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Actividad Practica

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Alumna: Gòmez Camila

Actividad:

A partir de la lectura del material responda:

1- ¿Qué es la Bioética? ¿Cuáles son los principios de la misma?

1. La bioética es, una subdisciplina de la ética que está relacionada, directamente, con los problemas morales
de la sociedad. Que pretende dar respuesta a la necesidad social y profesional de encontrar una solución
para los nuevos dilemas éticos. A demás se considera como el estudio sistemático de la conducta humana en
el ámbito de las ciencias de la vida y el cuidado de la salud.

Los principios de la Bioética son:

Autonomía: Es la capacidad que tienen las personas de deliberar sobre sus finalidades personales, así como
actuar bajo sus propias decisiones, sin presiones. Tiene un carácter imperativo y debe respetarse como una
norma, excepto cuando se dan situaciones en las que las personas no pueden ser autónomas.

No maleficencia: No producir daño y prevenirlo, este principio está penado por la ley.

Beneficencia: La obligación moral de actuar en beneficio de los demás, curar el daño y promover hacer el
bien.

Justicia: Se utiliza para saber si una actuación es o no ética, rechaza la discriminación y es un principio de
carácter público y legislado.

2- Teniendo en cuenta el siguiente relato, realice un análisis de acuerdo a la Bioética :

Fernanda y Rodrigo: el retrato de una realidad

Narración

Fernanda esperaba impaciente que entrara el Dr. Hernández: no podía evitar la emoción y la ansiedad que preceden
a una ecografía, aun cuando no era su primer, sino segundo embarazo. A su lado Rodrigo seguía de pie, sólo habían
pasado unos minutos desde que la enfermera los había hecho pasar, pero para Fernanda la espera siempre era
eterna y más aun cuando se encontraba en la camilla recostada con esas batas tan características que no cierran en
la espalda y que dejan la extraña sensación de estar “expuesta al mundo”.

Había sufrido un par de episodios de metrorragia a las 6 semanas, razón por la cual la habían dejado en reposo y con
tratamiento hasta hoy que se cumplía la semana número 12 de gestación.

Se abrió la puerta de la consulta y al ver la sonrisa del doctor, Fernanda de inmediato respiró más tranquila. Rodrigo,
muy compuesto, le extendió la mano y ambos se saludaron cordialmente.

Fernanda no dejaba de sonreír, la maternidad la cautivaba con todos sus matices: los kilos de más, los vómitos
matutinos, su cuerpo moldeándose para dar forma a una nueva vida, incluso el gel helado que cubría ahora su
vientre.

Pero algo andaba mal, el doctor llevaba demasiado rato meditabundo y en silencio, y al escudriñar su rostro no pudo
evitar descubrir cierta desazón.

Rodrigo pareció notar algo parecido:


-Doctor ocurre algo?

Un poco sobresaltado respondió: la verdad es que la imagen revela una discordancia entre el tamaño del embrión y
la edad gestacional, o sea lo que quiero decir es que el porte de su hijo no es el que debería para esta etapa del
embarazo. Sin embargo no es nada por lo que alarmarse de sobremanera, significa que estaremos más pendientes, y
haremos un par de estudios, les parece?

-Claro doctor, lo que usted estime conveniente.

Entre las semanas siguientes se demostró una placenta anormal, hiperrefringente con ovarios quísticos y
gonadotrofinas elevadísimas. Esto último produjo en Fernanda una tirotoxicosis secundaria, la que se trató con
propiltiouracilo. La espera hasta la semana 16 pareció eterna y, aunque Fernanda se sentía mejor, su esperanza de
que no hubiese problemas se hacía cada vez más fuerte. Sin embargo el hallazgo ecográfico de una anomalía en el
cráneo era indicador de una posible alteración cromosómica. Ambos aceptaron continuar el estudio de modo que se
realizó una amniocentesis y un FISH que confirmaron una triploidía XXX para todas las células analizadas.

El Dr. Hernández les explicó detalladamente que lo que mostraban los análisis era un feto incompatible con la vida y
que cuando naciera podía no mostrar alteraciones físicas considerables. Pero el problema radicaba en que tendría un
retardo severo del crecimiento y una vez producido el parto sería incapaz de vivir más de minutos.

-¿Pero, ni siquiera unas horas? No le pido un día, sólo horas…

-No, me temo que no.

Fernanda incrédula miraba fijamente su abdomen, Rodrigo de pie a su lado tenía una mano apoyada sobre su cabeza
y la otra sobre su hombro. Todo era pena y desconcierto. Para Fernanda esto era irreal, no podía ser…¿cómo?, si ella
sentía todo ¿cómo no se dio cuenta?

Luego de un rato en el que el doctor les dio cierto espacio para asimilar el primer golpe, Rodrigo lo miró, y agregó:

-Doctor ¿Qué sugiere?

-La verdad es que existe la posibilidad de que continuando el embarazo se ponga en riesgo a Fernanda.

Interrumpiéndole con cierto temblor en la voz, Rodrigo preguntó:

-Cómo doctor…riesgo?, qué clase de riesgo?

-En estos casos la madre puede sufrir una pre-eclampsia y posterior eclampsia, que en términos concretos son crisis
hipertensivas que hasta pueden llegar a ser mortales para la madre.

Ambos palidecieron, Fernanda no dejaba de mirar hacia su vientre. -O sea doctor, lo que usted sugiere es que
terminemos con el embarazo?. Pero si yo me siento bien…no he tenido ningún problema, no he tenido dolores de
cabeza…nada de nada. No podría estar mejor.

-Fernanda, puede que no se haya manifestado aun, pero continuar en este estado puede llevarte a una crisis
hipertensiva en la que las posibilidades de revertirla son bastante bajas. Yo sé que es muy difícil de enfrentar todo de
una vez: la noticia del embarazo con un feto enfermo y el riesgo para tu salud. Pero entiende que como médico
tengo el deber de explicarte directamente como son las cosas.

Se fueron de la consulta en un estado de automatismo total. Ya en su casa se sentaron a almorzar, la muerte


ocupando el tercer asiento, como un invisible y silencioso convidado de piedra al que ninguno quería nombrar por
miedo a que de un momento a otro se materializara. Masticaban la comida con lentitud, como si los movimientos
rítmicos hicieran más tolerable la tarea y dejaran espacio para que la mente se ocupara en otras cosas.

Decidieron entre ambos hablarlo con sus padres y amigos, necesitaban consejo y exteriorizar aquellos temores que
no se permitían decir. El aborto les pareció a todos la respuesta más lógica, pero la sensación de tener un corazón de
plomo no se aliviaba en ninguno de los dos padres.

Finalmente asumieron el riesgo de esperar, bajo vigilancia médica muy cercana, sin plantearse la posibilidad de
interrumpir el embarazo si no había ya una preeclampsia establecida. Eso ocurrió a las 21 semanas de gestación, con
alza de presión arterial y proteinuria elevada. La indicación de interrumpir el embarazo ya no admitía discusión, lo
que ellos comprendieron y con dificultad aceptaron.

Hospitalizada hace un par de horas, el momento había llegado y una vez más la realidad los golpeaba de manera
implacable. Sonrieron cansadamente: el proceso había sido largo y mentalmente agotador, aun sabiendo que no
había otro escenario posible y a pesar de estar tranquilos con la decisión, no podían dejar de sentir una pena infinita.

Antonia nació por una microcesárea con 320 grs., fue bautizada por su padre, vestida, tomada y acariciada por
Fernanda y Rodrigo, y falleció a los pocos minutos de vida. Fue velada y sepultada al otro día por sus padres,
hermana y familiares cercanos. Con pena pero en paz, expresaron después que su hija será siempre parte de sus
vidas.

2. Teniendo en cuenta el relato anterior y desde la bioética, se puede establecer fundamentalmente, como la
bioética trata de encontrar un equilibrio es decir, una respuesta social, frente a los nuevos problemas
sociales que enfrentan las personas, como es la enfermedad producto de una malformación en el feto,
cuidando la salud.
También, se tiene presente el principio más importante de la bioètica,que es el de autonomía, este principio
que permite que las personas puedan decidir sobre su cuerpo, sobre su manera de asimilar una noticia
como es el caso, como poder llevar adelante un proceso por más doloroso que sea, incluso como poder
despedirse de un ser querido, sin presiones por parte de profesionales o familiares, pero siempre dejando en
claro los riesgos a los que se puede llegar a exponer la persona con determinadas decisiones que elija.
Así como también el principio de beneficencia, la búsqueda del profesional de querer hacer el bien, evitar el
daño que implica continuar con el embarazo, en beneficio de la madre gestante que pone en riesgo su vida.
Y por último el de justicia, actuar de manera ética y profesional, lo que está bien a los ojos de la ley y la
moral.

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