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Experiencias cercanas a la muerte

Revisión
Ernesto Bonilla
Instituto de Investigaciones Clínicas - Dr. Américo Negrette,
Facultad de Medicina, Universidad del Zulia y Centro de
Investigaciones Biomédicas IVIC-Zulia. Maracaibo, Venezuela.

DEFINICIÓN Y DATOS HISTÓRICOS


Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) son eventos
lúcidos que ocurren cuando una persona está tan
comprometida físicamente que moriría si su condición no
lograra mejorar. Está inconsciente, no se le detectan
latidos cardíacos, la respiración se detiene y los registros
electroencefalográficos son planos. Estos signos son
detectados en pacientes hospitalizados. Sin embargo,
muchas de las ECM ocurren fuera del ambiente
hospitalario donde no es posible realizar estas mediciones.
Adicionalmente, se han descrito fenómenos similares en
personas que creen van a morir pero su vida no luce
comprometida desde el punto de vista médico (1-3). Por
ello, se ha propuesto que la definición de ECM no debe
depender solamente de los aspectos mencionados (4).
El término ECM fue utilizado por primera vez por el Dr.
Raymond Moody en su libro “Vida después de la Vida”,
publicado en 1975 (5), el cual marcó el comienzo de la
investigación contemporánea de las ECM. Pero registros
de experiencias similares se encuentran en la Biblia, en
Los Diálogos de Platón, El Libro Egipcio de la Muerte y el
Libro Tibetano de la Muerte (6).
En el siglo XIX, varios relatos de ECM aparecieron en
revistas de medicina. En el año 1889, Wiltse (7) reportó
una ECM. En 1892, Heim (8) describió 30 casos en
montañistas que habían caído cuando escalaban una
montaña. Hyslop (9-11) publicó varios artículos donde
describía la fenomenología de las “visiones de los
moribundos” durante las cuales no tuvieron experiencias
fuera del cuerpo (EFC) pero señalaron haber visto a
personas fallecidas alrededor de sus lechos de enfermo.
Muldoon (12) y Bozzano (13) incluyeron las ECM en sus
escritos sobre las EFC. Crookall (14) llamaba a las ECM
“experiencias de la pseudo muerte” y describió algunos de
sus rasgos característicos: la percepción de un cordón
plateado que conecta la entidad desincorporada al cuerpo
físico, la separación de la conciencia del cuerpo y luego la
rápida entrada al cuerpo acompañada de un fuerte
choque. Noyes (1-3) escribió varios artículos en los cuales
relató la despersonalización, la alerta paradójica y la
conciencia mística, en casos de peligros que amenazan la
vida. Lundahl (15-16) publicó una colección desconocida
de las ECM ocurridas en los mormones. En 1979, Hampe
(17) describió los rasgos fenomenológicos primarios de las
ECM. De hecho, antes de la aparición del libro de Moody,
se habían publicado más de 30 artículos que trataban
sobre las ECM (18). Sin embargo, “Vida después de la
Vida” se transformó rápidamente en uno de los libros más
vendidos en la historia. En 1980, Greyson y Stevenson
(19) publicaron un estudio de 78 casos de ECM. El 75%
tuvo EFC; el 31%, reportó la entrada a un túnel o
estructura similar; el 49% refirió el encuentro con otros
seres; el 57% alcanzó un límite o punto de no retorno; el
71% manifestó sensaciones somáticas tales como calor o
analgesia; el 57% percibió fenómenos auditivos: ruidos y
música; el 79% refirió distorsiones del tiempo;
percepciones extrasensoriales se detectaron en el 39% de
los casos y memorias panorámicas en el 27% de ellos. La
experiencia fue descrita como positiva por el 40% de los
individuos y negativa o ligeramente negativa por el 45%.
En 1981, se creó la Asociación Internacional para el
Estudio de las ECM (IANDS, por sus siglas en inglés) que
se encargó de la publicación Anabiosis: Journal for Near
Death Studies, la cual cambió su nombre, en 1987, por
Journal of Near-Death Studies que aparece 4 veces al año.
Desde 1989, IANDS ha estado organizando conferencias
anuales sobre las ECM y en 1995 registró su página Web
(www.iands.org). En 1996, apareció la página Web
(www.near-death.com) de Keving Williams y en 1998,
Jeffrey Long y Jody Long crearon la página Web (www.
nderf.org) de la Fundación para la Investigación de la ECM
(NDERF, por sus siglas en inglés) la cual ha reportado más
de dos mil relatos sobre ECM registradas en todo el
mundo.
INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN DE LAS ECM
Ring (20), en 1980, presentó un método pionero para
medir la variedad fenomenológica y la profundidad de las
ECM mediante la evaluación de las grabaciones de las
entrevistas de los individuos que experimentaron ECM.
Ring creía que las ECM ocurrían en etapas: sensación de
paz, separación del cuerpo, la entrada a la oscuridad o a
un túnel, la visión de la luz y la entrada a la luz. Estas
serían las experiencias centrales que caracterizan el Índice
de la Profundidad de la ECM (WCEI, por sus siglas en
inglés). Ring también reportó otros rasgos: la revisión de
la vida (24%), encuentro con otros seres (41%),
encuentro con seres queridos fallecidos (16%) y la
decisión de regresar (57%).
En 1983. Greyson (21) desarrolló la Escala de las ECM.
Estas experiencias son coherentes (22) y su descripción
no se modificaba hasta 20 años después de sucedidas
(23). La versión final de 16 ítems de esta escala incluye 4
aspectos: cognitivos, afectivos, paranormales y
trascendentales. Los cognitivos comprenden el sentido
alterado del tiempo, la aceleración del proceso del
pensamiento, la revisión de la vida y la comprensión
instantánea de los hechos. Los aspectos afectivos son la
sensación de paz, el sentirse rodeado de luz, la sensación
de gozo y la sensación de unidad cósmica. Los
componentes paranormales abarcan las EFC, más agudeza
de los sentidos, percepción extrasensorial y visión del
futuro. Finalmente, las experiencias trascendentales son
la percepción de la existencia de otro mundo, el encuentro
con otros seres, el encuentro con seres místicos y la
llegada a un punto de no retorno (21).
En 74 casos de ECM reportados por Greyson (21), los
elementos encontrados con mayor frecuencia fueron la
sensación de paz (77%), la sensación de gozo (64%), el
sentido del tiempo alterado (64%), la percepción de la
existencia de otro mundo (58%), la sensación de unidad
cósmica (57%) y las EFC (53%). Pacciolla (24) también
utilizó la Escala de Greyson en 24 casos de ECM y los
elementos más frecuentemente encontrados fueron la
revisión de la vida (50%), la sensación de estar rodeados
por una luz (46%) y la llegada a un punto de no regreso
(46%). Schwaninger y col. (25) reportaron 11 casos de
ECM después de un paro cardíaco. Según la Escala de
Greyson, las experiencias más frecuentes fueron la
sensación de paz (100%), las EFC (90%), el encuentro con
otros seres (72%), la sensación de estar rodeado de luz
(63%), el encuentro con seres místicos (63%), mayor
agudeza de los sentidos (54%) y la percepción de la
existencia de otro mundo (54%).
En el año 2003, Greyson (26) analizó 27 ECM en una
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y encontró que los
elementos más frecuentemente reportados fueron la
sensación de paz (85%), el estar rodeado por luz (79%),
las EFC (70%), la sensación de gozo (67%), la percepción
de la existencia de otro mundo (63%), el encuentro con
otros seres (52%) y la sensación de unidad cósmica
(52%).
Para tener una medida confiable de la presencia o
ausencia de ECM se recomienda tomar como mínimo el
reporte de 7 o más de los 16 ítems de la Escala de Greyson
(21).
ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS DE LAS ECM
Las ECM pueden incluir algunos de los siguientes 12
componentes (21, 24, 25, 27, 28):
1. Experiencias fuera del cuerpo; es decir, la separación
de la conciencia del cuerpo físico.
2. Incremento en la percepción sensorial.
3. Emociones y sentimientos intensos y generalmente
positivos.
4. Viaje hacia o a través de un túnel.
5. El encuentro con una luz brillante y mística.
6. El encuentro con seres místicos o familiares y amigos
ya fallecidos.
7. Sentido de alteración del tiempo y el espacio.
8. Revisión de la vida.
9. El encuentro con paisajes celestiales indescriptibles.
10. El aprendizaje de un conocimiento especial.
11. El encuentro con una barrera o límite.
12. Regreso voluntario o involuntario al cuerpo físico.
1. Experiencias fuera del cuerpo
Las EFC son frecuentemente las primeras manifestaciones
que se observan en las ECM. La NDERF (www.nderf.org)
realizó una encuesta en 613 individuos que tuvieron una
ECM. Se utilizó la escala de Karnofsky (29) para medir
cuan cercanos a la muerte estuvieron los entrevistados.
Esta escala tiene lecturas que van de 100 (ningún
compromiso), 70 (el paciente cuida de si mismo pero es
incapaz de realizar una actividad o trabajo normal), 40
(incapacitado, requiere cuidados especiales), 10
(moribundo) y 0 (muerto clínicamente). A la pregunta,
“¿Experimentó Ud. la separación de la conciencia de su
cuerpo?”, el 75,4% respondió afirmativamente (28). Una
descripción típica de esta experiencia es la reportada por
uno de los entrevistados: “Pude sentir que mi espíritu
abandonaba mi cuerpo. Vi y escuché las conversaciones
entre mi esposo y los doctores, fuera de mi habitación
situada a unos 13 metros de distancia. Fui capaz de
verificarle posteriormente esta conversación a mi
asombrado esposo¨. Existen, sin embargo, EFC que no
están relacionadas con la muerte.
2. Incremento de la percepción sensorial
El 74,4% de los encuestados señaló que su conciencia y
estado de alerta eran superiores a lo normal. Uno de ellos
reveló: “no hay forma de explicarlo, porque no existe un
sentimiento como éste en la tierra, fue como regresar a
mi hogar, al fin. Hubo un sentido de pertenencia, de
significado, de plenitud”.
3. Emociones y sentimientos intensos y generalmente
positivos
El 76% de los entrevistados experimentó una sensación
placentera increíble. “Todo lo que experimenté fue amor,
gozo, felicidad, y podía sentir todas las hermosas
emociones simultáneamente”. Sólo un porcentaje muy
pequeño tuvo experiencias desagradables.
4. Viaje hacia o a través de un túnel
A la pregunta: ¿Pasó Ud. por un túnel o pasaje cerrado?,
el 33,8% respondió afirmativamente. Una descripción muy
frecuente es la relatada por uno de los encuestados:
¨Viajamos muy rápido hacia un túnel. El túnel era de
diferentes colores: azul, amarillo, blanco, verde y rojo”.
5. El encuentro con una luz brillante y mística
La luz ha sido descrita “como un millón de soles¨, pero
que no producía ninguna molestia al mirarla. El 64,6% de
los 613 encuestados vio esa luz.
6. El encuentro con seres místicos o familiares y amigos
ya fallecidos
El 57,3% reveló el encuentro con seres fallecidos,
generalmente familiares o seres amados. “Oí las voces de
mi madre y de mi hija. Me llamaron y mi cuerpo se movió
rápidamente, vi una luz brillante y llegué a una playa;
luego, vi a mi madre y a mi hija en la playa”.
7. Sentido de alteración del tiempo y el espacio
A la pregunta: ¨¿Tuvo usted una sensación de alteración
del espacio o el tiempo?, el 60,5% respondió
afirmativamente. La siguiente descripción revela esta
sensación. ¨Sí, mientras estaba en la luz, no sentí el
tiempo como lo experimento aquí en la tierra. En otras
palabras, no sentí la naturaleza del tiempo como pasado,
presente y futuro. Todos los tiempos fueron
experimentados en cada momento¨.
8. Revisión de la vida
El 22,2% de los entrevistados experimentó una revisión
de eventos pasados en su vida. ¨A continuación me
mostró una revisión de mi vida. Cada segundo, desde el
nacimiento hasta la muerte, verás y sentirás tus
emociones y las de otros a quienes lastimaste y sentirás
su dolor y emociones¨.
9. El encuentro con paisajes celestiales indescriptibles
A la pregunta ¿Vio o visitó Ud. un sitio, nivel o dimensión
distinta?, el 40,6% respondió “sí”. Una de las
descripciones fue la siguiente: “El final de ese túnel fue el
lugar más pacífico, puro y sereno”.
10. El aprendizaje de un conocimiento especial
El 56,6% tuvo una sensación de un conocimiento especial,
de un orden y propósito universal. El 31,5% dijo que
“parecía entender todo sobre el universo” y el 31,3%
respondió que “parecía entender todo sobre mí y otros¨.
11. El encuentro con una barrera o límite
A la pregunta, “¿Alcanzó Ud. una frontera, borde o una
estructura física limitante?”, el 31% respondió “sí. No se
me permitió cruzar el límite”.
12. Regreso voluntario o involuntario al cuerpo físico
El 58,5% de los entrevistados respondió que estuvo
consciente o participó en la decisión relacionada con su
regreso al cuerpo. Uno de los entrevistados refirió:
“Entendí que mi propósito sería ahora vivir el cielo en la
tierra, utilizando este nuevo entendimiento, y compartir
este conocimiento con otros. Sin embargo, tuve que
decidir si regresar a la vida o ir hacia la muerte. Me dieron
a entender que este no era mi momento de morir, pero
siempre tuve la oportunidad de elegir y si hubiera escogido
la muerte, no estuviera experimentando los regalos que
me esperan en lo que me queda de vida”.
EXPERIENCIAS DESAGRADABLES
Las experiencias desagradables han sido poco estudiadas
porque son menos frecuentes que las agradables (30, 31).
En 1978, fueron descritas inicialmente por Rawlings (32).
En 1979, Garfield (33) reportó 47 ECM en pacientes con
cáncer, en los cuales encontró tantas visiones positivas
como negativas (flotar en el vacío, constricción en un túnel
o ambos). Lindley y col. (34) encontraron 11 (20%) ECM
negativas en 55 casos estudiados. En 1985, Grey (35)
reportó 12% de experiencias terribles en 39 casos de ECM.
Atwater (36) observó 105 experiencias desagradables en
unos 700 casos de ECM estudiados. Serdahely (37) señaló
que en 12 casos de ECM, el 33% consideró la experiencia
como desagradable, pero sin imágenes diabólicas. En el
año 2001, Knoblauch y col. (38) reportaron que, de las
ECM estudiadas en Alemania Occidental, el 60% tuvo
emociones positivas y el 29% emociones negativas,
mientras que en Alemania Oriental sólo el 40% manifestó
emociones positivas y el 60% negativas. Concluyeron que
tanto las interpretaciones como el contenido de las ECM
están determinados culturalmente.
Bush (39) ha llegado a varias conclusiones en relación a
estas ECM desagradables: 1) algunas experiencias están
marcadas por un terror intenso, culpa, pánico, soledad y
desesperación; 2) algún tipo de actividad del lóbulo
temporal puede ser el mediador fisiológico de los
componentes afectivos de las ECM; 3) las ECM
desagradables son más comunes de lo que se creía y no
son reportadas con frecuencia por miedo, vergüenza,
estigma social y otras razones; 4) las experiencias
desagradables pueden ocurrir en situaciones riesgosas o
no para la vida y producir traumas psicológicos y
emocionales duraderos; 5) no hay evidencias de que las
ECM desagradables sean un castigo por creencias falsas o
inaceptables o por conductas diabólicas, y tampoco
existen evidencias de que estas experiencias sólo las
sufren la gente de mala conducta.
¿CUÁNDO OCURREN LAS ECM?
Las circunstancias en las cuales ocurren las ECM fueron
analizadas por Greyson y Stevenson (19) quienes
observaron que de 78 casos de ECM, el 40% sucedió
durante una enfermedad, el 37% en accidentes
traumáticos, el 13% por cirugías, el 7% durante el parto
(7%) y el 4% por uso de drogas.
Stevenson y col. (40) examinaron los registros médicos de
40 casos de ECM; el 72,5% ocurrió durante intervenciones
quirúrgicas, enfermedades y partos; el 22,5% sucedió
durante accidentes y el 5% restante por sobredosis de
drogas. Mientras en el 82,5% de los casos de ECM las
personas creían que habían estado muy cerca de la
muerte, las historias médicas lo confirmaron sólo en el
45% de ellos. Owens y col. (41) examinaron los registros
médicos de 58 individuos que habían tenido ECM y
encontraron que el 71% ocurrió durante una enfermedad,
el 22% en el transcurso de una intervención quirúrgica y
el 7% restante en el proceso de parto. Por el contrario,
Noyes y col. (42) no hallaron ningún problema médico
cercano a la muerte al momento de ocurrir muchas de las
ECM reportadas.
En síntesis, las investigaciones realizadas hasta ahora,
han revelado que una variedad de condiciones graves,
como un paro cardíaco, son importantes para la
producción de las ECM; algunos investigadores han
encontrado que pueden ocurrir en condiciones en las
cuales no hay una amenaza a la vida por motivos de
enfermedad (27). Falta mucho por conocer sobre las
circunstancias que determinan una ECM y los factores
responsables de los rasgos que las caracterizan.
INCIDENCIA DE LAS ECM
La incidencia se define como la estimación del número de
ECM que se suceden en un grupo específico de individuos
que han sufrido un evento que pone en peligro su vida,
durante un periodo determinado de tiempo (27). La
incidencia varía dependiendo de si los autores han
realizado estudios retrospectivos (35%) o prospectivos
(17%). Greyson (43) encontró una incidencia de 16 (26%)
casos de ECM en 61 individuos que ingresaron a un
hospital por intento de suicidio. En el año 2001, Van
Lommel y col. (44) reportaron 18% de ECM en 344 casos
de paros cardíacos. Parnia y col. (45) sólo observaron 4
(6%) en una muestra de 63 casos, mientras que
Schwaninger y col. (25) y Greyson (26) encontraron 23%
de ECM durante paros cardíacos.
ESTUDIOS RETROSPECTIVOS Y PROSPECTIVOS
Durante los años 70 del siglo XX, la tecnología de
resucitación había avanzado hasta el punto en que las
personas eran rescatadas de la muerte en cantidades
desconocidas en la historia de la humanidad. Las
condiciones en las cuales algunos sobrevivían eran tan
extremas como las observadas después de varios minutos
de paro cardíaco. De esa manera, la muerte comenzó a
ser considerada no como un suceso instantáneo sino como
un evento gradual que algunas veces podía ser
interrumpido y revertido (46).
Desde el punto de vista científico, la mayoría de las
publicaciones sobre ECM trata de estudios retrospectivos
que comprenden muestras de individuos que responden a
las preguntas de los investigadores tiempo después de
haber tenido una ECM. Sin embargo, en los últimos 30
años se ha avanzado hacia los estudios prospectivos (6).
Los dos tipos de investigaciones tienen ventajas.
Muchas de las ECM ocurren en ausencia de paro cardíaco
y se incluyen en los estudios retrospectivos, que dependen
de voluntarios que quieran o no compartir su experiencia.
Una de las más importantes interrogantes sobre las ECM
es la posibilidad de que estas ocurran en condiciones de
paro cardíaco confirmado y monitoreado mediante los
estudios clínicos respectivos. Para la investigación
prospectiva de las ECM se colocan blancos visibles
inesperados (fotografías, dibujos, números, etc.) en sitios
donde es probable que ocurran las ECM, en condiciones
que eliminen la fuga de información, la mala interpretación
y la adivinanza de los sucesos ocurridos.
En los últimos 30 años de investigación sobre ECM, en los
Estados Unidos se han conducido por lo menos 42 estudios
retrospectivos que comprenden tamaños de la muestra
que van desde los 300 a los 2500 casos de ECM. Entre
1975 y 2005, por lo menos 55 investigadores o grupos de
investigación en Norteamérica, Europa, Australia y Asia,
han publicado 65 estudios que analizaron alrededor de
3500 ECM, su naturaleza y sus efectos posteriores. Más de
600 artículos sobre el tema se han publicado entre 1975 y
2005 (6).
Las investigaciones realizadas no han revelado aún por
qué sólo una minoría tiene ECM, a pesar de que son
aparentemente iguales en sus características personales a
la mayoría que sobrevive a circunstancias físicas o
psicológicas desequilibrantes pero que, sin embargo, no
tiene ECM.
RASGOS ESPECÍFICOS DE LAS ECM
Algunos investigadores han dirigido sus estudios a rasgos
específicos de las ECM (27). Kelly (47), al comparar las
ECM que incluían encuentros con personas fallecidas, con
aquellas que no los incluían encontró que tales reportes
ocurrían más frecuentemente en casos de accidentes y
paros cardíacos que en otros contextos. La diferencia fue
significativa. Además, mientras más cercanos estuvieran
los individuos a su muerte más frecuentemente reportaron
la visión de seres fallecidos.
Ring (20) sugirió la existencia de etapas sucesivas en las
ECM que consistían en una sensación de paz, la separación
del cuerpo, la entrada a un túnel, la visión de la luz y la
entrada a la luz. Encontró que las personas que tuvieron
las ECM reportaron una memoria panorámica más
frecuentemente cuando presentaron esas experiencias
durante accidentes (55%) que en los casos de enfermedad
o de intentos de suicidios (16%).
Sabom (48), en su colección de 71 casos de ECM, reportó
EFC en el 29,5%; el 53,5% se encontró en un sitio
diferente al mundo físico.
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE EN NIÑOS
El primer reporte de ECM en niños se debió a Morse (49)
quien publicó en 1983 el caso de una niña de siete años
de edad que tuvo la experiencia cuando se estaba
ahogando. Morse la atendió en la sala de emergencia de
un hospital. La niña describió su viaje a través de un túnel
oscuro que se iluminó cuando apareció una mujer “alta,
con cabello rubio brillante” quien la acompañó hasta un
sitio celestial donde vio a familiares fallecidos y dos almas
que esperaban renacer. En el mismo año, Bush (50)
reportó 17 casos de ECM en niños. En 1984, Gabbard y
Twemlow (51) publicaron tres casos más. Casos
adicionales han sido descritos por Herzog y Herrin (52),
Morse y col. (53), Serdahely (54), Serdahely y Walker
(55), Steiger y Steiger (56).
El interés por el estudio de las ECM en los niños se ha
acrecentado en los últimos años (57, 58). Las
investigaciones realizadas han demostrado que el
contenido de las ECM en niños es similar al de los adultos
(6) y que su forma y complejidad no guardan relación con
la edad de los sujetos que las experimentan (58). Gracias
a las ECM de niños muy jóvenes, podemos probar
definitivamente que estas experiencias son eventos
naturales, no inventados ni influenciados por elementos
extraños como los programas televisivos. Es muy
improbable que todo niño haya oído hablar de las ECM o
entienda estas experiencias, aunque las haya sufrido. La
NDERF realizó un estudio en niños de 5 años de edad o
menores, que habían tenido ECM. La mayoría no había
comenzado a ir a la escuela, donde las influencias
culturales son aceleradas. El estudio incluyó 26 casos de
ECM en niños cuya edad promedio fue de 3,6 años y 585
casos en mayores de 6 años. Como resultado de esta
investigación se demostró que los muy pequeños tuvieron
las mismas experiencias que los niños mayores y adultos
(28).
Para algunos escépticos, es muy improbable que los niños
recuerden las ECM que sucedieron mucho tiempo atrás y
no deberían ser capaces de reportar con certeza lo que
realmente sucedió. Serdahely (59) comparó 5 ECM
ocurridas en niños, pero reportadas años después cuando
eran adultos.
Al analizar 47 características de las ECM entre los dos
grupos, concluyó que el estudio apoya publicaciones
previas en las cuales se afirmaba que los reportes
retrospectivos de los adultos, sobre las ECM que
ocurrieron en su niñez, no estaban distorsionados.
Las ECM en niños siguen un patrón que parece ser muy
poco diferente al de los adultos, incluyendo la revisión de
la vida. Una diferencia es que los niños van casi siempre
acompañados hacia la luz y reportan, con frecuencia, que
van tomados de la mano por un ser luminoso mientras
avanzan “hacia el otro mundo”.
Los niños pueden tener ECM desagradables; sin embargo,
la mayoría de ellas son placenteras. Además, los efectos
posteriores son exitosamente integrados y
experimentados como positivos. Sutherland (57) refiere el
caso de Daniel, de 14 años de edad, quien nació con
severos defectos físicos y fue sometido a 17 operaciones
mayores durante las cuales tuvo varias ECM. Daniel
confesó: “yo sé que puedo morir en cualquier momento,
por lo que trato de vivir cada día. Les diría a las personas
que están muriendo que no tengan miedo".
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE EN
DISCAPACITADOS
Personas invidentes han reportado ECM. Serdahely y
Walker (55) presentaron el caso de una persona con
cuadriplejía y parálisis cerebral que, en su adultez, reportó
la ECM que sufrió a los dos años y medio de edad. Enright
(60) publicó el caso de un niño de 10 años de edad con
fibrosis quística congénita, con cuadriplejía e inhabilidad
para hablar debido a un trauma cerebral producido por
complicaciones quirúrgicas a los ocho años de edad,
cuando tuvo su ECM. Los análisis de estos dos reportes
revelan que las ECM de los discapacitados no son
diferentes de las que experimentan las personas
normales.
Parece evidente que todos tenemos el potencial de sufrir
una ECM independientemente de la edad, sexo, nivel
educativo, raza, estatus socio económico, afiliación
religiosa, orientación sexual, condición física, ocupación y
estado civil (20, 61).
EFECTOS POSTERIORES DE LAS ECM
Moody (5) describió, por primera vez, los efectos
transformadores de la vida de las ECM. Noyes (62)
condujo el primer estudio sistemático y obtuvo
información de 205 personas quienes reportaron
reducción del miedo a la muerte, una sensación de
invulnerabilidad relativa, un sentimiento de especial
importancia o destino, la creencia de haber recibido un
favor especial de Dios e incremento de su creencia de la
existencia de la vida después de la muerte. En 1984, Ring
(63) observó que los individuos que habían sufrido una
ECM manifestaban aumento de la confianza en sí mismo y
en el sentido de propósito en la vida, reducción del miedo
a la muerte, incremento en su espiritualidad, en la
compasión por otros y en el aprecio por la vida, así como
poco interés por las posesiones materiales. En general, las
personas que han tenido una ECM sufren muchos más
cambios que aquellos que no las han experimentado (63-
65).
Van Lommel y col. (44) siguieron la evolución de pacientes
que habían sufrido paro cardíaco: treinta y cinco habían
tenido una ECM y 39 no. Después de 8 años, todos los
pacientes, incluyendo a los que no tuvieron las ECM,
reportaron cambios positivos, especialmente la pérdida
del miedo a la muerte. Schwaninger y col. (25) siguieron
a un grupo de 18 sobrevivientes de paro cardíaco, de los
cuales 8 tuvieron una ECM; los autores reportaron
cambios positivos que fueron más acentuados entre los
que tuvieron la ECM. Estos dos estudios demuestran que
los pacientes que han tenido un paro cardíaco
experimentan cambios significativos, los cuales fueron
mayores en aquellos que tuvieron una ECM. Estos cambios
se incrementaron con el paso del tiempo (66).
CAMBIOS EN ACTITUDES Y CREENCIAS DESPUÉS DE
UNA ECM
Quizás los más importantes tengan que ver con la
percepción del yo. Entre estos cambios se incluyen la
pérdida del miedo a la muerte, el sentirse especialmente
favorecido por Dios, un nuevo sentido del propósito de su
vida y el incremento de la autoestima (67-69). Las
relaciones con otras personas también sufren cambios
significativos. Se ha reportado mayor compasión y amor
por otros, una menor preocupación por las ganancias
materiales, reconocimientos o estatus, mayor deseo de
ayuda a otros y aumento en la habilidad para expresar los
sentimientos (63, 64, 70).
Después de una ECM ocurren alteraciones significativas en
la actitud hacia la vida, mayor aprecio por la vida,
aumento de la espiritualidad (71) y la fe religiosa, se
presta mayor atención al presente (71, 72) y se produce
una búsqueda incesante de conocimiento (66). Algunos
descubren habilidades psíquicas y de sanación (19, 64, 73,
74). Luego de una ECM desagradable algunas personas
han reportado un estado persistente de estrés (30) o un
desorden de estrés postraumático (75).
Noyes y col. (66) refieren que entre los fenómenos
paranormales presentados después de una ECM los más
notables son las EFC, las apariciones, las percepciones
extrasensoriales, la precognición, las habilidades de
sanación y las experiencias espirituales, místicas y
trascendentes.
Muchas personas que han tenido ECM han referido
contacto con familiares, amigos fallecidos y con seres
espirituales (5, 20, 48, 65, 76). Greyson y Liester (77)
reportaron las manifestaciones de ¨voces internas¨ o
alucinaciones auditivas después de una ECM. A diferencia
de los pacientes esquizofrénicos, estos individuos adoptan
una actitud positiva ante estas comunicaciones.
Se han descrito cambios mentales y físicos luego de las
ECM (78): frío o calor inexplicables, cambios en el ritmo
respiratorio y en la velocidad de los pensamientos así
como emociones positivas intensas (66).
Algunos efectos posteriores a las ECM, aunque sean
positivos pueden ser malentendidos por la familiares,
amigos y compañeros de trabajo. Las relaciones
interpersonales pueden afectarse debido a los cambios en
los valores tales como la pérdida de interés en las
posesiones materiales. En un estudio se encontró que el
65% de las parejas de los individuos que habían tenido
ECM terminaron en divorcio, a diferencia de la población
general donde la incidencia fue del 40 al 50% (79).
Según Atwater (80), las percepciones alteradas
observadas después de las ECM traen beneficios y
problemas. La percepción de la conciencia cósmica puede
producir un sentido de unidad, pero también una
distorsión o pérdida de los límites entre lo animado y lo
inanimado, el yo y los otros. La experiencia de
intemporalidad puede traer mucho mayor interés por el
presente y descuido por el futuro. Estos problemas no
deberían ser considerados desórdenes mentales sino como
crisis de la vida que tienen un gran potencial para el
crecimiento o la regresión personal (81, 82).
Se ha postulado que la epilepsia del lóbulo temporal y la
intrusión de los movimientos oculares rápidos pueden ser
los causantes de las ECM (83, 84), pero ninguna de esas
causas se ha asociado a los efectos posteriores descritos.
Cuando se producen cambios de personalidad después de
una ECM debería pensarse en factores orgánicos como los
responsables de estas experiencias (66). Los pacientes
que han tenido enfermedades graves acompañadas de
choque hemorrágico o paro cardíaco, deberían ser
evaluados mediante resonancia magnética, EEG y pruebas
neuro-psicológicas, porque el daño cerebral puede
conducir a cambios en el control del impulso, en el juicio
y en la memoria (85). Las ECM placenteras son una fuerza
potente de cambio y pueden producir efectos beneficiosos
y dañinos en el mismo individuo.
¿CÓMO AYUDAR A LAS PERSONAS QUE TIENEN UNA
ECM?
Lo primero que un médico, psicólogo, enfermera o
sacerdote debería hacer es lograr un conocimiento
apropiado de las ECM, libre de dogmas científicos o
religiosos (86-90). Así estaríamos preparados para
compartir las ECM con sus protagonistas, quienes
conocerán de buena fuente que otros individuos han
tenido experiencias similares, lo cual les ayudará a
adquirir un sentido de liberación y bienestar, así como
mayor coraje y deseo de compartir sus ECM pues, al
considerarlas como una simple alucinación, se podría crear
en el paciente una sensación de rechazo o producirle un
cuadro depresivo que lo inhibiría y lo inclinaría a evitar
cualquier discusión o comentarios sobre su experiencia
(91-93).
Foster y col. (90) han reunido las recomendaciones
propuestas por diversos autores para tratar a los
individuos que han tenido una ECM:
1. No juzgar a los pacientes mientras explican sus ECM.
2. Prestar atención a los impactos a largo plazo de las ECM
sobre los pacientes y referirlos a profesionales
familiarizados con estas experiencias.
3. Estar alerta a los signos comunes de las ECM, tales
como los cambios observados en el paciente después de
una crisis aguda de salud.
4. Estar alerta a las actitudes personales hacia las ECM.
5. Convencer a los pacientes que no están solos, que
muchas personas han presentado experiencias similares.
6. Permitir a los pacientes que relaten su historia a su
propio ritmo. Evitar la indagación intensiva.
7. Permitir a los pacientes que expresen sus emociones y
hagan preguntas sobre la experiencia.
8. Cuando el paciente está inconsciente, evitar el lenguaje
amenazador o grosero.
9. Cuando el paciente está inconsciente asignarle una
enfermera para que esté cerca y narre lo que le pase.
10. Discutir con el paciente cómo quiere revelar sus ECM
a sus familiares.
11. Mantener la confidencialidad.
12. Dar información veraz sobre las ECM.
13. Evitar explicar o interpretar el significado de la
experiencia.
14. No tocar la cabeza, cuello o rostro del paciente
mientras esté inconsciente.
15. Estar atento al impacto de la ECM en la conducta
posterior del paciente.
16. Ser honesto.
Al trabajar con personas que han tenido ECM, los
psicólogos y psiquiatras deberían seguir las siguientes
indicaciones recomendadas por varios investigadores (94-
96):
1. Evitar la presunción de que la ECM de su paciente es
sintomática de patología.
2. Proporcionar un ambiente seguro en el cual el paciente
pueda discutir libremente las experiencias y emociones
que rodearon a su ECM.
3. Evitar proyectar el sistema de valores del tratante.
4. Asistir a los pacientes para que integren su ECM a su
vida diaria.
5. Referir a los pacientes a los grupos locales dedicados al
estudio de las ECM.
Las ECM parecen tener un efecto terapéutico en aquellas
personas que no las han tenido, al reducir la ideación
suicida (97), al preparar a los soldados expuestos a
situaciones peligrosas en los campos de batalla, al brindar
alivio a los enfermos terminales y al asistir en el proceso
de duelo (98, 99). Lundahl (100) y Serdahely y col. (101)
consideraron que las aplicaciones clínicas deberían ser el
objetivo principal de las investigaciones sobre las ECM.
Para informar mejor a la comunidad y a los profesionales
de diferentes disciplinas, se ha propuesto incluir temas
relacionados con las ECM en los currículos de las escuelas
de medicina (89,102), de enfermería (103, 104), de
teología (105) y en los programas de entrenamiento en
salud mental (93).
MODELOS EXPLICATIVOS DE LAS ECM
1. Hipótesis fisiológicas de las ECM
Una de las propuestas iniciales para explicar las ECM
postula que la hipoxia es responsable de las
“alucinaciones” que se describen en estas experiencias
(106-108). Sin embargo, las ECM se suceden en ausencia
de hipoxia, como las que ocurren en enfermedades que no
amenazan la vida y durante accidentes. Por otro lado, los
fenómenos asociados con la hipoxia tienen pocas
semejanzas con las ECM. Whinnery (109), al estudiar lo
que ocurría en los breves períodos de inconsciencia
inducidos en pilotos de aviones de caza, por la aceleración
rápida, opinó que ocurrían rasgos comunes a las ECM,
incluyendo la visión en túnel, las luces brillantes, la
sensación de flotar, las sensaciones placenteras y la
sensación de abandonar el cuerpo. Pero, los rasgos
fundamentales de la hipoxia producida por la aceleración
son los movimientos rítmicos involuntarios de los
miembros, pérdida o disminución de la memoria de los
eventos que ocurrieron inmediatamente antes de la
inconsciencia, hormigueo en las extremidades y alrededor
de la boca, confusión, desorientación al despertarse y
parálisis. Estas manifestaciones no ocurren en las ECM.
Además, a diferencia de estas últimas, las imágenes
visuales que Whinnery reportó incluían frecuentemente a
personas vivas, pero nunca a personas fallecidas; tampoco
describió revisiones de la vida o EFC.
Otros autores han sugerido que el incremento en las
concentraciones de dióxido de carbono (hipercapnia)
puede producir ECM (107, 108, 110-112). Los síntomas
son parecidos a los de las ECM en las cuales no se ha
observado disminución de oxígeno o aumento de los
niveles de dióxido de carbono en la sangre (28,48,112).
Además, si la hipoxia jugara un papel importante en la
producción de las ECM, porqué la mayoría de los pacientes
que sufren un paro cardíaco no reportan ECM (44). En
conclusión, la hipoxia no es necesaria ni es una condición
suficiente para producir una ECM (113).
2. Hipótesis neuroquímicas
Se ha postulado que la liberación de endorfinas podría
explicar algunas de las manifestaciones de las ECM (106,
114, 115). Las endorfinas producen analgesia, sensación
de paz y bienestar, síntomas que son comunes en las ECM
(116). Sin embargo, ellas ocasionan efectos de larga
duración cuando son liberadas; además, la inyección de
endorfinas produce analgesia que dura horas (117). En
contraste, el comienzo y el final de una ECM son
generalmente abruptos, incluyendo la disminución del
dolor que sólo se produce mientras dura la experiencia.
Además, la liberación de endorfinas no explicaría otros
componentes típicos de las ECM, como las EFC, la revisión
de la vida, los efectos positivos y la visión de seres ya
fallecidos.
Se ha sugerido que agentes neuroprotectores semejantes
a la ketamina pueden disminuir el estrés y actuar sobre
los receptores NMDA. La ketamina es un analgésico que
ocupa selectivamente esos receptores y, a dosis
subanestésicas puede producir la sensación de estar fuera
del cuerpo y otras experiencias, tales como el viaje a
través de un túnel oscuro hacia la luz, la sensación de
estar muerto y la unión con Dios (118). Sin embargo, a
diferencia de la gran mayoría de las ECM, las experiencias
ocasionadas por la ketamina producen miedo y los
pacientes se resisten a repetirlas (119, 120); además,
rasgos importantes de las ECM como la revisión de la vida
y la visión de gente ya fallecida no se han reportado
después de la administración de ketamina.
3. Hipótesis neuroanatómicas
Se cree que la actividad anormal del sistema límbico y de
los lóbulos temporales produce las ECM (121). Se ha
propuesto que el desbalance en las concentraciones de
serotonina y otras monoaminas produce una actividad
anormal de los lóbulos temporales (121). También se ha
postulado que la hipoxia y el estrés psicológico ocasionan
una disfunción del lóbulo temporal y la liberación de
neurotransmisores endógenos que producen analgesia y
euforia (114).
Algunos autores han propuesto que la estimulación
eléctrica de los lóbulos temporales y la epilepsia del lóbulo
temporal producen fenómenos similares a las ECM
(114,121). Sin embargo, la estimulación eléctrica de la
corteza cerebral no es igual a la actividad eléctrica
fisiológica y no produce una activación localizada en la
región estimulada. El mismo Penfield (122) reconoció que
el efecto predominante de la estimulación eléctrica es la
alteración de la actividad eléctrica en la vecindad
inmediata a la estimulación, acompañada de patrones
anormales de descarga en otras áreas corticales y
subcorticales. Estas influencias remotas pueden ser
excitadoras o inhibidoras.
El resultado de la estimulación eléctrica y de los ataques
epilépticos no es de fácil control. Se han reportado
sensaciones de miedo, distorsionadas y fragmentadas, en
la epilepsia del lóbulo temporal (123, 124). Rodin (125)
confesó que, después de décadas de ejercicio profesional
y de haber tratado cientos de pacientes con epilepsia del
lóbulo temporal, nunca había observado la sintomatología
de las ECM durante los ataques epilépticos.
En el año 2002, Blanke y col. (126) reportaron la inducción
de una EFC mediante la estimulación eléctrica del giro
angular derecho de una paciente que estaba siendo
evaluada por epilepsia del lóbulo temporal derecho.
Cuando los neurocirujanos estimularon esa región
cerebral, la paciente reportó que se estaba “hundiendo en
la cama” o “cayendo de lo alto”. Cuando incrementaron la
intensidad del estímulo eléctrico reportó, “me veo
acostada en la cama, desde arriba, pero sólo veo mis
piernas y la parte inferior del tronco”. Cuando le pidieron
a la paciente que observara sus piernas durante la
estimulación eléctrica ella reportó que “se estaban
acortando”. Al solicitarle que mirara sus brazos dijo que
su brazo izquierdo se había acortado, pero el derecho no
estaba afectado. Estas observaciones les permitieron a los
autores postular que las EFC pueden ser inducidas
artificialmente mediante la estimulación eléctrica de la
corteza cerebral. Es importante señalar que la región
cerebral estimulada no estaba relacionada con su
epilepsia. Gabbard y Twemlow (51) y Long (28) después
de analizar cientos de EFC, concluyeron que son muy raras
“las distorsiones de la imagen corporal” durante las EFC.
Adicionalmente, otra importante diferencia con el reporte
de Blanke y col. (126) radica en la lucidez observada en la
mayoría de las EFC espontáneas y en las que se presentan
en las ECM (28, 59, 127). Si las investigaciones futuras
demuestran que la estimulación eléctrica de un área
específica del cerebro puede producir EFC, este hallazgo
no explicaría la percepción verídica asociada con las EFC
espontáneas y las producidas durante las ECM. De allí que
no es apropiado concluir que “se ha localizado la parte del
cerebro que puede inducir EFC” como lo afirman Blanke y
col. (126), basados en la observación de un solo paciente.
Este hallazgo aún no ha sido confirmado por otros autores,
por lo cual sería más razonable proponer que existe una
correlación entre la electroestimulación del giro angular y
experiencias similares a las EFC, pero no concluir que esta
estimulación es la responsable de las EFC. Un fenómeno
similar fue reportado inicialmente por Penfield (122) quien
estimuló eléctricamente el lóbulo temporal derecho, en
una región diferente al giro angular y produjo EFC atípicas
y algunas “memorias” evocadas por los pacientes las
cuales resultaron total o parcialmente inexactas.
En conclusión, Blanke y col. (126) no produjeron una EFC
típica. Aunque reconfirmaron que en algunas EFC existe
un posible mecanismo neuroeléctrico, no explicaron la
causa de las EFC espontáneas. En el año 2004, Blanke y
col. (128) reportaron las características neurológicas,
neuropsicológicas y de neuroimágenes de las EFC y
autoscopias (experiencia de ver nuestro propio cuerpo en
un espacio extrapersonal) en 6 pacientes con alteraciones
neurológicas y aportaron evidencias de que ambas
experiencias tienen importantes mecanismos centrales.
Señalaron que tanto las EFC como las autoscopias están
frecuentemente asociadas con sensaciones patológicas de
posición, movimientos y de la percepción completa de
nuestro propio cuerpo. En cinco pacientes localizaron daño
o disfunción cerebral en la unión parieto-temporal. Sus
resultados sugieren que las EFC y las autoscopias
representan desórdenes de la percepción corporal.
No existen evidencias que apoyen estos modelos
fisiológicos, neuroquímicos y neuroanatómicos para
explicar las ECM. Sin embargo, se han propuesto modelos
multifactoriales basados en la combinación de todos los
factores antes descritos (hipoxia cerebral, liberación de
serotonina, endorfinas o compuestos similares a la
ketamina). Aunque los factores fisiológicos, psicológicos y
socioculturales pueden interactuar en las ECM, las teorías
que hasta ahora se han propuesto son simples
especulaciones sin base sobre lo que pudiera ocurrir
durante una ECM (116).
Cuando se examinan separadamente cada una de las
manifestaciones producidas durante una ECM quizás
puedan ser explicables por alguna de las hipótesis
psicológicas o fisiológicas, a pesar de los pocos soportes
que las sustentan. Pero cuando se reúnen todas las
manifestaciones que se observan durante las ECM,
ninguna de estas hipótesis por sí sola, ni la combinación
de ellas, puede explicar la producción de estos fenómenos.
Sabom (129) reportó un caso de ECM que presentó
numerosos rasgos difíciles de explicar en base a las
hipótesis psicofisiológicas. Este caso fue verificado por el
autor con el personal médico que actuó durante la
intervención. Se trató de una paciente que fue sometida a
paro cardíaco hipotérmico para la remoción de un
aneurisma cerebral profundo que habría sido fatal en caso
de ruptura y que era inaccesible mediante las técnicas
neuroquirúrgicas convencionales. Sus ojos fueron
cerrados con cintas adhesivas; después de la inducción de
la anestesia, los signos vitales (ECG, EEG, presión arterial,
flujo sanguíneo, temperatura) fueron constantemente
monitoreados. En sus oídos se colocaron unos pequeños
parlantes que los ocluían, utilizados para emitir sonidos
que permitían registrar los potenciales evocados del tallo
cerebral.
Después de 90 minutos, su cráneo fue abierto y la paciente
fue conectada a una máquina de derivación
cardiopulmonar. La sangre circulante fue enfriada hasta
que la temperatura corporal cayó a 15°C en unos 10
minutos. En este momento su corazón fue detenido
deliberadamente y su EEG se aplanó. Los potenciales
evocados del tallo cerebral estaban ausentes, indicando el
cese de la actividad cerebral. En seguida, la mesa
quirúrgica fue inclinada con el fin de drenar la sangre de
su cerebro para que el aneurisma fuese removido con
seguridad. Después de la reparación del aneurisma, la
sangre fue calentada y regresada a su cuerpo. Durante el
proceso de calentamiento, la paciente sufrió una fibrilación
ventricular que tuvo que ser abortada inmediatamente.
Utilizando los criterios convencionales, esta paciente podía
ser considerada como clínicamente muerta durante la
parte principal de la intervención. Su EEG era totalmente
plano, los potenciales evocados de su tallo cerebral habían
cesado y la sangre estaba completamente ausente de su
cerebro. Sin embargo, reportó una prolongada y detallada
ECM que incluyó algunos elementos que fueron verificados
posteriormente. En primer lugar, a pesar de los parlantes
en sus oídos que bloqueaban todos los ruidos externos con
sus sonidos de 95 dB, ella pudo oír el sonido de la sierra
especial utilizada para cortar su cráneo. Luego tuvo una
EFC y fue capaz de ver y describir las características de la
sierra. También observó la forma como su cabeza había
sido rasurada y luego oyó una voz femenina diciendo que
sus vasos femorales eran demasiado pequeños para la
derivación cardiopulmonar. Sintió que la habían halado por
un túnel hacia una luz; oyó la voz de su abuela ya fallecida
y vio a numerosos familiares que habían muerto, quienes
le dijeron que debía regresar y, pensando en sus niños,
regresó a su cuerpo.
Su descripción de la sierra fue confirmada por los
neurocirujanos; también oyó cuando la cirujana
cardiovascular dijo que sus vasos femorales derechos eran
muy pequeños y debían preparar los del lado izquierdo.
Comentó que durante la intervención no sólo estaba muy
consciente de lo que se hacía, sino que se sentía mucho
más alerta que en cualquier momento previo de su vida.
También reveló que su visión durante la ECM era más clara
que lo normal y que escuchaba más nítidamente que con
sus oídos normales. Estos eventos ocurrieron cuando la
paciente estaba anestesiada y sus ojos y oídos ocluidos.
La gravedad de su condición y su estado de anestesia
profunda durante todo el procedimiento quirúrgico ponen
en duda cualquier punto de vista que considere a la
conciencia como totalmente dependiente de la integridad
de las funciones cerebrales, porque esta ECM se sucedió
en condiciones de anestesia profunda y paro cardíaco, con
una pérdida transitoria de todas las funciones de la corteza
y del tallo cerebral.
Algunos escépticos comentarían que esta ECM pudo haber
ocurrido no durante la intervención sino antes o después,
cuando el cerebro estaba funcionando más o menos
normalmente. Sin embargo, la inconsciencia producida por
un paro cardíaco usualmente deja a la persona confusa
con relación a los eventos que sucedieron inmediatamente
antes y después (44, 130, 131) y las confusiones que
experimentan las personas cuando pierden la conciencia
no tienen el impacto transformador de la vida tan típico de
las ECM. El verdadero reto de los modelos explicativos de
las ECM yace en el hecho de que las manifestaciones
complejas de la conciencia, como el pensamiento, la
percepción sensorial y la memoria, pueden ocurrir en
condiciones que los modelos fisiológicos de la mente no
pueden explicar (132).
SIGNIFICACIÓN DE LAS ECM PARA EL ESTUDIO DE
LA CONCIENCIA
Durante las ECM, la conciencia puede ser experimentada
en otra dimensión aparte de nuestro espacio-tiempo
convencional, en la cual todos los eventos pasados,
presentes y futuros pueden ser observados simultánea e
instantáneamente (no-localidad cuántica). Uno puede
estar conectado con las memorias personales y los campos
de conciencia propios y de otras personas, incluyendo a
los familiares fallecidos (interconexión universal) (133). La
mecánica cuántica pudiera tener un papel importante para
explicar la relación entre la conciencia, la memoria y el
cerebro, durante las actividades diarias normales, así
como en la muerte clínica. Según Hameroff y Penrose
(134), los microtúbulos de las neuronas pueden procesar
la información generada y originar estados coherentes que
pudieran ser los causantes de la experiencia consciente.
Romijn (135) opina que los continuos cambios de los
campos electromagnéticos de las redes neuronales
posiblemente sean los “transportadores” elementales de
la conciencia.
Sería razonable también considerar a la molécula de ADN,
que es específica para cada persona, como el lugar de
resonancia o la interfase, donde ocurre un constante
intercambio de información entre el cuerpo físico y el pleno
cósmico o Campo Akásico propuesto por Laszlo (136),
donde todos los campos de nuestra conciencia personal
estarían disponibles como campos de posibilidades (133).
Berkovich (137) ha postulado que el ADN “basura” podría
tener un propósito de identificación, comparable a los
“códigos de barra”. Según su hipótesis, el ADN es capaz
de recibir información y memorias del pasado, así como la
información morfogenética que contiene el patrón del
cuerpo físico, con todos sus diferentes sistemas celulares
y funciones especializadas. El ADN específico de cada
persona sería el receptor y transmisor de nuestra
conciencia personal, que está permanentemente
evolucionando. Para Schrödinger (138), el ADN debería
funcionar como una antena cuántica con comunicación no-
local. Se ha reportado que algunas veces el recipiente de
un trasplante cardíaco experimenta pensamientos y
sentimientos que son totalmente extraños y nuevos, y
luego se descubre que se correspondían con el carácter y
la conciencia del donador fallecido (139, 140). El ADN del
corazón donado parecería originar campos de conciencia
que son recibidos por el receptor.
Se ha propuesto también una analogía entre la conciencia
y la comunicación a través de campos electromagnéticos,
como sucede con la radio, la televisión, el teléfono y el
Internet, donde la información transmitida permanece
presente en los campos electromagnéticos. Si se
interrumpe la conexión la información no se desvanece y
puede ser recibida en otro equipo receptor (no-localidad
cuántica). Los campos de información de la conciencia y
de la memoria pueden hacerse disponibles a la conciencia
sólo a través del cerebro (y otras células del cuerpo) en
forma de campos electromagnéticos. Cuando cesa la
función cerebral, como sucede en la muerte clínica o
cerebral, la memoria y la conciencia aún existen, pero la
recepción se ha perdido, la conexión se ha interrumpido
(133). La conciencia parecería estar sustentada en
campos de información consistentes de ondas originadas
en el pleno cósmico. Esta afirmación cambiaría
fundamentalmente la opinión sobre la muerte, debido a la
casi inevitable conclusión de que al momento de la muerte
física la conciencia continuaría siendo experimentada en
otra dimensión, en un mundo invisible e inmaterial: el
pleno cósmico o campo Akásico, en el cual el pasado, el
presente y el futuro están presentes simultáneamente. De
esta manera, la muerte y el nacimiento serían simples
pasajes de un estado de conciencia a otro (133).
¿EXISTE LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE?
Al revisar los hallazgos de la encuesta realizada por la
NDERF, Long (28) derivó 9 evidencias de la existencia de
la vida después de la muerte:
1. Es inexplicable, desde el punto de vista médico, que un
individuo tenga una experiencia lúcida y altamente
organizada mientras está inconsciente o muerto
clínicamente. Cuando el corazón se detiene también lo
hace el flujo de sangre al cerebro y 10 a 20 segundos
después la actividad cerebral necesaria para mantenernos
conscientes también cesa. Sin embargo, durante las ECM
los individuos relatan experiencias muy lúcidas,
organizadas y reales. Con frecuencia experimentan un
estado más elevado de alerta que en su vida terrestre
ordinaria. Estos sucesos no tienen explicación médica
porque las ECM ocurren durante un estado de
inconsciencia. La siguiente historia es la relatada por un
médico que trabajó fuertemente para revivir a una
anciana: “Después de 28 horas la reviví. Estuvo
técnicamente sin ritmo cardíaco propio por 1,5 horas. Esa
noche fui a la UCI y le pregunté si recordaba algo. “Sí. Yo
estaba en la esquina de la habitación flotando y lo vi
trabajando sobre mí. Me practicó varios choques y yo
estaba muerta. Vi una luz blanca brillante y dos ángeles
que me decían que no era el momento y debía regresar.
Pero yo no quería regresar’.
De los 613 individuos que tuvieron ECM, encuestados por
la NDERF, 456 indicaron que habían estado más
conscientes y alertas que lo habitual. Esta lucidez,
conjuntamente con el orden predecible de los sucesos,
sugiere que las ECM no son sueños o alucinaciones, ni son
debidas a ninguna otra causa de alteración de la función
cerebral. La lucidez durante las ECM se hace más aparente
cuando analizamos las descripciones de las visiones, las
cuales son generalmente diferentes a las visiones
terrenales y las consideran como indescriptibles en su
brillantez, claridad y realidad. Muchos individuos refieren
que durante las ECM tuvieron una visibilidad de 360°. El
sentido de la audición durante las ECM también puede ser
diferente a lo normal. De hecho, todos los cinco sentidos
son afectados.
Por supuesto, en la comunidad científica existen
investigadores que no creen en la existencia de las ECM
porque piensan que su definición no está muy clara e
incluye a individuos que no están físicamente en un estado
de pre-muerte. Sin embargo, por lo menos en el estudio
realizado por la NDERF, la definición de ECM es muy
estricta e incluye sólo a los eventos experimentados por
las personas que estaban físicamente comprometidas
hasta el punto que la muerte sería inminente si no se
producía un cambio en su condición física. Estaban
inconscientes y clínicamente muertos.
Una de las explicaciones más comúnmente utilizadas por
los escépticos es que las ECM son debidas a hipoxia
cerebral, pero los síntomas de ésta pueden incluir
cefaleas, confusión mental, pérdida de la memoria y
fatiga. Cuando la hipoxia empeora puede aumentar la
confusión y finalmente se produce la inconsciencia. Sin
embargo, en las ECM casi nunca se ha observado
confusión.
El hecho de que las lúcidas y organizadas ECM ocurran en
momentos de hipoxia severa es una evidencia adicional
del extraordinario e inexplicable estado de conciencia que
se describe en las ECM. Otra de las observaciones de los
incrédulos es la posibilidad de que el contenido de los
reportes de los individuos que han tenido ECM está
influenciado por el conocimiento previo sobre estas
experiencias. No obstante, Long y Long (141) al comparar
las respuestas a 21 preguntas por parte de personas que
habían tenido ECM antes y después de 1975 (cuando se
publicó el libro Vida después de la Vida de Moody)
observaron que las mismas circunstancias que ocurrieron
en el grupo pre-1975 también se observaron en el grupo
post-1975, todo lo cual sugiere que el contenido de las
ECM no es influenciado por el conocimiento previo sobre
estas experiencias. Athappilly y col. (142), compararon los
testimonios de 24 ECM recogidos antes y después de 1975
y notaron que de 15 elementos analizados sólo se detectó
una diferencia: Las ECM que ocurrieron después de 1975
mostraron más descripciones de la existencia de un túnel.
Concluyeron que los datos obtenidos demostraban que las
ECM no son sustancialmente influenciadas por los modelos
culturales prevalentes. En la encuesta realizada por la
NDERF, el 66,4% de los entrevistados reveló que no había
tenido un conocimiento previo de esas experiencias.
2. Durante las ECM, cuando las personas tienen una EFC
pueden ver y oír y lo que perciben es casi siempre real.
Estas observaciones han sido verificadas en cientos de
reportes. Una EFC es el primer elemento en muchas ECM.
Se trata de la separación de la conciencia del cuerpo físico.
Con frecuencia estos individuos pueden ver su propio
cuerpo inconsciente y la actividad frenética del personal
médico que trata de revivirlos. Estas EFC se han reportado
también en ausencia de eventos que amenacen la vida. El
primero de estos estudios sobre las EFC que ocurren en
las ECM fue publicado en 1982 por Sabom (48), quien
entrevistó 32 individuos que tuvieron EFC durante las
ECM. Casi todas estas personas fueron sometidas a
resucitación cardiopulmonar en el momento de su
enfrentamiento con la muerte. También entrevistó a 25
pacientes cardíacos que no presentaron ECM durante sus
crisis cardíacas. Este último grupo sirvió de control. A
ambos grupos se les pidió que describieran sus propias
resucitaciones y se observó que los pacientes que tuvieron
ECM con EFC fueron más precisos en la descripción de sus
resucitaciones que el grupo control. Sartori (113)
entrevistó a 15 personas que habían tenido ECM y
encontró que en 8 habían ocurrido EFC. Pidió a los que
sufrieron EFC que describieran sus propios esfuerzos de
resucitación y comparó sus respuestas con un grupo de
pacientes que había sido sometido a resucitación, pero no
tuvo EFC. Notó que varias de las personas que presentaron
ECM dieron una descripción marcadamente certera de sus
observaciones durante las EFC, en tanto que el grupo
control no fue muy acertado.
Holden (6) compiló todas las EFC descritas en libros y
artículos publicados sobre las ECM. Estudió 89 reportes de
casos relacionados con la observación de eventos
terrenales por los individuos que tuvieron EFC. Reportó
que el 92% de las personas que sufrieron ECM tuvo
observaciones de sucesos terrenales y cotidianos, que
eran completamente ciertos, sin ningún error, cuando se
verificaron después de las ECM. Long (28) estudió las EFC
en 617 casos secuenciales de ECM publicados en la página
Web de la NDERF (www.nderf.org), desde el 10 de Octubre
de 2004 hasta el 10 de octubre de 2008. De los 617 casos
de ECM, 287 (46,5%) describieron EFC que permitían a
otros determinar la realidad de sus observaciones y de
éstos, 280 (97,6%) tuvieron EFC completamente realistas
y 65 (23%) investigaron personalmente la certeza de sus
propias observaciones durante las EFC. Ninguno de estos
65 individuos describió algún error en sus observaciones,
basados en sus investigaciones posteriores. Long (28) retó
a la comunidad científica a explicar el mecanismo de estas
percepciones extrasensoriales.
En la actualidad, se está realizando un trabajo dirigido por
Sam Parnia de la Universidad de Southampton del Reino
Unido, quien es el investigador principal del Proyecto
AWARE (Awareness During Resucitation Study) o Estudio
de la Conciencia o Estado de Alerta durante la
Resucitación. Este estudio tiene la colaboración de muchos
centros médicos en el Reino Unido, Europa Continental y
Estados Unidos. Los investigadores esperan examinar
1500 sobrevivientes de paro cardíaco. Se colocarán
fotografías en habitaciones hospitalarias de tal forma que
sólo sean visibles desde el techo de las habitaciones y de
esta manera se determinará si pueden ser vistas durante
las EFC.
Algunos escépticos piensan que las EFC son simplemente
fragmentos de memoria que surgen cuando la persona
comienza a morir, que las referencias de los hechos que
ocurren durante las EFC pudieran ser debidas a
adivinaciones (143). Sin embargo, una revisión de las 287
EFC realizada por Long (28) reveló que ellas son
completamente realistas, sin ningún error aparente en el
92,6% de los casos. Si las EFC fueran fragmentos irreales
de la memoria, producto de adivinanzas, no habría tan
elevado porcentaje de relatos de EFC completamente
ciertos y comprobables.
Blackmore (143) opinó que las EFC, aparte de su rol en
las ECM, son muy comunes. Las encuestas revelaron que
de un 8% (en Islandia) a un 50% (en consumidores de
marihuana) de los entrevistados han tenido EFC en algún
momento de sus vidas. En una encuesta realizada por
Blackmore (144) en residentes de Bristol (Reino Unido) se
encontró que 12% de las personas que habitualmente
estaban descansando o acostadas tuvieron EFC. Ella
afirmó que si algo abandona el cuerpo durante la EFC uno
esperaría que la persona fuera capaz de ver a distancia,
es decir experimentar percepciones extrasensoriales. Un
experimento para comprobar esta hipótesis fue realizado,
en 1978, por Tart (127) en un sujeto que estaba dormido.
Se colocó un cartel con un número de 5 dígitos en un
estante situado encima del sujeto, quien tuvo una EFC
durante la noche, y luego reportó correctamente el
número; sin embargo, los críticos opinan que el individuo
pudo haber subido al estante mientras nadie lo observaba.
Pero, la persona estaba conectada a cables
electroencefalográficos que no le permitirían subir al
estante sin producir cambios significativos en los registros.
De allí surge la importancia de los estudios del proyecto
AWARE que dirige Parnia.
3. Las ECM pueden ocurrir durante la anestesia general,
cuando se ha perdido por completo la conciencia. Este
relato descrito por Long (28) lo confirma. Débora tenía 13
años cuando fue al hospital para que le practicaran una
cirugía menor y la anestesia aplicada le ocasionó un paro
cardíaco. Mientras su médico luchaba por mantenerla viva,
ella se encontró bruscamente fuera de su cuerpo: ¨Mi
corazón se detuvo por la anestesia durante la cirugía; floté
hacia el techo y pude ver a mi cuerpo sobre la mesa. Los
doctores estaban alarmados y diciendo que me estaban
perdiendo. No tenía miedo; estaba con unas personas muy
amables, creía que eran ángeles. Me dijeron que no me
preocupara, que ellos cuidarían de mí. Una mujer me dio
su mano; ella era muy amable y me hizo sentir que me
amaba y que sabía quién era yo. Me sentí segura con su
compañía, pero no sabía quién era. Un día, varios años
después de la cirugía, mi madre me mostró una fotografía
de mi abuela paterna que había fallecido cuando daba a
luz a mi padre. Ella era la mujer amorosa que sostuvo mi
mano al otro lado del túnel. No había visto su fotografía
con anterioridad.
Hay una gran diferencia entre la inconsciencia causada por
la anestesia general y la causada por un trauma o una
enfermedad grave. El uso apropiado de la anestesia
general conduce a una inconsciencia total controlada.
Durante la anestesia se hacen esfuerzos intensos para
lograr un estado de amnesia y de inconsciencia total. Sin
embargo, muchas ECM han sido reportadas por pacientes
que casi murieron mientras estaban bajo anestesia.
Algunas veces estos pacientes estaban cercanos a la
muerte debido a una enfermedad terminal o una herida
que requería de cirugía de emergencia, y durante ella
sufren un paro cardíaco. El elevado nivel de conciencia que
existe en los casos de ECM es una evidencia de un estado
que ni la anestesia general puede eliminar. Estos hallazgos
representan una de las más fuertes evidencias de que la
conciencia puede existir fuera del cuerpo. Greyson y col.
(116) reportaron que en su colección de casos de ECM
ocurridas durante la anestesia general se produjeron EFC
y los pacientes describían al personal médico cuando
trabajaba sobre su cuerpo, observaban luces muy
brillantes, se encontraban con personas fallecidas y tenían
pensamientos, memorias y sensaciones más claras que en
las condiciones normales de preanestesia. Según algunos
escépticos, esta experiencia puede ser el resultado de
haber aplicado muy poca anestesia, lo cual conduciría a
una conciencia parcial durante la intervención, con lo cual
parecen olvidar los casos de ECM resultantes de una
sobredosis del anestésico. Las ECM que ocurren durante
un paro cardíaco en pacientes bajo anestesia general son
quizás la prueba más estricta de la posibilidad de que la
conciencia reside fuera del cuerpo, ya que una persona
bajo anestesia general o que esté experimentando un paro
cardíaco no debería tener una experiencia consciente
como las descritas en las ECM (28).
Nelson y col. (83) sugirieron la existencia de una conexión
entre la intrusión de movimientos oculares rápidos (MOR)
y las ECM. Los MOR son parte del sueño normal y se
asocian frecuentemente con la parálisis muscular e
incluyen sueños bizarros. Si los MOR ocurren durante el
despertar o vigilia parcial o completa, las imágenes
producidas por esos sueños se introducen en ese estado
de vigilia, fenómeno al cual se denomina intrusión de MOR.
Long y Holden (145), por el contrario, consideran que la
intrusión de MOR no explicaría el contenido de las ECM en
circunstancias donde la intrusión de MOR sería imposible
como, por ejemplo, en las ECM de los nacidos invidentes
y las que ocurren durante la anestesia general.
4. Las ECM que ocurren en individuos invidentes pueden
acompañarse de experiencias visuales En 1998, Ring y
Cooper (146) publicaron un artículo relacionado con
invidentes que habían tenido imágenes visuales vívidas
durante sus ECM o EFC no relacionadas con las ECM. Un
subgrupo de estos individuos era ciego de nacimiento. Sin
embargo, estas personas tuvieron las ECM con todos los
elementos típicos, incluyendo contenidos visuales
detallados. Es inexplicable, desde el punto de vista
médico, que una persona ciega de nacimiento o que haya
quedado ciega poco después del nacimiento pueda tener
estas experiencias visuales durante una ECM. Para los
nacidos ciegos la visión es un concepto abstracto. Ellos
entienden al mundo sólo mediante sus sentidos de
audición, tacto, gusto u olfato. Según Ring y Cooper (147)
aun cuando no podamos afirmar que los ciegos ven
durante estas experiencias, debemos reconocer el hecho
de que ellos tienen acceso a un tipo de conciencia super
sensorial expandida que no parece explicable por los
medios normales, por lo cual postulan que se trata de una
visión de la mente (mindsight).
Para investigar y explicar este fenómeno de la visión de
los invidentes durante una ECM se requiere una
metodología diferente a la utilizada en la investigación
científica tradicional, por la simple razón de que las ECM
no pueden ser reproducidas en el laboratorio. Es necesaria
la colección de un gran número de casos de ECM para
analizar las características de estas visiones que lucen
diferentes a las terrenales cotidianas. Adicionalmente, los
individuos que han tenido ECM reportan, con mucha
frecuencia, un aumento de todas sus funciones
sensoriales. En la encuesta realizada por la NDERF, el
66,1% de los individuos que tuvieron estas experiencias
refirió que su visión difería de la normal en claridad, campo
visual, colores, brillantez, profundidad, percepción y grado
de solidez o transparencia de los objetos (28).
5. Una visión panorámica o revisión de la propia vida
ocurre en las ECM y refleja eventos reales que han sido
olvidados Las revisiones de la vida están entre los
aspectos más interesantes de las ECM.
Durante ellas, se produce una visión panorámica
tridimensional de hechos significativos de la vida de los
que las han experimentado. Estos individuos se observan
a si mismos desde la perspectiva de una tercera persona.
Pueden ver cómo trataron a otros y, a menudo, ocupan su
lugar para experimentar cómo se sintieron esas personas
cuando interactuaron con ellas. Algunas veces un ser
espiritual actúa como guía amoroso que examina la
revisión de la vida desde un plano espiritual superior y
discute, con la persona que tiene las ECM, las
ramificaciones espirituales de los eventos de su vida, lo
cual le permite revivir su propia vida incluyendo los errores
cometidos, para ayudarle a entender su propósito en la
vida y hacer cambios significativos. Long (28) describe el
relato de una persona que tuvo esta experiencia:
“Mientras estaba en la luz tuve una revisión de mi vida y
vi todo lo que hice y se me mostró cada pensamiento,
palabra, acción o inacción”.
Si las ECM fueran experiencias reales uno debería esperar
que los eventos observados durante la revisión de la vida
ocurrieran realmente. En la pesquisa realizada por la
NDERF (28), de los 617 encuestados que presentaron
ECM, 88 (14%) tuvieron una revisión de su vida. Ninguna
de ellas tenía elementos considerados irreales tanto para
la persona que tuvo la experiencia como para el
investigador.
Algunos escépticos han propuesto dos explicaciones
alternativas de la revisión de la vida durante las ECM.
Blackmore (143) la atribuye a un mecanismo de defensa
psicológico al momento de un evento que pone en peligro
la vida, lo que hace que la persona se retire a un momento
atemporal de memorias agradables. Sin embargo, en las
ECM pueden encontrarse recuerdos desagradables que no
deberían esperarse si la revisión de la vida fuese
simplemente un escape psicológico agradable en
circunstancias desagradables. Otros han propuesto que la
revisión de la vida se debe a que el cerebro del moribundo
produce descargas eléctricas en las regiones responsables
de la memoria. Sin embargo, muchas ECM se han
reportado en ocasiones cuando los eventos que
amenazaban la vida fueron inesperados y bruscos y
ocurrían acompañados de inconsciencia inmediata, tal
como sucede en los accidentes fatales. Hay que señalar,
además, a las ECM y las revisiones de la vida que suceden
en la anestesia general durante la cual el sujeto no debería
percibir absolutamente nada.
Blackmore (143) también ha propuesto que los ataques de
epilepsia del lóbulo temporal pueden producir experiencias
similares a las revisiones de la vida y otros componentes
de las ECM. Pero, las evidencias no soportan esta
suposición.
El nexo entre la epilepsia del lóbulo temporal y la ECM es
la base de un modelo neurobiológico de las ECM propuesto
por Saavedra-Aguilar y Gómez-Jeria (114), quienes
sugirieron que el estrés cerebral producido por la ECM
conduce a la liberación de neuropéptidos y
neurotransmisores (principalmente endorfinas), los cuales
estimulan el sistema límbico y otras áreas conectadas.
Adicionalmente, el efecto de las endorfinas explicaría las
emociones positivas asociadas a la ECM. Morse y col.
(121) propusieron una hipótesis basada en el papel de la
serotonina y no de las endorfinas en la fisiología de las
ECM.
6. Los seres encontrados durante las ECM generalmente
están muertos para el momento de la experiencia y con
frecuencia se trata de familiares ya fallecidos Muchas
personas que han tenido ECM describen dramáticas y
felices reuniones con gente conocida que había muerto
mucho antes de la ECM. Según Long (28), el porcentaje
de individuos fallecidos, vistos durante las ECM, es tan
elevado que piensa que esos encuentros con seres
queridos no son el producto de una mente confundida o
de un cerebro que está muriendo, sino que representan
una fuerte evidencia de la realidad de las ECM. Kelly (47),
comparó 74 casos de ECM en las cuales se reportaron
encuentros con individuos fallecidos, con 200 casos que
no los tuvieron y observó que el 95% de los individuos
fallecidos encontrados eran familiares y un 5%
correspondía a amigos o conocidos.
En el grupo estudiado por la NDERF (28), 97 (16%) casos
de ECM describieron el encuentro con uno o mas
familiares. Sólo 3 casos reportaron encuentros con seres
vivos. Este porcentaje tan bajo de seres vivos encontrados
durante estas experiencias es consistente con los
hallazgos de Kelly (47) y aporta una fuerte evidencia de la
realidad de las ECM. En ocasiones, los individuos que las
tuvieron reportaron encuentros con seres que creían
estaban vivos al momento de su ECM, pero luego
comprobaron que estaban muertos (28). Aunque muchos
seres queridos ya fallecidos eran ancianos y algunas veces
estaban desfigurados por enfermedades crónicas, durante
las ECM se presentaban en perfecto estado de salud y
muchos aparecían más jóvenes que cuando fallecieron. A
veces se encuentran seres que parecen familiares, pero
cuya identidad es desconocida. Posteriormente se
descubre su identidad al mirar viejas fotografías de la
familia (28).
En la pesquisa de la NDERF, el 49,9% de las personas que
tuvieron ECM reportaron haber visto seres místicos o
escuchado voces claramente de origen celestial. Cuando
se ven seres místicos su apariencia es variable. Algunos
los describen como ángeles o como seres de luz. La
comunicación con estos seres y con los individuos ya
fallecidos es telepática. Los individuos estudiados por Kelly
(47) frecuentemente comentaban que las personas que
ellos encontraban durante las ECM eran completamente
inesperadas y desconocidas, lo que contradice la
sugerencia de los escépticos de que las personas que
tienen ECM esperan ver a esos seres ya fallecidos en el
momento de su experiencia.
7. Las extraordinarias similitudes de las ECM no son
debidas a creencias preexistentes El hecho de que los
niños tengan los mismos componentes de las ECM que los
adultos es una de las fuertes evidencias de que estas
experiencias son eventos reales y no son debidas a
creencias preexistentes, influencias culturales o
experiencias previas en la vida actual (28). La edad no
parece afectar el contenido de las ECM (59, 148).
Greyson (23) encontró que las ECM no parecen ser
adornadas, modificadas o disminuidas, aún después de
haber transcurrido casi 20 años de su ocurrencia. Este
estudio se realizó en 72 casos de ECM y aportó una de las
más fuertes evidencias de que las ECM son recordadas con
exactitud, aun cuando sean compartidas décadas después
de su ocurrencia. Similares resultados obtuvieron Van
Lommel y col. (44), quienes realizaron un análisis
prospectivo de casos de ECM ocurridos durante paros
cardíacos. Los sujetos fueron entrevistados
inmediatamente después y 2 y 8 años más tarde. En este
estudio se demostró que los individuos que tuvieron esas
ECM las recordaban con exactitud 8 años después de su
ocurrencia.
El “Estudio de las Transformaciones” realizado por Morse
y Perry (149) aporta evidencias de que las ECM producen
cambios individuales que no pueden ser falsos.
Encontraron que aquellos que habían tenido ECM durante
su niñez tenían menos ansiedad ante la muerte que el
resto de la población; también tenían aumentadas sus
habilidades psíquicas, su inteligencia y su aprecio por la
vida. Concluyeron que las ECM son reales porque sus
efectos a largo plazo son evidentes.
8. Las características de las ECM son similares en todo el
mundo La experiencia de morir es igual en los seres
humanos, sin importar su lugar de residencia. Podemos
estar separados por la barrera del lenguaje o de la cultura,
pero nos une la posibilidad de tener experiencias
espirituales similares tan dramáticas y transformadoras
como las ECM.
La NDERF ha reunido más de 2 mil ECM descritas en
lenguas diferentes al inglés lo que le ha permitido recibir
las experiencias que ocurren en todo el mundo (28). La
conclusión más razonable del estudio cultural cruzado de
las ECM es que el contenido de estas experiencias parece
ser el mismo alrededor del mundo. Las experiencias
observadas en países de habla inglesa no difieren de las
de los países en los que se habla un idioma diferente.
Todos los elementos de las ECM que han sido descritos en
los países occidentales también están presentes en los
orientales, como las revisiones de la vida y las
experiencias del túnel.
Según Greyson y col. (116), las diferencias culturales
cruzadas observadas sugieren que no es la experiencia
central la que difiere sino la forma como la gente
interpreta lo experimentado.
9. Los individuos que tienen una ECM son transformados
de muchas maneras, y de por vida El miedo a la muerte
disminuye y su creencia en la vida después de la muerte
se incrementa. Pasa un largo tiempo desde el momento
en que ocurre una ECM y los cambios que la siguen, los
cuales incluyen transformaciones en valores, creencias y
relaciones con otros. Estos efectos posteriores pueden
cambiar, por el resto de su vida, a la persona que tiene
una ECM. En la encuesta de la NDERF, el 73,1% respondió
que la ECM cambió su vida. Otros estudios han
demostrado que puede tomar 7 años o más para que una
persona que haya tenido una ECM integre completamente
a su vida los cambios resultantes de esa experiencia
(150). Ring (63) había observado que los individuos que
tuvieron ECM describieron una mayor autoconfianza y
sentido de espiritualidad, interés reducido por las
ganancias materiales o estatus y un mayor aprecio por la
vida. Muchos, al no compartir los valores de sus sitios de
trabajo, cambian de ocupación. Pero si su trabajo enfatiza
las interacciones interpersonales positivas y el servicio a
otros, la persona se transforma en un empleado
excepcional.
Algunos incrédulos opinan que estos efectos posteriores a
una ECM son debidos a la experiencia de haberse
enfrentado con la muerte más que a la ECM, pero los
hechos contradicen esta opinión. Dos estudios
prospectivos de sobrevivientes de paro cardíaco
demostraron que es principalmente la ECM y no la cercanía
a la muerte lo que produce los cambios positivos en la vida
luego de una ECM (25, 44). En ambos estudios, todos los
participantes sufrieron paro cardíaco y estuvieron
cercanos a la muerte. Las personas fueron divididas en dos
grupos: las que tuvieron una ECM y las que no la
experimentaron. Luego se analizaron los efectos
posteriores en ambos grupos.
En los dos estudios se demostró que las que tuvieron ECM
presentaron más efectos posteriores que las que no la
experimentaron y se estableció que es principalmente la
ECM la que produce esos efectos posteriores, los cuales,
fueron profundos y de larga duración. De hecho, los
pacientes que tuvieron ECM no mostraron miedo a la
muerte, refirieron fuertes creencias en la vida después de
la muerte y su percepción de lo que es importante en la
vida cambió, especialmente su amor y compasión por
otros y por la naturaleza.
La posibilidad de producirse curaciones inexplicables
durante las ECM ha sido analizada por Long (28). De los
casos estudiados merece señalarse el reporte de una
increíble curación, después de una ECM, que sufrió una
chica a la que llamó Geralyn quien estaba en la fase más
avanzada de un linfoma de Burkitt. Geralyn relató: “La
enfermedad había destrozado mi cuerpo, el bazo, el
hígado y los intestinos estaban llenos de tumores. En mi
hospitalización se descubrió que tenía un gran tumor
bloqueando la luz intestinal y fui inmediatamente llevada
a cirugía durante la cual floté en el aire sobre los doctores.
Observé cuando extraían mis intestinos y los colocaban
cuidadosamente al lado de mi cuerpo y luego comenzaron
a moverse rápidamente en un intento de revivirme.
Durante esos instantes comencé a elevarme y de pronto
me parecía que sabía todo lo que era necesario saber.
Parecía que todos los misterios del mundo me eran
revelados. Entendía las ciencias, las matemáticas y la
vida. Simultáneamente pude ver a la gente que estaba en
otras habitaciones. Vi a mi abuela y a mi tía abuela
llorando fuera de la sala operatoria. Vi a otros pacientes
que estaban siendo operados en otras salas. Vi a la gente
que estaba fuera del hospital. Mientras me elevaba,
instantáneamente me encontré en un sitio semejante a
una nube. Sabía que estaba en un lugar muy seguro y
cálido. Vi lo que podrían haber sido 3 ángeles llenos de paz
y como formando parte de la nube. No me dijeron nada;
sin embargo, sentí su grandeza y gozo. De pronto una
gran mano vino hacia mí; brillaba con una luz poderosa.
Luego oí una voz que me dijo: ‘mi niña, regresa porque
tienes mucho trabajo pendiente que hacer’.
Instantáneamente regresé a mi cuerpo. Cuando desperté
le referí a mis doctores esta experiencia y se
impresionaron por mi descripción precisa de su trabajo.
Sin embargo, no me creyeron mi historia. Sabía que
estaba curada. Los doctores estaban asombrados al
encontrar que después de una sola quimioterapia todos los
tumores desaparecieron. Y treinta y siete años después
aún estoy aquí”.
Sartori y col. (151) reportaron el caso de un paciente que
tuvo una cirugía de emergencia por cáncer intestinal.
Mientras se recuperaba de su condición clínica empeoró y
entró en coma, durante el cual tuvo una ECM que incluyó
una EFC, con observaciones detalladas de todos los
eventos a su alrededor. Después de su recuperación, las
observaciones durante su EFC fueron confirmadas.
Este paciente había nacido con una parálisis cerebral y
tenía una mano deformada que, durante toda su vida, no
había sido capaz de abrir completamente. Luego de la ECM
fue capaz de abrirla y utilizarla por primera vez.
Después de una ECM algunos desarrollan habilidades
psíquicas (73, 74, 152) como empatía, intuición o
habilidades precognitivas.
En la entrevista realizada por la NDERF, el 45% respondió
afirmativamente a la pregunta: ¿Tuvo usted alguna
habilidad especial psíquica o paranormal después de la
ECM, que usted no tenía antes de ese evento? (28).
A pesar de haber pasado por una ECM, la mayoría de las
personas reporta una disminución o pérdida del miedo a
la muerte. Este es un hallazgo previamente reportado por
diversos autores (5, 44, 153). Aunque necesariamente no
se hacen más religiosas, estas personas se convierten en
seres más espirituales que creen en la santidad de la vida
y en un conocimiento especial que le sirve de guía por el
resto de sus vidas.
La creencia en la vida después de la muerte es uno de los
efectos frecuentemente observados después de una ECM.
Según Long (28) cualquiera de estas 9 evidencias
descritas sugiere fuertemente la existencia de la vida
después de la muerte, pero cuando se combinan todas se
obtiene una prueba, más allá de la duda razonable, de la
existencia de la vida después de la muerte.
CONCLUSIÓN
En conclusión, es inexplicable, desde el punto de vista
médico, que durante las ECM se produzcan eventos
conscientes, a pesar de que las personas están
inconscientes o clínicamente muertas. Existe, por lo tanto,
mucha más conciencia y memoria de lo que puede ser
explicable solamente por la actividad cerebral. Es evidente
el conflicto que se presenta entre la ortodoxia
neurocientífica y las ECM que ocurren en condiciones de
anestesia general o de paro cardíaco.
Como señalan Greyson y col. (116), sólo cuando los
neurocientíficos examinen los modelos actuales de la
mente, a la luz de las ECM, se logrará comprender a la
conciencia y su relación con el cerebro.

La ECM más espectacular


Una de las experiencias cercanas a la muerte (ECM) más
espectaculares de la historia es la que protagonizó Pam Reynolds, a
quien los médicos tuvieron que provocar una muerte clínica para
poder operarla.
Uno de los casos de experiencias cercanas a la muerte
(ECM) más extraordinarios es el protagonizado por Pam
Reynolds, una antigua paciente del cardiólogo Michael
Sabom, quien narra el caso en su libro Light and Death.
Esta mujer, una cantante y compositora, se sometió a
una complicada operación para extirparle un
enorme aneurisma que se había formado en una de
sus arterias cerebrales. El aneurisma podía reventar en
cualquier momento, provocándole una muerte segura.
Para su desgracia, estaba ubicado en un lugar de difícil
acceso y próximo a funciones cerebrales vitales, de modo
que las técnicas quirúrgicas habituales no valían en su
caso.
Había que provocarle una muerte clínica a la paciente para
poder operarle
El médico de la artista la remitió al doctor Robert Spetzler,
del Barrow Neurological Institute de Phoenix (Arizona, EE.
UU.), quien había desarrollado un procedimiento
denominado «paro cardíaco hipotérmico», aplicado a
casos como el que nos ocupa. A grandes rasgos, consiste
en drenar toda la sangre del cerebro, para lo que es
necesario provocar al paciente un paro cardíaco y que su
actividad cerebral sea nula (encefalograma plano). El
doctor Spetzler y su equipo le provocaron la muerte clínica
a la cantante y comenzaron con la delicada operación. En
ese momento, la mujer sintió que era absorbida por una
especie de túnel, al tiempo que escuchaba la voz de su
abuela fallecida llamándola, de modo que continuó
descendiendo por una especie de pozo oscuro, al final del
cual se distinguía un punto de luz que, poco a poco, se fue
haciendo más grande.
«Lánzate hacia tu cuerpo»
Al alcanzar el foco luminoso, se topó con una serie de
figuras rodeadas de luz, pero que enseguida comenzaron
a adoptar formas que pudo reconocer. Eran diferentes
familiares que habían abandonado nuestro mundo hacía
tiempo, pero que se mostraban ante Pam con la mejor
apariencia que habían tenido en vida. Fueron
precisamente éstos los que impidieron que avanzara más,
pues le revelaron que si lo hacía no podrían devolverla de
nuevo a su cuerpo físico. Le hicieron saber que todavía no
había llegado su momento. Como suele suceder en estos
casos, ella quería seguir adelante, no tenía ninguna
intención de regresar a esta realidad, pues la paz y la
tranquilidad que sentía eran inenarrables.
Sin embargo, uno de sus familiares, en concreto un tío, la
llevó de vuelta al oscuro túnel. Llegó a observar su cuerpo
entubado en la sala de operaciones. Y como es habitual en
buena parte de los incidentes de ECM, contempló su
carcasa física como si fuese algo independiente de ella. Su
tío la conminó a que se lanzara hacia su cuerpo. «Es como
tirarse a una piscina», le dijo, pero Pam no quería, así que
el familiar la empujó y de este modo volvió a
«introducirse» en su «habitáculo material». En este
incidente no cabe duda de que la paciente estuvo un buen
rato en muerte clínica, sin actividad cerebral
(encefalograma plano), y aun así vivió una ECM típica.

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