Alter Sin Má s. Consiste en que un individuo
sometido a la presió n de una autoridad o de un grupo adopte las opiniones y conductas
de dicha autoridad o grupo.

Métodos de la visión psicosocial: El autor reconoce dos métodos de investigació n


dentro de la visió n psicosocial, proponiendo que el primero de ellos marco los inicios de
la ciencia y el segundo, es predominante en la actualidad:
- Método de observació n sistemá tica: Consiste en una investigació n llevada a cabo sobre
el terreno, para dar cuenta sobre la vida de un individuo o grupo, simultá neamente en
varios campos (religioso, político, cultural, etc.) y sus conexiones. Es decir, intenta
registrar de manera precisa y sistemá tica las actividades realizadas por las personas
dentro de su marco normal. El inconveniente que presenta este método es que las
personas sometidas a estas investigaciones generalmente saben que son observadas,
por lo tanto, no hablan ni se comportan como lo harían normalmente.
Una de las formas de observació n má s corriente es la encuesta.
- Método experimental: Este método intenta provocar una serie de reacciones en
condiciones determinadas de antemano. La hipó tesis del experimentador define
simultá neamente estas condiciones y la serie de reacciones esperadas. Es decir, delimita
las causas y prevé los efectos.
Este método requiere de dos factores: la variable independiente y la variable
dependiente.
La aplicació n de este método consiste en simular un cierto nú mero de situaciones y
fenó menos corrientes, dentro del cual deben participar có mplices, los cuales han
recibido instrucciones con anterioridad por el experimentador.

Teorías en las que se sustenta la visión psicosocial: La psicología social se sustenta


en tres tipos de teorías:
- Teorías paradigmá ticas: proponen una visió n global de las relaciones y los
comportamientos humanos.
- Teorías fenomenoló gicas: intentan describir y explicar una familia de fenó menos
conocidos. Apunta a revelar la causa de un cierto nú mero de efectos.
- Teorías operatorias: tratan de llegar a un mecanismo elemental, desconocido hasta
entonces, y que explica un conjunto de hechos.
Estas tres teorías coexisten dentro de la psicología social. Cada una de ellas corresponde
a un estado de las investigaciones en un campo, y posee su propia fecundidad.

Obstáculos epistemológicos: El autor propone que aquel que se dedica a la


investigació n y prá ctica de la psicología social, debe sortear dos obstá culos
epistemoló gicos.
El primero consiste en que se tiende a explorar el aspecto subjetivo de los
acontecimientos de la realidad objetiva, entendiendo por esta, la realidad econó mica y
social. En otras palabras, para explicar dicha realidad, se apunta a indagar que le ocurre
a cada individuo de manera personal, de modo que se genera una lectura reduccionista,
es decir, una sumatoria de respuestas individuales.
El segundo consiste en que la psicología apunta a estudiar diversos fenó menos en el
individuo aislado. Sin embargo, este nunca deja de pertenecer al grupo, a la sociedad, ni
de estar influenciado por ella. A consecuencia de esto, la psicología social se ve obligada
a estudiar un mismo fenó meno en el seno de la sociedad, es decir, insertar en el
contexto de la misma aquello que ha sido analizado por fuera de este. De este modo, la
psicología social satisface una carencia: por una parte, llena al sujeto social de un
mundo interior, y por la otra, resitú a al sujeto individual en el mundo social.
Estos obstá culos epistemoló gicos impedir ver lo que la psicología social tiene de propio:
el cuestionamiento de la separació n entre lo individual y lo colectivo.

UNIDAD 4: “Psicología comunitaria en Latinoamérica. La psicología social en


Argentina”

Anotaciones de clases: muestra los orígenes de la psicología comunitaria en


Latinoamérica. Montero dice q surge en este lugar en un momento de crisis social y
epistemoló gica. América latina nace a partir de la integració n de los inmigrantes. Esto
trae aparejados conflictos de clases. En la década del 60 buscan q en las fuerzas armadas
intervengan el estado. Es un momento geopolítico donde el mundo se dividía en 2:
capitalismo y comunismo. “hacer desaparecer el cuerpo mismo de la izquierda” trae
aparejado la idea de una problemá tica subjetiva asociada con el nivel y la organizació n
social. En la época del 60 empieza un movimiento crítico: dominaba el paradigma
positivista y empieza a traer problemá ticas de ideología y de identidad. Gonzales Rey
planteaba que siempre hay una mirada ajena respecto de lo propio. Lo superior
(Norteamérica) es lo q viene de afuera. La 2da tendencia critica es construir nuestros
métodos en base a nuestros territorios. Se construye un nuevo rol del psicó logo. Es
necesario pensar una versió n psicosocial del sujeto. La 3ra tendencia es tomar el
marxismo como base (esto le permitía leer la subjetividad en base a las condiciones
sociales existentes). Son problemá ticas subjetivas relacionadas a las estructuras
sociales. En los 80 este movimiento critico tiene una mayor integració n. Se propone
trabajar con procesos comunitarios. Nace una mirada del sujeto activo: actores activos
en su historia, crean cambios, potencian los deseos, los recursos, etc. Pensar la potencia
de las personas. Focalizar en el concepto de psicología comunitaria; como se entiende el
rol del psicó logo y como se entiende al método.

7. “La crítica en la psicología social latinoamericana y su impacto en los diferentes


campos de la psicología” – González Rey

Se presenta un aná lisis de los diferentes aspectos que se combinaron en la emergencia de una
psicología social crítica en América Latina, a partir de los añ os 70; las tendencias que
aparecieron dentro de aquella orientació n y sus consecuencias para el desarrollo posterior de la
psicología latinoamericana. Congreso de Psicología social de la Liberació n, este movimiento
crítico de la psicología social, no ha sido analizado de una perspectiva histó rica por ninguno de
sus protagonistas. En diferentes momentos histó ricos y en diferentes contextos, la psicología
social ha presentado una orientació n crítica relacionada con la vocació n y el compromiso social
de algunos de los sectores comprometidos con este campo de la psicología. En América Latina
este cará cter crítico ha sido estimulado por la especificidad del contexto socioeconó mico de
América Latina y los conflictos que histó ricamente han marcado las aspiraciones de
independencia de los países de la regió n, y que tomaron una connotació n muy particular en la
década de los añ os sesenta. En el desarrollo de la crítica en el campo de la psicología social
pienso que el impacto del marxismo tuvo un importante papel, que primero se manifestó en
Argentina, en los brillantes trabajos de autores como Bleger y Pichon Riviere, y que después, de
una forma u otra, y desde perspectivas diferentes, influyó el desarrollo de la psicología social
crítica en América Latina de una forma general.

Las diferentes posiciones del pensamiento crítico en la Psicología Social


Latinoamericana: La confrontación con el modelo aséptico e individualista de la
Psicología Social Dominante. Todos los modelos de pensamiento que se institucionalizan
pierden el cará cter creativo y revolucionario que en algú n momento pudieron tener, se
dogmatizan y generan un culto a patrones universales. Una primer ruptura muy importante con
las instituciones dominantes fue la que hicieron Bleger y Pichó n Riviere, fueron capaces de
enfatizar el cará cter social de la formació n del inconsciente y su relació n con la condició n social
compleja del sujeto, crítica que desarrollaron a partir de una apropiació n creativa del marxismo,
evitando los dogmas de la objetivació n de la psique que caracterizaba al marxismo
institucionalizado de la época. Pichó n expresa (1987): “La psicología social que postulamos
tiene como objeto el estudio y transformació n de una realidad dialéctica entre formació n y
estructura social y la fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus relaciones de
necesidad. Dicho de otra manera, la relació n entre estructura social y configuració n del mundo
interno del sujeto, relació n que es abordada a través de la noció n de vínculo… El sujeto no es
solo un sujeto relacionado, es un sujeto producido. NO hay nada en él que no sea la
resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases.” Aparece, tanto en pichó n
como en Bleger, el desafío de integrar el mundo psíquico del sujeto a través de la
complejidad de los espacios sociales en los que este sujeto se produce, presentando la
psique y lo social dentro de una visión dialéctica que, de forma semejante, aparecerá má s
tarde en autores como Castoriadis, Guattari, Deleuze y Elliot dentro de una perspectiva
psicoanalítica crítica. Tanto Bleger como Pichó n integraron en su perspectiva de la psicología
social el desarrollo de una teoría general sobre el sujeto, integrando así el tema del sujeto y su
organizació n psíquica con las condiciones sociales en que éste se desarrolla, cuestiones que
hasta hoy constituyen un problema para la psicología. Sus producciones se caracterizaron por la
marca creativa de ambos como sujetos, como autores, y su forma de asumir el marxismo y el
psicoaná lisis no se presentó como una suma ecléctica entre ambos marcos de referencia, sino
como la producció n de una psicología cualitativamente diferente, a partir de principios
cosmovisivos incorporados desde ambos referentes en una noció n de hombre y de psique. Este
esfuerzo crítico desarrollado en Argentina, que rompía con las formas dominantes de la
institució n psicoanalítica de la época, tampoco tuvo impacto en el campo de la psicología social
en el resto del continente, donde la crítica tomó otras formas. Una de las tendencias fuertes en el
rumbo de esta psicología social crítica, aparece dentro de los marcos metodoló gicos de la
psicología social dominante y se expresa a través de sus propias categorías, pero con una
orientació n hacia temas que muy pronto comienzan a revelar diferencias con la forma en que
aparecían en aquella psicología. Un pionero y fundador de esta direcció n fue José Miguel
Salazar, quien desde su posició n social crítica y comprometida, comenzó a desarrollar desde
finales de los cincuenta trabajos sobre las actitudes políticas en estudiantes venezolanos. Los
trabajos sobre el nacionalismo iniciados por él, alcanzan un cará cter trasnacional en las
investigaciones conjuntas que José Miguel desarrolla junto con Marín en que se estudian
poblaciones venezolanas y colombianas. Ambos grupos se evaluaban como flojos, siendo la
pereza un rasgo recurrente en las autopercepciones de los latinoamericanos en las
investigaciones hechas en la época. Toda la línea desarrollada en el tema de nacionalismo,
permitieron visualizar la imagen negativa que los latinoamericanos expresaban con relació n a
los norteamericanos, lo que evidenciaba la necesidad del desarrollo de una identidad
latinoamericana como opció n al dominio ideoló gico, político y econó mico de los
norteamericanos en el continente. Algo que ha caracterizado la posición crítica de la
psicología social latinoamericana es un compromiso con la realidad compleja que está
asociada a los procesos psíquicos que caracterizan a la población y a los
latinoamericanos. La emergencia de una visión socio-histórica de la psique comienza a
aparecer desde diferentes perspectivas. Martín Baró , representante de esta generació n de
psicó logos y en quien se evidenció siempre una tendencia a la bú squeda de alternativas teó ricas
y metodoló gicas facilitadoras de esta psicología crítica, expresó : “una forma má s sutil de atribuir
el fatalismo al cará cter o a la personalidad de los individuos se encuentra en quienes lo vinculan
con una baja motivació n de logro. Decir, por ejemplo, que el obrero o el campesino
latinoamericanos, a diferencia de los norteamericanos, no progresan porque carecen de esa
ambició n y empuje, es una forma aparente má s “técnica”, pero no por ello menos psicologista,
de cargar a la víctima con la culpa de la situació n.” El compromiso ideoló gico y una forma
alternativa de producir psicología que diera cuenta de las evidencias que las investigaciones
comenzaban a aportar en relació n con los latinoamericanos, fueron llevando a una conciencia
teó rica y metodoló gica crítica que, en lo metodoló gico, se separaba del positivismo, y en lo
teó rico enfatizaba el origen histó rico y cultural de la psique, rompiendo con la naturalizació n de
la psique en la psicología social dominante. El estudio de los procesos sociales y de sus formas
de organizació n e institucionalizació n pasó a tener un lugar central para la crítica que se
desarrollaba. Una tercera tendencia en el desarrollo de una posició n crítica dentro de la
psicología social latinoamericana aparece a través de la sunció n explícita y directa del marxismo
como referente, y de la incorporació n de autores marxistas del campo de la psicología. La
psicología social no era dentro de la psicología soviética un á rea fuerte, sin embargo, la
represió n alrededor de los temas de naturaleza social que se heredó del estanilismo, fueron
elementos que impidieron el desarrollo de una psicología social fecunda, así como el desarrollo
de otras ciencias sociales en la antigua URSS. En Cuba, la visió n histó rica- cultura de la psique,
muy influida por el marxismo, facilitó el trá nsito de temas bá sicos a la psicología social. Durante
los añ os ochenta aparece en el continente una tendencia a la crítica de las posiciones
tradicionales que dominaban los escenarios académicos de la enseñ anza de la psicología. Todos
los autores y tendencias mencionados convergían en un conjunto de aspectos, como fueron: 1)
La necesidad de desarrollar una psicología con posiciones propias frente a los problemas
específicos de nuestro continente, y el reconocimiento de una realidad social que definía los
aspectos psicoló gicos de los diferentes grupos y clases de América Latina. 2) La necesidad de
intervenir en la realidad estudiada y facilitar procesos libertadores que contribuyeran al cambio
social en la regió n, o sea, de hecho la implicació n política y ciudadana en los procesos sociales
que eran objeto de estudio. El cará cter participativo de muchos de los estudios desarrollados en
los diferentes países de la regió n llevó a una implicació n del investigador con la realidad que, de
hecho, facilitó estrechos vínculos con la població n, los que se tradujeron en la producció n de
conocimiento. 3) La conciencia creciente de la necesidad de desarrollos teó ricos y
metodoló gicos que facilitaran una psicología social de orientació n crítica en el continente.

El desarrollo de los marcos institucionales de crítica en la psicología social


latinoamericana: La crítica en la psicología social latinoamericana se comienza a articular a
través de las relaciones entre los investigadores, y en la organizació n de foros y congresos en
que la mayoría de los psicó logos antes referidos eran convidados. El Congreso Interamericano
de Perú tuvo una fuerte repercusió n en algunos sectores de la psicología social latinoamericana.
Después de este congreso se organizaron en el Brasil una serie de encuentros y seminarios
entre psicó logos sociales que condujeron a la formació n de la Asociació n Brasilera de Psicología
Social, que hasta hoy representa uno de los escenarios má s fructíferos de reflexió n crítica en la
psicología social de América Latina. En Venezuela, José Miguel Salazar y Maritza Montero,
fueron organizadores entusiastas y activos de diferentes encuentros y cursos en Caracas. A
partir de los Congresos y encuentros entre psicó logos, se va produciendo un movimiento
organizado de producció n y reflexió n compartida entre psicó logos latinoamericanos que va
ganando fuerza a nivel continental. Como parte de este movimiento crítico de corte
latinoamericano, también está n los encuentros que se organizaron en la Habana entre
psicoanalistas y psicó logos marxistas, que se inscribían en el esfuerzo de abrir nuevos espacios
de discusió n y reflexió n superando cualquier tendencia al dogma.

Las alternativas teórico-metodológicas en el desarrollo de la crítica a la psicología social


en América Latina: El desarrollo de las posiciones críticas en la psicología social
latinoamericana se alimentó de marcos de referencia muy diferentes, mostrá ndose la
importancia del sujeto en el ejercicio de la crítica, toda vez que los diferentes marcos empleados
sirvieron para complementar un cuerpo de conocimientos responsable por nuevas
representaciones que permitieron un desarrollo crítico alternativo y productivo. En nivel
metodoló gico, existe un consenso mayor entre nosotros, que se define por una opció n
cualitativa de investigació n. En la psicología social latinoamericana el ejercicio de la crítica se ha
producido desde diferentes posiciones, sin embargo, también ha existido la tendencia a
acompañ ar las teorías de turno, las que se han constituido como la ú ltima moda, sin madurar un
pensamiento propio con relació n a sus límites y a la forma particular de adoptarlas. Los
diferentes modelos que estuvieron presentes en las reflexiones críticas de los psicó logos
latinoamericanos en los setenta y los ochenta, se van enriqueciendo con la crítica al paradigma
tradicional que e presenta desde la psicología social socioló gica en América Latina, de forma
muy particular a través de los trabajos de Ferná ndez, a partir de los cuales la cuestió n del
lenguaje y la producció n de significados gana fuerza en el espacio crítico de la psicología
latinoamericana en los añ os ochenta, lo que se refuerza en los noventa como expresa Montero
en su libro “construcció n y critica de la psicología social.” Maritza nos presenta una interesante
síntesis de lo que ella denomina como paradigma emergente en la psicología social, donde
ademá s de destacar que la realidad es una construcció n cotidiana, destaca el cará cter complejo
de los sujetos que se relacionan en la realidad social, así como el propio cará cter complejo de la
realidad social, dó nde “la psicología debe reflejar los problemas de la realidad social en que se
hace; tomar en cuenta la estructura econó mica y social y sus efectos en la formació n del ser
social: ubicar la conducta en su contexto social, sin por ello reducirla a particularidades.” La
integració n de lo simbó lico como dimensió n fundante de la realidad social tiene un papel
importante en la desnaturalizació n de esta realidad. El construccionismo social, sin dudas
atractivo en su crítica a la psicología tradicional, en sus reflexiones creativas sobre la
construcció n del conocimiento y con relació n a las diferentes prá cticas de la psicología que se
apoyan en la naturalizació n de la psique a través de su representació n está tica en entidades
individuales y universales, va, en la psicología social, a extremos que, crean una nueva
ideologizació n sobre los límites absolutos de la producció n del conocimiento: los criterios
legitimadores de las prá cticas discursivas. En América Latina el construccionismo en la década
del noventa tuvo un papel importante en la crítica a la psicología tradicional. El autor ve al
sujeto en esa capacidad humana de ruptura, a un sujeto que tiene esta capacidad por ser capaz
de procesos de subjetivació n que tienen una historia, y que no se diluyen en el momento actual.
Se refiere a esta historia como configuració n de sentidos subjetivos, y no como acumulació n de
hechos, y tampoco como evolució n teleoló gica hacia un final que tiene leyes inherentes. En este
punto retoma el marco de referencia que ha marcado su evolució n histó rica dentro de esta ruta
de producció n crítica, y que tiene importantes puntos de coincidencia con autores con los que
hemos compartido la trayectoria de esta crítica en la psicología social, se refiere a las categorías
de sujeto y subjetividad, las que desde sus primeros trabajos en la psicología social ha como
temas inseparables en la construcció n de una psicología social crítica. Martín Baró escribió en
relació n al tema de la cultura de la pobreza: “la cultura de la pobreza es algo má s que la pobreza;
es un estilo de vida que florece en un determinado contexto social (…) Representa un esfuerzo
para manejar los sentimientos de impotencia y desesperació n que se desarrollan ante la
comprobació n de que es improbable tener éxito siguiendo los valores y fines de la sociedad má s
amplia”. En esta cita Baró nos está conduciendo por el camino de los efectos de la pobreza en
nivel subjetivo que, en este caso, el ejemplifica a través de uno de esos posibles efectos, pero que
en nivel de la subjetividad social e individual de los protagonistas de la pobreza, toma formas
mú ltiples e impredecibles, donde la producció n simbó lica se expresa en una unidad inseparable
con la emocionalidad producida, sin que una sea causa de la otra, aunque dentro de esta unidad
psicoló gica una siempre evoque la otra. Esta compleja producció n subjetiva es lo que hemos
definido en nuestro trabajo como sentido subjetivo, un concepto clave para el desarrollo de una
concepció n histó rico-cultural de la subjetividad. Los sentidos subjetivos en nivel individual son
constituidos en la relació n permanente de la historia del sujeto y los contextos sociales dentro
de los que expresa sus acciones sociales. En nivel social, esta producció n de sentidos se da
dentro de los espacios en que los individuos comparten historias socialmente
institucionalizadas, espacios que tienen memorias, có digos, cargas emocionales, que aparecen
en la producció n de sentido diferenciada de los individuos que comparten estos espacios,
institucionalizá ndose estos procesos en los sistemas de relaciones que caracterizan esos
espacios y que, a su vez, está n constituidos por elementos de sentido de otros espacios sociales.
Este complejo sistema de producció n subjetivo social es lo que hemos denominado subjetividad
social. Esta diferencia de escenarios de la producció n de sentidos subjetivos está en la base de
los conceptos de subjetividad individual y social, a través de los cuales hemos intentado superar
una de las dicotomías má s arraigadas de la psicología: lo individual y lo social. La categoría de
sentido subjetivo nos permite explicar una configuració n subjetiva individual, cualquiera que
esta sea, la profesió n, el padre, la sexualidad, etc., que toman forma en la historia de la vida
cultural y social del sujeto, a partir de elementos de sentidos socialmente producidos en
tiempos y espacios diferentes de una historia individual. El sujeto no se define como sujeto
social por la inmediatez de alguna influencia actual sobre su comportamiento, todo
comportamiento se expresa en la organizació n compleja entre sentidos subjetivos actuales e
histó ricos, por tanto, el sentido subjetivo es una categoría que nos permite integrar en su real
complejidad lo social y lo individual, que son momentos que permanentemente se constituyen y
reconstituyen entre sí dentro de una perspectiva histó rica e inmediata. El poder puede influir en
el comportamiento de las personas de madera inmediata, imponiendo una direcció n, o mediata,
configurando el mundo de las personas y determinando los elementos constitutivos de esa
propia acció n. La subjetividad representa un macroconcepto que nos permite articular esta
compleja relación de lo individual, lo histórico y lo social, a través de categorías que, como
el sentido subjetivo, tienen la flexibilidad suficiente para acompañ ar la procesualidad de estos
momentos de subjetivació n, integrando sus dimensiones simbó licas emocionales. Lo social y lo
individual como momentos simultá neos de un sistema complejo, en el que ambos mantienen
una relació n recursiva que toma diferentes formas, y cada uno de estos sistemas, mantienen
formas propias de organizació n en desarrollo que enfatizan su especificidad histó rica, y que
impiden, aunque cada uno está constituido por el otro y es constituyente del otro, que uno
diluya en otro, como ha ocurrido en las tendencias reduccionistas. Presentamos una perspectiva
de la subjetividad dentro de un marco histó rico-cultural, y que apoyado en la categoría de
sentido subjetivo como unidad constitutiva de su especificidad ontoló gica, nos permita articular
la subjetividad social, la individual y el sujeto concreto, en lo que pensamos que representa una
alternativa legítima en la construcció n de referentes teó ricos capaces de acompañ ar los desafíos
críticos de la psicología social. La categoría de sentido subjetivo nos permite conocer las formas
singulares que adquieren los sentidos socialmente producidos en la historia de los sujetos
singulares concretos, lo que permite usar la categoría de personalidad, comprendida como
sistema de configuraciones subjetivas, en la construcció n de la psicología social. El sujeto
individual, a través de su producció n de sentidos subjetivos nos permite visualizar y significar
espacios de lo social que no son visibles en nuestro contacto con esos espacios sociales desde la
condició n objetiva y de externalidad en la que nos aproximamos a ellos como investigadores. La
realidad representa una compleja organizació n subjetiva que Castoriadis nos presenta de forma
muy sugerente con el concepto de imaginario social y que el autor conceptualiza como
subjetividad social.

Reflexiones finales: La psicología social latinoamericana está comprometida de forma


simultá nea en el desarrollo de un camino crítico con la producció n de modelos teó ricos y
metodoló gicos que acompañ en sus prá cticas y diversidad. Intentar retomar publicaciones
conjuntas como la de los añ os 80 y 90 y renovar espacios de discusió n Romper con la esclavitud
de la psicología. – Martín Baró

8. “Introducción a la Psicología Comunitaria” Maritza Montero

Definició n de psicología comunitaria

La mayoría de los autores define a la psicología comunitaria como aquella que se trata de la
comunidad y que es realizada con la comunidad. Por lo tanto, lo comunitario incluye el rol activo
de la comunidad, su participació n, no solo como invitada sino como agente activo, con voz y
voto. Los primeros psicó logos comunitarios no estuvieron inclinados a definir a la psicología
comunitaria. Lo primero en estar claro fue el objeto de estudio y su fundamentació n valorativa y
es justamente a partir de su definició n y enriquecimiento en la prá ctica que se fueron
produciendo conceptos y haciendo aportes al método, tomados en gran parte de la psicología
social y otras ciencias social. En los añ os ochenta, Montero definió por primera vez a la
psicología comunitaria como la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores
psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los
individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que
los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social. Esta definició n implica
un rol diferente para los profesionales de la psicología, dado que los ubica como agentes de
transformació n social. Ademá s, plantea a la subdisciplina como un campo interdisciplinario,
dado que al plantear cambios sociales asume un objetivo igualmente planteado por otras
ciencias sociales. Así mismo, la psicología comunitaria surgió como una disciplina que se
encargaría de hacer una prá ctica aplicada al á mbito de la comunidad y de reflexionar y crear
propuestas teó ricas acerca de esa prá ctica. Ademá s, bajo este nombre se abre una gran cantidad
de diferentes prá cticas y relaciones posibles entre psicología y comunidad.
Características de la Psicología Comunitaria 1) Se ocupa de fenó menos psicosociales producidos
en relació n con procesos de cará cter comunitario, tomando en cuenta el contexto cultural y
social en el cual surgen. 2) Concibe a la comunidad como ente diná mico compuesto por agentes
activos, actores sociales relacionados constructores de la realidad en que viven. 3) Hace énfasis
en las fortalezas y capacidades, no en las carencias y debilidades. 4) Incluye la diversidad. 5)
Asume las relaciones entre las personas y el medio ambiente en que viven. 6) Tiene una
orientació n hacia el cambio social dirigido al desarrollo comunitario. 7) Incluye una orientació n
hacia el cambio personal en la interrelació n entre individuo y comunidad. 8) Busca que la
comunidad tenga el poder y el control sobre los procesos que la afectan 9) Tiene una condició n
política en tanto supone formació n de ciudadanía y fortalecimiento de la sociedad civil 10) La
acció n comunitaria fomenta la participació n y se da mediante ella 11) Es ciencia aplicada,
produce intervenciones sociales

Por ú ltimo, un aspecto que forma parte de la psicología comunitaria y que le es característico es
que ha surgido de una conjunció n de ramas de la psicología y ha apelado a la integració n de
saberes provenientes de otras ciencias sociales. Esta multidisciplinariedad es entendida como
una condició n indispensable dado que la psicología comunitaria al integrar aspecto
psicosociales, socioló gicos, culturales y políticos, se convierte en una disciplina compleja.

Sus comienzos en América Latina: La psicología comunitaria surge en América Latina en un


momento de crisis que obliga a muchas ramas de la psicología, y sobre todo a su rama social, a
repensarse críticamente y evaluar su papel social y científico. Ademá s, surge como producto y
expresió n de la crítica a las formas establecidas y de la necesidad de producir una disciplina
eficaz en el tratamiento de los problemas sociales. Esta disciplina ha sido denominada en
Latinoamérica tanto como psicología social comunitaria, así como también, comunitaria a secas.
Esto se debe a que se originó , en dicho continente, dentro del campo de la psicología social. Es
de ella de donde se tomaron muchos de sus métodos y conceptos. La psicología social
comunitaria, tiene como centro el desarrollo de comunidades autogestoras para la solució n de
sus problemas; estudia para ello las relaciones de poder y de control sobre las circunstancias de
vida, su efecto sobre procesos psicosociales y, en el á mbito latinoamericano, se orienta hacia la
intervenció n crítica para la transformació n social, facilitando y fortaleciendo los procesos
psicosociales que posibilitan el desarrollo de comunidades autogestoras para la solució n de sus
problemas.

Objeto de estudio: Para poder definir su objeto de estudio, la psicología comunitaria necesito
en sus primeros añ os de existencia, deslindar la naciente rama de la psicología de otras
prá cticas ya existentes en las ciencias sociales. Décadas má s tarde la psicología comunitaria ha
dado cuenta de sus diferencias con estas prá cticas y definió su objeto de estudio: el poder y el
control sobre las circunstancias de vida por parte de las personas que integran las comunidades
y el cambio social. En que lo respecta al cambio social, es preciso dar cuenta de que no se trata
de cambios señ alados desde afuera a la comunidad, si no que las transformaciones se hacen
desde la propia comunidad y sobre todo desde las aspiraciones, deseos y necesidades de la
comunidad. Hablamos de un sujeto activo de las acciones que en ella se llevan a cabo; como
actor social, constructor de su propia realidad.

Método: La psicología comunitaria para poder dar lugar al desarrollo de una metodología,
debió apoyarse primero en algunos de los métodos y técnicas existentes, aunque su aplicació n
estaba orientada por principios y objetivos totalmente diferentes. Estos provenían
principalmente de la psicología social, aunque también otras disciplinas hicieron aportes. A
mediados de los añ os setenta, comenzaron a encontrarse dificultades: los problemas sociales no
podían ser estudiados ni resueltos mediante la aplicació n de las formas usuales de tratamiento
desarrolladas hasta el momento por la psicología. Ademá s, comenzó a gestarse la convicció n de
que tales problemas debían ser enfrentados no solo por los psicó logos sino también por las
personas afectadas. Es decir, estos métodos permitían diagnosticar, pero no intervenir. Esto
llevo a que, ademas de acudir a las técnicas propias de la psicología social, se añ adiera a la
metodología los enfoques participativos y la sensibilidad. De este modo, surge la investigació n-
accion participativa. Sin embargo existe dentro de la disciplina un pluralismo metodologico, ya
que no se descartan las formas tradicionales de investigació n e intervenció n social.

El método de la psicología comunitaria se rige por los siguientes principios básicos 1. El


principio científico de que el método sigue al objeto, este método está inseparablemente unido a
los aspectos epistemoló gicos y oncoló gicos. 2. El cará cter participativo de ese método 3. El
cará cter activo del método 4. El cará cter continuo de su aplicació n 5. El cará cter heurístico de
este método, en su necesidad de responder a las exigencias debe generar modos sistemá ticos de
responder a sus características. 6. El cará cter contextualizado, que se expresa en la adaptació n
del método, de las técnicas

Influencias teóricas tempranas en la psicología comunitaria: Una de las preocupaciones


internas y a la vez objeto de críticas externas en la psicología comunitaria, durante sus primeros
veinte añ os de existencia, fue la aparente ausencia de teorías propias o de teoría en general.
Ambas posiciones eran explicables, puesto que en los 70 y los 80 se trataba de una subdisciplina
naciente. En primer lugar, está unido al descontento con las prácticas habituales a
principios de la segunda mitad del siglo XX por parte de ciertas ramas de la psicología
ligadas a la transformación de las personas y de la sociedad: la psicología de la educació n, la
psicología social, la psicología clínica. Ramas éstas que se ocupan, por definició n, de procesos en
los cuales las personas cambian, ya sea por adquirir conocimientos, por desarrollar
comportamientos o por recibir tratamientos y pautas socializadoras que las definen como
miembros específicos de determinadas categorías sociales. En sus inicios, la psicología
comunitaria analizó los procesos psicosociales que conducen a las transformaciones sociales,
ambientales y personales requeridas para satisfacer las necesidades comunitarias y fomentar el
desarrollo de la comunidad. Estudió también aquellos procesos que pueden bloquear, impedir o
disminuir esos esfuerzos. Para la época, las teorías de la desesperanza o la indefensió n
aprendida, las teorías de la autoeficacia y su bloqueo, para mencionar só lo las má s relevantes en
esa corriente, describían comportamientos en los cuales las personas podían caer en la
pasividad y la apatía, considerando que entre sus acciones y el resultado o la consecuencia de
las mismas no habría relació n de causalidad. La persona llega a considerar que nada de lo que
haga tendrá efectos sobre lo que ocurre o pueda ocurrir. Má s aú n, esto va acompañ ado de la
creencia en lo que fue llamado otros poderosos (el gobierno, Dios), quienes tendrían el control
de las circunstancias, frente a la impotencia y la debilidad de las personas. Esas teorías
aportaron a la psicología social comunitaria descripciones conductuales que coincidían con el
comportamiento que esa nueva rama de la psicología se proponía cambiar a fin de lograr
procesos de fortalecimiento o potenciació n basados en la afirmació n, la participació n, el
compromiso, la creatividad, el diá logo y la confianza en la capacidad de la comunidad como
grupo organizado, y en la de sus miembros, para transformar el ambiente y al grupo. En la
psicología comunitaria que se desarrollaba tanto en América Latina como en EEUU se tomaron
las descripciones pero se les dio una explicació n muy diferente, al señ alar que la pasividad, la
desesperanza y la externalidad no son la causa, sino la consecuencia de ciertas condiciones
sociopolíticas y econó micas. Los conceptos que esas teorías crearon se refieren a lo que pasa en
los individuos, pero centran en ellos la causa de sus problemas sin buscar qué fue lo que originó
la pasividad, la desmotivació n o el bloqueo de la eficacia, considerando al mismo tiempo que su
conducta sumisa y apá tica es la que excluye del éxito y el progreso. Las personas se encuentran
ante circunstancias socioeconó micas y políticas adversas, fuera de su control, aprenden a no
confiar en sus propios esfuerzos a través de las experiencias de fracasos socialmente
establecidas. En el nivel psicoló gico esto supone efectos de orden cognoscitivo, afectivo y
conductual. En el campo comunitario, se expresa la desconfianza y la aprehensió n respecto de
las intenciones y las acciones de los agentes externos, en el desinterés y en el esperar que otros
hagan lo que haya que hacer, o en la esperanza de que sin que los ciudadanos hagan nada, algú n
día toque la suerte o haya un gobierno que haga lo que promete.
La influencia de la fenomenología: La fenomenología, aporta a la naciente psicología
comunitaria la bú squeda de la totalidad, la visió n holista y la necesidad de abandonar la idea de
separació n entre investigador e investigado fundamentada en la supuesta “neutralidad” del
primero y “no contaminació n” del segundo. Gergen, dirá que la psicología comunitaria se basa
principalmente en asumir la comunidad como una totalidad en la cual se da una transformació n
social a partir de la vida diaria y la concepció n del ser humano como actor y constructor de la
realidad. Esa relació n con los supuestos fenomenoló gicos y construccionistas es evidente en los
escritos iniciales de investigadores en psicología comunitaria puertorriqueñ os.
El aporte de Marx y de las corrientes de influencia marxiana: Las ideas de Marx, de forma
explícita implícita, son la base de gran parte de la psicología comunitaria latinoamericana. La
relació n con esta teoría nos permitió comprender los problemas comunitarios en el plano de
totalidad econó mica, social, política en la cual se producen, superando la tendencia psicologista
a hacer del sujeto el universo de estudio, descontextualizá ndolo. Para definir el rol que los
psicó logos comienzan a jugar en este naciente campo, se acude a la concepció n gramsciana de
intelectual orgá nico, que va a producir en algunas interpretaciones ad hoc una figura que es
vista como la de un agente “iluminador”, pues sugiere la figura de intermediarios conocedores
de una forma de verdad que debía ser transmitida al pueblo engañ ado, alienado y mantenido en
la ignorancia, a fin de que pudiera liberarse y desarrollar sus capacidades para producir
transformaciones sociales. Se partía, de alguna manera, de “abrir” o “desarrollar” la conciencia
oscurecida por ciertas circunstancias de vida y por las carencias de ellas derivadas.
Hacer de necesidad, virtud: Se trataba de encontrar explicaciones e hipó tesis que nos
permitiesen comprender mejor lo que observá bamos, realizar un trabajo que nos condujera,
junto con las personas involucradas en él, a las transformaciones buscadas. Un trabajo que de
alguna manera diera sentido a lo que está bamos generando, permitiendo a la vez elaborar
sentidos nuevos que sustituyeran a aquellos que nos sirvieron de palanca para mover el mundo
en construcció n, y que explicara có mo lo individual se hace comunitario y como lo comunitario
afecta a lo individual, construyéndose a sí mismo.
Primeras respuestas teóricas dentro de la psicología comunitaria :El enfoque ecológico
cultural: Este enfoque ha dominado la escena psicosocial comunitaria en los Estados Unidos.
Mencionaremos tres manifestaciones de esta tendencia, que han marcado especialmente la
psicología comunitaria estadounidense. En los añ os setenta, Newbrough y sus colaboradores
comenzaron a generar una concepció n de la psicología comunitaria que denominaron psicología
ecoló gica transaccional, la cual parte de la idea de que se debe reajustar el á mbito social antes
de intentar “curar” a los individuos que presentan desajustes en la comunidad. Aquí se refleja la
concepció n lewiniana de que la personalidad es funció n del espacio vital y, por tanto, se debe
actuar sobre el medio ambiente para logar así transformaciones en los individuos y a la vez
generar relaciones de equilibrio entre unos y otro. Simultá neamente, Rappaport desarrollaba
una línea ecoló gico-cultural, en lo que se puede considerar como una forma de romper las
barreras de clase que dominaban el á mbito científico de su país en ese momento y que
determinaban los modos de aproximació n a los fenó menos comunitarios. Por otra parte,
Dohrenwend usa la noció n de tensió n social (social stress) para crear un modelo conceptual
segú n el cual la psicología comunitaria debe plantearse como tarea disminuir la tasa de
psicopatología en la comunidad, reduciendo las condiciones que producen tensió n en el
ambiente o en los individuos. De acuerdo al enfoque ecoló gico, se hace énfasis en la
responsabilidad del sujeto, en su flexibilidad y su cará cter activo y constructor de la realidad.
Esta corriente se caracteriza por señ alar e incluir la diversidad cultural; propugnar la
sustitució n del modelo médico de tratamiento de los problemas sociales por modelos
psicosociales comunitarios; unir la teoría y la praxis; considerar a los psicó logos comunitarios
como agentes de cambio social comprometidos con ese cambio; creer necesario el
establecimiento de una relació n igualitaria, dialó gica y de enriquecimiento psicoló gico con las
personas de las comunidades; considerar a esas personas como seres histó ricos, activos y
creadores; y fomentar su desarrollo y fortalecimiento.
Una teorización temprana en América Latina: La Psicología para el desarrollo. La primera
propuesta integradora de una psicología comunitaria hecha en América Latina fue presentada
por Escovar a fines de los setenta. Para él, la psicología comunitaria, muy ligada a la psicología
social, sería una psicología para el desarrollo que debería estimular las potencialidades
de la comunidad a través de sus integrantes, para así transformar el sistema social. La
idea bá sica de su modelo establecía la relació n entre factores estructurales (situaciones de
cará cter socioeconó mico, político y cultural generadoras de desigualdad), y esa combinació n de
factores estructurales y alienació n produce consecuencias conductuales y actitudinales: apatía,
pasividad, indiferencia, desinterés político, las cuales han caracterizado las descripciones que
durante má s de un siglo se han hecho sobre los pueblos latinoamericanos. Esta alienació n
general tendría segú n Escovar consecuencias conductuales y actitudinales específicas: falta de
iniciativa, apatía, pobre participació n, falta de interés político y actitudes negativas, en especial
hacia el cambio. Entonces, para lograr la transformació n, este autor planteaba la necesidad de
actuar en el nivel de los factores estructurales y de la alienació n conjuntamente, modificando así
la prá ctica usual de los programas de desarrollo, los cuales tradicionalmente solo atacan los
problemas estructurales, olvidando el factor alienante de nivel psicosocial. Una psicología
comunitaria con tal orientació n debería concentrar sus esfuerzos en lograr ese cambio en el
foco de control, lo que acarrearía cambios conductuales y actitudinales, a la vez que
transformaría los factores estructurales.
Relaciones e influencias teóricas actuales: La psicología comunitaria ha mantenido un
interesante diá logo con otros movimientos y tendencias de las ciencias sociales y también de la
psicología. Mencionaremos tres tendencias cuya expresió n es no só lo evidente, sino distintiva
en la psicología comunitaria latinoamericana actual: la perspectiva de la psicología de la
liberació n, el enfoque de la psicología crítica y la tendencia sistémica.
La perspectiva de la psicología de la liberación: La psicología de la liberació n anunciada en el
campo psicopolítico en 1986 por Martin Baró , es un movimiento inspirado en la teología de la
liberació n y en las mismas fuentes de la psicología social comunitaria. La liberació n es
entendida como emancipació n de aquellos grupos sociales que sufren opresió n y carencia, de
aquellas mayorías populares marginadas de los medios y los modos de satisfacer dignamente
las necesidades tanto bá sicas como complementarias, y de desarrollar sus potencialidades para
auto determinarse. Y esa liberació n también abarca “la emancipació n de los grupos opresores
respecto de su propia alienació n y dependencia de ideas socialmente negativas”. Se trata
entonces de un proceso complejo que involucra conjuntamente a agentes externos e internos de
los grupos oprimidos. Este aspecto dual dentro de la unidad del proceso corresponde a lo que en
la Psicología comunitaria se definió desde sus inicios en Latinoamérica, como la relació n
dialó gica entre psicó logos y personas de la comunidad, así como una concepció n de comunidad
y de sus miembros que no considera a éstos como individuos débiles, enfermos, sin capacidad
de acció n, sino, por el contrario, como portadores de recursos y fuerzas de algú n tipo que
pueden movilizar y que se pueden fortalecer para lograr transformaciones.
El enfoque crítico: Por crítica se entiende a la posició n que denuncia, demuestra y rechaza el
mantenimiento y la justificació n de las condiciones injustas de vida y de modos de conocer
insatisfactorios. En el caso de la Psicología comunitaria, puede decirse que ella es hija de la
crítica, pues surge como una respuesta a la insatisfacció n con los modos de hacer
predominantes de hace treinta o cuarenta añ os. Si bien desde sus inicios la psicología social
comunitaria asumió el cará cter activo y constructor de lo social de las personas, perspectiva que
provenía de la reflexió n en contacto con las circunstancias en las cuales se trabajaba, al mismo
tiempo generó una perspectiva crítica y dialó gica para la reflexió n que comenzaba a producir,
influida por los postulados de la Escuela de Frankfurt, del marxismo. Esta combinació n llevó a la
psicología comunitaria a centrarse no só lo en el aspecto constructor de la acció n, sino también
en su aspecto deconstructor, en cuanto exige un aná lisis de causas y de consecuencias, de
sentidos y contrasentidos. Se construye la realidad, y al hacerlo se le da significado, y ciertas
construcciones y significados se imponen a otros, influyen y sirven a ciertos intereses. Por eso
es necesario incorporar nuevos actores a la acció n y reflexió n, oír las voces de aquellos que
viven los problemas y a quienes se destinan los programas sociales.
La tendencia sistémica: Esta tendencia parte de la concepció n de que las sociedades
constituyen sistemas abiertos en constante transformació n; por lo tanto, la labor de la
psicología comunitaria será generar fuentes que faciliten armoniosamente esas
transformaciones en beneficio de los diferentes niveles societales, yendo de lo microsocial a lo
macrosocial, pasando por lo mesosocial.
La perspectiva conductual: El énfasis de esta corriente coloca el foco de la praxis comunitaria
sobre conductas específicas de las personas en las comunidades con las cuales se trabaja,
usando sistemas confiables de medició n y prefiriendo diseñ os experimentales.
El modelo iterativo-reflexivo-generativo: Este modelo parte de una prá ctica en la cual se
comparan reiteradamente los desarrollos y experiencias provenientes de otros á mbitos, con las
diferencias producidas en distintos contextos locales. Las ideas fundamentales son: 1- La
consideració n del peso que tienen las perspectivas mundiales dominantes sobre el desarrollo de
la subdisciplina y como ellas pueden restringir la capacidad de ver las grandes fuerzas que
operan en cada contexto 2- La necesidad de reconsiderar el rol profesional de los psicó logos
comunitarios en funció n del contexto en que trabajan, incorporando la incertidumbre,
ambigü edad e inestabilidad en su labor. 3- La reflexió n, permite entender que el conocimiento
va má s allá de los fundamentos de una disciplina científica

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