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Anatomia - Moore 8ed - Removed
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Músculo cardíaco y músculo liso. El músculo cardíaco es un tipo de músculo estriado que se halla en
las paredes del corazón, o miocardio, así como en algunos de los principales vasos sanguíneos. ● La
contracción del músculo cardíaco no se halla bajo el control voluntario, sino que se activa por fibras
musculares cardíacas especializadas que constituyen el marcapasos, cuya actividad está regulada por el
SNA. ● El músculo liso carece de estrías. Se encuentra en todos los tejidos vasculares y en las paredes del
tubo digestivo y de otros órganos. ● El músculo liso está inervado directamente por el SNA; por lo tanto,
no se halla bajo control voluntario.
SISTEMA CARDIOVASCULAR
El sistema circulatorio, que transporta líquidos por todo el organismo, se compone
de los sistemas cardiovascular y linfático. El corazón y los vasos sanguíneos
componen la red de transporte de la sangre, o sistema cardiovascular, a través del
cual el corazón bombea la sangre por todo el vasto sistema de vasos sanguíneos del
cuerpo. La sangre lleva nutrientes, oxígeno y productos de desecho hacia y desde las
células.
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FIGURA 1-22. La circulación. A) Ilustración esquemática de la disposición anatómica de las dos bombas
musculares (corazón derecho e izquierdo) que impulsan la circulación pulmonar y sistémica. B) Ilustración
esquemática de la circulación del cuerpo, con el corazón derecho e izquierdo representados como dos bombas
en serie. La circulación pulmonar y la sistémica son en realidad componentes en serie en un circuito continuo.
C) Esquema más detallado que muestra que la circulación sistémica consiste en varios circuitos paralelos que
sirven a los distintos órganos y regiones del cuerpo.
Circuitos vasculares
El corazón se compone de dos bombas musculares que, aunque adyacentes, actúan en
serie y dividen la circulación en dos partes: las circulaciones o circuitos pulmonar y
sistémico (fig. 1-22 A y B). El ventrículo derecho del corazón impulsa la sangre
pobre en oxígeno que procede de la circulación sistémica y la lleva a los pulmones a
través de las arterias pulmonares. El dióxido de carbono se intercambia por oxígeno
en los capilares pulmonares, y luego la sangre rica en oxígeno vuelve por las venas
pulmonares al atrio (aurícula) izquierdo del corazón. Este circuito, desde el
ventrículo derecho a través de los pulmones hasta el atrio izquierdo, es la circulación
pulmonar. El ventrículo izquierdo impulsa la sangre rica en oxígeno, que vuelve al
corazón desde la circulación pulmonar, a través del sistema arterial (la aorta y sus
ramas), con intercambio de oxígeno y nutrientes por dióxido de carbono en los
capilares del resto del cuerpo. La sangre pobre en oxígeno vuelve al atrio derecho del
corazón por las venas sistémicas (tributarias de las venas cavas superior e inferior).
Este circuito desde el ventrículo izquierdo al atrio derecho es la circulación
sistémica.
La circulación sistémica consiste en realidad en muchos circuitos en paralelo que
sirven a las distintas regiones y/o sistemas orgánicos del cuerpo (fig. 1-22 C).
Vasos sanguíneos
Hay tres clases de vasos sanguíneos: arterias, venas y capilares (fig. 1-23). La
sangre, a alta presión, sale del corazón y se distribuye por todo el cuerpo mediante un
sistema ramificado de arterias de paredes gruesas. Los vasos de distribución finales, o
arteriolas, aportan la sangre rica en oxígeno a los capilares. Estos forman un lecho
capilar, en el cual se produce el intercambio de oxígeno, nutrientes, productos de
desecho y otras sustancias con el líquido extracelular. La sangre del lecho capilar
pasa a vénulas de paredes delgadas, semejantes a capilares amplios. Las vénulas
drenan en pequeñas venas que desembocan en otras mayores. Las venas de mayor
calibre, las venas cavas superior e inferior, llevan la sangre pobre en oxígeno al
corazón.
La mayoría de los vasos del sistema circulatorio tiene tres capas o túnicas:
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La túnica media es la más variable. Las arterias, las venas y los conductos
linfáticos se distinguen por el grosor de esta capa en relación con el diámetro de la
luz, así como por su organización y, en el caso de las arterias, por la presencia de
cantidades variables de fibras elásticas.
ARTERIAS
Las arterias son vasos sanguíneos que transportan la sangre a una presión
relativamente elevada (en comparación con las venas correspondientes), desde el
corazón, y la distribuyen por todo el organismo (fig. 1-24 A). La sangre pasa a través
de arterias de calibre decreciente. Los diferentes tipos de arterias se distinguen entre
sí por su tamaño global, por las cantidades relativas de tejido elástico o muscular en
la túnica media (fig. 1-23), por el grosor de sus paredes con respecto a la luz, y por su
función. El tamaño y el tipo de las arterias son un continuo; es decir, se observa un
cambio gradual de las características morfológicas de un tipo a otro. Hay tres tipos de
arterias:
FIGURA 1-23. Estructura de los vasos sanguíneos. Las paredes de la mayoría de los vasos sanguíneos
tienen tres capas concéntricas de tejido, llamadas túnicas. Con menos músculo, las paredes de las venas son
más delgadas en comparación con las arterias, y tienen una amplia luz que normalmente aparece aplanada en
las secciones de tejidos.
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FIGURA 1-24. Porción sistémica del sistema cardiovascular. Las arterias y las venas que se muestran en la
ilustración transportan sangre oxigenada desde el corazón hacia los lechos capilares sistémicos y devuelven
sangre pobre en oxígeno desde los lechos capilares hasta el corazón, respectivamente, constituyendo la
circulación sistémica. Aunque normalmente se representan y consideran como vasos únicos, como aquí, las
venas profundas de los miembros normalmente se presentan como pares de venas satélites.
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VENAS
Las venas generalmente devuelven la sangre pobre en oxígeno desde los lechos
capilares al corazón, lo que les confiere su aspecto de color azul oscuro (fig. 1-24 B).
Las grandes venas pulmonares son atípicas al llevar sangre rica en oxígeno desde los
pulmones al corazón. Debido a que la presión sanguínea es menor en el sistema
venoso, sus paredes (específicamente la túnica media) son más delgadas en
comparación con las de las arterias acompañantes (v. fig. 1-23). Normalmente las
venas no pulsan, ni tampoco emiten un chorro de sangre cuando se seccionan. Hay
tres tipos de venas:
Las vénulas son las venas de menor tamaño. Las vénulas drenan los lechos
capilares y se unen con otras similares para constituir las venas pequeñas. Para
observarlas es necesario emplear medios de aumento. Las venas pequeñas son
tributarias de venas mayores, que se unen para formar plexos venosos (red
venosa), como el arco venoso dorsal del pie (fig. 1-24 B). Las venas pequeñas
no reciben denominaciones específicas.
Las venas medias drenan los plexos venosos y acompañan a las arterias de
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Las venas son más abundantes que las arterias. Aunque sus paredes son más
delgadas, su diámetro suele ser mayor que el de las arterias acompañantes. Las
paredes delgadas de las venas les permiten tener una gran capacidad de expansión, lo
que utilizan cuando el retorno de sangre al corazón queda dificultado por compresión
o presiones internas (p. ej., tras inspirar profundamente y luego contener la
respiración; es decir, en la maniobra de Valsalva).
Dado que las arterias y las venas forman un circuito, cabría esperar que la mitad
del volumen sanguíneo se hallara en las arterias y la otra mitad en las venas. Sin
embargo, debido al mayor diámetro de las venas y a su capacidad para expandirse,
típicamente sólo el 20 % de la sangre se encuentra en las arterias y el 80 % en las
venas.
FIGURA 1-25. Venas satélites. A pesar de que la mayoría de las venas del tronco discurren como largos
vasos únicos, las venas de los miembros transcurren en forma de dos o más vasos más pequeños que
acompañan a una arteria en una vaina vascular común.
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Aunque en las ilustraciones para simplificar suelen dibujarse las venas como
vasos únicos, en realidad generalmente son dobles o múltiples. Las que acompañan a
las arterias profundas, o venas satélites, las rodean en una red irregular de
ramificaciones (fig. 1-25). Esta disposición sirve como intercambio de calor a
contracorriente: la sangre arterial caliente cede calor a la sangre venosa más fría
cuando esta vuelve al corazón desde un miembro frío. Las venas satélites ocupan una
fascia relativamente poco flexible, o vaina vascular, junto con la arteria que
acompañan. A consecuencia de ello, quedan estiradas y aplanadas cuando la arteria se
expande durante la contracción cardíaca, lo que ayuda a conducir la sangre hacia el
corazón y constituye una bomba arteriovenosa.
Las venas sistémicas son más variables que las arterias, y las anastomosis
venosas, o comunicaciones naturales directas o indirectas entre dos venas, son más
frecuentes. La expansión centrífuga de los vientres musculares que se contraen en los
miembros, limitados por la fascia profunda, comprime las venas y «ordeña» la sangre
hacia el corazón, lo que constituye otro tipo de bomba venosa (musculovenosa) (fig.
1-26). Las válvulas venosas fragmentan la columna de sangre, lo que evita una
presión excesiva en las partes más declives y permite que la sangre venosa fluya
hacia el corazón. La congestión venosa que sufren los pies calientes y cansados
después de un día fatigoso se alivia al descansarlos más altos que el tronco (del
cuerpo), lo que ayuda al retorno de la sangre venosa al corazón.
CAPILARES SANGUÍNEOS
Para que el oxígeno y los nutrientes que llegan por las arterias ejerzan su acción
beneficiosa en las células que componen los tejidos del cuerpo, deben salir de los
vasos que los transportan y penetrar en el espacio extravascular entre las células, es
decir, el espacio extracelular (intercelular) donde viven las células. Los capilares son
simples tubos endoteliales que conectan los lados arterial y venoso de la circulación y
permiten el intercambio de materiales con el líquido extracelular (LEC) o
intersticial. Los capilares se disponen generalmente en forma de lechos capilares, o
redes que conectan las arteriolas y las vénulas (v. fig. 1-23). La sangre entra en los
lechos capilares procedente de las arteriolas, que controlan el flujo, y drena en las
vénulas.
La presión hidrostática en las arteriolas impulsa la sangre al lecho capilar y a
través de este, y también impulsa la salida de oxígeno, nutrientes y otros materiales
celulares en el lado arterial de los capilares (corriente arriba) hacia los espacios
extracelulares, lo que permite el intercambio con las células del tejido circundante. En
cambio, las paredes capilares son relativamente impermeables a las proteínas del
plasma. Corriente abajo, en el lado venoso del lecho capilar, la mayor parte de este
LEC, que ahora contiene productos de desecho y dióxido de carbono, se reabsorbe
hacia la sangre a consecuencia de la presión osmótica por las concentraciones más
altas de proteínas dentro del capilar. (Aunque está firmemente establecido, este
principio se denomina hipótesis de Starling.)
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FIGURA 1-26. Bomba musculovenosa. Las contracciones musculares en los miembros actúan
conjuntamente con las válvulas venosas para movilizar la sangre hacia el corazón. La expansión hacia fuera de
los vientres contraídos de los músculos está limitada por la fascia profunda y se convierte en una fuerza
compresiva, impulsando la sangre en sentido contrario a la gravedad.
CUADRO CLÍNICO
SISTEMA CARDIOVASCULAR
Arterioesclerosis: isquemia e infarto
La afección arterial adquirida más común, y además un hallazgo frecuente
en la disección del cadáver, es la arterioesclerosis (endurecimiento de las
arterias), por engrosamiento y pérdida de elasticidad de las paredes arteriales.
Una forma común, la ateroesclerosis, se acompaña de la acumulación de grasa
(principalmente colesterol) en las paredes arteriales. El depósito de calcio forma
una placa ateromatosa (ateroma), o área amarillenta bien demarcada y dura, que
hace prominencia en la superficie íntima de las arterias (fig. C1-9 A). El
consiguiente estrechamiento arterial y la irregularidad de la superficie pueden
provocar una trombosis (formación de un coágulo intravascular local, o trombo),
que puede ocluir la arteria o discurrir por la corriente sanguínea y bloquear vasos
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sanguíneos más distales, lo que constituye un émbolo (tapón que ocluye un vaso)
(fig. C1-9 B). Las consecuencias de la ateroesclerosis incluyen la isquemia
(disminución del aporte sanguíneo a un órgano o región) y el infarto (muerte o
necrosis locales de un área de tejido o un órgano, por descenso de la irrigación
sanguínea). Estas consecuencias son particularmente importantes en el corazón
(cardiopatía isquémica e infarto de miocardio o ataque al corazón), el cerebro
(accidente cerebrovascular o ictus) y las partes distales de los miembros
(gangrena).
FIGURA C1-9.
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FIGURA C1-10.
En algunas regiones, como en los dedos de las manos, existen conexiones directas
entre las pequeñas arteriolas y las vénulas proximales al lecho capilar que irrigan y
drenan. Estas comunicaciones, o anastomosis arteriovenosas, permiten que la
sangre pase directamente desde el lado arterial de la circulación al venoso, sin
transcurrir por los capilares. Los cortocircuitos arteriovenosos son numerosos en la
piel, donde desempeñan un papel importante en la conservación del calor corporal.
En algunas situaciones, la sangre pasa a través de dos lechos capilares antes de
llegar al corazón; un sistema venoso que une dos lechos capilares constituye un
sistema venoso porta. El principal ejemplo es el del sistema venoso en el cual la
sangre rica en nutrientes pasa desde los lechos capilares del tubo digestivo a los
lechos capilares o sinusoides hepáticos, o sistema porta hepático (v. fig. 1-22 C).
SISTEMA LINFOIDE
Aunque se halla ampliamente distribuido por todo el cuerpo, la mayor parte del
sistema linfoide (linfático) no es aparente en el cadáver, aunque es esencial para la
supervivencia. El conocimiento de la anatomía del sistema linfático es importante
para el clínico. La hipótesis de Starling (v. «Capilares sanguíneos» en este capítulo)
explica que la mayor parte de los líquidos y electrólitos que penetran en el espacio
extracelular procedentes de los capilares sanguíneos se reabsorben también en estos.
Sin embargo, hasta 3 l diarios no se reabsorben en los capilares. Además, una cierta
cantidad de proteínas plasmáticas se filtran hacia el espacio extracelular, y algunos
materiales que se originan en las células de los tejidos que no pueden atravesar las
paredes capilares, como el citoplasma de las células desintegradas, penetran
continuamente en el espacio donde viven las células. Si estos materiales se
acumularan en el espacio extracelular se produciría una ósmosis inversa, acudiría aún
más líquido y se originaría un edema (exceso de líquido intersticial que se manifiesta
por tumefacción). Sin embargo, la cantidad de líquido intersticial permanece bastante
constante en condiciones normales, y las proteínas y los desechos celulares
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FIGURA 4-49. Ciclo cardíaco. A) Circulación de la sangre en el corazón. El corazón derecho (lado azul) es
la bomba del circuito pulmonar; el corazón izquierdo (lado rojo) es la bomba de la circulación sistémica. B a
F) Fases del ciclo cardíaco. Este ciclo describe el movimiento completo del corazón o el latido cardíaco e
incluye el período desde el inicio de un latido al inicio del siguiente. El ciclo consta de la diástole (relajación y
llenado ventricular) y la sístole (contracción y vaciamiento ventricular). Obsérvese la correlación fisiológica
en la figura 4-50.
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FIGURA 4-50. Correlación del electrocardiograma normal (ECG), la presión ventricular y los ruidos
cardíacos. Las valvas atrioventriculares derecha e izquierda (tricúspide y mitral) cerradas se ilustran en la
figura 4-56 C y las valvas aórtica y pulmonar cerradas en la diástole en la figura 4-56 B.
Corazón
El corazón, algo más grande que un puño cerrado, es una bomba doble de presión y
succión, autoadaptable, cuyas partes trabajan al unísono para impulsar la sangre a
todo el organismo. El lado derecho del corazón (corazón derecho) recibe sangre poco
oxigenada (venosa) procedente del cuerpo a través de la VCS y la VCI, y la bombea a
través del tronco y las arterias pulmonares hacia los pulmones para su oxigenación
(fig. 4-49 A). El lado izquierdo del corazón (corazón izquierdo) recibe sangre bien
oxigenada (arterial) procedente de los pulmones, a través de las venas pulmonares, y
la bombea hacia la aorta para su distribución por el organismo.
El corazón tiene cuatro cavidades: atrios (aurículas) derecho e izquierdo y
ventrículos derecho e izquierdo. Los atrios son las cavidades receptoras que
bombean sangre hacia los ventrículos (las cavidades de eyección). Las acciones
sincrónicas de bombeo de las dos bombas atrioventriculares (AV) (cavidades
derechas e izquierdas) constituyen el ciclo cardíaco (fig. 4-49 B a F). El ciclo
empieza con un período de elongación y llenado ventricular (diástole) y finaliza con
un período de acortamiento y vaciado ventricular (sístole).
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FIGURA 4-51. Disposición del miocardio y del esqueleto fibroso del corazón. Disposición helicoidal
(espiral doble) del miocardio (modificado de Torrent-Guasp et al., 2001). Cuando se secciona el miocardio
superficial a lo largo del surco interventricular anterior (línea de puntos; 1) y se despega comenzando por su
origen en el anillo fibroso del tronco pulmonar (TP; 2), se evidencian las gruesas espirales dobles de la banda
miocárdica ventricular (3). Esta banda miocárdica ventricular se despliega progresivamente (3-6). Una banda
de fibras casi horizontales forma una espiral basal externa (marrón oscuro; 6) que comprende la pared externa
del ventrículo derecho (segmento derecho, S. der.) y la capa externa de la pared externa del ventrículo
izquierdo (segmento izquierdo, S. izq.). La espiral apical, más profunda (marrón claro), comprende la capa
interna de la pared externa del ventrículo izquierdo. El entrecruzamiento de sus fibras forma el tabique
interventricular. Así, el tabique, como la pared externa del ventrículo izquierdo, también tiene una doble capa.
La contracción secuencial de la banda miocárdica permite a los ventrículos funcionar en paralelo, como
bombas de aspiración y de propulsión; en la contracción, los ventrículos no se colapsan simplemente hacia
dentro sino que más bien se exprimen por sí mismos. MPA, músculos papilares anteriores; MPP, músculos
papilares posteriores.
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Con un fonendoscopio pueden oírse dos tonos o ruidos cardíacos: un ruido lub
(1.º) cuando la sangre pasa desde el atrio a los ventrículos, y un ruido dub (2.º)
cuando los ventrículos expelen la sangre del corazón. Los ruidos cardíacos se
producen por el cierre súbito de las valvas unidireccionales que normalmente impiden
el retorno del flujo sanguíneo durante las contracciones del corazón (fig. 4-50).
FIGURA 4-52. Esqueleto fibroso del corazón. El esqueleto fibroso aislado está compuesto por cuatro anillos
fibrosos (o dos anillos y dos «coronas»), cada uno de los cuales rodea una válvula; dos trígonos y las
porciones membranosas de los tabiques interatrial, interventricular y atrioventricular.
Las paredes del corazón están formadas en su mayor parte por miocardio,
especialmente en los ventrículos. Cuando los ventrículos se contraen, producen un
movimiento de compresión debido a la orientación en doble hélice de las fibras
musculares cardíacas del miocardio (Torrent-Guasp et al., 2001) (fig. 4-51). Este
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Está formada principalmente por el atrio izquierdo, con una contribución menor
del derecho.
Se orienta posteriormente hacia los cuerpos de las vértebras T6-T9 y está
separada de ellas por el pericardio, el seno oblicuo del pericardio, el esófago y
la aorta.
Se extiende superiormente hasta la bifurcación del tronco pulmonar e
inferiormente hasta el surco coronario.
Recibe las venas pulmonares en los lados izquierdo y derecho de su porción
atrial izquierda, y las venas cavas superior e inferior al nivel de los extremos
superior e inferior de su porción atrial derecha.
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FIGURA 4-53. Forma, orientación, caras y bordes del corazón. A y B) Se muestra la cara esternocostal del
corazón y la relación de los grandes vasos. Los ventrículos dominan esta cara (dos terceras partes el ventrículo
derecho, una tercera parte el ventrículo izquierdo). C y D) Se muestran las caras pulmonar (izquierda) y
diafragmática (inferior) y la base del corazón, así como la relación de los grandes vasos.
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ATRIO DERECHO
El atrio derecho forma el borde derecho del corazón y recibe sangre venosa de la
VCS, la VCI y el seno coronario (fig. 4-53 B y D). La orejuela derecha, semejante a
una oreja, es un pequeño saco muscular cónico que se proyecta desde el atrio derecho
como un espacio adicional que incrementa la capacidad del atrio cuando se solapa
con la aorta ascendente.
FIGURA 4-54. Atrio derecho del corazón. A) Se ha seccionado la pared externa del atrio derecho desde la
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orejuela derecha hasta la cara diafragmática. La pared se ha reclinado para mostrar la parte de pared lisa del
atrio, el seno de las venas cavas, derivado de la absorción de los senos venosos del corazón embrionario.
Todas las estructuras venosas que entran en el atrio derecho (venas cavas superior e inferior, y seno coronario)
desembocan en el seno de las venas cavas. La fosa oval, poco profunda, es el lugar de fusión de la valva
embrionaria del foramen oval con el tabique interatrial. B) El flujo que entra por la vena cava superior (VCS)
se dirige hacia el orificio atrioventricular derecho, mientras que la sangre de la vena cava inferior (VCI) se
dirige hacia la fosa oval, tal como lo hacía antes del nacimiento.
FIGURA 4-55. Interior del ventrículo derecho del corazón. La pared esternocostal del ventrículo derecho
ha sido extirpada. A) La valva atrioventricular derecha (tricúspide) en la entrada del ventrículo (agujero
atrioventricular derecho) está abierta, y la valva pulmonar en la salida del tronco pulmonar está cerrada, como
lo estarían durante el llenado ventricular (diástole). El cono arterioso, liso y en forma de embudo, es el tracto
de salida de la cavidad. B) La sangre entra en la cavidad desde sus caras posterior e inferior, fluyendo
anteriormente y hacia la izquierda (hacia el vértice); la sangre se dirige hacia el tronco pulmonar superior y
posteriormente. VCI, vena cava inferior; VCS, vena cava superior. C) Valva atrioventricular derecha
(izquierda) extendida y la influencia de la valva pulmonar (derecha) en la apertura y el cierre de la válvula.
Una porción posterior lisa, de pared delgada (el seno de las venas cavas),
donde desembocan la VCS, la VCI y el seno coronario, transportando sangre
pobre en oxígeno hacia el interior del corazón.
Una pared muscular rugosa compuesta por músculos pectinados.
Un orificio AV derecho a través del cual el atrio derecho descarga hacia el
interior del ventrículo derecho la sangre pobre en oxígeno que ha recibido.
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Las porciones lisa y rugosa de la pared atrial están separadas externamente por un
surco vertical poco profundo, el surco terminal (fig. 4-53 C), e internamente por la
cresta terminal (fig. 4-54 A). La VCS desemboca en la porción superior del atrio
derecho a nivel del 3.er cartílago costal derecho. La VCI desemboca en la porción
inferior del atrio derecho casi en línea con la VCS, cerca del nivel del 5.º cartílago
costal.
El orificio del seno coronario, un corto tronco venoso que recibe la mayoría de
las venas cardíacas, está entre el orificio AV derecho y el orificio de la VCI. El
tabique interatrial que separa los atrios tiene una depresión oval, del tamaño de la
huella de un pulgar, la fosa oval, que es un vestigio del foramen oval y su válvula en
el feto. Para comprender completamente las características del atrio derecho es
preciso conocer el desarrollo embrionario del corazón. (V. cuadro clínico
«Embriología del atrio [aurícula] derecho».)
VENTRÍCULO DERECHO
El ventrículo derecho forma la mayor porción de la cara anterior del corazón, una
pequeña parte de la cara diafragmática y casi la totalidad del borde inferior del
corazón (fig. 4-52 B). Superiormente, se estrecha en un cono arterial, el cono
arterioso (infundíbulo), que conduce al tronco pulmonar (fig. 4-55). El interior del
ventrículo derecho tiene unas elevaciones musculares irregulares denominadas
trabéculas carnosas. Una gruesa cresta muscular, la cresta supraventricular,
separa la pared muscular trabecular de la porción de entrada de la cavidad de la pared
lisa del cono arterioso o porción de salida del ventrículo derecho. La porción de
entrada del ventrículo derecho recibe sangre del atrio derecho a través del orificio
atrioventricular derecho (tricúspide) (fig. 4-56 A), que se localiza posterior al
cuerpo del esternón al nivel de los espacios intercostales 4.º y 5.º. El orificio AV
derecho está rodeado por uno de los anillos fibrosos del esqueleto fibroso del corazón
(v. fig. 4-52). El anillo fibroso mantiene constante el calibre del orificio (lo
suficientemente grande para permitir la entrada de las puntas de tres dedos) y se
opone a la dilatación que puede producirse por el paso forzado de sangre a diferentes
presiones a través de él.
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FIGURA 4-56. Valvas del corazón y grandes vasos. A) Las valvas del corazón se muestran in situ. B) Al
inicio de la diástole (relajación y llenado ventriculares), las valvas aórtica y pulmonar están cerradas; poco
después, se abren las valvas atrioventriculares derecha e izquierda (tricúspide y mitral) (que también se
muestran en la fig. 4-49). C) Inmediatamente después empieza la sístole (contracción y vaciado ventriculares),
las valvas atrioventriculares derecha e izquierda se cierran y se abren las valvas pulmonar y aórtica. AV,
atrioventricular. D) Influencia del flujo/presión de la sangre en la apertura y cierre normales de la valva
atrioventricular izquierda.
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FIGURA 4-57. Interior del atrio y el ventrículo izquierdos del corazón. A) Se muestran las características
de las caras internas del atrio izquierdo y del tracto de entrada del ventrículo izquierdo. B) Patrón del flujo
sanguíneo a través del lado izquierdo del corazón. C) Para obtener las vistas A y B se ha seccionado el
corazón verticalmente a lo largo de su borde izquierdo y después transversalmente a través de la parte superior
de su base, pasando entre las venas pulmonares superior e inferior izquierdas. AV, atrioventricular.
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ATRIO IZQUIERDO
El atrio izquierdo forma la mayor parte de la base del corazón (v. fig. 4-53 C y D). En
este atrio, de paredes lisas, entran los pares de venas pulmonares derechas e
izquierdas, carentes de válvulas (fig. 4-57). En el embrión sólo hay una vena
pulmonar común, del mismo modo que hay un único tronco pulmonar. La pared de
esta vena y cuatro de sus tributarias han sido incorporadas a la pared del atrio
izquierdo del mismo modo que el seno venoso ha sido incorporado al derecho. La
porción de la pared derivada de la vena pulmonar embrionaria es lisa. La orejuela
izquierda, tubular y musculosa, con una pared trabeculada por los músculos
pectinados, forma la porción superior del borde izquierdo del corazón y se superpone
a la raíz del tronco pulmonar (v. fig. 4-53 A y B). Representa los vestigios de la
porción izquierda del atrio primitivo. Una depresión semilunar en el tabique
interatrial señala el suelo de la fosa oval (fig. 4-57 A); la cresta que la rodea es la
valva del foramen oval.
El interior del atrio izquierdo posee:
Una porción más grande de pared lisa y una orejuela muscular más pequeña que
contiene músculos pectinados.
Cuatro venas pulmonares (dos superiores y dos inferiores) que penetran por su
pared posterior lisa (fig. 4-57 A a C).
Una pared ligeramente más gruesa que la del atrio derecho.
Un tabique interatrial que se inclina posteriormente y hacia la derecha.
VENTRÍCULO IZQUIERDO
El ventrículo izquierdo forma el vértice del corazón, casi toda su cara y borde
izquierdos (pulmonares), y la mayor parte de la cara diafragmática (figs. 4-53 y 4-58).
Debido a que la presión arterial es mucho más alta en la circulación sistémica que en
la pulmonar, el ventrículo izquierdo desarrolla más trabajo que el derecho.
El interior del ventrículo izquierdo tiene (fig. 4-58):
Paredes que son entre dos y tres veces más gruesas que las del ventrículo
derecho.
Paredes cubiertas con gruesas crestas musculares, trabéculas carnosas, que son
más delgadas y más numerosas que las del ventrículo derecho.
Una cavidad cónica más larga que la del ventrículo derecho.
Unos músculos papilares anterior y posterior mayores que los del ventrículo
derecho.
Una porción de salida de pared lisa, no muscular y superoanterior, el vestíbulo
de la aorta, que conduce hacia el orificio y la valva aórticos (fig. 4-58 A a C).
Una valva AV izquierda o valva mitral, con dos válvulas que cierra el orificio
AV izquierdo (figs. 4-56 y 4-58).
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VALVAS SEMILUNARES
Cada una de las tres válvulas semilunares de la valva pulmonar (anterior, derecha
e izquierda), al igual que las válvulas semilunares de la valva aórtica (posterior,
derecha e izquierda), es cóncava cuando se ve superiormente (figs. 4-56 B y 4-58 A).
(V. cuadro clínico «Bases para la denominación de las válvulas de las valvas aórtica y
pulmonar».) Las válvulas semilunares no tienen cuerdas tendinosas que las sostengan.
Su área es más pequeña que la de las cúspides de las valvas AV, y la fuerza ejercida
sobre ellas es menos de la mitad que la ejercida sobre las cúspides de las valvas
atrioventriculares derecha e izquierda. Las válvulas se proyectan en la arteria, pero
son presionadas hacia (y no contra) sus paredes a medida que la sangre sale del
ventrículo (figs. 4-56 C y 4-59 B). Tras la relajación del ventrículo (diástole), la
retracción elástica de la pared del tronco pulmonar o de la aorta hace retroceder la
sangre hacia el corazón. Sin embargo, las válvulas se cierran bruscamente, como un
paraguas plegado por el viento, y así atrapan el flujo sanguíneo revertido (figs. 4-56 B
y 4-59 C). Se juntan para cerrar por completo el orificio, apoyándose una en la otra a
medida que sus bordes se encuentran y evitando así que una cantidad importante de
sangre retorne al ventrículo.
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FIGURA 4-58. Vista interior y del tracto de salida del ventrículo izquierdo del corazón. A y B) Se ha
seccionado la cara anterior del ventrículo izquierdo de forma paralela al surco interventricular, replegando el
borde derecho de la incisión hacia la derecha y mostrando una vista anterior de la cámara. B) El agujero
atrioventricular izquierdo y la valva atrioventricular izquierda están situados posteriormente, y el vestíbulo
aórtico se dirige superiormente y a la derecha hacia la valva aórtica. C) Estudio de arteriografía coronaria por
TC no contrastada. El medio de contraste resalta el ventrículo izquierdo y el tracto de salida.
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FIGURA 4-59. Valva aórtica, senos aórticos y arterias coronarias. A) Al igual que la valva pulmonar, la
valva aórtica tiene tres válvulas semilunares: derecha, posterior e izquierda. B) La sangre expelida del
ventrículo izquierdo fuerza la apertura de las válvulas. C) Cuando se cierra la valva, los nódulos y las lúnulas
se encuentran en el centro.
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El atrio derecho.
La mayor parte del ventrículo derecho.
Parte del ventrículo izquierdo (la cara diafragmática).
Parte del TIV (normalmente el tercio posterior).
El nodo SA (en un 60 % de la población).
El nodo AV (en un 80 % de la población).
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FIGURA 4-61. Variaciones en la distribución de las arterias coronarias. A) En el patrón más frecuente
(67 %), la ACD es dominante, dando origen a la rama interventricular posterior. B y C) La ACI da origen a la
rama interventricular posterior en un 15 % de los individuos. D) Se dan otras muchas variaciones.
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El atrio izquierdo.
La mayor parte del ventrículo izquierdo.
Parte del ventrículo derecho.
La mayor parte del TIV (normalmente sus dos tercios anteriores), incluido el
fascículo AV del tejido de conducción, a través de sus ramas septales IV
perforantes.
El nodo SA (en un 40 % de la población).
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FIGURA 4-62. Venas del corazón. Las venas cardíacas magna, media y menor, la vena oblicua del atrio
izquierdo y la vena posterior del ventrículo izquierdo son los principales vasos que drenan en el seno
coronario. El seno coronario, a su vez, drena en el atrio derecho. Las venas cardíacas anteriores drenan
directamente en la orejuela del atrio derecho.
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Drenaje linfático del corazón. Los vasos linfáticos del miocardio y el tejido
conectivo subendocárdico se dirigen hacia el plexo linfático subepicárdico. Los
vasos linfáticos de este plexo pasan hacia el surco coronario y siguen a las arterias
coronarias. Un vaso linfático único, formado por la unión de varios vasos linfáticos
del corazón, asciende entre el tronco pulmonar y el atrio izquierdo y acaba en los
nódulos linfáticos traqueobronquiales inferiores, normalmente en el lado derecho.
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FIGURA 4-63. Sistema de conducción del corazón. A) Los impulsos (flechas) que se originan en el nodo
sinoatrial, situado en el extremo superior del surco (internamente, cresta) terminal, se propagan a través de la
musculatura atrial hasta el nodo atrioventricular. B) Los impulsos (flechas) recibidos por el nodo
atrioventricular, en la porción inferior del tabique interatrial, son conducidos a través del fascículo
atrioventricular y sus ramas hasta el miocardio. El fascículo atrioventricular empieza en el nodo
atrioventricular y se divide en ramas derecha e izquierda en la unión de las porciones membranosa y muscular
del TIV.
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FIGURA 4-64. Plexos y nervios cardíacos. Esta disección del mediastino superior y posterior muestra los
ramos cardíacos del nervio vago (NC X) y los troncos simpáticos descendiendo a ambos lados de la tráquea
para formar el plexo cardíaco. Aunque aquí se ve anterior a la bifurcación traqueal, la relación principal del
plexo cardíaco es con la aorta ascendente y el tronco pulmonar; se ha extirpado la primera para exponer el
plexo.
Inervación del corazón. El corazón está inervado por fibras nerviosas autónomas
procedentes del plexo cardíaco (fig. 4-64; v. también la fig. 4-69 B y C), que a
menudo bastante artificialmente se divide en porción superficial y porción profunda.
Esta red nerviosa, según se describe con más frecuencia, está situada sobre la
superficie anterior de la bifurcación de la tráquea (una estructura respiratoria), ya que
en la disección se observa habitualmente después de extirpar la aorta ascendente y la
bifurcación del tronco pulmonar. Sin embargo, su relación primaria es con la cara
posterior de estas dos últimas estructuras, en especial la aorta ascendente. El plexo
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cardíaco está formado por fibras simpáticas y parasimpáticas en ruta hacia el corazón,
así como por fibras aferentes viscerales que conducen fibras reflejas y nociceptivas
desde el corazón. Las fibras se dirigen desde el plexo a lo largo y hacia los vasos
coronarios y los componentes del sistema de conducción, en particular el nodo SA.
La inervación simpática procede de fibras presinápticas, cuyos cuerpos celulares
residen en los núcleos intermediolaterales (astas laterales) de los cinco o seis
segmentos torácicos superiores de la médula espinal, y de fibras simpáticas
postsinápticas con cuerpos celulares en los ganglios paravertebrales cervicales y
torácicos superiores de los troncos simpáticos. Las fibras postsinápticas atraviesan los
nervios esplácnicos cardiopulmonares y el plexo cardíaco, y terminan en los nódulos
SA y AV, y se relacionan con las terminaciones de las fibras parasimpáticas en las
arterias coronarias. La estimulación simpática aumenta la frecuencia cardíaca, la
conducción del impulso y la fuerza de contracción, y al mismo tiempo aumenta el
flujo a través de los vasos coronarios para soportar este aumento de la actividad. La
estimulación adrenérgica del nodo SA y del tejido de conducción aumenta la
frecuencia de despolarización de las células marcapasos mientras aumenta la
conducción AV. La estimulación adrenérgica directa a partir de fibras nerviosas
simpáticas, así como la estimulación hormonal suprarrenal indirecta, aumentan la
contractilidad atrial y ventricular. La mayor parte de los receptores adrenérgicos de
los vasos coronarios son receptores b2, que al ser activados producen relajación (o
quizás inhibición) del músculo liso vascular y, por consiguiente, dilatación de las
arterias (Wilson-Pauwels et al., 1997). Esto aporta más oxígeno y nutrientes al
miocardio durante los períodos de mayor actividad.
CUADRO CLÍNICO
CORAZÓN
Cateterismo cardíaco
En el cateterismo cardíaco se inserta un catéter radiopaco en una vena
periférica (p. ej., la vena femoral) y se lleva, con control fluoroscópico, a
través del atrio derecho, el ventrículo derecho, el tronco pulmonar y las arterias
pulmonares. Mediante esta técnica pueden registrarse las presiones intracardíacas
y obtenerse muestras de sangre. Si se inyecta un medio de contraste radiopaco,
puede seguirse su recorrido por el corazón y los grandes vasos mediante
radiografías seriadas. Alternativamente, puede utilizarse la cinerradiografía o
ecografía cardíaca para observar el flujo de colorante en tiempo real. Las dos
técnicas permiten estudiar la circulación por un corazón en funcionamiento y son
útiles para estudiar defectos cardíacos congénitos.
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a ser el seno de las venas cavas de paredes lisas del atrio derecho del adulto (v.
fig. 4-53 A), en el cual drenan todas las venas, incluido el seno coronario. La
línea de fusión del atrio primitivo (la orejuela del adulto) y el seno de las venas
cavas (el derivado del seno venoso) está marcada interiormente por la cresta
terminal y externamente por el surco terminal. El nodo SA, que se ha comentado
antes en el presente capítulo, se localiza justo enfrente de la abertura de la VCS
en el extremo superior de la cresta terminal (es decir, en el borde entre el atrio
primitivo y el seno venoso; de ahí su nombre).
Antes del nacimiento, la válvula de la VCI dirige la mayoría de la sangre
oxigenada que vuelve desde la placenta por la vena umbilical y la VCI hacia el
foramen oval del tabique interatrial, a través del cual pasa al atrio izquierdo (fig.
C4-23 D). El foramen oval tiene una válvula en forma de lengüeta que permite la
derivación derecha-izquierda, pero la impide izquierda-derecha. Al nacer, cuando
el bebé hace su primera respiración, los pulmones se expanden con aire y la
presión en el atrio derecho cae por debajo de la del atrio izquierdo (fig. C4-23 E).
En consecuencia, el foramen oval se cierra por primera y última vez, y su válvula
suele fusionarse con el tabique interatrial. El foramen oval obliterado está
representado en el tabique interatrial posnatal por la depresión de la fosa oval. El
borde de la fosa oval rodea la fosa. El suelo de la fosa está formado por la
válvula del foramen oval. La válvula de la vena cava inferior, rudimentaria, una
formación de tejido en semiluna, no tiene ninguna función después del
nacimiento; su tamaño varía considerablemente y puede estar ausente.
Defectos de tabicación
DEFECTOS DE TABICACIÓN DEL ATRIO
Una anomalía congénita del tabique interatrial, normalmente el cierre
incompleto del foramen oval, es un defecto de tabicación del atrio (DTA).
En el 15-25 % de los adultos, en la parte superior de la fosa oval aparece una
abertura (defecto) del tamaño de una sonda (Moore et al., 2016). Estos pequeños
DTA no provocan, por sí mismos, alteraciones hemodinámicas, y por tanto
carecen de significación clínica y no deben considerarse una forma de DTA. Los
DTA clínicamente significativos varían mucho en su tamaño y localización, y
pueden formar parte de una cardiopatía congénita más compleja. Los DTA de
mayor tamaño permiten que la sangre oxigenada de los pulmones se derive desde
el atrio izquierdo al derecho a través del defecto, lo que produce una hipertrofia
del atrio y el ventrículo derechos y una dilatación del tronco pulmonar (fig. C4-24
A). Esta derivación izquierda-derecha sobrecarga el sistema vascular pulmonar,
lo que provoca hipertrofia del atrio y el ventrículo derechos, y de las arterias
pulmonares.
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FIGURA C4-23. Desarrollo de las características del atrio derecho. A) El atrio primitivo y el seno
venoso. B) El asta sinusal derecha se ha incorporado en el atrio derecho; el asta sinusal izquierda se ha
convertido en el seno coronario. C) Derivados del asta sinusal en la pared del atrio derecho. D y E) Las
presiones abren el foramen oval antes del nacimiento (D) y lo cierran después del nacimiento,
convirtiéndolo en la fosa oval (E).
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FIGURA C4-24. Defectos de tabicación. A) Defecto de tabicación del atrio. B) Defecto de tabicación
del ventrículo.
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FIGURA C4-25. Zonas de matidez (amarillo) y resonancia (no sombreada) del tórax.
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FIGURA C4-26. Bases evolutivas de la nomenclatura de las valvas valvulares. A) Valva del tronco
arterioso sin divisiones. B) Valvas aórtica y pulmonar después de la división de la valva del tronco. C)
Posición final y relaciones de las valvas aórtica y pulmonar.
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FIGURA C4-27. TC axial de la arteria coronaria derecha que surge del seno coronario izquierdo.
Esta variante puede comprimirse entre la aorta y el tronco pulmonar.
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Ecocardiografía
La ecocardiografía (cardiografía por ultrasonidos) es una técnica para
registrar gráficamente la posición y los movimientos del corazón a partir del
eco obtenido dirigiendo ondas ultrasónicas hacia la pared cardíaca (fig. C4-28).
Esta técnica permite detectar cantidades de líquido de tan sólo 20 ml en la
cavidad pericárdica, como el producido por un derrame pericárdico. La
ecocardiografía Doppler es una técnica que muestra y registra el flujo de sangre a
través del corazón y los grandes vasos mediante ultrasonografía Doppler, lo que
la hace especialmente útil para diagnosticar y analizar problemas del flujo
sanguíneo a través del corazón, como defectos del tabique, y para detectar
estenosis y regurgitaciones valvulares, sobre todo en el lado izquierdo del
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corazón.
Angiografía coronaria
Mediante la angiografía coronaria pueden visualizarse las arterias
coronarias en arteriografías coronarias (fig. C4-29). Se introduce un catéter
largo y estrecho en la aorta abdominal a través de la arteria femoral en la región
inguinal. Bajo control fluoroscópico, se coloca el extremo del catéter justo en la
abertura de una arteria coronaria. Se realiza una pequeña inyección de un medio
de contraste radiopaco y se obtienen cinerradiografías para estudiar la luz de la
arteria y sus ramas, así como las posibles zonas de estenosis. Con mayor
frecuencia, la TC no invasiva o la angiografía por RM están reemplazando a los
métodos convencionales invasivos. Consúltense las figuras C4-38 y C4-45.
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INFARTO DE MIOCARDIO
Cuando se produce una oclusión repentina de una arteria principal por un émbolo,
la región del miocardio irrigada por el vaso ocluido se infarta (se queda casi sin
sangre) y sufre necrosis (muerte patológica del tejido). Los tres puntos donde se
produce con más frecuencia la obstrucción de una arteria coronaria y el
porcentaje de oclusiones que afecta a cada arteria son (fig. C4-30 A):
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FIGURA C4-30. Las localizaciones 4-3 suponen como mínimo el 85 % de todas las oclusiones.
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Angina de pecho
El dolor que se origina en el corazón se denomina ángor o angina de pecho.
Las personas con angina de pecho suelen describir el dolor opresivo y
pasajero (entre 15 s y 15 min), aunque moderadamente intenso, como una tensión
retroesternal en el tórax. El dolor se debe a la isquemia del miocardio que no
llega a producir la necrosis celular que define el infarto.
La angina se debe casi siempre a un estrechamiento de las arterias coronarias.
La disminución del flujo de sangre provoca un menor aporte de oxígeno a las
células de músculo estriado cardíaco. Debido al limitado metabolismo anaerobio
de los miocitos, se acumula ácido láctico y disminuye el pH en las áreas afectadas
del corazón. Los receptores para el dolor del músculo son estimulados por el
ácido láctico. El ejercicio extenuante (sobre todo después de una comida
copiosa), la exposición brusca al frío y el estrés exigen un aumento de actividad
al corazón, pero los vasos obstruidos no son capaces de llevarlo a cabo. Cuando
entran alimentos en el estómago, aumenta el flujo de sangre hacia él y hacia otras
partes del tubo digestivo. Como resultado, se desvía sangre desde otros órganos,
incluido el corazón.
El dolor anginoso cede con un período de reposo (a menudo basta con 1-2
min). Puede administrarse nitroglicerina sublingual (una medicación que se
aplica bajo la lengua para ser absorbida por la mucosa bucal), ya que dilata las
arterias coronarias (y las otras). Esto aumenta el flujo de sangre al corazón y a la
vez disminuye la carga y la demanda de oxígeno del corazón, ya que este bombea
contra una resistencia menor. Asimismo, los vasos dilatados alojan un mayor
volumen de sangre, de manera que al corazón llega menos sangre y se alivia la
congestión cardíaca. De este modo, la angina suele ceder. Esta angina constituye
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Angioplastia coronaria
Los cardiólogos o radiólogos cirujanos realizan una angioplastia coronaria
transluminal percutánea, introduciendo un catéter que tiene un pequeño
globo hinchable fijado en su extremo dentro de la arteria coronaria obstruida (fig.
C4-33). Cuando el catéter llega a la obstrucción se infla el globo y se aplana la
placa ateroesclerótica contra la pared del vaso. Se distiende el vaso para aumentar
el tamaño de su luz, mejorando así el flujo de sangre. En otros casos, se inyecta
trombocinasa a través del catéter; esta enzima disuelve el coágulo de sangre.
También se han utilizado dispositivos intraluminales con cuchillas giratorias o
con láser. Tras dilatar el vaso, puede colocarse una endoprótesis (stent) vascular
para mantener la dilatación. Los stents están hechos con mallas rígidas o
semirrígidas, que están colapsadas durante su introducción. Una vez en su sitio,
se expanden o son expandidas con un catéter con globo, para mantener la
permeabilidad de la luz.
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Electrocardiografía
El transporte de impulsos por el corazón desde el nodo SA puede
amplificarse y registrarse en un electrocardiograma (ECG) (fig. C4-34). La
evaluación funcional del corazón incluye pruebas de tolerancia al ejercicio
(pruebas de esfuerzo en cinta ergométrica), principalmente para comprobar las
consecuencias de una posible arteriopatía coronaria. Estas pruebas son
importantes para detectar las causas de irregularidades en el latido cardíaco. En
una prueba de esfuerzo se controlan la frecuencia cardíaca, el ECG y los registros
de la presión arterial a medida que al paciente se le pide un mayor esfuerzo. El
resultado muestra cuál es el mayor esfuerzo que puede tolerar con seguridad el
corazón del paciente.
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FIGURA C4-35. Irrigación sanguínea del sistema de conducción del corazón. AV, atrioventricular;
SA, sinoatrial.
Reiniciar el corazón
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FIGURA C4-36. Áreas del dolor cardíaco referido (rojo). A) Patrón común de dolor anginoso. B y C)
Patrones menos habituales de dolor cardíaco referido.
Puntos fundamentales
CORAZÓN
Corazón. El corazón es una bomba dual de succión y compresión que propulsa la sangre a través de un
bucle doble infinito formado por los circuitos pulmonar y sistémico. ● El corazón derecho trabaja para el
primero y el izquierdo para el segundo. ● El corazón tiene una forma semejante a la de una pirámide
invertida, con el vértice dirigido anteroinferiormente y hacia la izquierda, y la base opuesta al vértice
(posterior). ● Cada lado del corazón incluye una cavidad receptora (atrio) y una cavidad de succión-
compresión-expulsión (ventrículo). ● Las cavidades bilaterales (y por tanto los circuitos sistémico de alta
presión y pulmonar de baja presión) están separadas por un tabique cardíaco que es en gran parte
muscular, aunque tiene también una parte membranosa. ● Hay valvas AV situadas entre las cámaras
unilaterales para facilitar el bombeo en dos etapas (acumular y después eyectar). ● Las válvulas
semilunares (pulmonar y aórtica), de sentido único, están localizadas a la salida de cada lado para evitar el
flujo retrógrado (excepto el que llena las arterias coronarias) y mantienen la presión diastólica de las
arterias. ● Las cavidades tienen una capa endotelial brillante, el endocardio; una pared muscular o
miocardio, cuyo grosor es proporcional a las presiones que se producen dentro de cada cavidad específica,
y una capa exterior brillante (la capa visceral de pericardio seroso, o epicardio). ● El miocardio de los
atrios y los ventrículos (y la propagación miógena de los estímulos de contracción a través de él) está
unido a y separado por tejido conectivo del esqueleto fibroso del corazón. ● El esqueleto fibroso está
compuesto por cuatro anillos fibrosos, dos trígonos y la porción membranosa del tabique cardíaco. ●
Únicamente el músculo especializado que conduce los impulsos contráctiles desde los atrios a los
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El timo.
Los grandes vasos, con las venas (braquiocefálicas y VCS) anteriores a las
arterias (arco de la aorta y las raíces de sus ramas principales —el tronco
braquiocefálico, la arteria carótida común izquierda y la subclavia izquierda) y
nervios relacionados (vagos y frénicos, y el plexo nervioso cardíaco).
La continuación inferior de las vísceras cervicales (anteriormente la tráquea y
posteriormente el esófago) y nervios relacionados (nervio laríngeo recurrente
izquierdo).
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