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La importancia de la lengua swahili

y su enseñanza en México
The Significance of Teaching Swahili
Language in México
José Arturo Saavedra Casco
El Colegio de México
jsaave@colmex.mx

Resumen:
Este artículo contiene un recuento del origen y el desarrollo de la cátedra de lengua swahili
establecida en 1982 en el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Men-
ciona la importancia del estudio de esta lengua africana con base en su historia y presencia
internacional, y ofrece una lista de logros y puntos positivos obtenidos en 37 años de exis-
tencia. Sin embargo, también se señalan los problemas que la enseñanza del swahili ha en-
frentado, en gran medida a causa de la marginalidad y el desinterés que desafortunadamente
sufren los estudios africanos en México.

Abstract:
This article includes a review of the origin and development of the lecture on Swahili lan-
guage, which began in 1982 in the Centre of Asian and African Studies at El Colegio de
México. It mentions the importance and significance of the study of this African language
based on its history and international success, citing the achievements and positive gains for
thirty-seven years. However, it also shows the problems and challenges that Swahili teaching
has faced, due to the lack of interest and marginal role that unfortunately African studies
have in Mexico.

Palabras clave:
Swahili, historia, enseñanza, importancia, logros, obstáculos.

Key Words:
Swahili, history, teaching, significance, achievements, obstacles.

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La importancia de la lengua swahili
y su enseñanza en México

José Arturo Saavedra Casco

Introducción

El swahili es una lengua de África del este que cuenta con un número aproxi‑
mado de ciento cuarenta millones de hablantes a lo largo de Somalia,
República Democrática del Congo, Rwanda, Burundi, Uganda, Mozambique,
Comoras, Kenya y Tanzanía. En Kenya y Tanzanía tiene estatus de lengua
oficial, y solamente en Tanzanía se utiliza en los ámbitos administrativo
y político, y para la educación básica. Aunque su número de hablantes en el
continente es elevado, únicamente entre ocho y diez millones la tienen
como lengua materna; el resto la utiliza como segunda, tercera e incluso
cuarta lengua, junto con otras lenguas regionales y al menos una europea,
producto de la herencia colonial, como el inglés, el francés y el portugués.1
Los procesos migratorios hacia países de África del sur, como Sudáfrica,
Namibia y Botswana, han hecho frecuente el uso del swahili para la comu-
nicación entre africanos de diversos orígenes, dada su pertenencia a la fami-
lia lingüística bantú, preponderante en gran parte del África subsahariana.
Posiblemente, los orígenes del swahili como lengua de comerciantes la han
convertido en un eficiente medio para el intercambio de ideas e informa-
ción a lo largo del continente. No obstante, su importancia no sólo se debe
a este hecho, ni a razones económicas ni financieras.

1
Wilfred Whiteley, Swahili. The Rise of a National Language, Londres, Methuen, 1969, pp. 79-96.

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Desde la intromisión europea que devino en la casi total colonización
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

del continente africano a finales del siglo XIX, el swahili ha sido estudiado
—quizá más que cualquier otra lengua africana— por misioneros cristianos,
administradores coloniales, educadores y académicos. Desde la década
de 1880 se han publicado en inglés, francés, alemán e italiano diccionarios,
gramáticas y cursos destinados a estudiantes de swahili, además de otros
materiales didácticos producidos en español, ruso, chino y japonés. Obras
importantes de la literatura swahili han sido traducidas a varios idiomas,
y en universidades de todo el orbe es la lengua africana que cuenta con más
cátedras para su estudio. Si bien la disponibilidad de materiales didác-
ticos ha sido un factor para popularizar la enseñanza del swahili sobre

Mapa. Países donde se habla swahili y la región swahilihablante

Fuente: Elaborado con base en los mapas de la Sección de Información Geoespacial de la ONU y con los
datos proporcionados por el autor.

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otras lenguas africanas con importancia regional y millones de hablantes,

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como el zulú, el hausa, el amhárico y el yoruba, otro elemento que ha
hecho visible al swahili es su importancia como lengua panafricana durante
el periodo de descolonización entre las décadas de los cincuenta y sesenta, y
su peso político como lengua libertaria en los movimientos antiapartheid
y la lucha por la igualdad de derechos civiles de la población afroamericana
en Estados Unidos. Estas razones han convertido al swahili en la lengua
africana más conocida del mundo, y México no ha sido la excepción, dado
que cuenta con cursos formales para su estudio desde 1982.
A continuación, se presenta una breve historia del swahili y el desarrollo
de su estudio a lo largo del tiempo para poder así entender y analizar cómo
se ha establecido la cátedra de enseñanza de esta lengua en México, y com-
prender cuáles han sido sus logros, retos y limitaciones. Al final se presenta
una reflexión sobre cómo el swahili puede ser útil para las relaciones polí-
ticas, económicas y culturales con el continente africano, y tener así una
mejor comunicación entre estos ámbitos.

Historia sintética de una lengua

De acuerdo con los mapas lingüísticos de Joseph H. Greenberg y los estu-


dios de Thomas J. Hinnebush, Derek Nurse y Thomas Spears, el swahili
es una lengua bantú del tronco lingüístico sabaki, originario del norte
de la actual Kenya.2 En otros estudios, se le ha atribuido algún parentesco
o relación lingüística con el árabe, lengua que aporta una importante
cantidad de palabras al swahili, pero que no modifica su pertenencia afri-
cana. El swahili es resultado de la unión cultural y biológica de pueblos
procedentes de la península arábiga y de los que poblaban las costas
de lo que hoy es Kenya y Tanzanía. Las evidencias arqueológicas indi-
can que entre los siglos VIII y XI d. C. se gestó la cultura que se conocerá
como swahili, vocablo derivado del árabe sahil (costa) y que inicialmente

2
Derek Nurse y Thomas J. Hinnebusch, Swahili and Sabaki: A Linguistic History, Berkeley, Univer-
sity of Los Angeles Press, 1993; Joseph H. Greenberg, The Languages of Africa, Bloomington,
Indiana University, 1963, citado en Joseph Ki-Zerbo (dir.), Historia general de África I. Metodolo-
gía y prehistoria africana, París/Madrid, UNESCO/Tecnos, 1982.

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se refería a un pueblo que habitaba las costas africanas del Océano Índico,
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cuya elite se dedicaba al comercio marítimo y cuya identidad se basaba en la


religión islámica.3 Sobre el origen específico de la lengua, los especialistas
creen que desde el siglo XI d. C. ya se utilizaba junto con el árabe, pero
los primeros testimonios materiales de su uso datan del siglo XIV (inscrip-
ciones en tumbas); del siglo XVI datan algunos fragmentos de manuscritos
en los que la escritura arábiga fue adaptada a una lengua donde las voca-
les son la base silábica, como en el swahili.4 Durante varios siglos hasta
el XIX, la región siguió recibiendo oleadas de migrantes del mundo árabe
y del sur de Asia, quienes incorporaron vocabulario propio de sus lenguas
al de las lenguas locales (hablantes del farsi y el hindi hicieron aportacio-
nes significativas). A su vez, el swahili consolidó una serie de variantes
dialectales que se distinguieron a nivel fonético y de vocabulario en cada
una de las ciudades-Estado que existieron en la costa: Pate, Lamu, Mom-
basa, Zanzíbar, entre otras. El islam contribuyó a mantener una fuerte
influencia del árabe en el vocabulario del swahili, aunque adaptado a la
estructura fonética de éste. Paralelamente, los textos religiosos musul-
manes, incluido el Corán, fueron traducidos al swahili, y para mediados
del siglo XIX ya se habían impreso copias de este libro sagrado en India
y exportado a la costa, que por entonces ya era gobernada por la dinastía
ibadí omaní establecida en Zanzíbar.5
Aunque el paso de los portugueses por la región entre los siglos XVI y
XVIII afectó políticamente a ciudades como Kilwa, Mombasa y Malindi,
su influencia sobre el swahili fue mínima, tan sólo unas palabras del por-
tugués pasaron a su vocabulario. En realidad, fue la colonización británica
y alemana en África del este el parteaguas que transformó al swahili, tanto
lingüísticamente como en su función, uso y expansión a zonas lejanas de la
costa. A través de las rutas comerciales de la costa al interior, el gobierno

3
Derek Nurse y Thomas Spear, “Swahili and their History”, en The Swahili: Reconstructing the
History and Language of an African Society, 800-1500, Filadelfia, University of Pennsylvania Press,
1985, pp. 1-31.
4
D. Nurse y T. Spear, “The African background of Swahili”, en op. cit., pp. 32-51.
5
Randall L. Pouwels, Horn and Crecent: Cultural Change and Traditional Islam on the East African
Coast, 800-1900, Nueva York, Cambridge University Press, 1987, pp. 6-31.

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colonial alemán aprovechó la existencia de una clase letrada swahili para

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utilizarla en la recolección de impuestos y como intermediaria en asuntos
relacionados con las autoridades locales. Esta política tuvo como conse-
cuencia que el swahili adquiriera el estatus de lengua de uso burocrático,
lo que propició su estudio en universidades alemanas y despertó interés
entre los estudiosos de las lenguas africanas. Debido a que el swahili posee
un vocabulario cercano al islam, misioneros cristianos alemanes, británicos
y franceses también la utilizaron para el proselitismo religioso, pues la cer-
canía teológica entre esas religiones facilitaba la producción de catecismos
y materiales para la evangelización. En pocos años el swahili se convirtió
en el principal puente de comunicación entre los colonizadores y los pue-
blos de África del este. Para 1918, año en que Alemania perdió sus colo-
nias en África, el uso del swahili se había extendido hasta la parte oriental
de la actual República Democrática del Congo, las fronteras de Mozam-
bique y a algunas regiones de Uganda, Rwanda y Burundi. Fue en 1932,
ya bajo administración británica, que se instauró el Comité Interterritorial
de Lenguas, acontecimiento fundamental en la historia del swahili. El obje-
tivo de este comité fue encontrar una lengua de uso administrativo y para
la educación básica en la región de África oriental. Como resultado de sus
trabajos, se consideró al swahili como la más apropiada, y se seleccionó
el dialecto kiunguja de Zanzíbar como la base de estandarización de la len-
gua. Este proceso fue llevado a cabo por lingüistas y estudiosos extranjeros
con nula participación local y con una total exclusión del pueblo swahili,
los hablantes originales. La arbitraria selección del dialecto kiunguja originó
el declive y el debilitamiento de dialectos regionales otrora importantes,
como el kiamu de la costa del norte de Kenya o el kimvita de Mombasa.6
El gobierno colonial británico convirtió así al swahili en lengua de uso
burocrático y educacional para los sectores locales y las tropas coloniales
conformadas por africanos procedentes de diversas etnias. De este modo,
los colonialistas se apropiaron de esta lengua y la usaron para sus propósi-
tos. Esto constituye un episodio único en la historia de los procesos de colo-
nización, ya que más que la lengua del colonizador fue una lengua local
la que se utilizó para el funcionamiento del régimen sin la intervención ni la

6
W. Whiteley, op. cit., p. 86.

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influencia de sus hablantes originales. La estandarización del swahili afectó
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la forma de estudio de la lengua, ya que a partir de entonces la mayoría


de los cursos, libros de texto y gramáticas producidos en el mundo se basa-
ron en el swahili estándar. No obstante, algunos materiales se basaron en el
dialecto kingwana, hablado en la parte este de la República Democrática
del Congo, que tiene diferencias significativas con el swahili estándar, por-
que esta región se encontraba fuera del ámbito colonial británico. Al ser
territorio controlado por Bélgica, la enseñanza de la lengua estuvo a cargo
de misioneros católicos que contribuyeron a que dicho dialecto excluyera
vocabulario de la costa de influencia árabe-islámica, y además de “cristia-
nizarlo” promovieron un mayor uso de vocabulario bantú para el estudio
y la utilización del swahili.7
La función arriba mencionada del swahili en el periodo colonial tuvo
importantes consecuencias para el futuro inmediato. Por un lado, en la
década de los cincuenta el swahili se convirtió en lengua de propaganda
política cuando Julius Nyerere y su partido Tanganyika African National
Union (TANU), impulsaron el camino hacia la independencia de Tanganica.
Posteriormente, en 1961, luego de la creación de un nuevo Estado, se con-
virtió en la lengua oficial y en base de la cultura nacional del país que se
convertiría en Tanzanía al concretarse la unión con Zanzíbar y Pemba.
Por su parte, aunque en Kenya el swahili no llegó a alcanzar la relevancia
que en Tanzanía, compartió el estatus de lengua oficial con el inglés y se
le dio importancia en la enseñanza básica por encima de otras lenguas.
Si bien en otras naciones que surgieron en el área el swahili no obtuvo
la misma preeminencia que en los países antes mencionados, a nivel regional
se convirtió en el idioma por excelencia entre africanos.8 Este hecho tam-
bién le dio importancia política en todo el continente cuando la entonces
Organización de la Unidad Africana, surgida en 1963, la consideró una de

7
Para un estudio detallado del swahili estándar, véase José Arturo Saavedra Casco, “’Swahili es-
tándar’: ¿una categoría prevalente?”, en Estudios de Asia y África, vol. 43, núm. 3, septiembre-di-
ciembre de 2008, pp. 685-699.
8
W. Whiteley, op. cit., p. 123.

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sus lenguas oficiales.9 La ideología panafricana que dominó los principios

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políticos desde los orígenes de este organismo encontró en el swahili y el
árabe las lenguas de uso continental más importantes. Existen testimonios
de que líderes como Patrice Lumumba y Nyerere intercambiaban ideas
en swahili; asimismo, numerosos participantes en la lucha por la descoloni-
zación y el apartheid en Sudáfrica, Mozambique, Angola, Rodesia (Zimba-
bwe) y Uganda, aprendieron el swahili en Tanzanía, mientras organizaban
en el exilio sus movimientos de liberación. Esto le dio al swahili un valor
especial en las décadas de los sesenta y setenta, coincidiendo con la Guerra
Fría, y propició un particular interés en su estudio en el bloque de países
socialistas de Europa oriental, la Unión Soviética, China e inclusive Cuba.
Ernesto Che Guevara, en sus memorias de la guerra del Congo, menciona
su interés y su frustrado intento de estudiar swahili en 1965 durante su cam-
paña para derrocar al régimen proimperialista de Moise Tshombe, desarro-
llada en una región donde el swahili era la lengua franca de los congoleños
y rwandeses que participaban en el ejército rebelde.10 En los Estados Uni-
dos de América, tanto los movimientos sociales de grupos afroamericanos,
como sus sectores intelectuales fomentaron la idea de que el swahili era el
idioma representativo del África poscolonial. Las organizaciones panafrica-
nas afiliadas a esta lucha comenzaron a utilizar palabras del swahili en sus
discursos. En la década de los sesenta, después de conseguir las enmiendas
constitucionales que garantizan la igualdad de derechos políticos y civiles a
toda la población estadunidense, numerosas universidades de ese país
inauguraron departamentos y centros de estudios afroamericanos con un
enfoque académico conocido como Black Studies; en ellos comenzaron
a publicarse estudios de área sobre culturas africanas, y el swahili se esta-
bleció como la primera lengua africana con cátedras en la Unión Ameri-
cana. Desde entonces, han sido numerosos los estudios ahí desarrollados
y hasta la fecha continúa una intensa actividad de producción de cursos,
diccionarios y recursos audiovisuales.

9
A partir de 2002 este organismo se transformó en la Unión Africana. Véase su protocolo de
lenguas de uso en https://au.int/en/about/languages (fecha de consulta: 14 de junio de 2019).
10
Ernesto Che Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, Barcelona, Mondadori, 1999, p. 60.

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Aunque la producción literaria en lengua swahili no es muy conocida
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

fuera de África oriental, ya que no cuenta con muchas traducciones que la


internacionalicen, autores como Aniceti Kitereza y Ngugi wa Thiongo
han logrado ofrecer versiones en swahili de algunas de sus obras escritas
originalmente en sus lenguas maternas, el kikerewe y el kikuyu, respectiva-
mente. Sin duda un incentivo adicional para el estudio del swahili es poder
descubrir su rica producción literaria, que inicia en el siglo XVI con poe-
sía islámica swahili y continúa en el XX con autores como Shabaan Robert
y Euphrase Kezilahabi, entre otros.
El swahili también ha recibido numerosas alusiones y referencias
en la cultura global de los últimos cincuenta años. En Estados Unidos,
por ejemplo, las fiestas de la africanidad celebradas a principios de agosto
son conocidas como Kwanzaa derivada de la palabra kwanza que sig-
nifica, “comienzo”. La conocida producción cinematográfica y musical
El rey león utiliza el swahili tanto para los nombres de sus principales
personajes como para la canción estelar: Hakuna Matata (“No hay pro-
blema”). Célebres artistas como Lionel Richie y Michael Jackson incluye-
ron palabras en swahili en algunas de sus canciones, tales como karamu
(“fiesta”) y nakupenda sana (“te amo”). Famosos grupos de la década
de los setenta como el grupo eurocaribeño Boney M grabaron canciones
en lengua swahili como la tradicional canción Malaika (“Ángel”), cuya
versión más conocida es la de la cantante sudafricana Miriam Makeba,
y Jambo Bwana (“Hola señor”).
Un hecho innegable es que el swahili es la lengua africana más conocida,
estudiada y con más cátedras alrededor del mundo. Al momento de escri-
bir estas líneas, existen cursos de swahili en Estados Unidos, Inglaterra,
Francia, Italia, Alemania, Polonia, República Checa, Rusia, China, Corea
del Sur y Japón. En África, destacan Egipto, Ghana, Sudáfrica, Uganda y,
hasta la caída del régimen de Muamar Gadafi, Libia contaba con el mayor
sistema de enseñanza de swahili, después de Kenya y Tanzanía.11 En este
sentido, no es extraño que en México se dieran condiciones favorables para
crear una cátedra de swahili, como se verá a continuación.

11
Ali A. Mazrui y Alamin M. Mazrui, Swahili State and Society: The Political Economy of an African
Language, Nairobi, East African Educational Publishers, 1995.

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El programa de Maestría en Estudios

José Arturo Saavedra Casco


de África en El Colegio de México
y el inicio de la cátedra de lengua swahili

En 1964, El Colegio de México creó el Centro de Estudios Orientales con el


apoyo de la UNESCO ante la necesidad de contar con especialistas en regio-
nes del mundo que no se habían estudiado sistemáticamente e inspirados
en el auge en estudios de área, que se hicieron comunes en universidades
de todo el orbe. De las primeras generaciones de egresados del programa
surgió Celma Agüero, profesora argentina que inicialmente hizo estudios
sobre Medio Oriente, pero que, inspirada en los acontecimientos de la
descolonización de África y el surgimiento de las nuevas naciones afri-
canas, consideró indispensable que en América Latina existiera un pro-
grama de estudios e investigación de temas, políticos, sociales, culturales
y económicos sobre África para la formación de académicos y diplomáti-
cos. Tras años de insistencia y trabajo, y con el apoyo del entonces presi-
dente de El Colegio de México, Víctor L. Urquidi, finalmente sus esfuerzos
se vieron coronados en 1982 con la apertura del programa de Maestría
en Estudios de África, que convertía al Centro de Estudios Orientales en el
Centro de Estudios de Asia y África (CEAA), nombre que hoy conserva.
Dos años de preparación precedieron la inauguración del programa, donde
la profesora Agüero contó con la colaboración de prominentes académicos
como Peter Anyang’ Nyong’o e Isha Shivji, de Kenya y Tanzanía, respec-
tivamente. Los programas de maestría del CEAA tienen en todas sus áreas
una orientación esencialmente humanística, con materias de historia,
literatura, cultura, política y sociedad. Desde sus inicios incluyen en su
currículo, como requisito indispensable, el estudio de una lengua regio-
nal para cada área.12 A diferencia del chino, japonés y árabe, que cubren
espacios lingüísticos bastante homogéneos en sus áreas de China, Japón
y Medio Oriente, en África hay numerosas lenguas en cada parte del con-
tinente. Por lo anterior, la profesora Agüero, consciente de la importancia
histórica y cultural del swahili, y de la necesaria disponibilidad de cursos
y materiales para su estudio, después de consultar a colegas africanistas

12
Para mayor información, véase la página web del CEAA: https://ceaa.colmex.mx/.

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de varias partes del mundo, decidió elegir al swahili como lengua a cursar
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

en el programa de maestría para África. Con la asesoría de los profesores


Nyong’o y Shivji, procedentes de países swahilihablantes, se dio a la tarea
de reunir materiales didácticos, diccionarios, gramáticas y recursos audiovi-
suales para la enseñanza del idioma procedentes de África, Europa y Esta-
dos Unidos. A su vez, pudo conseguir que dos swahilihablantes residentes
en México, el profesor Massimango Cangabo de República Democrática
del Congo —entonces Zaire— y B. Magobeko, procedente de Tanzanía,
fueran los primeros instructores de la lengua.

Desarrollo y alcances de la cátedra de swahili

A partir de 1982 y hasta 1988, el programa de la Maestría en Estudios de África


existió como un ente autónomo en relación con el resto de las áreas del CEAA.
Posteriormente, por razones administrativas y financieras, se volvió una de
las seis áreas de especialización que hoy ofrece el programa (África, China,
Japón, Medio Oriente, sur de Asia y sureste de Asia). El programa de maes-
tría por ese entonces tenía una duración de tres años, lo que permitía que se
impartieran clases de cada lengua de área durante cinco semestres, ya que
el último se dejaba libre para la elaboración de la tesis de grado. En el caso
del swahili, esto permitió que al final del programa el estudiante adquiriera
un conocimiento óptimo del idioma para lectura, comprensión de textos
y conversación básica. El swahili es en realidad una lengua sencilla de apren-
der para los hispanohablantes, porque su fonética es muy parecida a la del
español, está adaptada al alfabeto latino, y no es necesario aprender un sis-
tema de escritura (como en el caso del árabe, el chino, el japonés o el hindi).
Desde 2002, el programa se redujo a dos años de duración, pero la sencillez
del swahili para su estudio ayudó a que esto no afectara significativa-
mente su aprendizaje. A lo largo de más de treinta y cinco años, la cátedra
de swahili ha contado con profesores de Estados Unidos, Kenya, México,
República Democrática del Congo y Tanzanía, y han participado 15 genera-
ciones, con un total de 80 estudiantes graduados. Los estudiantes que han
cursado la materia desde su creación proceden de Argentina, Brasil, Colom-
bia, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, México, Puerto Rico y Venezuela
(véanse cuadros 1 y 2).

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Cuadro 1. Estudiantes del programa de Maestría en Estudios de Asia

José Arturo Saavedra Casco


y África, especialidad África (1982-2019)
Generación Estudiantes Países de procedencia
1982-1985 16 Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, México
Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica,
1985-1988 15
México, Estados Unidos
1988-1991 7 Argentina, Brasil, Colombia, México
1991-1994 2 Argentina
1994-1997 4 Brasil, Cuba, México
Argentina, Brasil, Cuba (Puerto Rico, Estados
1997-2000 5
Unidos)
2000-2002 5 Cuba, México.
2002-2004 4 Argentina, Cuba, México
2004-2006 3 Brasil, Colombia, México
2007-2009 2 Argentina, México
2009-2011 6 Cuba, México, Venezuela
2011-2013 4 México
2013-2015 1 México
2015-2017 3 México
2017-2019 3 México
Total 80

Cuadro 2. Profesores de lengua swahili del programa de Maestría


en Estudios de Asia y África, especialidad África (1982-2019)
Profesores País de procedencia
Massimango Cangabo, Jean Bosco
República Democrática del Congo
Kakozi Kashindi
Aaron Rosenberg Estados Unidos
Chege Githiora, Leonard Muaka,
Kenya
Maina wa Mutonya
José Arturo Saavedra Casco México
B. Magobeko, Dagai Bulali Tanzanía
Total 9

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Logros de la cátedra de swahili
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

El estudio de lengua swahili en México ha trascendido internacional-


mente por ser la única catedra de este idioma en América Latina. En el
caso particular del área de África, el objetivo principal de su enseñanza
es introducir a los estudiantes a la cosmogonía y los rasgos culturales
de los pueblos del continente, en especial, los de la región subsahariana,
cuya familia lingüística níger-congo-bantú tiene coincidencias que per-
miten al alumno tener los conocimientos básicos de las características
morfológicas y sintácticas de estas lenguas. Esto resulta más importante
si el alumno requiriese, para estudios posteriores, adentrarse en otras
lenguas pertenecientes a esta amplia región que va del sur de Came-
rún hasta Sudáfrica. También por ser lengua franca de amplias regiones
de África central y oriental, el swahili tiene una gran utilidad para quien
desee hacer trabajo de campo con lenguas locales. Dado que un ámbito
importante para los egresados es el académico, el swahili es una gran
herramienta de apoyo para estudios doctorales, la docencia y la investi-
gación sobre temas africanos. Egresados de Argentina, Brasil, Costa Rica
y México que continuaron estudios doctorales sobre África tuvieron en el
swahili un valioso referente para sus investigaciones, incluso cuando
su área no fuese específicamente la de esta lengua.
La cátedra de lengua swahili ha contribuido con materiales de estu-
dio en español como el Diccionario swahili-español, publicado por El
Colegio de México en 2002; sin duda la versión más académica de su
tipo.13 También se ha creado una página web con datos básicos y mate-
riales para el estudio de este idioma.14 Se han publicado, además, tra-
ducciones al español de textos importantes en swahili, como los de
los tanzanos David Diva, E. Kezilahabi, Mohamed S. Mohamed y Sha-
aban bin Robert, así como textos de Ngugi wa Thiong’o, inicialmente
escritos en kikuyu y swahili.

13
Chege J. Githiora, Diccionario swahili-español, México, El Colegio de México, 1982. Este diccio-
nario ha sido reconocido por especialistas como el único en su tipo.
14
Véase “Curso de Swahili”, en https://swahili.colmex.mx/.

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La cátedra de enseñanza de este idioma en México ha recibido men-

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ciones en Kenya, Tanzanía y Estados Unidos por parte de universidades,
y por la Asociación de Profesores de Lenguas Africanas de Estados Unidos,
que la mencionan como única en América Latina.15 La actividad realizada
en sus clases fue objeto de estudio de la tesis doctoral de Jamie Thomas
escrita entre 2010 y 2011, que dedica gran parte de su contenido al análisis
de cómo se enseña la lengua swahili en México.16 A su vez, Katrina Daly
Thomson cita datos de esta tesis en su libro publicado en 2017.17

Problemas y limitaciones para la consolidación


y continuidad de la cátedra de swahili en México

No obstante los aspectos positivos arriba señalados, existen aún varios obs-
táculos que impiden la consolidación definitiva de la enseñanza del swahili
en México. A continuación, se comentan algunos de esos obstáculos y se
proponen opciones para superarlos.

En México existe sólo una cátedra de swahili

El hecho de que únicamente se imparta esta materia en el CEAA a estu-


diantes de maestría de un área específica reduce la posibilidad de expan-
dir la enseñanza del swahili a otras instituciones, universidades o centros
de estudios superiores, y a otras regiones fuera de la Ciudad de México.
Esta situación provoca un estado de aislamiento que impide que gente
no inscrita en el programa de posgrado sobre África tenga acceso a este
curso, situación que genera desinterés en estudiar la lengua.

15
Véase “African Language Teachers Association”, en http://altaonweb.org/home.
16
Jamie A. Thomas, Becoming Swahili in Mexico City and Dar es Salaam: Identity in the Learning of a
Globalized Language through an African Studies Program, East Lansing, Michigan State University,
tesis de doctorado, 2013, pp. 161-205.
17
Katrina Daly Thompson, Popobawa: Tanzanian Talk, Global Misreadings, Bloomington, Indiana
University Press, 2017, pp. 96-100.

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Recursos financieros limitados
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

para el estudio del swahili

El Colegio de México es una institución pública que solamente recibe recur-


sos del gobierno federal y carece por sí misma de fondos que permitan,
por un lado, que los estudiantes cursen estancias en las regiones de su
interés y específicamente en África del este. También hay limitaciones para
conseguir profesores que impartan la materia, pues depende de los swahi-
lihablantes que residen en México. Aunque en los últimos diez años se ha
logrado contar con profesores de tiempo completo, cuando ellos se ven
obligados a ausentarse es difícil sustituirlos y traer profesores de fuera
del país por falta de presupuesto.

África subsahariana y el interés por el swahili

Dado que el swahili no es hablado fuera de la región de África del este y a


pesar de su utilidad como herramienta lingüística y cultural para conocer
las sociedades africanas subsaharianas, los alumnos interesados en inves-
tigar temas en otras regiones del continente sienten frustración al no poder
acceder a otras lenguas, como el zulú de Sudáfrica, el yoruba de Nigeria y el
wolof de Senegal. A esto hay que añadir que muchos materiales de estu-
dio sobre los países africanos están escritos en árabe y en las tres lenguas
coloniales más importantes: francés, inglés y portugués. Este factor impide
que se desarrolle un mayor interés en muchos de los estudiantes.

La práctica del swahili fuera de las aulas


y del programa de maestría

Lamentablemente, la lejanía física y la escasez de hablantes de swahili


en México son aspectos que impiden que el alumno aumente su conoci-
miento y práctica de esta lengua, lo que hace que más allá de las clases
con sus compañeros y maestros no tenga oportunidad de utilizarla. Aunque
internet y las redes sociales proporcionan muchas posibilidades de acceder
a programas de radio y televisión, películas y material audiovisual en swahili,
la falta de práctica hace que el egresado pierda contacto con los cursos,
deje de estudiar la lengua y la olvide. También influye el hecho de que

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la gran mayoría de egresados del programa desgraciadamente se dedican

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a actividades totalmente ajenas a esta región del mundo. A nivel personal
podrán mantener interés en el swahili y todo lo relacionado con la lengua
por medio de la red, pero difícilmente podrán consolidar lo que aprendie-
ron en la clase si no pueden utilizarlo con regularidad. Dado que muchos
datos sobre África se encuentran en inglés o francés, el swahili queda mar-
ginado también como lengua de información.

La marginalidad de los estudios


africanos en México

La cátedra de lengua swahili depende totalmente de los estudios de África


en el programa de maestría de El Colegio de México. Si éste no existiera
tampoco habría estudios de swahili en el país. La idea de que el estu-
dio de una lengua de área es indispensable en el programa ha permi-
tido que se mantenga la enseñanza de esta lengua, aunque, como se ha
explicado, no cubre ni representa la totalidad de las culturas que habitan
el continente africano. A diferencia del chino, japonés y árabe, que cuen-
tan con varios centros de enseñanza en universidades e institutos cultu-
rales, el swahili depende para su existencia exclusivamente del programa
de maestría del CEAA.
Desafortunadamente, los estudios africanos no son atractivos para la mayor
parte de los potenciales estudiantes de maestría, que prefieren el entorno
asiático y Medio Oriente, aparte de los clásicos estudios sobre Europa y Nor-
teamérica. En ciencias sociales y humanidades el estereotipo eurocéntrico
del mundo encuentra su extremo absoluto cuando de África se trata. Tanto
en la historia y la literatura, como en el conjunto de las humanidades, a la
par de la ciencia política y las relaciones internacionales, en México es inne-
gable el desinterés y la apatía que los estudios y las investigaciones sobre
África enfrentan cotidianamente en nuestro entorno. 18 Después de las déca-
das de los sesenta y setenta cuando la academia y la política exterior tuvieron
acercamientos importantes con países africanos, como durante el gobierno

18
Hilda Varela Barraza, “Entre el discurso oficial y la realidad: la política exterior de México hacia
África, 2012-2018”, en Foro Internacional, núm. 237-238, julio-diciembre de 2019, p. 933.

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de Luis Echeverría (1970-1976) con un sólido contacto diplomático y un
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

número importante de representaciones mexicanas en el continente, desde


1977, la cooperación y las relaciones con las regiones africanas poseedoras
de intereses económicos similares disminuyó considerablemente. A partir
de los gobiernos posteriores, la política exterior mexicana ha priorizado
las áreas de América del norte, Europa y los países asiáticos más desarrolla-
dos con criterios de cooperación económica y desarrollo, pero no sucede
lo mismo con el continente africano.19 Si para los estudiantes interesados
en las relaciones exteriores África no es atractivo, tampoco genera entu-
siasmo para aquellos que se encuentran en el campo económico y finan-
ciero. La pobreza, la inestabilidad política, las guerras, las enfermedades y el
subdesarrollo se aúnan a los tradicionales estereotipos de atraso, barbarie
y primitivismo, copiados en gran parte de las representaciones e imagina-
rios eurocéntricos occidentales que aún existen y mantienen la herencia
colonialista y hegeliana del siglo XIX.20 Los medios electrónicos, el cine y las
noticias que llegan sobre las “cotidianas tragedias africanas”, además de que
muestran al continente de forma unitaria sin distinguir casos ni regiones,
impiden que uno se entere de las historias de éxito, crecimiento económico
y desarrollo de países como Botswana y Ghana, que además son ejemplo
de democracia y estabilidad económica.21 Por último, la identidad nacional
en México, a diferencia de muchos países latinoamericanos de Sudamérica
y el Caribe, ha marginalizado desde su independencia la herencia africana,
que por cierto es mucho más profunda e importante de lo que la historiografía
tradicional asume.22 A pesar de los esfuerzos de investigadores especializados
en las poblaciones afrodescendientes que reivindican “la tercera raíz”; de que
se ha reducido la marginalidad de los temas afromexicanos en los últimos

19
Ibid., pp. 933-957
20
J. A. Saavedra Casco, “África anterior a la colonización europea”, en Daniel Toledo (coord.), Asia
y África en la historia, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 1996, pp. 99-
129.
21
Richard Dowden, “Africa is a Night Flight Away: Images and Realities”, en R. Dowden, Africa,
Altered States, Ordinary Miracles, Londres, Portobello, 2008, pp. 1-10.
22
Gonzalo Aguirre Beltrán, “Prólogo”, en G. Aguirre Beltrán, La población negra en México, 2a. ed.,
México, FCE, 1972, pp. 7-12.

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años, y del surgimiento de organizaciones culturales y educativas que resca-

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tan y reivindican la herencia histórica, artística y cultural africana en México,
todavía falta mucho por hacer. En resumen, los estudios de África en México
siguen siendo marginales por los estereotipos y la creencia de que es un
continente lejano y ajeno. Esta situación ha impedido que el estudio de la
lengua swahili salga de las aulas de El Colegio de México hacia otros ámbi-
tos académicos, culturales y educativos.

Conclusión: ¿qué se puede hacer para mantener


y consolidar la enseñanza del swahili en México?

El conocimiento de una lengua constituye un valioso capital humano, tanto


para el individuo como para la sociedad. Cuando se trata de una lengua
cuyo lugar de origen es distante, representa un puente de comunicación
que puede contribuir a un acercamiento entre pueblos y culturas para
beneficio de sus comunidades. El autor de estas líneas, quien ha estudiado,
enseñado y trabajado sobre la lengua swahili por más de tres décadas, con-
sidera que a pesar de que esta lengua no representa a una región poderosa
en términos geopolíticos y económicos, constituye un medio de acerca-
miento no sólo para los países de África del este, sino para el continente
entero. La experiencia me ha mostrado en mis estancias en Kenya y Tan-
zanía lo mucho que la gente aprecia el que uno pueda hablar y comuni-
carse en swahili. En todos estos años, he podido ser un digno “embajador
cultural” en las universidades de Nairobi y Kenyatta (en Kenya) y en las de
Dar es Salaam y Zanzíbar (en Tanzanía). Profesores, estudiantes y gente
común reconocen el esfuerzo de que en México se estudie esta lengua
y se enorgullecen de que sea en una región tan lejana a la suya. Además,
mi conocimiento del swahili me permitió acceder a un universo fascinante
a través de su cultura, literatura e historia.23 Mi formación como historiador

23
Un gran logro en este aspecto fue la producción de mi tesis doctoral en la School of Oriental
and African Studies (SOAS) de la University of London, que fue publicada en inglés y espa-
ñol; véanse J. A. Saavedra Casco, Swahili Poetry as a Historical Source. Utenzi, War Poems and the
German Conquest of East Africa 1888-1910, Trenton, Africa World Press, 2007, y La poesía swahili

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y el estudio de esta lengua me permitió hacer estudios historiográficos sobre
La importancia de la lengua swahili y su enseñanza en México

poesía épica precolonial y combinar la enseñanza de la historia de África


con el uso de la lengua para ilustrar las características africanas en cuanto
a su sociedad, costumbres y cosmogonía.24 También me ha permitido explo-
rar a través de la producción de canciones y videos la forma de acercar
nuestro entorno al suyo.25 A pesar de que varios egresados de Argentina,
Brasil, Costa Rica y México han realizado exitosas carreras profesionales
en la academia y la diplomacia con la especialidad en África, solamente
yo he logrado mantener el interés en estudiar y utilizar la lengua para
mis investigaciones, por circunstancias que deberían incluir a más egre-
sados, pero que se contraen ante la falta de oportunidades para continuar
utilizando el swahili.
En nuestro entorno contemporáneo, donde la globalización cultural
y mediática ha reducido distancias gracias a las redes cibernéticas, y el
acceso a los recursos tecnológicos está al alcance de cada vez más gente,
es más fácil estudiar swahili que hace 30 años, cuando era complicado
adquirir libros de texto, diccionarios, revistas y libros en ese idioma. No obs-
tante, es necesario que las instituciones académicas mexicanas y las ofi-
cinas de gobierno dedicadas a la política y comercio exterior aprovechen
el espacio y la experiencia de los estudios africanos de El Colegio de México,
a fin de que éste se mantenga para formar nuevas generaciones de exper-
tos en la enseñanza del swahili y de los estudios africanos en su conjunto.

como fuente histórica: Utenzi, poemas de guerra y la conquista alemana de África del este, 1888-1910,
México, Centro de Estudios de Asia y África-El Colegio de México, 2008.
24
La tesis de Thomas muestra cómo ilustramos las clases de historia con referencia a términos del
swahili. Véase J. A. Thomas, op. cit.
25
En 2012, en colaboración con artistas tanzanos y amigos internacionales, KarabaniFilms pro-
dujo un video con mi traducción del español al swahili, de la popular canción vernácula El rey,
de José Alfredo Jiménez, la cual tuvo una gran aceptación local y regional. Véase KarabaniFil-
ms, El Rey [Official Music Video], en Youtube, 22 de junio de 2012, en https://www.youtube.com/
watch?v=YoTy_fyYHUY (fecha de consulta: 16 de julio de 2019).

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