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El Origen Del Mal

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Capítulo 1—El origen del mal

“Tuyo el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. Justicia y juicio son el asiento de tu trono:
misericordia y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte: andarán, oh Jehová, a la
luz de tu rostro. En tu nombre se alegrarán todo el día; y en tu justicia serán ensalzados. Porque tú eres la gloria de su
fortaleza; ... Porque Jehová es nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel.” Salmos 89:13-18. *

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.” Juan 1:1,
2.

“Y llamaráse su nombre Admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” “Y sus salidas son desde el
principio, desde los días del siglo.” Isaías 9:6; Miqueas 5:2.

“Porque por él fueron criadas todas las cosas, ... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue
criado por él y para él.” Colosenses 1:16.

“la misma imagen de su sustancia,” “el resplandor de su gloria” y sostenedor de “todas las cosas con la palabra de su
potencia,” tiene la supremacía sobre todos ellos. Un “trono de gloria, excelso desde el principio,” era el lugar de su
santuario; una “vara de equidad,” el cetro de su reino. “Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su
santuario.” “Misericordia y verdad van delante de tu rostro.” Hebreos 1:3, 8; Jeremías 17:12; Salmos 96:6; 89:14.

El pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y que era el más exaltado en
poder y en gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el “hijo de la mañana,” era el principal de los querubines
cubridores, santo e inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los incesantes rayos de gloria que envolvían
al Dios eterno, caían sobre él. “Así ha dicho el Señor Jehová: Tú echas el sello a la proporción, lleno de sabiduría, y
acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste: toda piedra preciosa fue tu vestidura.... Tú, querubín
grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego has andado. Perfecto
eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad.” Ezequiel 28:12-15.

“Enaltecióse tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu resplandor.” Vers. 17.

“Tú que decías en tu corazón: ... Junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y seré semejante al Altísimo.” Isaías
14:13, 14.

Ahora la perfecta armonía del cielo estaba quebrantada. La disposición de Lucifer de servirse a sí mismo en vez de
servir a su Creador, despertó un sentimiento de honda aprensión cuando fue observada por quienes consideraban que la
gloria de Dios debía ser suprema. Reunidos en concilio celestial, los ángeles rogaron a Lucifer que desistiese de su
intento. El Hijo de Dios presentó ante él la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y también la naturaleza sagrada
e inmutable de su ley. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y, al separarse de él, Lucifer deshonraría a su
Creador y acarrearía la ruina sobre sí mismo. Pero la amonestación, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente
despertó un espíritu de resistencia. Lucifer permitió que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirmó más en su
rebelión.
Lucifer se postró con ellos, pero en su corazón se libraba un extraño y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la lealtad
luchaban contra los celos y la envidia.

Mientras en melodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza cantados por millares de alegres voces, el espíritu del
mal parecía vencido; indecible amor conmovía su ser entero; al igual que los inmaculados adoradores, su alma se
hinchió de amor hacia el Padre y el Hijo. Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de
supremacía, y nuevamente dió cabida a su envidia hacia Cristo. Los altos honores conferidos a Lucifer no fueron
justipreciados como dádiva especial de Dios, y, por lo tanto, no produjeron gratitud alguna hacia su Creador. Se jactaba
de su esplendor y elevado puesto, y aspiraba a ser igual a Dios.

Principió por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a los seres celestiales, sugiriendo que, aunque las leyes
fuesen necesarias para los habitantes de los mundos, los ángeles, siendo más elevados, no necesitaban semejantes
restricciones, porque su propia sabiduría bastaba para guiarlos. Ellos no eran seres que pudieran acarrear deshonra a
Dios; todos sus pensamientos eran santos; y errar era tan imposible para ellos como para el mismo Dios.

Lucifer quedó convencido de que se hallaba en el error. Vió que “justo es Jehová en todos sus caminos, y
misericordioso en todas sus obras” (Salmos 145:17)
Era un sacrificio demasiado grande para quien había sido honrado tan altamente el tener que confesar que había errado,
que sus ideas y propósitos eran falsos, y someterse a la autoridad que había estado presentando como injusta.

el plan de gobierno divino, alegando que el Creador no obraba con justicia al imponer leyes a los ángeles; que, al exigir
sumisión y obediencia de sus criaturas, buscaba solamente su propia exaltación. Por lo tanto, era necesario demostrar
ante los habitantes del cielo y de todos los mundos que el gobierno de Dios es justo y su ley perfecta.

Por no estar los habitantes del cielo y de los mundos preparados para entender la naturaleza o las consecuencias del
pecado no podrían haber discernido la justicia de Dios en la destrucción de Satanás. Si se le hubiese suprimido
inmediatamente, algunos habrían servido a Dios por temor más bien que por amor.

Genesis 1:31 = conclusión de lo que Dios había hecho (bueno en gran manera).
Genesis 3: 1, 3- 5 = se implanta la mentira y contradice la palabra de Dios.
Ap. 12: 7 – 9 = la serpiente es Satanás que habitaba en el cielo. (pecado se origina en el Cielo).
Ez. 28: 13 = la creación de Lucifer.
Col. 1: 16,17 = quien fue el que creo a Lucifer.
Ez. 28: 12,15 = características de Lucifer. (Dios creo al querubín cubridor y no a Satanás, su corazón se volvió
corrupto).
Ez. 28: 14 = posición, puesto o cargo de Lucifer como querubín cubridor.
Éxodo 25: 19,20 = cual era la posición de un querubín (cubrir o proteger y lo que se encontraba en el arca del pacto era
la ley de Dios).
Ez. 28: 16 = a causa de la mentira concibió pecado.
1 san Juan 3:8 = que es el pecado y cuando inicio.
1 san Juan 3: 4 = que es el pecado (la infracción de la ley).
Genesis 3: 4, 5 = persuade a Eva a infligir la ley y compartió con su marido su falta.
 El pecado no es solo quebrantar una lista de reglamento, sino el propósito de la ley es garantizar y proteger
la relación que existe en la creación de Dios, la esencia del pecado es la transgresión de la ley, pero es a su
vez el egoísmo.
Isaías 14: 12 – 14 = la esencia del pecado se expresó en el corazón de lucifer (egoísmo).
Ro. 13: 8 -10 = explicación de la esencia de la ley.
 Los mandamientos tienen el propósito de garantizar nuestra relación con Dios, por esta razón Jesús resumió
la ley en amar a Dios y a nuestro prójimo.
Ap. 12:4, 7 – 9 = Lucifer no cayo solo, y engaño a una tercera parte del cielo (utilizo su cola).
Ap. 5: 11 = ¿Cuántos ángeles hay? (miles de millones).
Isaías 9: 15 = el profeta que enseña mentira es la COLA.
Ez. 28: 16 = significado de la cola de satanás. Contrataciones = Ez. 22: 9 (calumniador).
Lev. 19: 16 = calumniador o contratación es igual a chismear. (expresaba en el cielo que la ley esclavizaba a los
ángeles).
Juan 8: 44 = Jesús a los dirigentes judíos.
Ez. 28: 18, 19 = como acaba Jesús con Satanás.
1 juan 3: 10 =
1 juan 2: 3 – 5 = demostramos que lo conocemos al guardar sus mandamientos.
1 juan 5: 2, 3 = amar a Dios es guardar los mandamientos.
Ap. 12: 17 = guerra contra los que guardan los mandamientos de Dios.
No se guarda la ley para ser salvos, guardamos la ley por que amamos a Jesús y al sacrificio que hizo por nosotros.

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