Medicine">
PERÚ INDÍGENA VOL. IV - #10 y 11 PDF
PERÚ INDÍGENA VOL. IV - #10 y 11 PDF
PERÚ INDÍGENA VOL. IV - #10 y 11 PDF
--
VOL. IV NUMEROS 10 y 11
-11
SETIEMBRE DE 1953
LIMA - PERU
DIRECCION DOMICILIARIA Y TELEFONICA DE LOS
INDIGENISTA PERUANO
Ilmo. Mons. SALVADOR HERRERA . .. . . . Conv. San Feo. de Asís .... .. ... . 31381
General ALEJANDRO BARCO .. . . .. ... . Zela 565 - San Isidro . .. _.... . 16195
General FELIPE DE LA BARRA ... ... . . Alcanfores 1375 - Miraflores ... 58346
Ing. JOSE PAJUELO VERA . . . .... .. .. ..• Unión 892 .... .. ... ... , . . . .. . .. . - .-
Dr. MANUEL G. ABASTOS .. .... . .. . .. . Av. San Miguel 970 - S. Miguel 18133
Dr. CESAR MERINO ... . . .. ... .. ... .. . . Daniel Carrión 180 - Miraflores 56725
Dr. CARLOS VALDEZ DE LA TORRE . .. . Est. Cuzco 382 ... ... . ... . ... .. . . 31786
Dr. GUILLERMO TOWNSEND . .. ..•. .. . . P. Jerónimo 486 . .. . ... ... ... . .. 70633
SUMARIO
EDITORIAL
ARTICULOS
POESIAS
Relaciones de las Cos tumbre s Antiguas de los Na turales del Piru. Por BIas V alsra . ... 122
Estatutos de la Sociedad Peruana de Folklore .. .. ....... . . . ... ... . ... . . ... . . . .......• 158
Distinción honrosa. ...... .. .... . ..... . .. .. ..... .. ... .... ... . . . .. .. .. . . . .... .. . . .. . . 160
Desarrollo del Proyecto "Perú·CorneU" . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Inauguración del nuevo !ocal escolar de Vicos . . ........ . . . .... . ........ .... ........ . 167
Un comentario sobre nuestra Revista. Por Jorge Luis Recavarren . ... . . .....• . . . . . . .. .. . . 171
Notas Bibliográficas. Por César Angeles Caballero . .. .. : .. . . .. . .... . ... . . .... . .... . .. . 174
Relación de Publicaciones recibidas .. . .. .. .. ....... . . ... ..... ... .. . . . .. . . ....... . ... 179
NOTA EDITORIAL
( 1952). Sobre una cifra de 2,837 mineros para descubrir fibrosis en los
pulmones, mediante el examen radiológico, han encontrado solamente el
62% de suietos normoies; e l 13 '1~ presentaba signos de Silicosis. "Otro
grupo, de más del 25% acusa trama pulmonar acentuada que algunos
médicos consideran como hombres potencialmente víctimas de Silicosis".
No podríamos dbcutir la significación de tal hallazgo pero vale la pe-
na preguntarse desde ahora. ¿Puede tratarse acaso de la imagen pulmo-
nar de acentuación de la trama p roducida por la plétora sanguíne~ de l
hombre de los Andes? Es ese el pensamiento que informa el trabaio del
Departamento de Higiene Industrial.
Como quiera que sea, estas apuntaciones clínicas y sociales nos ha-
blan de la gravedad del problema que planteamos a la elevada conside-
ración de la Academia Nacional de Medicina de Lima.
Mi conferencia se titula "El Problema de la Silicosis y el Mal de Mon-
taña Crónico". Por consiguiente, debo plantearlo en términos precisos. Voy
a ocuparme de sindromes clínicos, de su interpretación y de las proyec-
ciones de orden social que esta patología de la sílice y del Mal de Mon-
taña, imprime a la vida de los hombres distribuídos verticalmente en el terri-
torio del Perú.
En primer lugar, con el objeto de hacer enteramente impersonal el jui-
cio que pudiera hacerse sobre el tema, prefiero exponer a continuación los
síntomas de la Silicosis tomados por el Dr. Arthur J. Volwald, la autoridad
en Neumoconiosis que nos visitara últimamente. ( Copias mimeografiadas
Departamento de Higiene Industrial. Ministerio de Salud Pública. 1953).
"Silicosis es un proceso crónico de los pulmones causada por la in-
halación prolongada de altas concentraciones de polvos finos de sílice, que
produce nódulos de tejido fibroso en las paredes de los e spacios alveola-
res. Hay una susceptibilidad asociada a infección, generalmente la tuber-
culosis, la que aumenta con la cantidad de fibrosis. La Silicosis está ca-
racterizada:
Anatómicamente: Por una de las formas siguientes: un tipo discreto
generalizado o un tipo masivo conglomerado. Cualquiera de las dos for-
mas puede estar modificada por la presencia de otros polvos, tales como
el carbón, hierro, arcillas.
Radiográficamente: Por las formas características correspondientes a
esos dos tipos anátomo-patológicos y que constituyen la base más funda-
mental para el diagnóstico.
Clínicamente:
a) Por escasos o ningún síntoma en el tipo discreto gen,eralizado.
b) Por acortamiento de la respiración, disminución de capacidad pa-
ra el trabajo y ausencia de fiebre en el tipo conglomerado.
EL MAL DE MONT A-ÑA CRONICO II
SILICOSIS
Historia: Exposición de dos o más años (15 ó 20 generalmen te) a una at-
mósfera que contiene más de la millones de partículas de polvo por pie cúbico
(25 a 35% de sílice libre), cada partícula de menos da la '1li.:~'Jnes de diámetro.
Estadío Formativo : No hay síntomas.
Primer Período: Síntomas negativos.
Rad:olcgía: Acentuación de los hilios y de la trama . Micronodulación fina.
Segundo Período: Disnea al esfuerzo. Ligera tos improduclNa. Ligera lim i-
tación excursión tórax y á¡~fragma. Escasos estertores. Capacidad 'vital disminuí-
da . Radiología: Micronodulación acentuaáa con fibrosis dilusa, más a la de re-
cha. Enfisema. Diagnóstico diferencial.
Tercer Período: Pueden estar ausentes síntomas de importancia. Disnea al
esfuerzo o severa . Dolores pleurales. Tos . Expectoración discreta. Excursión del
tórax disminuída. Macicez parcial. Estertores roncantes. Radiología: Coalescen·
cia de micro nódulos con formación de grandes magmas irregulares. Algunas ad-
herencias al mediastino o diafragma . Enfisema. Neumotórax espon táneo (en oca-
siones) . Diagnóstico diferencial. Evolución. Complicaciones. Cor pulmonale. In-
fecciones. (Me Cann).
Silicosis Agu.da: Historia breve. No hay tiempo p a ra la formación de nódulos.
Lesiones tuberculosas.
A este cuadro habría que agregar ciertos síndromes como los seña-
lados por Coggin y McCann a saber: El Cor Pulmonale y síntomas en
los casos avanzados de insuficiencia respiratoria que acompañan la eleva-
da hipervolemia sanguínea, así como también raras manifestaciones trom-
bósicas.
El cuadro sinóptico número 1 contiene la sintomatología de la Silicosis.
Procesos Altitud Vol. Sangre IHemoglobina l Bilirubina Ac. p~rÚVico\urobilinÓgenO Reticuloci- Oxígeno Sato arterial
mts. -=tal c.~1 Total gms. _ Total mgms. Tota l mgms. fecal mgms. tos % Total % O2 %
p. día I
"'uo -----
·S Policitemia I 10.000 2 .000 2 . 992 94 .4
Vera O 8.450 1.802 81 1. 859 67. 0
~
W
I I I I
Silicosis 3.700 6 . 800 1.428 I 156 1.9 2. 45 7
I
+ 84
"'
OJ
S 7.980 1. 8'/ 5 246 2.424 I + 72
o 11. 460 2.733 249 2 . 145 + 60
-OlO:
9.360 1.926 135 1. 084 - 60
Cñ
----- I
r ;~al
1
de Mon.! 0(+) 9.300 2 . 109 111 102 3 82
taña QrónicoI 3.750(++) 11.11C(l 3.168 I 183 0.8 2. 970 78
\ 1 4.500 (+++) 7.980 2.493 119 4.715 0.8 2.Q34
Andinos 1 I I I
'" I I
al
- - - - - - - - - -I
OJ
tl
Morooccha 4.50U 6.980
I 1. 464 107
I 148
- -I
1.645
I
1.56
I 1. 601
§ I
- - --- --- - - - - - - - - - - -- --
Z
o
en
Andinos J'
Huancayo . 3.200
1
'
5.360
II 905
II 45
IJ
81
I 0.8 1.340 92.5
~
1-=-r-::~I~~I---'-7:-1--35--1 -~24--1
O
tl Costeños 71
:>
Lima 0.5 1.068 98
(+) Monge
(++) Hurtado Merino Delgado •
<+++) Merino
EL MAL DE MONTA·ÑA CRONJCO 13
Forma grave
El cuadro clínico semeja bastante a los casos avanzados de Polici-
temia Vera. El paciente en reposo, tiene bien un aspecto eritrósico que
vira al azul al menor esfuerzo, o bien un color cianótico intenso, más acen-
tuado en cara y manos. Hay una dilatación generalizada de los vasos
sanguíneos. Las conjuntivas están inte nsamente congestionadas y los pár-
pados edematosos y cianóticos. Las mucosas nasal y oral presentan un co-
lor rojo vinoso. La piel del cuerpo es seca mientras que la frente y las ma-
nos están generalmente cubiertas de sudor. Las manos muestran dedos
en palos d e tambor; las uñas en luna de reloj. Las epistaxis son frecuen-
tes; ronque ra y afonía se presentan a menudo. El tórax es voluminoso, de
tipo enfisematoso. El paciente se siente extremadamente débil, y con fre-
cuencia se le encuentra en e stado de somnolencia. A veces entra en co-
ma por dos o tres horas. También se observa 'vértigos, lipotimias y crisis
de vómitos. La constipación alterna con diarrea. La disnea es permanen-
te; la bronquitis, frecuente . No GS raro observar procesos conges tivos pul-
monares, a repetición, acompañados d e hemoptisis y ligera fiebre; cuadro
que desaparece cuando el paciente desciende a nivel del mar. Alteracio-
nes cardía cas no se producen durante largo tiempo, pero finalmente con
los progresos de la enfermedad sobreviene insuficiencia c~rdiaca derecha.
14 l'ERU INDIGENA
En algunos casos se presentan d olores card iacos con caraele res anginosos.
En un caso hemos podido anotar que simultáneamente con el angor apa-
recieron ambliopía, inconcie ncia y pérd ida d al conocimie nto. La hipe rlre-
mia se observa muy raramente.
Ceguera ( Da mmert) y sorde ra te mporalos n o son raras. El hígado es-
tá ligeramente aumentado. Se ha e ncontrad o aume nto de volume n del bazo
en 12% de casos.
Algias y parestesias son comunes. También se pre sentan dolores in-
tensos en las extre midades; dolor e n la región lumbar o en las articulacio-
nes, particularmente en las inserciones te ndinosas peri-articulares. A Veces
e l dolor inmoviliza a l paciente días o semanas, desapareciendo espontá-
neamente o con e l viaie d el e nfermo a un lugar más baio. La sangría me-
iora el estado del paciente. Muchos de estos síntomas que yo describí en
1928, son similares a los encontrados por Armstrong en aviadores. La pun-
ción lumbar puede producir una cefalea viole nta. Las parestesias varían
e n tipo y localización: se nsación d esagrada ble de calor en la cara; sen-
sación de agua caliente ve rtida sobre el dorso. Un paciente tenía la sen-
sación de haber perdido una mano. Hormigueos en los pies y sensación
de ser clavado por alfileres son también síntoma s frecuentes.
En casos más severos es p osible encontrar uaa alteración marcada de
la memoria y de la conduela de los pacientes; su personalidad psíquica
aparece alter::xda. Agotamie nto r.ervioso y frigidez se"xual son síntomas frecuen-
tes.
Los Irabajos sobre el as!)oc!o clínico de e sla en fermedad, que deben ser consultados, son
le s s ig uie ntes: •
Talbot, J. H. Y D. B. Dill sobre Observaciones clínicas e n las grandes Alturas, Am. J.
Med. S. 192. G26, 1936; Albe rlo Hur tado, sobre Mal de Montaña Crónico, Jour. Amer. Med.
Assoc. 120, 1278-1282; El liq Uido Céfalo Raquídeo e n la Altura. Verificación en un caso
de e nfermedad de Monge. Aleja ndro Arellano Z. Revista de Neuro-Psiquiatría, 2, 248-254,
1939 Y Chronic Mountains Sickne ss. Carlos Monge. Phys. Re view, 23., 166-184, 1943 Y Mon-
ge La Enfermedad de los Ande s. Estud ios fisiológicos y Clínicos. An. Fac. Med. Lima, 11:
1-209, 1928. Les Erythrem ies de L'Altitude. Le urs rapporls avec la maladie de Vaque z;
Masson el Cie. Edit. París, 1929. La Mala ttia delle Ande; Giorn. della Acad. Med. Torino,
No. 2, 1929. Clima topathologie des Ha ux Plaleau:c In lraitó de Climatologie Biologique el
Medicale; Masson el Cie. Edit. Paris, 1934. Sobre alg unas manifestaciones congestivas de
orde n cerebral; An. Fac. Med. Lima, 19 : 83, 1936. Hiqh Altitooe Disease; Arch. Inl. Med.
59 : 32, 40, 1937. Perturb a ciones p síquicas en la Enf ermedad de la Altura; Rev. Neur. Psiq.,
2: 536, 1939. Life in Ihe Andes and Chron ic Moun tain Sickness; Science Press, 95: 79, 1942.
El Mal de Montaña Crónico, An. Fac. Med. Lima 26: 11 7, 1943. Chronic Mounlain Sickness;
Physiol. Rev , 23: 166. 1943.
GENERAL RESPIRATORIA
CARDIO-VASCULAR DIGESTIVA
NEURO-PSIQUICA
HEMA TOLOGICA
Síndromes e ril:"<6!uicos
Sin embargo, solo quedaba una tos residual, estertores sibilantes, es-
casa expectoración y, sintiél1dose bien, e l sujeto podía trabajar a menos de
3 mil metros de altura.
Octubre de 1947.
H. O. 31 años, n acido en Huancayo. Vivió siempre en la altura, tra-
bajando e n oficina s. De 1935 a 1940 reside n cia en Cerro de Paseo, sin-
tiéndose bien. Desde entonces, a lgias generalizadas. Crisis de cefalalgia.
Refiere que al ser examinado, el facultativo llamó la atención sobre el en-
negrecido d e los labios y de las manos, así como de las uñas, de tinte
amoratado. Este color fué acentuál1dose. Con cierta frecuencia presenta-
ba pituitas matutinas que aseguraba le aliviaban d e terribles cefaleas que
ocurrían al despertar. Al bajar a Lima, se diagnosticó Tuberculosis renal¡
pero como sus síntomas pasaron, regresó :;¡ Cerro de Paseo. Estuvo relativa-
mente b ien hasta 1944, cuando volvió a sentir los mismos transtomos y
crisis paroxísticas de tos escasa e improductiva, todo lo cual desapareció
al descender a la capital. Dolores toráxicos. Vuelto al Cerro, el catarro
bronquial y la tos volvieron, expectorando en las mañanas dos o tres cu-
charadas d e un líquido mucoso. Cefalalgias a media noche, intensísimas
y al despertar, acompañadas de náuseas y prurito generalizado. Dificultad
para respirar. En varios viajes a niveles inferiores, como Huancayo, su
sintomatología se acusaba en menor grado. Crisis dolorosas precordiales,
precedidas de una sensación de opresión y asfixia, sobre todo al subir las
pendientes de la ciudad. Disnea de esfuerzo. Dolores en las articulaciones
de las extremedidas inferiores que le impedían levantarse de la cama. En
esas precarias condiciones el paciente baja a Huancayo donde sus síntomas
disminuyen progresivamente. Allí tuve ocasió de examinarlo.
Reaparición d e síntomas a l regresar a Cerro y su desaparición en Li-
ma, adonde le hemos seguido durante varios a ños.
DIAGNOSTICO DIFERjENCIAL
Pneumoconiosis
Silicosis:
Simple
Con infecció n
Asbes losis
Pneumoconios is no específica:
Siderosis
Baritosis
Estaño
Talco
Vanadio
Beriliosis
Tuberculosis
Histoplasmosls
Infecciones Micóticas:
Moniliasis
Esporotricosis
Actinomicosis
He mosiderosis pulmonar
Carcinoma Metastásico
Sarcoide de Boeck
Eosinolilia Tropical
Periarteritis Nod0sa
En!ermedad de Ayerza
Policitemia Vera
Mal de Montañrt Crónico.
Este artículo fué publicado en inglés en el año de 1943. Ch ron ic Mo untain Sickness
by Carlos Monge. National Institute of Andean Biology, University of San Marcos,
School of Medicine, Lima, Perú - Physiological Reviews, Vol. 23, NQ 2, Abril 1943.-
Estados Unidos.-Su traducción al español apare ció en Anales de la Facultad de
Medicino, Tomo XXVI, NQ 2, 1943.-Lo reimp rimimos p ara familiariza, a l lector con
el problema de la Silicosis y el Mal de Montaña, ya que representa un a s pecto poco
conocido en la Literatura cientílica extranjera , de la vida en la altitud.
También creemos sumamente in teresante anota r que 01 demenlo humano que
ha podido domin ar las grandes altitudes A ndinas, está constitu ído casi e n su tota·
lidad por nuestros aborígenes, quienes resultan hasta hoy insustituibles en el ca m·
pesinado, en las minas y en la industria . - N. de R.
Para algunos sujetos, la vida es imposible aún a alturas de 1,5 km.; viéndose general-
mente obligados a cambiar su " habita t". Se podría especular sobre la posibilidad de pér-
dida de la aclimatación a la p resión de oxígeno de nivel del mar. Para una mejor compren-
sión del problema que nos ocupa, debe mos considerar brevemente las características del hom-
bre autóctono, lo que nos p ermitirá a preciar con claridad las desviaciones fisio-patológicps
del período adaptativo ( Mal de Montaña ) , que precede a la aclimatación. Merece rán natu-
ralmente mayor interés los hechos relacionados con el Mal de Montaña crónico que aparece
como la base del problema . También nos ocuparemos de la fisiología de la reproducción
en la altura, ya que la infertilidad puede observarse aún en personas aparantemente acli-
matadas.
El Mal de Montaña crónico, como dijimos anteriormente, es una enfermed<ld debida a la
incapacidad del individuo para aclimatarse e n la altura , o a la pé rdida de la aclimatación.
Los hallazgos de Barcrolt deben ser referidos a l Mal de Montaña sub·agudo (2 ) .
En 1925, utilicé por primera vez el término ' "Eritremia de la altura", para nombrar un
sindrome clínico semejante a la Erilremia de Vaquez o Policitemia Vera de Osler. Esta de-
nominación se refiere pues a una entidad clínica y no a un cuadro hematológico, como
ha sido erróneamente intelpretado. Igualme nte , a l hablar de síntomas eritrémicos, nos re-
ferimos a manifestaciones clínicas y no a un aumento de glóbulos rojos . •
Como nosotros referíamos esta enfe rmedad a un estado de anoxia crónica, le dimos el nom-
bre de Mal de Montaña crónico. (1928) (Monge 1 c. d , e) . Posteriormente la enfermedad
fué estudiada por Monge, Encinas y colabora dores y Rondón ( 3). Talbot y Dill ( 4) encontra -
ron un caso en Chile. Hurtado describió algunas formas de la enfermedad debidas a fibro-
sis pulmonar (1930, 5 a), y otras, con sindromes eritré mico (1942) (5 b, c, d) . Monge
(1 f) y Arellano (6) han descrito formas n e urológicas. Formas p síquiátricas han sido seña-
ladas por Monge. (l g).
En los andinos, la enfermedad sobreviene a cualquier edad y tiene un marcado carác-
ter familiar (Monge, Rondón). En individuos provenientes de regiones bajas, la enfermedad
p1,lede iniciarse después de 2 ó 3 años de aclimatación adquirida. Aparece generalmente
en la cuarta o quinta década de la vida. Los dos sexos están igualmente predispuestos. Es
mucho más frecuente en individuos de procede ncia europea. El inicio puede ser insidioso o
súbito después de un violento ejercicio físico o después de un p roceso respirator io banal. Los
ataques repetidos de Mal de Montaña agudo crean una disposkión favorable. La Pneumo-
conlosis, pneumonía y sífilis pulmonar deben ser consideradas como causas predisponen tes.
Comenzaremos por describir las formas sub-a gudas, que pueden <;urar detando al su-
Jeto en condiciones de llevar una vida normal en la altura. Duespués consideraremos las for-
lnas crónicas de la enfermedad.
El trauma anOXICO
' . actuando sobre el crganismo produce, como ya lo hemos dicho, una
enlermedad que ' . , . . .,
aun e n sus expresIOnes mas hgeras, conduce a una dlSminuclon de la ca-
P<IC1dad mental y ti . p . .
Slca. ara eVIta r confUSIones, he empleado (1925-1928) los nombres de
soroche agudo sub-a d ' .
, gu o y cromco. Soroche significa en Q uechua, Mal de Montaña.
*En el presente trabaja , no trataremos del Mal del Montaña agudo. El leelor que
.. Interese por ese as d
C. R pecto el p roblema puede consultar' Haidane, J. S. and Priestley, J.
•• ..plraUon New H y .
luDctt ove n, ale University Press 1935 - Barcrolt, J.: The respiratory
on 01 \he bload. Cambrld U " , .
kIImaa. SPrtn B ' ge mverslty Pre ss, 1935. Leowy, A. : Physiolog ie des Hohen-
lIIaUoq ger, erhn, 1932. The Pathology of !-ligh Altitude Climate, Oxford Medical Publi-
• 1937. DIll D. B.: Lile H . . •
L1ere, E: J. A . . ' ea t and Alhtude, Carnbndge, Harvard University Press, 1938.
'.. noxla, lts effe cts on the body . Tha Univ e rsity of Chicago Press, 1942 .
26 PERU 1 N D 1 G 'E N A
ClRCULACION
En sujetos normales es muy frecuen te el desdoblamiento del segundo tono. Rotla por
medio del fonocardiógrafo ha establecido su significación adecuada; tercer ruido, ruido au-
ricular. El rLtmo cardíaco tiene marcada , tendencia bradicárdica. Monge y Cervelli en 1927
encontraron los siguientes porcentajes: de 40 a 50 pulsaciones, 13%; de 52 a 60, 41%; de
62 a 71, 32 % ; de 72 a 84, 14% . Es tos da tos han sido confirmados por Talbot y DiII (4), Aste
(7), Cervelli (8), Torres (9), Arnáez (10 ) y Capdehourat y colaboradores (11). La rela-
ción lineal entre trabajo (700 kgmts.) y frecuencia cardíaca, se presenta en la altura solo
en 30% de suje tos y aún en estos casos son aceleraciones inferiores a las ,de nivel del mar; en
70% de casos se encuentra una 're spue sta de tipo atlético. Después de' un trabajo doble' (10400
kgmts.) la aceleración cardía ca . es menor q ue después de un trabajo básico de 700 kgmts.
La evolución del ritmo después del traba jo, muestra en 50% de casos una bradicardia para-
dójica inicial; después el pulso se acelera para alcanzar el n ivel normal (Monge, Encinas).
Rondón obtuvo los mismos resultados a 5.800 m. de a ltura. Algunas veces se observa la
aparición brusca de b radicardias con un ritmo .más lento que el encont,ado en condiciones
básicas. En 8% de casos se observa taqUicardia que comienza súbitamente y que no se
acompaña de ningún malestar; posteriormente el ritmo se hace de nuevo bradicárdico. Los
tests de eficiencia e fectuados en pleno rit mo taquicárdico no p erturban la acelerac.ión ini-
cial. (Monge y Colaboradores (1 h, 12).
' El estudio electrocatd iográfico efectuado 'e n 200 suje tos muestra l'ln general valor~s nor-
males (Monge, Sáenz, 13) . En algunos casos se observa una marcada arritmia sinusal; la
diferencia de duración entre dos intérvalos sistólicos puede alcanzar 0'44 . Después de un
ejercicio moderado (700 kgmts.) he encontrado marcada arritmia sinusal, desplazamient<;l
d.e l marcador del paso, deformación de P, inversión de P, acortamiento del marcadOr del p~_
so, deformación de P. inversión de P, acortamiento de P-R, ex trasistoles auriculares y ' ventri-
culares, variaciones del voltaje de T, onda T invertida y desplaza~ientos del espacio S, T.
Algunos de estos hechos son similares a los encontrados ' p or Greene y (j¡lbert ' en la anoxla
aguda experimental (1925). Los su jetos no mbslraron s ignos de fatiga du¡'ante los tests de
esfuerzo, no obstante los ritmos b radicá rd icos. En 100 casos Sáenz encontró 40 % de des~la.
EL MAL DE MONTA,Ñ A CRONJeO 27
ciones del eje a la derecha, Posteriormente Rotla encontró 37%. La preSlOn venosa está au-
mentada (Rotta, Capdehourat). Existe una dilatación generalizada de los vasos sanguíneos,
más pronunciada aún en casos de Mal de Montaña sub·agudo. La presión arterial del an-
dino es algo más baja que la de su jetos a nivel del mar (Torres). El trabajo de Rotla (14)
sobre circulación sanguinea en el hombre andino puede ser resumido así:
a). El volumen sistólico es aproximadamente igual al e ncontrado a niv.el del mar;
b). El Índice cardíaco, de mayor importancia (Cantoni), alcanza 2'3 litros por minuto;
es decir, 12% superior al valor obtenido a nivel del mar.
El trabajo del corazón referido al área de superficie está aumentado. El volumen (hom-
bres) y el peso (perros) del corazón son mayores que a nivel del mar. En el Mal de Mon-
taña sub·agudo, la taquicardia es la regla, pero también es frecuente la aparición de inespe-
rados ritmos bradicárdicos (Monge, Cervelli) y de bradicardias paradójicas después de ejer-
cicio moderado (Monge, Encinas). En el Mal de Mon taña sub-agudo la disnea es acen-
tuada. Se aprecia fácilmente el tercer tono cardíaco. El segundo tono pulmonar está refor-
zado. Los capilares están dilatados y han perdido su tortuosidad. La presión arterial está
ligeramente aumentada. A veces se observa movimiento pulsátil de la cabeza, como en la
insuficiencia aórtica (Monge 1928). La capacidad para el trabajo está enormemente redu-
cida y el corazón responde mal en los tests de eficiencia. Los atletas trasladados a la al-
tura no pueden mantener sus record s de nivel del mar, encontrándose en la misma condi-
ción que un sujeto sin entrenamiento. Observaciones electrocardiográficas muestran los mismos
hechos encontrados en Andinos normales (Monge); pero todavía no hay datos suficientes
para establecer conclusiones definitivas. Algunas veces hemos podido observar fases de
arritmia que se repiten con cierta regularidad, retardo de conducción aurÍculo-ventricular,
extra sístoles nodales o subnodales. En un caso la conducción intrave ntricular estaba alte-
rada. Se ha encontrado también bloqueos de primer grado. Es muy frecue nte la desviación
del eje a la derecha.
Para evitar repeticiones deseo dejar señalado que, aún a la misma altura las desvia-
ciones fisiopatológicas son más acentuadas fuera del medio ecológica; en el futuro será ne-
cesario indicar claramente el sitio en que se ha efectuado las investigaciones en casos de
Mal de Montaña crónico .
RESPIRACION
En los Andinos el tórax es amplio (Charvin, Barcroft 2; Hurtado 5 e); la capacidad res-
piratoria es 10% superior a la de sujetos europeos (Barcroft). Linch (15) estudiando 50 an-
dinos señaló que la frecu' ,
encla respuatona'1 es 'Igeramente supenor
, a la encontrada a nivel
del mar.
, , Después de un eJercIcIo
" , mo d era d o se observa, en 14% de casos, bradipnea, que
Be Imcla o bien inmediatamente después del esfuerzo o después de un corto período polipneico.
A veces aparece polipnea, sin volver a los valores normales. En ningún caso los sujetos mos-
traron especial fatiga . La e tapa b ra d' "
Ipnelca ,
es mterpretada por Lmch como un esfuerzo
para ~umentar el tiempo de oxigenación. Arnáez (JO) en adición a la bien conodda res-
piraclon periódica h b d '
vlml a o serva o en sUjetos en reposo fases apneicas en 25% de casos y mo-
entos respiratorios prof d 'b' "
e¡erc1c1 ed un os y su ItOS en 20%. Observo tambien, sobre todo después de
o m erado un tipo de " ,
vlmle t ' respuaClOn en escalones que aparece al frustrarse el primer mo-
n o respiratorio Cree qu I h ' ,
del mar T e d ' e a Ipertoma vagal juega un rol más importante que a nivel
. os los hechos que ha d -
lII6a pron . d aca mas e senalar son la regla y naturalmente mucho
uncla os en el Mal d M t - b-
loe IDOVImlent " e on aroa su agudo. La observación clínica muestra que
os respuatonos y pe " d' -
CXIDIamo q u ' , no ICOS acompanando al trabajo periódico, constituyen el me-
e mas convIene en I It 1
~ un a a ura. os andinos, pueden cargar un peso de 100 libras
a carrera, luego se del' h '
-.amente En lenen; ace n algunas respiraciones profundas y corren
. casos de anoxia sub ag d 'bl -
la hlperv til ' , ,, - u a, es pOSI e mejorar el estado del sUjeto repro-
en OCIa n penodica del d' El '
an mo. entrenamIento respiratorio es importan-
28 .P E R U INDIGENA
te.La- adaptación respira toria a la anoxemia ha sido estudiada por Forbes, Barcroft, Monga,
Hurtado y León. Se ha encontrado considerablemente aumentada la capacidad vital (Hur-
tado, León). El traba jo más importante a este respecto ha sido efectuado por Hurtado y
Rollo (16) de quienes tomo los siguientes datos :
Valores relativos
Valores absolutos (Capacidad total 100%)
Aire resp.
litros
2.11
litros
1.50
I 33.2 26.1
Ca p . media. 3 .58 2.89 56.4 50. 3
Cap. vital . 4.18 4.30 66.8 73.8
6.28 5.85
-
De acuerdo con e stos autores, la mayor capacidad total y el aumento relativo y absoluto
del a ire residual significan un e nfisema funcional comp¡¡nsatorio ( Hurtado, 1928). Este estado
desaparece o nivel del mar. No es pues un carácter adquirido, sino un carácter reversible.
En el Mal de Montaña sub·agudo, disminuye la ca pacidad vital, y aumenta de nuevo p ro-
q Jesivamente con la mejoría. En el Mal de Montaña sub-agudo, el tipo y el ritmo respira-
torios adquieren la moda lidad respiratoria del andino después del eje rcicio con aparición de
signos de disnea y asfixia. La hiperven tilación puede conducir a la tetania. Se puede ob-
servar la anarquía del control respiratorio; respiración superficial seguida de respiración pro-
funda, respiración periódica, ritmo de Cheynes·Stokes, inspiración profunda y súbita, fas es a p-
neicas con sensación de asfixio inminente, más pronunciadas durante la noche , despertando
al paciente y perturbando el sueño (Arnáez Lynch ) .
Mori-Chávez (17, a ) ha encontrado e n cobayos aclimatados, hiperplasia de la red co-
p ilar pulmonar y una disminución de la~ ar te riolas, lo q ue significa un aumento de la BU-
p erficie de difusión de O,. Esta consta lación debe ser relacionado con la observación fre-
cuente de un may or volumen pulmonar e n la altura , ya seña lado por Orbigny. En el Andino,
la imagen radiológica pulmonar tiene un aspecto característico. La transparencia es mayor
que a nivel del mor; la sombra hiliar está notablemen te aume n tado; la imagen del tronco de
la arteria pulmonar está reforzada según Garda Rosell (1 8 ) , Sayé y Monge. En el Mal de
Montaña sub·agudo, todos los hechos anotados son aún más acentuados, sugiriendo algo
patológico . En algunos casos se a precia radioscópica mente la pulsación de la sombra hiliar.
En casos crónicos la dilatación vascular tiene el aspecto de congestión pulmonar pasiva . En
casos avanzados la imagen radiológ ica se meja la Pneumoconiosis, lo que ha conducido a
errores diagnóst~cos, (Jiménez).
Según Hurtado (51) el Metabolismo bás ico del hombre andino es normal. En casos mo-
derados del Mal de Montaña sub-agudo nosotros hemos observado a menudo valores bajos
que, con la adaptación, se elevaban y alcanzaban las cifras normales de aclimatación.
En el Andino existe una hipertonia del sistema nervioso vegetativo evidenciada por e l
estudio del reflejo oculo-cardíaco (Monge li; 'Pesce 350; Aste, 7), duran te el cual el andino
no siente ningún malestar a pesar de una caída relativa de 50-60 pulsaciones. Por el cont~a-
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 29
EQUILIBRIO ACIDO-BASICO
COl'dición Autor Altura Hematíes Hemoglobina Hematíes He- :volumen me-l Hb. media
matocrito dio Globular Globular
I Concentra-
ción Hb_
I Globular
metros millones gramos % % micras %
Aclimatados Hurtado 4.500 6.66 15.93 71.1 cúbicas 24.4 24.9
Aste 3.200 5.85 17.69 47.9 96.20 30 .5 36.9
82.60
Mal de Mon- Talbot 3.660 5.54 17.23 49.6 89.50 31 .·1 34.7
taña sub-a-
gudo Talbot 4.710 5.84 17.90 53.4 91.40 30.6 30.6
Mal de Mon- Aste :.200 6.54 20.92 56.2 86.46 32.2 37.2
taña crónico
Hurtado 4-5,000 8 ~6 24.70 77.5 94.1 30.3 32.2
-
EL MAL DE MONTAÑACRONICO 31
mar. Sin embargo Dill, Talbot y Consolazio (23), a mayor altura, encontraron valores nor-
males. En lo que concierne el ca, y a la reserva alcalina, se mantiene firme la opinión
de Dil!, Talbot y Consolazio . En lugares " habitables" el ca, y la reserva alcalina dismi-
nuye pero en el Mal de Montaña sub·agudo el descenso nunca cae a los valores aún más
bajos que se encuentra en los residentes . Según los autores citados se necesita meses para
alcanzar estos bajÍsimos valores con métodos menos preciosos, V. Villagarcía (1935 y Mon-
ge (lj) llegaron a las mismas conclusiones midiendo la ganancia obtenida durante la adap-
tación. Desde 1928 yo he señalado que a pesar de los valores mínimo de ca, alveolar y del
contenido de ca" el balance ácido-básico de los Andinos, tiene una capacidad tampón ma-
yor que la de los individuos con Mal de Montaña sub·agudo . Por lo menos esta capacidad
es igual a la del hombre que vive a n ivel del mar y que tiene cifras mayores de p ca, y de
contenido de ca,. Probablemente debe haber un reajuste de tampones cuya naturaleza nos
es desconocida. Así pues el sistema tampón debe encontrarse compensado. Según Dill, Talbot
y Consolazio (23), el aumento de hemoglobina puede justificar en algo la diferencia. Estos
autores señalan que a 5'3 km. de altura, hay un déficit de 2 mili-equivalentes en el balance
de los electrolitos. Sin embargo el problema no está solucionado. Seguramente el organismo
debe encontrar algún nuevo mecanismo regulador para estabilizar la respiración interna. Las
diferentes etapas descritas por Y. Henderson como consecuencia de la disminución de la
presión de oxígeno, han, sido señaladas en el Mal de Montaña sub-agudo por Monge (1928)
quien estableció la relación que existe, entre la onda alcalina sanguínea debida a la dis-
minución de ca, y la eliminación de bases por la orina al subir al altiplano. Este proceso
es reversible al regresar el sujeto de la altura a nivel del mar (Monge, lb). Yo he observado
0928-1935) que en los Andinos, las variaciones del pH después de ejercicios moderados
80n iguales o menores a las obtenidas a nivel del mar. En el Mal de Montaña sub·agudo
las variaciones son mayores y disminuyen con la aclimatación como hemos observado utili-
zando pruebas de ejercicio standard (Monge, 37).
Los Andinos muestran una gran capaCidad para el trabajo. " En Cerro de Pasco (14,700
pies) se les ve trasportar sobre el dorso pesos de 100 libras de un lugar situado 250 pies
más bajo; y repetir esta operación a Intérvalos de pocos minutos" (Barcroft). S'e debe insis-
tir sobre estos hechos porque la literatura sobre esta cuestión está llena de afirmaciones erró-
neas desde los tiempos de Jourdanet y Barcrol!. El At:dino tiene la constitución de un atleta.
El Mal de Montaña sub-agudo es una dolencia de incapacidad, una enfermedad de fatiga. El
atletismo como la aclimatación significan aptitud para equilibrar una condición de anoxia pro-
longada, El Mal de Montaña transforma súbitamente la resistencia de un atleta entrenado
Convirtiéndolo en un sujeto incapacitado para el esfuerzo; que no no puede al~anzar el ritmo
cardíaco óptimo o hiperventilarse adecuadamente para permitir el mejor trabajo de BU ' CO'
razón (Christiansen 36), Seguramente como supone Dill (24), el transporte de ca" la acti.
vidad enzimática del medio interno para fijar O, y un mayor rendimiento cardíaco deben ju-
gar papel muy importante en la homeostasis de la altura.
SANGRE
Ca Barcroft (2), Heraud (lk), Hurtado 5a-g) Hurtado y Guzmán Barrón (5h), Talbot (25),
h.~ehourat
........ (11) Y Aste (trabaJ'o ir¡edito)
' • confirmado la Policitemia de las grandes al-
han
encontrada por V' lt h
DO dlfl lau y an estudiado la morfología sanguínea y la hemoglobina que
__... ere de la producida a nivel del mar (Hall 26) He
.....-'one8 m' , ' '. resumido an la Tabla 1 las inves-
a. as reCIentes a este respecto,
puede afirmar que 1 '• d '
bemat lt , a numeraClOn e globulos rojos, los valores de hemoglobina y los
'YQr1abl
°
ocr dan• cIfras mayo~es que a mvel ' del mar. Hurtado ha calculado las diferen-
ea 8angUlOeas' descr'b 1 ' , •
~~~IdI¡Jlolb1n '. I e e antroclto como una celula de ma10r tamaño con menos
1 y saturación de o . ,. ' " '
xlge no, pa ra _ facliltar el mte rcamb ,o gaseoso: En general los
\
32 PERU INDIGENA
resultados necesitan ser relacionados con el ambiente ecológico. En el Mal de Montaña sub-
agude, l\lc nqe ha e ncontrado un número de eritrocitos superior al valor normal correspon·
diente a la a ltura donde se hacía la obs er'lOción (3'7 km.). Esto se deduce también de los
datos de Talbot en los Andes a 2'8 km. Las observaciones de este autor muestran un aumento
progresivo de eritrocitos hasta una altu:a a proximada de 5 km., pero sin alcanzar nunca los
valores encontrados en los res identes. A mayor altura, 6'1 km., eran más bajos. En general
cuando el período adaptat ivo alcanza su más alto límite, sin llegar a la aclimatación, es cuan-
do se encuentra enorme incrf;mento ' de le cifra de eritrocitos. La hemoqlobina sigue una cur-
va paralela. Talbot piensa que para alcanzar el valor máximo. de hemoglobina se requiere
meses o años. En And inos, Hu rtado ha encontrado 8'6 (± 0'14) de viscosidad sanguínea;
6'5 ( ± 0'12) de tiempo de coagulación y 0'7 miligramos % de bilirrubinemia. Urteaga (tra-
bajo inédito) ha encont rado en 6 cas?s un promedio de bilirrubinemia de 1,37 mg. %; co-
rrespond;endo 0.4. mg . % a la bilirrubina d irecta y 0'97 mg. a la indirecta. Urteaga considera
como normal este elavado umbral de la bilirrubinemia, ya que los tests de excreción de la bi-
lirrubina dan curvas normales, si se tiene encuenta esta umbral elevado. A su juicio puede
tratarse de un mecanismo para a horrar núcleos pirrólicos necesarios en la hematopoiesis
(Hurteaga, 27). Pa lti (28) e n cien Andinos ha encontrado un promedio de calcemia de
11'62 mg. (± 0'05), ligeramen te superior a la calcemia encontrada a nivel del mar: 11"06
(± 0'06). El calcio activo era más elevado en la altura . En casos severos de Mal de Monta-
ña sub·agudo se ha encontrado hipercalcemia que retornaba gradualmente a la normal. Sa-
las (29). a 3'2 km., encontró e n 50 nativos, q ue los valores de la proteinemia e ran superio-
res a los de nivel del mar. En casos de Mal de Montaña sub-agudo la proteinemia era aún
elevada; no se pudo obse rvar la fase de descenso de la proteinemia, quizá porque la obser-
vación no pudo ser prolongada el tiempo suficiente. San Martín (30), en siete individuos ha
comprobado el ligero aumento de la glucemia encontrado por Forbes (31) en el Mal de Mon-
taña sub-agudo. S9ñala además valores más a ltos de glucemia corpuscular comparados con
los de nivel del mar. 0'711 mqr. en luqar da 0.586 mqr.; en valores de hematocrito, 0'9 71
mgr. en vez de 0'456 % . Probablemente con la aclimatación la glucemia desciende como lo
señala Forbes. No hay datos suficientes para establecer conclusiones definitivas. El número
de leucocitos es normal en los Andinos y ligeramente aumentado en casos de Mal de Monta-
ña sub-agudo (Monge). En las formas ligeras de Mal de Montaña, los datos más impresio-
nantes con el aumento del número de reticulacitos y la presencia de un gran número de
histiocitos. Los mismos hechos han sido observados aún en sujetos normales (Hurtado, Bar-
croft, Mo¡;¡ge, Talbot).
Barcroft estudiando la saturación de O, de la sangre arterial, estableció que los Andinos
tienen un valor más bajo (80-82) que los recién llegados. Hurtado ha confirmado este hecho_
Diferentes miembros de la Expedición Internacional han llegado a la misma conclusión. El
trabajo más completo sobre este punto ha sido hecho por Hurtado quien ha determinado los
valores de O, en sangre arterial a diferentes alturas . Aste, a 3'2 km., ha encontrado valores
de saturación más aproximados a los de n ivel del mar (93'5). Dil!, Christensen y Edwards
(22) han confirmado la opinión de Barcroft de que únicamente la difusión explica el cam-
bio de gases a nivel del epitelio alveolar. Keys, Hall y Guzmán Barrón (32) trabajando a
altitudes progresivas han constatado que las curvas "fisiológicas" de desviación de O. com-
paradas con las . obtenidas. a nivel elel mar, tienden a desviarse hacia la izquierda: hasta 4'5
km. de altitud; y hacia la derecha, cuando la observación se hace a alturas mayores. "Es-
to puede o no estar en relación con el hecho de que a determinada a ltitud no hay relación
e ntre la saturación de O, arterial y el bienestar de los sujetos" . Por el contrario, los nativos
tienen una saturación más baja. IPor eso para explicar, en el Mal de Montaña, la incapa-
cidad del organismo para fijar oxigeno, Guzmán Barrón, DiIl" Edwards y Hurtado (33) pien-
san en una perturbación de los sislemas de oxidación-reducción . Para Edwards (34) se tra-
ta de un problemc;x de utilización de O, más que de transporte y cree que la mioglobina y en
qeneral la activ idad enzimática tisular deben jugar un papel importante. Hurtado, Rotla, Me-
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 33
rino y Pon s (3S) han probado la exactitud de esta afirmación e n lo q ue se refiere a la mio-
globina. A partir de los trabajos de Campell se ha prestado particular a tención a la ten-
sión del oxígeno en los capil a res. Al describir la aclimatación observamos e n casos de Mal
de .Montaña sub-agudo, una tensión y saturación de O, venoso superiores a las encontradas
en Andinos; como si los tejidos no h ubieran podido fijar el oxígeno de la sangre (1928) O,a).
Aste (trabajo inédito) comparando la saturación de O, arterial y venosa en s·u jetos n orma-
les y en casos de Mal de Mon iaña crónico, ha e ncontrado a lgunos hech os que concuerdan
con mis investigaciones previas. Así, en sujetos aclimatados , encuentra una diferencia de
60'53 entre oxígeno arterial y venoso. En casos de Ma l de Montaña, la diferencia era s olo
de 39'82. A pesar d e. que existen otros factores que pueden influenciar la utilización del 0,
sanguíneo, es interesante señalar que una característica del Mal do Montaña os que el O2
circula sin ser tomado por los tejidos. Lo mismo puede decirse de los sujetos que sufre n de
Mal de Montaña sub·a gudo, quienes al ser trasladados a nivel del mar muestran durante el
período reouperativo que la utilización de O, sanguíneo está d ism inuÍda. Estos hechos tan
impresionantes me hicieron afirmar en 1928: "la altura cambia la capacidad de los teiidos
para fi jar O, . Podemos suponer que hay substancias desconocidas que intervienen en el de-
terminismo de la aclimatación" ( 1, a ). Esta opinión está e n a rmonía con los conceptos mo-
dernos de bioquímica (38).
El cuadro clínico semeja bastante a los casos avanzados de Policitemia Vera. El paciente
en reposo, tiene bien un aspecto eritrósico que vira a l a zul al menor esfuerzo, o bien un
color cianótico intenso, más acen tuado en cara y manos. Hay una dilatación generalizada
de los vasos sanguíneos. Las conjun tivas está n inte nsamente congestionadas y los párpa-
dos edematosos y cianóticos. Las mucosas nasal y ora l p resen tan un color rojo vinoso. La
piel del cuerpo es seca mientras que la fre nte y las manos están generalme nte cubiertas d e
sudor. Las manos muestran dedos en palos de tambor; las uñas en luna de reloj. Las epis-
taxis s on frecuentes; ronquera y afonía se presen tan a men udo. El tórax es voluminoso, de
tipo enlisematoso . El paciente se siente extremadamente débil. y con frecuencia se le en-
cuentra en estado de somnolencia. A veces entra en coma por dos o tres horas. También se
observa vért igos, lipotimias y crisis de vómitos . La constipación alterna con diarrea. La d Ís-
nea es permanente; la bronquitis, frecuente. No es raro observar procesos congestivos pul-
monares, a repetición, acompañados de hemoptisis y ligera fiebre; cuadro que desaparece
cuando el paciente desciende a nivel del mar . Altemdones cardíacas no se producen du-
r~nte . largo tiempo, pero finalmente con los progresos de la e nfermedad sobreviene insufi-
CienCia cardíaca derecha. En algunos casos se presentan dolores cardíacos con caracteres
CUlginosos. En un caso hemos podido anotar que simultáneamento con el angor a p arecieron
CDIlbllopÍa, inconciencia y pérdida del conocimiento. La hipertermia se observa muy raramente.
Ceguera CDammert) y sordera temporal no son raras. El h ígado está ligeramente aumen-
lado. Se ha encontrado aumento de volumen del bazo en 12 % de casos.
Al '
Dlldad Qlas y parestesias son comunes. También se presentan dolores ' intensos en las extre-
es; dolor en la .• I b
... tendl reglOn um ar o en las articulaciones, particularmente en las insercio-
~ d
n08as peri'articulares . A veces e I dI o or ' "
mmoblhza . '
al pacIente dlas o semanas, des-
--..a n 1o expontáneamente o con e lVIaje ' . del enfermo a un lugar mas ' .
baJO. '
La sangna
.... e
loa estado del pacie t M h d ' ,
n e . uc os e esto smtomas que yo describl en 1928, son simi-
a encontrados A
. por rmstrong en aviadores. La punción lumbar puede producir una
V IOlenta. Las parest· ,
... 1 eSlas vanan en tipo y localización: sensación desagradable de
a cara; sensación d .
,--IIIóD de h be
a r perdido una man
e agua cahente vertida sobre el dorso. Un paciente tenía la
H . . .•
o. ormlgueos en los PlOS y sens.aClOn de SOl rlavado
,
80n también síntomas frecuentes. -
34' PE R U IN D 1 G E N A
TABLA Il
existe similitud entre la Policitemia del Mal de Montaña crónico, originada por la falta de
saturación de oxígeno, y la de la Policilemia Vera , d ebida a una octividad de sordenada ' de
todo el sistema hematopoiético. Excluye también el e nfisema pulmonar como causa de la
policitemia del Mal de Montaña cr6nico, ya que no ha e ncontrado un gran aumento del aire
residual. Para él la causa del Mal de Montaña crónico debe buscarse en las alteraciones
esclerosas de los pulmones.
Aste ( trabajo inédito) ha hecho un importante estudio comparativo de los cambios que
ocurren en la sangre arterial y venosa de sujetos afectados de Mal de Montaña crónico, en
la altura y durante la cura a nivel del mar. El trabajo de Aste revela hechos de gran im-
portancia. A una altura de 3'2 km., comparando sangre arterial y venosa de sujetos aclima-
tados y casos de Mal de Montaña crónico se puede ver (Tabla Il) que en el Mal de Mon-
taña crónico, todas las constantes hematológica s muestran valores más altos en la sangre vena '
sao Además encontró que la saturación arterial de O2 está disminuída, pero que la saturación ve-
nosa de 0 2 está elevado. Así la toma de O2 por los ·tejidos se encuentra. reducida. Aste señala
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 35
también una diferencia pronunciada de pH entre sangre arterial venosa de 0'05 a 0'09. La te-
serva alcalina en el Mal de Montaña crónico es más elevada (42 '50) que la de Andinos de la
misma altura (40'1). El estudio hematológico de pacientes durante la cura a nivel del mar mues-
tra una disminución del número de células en la sangre arterial y venosa; un aumento inicial '
y luego una caída del volumen celular y de la capacidad de fijación de O,. La diferencia arterio-
venosa es más pequeña que la que se encuentra en Andinos normales. Con la mejoría, la satu-
ración venosa de O2 desciende, como si los tejidos hubieran recuperado su capacidad 'para too '
mar el 09 de la sangre. Este es un hecho impres ionante, que no es debido a insuficiencia cardía-
ca y qu~ marcha siempre paralelo con la mejoría del sujeto. Después de una fase inicial de
aumento del pH arterial, tanto éste como el pH venoso se estabilizan en cifras aproximadamen-
te iguales a las del nivel del mar.
Urteaga (27) ha llegado a la misma conclusión en sujetos bajados a nivel del mar_ Hace
notar que durante la cura a n ivel del mar, las células macrocíticas son reemplazadas 'por otras
más pequeñas y ricas en hemoglobina. La hiperbilirrubinemia desciende paulatinamente: En
todos los casos la bilirrubina inyectada dió una curva normal, teniendo e n 'c uenta el umbral ele-
vado considerado como normal en la altura. Todo los autores están de acuerdo en señalar la
presencia de un gran número de histiocitos y reticulocitos. El recuento de glóbulos blancos
muestran leucocitosis. La eosinofilia es común se puede asistir a un nuevo equilibrio entre el
aumento de la hermatopoiesis y el aumento de la destrucción de glóbulos rojos en la autura.
La nota que da a esta dolencia su características personalidad es que ' todos los trastor-
nos desaparece n cuando el pacie nte es trasladado a una altura más baja o, con ¡p,ayor razón,
a nivel del mar_ Generalmente después de permanecer en la Costa el p aciente puede regresar
~ la altura y vivir allí por algún tiempo sin grandes molestias. Sin embargo, a medida que el
tiempo trascurre, la cura a nivel del mar tiene una acción cada vez más efímera. Finalmente,
en veces, tan pronto como el sujeto regresa a la altura, sobrevienen acidosis y trastornos as-
fícticos que conducen al coma y a la mUNte. La mayoría de los pacientes se aclimatan tem-
poralmente en sitios de altura menos considerable, pero están obligados a descender de vez'
en cuando a nivel del mar.
He descrito varias formas de Mal de Montaña crónico, en relación con el déficit de oxígeno
predominante sobre determinados tejidos u órganos.
Las enumeraré brevemente. En la forma cerebral, congestiva, (1936) (H), aparecen cri-
sis de cefalea intensa, sensación de pesadez en la cabeza, fotofobia , inyección conjuntival,
ambliopía, escotomas, lagrimeo, sordera, vértigos, sudor generalizado y vómitos , cianosis in-
tensa, bradicardia, sopor e inconciencia. La presión del líquido céfalo-raquídeo está enorme-
mente aumentada. Arellano (6) ha establecido que las punciones lumbares repelidas mejoran
a los pacientes. Frecuentement~ la crisis termina con una epistaxis expontánea. A veces se ob-
serva formas neurológicas, monoplejÍas, hemiplejÍas. En un caso, después de presentar duran-
le varios meses síntomas eritrémicos moderados, el paciente hizo súbitamente una paresia del
brazo derecho y una afasia que duraron varios minutos e stos trastornos se repitieron todas las
mañanas durante ocho días. Los síntomas desaparecieron cuando el paciente descendió a ni-
vel del mar . Dos meses d ' el enfermo regreso, a la altura, donde al cabo de tres sema-
espues
naa
tua1m 108 síntomas reapa '
recleron , vlen" d ose aSI,obligado
', a abandona : su traba ja, e n .Ja a l htu.
' d A c-
lipo~nle, se encuentra en perfecto estado después de dos años a nivel del mar. Las formas
t1lac:ió 1c:as con colapso son frecuentes y generalmente se asocian a un sindrome de hiperven-
taDIa n y letania.
., En un caso d e en't remlO . mo d era d a a 4'6 k m. se pro d Ujeron
. d os CriSIS
.. d e te-
• con Intervalo de . -
lIaIOD "',__ vanos anos, provocadas por procesos bronquiales ligeros que determi-
_rventilación.
JIIIaa criala I ' El e s ta d o dI '
e paciente fue, tan grave que tuvo que ser trasladado en
elanica, a una altura más baja (2'8 km.). Los síntomas desa parecieron duran te 01
\
36 P E R U INDIGENA
cieron y reaparecieron nuevqmente cuando el su jeto regresó a la altura. Durante siete años,
a nivel del mar, el sujeto se comportó normalmente. Ultimamente regresó a la altura, desarro.
liando un sindrome de hipertensión arterial sin insuficiencia renal, que también ha desapare-
cido al volver a nivel del mar.
Las formas mentales son comunes (Monge, Ig.). Es interesante un caso de cambio de la
personalidad que he tenido oportunidad de observar recientemente. El sujeto se sentía incapaz
de realizar su trabajo; tenía " ideas negras",; temía encontrarse con sus empleados. A veces
se levantaba en la noche y pretendía trabajar. Se daba cuenta que esto era imposible y sin
embargo no podía eV.itarlo. Finalmente pensó en suicidarse . Trasladado a nivel del mar ob-
tuvo un alivio inmediato. Las alteracion es mentales se presentaron de nuevo al regresar a la
altura. Actualmente, a nivel del mar, se encuentra en perfecto estado_
Cuando se considera los sindromes clínicos que conducen a la Policitemia, se debe esta-
blecer una división neta en dos grupos. Al primer grupo pertenecen los procesos pulmonares
y cardio-arteriales que actúan mecánicamente sobre la permeabilidad del epitelio respiratorio.
La sintomatología de estos sindromes. al lado de la policitemia y de las alteraciones del equi-
librio ácido-básico. es claramente pulmonar. En el segundo grupo hay policitemia y un sin-
drome clínico ' definido -el sindrome eritrémico (Vaquez, Osler, Monge ) - con su multipli-
cidad de síntomas que no se encuentra nunca en el primer grupo. En el segundo grupo hay dos
enfermedades con igual sintomatología : La Policitemia Vera y el Mal de Montaña crónico. La cau-
sa de la segunda es conocida: la anoxemia. Nadie sabe la causa de la primera. Desde la apar i-
ción de mi primer trabajo (1935) egtaba inclinado a aceptar la identidad de ambas. por que existe
una gradiente de menor frecuencia de casos, partiendo de las grandes alturas (lugares "habita-
dos"), hacia altitudes moderadas (lugares "habitables") y en fin hasta llegar a nivel del mar.
No veo ninguna razón para eliminar la posibilidad de una pérdida de aclimitación a nivel del
mar. Quedaría por demostrar que la oxigenoterapia mejora casos seleccionados de Enfermedad
de Vaquez a nivel del mar. Desgraciadamente la terapia efectuada en cámaras de presión no
es concluyente. Se nece sita, por lo menos varios meses para obtener una mejoría estable a ni.
vel del mar. Hipertensión y aume nto de volumen del Bazo pueden presentarse también en eL
Mal de Montaña crónico.
Como hipótesis p a togénica, he sugerido en 1928 que la impermeabilidad pulmonar podía
ser , debida a un bajo coeficiente de difusión de 02' como puede deducirse del trabajo de Ha-
rrop (39) : Pero esto no se ha podido probar. Hurtado (sd) en su último trabajo insiste
sobre la importancia de las alteraoiones fibro-escleróticas pulm onares debidas a la
anoxemia, al aumento de la presión arterial pulmonar y a la elevada viscosidad san-
guínea. Piensa que, indebidamente, se ha dado poca importancia al estudio morfoló-
gico. Los cambios estructurales del pulmón, únicamente como en la esclerosis pulmonar, a mi
juicio no explican las alteraciones celulare s universales que se presentan en el Mal de Mon-
taña crónico. Debe haber una fisfunción q uímica primaria. Si se acepta la hipótesis de Guz-
mán Barrón, DiI!. Edwards y Hurtado -concerniente a la alteración de los sistemas de oxi-
dación- reducción debida a la baja presión de 02; idea sostenida por las observaciones de
Monge (1928) y Aste (l94()) sobre el 02 no tomado por los tejidos si se acepta esta hipótesis ,
repetimos, debe también ser mantenida para el metabolismo de los tejidos pulmonares. Cier-
tamente, el epitelio alveolar que regula el pasa je de 02 d¿1 aire alveolar a la sangre, debe
ser también incluído en la disfunción enzimática general. Por otra parte, esta hipótesis debe
ser extendida al mecanismo que regula el transporte y eliminación de CO, puesto que la
anhidrasa carbónica seg\m Meldrum y Roughton juega un rol decisivo en la eliminación de
CO, en los pulmones, partiendo de los bicarbonatos. Disfunción significaría impermeabilidad
para la eliminación de CO, que ocurre siempre, apenas comienza el Mal de Montaña. No
hay ningún hecho que sugiera un déficit de substancias minerales. Así pues un equilibrio
enzimático normal explicaría el proceso total del organismo aclimatado integrado por los sis-
temas nervioso y hormonal; su ruptura significaría Mal de Montaña crónico que puede ser
ubicuo o electivo, como ocurre en el caso de lesiones de las células germinales.
EL MAL DE MONT~A CRONIca 37
. El ·tratamiento más eficaz e8.,la cura a nivel del mar. La tempia con rayos ' X puede hacer ·
más corto el período de recuperación.,
Es un hecho bien conocido en Sud-América la influencia nociva qU8 la altura ejerce Gobre
la fertilidad, La observación lo demuestra en los hombres y en los animales (Monge, 40f). He
descrito casos de perajas fértiles a nivel del mar que se tornaron infértiles en la Altura. En
un caso se pudo comprobar la esterilidad del hombre. Carvallo (comunicación personal) en-
contró a nivel del mar, dos casos de azoospermia en sujetos procedentes de la altura. Es un
hecho común que las mujeres en cinta, adaptadas, ba jan a la costa para dar a luz a causa
de los abortos y a veces muerte del recién nacido que ocurren en el altiplano. En la repro-
ducción de animales, he señalado (1940), algunos hechos interesantes. Los huevos proce-
dentes de lugares a nivel del mar, no son fértiles en la altura (Humboldt, Agazzoll). SegÚn
Cutting (41) , una pareja de perros llevada a Lassa (Thibet) no pudo tener crías. También
se ha observado la esterilidad en conejos. caballos. ganado vacuno y gatos.
Es interesante recordar la observación del Padre Calancha (1639) referente a que los
conquistadores españoles a 14,000 pies (Potosí, Bolivia), tuvieron descendencia, Bolo des-
pués de transcurridos 58 años de la fundación de la ciudad. En 1535, la capital del Perú, fué
trasladada de Jauja (11.500) a Lima (a nivel del mar) porque los caballos, aves y chan-
chos no se reproducen (Acta de Fundación de Lima). El Padre Coba (1605) se anticipó a las
afirmaciones mendelianas diciendo: " .... donde más enteros están los indios y donde más .
S8 multiplican, es en los dichos temples; sucediendo lo contrario en los niños hijos de espa-
ñoles, que los más que nacen en tales tierras no se logran ... . Pero donde más se descu-
bre es en los mestizos y cuarterones y en cuanto tienen alguna mezcla de indio; porque,
criándose aquestos con el mismo regalo de los esparioles, se logran tanto más de ellos
cuanto más participan de sangre de indios; de suerte que ya es dicho común tomado de la
experiencia ~olldiana que las criaturas que llenen algo de indio corren menos riesgos en
las tierras frías que las que carecen de esta mezcla". (40a). Por otra parte la proporción
de nacimientos en los Andinos es igual a la observada a nivel del mar. Del último censo
del Perú, he obtenido las cifras siguientes, gracias a la amabilidad del Dr. Arca Parró.
La fisiología de la reproducción en las altiplanicies es normal en lo que respecta a la
proporción de nacimientos entre 108 andinos.
Las Investigaciones sobre la fisiología de la reproducción en casos de Mal de Montaña
aud-agudo, crónico y especialmente en casos de Mal de Montaña Crónico Inaparente, han
l1do realizadas por Monge y colaboradores (40b). Monge y Mori·Chávez examinando gatos
::::
ALTURA
.
O- 2 km. 2 - 3 km. 3 - 4'4 km.
Población
2'251.718 1'596.004 1'742.229
Hacimientos 0/00
28 26 26
mento. En algunos conejos se observó que la mayor parte de los tubos seminíferos poseía
solamente la línea basal de espermatogonlas y las células de Sertoli. En otros, había una
segunda fila de espermatocitos, pero no se encontraba ni espermatocides ni espermatozoides.
En otros era visible el proceso de recuperación.
La investigación en carneros planeada por Monge (40c) y realizada por San Martín
(42) es de gran porvenir. Los carneros aclimatados en la altura de sde el s iglo XVII gozan de
100% de fertilidad, la que desciende a 30% cuando se utiliza para la reproc\ucción, padrillos,
pura·sangre llevados de nivel del mar. Con el progreso de la adaptación, puede elevarse
a 60% ó 70%; pero para lograr este resultado es necesario ut ilizar 4 ó 5 pad rillos por cada
100 ovejas, en vez de 1 ó 2 a nivel del mar. En general h~ pues un alto porcentaje de infer-
tilidad (40 a 50%) que según la opinión corriente es debido a la supuesta infertilidad de las
hembras (llamadas "machorras"). En mi opinión es te porcentaje puede ser el resultado esta-
dístico de las ovejas acoplados con padrillos de fertilidad no probada. Cuando los padrillos
son llevados a alturas más bajas, recuperan su fertilidad. De las investigaciones actualmen-
te en curso, dos hechos me~ecen atención especial; en un grupo de 67 padrillos seleccionados
y que se suponía aclimatados, el pH del semen variaba entre 5'6 a S"S, lo que indica que el sis-
tema regulador del pH falla en la altura. La morbilidad estab a disminuída y el e sperma :10
era apropiado para la inseminación. Solo en 23 animales el pH estaba entre los límites nor-
males: 6'2 a 6'S. Recientemente con ayuda de San Martín se ha hecho un estudio en 2 padri-
llos seleccionados como tales en Chile (a nivel del mar) y llevados a Huancayo (3'2 km. de
altura). La alimentación fué bien vigilada; los dos sufrieron de Mal de Montaña durante
la primera semana; después presentaban un aspecto completamente normal. Uno de ellos al
cabo de S meses no tenía espermatozoides, pero si un exagerado deseo sexual. El otro, des-
pués de un período Inicial de espermatogénesis reducida (12 millones de espermatozoides en vez
de 1.000 millones). pH elevado (S'S) y ausencia de morbilidad, se ha recuperado. Sin embargo
ti!,!ne un deseo sexual muy débil. Easly (trabajo inédito) ha examinado un grupo de padrl-
llos recientemente llegados a una altura de 4 km. y encontró que solo 40% de ellos eran fér-
tiles.
Seleccionando semen normal y utilizando la inseminación artificial ha sido posible con-
seguir S6'40% de preñez en h~mbras supuestas infértiles (San Martín). Se ha probado pues
la infertilidad de los machos y la fertilidad de las hembras ("machorras") (1941).
La importancia dada a este aspecto del problema es explicable porque a fecta, solo en 01
Perú, a 11 millones de carneros (.). En un experimento de campo, a 3 km. de altura, con un
padrillo seleccionado, se obtuvo un resultado de 63% de preñez.
En un grupo de control de 700 ovejas acopladas con 49 padrillos, como es habitual en las
altiplanicies andinas, solo se obtuvo 60% de preñez. De manera que es posible crear razas
por medio de proceso de discriminación biológica de animales aclimatados.
Llegamos así a abordar un problema particularmente interesante: la patología de la raza,
en función de perturbaciones clínicas inaparentes. El Mal de Montaña crónico no puede ser
juzgado solamente por la apariencia o por una sintomatología clínica evidente. Su acción
puede extenderse efectivamente a las células germinales. En las grandes alturas, los hom-
bres pueden sentirse física y mentalmente en el mejor estado y sin embargo ser estériles. En
los animales ocurre lo mismo. LI;l existencia manifiesta de un vivo d eseo sexual p uede con-
ducir a errores de interpretación. No es una exageración insistir sobre la gravedad de estos
hallazgos, por su posible repercusión sobre la reproducción de la raza humana y de las razas
animales inaptas para la aclimatación. Estamos obligados a aceptar que el h ombre autóctono,
el Andino, pertenece a una variedad climatofisiológica de raza humana que goza de una ade-
cuada capacidad reproductiva en una atmósfera de anoxia permanente. Esto puede servir pa-
ra explicar el apego que el Andino tiene por su ambiente de altitud; los sufrimientos que tiene
( .) Agradezco al Prof. Froo Mc Kenzle de The Utah State Agriculture College Logan, Utah.
que amablemente vino al Perú. a ayudarnos en estas investigaciones.
EL MAL DE MÓNTA~A CRONiCQ
que soportar en el clima traumatizante de las regiones bajas (Mal de Llano) y la urgencia
de volver a su tierra de origen que frecuentemente hace de él un nómade. Se explica así t=-
bién el mandato del Inca que sólo permitía a sus súbditos, trasladarse a regiones de clima si-
milar al de la tierra nativa; mandato cUy:l hondo sentido podemos apreciar aún hoy día, en
las migraciones anuales de masas indígenas en busca de trabajo. Con seguridad, los Incas
conocían más que el hombre de nuestros días, sobre la influencia de la altura en los individuos
y en la conducta de las sociedades autóctonas de América (Monge). La aclimatación tiene
un determinismo biológico sobre el individuo, la raza, las sociedades y la historia de Sud-Améri-
ca (40d). Los seres incapaces de aclimatación son eliminados por un proceso de selección na-
t~ral (Mal de Montaña crónico) visible o inaparente.
BIBLIOGRAFIA
I.-WlONGE, C.: Sobre un caso de Enfermedad de Vaquez. SindroT.9 eritrernico do altura. Com-
Acad. Med. Lima. Imprenta Sanmarti Lima, 1925.-1. (a) Monge, C., Encinas, E., He-
raud, C., Hurtado, A., Cervelli, M., Escajadillo, T., Fosalba , D., López, J. Morey, A .. Núñez,
V, V., Rondón E., Rosa-Medina, E. : Estudios fisiológicos sobre el hombre de los Andes. Anal.
Fac. Med. Lima, 11: 1-316, 1928. 1. (b) Monge, C.: La Enlermedad de los Andes. Sindro-
mes eritrémicos. Ibid., 11:76, I 928.-Encinas, E.: Soroche y Eritrem ia discreta. Ibid., 11:200.
1928.- l. (e) Monge, C.: Les Erythremies de l'altitude. Masson París, 1928.- ClImato-
pathologie des Hauts Plateaux. Traité Climat. Biol. Med. Masson París, 1934.- 1 (d): La
Malaltia delle Ande. II Policlínico, Vol. 36 (Sezione Médica), 1929. - 1. (e): High altitu-
de disease. Arch. In!. Med. 58: 32, 1937.-: Life in the Andes and Cronic Mountain Siclm-
ess. SCience, 95: 79, 1942: 1. (1): Sobre algunas manifestaciones congestivas de orden
cerebral en las eritremias de la altura. Anal. Fac. Med. Lima, 19: 83, 1936. - 1. (g):
Pertubaciones p síquicas en la Enfermedad de la Altura. Rev. Neuro-psiq. Lima, 2: 536,
1939. - . Ch); Cimatophysiologie des Hauts Pla teaux Troité Clima!. Biol. Med., Masson,
París, 1934. - 1. (i): El sistema nervioso vegetativo del hombre de los Andes. Jorn. Neu-
ro·Ps iq. Panam., 11: 56, 1939. - 1. (n Monge, C., Villagarcía, V.: La Carbocidesis en
la Altura. Anal. Fac. Med. Lima, 18: 182, 1935. - l. (k) Heraud, C.: Estados Hemato-
lógicos. Ibid., 11: 2161, 1928.
2.-BARCROFT, J.: The respiratory function of the b100d. Lesions from high altitude. Cambridqe
University Press, 1925.
3.-RoNDÓN, E.: Eritremias de la altura. Anal. Fac. Med. Lima, 11: 183, 1928 . .
4.-TALBOT, J. H., DILL, D. B.: Chinica1 observations at high a1titude. Ame r. J. Med. Se ., 192:
526, 1936.
S.-HURTADO, A.: Estudios fisiológicos sobre el hombre de los Andes. Anal Fac. Med. Lima,
~1: 23: 1928. - 5 (a): Sobre la patología de la altu,a. Publ. Fac. Med. Lima, 1930. _
N (b). sobre un posible caso de eritremia de la altura. Actas Acad. Cienc . Exact . Fis.
n:;t. Lima, 2: 71, 1939. - 5 (e): Aspectos fis iológicos y patológicos de la vida en la al-
5 ;. ;~prenta Rímac, Lima, 1937.-5 Ca) : Chconic Mountain Sickness. (\0 !JI:! published).-
ir et . ResPlratory adaptation to the anoxemia. Amer. J. Phys. 109: 626 1,934. - : Res-
P a ory adapta tion' th 1 d
17: 137 m e n ians natives 01 the peruvian Andes Amer . J. Phys. Anthrop.,
Anal. Fa~932 .. -:. Volumen del tórax, capacidad vital y metabolismo básico en la altura.
DO Rev S ~ed. bma, 11: 266, 1928. - 5 (f): El Metabolismo básico del soldado perua-
.,; la ait anl~ad Militar, Lima, 2: 9, 1929.-: Observaciones sobre el metabolismo básico
Indiana nurat~' nal. Fac. Med. Lima, 15: 289, 1928. - 5 (g): Blood observations on the
Ives 01 the p .
Guzm6n Bar' A eruvlan Andes. Amer. J. Phys, 3 : 487, 1932. - 5. (h) Hurtado, A .,
ron, . Estud ' b
A. .,' lOS so re el indio peruano . Pbl. Fac. Med. Lima. 1930.
d M" El lIqUido céfalo-raquídeo en la altura. Verificación- c!e un caso de Enfer-
e onge. Rev. Neuro-psiq" L'Ima, 2 : 247; 1939.
\
40
7. -AsTE·SALAZAR, H.: Exploración funcional del sistema nervioso extracardíaco del andino.
Anal. Fac. Med. Lima, 19 : 226, 1936.
·8.-CERVELLI, M. : La respuesta cardio-vascular 01 es/uerzo. Tesis. - Lima. 1929.
9.-ToRRES, H.: La presión arterial en las altiplanicies andina s. Anal. Fac. Med. · Lima. 20 :
349, 1937.
10.-ARRÁEZ E.: Forma de 10 respiración en 10 altura. !bid., 25: 2, 1942.
11.-CAPDEHOURAT, E. L.: Biología del hombre de la altitud. Imprenta Ministerio de Justicia,
Buenos Aires, 1937.
12.-MoNGE, C. ENCINAS, E., HERAUD, C., HURTADO, A.: Estudios fisiológicos sobre el hombre de
los Andes. Anal Fac. Med. Lima, 11 : 14 1928.
13.--SÁENz, R.: Electrocardioma en la altura. ¡bid., 22: 237, 1939.
14.-RoTTA, A.: La Circulación en las grandes al(uras. Tesis de doctor, Imprenta Gil, Lima,
1938.
15.-LINCH, A.: Ritmo de la respiración en la altura. Anal Fac. Med. Lima, 25: 116, 1942.
16.-HuRTADO, A. ROTTA, A.: La ca pacidad pulmonar en la altura. Rev. Soco Biol. Lima, 1:
7, 1939.
17.-MoRI-CHÁVEZ, P.: ContribucJon al estudio del Soroche. Anal. Fac. Med. Lima, 1: 126,1935.-
17. (a): Manifestaciones pulmonares del conejo del llano transportado a la altura. ibid.,
19: 137, 1936.
18.-GARCIA RossEL, O.: Datos sobre Tuberculosis en los Andes. Tesis de doctor, Lima, 1936.
19.-VAN LIERE, E. J.: The eHect of anoxia on the alimentary tracto Phys Rev., 21 : 307, 1941.-:
Anoxia, its effects in the body. The University 01 Chicago Press. 1942.-Van Liere E. J.
Cris1er, G., Viles, !. A.: The effec!s 01 anoxemia on the digestive movements 01 the stomach.
Amer. J. Phys., 102: 629, 1932.
20.-Mc. FARLAND, R. A.: Psycho·ph}'1Siological studies at high altitude in the Andes. The effects 01
rapid ascents by aerop1ane and train. J. Comp. Phycho1, 23 : 191, 1937.-: Sensory and
motor responses during acclimatization · ibid., 23 : 227, 1937.- : Mental and psycho·somatic
responses during acclimatization. Ibid., 24 : 147, 1937.- : Sensory and circu1atory respon-
ses 01 the Andean resident at 17.500 feet. !bid., 24 : 189, 1937.
21.-HAHN, H. : Tiempo de reacción visual y sus variaciones por el factor altura. Anal, Fac
Med . Lima, 25: 101 , 1942.
22.-DILL, D. B., CHRISTENSEN, E. H. EDWWARDS, H. T.: Amer. Journ. Physiorlogy, 115: 530, 1936.
23.-DILL, D. B., TALBOT, J. H., CONSOLAZIO, W. V.: Blood as a physico-chemicaI s}'1Slem. Mao
at high altitude. Journ. BioI. Chem .. 118 : 649, 1937.
24.-DILL, D. B.: Lile, Heat aod altitude. C=bridge Harward University Press, 1938.
25.-TALBoT, J. H.: Studies al high altitude. Morphology aod oxygen combining capacity of the
blood. Folia hemoet, 55 : 23, 1936.
26.-HALL, F. C. : The eHect of altitude on the affinity 01 Hemoglobin for Oxygen. J. Bio1 Chem.,
115: 485, 1936.
27.-URTEAGA, O.; BoISET, G.: Sobre la hematología y la excreción de bilirubina en la Enfer-
medad de Monge (Soroche Crónico). Anal. Fac: Med. Lima, 25, 67, 1942 - Urteaga O.:
Discusión sobre la patogenia de la icteria, con referencia o la Enfermedad de Monge, !bid.,
25: 89, 1942.
28.-PALTI, V.: CaIcemia y sistema nervioso vegetativo en los altiplanos andinos, !bid., 22:'
75, 1939.
29.-SALAS, A. : Proteinemia en el hombre de los Andes, !bid, 22: 109, 1939.
30.-SAN MARTfN, M.: Glucosa sanguínea y su ·v ariación con los cambios de altitud, ¡bid., 23:
312, 1940.
31.-FoRBEs, W. H.: .Blocd· sugar glucose tolerance al high · aItitude. Amer. J. PhisioI., 116: 309,
1936.
EL MAL DE MONTA~A CRONJCO 41
32.-KEYs. A., HALL, F. G. GUZMÁN BARRÓN, E. S.: The positlon 01 the oxygen dissociatíon cur-
ve 01 human blood at high aItitude. !bid. 115: 292, 1936.
33.-GUZMÁN BARRÓN, E. S., DILL, D. B., EDWARDS, H. T. HURTADO A.: Acute Mountain SicknessL
Joun. CIL Investig. 16: 541, 1937.
34.-EDWARDS, H. T.: Lactic acid in rest and work at high altitude. Amer. Journ. Physlol., 116:
367, 1936.
35 .-HURTADO, A., ROTTA, A., MERINO, C., PONS, J.: Studies 01 myohemoglobin at high altitude.
Amer. J. Med. Se., 194: 708, 1937.- 35 (a) Monge. C., Encinas, E., Cervelli, M . , Pesce,
H., H., Villagarcía, V.: Fisiología Andina Anal. Fac. Med. Lima, 17: 1, 1935 ..
36 .-CHRISTENSEN, E. H. : Sauerstoiiaulnahme and respiratorische Funktíonen in grosen Hiihem.
Skand, Arch. Phys. Bond. 76, Heft 1/ 2, 1936. - Christensen, E. H., Forbes, W. H.: Der
Kreislauf in gros en Hohen. Ibid., Bond 76, Heft 1/ 2, 1937.
37.-MoNGE, C.: Pisibles mecanismos bioquímicos adaptativos a la vida en las alturas. Actas
Acad. Cienc. Exact. Fis. Nat. Lima, 2: 11, 1939.
38.-MoNGE, C. MErlA, J., PALTI, V. SALAS, A.: Sobre algunos puntos de la bioquímica de la
sangre en las alturas. Anal. Fac. Med. Lima, 21: 237. 1933.
39.-ARROP. G. A.: Policythemla. Medicine, 7: 291, 1928.
40.-(0) MONGE, C.: Política Sanitaria Indiana y Colonial en el Tahuantisuyo, Anal. Fac. Med.
Lima, 17 : 233, 1936. - 40 (b) Fisiología de la reproducción en la altura. Ibid., 25: 19,
1942. - 40. (e) Monge, C., San Martín, M.: Nota sobre azoopermia de carneros llegados
a la altura. Ibid., 25: 58, 1942. - 40 (d) Monge, C.: !influencia biológica del Altiplano
en el individuo, la raza, las sociedades y la historia de la América. Editorial Minerva.
Publ. Univ. San Marcos, Lima 1940. 40 (e) Monge, C., Mori·Chávez, P.: La espermatogé-
nesis en la altura. Anal. fac. Med. Lima. 25: 34, 1942. - 40. (l) Monge, C.: Unánue y
Cosmopatología. Reforma Med .. Lima. 168: 278, 1933.
41.-CuUTTING. C. S.: In Lhas:sa, the lorbidden. J. Na!. his!. 37: 103 . 1936.
42.-8AN MARTIN, M.; ATKIN, J.: Estudios sobre la fertilidad del ganado lanar -en la altu~a
Anal. Fac. Med. Lima, 25: 41, 1942.
Un Proyecto de Ley sobre Expropiación de
Tierras en favor de los Aborígenes de Villurcuni
POR FRANCISCO PONCE DE LEÓN
Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenm
de la Cámara de Diputados
A) INTRODUCCION
Señor Presidente:
Vuestra Comisión de Asuntos Indígenas ha estudiado atentamente el
proyecto de ley de los Diputados por Puno señores Pablo Apaza Toque y
José Macedo Mendoza y por Ayacucho, Sr. Benigno Sierralta , por e l que
se propone lo siguiente: l° que se declare de utilidad pública la expropia-
ción del fundo "Villurcuni" y sus anexos "San Cristóbal", "Santa Bárbara"
y "Natividad" , del distrito de Yunguyo, provincia d e Chucuito, departa-
mento de Puno, a favor de los colonos d e dichos Íundos; 29 que el procedimien-
to para la expropiación se sujete a los d ispositivos de la ley de la materia N9
9125; 39 se autoriza al Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, para
que por intermedio del Inspector de Asuntos Indígenas de Puno, se aper-
sone en representación de los adjudicatorios, en el procedimiento de ex-
propiación; 4° que para los efectos de la presente ley, los adjudicatorios je-
fes de familia, formarán una cooperativa agrícola ganadera; 59 se exO-
nera de impuestos de alcabala y de registro las escrituras que haya que
otorgar.
TIERRAS PARA LOS ABORIGENES DE VICURCUNI 43
B) "VILLURCUNI"
mar ante el Gobierno por' los ' abusos,.' maltratos, . exacciones cometidos" p'o r
los patrones"; por la falta de instrucción' de sus hijos; por el hecho de impe-
T dírseles inscribirse en el ' Registro Militar y prestar los correspondientes' ser-
vicios; por obligárseles al contrabando con Bolivia. Fs. 7-10, 11-17.- Estos
atestados se verificaron en 29 y 30 de noviembre de 1945.
A su vez la autoridad política provincial, en su informe ante el Director
de Gobierno, de fs. 4; corrobora el tenor del atestado policial y dice : "La acu-
sación que hacen los hacendados de Villurcuni, no es verídica; que de las in-
vestigaciones separadas que ha hecho se desprende que es un fútil pretexto,
ante la justificada protesta de la indiada, para no 'continuar siendo víctima
de expoliación de süs gamonales".
No obstante, los principales colonos o cabecillas, fueron detenidos y
puestos a disposición del juzgado de Yunguyo, sometiéndoseles a instrucción
criminal. por atentado contra 'la propiedad y otros delitos. De fs. 26 a 33 co-
rre un amplio atestado policial, complementario del anterior, en el que, los
numerosos colonos que declaran, informan detalladamente, sobre los tra-
bajos a que son obligados por los propietarios, sin remuneración alguna, so-
bre el hecho de obligárseles al comercio de contrabando con Bolivia, sobre
1llultas y exacciones de que ·se les hace víctimas y otros abusos en sus per-
sonas y bienes.
En 11 de enero de 1946, el Dr. Germán A. Córdova, Jefe de Organiza-
ción y Economía de la Dirección de Asuntos Indígenas, constituyéndose en
Villurcuni, comisionado por la Dirección, convocó a los propietarios y colo-
nos, procurando que llegasen -a un acuerdo conciliatorio. Sensiblemente es-
te intento no tuvo éxito, pues las partes mantuvieron, instransigentes, sus ale-
gaciones y reclamos. El acta respectiva corre a fs. 45.
En 12 de febrero de 1946, el Director de Asuntos Indígenas, expidió la
resolución que corre a fs. 53, por la que dispone: 19 "amparar a los propie-
tarios en la posesión de las tierras que legalmente les pertenecen, con ex-
cepción de las "sayañas", o sea las parcelas e'n las que los colonos tienen
sus viviendas; 29 ordena que las autoridades políticas y de policía del De ~
partamento de Puno, "presten a ros propietarios amplias garantías, mientras
se dicten oportunamente; las normas legales a las que deben sujetarse tan-
to los propietarios como los calcinas"'.
Esta resolución fué ampliada, a solicitud de los propietarios, por otra
de 25 de febrero, que obra a fs . .58, en la que se ordena que los elementos
agitadores que se han internado en Villurcuni, para soliviantar a los colonos,
sean notificados para desocupar esos iundos, en plazo prudencial.
Notificados los"colonos con estas resoluciones, por la policía, en 23 de
mayo de 1946, protestaron, manifestando que defenderían hasta morir las
cosechas que tenían pendientes en . las "liguas", como consta del informe
de fs. 70.
Fs. 75. En nueve de abril de ese año, los colonos recurren: ante el Prefecto
de Puno, manifestand ' que a base de las resoluciones ya citadas, los pro-
48 ', PE~Ull:fD ·IGt.NA .
pietanos les han impedido re.coger sus cosechas, les han impedido hacer s.us ~
barbechos les han quitado sus herramientas y terminan pidiendo garantías.
La autoridad política departamental, ejercida en ese entonces, por nuestro
distinguido colega Dr. Francisco Pastor, interpretando en sus justos alcances
la citada resolución, ordenó se mantenga el statu qua, amparando a los co-
lonos en el rec.ojo de las cosechas.
En 21 de mayo de 1946, el nuevo Director de Asuntos Indígenas, Dr. Ra-
fael Pareja, en vista de que se encontraban, en Lima los representantes de
los colonos, demandando garantías, dispuso que los propietarios fuesen no- '
tificados para que concurran, el 12 de junio, a una conciliación, que debía
verificarse en la Dirección de Asuntos Indígenas. Fs. 127 y 142.
Estando en curso las notificaciones para la realización de esa concilia-
ción, la Dirección de Asuntos Indígenas, recibió, procedente de la Prefectu-
ra de Puno, con fecha 13 de junio, el siguiente telegrama:
"Anoche prodújose choque armado entre colonos Villurcuni y personal.
guardia civil establecido allí garantizar propietarios, resultando un muerto
y varios heridos parte colonos y en la misma fecha, otro telegrama del in-
dígena Manuel Osco., avisando que esa mañana la "Policía victimó a Sabi-
no Calisaya, pretexto cumplir órdenes Juez. Instructor para detención trece
colonos.-Fs. 154 y 157.
Con la misma fecha los propietarios dirigieron telegrama múltiples al
Ministro de Gobierno, a la Dirección de Asuntos Indígenas, a "La Tribuna".
-Dicen los propietarios: "Anoche cerca de mil indígenas colonos haciendas
Villurcuni atacaron con petardos dinamita armas fuego, piedras puesto guar-
dia civil establecido esta hacienda, saquearon víveres, enseres, ganado, hi-
riéndolos guardias, milagrosamente salvaron vidas propietarios y familia-
re~". Fs. 159,.
Estos hechos han sido esclarecidos con el oficio de la Pre·f ectura de Pu-
no, de. fs. 162, informe de la misma autoridad de fs. 214, el parte policial de
14 de junio de 1946, de fs. 164, el informe del Inspector Regional de Asuntos
Indígenas de Puno a ' fojas 214, y telegrama del Juez Instructor Peñarrieta, de'
27 de junio, de fs. 177, que dice: "Desde año pasado se' sigue juicio contra
Dámaso Cañari y otros por varios delitos.; que en abril del presente año, por
denuncia de Graciano Astorga, de intento de incendio, se abrió otra instruc-
ción contra Tomás Guaychani y otros, en que ordenóse comparecieran acu-
sados, los que ofrecieron resistencia arrebataron detenidos con disparos. re-
vólver, empleando dinamita y piedras, consecuencia murió un indígena ape-
llidado Calisaya. Suscrito inhíbese conocimiento instrucción que motivan es-
tos sucesos por corresponder zona policía. Cumplo informarle que colonos
quejosos saquearon casas. otros indígenas también colonos, reduciéndolos
miseria. Acusado Cañari dedicándose actividades incitan indígenas Villur-
cuni desobediencia patrones prava cando movimientos semejantes otros luga-
res. provincia, en perjuicio propios colonos y colectividad razón' falta sem-
brío~ y otras. labores agrícolas. Conformidad ley 10055. iniciaron propietarios
TIERRAS PARA LOS ' ABORIGEN ES DE VILLURCUNI 49
que las mujeres mayores de edad, en los trabajos complementctriós;' qüe 'no
pueden convenir en proporcionar herramientas e implementos de trabajo, en
razón del número de colonos; que exigen que las acémilas de lbs colonos sé
utilicen para el transporte de los productos, en compensación del consumo
de los pastos; que los servicios domésticos, son en compensación del usu-
fructo de las "sayañas"; que las rentas de las haciendas no les permiten sos-
tener una escuela para 200 niños. Que en vista de las ' dificultades existen-
tes para establecer un régimen de trabajo, debido al excesivo aumento dé la '
población por su parte, y en nombre de los otros propietarios, formula la
oferta de que los colonos adquieran la propiedad de los fundos en calidad
de ,compra, por su justo precio. Ambas partes acordaron someterse a la deci~
sión de la Dirección de Asuntos Indígenas.
En 20 de julio de 1946, el Director de Asuntos Indígenas dispone que los
propietarios ratifiquen el ofrecimiento de vender sus fundos . Notificado cori
esta orden Ricardo Arroyo presenta los títulos y por su parte ratifica su ofer-
ta (Acta de fs. 212), no así. en lo que respecta a los otros propietarios, qu9
lo desautorizaron por su telegrama de 3 de julio de fs . 201.
En 22 de agosto de 1946, los colonos recurren con su escrito de .fs. 234
ante el Director de Asuntos Indígenas, manifestando que los propietarios
no les permiten hacer las labores de roturación, indispensables para culti-
var. La Dirección de Asuntos Indígenas expide la resolución de fs. 242, su
fecha 4 de setie'm bre de 1946, que dispone: "otorgar plenas garantías" me-
diante la Prefectura del Departamento de Puno, a los indígenas colonos de
las haciendas Villurcuni, de la provincia de Chucuito, para que efectúen nor-
malmente todas las open;:rciones agrícolas en las tierras afectas a colonato
conforme al régimen preestablecido, debiendo ampararse también a los pro-
pietarios de los fundos, para el laboreo de sus tierras, conforme al mismo
régimen".
Fs. 233. Escrito de Dámaso Cañari y otros, a nte el Director de Asuntos
Indígenas de 6 de setiembre de 1946, en que piden se deje sin efecto la cita-
da resolución, por que dicen "los propietarios tienen que utilizarla contra
nosotros, despiadadamente, apoyados por la policía" "para obligamos a ser-
vir 'en la misma forma anterior al reclamo, imponiéndonos la dura tarea de
soportar el régimen de esclavitud e ignorancia que hemos sufrido".
Fs. 238. Oficio del Teniente Coronel ler. Jefe de la 12:). Comandancia de
la Guardia Civil, de 25 de octubre de 1946, dirigido al Prfecto de Puno, en
que avisa que han sido notificados los colonos de Villurcuni, con 'la resolu-
ción de 4 de setiembre, quienes manifestaron que no están conforme con esa
resolución, mientras su representante Dámaso Cañari se presente a darles
cuenta del resultado de sus gestiones. Termina el oficio sugiriendo que se
mande comparecer a dicho Cañari, que reside en Tacna. La Dirección de
Asuntos Indígenas así lo ordena en 6 de noviembre.
Notificados los propietarios con la misma resolución manifestaron que
están conforme con ella y la respetan. Fs. 240.
TIERRAS PARA' LOS ABORIGEN ES "DE VICURCUNI 51
Que habiendo formulado oferta de venta Ricardo Arroyo, han reunido trein-
ta mil soles que están depositados en los Bancos de Tacna.
Fs. 281. Extenso es.crito de Primitiva Ch. v. de Aramayo, ante el Inspec-
tor de Asuntos Indígenas de Puno, de 4 de setiembre de 1947, en que mani-
fiesta que las alegaciones de los colonos son mentiras; que la producción de
'~sayañas" es de SI. 2.400.00 al año y de las "liguas" da SI. 1.100.00; que
por el arriendo de las "sayañas" los propietarios e'~tán dispuestos a cobrar
sesenta soles anuales, suprimiendo los servicios de pongas y mittanis; que
por el usufructo de las "liguas" deben seguir trabajcindo en las haciendas;
que no desean vender los fundos, . y que su valor total es de cuatrocientos
mil soles. Según el recurso del colono Víctor Mamani, de fs. 47, la produce
ción total líquida de sayañas y liguas es de 140 soles al año, lo que arroja
una mensualidad de SI. 12.33 para cada familia.
Fs. 285. Informe del Inspector de Asuntos Indígenas de Puno, de 9 da
setiembre de .1947, sobre el estado actual de las relaciones entre propieta~
rios y colonos. dice que estos siguen usufructuando las 'sayañas" y pastos
y que no prestan servicios a las haciendas, salvo algunas familias que han
vuelto al servicio; y en las "liguas" han sido reemplazados por comuneros
vecinos; que los propietarios han propuesto medios de arreglo, que no acep-
tan los colonos.
Fs. 303. Escrito de Lorenzo Oseo, de 13 de octubre de 1947, ante el Di-
rector de Asuntos Indígenas en que dice que los colonos se han dividido en
dos grupos: los que· obedecen las órdenes de los propietarios y los que su-
fren persecusiones, por · no querer someterse a las antiguas condiciones de
servidumbre, los que han tenido que emigrar, incluso a esta capital, en bus-
ca de trabajo; que los cultivos que tenían en las "liguas", han sido dañados
por el ganado de los hacendados (ovejas y cerdos) deliberadamente intro-
ducido.s en dichos cultivos, con peligro de dejar en la miseria a niños, u-
jeres y ancianos.
Fs. 320. Informe del Departamento Legal de la Dirección de Asuntos In ·
dígenas, de 24 de enero de 1949. El Dr. Benigno Sierralta opina que para re-
s.o lver este conflicto se · debe admitir la fórmula propuesta por .los propieta-.
rios de Villurcuni, la que deberá ser puesta en conocimiento de los colonos
para que estos puedan presentar la fórmula que crean convepiente; una vez
que se tenga las propuestas de ambas partes, y d~ acuerdo con el salario
que rige en el lugar de donde procede la reclamación, la Dirección fijará el
régimen legal de trabajo",
La Dirección de Asuntos Indígenas, ordena la potificación sugerida en el
anterior .informe, a fin de que los colonos acepten ~ formulen contrapropues-
tao La propuesta de los propietarios es la hecha por Primitiva Ch. V. de Ara-
mayo, en su escrito c;l.e Fs, . 327 del expediente, y que en esta relación se
cita como de fs. 281, por haber variado la foliación .
.Fs. 341. Resolución de la Dirección de Asuntos Indígenas de 25 de ma-
(
yo de 1949, por la que se comisionrr al Dr. Alfonso Mcrn.Ztmedo Ganoza, Ie-
, ~ .
S4 P E R U IN D 1 G E NA
gados a dar alimentos a los peones, durante la Jornada de trabajo, así co-
¡no a proporcionar las herramientas de trabajo. Finalmente se comprometen
a establecer una Escuela. Estas bases, relativamente más conciliativas que las
anteriores, no fueron aceptadas por los colonos que manifestaron que, los
propietarios, con sus múltiples actos de hostilidad para con los colonos, han
demostrando que no es posible una tranquila convivencia, y que la única
solución sería la expropiación de los fundos.
En vista del tenor de esta acta, la Dirección de Asuntos Indígenas dis-
puso que el Departamento Legal de la Dirección, emita dictamen sobre la
expropiación. El Jefe de dicho Departamento Dr. Manuel Herrera Lynch, con
fecha S' de Julio de 1950, emite el dictamen de fs. 359, en el que opina que es
improcedente el pedido de expropiación y que a los colonos solo debe pres-
társele las garantías debidas para que puedan continuar poseyendo tran-
quilamente las parcelas de tierras que les tienen asignadas los propietarios,
bajo el régimen que podría ' ser contemplado en una junta de conciliación
que propiciaría la Dirección de Asuntos Indígenas.
Anterior proyecto de ley.-Obra también e~ el expediente, a fs. 331 una
copia del proyecto de ley presentado a la Cámara de Diputados en 22 de
noviembre de 1947, por el Diputado por Puno, Sr. Rómulo Meneses, a nom-
bre de la Célula Parlamentaria Aprista, proponiendo la expropiación de
/
"Villurcuni", asi como otra copia, del discurso que pronuhció .. fundamentan-
do el proyecto. Estos documentos fueron present::rdos a la Dirección de Asun-
tos Indígenas, por el abogado de los propietarios de Villurcuni", para acre-
dit9r la intervención directa del Partido Aprista en las reclamaciones de los
colonos".
D) RECAPlTULACION
~
60 PERU INOJ.GENA
F) CONCLUSION
G) PROYECTO SUSTITUTORIO
fonnidad con lo que dispone la ley NQ 9125, así como para organizarse en
una cooperativa agropecuaria.
Art. 3Q-Exonérase del pago de los impuestos de alcabala y registro a
la correspondiente escritura de transferencia de dominio que se otorgue e!1
virtud de la expropiación.
)~---
-
-
El Culto de los Muertos entre los
Aborfgenes Peruanos
POR JUAN B. LASTRES
Miembro de la Academia Nacional de Medicina.
Momia d e Paracas en su cesta , última Momia, tipo epigonal Andino del sur.
fase de desenvoltura. Museo de Arqueología de Lima (foto
Guillén).
que se había colocado hojas de coca entre los d ientes. Los indígenas qye
le acompañaban, le exp licaron que el empleo de la coca, era para aplacar el
espíritu del muerto y que éste no hiciera daño. En la huaca Tancaray,
escribe Polo de Ondegardo, existía una chácara donde "tenían creido se
juntaban en cierto tiempo todos los muertos .. . ".
Dado el carácter complejo y d ifuso del y o d el hombre primitivo, la v i-
da del más allá es una "copia fiel de la vida terrestre, ya que la persona
continúa irradiándose, en su plena totalidad , aquí como allí" (Werner).
El pensamiento mágico-mítico identifica e n el muerto, la persona viviente
y sostiene que ejerce influencia protectora sobre la tribu.
¿Conocieron el arte de embalsamar los cadáveres? Se p uede afirmar
que fueron expertos en este arte tan primitivo, que ya Herodoto nos lo des-
cribe en el antiguo Egipto. las momias de los emperadores indios fueron
observadas por Polo de Ondegardo en el Cusca en excelente estado de con-
servación y a las cuales no faltaba "ni ce;a , n i p e staña " . El cadáve r de
Huayna Capac, muerto por causa d e la v iruela, es embclsamado según
Pachacuti al cabo de ocho d ías , "saca medio podrido y los embalsama y
trae al Cusco en andas, como si fuera vivo ... ".
Garcilaso corrobora lo dicho por Acosta. "Y e s de adve rtir que la ciu- ·
dad de los Reyes es tie rra muy caliente y húmeda, y p or e nde muy co-
rrosiva particularmente la carne del camero no se puede guardar de un
día para otro: con todo eso causaba admiración ver cuerpos muertos tan-
tos años con tan linda tez y tan enteros. Pues cuanto mejor es taría 20 años
antes, y en el Cusca donde por ser tierra fría y seca se conserva la carne
sin corromperse hasta secarse como un palo. Tengo para mí, que la · prin-
cipal diligencia que harían para embalsamarlos, sería llevarlos cerca de
las nieves, y tenerlos allí hasta que se secasen las carnes, y después 'le s
pondrían el betún que el Padre Acosta dice, p a ra llenar y suplir las carnes
que se habían secado; que los cue rpos e staban tan enteros en todo, como
si estuvieran vivos , sanos y bue nos , que como d icen n o faltab a sino ha-
blar. Náceme e sta conjetura de ve r que el tasajo que los indios hacen
en todas las tierras frías lo hacen solamente con poner la carne al aire
hasta que ha perdido toda humedad que te nía, y no le hechaban sal ni
otro preservativo y así seca tod o el tiempo q ue q uieren . Acuérdome que
llegué a tecar un dedo de la mano de Huayna Capac. Los cue rpos pesa-
ban tan poco, que cualquier indio los llevaba e n brazos o e n hombros de
casa en casa de los caballeros que los ped ían para v e rlos" ( Libro V. Cap.
XXIX) .
Cornejo Bouroncle escribe que la s necrópolis eran escogidas en lu-
gares especiales que permitie ran la conservación del cadáver. El muer-
to era sepultado con sus utensilios domésticos, ob jetos de barro o de metal
y con los amuletos respectivos, sara-cconapa, llama-cconapa, para ayudar-
les a vivir eternamente en la otra vida. En uno de los contrafuertes del
CULTO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS
ma ~uposición. Tschudi escribe que tal vez emplearon la resina del molle
mezclada con cal. como sustancia antiputrescible.
El culto de los muertos, como los han expuesto los folkloristas, etnólo-
gos , arqueólogos y patólogos, fué primodial en nuestro antiguo Pe rú. Es
necesario que el hombre se conecte con las potencias configuradoras del
mundo invisible y esto se hace por los muertos, pues como escribe Levy
Bruhl , éstos participan "con el grupo d e los vivos" cuyos lazos de unión
con la tribu no están enteramente rotos (p. 169).
La vida en el más allá, es una copia fiel de la vida terrestre, escribe
Werner. La persona continúa irradiándose en su p lena totalidad aquí, co-
mo allí. Cuerpo y espíritu constituyen una identidad mágica indiferencia-
da. La imagen d e la pers:ma , se identifica con la persona misma y la
momia del antepasado , todavía p resente, puede seguir viviendo indefini-
damente en el pueblo.
BIBLIOGRAFIA
Anónimo: Relación de las costumbres antiguas de los naturales del Perú, Madrid, 1879.
ARCOS, GUALBERTO: Evolución de la medicina en el Ecuador. Anales . Univ. Central del E-
cuador. Quito, 1938.
BAESSLER, ARTHUR: Peruanische Mumien. Untersuchungen mil X. Strahlen Berlín Gaorg
Reiner, 1908.
BENNETT, WENDELL C.: Andean culture history. New York, 1949 .
.CASAS, FR. BARTOLOMÉ DE LAS: Historia de las Indias. Madrid, 1927 .
CIEZA DE LEÓN , PEDRO DE: La Crónica General del Perú. Lino, 1924.
CORNEJO BoURONCLE, JORGE: Las momias Incas. Trepanaciones craneanas en el antiguo Perú.
Actas y trabajos científicos del XXVII Congreso Internacional de Amaricanistas. T. l.
Lima, 1942.
DANZEL Th. W.: Ma gia el science secréte. Paris, 1939.
GARCILASO DE LA VEGA (Inca): Comen tarios reaJes de los Incas . Bs. Aires, 1943.
La Florida , Madrid, 1829 .
ESTETE, MIGUEL DE : Relación de la Conquista del Perú. Lima , 1924.
HUAMÁN POMA DE AYALA, FELIPE: Nueva Crónica y Buen Gobierno ( Códex p éruvien illustré) .
París, 1936.
LASTRES, JUÁN B.: Historia da la medicina peruana. Vol. 1 ( La medicina incaica Cap. IX, p.
90 ). Lima, 1951.
LATCHAM RICARDO : Creencias religiosas da los antiguos peruanos. Santiago de Chile, 1929.
LEVlLLIER, JEAN: Paracas. A contribution to the study 01 Pre·lncaic textils in ancient Perú.
Buenos Aires, 1928.
LEVY BRUHL, L.: La mentalidad primitiva. Buen os Airos, 1945.
LORENA, ANTONIO: La medicina y la trepanación incásicas. La Crón. Méd. Lima, 1890.
MARKHAM, Sir CLEMENTS: The Incas 01 Peru . London , 1912.
MEAD, CHARLES W.: Peruvien Mummies and w hat they teach. New York. Amer. Museum . 01
Natural History . Guide Leallet, 1907.
MEAD CHARLES: Old civilizations 01 Inca land. New York , 1924.
MOODIE, Roy L. : Roen tgenologic studies 01 egiptian and peruvien mommies. Fiel Museum Di
Natural History. Anthropology. Memoirs. Vol. /11. Chica go, 1931
MOODIE, Roy L. : Tha diseasses 01 the ancient Peruvien and some account.ol the thelr surgical
practisas (Surgical elini s 01 Chicago), 1920
74 PERU INDIGENA
PENNA, JOSÉ: Costumbres funerarias en el Imperio de los' Incas. La Crón. Méd. Lima, 1909.
POLO DE ONDEGARDO, Lic. JUAN: Inlormación acerca de la religión y gobierno de . los Incas.
Lima, 1917.
RAIMONDI, ANTONIO: El Perú. Lima, 1874·79.
REUTTER (Cita de Williams .. . ).
REICHLEN, HENRY: Etude de deux lardeaux lunéraires de la co'te centrale du Pérou. Travauz
de l'Institut lrancais d' etudes andines. Pans·Lima, 1950.
ROWE, JOHN HOWLAND: Inca culture at the time 01 the Spanish Conquest. Washington, 1946.
REISS, W. und STUBEL A.: Das Todten/eld von Ancon in Peru. Berlín, 1880-1887.
SANTILLÁN , Lic. FERNANDO DE: Historia de los Incas y relación de su gobierno. T. IX. Lima, 1927.
PACHACUTI, JUAN DE SANTA CRUZ: Historia de los Incas. Lima, 1927.
TELLO , JULIO C. : Antiguo perú. Primera época. Lima, 1929.
TSCHUDI, J. J. VON: Contribuciones a la historia, civilización y linguística del Perú antiguo.
Lima, 191 8.
VILLAGÓMEZ, PEDRO DE: Exhortaciones e instrucción acerca de las idolatrías de los jn(iios
del arzobispado de Lima. Lima, 1919.
W EISS, PEDRO: Restos humanos de Cerro Colorado. Rev. del Museo Nac. Lima, 1932.
W ERNER , HEINZ: Compendio de Psicología Evolutiva. Barcelona, 1936.
WILLIAMS, HERBERT U.: Gross and microscopic anatomy 01 two peruvian mumies. Arch. 01
Pathology and Laboratory. Chicago , July, 1927.
WIERNER, CHARL<:S: Pérou et Bolivie. París, 1880.
YACOVLEFF , E. y MU<:LLE, J. C.: Una exploración en Cerro Colorado. Rev . del Museo Na-
cional. Lima, T. 1. No. 2. Lima, 1932:
Un fardo funerario de Paracas. Rev. del Museo Nac . Lima , 1934.
ZILBOORG, GREGORY: Historia de la psicología médica. Buenos Aires, 1945.
UBBELOHDE DOERING, HEINRICH: El arte en el Imperio de los Incas. Barcelona, 1952 .
------~----------Í-
.=rr
---~
Una Comunidad y un a Escuela Rural
POR CLODOALDO A. ESPINOZA BRAVO
Escritor y Publicista
;
=
~---=-~-- ---
Economía Dirigida y Cooperativismo eh
Beneficio de los Grupos Indígenas.-Intervención
del Estado en el Régimen Agrario Indígena.
Experiencias Nacionales
POR SUSANA SO LANO
Doc lora en Jur isp rudencia
~
8Z P 'E R U I N D 1 G E N A . ' . .
\
86 PE R U IND I GE N A
gar hasta nuestros días por la vía oral y anónima, que precisamente
caracterizan el Folklore.
Es pues Adofo Vienrich, como dice su mejor biógrafo Jorge Puccinelli,
por su fervorosa prédica social de redención del indio, y sus estudios fol-
klóricos y lingüísticos, indiscutiblemente el primer cultivador y verdadero
iniciador de estas disciplinas en' nuestra patria. ', ,
Vienrich, tarmeño de verdad, aunque limeño de nacimiento, es tarme-
ño o se le considera como tal porque desde niño radicó en esa "Perla de
los Andes", y es allí donde despertó su amor hacia los problemas indíge-
nes, trató de reconstruir, de levantar la cultura indígena de los escombros
que la incomprensión foránea había destruído implacablemente. Al igual
que Clorinda Malta de Turner, en Cusca y Gonzáles Prado en Lima, Vienrich
en el Centro del Perú fué otro héroe civil porque en sus distintos artículos
y sobre todo en su obra: "Azucenas Quechuas", joya de la literatura pe-
ruana, señaló sin ningún temor a la maledicencia, la incomprensión de
ciertos extraños que sin comprender el gran adelanto d el incanato procu-
raron sepultar y destruirlo.
Adolfo Vienrich, se esforzó en rastrillar la psicología indígena y descu-
brió que tras de ese hermetismo aparente se escondía en cada paisano, en
cada hermano nuestro, un gran cerebro. Se dió cuenta que esos aboríge-
nes que habitan los lugares andinos son los depositarios del grandioso pa-
sado de nuestra patria. De aquellos tiempos en que florecieron los mara-
villosos dramas: "Apu-Ollantay", "Uscapaucar", "Titucusi Yupanqui", etc.,
que se escaparon de la furia de los conquistadores. Ya comprendía en
1905, año en que se publicó "Azucenas Quechuas", que nuestros indígenas
no solamente sirven para roturar la tierra o para perderse en las oqueda-
des sombrías de los cerros andinos, mascando coca, arreando !lamas y to-
cando su quenita, como todavía captan Kodaks de turistas, sino que son
los fieles depositarios, conservadores y trasmisores de nuestras tradiciones;
son los centinelas de nuestros cerros milenarios y de nuestros puquiales
misteriosos.
Causa profunda pena el desconocimiento y la ignorancia en que VIVI-
mos respecto de la literatura incaica, decía Vienrich, pues las pocas obras
y fragmentos conservados no bastan a enseñamos el pasado glorioso de
esta noble raza quechua. Sin embargo estos fragmentos mutilados nos ha·
blan de una grandeza incomparable y suplen a los monumentos destruí-
dos y al silencio de los historiadores ... ".
A'unque muchos niegan, continúa diciendo Vienrich, la existencia de ta-
les manifestaciones como acontece con el drama, Ollanta, el Uscapaucar,
el Titu Cusi Yupanqui que han escapado al naufragio de la conquista, exis-
te esa literatura y lo confirma la aseveración de los historiadores primitivos
de que se representaban comedias y tragedias; aún hoy mismo, en las
reuniones y fiestas de los indios, se escucha, sus cantos, sus diálogos, sus
cuentos, sus fábulas, sus tradiciones religiosas, que día a día se van per-
ADOLFO VIENRICH y LOS ESTUDIOS FOLKLORICOS 89
dlendo; pero nosotros que hemos vivido cerca, que los hemos estudiado en
su intimidad, hemos recogido de sus labios a costa d G algún trabajo, por
su natural desconfianza y el temor de que . sirvan de mofa sus ingenuas re-
ferencias, estos esbozos con su profunda filo sofía, que p or p rimera vez ven
la luz como una débil contribución que todos los verda d eros peruanos de-
bemos a nuestros antepasados".
El amor a la grandeza del Perú antiguo, descorrió Vienrich en la sie-
rra Central peruana con su joya literaria indígena: "Azucenas Qechuas"
y "Fábulas Quechuas". Los sentidos versos recogidos en runasimi, así co-
mo las fábulas son en especial trasunto de los aborígenes de Junín, Huá.
nuco, Huancavelica, Ayacucho y Abancay.
Como muestra va este poema consignado en la página 84, del referido
1. EL CARNAVAL CARACINO
"Abre tu puerta
mestiza tuerta;
aquí e stá tu amante
aunque tunante;
yo soy cotoso,
pero muy amoroso".
Marca, remarca.
Recuay, ladronera.
Huaraz, presunción.
Carhuaz, borrachera.
Yungay, hermosura.
Caraz, dulzura.
Macate, remate.
Ni Marca es remarca.
Ni Recuay ladronera.
¿ Carhuaz borrachera? ..
¡Lo mismo que Marcol ...
¿Huaraz presunción? ..
Ostentar dulzura,
Talento, hermosura,
Fué, y es su pasión". (1).
"Recuay, ladronera
Carhuaz, borrachera
Huaraz, presunción
Yungay, he rmosura
Caraz, gran, blandura'
y Macate; ¡re mate el copónl ". (2)
"Huaraz, presunción.
Carhuaz, borrachera.
Yungay, hermosura.
Caraz, dulzura.
Huaylas, cosecha.
Recuay, ladronera.
Macate, 1remate 1". (3).
( 1 ) .-Huaraz_ Apuntes y docume ntos para la historia de la ciudad, Huaraz. Tip. "La Epoca ",
1933, p . 151-152.
( 2).-El Amauta Atusparia, Lima, Ediciones de "Fren te ", MCMXXXII , p _ 39-40.
¡g,(
( 3). -Diccionarlo Folklórico del P6rú. Prúlogo de Jorge Basadre, Lima, Compañía de Impre-
, Ion. , y Publld dad. p . 7.
96 PERU INDIGENA
"La Tablada"
DOS ESTAMP A S DEL FOLKLORE ANDINO 97
(
98 PERU lND 1G ENA
"Recuay, ladronera
Huaraz, presunción
Carhuaz, borrachera
Yunga y, hermosura
Caraz, dulzura". (4) .
Estas notas de Cristóbal Bustos son las más conocidas en los pueblos de
Ancash; en e specia l las relativas a la copla. Existen otras versiones; con muy
lige ras variantes, frente a las cua les no pre tendemos' arriesgar conjeturas ,
ni opiniones respecto a las tradicione s del origen. En consecuencia, sólo d e-
duciremos :
l. Existe en Ancash una copla popular muy difundida en tcxlos los sec-
tores del departamento, cuyo autor según opinión muy arraigada fué el sa-
bio Dn. Antonio Rahnondi, profundo conocedor de la geografía, historia na-
tural y psicología ancashinas. Esta opinión la aceptan y la difunden Gridi-
110 y Bustos.
Es muy probable que Raimondi sea. el autor, - siempre estamos en el te-
rreno de las conjeturas-, de la más tradicional y graciosa de las coplas po-
pulares ancashinas. Raimondi recorrió y exploró ampliamente el departa-
mento de Ancash; en Huaraz contrajo matrimonio con la dama huarasina
Adela Loli.
2. La versión más ' conocida es la consignada por Cristóbal Bustos y
que reza:
"Recuay, ladronera
Huaraz, presunción
Carhuaz, borrachera
Yungay, hermosura
Caraz, dulzura".
( 4) . -La vida y la obra del sabio Antonio Raimondi Dell'acqua, Lima, C.I.P., 1949, p . 23-25.
DOS EST AMP AS DEL FOLKLORE ANDINO 99
GLOSARIO
(
"EL CHUJCHU"
FOLKLORE ANDI NO
El presente trabajo fué publicado hace algún tie mpo en una revista cien-
tífica de meteórica circulación, la que fué a gota da. No obstante ha desper-
tado el inte rés de a lgunos colegas como e l Dr. Aservi a cuya reiterada so-
licitud se d ebe la reaparición de éste a rtículo, prefe rentemente, en "PERU
INDIGENA" que ta nto e stá haciend o por incrementar el variado y nutrido
acervo folklórico del "alma mate r" del Perú".
En esta " curiosidad cie n tífica" que así podría d enominarse la naturale-
za de este trabajo, tratamos de darle a lguna s explicaciones científicas de or-
den fisiopatológico a ciertas observaciones empíricas y cuestiones folklóricas,
netamente indígenas, en la patogenia y terapéutica d el "Chuichu" que tan-
to popularizó Carlos Enrique Paz Soldán como la " P~ste Verde" del Perú.
Para ello solo recurrimos · a argu mentos d e orden lógico basados en nues-
tros conocimientos fisiológicos, fi siopatológicos y bioquímicos. La experimen-
tación en el campo d e esta s d isciplina s, que a e llo invitan estas elucubra-
ciones, afirmarán o negarán lo expuesto.
"El Chuichu" o Paludismo tiene a nue stro modo de ver tres formas
de manifestación: a ) En las forma s clá sicas, a g uda y crónica, con lujo de
detalles descrito en todos los tratados, debiendo considerarse en este mismo
grupo las reinfecciones en personas que hab ita n en regiones endémicas. b )
Junto a las anteriores existe una segund a forma , muy rara, de manifesta-
ción palúdica no bien estudiada ni d escrita hasta la fecha, al menos que se-
pamos. Se presenta en suje tos d e largo historial pa lúdico que habitan en re-
giones nó endémicas y que contrajeron la enfermedad accidentalmente. En
e stos, descartada la rein ~ección habría que pensar en la residiva a largo pla-
zo y grandes períodos de latencia. c ) Junto a estos últimos hay otro grupo
aún más raro todavía d e "ex-pa lúdicos" sin manifestaciones residivantes a
la investigación hematológica en quiene s se p resenta verdaderas d e scargas
de a ccesos típicamente palúdicos, con todo su cortejo sintomático relaciona-
do con las más diversas motivaciones, generalmente consecutivas a disto-
"EL CHUJCHU" 101
/;E>~l
~\ / /.
~ 'S-t<' ",'?" ~i
~~""EAO~~~#
P E R U l' N D 1 G E N A
\ ..
(
La 1m portáncia del Nacionalismo de los
Mascos y Machiguengas
POR VÍCTOR 1. GUEVARA
Catedrático de la Universidad del Ousco
Escritor y Publicista
(
;08 PERU INDIG ENA
..
,.,..,..,.- ~~- ---_...-. .~-_._ ...... __
.. _---~
\
no P E R U 1 ND 1 G E NA .
(
112 P E R u 1 N f> Í GE NA
5. Sufijo -nu indica "en", "a", "de", según el contexto en que se en-
cuentra:
'üünu ka utl (a mi + declarativo + ven)
"Ven a mí"l
(
114 P E R U ' , 1 N D ;1 G E N A
• " "
ccoscco
La voz de los siglos en tu eternidad ¡oh Cusca!
Para que tú cumplieras tus designios de gloria
el mar abrió se un día entre fiestas de olas
y surgió el trompo suramericano
llevando sobre su cuerpo la huaraca en pedazos
de sus ríos inmensos.
Voluntad, creación:
poemas en las piedras,
riqueza en los andenes,
fraternidad de veras en los grandes caminos.
Ahora
la voz de tus monarcas aún se alza tremante
y un nuevo sol bendice tus banderas radiosas.
DIA DEL CUZCO · 121
Anarnlmandto C. Vega.
[DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL
PERU INDIGENA desde este número inicia la Sección del rubro, desti-
nada a difundir el rico acervo documental que poseemos _ Existen docu-
mentos de valor incalculable, que muchas veces no son acce sibles a estu-
dios exhaustivos; !'lsta la razón de nuestro interés en darlos a conocer, co-
mo contribución al esclarecimiento de la temática aborigen_
En el Perú existen numerosos Archivos Oficiales y Particulares. Uno de
los más célebres es el Archl:"o Histórico del Cuzco.
El documento que tomamos de la Revista deL Archivo Histórico del Cuz-
co (NQ 4; 1953) constituye una invalorable primicia, que interesará a todos
los qu,~ , slent,a n amor por la Historia y las múltiples manifestaciones del abo-
rigen americano y en especial al peruano. La nota del doctor Cornejo Eou-
rancie, profundo conocedor de estos menesteres, nos ahorra largas dlsqui-
slones, porque aunque corta, es meritísima y enjundiosa. Concordamos con
el doctor Cornejo ' Eouroncle, en el sentido de ofrecer este documento libre
de personales interpretaciones, pues ellas serán el fruto expontáneo de cada
estudioso e investigador. N. de R.
las solas notas que el propio autor le puso. Es de llamar la atención que
Valera cita los quipus que consultó para su trabajo, como citamos ahora
nosotros libros y autores, 10 que prueba hasta la aevidencia que no sólo ha-
bían quipus de estadística sino, también, de verdadera escritura y personas
encargadas exclusivamente de su guarda y conocimiento; todo 10 cual se
ha tratado de negar por algunas personas, pero, queda en el Cusca el con-
vencimiento tradicional de que los antiguos peruanos escribían valiéndose
de cuerdas, colores y nudos, aunque hoy día, no hay quien conozca los
enigmas de esa escritura, la misma que fué borrada, destruída, por el fa-
natismo de los españoles que creían ver en ella una inspiración del propio
demonio, por 10 cual la persiguieron y quemaron los quipus. Consérvase,
en muchos lugares, todavía, el uso de los quipus de estadística, especialmen-
te para las cuentas del ganado en p::;¡storeo, cuando un administrador indio
10 entrega al que le sucede en el cuidado.
Tuvimos la intención de anotar, por nuestra cuenta, la Relación de Va-
lera, pero, después, recapacitando y pensándolo mejor, hemos creído de
mayor utilidad dar el texto original mismo, a fin de que los hombres de es-
tudio que 10 consulten , tengan una fuente de primera mano, sin observacio-
nes ajenas que puedan desviar su propio sentido crÍlico; además, las notas
puestas a la Relación, no siempre han sido enteramente correctas, ya por
mala interpretación de las lenguas aborígenes o defectuoso conocimiento de
las instituciones incaicas. Por tanto, con divulgar el trabajo del padre Valera,
cumplimos un servicio patriótico y de cultura.
Conviene tener presente que la Relación fué redactada en el siglo XVI
y que el autor era un sacerdote, a quien el medio no permitía mayores lí-
bertades, sin acercarse peligrosamente al Tribunal del Santo Oficio. Sin em-
bargo, deben meditarse con atención y leerse en la interlína de muchas de
sus reflexiones, pro testando de absurdos y suposiciones que otros "cronis-
tas" aplicaban a los indios y que a él , como a peruano, debían herirlo en,
carne propia, teniendo que disimular porque los tiempos no eran ya de los
peruanos . .. El inca Garcilaso, que leyó los papeles de su paisano Valera,
calaría hondo en esas protestas y las recordó en sus Comentarios Reales,
con amor de indio, con nostalgia de la auténtica tierra patria; por eso el te-
rrible Areche, en 1781, al condenar al gran rebelde Tupac Amaru, pidió que
se prohibiera la lectura de los libros del Inca y el rey los mandó reco-
ger, secretamente, de toda la extensión del Nuevo Mundo. Valera fué, pues,
un inspirador de honor, un sembrador de dignidad, de verdad, de peruani-
dad ciento por ciento.
Se dice que los originales de la Historia de los Incas, se perdieron en
el incendio y saqueo de Cádiz, por los ingleses, pero, nosotros tenemos es-
peranzas de que un día aparezcan en insospechado rincón europeo, pues,
por el valor y entereza de su autor, posiblemente, en su tiempo, se creyó
razón de Estado", el esconder los acusadores manuscritos del jesuita pe-
ruano, suponiéndose que al andar de los años, las crónica~ 'esp9fie1as ' -= ,
I /.",0 o~ 1 A t" 4 ,
\ ..:;,'"' /0
~ 818 Ie>T ECA~1.1
~ l,,.,,., p~ a\) /~
-" . " ~. . ."
124 PERU INDIGENA
l. C. B.
CERCA DE LA RELIGlON
Creye ron y dije ron que el mundo, cie lo y tierra , y la luna , fueron criados por otro ma-
y or que ellos: a este le llamaron 1110 Tecce ( 1) , que quiere decir Luz eterna. Los modernos
añadieron otro n omb re, qu e es Viracocha, que sig n ifica Dios inmenso de Pirua, esto es, a quien
Pirua, e l p rimer pobla d or de estas provincia s, a ::lOlÓ, y de quien toda la tierra e imperio to-
mó nombre de Pirua , q ue los españole s corruptumen te dicen Perú o Pirú.
Enca jóles el Demonio , q ue este Dios Inmenso y verdade ro ten ía comu nicada su div inida d
y potencia a d iversas criaturas , para q ue cada u na obrase seg ún el oficio o virtud que te-
nía . Y que estos eran dioses compañeros y consejeros del gran Dios, y p rincipalmente esta-
ban en los cielos, como son el sol, luna y estrella y planetas .
Por donde estuvieron los del Pirú gran suma de años sin ídolos, sin estátuas, sin imá-
genes, porque solamente adora ban las luminarias del cielo y las estrellas . (2)
El sol di jeron que era hi jo del gran Illa Tecce, y que la luz corporal que ten ía, era
la parte de la divinidad que Illa Tecce le había comunicado, para que rigiese y gobernase
los d ías, los tiempos, los años y veranos, y a los reyes y reinos y señores y otras cosas . La
luna que era hermana y muj er d e l sol, y q ue le hab ían dado Illa Tecce parte d e su d iv in i-
dad, y héchola señora d e la mar y de los vientos, y de las rey nas y princesas, y del parto
de las mujeres y reina del cielo. (3)
A la luna llamaban Cayo, q ues reyna.
A la aurora , q ue e ra diosa de las d on cellas y de las p rincesas y autora de las f. :lres
del campo , y señora de la madrugada y de los crepúsculos y celajes; y que ella hechaba e :
rocío a la tierra cuando sacudía sus cabellos, y así la llamaban Chasca.
A Júpiter llamaron Pirua, diciendo, lo primero, que a este planeta había mandado el gran
Illa Tecce fu ese guardador y señor del imperio y provincias de l Pirú y de su república y
de sus tierras; y por esto sacrificaban a este planeta todas las primicias de sus cosechas y te -
da aquello que parecía más notable y más señalado por naturaleza, como e n la mazorca o
grano de maíz, o en otras mieses y frutos de árboles. A e ste d ios encomendaban su trojes,
sus tesoros, sus almacenes y por eso las mazorcas más señaladas o que eran primicias, y los
almacenes que tenían d e ntro de sus casas para guardar sus tesoros y ropa, sus vajillas y ar-
mas, llamaban Pirua. ( 4) Dije ron, lo seg undo, que aquel g ran Pirua Pácaric Manco Inca ,
primer poblador d e e stas tie rras , cuando murió , fu é llevado al cielo a la casa y lugar deste
dios llamado Pirua, y que allí fu é a posen tado y rega lado por el ta l dios. (5)
A Marte -Aucayoc- dijeron que le habían e ncargado las cosas de guerra y soldados .
A Mercurio -Calu illa- las d e los mercaderes y camir.antes y mensajeros. A Saturno -Hua-
cha- las pestes y mortandades y hambres, y los rayos y truenos; y decían que é ste estaba
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 125
con una porra y con sus arcos y Jlechas, para herir y castigar a los hombres por sus maldades.
A otras estrellas, como diversos signos del zodiaco, daban diversos oficios, para que cria-
sen, guardasen y sustentasen, unos el ganado oveju n o, otros a los leones, otros a las se,r·
pientes, otros las plantas, y así las demás cosas.
Después dieron algunas naciones en decir que en (6) cada uno de estos dioses o es-
trellas había las ideas y modelos de aquellas cosas que ten ían por cuidado y oficio; y así
d,ecían que tal estrella ten ía figura de cordero, porque el a su oficio guardar y conservar las
ovejas; tal estrella figura de león; tal estrella figura de serpiente. Y que convenía que acá
en la tierra se hiciesen estátuas o imágenes de aquellas ideas o cosas, según el oficio que
tenía cada uno. Y por esta v ía comenza ron los ídolos de piedra, de madera, de oro, plata, etc.,
que decían ellos representar a los dioses que estaban en el cielo; aunque después dijeron
que también aquellos eran las mismas ideas. (7)
También dijeron que el gran Illa Tecce Viracocha tenía criados invisibles, porque al In-
sible le habían de servir invisibles. Dijeron que estos criados fueron hechos de nada por
la mano del gran dios Illa Tecce, y Que de ellos unos permanecieron en el servicio suyo,
y a éstos llamaron Huaminca. soldados y criados leales y constantes -ángel bueno, miles
coelestis- Hay huaypanti, hermosos, resplandecientes. Otros prevaricaron y se hicieron trai-
dores enemigos, y a éstos llamaron Zupay, que propiamente significa adversario maligno.
Por mane ra que a los Huamincas adoraron como a dioses, y aún hicieron estátuas e ídolos
dellos. Más al enemigo, tomado debajo deste hombre, Zupay, o que entendiesen ellos que
era zupay, nunca lo adoraron. Y por eso inventó el Demonio otros modos diversos en qUe
pidiese ser adorado desta gentilidad. (8) Los ídolos fueron llamados Villcas y no Huacas.
SACRIFICIOS
Los sacrificios fu eron com unmente del ganado que ellos ten ían doméstico, llamado Hua-
cayhua, llama , urcu, huanaco, paco, que los españoles dicen carneros u ovejas de la tierra.
También sacrifica ban perros o negros o blancos. LeoneG y serpientes podían matar en servi-
cio del dios de la guerra, para sacrificarles el corazón o cabeza. Anta es un animal seme-
jante a una vaca mon tesina sin cuernos, y a ésta también sacrificaban al dios de los ani-
males,.
Mieses, raíces, hierbas medicinales, en especial las dos que llaman coca y sayre sacri-
ficaban; -s ay re es la que por otro nombre dicen tabaco-; plumas de aves, conchas de la
mar, o granos hechos destas conchas, llamadas mollo; ropa de la~a, oro, plata, metal, ma-
dera oloroso, aunque esta madera olorosa no se hacía por vía de sacrificio, sino para que
sirviese de leña para quemar todo lo dicho; sino que era superstición en que la leña fues e
olorosa, como lo era también en escoger las cabezas de ganado que fuesen de tal edad y . d e
tal color, y no de otra manera.
También sacrificaban unos animales que llaman cuy, y diversos pájaros y otras aves
para diversas necesidades (9) . En el modo de matar las reses o aves, guardaban la misma
orden que cuentan los poetas Homero y Virgilio y otros haber guardado los gentiles griegos
y romanos, y no el que Polo fingió de su coniectura, de que los piruanos guordaban en esto
la ceremonia de los moros, los cuales nunca pasaron a estas tierras ni pudieron enseñar u
los piruanos su alquible ni rilo ninguno de su Alcoran, El mismo engaño fué decir que los
naturales del Pirú se hartaban y zahoraban a usanza de los moros, al salir de la estrella,
pues lo contrario es lo que pasaba . Y por la estrella no se e ntiende la de la noche, sino la
de la mañana, que es el lucero llamado Chasca, y ayunaban desde el día antes hasta que
aquella estrella no parecía con la presencia del sol; y entonces comían su comida ordinaria,
no carne de perros, como Polo quiere significar, sino de venados y pájaros y corderos. Y
nunca hubo entre ellos ceremonia ni rilo de zahorarse, sino es que todas las cosas de los
gentiles romanos las queremos aplicar a los moros y nombrarlas con sus nombres dellos, co-
mo lo hace el mismo Polo, (lO)
(
,
Ila lengua; y al mismo modo yuyac, se entiende animales ya crecidos adultos , que en lugar
de hombres se sacrificaban (16).
Dos maneras tenían de templos, unos naturales y otros artificiales ( 17). Los naturales
eran cielos, elementos, mar, tierra, montes , quebr:xdas, ríos caudalosos, fuentes o manantia-
les, lagos o lagunas hondas, cuevas, peñas vivas tajadas, cumb reras de montes; todas las
cuales cosas fueron por ellos reverenciadas, no por entender que allí había alguna divinidad
o virtud del cielo, o que fuese cosa viva, sino porque creían que el gran Dios Illa Tecce ha-
bía criado y puesto allí aquella tal cosa y señalándola con cosa particular y singular, fuera
de lo que comunmente tienen los otros lugares de aquél género, pa ra que sirviesen de lugar
sagrado y como sanctuario donde él y los otros dioses fues en adorados; lo cual se ve por las
oraciones que hacían cuando se arrodillaban o postraban o estaban parados en el tal lugar,
pues no hablaban con el monte, fuente o río, o cueva; sino con el gran Illa Tecce Viracocha,
que decían es tar en el cielo o en aquel lugar invisiblemente. Y este modo fué muy ordinario
en los piruanos . Y estos lugares naturales se llamaron en su lengua dellos diferentemente,
corno las cumbres apachitas, las cuevas huaca , los montes orcos, las fuentes pucyu, los cielos
huahua pacha . Y no reverenciaron todos los montes y cerros, todas las fuentes y ríos, sino
sólo aquellos en que había alguna singularidad digna de particular consideración, teniéndo-
los por lugares sagrados . Y los modernos añadieron que los dioses menores, cuando enviados
del gran Dios venían a la tierra, reposaban en los tales lugares y los dejaban corno sagra-
dos. Y sin duda se apareció el Demonio a algunos de los gentiles en semejantes lugares en
figura de algún dios que ellos imaginaban , como de Pima, Júpiter, de Huacha, Satur~o, etc.,
para que le reverenciasen en los ta les lugares cuando !Oor allí p asasen , que él los favore-
cería y oiría aunque no estuviese presente . De este género de templos naturales usaron los
piruanos mucho tiempo sin hacer edificio ninguno y cuando mucho, hacían en los tales lu-
gares un altar de piedra, que llamaban osno, para sus sacrificios.
Andando el tiempo, comenzaron a edificar templos bajos en lugares altos, y poco a poco
se vinieron a los pueblos y ciudades, donde los edificaron con la sumptuosidad que muestran
las reliquias y ruinas que quedan y todos hemos visto.
Sus templos eran siempre de una nave , capaces, y su modo de capilla mayor, y en la
pared hacían los altares de piedra para p oner el ídolo de oro o de plata, y conforme era
el ídolo tal ornato tenía el templo y altar. El templo del gran Illa Tecce Viracocha que está
en el Cusco y agora es la iglesia catedral, dedicada a Nuestra Señora, no tenía más de un
altar en el mismo lugar donde agora está el altar mayor; y en aquel altar había un ídolo
de piedra mármol de la estátua de un hombre, y los cabellos, rostro y ropaje y calzado al
mismo modo como pintan a Sant Bartolomé apóstol. Este ídolo fué después hecho pedazos
en los Canchis ( a donde los gentiles lo habían escondido) por un español visitador y corre-
gidor de aquel distrito . El altar era de la misma piedra labrado, y el templo entapizado de
paramentos de lana muy fina. Dentro del altar se ofrecían cosas olorosas y mieses, y en e l
atrio, que es corno gradas, aunque muy ancho, quemaban los sacrüicios.
El templo del sol, que agora es la iglesia de Santo Domingo, había otro altar, y en e l
hueco de la pared un ídolo de oro pintado corno sol con sus rayos, por lo cual el altar y las
paredes estaban cubiertas de chapas de oro, y aún el betún del edificio es de oro derretido.
Aquí había fuego que llamaban eterno, al modo de los romanos, porque había de estar en-
cendido de noche y de d ía pe rpetuamente: deste fu ego tenía cuidado las vírgenes, que eran
corno vestales.
El templo del planeta llamado Pirua que estaba todo adornado de flores , de mieses, de
luces y manera de lámparas, p orque el ídolo hecho en sú memoria, tenía siempre en la
mano ramilletes nuevos o manojos de mie ~e s . El templo del signo Scorpión e ra bajo con un
ídolo de meta l hecho e n figura de serpiente o dragón, con un escorp ión a la boca, y ape-
128 P E R U INDIGENA
nas entraba en él nadie si no son los hechiceros. Tenía atrios grandes para los sacrificios .
Este templo con sus atrios se llamaba Amaro cancha, donde tiene la Compañía de Jesúa
su colegio; y en el mismo lugar donde estaba antiguamente el ídolo de la serpiente, está ago-
ra el altar mayor con el tabernáculo del Santísimo Sacramento.
Había en el Cusco un templo, que e ra como el Pantheon de Roma, donde colocaban
todos los ídolos de todas las naciones y pueblos subiectos al inga , cada ídolo en su altar
con sus insignia, pero con una cadena al pie, para denotar la subieción y vasallaje de su
gente .
Otros muchos templos había en el Cusco, y cada provincia o pueblo de todo el reino
tenía sus templos adornados y sus ministros; y llamábanse los templos huaca.
Otro género de templos había , que eran los sepulcros de los difuntos, hechos en los
campos; de suete, que asi como el día de hoy señala un cristiano para sí y para los suyos
algún sepulcro, y así lo adorna cada uno conforme e su caudal, así también hacían los
piruanos antiguamente, señalando y edificando sepulcros en los campos o en los arenales .
El sepulcro de los reyes y grandes señores era como una casa de habitación, con su sala,
cámara y recámara, con todos los demás lugares necesarios para la despensa, cocina, pa-
tios, corredores, portadas, etc. Muerto el rey o señor, le quitaban los intestinos y embalsa·
maban todo el cuerpo con bálsamo traído de Tolú y con otras confecciones, de manera que
duraba un cuerpo así embalsamado más de cuatrocientos y quinientos años. El entierro
era solemne, con cánticos a su modo, y usaron su manera de litera donde traían sentado
al difunto, vestido muy bien, y de$pués de haber hecho sus exequias y llantos en los atrios ,
metían al difunto en la recámara o aposento que estaba para ello aparejado, y sentábanlo
allí y tapiaban la puerta y ventanas, y e n la ante-recámara le ponían todos sus tesoros
y vajilla y ropa y ofrecían mucha comida, como pan y vino hecho de grano de maíz. Luego
se echaba un bando o pregón, que cualquiera de sus criados o criadas, o amigos y alia-
dos que quisiesen ir a servir a aquel señor en la otra vida, que podían de su voluntad ha-
cerlo; porque , lo uno, el gran Illa Tecce Viracocha, criador del sol y de la luna y estrellas
y cielo y tierra, y señor de todos los demás dioses, se lo premiaría muy bien; lo segundo,
que el dios particular de aquella familia y nación de donde procedió el difunto, le sería fa-
vorable en la otra vida y le daría todas las cosas en abundancia; lo tercero, que los hijos
y herederos de los que así quisiesen ir a la otra vida a servir al difunto, se les daría acá
abundant ísimamente las tierras y cosas necesarias, así de lo que perteneciesen a sus pa-
dres, como otras de merced. Y que el que no quisiese ir a la otra vida, se ofrecieses acá en
la vida a socorrer al difunto con las ofrendas necesarias. A este bando y pregón obede-
cían todos los que querían, en una de tres maneras: unos a matarse voluntariamente con
mano propia o con la ajena que él escog iese y con el género de muerte que él quisiese;
y así había cordeles, cuchillos, bestias fieras, despeñaderos; bebidas de ponzoña que lue-
go acaban la vida, y otros géneros de muerte, y con gran solemnidad y acompañamiento
iba el que había de morir; y lo más ordinario era tomar veneno, o matarse con paderna-
les desangrándose; cordeles para ahorcars e casi no se usaban, ni los despeñaderos; bestias
fieras no sé que se usase sino dos o tres veces fuera del Cusco. Luego como morían, los
metían embalsamados en la antecámara, si era varón, y en el aposento del tesoro Gi
era mujer, y a los herederos les hacía luego merced el sucesor del rey o señor, haciéndo-
los libres de todo pecho y tributo.
La segunda manera era, que como esta muerte eran tan voluntaria, que aún después de
haberse ofrecido ante los magistrados, podía conmutarla en otro servicio, como algún sacrifi-
cio ganado, hacía junto al sepulcro, y presentes algunos magistrados, la conmutación de su
muerte , dando la razón y causas bastantes della, las cuales se recibían públicamente, y él ofre-
cía entonces por sí tantas cabezas de ganado, ropa y otras cosas, y tantas ovejas por BU
mujer, y tantos corderos por sus hijos; y porque este ganado había de morir por los hombres,
llamánbanlos no solamente runa, hombres, huarmi, mu jeres, huahua, niños, pero Jos nombres pro-
pios dellos se los ponían a los carneros, llamando al carnero QUispi, y a la oveja Chumpu, y
bE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 129
al cordero Pasna. Hacían el sacrificio muy solemne, y esto acabado, hacía n u n gran convite , por·
que habían satisfecho con el mue rto y ellos escapaban con la vida, Esta manera de conmuta-
ción fu é tan usada entre piruanCls, que a:::ontecía las má~ veces no morir n inguno e n muer-
tes de príncipes y señ ores , sino qanado en su lugar. Y con la muerte de Huayna Capac em-
perador (que murió en Q uito), no murieron diez caballos, sino ganado que llegó al número de
mili fueron muchos los que se ofrecieron e hicieron esta conmut ación, y el ganado quedó seña -
lado en las historias con título y nombre de hombres , como ya apuntamos e sto de Huayna Ca-
pac arriba. Y vése esto ser así verdad, lo primero, por ·que en todos los sepulcros y huacas que
deshicieron los españoles en dive rsas partes del reino;- para sacar el tesoro n o hallaron en los
aposentos donde los señores estaban encerrados indio ninguno enterrado, sino sólo la ropa y
ios tesoros; y así hallaron algunos güesos y calaveras de muertos, no fueron de indios de que
se mataron en aquella superstición, sino por muerte de enfermedad o peste, pues estaban fue-
ra de las huacas y no tenían señal ninguna de las que a los tales se mandaban pone r. Lo s e-
gundo por que aquella conmutación de muerte a sacrificios de animales y de ofr e ndas, era
e ntre ellos tenida por muy bastante, y así pasaban ¡os reyes con ella mejor que si hubiera
muertos, que causaban horror y más llanto y lástima.
La tercera manera de ofrece rse al bando era, obligarse a acudir siempre en ciertos tiem-
pos a ofrecer comida y bebida a l difunto, de:Tamándola en el seculcro, y a servir de ministro
y por esto había mucha gente que a cud ía a los sepulcros, no sólo de reyes y señores, pe ro
de particulares,
. Estos sepulcros o huacas estuvieron mucho tiempo patentes, excepto los a posentos donde
estaban los difuntos y los tesoros, q ue tenían tapiado las p uertas y vent anas, empero los
atrios, portales, salas y otras piezas esta ban abiertas , para que entrasen a roga r a los dioses
por aquellos difuntos y a guardarlos por las tandas y tareas; porque fué grande la vigilancia
que tuvieron acerca de honra r y guarda r y conservas a sus difuntos. Y la principal razón
de sto es, como principalmente los ingas y sus amau tas ( qu e as í se llamaban sus sabios )
tuvieron por opinión que habían de volver la s á nimas a sus cuerpos e n cie : to ¡¡empo 1 resuci·
tar, añadieron que esto no tendría efecto ninguno, sino e s que los cuerpos es tuviesen guarda-
dos incorruptos sin que les faltase nada, a los menos h ueso, ya que la carne se consumiese;
por lo cual pusieron excesivo cuidado en enterar a sus difuntos embalsamados, o embetunados
con cierta confección que , a falta de bálsamo conserva mucho la carne para que se conserve
y Polo toca esto de la resurrección , cuando d ice, que los piruanos creen que sus reyes y se-
ñores ya difuntos han de volver a esta vida, puesto que en otra pa rte niega lo de la resurrec-
ción, etc.
Después que sucedieron ciertas guerras crueles y alguna s inundaciones de agua, dieron en
cerrar los sepulcros, no sólo puertas y ventanas, pero echando tierra e ncima, y haciendo túmulos
y terraplenes como cerros sobre ellos. Quedaron e mpero algunos para más memoria, pero co-
mo se supo en todo el reino que habían e ntrado los e spañoles en la tierra con mano armada ,
robando, matando, deshaciendo templos y ora torios, saqueando pueblos y que todo su corazón
era plata y oro acordaron de tapar y esconder todos los sepulcros, y los tesoros que no p ud ieron
esconder, los echaron en la mar o laguna.
Por las pa la bras de las oruciones 'lue hacían los pirua nos gentiles, se ve q ue no a dora -
ban a los difuntos, aunque luesen cuerpos de reyes, ni a cosa que hubiese en aquellos sepul-
cros, llamados Huacas , ni creyeron q ue a llí en los difuntos había alguna divinidad o virtud del
cielo, pues roga ban y pedían primeramente a l gran llla Tecce, que mirase muy bien por el
ta l difunto y no permitiese que su cuerpo se corrompiese y se perdiese a cá e n la tierra, n i
que su ánima anduv iere a llá vaga y peregrina, s'ne que la recogiese y pusiese el e n a lgún lugar
de contento, y recibiese aquella olrenda o sacrificio que ofrecía por el ta l difun to, y mandase
que se lo diesen para que gozase de lo sacrificado. Y desp ués pedían a los dioses que inter-
cediese por el que oraba y por el difunto, pa ra que el gran Illa Tecce VirCJCocha concediese\
tod o 'lo que se le pedía (l 7a). (
130 P. E R U INDIGENA
En lo que dice Polo que hubo ingas que qUIsieron ser adorados como dioses, y que lo man-
daron así guardar, es cosa clara que fué coniectura suya (18), porque de los indios, antiguos
y de los modernos ni de sus historias y memorias, no se puede sacar tal cosa, sino lo contrario
como parece por una diputa muy larga que tuvo Amaro Toco, amauta, en el Cusco (19), en
tiempo de los ingas, en que prueba que ningún hombre nacido de hombre y de mujer puede
ser Dios, porque si este hombre lo puede ser, también todos los demás hombres, y así habría
confusión de dioses sin ser necesarios para nadie. Y esta disputa agradó mucho al inga que
entonces vivía, y por causa de ello hizo ley que ninguno adorase a hombre terreno mortal ni
en vida ni en muerte, so pena de la vida, y so la misma pena ninguno osase tratar desto; y
que si algún rey, engañado de la soberbia, dijese de si que era Dios o se mandase adorar a si
o a su estátua, que por el mismo caso fuese indigno del reino y le pudiesen privar.
Esta ley precedió mucho tiempo atrás a Huayna Cópac (20), de quien dice Polo en par-
ticular que quería hacerse dios; Y la verdad es que éste era el más puntual en hacer guar_
dar las leyes de sus antecesores, y no sólo no trató acerca deste punto de hacerse adorar, más
aún confirmó y estableció de nuevo aquella ley, la cual se repitió después en tiempo de su hijo
el rey Atahuallpa, en una junta que hizo en Cassamarca, a manera de Cortes.
Bien es verdad que algunos ingas hicieron estáh.:as, llamándolas Huaoque, hermanos, y
las señalaron sacrificios, ministros y renta; más no eran las estátuas suyas de su nombre y
representantes de su persona, sino del dios que tenía particular la familia, o nación, o casa
de donde procedía, o de algún dios particular que él inmaginaba le había sido favorable y pio
( que eso quiere decir Huaque en talo tal cosa; y vése esto ser así, porque cuando después
de la muerte del ta l inga traían su estátua en prOCesión por alguna necesidad de la famili~,
no hablaban con el inga difunto, sino primeramente con el llla Tecce , y luego con aquel dios
particular, poniéndole por intercesor; y rogaban al uno y al otro por el inga difunto.
MINISTROS MAYORES.
Tres diferencias había en la gran Pirua de ministros de los ídolos y templos y sacrificios.
La primera, de los que atendían a la inteligencia de las cosas de su falsa religión, que
eran maestros de las ceremonias y ritos que habían de usar. Estos enseñaban al pueblo el nú-
mero de los dioses y de sus ídolos y estátuas y declaraban las leyes y estatutos que acerca
de su religión habían hecho, o los reyes, o la república, o el ministro mayor, que era como
pontífice máximo; promulgaban las que de nuevo se hacían, y a ellos pertenecía la interpre_
tación dellas y la declaración de todas las dudas que ocurrían, así de los demás ministros
como del pueblo.
De e ntre estos se elegían ciertos jueces para que conociesen todos los delitos y males, ex-
cesos y descuidos que contra su falsa religión se cometiesen, los cuales tenían uno como pre,
sidente los que gobernaba. De entre estos se elegía el gran ViIahoma, que era como pontífice
máximo entre ellos, que en los tiempos antiguos tenía jurisdicción sobre los reyes, aún que des-
pués de Topa Inca Yupanqui dieron una baja muy grande él y los demás ministros, no sólo on
la autoridad y poder, sino también en el linaje y rentas , por las causas que abajo diremos .
El gran Vilahoma era como supremo árbitro y juez en los casos de su religión y de los
templos, a quien reconocían y reverenciaban los reyes y señores y todos los del pueblo y los
mjnistros. Su vida era como religiosa de mucha a bstinencia; jamás comía carne, sino hierbas y
raíces, acompañadas de su manera de pan de maíz; su casa era en el campo, y muy pocas
veces en poblado; su hablar poco; vestido común, llano, de lana , pero muy honesto, hasta los
tobillos, a manera de loba, y e ncima una manta muy larga o parda o negra, o morada; no be-
bía de su vino, sino siempre agua. El vivir en el campo era por contemplar y meditar más li-
bremente en las estrellas, que tenía por sus dioses, y en las cosas de su religión. Las fiestas
más principales acudía a los templos del gran llla Tecce, o del sol o de Pirua; y para poner en
incienso o hacer sacrificio o ofrenda, se vestía desta manera: una gran tiara en la cabeza, que
era a manera de capirote o papahigo, desta suerte:
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL i31
(
13~ P ER U INDIGENA
que llamaban Vila Chuco; sobre este pon ía la más de la armazón como era una patena de oro
hecha a manera de sol, y e ncima una gran disdema y abajo de la barba una media luna de
oro, y por extremo plumas largas de papag ayos grandes, que llaman guacamayas o este modo:
todo cubierto de chapas de oro y de pedrería; y lIamébase toda la tiara Huampar chucu. Luego se
sequía una como loba o túnica sin mangas, hasta el suelo, suelta, sin cinto, y encima un huapiJ,
que es como una sobrepelliz sin mangas, hasta la rodilla, de lana blanca, con sus flecos y ra ·
pacejos de lana colo:ada, y todo el huapil sE'mbrado de chapas de oro y de alguna pedrería;
en lugar de mangas eran braceletes y axorcas de oro y piedras preciosas, y su calzado de
lana fina. Acaba do el sacriEcio (\ incienso, se quitab-:¡ las ves timentas q 'Jedaba con su hábi-
to común. No podía ser casado n i tener mujer ninguna sospechosa consigo; guardaba continen-
cia toda la vida, por cuanto la elección del oficio era para ioda la vida. Te n ía rentas copiosas
e n todas jas provincias del reino, y repartíalas por los pobres, e n especial ciegos, cojos, vfu-
das, hu érfanos y ¿l no tomaba más de lo preciso para s u sustento y para el decoro de su ofi-
cío. Este elegía les vica~ios qUE' hab ía en ca da provincia, a mpliándoles o limitándoles la juris·
dicción. Este confirmaba la elección de los jueces y presidentes que arriba dijimos, para nego-
cios de su religión. Ha bía de ser amauta, sabio y de ilustre linaje, que fuese libre de pecho
por tadas partes; y e ntendiemb cuaiquiera falta cerca dez to, era la e!ección nula; empero ~i
fuese gran amauta y varón de mucho ser, disimulábase en lo del linaje, con tal que tuviese
alguna parte de ilustre por pa l te de su padre. Prove ía de ciertos tiempos visitadores a tod os
los ministros de los ídolos y templos y santuarios, sin exceptuar a ningun o. Otros visitadores
distintos e nviaba para qu e v isilasen los monas terios de peronas que vivían como religiosos,
as í varones como mujeres, de que había gran número en el Cusco y en todo el reino. Otros
visitadores criaba distintos de los otros pOla el pueblo, para que examinasen y castigasen los
excesos o defedos y culpas que se había hecho contra su falsa religión y contra sus dioses
Otra diligencia hacía más terrible, para que visitas tuviesen más electo, y es, que e nviaba se-
cretamente a lguna persona o personas de quie n él se liaba, para que viesen cómo hacían los
visitadores sus oficios, si recibían cohechos, si robaban el pueblo o hacían otros males; y en
hallando alago desto, era acerbísimo castigo que les daba, privándoles de oficio perpÉltuamen-
te ycondenándoles a las minas o a que sirviese de barrer y traer leña en los templos.
Una cosa ha admirado grandemente, porque de ninguna gentilidad antigua n i moderna
se escribe tal cosa, y es, que este Vilahom a eleg ía y seña laba confesores, para que así e n el
Cusco como en todas las demás provincias y pueblos , confes asen secce:amen te a iodas jas per-
sonas, hombres y mu;eres, oyendo sus pecados y dándoles penitencias por ellos. Mandábales
que hiciese secreto en todo lo q ue hubiesen oído, so pena de la vida. Ampliaba o limitaba
la potestad de los confesores y reservaba así a sus vicarios algunos casos. Los confesores de
las vírgenes que estaban encerradas en el templo, habían de ser enuchos o hombres que no-
biesen prome tido castidad perpétua, y ordinariamente eran viejos ancianos. No se podía reci-
bir ni adorar dios nuevo sin el decreto de éste. El señalaba los historiadores del reino para
que asentase n en sus memorias todos los hechos del Vilahoma y de los sacerdotes, y d e
los reyes y señores, y ponía quien examinase las historias así hechas, para que fuesen
ciertas y verdaderas. Templos nuevos no se podían hacer sin su licenc ia y sin la renta
que conviene para el ornato. Cuando moría, se juntaba todo el p ueblo y lo lamentaba un
día entero y embalsamándolo, lo e nterraban con mucha pompa en alguna sierra alta; y lue-
go después de e n terrado, los sacerdotes y ministros mayores de todas las diferencias, y los
que asistían por el rey, y les procuradores dd p:.teblo donde mería y del reino y los amau-
tas, no todos , sino los señalades por el que ten ía cmgo, se juntaban e n el templo y allí
elegían el Vilahoma que había de ser. No faltaban pretensiones y competencias, y otras
veces se hacía la elección sin ruido. con mucha paz. Luego como salía la voz del electo,
tocaban todas sus trompetas y bocinas y otros inst rumentos que servían a los sacrificios, y
en aquel mismo día lo coronaban en un templo, pcniéndole el Huamparchucu, o mitra, y sus
vestimentas, y haciendo diversos sacrificios; y luego le daban la obediencia los reyes y rey-
nas y los demás prínCipes y caciques y señores, y todos los demás ministros le venían a be-
DE NUESTRO PATRIMONIO bOCUMENT AL 133
sar la mano derecha, y llevábanlo a la casa; y él prometía de nuevo segunda vez perpétua
castidad y continencia, y en lo demás pasaba como ya queda dicho.
De aquella primera diferencia de ministros salían los que habían de ser como prelados
en los pueblos y provincias, y los vicarios y visitadores, porque los prelados eran como
obispos, y eran pocos, porque apenas había en todo el reino diez. En el Collao, uno; en
los Collasuyos, airo; en los contisuyos, otro; en Chincha, otro; en Huaylas, otro; en Cassa-
marca la mayor, otro; en Ayahuaca, otro; En Quito, otro; y para los Muchicas, otro, cuyo
asiento era en la huaca grande que está en Trujillo, que los naturales llaman Chimo. De
manera que por todos eran nueve, y entrellos estaban repartidas todas las provincias, te-
niendo cada uno ya conocido su territorio. Dicen algunos que en los Canas y Chachis, jun-
to al Cusco, había otro Villca (que así se llamaban estos como prelados), y si ello es así,
fueron diez; y todos reconocían al gran Vilahorna. y aunque hobiesen sido electos y pues-
tos por el Vilahorna antecesor, todavía pedían confirmación y nueva potestad del nueva-
mente eleclo. Eslos ponían los demás ministros menores para el sacrificio. Estos, al tiempo
de su elección y confirmación de su oficio, prometían, en las manos del gran Vilahoma, con-
tinencia y castidad perpétua hasta la muerte (porque el oficio duraba toda la vida). Esta
promesa ya la tenían hecha de antes, cuando les hicieron ministros y sacerdotes de los ído-
los, más entonces la ratificaban de nue v o con más solemnidad, y juntamente prometían obe-
diencia al Vilahorna presente ' o venidero.
De aquí se saca que todos los Ministros y sacerdotes de esta primera diferencia, osi
mayores como menores, no eran casados ni se podían casar según sus leyes, y si eran co·
gidos en adulterio o estupro, pasaban por el rigor de la ley sin remedio, que era muerte cor-
poral violenta y muy áspera; y si e ran cogidos haber caído con mujeres no casadas ni don-
cellas, privábanlos de oficio por tanto tiempo por la primera vez, y por la tercera vez para
toda la vida. Vivían en cláusula corno luego diremos, cuando trataremos de religiosos. Los
sacerdotes que eran después de los vilcas, se decían vanavillcas.
ADIVINOS
La segunda diferencia de ministros eran los que servía n de adivinar Jos casos venide-
ros, o los presentes pero muy remotos del lugar d onde esta ban, que comunmente se llama-
ban hualuc, esto es, adivino; en estos entraban los agoreros y los que recibían el oráculo
en el templo. Estos eran célibes, que n o se podían casar en ningún tiempo, a lo menos
mientras les durase el oficio. Andaban vestidos de pardo; no podían comer carne sino cier-
tos días del año en fiestas solemnes; comían yerbas y raíces y grano de maíz; ~staban ca-
si siempre en los alrios de los templos. Las adivinaciones que hacían era o por el vuelo de
las aves o por las intestinas de los sacrificios, o por suertes que echaban o por contempla-
ción de las estrellas y de sus constelaciones, o por las respuestas que daban los oráculos;
porque ellos tenían pacto con el Demonio, el cual les respondía, no por medio de todos los
ídolos, sino por algunos pocos más señalados, porque así le reverenciasen mas. Tal fué
el oráculo del Mullipampa en Quito, y de Pacasmayo en los valles de Trujillo, y de Rímac
en Lima, y el de Pachacamac, y el de Titicaca, u, como otros llaman, Inti caca, en la Pro·
vincia del Collao. Al tiempo de oir el oráculo, se tomaba el tal ministro de un furor dia-
bólico que ellos decían utirayay, y después declaraba al pueblo lo que el oráculo le había
dicho. Estos tales ministros se llamaban propiamente hualuc; más los que hacían agüeros
por el vuelo de las aves, o por las intestinas de animales, que o ellos o otros mataban,
lla.m ábansen humurpa; no era su oficio matar ni abrir los animales, sino de otros minis-
tros, porque ellos no hacían mas que mirar las intestinas y sangre, y la postura de ellas, y
por ahí adivinar y deci r sus agüeros malos o bU6nos. De entre estos mini~tro s se elegían
los que habían de ser ichuris, esto es, confesores, para oir los pecados de cada uno del
pueblo, y para esto habían de ser tan inslructos en las cosas de sus oioses y de su reli-
gión, como los de la primera t iferencia, porque de otra ~lOnera no p od ían usar de ese oficio.
134 PERU INDIGENA
y para ello habían examinadores, es a saber, cuatro amautas sabios con un hatun villca,
que era como prelado o obispo. Examinábanlos primero en el número de sus dioses, y los
ritos y ceremonias, y las leyes que habían establecido, así los viJahornas, como los reyes
ingas, y la declaración dellas, y las diferencias de pecados y las penitencias que se habían
de dar por cada uno; de manera, que cuando los hallaban diestros en todas estas cosas,
los señalaban por confesores, reservando algunos pecados al gran ViJahorna.
La manera de confesarse era junto a un río , y el confesor cogía con la mano un gran
manojo de heno o esparto y lo tenía en la mano derecha, y en la izquierda una piedra pe-
queña dura atada a un cordel o encajada en el hueco hechizo de algún palo manual, y sen-
tado, llamaba al penitente, el cual venía temblando y se postraba ante él de pechos, y el
confesor le mandaba levantarse y sentarse: exhortándole a que dijese la verdad y no es-
condiese nada, porque él como adivino ya sabía poco más o menos lo que podía haber hecho.
Con esto no osaba el penitente esconder cosas. La confesión había de ser auricular se-
creta, y el icJlUri o confesor guardaba el secreto natural grandemente, porque si se le pro-
baba que había descubierto pacados de alguno que hubiese sido su penitente y los había
oído en confesión, moría por ello sin remedio. Los pecados que confesaban eran estos: ha-
ber adorado otros dios fuera da los que tenía recibidos por toda la república; decir mal de
algún dios; execrar o echar maldiciones asi mismo o a otra persona (porque juramentos acer-
torios, como juro a Dios, vive Dios, voto a Dios o otros semejantes, nunca los usaron ni su-
pieron qué cosa era); echar alguna maldición contra sí con mentira ante el juez, como " la
tierra me trague", "el rayo me parta", etc. (porque esta era la manera de jurar que te-
nían en sus pleitos ante sus jueces); no celebrar sus fiestas; no acudir a los sacrificios cuan-
do eran obligados; defraudar del sacrificio las ofrendas o animales que tenían obligación de
traer; deshonrar de palabra a su padre y madre, a sus abuelos y tíos; no obedecerlos; no
socorrerlos en sus necesidades; no obedecer a los mandamientos del Vilahorna, o del Ha-
tun Villca, o deshonrarles a ellos y a los otros ministros menores; no obedecer al rey; tratar
de algún motín contra él, o decir mal y murmurar dél (lo del motín era caso reservado al
Vilahorna, y también el adorar otro dios fuera de los que tenían, o decir mal de algún dios
eran casos reservados); matar un niño o hombre adulto fuera de la guerra justa; matar al juez
a alguno por vengarse; ser causa de aborto, en especial si la mujer había tres meses que
hobiese concebido; cometer estupro con cualquiera virgen (y este era caso reservado al
Hatun villca); o sacrilegio y estupro junto con alguna virgen vestal (y este era también
reservado al ViJahorna); cometer adulterio con mujer casada, o el casado con cualquiera
mujer; forzar a alguna mujer, aunque fuese ramera; cometer fornicación con mujeres solte.
ras, viudas y mundanas; cometer el nefasto con hombre o bestia; hurtar valor de una fa-
nega de maiz o de papas, que son turmas de tierra; saltear en los caminos, saquear en la
guerra sin licencia de su capitán; murmurar pesadamente; mentir con perjuicio; hber tenido
ocio algun tiempo del año; y el no haber acudido a sus oficios o tandas.
Estos son los pecados que confesaban, y aunque a algunos rudos no trataban de sus
deseos malos, o por no conocerlos, o porque no se los intimaban, con todo, los bien instruí-
dos si declaraban, como son odio y aborrecimiento, intención de hacer algún motín, o mos-
trar algÚn deseo de pecar con alguna virgen o casada o mujer común, y más si los deseos
eran de pecar con la reina o princesa o alguna dama de la reina, que se llamaban ñustas, o
con alguna virgen vestal; también declaraban los deseos e intenciones de hurtar. Y así, lo
que dicen algunos que no declaraban los pecados intEriores, entiéndase de los rudos o de
los muchachos q'l& no sabían, pero los indios instruídos sí declaraban.
Acabado de decir el penitente, si vía el confesor que había descubierto todo su pecho,
no curaba de sacarle más, sino que le exhortaba a la enmienda yola adoración de sus
dioses, yola obediencia del gran Vilahoma o del ingo; y fuese pobre o rico, una misma
penitencia le daba confo: me a los pecados que había oído. Y en lo que dice Polo que a
los pobres les daba muy ósperaz penitencias, porque eran pcbres, háse de entender que n o
lo hacían de codicia, pues el mismo confiesa en muchos lugares, que estaban muy a jenos
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 135
della; ni tampoco por acepción de personas, pues con igual cuidado acudían a los unos y
a los otros. La razón era, porque el rico y poderoso podía en poblado satisfacer, con res-
tituir lo mal llevado, con dar a los templos, a los ciegos, cojos, mudos, tullidos, huérfanos lo
que les mandaba por penitencia, y que enviarlos al desierto sería grande n ota, porque ha-
rían larga ausencia y ún falta en el pueblo, y luego echarían de ver que habían hecho
gravísimo s pecados; pues tal penitencia les daban; con todo, si algún rico o poderoso quería
irse al monte a hacerla con ayunos y soledad, bien la podía hacer y la hacía. Cerca de los
pobres y plebeyos, como eran tan innumerablQs, no había nota ninguna en que se les diese
por penitencia ir al desierto y estarse allí tanto tiempo, pues lo uno era ya muy recibido y
lo otro no había nota, y en fin, no podíq él satisfacer en p.:Jblado, pues no tenía hacienda. La
soledad del monte o yermo no era tan grande que no hubiese en él muchos miles de indios
que de su voluntad hacían allí penitencia asperísima, comiendo raíces y bebiendo agua; y
muchos hacían esto toda la vida a modo de anacoretas. Y así no era pesado a los peniten-
tes ir a hacer su penitencia, pues forzoso habían de comunicar con éstos.
Dada la penitencia y ciertos golpes blandos con una piedra pequeña en las espalda~. e.-
cupían los dos en el manojo de heno o esparto, aunque el penitente escupía primero, y el
confesor decía ciertas oraciones hablando con sus dioses y maldiciendo los pecados, y echa-
ban el manojo al río, y pedían a los dioses que lo llevasen al abismo y allí lo escondieran
para siempre.
Si vía el confesor que el penitente no descubría tedo su pecho, o tenía sospechas dello,
luego hacía allí un sacrificio de un cuy, que es como conejuelo o como ratón muy grande, o
de otro animal o sabandija cualquiera, y abierto el animal , y haciendo sus conjuros y h echi-
cerías, decía que adivinaba que aquel le escendía pecados, y dándole con la piedra, le ha-
cía descubrir todo lo que tenía, y en todo le demás hacía lo que queda dicho.
El inga y el Vilahoma no se confesaban de ordinario con nadie sino que el inga se iba
al río o a algún arroyo, con su manojo nuevo de heno o esparto, y allí hablaba con el sol
y le pedía le perdonase sus culpas, que el se enmendaría, y que mandase que aquel río o
arroyo los llevase en aquel manojo al a bismo; y dicho ésto, escupía en el manojo y lo arro-
jaba a la agua, y así acababa la confesión. Y es falso que entonces hubiese lavatorio (21)
llamado opacuna ni menos lavatorios que se pudiesen comparar con los de los moros llama-
dos quadoi; porque como Polo a cada cosa echaba sus coniecturas, parecióle que también
en esta obra habría lavatorios, y que serían muy semejantes a los de los árabes, y lo que
imaginó lo puso por historia. De manera que ni el inga ni los particulares usaban en sus
confesiones de lavatorios, sino que en ésto imitaban al Vilahoma.
El cual se confesaba con el gran I11a Tecce en su templo, teniendo en las ' manos un ma-
nojo de heno, de flores y de algunas yerbas adoríferas, y escupiendo en el manojo, los sacri-
ficaba o echaba en el fuego y pedía que el humo llevase sus pecados; y tomaba las ceni-
zas, y llevadas al río o arroyo y dichas sus oraciones, las echaba en el agua para que se
hundiesen; mas no se levantaba ni hacía el opacuna, y volvía a su casa. Todavía se sabe
que algunas veces se confesaban los ingas y aun los Vilahomas con algunos ministros prin-
Cipales que eran tenidos por confesores suyos, y tenían renta y mucha autoridad por ello.
Dichos se ha de los ichuris confesores que eran principalmente huatuc, adivinos; y habían
de ser hombres y no mujeres, a lo menos en el Cuzco y entre los Chinchaysuyos, y aún entre
los Collas. Después, con la baja que dieron los ministros y con el desorden, se trazó que
mujeres, confesasen mujeres y a varones, varones; pero esto no se guardó sino entre algunos
Collas.
SACRIFICIOS
Humu.- La tercera diferencia de ministros era de " los que llamamos humu, hechicero,
nacac carniceros o degol!adores de animales para el sacrificio.
Estos eran como siervos y ministros de los de la primera y seguooq diferencia. Su oficio
principal era aderezar lo templos, limpiarlos y proveer de todo lo necesario para los sacri-
136 PE R U INDIGENA
licios: leña, flores, ramos, animales, ropa, coca, cebo, conchas, pan, vino, mieses, frutas, ollas
asadores, platos, tazas de oro y de plata. Ellos mataban la res, la degollaban, abrían y ob-
servaban, para ver lo que decían y adivinaban por las entrañas y asadura, y conforme a esto,
lavaban la carne tantas o tantas veces, la asaban o cosían, o hacían lo que acerca dello es-
taba determinado. Si sacrificaban carne con sangre, se decían harpay; si carne sin sangre, has·
payo si oblaciones, como p an y mieses, cocuy.
Al tiempo del sacrificio cantaban los cantores muchos cantares, teñían trompetas, fístulas, y
bocinas hechas de caracoles grandes, y cornetas . Cuando era menester hacer sus procesiones,
llamadas huocáyl1a o tomarii, salían acompañados de los demás ministros , así yana villcas
como huatus, y esto de la tercera dife rencia llevaban las andas donde iba el ídolo. Mante-
níanse los unos y los otros de las carnes del sacrificio y de las ofrendas. Estos humus o laicas
si eran de los que tocaban el sacrificio, no podían ser casados mientras tenían el oficio; y s i
después de dejado o quitado el oficio se casaban, no podían tornar a hacer sacrificios. Los
demás que servían de guardar los templos, barrerlos y acarrear lo necesario, eran casados
y sus mujeres regaban y barrían comunmente e hilaban para lo que se había de tejer para
el templo. Los ministros que guardaban los santuarios o cueus, que eran de manera de her-
mitas, y los computistas del año, que moraban en los altos para observar las sombras del
sol y las estrellas, todos eran casados. Todos estos ministros, osi mayores como menores,
fuera de lo que caía de los sacrificios y ofre ndas, tenían rentas señaladas en tierras y en te-
lares de ropa.
Todos eran exemptos de pechos y tributos y de la jurisdicción real; y si caían en neg o·
cio de crimen lesae magestatis, el gran Vilahoma o algún hatun villca, les privaba de oficio
y de hacienda y los hechaba a las minas, que entonces era esto gravísima pena, como las
galeras; aunque si el caso era tal y tan atroce, a penosos tormentos les quitaban las vidas,
o los entregaban a los ministros del rey.
Los ministros meyores siempre venían por vía de elección y suficiencia; los de la segunda
y tercera diferencie alcanzaban los oficios por una de tres vías: o por vía de herencia, o p or
vía de elección, o por haber nacido con alguna señal singular y rara, no usada en los de-
más hombres, COIT!O es tener seis dedos en las manos, brazos mas largos de lo ordinario, o
¡ haber nacido en el mism o tiempo que cayó cerca de aquel lugar algún rayo o haber nacido
de pies, o otras señales; aunque lo de la herencia quitólo la misma república con su rey.
Fueron en los tiempos antiguos todos estos ministros de grande autoridad y reverencia en-
tre los piruanos, as í porque eran ricos y poderosos, como porque eran nobles y muy empü·
rentados; más, en tiempo de Viracocha Jnga, fueron muchos destos ministros causa principal
para que se amotinase y revelase el pueblo y particularmente Hanta Huayl1a con los Chino
chas, de donde resultaron grandes guerras y casi perderse el reino; por lo cual, Tito Yupan·
qui hijo heredero del rey, tomó la demanda y venció a sus enemigos, y prendió grande suma
de sacerdotes de ídolos y los trajo al Cuzco, y t~i"..Infand o dellos, los privó de sus oficios par'!
siempre. Y después que vino a ser rey absoluto, hizo nuevo modo de sacerdotes y min·i stros,
mandando que siempre fu esen de la gente plebeya y pobres, y que en cosa de traiciones y
rebeliones fuese subiectos a la pena de la ley, que es padece: muerte cruel; de lo cual hizo
ley mudando el modo de los ministros y su vivir y sacrificios de tal manera, que lo llaman
Pachacutec, que quiere decir reformador del mundo, y es el noveno deste nombre. Después
Topa Inga Yupanqui. su hi jo, renovó esa ley, y aún permitió q ue etiam mujeres sirviesen de
ayudar los sacrificios, y que las mujeres confesoras confesasen a las muieres. Desde este
tiempo comenzaron las mujeres de Colla suyo a usar de este oficio y a mirar las entrañas de
los animalejos que habrían , y a hacer otras hechicerías; porque, antes de estos dos reyes,
nunca se permitió que mujeres casadas, o solteras o viudas, usasen destos oficios exeptas las
vírgenes vestales, de las cuales diremos luego.
También tocó el ramalazo de la ley, en su ' parte, al gran Vilahoma que entonces vivía,
porque con la ocasión de las guerras y del saco que hicieron los soldados, perdió mucho d e
sus tierras y rentas; y lo mismo fué de los hatun villcas y de los yana villcas.
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 137
. En lo que toca a la obediencia que estos ministroc, así anaguos como modernos , tenían
a sus mayores , no hay que tratar ni encarecer, pues de ninguna gentilidad se lee que fuese
tan subiecta y obediente a los que mandaban y gobernaban, como la piruana. Y así entre
muchos religiosos, para significar la obed iencia perfecta y pronta, se usa este proverbio:
"obediencia de indio". Tenían sus decuri ones a quienes inmediatamente obedecían, y éstos sus
quíncuagenarios y centuriones, y éstos sus pen te y chiJiarchas, que eran como p ara quinien-
tos uno, y para mil un superior llamado millenario. Había tanta puntualidad, que era pa ra
admirar, y no se consentía un punto de ociosidad. Los min istros que eran casados iban a sus
casas los días que n o les cabía oficio; los que n o eran casados y habían prometido con ti-
nencia perpe tua , siemp:e se estaban en los templos y dormían en un barrio que estuviese
junto a l templo que les cabía, sin mezcla de otras gentes.
RELIGIOSOS INDIOS
La demasiada solicitud de buscar oro y plata con que e n traron los e spañoles en el Pirú,
fué parte para que ni aún a los principios ni en los años venideros se pudiese saber muchas
cosas antiguas de la religión falsa de los piruanos; ayudaron mucho a esto las guerras civi-
les que por más de treinta años tuvieron los españoles e ntre sí unos con otros, instigados d esa
solicitud y codicia; y si supieron algo, no fué porque lo quisieron saber, sino porque buscan-
do tesoros, entierros sepulcros donde hubiese oro y plata, y teniendo noticias de algunos, pre-
guntaron quién y cómo lo puso allí. con todo lo demás que consecutivamente se podía sabe r
para sacar, si había , más tesoros . Y este fué el fin principal porque Polo descubrió los sepul-
cros de los reyes y grandes señores del Cuzco, porque e n tendió e ntonces que enchiría los se-
nos de riquezas, y con esa ocasión inquirió de los ministros y vie jos muchas cosas de la
que vemos en sus libros y papeles, como, de los Vilahornas, de los templos, de las estatuas,
de las mon jas aclJas, para ve: si queda algún rastro de d onde pudiese saber si había más
plata y oro y más riquezas y comodidades; y todo lo que n o olía a esto, nunca curó de sa-
berlo ni preguntarlo, como fué de los indios y religioses que hubo e n el Pirú, que por vi
v ir é s tos como vivían en los yermos, no pudo Polo tener noticia dellos, ni aún imaginar
que tal género de vida hubieEe . Lo de las acllas v Í,,;e nes sí , porque estaban en poblados
y e ran como tesoreras de las riquezas y tesares que había en los templos del sol; y esto
era lo que él con los d emás b uscaban.
As í es q ue había en el Pirú d os maneras de religiosos; unos que servían al gran llla
Tecce Viracocha el cual confesaban ser el criador del universo, y del sol, y de la luna , y d e
las e strellas, y de los h ombres .
Vivían estos al principio cuando trataban de ser huancaquilli o usca'fiIJullu (que este Na
el nombre que te n ían ) e n congregación, para deprender todo lo q ue era menester, y estaban
como en un noviciado, que ellos llamaban huamac, y al mismo novicio también llamaban
así. Su ocupación era, primeramente, rogar al gran 111a Tecce y a los demás dioses por el
rey, por el pueblo, por el reino, por los ministros y por todas las necesidades y vivían de las
renta s comunes que te n ía la casa donde habitaban . Tenían mil lavatorios, sacábanse sangre
de ~ venas con pedernales muy a gudos, ayunaban muchos d ías de! año y aún ',e n Ían GU
m o de Cuaresma. El modo de ayunar e ra comer raíces y h ierbas y grano de maíz y abs-
tenerse de ca rne, d e pescado, grosura , pimienta y otras cosas q ue pareciesen tirar a regalo .
Obedecían a uno que les mandaba, y n o podían casarse después q ue se determinaban ser-
vir a sus dioses en esta vida; prometían obedecer al gran ViJahoma y a sus vicarios y ser
obedie nte a sus mayores, y leales a sus reyes, y d e nunca tocar mujer e n su vida. Muchos
des tos se ofrecían d esde muchachos y dura ban, no sólo en continencia hasta la vejez , p e ro
e n Virginidad. Andaban macilentos, vestidos de pardo o de negro, con las mantas muy lar-
gas y los ca bellos cortados hasta las orejas como melenas; no bebían vino; cuando estaban
e n poblado, andaban d e dos en dos o de tres en tres, no a la par, como relig iosos, sino uno
e n pos de otro. Muchos de es! 's y los más eran eunuch os , que ellos dicen corasca, que o
138 P E R U INDIGENA
ellos mismo se castraban, en reverencia a sus dioses, o los castraban otros cuando eran mu-
chachos, para que sirviesen de esta manera de vivir. Cuando salían por las calles y plazas
llevaban tras sí toda la gente, que los tenían por santos, y ellos con soberbia farisáica, ora-
ban públicamente por el in<;¡a y por el pueblo, para que los estimasen; dánbanse con pie-
dras, prostrábanse; aparecíaseles muchas veces el Demonio en diversas figuras de hombres
y de animales, y persuadíales mil desatinos, hasta hace,.rse sangre con lancetas, con pederna-
les, y hasta matarse a sí mismo o despeñarse_
Cuando estos parecían ya estar firmes en su propósito y aprovechados en el modo de
vivir y en las penitencias, íbanse con licencia de su Tocrico, que era como prelado suyo, al
monte, o yermo a vivir en soledad y penitencia estrecha, y allí demás del tito y huñicui, que
son castidad y obediencia, que habían prometido añadían otra promesa de uscacuy, mendi-
guez o pobreza, o villulluy, miseria y desprecio de pobre mendigo y guardaban estas dos co-
sas puntualmente _ De aquí es que había muchos des tos solitarios en los montes y quebradas
muy apartadas de los caminos. El pueblo llamaba a estos comunmente huancaquilli, ésto es
desheredados y desechados de todas las riquezas, y desterrados; y aún tiempo hubo en que
se iban los viejos hechiceros a tener otra tal soledad en los montes.
Allí contemplaban al sol, la luna y las estrellas, y las adoraban casi sin cesar; no ca-
recían de sus idolillos; los montes, las cuencas de los ríos, las peñas, les servían de templos,
de oratorios y santuarios. ¿Quién duda sino que allí se les aparecía el Demonio más veces
que no en poblado? Que cuidado tiene el Demonio de que el idólatra y el sacerdote de los
ídolos sea incesable en el adorar y atender do noche y de día a los ídolos y a las supersti-
ciones y mentiras; y cuando se convierte a la fé católica, le pone una tibieza de manera que
apenas se acuerde de Dios una vez en la semana.
Dormían en suelo, comían raíces, bebían agua fría, disciplinábanse con cordeles bien
añudados, y así como los antiguos anachoretas fue ron antiguamente muy visitados de los fie-
les, así también lo fueron éstos de los infieles . El que había perdido algo precioso, iba a ellos
p ara que adivinasen dónde estaba o quién lo había llevado; la que tenía ausente su marido
en la guerra o en la mar, los preguntaba si volvería con salud, si se moriría allá, la que
estaba de p arto, los enviaba a rogar orasen a la reina del cielo, que así llamaban ellos a la
luna, para que la alumbrase; finalmente, acudían a ellos en sus necesidades. Si morían, eran
enterrados por los demás solitarios convecinos con grandes llantos y supersticiones.
Pachacuti Inga, séptimo desde nombre, señor de Pacari Tampu, restauró el Imperio del
Cuzco, que se había perdido con las guerras y pestilencias pasadas; y reparando la ciudad
y reedificándolas, hizo ley que todos adorasen al sol después del gran llla Tecce Viracocha,
y también a la luna, que decían ser hermana y mujer del sol, y al lucero, hijo de ambos a
dos y mensajero suyo dellos. Y para quo esto permaneciese, hizo su templo famoso en el
Cuzco en reverencia del sol, y el atrio, que era grande, lo adornó en reverencia de la luna.
Este templo fuá de los reyes sucesores reparado y enriquecido diversas veces, porque cada
uno iba añadiendo su parte, y el que más se señaló, fué Pachacuti noveno, y el último de
los Pachacuties, porque afirman muchos religiosos graves domínicos y franciscanos, que to-
das las paredes y todo ..1 techo estaban cubiertos y a forrados de chapas de planchas de oro,
sin quedar cosa en todo lo interior del templo que no fuese oro.
Puso también Paehaeuti séptimo dos maneras de ministros para este templo, eon bastan-
tes rentas para su sustento, para que desta manera nunca cesase la adoración del sol y de
la luna. Los primeros ministros eran hombres escogidos de la primera y segunda y tercera
diferencia de ministros que arriba dijimos, los cuales todos servían, unos con enseñar al pú-
blico, otros con agorar y declarar oráculos, otros con sacrificar.
La segunda manera de ministros quiso que fuesen vírgenes escogidas, hermosas y de san-
gre noble, llamadas aellas, esto es, electos y consagradas al sol; y así se llamaban ellas
bE NUts"mO PAT~IMÓN'IO bacUM~NTÁf.
intip chinan, o punchao cbinan, esto es criadas del sol, siervas de la luz del día pero nunc.a
intip buarmin, o puncbaopa buarmin, mujeres del 501.
Tenían su manera de noviciado, y llamábanse las novIcias bu=ac aclla, recién electa.
nuev=ente escogida; pOlque, en cierto tiempo de año, acudían ciertos magistrados que te-
nían cargo de que no faltasen doncellas en el templo, a los pueblos, y mandaban echar ban-
do y pregón, que cualquiera virgen que quisiese de su voluntctd ir a ser acJla en el templo
del sol, que lo pudiese hacer y se viniesen a registrar; y si "quisiesen sus padres ofrecerlas
a sus dioses, que se las entregasen y entonces sus padres o sus tutores entregaban a la que
de su voluntad querían ir, al magistrado que había do llevarlas al templo. Y a la verdad,
era para muchos indios que tenían muchas hijas gran alivio esto, fuera de que en el templo
eran tan tenidas tan regaladas y adornadas que había muchas doncellas que se ofrecían a
ello. No iba esto por tanda, como algunos interpretan, ni menos por fuerza, como a Polo le
pareció, sino muy a gusto de las vírgenes y de sus padres; y aún vino el negocio a tanta
estima entre ellos, que rogaban los padres para cr.,¡e recibiesen a sus hijas, y aún ponían in-
tercesores que lo alcanzasen; lo cual no fuera así, si por fuerza hubiesen de llevar las vír-
genes mal que pesase a sus padres; fuera de que era máxima muy repetida de las mama-
conas que las regían, que nunca servían bien ni hacían cosa bien hecha ni aún duraban, las
eran traídas por fuerza. Juntas las doncellas en aquella provincia o pueblo, escogíc;m las que
excedían en hermosura, y enviábanlas al Cuzco a costa del rey y del reino, acompañadas
de algunos viejos y eunuchos, y dábanles criados que las sirviese . Las demás poníanlas en el
templo de aquella provincia o pueblo, cada una conforme a la nobleza y habilidad que te-
nía. De manera que en todas las provincias donde había templos del sol, se ponían en cada
uno doncellas de la misma nación, o de los pueblos subiectos a la tal provincia; empero, en
el templo del Cuzco, había doncellas de todas las naciones, y principalmente de tres, a sa-
ber: del Cuzco y su territorio, de la Chachapoyas, y de las Pillco, que agora llaman Guá-
nuco. De las de 10:1 Collas y de la provincia n o sé que hubiese a lguna.
Diremos el modo que se tenía en el Cuzco, porque por allí se entenderá el que tenía en
las demás provincias. Cuando entraban las doncellas en la ciudad, para ser recibidas en
el templo, salíanlas a acompañar lo mejor della, y llevábanlas ante el rey, y si estaba au-
sente, ante los del concejo real, que ellos li=aban Hunu (y el presidente se decía Cápac
hunu) y examinaban primero la edad, que por lo menos había de ser pasados los años de
la pubertad, y así habían de ser de doce años para arriba. Lo segundo que había de aer
legítimas; con las hijas naturales se dispensaba fácilmente, y con las bastardas nunca. Lo
tercero, si tenían algunas manchas en el rostro que las afease . lo cuarto, si venían de su vo-
luntad y de buena gana, o si venían forzadas, o si gustaran casarse en su tierra; ' si decían
que venían tristes y que quisieran, o casarse en su tierra o estar con . sus padres hasta que
hubiése con quien casarse, dábanlas plena licencia, y aún castigaban a quien las había traí-
do con violencia. En lo que toca a s,a ber si eran doncellas, pertenecía a las mamaconas, ma-
tronas y superioras del monasterio. Acabado esto, les ~eñalaba el reo o el presidente a cada
·una cierta ración y renta y una criada que llamaban china, para ' que la sirviese, y remitían-
las todas al gran Vilaboma, y en su ausencia al batun villca, que tenía sus veces. Este las
ex=inaba ca . en las mismas cosas, y si se había ~echo el qu1cuclticuy que eran ciertas
supersticion y sacrüicios que se hacían cuando la muchacha . llegaba a los años de la pu-
bertad, si no se había hecho, aguardaban a que se hiciese por mano de sus padres, si esta-
ba allí. o de tutores o curadores o parientes. Hecho, esquilábanlas, dejando en la frente y
en las sienes ciertas madejas de cabellos; cubríanlas con sus velos morado, o pardo, y ves-
tíanlas con vestiduras pardas de novicias, muy honestamente, y hacíales el Vilahoma una
una exhortación larga sobre lo que era aquello y que se pretendía de allí que s irviesen muy
limpiamente al sol y Cl' la luna y al lucero, pues que ellas eran hermosas como ellos; y que
en el tiempo de bu=ac, mirase cada una si quería permanecer toda la vida en ese templo
o nó, y conforme a como quisiese su corazón, así hiciese; luego las entreq¡;:xban a quien las
.gobernase y tuviese cuidado dllas. Y como eran muchc;¡s ' las que habíq en el templo (por-
i4Ó PERO INbIGENA
que pasaban de tres mill en el Cuzco) señalábaseles maestra de novicias una para diez, y
éstas acudían a la maestra mayor, y ésta . a la abadesa o superiora de todo el monasterio,
y ésta al ViJahoma o ·hatun villca. Señalábanse también vana villcas ancianos y sabios, que
mirasen lo que había menester de medicinas y otras cosas y la proveyesen.
Duraba tres años el noviciado, y en todo este tiempo las enseñaban a hilar y tejer y bros-
lar, hacer vinos preciosos, pan y manjares delicados, gobernar la casa y familia y todas las
cosas de su lalsa religión, aliñar el templo, y conservar el fuego sagrado ,que llamaban nina
villca, y otras muchas cosas. Estaban las novicias apartadas de las antiguas, y aunque no
había llaves ni puertas, porque no usaron sino de antepuertas de paño o lienzo, era tanta la
aubiectión o obediencia de estas, que no pasaban de · las antiguas a las noivcias ni de las
novicias a las antiguas, si no tenían licencia de la abadesa o de la maestra mayor. La aba-
desa era comunmente hija del rey o de ·algún gran · señor que descendiese de le¡ casta real;
las demás superioras eran también muy · nobles. Quinos hay que cuentan haber enyrado al-
gunas reinas viudas y . princesas v í~ge nes a este monasterio de su voluntad, para vivir siem·
pre en él, y que estaban a la obediencia de sus mamaconas ( que así se decían las. superio·
ras) con tanta humildad y submisión como las más comunes. Nunca princesa que entró a allí,
o infanta, o hija de gran señor, salió - del monasterio para casarse con nadie, porque tenían
por afrenta grande, que la que había sido 'Consagrada al sol, se sujetase a varón ninguno .
También ponían en este monasterio -o muchas · personas principales sus hijas ninas, para que
depr,endiesen a hilar, tejer, coser, guisar, hacer vinos, gobernar la casa, y otras cosas nece-
sarias; y estaban entre las novicias, aunque no hubiesen de ser aclias. Llegadas a la edad
de diez y ocho años o que estuviesen para casar, las ·sacaban sus padres con licencia de la
superiora, que era · distinta de las otras, viuda y anciana, como maestra de niñas; y si algu-
na de stas quería ser aclla y quedarse en el templo, era recibida, y lo que allí había estado
le servía de noviciado.
Acabado el noviciado de tres -años, venía el gran Viiahoma acompañado del rey o de
su presidente, y en el atrio del templo, donde había sus · corredores, se sentaban y sacaban
todas las novicias llamadas huamac, que hubiesen llegado a tres años de noviciado, para
que las examinasen. Venían ·con ellas sus ·maestras y también los prefetectos que tenían
cuidado dellas, y preguntábanles qué les parecía de aquel recogimiento y vida; si determi-
naban quedarse . en el templo y ser aelias electas y ser chinas del sol, esto es, criadas y
ñustas dél y de la luna, esto es, esposas del sol y damas de la luna, o si querían casar-
se, que mirasen y determinasen en ello y lo dijesen allí; y 'supiesen que si se cansaban y
caían en adulterio, habían de morir conforme -a la ley; y si se determinaban de ser acllas
y después caían en flaqueza, morirían también cruel meerte; y que la ley tenía dispues-
to no sólo esto, más también que la que una vez fuese hecha aelia y recibida por tal, no
se podía casar ni en secreto ni en público, so pena de la vida · al varón y a la aelia que
tal hiciese. Respondían las maestras por ellas, conforme a como sabían de . su pecho dellas ,
y si decían que se querían casar, las ponían aparte; si decían ·que se querían quedar, las
vestían de blanco y las ponían una guirnalda de oro llamada coriuincha, y unos calzados
preciosos y un velo blanco llamado pampacuna; y habiendo hecho ciertos sacrificios y ro-
gativas al sol y otras ceremonías, las entregaban a los varones eunuchos que tenían cuida-
do del mc!'asterio, y ellos a la que era como abadesa, la cual si era doncella, se decía mama-
aclla, o aella mamanchic'; si era viuda .. Mamanchic mamacona, es del número plural: mu-
chas superioras viudas; aella mamacona: muchas superioras vírgenes. Ahí estaban éstas en
el templo toda su vida; tej ían ropa finísima para el templo, para los dioses, para Viiaho-
ma y pena el rey y la reina y pa-ra sus padres y hermanos, si los tenían, o para sus tuto-
res o curadores. Iban a visitar los templos y los santuarios que habían en el pueblo, y a
. limpiarlos y aderezarlos; pero cad" vez que iban, de dos en dos ( y en ninguna manera
sólas), iban con ellas ciettas mu jeres ancianas y sus criadas y dos lictores, que eran los
guardas del templo, y traían una lanza en la mano y un arco con sus flechas. No podían
salir sin este acompañamiento; porque, fuera de que eran grandemente . estimadas por toda
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL r41
la tierra; todos tenían gran cuidado de que éstas .fuesen siempre enteras y limpias, pare-
ciéndoles que mientras éstas ..estuviesen así en su virginidad, les serían muy . propicios sus
dioses. El principal oficio de' éstas era guardar y · conservar el fuego de los sacrüicios, que
ellos llamaban nina villca, fuego sagrado.
No se sabe de Qentilidad ninguna que haya prometido virginidad perpetua y que la
haya guardado, sino sólo la piruana en sus virgenes aelIas; no porque el Demonio, que en-
señó esta manera de monasterios, se huelgue de . la castidad y limpiesa virginal corporal
como la que guardaban éstas, sino que por este camino. quiso enseñar, como realmente en-
señó, muchas supersticiones y mentiras, muchos abusos en negocios de idolatrías.
No se sabe ni tal historia ni quipo hay que tal diga, de que alguna de estas aelIas vír-
genes .hayan caído en laqueza de carne; y cuando entraron los españoles en la tierra, ha-
llaron algunos monasterios junto a Cassamarca y .Huaylas, y aunque pensaron ellos que
eran hechiceras, con todo, .a veriguaron después lo que era, y muchas dallas, recibiendo el
baptismo sagrado, se quedaron vírgenes, ofreciéndose nuevamente por acllas de Jhesu Xpto
Nuestro Señor, y otras huyeron al monte. Las monjas del Cusco hicieron lo mismo, que se
convirtieron al Señor más de dos mil! dellas, y las más. permanecieron vírgenes hasta la
muerte, y otras casaron con indios recién baptizados y otras se huyeron a diversas partes;
aunque todas o las más· vinieron a ser .cristinas, . y las que más fl orecieron en devoción y ho-
nestidad fueron éstas.
Cada año, después de la siega, hacían un suptuosísimo banque.te en el Cusco, y las que
estaban muy lejos, en lo mejor de su provincia; y . aquí renobaban el homenaje y juramento
que tenían hecho de obedecer primeramente a los dioses y ' 0 .sus ministros, y luego al lnga y
a sus ministros .. Para esto -se hallaba el rey presente ( y en las tierras donde no estaba el
rey asistía su virrey tocrico) sentado en lugar eminente debajo de palio y con· su vestidura
e insignia reales y la borla del reyno; y los ídolos Illa Tecce Viracocha, y del sol, y de la
luna, y del lucero, y el del rayo, presentes cada . uno en su altar , sembrado de oro y plata
y piedras preciosas y flores, con sus ministros y agoreros y adivinos; y el ejército y la guar-
da del rey, muy a punto puesto; el consejo y preSidente, los otros magistrados y los gran-
des señores y principales, todos puestos por su orden y antigüedad y sentados, y luego un
grandísimo número de pueblo, que había concurrido de diversas partes, para ver así al rey y
las fiestas, como por ver las vírgenes, que todas a una mano eran en . extremo hermosas.
Acabado el razonamiento' y ciertos sacrificios de animales:. y . el juramento y homenaje y el
haber besado la mano al rey y las mujeres a la reina, que también estaba en su estrado
debajo del mismo palio, luego se ponían las mesas' a su modo: para el rey ponían una alta
de más .de .media vara ·o dos' tercias, todo hecha de flores y cubierta con manteles de algo-
dón muy blanco, lo mismo a la reina, pero más ' baja la mesa, y al punto salían las vírgenes
acllas vestidas de blanco y colorado, acompañadas de muchos señores, y comenzando desde
el rey y reina y del príncipe, daban ·de córner abundantemente; y como eran muchas,
iban por su orden y concierto, cincuenta a tal parte, con sus preladQ§ yayos dando también
de sú vino hecho del grano , de maíz que· ',tienen'. Por fin y remate, sacaban , una porción pe-
queña de pan a manera de hostia redonda pero gruesa, y daban cada porción a cada uno;
y el recibir' este ' pan y comer dél o todo o parte, y reverenciar a los 'ídolos, era como acto
'de religión y idoltría. Tenían' este pan por gran regalo y guardábanlo como si fuera reli-
quia, llamábanle illai ta, pan divino, pan sagrado. Otras veces comenzada la fiesta por
este pan, como ellas querían y lo tenían trazado.
Luego las vírgenes sacaban de la ropa fina que habían .labrado todo aquél año; y ofre-
cían ' al rey yola" reina, y al prínCipe, ' y a los infantes 'e infantas, si l'o s había, lo mejor y
más curioso, de varios colores y labores. luego a los ' sañores ,y hombres principales, y a sus
mujeres y hijos, les ,'daban a cada uno sus vestidós preciosos" varios· tocados y calzados de
hombres y de mujeres, fajcm, guirnaldas, joyas, prendedores, ,garieles y otras muchas cosas.
La ropa era toda de lana. de vicuña, que iguala . con , la seda. Para la deJIlás gente saca-
ban ropa de lana común o ,de 19odón, conforme al a ' nación que eran. .. los que habían de
142 PERU INDIGENA
recibir. Con este hecho ganaban ellas más, porque . 105 señores y el pueblo les · daban a ellas
grandes presentes d~ ganado, de tierrc;Is , oro, plata, lana, mieses, etc.
,. El día siguiente a éste es en que se admitía las acllas, sacándolas del noviciado y incor-
porándolas en el monasterio con las antiguas. Las demás que no querían quedarse, sino
casarse, salían también este d ía y conforme a su calidad y nobleza las casaban con hijos
de señores a las que eran tales. y con plebeyos. ·a las plebeyas; porqu'e las que entraban
por criadas de estas novicias era de los plebeyos, y dábaseles marid'a que les cuadrase, por-
que fué muy célebre refrán y muy puesto en uso entre los piruanc~ el que dice: "cásate con
tu igual"; canas, no con título de mancebas ni criadas, s ino para·' damas de la reina; y s i
él allá hacía sus flaquezas, no era con todas ni todas veces ni todos los reyes lo hicieron.
Lo mismo se entiende cerca de dar el inga a otros señores algunas de;¡tas mujeres, que se
las daban para que las guardasen como tutores y curadores y las casasen a su tiempo; y
si alguno o algunos las deshonraban, no todos porque muchos había qu~ las prohijaban y
las guardaban con tanto ciudado a sus propias hijas . . A mucha~ entregaban a sus padres
,para que ellos las casasen a su voluntad . Más en ningún quipo ni historia antigua ni mo-
derna he hallado que alguna destas vírgenes novicias que no querían quedar en el templo
fuesen señaladas para ser sacrificadas y muertas por el bien del pueblo o del lugar, o po:
necesidad, ni que ninguna hubiese muerto desta manera, sino siempre lo contrario. No sé
a dónde pudo Polo adivinar tal interpretación, sino es que oyó decir que se sacrificaban
pasñas, y ñustas, y acllas, y huhuas; más no entendió el lenguaje de los indios, que a las
corderas y ovejas que se sacrificaban en nombre destc¡¡s o de otras doncellas, se llamaban
pasña, chusña y ñusta, y las que en nombre de las mismas acJIas; se decían también ac-
llas; y el corderico se llamaba huahua, n iño. Y quien no repara en los . tropos y figuras
que tiene esa lengua, dirá siempre una cosa por otra, y hará errar a todos los que le si-
guieren.
Las acllas eran, esentas, inviolables; y si cuando ellas pasaban por la calle acompa-
ñadas de sus criados y guarda, se acogía a ellas algún delincuente, no le podía prender
la justicia, porque le valía por amparo la presencia de las acllas, como también les valían
los templos a todos los delincuentes que · se acogían a ellos; fuera de esto, según sus leyes,
estaba prohibido de que se pudiesen casar, como queda arriba' dicho; y qua si se casasen,
allende que había pena acerbísima, estaba dado el tal matrimonio por no válido.. Y cual-
quiera que los maltrataba de manos y de palabra, había de ser castigado bravísimamente.
En el convite que arriba dijimos, no se hizo mención del gran Vilahoma, porque nunca se
hallaba en él, más enviábanle sus presentes; sólo el repartir de las novicias se hallaba é l
o su lugar teniente hatun villca, que a lgunos llaman corruptamente appopanaca, por decir
aponaca, los señores, en aymará, o apocuna, en la quíchua, (22)
vieron , c;¡énero de vino. r;ino sola agua fresca; y cuéntase que en este tiempo no t\lvi~ron v i-
cios ni fueron dados a la idolatría. Después buscaron invenciones para hacer al~n gé-
ne;9 de bebida, que fuese menos dañosa que el ' agua de aquella tierra; porque, si se mira
en ' ello, .. hay provincias en que hay agua tan delgada que corrompe, y en otras tan gruesa,
que cría vascosidades y piedra. Pues en los ,llanos, allende las mas del. agua de alli se
bebe es salobre, cual más, cuál menos, es comunmente caliente, como la experimentan . ágora
los. españoles, que si . no son los poderosos . y. que tienen caudal, los demás .claro es que 10
pasan trabajosamente. Pues para remediar este inconveniente y por librarse de ' enf!)rme-
dades, invent~ron el vino hecho del .grano de maíz el cual, si es simple, refresca las entrañ9s
y el hígado, . pero no limpia del todo las vascosidades. Mandaron los médicos que para
que el vino tuvies? los efectos que se pretendía, de lavar la ' vegiga y deshacer la piedr¡x, se
li!ldase el maiz con la .s aliva del hombre, que es muy medicinable. De manera que de aquí
nc;¡ción el mqscar los niños y las doncellas el grano de maíz, y 10 masc~dD 'ponerl~ en ~a~
sos .. para que después !le cociese Y pasase por diversos coladores. de lienzo . de ólgodón y
agua limpia, y el agua que de todo esto exprillle, sea el vino, del cual usaron' mucho tiem-
po; y ,por ser medicinable, no hacía reparar en que podía causar asco el haber sido . mas-
cado el maíz, pues por causa de la salud toman hoy los hpmbres cosas horribles, como ca-
- nina de perro, orines y otras .cosas muy asquerosas , que en comparación dellas, es la sali-
va del hombre cosa más limpia. Y cuando nos ponen vino en la mes~, no nos acordamos'
de que ha sido exprimido y pisado con l~s pies sucios y polvorientos d~l hombre.
Este vino que se hizo en el P~rú desde los tie~pos antiquísimos, por vía de medicina~
vino d~spués a ser tenido ';omo regalo y bebida para celebrar sus fiestas; vino tanta' a gul~:
que por sólo beber sin pena publicamente, instituyeron las fiestas en que ·s e había . de beb~r
a rienda sue~ta, porque en lo p.a rticular siempre fué vedado el beberlo, sino ' fuese moderado:
por vía de medicina. De modo que los d ías de triunfos por lds victorias alcanzadas, los
días . de barbechar la tierra, los d ías de sembrar la mies, los . de la , si~ga y 9aSecha, ,los de
Ay-moray, que s llevar el grano a la troje y despensa, estaba la puerta abierta para que
bebiesen todos cuant9s quisiesen, excepto los mochachos y mochachas, y todos los ministros
del t~mplo .y las vírc¡¡enes vestales, y la guar.da del rey, y los soldados de presidio, Y , de
los magistrados, los semaneros y las mujeres que habían de . atender al servicio de las ca-
sas, · y de los plebeyos y prefectos de sus oficios mecánicos. Duraba todo un día el beber,
y digerido el ,vino, se pedía licencia para el d ía siguiente para . todas las persopas ' que e l
día antes no habían bebido, exce:,.to los religiosos y las vírgenes acHas y los sacerdotes de
los ídolos, que con estos nunca se dispensaba. Para las guardas y presidio/!, sostituían otros
soldados que ya hubiesen bebido el d ía antes. Este era el común uso de las fiestas 'en .tiem-
po ,del barbecho y del sembrar y de la siega y de llevar la mies a la troje; porque prime-
ro .hacían la labor en todo lo que era menester, hasta acabarla de todo . punto, y luego co·
menzaban los convites y banquetes en que el comer era muy poco, tanto que apenas se
podría sustentar ·uno de nosotros con la cantidad que comían cinco dellos. Pero~l beber
era .extr,emado; porque fuera de que la chicha es poción v~rdadera, da también nuh:imien-
to como si fue.se comida, casi al mismo modo que el chocolate en la Nueva Espáña, que
habiéndole . dejado los . indios y dádosa a su pozol, que es el vino de su maíz lo han toma-
do .. los españoles tan de veras, que en a lgunas provincias, como en Yucatán y Guatimala
y Honduras y mucha parte de Mégico, parece vicio en ellos, y lo- es; y hay muchos que
en la. demasía de beber ese chocolate . ( que también trastor,na el juicio si lie bebe sin medi-
da) se igualan con s piruanos antiguos y modernos, que en su vino de ,maíz son dema-
siados_
Los días de los triunfos que llaman el hailli, era cosa deSaforada, porque poco a poco
vinieron. a tanta corrupción, que duraba el beber y la borrachera :relnta días y más; . pero
l1iempre con el recato de C{ue bebiesen unos y guardasen el pueblo otros, y se mudasen y , re-
mudásen. Había grandes .bqi!es y danzas, grandes represntaciones, de batallas, de come:
dla~, tragedias, y otras cosa~ s mejaptes; pero lo que más- sé hacía era cos'a de sacrUiclos,
144 P, E R U INDIGENA
comunidad, etc.; sino es que se quisiesen casar, que entonces con una peria leve se con-
tentaban, con que luego se casasen según sus ritos y leyes. No es posible sino que donde
había tanto beber hubiese algunos desórdenes grandes y pecados enormes, por más guar-
das que hubiese, pero ya el Inga tenía puesto el remedio que le parecía convenir, y cuando
los tales delitos se descubrían, no disimulaba con ellos.
El beber mucho y tener cabeza fuerte que no se trastornase se tenían por gran valentía,
y así muchos querían mostrar esta fortaleza, más el vino era más fuerte que ellos . Todavía
se hallaron hombres que de una sentada se bebían en toda una tarde más de una arroba
de aquel vino, y estuvieron en su juicio como sino hubieran bebido; con todo no podían es-
tos vivir sino muy enfermos. Andando con el tiempo Inventaron sus sucesores traza y modo
como hacer este vino más fuerte y más vivo; y fué, que dieron en echar el grano de maíz a
remojo y dejarlo estar algunos días, hasta que reverdeciese y renaciese echando de sí ral-
ees y algunos ramos, con sólo estar en el agua en una artesa o vaso grande. Esto molían
y lo lindaban y echaban a los vasos en que hacían su vino alguna cantidad de esto, y ha-
cían el vino fuerte y que picase y aún trastornase más presto que 10 otro . Otros más golo-
sos hacían de sólo esto ya renacido todo su vino, y con echar al tiempo de beber en el vaso
zumo de cierta hierba medicinal, se hacía tan fuerte, que los trastornaba más presto. Lla-
- man a este vino viñapu y otros soro, y dicen los que lo han probado, que es pestilencial y
causa de muchas enfermedades. La causa que da no es de enfermedades, pues ningún in-
dio vemos en todo el reino que sea atacado de mal de hilada o de piedra, sino de pecado
de embriaguez, lujuria e idolatría que son mayor y peores enfermedades.
SUPERSTICION
No creo ha habido gentilidad tan dada a superstición como la piruana, puesto que en
alguna provincia hubo más y en otras menos, pero en lo común todo el reino fuá por un
rasero. Porque, dejado a parte lo que toca a su religión falsa, sus dioses, sus sacrificios y
BUS templos, y sus sepulcros, y oratorios, y sacerdote y hechiceros, 10 que es superstición,
deprendíanlo desde niño, porque miraban en todos sus actos y en sus meneos, y en casi to-
dos ellos hallaban misterio que reparar de bueno o malo. Al temblar los ojos, zumbar sus
oídos, estremecer el cuerpo, al toser, estornudar, bostezar, el sacar el pie derecho o el iz-
quierdo, al tropezar con los pies más con este que con aquel, el salir la saliva cuando es-
cupen derecha o fuerte, el encontrar, luego como amaneció, el primer hombre o mujer desta
o desta traza, el haberle visto primer.o él que el otro, ' o al revés, ver los animales, serpien-
tes, sabandijas, pelear o travarse; en todas estas cosas hallaban que agorar mal ' o bien.
Ladrar o ahullar perros decían que Significaba pendencias o muertes; cantar la lechuza, que
había de morir alguno de la casa sobre la cual cantó; ver el arco iris, que había de haber
calenturas; apuntarlo con el dedo, pudrirse el cuerpo de apostemas o cáncer.' Para esto
usaban, hasta los niños, de varias maneras de suertes: en el grano de maíz, en el grueso
de la mazorca, en la saliva echada en la palma de la mano, y en otras mill cosas. En los
celajes del cielo, miraban no sólo la cualidad del tiempo, si era alro'so, si lluvioso, si sere-
no, pero también agüeros y adivinaciones. Finalmente, eran tan dados a estas supersticio-
nes, que en todo sus actos corporales y en todas las cosas hallaban que mirar y que reparar.
LEYES
Si en alguna cosa f loables los p iruanos, fué en ldl leyes que tuvieron y en el
guardarlas . y había dos maneras de leyes: unas que pertenecían a su religión falsa y a la
adoración de sus dioses, y a sus ceremonias y sacrificios. Destas leyes y de sus interpreta-
ciones no hay que hacer caso; porque así como su religión y secla fué mala e inventada
por el Demonio, así lo fueron sus leyes.
. -La ··etra · manere;t de "leyes, en le que teca a ' le 'civil y . meral;' fué ·. muy leable, y ' muchas'
dellas se guardan ' hey, perque vienen · a cuente de . les intereses de' les que tienen y el .gebierne
y el mande; 'y fuera ' bien que se guardasen tedas, porque: siquiera gezasen les nati.uales de .las
migajas que sebran a les -advenedlzes. ·
Ley primera. Que tedes les sudieelos al imperio. de les ingas hablen 'una m isma lengua ge- '
neral, y . esta sea la ' quíchua del Cuzce, 'Y la depriendan per le menes les señeres y sus hijes
y parlerites, y ,l es que ' han de gebernar e administrar justiCia e ser prefectes de eficies y ebras(
y. les mercaderes y centratantes;
' n. .Que en tódes les puebles 'haya de tedes eficies y eficiales y maestres, y. si este no. !=ludiera
ser, 'q ue' cada provincia' tenga dentro. de su terrlterie tede 16 ' que hubieran menester les -que
habitan' en ella: aquí ' tejederes 'de ldna, ahí de algedón , acullá· plateres.-allí carpinteres, acullá
les que hacen el tecade e calzado; y a este medo. de les 's alineres, carboneres, canteres, al_o
bañíes; · elc~
III. Que pOr _el tiempo. del barbechar, sembrar, segar, guardar la mies, regar las tierras, .
aSI cemunes come de particulares, nadie se excuse, sine que salga ce n su arade; ' y que'
desde el rey hasta el inas baje ciudadano. se 'o cupe en '10 labranza de tierras e de huertos, : a ·
sus ·tlempos,. etc.
IV. Que se 'miren las tierras para qué planta 'e semilla tienen más virtud; y no. se siembre·
aní más de ~quelld semilla" o 'planta, ' sin embarazarla con otras: aquí mieses, acullá frisoles, .
aCu:llá algodón, allí pimientos, y allí raíces y acullá fruela; y de sta manera en todo. lo demás.
V. Que se conozcan las inclinaciones y habilidades de los mechachos, y conferme a ·ellas.
sean empleades, cuando. llegasen a edad madura: si se inclinaren a la guerra y mostraren
valer, se hagan seldades, si algún eficio mecánico, lo mismo.; aunque lo más cOinún y ordl-'.
nario sea que cada uno siga el oficio de su padre.
'.' VI: Que ert todas 'las provincias haya uno o más depósftes y alhóndigas, dónde ·se guar_
de ' todo' el bastimento 'necesario. (habiendo. ·tomade . cada pueble ' para sí todo le que'. habían·.
menester abundantísimamente) para tiempo de hambre, de esterilidad, de guerras; para dar
a ' cojes, cieges; tullides; viudas y huérfanós; y que de esto no. pueda aprovecharse el .rey ni
les' señeres.
VII . . Que .hubiese depósites de ganado de la tierra, que sirviese, le primero, para les
sacrüicios, . le segundo, 'p ara necesidades de la república, le tercero, . para socerrer a . los pe-
bres, lisiados y viudas y huérfanos.
: VIII. Que en cada puebl~ se dividan las tierras, a cada vecino. cierta medida, y q lo; .
propios y cemunidades tanta, y que en estas comunidades no se pueda meter el rey ni los
señor~s; Y. si se metiere el rey por alguna cau~a ,justa, sea para bien de l.c;l tal prov.incia, y,
acabad~ la necesidad, vuelva la cemunidad ' a sus jures proprios. . . '.
. IX. Que cada. une se vista y adorne conforme a )0 cualidad que Úene, el plel:Jey,o cerno..
plebeyo, y el noble como neble; y que .ningune se. vista, del género . de ropa y traje. y labor.
que se vl~ten le's reyes, si no fuese hijo o hija o parienfe del ~ey, e si no. hubiere particular
privil¡;¡gio para ello.
' X. Que en el cemer sean mederados y templados, y mucho. ~ás en el deber; 'y .si alguno.
se_ emb;iagase de manera que ' pierda ~i juicio, ~ue sea p~r la primera ~ez castigado cen~'
forme al juez pareciere, y por la segunda, desterra'¿os, y per la t~~cera, privades de ·s';s·
eficies, si son magistrados, y echades a las minas. Esta ley se guardó a les principios con
riger, mas después se relajó la ejecución de tal manera, que los ministres de la justicia ..e!:,?:n
los primeros que más bebían, y aunque se emborrachasen, no había castigo; perque 10.1 '
amautas, que eran como lelrado.s y sabies delles, interpretaban las leyes poniendo di¡¡tin-
ci6.n ' e'~t(~ :¡;~n~a, - q~e' e~' encá¡;:Ibriars~ y ~~l~nta~se' , ' y 'ha:un ~~chay, q~e . ~s · embriagarso
hasta perder el juicio; y que aquello 'e ra le ordinario. que en tedos acontecía, pues no . hacían
dé~atines de leces, y : que aquesto pocas vece's ' 0 ninguna 'acontecía. De manera, que por
aquí vinieren a ia dlsólución que 'arriba vimos;
XL Tedo género. de homicidio que se h iciese fuera ' de gUerra, sea pünido 'y castigado ;
con pena de muerte natural, en esta ferma: quien mata a su padre e madre, que muera y
bE NUESTRO PATRIMONiO :bOCUMBNTAt:.
Iléa ' heého : cuartos; lo ' mismo: '<tue · si matara a sus abuelos o hijos; ' quien matare .'algú¡, : niño
o niña, 'que muera despeñado o apedreado; quien matare a : mano a · sU señor, que · muera
cuarteado; quien mdta · a ' otro' particular · del 'pueble, que muera ahorcado. ,~
XII. Quien -mata a a:lgún -ministro· del · rey·; conociende que ' era tal, o a algún m:lnist·ro
de . los dioses,- o tI alguna virgen acdla, que ' muera arrastrado .y asaeleado. Quien m.atQse a
su mujer . por odio, sin culpa della..: o sin saber ·que tenía culpa de adulterio, qüe muerQ', ahor.
cado y hecho· ·cuartos; le mismo la '" mujer si· matare a su mar.ido.
-XIII.·· Quien matare a su mujer ·h allándola . en adulterio, que 3ea ' desterrado por ·un· ·cierto
·tlempo. Le mismo ·si· 'matare al . adúltero con quien .aclulteró. su · mujer, pero el tiempo ' del . des-
tierro no pase de un año.
'.. ' XIV·, . Quien fusre - causa de ~ que --a lguna mujer preñ:ada _de tres meses' para arribar. mue-
ro a malpara, dándole· hierbas o golpes, . o de . cualqUier manera, 'que m\.lera .ahorcado o opa,
-dreado.~· . ;' .
XV. Quien matare al rey o reina o príncipe heredero, muera arrastrado o oseateado Y:
sea.: hecho cuartos;. y su casQ .derrumbada y . hecha muladar; sus hijos .sean perpetuamente
bajos,. de ;Vil. condición Y- no·' p1:leden tener cargo , ninguno .. honroso .en el pueblo ni en .la ,gua;-
rra,. y .todo esto hasta ·10 cU.a rta generación.. Y lo mismo los ' traidores;· mas si estos, antes de
darse la batalla, se arrepintiesen .y pidieren .perdón y . se metiesen debajo. del es.tandarte del
inga; vuelva .0 su gracia ·.rear y.. no .padezca nada· de lo ' dicho. ·
. , J XVI.-EL adúllero" y ..la adúltera sean castigados .con pena .de .muert",; " y el .marido, , si ha.-
llare a su mu jer en tal delito, denuncie luego, para que se le cumpla --de j\.lsta. 'v:enganza; y
lo mismo la mujer que supiere o viere a su marido, con adúltera, denuncie dellos, para que
mueran.
XVII. Quien forzare doncella y la deshonrare, que muera apedreado. Y si ella se quisiera
casar >con .él.-. qlla no .muera, sino que se .caSE!: luego. Quien forzare 'Casada, que muer.a chor-
cado. Quien cometiere estupro con alguna doncella .consintiendo. . ella, 'que sean azotados y
t~asquilados: y·. puestos a . la verguenza, y .él ·.sea desterrado y conducido . a las· minas, .y ella
o ·, guardar "algún ,templo; y .si quisieren . casarse,: sean solamente azotados y se casen luego;
-mas si él es casado .y tiene hijo,-- que ·sea condenado ·para que oori ·sus hijes 'y mujer ' sirvan
G.1 1a comunidad y.· ella algún templo o ' a las · odias . .
-XVII-I. . Quien . tuviere· cuenta · con · su ' propia. hija, que mueran entrambos desp.e ñados i y
mucho, más si ella fué doncella -Y consintió; pero si ' fué forzada y violada, que muera. el po"
drl'!, . y ella· seo puesta: par a que· sirva siempre' a las' aelIas;· y si alguno ' la pidiere por mu-
jer, qUé' se · case. Si· alguna ·mujer fornicase con sou h ijo propio, qu~ 'mueran ambos 'despeña.
QOs:,: Quien -- cQnóciere a · su· hermana de padre y madre o 'de madre 201amente, que ' mueran
'entrambos ahorcados o ·apedreados.- ' y . más ' si . eUa fu'é doncella y consintió; ' pero :'si fuere
forzada y violada, que sea el hermano ahorcado, y ella sea puesta ti servir ' a " ias aelias,
Quien' se · juntare con su" hermana, híjtt 'de su padre éarnal, si fuera ella doncella o casada 'l
consintió, 'que ' mueran 'entrambos apedrecfdos'; . si fué Iorzada con violenCia conocida, : qué' mue:
ta" el hermano y ' ella sed puesta pata ' servir a los ' tempiós . .
XIX;' Los incestos con 'los 'tíos y sobrinos, o con prurias y primos en segundo grado, 'o
'alihes en "primer grado, si ellas' fuesen vírgenes o' éasadas y co¡'sentiente~/ que sean cimbo~
casÜc;iados ' con pena ' de muerte de 'horca o cipedreados; si no fuesenví¡genes o ca~oda;,
q¡.¡e ' sean ' ambos azotados, tesquilados y condúcidos ellos ' a . la~ minas, y ella;¡. a guardar y
~é~vir ¡os .iemplos. . '
.' XX. 'Q uien cometiere el .~ . ' " de s?domía, que I?uera arrastrado y ahorcado y luego sea
c¡ue~ad9 éon tO?OS sus vestidos, y. lo mismo si se . iunt~se con alguna b.estia .
. .XX!.. Si 'lo~ gra;des señores cometieren alguno des tos delictos, p~r . QQnde merecieren mo-
rir; ..~.~ )o~ . g,?p'ernadore~ .'y c~ncejos .h agan ,las. . averig\.lacion~~ ;y ,informaf:ión, y: la senienda
.~U:é<;lese para.. e~ rey; Y cuando. tos t<;llea III.uri.e.I:en . por .su qelito•. sean . desollados en· la ' plaza
,éL'donde . el 'rey par~ciere; -Y 'si fuesen . señQras- ilustres o sus hijas, y . mereci eren· ,morir-, sean
·deqolkidos'. dentro ..:.de. la : tátceL ~. :.'.
148 1NDIGtNA
XXII. Quien fuese alcahuete para que se cometan ostup o incestos y en efecto se
hubiesen cometidp, que muera por ellos ahorcado. Y lo mismo la hechicera que d iere h ierbas
para que se amen y se junten. Quien fuere alcahuete de adulterios y se cometieren, que
esté en cárcel perpétua, o sea condenado a minas o a las tierras o partes de la comunidad.
XXIII. Quien hurtare cosa de comer o de vestir, o p la ta o oro, sea examinado si hurtó
forzado de la ' necesidad y pobreza, y si se hallare que sí, no sea el tal ladrón castigado,
sino el que tien~' el cargo de proveedor, con privación de olicio, porque no tuvo cuidado de
proveer a éste de lo que había menester ni h izo copia de los necesitados; y désele al tal la-
drón lo que hubiere menester de ropa y comida y tierras y casa, con apercibimiento que si
dende adelenta hurtare, que ha de morir. Si se averiguase que hurtó cantidad y valor de ...
achupallas y dende adelante, no por necesidad sino de vicio y por ser haraqán y ocioso, que
muera ahorcado, y si fuese hijo de señor, muera degollado en la cárcel.
XXIV. Haya en cada pueblo un juez contra los ocios03 y haraganes, que los castique y
haqa trabajar.
A este modo había leyes de familias del qobierno dellas, y de las pastos, montes, leña,
pesquería, caza, minas; leyes de postas, de embajadores, de comunidades, de pósitO!!, de
la salud, de médicos; leyes acerca de la milicia y de la guerra; de gobierno de la repúbli-
ca, de los magi.l¡trados, del modo de oír causas de los testigos, del testamento, de matrimo-
nios, de escuelas o manera dellas para enseñar nios y niñas, y de otras cosas. Y en todas
ellas y en las leyes ya dichas, eran tan puntuales en la ejecución y quarda de ellas, que
era cosa para admirar.
Las inclinaciones y condicic.nes naturales y los ingenios de los indios piruanos, común-
mente hablando, son estos que se siguen.
Porque ellos tenían un natural manso, humilde, blando, pacíhc.o, amoroso, tierno, mise-
ricordioso, compasivo, subjecto a todo hombre que reconozcan ser su mayor o superior en
alqo, obediente sin examinar le que se le manda ni resistirlo; semejante, en el obedecer,
a un jumento; leales en la fidelidad para con sus reyes y en guardar la hacienda de su
amo; da sin dificultad toda la ventaja que puede a los otros, particularmente en cosas de
saber y de nobleza y mandar; olvida lueqo el daño o daños que se le han hecho; es dócil,
inqenieso y de grande memoria, particularmente en la edad juvenil y viril; deseoso de sa-
ber; pronto o inclinado al trabajo corporal; aborrece la venganza, ama la templanza en lodo;
ajeno a toda codicia y avaricia, porque se contenta con sólo tener que vestir y comer, y no
inmoderamente; muy amador del bien común de la república, y de tratar verdad en todos
sus tratos y contratos.
y porque no hay regla que no tenga excepción, esta la liene en algunas provincias
más y en otras menos; de manera, que los que faltan de aquestas condiciones, son dema-
siados en las contrarias: crueles, furiosos, arrogantes, bulliciosos, sin amor, sin compasión,
rebeldes contumaces, desobedientes, desagradecidos, amigos de mandar y supeditar a los
otros, corazones 'de fieras, traidores, amigos de motines, desleal~s y quardar la injuria que
recibió mucho tiempo, amigos de la venganza, ociosos, haraqanes, destempladísimos en la
deshonestidad y en la qula, inconstantes en lo bueno y tenaces en lo malo, amiqos de en-
cubrir sus cosas, aún donde conviene 'que se descubran, y amiqos de descubrir secretos aje-
nos, etiam donde conviene callarlos; enemigos de la verdad y amadores de la mentira.
En otras se hallan dos extremos juntos, como subjeción y rebeldía, modestia, humildad
y soberbia; temor con pusilanimidad y atrevimiento con temeridad loca; blandura y suavi-
dad y crueldad; mansedumbre y furor; desprecio de las cosas y una insaciable codicia; agra-
decimiento en las palabras y actos exteriores, desagradecimiento quardado para su tiempq;
tenacidad y tesón en lo bueno que su corazón quizo y abrazó, inconstancia y desqana en
lo bueno que otro le aconsejó y persuadió; despreciador de Sl mismo y de su comodidad,
amicísimo de hacer su voluntad; amoroso, amiqo de honrar a todos, malicioso en tal ma-
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 149
nera, que todo lo que ve o oye le echa a mala parte. Con semejantes hombres, decían los
ingas, que se habían de ver los que gobiernan como con las bestias, que por una parte
están domadas y por otra tienen mill resabios: procurar de quitalles los resabios a palos,
y conservarles lo bueno con halagos; y cuando esto no bastare, echallos al ¡natadero o al
monte.
'rres maneras ha habido en el Pirú de cristianar a los naturales. La primera por fuer·
za y con violencia, sin que precediese catequización ni enseñanza n inguna, como sucedió on
la Puná, Túmbez, Cassamarca, Pachacamac, Lima y otros luqares, cuando los predicadores
eran soldados y los baptizadores idiotas, y los baptizados traídos en collera y cadena, o
atados o hechos una sarta dellos, o a manadas, con apercibimiento que si no levantaban
las cabezas, habían de probar a lo que sabían las espadas y arcabuces. Dastos que así
fueron baptizaJos, todos, cuanto a lo primero, no recibieron la qracia del baptismo, y cuanto
a lo segundo, lo más dellos, aegún se entiende, no recibían ni el mismo sacramento ni el
caracter, porque directamente no quisieron tal cosa en lo interior, ya que en lo exterior pa-
recieron consentir, dejándose baptizar de miedo de que no los matasen los españoles, como
mataron a otros que claramente dijeron que no querían cristianarse; y vése ser esto verdad,
pues luego volvieron a sus supersticiones, teniéndose por no cristianos y usando de lo mesmo
que antes usaban. Pues los españoles aoldados y vecinos, como lo mostraron por la obra,
no pretendieron tanto que los indios fuesen cristiano~ o ae salvasen, cuanto sus propios in-
tereses y comodidades, fingiendo que lo hacían por el descargo de sus conciencias, por no
parecer que sin hacer beneficio alguno al indio se servía dél y le hacía pechar y servir
como esclavo y a él y a sus hijos; Y por otra parte les f'ermit ían todas las supersticiones
y vicios de la gentilidad, sin tratar del remedio, ni de que en todo un año se les advirtiese
algo o se les enseñase la fe, pues d isimular con ellos estaba muy bien para sus comodida-
des e intereses, y tratar de que se ocupase, lliquiera un día, en su reformación y enseñan-
za, se les hacía cuesta ar:iba, y decían que se les perdería su hacienda; lo cual aún dura
todavía en muchas partes del reino, particularmente donde hay granjerías de minas, de la-
branzas de tierras, de coca, de obrajell, de trapiches y de otras cosas en las cuales está hoy
toda la nación indicana ocupada, particularmente la plebeya. Agrégase, que como estos
vivieron entre los españoles o los forzaron a que, dejando sus pueblos, viniesen a las ciu-
dades nuevas, deprendieron de los españoles muchos vicios, quellos no sabían, o si sabían
y ten!an inclinación dellos, a lo menos, no los tenían en uso común ni en ocup<;lción públi-
ca, por el rigor de sus leyes y porque se e jecutaban a la letra. Porque quitado lo que es
y suena idolotría y gentilidad y superatición, en lo que es costumbre y vida moral y civil,
más corruptos fueron a una mano de soldados y vecinos españoles en aquellos \lempos que
los indios gentiles, por muy distraídos que fuesen; porque, deiando a parte lo que es hurtar
y robar y hacer agravios e injurias, blasfemar, renegar, los homicidios aún entre sí mismos,
y otros muchos males, en lo que toca a la deshonestidad, iba tan roto el negocio, que des-
de el capilan hasta el mismo soldado vivían miserablemente, cual con cinco, cuál con diez,
cuál con doce mancebas y todas gentiles, y todas ellas quitadas, o de sus padres, que las
tenían doncellas para casar, o de sus maridos; y por quitar escrupulillos, las hacían bapti-
zar sin catecismo ni prevención alguna, y acabado el baptismo, las hacían volver a sus
casas y pecados, y las que poco antes fueron mancebas gentiles, el mismo día del baptismo
se hacían mancebas baptizadas y cristianas. Y quitaban también muchachos a sus padres
para servirse de ellos de alcahuetes para hacer llamar hoy aquesta, mañana aquella. Que
semejantes indios y a este modo y en tales ejemplos industriados y baptizados, fuesen malos,
llenos de vicios y de males, ¿qué maravilla, si el rigor de sus leyes y la ejecución dellas,
y el gobierno de los ingas cesaron con la muerte de don Juan Atahuallpa, y no quedó qui¿n
los gobernase en lo civil y moral? ¿Cómo no habían de soltar las riendas a los vicios, pues
hallaban la puerta abierta, p es los españoles que sucedieron en el qobierno, no trataron por
t56 t:\ E R UI -Nb 1 G EN- A
mucho tiempo nada desto, ocupados con sus desconciertos y codicias, y habiendo de ser el
ejemplo de la virtud cristiana, fueron los más flacos y mis - les; y dieron avilantéz a que
las casadas dejasen a sus maridos , las h ijas vírgenes a sus padres y se - diesen pública-
m'e nte deshonestidades, cosa que' en todo lo que 'antes p recedió, en ' mas de doS' mil años, ' no
se había visto en el reino? ¿Cómo no habían de ser bestiales los indios y hacer~e bárbaroS',
sin leyes, pues con la ocasión, y mucho más con las guerras civiles que sucedieron, no se
les intimó ley evangélica ni civil, siquiera de Esp a ña , ni las leyes buenas de sus ' antepa-
sados, y al cabo se quedaron, sin ley, sin gobierno, sin porvenir?, De tales indios como estos
se ha de entender lo que autores graves han e scrito diciendo, que la virginidad entre ellos
n; fué estimada, ni querían casarse con mujer que fuese virgen, por parecerles que no ha-
bían sido d igna de que la amase otro.
De que esto no se puede decir con verdad por l<;ls antiguos, mientras gobernas-e n los
ingas, vése muy claro por lo que arriba queda dicho de las vírgenes vestales piruanas,
pues la primera y mas substancial condición que pedían era la virginidad, sin ia cual, se-
gún sus leyes, no podía ser recibido n inguna, como lo confiesan los mismos - autores, puesto
caso que dispensaban con reinas y grandes señoras q ue, enviudando, quisieran entrar' en
el ' monasterio . Vése también por las penas de muerte que ponen las leyes conira los ~s
tupros y con forzar al violador que se case con la v iolada, si ella quisiere, y no con otra .
Vése por la grande custodia que habia en tiempo de los ingas en todo género de doncellas
y mochachas, pues había jueces de famiÍi~s y de la educa ción de ios nÜ'ios y niñ'as. ' "
Más tiene eso verdad por los de aqueste tiempo corrupto de que vamos tratando; por-
que : si el -que profesaba la ley cristiana ' era el que cometía los esiu¡;>ros y después dab~
désas ' mujeres a sus criados ' que eran indios, diciéndoles que se las daban para }lOnrar,-
los y que se casasen con ellas, ¿qué mucho que entendiesen que eran honra tomar la mu'-
jer violada por el español y c~sarse con ella? ¿Qu'é mucho que los señores y caciques d~,
prendiesen 'a hacer otro tanto con sus vasallos? ¿Qué doctrina oyeron en todo ese tiempo?
¿Quién les dijo que la Virginidad era un estado altísimo en la iglesia de Dios? ¿Qué ejem-
plo vieron de virtud y honestidad para que deprendiesen lo bueno? Así que, - como vieron
y s~pieron algunas personas graves (que después fueron de Esp aña a las Indias) ~questo
que pasaba, entendieron que era vicio que venía desde los tiempos' pasados, y como lo ima-
ginaron, así lo escribieron, no embargante que ta mbién supieron la corrupci6n de los sol-
dad~s españoles, ei descuido de los magistrados y la turbación de las guerras civiles entre
los' mismos españoles, cuando no se guardaba la ley ni cosa ninguna buena en 'favor del
bien público; más, - con todo hubo, quien excusó a jos españoles o calló sus escándalos y
animó grandemente a los indios. Destos indios así baptizados e instruídos se entiende lo
que dicen algunos concilios celebrados en Lima, de que desenterraban los diÍuntos.. sacán-
dolos de las iglesias y llevándolos al monte, de q ue hacía'n sus antiguas supersticiones y
sa~rUicios y males, etc.; ;,nás no se entiende de los de a gora, que están del todo olvida-
dos de lo antiguo; y si hay uno o dos q ue sean a póstatas, ¿qué maravillas, pues en 'la
Europa vemos reinos enteros apóstatas, y en Italia en España no falta quien haya dejado
la fé católica?
La segunda manera de, cristianar indios fué de los que quisieron de su voluntad ser
cristianos , porque los movió el ejemplo ' santo de a lgún religioso bueno, o de algún seglar
español piadoso (que no faltaba destos, sino que eran los que menos podían); pero n o
tuvieron quien les enseñase la fe en su lengua; contentábanse con decirles el Pater noste~,
Ave María y Credo en latín, poniéndoles una cruz alta en público y que se arrodillasen
allí p'o r las mañanas y al anochecer. Religiosos había pocos, y estos que habían estaban
ocupados en las ciudades de españoles en fundar casas y monasterios, en el coro y otras
cosas; y así no podían atender a los indios, y si atendían, era por vía de intérpretes, que sa-
b ían nuestro , romance castell,a no muy mal; aunque, cuando duraron las querras civiles, no
hubo eso y esotro _ Y como en aquellos tiempos era costumbre que a la parte de los indlo.s
fuesell , personas comunmente idiotas, privados ,de voz activa Y . pasiva para las alecciones,
DE N1Jts"mO : PATRIMONIO "DOCUMENTAL 1St
eran muy pocos los "que se' inclinaban- a ' ir a -los indios, por parecer cosa de afrenta';' y SI
iba uno " sólo, tenía a cargo- una provinclci-enteta, -c on-- n0 ' tener ni letras ni lengua; ' y había
a.
de ' aeudir - cuarenta- y a ' cincuenta pueblos y a más quien con ' sólo uno ' no podía. De cuya
falla - nació que pusieron en los pueblos de- los indios, ' españoles' seglares por doctrineros,
que ni sabícm la- lengua, ni, -a aún la doctrina' 'cristictna-: tOdó -se - les ' ibct en hacer su' hacien·
da,- oeupar' o --los indios',- y en cobrar los tributos de sus'-amos,- y -: aridar a -los puñetes -con los
indios; Y como ellos se vian libres en el prado vedado, entreqábanse a sus anchuras, s in
dejar doncella-- -n i casdda. - -
- De tal modo de dóctrinar como este, mal - podían los' naturales aprovecharse; ' más antes
se les ,entibiaban -y perdían ' los buenos deseos -'que 'tEmían, porque nunca oían palabra di·
vinO' ,que los provocase, ' ni -vían buen ejemplo que les incitase, mas ' muchos que les ayuda·
sEm a :salir de' frailes y devoción -y . a - entregarse -a süs vicios. En ' muchos " años no - vieron
sacerdotes, 'y - s l'- 10 - -vieron, jamás supieron ' que - cosa - es confesarse sacr¿mientalmente -- como
ctistiCmo- católico; porque ' el- sacerdote no se quería ' meter -en tanto trabajo; basiábaie pasar
de--ligero - por - el' pueblo y cobrar su estipendio, en- cuya- pag-a estaban- bien - industtiados. - Y
es eosá -de notar: que -para todas las cosas que tocan al interés o comodidad b deleite de los
españoles-, nq faltaban - lenguas, intérpretes, eficacia, -medio-s extrañbs, como- para e'diHcibs
sumptuosísimos, -monasterios, labranzas de - tierra, oficio - mecánicos, tratos, - contractos, tributos,
alcabalas,_im-posicione-s : con- nombres afamados - del rey-,- ' de la caja real, del virrey.- : audien-
cia, y - de vecinos y - los demás _ministros, para todas- las' delicias y - regalos -qUe- puedén iroá-
ginar los señores -y señoras para tOOO$ SUs deleites - y - para otras -mil! cosas. Ni -faltaban en
los- indios habilidad y presteza- de ; ingenio -para entenderlas -y cdmprEmdei-lail y ponerlds 'p ot
obra, aunque , se les dijese con señas estEitlores :como a ' mirdos : .y qu:e para ' predicar la te
católica y la gloria de Xpto ' Nuestro ,Señor< faltasen intérpretes - y lbs -nliiüstr'ós esfubiesen -:ibioS,
y apenas se hallasen medios ' para '10- -,poder hacer, y los indios - ' fues~n tardísimos y torpes
de ingenio, y que nunca hayan podido de deprender coser 'quE! nunca oyeron, :ni poner por
obra cosa de virtudl --
y este es y -hao' sido el fundamento que tienen y 'helO tenido, los -que ' han intimado 'e l poco
aprovechamiento de los 'piruano!i en la cristiandad, 'queriendo que 'con tál ' gérrero de doc-
trinar como hemos dieho, fuesen tan fervorosos,: como los dé la :primitiva iglesia; y ' encarecen
-grandemente esto, quejándose, ,dé ,que, los indios; aúri- nO- -industriados,' no respldndezca la
virtud y santidad, que , en ellos;-, que - son industrIados, no resplandece. Claro es que los in-
dios' supieran las cosas de , Xpto, 'si, fueran 'industriados, - como saben las cdsa's del rey, 'por
que ' los industrían. ¿Es : posible' que 'quien sah&' todas' las , cédulas -y ' premátit:as' rec:les para
lo qué toca a tributos, y'- cajas reales, para minas, cdmimidades, servicio personal -y otras
cosas, y las' saben de :memoria porque ' se las ' r'~piten cada día,- no sabría siquiera el Credo
y los Mandamientos con su declaración breve, : si '. se les repitiese ' o inculcase? Ouien ' tiene
tanta -noticia ' del Rey y 'de s'u' poder Y" mCljestad-, '¿no la temía' del, Pap~ 'Y ' de su potestad
y dignidad soberana? _.,
'Oueda, pues, qUe aún de estos segund'os -no hay qUe ' mara';illar que en 'la cristiandad
¡lean flojos y- no ferVorosos, .¡ que en la viitud: sean: incOIlstcintes";Y : en los buenos deseos
'ir propósitos no perseverantes; ' y en lbs -'vicios sea;;' algo demasiados y "disolutos, y hayan
tornado 'a resucitar alqunas ' de las '- costumbre's -c orruptds --~lie tuvieron sus 'mayores, como es
ia lujuria con mUjeres - mundanas, 'ia embrIaguez, el 'no ""¡-espáiar' d. sus ; padres :y 'ti 3US !í'la-
yóres y ancianos' .¡ otros que ' n:o supieron,' como ~s ' perjurarse, ' hacerse te~tigos falsos ,' hui'-
tra, ser desagradecidos, tedio tener y fastidio para- las -cosas dé 'plos, ' cdbdiciar dineros, -:10
-mirar por el bien común, amancebarse atiarn- con casadas, no perdonar injurias; lier contu-
maces y rebeldes,: etc , - Mas, con tOdo esto.- en ' -pocos ' o ninQuno hemos visto ' falta ·de - la ~ fe
que _recibieron,_ y más los que ,desde niños recimeron el baptismo; ninguno hemos .. visto
quemQr , por_ somético, cqn andar sus c_o ntrarios, ,c on el ojo jan' alerta para ,cogerlos .. En los
P'W¡blo.s dellos que e,stá.n Qpartados de 108 ,e.spa_ñ ole_s•• no ,se ' 'hallarán , en -i odo el , año .. dos
gd,\!l~eri,Qs, no_ hurtOli, ,no hOlIlic\ io.s, no 'enemistade,a crueles; . aunque_los . que, .:viven entre, 'es-
152 pEnu INDIGENA
pañoles caen muchas veces en estas cosas, porque tienen el ejemplo a la mano. Y si co-
tejanos los unos y los otros, hallaremos en los soldados españoles y en otros que se llaman
soldados, mas ~ales en un mes, que en los indios en un año; como es testlqo desto la cIu-
dad de Lima y de México y la Habana y otras ciudades. Pero no merecen estos indios por
esto excusa alquna, sino reprensión, pues pudieran ellos apro.v echqrse de 10 bueno que sen-
tían de la ley evanqélica, y apartarse de la compañía de loa malos y no hacerse a una
con ellos.
La tercera manera de entrar los piruanos en la cristiandad, fué de indios que no sola-
mente quisieron de su propia voluntad ser baptlzados ellos y sus hijos Y sus mujeres, máa
tuvieron ventura de hallc;xr quien les ensoñase, y con buenos ejemplos les incitase al :ervor
de la ' fe y al amor de Dios. Y si acaso les faltó quien l!ls enseñase, ellos buscaron modos co-
mo deprender 10 que estaban ' obligados, y enseñarlos a sus hijos. Y como el que hace lo
que debe y puade, nunca le falta Dios, envióles alqunos claros varones eclesiásticos, cléri-
gos y regulares, qUe con grande y loable trabajo .deprendleron la 'lenq\la de la tierra; y es-
tos, pospuesta toda la honra del mundo y el decir de los que tan aversos eran a los' indios,
se dieron a predicar el evangelio públicamente, anq,on.d o de pueblo en pueblo, quitando fa
idolatría, no sólo en 10 exterior, como hicieron los Primeros Y sequndos, que ne;> sabían la len-
qua, sino de los corazones y voluntades; de manera que no tenían ellos necesidad de acu-
dir al ídolo y quebrarlo, y a deshacer altares y oratorios antiquos, sino que los mismos in-
dios hacían pedazos todos cuantos ídolos y altares habían, y los que estaban secreto~ des·
cubrían y quebraban. Estos dieron aviso de todos los montes y fuent s y otras cosas na-
turales que los antiquos veneraban, para que los tales predicadores es tu esen sobre aviso
y. predicasen contra tan malas supersticiones. Destos . supimos todas las cosas que arriba Ile
han referido y otras más que no se dicen, porque ellos, como abominando tan mala cosa. no
solamente la desecharon de . todo punlo de sus corazones pero descubrieronla para que los
sacerdotes estuviesen sobre aviso.
Señaláronse en esta obra qrandemente los reliqiosos de Santo Domingo, y procedieron
siempre con gran prudencia y disccreción, junt.a con la sanetldad y virtud; dellos fué Fr.
Xpbal López, varón santo y digno de eterna memoria, porque en todo fllé esclarecido; tamo
bién Fr. , Domingo de Santo Tomás, y otros. En la orden de Saint Francisco no hubo tantos
intérpretes o lenquas; pero hicieron todo su deber. aquellos que se consaqraron al bien de
los naturales. No faltaron entre· los aqustinos (aunque llec;¡aroÍl más tarde) buenos opera-
rios, par\icularmente uno, que no solo trabajó, pero escribió en 1.0 lenqua para que se apro-
vechaseil los venideros. Los cléric;¡os, si no es con larqos estlpé'ndios, no podían estar entre
indios pero alqunos se dieron a la vida apostólica, como fueron Machin de Deva, Gregorio
de Montalvo, Xpbal de Molino, Juan de Pantaleón, a quien ahorcó Gonzalo Pizarro, porque
persuadía a los indios al servicio del rey, y otros dos o tres que hicieron <¡ron provecho.
y para como andaban las cosas en aquellos tiem¡:>o, no hicieron estos rellc;¡iosos y clérigos
poco en darse a los indios, sino un acto heróico y celestial, lleno de humildad y desprecio
del mundo, lienos de amor de Dios y del próximo, y una perpetua mortificación; porque así
se tenía por afrenta y menosca,bo grande acudir y predicar a los naturales. como se tiene
agora que ~n grave y noble ae vaya a comunicar y COnversar con pícaros o qrumetes; y
mandar a un reliqloso inperfecto que acudiese a los indios, . era como decirle que fuese a una
galera .. De .manera que fué ~ene.stor que saliese de corazón para una obra que de suyo
se es celestial. Pero fué providencia de Dios Gue hubiE!se operarios forzados y operarios vo-
luntarios, para que se viese la diferencia.
Todos estos predicadores, por más de treinta afios, no atendieron sino a predicar a los
naturales, y de los sacramentos no se les comunicaba sino sólo 'el del bap tismo y matrimo-
nio;' y como eran pocos los operarios y lo's indios sin número, no se podía acudir a ba.pttzar
todas las provincias y pueblos, y así perdieron mucho los de la ·S'egunda manera de conver-
sión, como arriba vimos, porque ni · supieron en mucho tiempo ni aún · el nombre de Jhesu
Xpto Nuestro Señor, cuantl más los misterios de la fé, ni fuerol1 ayudados' con 108 sacra-
DE NUESTRO. PATRIMONIO DOCUMENTAL 153
mentos, ni animados a cosas de virtud; y aunque vieron los buenos ejemplos de los buenos
predicadores, con· ·todo, los.· males de otros les arrastraron y llevaron tras si, de manera que
dieron en vicios, como ya queda dicho. También estaban en peligro estos del tercero modo de
conversión, por la falta que había de quien los confesase, porque entonces se tenían como por
milagro que algún . sacerdote se aplicase a oir confesiones de indios; y si por mano de sus pe-
cados, algunos de sus ministros menos fervorosos se ponía a confesarlos, mejor fuera que no
lo hiciera porque como despacbaQa ciento cincuenta y más cada día, ni ellos iban confesados,
ni él hecho su oficio, lo uno por la prie:¡a, lo otro porque apenas sabía la lengua, lo otro por-
que no les apercibía primero para declararlos cómo s.e ha de recibir aquel sacramento. Por
más de treinta y .ocho años no se les pr<¡!dicó o intimó que hubiese necesidad de recibir el san_
tí.s imo sacramento . de la Eucharistía, ni que cosa erq ni aún del sacrificio santo de la Misa,
y mucho menos de los Sacramentos.
y ert;! lástima ver las lágrimas. de los naturales que se quejaban de que no se les ense-
ña~e al modo que a los españ91es enseñaban... etc. De manera, que de sólo el baptismo
y matrimonio supieron lo:; indios comunmente, y sólo cuanto a la práctica y uso de recibir-
los, que cuanto a la doctrina, de mil! era solo uno el que sabía algo, porque le alcanzó algo
del beneficio de los buenos. operarios que hemos dicho.
Oyó Dios las peticiones y lágrimas de los indios y envióles la Compañía de Iesus, año
de 1568. La cual, el mismo año por el mes de setiembre, y mucho mas por enero del año
siguiente de 69, levantó tanta cosa con su pradicación y buen ejemplo, que se admiraban
los naturales de sí mismos de ver la mudanza tan notable, el fervor y devoción nunca vista,
el concurso da indios tan grande, que nunca tanta gente se había visto en Lima. El arzo-
bispo Don Hierónimo de Loaisa lloraba de placer cada vez que vía los domingos y fiestas
pasar por su calle procesión de indios innumrables. Allegóse a esto el ejercicio de las con-
f~siones que entor¡ces comenzó con los indios, y se vió claro y manifiesto que no había es-
tado la culpa en el reló sino en el relojero, pues hallando los indios la puerta abierta para
lo que deseaban, luego acudieron. Pesóle grandemente al Demonio de tanto bien, y luego
inventó un estorbo terrible, porque así lo permitió Dios para que se conociese la constancia
de los ministros operarios nuevos y la de los nuevamente convertidos a la verdadera devoción.
Quisiéronse los codiciosos e inexorables aprovecharse de esta ocasión y de la buena
obra. de la Compañía,. con mandar que, pues tantos indios había, sirviesen todos y trujesen
mas de las serranías de donde aquellos habían venido; y aunque resistieron los píos, pudie-
ron má$ los impíos, trayendo razones impertinentes, y entre otras, una de que aquella de-
voción que mostraban los indios era por hacerse haraganes y no trabajar en las haciendas
de los españoles; que harta doctrina tenían y habían tenido hasta allí; que para ' que eran
menester nue·v os modos de procesiones y devociones y confesiones que embarazaban mas;
y , que eso se querían los indios y .hacerse haraganes y bellacos. De manera que estos im-
píos recibían pena de que así entrase la salud por los indios, y quiesieran que lo que ellos
por. su malicia no habían querido recibir, tampoco lo recibieran los indios. Huyéronse con
todo muchos indios por · no ser forzados al servicio personal, aunque no dejaron la devoción
jamás, porque allá .en S\lS tierras .e:;tuvieron a ·la mira, aguardando a que la Compañía fue-
ra allí o pasase por su lugar. Los que quedaron en la ciudad padecieron bien, aunque no de-
jaron lo comenzado . . Finalmente, dióse un corte, que fué fundar el pueblo de Santiago, que
ll=an el Cercado • .peg.a do a Lima, y que estuviesen juntos y fuesen doctrinados por los de
la Compañía.. Hízose . así, muriéronse infinitos con la mudanza de lugar, sacaron otros los
interesados, que no se holgaban de tanta felicidad; finalmente, quedó buen número, que hasta
ahora ha permanecido con tanta virtud, honestidad y devoción, .que es para admirar. Ellos
de su limosna .y trabajo, sin ayuda de otro, .han hecho la iglasia de San BIas, la cual das-
puéa sa conmutó an hospital;. han hecho la da Santiago, qua an lindazo, hermosura y ador-
no excede a .muchas. de Lima: El oratorio ~ altar del sagrario del Sanctísimo Sacramento,
los aderezos de ·los ministros que allí sirvan, la música para los oficios divinos, no solo de
voces, . sino de .instrumentos .. di ersos y de vihuelas ·da arco, al aparato tan ilustre y sump-
!lS4 P E R :U : 1 N · D t G r: RA
tuoso con que sale el Santísimo Sacramento pa.a lQs indios enfermos, la·- cofradía que en su
honor se ha instituído, en la cual están incorporadas las· cofradías de Nuestra Señora y de
Vera Cruz y de las ánimas del Purgatorio, .la utilidad y comodidad de esta cofradía, la cura
y \Iledicinas y provisión y recaudados del hospital, el socorro de los pobres y huérfanos, 01 ·3us-
te~to de los padres que allí residen para enseñarlos, · las limosnas. continuas que allí hacen,
no solo a los padres · espirituales, sino a la casa de probación que · bllí está, todas estas co-
sas solen · de los indios y no de otros; fuera de · que estos mismos indios ayudan con sus
Iim9snas a los hospitales y cofradías y necesidades de pobre·s · de la ciudad de Lima.
. Pues todo, esto, ¿quién dirá que es fing ido; o quién lo echará a mala parte? ¿Qué más
pueden .hacer en este exterior los más antig uos devotos en ·10 cristiandad? Pues y a lo que
es fino y de donde les ha venido todo este· bien,· que es la frecuencia de las confesiones 'f 01
recibir el Santísimo Sacramento las pascuas y fies tas solemnes, ¿dónde se ·vé mejor que en
el Cercado? Pueblos . hay de indios por allí alrededor que tienen los mismos deseos y án ·
sias, y aún preparaciones, pero non esl qul trangal panem eis, antes en los púlpitos han ·3ido
los de la. Compañía reprendidos porque así comunicaban estos divinos 'Sacramentos a los in-
dios; S!3rmo¡¡es se OYeron mas de veinte Y cuatro con· razones aparentes que los seQlares
pensaron que era la pura verdad, Y por eso todos los· clérigos seglares dieron en seguir a
esos .ta~es . p,edicador~s, trayendo en· consecuencia algunas flaquezas y . caíd~ de indios,
como si falta~en C?tra~ tales et)CIl!l entre los mismos ministros. Los frailes querían pasar ade-
lante con lo que hasta allí habían usado, de no confesar lo ordinario, sino en casos raros',
a los indios, Y mucho .menos de darles el Santísimo Sacramento; Y porque no lo pidiesen
algún . día, si supiesen que lo podíall recibir, .habiendo buena disposicló preparación,
acordaban de nunca tratarles desta materia.
Pe ~o la Compa,ñía. regida p or Ell espíritu .verdadero de la Iglesia Católica, pasaba ·a de-
lante en su obra, con mucha pr.lldencia Y d iscreción; porque si en el Cercado ·de Lima y 'en
la demás gente indianq devota q1,le vive en la ciudad ha hecho todo lo qUe está dicho Y
mucho más que no. se dice, en el Cuzco fué más admirable · 10 q\le hizo Y obró .. ayudada de
.la gra~ia: divina. Y, h¡é esta. tanto de mayor estima, cuanto hubo ·de parte de· los ·enemigos
de la virtud mayor y más pesado .estorbo y persecución, y. en· los naturales más fe y cons-
tancia . . Los medios que usó . la .. Compañía d~ Jesús fueron ·.paciencia, humildad, obediencia,
caridad oración fervorosa, y acudir a sus ministros . con fuego de · corazón, sin perdonar sudo·
fes, tr':Ibajo, hambre, .sin temer pe.secuciones. Los . ministerios eran predicar, confesar ./ ·dan
la ~omuni9n, a~udi.r a enfermos, presos, hospitales, · niños y rudos;. dar traza ·como ·se soco-
rrielien necesidades de pobres, cómo, se compusiesen . las pendencias .y enemistades, .y . su
evi!¡:¡sen los . ~e<;:ados públicps . El modo de predicar era nuevo para. los indios, y . hasta allí
I}\ln~a usado, cooro es adornar el púlpito con seda~, hacer los acatamientos y . exordios 'como
para au~iit o~io cristiano. y que cada .uno d los ql.le allí , estaban. tenía por ayo un ánqel so'
ber.ano .del , cielp; . traer las c¡uctoridades. de la Santa Escritura en la lenqua latina, ·e inter-
pretallas luego en la· .lengua con · fidelidad, por-que. así 'r everenciasen la · palabra divina; pre-
dicarles. lo ordinario históricamente, . porque desto gustan ellos .c;¡randemente, y sacar de la
narración histórica apóstrofes y exclamaciones. o amorosas y tiernas, provocativas , a · 'peni-
tencia y reformación, o terribles y espantosas, provocativas ' <:1 temor ~iivino · ya , apartarse
de ' vicios;· hacer procesiones; honrarlos conforine ti la calidad y olicio, y en las conversacio-
nes. particula·r es, contar vidas de sanctos y tralar cosas de virtud; componerles letras en su
.dengua 0 · 10· divino y hacer a los Riños que 109 canten . ante ello$, ·para' que a~í se olviden
de los cantares antiguos, y por vía de la música se les 'encajone ·la declaracián de los Ar-
tículos .y Mandamientos y ·Sacramentos "y Obras de misericordia .
. Cuán grande fué el fruto ·y provecho que se · sacó de aquí. díqanlo las piedrall de Cuzco,
que ' Cflunque los hombres lo callen (). nieQuen de · malicia o olivdo, lo conefsarán ellas.'; "
Díganlo .las otras .religiones, . que gozaron de · la grande Iiberalidad .,dé sus llriloslKIS·, que' viEi-
.:ron, palpablemente. su reformación y perseverallcia.~ Que:. aUl)que alQunos· dellos mofaron .y
~ier01l 9rand!;lrpent.E! Q,e. lo~ , . de . la. <;:pmp.a ñí.(;f , ge . ~Oll ~sCUl• . lo 'primero~ .de que como.· nuevos,
DE NUESTRO : PM'RIMONIO DOCUMENTAL
y chapetones predicaban y trabajaban, sin advertir que echaban aqua en 'el arnero -y que
la devecloncilla o hipocresía de los indios había dEl. ser como estaca, tres d ías en' pared;
y para más avergonzar a los de la Compañía o apartarlos de su propósito, andaban con 5U-
ma diligencia inquiriendo si alguno de los ' que acudían a nuestras pláticas había caído en
pecado alguno, y aunque fuese un alzar de ojos descuidado o nQ tan h onesto, lo acrimina-
ban y hacían pla.za dello; de,. donde tomaron ' los seglares motivo para no .sólo inquirir esto
mismo, pero si ,s abían o habían oído dedr que algún indio cualquiera que esa (porque 'pa-
ra esto hacían ellos regla de que toda la pro;¡incla, sin e xceptuar ninguno, había g ozado de ' la
doctrina. de la Compañía) había caído en alguna deshonestidad o embriague~ lo encarecían y abo-
minaban tanto, que era para tapar los oídos. "Mirad (decían) los sermoneS de los teatinos en
qué. vienen a parar, que es por demás predicar a estos, que más vale echarlos a . las mi-
nas y que trabajen para I)osotros". Y 'hubo un soldado ' tan malicioso, qUe solicitó ' a una m).!-
jer natur,a l de la tierra, que nunca había· oído ni ·v isto padres de la Compañía, .y . habiendo
ofendido a Dios con ella, luego otro día la afren~ó públicamente, diciendo que h(lbíct sido'
mala perversa, y demostando la predicación de les padres. Y aunque los religiosos susodi-
chos rieron, lo segundo, .. del modo de predicar que tenian los padres de la Compañía, según
lo !=Irriba dicho, trilcando grandemente, con todo, pasando algún tiempo, cayeron en la cuen-
ta y . se desdijeron de Jo uno y de lo otro y comenzaron a ayudar valerosamente, teniendo
ya por honor el oficio que hasta allí había tenido por deshonra; entendiendo: que- pues los más
granados de la Compañía se preciaban de aquello, no había razón para que lo depreciasen
ellos; y así. comenzaron ellos a predicar a los indios y a seguir el estilo y modo de la Com-
pañía y a confesar a todos cuantos la doctrina de la Compañía derribaba; porque como ,e ran
tantos mm ares los qUe acudían y cada día venían gente de nuevo, no podían acudir a :odos '
aunque hu!:>iesEl veint~ o treinta .confesores, y . tomóse por medio a que los religiosos que así
se animaron los ayudasen; en lo cual se señalaron grandemente los dominicos y en ilinguria
cosa ' se apartaron del espíritu y modo de proceder nuestro. También hicieron mucho los mer:.
cedaríos con sus serfIlones y ' algunas confesiones; los franciscanos no tuvieron legunas por en_o
tonces, ·n i los agu.stlnos, más después que las tuvierof1, 'ayudaron con mucho fruto.
Visto el Demonio ' que se habían destruído sus máchinas .inventó otras. Tomó el obiSpo
tanta :tirria ·y enojo de que ra Compañia ' hiciElse en- su ciudad u obispado copioso fruto en
los indios, que Incitó a su provisor y vicarios y curas y clé rigos; o por mEljor decir, ellos le '
incilaron a él. pOra que atajasen los ¡:>asos 'de los padres, porque echaron fama de que en
son de predicar y confesa~, se querían apoderar de las parroquias y de los pueblos de to-
da la primicia y aún quizá de todo el obispado. Para esto pusieron, pena de _excomunión
mayor latae sen/entiae, que ninc¡ún CJéric;ro ni cura los admiliese en sus iglesias ni pueblos,
ni a predicar, ni a confesar, ni a \.lada;, . a los ca¡:iques y señores so pena de cient 'pesos .y
a los de~ás .pena de cient azotes y tres'q uile de cabellos, que no se confesasen con los di-
chos padres ni oyesen palabra ninguna dellos; sobre lo cual hicieron .extrañas cosas, azota·
ron ~ muchos, al!í varones como mujeres, y los afrentaron públicamente, y pusieron todos
I~s medios de cár~eles y destierros y .ot~a~ penas que pudieron; sólo ' matar no les fué con:,
cedido . . Más nó salieron con su intento, porque crecía el número de los que tratab.an de su
reformación, en tapto grado, que ellos se acusaron y conocieron que no . iban por buen cami-
no; fuera de que la- justicia real tomó la mano de defender a los indios y a la Compañía .
. Esta devoción y reformación no se puede probar mejor ' que con ver que dura 'hasta el
día de hoy con el mismo tesón .y con tantos extremos. Casi este mismo modo, fervor y devo-
ción ' h~ hablde y 'hay en Arequipa, .Xuli, Chuquiabo, ChU:quisaca, Potosi. Tucumán, . Chile,
y principalmente Quito. Dos misiones ha hecho la -Compañ ía a las Chachapoyas ' y , Guánl:lco,
y la reformación que entonces había dura agora con grande fr' o, habiendo más ' de doce
años que no ha "ido la Compañía ' a esos lugares. No trato de los grandes estorbos e impe-
dimentos que han dado y dan las opresiones y trabajos cuolidianos, 105 diversos tributos y
peeho,s , qu~ se i~s. han puesto Y. cac;la año ,se 'Jes ilIlPon!ln; los ' qg~avi9s ·y vejaciones que
r,eci~n de mano de 10B mal/i trados mediatos e inmediatos y de los particulares; la horri-
1'56 P E RU 1 N D ] G EN 'A
ble servidumbre a que han venido, no mas de porque son xpianos, y ' la summa .pobreza que
tienen y el no poder acudir a la crianza de sus hijos y de su casa, porque no tienen lugar
ni aún para atender a su salvación; la enemiga que tienen los seglares porque atienden los
eclesiásticos a su enseñanza y delensa; no d igo nda de esto que sería largo de contar, mas
vemos que con tanta carga y peso (que con la mínima parte desfallecen muchos españo-
les, no sólo de la virtud, mas de la lealtad que deben a su rey) están los indios firmes ' en
BU propósito, y en medio de sus trabajos y dolores, se abrazan con Xpto, y mientras más in·
(1). lIla es lo mismo que El, hebreo; Ela, siro; Theos, griego; Deus, latlno.- Tecce
es lo mismo que principium verum sine principio.
(2). Autores: Polo, en la Averiguación; Juan de Oliva, en sus Annales, al rincipio;
Fray Melchior Hernández, en sus Anotaciones, verbo Tocapu; los quipos de Yuto I a, 108
de Huallpa Inga, y la común tradición.
(3). Autores: los mismos, y Fr. Melchor, en el verbo Punchao, y el licenciado Falcón en
su Apología pro indis, y diversos quipus.
(4). Todos los quipos y memoriales del Cuzco y de las demás provincias y el común
uso que todos ven agora en el lenguaje.
(5). Los quipos de PacarI tampu antiguos. Fr. Melchior Hernández en la Interpreta-
ción de las oraciones antiguas, y en sus Anotaciones, verbo Pirua y Viracocha.
(6). . .. el gran dios I11a Tecce habia ciertas ideas de todas lcis cosas presentes ' y ve-
nideras, y que para el buen gobierno del mundo repartió a cada uno. '
(7) . Aul.: Polo en sus Relaciones, sub medium, y los demás arriba citados; .y Don Luis
Ynga, en su Relación.
(8). Esto es contra Fr. Domingo de Santo Tomás. Autores: Juan de Oliva, ubi supra;
Fr. Agustín Román, agustino, en la República indiana, lib.;' . cap ... Francisco '· Yutu, Juan
Guallpa, ingas, y D. ' Sebastian, señor de Guarochirí.
(9) . Polo con los demás.
(lO). El licenciado Falcón, en la Apología pro indis que presentó al presidente Lo.,e
Garda de Castro contra Polo y León, y otros papeles de algunos soldados maliciosos. Fr. Mel-
chior Hernández, exproleso, en el verbo Arpai et Nacai. Juan de Oliva, como testigo ' de vista:
y fué de los primeros conquistadores; Fr. Marcos JoIre, franciscano, que fué dos veces · pro-
vincial en el Perú, en su Itinerario, ti!. De modo sacrifican dI indorum. Los quipos del Cuz-
co, de Cassamarca, de Quito, de Huamanchuco. y la común opinión; y particularmente Don
Luis Inga, en las Advertencias que escribió de su mano en su lengua. . .
. (11) . Autores son todos los ya dichos. pero en particular Francisco de Chávez, xere-
zano, que fué grande amigo de Tito Atauchi, hermano del rey AtahuaUpa; el cual no sólo
f'e Informó de mili cosas, pero vió con sus ojos esto que aquí se dice, y hizo una relación
copiosa y la dejó en poder de su amigo y deudo Don Luis Valera, y este se la dió a Diego
de Olivares, de quien tomaron Juan de Oliva, que también fué testiQo de vista, y el licen-
ciado Alvarez, vecino de Huánuco, en su libro De Titulis regni piruani, en el capítulo De Sa-
crificiis; fueron de que él se informó de los indios de su encomienda . También es co;"tra
Polo Fr. Marcos Jofre, en su Itinerario, y cita allí a Francisco de' Chávez y a Juan de Oliva
y a Fr. Mateo de los Angeles, frariciscano, que escribió' De retibüs 'Indotum y muria' como
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 157
S. M.:
Muy atentamente.
(
Segundo Informe del Dr. Allan R. Holmberg
sobre el desarrollo del Proyecto Perú-Cornell
El presente constituye el segundo informe sobre el desarrollo del Pro-
yecto Peruano en Cultura y Ciencias Aplicodas de la Universidad de
Cornell que se está llevando a cabo en la Hacienda "Vicos" y sus alre-
dedores, en el Callejón de Huaylas, en el Departamento de Ancash, Perú.
l. ESTUDIO DE NUTRICION
2. ASPECTO EDUCACIONAL
3. CAMBIOS TECNOLOGICOS
4. FORESTACION
5. PASTOS
(
164 PERU INDIGENA
6. SERVICIO DE RESERVISTAS
7. ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS
Agosto, 8 de 1953.
Allan R. Holmberg.
166 PERU INDIGENA
El Sr. Mini stro de Trabajo y A sun tos Indígenas , Ge- VIl aspecto de la inauguración del nu evo locql escolar
neral de División Dn_ A rmando Artola del Pozo y la de Vicos.
Dra. Rose Goldsen ar>adrinando la ceremonia de ben-
dición del nuevo local escolar de Vicos.
El Sr. General de División Dn. Armando Artola del El Dr. Mario V ásquez, antropólogo per uano, pronun-
Pozo y el doctor Allan R. Holmberq, Director del Pro- ciando el discurso de entrea a del nuevo local escolar
yecto "Perú-Cornell" en los campos de Vicos. de Vicos_
(
170 PERU INDIGENA
(Arriba). La profesora de la Escuela de Vicos dic- (Arriba). Cómo /ué el antiguo local Escolar de Vico s .
tando una clase a los alumnos de Preparatoria.
(Al centro). Parte del nuevo local escolar de VicO s •
(Al centro). La Capilla de Vicos. re/accionada por el edificado por el Proyecto "Perú-Cornell".
Proyecto "Perú-Cornell" .
(Abajo). La pláctica de los deportes constituye uno
(Abajo). Nuevos sistemas agrícolas.-Los campesinos de los fines del Proyecto.
de Vicos aprenden a hacer uso de insecticidas.
Un comentario sobre nuestra Revista
IIPerú Indígena"
POR JORGE LUIS RECAVARREN
(
Notas Bi bl iográficas
POR CÉSAR A. ANGELES CABALLERO
tre tanto que el P. Valer pinta el adecuado derrotero de los "Orígenes del Vica-
riato". No menos interesante e ilustrativas son las notas de los Padres Osende,
Ariz, Suárez, Armendáriz, Ferrero, Femández, Ciordia, W. Femández, Ma-
tamala, Alvarez, Santos, Martín, Silverio F., Aldamiz, Diez, Menéndez Rua,
Gorda de Dios, Jiménez, Elorza, Guerrero y Salgado. Con los temas que
se conjugan con esta benemérita obra de los dominicos, figuran los estu-
dios de C. Aranas y Loayza, R. M.ackie B., J. A. de la Puente Candamo,
C. G. Rossel y J. Pawlik.
En lo que respecta a la gloriosa Compañía de Jesús, vinculándola a la
obra misional en nuestro oriente, digamos con Emilio Romero: " ... el apor-
te realizado por los Jesuitas es tan inmenso, ' que por si sólo es suficiente
para justificar toda la gran empresa de la conquista del Marañón y el Ama-
zonas. "Los Jesuítas iniciáronse en las misiones allá por los años de 1638,
prolongando su acción de bien, de verdad, de cultura y de catequesis has-
ta 1768, con verdaderos caracteres de heroicidad y sacrificio, siendo los be-
ficiados, en aquel entonces, los aborígenes del norte de Loreto, San Martín,
Amazonas y Mainas. "En los 130 años de trabajo fundaron los Jesuítas 173
pueblos, en los cuales había en 1700 más de 160 mil , indios reducidos. Ac-
tualmente existen unos 20; ... " La inmarcesible labor de los hijos de San
Ignacio, también se enmarcó con celo y ejemplar diligencia a estudiar la
vida y costumbres de los indios, compenetrándose con sus lenguas y dia-
lectos, en tal medida que según el Padre Martín de Iriarte, escribieron Gra-
mátjcas y recopilaron con empeño Vocabularios de veinte lenguas diferen-
tes, cuarenta derivadas de ellas y ciento cincuenta dialectos.
Los misioneros de la Compañía de Jesús, retomaron a su antiguo que-
hacer misional en 1945, contando en la: actualidad con seis sacerdotes y
cuatro hermanos. Desde el siglo XVII hasta nuestra época, su vehemente
deseo y la obra efectiva en la que se hallan empeñados, para bien de las
almas, les ha permitido fundar e scuelas, postas sanitarias, dispensarios clí-
nicos, refectorios escolares e introducir los servicios de luz eléctrica. Y es
que "Ahora, como siempre y en todas las Misiones, los Jesuítas hacen todo
el bien que pueden, a los cuerpos y a las almas; a los grandes y a los chi-
cos, a todos con quienes tratan, a ejemplo de su Capitán Jesucristo".
Para quienes deseen conocer más de cerca la brillante obra misional
de los Jesuítas, recomendamos la lectura de los libros La Geogwfía del
Oriente Peruano y los JesuÍtas ( Prólogo del Dr . Emilio Romero, Li-
ma, Imprenta Torres Aguirre, S. A., 1945, 112 p., fotografías), Misión de
San Javier en el Alto Marañón. Cartas del Primer Misionero sobre
sus viajes de exploración y fundación . Nov. 1944 Fbr. 1945 (Lima Cía. Edi-
tora "El Universal", S. A., 1945, 137 p., mapa), que corresponde respectiva-
mente al Hno. Santos Gorda y al Padre G. Palacios de Borao, S. J. También
reune datos de sumo valor el último libro del Hno. Santos Garda, S. J. La
NOTAS BIBLIOGRAFICAS 171
SUIZA COLOMBIA
(
I1I11/a Lf/
50
f:. 'lb _11
/.
Las ideas expresadas en artículos, notas, etc., publicados·
en "PERU INDIGENA', son de la exclusiva responsabilidad
de sus autores.
•
Se ruega que al ser reproducidos los trabajos contenidos
en esta Revista, se indique su precedencia. ..
•
Invocamos el espíritu generoso de los autores nacionales
y extranjeros y de los representantes de las empresas edito-
ras , nos envíen ejemplares de sus publicaciones, a fin de
incrementar la Biblioteca especializada del ~nstituto Indige-
nis ~a Peruano. Nuestra revista dará cuenta de todas las
obras que se reciban.
•
La correspondencia deb8 ser dirigida
al SECRETARIO GENERAL DEL