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Paisaje
Paisaje
Paisaje
En las zonas de mayor altitud predominan los bosques de árboles de hoja perenne
como los pinares, o de hoja caduca como los hayedos y bosques de coníferas (pinos y
abetos).
Por encima de 2.000 m: Matorrales y pastos de montaña.
En las zonas más bajas: Vegetación mixta en la que se mezclan especies de clima
seco (encina y pino) con especies de clima húmedo (robles y hayas). En la
Montaña media: Vegetación típica del bosque atlántico (robles, castaños y hayas).
- El paisaje natural de las islas Canarias: Las islas Canarias tienen un relieve
montañoso. Por su origen volcánico, sus precipitaciones y su latitud, cuentan
con especies propias, como el pino canario, el cardón, el drago y la tabaiba.
En la vertiente sur de las islas crecen plantas más adaptadas a la sequía ( en las
zonas bajas), y en la vertiente norte, más húmeda, la vegetación es más
abundante.
2.- El medio natural como recurso: interacción entre naturaleza y desarrollo de las
sociedades humanas
A lo largo de su existencia, el hombre ha necesitado, para sobrevivir, explotar los recursos
que le rodeaban: relieve, clima, vegetación, aguas y suelo.
Podemos aprovechar los recursos hídricos: aguas subterráneas, pantanos que acumulan y
regulan el agua para hacer frente a épocas de estío, ríos... Su aprovechamiento puede ser
tanto para el consumo humano como para la industria o para la agricultura. La fauna que
proporciona el medio acuático, la pesca, o algunas algas, también son un recurso para el
hombre.
Los recursos físicos, como el relieve y el suelo: minería, arcillas para los ceramistas,
paisajes para deportes de invierno y de riesgo, turismo rural...
El aprovechamiento del clima es destacado en lugares como España, donde “se ha
vendido” el sol como reclamo turístico. Hay regiones, como Extremadura, donde su
escasa industrialización secular ha mantenido zonas con un medio ambiente poco
contaminado, lo que también permite la explotación del “aire puro” del campo que atrae
a numerosos habitantes de las grandes ciudades.
La vegetación, así como la fauna, son unos recursos que han estado ligados al hombre
desde su origen, al principio de modo “pasivo”, siendo recolector y cazador, para pasar a
una explotación activa, generando parte de los recursos que necesita mediante la
agricultura y la ganadería. No obstante, la vegetación silvestre también es un recurso:
bosques para obtener madera, caza, setas, leña,...
Algunos de estos recursos son renovables y otros no, pero todos en conjunto, incluido el
propio hombre, forman lo que conocemos como medio ambiente, que está compuesto,
por tanto, de factores naturales y sociales.
Los recursos renovables son los que se pueden restablecer en un corto plazo de tiempo:
cría de animales, cultivos, reforestación,... Los no renovables necesitan mucho más
tiempo para su regeneración y constituyen la base de la economía industrial sin que el
hombre pueda hacer nada por su regeneración: minería, fuentes de energía fósiles, etc.)
Por otro lado, estos recursos también los podemos dividir en bióticos: paisaje que tiene
condiciones favorables para el desarrollo de los suelos, la vegetación y la fauna. Son estos
elementos bióticos los que caracterizan el paisaje o medio natural: un hayedo, por
ejemplo. Y paisajes abióticos: se definen más por sus elementos geológicos, climáticos o
hídricos: un glaciar, una playa o un cono volcánico.
Por todo esto la preocupación por la preservación del medio ambiente ha pasado a ser uno
de los problemas más importantes del mundo del siglo XXI. Muchas organizaciones
nacionales e internacionales se ocupan de mantener a la población informada sobre el
tema, de denunciar las acciones irresponsables y, entre otras tareas, de alertar a las
autoridades sobre los riesgos.
El agua: España es un área geográfica árida porque las precipitaciones sólo superan los
1.000 mm anuales en las zonas de clima propiamente oceánico, es decir, en la fachada
atlántica. Una cuenca hidrográfica es el conjunto de tierras y acuíferos que aportan sus
aguas durante un mismo río (el caudal es la cantidad de agua por unidad de tiempo y el
régimen hace referencia a la cantidad y procedencia de sus aguas). La mayoría de ríos
españoles son de régimen fluvial irregular con crecidas al tiempo del deshielo y de lluvias
entre otoño y primavera, mientras los estiajes intensos son propios del verano. Las
cuencas fluviales ordenan teniendo en cuenta las vertientes: atlántico (con el cantábrico
de la cuenca Norte) y mediterráneo. La vertiente atlántica recibe la mayoría de los grandes
ríos españoles dado que la Meseta está inclinada hacia el océano Atlántico (Duero, Tajo,
Guadiana y Guadalquivir) mostrando un gran desequilibrio con respecto a las modestas
aguas que vierten al Mediterráneo.
Los dos usos más importantes del agua son el agrícola (y ganadero) con un 80% y el resto
para uso urbano (industrial y doméstico). Son de regadío el 14% de las tierras cultivadas,
factor que hace aumentar la productividad y la mejora del nivel de vida experimentado
en las últimas décadas. Pero los usos rurales también presentan algunos problemas como
la contaminación por el uso de abonos químicos, pesticidas y los purines de las
explotaciones ganaderas. La asignatura pendiente para un mayor ahorro de agua es,
todavía, el mantenimiento en buen estado de los canales de riego para evitar pérdidas,
pero se ha avanzado mucho en la implantación del riego por aspersión y por goteo. En los
últimos años se ha corregido el problema de la contaminación de las aguas con un control
más estricto de los vertidos, la instalación de depuradoras y el reaprovechamiento de
aguas para usos agrícolas, industrial y limpieza de espacios urbanos. Las políticas hídricas
más destacadas tienen el objetivo de obtener agua mediante pequeños trasvases (para
satisfacer las necesidades de las grandes ciudades), la desalinización del agua del mar (en
diferentes puntos de la costa mediterránea), la recuperación de los acuíferos (para frenar
el proceso de salinización en el litoral mediterráneo, de filtración de aguas residuales,
purines y productos químicos, etc. inyectando agua para recargarlos y fomentando el
proceso de depuración de las aguas que contienen), el saneamiento los ríos (para reducir
el deterioro de la calidad del agua) y las políticas de concienciación del ahorro de un
recurso siempre escaso (con campañas publicitarias, instalación de contadores de
consumo, etc.).
La energía nuclear: España cuenta con uranio que, de entrada, no puede usarse en las
centrales porque necesita ser enriquecido en un proceso que, de momento, sólo ofrece la
tecnología extranjera (Francia). Las centrales nucleares proporcionan gran cantidad de
calor que calienta el agua y produce vapor, el cual impulsa las turbinas que mueven
grandes generadores eléctricos capaces de llegar al millón de kilowatios por el proceso
de fisión (división) nuclear. Además del gran poder calorífico, también se obtiene una
energía limpia, a pesar del fuerte rechazo social que provoca la instalación de estas
centrales, no sólo por la fuerte inversión inicial requerida sino, sobre todo, por el peligro
de posibles fugas radiactivas y por el problema del almacenamiento de los residuos
radiactivos.
Los recursos mineros. El sector minero ha cerrado, en los últimos años, muchas
actividades tradicionales y ha reducido de forma considerable su importancia en el
conjunto de la economía española.
Extracción de mármol
Las explotaciones mineras han seguido procesos de concentración empresarial que han
obligado a duras reconversiones laborales. La política minera también se enmarca en la
de la Unión Europea con los objetivos de mejorar la competitividad, respetar el medio
ambiente y fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico.
• La minería metálica se encuentra en áreas del zócalo herciniano y ha sufrido un retroceso
definitivo en los últimos años por el cierre de explotaciones importantes como han sido
las minas de hierro de Las Encartaciones (Vizcaya), las de mercurio en Almadén (Ciudad
Real) o las de cobre y pirita en Riotinto (Huelva).
En los últimos 20 años los desastres naturales han matado a 3 millones de personas en el
mundo, causando daños a alrededor de otros 800 millones. Las pérdidas económicas
causadas por inundaciones, sequías, terremotos, volcanes, incendios forestales, etc. son
enormes. En España mueren al año alrededor de 100 personas , principalmente a causa
de temporales marítimos, seguidos por movimientos de tierra, aludes, incendios, rayos,
etc. y se pierden al año más de 100 000 millones de pesetas (algo más que el 0,2% del
PIB). Las mayores pérdidas económicas las causan las inundaciones.
Vientos. España está situada en una zona poco ventosa, en la que las velocidades medias
raramente son superiores a los 50 km/h, pero en la que en algunas ocasiones se observan
rachas superiores a los 180 km/h. Ciclones extratropicales, temporales, tormentas
violentas e incluso tornados y trombas marinas afectan de vez en cuando a la Península,
causando destrozos a su paso. Temporales de levante, la tramontana o el cierzo en el valle
del Ebro, los vientos del Oeste con las borrascas atlánticas, algunas trombas y mangas de
agua que se forman en situaciones tormentosas, galernas en la cornisa cantábrica o
tornados y vendavales en el interior son relativamente frecuentes todos los años en
España.
Sequías. Las zonas de España con alto riesgo de padecer sequías son muy extensas.
Exceptuando la parte Norte y noroeste en la que domina el clima oceánico húmedo, el
resto padece sequías con cierta frecuencia. Entre los años 1940 a 1960 la ausencia de
lluvias repercutía de forma muy importante en la vida de las personas. La agricultura, la
producción de energía, la industria y el abastecimiento de las ciudades sufría mucho con
las sequías. Con la masiva construcción de pantanos de los años cincuenta y sesenta se
logró mejorar mucho la situación y en la actualidad las cuencas hidrográficas tienen
capacidad para soportar largos periodos de sequía sin que las repercusiones sean muy
graves. Como la mayor parte del agua usada en España se dedica al riego es muy
importante implantar sistemas que ahorren agua como el riego gota a gota o similares.
También está creciendo la conciencia de que los jardines y espacios verdes lógicos y
adecuados en una zona con déficit de agua no son las grandes extensiones de césped que
necesitan mucho riego, sino los plantados con especies propias del lugar, bien adaptadas
a la aridez
5. Problemas medioambientales
Contaminación atmosférica
Se genera en los centros urbanos, zonas industriales y centrales energéticas. La estabilidad
atmosférica (anticiclones térmicos invernales) y las zonas deprimidas favorecen su
concentración. Las centrales térmicas favorecen la emisión de óxidos de azufre y
nitrógeno, así como emisiones de CO2. Estas últimas, entre 1990 y 2006 han
incrementado su emisión en España en más de un 50% (el tope era el 15%). En 2006
alcanzó los 433 millones de toneladas (10 toneladas por habitante y año, algo menos que
la media de la UE). Sabias que el clima de la tierra se esta calentado mas de lo normal?
pues si. en el siglo pasado, los científicos que estudiaron el fenómeno detectaron que la
temperatura media de nuestro planeta aumento 0,6 grados centigramos y pronosticaron
que el futuro se seguirá calentando. Este calentamiento anormal es producto de la
alteracion de un fenomeno natural llamado efecto invernadero, esta alteracion se debe a
la contaminacion generada por nosotros los seres humanos. El efecto invernadero: lo
favorece el CO2, cuyo origen puede ser natural o artificial (en especial la combustión de
combustibles fósiles, procedente de vehículos a motor, calefacciones, emisiones de
centrales térmicas, etc). El CO2 absorbe los rayos infrarrojos que vuelve a la atmósfera
desde el suelo (efecto albedo, que puede variar según la inclinación de los rayos, el color
y la textura de las superficies incidentes). A más CO2 atmosférico más absorción de las
emisiones albedo.
Recursos hídricos y calidad de las aguas
Las demandas hídricas: urbanas, industriales (procesamientos y refrigeraciones) y
agrarias. Los regadíos representan alrededor del 80% del consumo total. Las aguas
subterráneas son también aprovechadas. La sobreexplotación de acuíferos puede traer
consigo graves problemas: disminución de las emanaciones superficiales para alimentar
cursos fluviales o humedales (como las Tablas de Daimiel), salinización en zonas litorales
(si el acuífero se vacía, entra el agua del mar con su sal). La idea es disminuir los
consumos (consumo doméstico responsable, nuevas técnicas de riego, como aspersión y
goteo) y aumentar la superficie embalsada (calibrando sus consecuencias ambientales.
La población y la industria provocan la contaminación hídrica debido a los vertidos, que
a través del ciclo del agua se dispersan fácilmente. Los agentes contaminantes:
metabolismos biológicos y acción humana: vertidos urbanos, actividad industrial,
contaminantes agrarios (fertilizantes y pesticidas). Para controlar las aguas hay una red
de 400 puntos de análisis. Se sabe por ellos que las concentraciones contaminantes
aumentan en épocas de sequía y que las estaciones depuradoras reducen los niveles de
contaminación aguas abajo. La costa es especialmente sensible a este tipo de
contaminación: más del 60% de la población y casi el 70% de la actividad industrial se
concentran en zonas costeras; a lo que hay que añadir el desarrollo urbanístico y turístico.
La Ley de Costas de 1988 intenta gestionar los litorales y preservar su calidad ambiental.
Erosión y desertización
La desertización es consecuencia de la destrucción de la cubierta vegetal: la cubierta
vegetal y los suelos son aspectos mutuamente referidos, de manera que si falla el uno falla
el otro. La pérdida de suelo afecta negativamente a la actividad agrícola, que también
puede favorecer su conservación. 2/3 de la superficie española presentan riesgos de
desertización. Desertización y desertificación son dos términos que aluden a la progresiva
adquisición de la categoría de desierto de un territorio. Desertización se asocia a causas
naturales (riadas que arrastran tierras fértiles, aumento de la sequía, etc) y desertificación
se asocia a causas humanas (eliminación de la vegetación natural). La costa mediterránea
(Levante y Andalucía) y parte del interior (incluyendo el valle del Ebro), así como
Canarias, presentan riesgo de desertización muy elevado. Las causas son la roturación de
suelos de escasa densidad, agricultura intensiva, quema de rastrojos, incendios,
sobrepastoreo, talas de vegetación autóctona, abandono de tierras de labor, etc.
En el informe EIR de 2017, los principales retos en relación con la aplicación de la política
y la legislación sobre medio ambiente de la UE identificados en España fueron los
siguientes: Mejorar la gestión del agua, en particular completar el tratamiento de las
aguas residuales urbanas. Mejorar la gestión de los residuos y desarrollar el potencial
de la economía circular. Aumentar los impuestos medioambientales y reducir las
subvenciones perjudiciales para el medio ambiente. En España se aplican las directivas
de la Unión Europea en materia medioambiental de forma directa o incorporadas a las
nuevas leyes que aprueba el parlamento español.
Espacios protegidos
Distintas iniciativas públicas tienen como finalidad salvaguardar ciertos espacios
naturales de los procesos de degradación. El marco legal es la Ley del Patrimonio Natural
y de la Biodiversidad (2007), que intenta conservar, restaurar y prevenir. La consideración
de Espacio Natural Protegido (ENP) deriva del cumplimiento de ciertos requisitos: -Que
sus ecosistemas sean representativos, singulares o frágiles; posean interés ecológico,
científico o paisajístico. -Que exista una importante biodiversidad asociada a los recursos
naturales correspondientes (que también habrá que preservar).