Zeus y Hera
Zeus y Hera
Zeus y Hera
Zeus era hijo de los titanes Cronos y Rea, y fue el dios supremo de los griegos, que vivía en el
monte Olimpo al noreste de Grecia.
Homero lo llamó «el que acumula nubes». Regía y explotaba todas las fuerzas de los cielos, la
lluvia, la nieve, el granizo y la tormenta. A él se asocian criaturas como el águila, el ave de
presa que reinaba en los cielos y con cuya forma raptó y forzó a Ganímede.
Además de ser el dios de los cielos, era el padre de todos los dioses y los hombres, título
honorario, ya que, aunque su descendencia fue numerosa, no todos los dioses eran hijos
suyos, ni había sido el creador de la humanidad. En este papel garantizaba el gobierno de los
nobles y protegía la vida de la familia, asegurándose de que hombres y dioses mantuvieran los
valores no escritos de las leyes divinas que nadie podía romper.
Zeus podía castigar a todos los transgresores de las leyes sagradas. Tántalo, que ofreció a los
dioses la carne de su propio hijo Pelops, tuvo que soportar el castigo eterno en el Tártaro, la
parte más oscura del inframundo.
Las Danaides, que habían violado las leyes sagradas del matrimonio al matar a sus maridos en
la noche de bodas, y el villano Sísifo, que incluso burló a la muerte, se encontraron con el
mismo destino. Ni siquiera los dioses podían mediar en los principios básicos de la vida y la
muerte. Cuando Asclepio, dios de la medicina, consiguió resucitar a un muerto, Zeus lo
condenó a morir. El titán Prometeo, que luchaba por los derechos de la humanidad, quedó
expuesto a una horrorosa tortura, ya que había desvelado su gran secreto, el fuego, a la
humanidad.
Zeus es retratado como una figura imponente y majestuosa con abundantes cabellos y una
barba larga mientras vigila a los dioses del Olimpo haciendo de pater familiae. Los otros dioses
tenían sus propios intereses, pero siempre era el análisis de Zeus el que se convertía en ley. Las
reuniones en el Olimpo no eran para discutir, sino para anunciar sus decisiones. Si quería
avisar a los mortales, lo hacía a través de señales como el vuelo del águila y los rayos. A veces
enviaba a los mensajeros del Olimpo, Iris o Hermes, a la tierra para dar instrucciones.
Tuvo varios matrimonios: Metis, Temis, Eurínome, Deméter, Mnemósine, Leto y Hera. La
mayoría de sus consortes eran diosas "más mayores", es decir, adoradas antes que él y cuyas
divinidades quedaron subordinadas a dicho dios.
La primera era Metis, diosa conocida por su sabiduría y madre de Atenea. La titánide Temis,
diosa de la justicia y el orden, fue su segunda esposa; su descendencia fueron las parcas y las
horas o estaciones. Eurínome, su tercera consorte, dio a luz a las cárites o gracias. Con su
hermana olímpica Deméter engendró a Perséfone; con Mnemósine (Memoria), a las nueve
musas. Su sexta consorte fue Leto, otra titánide, que parió a sus hijos gemelos Apolo y
Artemisa.
Hera, Juno para los romanos. Majestuosa y bella, la esposa de Zeus el dios supremo del Olimpo
que gobernaba cielo y tierra. Sus símbolos son: vaca, vía láctea, el lirio y los ojos de la cola de
las plumas de los pavos reales, que simbolizaban el desvelo de Hera. Sus símbolos reflejan el
poder que ella tuvo alguna vez como Gran Diosa cuyo culto precedió al de Zeus.
Era solemnemente reverenciada y venerada en rituales como una poderosa diosa del
matrimonio, y también fue denigrada por Homero como vengativa, pendenciera y arpía
celosa.
Hija de Rea y Cronos fue tragada por su padre y salió de cautiverio siendo joven. Atrajo la
mirada de Zeus y este se convirtió en un pajarillo, del que Hera se compadeció y para brindarle
calor lo puso en su pecho, Zeus volvió a su apariencia humana e intentó forcejear con ella,
Hera resistió sus impulsos amorosos hasta que Zeus le prometió casarse con ella. Se dice que la
luna de miel duró 300 años. Luego de la luna de miel, Zeus volvió a sus actitudes promiscuas
premaritales. Zeus era infiel y provocaba celos vengativos a su mujer, su rabia no se dirigía a su
marido infiel, sino estaba dirigida hacia la otra mujer o deidad seducida, violada o engañada
por Zeus.
Existen numerosas historias sobre el cólera de Hera: cuando Zeus se llevaba por la fuerza a
Egina a una isla para violarla, Hera soltó un monstruoso dragón que destruyó a la mayoría de la
población. Calisto, ninfa de Artemisa, fue otra desafortunada atrapada entre las batallas de
Zeus y Hera; Zeus engañó a Calisto adoptando la apariencia de Artemisa y seduciéndola
después, hasta embarazarla. Hera reaccionó ante esta aventura transformando a Calisto en
una osa y dejando que su hijo la matara sin saberlo, después de esto Zeus colocó a madre e
hijo en el cielo como las constelaciones de Osa mayor y Osa menor.
Hera solía reaccionar a cada nueva humillación con alguna acción. Su rabia y sentimiento de
venganza no eran sus únicas respuestas, otras veces se retiraba y hacia peregrinaciones hasta
los confines de la tierra y el mar, donde se envolvía en la más profunda oscuridad,
separándose de Zeus y los otros dioses. En uno de los mitos, Hera regresó a las montañas en
las que había pasado sus felices días de la juventud. Cuando Zeus vio que ella no tenía
intención de volver, intentó provocar sus celos anunciando que iba a casarse con una princesa.
Después arregló una falsa ceremonia con una estatua femenina. Esta broma divirtió a Hera,
que lo perdonó y regresó al Monte Olimpo.
Aunque en las mitologías se recalcan las humillaciones y su carácter vengativo, por contraste,
su culto era muy venerado: Hera tenía tres epítetos y tres correspondientes santuarios en los
que se la veneraba durante el año. En primavera, era Hera de Parthenos (Hera, la doncella o la
virgen). En verano y otoño, Hera Teleia (Hera la perfecta, o la realizada). En invierno, Hera
Chera (Hera la viuda). Estos tres aspectos representan los tres estados de la vida de una mujer,
reconstruidos en diversos ritos. En primavera se sumergía en un baño una imagen que
representaba a Hera, restableciendo simbólicamente su virginidad. En verano lograba la
perfección en un ritual de boda. En invierno, otro ritual recalcaba una disputa con separación
de Zeus, durante la cual ella permanecía escondida.
Ella era la diosa del matrimonio y de la vida familiar; lo suyo era defender ambas instituciones
a cualquier precio.
Hércules, el héroe griego, fue fruto de una de las infidelidades de Zeus, así que Hera lo odiaba
y siempre luchó por destruirlo. La madre del héroe, Alcmena, una mujer mortal que además
estaba casada con Anfitrión, otro mortal, llamó “Hércules” (o Heracles) a su hijo para calmar el
odio de la diosa. Ese nombre significa “la gloria de Hera”; sin embargo, esto no amainó la furia
de la matrona del Olimpo.
Zeus, que no tenía límites, engañó a Hera para que esta amamantara a Hércules, a quien
confundió con uno de sus hijos verdaderos. Así el héroe bebió leche divina. Cuando Hera
descubrió el engaño, apartó súbitamente al niño de sus brazos. Esto hizo que un chorro de
leche saliera volando hacia los cielos y de su rastro nació la Vía Láctea.
Después, la propia Hera castigó a Hércules con los famosos 12 trabajos y lo persiguió durante
toda su vida. Sin embargo, el propio Zeus y otros dioses protegieron al héroe en sus múltiples
faenas, frustrando algunos planes de la reina del Olimpo.
Como vimos en los mitos, Hera persiguió a otras personas para vengarse. Puede tener una
actitud opresora, crítica hacia otras mujeres y puede llegar a ser abiertamente destructiva.