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PERÚ INDÍGENA VOL. IV - #10 y 11 PDF

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PERU INDIGENA

ORGANO DEL INSTITUTO INDIGENISTA PERUANO


--

VOL. IV NUMEROS 10 y 11

-11
SETIEMBRE DE 1953

LIMA - PERU
DIRECCION DOMICILIARIA Y TELEFONICA DE LOS

SEÑORES MIEMBROS DEL INSTITUTO

INDIGENISTA PERUANO

Nombres DomIcJlio Teléfono

Sr. Gnral de División ARMANDO ARTO-


LA DEL POZO, Ministro de Trabajo
y Asuntos Indígenas.-Miembro Nato M. Carbajal 139 - Miraflores 58874

Dr. CARLOS MONGE, Director del Institu-


to Indigenista Peruano .. .... .. . .. . Emilio Fernández 611 .... ... . .. .. 40087

D: . JULIO PEREYRA ARROYO, Director


General de Asuntos Indígenas.-
Miembro Nato . . .... .. . . ... .. . .. . .. Tumbes 291 - Barranco . .. .... . 10526

Dr. MANUEL D. VELASCO NUÑEZ, Secre-


tario General . ............ . . . . . ; .. Alfonso Ugarte 712 .... .... ... . . 30178

Ilmo. Mons. SALVADOR HERRERA . .. . . . Conv. San Feo. de Asís .... .. ... . 31381

General ALEJANDRO BARCO .. . . .. ... . Zela 565 - San Isidro . .. _.... . 16195

General FELIPE DE LA BARRA ... ... . . Alcanfores 1375 - Miraflores ... 58346

Ing. JOSE PAJUELO VERA . . . .... .. .. ..• Unión 892 .... .. ... ... , . . . .. . .. . - .-
Dr. MANUEL G. ABASTOS .. .... . .. . .. . Av. San Miguel 970 - S. Miguel 18133

Dr. JORGE EUGENIO CASTAÑEDA Est. Azángaro 1050 .. . . . .. ..... . 32077

Dr. SANTIAGO PARDO LEZAMETA Rieles 330 .... .. .. . .. ... . . . .. . . . 11767

Dr. GONZALO BRAVO MEJIA . . . ...... •- Ministerio de Educación . . .. . . . . 33066

Dr. CESAR MERINO ... . . .. ... .. ... .. . . Daniel Carrión 180 - Miraflores 56725

Dr. CARLOS VALDEZ DE LA TORRE . .. . Est. Cuzco 382 ... ... . ... . ... .. . . 31786

Dra. REBECA CARRION CACHOT ... . .. . Chota 1476 39614

Dr. CARLOS ENRIQUE PAZ SOLDAN . . _. Unión 876 12610


Sr. JOSE SABOGAL . . .. ............. . .. Ocharán 471 - Miraflores . .... . 56417

Dr. GUILLERMO TOWNSEND . .. ..•. .. . . P. Jerónimo 486 . .. . ... ... ... . .. 70633

Dr. HUMBERTO ASTE S'ALAZAR ... . . . Talara 717 37187


Dr. PEDRO WEISS .. . . . . . . ....... . ..... San Jacinio 151 ...... . ......... 36722
PERU INDIGENA
ORGANO DEL INSTITUTO INDIGENISTA PERUANO
DIRECTOR: MANUEL D. VELASCO NUÑEZ

JEFE DE RE9ACCION : CESAR ANGELES CABALLERO

SUMARIO

EDITORIAL

Los Estudios Folklóricos en el Perú s

ARTICULOS

El Problema de la Silicosis y e l Mal de Montaña Crónico. Por Carlos Monge M. ...... .. 7


El Mal de Montaña Crónico. Por Carlos Monge M. . .. . ..... .. ............ . . .. .... . .... 24
Un Proyecto de Ley sobre exprop ia ción de Tierras en favor de los a borígenes de Villur·
cuni. Por Francisco Ponce de León . . .... .. . .. .... . .... . . . . .. . . . . . . .. .. ... . .. . .. 42
El culto de los muertos ent re los a borígenes peruanos. Por luan B. Lastres .... . . . . . . .... 63
Una Comunidad y una Escuela Rura l. Por Clodoa1do A . Espinosa Bravo . .. ... .... .. . . 75
Economía Dirigida y Coopera tiv ismo en beneficio de los grupos indígenas. Por Susana
Solano ...... .. ............ ... .. . .... .. . .. . . ......... . ..... . .. . ... . . .. .. . . .. .. . . 78
Adolfo Vienrich y los Estudios Folklóricos. Por Sergio Quijada lara . . . . . . . . . . . .. .. ..... 87
Dos Estampas del Folklore Ancashino. Por César Augusto Angeles Caballero .. .... . ... fJZ
"El Chujchu" - Folklore Andino. Por Lucio D. Cas tro . .. ... ... . .... . .. .. .... . .. ..... .. 100
La importancia del Nacionalismo de los Moscos y Machiguengas. Por Víctor l . Guevara 106
Pronombres Cashibos. Por Olive A. SheIl .. . . . . ... . . ..... .. .......... . ..... .. . .. ... ... 111
La Mujer Indígena. Por Alicia M. de Duarte . . .. . . . . ... ... ....... . ...... . .... . ..... . ... 115

POESIAS

Ceo seco. Por Anaximandro de la Vega 118

DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL PERUANO

Relaciones de las Cos tumbre s Antiguas de los Na turales del Piru. Por BIas V alsra . ... 122

ACTIVIDADES DEL INSTITUTO

Estatutos de la Sociedad Peruana de Folklore .. .. ....... . . . ... ... . ... . . ... . . . .......• 158
Distinción honrosa. ...... .. .... . ..... . .. .. ..... .. ... .... ... . . . .. .. .. . . . .... .. . . .. . . 160
Desarrollo del Proyecto "Perú·CorneU" . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Inauguración del nuevo !ocal escolar de Vicos . . ........ . . . .... . ........ .... ........ . 167
Un comentario sobre nuestra Revista. Por Jorge Luis Recavarren . ... . . .....• . . . . . . .. .. . . 171
Notas Bibliográficas. Por César Angeles Caballero . .. .. : .. . . .. . .... . ... . . .... . .... . .. . 174
Relación de Publicaciones recibidas .. . .. .. .. ....... . . ... ..... ... .. . . . .. . . ....... . ... 179
NOTA EDITORIAL

LOS ESTUDIOS FOLKLORICOS EN EL PERU


El Perú, país de glori~~~- pasado, de áureas leyendas y de célebres
tradiciones, guarda celosamente el más rico tesoro folklórico, pues pocas
naciones del mundo poseen tan variado acervo demótico; en parte esque-
matizado desde las famo sas "Crónicas", la lite ratura virreynal, dI? la repú-
blica y decididamenle en los folklorólogos del último decenio. El amoroso
acercamiento y la enlrañable vehemencia por los estudios folklóri cos nace
con Adolfo Vienrich, su verdadero precursor e iniciador, con sus magnífi-
cos aporles AZUCENAS QUECHUAS (Tarma, 1905) y FABULAS QUECHUAS
(Tarma, 1906); primer inlenlo y esfuerzo meritÍsimo que fué seguido por las
invesligaciones de los esposos D'Harcourl, reunidas en el valioso libro LA
MUSIQUE DES INCAS ET SES SURVIV ANCES (París, 1925), uno de los hi-
tos fundamentales en el rastreo de nuestras manifestaciones vernaculares;
al igual que la imporlanle obra LA. MEDICINA POPULAR PERUANA (Con-
tribución al folklore m édico del Perú) (Lima, 1922) de los doctores HermiJío
Valdizán y Angel Maldonado. A eslos primeros hurgadoTf2S súmanse la
valiosa labor de VÍolor Navarro del AguiJa, acucioso investigador y Primer
Catedrático de Folklore de la Universidad del Cusca, Luis E. Valcárcel, [or-
ge C. Muelle, Hildebrando Caslro Pozo, Arturo Jiménez Baria, José Mama
Arguedas, César A. Angeles Caballero, Jorge A. Lira, Toribio M;:)jÍa Xesspe,
José Malos Mar, 1. M. B. Farfán Ayerbe, Carlos Camino Calderón, Floren-
tino Gálvez Saavedra, Sergio Quijada Jara y olros, hasta la diligente acu-
ciosidad de EfraÍn Morole Bes/, quien desde la Cáledra y la dirección de
la Revisla "Tradición" viene enrumbando los estudios folklóricos en el Sur
del Perú.
Dentro de la actividad oficial, podemos anotar el Decreto Supremo de
5 de setiembre de 1945, que creó en la Direcoión de Educación Artística y
Extensión Cultural del Ministerio de Educación Pública, la Sección de Fol-
klore y Artes Populares, cuyos fines fueron especificados en la Resolución
Suprema N9 3479 del 30 de setiembre de 1945. Para los efeclos de la reco-
pilación del material folklórico ciTOuló en 1945 entre los maestros y perso-
nas allegadas a las actividades docentes el "Cuestionario N9 1"; en febrero de
1948 el "Cuestionario N9 2" y en mayo de 1946 el "Cuestionario N9 1" destina-
do particularmente a las provincias de Lima y Callao _ La misma depen-
dencia organizó del 4 al 14 de febrero de 1946 un ciclo de charlas sobre
folklore, destinadas a los maestros de todo el país; charlas que fueron reu-
nidas en un folleto mimeografiado, con el título de "10 CHARLAS SOBRE
FOLKLORE". En 1947 la Dirección de Educación Ar#stioo y Extensión Cul-
tural editó "MITOS, LEYENDAS Y CUENTOS" (Colección Escolar Peruana,
IV), debido a la Selección y Notas de José María Arguedas y Francisco
Izquierdo Ríos, circunscribiendo el dato folklórioo a la Selva Costa y Sie-
\ '
6 PERU INDIGENA

rra. Encomiable es la tarea efectuada por el profesor José María Arguedas


en la Sección de Folklore y Artes Populares, donde ha organizado el Ar-
chivo Folklórico, grabado música nativa y supervigilado las actividades de
los conjuntos folklóricos, desterrando las mistificaciones y tergiversaciones.
En 10 relativo a Instituoiones disfrutamos del honor de poseer dentro
del Instituto Panamericano de Geografía e Hisloria (Organismo Especiali-
zado de la Organización de Estados Americanos) y de la Comisión de His-
toria, la presidencia del COMITE INTERAMERICANO DE FOLKLORE, a
cargo del doctor Luis E. Val cárcel, prestigioso historiador y etnólogo; e in-
tegrado en 10 que respecta a nuestro país por Jorge C. Muelle, Arturo Ji-
ménez Borja, José Alfredo Hernández y José María Arguedas (Secretario). EL
INSTITUTO INDIGENISTA PERUANO tiene en su seno una COMISION DE
ARTE Y FOLKLORE presidida por el distinguido pintor y escritor José Sa-
bogal. En marzo del presente año en la ciudad del Cusco, EfraÍn Morote
Best, ha fundado la SOCIEDAD PERUANA DE FOLKLORE, reuniendo a los
más connotados folkloró10gos del Perú, quienes ofrecerán -estamos seguros-
fruotífera labor y excelentes trabajos monográficos, confeccionados con ri-
gor científico, en el que hasta ahora hemos sido huérfanos.
Esta Revista que desde su iniciación ha incidido fundamentalmente en
10 más hondo de la peruanidad y preferentemente en los fecundos estudios
del aborígen peruano, fuente prístina e inagotable para excelentes ensa-
yos de sociología, antropología cultural y otras ciencias afines, ya que ate-
sora un bagaje y un acervo inigualables en 10 que respecta a la ancestral
conservación del folklore , seguirá enriqueoiendo la bobliografía folklórica,
porque comprende que es un menester insustituible dentro de nuestra cul-
tura total; para ello continuará solicitando la desinteresada colaboración
de los estudiosos e investigadores; recalcando una vez más que para pe-
netrar en el alma del aborigen peruano, redescubriéndolo y mostrándolo
tal cual es, uno de los medios más efectivos es el folklore, mediante el cual
se conocerán sus aspiraciones, su' idiosincrasia, su saber, etc., y se le po-
drá asimilar a los rudimentos de la cultura occidental.
En nuestro concepto, los estudios !olklóricos peruanos para que logren
alcanzar el justo y merecido sitial que les corresponde, por su vilal conte-
nido y múltiple gama expresiva, deberán enrumbarse, entre otras, hacia
las siguientes realizaciones: - Confecoión del MAPA FOLKLORICO DEL
PERU; edición del DICCIONARIO FOLKLORICO DEL PERU; edición de la
ENCICLOPEDIA DEL FOLKLORE PERUANO; celebración del PRIMER CON-
GRESO PERUANO DE FOLKLORE; implantación de CATEDRAS DE INVES-
TIGACION DE FOLKLORE en las Universidades Peruanas, tal como la que
existe en la Universidad del Cusco; creación del PREMIO NACIONAL
DE FOLKLORE, con el nombre de ADOLFO VIENRICH, dentro de los Pre-
mios de Fomento a la Cultura; estructuración de CALENDARIOS FOLKLO-
RICOS PROVINCIALES en todo el Perú; esquematización de INDICES BIO-
BIBLIOGRAFICOS de los prinoipales folklorólo gos peruanos.
El Problema de la Sí Ií(osís y el Mal de Montaña
Crón ico
POR CARLOS MONGE M.
Director del Instituto Nacional de Biología And;na.
Director de l Insti tu :o Indigcnis!a Pe ruan o

Confe rencia en la Academia Nacional


de Medicina. - Junio 19 de 1953.

Hace 23 a ños , e l 2 d e ju n io d e 1925, en comunicación a la Academia


Nacional d e Medicina sobre la inadap tación a la pérdida de la aclimata-
ción, me cup o la suerte de describir el Mal d e Montaña Crónico. Con tal
motivo la Academia e n vista de, "la posibilidad de que esta dolencia y las
afines qUe la altura pueda crear sean causa de invalidez para el trabajo,
temporal o transitorio y la necesidad d el mejor conocimiento de la patología
nacional, votó la siguiente conclusión:
"La Academb , en vista de las perturbaciones que sobre la salud puede
oca sionar la r ermanencia en las a lturas extremas, recomienda al cuerpo
médico d e e sas localidades, a las instituciones científicas, el estudio de los
sindrome s policitémicos a fin de apreciar la gravedad del daño que pue-
dan ocasionar y recomendar entonces las p rovidencias a que haya lugar".
Hoy vengo a la Acade mia para solicitar un acuerdo parecido en relación
con el grave problema d e la Silicosis en el Perú.
No e s prime ra vez que trato semejante tema. Efectivamente, .e n la tesis
olvidada para optar el grado de Bachiller del Alumno Enrique Rosa Medi-
na, hecha bajo mi dirección , las sig uientes frases : "Todavía no podemos
formamos un concepto concluyente sobre si la profesión tiene carácter ad-
yuvante para el desarrollo de la enfermedad (2,5 % para los trabajadores
d e minas y 3,35 % para los agricultore s, ganaderos y profesiones burgue-
I>as. Sin embargo, es preciso pensar que un trabajo físico intenso al que se
a grega la absorción de productos irritantes o d e polvo por las vías aéreas,
como a contece e n los mineros, sea causa agregada para el desarrollo de
la e nfermedad". (Enrique Rosa Medina, Tesis de Lima, Febrero de 1930).
Diez años después, en mejore s condiciones de apreciación médica:
radiológica, electrocardiográfica y exámenes d e Laboratorio etc., tuve oca-
sión de observar casos de Silicosis y encontrar en ellos la influencia del
Mal de Montaña Crónico. Más todavía, la revisión de algunas de mis pri-
meras observaciones me permitió e ncontrar, en casos tí~icos de Eritremia
de la altura curados a nivel del mar, un· proceso residual silicósico eviden-
8 i'ERU INDIGENA

te. Por eso, en el año de 1940, cen motivo de la reanudación de la clásica


ceremonia de Apertura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
decía así:
"En Patología Industrial. la Silicosis ocupa en el Perú un papel muy
grave. El actual Director de Salubridad, con conocimiento y preparación
especializados, la estudia por misión especial del Supremo Gobierno.
Yo no quisiera sino decir que el Mal de Montaña se le superpone. Ten-
go pacientes silicósicos, de hace muchos años, que al mismo tiempo acu-
saban Enfermedad de los Andes. Curaron al bajar. De, la Silicosis, a ni-
vel del mar, no queda sino la representación radiográfica: el polvo infec-
tado en el pulmón. Algunos d 3 e llos, al volver a grandes alturas, estuvie·
ron en inminencia de morir por e l Mal de Montaña. De ahí. una enferme-
dad que predispone a la otra. Los documentos clínicos todavía no son sufi-
cientes para hacer un cuerpo de doctrina, pero, convengamos en que el pro-
blema se complica considerablemente.
Muchas veces, clínicos sagaces, expertos y competentes y aún radiólo-
gos, opinan diferentemente , con toda la honestidad de que son canaces,
en determinados peritajes. Debe saberse, lo que aún no está escrito, que
Neumoconiosis y Mal de Montaña Crónico se superponen y que debe dis-
criminarse lo que toca a cada cual. Entonces, se podrá escribir un capítu-
lo interesante de Patología Andina que interesa a todos conocer".
(Carlos Monge. Iníluencia Biológica del Altiplano en el Individuo, la
Raza, las Sociedades y la Historia de América. Revista Universitaria 1940).
Posteriormente, en una nota marginal a la comunicación presentada
en el Cincuentenario de la Universidad de Chicago insistía en que, la Si-
licosis frecuentemente desarrolla una sintomatologÍa exagerada de M'a l de
Montaña Crónico ( ) Carlos Monge. Life in the Andes and Chronic
Mountain Sickness. Science 95: 79--84). .
El profesor Alberto Hurtado, en una conferencia dada en la Sociedad
Médica Daniel A. Carrión el 7 de Julio de 1944, hace a nuestro juicio, un
estudio acertado de la estimación de la incapacidad causada por la Neu-
moconiosis sobre un total de 374 casos. Es evidente, que este trabajo de-
rivado de investigaciones anteriores en relación con la función respiratoria
del pulmón, establece por primera vez un criterio funcional para la evalua-
ción de la incapacidad respiratoria d el enfermo. (Alberto Hurtado, Estima-
ción de la incapacidad causada por la Neumoconiosis. Anales de la 'Fac.
de Med. 1944, 27: 120). Ya en 1934 Hurtado, Kaltreider, Fray, Brooks y Mc
Cann (Studies of total pulmonary capacity and its subdivisions; Journal
Clin. Invest., XIII9 6: 81-93. Nov. 1934). habían apreciado cuantitativamente
las alteraciones producidas por la Neumoconiosis mediane la determinación
de la capacidad pulmonar. A ellos se debe la aplicación de estos princi-
pios funcionales de evaluación respiratoria. Anotamos una observación de
una importancia extraordinaria; a saber: "El silicoso muere o abandona
la altura antes de desarrollar alteraciones profundas que afectan severa-
EL MAL DE MONT A·ÑA CRONl eo 9

mente la eficiencia en la ventilación pulmonar" . ( Hurtado ) . Los mismos


autores han señalado un p orcentaje ele vado de silicosos a nivel del mar,
con cie rto grado de anoxemia moderada, ge neralmente , mientras que Hur-
tado en la Altura encontró una reducción sumamente considerable. Hurta-
do asegura que: "Cuando el proce so policitémico es excesivo, causa con
frecuencia la aparición de síntomas y la producción está re lacionada, en
los e fectos d e un mayor volume n y viscosidad sanguínea. Entre estos los
más frecuente s son: ce falal gia, mareos, fatiga, trastornos gastro intestinales,
dolores musculares) sensación de adormecimiento y p e sadez en las extre-
midades etc.". En realidad , a nuestro juicio, estos síntomas pertenecen al
Mal de Montaña Crónico cuya causa se debe, e n estos casos, al grado anor-
mal de anoxemia producida por la Silicosis, en d ete rminadas circunstan-
cias.
El Dr. Artemio Miranda, ocupándose d el problema diagnóstico de la
Silicosis, encuentra igualmente datos de evide nte significación desde el pun-
to de vista radiográfico. Dice así: "El cuadro radiográfico que hemos des-
crito en el Mal de Montaña Crónico y algunos d e sus síntomas clínicos son
muy semejantes al del silicoso en sus primeros estadías. Clínicamente, la sinto-
matología d el desadaptado es muy variada y aparatosa, que no se encuen-
tra en el período inicial de la Silicosis, pero la tos, d isnea, astenia muscu-
lar, cianosis, disminución d e la capacidad vital, las alteraciones hemato-
lógicas unidas al cuadro radiográfico y a la historia ocupacional, antece-
dentes de trabajo en minas, puede desviar el diagnóstico a Silicosis en
sus primeros estadías". Luego, como acentuando una duda, agrega: liNos
parece indicado que se debe esperar un tiempo prudencial, con el enfermo
a nivel del mar o a una moderada altura, antes de e mitir el diagnóstico
definitivo". * No puedo d ejar de hacer resaltar la importancia de es-
ta afirmación, de una persona con tan vasta experiencia clínica en Silicosis.
La creación del Departamento de Higiene Industrial constituyó, una me-
dida a certadísima para el conocimiento del problema. Es interesante ma-
nifestar que dispone de hombres preparados y de recursos suficientes para
estudiarlo, codificarlo y así llegarse a conclusiones sin opiniones prematu-
ras que estén reñidas con su elevada finalidad. La circunstancia de encontrarse
al frente de él, el Dr. Frederick J. Vitinne r, del Departamento de Medicina
del Ambiente, Universidad de John Hopkins, creado bajo la dirección del
eminente Profesor Lilliental, permite asegurar que han de tratarse en breve
las directivas de investigación, de estudio y de trabajo para establecer los
índices de evaluación clínica de los hombres de altitud: Sanos y enfermos.
Si tomamos en consideración que hasta la fecha han sido examinados
e~ la Sierra 7,364 mineros y en Lima, 3,410, podremos medir la importan-
ela del trabajo ejecutado. Por el momento, permítasenos llamar la atención
sobre una primera información tomada del Boletín d e Higiene Industrial

• Miranda, A. El Problema diagnós tico de la Silicosis; Minería : 1: 1: 52-63, 1952.


10 PERU INDIGENA

( 1952). Sobre una cifra de 2,837 mineros para descubrir fibrosis en los
pulmones, mediante el examen radiológico, han encontrado solamente el
62% de suietos normoies; e l 13 '1~ presentaba signos de Silicosis. "Otro
grupo, de más del 25% acusa trama pulmonar acentuada que algunos
médicos consideran como hombres potencialmente víctimas de Silicosis".
No podríamos dbcutir la significación de tal hallazgo pero vale la pe-
na preguntarse desde ahora. ¿Puede tratarse acaso de la imagen pulmo-
nar de acentuación de la trama p roducida por la plétora sanguíne~ de l
hombre de los Andes? Es ese el pensamiento que informa el trabaio del
Departamento de Higiene Industrial.
Como quiera que sea, estas apuntaciones clínicas y sociales nos ha-
blan de la gravedad del problema que planteamos a la elevada conside-
ración de la Academia Nacional de Medicina de Lima.
Mi conferencia se titula "El Problema de la Silicosis y el Mal de Mon-
taña Crónico". Por consiguiente, debo plantearlo en términos precisos. Voy
a ocuparme de sindromes clínicos, de su interpretación y de las proyec-
ciones de orden social que esta patología de la sílice y del Mal de Mon-
taña, imprime a la vida de los hombres distribuídos verticalmente en el terri-
torio del Perú.
En primer lugar, con el objeto de hacer enteramente impersonal el jui-
cio que pudiera hacerse sobre el tema, prefiero exponer a continuación los
síntomas de la Silicosis tomados por el Dr. Arthur J. Volwald, la autoridad
en Neumoconiosis que nos visitara últimamente. ( Copias mimeografiadas
Departamento de Higiene Industrial. Ministerio de Salud Pública. 1953).
"Silicosis es un proceso crónico de los pulmones causada por la in-
halación prolongada de altas concentraciones de polvos finos de sílice, que
produce nódulos de tejido fibroso en las paredes de los e spacios alveola-
res. Hay una susceptibilidad asociada a infección, generalmente la tuber-
culosis, la que aumenta con la cantidad de fibrosis. La Silicosis está ca-
racterizada:
Anatómicamente: Por una de las formas siguientes: un tipo discreto
generalizado o un tipo masivo conglomerado. Cualquiera de las dos for-
mas puede estar modificada por la presencia de otros polvos, tales como
el carbón, hierro, arcillas.
Radiográficamente: Por las formas características correspondientes a
esos dos tipos anátomo-patológicos y que constituyen la base más funda-
mental para el diagnóstico.

Clínicamente:
a) Por escasos o ningún síntoma en el tipo discreto gen,eralizado.
b) Por acortamiento de la respiración, disminución de capacidad pa-
ra el trabajo y ausencia de fiebre en el tipo conglomerado.
EL MAL DE MONT A-ÑA CRONICO II

c) Por acentuación de los síntomas arriba referidos, y una aparición


tardía de los síntomas corrientes de infección e n el tipo complica-
do (generalmen te tuberculosis).

El criterio para el d iagnóstico.-


Los requisitos mínimos para e l diagnós tico d e silicosis en vida son:
a) Las imágenes carac te rísticas en la radiografía.
b) Una hi3toria definida de una exposición suficie nte".

(Dr. Arthur J. Volwad. Resumon de la segunda Conferencia, Lima, 1953).

SILICOSIS

Historia: Exposición de dos o más años (15 ó 20 generalmen te) a una at-
mósfera que contiene más de la millones de partículas de polvo por pie cúbico
(25 a 35% de sílice libre), cada partícula de menos da la '1li.:~'Jnes de diámetro.
Estadío Formativo : No hay síntomas.
Primer Período: Síntomas negativos.
Rad:olcgía: Acentuación de los hilios y de la trama . Micronodulación fina.
Segundo Período: Disnea al esfuerzo. Ligera tos improduclNa. Ligera lim i-
tación excursión tórax y á¡~fragma. Escasos estertores. Capacidad 'vital disminuí-
da . Radiología: Micronodulación acentuaáa con fibrosis dilusa, más a la de re-
cha. Enfisema. Diagnóstico diferencial.
Tercer Período: Pueden estar ausentes síntomas de importancia. Disnea al
esfuerzo o severa . Dolores pleurales. Tos . Expectoración discreta. Excursión del
tórax disminuída. Macicez parcial. Estertores roncantes. Radiología: Coalescen·
cia de micro nódulos con formación de grandes magmas irregulares. Algunas ad-
herencias al mediastino o diafragma . Enfisema. Neumotórax espon táneo (en oca-
siones) . Diagnóstico diferencial. Evolución. Complicaciones. Cor pulmonale. In-
fecciones. (Me Cann).
Silicosis Agu.da: Historia breve. No hay tiempo p a ra la formación de nódulos.
Lesiones tuberculosas.

A este cuadro habría que agregar ciertos síndromes como los seña-
lados por Coggin y McCann a saber: El Cor Pulmonale y síntomas en
los casos avanzados de insuficiencia respiratoria que acompañan la eleva-
da hipervolemia sanguínea, así como también raras manifestaciones trom-
bósicas.
El cuadro sinóptico número 1 contiene la sintomatología de la Silicosis.

MAL DE MONTAÑA CRÓNICO


Forma sub-aguda
El año de 1928 estable:imos que para que una persona procedente
del , nivel d el mar pudiera aclimatarse a la altitud, debería pasar por un
penodo de enfermedad adaptativa (Adaptación) a cuyo término se encon-
SILICOS IS Y MAL DE MONTAÑA CRONICO

Procesos Altitud Vol. Sangre IHemoglobina l Bilirubina Ac. p~rÚVico\urobilinÓgenO Reticuloci- Oxígeno Sato arterial
mts. -=tal c.~1 Total gms. _ Total mgms. Tota l mgms. fecal mgms. tos % Total % O2 %
p. día I
"'uo -----
·S Policitemia I 10.000 2 .000 2 . 992 94 .4
Vera O 8.450 1.802 81 1. 859 67. 0
~
W
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Silicosis 3.700 6 . 800 1.428 I 156 1.9 2. 45 7
I
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OJ
S 7.980 1. 8'/ 5 246 2.424 I + 72
o 11. 460 2.733 249 2 . 145 + 60
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9.360 1.926 135 1. 084 - 60

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O
tl Costeños 71
:>
Lima 0.5 1.068 98

(+) Monge
(++) Hurtado Merino Delgado •
<+++) Merino
EL MAL DE MONTA·ÑA CRONJCO 13

traba la aclima tación. Si ta l cosa no ocurría, e l sujeto d esarrollaba une!


forma sub-aguda de Mal de Montaña Crónico o Soroche. Igualmente plan-
tea mos e l postulado de que la pérdida de la aclimatación, conducía tam-
bién al Mal de Mon taña Crónico .
En su forma inicial los síntomas más frecuentes, fáciles de percibir en
la forma de adaptación a la altura , soroche sub-agudo o e ritremia discreta,
son los siguie ntes: fatiCJa general. cianosis post esfuerzo, di sminución de la
capacidad para el trabajo me ntal y físico, sensación de plenitud en la ca-
beza, ce 'alea, vértigos, congestión de las mucosas, dificultad respiratoria,
anorexia, digestión lenta, constipación o diarrea, pérdida de peso, insorn'nio,
fatiga matutina que desaparece en el curso del día, como en la neuraste-
nia. Algunas veces los pacientes acusan períodos de bienestar temporal.
Despu és d e varias semanas, meses o años (la duración no ha sido toda-
vía bien establecida ) ocurre marcada mejoría, a veces súbita. Muy fre-
cuen'l emente el paciente n o se dá cuenta e xacta de que va adaptándose y
se sorprende de encontrarse capacitado para hacer una vida normal en la
altitud. Su aclimatación se ha realizado. Por otra parte, si la enfermedad,
la íatiga, aparece más pronto, la cianosis es permanente, y pueden apare-
cer náuseas y vómitos. Afonía y disnea son muy frecuentes. Se presenta
torpor, ceÍalea, vértigos, nerviosidad, insomnio, algias y parestesias varia-
das. El sujeto inca paz de aclimatarse, entra e n el Mal de Montaña Cró-
nico.

Forma grave
El cuadro clínico semeja bastante a los casos avanzados de Polici-
temia Vera. El paciente en reposo, tiene bien un aspecto eritrósico que
vira al azul al menor esfuerzo, o bien un color cianótico intenso, más acen-
tuado en cara y manos. Hay una dilatación generalizada de los vasos
sanguíneos. Las conjuntivas están inte nsamente congestionadas y los pár-
pados edematosos y cianóticos. Las mucosas nasal y oral presentan un co-
lor rojo vinoso. La piel del cuerpo es seca mientras que la frente y las ma-
nos están generalmente cubiertas de sudor. Las manos muestran dedos
en palos d e tambor; las uñas en luna de reloj. Las epistaxis son frecuen-
tes; ronque ra y afonía se presentan a menudo. El tórax es voluminoso, de
tipo enfisematoso. El paciente se siente extremadamente débil, y con fre-
cuencia se le encuentra en e stado de somnolencia. A veces entra en co-
ma por dos o tres horas. También se observa 'vértigos, lipotimias y crisis
de vómitos. La constipación alterna con diarrea. La disnea es permanen-
te; la bronquitis, frecuente . No GS raro observar procesos conges tivos pul-
monares, a repetición, acompañados d e hemoptisis y ligera fiebre; cuadro
que desaparece cuando el paciente desciende a nivel del mar. Alteracio-
nes cardía cas no se producen durante largo tiempo, pero finalmente con
los progresos de la enfermedad sobreviene insuficiencia c~rdiaca derecha.
14 l'ERU INDIGENA

En algunos casos se presentan d olores card iacos con caraele res anginosos.
En un caso hemos podido anotar que simultáneamente con el angor apa-
recieron ambliopía, inconcie ncia y pérd ida d al conocimie nto. La hipe rlre-
mia se observa muy raramente.
Ceguera ( Da mmert) y sorde ra te mporalos n o son raras. El hígado es-
tá ligeramente aumentado. Se ha e ncontrad o aume nto de volume n del bazo
en 12% de casos.
Algias y parestesias son comunes. También se pre sentan dolores in-
tensos en las extre midades; dolor e n la región lumbar o en las articulacio-
nes, particularmente en las inserciones te ndinosas peri-articulares. A Veces
e l dolor inmoviliza a l paciente días o semanas, desapareciendo espontá-
neamente o con e l viaie d el e nfermo a un lugar más baio. La sangría me-
iora el estado del paciente. Muchos de estos síntomas que yo describí en
1928, son similares a los encontrados por Armstrong en aviadores. La pun-
ción lumbar puede producir una cefalea viole nta. Las parestesias varían
e n tipo y localización: se nsación d esagrada ble de calor en la cara; sen-
sación de agua caliente ve rtida sobre el dorso. Un paciente tenía la sen-
sación de haber perdido una mano. Hormigueos en los pies y sensación
de ser clavado por alfileres son también síntoma s frecuentes.
En casos más severos es p osible encontrar uaa alteración marcada de
la memoria y de la conduela de los pacientes; su personalidad psíquica
aparece alter::xda. Agotamie nto r.ervioso y frigidez se"xual son síntomas frecuen-
tes.
Los Irabajos sobre el as!)oc!o clínico de e sla en fermedad, que deben ser consultados, son
le s s ig uie ntes: •
Talbot, J. H. Y D. B. Dill sobre Observaciones clínicas e n las grandes Alturas, Am. J.
Med. S. 192. G26, 1936; Albe rlo Hur tado, sobre Mal de Montaña Crónico, Jour. Amer. Med.
Assoc. 120, 1278-1282; El liq Uido Céfalo Raquídeo e n la Altura. Verificación en un caso
de e nfermedad de Monge. Aleja ndro Arellano Z. Revista de Neuro-Psiquiatría, 2, 248-254,
1939 Y Chronic Mountains Sickne ss. Carlos Monge. Phys. Re view, 23., 166-184, 1943 Y Mon-
ge La Enfermedad de los Ande s. Estud ios fisiológicos y Clínicos. An. Fac. Med. Lima, 11:
1-209, 1928. Les Erythrem ies de L'Altitude. Le urs rapporls avec la maladie de Vaque z;
Masson el Cie. Edit. París, 1929. La Mala ttia delle Ande; Giorn. della Acad. Med. Torino,
No. 2, 1929. Clima topathologie des Ha ux Plaleau:c In lraitó de Climatologie Biologique el
Medicale; Masson el Cie. Edit. Paris, 1934. Sobre alg unas manifestaciones congestivas de
orde n cerebral; An. Fac. Med. Lima, 19 : 83, 1936. Hiqh Altitooe Disease; Arch. Inl. Med.
59 : 32, 40, 1937. Perturb a ciones p síquicas en la Enf ermedad de la Altura; Rev. Neur. Psiq.,
2: 536, 1939. Life in Ihe Andes and Chron ic Moun tain Sickness; Science Press, 95: 79, 1942.
El Mal de Montaña Crónico, An. Fac. Med. Lima 26: 11 7, 1943. Chronic Mounlain Sickness;
Physiol. Rev , 23: 166. 1943.

Siempre se encuentra una marcada ¡::olicitemia y aumento del volu-


men sanguíneo ( Hurtado). Hay lige ra leucoci tosis y eosinofilia, Algunos
casos presentan alteraciones de la coagulación, hemorragias gingivales,
púrpura con síntomas nerviosos centrales, gastrorragias, metrorragias, he-
moptisis, etc, Puede observarse también comp licaciones renales, albuminu-
ria y hematuria.
EL MAL DE MONTA·ÑA CRONJeO 15

El sindrome hemarológico ha sido investigado y muy bien tratado por


Hurtado, Merino y Delgado Febres. Su publicación Chronic Mountain Sick-
ness debe ser obligadamente consultada sobre este punto de vista.
Aste (trabajo inédito) ha hecho un importante estudio comparativo-de
los cambios que ocurren en la sangre arte rial y venosa de sujetos afectos
de Mal d e Montaña Crónico, e n la altura y durante la cura a nivel d el mar.
El trabajo d e Aste revela hechos de gran importancia. A una altura de
3'2 km., comparando sangre arterial y venosa de sujetos aclimatados i ca-
::;os de Mal d e Montaña Crónico , se puede ver que en el Mal de Montaña
Crónico, todas las constantes hematológicas muestran valores más altos
en la scmgre venosa. Además encontró que la soturación arte rial de O 2 es-
tá disminuída, pero que la saturación venosa d e O 2 está elevada. Así. la
tima d e O~ por los tejidos se encue ntra reducida como yo la señalara en
1928 ( La Enfermedad d e los Andes). Aste señala también una difer~n_cia
pronuncia da d e ·pE entre sangre arte rial y ve nosa, de 0'05 a 0'09. La reser-
va alcalina en el Mal de Montaña Crónico es más elevada (42'50) que la
de Andinos de la misma altura (40' 1).
El estudio hema tológico de pacientes durante la cura a nivel del mar
muestra una disminución del número de células en la sangre arteria-l y
venosa; un aumento inicial y luego una caída del volumen celular y de la
capacidad de fijación d e O 2 • La diferencia arteria-venosa es más pequeña
que la que se encuentra en Andinos normales. Con la mejoría, la satura-
ción venosa de O~ d escie nde, como si los teildos hubieran recuperado su
capacidad para tomar O~ de la sangre. Este es un hecho impresionante,
que no es d ebido a insuficiencia cardiaca y que marcha siempre paralelo
con la mejoría del sujeto. Después de una fase inicial de aumento del pH
arterial, tanto éste como el pH venoso se estabilizan ·an cifras aproximada-
mente iguales a las del nivel del mar.
Urteaga (O. Urteaga. - Algunas observaciones en el campo de la
fisiología y de la anatomía. Patología del hígado en relación ' con el pro-
blema de la Icteria. An. Fac. Med. Lima, XXVI: 2, 149, 374, 1943 ) , ha lle-
gado a la misma conclusión en sujetos bajados a nivel del mar. Hace no-
tar que durante la cura a nivel del mar, las células macrocíticas son reem-
plazadas por otras más pequeñas y ricas en h emoglobina. La hiperbilirru-
binemia desciende paulatinamente. En todos los casos la bilirrubina in-
yectada dió una curva normal, teniendo en cuenta el umbral elevado con-
siderado como normal en la altura. Todos los autor8S están de acuerdo
en señalar la presencia de un gran número d~ histiocitos y reticulocitos.
El, recuento d e glóbulos blancos muestra leucocitosis. La eosinofilia es co-
mun. Se puede asistir a un nuevo equilibrio entre el aumento d e la hema-
topoyesis y el aumento de la d estrucción de glóbulos rojos en la altura.
La nota que da a esta dolencia su característica personalidad es que
iodos los transtornos d esaparece:1 cuando el paciente es trasladado a una
altura más baja o, con mayor rezón, a nivel del mar. Gene ralmente des-
16 PERU INDIGENA

pués d e permanecer en la Costa, e l paciente pUGde regresar a la altura


y vivir allí por algún tiempo sin grande s molestias. Sin embargo, a medi-
da que el tiempo transcurre , la cura a nivel d el mar tiene una acción ca-
da vez más efímera. Finalmente, en veces, tan pronto como el sujeto re-
gresa a la altura, sobrovienen a cidosis y transtornos asfÍcticos que condu-
cen al coma yola muerte por insuficiencia aguda respiratoria. La ma-
yoría d e los paciente s se aclimatan temporalmente en sitios de altura me-
nos considerable, pero están obligados a descender de vez en cuando a
nivel d el mar.
He descrito varias formas de Mal d e Montaña Crónico, en relación con
el déficit de oxígeno predominante sobre determinado órgano o tejido.
La enumeraré breve mente. En la forma cerebral, congestiva, ( 1936)
(lO, aparecen crisis de cefalea intensa, sensación de pesadez en la cabe-
za, fotofobia, inyección conhmtival, ambliopía, e scotomas, lagrimeo, sorde-
ra, vértigo, sudor generalizado y vómitos, cianosis intensa, bradicardia, so-
por e incon·sciencia. La presión del líquido céfalo-raquídeo está enormemen-
te aumentada. Arellano ( (3) ha establecido que las punciones lumbares
repetidas mejoran a los pacientes. Frecuentemente la crisis termina con
una epistaxis espon tá nea. A veces se observa formas neurológicas, mono-
plejÍas, hemiplejÍas. Las formas lipotímicas con colapso son frecuentes y
tetania. También son frecuentes las formas cardiacas, digestivas, pulmo-
nares, enfisematosas. Las formas mentales no son raras.
Hemos descrito un caso de Cor pulmonale funcional sin síntomas car-
diacos aparentes, con electrocardiograma típico que se volvió nornfal a los
tres años de residencia a nivel del mar.
En fin, últimas observaciones nos permiten a segurar haber encontra-
do casos de Mal de Montaña Crónico que mantienen una sintomalología ac-
tiva a nivel del mar, sin llegar los sujetos a equilibrarse con el ambiente¡
así como casos de Mal de Montaña Crónico en sujetos que viajan con
cierta frecuencia a la altitud y cuya permanencia a nivel del mar no
e s suficientemente larga para permitir su curación, ni radiológica, ni he-
matológica, ni clínica.

SILICOSIS Y MAL DE MONTAÑA CRÓNICO

. Esta dolencia está definida por la superposición de ambos sindromes.


Vamos a describir dos casos típicos para objetivar mejor la evolución de
ambos a nivel del ma r. Debemos anticipar que, el caso de Silicosis que
vamos a exponer, fué presentado por nosotros como Mal de Montaña ,Cró-
nico, al lado de otros casos puros sin lesión apreciable del pulmón.
No es el momento de discutir la patogenia de los sindromes y, por
desgracia, nuestras condiciones locales y posibilidades de investigación, so-
lo permiten estudios fragmentarios de estas enfermedades. Falta la inves-
tigación anátomo-palológica. Y el único caso en que se pudo hacer, fué
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 17

ei de mi malogrado amigo y cliente S., el primer caso de Mal de Monta-


ña Crónico diagnosticado en 1923. Muerto en un a ccidente de aviación
solo pudimos obtener esta información Pulmón: Antracosis , no hay signos
de silicosis.
En un examen radiológico llevado a cabo p or el Dr. O. Soto, en uno
de los períodos de reagravación de su d olencia p or retorno a la altitud,
dice lo siguiente: "Sr. S. Examen radiológico de Tórax, enero 31 de 1935.
- . "El examen radioscópico del tórax muestra ca mpos pulmonares con
transparencia no apreciablemente disminuída, vértice s que se iluminan
bien a la tos, senos costo-diafragmáticos libres y excursiones respiratorias
de ambos hemidiafragmas con amplitud igua l, conse rvada a a mbos lados.
Espacio claro posterior mediastinal con trasparencia normal. Una telera-
diografía No. 8608 obtenida en posición frontal vertical, muestra aumento
marcado de ambos hilios pulmonares y de sus ramifica ciones, especial-
mente inferiores, a ambos lados. El tercio superior de los campos pulmona-
res con caracteres normales. En alguna s regiones se obse rvan aisladas
formaciones nodulares bastante densas, escasas. Las alteraciones encon-
tradas pueden estar en relación con congestión pasiva p ulmonar o con fi-
brosis difusa que sigue el trayecto de las arborizaciones hiliares". (Dr. O.
Soto): Lo que quiere decir que podía pensarse tamb ién e n Silicosis, por
la simple información radiológica. Sin embargo , el estudio anatómatopato-
lógico mostró la ausencia de Sílice en el pulmón, por lo cual debe refe-
rirse el paciente al diagnóstico de Mal d e Montaña Crónico.
Setiembre 14 de 1946.
Obs. L. D. 48 años, nacido en el Callao. Residencia en Morococha 36
años. Obrero expuesto al polvo. Tos, expectoración. 1914, cianosis, crisis al-
gias agudísimas, parestésicas. Vértigo. Cefalalgias, 8 millones de hematíes.
Fatiga al caminar. Disminución de la agudeza visual. Dolores toráxicos.
Mejoraba bajando a Ambos v sobre todo a Lima. Hematíes ' 8 millones.
Temoglobina 110%. Cua tro m~ses d espués , d esa parición de síntomas. Tos
residual improductiva. Hematíe s 5 millones 140 mil.
Regresa con nosotros en abril d e 1927 a Oroy a. Aspecto iluminado,
MACOLCA (dolores a los huesos ) . Marcada congestión de ojos y mUCG-
sao En agosto, nueva sintomatología, se me jante a la anterior. Aparece
edema casi generalizado. Somn ole ncia consciente y de sea da . Obnubilación
mental. Coma Clsfíxico, cianótico. Piel casi negruzca. Es bajando a
~ima donde lo encontramos e n coma y con Gd 3ma g e ne raliza do. He ma-
tíes 7 millones 200 mil, he moglobina 105.24% , saturación de 02 sangre ar-
terial 81.57%, pH 7.35. A las 48 horas pasó e l coma, sobre vino una diure-
sis abundante y días después os present:Jdo a la reunión de la Conferen-
cia Sanitaria Panamericana.
el En mayo de 1928, regresó a Morococha : Ataque ag.u9. o de insuficien-
a respiratoria, cianosis, coma asfixico p recedido de un cambio de perso-
\
18 PERU INDIGENA

nalidad. El paciente se cree bien y se niega a bajar a la costa. Traído a


Lima en estado comatoso, sale de él en Matucana y al verle en Lima pue-
de reconocernos. A los 8 días estaba bien y trabajando.

MANIFESTACIONES CLINICAS DEL MAL DE MONTAÑA CRONICO


SINTOMATOLOGIA

GENERAL RESPIRATORIA

Déficit físico Calambres Catarro Nasal Res . prolongada


Cianosis Cont!·acturas Epistaxis 11 consciente
Robicundez Alc;¡ias Ronquera " periódica
Bochorncs Articulares Ahogo Tos
Calofrío, Musculares Suspiros Expectoración
Sudores Oseas Opresión Hemoptisis
Dedos en palillo de trmbor C:isis Hemoptnicas

CARDIO-VASCULAR DIGESTIVA

Dolor precordial insuficiencia Inapetencia Diarrea


Palpítaciones Cardiaca Sequedad boca Dolores
Angina Cor pulmonale Indigestión Abdominales
GENITO URINARIA Náuseas Homatemesis
Albuminuria Metro y Vómítos Insuficiencia
Esterilidad Menorrag ias Constipación Hepática

NEURO-PSIQUICA

Déficít mental Delirio Ceguera Afasia


Cefalea Alucinaciones Pasajera Hemiplegia
Mareos MiQrainas Zumbidos Crisis
Insomnio Lagrimeo De oído Congestivas
Somnolencia Fotofobia Sordera Convulsiones
Sensación Moscas Pasajera Tetania
Asfíxica Volantes Criestesias Coma
Nerviosidad Disminución ='c:restesias Cambio de la
Depresión Agudez visual AIgias Personalidad

HEMA TOLOGICA

Síndromes e ril:"<6!uicos

El examen radiológico fué muy vago pues se informó como si se tra-


tara de un p roceso de fibrosis d ifusa. En 1935, en un exame n adecuado se
señ::rlaba una evidente micronodulación de Silicosis, 29 grado que fué constata-
da en otras oportunidades.
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 19

Sin embargo, solo quedaba una tos residual, estertores sibilantes, es-
casa expectoración y, sintiél1dose bien, e l sujeto podía trabajar a menos de
3 mil metros de altura.

Octubre de 1947.
H. O. 31 años, n acido en Huancayo. Vivió siempre en la altura, tra-
bajando e n oficina s. De 1935 a 1940 reside n cia en Cerro de Paseo, sin-
tiéndose bien. Desde entonces, a lgias generalizadas. Crisis de cefalalgia.
Refiere que al ser examinado, el facultativo llamó la atención sobre el en-
negrecido d e los labios y de las manos, así como de las uñas, de tinte
amoratado. Este color fué acentuál1dose. Con cierta frecuencia presenta-
ba pituitas matutinas que aseguraba le aliviaban d e terribles cefaleas que
ocurrían al despertar. Al bajar a Lima, se diagnosticó Tuberculosis renal¡
pero como sus síntomas pasaron, regresó :;¡ Cerro de Paseo. Estuvo relativa-
mente b ien hasta 1944, cuando volvió a sentir los mismos transtomos y
crisis paroxísticas de tos escasa e improductiva, todo lo cual desapareció
al descender a la capital. Dolores toráxicos. Vuelto al Cerro, el catarro
bronquial y la tos volvieron, expectorando en las mañanas dos o tres cu-
charadas d e un líquido mucoso. Cefalalgias a media noche, intensísimas
y al despertar, acompañadas de náuseas y prurito generalizado. Dificultad
para respirar. En varios viajes a niveles inferiores, como Huancayo, su
sintomatología se acusaba en menor grado. Crisis dolorosas precordiales,
precedidas de una sensación de opresión y asfixia, sobre todo al subir las
pendientes de la ciudad. Disnea de esfuerzo. Dolores en las articulaciones
de las extremedidas inferiores que le impedían levantarse de la cama. En
esas precarias condiciones el paciente baja a Huancayo donde sus síntomas
disminuyen progresivamente. Allí tuve ocasió de examinarlo.
Reaparición d e síntomas a l regresar a Cerro y su desaparición en Li-
ma, adonde le hemos seguido durante varios a ños.

Examen radiológico. - e Dr. d e la Flor)


1) 26 de setiembre de 1947. - Moderados signos de congestión pul-
monar "encharcamiento" hiliar bilateral. Aumento de la silueta cardíaca.
2) 3 de noviembre de 1947. - Notable disminución d e los signos de
congestión pulmonar, apreciándose prominencias d e los vasos hiliares de
ambos lados. Disminución d e la silue ta cardíaca. Presencia de nódulo cal-
cificado en el hilio izquierdo.
3) 15 de diciembre de 1947. - Desaparición de signos de congestlón
pulmonar, moderado engrosamiento hiliar bilateral.
4) 2 de dicie mbre de 1948.- Moderado engrosamiento hiliar bilateral.
En todas las radiografías se observa la p resencia de micronódulos
l~~ .
e son mas ostensibles en la la. de ellas, p resentáRdose disminución
'
progresiva en las slgUlen
. . t I
es, os que erGO sean' -
d ebIdos a pequenos focos
20 PERU INDIGENA

congestivos y acúmulos de hemosiderina, habiendo desaparecido los pri-


meros y persistido los últimos.
El examen E. C. G. acusa un evidentísimo "cor pulmonale". Como tu-
viéramos la suerte de seguir a este paciente durante cinco años, hemos po-
dido asistir a la desaparición de la sintomatología clbica y de la sin toma-
tología radiológica. 19ua~mente he asistido a la desaparación electroca~io­
gráfica del "cor pulmonale Crónico", hecho que creo que tengo la suerte
de ser el primero en señalar.
En suma, caso de Mal de Montaña Crónico, con Cor pulmonale fun-
cional curado durante la permanencia de cuatro años a nivel del mar y con
imágenes radiológicas d e micro-nódulos que para un observador no ins-
truído debidamente podía haberle hecho pensar en Silicosis.

DIAGNOSTICO DIFERjENCIAL

Pneumoconiosis
Silicosis:
Simple
Con infecció n
Asbes losis
Pneumoconios is no específica:
Siderosis
Baritosis
Estaño
Talco
Vanadio
Beriliosis
Tuberculosis
Histoplasmosls
Infecciones Micóticas:
Moniliasis
Esporotricosis
Actinomicosis
He mosiderosis pulmonar
Carcinoma Metastásico
Sarcoide de Boeck
Eosinolilia Tropical
Periarteritis Nod0sa
En!ermedad de Ayerza
Policitemia Vera
Mal de Montañrt Crónico.

EVALUACION DE LOS SINDROMES

Para enJUIcIar debidamente este problema debe partirse de un postu-


lado fundamental: el conocimiento de los patrones normales del hombre
de la altitud. La sintomatología de la Silicosis y del mal de Montaña Cró-
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 21

nico así como la superposición de ambos sindromes, hacen ver la riquí-


sima sintomatología del Mal de Montaña que desaparece cuando el suje-
to baja a la costa y la discreta sintomatología de muchos años de silico-
sis. Por lo tanto puede haber una moderada Silicosis con gran Mal de
1v1ontaña Crónico, como una Silicosis avanzada con pequeño Mal de Mon-
taña Crónico en relación con la capacidad reaccional del Individuo. En
esas condiciones, el cuadro clínico es distinto con los cambios de altitud.
Solamente un clínico muy penetrado en el problema podría decir lo que
corresponde a uno y otro proceso. En realidad tal conocimiento nq está
suficientemente difundido en el cuerpo médico peruano, de donde resultan
errores inevitables.
Como que, al fin y al cabo, se trata de manifestaciones de insuficien
cia respiratoria que se compensan incrementándose progresivamente la
sangre circulante, debe llamarse la atención sobre el aumento marcado
del volumen total de sangre que tiene el hombre normal de la altitud, el
cual llega a cifras considerables en los pacientes en cuestión. Así puede
alcanzar en estos enfermos una cifra doble de la que corresponde al sujeto
normal del nivel del mar. ( Ver cuadro ) .
Esta circunstancia trae otro motivo de confusión radiológica in si/u y
con los cambios de altitud. Efectivamente, las imágenes radiológicas del
pulmón, ya de por sí características en la altitud, aparecen distintas en los
pacientes si se les estudia en la Sierra o en la Costa. En efecto, la imagen
silicósica aparecerá "encharcada" en la altitud, mientras que a nivel del
mar el sujeto, al perder el exceso de sangre que trajo de la altura, dará
una imagen mucho más clara y diferenciada; así pues, el diagnóstico clí-
nico como el radiológico serán distintos y en la práctica hay todos los ele-
mentos posibles de confusión.
Por lo tanto, se hace necesario establecer también los patrones radio-
lÓgicos normales del pulmón del hombre de la altura; los de ca¡:;os de Si-
licosis pura; los del Mal de Montaña Crónico y particularmente las imá-
<;Tenes confusas de la Silicosis "encharcadas" en la enorme cantidad de san-
gre del sujeto afectado además de Soroche Crónico. Quiza si el 25 % de
imágenes radiológicas señaladas como acentuación de la trama pulmonar
en las radiografías de los mineros, corresponden, en parte, a la acentuación de
las imágenes vasculares del p ulmón que contienen absoluta y relativamente
más sangre en el pulmón del hombre, en la altitud. Carlos Monge Cas-
sinelli, ha demostrado que mientras que a nivel del mar un 15% de san-
~~e se almacena en el pulmón, en la a ltura pasa de 20% (trabajo no pu-
icado). Lo que a g regaría una causa más para la explicación de la
acentuaClOn
" de los micronódulos.
el Igualmente, es sumamente interesante el hallazgo de manifestaciones
ectrocardiogr
nivel d a' f'lcas d e "Cor p ulmona 1e " en la altllu
, d , que desaparece al
hiPer! el" mar Como desaparecen también las imágenes -radiográficas de
enslon de la arteria pulmonar, re cupé randa el corazón su morfolo-
22 PERU ' I N D I GENA

gía normal. Las consecuenc!as derivadas de este conocimiento son incal-


culables, pues dicen al clínico cómo es posible la desaparición de lesiones
que se estimaron incura bles. Luego pues, el estudio sistemático de estos
hombres y el enjuiciamiento de una electrocardiografía en relación con los
cambios de altitud, a lo que Rotta particularmente ha dado gran importan-
cia, es de orden fundamental. Sin embargo , estos hechos no están incor-
porados todavía en la enseñanza oficial. Queda el punto importantísimo de
apreciación de la función re spiratoria del pulmón.
En 1928, emitíamos la teoría de insuficiencia pulmonar respiratoria
para explicar los sindromes eritrémicos d e altura. Considerábamos que la
pérdida de la permeabilidad estaba a la base del problema:
1) Función química del pulmón: permeabilidad al oxígeno disminuí-
da. Eritremias de la altura y quizás ciertas formas de Enfermedad de Va-
quez.
2) Permeabilida d d e CO z. Enfisema.
La insuficiencia p uede ser individual o asociada.
Creíamos, de otro lado, que pudiera haber sustancias desconocidas
para mí, en ese entonces, en los tejidos inhábiles para fijar el oxígeno am-
biental.
También supuse que la disminución de la tensión capilar del oxígeno
pudiera entrar en causa ( 1925). Sigo todavía oscilando entre estos tres
conceptos, lo que mide mi ignorancia que no tengo que excusar.
Como quiera que sea, hoy los trabajos de Comroe, de Coumand, de
Riley, de Wright y FiUey, y de Austriam y asociados, permiten evaluar la
función respiratoria. Y se habla otra vez de permeabilidad. Creo que Hur-
tado fué un precursor en este estudio aplicado a la Silicosis.
Es altamente significativo que comiencen a describirse sindromes como
el del Bloqueo Alveolo capilar por Austriam. Coumand y asociados; Aus-
trian R. McClement J. H. Renzetti A. D., Donald K. W., Riley R. L., Coumand
A; 1951; The Sindrome of Alveolar Capillary Block; Amer J. Medici~, XL
6:686-705 ) ; el de la Hipertensión pulmonar primaria por Dresdale y asocia-
dos ( Dresdale D. T., Schultz M. Mickton R., 1951 Primary Pulmonary Hyp-
eriensión. Amer. J. Medicine XL 6: 706-714 ); las granulomatosis específicas
o inespecíficas con sindromes de insuficiencia respiratoria y las investiga-
ciones de función pulmonar en la Policitemia Vera. Es evidente que habrá
mucho que esperar de estos procedimientos en el estudio de la función
pulmonar en la altitud, a nivel del mar y durante el retomo de los pacien-
tes al lugar de procedencia.
En Conclusión:
Debe procederse a una inve stigación sistemática que comprenda el
estudio metódico de la función respiratoria: pulmonar, de la sangre y del
corazón; para establecer: a ) los patrones normales del hombre aclimata-
~~; ~e~d~ todo punto de vista: anátomo histológico, orgánico, funcional.
EL MAL DE MONTAÑA CRONJCO 23

b) Estudio sistemático de Silicosis incipiente y su asociación con Mal


de Montaña Crónico: clínico, químico, electrocardiográfico, radiológico. ,Por
razones especiales, discriminación de la imagen radiológica silicósica pu-
ra y acentuada por el Mal de Montaña Crónico.
c) Modificaciones experimentadas en estas expresiones al bajar el I2.a-
dente a alturas- ecolÓgicas o dI -nivel dél mar. Importancia especial de
fijar en el tiempo ld~ " imágenes radiológicas.
d) Estudio de enfermos de Silicosi::¡ llevados a la Altitud.
e) Evaluación clínica del sujeto para soportar los cambios de altitud.
Cuando se disponga de elementos informativos sobre este grave pro-
b1ema de Patología, e staremos debidamente preparados para suministrar
debida información en los serios problemas de responsabilidad, capacidad
para ' el trabajo, y eficiencia de rendimiento que nos exige la Medicina So-
ciai y la Política Sanitaria.
El Mal de Montaña Crónico
P OR CARLOS MONGE M .

Este artículo fué publicado en inglés en el año de 1943. Ch ron ic Mo untain Sickness
by Carlos Monge. National Institute of Andean Biology, University of San Marcos,
School of Medicine, Lima, Perú - Physiological Reviews, Vol. 23, NQ 2, Abril 1943.-
Estados Unidos.-Su traducción al español apare ció en Anales de la Facultad de
Medicino, Tomo XXVI, NQ 2, 1943.-Lo reimp rimimos p ara familiariza, a l lector con
el problema de la Silicosis y el Mal de Montaña, ya que representa un a s pecto poco
conocido en la Literatura cientílica extranjera , de la vida en la altitud.
También creemos sumamente in teresante anota r que 01 demenlo humano que
ha podido domin ar las grandes altitudes A ndinas, está constitu ído casi e n su tota·
lidad por nuestros aborígenes, quienes resultan hasta hoy insustituibles en el ca m·
pesinado, en las minas y en la industria . - N. de R.

El medio ecológico de las altiplanicies andinas (2 a S kms . de altura) e s u n facto r


fundamental, cuando se estudia la biología de las razas aclimatadas desde tiempos preh is.
tóricos. (Bingham) Es necesario establecer una precisa diferencia entre los luga res "ha bi·
tables" (Monge 1938), donde la naturaleza hace posible la vida, y los lug a res "habitados" ,
como por ejemplo las minas, con condiciones inapropic¡da s para la exis tencia. Es sensible
que esta distinción no haya s ido tomada en consideración. En el estudio de la aclimata·
ción, se evitaría muchas confusiones, si el objetivo de la investiga ción fuera el conocim ie n-
to de las aptitudes fisiológicas del hombre autóctono en su ambiente ecológico. La tolerancia
y los sufrimientos que experimenta el sujeto al llegar a la altura o al vivir en ella , d eben
ser considerados como problemas correla cionados pero de Significado diferen te. En n in gún
ca so se debe utilizar las palabras "aclimatado" ? "aclimatación" al referirse al sujeto que
está sufriendo en la altura, el traumatismo anóxico, durante el período adapta tivo (Ma l d e
Monta ña ).
En las altiplanicies andinas (2 a S kms. de altura), donde viven 12 millones d e indivi-
duos, lo aclimatación congénita ha producido una variedad clima to·fisiop atolég ica del ser huma·
no, cuyas características biológicas son alqo diferen tes d e las del hombre a nivel del mar.
La infertilidad del hombre y de los animales llevados de reg iones bajas, que ocurre a veces
(Monge). significa la eliminación del inadapta b le a través d e un proceso de selección na·
tural.
Cuando un sujeto va a la altura, d ebe adaptarse prime ro a una condición de anoxia per-
manente. h a ciendo u s o de sus mecanismos de emerq encia, para alcanzar después, con un
nuev o tipo de equilibriO biológico, el estado balanceado de homeostasis del h ombre a n dino.
En consecuencia, el período adaptativo constituye p ues una enfermedad : e l Mal de Montaña,
que puede ser inaparente , agudo , sub a g udo o c rónico. Cuando el período adaptativo ha
terminado , después de meses o años (es difícil precisar la duración), sobreviene la a clima·
tación adquirida . El Mal de Montaña ha curado (Mong e, 1928). Un sujeto puede también
perder su aclimatación, desarrollando u n Mal d e Mon taña sub·agudo o crónico, que cura tam-
bién cuando e l paciente se traslada a una región más baja o a nivel del mar. En estos he-
chos se encuentran los fundamen tos d e una variedad climato-patológica de enfermedad hu·
mana (Monge 1, a-h). Los animales y p c.siblemente también las plantas están sujetos a la
misma patología. pero las investigaciones en este sentido están aún por realizar.
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 25

Para algunos sujetos, la vida es imposible aún a alturas de 1,5 km.; viéndose general-
mente obligados a cambiar su " habita t". Se podría especular sobre la posibilidad de pér-
dida de la aclimatación a la p resión de oxígeno de nivel del mar. Para una mejor compren-
sión del problema que nos ocupa, debe mos considerar brevemente las características del hom-
bre autóctono, lo que nos p ermitirá a preciar con claridad las desviaciones fisio-patológicps
del período adaptativo ( Mal de Montaña ) , que precede a la aclimatación. Merece rán natu-
ralmente mayor interés los hechos relacionados con el Mal de Montaña crónico que aparece
como la base del problema . También nos ocuparemos de la fisiología de la reproducción
en la altura, ya que la infertilidad puede observarse aún en personas aparantemente acli-
matadas.
El Mal de Montaña crónico, como dijimos anteriormente, es una enfermed<ld debida a la
incapacidad del individuo para aclimatarse e n la altura , o a la pé rdida de la aclimatación.
Los hallazgos de Barcrolt deben ser referidos a l Mal de Montaña sub·agudo (2 ) .
En 1925, utilicé por primera vez el término ' "Eritremia de la altura", para nombrar un
sindrome clínico semejante a la Erilremia de Vaquez o Policitemia Vera de Osler. Esta de-
nominación se refiere pues a una entidad clínica y no a un cuadro hematológico, como
ha sido erróneamente intelpretado. Igualme nte , a l hablar de síntomas eritrémicos, nos re-
ferimos a manifestaciones clínicas y no a un aumento de glóbulos rojos . •
Como nosotros referíamos esta enfe rmedad a un estado de anoxia crónica, le dimos el nom-
bre de Mal de Montaña crónico. (1928) (Monge 1 c. d , e) . Posteriormente la enfermedad
fué estudiada por Monge, Encinas y colabora dores y Rondón ( 3). Talbot y Dill ( 4) encontra -
ron un caso en Chile. Hurtado describió algunas formas de la enfermedad debidas a fibro-
sis pulmonar (1930, 5 a), y otras, con sindromes eritré mico (1942) (5 b, c, d) . Monge
(1 f) y Arellano (6) han descrito formas n e urológicas. Formas p síquiátricas han sido seña-
ladas por Monge. (l g).
En los andinos, la enfermedad sobreviene a cualquier edad y tiene un marcado carác-
ter familiar (Monge, Rondón). En individuos provenientes de regiones bajas, la enfermedad
p1,lede iniciarse después de 2 ó 3 años de aclimatación adquirida. Aparece generalmente
en la cuarta o quinta década de la vida. Los dos sexos están igualmente predispuestos. Es
mucho más frecuente en individuos de procede ncia europea. El inicio puede ser insidioso o
súbito después de un violento ejercicio físico o después de un p roceso respirator io banal. Los
ataques repetidos de Mal de Montaña agudo crean una disposkión favorable. La Pneumo-
conlosis, pneumonía y sífilis pulmonar deben ser consideradas como causas predisponen tes.
Comenzaremos por describir las formas sub-a gudas, que pueden <;urar detando al su-
Jeto en condiciones de llevar una vida normal en la altura. Duespués consideraremos las for-
lnas crónicas de la enfermedad.

EL MAL DE MONTM.tA SUB·AGUDO y EL HOMBRE ANDINO

El trauma anOXICO
' . actuando sobre el crganismo produce, como ya lo hemos dicho, una
enlermedad que ' . , . . .,
aun e n sus expresIOnes mas hgeras, conduce a una dlSminuclon de la ca-
P<IC1dad mental y ti . p . .
Slca. ara eVIta r confUSIones, he empleado (1925-1928) los nombres de
soroche agudo sub-a d ' .
, gu o y cromco. Soroche significa en Q uechua, Mal de Montaña.

*En el presente trabaja , no trataremos del Mal del Montaña agudo. El leelor que
.. Interese por ese as d
C. R pecto el p roblema puede consultar' Haidane, J. S. and Priestley, J.
•• ..plraUon New H y .
luDctt ove n, ale University Press 1935 - Barcrolt, J.: The respiratory
on 01 \he bload. Cambrld U " , .
kIImaa. SPrtn B ' ge mverslty Pre ss, 1935. Leowy, A. : Physiolog ie des Hohen-
lIIaUoq ger, erhn, 1932. The Pathology of !-ligh Altitude Climate, Oxford Medical Publi-
• 1937. DIll D. B.: Lile H . . •
L1ere, E: J. A . . ' ea t and Alhtude, Carnbndge, Harvard University Press, 1938.
'.. noxla, lts effe cts on the body . Tha Univ e rsity of Chicago Press, 1942 .
26 PERU 1 N D 1 G 'E N A

El Mal de Montaña sub-agudo no siempre es precedido de un ataque preliminar del Mal


de Montaña a gudo. En las fo rmas más benignas el su jeto continúa su labor diaria, pero B8
da cuenta que no puede mantener el género de v ida que le era habitual a nivel del mar. Las
dolencias más ligeras tienen honda repercusión sobre su estado general. Hay una dismi-
nución de la resistencia ante las enfermedades y la convalescencia es penosa. El embarazo
se acompaña de síntomas tóxicos , e l parto es peligroso y los abortos frecuentes. La in-
fertilidad no es rara . En los casos más acentuados, los síntomas pueden aparecer insidloJ
samente y predominar sobre el órgano o apara to q ue sufre más intensamente las conse-
cuencias de la anoxia p rolonga da . Los síntomas más frecuentes son : fatiga general, cianosis
post esfuerzo, disminución de la capacidad pa ra el traba jo mental y físico , sensación de ple-
nitud en la cabeza, cefalea, vértig os, congestión len ta , constipación .0 diarrea, p érdida de peso.
insomnio, fatiga ma tutina que desapa rece en el curso del día, como en la neurastenia. Algunas
veces los pacientes acusan períodos de b ienes tar temporal. Después de varias semanas, me-
ses o años (la duración no ha sido todavía b ien establecida) ocurre mar=da mejoría, a
veces súbita . Muy frecuen temente el paciente no se dá cuenta eX.a cta de que va atiaptán-
dose y se sorprende de e ncontrarse capacitado para hacer una vida normal en la altitud.
Su aclimatación se ha realizado. Por olra parte , si la enfermedad se pronuncia, la fatiga
aparece más pronto, la cianosis es permanente, y pueden aparecer náuseas y vómitos. Afo-
nía y disnea son muy frecuentes. Se presenta torpor, cefalea, vértigos, nerviosidad, insom-
n io, algias y parestesias variadas. El suje to,. incapaz de aclimatarse, entra en el Mal de Mon-
taña crónico.

ClRCULACION

En sujetos normales es muy frecuen te el desdoblamiento del segundo tono. Rotla por
medio del fonocardiógrafo ha establecido su significación adecuada; tercer ruido, ruido au-
ricular. El rLtmo cardíaco tiene marcada , tendencia bradicárdica. Monge y Cervelli en 1927
encontraron los siguientes porcentajes: de 40 a 50 pulsaciones, 13%; de 52 a 60, 41%; de
62 a 71, 32 % ; de 72 a 84, 14% . Es tos da tos han sido confirmados por Talbot y DiII (4), Aste
(7), Cervelli (8), Torres (9), Arnáez (10 ) y Capdehourat y colaboradores (11). La rela-
ción lineal entre trabajo (700 kgmts.) y frecuencia cardíaca, se presenta en la altura solo
en 30% de suje tos y aún en estos casos son aceleraciones inferiores a las ,de nivel del mar; en
70% de casos se encuentra una 're spue sta de tipo atlético. Después de' un trabajo doble' (10400
kgmts.) la aceleración cardía ca . es menor q ue después de un trabajo básico de 700 kgmts.
La evolución del ritmo después del traba jo, muestra en 50% de casos una bradicardia para-
dójica inicial; después el pulso se acelera para alcanzar el n ivel normal (Monge, Encinas).
Rondón obtuvo los mismos resultados a 5.800 m. de a ltura. Algunas veces se observa la
aparición brusca de b radicardias con un ritmo .más lento que el encont,ado en condiciones
básicas. En 8% de casos se observa taqUicardia que comienza súbitamente y que no se
acompaña de ningún malestar; posteriormente el ritmo se hace de nuevo bradicárdico. Los
tests de eficiencia e fectuados en pleno rit mo taquicárdico no p erturban la acelerac.ión ini-
cial. (Monge y Colaboradores (1 h, 12).
' El estudio electrocatd iográfico efectuado 'e n 200 suje tos muestra l'ln general valor~s nor-
males (Monge, Sáenz, 13) . En algunos casos se observa una marcada arritmia sinusal; la
diferencia de duración entre dos intérvalos sistólicos puede alcanzar 0'44 . Después de un
ejercicio moderado (700 kgmts.) he encontrado marcada arritmia sinusal, desplazamient<;l
d.e l marcador del paso, deformación de P, inversión de P, acortamiento del marcadOr del p~_
so, deformación de P. inversión de P, acortamiento de P-R, ex trasistoles auriculares y ' ventri-
culares, variaciones del voltaje de T, onda T invertida y desplaza~ientos del espacio S, T.
Algunos de estos hechos son similares a los encontrados ' p or Greene y (j¡lbert ' en la anoxla
aguda experimental (1925). Los su jetos no mbslraron s ignos de fatiga du¡'ante los tests de
esfuerzo, no obstante los ritmos b radicá rd icos. En 100 casos Sáenz encontró 40 % de des~la.
EL MAL DE MONTA,Ñ A CRONJeO 27

ciones del eje a la derecha, Posteriormente Rotla encontró 37%. La preSlOn venosa está au-
mentada (Rotta, Capdehourat). Existe una dilatación generalizada de los vasos sanguíneos,
más pronunciada aún en casos de Mal de Montaña sub·agudo. La presión arterial del an-
dino es algo más baja que la de su jetos a nivel del mar (Torres). El trabajo de Rotla (14)
sobre circulación sanguinea en el hombre andino puede ser resumido así:
a). El volumen sistólico es aproximadamente igual al e ncontrado a niv.el del mar;
b). El Índice cardíaco, de mayor importancia (Cantoni), alcanza 2'3 litros por minuto;
es decir, 12% superior al valor obtenido a nivel del mar.
El trabajo del corazón referido al área de superficie está aumentado. El volumen (hom-
bres) y el peso (perros) del corazón son mayores que a nivel del mar. En el Mal de Mon-
taña sub·agudo, la taquicardia es la regla, pero también es frecuente la aparición de inespe-
rados ritmos bradicárdicos (Monge, Cervelli) y de bradicardias paradójicas después de ejer-
cicio moderado (Monge, Encinas). En el Mal de Mon taña sub-agudo la disnea es acen-
tuada. Se aprecia fácilmente el tercer tono cardíaco. El segundo tono pulmonar está refor-
zado. Los capilares están dilatados y han perdido su tortuosidad. La presión arterial está
ligeramente aumentada. A veces se observa movimiento pulsátil de la cabeza, como en la
insuficiencia aórtica (Monge 1928). La capacidad para el trabajo está enormemente redu-
cida y el corazón responde mal en los tests de eficiencia. Los atletas trasladados a la al-
tura no pueden mantener sus record s de nivel del mar, encontrándose en la misma condi-
ción que un sujeto sin entrenamiento. Observaciones electrocardiográficas muestran los mismos
hechos encontrados en Andinos normales (Monge); pero todavía no hay datos suficientes
para establecer conclusiones definitivas. Algunas veces hemos podido observar fases de
arritmia que se repiten con cierta regularidad, retardo de conducción aurÍculo-ventricular,
extra sístoles nodales o subnodales. En un caso la conducción intrave ntricular estaba alte-
rada. Se ha encontrado también bloqueos de primer grado. Es muy frecue nte la desviación
del eje a la derecha.
Para evitar repeticiones deseo dejar señalado que, aún a la misma altura las desvia-
ciones fisiopatológicas son más acentuadas fuera del medio ecológica; en el futuro será ne-
cesario indicar claramente el sitio en que se ha efectuado las investigaciones en casos de
Mal de Montaña crónico .

RESPIRACION

En los Andinos el tórax es amplio (Charvin, Barcroft 2; Hurtado 5 e); la capacidad res-
piratoria es 10% superior a la de sujetos europeos (Barcroft). Linch (15) estudiando 50 an-
dinos señaló que la frecu' ,
encla respuatona'1 es 'Igeramente supenor
, a la encontrada a nivel
del mar.
, , Después de un eJercIcIo
" , mo d era d o se observa, en 14% de casos, bradipnea, que
Be Imcla o bien inmediatamente después del esfuerzo o después de un corto período polipneico.
A veces aparece polipnea, sin volver a los valores normales. En ningún caso los sujetos mos-
traron especial fatiga . La e tapa b ra d' "
Ipnelca ,
es mterpretada por Lmch como un esfuerzo
para ~umentar el tiempo de oxigenación. Arnáez (JO) en adición a la bien conodda res-
piraclon periódica h b d '
vlml a o serva o en sUjetos en reposo fases apneicas en 25% de casos y mo-
entos respiratorios prof d 'b' "
e¡erc1c1 ed un os y su ItOS en 20%. Observo tambien, sobre todo después de
o m erado un tipo de " ,
vlmle t ' respuaClOn en escalones que aparece al frustrarse el primer mo-
n o respiratorio Cree qu I h ' ,
del mar T e d ' e a Ipertoma vagal juega un rol más importante que a nivel
. os los hechos que ha d -
lII6a pron . d aca mas e senalar son la regla y naturalmente mucho
uncla os en el Mal d M t - b-
loe IDOVImlent " e on aroa su agudo. La observación clínica muestra que
os respuatonos y pe " d' -
CXIDIamo q u ' , no ICOS acompanando al trabajo periódico, constituyen el me-
e mas convIene en I It 1
~ un a a ura. os andinos, pueden cargar un peso de 100 libras
a carrera, luego se del' h '
-.amente En lenen; ace n algunas respiraciones profundas y corren
. casos de anoxia sub ag d 'bl -
la hlperv til ' , ,, - u a, es pOSI e mejorar el estado del sUjeto repro-
en OCIa n penodica del d' El '
an mo. entrenamIento respiratorio es importan-
28 .P E R U INDIGENA

te.La- adaptación respira toria a la anoxemia ha sido estudiada por Forbes, Barcroft, Monga,
Hurtado y León. Se ha encontrado considerablemente aumentada la capacidad vital (Hur-
tado, León). El traba jo más importante a este respecto ha sido efectuado por Hurtado y
Rollo (16) de quienes tomo los siguientes datos :

Valores relativos
Valores absolutos (Capacidad total 100%)

Altura 3'7 Nivel del Nivel del


3'7 km.
km. mar mar

Aire resp.
litros
2.11
litros
1.50
I 33.2 26.1
Ca p . media. 3 .58 2.89 56.4 50. 3
Cap. vital . 4.18 4.30 66.8 73.8

6.28 5.85
-

De acuerdo con e stos autores, la mayor capacidad total y el aumento relativo y absoluto
del a ire residual significan un e nfisema funcional comp¡¡nsatorio ( Hurtado, 1928). Este estado
desaparece o nivel del mar. No es pues un carácter adquirido, sino un carácter reversible.
En el Mal de Montaña sub·agudo, disminuye la ca pacidad vital, y aumenta de nuevo p ro-
q Jesivamente con la mejoría. En el Mal de Montaña sub-agudo, el tipo y el ritmo respira-
torios adquieren la moda lidad respiratoria del andino después del eje rcicio con aparición de
signos de disnea y asfixia. La hiperven tilación puede conducir a la tetania. Se puede ob-
servar la anarquía del control respiratorio; respiración superficial seguida de respiración pro-
funda, respiración periódica, ritmo de Cheynes·Stokes, inspiración profunda y súbita, fas es a p-
neicas con sensación de asfixio inminente, más pronunciadas durante la noche , despertando
al paciente y perturbando el sueño (Arnáez Lynch ) .
Mori-Chávez (17, a ) ha encontrado e n cobayos aclimatados, hiperplasia de la red co-
p ilar pulmonar y una disminución de la~ ar te riolas, lo q ue significa un aumento de la BU-
p erficie de difusión de O,. Esta consta lación debe ser relacionado con la observación fre-
cuente de un may or volumen pulmonar e n la altura , ya seña lado por Orbigny. En el Andino,
la imagen radiológica pulmonar tiene un aspecto característico. La transparencia es mayor
que a nivel del mor; la sombra hiliar está notablemen te aume n tado; la imagen del tronco de
la arteria pulmonar está reforzada según Garda Rosell (1 8 ) , Sayé y Monge. En el Mal de
Montaña sub·agudo, todos los hechos anotados son aún más acentuados, sugiriendo algo
patológico . En algunos casos se a precia radioscópica mente la pulsación de la sombra hiliar.
En casos crónicos la dilatación vascular tiene el aspecto de congestión pulmonar pasiva . En
casos avanzados la imagen radiológ ica se meja la Pneumoconiosis, lo que ha conducido a
errores diagnóst~cos, (Jiménez).

METABOLISMO BASICO y SISTEMA NERVIOSO

Según Hurtado (51) el Metabolismo bás ico del hombre andino es normal. En casos mo-
derados del Mal de Montaña sub-agudo nosotros hemos observado a menudo valores bajos
que, con la adaptación, se elevaban y alcanzaban las cifras normales de aclimatación.
En el Andino existe una hipertonia del sistema nervioso vegetativo evidenciada por e l
estudio del reflejo oculo-cardíaco (Monge li; 'Pesce 350; Aste, 7), duran te el cual el andino
no siente ningún malestar a pesar de una caída relativa de 50-60 pulsaciones. Por el cont~a-
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 29

rio, en casos moderados de Mal de Montaña sub-agudo, el paciente sufre frecuentemente un


colapso. En andinos normales, nosotros con Pesce hemos podido inyectar en la vena hasta
3'5 mgr. de atropina sin producir ninguna perturbación clínicamente apreciable. La hipertonía
vagal del andino parece ser la causa de la bradicardia que se observa después del es-
fuerzo. La hipertonía simultánea del sistema simpático, (Monge) puede explicar Jas taqui-
cardias de origen sinusa!. La hipertonia vagosimpática debe tener alguna relación con la estabi-
lidad del sistema nervioso reflejo y de los centros vasomotores. Los estudios de Gelhorn
en el hombre, durante la anoxia experimental, p ueden dar una interpretación d el
vértigo y colapso que se observa en algunas formas de Mal de Montaña sub-agudo. No obs-
tante que Hurtado, en la altura, habría encontrado una disminución de la acidez del jugo
gástrico; nue stra observación clínica demuestra que después de ejercicios moderados puede
aparecer una se nsación de hambre ansioso. La úlcera gástrica se agrava en la altura. In-
digestiones y diarrea son frecuentes. Posiblemente algunos trastornos digestivos pueden ser
debidos a hiperexcitabilidad simpática debida al aumento , del pH, como ha sugerido Van Liere.
(19). Es necesario continuar investigaciones más completas en este sentido (Van Liere).
La observación clínica nos muestra que cambios psicológicos son muy frecuentes en la
altura (Barcro!!, Encinas); cambios que pueden conducir a cuadros p siquiátricos severos
(Monge).
Me Farland (20) llevó a cabo un importantísimo estudio en los miembros de la Expe-
dición Internacional a los Andes. Por medio de tests psicológicos relativos a funciones men-
tales complejas, encontró diferencias notables comparando los valores, hallados con lo.s obte-
nidos a nivel del mar. Estas manifestaciones son análogas a las observadas por el mismo
autor en aviadores durante el vuelo, o en cámaras pneumáticas .
Basándose en investigaciones experimentales (21), Hahn (del Instituto Nacional de Bio-
logía Andina) concluye que es un error generalizar, ya que algunos sujetos no son afecta-
dos por la altura. Todas las actividades psicológicas se realizan con mayor lentitud. Utili-
zando el método de Ziehen el autor observó dif i.c ultad para mantener la atención. En las
formas ligeras de Mal de Montaña sub-agudo, los sujetos pueden efectuar aún trabajOS com-
plicados que exigen coordinación de manos y vista, pero requieren más tiempo para efec-
tuarlo. Hahn modifica el método de reconocimiento de colores de Mc Farland, haciendo notar
que si se substituye la expresión verbal por un procedimiento sin palabras, el márgen de
error no está alectado por la altura. En los Andinos no se encuentra diferencias marcadas
en lo que concierne al tiempo de reacción visual, pero sí se encuentran valores más bajOS
en la velocidad de reacción motora (método de W hipple ), Utilizando el método de Toulouse
y Pieron, para el estudio de la atención, Hahn encuentra valores netamente más bajos que
a nivel del mar (trabajo inédito).

EQUILIBRIO ACIDO-BASICO

Considerando los cambios del equilibrio ácido-básico producidos por la hiperventilación,


se puede decir que las observaciones sobre concent ración en iones H no son concordantes,
Porque las investigac Iones
' h an SI'd o h ec h as en sUJetos
' " . no hablO
cuya acllmataclon • sido bien
d eterminada Alg • l ' .
_, . unos su nan eVidentemente Mal de Montaña sub-agudo. Monge (1928) se-
nalo que los su 'et d d ' ,
J os a apta os llenen un pH mas alto que los aclimatados. DiI!, Christiansen
y Edwards (22) t '
. encon raron en sUJetos adaptados, un ligero y progresivo aumento del pH
en relaclon con la It h 4' ,
min ' a ura, asta 6 km., mas o menos. 'Por encima de este nivel el pH dls-
Ula, pero Siempre lo I •
matados. s va ores eran mas altos en los adaptados que en los residentes acli-

Aste. a 3'2 km b 1 '


nlco E ., o serva os mismos hechos en sujetos afectos de Mal de Montaña eró-
. n general el pH se t d d ' •
c:la el lad I ' encuen ra entro e limites pormales, con marcada tendencia ha-
dinos queo Ia calmo
di! "
Aste d'
,en sus es tu lOS sobre el Mal de Montaña crónico, encontró en An-
• a erenCla entr pH t i I
ar er a y venoso ela mayor que la encontrada a nivel del
TABLA 1

COl'dición Autor Altura Hematíes Hemoglobina Hematíes He- :volumen me-l Hb. media
matocrito dio Globular Globular
I Concentra-
ción Hb_

I Globular
metros millones gramos % % micras %
Aclimatados Hurtado 4.500 6.66 15.93 71.1 cúbicas 24.4 24.9
Aste 3.200 5.85 17.69 47.9 96.20 30 .5 36.9
82.60

Mal de Mon- Talbot 3.660 5.54 17.23 49.6 89.50 31 .·1 34.7
taña sub-a-
gudo Talbot 4.710 5.84 17.90 53.4 91.40 30.6 30.6

Mal de Mon- Aste :.200 6.54 20.92 56.2 86.46 32.2 37.2
taña crónico
Hurtado 4-5,000 8 ~6 24.70 77.5 94.1 30.3 32.2
-
EL MAL DE MONTAÑACRONICO 31

mar. Sin embargo Dill, Talbot y Consolazio (23), a mayor altura, encontraron valores nor-
males. En lo que concierne el ca, y a la reserva alcalina, se mantiene firme la opinión
de Dil!, Talbot y Consolazio . En lugares " habitables" el ca, y la reserva alcalina dismi-
nuye pero en el Mal de Montaña sub·agudo el descenso nunca cae a los valores aún más
bajos que se encuentra en los residentes . Según los autores citados se necesita meses para
alcanzar estos bajÍsimos valores con métodos menos preciosos, V. Villagarcía (1935 y Mon-
ge (lj) llegaron a las mismas conclusiones midiendo la ganancia obtenida durante la adap-
tación. Desde 1928 yo he señalado que a pesar de los valores mínimo de ca, alveolar y del
contenido de ca" el balance ácido-básico de los Andinos, tiene una capacidad tampón ma-
yor que la de los individuos con Mal de Montaña sub·agudo . Por lo menos esta capacidad
es igual a la del hombre que vive a n ivel del mar y que tiene cifras mayores de p ca, y de
contenido de ca,. Probablemente debe haber un reajuste de tampones cuya naturaleza nos
es desconocida. Así pues el sistema tampón debe encontrarse compensado. Según Dill, Talbot
y Consolazio (23), el aumento de hemoglobina puede justificar en algo la diferencia. Estos
autores señalan que a 5'3 km. de altura, hay un déficit de 2 mili-equivalentes en el balance
de los electrolitos. Sin embargo el problema no está solucionado. Seguramente el organismo
debe encontrar algún nuevo mecanismo regulador para estabilizar la respiración interna. Las
diferentes etapas descritas por Y. Henderson como consecuencia de la disminución de la
presión de oxígeno, han, sido señaladas en el Mal de Montaña sub-agudo por Monge (1928)
quien estableció la relación que existe, entre la onda alcalina sanguínea debida a la dis-
minución de ca, y la eliminación de bases por la orina al subir al altiplano. Este proceso
es reversible al regresar el sujeto de la altura a nivel del mar (Monge, lb). Yo he observado
0928-1935) que en los Andinos, las variaciones del pH después de ejercicios moderados
80n iguales o menores a las obtenidas a nivel del mar. En el Mal de Montaña sub·agudo
las variaciones son mayores y disminuyen con la aclimatación como hemos observado utili-
zando pruebas de ejercicio standard (Monge, 37).
Los Andinos muestran una gran capaCidad para el trabajo. " En Cerro de Pasco (14,700
pies) se les ve trasportar sobre el dorso pesos de 100 libras de un lugar situado 250 pies
más bajo; y repetir esta operación a Intérvalos de pocos minutos" (Barcroft). S'e debe insis-
tir sobre estos hechos porque la literatura sobre esta cuestión está llena de afirmaciones erró-
neas desde los tiempos de Jourdanet y Barcrol!. El At:dino tiene la constitución de un atleta.
El Mal de Montaña sub-agudo es una dolencia de incapacidad, una enfermedad de fatiga. El
atletismo como la aclimatación significan aptitud para equilibrar una condición de anoxia pro-
longada, El Mal de Montaña transforma súbitamente la resistencia de un atleta entrenado
Convirtiéndolo en un sujeto incapacitado para el esfuerzo; que no no puede al~anzar el ritmo
cardíaco óptimo o hiperventilarse adecuadamente para permitir el mejor trabajo de BU ' CO'
razón (Christiansen 36), Seguramente como supone Dill (24), el transporte de ca" la acti.
vidad enzimática del medio interno para fijar O, y un mayor rendimiento cardíaco deben ju-
gar papel muy importante en la homeostasis de la altura.

SANGRE

Ca Barcroft (2), Heraud (lk), Hurtado 5a-g) Hurtado y Guzmán Barrón (5h), Talbot (25),
h.~ehourat
........ (11) Y Aste (trabaJ'o ir¡edito)
' • confirmado la Policitemia de las grandes al-
han
encontrada por V' lt h
DO dlfl lau y an estudiado la morfología sanguínea y la hemoglobina que
__... ere de la producida a nivel del mar (Hall 26) He
.....-'one8 m' , ' '. resumido an la Tabla 1 las inves-
a. as reCIentes a este respecto,
puede afirmar que 1 '• d '
bemat lt , a numeraClOn e globulos rojos, los valores de hemoglobina y los
'YQr1abl
°
ocr dan• cIfras mayo~es que a mvel ' del mar. Hurtado ha calculado las diferen-
ea 8angUlOeas' descr'b 1 ' , •
~~~IdI¡Jlolb1n '. I e e antroclto como una celula de ma10r tamaño con menos
1 y saturación de o . ,. ' " '
xlge no, pa ra _ facliltar el mte rcamb ,o gaseoso: En general los

\
32 PERU INDIGENA

resultados necesitan ser relacionados con el ambiente ecológico. En el Mal de Montaña sub-
agude, l\lc nqe ha e ncontrado un número de eritrocitos superior al valor normal correspon·
diente a la a ltura donde se hacía la obs er'lOción (3'7 km.). Esto se deduce también de los
datos de Talbot en los Andes a 2'8 km. Las observaciones de este autor muestran un aumento
progresivo de eritrocitos hasta una altu:a a proximada de 5 km., pero sin alcanzar nunca los
valores encontrados en los res identes. A mayor altura, 6'1 km., eran más bajos. En general
cuando el período adaptat ivo alcanza su más alto límite, sin llegar a la aclimatación, es cuan-
do se encuentra enorme incrf;mento ' de le cifra de eritrocitos. La hemoqlobina sigue una cur-
va paralela. Talbot piensa que para alcanzar el valor máximo. de hemoglobina se requiere
meses o años. En And inos, Hu rtado ha encontrado 8'6 (± 0'14) de viscosidad sanguínea;
6'5 ( ± 0'12) de tiempo de coagulación y 0'7 miligramos % de bilirrubinemia. Urteaga (tra-
bajo inédito) ha encont rado en 6 cas?s un promedio de bilirrubinemia de 1,37 mg. %; co-
rrespond;endo 0.4. mg . % a la bilirrubina d irecta y 0'97 mg. a la indirecta. Urteaga considera
como normal este elavado umbral de la bilirrubinemia, ya que los tests de excreción de la bi-
lirrubina dan curvas normales, si se tiene encuenta esta umbral elevado. A su juicio puede
tratarse de un mecanismo para a horrar núcleos pirrólicos necesarios en la hematopoiesis
(Hurteaga, 27). Pa lti (28) e n cien Andinos ha encontrado un promedio de calcemia de
11'62 mg. (± 0'05), ligeramen te superior a la calcemia encontrada a nivel del mar: 11"06
(± 0'06). El calcio activo era más elevado en la altura . En casos severos de Mal de Monta-
ña sub·agudo se ha encontrado hipercalcemia que retornaba gradualmente a la normal. Sa-
las (29). a 3'2 km., encontró e n 50 nativos, q ue los valores de la proteinemia e ran superio-
res a los de nivel del mar. En casos de Mal de Montaña sub-agudo la proteinemia era aún
elevada; no se pudo obse rvar la fase de descenso de la proteinemia, quizá porque la obser-
vación no pudo ser prolongada el tiempo suficiente. San Martín (30), en siete individuos ha
comprobado el ligero aumento de la glucemia encontrado por Forbes (31) en el Mal de Mon-
taña sub-agudo. S9ñala además valores más a ltos de glucemia corpuscular comparados con
los de nivel del mar. 0'711 mqr. en luqar da 0.586 mqr.; en valores de hematocrito, 0'9 71
mgr. en vez de 0'456 % . Probablemente con la aclimatación la glucemia desciende como lo
señala Forbes. No hay datos suficientes para establecer conclusiones definitivas. El número
de leucocitos es normal en los Andinos y ligeramente aumentado en casos de Mal de Monta-
ña sub-agudo (Monge). En las formas ligeras de Mal de Montaña, los datos más impresio-
nantes con el aumento del número de reticulacitos y la presencia de un gran número de
histiocitos. Los mismos hechos han sido observados aún en sujetos normales (Hurtado, Bar-
croft, Mo¡;¡ge, Talbot).
Barcroft estudiando la saturación de O, de la sangre arterial, estableció que los Andinos
tienen un valor más bajo (80-82) que los recién llegados. Hurtado ha confirmado este hecho_
Diferentes miembros de la Expedición Internacional han llegado a la misma conclusión. El
trabajo más completo sobre este punto ha sido hecho por Hurtado quien ha determinado los
valores de O, en sangre arterial a diferentes alturas . Aste, a 3'2 km., ha encontrado valores
de saturación más aproximados a los de n ivel del mar (93'5). Dil!, Christensen y Edwards
(22) han confirmado la opinión de Barcroft de que únicamente la difusión explica el cam-
bio de gases a nivel del epitelio alveolar. Keys, Hall y Guzmán Barrón (32) trabajando a
altitudes progresivas han constatado que las curvas "fisiológicas" de desviación de O. com-
paradas con las . obtenidas. a nivel elel mar, tienden a desviarse hacia la izquierda: hasta 4'5
km. de altitud; y hacia la derecha, cuando la observación se hace a alturas mayores. "Es-
to puede o no estar en relación con el hecho de que a determinada a ltitud no hay relación
e ntre la saturación de O, arterial y el bienestar de los sujetos" . Por el contrario, los nativos
tienen una saturación más baja. IPor eso para explicar, en el Mal de Montaña, la incapa-
cidad del organismo para fijar oxigeno, Guzmán Barrón, DiIl" Edwards y Hurtado (33) pien-
san en una perturbación de los sislemas de oxidación-reducción . Para Edwards (34) se tra-
ta de un problemc;x de utilización de O, más que de transporte y cree que la mioglobina y en
qeneral la activ idad enzimática tisular deben jugar un papel importante. Hurtado, Rotla, Me-
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 33

rino y Pon s (3S) han probado la exactitud de esta afirmación e n lo q ue se refiere a la mio-
globina. A partir de los trabajos de Campell se ha prestado particular a tención a la ten-
sión del oxígeno en los capil a res. Al describir la aclimatación observamos e n casos de Mal
de .Montaña sub-agudo, una tensión y saturación de O, venoso superiores a las encontradas
en Andinos; como si los tejidos no h ubieran podido fijar el oxígeno de la sangre (1928) O,a).
Aste (trabajo inédito) comparando la saturación de O, arterial y venosa en s·u jetos n orma-
les y en casos de Mal de Mon iaña crónico, ha e ncontrado a lgunos hech os que concuerdan
con mis investigaciones previas. Así, en sujetos aclimatados , encuentra una diferencia de
60'53 entre oxígeno arterial y venoso. En casos de Ma l de Montaña, la diferencia era s olo
de 39'82. A pesar d e. que existen otros factores que pueden influenciar la utilización del 0,
sanguíneo, es interesante señalar que una característica del Mal do Montaña os que el O2
circula sin ser tomado por los tejidos. Lo mismo puede decirse de los sujetos que sufre n de
Mal de Montaña sub·a gudo, quienes al ser trasladados a nivel del mar muestran durante el
período reouperativo que la utilización de O, sanguíneo está d ism inuÍda. Estos hechos tan
impresionantes me hicieron afirmar en 1928: "la altura cambia la capacidad de los teiidos
para fi jar O, . Podemos suponer que hay substancias desconocidas que intervienen en el de-
terminismo de la aclimatación" ( 1, a ). Esta opinión está e n a rmonía con los conceptos mo-
dernos de bioquímica (38).

MAL DE MONTAÑA CRONICO

El cuadro clínico semeja bastante a los casos avanzados de Policitemia Vera. El paciente
en reposo, tiene bien un aspecto eritrósico que vira a l a zul al menor esfuerzo, o bien un
color cianótico intenso, más acen tuado en cara y manos. Hay una dilatación generalizada
de los vasos sanguíneos. Las conjun tivas está n inte nsamente congestionadas y los párpa-
dos edematosos y cianóticos. Las mucosas nasal y ora l p resen tan un color rojo vinoso. La
piel del cuerpo es seca mientras que la fre nte y las manos están generalme nte cubiertas d e
sudor. Las manos muestran dedos en palos de tambor; las uñas en luna de reloj. Las epis-
taxis s on frecuentes; ronquera y afonía se presen tan a men udo. El tórax es voluminoso, de
tipo enlisematoso . El paciente se siente extremadamente débil. y con frecuencia se le en-
cuentra en estado de somnolencia. A veces entra en coma por dos o tres horas. También se
observa vért igos, lipotimias y crisis de vómitos . La constipación alterna con diarrea. La d Ís-
nea es permanente; la bronquitis, frecuente. No es raro observar procesos congestivos pul-
monares, a repetición, acompañados de hemoptisis y ligera fiebre; cuadro que desaparece
cuando el paciente desciende a nivel del mar . Altemdones cardíacas no se producen du-
r~nte . largo tiempo, pero finalmente con los progresos de la e nfermedad sobreviene insufi-
CienCia cardíaca derecha. En algunos casos se presentan dolores cardíacos con caracteres
CUlginosos. En un caso hemos podido anotar que simultáneamento con el angor a p arecieron
CDIlbllopÍa, inconciencia y pérdida del conocimiento. La hipertermia se observa muy raramente.
Ceguera CDammert) y sordera temporal no son raras. El h ígado está ligeramente aumen-
lado. Se ha encontrado aumento de volumen del bazo en 12 % de casos.
Al '
Dlldad Qlas y parestesias son comunes. También se presentan dolores ' intensos en las extre-
es; dolor en la .• I b
... tendl reglOn um ar o en las articulaciones, particularmente en las insercio-
~ d
n08as peri'articulares . A veces e I dI o or ' "
mmoblhza . '
al pacIente dlas o semanas, des-
--..a n 1o expontáneamente o con e lVIaje ' . del enfermo a un lugar mas ' .
baJO. '
La sangna
.... e
loa estado del pacie t M h d ' ,
n e . uc os e esto smtomas que yo describl en 1928, son simi-
a encontrados A
. por rmstrong en aviadores. La punción lumbar puede producir una
V IOlenta. Las parest· ,
... 1 eSlas vanan en tipo y localización: sensación desagradable de
a cara; sensación d .
,--IIIóD de h be
a r perdido una man
e agua cahente vertida sobre el dorso. Un paciente tenía la
H . . .•
o. ormlgueos en los PlOS y sens.aClOn de SOl rlavado

,
80n también síntomas frecuentes. -
34' PE R U IN D 1 G E N A

En casos más severos es p osible e ncontrar una alteración marcada de la memoria y de


la conducta de los pacientes; su personalidad psíquica aparece a lterada. Agotamiento ner-
vioso y frigidez sexual son s íntomas frecuentes.
Siempre se encuentra u na marcada policitemia y aumento del volumen sanguíneo' (Hur~
tado, 5). En general el núme co de glóbulos rojos oscila entre 7 y 12 millones (Monge). Hay
ligera leucocito si s y eosinofilia. Algunos casos presentan alteraciones de la ·coagulación, h e
morra gias gingivales, púrpura con s íntomas nerviosos centrales, gastrorragias, metrorragias,
hemoptisis , etc. Puede observarse también complicaciones rena les, albuminuria y hematuria.
En un importante tra baj o. Hurtado (5d) describe las alteraciones sanguíneas y discute
el mecanismo etiológico de Mal de Montaña crónico. He constatado la existencia de polici-
tetnia absoluta con hipervolemia. Hurtado, Ta lbot y Aste, a una:' altura de 4 aS , km . ,encono.
traron una hipe rbilirrubinemia de 2'24 a 8'3; hiperviscosidad de 1'6 a 20'8;. saturación arterial
de O, entre 75'9 y 82'9; volumen sanguíneo de 157'1 a 211 '9; valores de contenido de CO, en-
tre 29 y 35'7. Cuando el pa cien te permanece a n ivel del mar, el volumen de las células dis.'
minuy e y el del plasma aumenta hasta alcanzar los valores normales. Hurtado no cree que

TABLA Il

Hematíes Hemoglobina Hematoerito Volumen me- Hb. media Concen~


l'
Sangre Condición
Hematíes dio Globular Globular tración
Globul~

Ven osa Aclimatados millones gramos % % micras %


(Mal de Montaña 5.85 17.69 47.9 cúbicas 36. 9
crónica). No acli- 82.6 30.5 ,
matados 6 . 54 20.92 56.2 86.4 32.2 37 .2

Arterial Aclimatados 6.14 17.50 47.3 77.5 28.7 36. 9


No aclimatados 6.21 20.31 57.4 92 . 5 32.7 35. 3
(Mal de Montaña
crónico)
~

existe similitud entre la Policitemia del Mal de Montaña crónico, originada por la falta de
saturación de oxígeno, y la de la Policilemia Vera , d ebida a una octividad de sordenada ' de
todo el sistema hematopoiético. Excluye también el e nfisema pulmonar como causa de la
policitemia del Mal de Montaña cr6nico, ya que no ha e ncontrado un gran aumento del aire
residual. Para él la causa del Mal de Montaña crónico debe buscarse en las alteraciones
esclerosas de los pulmones.
Aste ( trabajo inédito) ha hecho un importante estudio comparativo de los cambios que
ocurren en la sangre arterial y venosa de sujetos afectados de Mal de Montaña crónico, en
la altura y durante la cura a nivel del mar. El trabajo de Aste revela hechos de gran im-
portancia. A una altura de 3'2 km., comparando sangre arterial y venosa de sujetos aclima-
tados y casos de Mal de Montaña crónico se puede ver (Tabla Il) que en el Mal de Mon-
taña crónico, todas las constantes hematológica s muestran valores más altos en la sangre vena '
sao Además encontró que la saturación arterial de O2 está disminuída, pero que la saturación ve-
nosa de 0 2 está elevado. Así la toma de O2 por los ·tejidos se encuentra. reducida. Aste señala
EL MAL DE MONTAÑA CRONICO 35

también una diferencia pronunciada de pH entre sangre arterial venosa de 0'05 a 0'09. La te-
serva alcalina en el Mal de Montaña crónico es más elevada (42 '50) que la de Andinos de la
misma altura (40'1). El estudio hematológico de pacientes durante la cura a nivel del mar mues-
tra una disminución del número de células en la sangre arterial y venosa; un aumento inicial '
y luego una caída del volumen celular y de la capacidad de fijación de O,. La diferencia arterio-
venosa es más pequeña que la que se encuentra en Andinos normales. Con la mejoría, la satu-
ración venosa de O2 desciende, como si los tejidos hubieran recuperado su capacidad 'para too '
mar el 09 de la sangre. Este es un hecho impres ionante, que no es debido a insuficiencia cardía-
ca y qu~ marcha siempre paralelo con la mejoría del sujeto. Después de una fase inicial de
aumento del pH arterial, tanto éste como el pH venoso se estabilizan en cifras aproximadamen-
te iguales a las del nivel del mar.
Urteaga (27) ha llegado a la misma conclusión en sujetos bajados a nivel del mar_ Hace
notar que durante la cura a n ivel del mar, las células macrocíticas son reemplazadas 'por otras
más pequeñas y ricas en hemoglobina. La hiperbilirrubinemia desciende paulatinamente: En
todos los casos la bilirrubina inyectada dió una curva normal, teniendo e n 'c uenta el umbral ele-
vado considerado como normal en la altura. Todo los autores están de acuerdo en señalar la
presencia de un gran número de histiocitos y reticulocitos. El recuento de glóbulos blancos
muestran leucocitosis. La eosinofilia es común se puede asistir a un nuevo equilibrio entre el
aumento de la hermatopoiesis y el aumento de la destrucción de glóbulos rojos en la autura.
La nota que da a esta dolencia su características personalidad es que ' todos los trastor-
nos desaparece n cuando el pacie nte es trasladado a una altura más baja o, con ¡p,ayor razón,
a nivel del mar_ Generalmente después de permanecer en la Costa el p aciente puede regresar
~ la altura y vivir allí por algún tiempo sin grandes molestias. Sin embargo, a medida que el
tiempo trascurre, la cura a nivel del mar tiene una acción cada vez más efímera. Finalmente,
en veces, tan pronto como el sujeto regresa a la altura, sobrevienen acidosis y trastornos as-
fícticos que conducen al coma y a la mUNte. La mayoría de los pacientes se aclimatan tem-
poralmente en sitios de altura menos considerable, pero están obligados a descender de vez'
en cuando a nivel del mar.
He descrito varias formas de Mal de Montaña crónico, en relación con el déficit de oxígeno
predominante sobre determinados tejidos u órganos.
Las enumeraré brevemente. En la forma cerebral, congestiva, (1936) (H), aparecen cri-
sis de cefalea intensa, sensación de pesadez en la cabeza, fotofobia , inyección conjuntival,
ambliopía, escotomas, lagrimeo, sordera, vértigos, sudor generalizado y vómitos , cianosis in-
tensa, bradicardia, sopor e inconciencia. La presión del líquido céfalo-raquídeo está enorme-
mente aumentada. Arellano (6) ha establecido que las punciones lumbares repelidas mejoran
a los pacientes. Frecuentement~ la crisis termina con una epistaxis expontánea. A veces se ob-
serva formas neurológicas, monoplejÍas, hemiplejÍas. En un caso, después de presentar duran-
le varios meses síntomas eritrémicos moderados, el paciente hizo súbitamente una paresia del
brazo derecho y una afasia que duraron varios minutos e stos trastornos se repitieron todas las
mañanas durante ocho días. Los síntomas desaparecieron cuando el paciente descendió a ni-
vel del mar . Dos meses d ' el enfermo regreso, a la altura, donde al cabo de tres sema-
espues
naa
tua1m 108 síntomas reapa '
recleron , vlen" d ose aSI,obligado
', a abandona : su traba ja, e n .Ja a l htu.
' d A c-
lipo~nle, se encuentra en perfecto estado después de dos años a nivel del mar. Las formas
t1lac:ió 1c:as con colapso son frecuentes y generalmente se asocian a un sindrome de hiperven-
taDIa n y letania.
., En un caso d e en't remlO . mo d era d a a 4'6 k m. se pro d Ujeron
. d os CriSIS
.. d e te-
• con Intervalo de . -
lIaIOD "',__ vanos anos, provocadas por procesos bronquiales ligeros que determi-
_rventilación.
JIIIaa criala I ' El e s ta d o dI '
e paciente fue, tan grave que tuvo que ser trasladado en
elanica, a una altura más baja (2'8 km.). Los síntomas desa parecieron duran te 01

También Bon frecu ent 1 f


es as arma s ca rdíacas, digestivas , pulmonares , enfisematosas. Yo
un caso de eritremi . '. - .. .,
"1 albwnin a con cnsls de mtensa cefalea (aliViada.. una vez por punClOn
urla. Trasladado 1 " . ,
e paciente a mvel del mar, todos los smtomas desapare-

\
36 P E R U INDIGENA

cieron y reaparecieron nuevqmente cuando el su jeto regresó a la altura. Durante siete años,
a nivel del mar, el sujeto se comportó normalmente. Ultimamente regresó a la altura, desarro.
liando un sindrome de hipertensión arterial sin insuficiencia renal, que también ha desapare-
cido al volver a nivel del mar.
Las formas mentales son comunes (Monge, Ig.). Es interesante un caso de cambio de la
personalidad que he tenido oportunidad de observar recientemente. El sujeto se sentía incapaz
de realizar su trabajo; tenía " ideas negras",; temía encontrarse con sus empleados. A veces
se levantaba en la noche y pretendía trabajar. Se daba cuenta que esto era imposible y sin
embargo no podía eV.itarlo. Finalmente pensó en suicidarse . Trasladado a nivel del mar ob-
tuvo un alivio inmediato. Las alteracion es mentales se presentaron de nuevo al regresar a la
altura. Actualmente, a nivel del mar, se encuentra en perfecto estado_
Cuando se considera los sindromes clínicos que conducen a la Policitemia, se debe esta-
blecer una división neta en dos grupos. Al primer grupo pertenecen los procesos pulmonares
y cardio-arteriales que actúan mecánicamente sobre la permeabilidad del epitelio respiratorio.
La sintomatología de estos sindromes. al lado de la policitemia y de las alteraciones del equi-
librio ácido-básico. es claramente pulmonar. En el segundo grupo hay policitemia y un sin-
drome clínico ' definido -el sindrome eritrémico (Vaquez, Osler, Monge ) - con su multipli-
cidad de síntomas que no se encuentra nunca en el primer grupo. En el segundo grupo hay dos
enfermedades con igual sintomatología : La Policitemia Vera y el Mal de Montaña crónico. La cau-
sa de la segunda es conocida: la anoxemia. Nadie sabe la causa de la primera. Desde la apar i-
ción de mi primer trabajo (1935) egtaba inclinado a aceptar la identidad de ambas. por que existe
una gradiente de menor frecuencia de casos, partiendo de las grandes alturas (lugares "habita-
dos"), hacia altitudes moderadas (lugares "habitables") y en fin hasta llegar a nivel del mar.
No veo ninguna razón para eliminar la posibilidad de una pérdida de aclimitación a nivel del
mar. Quedaría por demostrar que la oxigenoterapia mejora casos seleccionados de Enfermedad
de Vaquez a nivel del mar. Desgraciadamente la terapia efectuada en cámaras de presión no
es concluyente. Se nece sita, por lo menos varios meses para obtener una mejoría estable a ni.
vel del mar. Hipertensión y aume nto de volumen del Bazo pueden presentarse también en eL
Mal de Montaña crónico.
Como hipótesis p a togénica, he sugerido en 1928 que la impermeabilidad pulmonar podía
ser , debida a un bajo coeficiente de difusión de 02' como puede deducirse del trabajo de Ha-
rrop (39) : Pero esto no se ha podido probar. Hurtado (sd) en su último trabajo insiste
sobre la importancia de las alteraoiones fibro-escleróticas pulm onares debidas a la
anoxemia, al aumento de la presión arterial pulmonar y a la elevada viscosidad san-
guínea. Piensa que, indebidamente, se ha dado poca importancia al estudio morfoló-
gico. Los cambios estructurales del pulmón, únicamente como en la esclerosis pulmonar, a mi
juicio no explican las alteraciones celulare s universales que se presentan en el Mal de Mon-
taña crónico. Debe haber una fisfunción q uímica primaria. Si se acepta la hipótesis de Guz-
mán Barrón, DiI!. Edwards y Hurtado -concerniente a la alteración de los sistemas de oxi-
dación- reducción debida a la baja presión de 02; idea sostenida por las observaciones de
Monge (1928) y Aste (l94()) sobre el 02 no tomado por los tejidos si se acepta esta hipótesis ,
repetimos, debe también ser mantenida para el metabolismo de los tejidos pulmonares. Cier-
tamente, el epitelio alveolar que regula el pasa je de 02 d¿1 aire alveolar a la sangre, debe
ser también incluído en la disfunción enzimática general. Por otra parte, esta hipótesis debe
ser extendida al mecanismo que regula el transporte y eliminación de CO, puesto que la
anhidrasa carbónica seg\m Meldrum y Roughton juega un rol decisivo en la eliminación de
CO, en los pulmones, partiendo de los bicarbonatos. Disfunción significaría impermeabilidad
para la eliminación de CO, que ocurre siempre, apenas comienza el Mal de Montaña. No
hay ningún hecho que sugiera un déficit de substancias minerales. Así pues un equilibrio
enzimático normal explicaría el proceso total del organismo aclimatado integrado por los sis-
temas nervioso y hormonal; su ruptura significaría Mal de Montaña crónico que puede ser
ubicuo o electivo, como ocurre en el caso de lesiones de las células germinales.
EL MAL DE MONT~A CRONIca 37

. El ·tratamiento más eficaz e8.,la cura a nivel del mar. La tempia con rayos ' X puede hacer ·
más corto el período de recuperación.,

EL MAL DE MONTAf.tA CRONICO INAPARENTE y LA FISIOLOGIA DE LA REPRODUCCION


EN LA ALTURA

Es un hecho bien conocido en Sud-América la influencia nociva qU8 la altura ejerce Gobre
la fertilidad, La observación lo demuestra en los hombres y en los animales (Monge, 40f). He
descrito casos de perajas fértiles a nivel del mar que se tornaron infértiles en la Altura. En
un caso se pudo comprobar la esterilidad del hombre. Carvallo (comunicación personal) en-
contró a nivel del mar, dos casos de azoospermia en sujetos procedentes de la altura. Es un
hecho común que las mujeres en cinta, adaptadas, ba jan a la costa para dar a luz a causa
de los abortos y a veces muerte del recién nacido que ocurren en el altiplano. En la repro-
ducción de animales, he señalado (1940), algunos hechos interesantes. Los huevos proce-
dentes de lugares a nivel del mar, no son fértiles en la altura (Humboldt, Agazzoll). SegÚn
Cutting (41) , una pareja de perros llevada a Lassa (Thibet) no pudo tener crías. También
se ha observado la esterilidad en conejos. caballos. ganado vacuno y gatos.
Es interesante recordar la observación del Padre Calancha (1639) referente a que los
conquistadores españoles a 14,000 pies (Potosí, Bolivia), tuvieron descendencia, Bolo des-
pués de transcurridos 58 años de la fundación de la ciudad. En 1535, la capital del Perú, fué
trasladada de Jauja (11.500) a Lima (a nivel del mar) porque los caballos, aves y chan-
chos no se reproducen (Acta de Fundación de Lima). El Padre Coba (1605) se anticipó a las
afirmaciones mendelianas diciendo: " .... donde más enteros están los indios y donde más .
S8 multiplican, es en los dichos temples; sucediendo lo contrario en los niños hijos de espa-
ñoles, que los más que nacen en tales tierras no se logran ... . Pero donde más se descu-
bre es en los mestizos y cuarterones y en cuanto tienen alguna mezcla de indio; porque,
criándose aquestos con el mismo regalo de los esparioles, se logran tanto más de ellos
cuanto más participan de sangre de indios; de suerte que ya es dicho común tomado de la
experiencia ~olldiana que las criaturas que llenen algo de indio corren menos riesgos en
las tierras frías que las que carecen de esta mezcla". (40a). Por otra parte la proporción
de nacimientos en los Andinos es igual a la observada a nivel del mar. Del último censo
del Perú, he obtenido las cifras siguientes, gracias a la amabilidad del Dr. Arca Parró.
La fisiología de la reproducción en las altiplanicies es normal en lo que respecta a la
proporción de nacimientos entre 108 andinos.
Las Investigaciones sobre la fisiología de la reproducción en casos de Mal de Montaña
aud-agudo, crónico y especialmente en casos de Mal de Montaña Crónico Inaparente, han
l1do realizadas por Monge y colaboradores (40b). Monge y Mori·Chávez examinando gatos

::::

ALTURA
.
O- 2 km. 2 - 3 km. 3 - 4'4 km.
Población
2'251.718 1'596.004 1'742.229
Hacimientos 0/00
28 26 26

a Una altura d 4'4 k '


~'''-lIiIlal: 1 . e m., encontraron que los teshculos esta);>an desprovistos de
baaaiel ~s b~elulas de Sertoli reemplazaban a l€[s espermatogonias. · Aún las esperma -
a lan desapatecido. Las células de Leydig mostraban un notable au-
\
38 PERU INDIGENA

mento. En algunos conejos se observó que la mayor parte de los tubos seminíferos poseía
solamente la línea basal de espermatogonlas y las células de Sertoli. En otros, había una
segunda fila de espermatocitos, pero no se encontraba ni espermatocides ni espermatozoides.
En otros era visible el proceso de recuperación.
La investigación en carneros planeada por Monge (40c) y realizada por San Martín
(42) es de gran porvenir. Los carneros aclimatados en la altura de sde el s iglo XVII gozan de
100% de fertilidad, la que desciende a 30% cuando se utiliza para la reproc\ucción, padrillos,
pura·sangre llevados de nivel del mar. Con el progreso de la adaptación, puede elevarse
a 60% ó 70%; pero para lograr este resultado es necesario ut ilizar 4 ó 5 pad rillos por cada
100 ovejas, en vez de 1 ó 2 a nivel del mar. En general h~ pues un alto porcentaje de infer-
tilidad (40 a 50%) que según la opinión corriente es debido a la supuesta infertilidad de las
hembras (llamadas "machorras"). En mi opinión es te porcentaje puede ser el resultado esta-
dístico de las ovejas acoplados con padrillos de fertilidad no probada. Cuando los padrillos
son llevados a alturas más bajas, recuperan su fertilidad. De las investigaciones actualmen-
te en curso, dos hechos me~ecen atención especial; en un grupo de 67 padrillos seleccionados
y que se suponía aclimatados, el pH del semen variaba entre 5'6 a S"S, lo que indica que el sis-
tema regulador del pH falla en la altura. La morbilidad estab a disminuída y el e sperma :10
era apropiado para la inseminación. Solo en 23 animales el pH estaba entre los límites nor-
males: 6'2 a 6'S. Recientemente con ayuda de San Martín se ha hecho un estudio en 2 padri-
llos seleccionados como tales en Chile (a nivel del mar) y llevados a Huancayo (3'2 km. de
altura). La alimentación fué bien vigilada; los dos sufrieron de Mal de Montaña durante
la primera semana; después presentaban un aspecto completamente normal. Uno de ellos al
cabo de S meses no tenía espermatozoides, pero si un exagerado deseo sexual. El otro, des-
pués de un período Inicial de espermatogénesis reducida (12 millones de espermatozoides en vez
de 1.000 millones). pH elevado (S'S) y ausencia de morbilidad, se ha recuperado. Sin embargo
ti!,!ne un deseo sexual muy débil. Easly (trabajo inédito) ha examinado un grupo de padrl-
llos recientemente llegados a una altura de 4 km. y encontró que solo 40% de ellos eran fér-
tiles.
Seleccionando semen normal y utilizando la inseminación artificial ha sido posible con-
seguir S6'40% de preñez en h~mbras supuestas infértiles (San Martín). Se ha probado pues
la infertilidad de los machos y la fertilidad de las hembras ("machorras") (1941).
La importancia dada a este aspecto del problema es explicable porque a fecta, solo en 01
Perú, a 11 millones de carneros (.). En un experimento de campo, a 3 km. de altura, con un
padrillo seleccionado, se obtuvo un resultado de 63% de preñez.
En un grupo de control de 700 ovejas acopladas con 49 padrillos, como es habitual en las
altiplanicies andinas, solo se obtuvo 60% de preñez. De manera que es posible crear razas
por medio de proceso de discriminación biológica de animales aclimatados.
Llegamos así a abordar un problema particularmente interesante: la patología de la raza,
en función de perturbaciones clínicas inaparentes. El Mal de Montaña crónico no puede ser
juzgado solamente por la apariencia o por una sintomatología clínica evidente. Su acción
puede extenderse efectivamente a las células germinales. En las grandes alturas, los hom-
bres pueden sentirse física y mentalmente en el mejor estado y sin embargo ser estériles. En
los animales ocurre lo mismo. LI;l existencia manifiesta de un vivo d eseo sexual p uede con-
ducir a errores de interpretación. No es una exageración insistir sobre la gravedad de estos
hallazgos, por su posible repercusión sobre la reproducción de la raza humana y de las razas
animales inaptas para la aclimatación. Estamos obligados a aceptar que el h ombre autóctono,
el Andino, pertenece a una variedad climatofisiológica de raza humana que goza de una ade-
cuada capacidad reproductiva en una atmósfera de anoxia permanente. Esto puede servir pa-
ra explicar el apego que el Andino tiene por su ambiente de altitud; los sufrimientos que tiene

( .) Agradezco al Prof. Froo Mc Kenzle de The Utah State Agriculture College Logan, Utah.
que amablemente vino al Perú. a ayudarnos en estas investigaciones.
EL MAL DE MÓNTA~A CRONiCQ

que soportar en el clima traumatizante de las regiones bajas (Mal de Llano) y la urgencia
de volver a su tierra de origen que frecuentemente hace de él un nómade. Se explica así t=-
bién el mandato del Inca que sólo permitía a sus súbditos, trasladarse a regiones de clima si-
milar al de la tierra nativa; mandato cUy:l hondo sentido podemos apreciar aún hoy día, en
las migraciones anuales de masas indígenas en busca de trabajo. Con seguridad, los Incas
conocían más que el hombre de nuestros días, sobre la influencia de la altura en los individuos
y en la conducta de las sociedades autóctonas de América (Monge). La aclimatación tiene
un determinismo biológico sobre el individuo, la raza, las sociedades y la historia de Sud-Améri-
ca (40d). Los seres incapaces de aclimatación son eliminados por un proceso de selección na-
t~ral (Mal de Montaña crónico) visible o inaparente.

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Un Proyecto de Ley sobre Expropiación de
Tierras en favor de los Aborígenes de Villurcuni
POR FRANCISCO PONCE DE LEÓN
Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenm
de la Cámara de Diputados

" PERU INDIGENA" publica como una primicia la siguiente ponencia o


proyecto de d ictamen, que el Diputado por el Cuzco, Dr. Francisco Ponce
de León, ha presentado a la consideración de la Comisión de Asuntos In-
dígenas que preside, y que se refiere al proyecto de ley de expropiación
de las tierras de " Villurcuni", en favor de los aborígenes que la habitan.
N. de la R.

SUMARIO: A) Introducción. - B) "Villurcuni". - Régimen de trabajo


anterior al conflicto. - C) Estado actual de las relaciones entre propietarios
y colonos: relación sistetizada del mérito de los antecedentes. - D) Recapi-
tulación. - E) Aspecto Legal: los dispositivos de la Constitución. - E) Con-
clusión. - G) Proyecto sustitutorio.

A) INTRODUCCION

Señor Presidente:
Vuestra Comisión de Asuntos Indígenas ha estudiado atentamente el
proyecto de ley de los Diputados por Puno señores Pablo Apaza Toque y
José Macedo Mendoza y por Ayacucho, Sr. Benigno Sierralta , por e l que
se propone lo siguiente: l° que se declare de utilidad pública la expropia-
ción del fundo "Villurcuni" y sus anexos "San Cristóbal", "Santa Bárbara"
y "Natividad" , del distrito de Yunguyo, provincia d e Chucuito, departa-
mento de Puno, a favor de los colonos d e dichos Íundos; 29 que el procedimien-
to para la expropiación se sujete a los d ispositivos de la ley de la materia N9
9125; 39 se autoriza al Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, para
que por intermedio del Inspector de Asuntos Indígenas de Puno, se aper-
sone en representación de los adjudicatorios, en el procedimiento de ex-
propiación; 4° que para los efectos de la presente ley, los adjudicatorios je-
fes de familia, formarán una cooperativa agrícola ganadera; 59 se exO-
nera de impuestos de alcabala y de registro las escrituras que haya que
otorgar.
TIERRAS PARA LOS ABORIGENES DE VICURCUNI 43

La proposición de los señores representantes ya mencionados tiene re-


lación con un problema de carácter nacional, del que, el caso de "yillur-
cuni", es un exponente típico. Nos referimos a la necesidad de que se ha-
ga efectivo, por medios orgánicos y constructivos, por los caminos de la
ley, la política de fomento de la producción agrícola y pecuaria, procu-
rando el racional y justo aprovechamiento de la tierra y de todos nuestros
recursos naturales. Entre esos medios, el más importante es, indudable-
mente, el de proporcionar tierras a los agricultores, en la medida necesaria
para asegurarles su propio sustento y el de sus familias. Decimos que este
problema es de carácter nacional, por que vuestra Comisión tiene conoci-
miento de que, en nuestro país, hay muchas tierras que permanecen sin
cultivo, y, al mismo tiempo, hay otras tierras subdivididas a tal punto que
su explotación rinde poco o ningún provecho; finalmente, hay también nu-
merosa población rural arraigada en condición de colonos, aparceros o
arrendatarios, en tierras de propiedad particular. Resolver esta situación,
apartándonos de prejuicios de raza, clase o casta, inspirándonos única-
mente en sentimientos de humanidad y justicia, contemplando los verda-
deros intereses de la Nación, es obra que en gran medida corresponde al
Congreso Nacional, en ejercicio de su función propia, es decir, mediante
la ley.
Con este concepto del singular interés e importancia del proyecto, la
Comisión ha estudiado con vivo interés todos los antecedentes que, a so-
licitud nuestra se nos ha remitido del Ministerio de Trabajo y Asuntos In-
dígenas, y que constan de dos voluminosos expedientes administrativos
cursados con motivo del conflicto surgido entre propietarios y colonos de
Villurcuni. Fruto de este cuidadoso estudio, son las consideraciones y con-
clusiones del presente díctamen.
Dos aspectos igualmente importantes ofrece el proyecto y son: Pri-
mero ' la Sl'tuaClOn
' , d e hecho, o sea el estado de las relaciones entre los
colonos o pobladores de Villurcuni y los propietarios de las haciendas de
que s~ compone. Este aspecto es fundamental, por que comprende el exa-
n
mráect e la realidad, es decir, del conjunto de hechos y relaciones de ca-
er eeon' ,
19\1al omlCO y social, y sus derivaciones de toda índole. Segundo,
ced me nte importante es el aspecto legal, o sea la apreciación de la pro-
i a o impro d
1 -ene i
' d e la expropiacion
ce enCla ' propuesta, a la luz de las
8
-zv vgentes y . 1 '
Fundcnnental.' muy espeCla mente, de las garantias de nuestra Carta
a anal '
dcd Vcnnos
pOsibl 1zar estos dos aspectos, con la mayor claridad y breve-
VUlurc~~l'~ero antes creemos conveniente dar una idea de las tierras
1.. __'L ,a base de los informes contenidos en los antecedentes a que
~o referencia.
44' P' E R. U 1 N D 1 G EN A'.

B) "VILLURCUNI"

Régimen de trabqio anterior al conflicto

"Villurcuni" es una penípsula situada en el lado Sur del Lago Titicaca,


en la jurisdicción del distrito de Yunguyo de la provincia de Chucuito, del
Departamento de Puno, en la frontera con Bolivia.
La extensión de la península .es de cinco a siete kilómetros de largo,
por uno a tres de ancho. No se ha hecho .una mensura, sino solo cálculos
por las autoridades y comisionados que han emitido informes. Tomando pro-
medios de los datos .de dichos informes, puede . calcularse el área de la pe-
nínsula en seis kilómetros de largo y uno y medio de ancho, lo que dá una
superficie de nueve kil6metros cuadradbs', o -s ea novecientas hectáreas.
El clima, los cultivos y la producción son los propios de la meseta del
Titicaca, que como se sabe, se halla a 3.800 metros sobre el 'n ivel del mar.
La mayor extensión es de pastos naturales, en los que se cría llamas, ove-
jas y, en menor proporción, caballos, asnos y cerdos.
Los principales cultivos son d~ papas, habas, cebada, quinua, cañihua.
Desde tiempo inmemorial, posiblemente desde antes de la época de la
Colonia, habitan la península numerosas familias regnícolas, estrechamen-
te vinculadas, además de' su parentezco consanguíneo o de afinidad, por
usos, costumbres e intereses comunes,. formando · una unidad o grupo, que
en la época del incanato- se conocía con' el hombre de ayIlu. El ayIlu, como
es -sabido, tenía el usufructo de la marca-.o tierras en que habitaba.
Actualmente también, los aborígenes de Villurcuni, siguen viviendo del
cultivo y usufructo de las· tierras y pastos de la península, pero la propiedad
de la tierra ha pasado a manos de particulares, y se ha dividido en tres par-
tes, que integran .otras tantas haciendas .. conocidas con los nombres de "San
Cristóbal", "Santa Bárbard' y "Natividad" de Villurcuni.
No consta en los antecedentes cómo y, cuándo se 'establecieron estas ha-
ciendas, pues, si bien los propietarios presentaron sus títulos, los han retira-
do sin dejar copia, ni siquiera un trasunto de su contenido. Pero, el derecho
de dominio de los actuales propietarios, ha sido reconocido, reiteradas ve-
ces, por los aborígenes, quienes en sus diversos escritos y memoriales, ex-
p'resamente admiten su condición' de colonos o aparceros, si bien han mani-
festado también, que "Villurcuni", mucho ' antes, fuá una comunidad.
Régimen de frabaio.-SegÚn el mérito de los informes, recursos, atesta-
dos policiales, actas de conciliación y otros documentos que obran en los
antecedentes,. las relaciones entre propietarios y colonos, respecto al usufruc-
to de las tierras de cultivo y. pastos de las haciendas de Villurcuni, eran 1a3
siguientes:
TIERRAS PARA LOS. ABORlGENES DE; v:ICURCUNI 45 .

Las familias de aborígenes de "'Villurcuni", desde tiempo inmemorial,


usufructuan ' las sayañas, ó sea' las parcelas de tierras, en las que han esta-
blecido sus viviendas. Estas parcelas varían de extensión, desde media hec-
tárea/ hasta dos hectáreas y media las más grandes. Por este usufructo de
vivienda y tierras de cultivo, cada familia, está obligada a prestar diversos
servicios domésticos, conocidos con los nombres de pongos, mittanis, solteras
etc., en tumo con las otras familias de colonos, de una a cuatro semanas al
año/ según la extensión de la sayaña. Las de dos hectáreas y media, impli-
can cuatro semanas de servicios, sin ninguna remuneración distinta al usu-
fructo. Hay sayañas de una, dos y tres semanas de servicios.
Además de las "sayañas", las familias de colonos, usufructúan también
otras parcelas, llamadas liguas, o sea pequeñas. extensiones de· tierras que
cultivan con intervalos hasta de seis años. Cada familia tiene una, dos o tres
liguas, en cada se0=ión dé tumo o ainoca. La- ligua consta de doce o más
surcos, de treinta a sesenta; metros de large. Por el usufructo de las "liguas",
los colonos están obligados a cultivar extensiones más o menos iguales a las
tierras que se reservan los propietarios, que naturalmente, son las mejores.
Esta obligación implica la concurrencia a todas las labores agrícolas, des-
de la roturación o barbecho, la siembra, aporques, cosecha y transporte de
los productos a los almacenes de las haciendas, y de estos almacenes a los.
lugares de venta, en acémilas propias de los colonos, utilizando sus propios
sacos o costales. También las herramientas necesarias para todas las 1000-
~es agrícolas, las suministran los. colonos, y no los propietarios.
Los colonos mantien~n en los pastos de las haciendas sus llamas, con
la condición de utilizarlos en el transporte de los. productos de los, hacenda-
dos/ a los lugares de expendio.
Los aborígenes de Villurcuni, además del aprovechamiento de las tie-
rras de cultivo y pastos de las haciendas, viven también de. la pesca en el
lago. Además, van a las poblaciones circunvecinas, a ofrecer su ~rabajo co-
co labriegos o peones, y a realizar pequeñas transacciones comerciales.
Con todos estos recursos, su standard de vida es muy bajo, como lo
han constatado los funcionarios de la Dirección de Asuntos Indígenas.
Estas prestaciones entre colonos y propietarios/ . de haber sido respeta-
das por ambas partes, quizás hubieran podido mantenerse indefinidamen-
te por la fuerza de la costumbre; pero no ha sido así. Fueron unilateral y ar-
bitrariamente modificadas por los propietarios/oimponiendo a los colonos nue-
vas obligaciones. No se contentaron con hacerles trabajar en las tíerras que
se reservan en sus haciendas, sino que los alquilaban para que trabajen en
otras haciendas; los enganchaban, para el trabajo en las minas de Bolivia;
los obligaban a llevar a ese país, de contrabando, productos y mercaderías,
los sustraían al servicio militar y finalmente, eran frecuentes los maltratos
y violencias, en las personas y en los bienes de los colonos.
: Indudablemente fueron estos abusoS' los· que dieron holgar a los persis"
tentes· reclamos y que jas de los colonos; para que se modifiquen las expre-
- PERU " TWD "IGE.N- A

sadas"" condiciones de traba.jo y serVidumbre: -La ignorancia de los colonos


aborígenes, la falta "de una adecuada dirección de sus- reclamos, por una par-
te, y por otra, la resistencia de los propietarios para acceder a todas las de-
mandas de los colonos, y finalmente, el hecho de ser contrapuestos los intere-
ses de las partes, mantiene el conflicto, ya "muchos años, sin que haya podi-
do ser resuelto, pese a los esfuerzos hechos por la Dirección de" Asuntos In-
dígenas, y por .las autoridades políticas y de policía que tuvieron oportuni-
dad de conocer del asunto, -como podrá "apreciarlo la Cámara, por la rela-
ción que hacemos a continuación, del mérito de los dos "e Xpedientes "que se
nos ha remitido del Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas: "

C) ESTADO ACTUAL DE LAS RELACiONES EN'l'RE PROPIETÁRIOS y COLONOS'

Relacíón sín"tetízada del mérífo de "los antecedentes

Fs. 189.-0ficio del Embajador del Perú en Bolivia, Dr. J. L. Bustaman-


te y Rivera, al Ministerio de Relaciones Exteriores, de diciembre de 1937. -
"Señor Ministro: El Cónsul en Oruro, D. Jorge! Pacheco Benavides, me ha
oficiado coil fecha doce del presente denunCiándome el Emganche "clandesti-
no de 136 obreros peruanos, fectuado por el conocido enganchador Ricardo
Arroyo Astorga, quien después de "traerlos engañosamente a Bolivia por la
vía de Copacabana y de arrebatarles sus pasaportes, únicos documentos que
acreditan su nacionalidad, los hizo contratarse como obreros en la firma Pa-
tiño de Oruro; la cual considerándolos bolivianos se niega a reconocer los
derechos que conforine a la legislación peruana; tienen "los braceros engan-
chados para el extranjero".-"Como Ud. verá por "esos docUmentos, el sis-
tema de ~nganche de nuestros trabajadores en el "Sur del Perú, viene cun-
diendo hasta convertirse en un verdadero peligro social. Los obreros -engan-
chados por Arroyo no son todos de Arequipa, sino muchos del departamen-
to de Puno, y espeCialmente de las estancias indígenas de la zona del Lago,
én particular de Yuriguyo~ "Dada la calidad de incultura de este elemento,
podrá imaginarse a que vejámenes están expuéstos en Bolivia, ~in papeles
de n.ácionalidad ... " Concluye el oficio sugiriendo ~l enjuiciamiento de Arro-
yo, por responsabilidad criminaL " _
" Fs. Q.-En 28 de nqviembre de 1945_::"'-Los propiE;ltarios de" Villurcuni, de-
nuncian ante la policía de Yunguyo, que sus colonos había!)" sido solivian-
~ado~, haciéndos~les comprender que ya era "tierp.pQ de reparttrse -l as tierras
y convertirlas en comunidades, que con ese objeto "hapían hecho cole~tas d~
dinero (rama) y que los cabecillas estában instigando para "incendiar los
caseríos", "saquear", y "a.tentar contra la vida de los propietarios".
Hechas las investigaciones cqnsiguientes, la Policía emite su informe en
el que manifiesta que efectivamente los" colonos se habían soliviantado" pe-
ro no con propósito de atentar contra-la propie.dad", "sinocotl ·el fin de reda-
TIERRAS PARA ' LOS- ABORIGENES DE VICURCUNI 47

mar ante el Gobierno por' los ' abusos,.' maltratos, . exacciones cometidos" p'o r
los patrones"; por la falta de instrucción' de sus hijos; por el hecho de impe-
T dírseles inscribirse en el ' Registro Militar y prestar los correspondientes' ser-
vicios; por obligárseles al contrabando con Bolivia. Fs. 7-10, 11-17.- Estos
atestados se verificaron en 29 y 30 de noviembre de 1945.
A su vez la autoridad política provincial, en su informe ante el Director
de Gobierno, de fs. 4; corrobora el tenor del atestado policial y dice : "La acu-
sación que hacen los hacendados de Villurcuni, no es verídica; que de las in-
vestigaciones separadas que ha hecho se desprende que es un fútil pretexto,
ante la justificada protesta de la indiada, para no 'continuar siendo víctima
de expoliación de süs gamonales".
No obstante, los principales colonos o cabecillas, fueron detenidos y
puestos a disposición del juzgado de Yunguyo, sometiéndoseles a instrucción
criminal. por atentado contra 'la propiedad y otros delitos. De fs. 26 a 33 co-
rre un amplio atestado policial, complementario del anterior, en el que, los
numerosos colonos que declaran, informan detalladamente, sobre los tra-
bajos a que son obligados por los propietarios, sin remuneración alguna, so-
bre el hecho de obligárseles al comercio de contrabando con Bolivia, sobre
1llultas y exacciones de que ·se les hace víctimas y otros abusos en sus per-
sonas y bienes.
En 11 de enero de 1946, el Dr. Germán A. Córdova, Jefe de Organiza-
ción y Economía de la Dirección de Asuntos Indígenas, constituyéndose en
Villurcuni, comisionado por la Dirección, convocó a los propietarios y colo-
nos, procurando que llegasen -a un acuerdo conciliatorio. Sensiblemente es-
te intento no tuvo éxito, pues las partes mantuvieron, instransigentes, sus ale-
gaciones y reclamos. El acta respectiva corre a fs. 45.
En 12 de febrero de 1946, el Director de Asuntos Indígenas, expidió la
resolución que corre a fs. 53, por la que dispone: 19 "amparar a los propie-
tarios en la posesión de las tierras que legalmente les pertenecen, con ex-
cepción de las "sayañas", o sea las parcelas e'n las que los colonos tienen
sus viviendas; 29 ordena que las autoridades políticas y de policía del De ~
partamento de Puno, "presten a ros propietarios amplias garantías, mientras
se dicten oportunamente; las normas legales a las que deben sujetarse tan-
to los propietarios como los calcinas"'.
Esta resolución fué ampliada, a solicitud de los propietarios, por otra
de 25 de febrero, que obra a fs . .58, en la que se ordena que los elementos
agitadores que se han internado en Villurcuni, para soliviantar a los colonos,
sean notificados para desocupar esos iundos, en plazo prudencial.
Notificados los"colonos con estas resoluciones, por la policía, en 23 de
mayo de 1946, protestaron, manifestando que defenderían hasta morir las
cosechas que tenían pendientes en . las "liguas", como consta del informe
de fs. 70.
Fs. 75. En nueve de abril de ese año, los colonos recurren: ante el Prefecto
de Puno, manifestand ' que a base de las resoluciones ya citadas, los pro-
48 ', PE~Ull:fD ·IGt.NA .

pietanos les han impedido re.coger sus cosechas, les han impedido hacer s.us ~
barbechos les han quitado sus herramientas y terminan pidiendo garantías.
La autoridad política departamental, ejercida en ese entonces, por nuestro
distinguido colega Dr. Francisco Pastor, interpretando en sus justos alcances
la citada resolución, ordenó se mantenga el statu qua, amparando a los co-
lonos en el rec.ojo de las cosechas.
En 21 de mayo de 1946, el nuevo Director de Asuntos Indígenas, Dr. Ra-
fael Pareja, en vista de que se encontraban, en Lima los representantes de
los colonos, demandando garantías, dispuso que los propietarios fuesen no- '
tificados para que concurran, el 12 de junio, a una conciliación, que debía
verificarse en la Dirección de Asuntos Indígenas. Fs. 127 y 142.
Estando en curso las notificaciones para la realización de esa concilia-
ción, la Dirección de Asuntos Indígenas, recibió, procedente de la Prefectu-
ra de Puno, con fecha 13 de junio, el siguiente telegrama:
"Anoche prodújose choque armado entre colonos Villurcuni y personal.
guardia civil establecido allí garantizar propietarios, resultando un muerto
y varios heridos parte colonos y en la misma fecha, otro telegrama del in-
dígena Manuel Osco., avisando que esa mañana la "Policía victimó a Sabi-
no Calisaya, pretexto cumplir órdenes Juez. Instructor para detención trece
colonos.-Fs. 154 y 157.
Con la misma fecha los propietarios dirigieron telegrama múltiples al
Ministro de Gobierno, a la Dirección de Asuntos Indígenas, a "La Tribuna".
-Dicen los propietarios: "Anoche cerca de mil indígenas colonos haciendas
Villurcuni atacaron con petardos dinamita armas fuego, piedras puesto guar-
dia civil establecido esta hacienda, saquearon víveres, enseres, ganado, hi-
riéndolos guardias, milagrosamente salvaron vidas propietarios y familia-
re~". Fs. 159,.
Estos hechos han sido esclarecidos con el oficio de la Pre·f ectura de Pu-
no, de. fs. 162, informe de la misma autoridad de fs. 214, el parte policial de
14 de junio de 1946, de fs. 164, el informe del Inspector Regional de Asuntos
Indígenas de Puno a ' fojas 214, y telegrama del Juez Instructor Peñarrieta, de'
27 de junio, de fs. 177, que dice: "Desde año pasado se' sigue juicio contra
Dámaso Cañari y otros por varios delitos.; que en abril del presente año, por
denuncia de Graciano Astorga, de intento de incendio, se abrió otra instruc-
ción contra Tomás Guaychani y otros, en que ordenóse comparecieran acu-
sados, los que ofrecieron resistencia arrebataron detenidos con disparos. re-
vólver, empleando dinamita y piedras, consecuencia murió un indígena ape-
llidado Calisaya. Suscrito inhíbese conocimiento instrucción que motivan es-
tos sucesos por corresponder zona policía. Cumplo informarle que colonos
quejosos saquearon casas. otros indígenas también colonos, reduciéndolos
miseria. Acusado Cañari dedicándose actividades incitan indígenas Villur-
cuni desobediencia patrones prava cando movimientos semejantes otros luga-
res. provincia, en perjuicio propios colonos y colectividad razón' falta sem-
brío~ y otras. labores agrícolas. Conformidad ley 10055. iniciaron propietarios
TIERRAS PARA LOS ' ABORIGEN ES DE VILLURCUNI 49

denuncio contra colonos que niéganse , intensificar : labores agfÍcolas. Cita-


dos comparendo negáronse concurrir manifestando no obedecen autoridades
provincia por consejos abogados Puno y Lima. Enviaré copias correo. Pe-
ñarrieta, Juez Instructor".
Los extensos informes del Subprefecto de 193-95 y del Inspector de Asun-
tos Indígenas, completan los detalles de este h,e cho luctuoso.
Del mérito de estos documentos resulta que en el Juzgado de Yunguyo
se seguían varias instrucciones criminales contra los colonos de Villurcuni,
por denuncia de los propietarios; que no habiendo comparecido los colonos
a prestar sus instructivas, el Juez ordenó su captura y detención; que la po-
licía se constituyó en Villurcuni ~n la- madrugada del. 13 de junio; que ha-
biendo capturado a varios de los colonos, los familiares de estos se amoti-
naron y los rescataron; que con ese objeto hicieron disparos de revólver al
aire y también hicieron explotar petardos de dinamita, sin causar daño al-
guno en los miembros de la policía; que la policía, reaccionando contra ese
.ataque, disparó sus armas contra los colonos, victimando a Sabino Calisaya,
e hiriendo a otros. Por este hecho, 'los colonos cabecillas fueron detenidos y
sometidos a proceso criminal, en la zona de policía.
A fs. 197 corre el acta de conciliación intentada en la Dirección de Asun-
tos Indígenas, en 2 de julio de 1946, entre Ricardo Arroyo, por si y con po-
der de otros ocho propietarios de las tres haciendas de Villurcuni, por una
parte, y por otra, DámasoCañari y Víctor Huariño, en representación de los
colonos. Consta de dicha acta que, "no habiendo arribado las partes a con-
clusiones conciliatorias, respecto al régimen contractual de trabajo" se deja
constancia de sus alegaciones y peticiones, que en síntesis son las siguien-
tes. Los personeros de los colonos, en nombre de 150 familias, que hacen un
total de mil habitantes, reclaman la reforma del actual régimen y propo-
nen; que el trabajo se ajuste a la jornada de ocho horas; que se les permita
seguir usufructuando las "sayañas" y las "liguas"; que su ganado continúe
en los pastos de las haciendas; que el trabajo de los colonos sea solo en los
terrenos de las haciendas y no en otros lugares; que se les proporcione he-
rramientas; que las faltas al trabajo por enfermedad u otra causa, se justifi-
quen; abolición de los servicios de pongas, mittanis, solteros, postillón, hila-
cata, mayordomos, que subsisten con infracciones de la ley NQ 605; que se
exima del trabajo a los mayores de setenta años; que se establezca una es-
cuela para la educación de sus hijos. El personero de los propietarios dijo
que no son aceptables las condiciones propuestas por los colonos, en primer
término, dada la insuficiencia de las tierras de cultivo en las tres haciendas,
ooosionada por el aumento de la población de colonos, quienes ocupan la
mayor extensión de las haciendas en relación a la cultivada por los propie-
tarios; que por esa razón el usufructo debe reducirse a las "sayañas", por
cuyo aprovechamiento deben pagar sesenta soles al año; que pueden acep-
tar también el reparto de las "liguas" entre los colonos, a cóndición de que
estos presten servicios (en los trabajos agrícolas de las haciendas, lo mismo
50'· P E RU IN D 1 G E NA

que las mujeres mayores de edad, en los trabajos complementctriós;' qüe 'no
pueden convenir en proporcionar herramientas e implementos de trabajo, en
razón del número de colonos; que exigen que las acémilas de lbs colonos sé
utilicen para el transporte de los productos, en compensación del consumo
de los pastos; que los servicios domésticos, son en compensación del usu-
fructo de las "sayañas"; que las rentas de las haciendas no les permiten sos-
tener una escuela para 200 niños. Que en vista de las ' dificultades existen-
tes para establecer un régimen de trabajo, debido al excesivo aumento dé la '
población por su parte, y en nombre de los otros propietarios, formula la
oferta de que los colonos adquieran la propiedad de los fundos en calidad
de ,compra, por su justo precio. Ambas partes acordaron someterse a la deci~
sión de la Dirección de Asuntos Indígenas.
En 20 de julio de 1946, el Director de Asuntos Indígenas dispone que los
propietarios ratifiquen el ofrecimiento de vender sus fundos . Notificado cori
esta orden Ricardo Arroyo presenta los títulos y por su parte ratifica su ofer-
ta (Acta de fs. 212), no así. en lo que respecta a los otros propietarios, qu9
lo desautorizaron por su telegrama de 3 de julio de fs . 201.
En 22 de agosto de 1946, los colonos recurren con su escrito de .fs. 234
ante el Director de Asuntos Indígenas, manifestando que los propietarios
no les permiten hacer las labores de roturación, indispensables para culti-
var. La Dirección de Asuntos Indígenas expide la resolución de fs. 242, su
fecha 4 de setie'm bre de 1946, que dispone: "otorgar plenas garantías" me-
diante la Prefectura del Departamento de Puno, a los indígenas colonos de
las haciendas Villurcuni, de la provincia de Chucuito, para que efectúen nor-
malmente todas las open;:rciones agrícolas en las tierras afectas a colonato
conforme al régimen preestablecido, debiendo ampararse también a los pro-
pietarios de los fundos, para el laboreo de sus tierras, conforme al mismo
régimen".
Fs. 233. Escrito de Dámaso Cañari y otros, a nte el Director de Asuntos
Indígenas de 6 de setiembre de 1946, en que piden se deje sin efecto la cita-
da resolución, por que dicen "los propietarios tienen que utilizarla contra
nosotros, despiadadamente, apoyados por la policía" "para obligamos a ser-
vir 'en la misma forma anterior al reclamo, imponiéndonos la dura tarea de
soportar el régimen de esclavitud e ignorancia que hemos sufrido".
Fs. 238. Oficio del Teniente Coronel ler. Jefe de la 12:). Comandancia de
la Guardia Civil, de 25 de octubre de 1946, dirigido al Prfecto de Puno, en
que avisa que han sido notificados los colonos de Villurcuni, con 'la resolu-
ción de 4 de setiembre, quienes manifestaron que no están conforme con esa
resolución, mientras su representante Dámaso Cañari se presente a darles
cuenta del resultado de sus gestiones. Termina el oficio sugiriendo que se
mande comparecer a dicho Cañari, que reside en Tacna. La Dirección de
Asuntos Indígenas así lo ordena en 6 de noviembre.
Notificados los propietarios con la misma resolución manifestaron que
están conforme con ella y la respetan. Fs. 240.
TIERRAS PARA' LOS ABORIGEN ES "DE VICURCUNI 51

Fs. 252. Escrito de Dámaso Cafiari, ante la Dirección de Asuntos Indí-


genas de 12 de diciembre de 1946, dando cuenta de nuevos atropellos co-
metidos por los ' propietarios en las personas de varios colonos qUe nombra.
Fs. 255. Otro escrito del mismo Cañari, de 6 de mayo de 1947, en que
manifiesta que diez familias han sido arrojadas de sus viviendas, mediante
cédulas judiciales de desahucio, expedidas por el Juez de Paz.
Fs. 261. Copia de la sentencia expedida en 7 de diciembre de 1946, por
el Juez Instructor' de Chuc1iito, en la instrucción seguida por denuncia de los
propietarios, contra los colonos, por delito comprendido en la ley 10551, que
sanciona el acaparamiento de artículos de primera necesidad. La sentencia
contiene los siguientes considerandos y fallo. Considerando: Primero: que es
un hecho que los peones de las haciendas citadas se niegan a prestar su co-
laboración en la forma y modo como lo han estado haciendo hasta el año
pasado, por cuyas razón se han instaurado las instrucciones números ciento-
cincuenta seis y treintinueve, por daños, exacción y otros , delitos, robos, in-
tento de homicidio etc. que se tramitan ante este Despacho; segundo: que
tampoco los peones se han declarado en huelga haciendo uso de los dere-
chos que las leyes y la Constitución r~conocen a los obreros que llegan a ese
estado, sino que de hecho han paralizado las labores agrícolas con grave
perjuicio no solo de los propietarois sino de la colectividad con la paraliza-
ción injustificada de las labores agrícolas; tercero: que en la inspección ocu-
lar practicada por el juzgado en la instrucción número cientocincuentiseis,
cuya acta aparece de la copia certificada que obra en autos se ha consta-
tado el mal estado en que se encontraban las sementeras de las haciendas
por la paralización de las labores agrícolas; cuarto: que ia notificación he-
cha a los peones se ha practicado en legal ' forma y hasta el informe en re-
ferencia se , dice que no pueden alegar ignorancia por que celebraroIl" se-
sión para contemplar el caso; quinto: que su inconcurrencia al comparendo
señalado demuestra su menosprecio por los mandatos judiciales: Adminis-
trando justicia a nombre de la Nación y de conformidad con la disposición
del artículo doce de la ley diez mil quinientoscincuentiuno FALLO: decla-
rando culpables de los delitos previstos por el artículo segundo de la citada
ley diez mil quinientos ciencuentiuno a los peones Manuel Illa Osco, Loren-
zo Osco, Lorenzo Cañari, Florentino Oseo, Calixto Calisaya, Natalio Calisa-
ya, Antonio Calisaya, Sabino Calisaya, Teodoro Paucara, Venancio Huay-
chani, Ignacio Jacho, Tiburcio Jacho, Víctor Mamani, Toribio Nina, Eduardo
Chura, Jorge Chura, Lueiano Paucara, Tiburcio Chura, Manuel Nina, Pedro
Salcedo, Esteban Osco, Víctor Huarirro, Enrique Oseo, Benito Pasa, Geróni-
mo Paxi, Juan Linares, Manuel Paxi, Francisco Salcedo, Fernando Salcedo,
Luciano hxxi y Elías Salcedo a los que condeno a la pena de seis meses de
prisión que se cumplirá en la cárcel de esta ciudad y a pagar la suma de
dos mil soles oro como reparación civil en favor de los agraviados. Dado en
Juli, a siete de diciembre de mil novecientos cuarentiseis. T: R. y H. S: Peña-
meta. Héctor Enriquez, (ActUariO.
S2 PERU INDIGENA

Fs. 264. Ofitio de la Secretaría de la Cámara de Diputados, ' al Ministe -


rio de Gobierno, de 30 de octubre de 1946, comunicando que en la sesión
del día anterior, el Diputado por Puno D. Rómulo Meneses Medina, a nom-
bre del Frente Democrático Nacional. solicitó se oficiara a dicho Ministerio
para que se sirva disponer se efectúe una severa investigación sobre los
abusos cometidos por los propietarios de los fundos Villurcuni, contra los indí-
genas radicados en esa zona pedido que fuá aprobado por la Cámara, con
la adhesión del Diputado por Cuzco D. Sergio Caller, a nombre de la Frac-
ción Comunista, del Diputado por Chucuito, D. Humberto Eduardo de Amat.
El Ministro ordenó que la nota pase a la Dirección de Gobierno para
los fines correspondientes_ El Director de Gobierno, con fecha 4 de noviem-
bre de 1946, ordenó 'que informe el Prefecto de Puno. El prefecto de Puno de
'e ntonces, nuestro colega Dr. Francisco Pastor emite el siguiente informe, en
síntesis:
"El caso de Villurcuni es uno de los conflictos sociales más graves d!3
este Departamento. Las fértiles tierras de esa nominación pertenecientes a un
grupo de propietarios, son tradicionalmente laboradas por la numerosa po-
blación indígena. El sistema usado desde antes es que el indio trabaja pa-,
ra el dueño en cambio del usufructo de una parcela que le otorga aquel. Da
aquí ha surgido el conflicto. Según el indígena, el trl!Ibajo y las obligaciones
que le exige el propietario, son expoliativamente excesivas en comparación
al rendimiento que olDtiene de la parcela que le dá. Según el propietario, él
es dueño y el indio que no esté contento con el régimen establecido debe
marcharse de las tierras. Pero como no hay otras tierras a dónde pudieran
irse los indios, estos no se mueven del suelo en que ancestral mente han vi-
vido. Tal situación es pues el origen de la lucha, represalias y demás inci-
dentes del conflicto". "Y concluye así: "Hace poco, como consecuencia de '
una de esas demandas al ser conminados los indios a comparecer ante el
Juzgado de Instrucción de la provincia de Chucuito, temerosos de ser casti-
gados por el Juez, se resistieron, intervino la policía resultó un indio muerto
y 'varios heridos, según es de verse del informe que presenté oportunamen-
te. En resumen el caso es grave. Violenta lucha entre los dueños de _esas
tierras que pugnan por su derecho de propiedad y una masa indígena que
pugna 'por su derecho a la vida. La solución es viable, según puedan deter-
minarla las autoridades superiores que conocen del asunto".
Fs. 270. Resolución de la Dirección de Asuntos Indígenas, de 11 de ju-
lio de 1947, ordenando que se ponga en conocimiento de los indígenas el
desistimiento de Ricardo Arroyo, del ofrecimiento que hizo de vender las tie-
rras de Villucuni.
Fs. 278. Acta de conciliación de 31 de agosto de 1947, en Villurcuni, con
intervención del Inspector Regional de Asuntos Indígenas. Los colonos mani-
festaron que no podían convenir en ningún acuerdo con los propietarios, por
que esperaban que la Dirección de Asuntos Indígenas solucione sus quejas,
TIERRAS PARA LOS ABORIGENES DE VILLURCUNI 63

Que habiendo formulado oferta de venta Ricardo Arroyo, han reunido trein-
ta mil soles que están depositados en los Bancos de Tacna.
Fs. 281. Extenso es.crito de Primitiva Ch. v. de Aramayo, ante el Inspec-
tor de Asuntos Indígenas de Puno, de 4 de setiembre de 1947, en que mani-
fiesta que las alegaciones de los colonos son mentiras; que la producción de
'~sayañas" es de SI. 2.400.00 al año y de las "liguas" da SI. 1.100.00; que
por el arriendo de las "sayañas" los propietarios e'~tán dispuestos a cobrar
sesenta soles anuales, suprimiendo los servicios de pongas y mittanis; que
por el usufructo de las "liguas" deben seguir trabajcindo en las haciendas;
que no desean vender los fundos, . y que su valor total es de cuatrocientos
mil soles. Según el recurso del colono Víctor Mamani, de fs. 47, la produce
ción total líquida de sayañas y liguas es de 140 soles al año, lo que arroja
una mensualidad de SI. 12.33 para cada familia.
Fs. 285. Informe del Inspector de Asuntos Indígenas de Puno, de 9 da
setiembre de .1947, sobre el estado actual de las relaciones entre propieta~
rios y colonos. dice que estos siguen usufructuando las 'sayañas" y pastos
y que no prestan servicios a las haciendas, salvo algunas familias que han
vuelto al servicio; y en las "liguas" han sido reemplazados por comuneros
vecinos; que los propietarios han propuesto medios de arreglo, que no acep-
tan los colonos.
Fs. 303. Escrito de Lorenzo Oseo, de 13 de octubre de 1947, ante el Di-
rector de Asuntos Indígenas en que dice que los colonos se han dividido en
dos grupos: los que· obedecen las órdenes de los propietarios y los que su-
fren persecusiones, por · no querer someterse a las antiguas condiciones de
servidumbre, los que han tenido que emigrar, incluso a esta capital, en bus-
ca de trabajo; que los cultivos que tenían en las "liguas", han sido dañados
por el ganado de los hacendados (ovejas y cerdos) deliberadamente intro-
ducido.s en dichos cultivos, con peligro de dejar en la miseria a niños, u-
jeres y ancianos.
Fs. 320. Informe del Departamento Legal de la Dirección de Asuntos In ·
dígenas, de 24 de enero de 1949. El Dr. Benigno Sierralta opina que para re-
s.o lver este conflicto se · debe admitir la fórmula propuesta por .los propieta-.
rios de Villurcuni, la que deberá ser puesta en conocimiento de los colonos
para que estos puedan presentar la fórmula que crean convepiente; una vez
que se tenga las propuestas de ambas partes, y d~ acuerdo con el salario
que rige en el lugar de donde procede la reclamación, la Dirección fijará el
régimen legal de trabajo",
La Dirección de Asuntos Indígenas, ordena la potificación sugerida en el
anterior .informe, a fin de que los colonos acepten ~ formulen contrapropues-
tao La propuesta de los propietarios es la hecha por Primitiva Ch. V. de Ara-
mayo, en su escrito c;l.e Fs, . 327 del expediente, y que en esta relación se
cita como de fs. 281, por haber variado la foliación .
.Fs. 341. Resolución de la Dirección de Asuntos Indígenas de 25 de ma-
(
yo de 1949, por la que se comisionrr al Dr. Alfonso Mcrn.Ztmedo Ganoza, Ie-
, ~ .
S4 P E R U IN D 1 G E NA

fe del Departamento de Organización Social y Economía, para que consti-


tuyéndose en los fundos materia de la expropiación, proceda a efectuar los
estudios demográficos, socio-económicos que justifiquen la necesidad y uti-
lidad pública de la expropiación solicitada por los colonos.
Fs. 344. Informe del Dr. Alfonso Manzanedo Ganoza, Jefe del Departa-
ment\) de Organización Social y Economía, de 10 de setiembre de 1949. Se
refiere a los numerosos recursos, quejas .y reclamos de los propietarios y co-
lonos, que integran tres voluminosos expedientes cursados en la Dirección
de Asuntos Indígenas, ' relativos al . conflicto de Villurcuni y dice: "No obs-
tante las dilatadas gestiones .de la DiI;ección General de Asuntos Indígenas,
hasta la fecha no ha sido posible hallar las fórmulas básicas y normas esen-
ciales que pongan, término definitivo al conflicto promovido. "Ha resultado
pues ineficaz la intervención . conciliadora propugnada, ya que . en ninguna
de las reuniones a las que han concurrido las partes, ha sido posible llegar
d un entendimiento. Los propietarios del inmueble así como los representan-
tes de los colonos, se ha negado rotundamente a aceptar las fórmulas de
avenimiento propuesta, por los funcionarios de la Dirección, sosteniendo sus
puntos de vista con intransigencia irreconciliable, lo que ha contribuído a
darle mayores caracteres de rozamiento y menores probabilidades de arre-
glo". "Agotados los esfuerzos de un arreglo final, los colonos solicitan la ex-
propiación de las haciendas Villurcuni basándose en la necesidad vital que
tienen de esas tierras, para con su explotación llegar a obtener lo necesario
para el sustento de esa numerosa agrupación". "El suscrito ha constatado
la paupérrima condición económica de esa numerosa agrupación de campe-
sinos, derivada de la pequeñez de la producción de sus parcelas asignadas,
pues la extensión de cada una de ellas y la poca fertilidad de sus tierras ha-
cen que su rendimiento sea ínfimo. De allí que, además de . las labores agra-
rias, el colono, se dedica a otras actividades que le permiten aliviar su inci-
piente condición económica concurriendo a los centros de trabajo para abas-
tecer sus necesidades vitales. En cambio los propietarios tienen reservadas
las zonas de mayor rendimiento, las que están abandonadas y sin explota-
- ción, contribuyendo indirectamente a la escasez alimenticia regional, en vir-
tud del abandono que estos han hecho del suelo. "En concepto del informan-
te y en virtud de la necesidad vital que demandan los indígenas colonos del
fundo Villurcuni, ya no cabe .otra intervención por parte del Estado que el
trámite previo y con arreglo a la ley, la expropiación del referido inmueble
en favor de los colonos peticionarios, quienes desde hace tiempo tienen re-
unido parte de los fondos para iniciar la adquisición.
Fs. 338. Acta de conciliación de 25 de enero de 1950, realizada en la Di-
rección de Asuntos Indígenas. El personero de los propietarios, Dr. José Or-
tiz Reyes propuso bases para arribar a una conciliación con los colonos y
dijo que estaban dispuestos a cobrar sesenta soles por el arriendo de las
"sayañas", y que respecto a las "liguas", la Dirección debía éstablecer el
régimen de trabajo en favor de los propietarios y que estos quedarían obli-
TIERRAS PARA LOS ABORIQENES DE VICURCUNI 55 '

gados a dar alimentos a los peones, durante la Jornada de trabajo, así co-
¡no a proporcionar las herramientas de trabajo. Finalmente se comprometen
a establecer una Escuela. Estas bases, relativamente más conciliativas que las
anteriores, no fueron aceptadas por los colonos que manifestaron que, los
propietarios, con sus múltiples actos de hostilidad para con los colonos, han
demostrando que no es posible una tranquila convivencia, y que la única
solución sería la expropiación de los fundos.
En vista del tenor de esta acta, la Dirección de Asuntos Indígenas dis-
puso que el Departamento Legal de la Dirección, emita dictamen sobre la
expropiación. El Jefe de dicho Departamento Dr. Manuel Herrera Lynch, con
fecha S' de Julio de 1950, emite el dictamen de fs. 359, en el que opina que es
improcedente el pedido de expropiación y que a los colonos solo debe pres-
társele las garantías debidas para que puedan continuar poseyendo tran-
quilamente las parcelas de tierras que les tienen asignadas los propietarios,
bajo el régimen que podría ' ser contemplado en una junta de conciliación
que propiciaría la Dirección de Asuntos Indígenas.
Anterior proyecto de ley.-Obra también e~ el expediente, a fs. 331 una
copia del proyecto de ley presentado a la Cámara de Diputados en 22 de
noviembre de 1947, por el Diputado por Puno, Sr. Rómulo Meneses, a nom-
bre de la Célula Parlamentaria Aprista, proponiendo la expropiación de
/
"Villurcuni", asi como otra copia, del discurso que pronuhció .. fundamentan-
do el proyecto. Estos documentos fueron present::rdos a la Dirección de Asun-
tos Indígenas, por el abogado de los propietarios de Villurcuni", para acre-
dit9r la intervención directa del Partido Aprista en las reclamaciones de los
colonos".

D) RECAPlTULACION

Los antecedentes que acabamos de exponer, demuestran que las rela -


ciones entre propietarios y colonos de "Villurcuni", a partir del año 1945, se
han convertido en una enconada beligerancia, en la que ambas partes han
empleado todos los medios a su alcance, lícitos los unos, como sus quejas y
reclamos ante las autoridades, ilícitos los otros, como la maliciosa desfigura-
ción de los hechos, atribuyéndoles mayor gravedad de la que realmente te-
nían, a fin de producir alarma. No ha faltado tampoco la comisión de actos
manifiestamente delictuosos, como malos tratos, lesiones, muerte, usurpación,
daños, allanamiento de domicilio y otros.
Es verdaderamente lamentable comprobar que 1<;)S múltiples reclamos
y quejas de las partes, lejos de mejorar sus relaciones, o siquiera aliviarlas,
las han agravado a tal punto que pueden considerarse insostenibles. Todo
ello, pese a la intervención de lqs autoridades, pese a las "amplias garan-
.tías'.' otorgadas en sus resoluciones, pese a todof; los bien intencionados es-
fuerzos de conciliación.
P ERU 1 ND IG E-N A ·

En esta lucha, mantenida ya durante ocho años, ha correspondido a los


aborígenes colonos, sobrellevar sus peores consecuencias. En efecto, a raíz
de las denuncias de los propietarios, fueron sometidos a múltiples juicios cri-
minales, en cuya secuela 'se dictó contra ellos, órdenes de detención, y en
consecuencia, los que no fueron aprehendidos, se hallan prófugos y perse-
guidos. Otros, desahuciados de sus viviendas y despojados de sus cultivos,
se vieron obligados a emigrar a diferentes lugares, en busca de trabajo,
abandonando a sus famillares.
Los propietarios, a su vez, han sufrido intranquilidad y zozobra, ante el
peligro que implicaba para sus propias vidas y seguridad personal, el verse
afrontados a un grupo de gentes ignorantes y exasperadas por sus sufri-
mientos.
Unos y otros, propietarios y colonos, han tenido que soportar los daños
y perjuicios de ,orden económico, consiguientes al abandono de los cultivos y
en general a la violencia y gravedad del conflicto.
A estos daños hay que agregar, los gastos hechos en los frecuentes via-
jes de los personeros de los propietarios y colonos, de Yunguyo a Puno y a
esta capital, para presentar sus reclamosi los honararios pagados a aboga-
dos, apoderados y .peritos que han intervenido en los procedimientos admi-
nistrativos y en lolf juicios civiles y criminales a que hemos hecho referencia.
Además de estos perjuicios de índole patrimonial, el conflicto de pro-
pietarios y colonos de Villurcuni, por su naturaleza, por la gravedad que ha
asumido, por la inminencia de nuevas y quizás más graves represalias, sit¡-
nifica un peligro permanente contra la tranquilidad pública en la provincia
de Chucuito y en el Departamento de Puno. Así lo han comprendido y ex-
presado las autoridades que han conocido del asunto.
El Estado no puede permanecer indiferente ante esta situación. Su fun-
ción esencial, su primordial finalidad, de tutelar los derechos de la ciudada-
nía y en general, la de todos los habitantes de la Nación, le obliga a interve-
nir en este y otros conflictos semejantes, no solo sancionando los hechos con-
sumados, sino también previniéndolos con medidas oportunas y sagaces. No
creemos que nadie pueda poner en duda esta obligación del Estado. Lo úni·
ca que puede discutirse es la eficacia y la oportunidad, la conveniencia d<7
las medidas y formas de intervención, ya adoptados o por adoptarse. Y a
este respecto, del mérito de los dos expedientes administrativos que hemos
examinado, resulta que han sido inútiles los intentos de conciliar a las par-
tes y de establecer un nuevo régimen de trabajo, sobre bases equitativas,
Así mismo, se ha frustrado la oferta de venta que hicieron los propietarios,
por su propio desistimiento. Queda pendiente, únicamente, la expropiación
redamada por los colonos .y pl'Opuesta en esta Cámara en la legislatura de
1951, en el proyecto materia de este dictamen.

TIERRAS PARA . LOS ABORIGENES ·DE VILLURCUNI 67·

-É) ASPEéTO LEGAL

Los dispositivos de la Constitución

Examinando el proyecto en su aspecto .1egc;U, la prim~rg cv.estión que s~


nos presenta es la .de. ver s.i es o no procedente conforme a los preceptos de
la Constitución. Al respecto,· el Sr. Fiscal en lo Ac;iiministrativo, Dr. Varela
Orbegozo, en su dic~qmen de 22 c;ie febrero c;ie 1951, cita el .art. 21 ¡ de la Cons-
titución y dice: "Gonsec~ente. con ..este princ:ipio, la fisca¡ía de mi cargq, 110
tep.ido oportunidad de dictaminar . favorablemente una petición idéntica pe
la Comunidad de Indígenas de Pocpac CHuar~) que ·ocreditó. la necesidod
de las tierras de un fundo vecino, pqrq atender o .sus necesidades vitales".
Pero en el pre:;;ente caso, dice también, esta disposición. constituciono.1 resulta
inaplicable. por que de los antecedentes aparece que los indigenos ¡ada-
mantes están cultivando parcelas de tierras que les abastecen a sus necesi,
dades familiares", Y concluye .opinando que, los conflictos sobre régimen de
trabajo o que se hace .referencia no . justifican la expropiación y que más bien
urge que la Dirección de Asuntos' Indígenas establezca un justo régimen de
trQbajo.
A su vez, el Director General de Asuntos Indígenas, Dr: Julio Pereyra
Arroyo, en su ..informe de 16 de julio de 1951, .opina que no procede la ex-
propiación propuesta, por que no concurren los requisitos previstos en el cfrt.
211 ,de la Constitución, cuyo · principal -elemento' es la existencia de una co-
munidad de indígenas, en cuyo favor ha de hacerse la expropiación" ¡ qUé
tampoco sería procedente la aplicación del arto 479 de la Constitución, por
que el Estado, para favorecer la difusión de la pequeña y mediana propie-
dad rural, no puede expropiar tierras de propietarios de medianas extensio-
nes, como en el caso de, VillurcunL,
Para ·que pueda apreciarse lo que hay de verdad en estas opiniones cree-
mos necesario referirnos a los citados preceptos de la Constituci6n, comen-
zando por el· arto 47. que dice: .
Art. 479_El Estado favorecerá la conservación y difusión de la mediana
y pequeña propiedadrural¡ y podrá, mediante uno ley y previa indemniza-
ción, expropiar tierras de dominio privado, especialmente las no" explotadas,
para subdividirlas o para enajenarlas en las condiciones que fija la ley.
Los fundamentos y finalidad de este precepto se desCubren fácilmente.
En primer lugar, al establecer que el Estado fOvorecerá la' conservación y di-
fusión de la mediana y pequeña propiedad rural, se reconoce, implícitamen-
te, ·10 importancia del rol que esos tipos de propiedad cumplen en el conjun-
to de actividades económicas de la Nación;: su especial· significación 'para
el mejor aprovechamiento de las tierras dé cultivo, para el ' aumento ' de la
producción y como consecuencia ' el desarroUoeconómico y bienestar de 1(1
población' rúral: su:·finalidad principal de contribuir d tracta-merite :al auÍrtetito
58 , PERU INDIGENA

del número de propietarios autónomos, económicamente independientes, ca-


paces de pensar y obrar libremente.
Sólo sobre estos supuestos previos se explica que nuestra Constitución,
haya establecido como deber del Estado, la conservación y difusión de la
mediana y pequeña propiedad rural. ""
Ahora bien, ¿qué debe entenderse por pequeña y mediana propiedad
rural? La Constitución no señala ni podía señalar la extensión· de la media-
na y pequeña propiedad rural. Dicha extensión no puede ser uniforme o· igual
en las diversas rec;¡iones del país, ni aún dentro de una misma región .. Y-tie-
ne que variar en relación a la situación de las tierras; en relación .a los lu-
gares de venta o consumo, en relación a la fefrtilidád ' del suelo, a la. natu-
raleza y calidad de los productos, los sistemas de cultivo, la focilidad y cos-
to del transporte, la demanda y la oferta de productos iguales o similares etc.
Todos estos factores determinan la rentabilidad de la tierra, en cada región
agrícola. Y según sean esas condiciones, favorables o adversas, .podrá deter-
minarse que cantidad de tierra se necesita para el sustento de una familia,
con un standard de vida decoroso. Creemos que, en definitiva, este es el cri-
terio con que debe determinarse la extensión de la mediana y pequeña , pro-
piedad rural. Es decir, que las tierras de cultivo deben tener la suficiente ex:
tensión para que con su explotación pueda satisfacer una familia, sus nece-
sidades primarias, sin privaciones. Un mínimum de extensión que permita
el sostenimiento del agricultor y su familia, será, pues, la pequeña propie-
dad; y la mediana, por encima de ese mínimum, sin que queden tierrqs so-
brantes o sin cultivo.
Sólo así, en términos generales, podemos referirnos a la extensión de : la
pequeña y mediana propiedad nrral. Sus áreas, solo pueden determinar~e
en cada caso, calculando la renta de las tierras, en las diferentes regiones.
Esbozado lo que debe entenderse por pequeña y mediana propiedad,
cabe preguntar, cómo puede el Estado cumplir .con s~. deber de favorecer la
conservación y difusión de la mediana y pequeña propiedad. Es evidentE?
que el peligro o riesgo que trata de prevenir el precepto que estamos anali-
zando, es la absorción de la pequeña propiedad por la grande. Con ese ob-
jeto puede mediante la ley, señalar la extensión máxima y la mínima de la
propiedad rural en cada región; puede asimismo, y ya con fines de difusión,
expropiar tierras de dominio privado, para subdividirlas, especialmente las
no cultivadas, como dispone el mismo precepto. Tratándose. de tierras d~
dominio del Estado, como las sujetas a colonización, o las tierras nuevas ga-
nadas' por las irrigaciones, y en general, cuando por cualquier título se tra-
te de tierras de la libre disposición del Estado, es muy fácil que cumpla con
ese plan de crear la pequeña y mediana propiedad, señalando las extensio-
nes de los lotes que ha de adjudicar o vender a los particulares. Cuando se
trata de tierras de propiedad privada, lo primero que tiene que hacer, con-
forme a ley, es proceder a la expropiación, y después, en vista de su cali-
TIERRAS P1\.R~ LOS ABORIGENES DE VICURCUNI S9

dad y renta, determinar el número y la extensión de los lotes, en que puede


ser dividida.
Este es el caso concreto de Villurcuni. De los antecedentes que hemos ex-
puestos detalladamente, consta que la península de ese nombre tiene por lo
menos novecientas hectáreas, y que en esas tierras viven cerca de mil abo-
rígenes, o aproximadamente cien familias; que el dominio de dichas tierras
es de ocho o nueve personas particulares, que integran dos o tres familias;
que las relaciones entre estos propietarios y sus colonos son insostenibles y
que han sido inútiles todos los intentos de conciliarlos.
Se trata de resolver si esos propietarios están usando sus derechos en
armonía con el interés social, o siquiera están en situación de poder hacer-
lo así, o, por el contrario, han abusado de su derecho ostensiblemente; se
trata de resolver si está en armonía con el interés social, el que numerosas
familias de aborígenes, continúen sometidos a un régimen de trabajo que,
incuestionable y manifiestamente es de verdadera servidumbre; se tra
ta de resolver, si bajo ese régimen es satisfactoria la explotación de las tie-
rras de Villurcuni, o si, por el contrario, redunda en evidente perjuicio de pro-
pietarios y colonos. Finalmente se trata de saber si dividiendo esas novecien-
tas hectáreas entre las familias ancestralmente arraigadas allí, ha de mejo-
rar el aprovechamiento de esas tierras. y las condiciones de vida de sus mo-
radores.
Sinceramente creemos que nadie puede poner en duda el resultado sa-
tisfactorio. Si en las actuales condiciones de distribución de las tierras de Vi-
llurcuni, entre propietarios y colonos, y a pesar del injusto e inconveniente
régimen de trabajo mantenido por la costumbre, permanecen allí y pueden
sostenerse las numerosas familias lie colonos, es indudable que su situación
mejorará ciento por ciento y aún más. en todo sentido, cuando puedan dis-
tribuirse todas las tierras. incluso las que ahora se reservan los propietarios,
y las cultiven con el poderoso estímulo de estar trabajando en su beneficio
exclusivo, en nuevas condiciones .de seguridad y libertad, al sentirse dueños
de sus parcelas.
Se ha dicho que no procede la expropiación de Villurcuni, por que está
integrado por propiedades de mediana extensión. Esta objeción, desde el pun-
to de vista legal, . es infundada. No se concibe como pueda difundirse la pe-
queña propiedad, sino es dividiendo otras de mediana o mayor extensión.
Incluso puede darse .el caso de que sea necesario expropiar muchas peque-
ñas propiedades, excesivamente subdivididas, para formar lotes de mayor
extensión, suceptibles de ser explotadas en condiciones económicamen-
te satisfactorias. Luego, el tamaño de las propiedades rurales privadas, es
una circunstancia que no puede oponerse a la expropiación. ni menos im-
pedirla . Las razones que deben tenerse en consideración, como en el pre-
sente caso, son de orden social. Si una propiedad, pequeña o grande,
está bien explotada, no hay razón de expropiarla, simplemente para darla
a otro u otros, por mucho que permita ·la lE?Y. En cambioi sin una propiedad

~
60 PERU INOJ.GENA

está totalmente abandonada, o solo parcialmente aprovechada, o su propie-


tario, por cualquier motivo no puede o no quiere ( que es lo más frecuente)
cultivarla como debería hacerlo, en esos casos si procede la expropiación.
Es justamente lo que ocurre en Villurcuni. Los propietarios no trabajan,
ni, siquiera dirigen el trabajo. Son los colonos los qUé cultivan como pueden
y entregan las cosechas en los depósitos de los hacendados. Estos, se limitan
a recibirlas y venderlas. En estas condiciones su renta tiene que ser exigua.
En cambio, para cada una de las modestas familias de aborígenes, un lote
de cuatro o cinco hectáreas, es una fortuna, porque constituye fuente de su
subsistencia y bienestar, y por eso, tiene que aprovecharla al máximum.
Nos toca referimos al artículo, 211 de la Constitución 'citado por los se-
ñores funcionarios' ya mencionados, y cuyas opiniones hemos transcrito más
antes.
El texto de esa disposición es :el siguiente:
Art. 211.-El Estado procurará de preferencia dotar de tierras a las co-
munidades de indígenas que nos las tengan en cantidad suficiente para las
necesidades de su población, y podrá expropiar, con tal propósito, tierras
de propiedad particular, previa indemnización.
El sentido claro e indudable de este precepto es el de que faculta al Es- .
tado, para dotar tierras a las comunidades indígenas que nos las tengan en
cantidad suficiente, a fin de que puedan satisfacer las necesidades de su po-
blación.
El hecho que sirve de fundamento a este precepto, la razón práctica jus-
tificativa, es la existencia de muchos núcleos de población aborígen, ayllus
o comunidades, con muy escasas tierras, y por consiguiente, con un nivel
de vida muy bajo. Y ,su finalidad expresa, incuestionable mente, es mejorar
esO situación.
Tomando en consideración el fundamento y finalidad del precepto cons-
titucional. bien podemos deducir que, si se considera conveniente y se fa-
culta dar tierras a las comunidades que las tienen e:scasas, también es con-
veniente, y con mayor razón, dar a los que no las tienen. En este caso es
mayor la necesidad y más sólido el fundamento. Si esto es así. tenemos qua
admitir también que la ley al autorizar expresamente dotar tierras a las co-
munidades que tienen escasas tierras, autoriza implícitamente, dotar a las
que no las tienen. Peró se dirá, como se ha dicho, que los núcleos de abo-
rígenes que no tienen tierras, no son comunidades. Se plantea así. una otra
cuestión, y es ·la de saber, que debe entenderse por "comunidad de indíge-
nas", o más concretamente, cuáles son las entidades o grupos humanos a lag
que ha de favorecer el Estado, dotándoles de tierras, en uso de la facultad
que J<:1 acuerda el arto 211 de la Constitución.
En su sentido restringido comunidad indígena es el grupo familiar de
aborígenes, .que vive del aprovechamiento de una porción de tierras que es
del condominio de todos sus miembros. Pero también son comunidades y han
sido reconocidas por -tales, aquellas en que las tierras de cultivó, especial:.
TIERRAS PARA LOS ABORIGENES DE VILLURCUNI 61

mente -las de regadío, ya so{l da la propiedod particular- de sus miembros,


subsistiendo solo el condominio de los pastos y bosques. Finalmente, son tam-
bién comunidades, en su acepción amplia, respaldada por los datos de la
historia y la sociologÍa del país, aquellas que han perdido la propiedad de
sus tierras, y, no obstante, permanecen arraigadas a ellas, por la necesidad
de vivir conservando por lo demás, todos los usos y costumbres caracterís-
ticos del ayllu.
Por tanto, tratándose de señalar los alcances de la Facultad del Estado
de dotar tierras a las comunidades indígenas, es lógico y justo entender que
favorece a todas las comunidades, y de preferencia, a las que no tienen tie-
rras.
Vemos, pues, que la interpretación lÓgica del artículo 211 de la Cons-
titución, a base de su fundamento sociológico, de su finalidad política, en
suma, por su espíritu y propósito, ampara también la expropiación de Vi-
llurcuni.
Pero no es necesario, como ya hemos demostrado, que Villurcuni sea
una comunidad, para que el Congreso, mediante una ley autorice su expro-
piación. Los alcances del artículo 47 son amplios y autorizan expropiar tie-
rras de propiedad privada, para adjudicarlas a quienes las necesitan para
trabajarlas y hacerlas producir, sean o no aborígenes, pertenezcan o no a
una comunidad cualquiera. -

F) CONCLUSION

Por estas consideraciones llegamos a la conclusión de que la iniciativa


que motiva este dictamen, está explícitamente amparada por nuestra Cons-
titución, y por su finalidad, es altamente encomiable.
Con muy ligeras modificaciones de detalle, aceptadas por l~s señores
Diputados autores del proyecto, recomendamos a la Honorable Cámara la
aprobación del siguiente proyecto sustitutorio.

G) PROYECTO SUSTITUTORIO

Art. 19-Declárase de utilidad pública la expropiación de las tierras de


Villurcuni, o sea de los fundos San Cristóbal, Santa Bárbara, y Natividad y
otros anexos que lo integran, situados en el distrito de Yunguyo de la pro-
vincia de Chucuito del departamento de Puno, en favor de los aborígenes
colonos de dichos fundos.
Art 29-Autorízase al Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas para
que mediante el organismo correspondiente patrocine a los aborígenes de
Villurcuni en el procedimiento de expropiaciÓn que se llevará a cabo de con-
\
PERU lNDIGENA

fonnidad con lo que dispone la ley NQ 9125, así como para organizarse en
una cooperativa agropecuaria.
Art. 3Q-Exonérase del pago de los impuestos de alcabala y registro a
la correspondiente escritura de transferencia de dominio que se otorgue e!1
virtud de la expropiación.

Lima, lO de junio de 1953

)~---
-
-
El Culto de los Muertos entre los
Aborfgenes Peruanos
POR JUAN B. LASTRES
Miembro de la Academia Nacional de Medicina.

Como en todos los pueblos llamados por Graebner de "Cultura primiti-


va superior", los aborígenes peruanos rindieron cuIto a sus muertos de acuer-
do con su complicado sistema religioso. Se le llamaba aya marckai, o abra-
zo de los muertos (1).
Siendo la Pachamama o la tierra, objeto de culto en América antes que
el Solar, es concebible que conocieran sus cualidades de humedad, seque-
dad, abundancia, fertilidad. En su seno iban a reposar eternamente los cuer-
pos de sus seres queridos. El recuerdo de estos esqueletos eran llamados
malquis y se usaban la ceremonia de "pagar la tierra", Challar, para gancr.
la protección de esta diosa. Los espíritus humanos, escribe Latcham, gusta-
ban frecuentar sus antiguos lugares de residencia. Los malquis protegían la
tribu. Los más anticJuos antepasados eran la paccarina o machula, los acha-
chilas (aymará). Avendaño, citado por Latcham escribe: "Adoran también
sus progenitores gentiles, cuyos huesos tenían en mucha veneración y guar-
daban en sepulturas de piedra y les ofrecían sacrificios de conejos, ovejas,
chicha, coca . ....
El culto de los muertos tiene su fundamento en el complicado sistema
animístico y en la creencia en la inmortalidad del alma. Con ritos y ceremo-
nias se conseguía el bienestar del "anima" en el reino del más allá y luego
se convertía en un totem gentilicio, cuya figuración en miniatura los prote-
jería del peligro. Según hubieran sido las obras buenas o malas, que eje-
cutó en vida, iría a ocupar un sitio en su sistema ultraterreno, en el cielo
alto o Anan Pacha o en el infierno, "hervidero espantoso" o ucu pocha.
El cadáver era objeto de veneración entre los Incas, como en el largo
período pre-incaico, al igual que en antiguo Egipto y muchos pueblos anti-
guos. Las momias . de sus antepasados, cuidadosamente conservadas por la
(1) En el quechua ¿el inicio de la Conquista, se encuentran las siguientes voces: "morir:
guañuLgul"; Mortaja: Pintona, o maytona; Mortajar el muerto; maytunLgul o pintonl.gul o
panguinl.gul. Morta jador del muerto : plntoc, o maytoc. Mortal o cosa que muere: guañuypac.
(Fray Domingo de Santo Tomás: Le:dcon o vocabulario de la lengua general del Perú. Lima,
1950. Fray ,Domingo de Santo Tomás fuá sin duda el descubridor del qu"echua, como la Hama
Porras Barrenechea. PUbliCÓ (SU obra hacia 1560.
64 PERU INDIGENA

desecación, acompañaba y proteiía a la tribu. En las grandes fiestas religio-


sas como la Inti Raimí o en la Cltua, eran llevadas las de los Emperadores
Incas en andas especiales a la plaza del Cusco, para ofrecerles, junto con
otros ídolos, homenajes especiales. Estos espíritus antiguos, como el del mis-
mo fundador de la tribu, eran llamados paccarinas y achachilas en aimará
Cieza de León escribe que en la fiesta del Hatum raimi, había derroche de
objetos de plata, oro y piedras preciosas; y las imágenes de los reyes muer-
tos eran sacados de sus sepulturas y llevadas a la gran plaza, siendo ador-
nadas con servicios de oro y plata. Lo mismo efectuaban con las momias
de los orejones y personajes principales .En la Cítua o Coya Raimí sacaban
igualmente las momias, hacícui "Una mazamorra de harina de maíz. llamada
sancu y con ella les embadurnaban e1 rostro.
Mientras Cieza de León y Sarmiento de Gamboa aseveran que era el
cuerpo de las mismas momias el que llevaban a sus fiestas , Estete sostiene
que muchas de esas momias, eran estatuitas o figuraciones en pequeño de
ellas; estatuitas y figuras de oro y plata, "enteras hechas a la forma toda de
una mujer y del tamaño de ella, muy bien labradas y formadas las faccio-
nes ... " Es de presumir que las mismas momias no fueran las que llevaran a '
las fiestas sino estatuitas que en realidad eran verdaderos amuletos.
Existían dioses protectores del cadáver, tal el totem wari en el reino Chi-
mú, que llevdba consigo como trofeo, cadáveres humanos, siendo además,
dios de Id fertilidad y de la lluvia.
El ceremonial del entierro era complicado. La familia servía a los asis-
tentes alimento y bebida. El cadáver era arreglado con las ropas y objetos
que le pertenecieron en vida. 'Con proce siones, danzas y cantos, eran reme-
moradas las principales cualidades del difunto. El ceremonial duraba ocho
días, en cuyos intervalos, la familia visitaba la tumba, para colocar alimen-
tos, bebidas, vestidos y joyas.
El entierro variaba con 'la categoría ' del personaje. Esta variación se
puede observar gráficamente en la obra de Huamán Poma, cuando señala
formas de entierros para las gentes de Condesuyo, Antisuyo, etc. Los sepul-
cros corrientes del hombre del pueblo o runa, estaban en los campos, adornán-
dolos conforme era el caudal de cada uno, según apunta BIas Valera .
El sepulcro de los señores principales eran verdade"ros monumentos: casa-
habitación, con su sala, cámara y recámara, con todos los lugares necesa-
rios para la despensa, cocina, patios, corredores, etc., apunta el mismo BIas
Valera. El muerto venía lujosamente ataviado en un litera. Lo colocaban en
la recámara, todo aparejado y lo sentaban. Luego tapiaban las puertas y
ventanas. En la antecámara colocaban sus tesoros, vajilla, comida, etc. Lue-
go anunciaban por pregón, que el Supremo Hacedor Viracocha, premiaría al
que quisiera servir en la otra vida el "ánima" del difunto. Que el dios par-
ticular del mismo, o huauquí, también lo vería con agrado, procurándole bas-
tante comida. Después procedían a acompañar al difunto en la otra vida,
CULTO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS 65

en el cielo alto. Unos se d aban muerte voluntariamente, con mano p ropia o


con la ajena, utilizando cordeles, cuchillos, d e speñad e ros, bebidas de "pon-
zoña" o con pedernales, desangrándose. Otra form:::r era conmutar la pena
de muerte, por el de sacrifico al totem, el cual consistía en ganado, ropas y
otras cosas, como coca, e tc. La tercera manera era ofrecer comida y bebida,
derra mándola en la sepultura.
Las mujeres se recortaban el cabello. Los ritos funerales duraban ocho
días ( Rowe ) en casos importantes. Rowe p iensa como otros, que la seque-
dad de la tierra, la calidad arenosa d el suelo en los desiertos , contribuían a
conservar los cadáveres y a la momificación natural.
En noviembre escribe Huamán Poma, ( 1) sacaban los cadáveres de
sus bóvedas o "pu cullu" , dándoles de comer y beber, "les visten con plu-
mas y danzan y beben en su homenaje" . Pedro Pizarra escribe que los seño-
res principales eran embalsamados y enterrados con todo el servicio que
habían tenido en vida; y Pedro Sancho añade que sacaban los cadáveres
a las plazas públicas con a compañamiento de música y danzas, "espantán-
doles las moscas".
Huamán Poma nos habla de las sepulturas corrientes y las de la noble-
za. Los primeros eran sepultados sin ninguna ceremonia; en tanto que los
últimos lo e ran como se ha dicho, con un rito funerario e xquisito. Pedían al
Hacedor que mirara por el "ánima" del difunto, para que su cuerpo no se
corrompiese, ni su alma anduviese vagando y errante , sino que la pusiese
en lugar d e contento. Cuando moría el Inca traían su estatua en procesión,
dirigían, súplicas a Viracocha y al totem particular o Huauqui.
Santillán e scribe: " ... a los cuerpos muertos de los señores pasados hon-
raban y guardaban en gran vene ración y cada uno estaba en su casa con
el mismo servicio que tenía siendo vivos que no se tocaba con ello; y así te-
nían sus chácaras, yanacones, ganados, y sus muj e res, los cuales estaban
sirviendo y dando d e comer y tomar chicha como si estuvie ran vivos, y los
llevaban en andas a muchas partes ... " Los cuerpos, como señala Mead
iban envueltos en finas telas, con los implementos en la guerra, caza y pes-
ca, además de cerámica, hojas d e coca, maíz, etc.
En la muerte y entierro de su difunto cometían escribe Villagomez
grandes "abusos y supersticiones". Debajo de la mortaja, les suelen poner
vestidos nuevos y otras veces se los ponen d oblados, haciendo el Pacaricuc
que es la vela durante la noche, "cantando endechas con voz muy lastimo-
sa, unas veces a coros y otras cantando uno ... y cierran la puerta por don-
de sacaron al difunto, y no se sirven más de ella". En algunos pueblos d e
los llanos, diez días después de muerto, reunen el ayllu y llevan al pariente
más cercano a una fuente y le sumergen tres veces y en ella lavan la ropa;
y lueg o liban licor, se emborrachan y los hechiceros cantan y esperan al
"ánima" del difunto que ha de v e nir a comer y beber. Al día siguiente, des-

( 1) Mezcla aquí el cronist~ la costumbre india con el Cale ndario Cristiano.


66 PERU INDIGENA

Momia d e Paracas en su cesta , última Momia, tipo epigonal Andino del sur.
fase de desenvoltura. Museo de Arqueología de Lima (foto
Guillén).

Momia de Paracas abierta. Se ve las Momia de Paracas en su tumba . De·


telas que la cubren, los utensílios : trás de ella se ha colocado un indio
espejo, porra, abanico. de tamaño natural.
CULTO DE LOS MU ERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS 67

pués de haber derramado mucha chicha, dicen que ya e l ánima d e l d ifunto


está en Zamayhuasi o casa del reposo eterno y no volverá más ( Villagó-
mez). Pero el mayor abuso escribe Villagómez "es el de desente rrar sus
muertos y llevarlos a los Machachais o sepulturas de sus antepasados, que
lla man Zamay o sepulcro del descanso. Toda esta ceremonia de vela d e
los muertos, era conocida con el nombre de Pacaricuc. Ubb e lohde Doering
( El arte en el Imperio de los Incas ), presenta una mascarilla con ojos incrus-
tados de concha. Restos de pintura roja, hacen suponer que estuviera cubier-
ta por ella. Pertenece a Pachacamac. ( Lámina 96).
Cuando se observo n los numerosos fardos funerarios descubiertos en
los cemente rios de Paracas por Tello, llama la atención e l cuida do que pusie-
ron los antiguos para conservar indefinidamente los cadáveres y para rendi!"
culto al "ánima" del muerto, rodeándola de toda suerte de comodidades y
visitándola periódicamente. El núcleo del fardo lo constituye e l cuerpo mo-
mificado o ¿embalsamado? del personaje incaico, que corrientemente estaba
en cuclillas y forrado en ricas y n umerosas telas de polícromos colores.
Tello estudiando la arqueología del Norte andino ( Civilizaciones Re-
cuay Pasto), describe los prácticas funerarias. La caja o sepulcro individual
/ la fosa común. Las chullpas y dentro del osario. Este culto a los antepasados,
como sostiene Tello, estuvo involucrado dentro del complicado siste ma re-
ligioso. Se empleaban la desecación y e l enfardelamiento. En otras ocacio-
nes escribe, se usaba el "ahumado" del cadáver. Junto a éste se encuentran
restos de sacrificios: Animales, perros, cuyes; figurines represen tand o hom-
bres, mujeres o animales e imágenes de dioses pintados.
En los cavernas de Paracas e ncontró Tello numerosos fa rdos fune rarios
a poca profundidad y colocados unos junto a los otros. "El cadáver aparece
ahumado, soazado al horno, descuartizado e n parte y a juzgar por las lar-
vas de insectos que presentan debió e star e xpuesto a la interperie a ntes d e
su en j(!lrdelamiento" . Casi todos los e xaminados correspondían a varones y a
ancianos, de talla elevada, cráneo deformado del tipo suyto (P. 103 ). La Po-
sición fetal, como escriben Tello, Levillier y otros, es la caracte rística . La
cabeza está colocada entre las rodillas en la cultura Paracas. "Winchas" su-
jetan el cuerpo en esta posición forzada.
El fardo funer::nio tiene forma cónica. En su base y núcleo e stá e l cadá-
ver sentado dentro de un canasto, con un modesto collar de cuentas de con-
chas. Está envuelto por tales rústicas y finas, grandes paños de a lgodón has-
ta de 20 metros de largo. Hay además ab::micos de plumas, pena chos y o tros
adornos . Un petate, y unas cuantas piezas de alfarería completa n e l fard o.
Las telas e ran de variadas clases e n su mayor parte nuevas, como si fueran
ofrendas. Además escudos tejidos con piel de llama con armazón de ca ña
y p in tados con figuras simbólicas ( Tello, p . 104).
Pachacuti escribe: "Al fin del cuerpo de dicho difunto ( se refiere a
Tupac Inca Yupanqui ) , les pone e n la cassa de los c~eÍ'pos m ue rtos d e
los yngas, cada uno bon sus mujeres, conforme de la descendencia estauan
enbalsamados puesto~ en sus ventanas .. . " ( p. 195).
68 PERU INDIGENA
...
~

fardo funerario antro,)oformo de San· Ceremonia de entierro de los Chino


ta Rosa (Perú). Museo del Hombre- chaysuyos seOlín Huamcm Poma de
París. Según Reichlen. Ayala.

fardo funerario de Ancón (Perú) . Mu- Ceremonia de entierro de un Inca, se-


seo del Hombre·París. Según Reichlen. gún Huaman Poma de Ayala.
CULTO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS 69

¿Creyeron en la inmortalidad del a lma? ¿Construyeron un mito de


inmortalidad? En su pensamiento mágico-mítico, sospecharon una vida ul-
traterrena- De las Casas escribe: "Y que aunque fuesse muerto, su illapa
(rayo), que quiere decir su ánima, estando a la otra vida, se lo quita-
ría (p _ 154). Se refiere a la muerte del Inca Tupac Inca Yupanqui.
El Universo, la Naturaleza, conforme apunta Garcilaso, estaba dividi-
da en tres mundos. El Ananpacha o mundo alto, donde iban los que de-
berían ser p remiados por sus virtudes. El Urin Pocha o mundo bajo,
mundo de la degeneración y corrupción y el Ucu Pocha o mundo
bajo, en el centro de la tierra, donde deberían ir los malos. Sería la casa
donde habitaba el demonio, la Supaypa huacin . El cuerpo del hombre es-
taría hecho d e la tierra y le llamaban Allpacamascca ( Gacilaso) .
Zilboorg estudiando las psicologías méd icas primitiva y orientaL indi-
ca que el hombre asustado ante la e ternidad , era llevado al reino de la
imaginación fantástica. Creían en la trasmigración del a lma y p or eso de-
rivaba el culto de los muertos.
Los hombres d eberían vivir cientos de años. Podría ser inmortal y la
enfermedad , como la muerte, sólo sobrevinierle por obra de accidente. "En
todo el Imperio d e los Incas que reynaron el Perú, fe ufaba largamente en-
terrar con los reyes, y grandes señores, fus mugeres, las más queridas y
los criados más favorecidos y allegados a ellos, porque en fu gentilidad
tuvieron la inmortalidad del anima y creian que defpues defta vida avia
otra, como ellas mifma, y no efpiritual. Empero con pena y caftigo para
el que hubiera fido malo ; y con gloria, p remio y galardón para el bueno .
Y afsi dicen Hananpacha que quiere decir mundo alto, por el cielo; y Veu-
pocha, que fifnifica m undo bajo, por el infierno y llaman Zupay al diablo,
con quien dicen van los malos . . . " ( Garcilaso-La Florida ).
La razón más importante para venerar el cadáver la dan BIas Valera
y Polo de Ondegard o. Se fu ndaba en la inmortalidad d el almo; ésta de-
bía dentro de cierto tiempo , volver a ocupar el cuerpo momificado. De ahí
su preocupación porque e stos permaneciesen "incorrup tos". Polo de On-
degardo, escribe que "las ánimas vivian despues de esta vida" y que las
buenas tendrían gloria y los malos, pena. El espíritu del cadáver o machu,
va a protejer como un totem familiar a la tribu contra las enfermedades
o les da consejos durante los sueños.
Creían escribe Santillán, que cuando morían, volvía de donde habían
venido, "que era debajo de la tierra; y que el qu'e era muerto por justicia
o hurtaba, o hacía otros pecados, cuando se moría iba al infierno, que
cuando resucitaran volvían a poseer lo que dejaron consigo en las huessas ,
y les ponían a los muertos todo lo mejor que tenían . . . ".
Las cabezas-trofeos eran consideradas como parte del cadáver y usa-
das como amuletos para acrecentar la fuerza y el valor. Raimondi en sus
e xploraciones encontró entre la gente d e LIacla, cabezas de muerto, a las
70 PERU INDIGENA

que se había colocado hojas de coca entre los d ientes. Los indígenas qye
le acompañaban, le exp licaron que el empleo de la coca, era para aplacar el
espíritu del muerto y que éste no hiciera daño. En la huaca Tancaray,
escribe Polo de Ondegardo, existía una chácara donde "tenían creido se
juntaban en cierto tiempo todos los muertos .. . ".
Dado el carácter complejo y d ifuso del y o d el hombre primitivo, la v i-
da del más allá es una "copia fiel de la vida terrestre, ya que la persona
continúa irradiándose, en su plena totalidad , aquí como allí" (Werner).
El pensamiento mágico-mítico identifica e n el muerto, la persona viviente
y sostiene que ejerce influencia protectora sobre la tribu.
¿Conocieron el arte de embalsamar los cadáveres? Se p uede afirmar
que fueron expertos en este arte tan primitivo, que ya Herodoto nos lo des-
cribe en el antiguo Egipto. las momias de los emperadores indios fueron
observadas por Polo de Ondegardo en el Cusca en excelente estado de con-
servación y a las cuales no faltaba "ni ce;a , n i p e staña " . El cadáve r de
Huayna Capac, muerto por causa d e la v iruela, es embclsamado según
Pachacuti al cabo de ocho d ías , "saca medio podrido y los embalsama y
trae al Cusco en andas, como si fuera vivo ... ".
Garcilaso corrobora lo dicho por Acosta. "Y e s de adve rtir que la ciu- ·
dad de los Reyes es tie rra muy caliente y húmeda, y p or e nde muy co-
rrosiva particularmente la carne del camero no se puede guardar de un
día para otro: con todo eso causaba admiración ver cuerpos muertos tan-
tos años con tan linda tez y tan enteros. Pues cuanto mejor es taría 20 años
antes, y en el Cusca donde por ser tierra fría y seca se conserva la carne
sin corromperse hasta secarse como un palo. Tengo para mí, que la · prin-
cipal diligencia que harían para embalsamarlos, sería llevarlos cerca de
las nieves, y tenerlos allí hasta que se secasen las carnes, y después 'le s
pondrían el betún que el Padre Acosta dice, p a ra llenar y suplir las carnes
que se habían secado; que los cue rpos e staban tan enteros en todo, como
si estuvieran vivos , sanos y bue nos , que como d icen n o faltab a sino ha-
blar. Náceme e sta conjetura de ve r que el tasajo que los indios hacen
en todas las tierras frías lo hacen solamente con poner la carne al aire
hasta que ha perdido toda humedad que te nía, y no le hechaban sal ni
otro preservativo y así seca tod o el tiempo q ue q uieren . Acuérdome que
llegué a tecar un dedo de la mano de Huayna Capac. Los cue rpos pesa-
ban tan poco, que cualquier indio los llevaba e n brazos o e n hombros de
casa en casa de los caballeros que los ped ían para v e rlos" ( Libro V. Cap.
XXIX) .
Cornejo Bouroncle escribe que la s necrópolis eran escogidas en lu-
gares especiales que permitie ran la conservación del cadáver. El muer-
to era sepultado con sus utensilios domésticos, ob jetos de barro o de metal
y con los amuletos respectivos, sara-cconapa, llama-cconapa, para ayudar-
les a vivir eternamente en la otra vida. En uno de los contrafuertes del
CULTO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS

$alecan/ay encuentra un lugar llamado en quechua Incachiriyaseca o "el


inca enfriado", lugar para congelar los cadáveres.
Reichlen recientemente estudia desde el punto de vista radiológico dos
momias provenientes de la costa peruana. Estas momias, como expresa
Reichlen, están en un estado de conservación excelente. No cree el autor
citado en la existencio de prá cticas complej as de momificación, como se-
ñala Tello para Paracas, como sea extraer vísceras abdominales, músculos;
etc. como efeciuaban los egipcios y las depositaban en vasos canópicos.
El primero en estudiar fardos funerarios, fué sin duda Baessler en 1906, co-
mo señala Reichlen. Comienza este último autor, examinando el fardo fu-
nerario de la n ecrópolis de la hacienda Santa Rosa, lugar cerca de Lima,
en el valle d el Chillón. Es un fa rdo pequeño , 58 cms. de alto. Un cinturón
de algodón mantiene unido el cuerpo. Se obserban hilos de algodón blan-
co y bruno, así como diversas telas y las curiosas "cruces" del mismo ma-
terial. Pequeños saquitos conteniend o hojas de coca. En la parte superior
existe cosida una falsa cabeza que representa la del individuo momificado.
La nariz e stá representada por una pequeña pieza de madera fijada por
costuras. Una peluca de flores vegetales, teñida en negro sobre la cabe-
za. El examen radiológico p racticado por el Dr. Pierre Pizon, demuestra
un individuo de pequeña talla , replegado sobre si mismo, p robablemente
un niño de 9 a 13 años. Los cadáveres de niño escribe Reichlen, se les
encuentra en "paquetes" simples, mantenidos por cuerdas de fibra vegetal
y desprovistos de fa lsas cabezas ornamentales. La posición d el cadáver
es muy flexionada, En otros casos, escribe, copiando a Moodie , en la pal-
ma de la mano se encuentrCl un disco de metal perforado cerca del b orde ,
Parece dice que es un rito funerario "el ojo en la palma de la mano" .
Describe además Reichlen el fard o funerario hallado e n Ancón. Per-
tenece verosímilmente a un adulto de talla normal. Es menos ornamenta-
do que el ante rior. Está cubierto por una gruesa tela de algodón bruto,
teñido uniformemen te de blanco, Algunas trenzas enlazan el fardo; están
formadas d e fibras vegetales. A la radiografía, le faltan al esqueleto al-
gunas vértebras lumbares, el sacro, un omóplato, una clavícula. El esque-
leto está sumergido en una materia vegetal sensiblemente homogénea,
Reichlen no concluye sobre el procedimiento que usaban para momificar
los cadáveres, entreviéndose que fué la misma acción de los agentes natu-
rales sobre las partes blandas.
BIas Valera señcda que al embalsamar los personajes importantes,
quitaban los intestinos y e mbalsamaban todo el cuerpo con bálsamo traí-
do de tolú y con otras yerbas, De es te manera, añade, duraban los cuer-
pos "cuatrocientos o quinientos a ños" . Aparte de la mezcla bituminosa, el
mismo autor escribe que los cadáveres de los sacerdotes más importantes
como el Uillao Umu, eran embalsamados y enterrados con pompa y depo-
sitados en "alguna sierra alta". Algunos cronistas corr<lboran que el frí o
72 PERU INDIGENA

de las altas montañas contribuían al proceso de momificación. Huamán·


Poma escribe: "Como fué enterrado el inga y abalsamaron sin menealle
el cuerpo y le pusieron los ojos y el rostro como si estuviera vivo y le ves·
tÍan ricas vestiduras y al defunto le llamaban illapa que todos los demás
defuntos le llaman aya y le enterraban con mucha baxilla de oro y pla-
ta ... ". Agrega que hacían grandes ceremonias durante un mes si el su-
jeto era principal: ayunaban, hacían sacrificios, etc.
Los análisis de Reutte r citado por Herbert U. Williams sobre las sus-·.
tancias empleadas en e l embalsamamiento o para activar la momificación,
indican lo siguiente: presencia de bálsamo del Perú, mentol, saL tanino, al-
caloides, saponinas y resinas no determinadas. Stress señala además el
ácido cinámico. El bálsamo del Perú, ( myroxilon peruiferum), recién ex-
traído de la planta, tiene olor aromático y es de aspecto y consistencia' pa-
recidas a la trementina. Es filante y se desliza por la corteza del árbol; pe-
ro después se espesa y endurece. En su composición entran los ácidos ci-
námico y benzoico, vainillina, goma oxidasa, éter benzilcinámico y benzoico
de un resitanol.
Moodie después de presentar y discutir ampliamente el tema, conclu-
ye que "es un problema planteado por la investigación, para determinctr
que papel desempeñó esta costumbre en la civilización antigua del Perú".
Tello en las momias encontradas en Cerro Colorado, escribe que er ca-
dáver ha sido sometido a un tratamiento especial de momificación. La cabeza
ha sido a veces cercenada del cuerpo, extrayéndose por la base del cráneo
la masa encefálica. Las momias que yo he podido obse rvar tanto en los
museos de Lima, como en el Cusca, no muestran señales de haber sido
extraídas las vísceras putrescibles. Me inclino más bien por un proceso na-
tural de momificación en el que dominanteme:-tte contribuía la acción de
un clima seco y frío y el empleo de sustancias, como las antes enume'ra-
das, con las que embadurnaban la momia y aceleraban su desecación.
Lorena del Cusca escribe: "En lo que desarrollaron, llegando a la per-
fección en mucho superior a la de los egipcios, fué en la momificación
de los cadáveres. Cuando se trataba de los restos que pertenecían a la
clase esclarecida del Imperio, se encargaban los sacerdotes del Sol de la
larga y laboriosa operación de extraer las vísceras por las aberturas na-
turales , sin practicar incisión alguna en la superficie del tejido cutáneo; ex-
ponian luego el cadáver a la acción de la temperatura cruda y del aire
etéreo y desecado de las cimas o de las crestas siempre nevadas de la Cor-
dillera; en seguida los sepultaban en tumbas artificiales dándoles la acti~
tud que afecta el feto humano en el seno materno ... ".
Se ve pues que existe una contradicción en las opiniones. Mientras
unos sostienen que extraían las vísceras, otros creen que solo se limitaban
a emplear resinas con las que rociaban la piel. Me inclino por esta últi-
CULTO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS ABORIGENES PERUANOS 73

ma ~uposición. Tschudi escribe que tal vez emplearon la resina del molle
mezclada con cal. como sustancia antiputrescible.
El culto de los muertos, como los han expuesto los folkloristas, etnólo-
gos , arqueólogos y patólogos, fué primodial en nuestro antiguo Pe rú. Es
necesario que el hombre se conecte con las potencias configuradoras del
mundo invisible y esto se hace por los muertos, pues como escribe Levy
Bruhl , éstos participan "con el grupo d e los vivos" cuyos lazos de unión
con la tribu no están enteramente rotos (p. 169).
La vida en el más allá, es una copia fiel de la vida terrestre, escribe
Werner. La persona continúa irradiándose en su p lena totalidad aquí, co-
mo allí. Cuerpo y espíritu constituyen una identidad mágica indiferencia-
da. La imagen d e la pers:ma , se identifica con la persona misma y la
momia del antepasado , todavía p resente, puede seguir viviendo indefini-
damente en el pueblo.

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------~----------Í-
.=rr
---~
Una Comunidad y un a Escuela Rural
POR CLODOALDO A. ESPINOZA BRAVO
Escritor y Publicista

Se halla en circulación un opúsculo de importancia, sobre la acción


operada por una Escuela y una Comunidad. Se trata de una hermosa ex-
periencia. Es ineludible hacerla conocer, dentro y fuera del país, como
el testimonio más contundente de la función social del maestro en contac-
to, en nexo, al pueblo, a la Comunidad. El Caso de Huaricolca debe ob·
jetivar el interés de la Prensa y de los estudiosos . Se trata de una expe-
riencia superestimable, como ruta i praxis a seguirse por las Escuelas Ru-
rales del p a ís. En Huaricolca no se <osperó ni se espera que todo venga
del Estado. La Comu nidad levantó el edJ icio de la Escuela de Varones,
cuyo costo se estima en S / o. 300,000.00. Al presente edifica la Escuela
para Niñas. Dotó, con traba jo cooperacional de maestros y a lumnos, de
agua potable a la población y a las Escuelas; calculándose la obra en
S/ o. 60,000.00. Equipó la Escuela de Varones con un mobiliario que se
estima en S/ o. 50.000 '. 00; d;tándole de campos de experimen ta ción y de
animales. Cooperó para la adquisición del instrumental necesario para
una banda de guerra y de músicos. Asimismo para el establecimiento de
servicios sociales, como Botiquín , Peluquería, Herrería, Hojalatería. y, por
ende, para la adquisición de una máquina de escribir. Esfuerzos de esta
envergadur¿¡ son dignos del aplauso y del comen tario. Razón por la que
ofrezco a los lectores de "Perú Indígena". como primicia, el prólogo que
he escrito y que se rotula : " PALABRAS DE ESTIMA TIV A". La finalidad
fluye . A plaudir, como aplaudo, sin reservas, al Director de la Escuela,
a sus auxiliares y a los dirigentes y comuneros de HUARICOLCA. Incitán-
doles a mantenerse como ejemplo de a ctividad creadora, fre nte a su labo-
ratorio pedagógico y social.
C. A. E. B.

La evolución de las Comunidades Indígenas del Departamento de Ju-


nín es una realidad de promesa. Se singularizan no solo por su organiza-
ción, su dinámica y objetivos sino por su espíritu de a vance, d e renuev o.
Dejan de ser las enquistadas de otro tiempo. Devienen, por proceso es·
pontáneo organismos funcionales de decisiva gravitación en la marcha de
los p ueblos. Esta realidad impone afrontarse un estudio exhaustivo antro-'
posociodemográfico, de ellas, frente al proceso aculturativo que se opera.
Es ,innegable que el aborigen de ayer ha sido liquidado por un tipo hu-
mano que hereda la s virtudes de trabajo, de costumbr~s comunales y de
cooperación, en se tido de unidad demótica, de su arqüe tipo. Pero, que
76 PERU INDIGENA

vive y se realiza como un hombre nuevo, poroso a la época. La trascul-


turación , a través de este hombre -mestizo o cholo- se efectúa, en forma
tan inconfundible, pudiéndose columbrar el advenimiento de una Cultura
original, a florecer no sólo en el Perú sino en América. Ante esta circuns-
tancia histórica ya es tiempo de objetivarse JunÍn como el mejor labora-
torio de la peruanidad. Pues, en varias facetas , concretamente, en el pe-
dagógico, ofrece experiencia y realizaciones magníficas. En más de una
vez tratamos sobre las Comunidades del Valle del Montaro en función de
las Escuelas. Ahora es el caso que ello ya no sólo se opera en Jauja sino
en las seis provincias del Departamento. Lo comprueba, v. g., el caso de
Huaricolca, caserío del distrito del Cercado de la capital de Tarma. Este
caserío se halla a 3.700 m. de a. s. el n . del m.; equidistante de las ciu-
dades de Jauja y Tarma, 40 Km. y 15 Km. , respectivamente, y rodeado de
haciendas. Su población absoluta es de 1,300 h ., de actividad primordial-
mente agro-pecuaria. Esta población anima y estructura la Comunidad In-
dígena, de su nombre, dividida en cuatro Cuarteles: "Callana", "Los An-
des", "Primero Andamarca" y "Segundo Andamarca". En esta área se
asentó un maestro joven, procedente de una modesta familia campesina .
( Acolla). Marino Blancas T., encontró el heimat que reclamaba su fervo-
roso espíritu de trabajador social de la enseñanza. Se adentró en el alma
del pueblo. Compenetrándose de sus aspiraciones y de la potencialidad
creadora de la Comunidad, se dió a la empresa heroica de civilizar. Se
puso en acción de militancia apostólica con sus auxiliares. La función de
la Escuela llegó al hogar, al pueblo, a la Comunidad, con sorprendentes
y promisores resultados. Se puede afirmar, sin equívico o hipérbole, que
mediante esta praxis, de pedagogía social, renovadora, Huaricolca entró
a un amanecer porvenirista. De haber continuado la Escuela bajo la rec-
toría de un maestro conservador, presupuestívoro y víctima del dolce far-
niente esta aurora no se habría producido. E inclusive, hay que declarar-
lo, de no contarse con el nu~vo tipo de campesino que anima y vigoriza
la Comunidad, Blancas sería un Normalista frustrado, sin meta de supera-
ción y sin ideal€s modernos. Mediante el plan de cinco años -1947-1952-,
cumplido, la Escuela y la Comunidad de Huaricolca, constituyen, hoy con
hoy, el foco de una promisora experiencia de aquella Educación de Co-
munidad que reclaman los densos conglomerados demóticos de la Sierra.
Experiencia y realizaciones que es ineludible avaluarlas, sin prejuicios,
cuando se afronta la reestructuración de nuestro sistema educacional. El
Normalista Blancas Tumialán, da a conocer lo que se ha hecho en Huari-
calca, en sus apuntes, de narración documentada: "Una Escuela Rural en
función social". Por la lectura de ella se llegará a saberse, dentro y fuera
del país, la obra de un maestro agónico y de una Comunidad arquetípica,
modelo. Este folleto, sobre Educación democrática, es un valioso aporte
para nuestro sistema pedagógico y aún para la Educación Fundamental
UNA COMUNIDAD Y UNA ESCUELA RURAL 71

que preconiza y ejecuta la UNESCO. Blancas es de esperarse persista en


su empeño civilizador. No perseverar le significaría traicionarse y partida
de defunción. Quien, como él, descubre condiciones de reformador, o sea
de aquel tipo de maestro, del que nos habla Fernando de Azevedo, debe
morir con su profesión de fe y en su línea de vocación y ética. Pueblos
y Comunidades como de Huaric~lca, también, deben, con ese mismo es-
píritu público, no ceder en sus aspiraciones de progreso, de redención, de
luz. A Huaricolca, -no obstante ser caserío- que ha sabido conquistar
su Escuela Prevocacional, No. 498, se le debe jerarquizar como Distrito.
Hacemos iusticia a un maestro y a un pueblo.

;
=

~---=-~-- ---
Economía Dirigida y Cooperativismo eh
Beneficio de los Grupos Indígenas.-Intervención
del Estado en el Régimen Agrario Indígena.
Experiencias Nacionales
POR SUSANA SO LANO
Doc lora en Jur isp rudencia

El problema de la economía y régimen agrario de los pueblos inte-


grado por masas de hombres llamados indebidamente indios indudable-
mente corresponde al Estado su solución por ser problemas de naturaleza
múltiple y compleja. Abarca diversos aspectos: económico, cultural, admi-
nistrativo, político y social.
Ha dicho Henry A. Wallace .destacado político norteamericano: "La
filosofía del futuro tratará de conciliar lo bueno que hay en los conceptos
d e competencia, individualismo y libertad propios del siglo XIX, con los
conceptos d e coope ración que· parecen destinados a dominar en el siglo XX".
Los grupos autóctonos en el Perú como en Bolivia, Ecuador, viven so-
cialmente organizados en comunidades que tienen como nexo común el
"ayllu". Vínculo político· social que se remonta a la ~poca p reincaica, cu-
ya supervivencia comprobamos en los tiempos actuales, aunque debilita-
do y hasta desnaturalizado.
Oriundos de un pueblo o de una comarca désenvuelven su vida en abi-
garrada topografía condicionada por el accidentado sistema orográfico de los
Andes, experimentan un régimen climatológico que ha favorecido la deter-
minación de un tipo físico con diferencias marcadas al resto de los pobla-
dores que habitan en la costa o en la selva. Con una flora, fauna y rique-
za mineral propias, autóctonas como sus pobladores.
Comunidades unidas por vínculos de sangre que trabajan en común
y conservan la propiedad o posesión de las tierras inmemorialmente. Gru-
pos de familias, verdaderos pueblos que conservan el abolengo de sus au-
toridades suntuarias de la época del Incanato. La tierra y la población.
Aunque estos ayllus se encuentren relajados hoy en muchas regiones, sea
por emigración de sus miembros o porque los latifundios van absorviendo
sus tierras. Sin embargo quedan todavía millones de hectáreas de tierras
agrícolas en posesión de las comunidades indígenas. Unidos por la fuer-
ECONOMIA DIRIGIDA Y COOPt:RATIVISMO 79

za de la tradición y la tenacidad de carácter del indio permite que rutina-


ria y empíricamente continúen cultivando sus tierras, criando ganado, ' des-
arrollan la industria agropecuaria en la medida de sus energías y conoci-
miento, producción que satisface sus elementales necesidades.
Si consideramos la inmensa extensión territorial que se mantiene casi
inactiva se explica la pobreza de producción agrícola en la región andii1a;
los sembríos de papas, la producción de trigo no rinde los resultados que
podría esperarse, así como otros productos de dicha región. Estamos lla-
mados a ocupar lugar expectable entre los paísese agrícolas.
Los pequeños agricultores necesitan ayuda técnica y estatal, necesitan
tractores y que se desarrolle una efectiva política de irrigación que sabrá
apreciarla en todo su valor la grande y pequeña industria agrícola. E!
Censo Nacional de 1940 arroja que el 74% de la población total del Perú
vive de la agricultura.
Hildebrando Castro Pozo, subraya la necesidad de fomentar cooperati~
vismo entre las Comunidades Indígenas, puesto que actualmente hay un
concepto distinto del que se tuvo en épocas anteriores sobre la propiedad
de tierras, el concepto actual de utilidad pública adviene la. economía di-
rigida con los fines de fomentar la riqueza del agro a base de las comuni-
dades. Así se podrá descartar la despoblación que va ' produciEf1ndose e~
la región andina. Impulsar la capacidad d e trabajo de sus pobladores, cul~
turizar al indio en su propio terruño, sanear las poblaciones, hacerles dis-
currir la vida de acuerdo con la civilización y se evitará la emig:ración;.
hostigados por ' los terratenientes, con la falta de agua para sus cultivos,
haciéndoles difícil la adquisición de los elementos más indispensables pa
ra vivir, les obliga indirectamente a despojarse de sus tierras de labradío
y convertirse, a la postre, en siervos de los feudatarios serranos o costeñ~s.
De aquí la necesidad de vincular los elementos jurídicos', económicqs
y sociales para incorporar al indio dentro del ritmo y medio social actual,
dentro de la organización de las comunidades, difundir entre ellas el sis-
tema de las cooperativas, avanzado sistema económico que protege la
propiedad no como derecho sino como función social.
Por mucho tiempo las comunidades indígenas quedaron al margen .de
la legislación nacional, la Carta Política actual les reconoce personería juc
rídica en el Inc. 10 del Art. 193, crea la Dirección de Asuntos Indígenas,
órgano del Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas. Ampara y reCO~
noce los títulos de propiedad o la posesión inmemorial de sus tierras.
El indio no obstante que en el Incanato fué un elemento mecanizado"
sumiso,. en el Coloniaje un esclavo, un mitayo, la comunidad subsiste,. SI;lS
miembros participan de la vida pública en la extensión territorial que abar"
can-·las comunidades, cooperan dentro de sus grupos en toda actividad so-
cial, económica y aún administrativa en 'beneficio de todos los comuneros.
eo PERU INDIGENA

Existen referencias de las comunidades indígenas en las Crónicas de


la Conquista, en las Ordenanzas de Toledo desde el año 1549. Comunida-
des con autonomía y autoridade s propias, con un patrimonio de tierras que
pertenecen al "ayllu", conjunto de familias que forman la comunidad. Do-
minio con título o pesesión inmemorial, por lo general, es en que se apoyan
para el usufructo de las tierras. Apenas queda entre ellos el recuerdo de
un remoto repartimiento y han venidc usándolos de generación en gene-
ración, turnándose los miembros de la comunidad para el beneficio de los
productos del bien raíz común. Aunque ciertas faenas agrícolas las veri-
fican tedos los miembros de la comunidad, dando lugar a fiestas campes-
tres tradicionales como, la "minga", el reparto y señalamiento del ganado
que adornan con sonajas y cintas de colores variados las orejas de los
núevos productos.
Las comunidades van debilitándose porque en frecuentes casos , miem-
bros de ellas, ganados por la codicia d espojan de las tierras a los demás
comuneros, p or contratos de compra-venta, teda o parte de las tierras, o
por pérdida de acciones judiciales seguidas con litigantes superiores en ha-
bilidad, cultura e influencia.
Si bien la Constitución del Pe rú reconoce la e xistencia de las comuni-
dades indígenas, el estado de incultura de los comuneros cuyo analfabe-
tismo alcanza un porcentaje de 73,16 % no favo rece el progreso de la pro-
ducción agropecuaria.
En 1936 el economista Frederick Normandie, anotaba lo siguiente:
"Hasta ahora el suelo peruano no ha producido lo que el pueblo necesita
para alimentarse. El Perú importa fue rte cantidad d e arroz, trigo, huevos ,
mantequilla, queso , leche evaporada, frutas, -hoy podemos agregar que
somos tributarios de la carne frígida de la República Argentina-, impor-
tación de alimentos que equivale a la cuarta parte de la importación total
del país; y exporta algcdón, azúcar, arroz, procedente d e tierras donde traba-
jan más de 30,000 hombres; la utilidad es girada al extranjero, los grandes
productos peruanos dejan sus ganancias en los Bancos de los países donde
verifican sus transacciones comerciales de las materias primas que exportan".
Esta serena apreciación nos induce a preconizar la evolución de las
comunidades indígenas en asociaciones cooperativas, impulsar su econo-
mía con el crédito agrícola, la seguridad y defensa de los asociados por
una bien meditada Ley Orgánica de Cooperativas susceptible de aplicarse
en positivo beneficio de las comunidades y florecimiento agrícola del país.
Hace falta llevar el crédito agrícola hasta las comunidades donde existe
el sistema colectivo de trabajo; que el Estado intervenga en su cultura y
ayuda posible para que estas colectividades se conviertan en potencial
económico en la vasta amplitud del te rritorio que ocupan; que se repare la
injusticia económica-social en que se les mantiene; que las escuelas agro-
pecuarias establecidas en estas regiones preparen entre los miembros de
ECONOMIA DIRIGIDA Y COOPERATIVISMO 81

la s comunidades a los técnicos y capataces. revaloriza ndo con esta prepa-


ración y ayuda la pequeña p ropiedad rural.
Enfocar la vida del hombre de campo en la costa como en la sierra
dentro de un amplio plan de cultura . pconomía. p revisión social. salubri-
dad. saneamiento de la vivienda y de las poblaciones, política estatal que
les enseñará a vivir segura y d ignamente en las tierras de sus antepasados
organizadas hoy e n repúblicas d emocráticas d el Continente.
La vida comunal no se reduce a cultivar las tierras y beneficiarse con
el usufructo de la cosecha. la cría de ganado y hasta dinero. Los miem-
bros de las comunidades adquieren derechos y obliga ciones. Hay en el
seno de ellas autoridades como. los jueces de hecho. el "fuero campo".
encargado de vigilar las sementeras, señalar los animales en el rodeo; el
juez de hecho es el que embarga los animales de fundo o parcialidad ve-
cina cuando no están unidos por comunidad de pastos. multas en dinero
que van al fondo económico formado también con la contribución que pa-
ga el comunero cuando sale del lugar y se releva de prestar las funciones
que debe como miembro d e la comunidad.
Hay comunidades florecientes que aspiran el bienestar económico
y la culturización de sus miembros. que levantan edificios escolares con
el esfuerzo personal y económico d e la comunidad. que sostienen a algunos
de sus miembros en escuelas técnicas y universidades. pero la mayor par-
te de ellas se debaten e n profundo estagnamiento. oscurantismo y miseria
de sus miembros.
Existe en el Perú una modalidad de comunid ades industriales sin tie-
rras. les falta este vínculo material. Unidos por vínculos de sangre o sim-
plemente vecinos han constituíd o cooperativas sobre la base de la comuni-
dad. Con un capital formado con el a porte de cada uno de los comuneros,
considerado en dinero. trabajo. aportación de herramientas o semillas for-
man el capital limitado con d e te rminado número d e acciones. .
Tomemos como ejemplo la comunidad "Febo" de Muquiyauyo en
Jauia.
El año 1947 contaba con un capital d e 85.000 soles formado con 85 ac-
ciones d e mil soles acción. Esta comunidad que explota e l servicio de
alumbrado público y privado de Muquiyauyo y Jauja. encaminándose en
este momento a fomentar el crédito agrícola y establecer la Caja Comunal
organizada en algunas comunidades de beneficio colectivo institucional
procedente del usufructo de las tierras. Reservaba cincuentisiete acciones
para el servicio público que explotaba y el remanente de las restantes pa-
ra beneficio de las instituciones obreras y servicios de los comuneros ha-
ciéndoles préstamos con fines d e trabajo colectivo.
Puede citarse también como ejemplo de solidaridad. esfuerzo en el
trabajo y honradez administrativa en e l manejo de los intereses de la co-
munidad. La Cooperativa Agropecuario de . Carampoma. 1a Cooperativa A-

~
8Z P 'E R U I N D 1 G E N A . ' . .

grícola de Santa Rosa, la Cooperativa Eléctrica de San Ramón, las coope-


rativas de consumo establecidas en la Capital, mediante la· acción priva-
da de los cooperadores, como la organizada por los empleados del Minis-
terio de Fomento para no citar otras, las cooperativas agrícolas de Tiaba-
ya,. Santa Rita, Majes, en Arequipa y algunas otras organizadas bajo. orien-
tación e.statal mediante el Departamento de Cooperativas del Ministerio. de
Fomento que tiene entre sus atribuciones la creación de Inspectores de
Cooperativas quienes visitan constantemente las cooperativas existentes y
organizan nuevas cuando encuentran ambiente para su creación.
Existen más de 5'000,000 de peruanos organizados en comunidades o
parcialidades que se d edican a la agricultura p redominando en ellos los
sistemas rudimentarios d e cultivo. La insuficiencia de capitales de inver-.
sión en las comunidades se traduce en falta de instrumentos de labranza,
de orientación técnica, carencia de semillas, abonos; lo exabrupto del te-
rreno dificulta la instalación de un sistema de irrigación que sólo puede,
resolverlo el Estado; dificultades económicas que en parte pueden salvar-
las la organización de cooperativas mixtas de producción y crédito agrí-.
cola tanto en las comunidades de trabajo colectivo como entre las agrupa-
ciones de pequeños agricultores, la organización de Cajas Rurales donde
no prospere la cooperativa. Crédito agrícola que tiene garantía saneada.
como son las tierras en trabajo por sus poseed ores o usufructuarios que se
debaten en la falta de recursos para intensificar la producción y calidad
de los productos; que se consumen e n la ignorancia y la incultura. El Cen-
sq Nacional d e 1940 arroja una población de analfabetos adultos de
2'070,070, en su mayoría corresponden a la población andina.
Es explicable que nuestro rudimeniaria agricultura y minería, eíes so-
bre las cuales descansan otras inciustrias se enCUf~ntren tan atrasadas. Su
proceso de evolución y progre so requiere capitales y tecnificación que no
siempre está al alcance del pequeño agricultor, d e ia comunidad agrícola
y de la pequeña minería; todavía tienen que conformarse con producir en
cantidad y calidad como lo hacían sus antepasados. Naturalmente que des-
contamos los latifundios de caña d e azúcar, arroz, algodón, viñales de la
costa que se encuentran en pleno florecimiento.
El crédito agrícola además de fomentar la gran industria de materias
extractivas debe llevar la civilización y la cultura a las más apartadas re-
giones del territorio. Todavía los pueblos lejanos de la Capital continúan
alumbrándose únicamente con la luz solar, sus pobladores se consumen en
la más supina ignorancia.
Es importante anotar la función social que desempeñan las Cajas
Agrícolas en Francia. Al iniciarse al última Guerra Mundial contaba con
5,798 Cajas locales que tenían en movimiento 126'000,000 de francos; en
Italia como en Alemania lograron gran difusión los Bancos Agrícolas cu-
ya función es prestar ayuda económica p re stataria al agricultor.
ECONOMIA 'DfRIGIDA Y COOPERATIVISMO

En América funcionan Cajas Rurales en Costa Rica; -en la -República


Argentina las Cooperativas Agrícolas son de positiva utilidad al estanciero
y su familia, estas instituciones socio-económicas acentúan cada vez su nO"
recimiento. Cooperativas agrícolas de crédito, de consumo, eléctricas, tam~
beras, rurales, viti-fruti y hortÍcolas, yerbateras y tabacaleras. La Fede ra-
ción Argentina de Cooperativas cuenta estas instituciones por centenares
e-ntre " sus afiliadas; la Estadística del Ministerio de Agricultura en 1949,
arrojaba una cifra de 746 cooperativas clasificadas y distribuÍdas en todo
el, territorio argentino con un movimiento de 200 millones de pesos. ,
Colombia cuenta con una Ley Agraria creada el año 1931, el Consejo'
Nocional de Agricultura tiene a su cargo la organización y funcionamiento
del crédito agrícola, la formación de colonias para la explotación de la
tierra.
En México trataron de reconstruir las comunidades, pero el azteca , no
está fuertemente vinculado a la tierra como el andino peruano. La Ley de
Crédito Agrícola de 24 de enero de 1934 reformada en 1935 ha contribuÍ-
do a la reivindicación del campesinado mexicano, con la creación del Ban-
co de Crédito Ejidal, el Banco Nacional de Crédito Agrícola, las Socieda-
des Locales de Crédito Eiidal, l<;ls Sociedades Locales de Crédito Agrícola,
las Sociedades Locales de Créditos Colectivo.
Estas consideraciones nos induce a recomendar la organización de un
sistema nacional descentralizado de crédito agrícola con sucursales depar-'
mentales del Banco Agrícola, la organización de Caías Rurales provincia-
les y distritales, la organización de cooperativas mixtas de crédito y pro-
ducción agropecuaria , de producción y consumo e industriales.
El año 1934 se fundó en Lima la "Asociación Rural del Perú" forma-
da , por pequeños agricul1ores, técnicos y otras perSO!las que directa y per-
manentemente intervienen en la' obtención de los productos agropecuarios.
La Directiva estuvo formada por los ingenieros, :::eñores Federico Uranga'
Eleíalde, Juvenal Monge, Oswaldo Gonzales Tafur, Ambrosio Gonzales Ta-
Hedo, Luis M. Gamio, Walter Stubbs, doctores, José Angel Escalante, Clau-
dio Fernández Concha, Jorge Badani, Francisco Alvariño Herr.
En 1940 dá impulso al movimiento cooperativista en el Perú, el "Insti-
tuto Cooperativo" abanderándose en esta Institución el Dr. Francisco Alva-
riño Herr, Presidente fundador, el Ing. Federico Uranga, F. Ocampo, doc-
tores Susana Solano, Jorge León Seminario, señores, Cedrón, Pedro Repetto ,
Alberto Meiía Scámeo, quienes iniciaron las primeras enseñanzas y las
primeras orientaciones de la doctrina cooperatista y la organización de las
primeras cooperativas urbanas y rurales.
El Estado debe ser el principal interesado en que el crédito agrícola sea
un instrumento regulador de la economía nacional; la cooperativa fomen-
ta el espíritu de asociación, el sentimiento de solidaridad fuertemente arrai-
gado en las comunidades indígenas.
(
84 P EH U IN D 1 G E N A

La Ley debe crear todo un sistema de crédito agricola , considerando


en ella los diversos problemas que atañen al hombre de campo: econó·
mico, tecnológico, sociaL educativo, estimular la pequeña propiedad agro·
ria y la pequeña industria manufacturada.
El Art. 211 de nuestra Carta Política faculta al Estado procurar la do-
tación de tierras que necesite para proveer las necesidades de la pobla-
ción y le da facultades para expropiar con tal propósito tierras de propie-
dad particular, previa indemnización.
La técnica cooperativista ha demostrado en el mundo la bondad del
sistema. Mas de cinco millones de hombres enclavados en los Andes es-
peran su liberación económica y social: el crédito agrícola, el cooperati-
vismo regulados por el Estado deben dársela.
Basta agregar ahora algunas consideraciones sobre la situación ac-
tual de la mujer campesina, la trabajadora de los valles de la costa como
de la sierra, la comunera. La campesina asalariada gana la mitad o me-
nos del jornal que percibe el varón a cambio de diez u once horas de tra-
bajo diario. Esta desigualdad de salario no se debe a que sepa menos de
siembra, cultivo, cosecha y otras faenas agrícolas, que el marido y los hi-
jos. Ella acarrea mineral como carga leña, transporta el "quipe" donde lleva
los produdos que vende en el mercado o en la feria, inclusive lleva al crío.
Con una fortaleza que asombra cubre di stancias como el asno paciente o
el llama que le ayuda a llevar la carga.
Sin embargo el trabajo de la mujer campesina es una tarea rebajada.
Considerada inferior físicamente debe ganar menos aunqu.e comparte
igual tarea que el varón ; el hacendado reconoce las ventajas del trabajo
de la mujer en las tareas agrícolas, porque es más cumplida, bebe menos
chada pero le pagan menos salario. Injusticia social sostenida por los va·
rones que en todo tiempo abusaron de la condición de inferioridad en que
la mantienen, en el seno d e la familia como en el trabajo.
Debe considerarse pues la triste condición de millones de mujeres que
rinden en el trabajo tanto como los varones por su resistencia para las . ta-
reas agrícolas; mil veces más escarnecida que el varón y más explotada
con el "salario mujeril" como lo ha conceptuado Gabriela Mistral. Mal-
tratada por el marido cargado d e alcohol, ceca y otros vicios importados
de otros centros poblados distantes de la .lejanía del Ande, sufre callada
su miseria que aplaca con el jornal que convierte en la frugal comida in-
sulsa, sin cambio ni renovación por ignora!1cia e inep titud en las artes do-
mésticas, consume su vida miserable rodeada de sus hijos dentro de la
horridez de la choza asolada por las enfermedades infecto-contagiosas, ante
la indiferencia de sus empleadores y organismos estatales encargados del
cumplimiento de las leyes de defensa social.
No debe sorprendernos ese íntimo resentimiento que anida el alma del
indígena, reacción negativa frente a la vida que no logra modificar aún ex-
ECONOMIA DIRIGIDA Y COOPERATIVISMO 85

perimentando cambio en el modo de vivir. Es que se engendra en claus-


tro materno atormentado secularmente por el maltrato y la servidumbre,
porque emanan de un corazón materno llagado por el dolor y la esclavi-
tud mil veces sufrida, condición de inferioridad que sufre la mujer de la
sierra, estado social en que siempre se le ha mantenido.
En nombre de millones de trabajadoras del campo y de braceros auxi-
liares que prestan eficaz trabajo en las minas reclamo a los legisladores
y hacendados igualdad de salario para la mujer campesina que desempe-
ñe iguales tareas que el varón; que el Seguro Social del Campesino cubra
los riesgos de incapacidad en el trabajo, la atención materno-infantil que
debe a la trabajadora del campo, que también a ella llegue la nivelación
económica, cultural y social si realmente deseamos intentar la reivindica-
ción de los grupos autóctonos di2eminados en toda la e xtensión de los
Andes.
Existe e n Ecuador una Ley de Seguro Social Campesino cuyas fina-
lidades son: Mejoramiento de las condiciones de vida del hombre de campo,
tales como: alimentación, vivienda, hábitos de higiene, modificación de las
condiciones d e trabajo del campesino asalariado, estudio de los salarios,
realización d e pequeñas obras sanitarias que tienden a transformar el
ambiente higiénico del campo, d e secación de pantanos, insta lación de tan-
ques de agua p otable, construcción de letrinas; presta apoyo económico
a las campañas de alfabetización y antialcohólica; atención médica y pre-
ventiva orientada a la profilaxis de las enfermedades sociales predominan-
tes: tuberculosis, paludismo, bocio, gastroenteritis, enfermedad de la piel,
venéreas, etc.
Esta colaboración d el seguro con los organismos e statales y mumCl-
pales para la realización d e obras sanitarias más completas defiende posi-
tivamente la salud del campesino, tiende a elevar su nivel económico y
cultural y a la modificación de sus costumbres.
La Ley de Seguro Social del campesino ecuatoriano crea la renta pa-
ra hacer factible su aplicación: El aporte patronal de una suma fija anual
por cada campesino asalariado, el aporte estatal y el aporte de cada asa-
lariado. El ap~)fte estatal p roviene del 10% del producto total de los sellos
de correo y la creación del Timbre Fiscal del Seguro Social Campesino que
adquiere cada campesino al recibir su pago semanal, timbre que adhiere a
su libreta de Salud. En junio de 1945 se incorporaron las Misiones Sociales
que colaboran en la cruzada de civilización y defensa social que llevan a
cabo en ese país aplicando la Ley de Seguro Social para los trabajadores
agrícolas.
Obvio sería insistir que las comunidades agropecuarias, agrícolas e in-
dustriales y los pequeños agricultores requieren positivo amparo lega( del
Estado mediante una bien sistemada organización del crédito agrícola,
la dación de una Ley Orgánica de Co?perativas que garantice la

\
86 PE R U IND I GE N A

organización de las coope rativas a g rícolas, agropecuarias de p roducción ,


crédito y consumo entre las comunidades existentes y e ntre los pequeños
agricultores, el fomento de las Cajas Rurales, la creación de la Ley de Se-
guro Social del Campesino asalariado, para cubrir los riesgos de enfer-
medad, invalidez en el trabajo, maternidad de la campesina asalariada,
vejez, higiene, previsión y asistencia social de la fa milia d el hombre de campo.
Es menester hacer cump lir la legislación del traba jo d ictada para de-
fender los derechos de los trabajadores cuyos b eneficios deben hacerse
efectivos también en las zonas campe sinas d ond e hay b raceros asalariados,
en la costa como en la sierra y la selva; debe hacerse cu mplir el descan-
so dominical y el horario de ocho horas, legislado en el Perú desde 1911
el pago de sobre tiempo en caso necesario de que se exceda la jornada de
trabajo; que se iguale el salario para el campesino sea varón o mujer.
Restringir, reprimir y perseguir la servidumbre o trabajo sin remune -
ración, la permanencia obligada e involuntaria de individuos adultos, meno-
res y familia confinadas en haciendas y latifundios, régimen d e trabajo es-
tablecido por la costumbre, así como los contratos d e trabajo reñidos con
la civilización y el régime n social actual.
Que se establezca el servicio de enferme ras sanitarias rurales quienes
auxiliarán eficazmente al cuerpo médico sanita rio en la campaña de bie-
nestar y previsión social del campesino y sus familiares.
Adolfo Vienrich y los Estudios Folklóricos
POR SERGIO QUIJADA JARA
Escritor y Publicista.
Miembro Titular de la "Sociedad Peruana de Folklore",

Adolfo Vienrich, fué uno de los primeros y más vigorosos precursores


de la disciplina del Folklore, de aquel estud io de la "Supervivencia de las
condiciones p rimitivas en tiempos posteriores". Claro no tanto porque se
desconozca que en esencia el Folklore sea tan antiguo como el hombre y,
que como d ice Napoleón Burga en su obra "Literatura del Perú de los In-
cas", que la cultura cortesana de los incas fué el producto de una aristo-
cracia imperial. Simultáneamente -dice Burga- se estructuró una cultu-
ra popular que constituyó un auténtico folklore, cuyas principales expresio-
nes las hallamos en e l conjunto de cantos y poemas relacionados con las
faenas del campo: siembra, cosecha y pastoreo; con los ritos y múltiples
prácticas pópulares, realizadas en las comunidades o en los hogares; las
tradiciones y leyendas que se trasmitían de boca en boca, los bailes y dan-
zas que alegraban las reuniones; los juegos tradicionales, las creencias,
costumbres y fiestas, en suma todo lo que brota espantáneamente del ge-
nio popular, divirgiendo en sus -formas de la cultura cortesana precolom ·
bina". Y nuestro gran historiador Jorge Basadre, nos repetía, al enseñar- '
nos el "Folklore Jurídico", en la cátedra de "Derecho Peruano", en la Uni-
versidad Mayor de San Marcos, que, en un sentido ecléctico, se puede afir-
mar que existió una literatura Inca y un verdadero Folklore, cuyos vesti-
gios perduran especialmente en los pueblos de la sierra".
y nuestros mejores Cronistas como Garcilaso Inca de la Vega, y so-
bre todo nuestro indio Felipe Huamán Puma o Poma, nacido en el pueblo Son-
dando, anexo al distrito de Cabana de la provincia de Lucanas en 1550, autor
del famoso libro "Nueva Crónica y Buen Gobierno", descubierto en 1908
por Pietschmann en la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y pu-
blicado en edición fascimilar en 1936 por el Director del Museo del Hombre
de París, Dr. Paul Rivet, digo que también este indio Huamán Poma culti-
vó y realizó trabajos folklóricos, porque recogió inclusive en dibujos las
costumbres de nuestros a ntepasados.
y por incomprensión, de esa época, de los conquistadores, sobre todo
en el tiempo del Virreynato, nuestros indios reducidos en los páramos an-
dinos y en comarcas inhóspitas, trataron de conservar las tradiciones, le-
yendas, cantos y toda esa gama del saber popular, habtendo logrado 11e-
( .
88 PERU INDIGENA

gar hasta nuestros días por la vía oral y anónima, que precisamente
caracterizan el Folklore.
Es pues Adofo Vienrich, como dice su mejor biógrafo Jorge Puccinelli,
por su fervorosa prédica social de redención del indio, y sus estudios fol-
klóricos y lingüísticos, indiscutiblemente el primer cultivador y verdadero
iniciador de estas disciplinas en' nuestra patria. ', ,
Vienrich, tarmeño de verdad, aunque limeño de nacimiento, es tarme-
ño o se le considera como tal porque desde niño radicó en esa "Perla de
los Andes", y es allí donde despertó su amor hacia los problemas indíge-
nes, trató de reconstruir, de levantar la cultura indígena de los escombros
que la incomprensión foránea había destruído implacablemente. Al igual
que Clorinda Malta de Turner, en Cusca y Gonzáles Prado en Lima, Vienrich
en el Centro del Perú fué otro héroe civil porque en sus distintos artículos
y sobre todo en su obra: "Azucenas Quechuas", joya de la literatura pe-
ruana, señaló sin ningún temor a la maledicencia, la incomprensión de
ciertos extraños que sin comprender el gran adelanto d el incanato procu-
raron sepultar y destruirlo.
Adolfo Vienrich, se esforzó en rastrillar la psicología indígena y descu-
brió que tras de ese hermetismo aparente se escondía en cada paisano, en
cada hermano nuestro, un gran cerebro. Se dió cuenta que esos aboríge-
nes que habitan los lugares andinos son los depositarios del grandioso pa-
sado de nuestra patria. De aquellos tiempos en que florecieron los mara-
villosos dramas: "Apu-Ollantay", "Uscapaucar", "Titucusi Yupanqui", etc.,
que se escaparon de la furia de los conquistadores. Ya comprendía en
1905, año en que se publicó "Azucenas Quechuas", que nuestros indígenas
no solamente sirven para roturar la tierra o para perderse en las oqueda-
des sombrías de los cerros andinos, mascando coca, arreando !lamas y to-
cando su quenita, como todavía captan Kodaks de turistas, sino que son
los fieles depositarios, conservadores y trasmisores de nuestras tradiciones;
son los centinelas de nuestros cerros milenarios y de nuestros puquiales
misteriosos.
Causa profunda pena el desconocimiento y la ignorancia en que VIVI-
mos respecto de la literatura incaica, decía Vienrich, pues las pocas obras
y fragmentos conservados no bastan a enseñamos el pasado glorioso de
esta noble raza quechua. Sin embargo estos fragmentos mutilados nos ha·
blan de una grandeza incomparable y suplen a los monumentos destruí-
dos y al silencio de los historiadores ... ".
A'unque muchos niegan, continúa diciendo Vienrich, la existencia de ta-
les manifestaciones como acontece con el drama, Ollanta, el Uscapaucar,
el Titu Cusi Yupanqui que han escapado al naufragio de la conquista, exis-
te esa literatura y lo confirma la aseveración de los historiadores primitivos
de que se representaban comedias y tragedias; aún hoy mismo, en las
reuniones y fiestas de los indios, se escucha, sus cantos, sus diálogos, sus
cuentos, sus fábulas, sus tradiciones religiosas, que día a día se van per-
ADOLFO VIENRICH y LOS ESTUDIOS FOLKLORICOS 89

dlendo; pero nosotros que hemos vivido cerca, que los hemos estudiado en
su intimidad, hemos recogido de sus labios a costa d G algún trabajo, por
su natural desconfianza y el temor de que . sirvan de mofa sus ingenuas re-
ferencias, estos esbozos con su profunda filo sofía, que p or p rimera vez ven
la luz como una débil contribución que todos los verda d eros peruanos de-
bemos a nuestros antepasados".
El amor a la grandeza del Perú antiguo, descorrió Vienrich en la sie-
rra Central peruana con su joya literaria indígena: "Azucenas Qechuas"
y "Fábulas Quechuas". Los sentidos versos recogidos en runasimi, así co-
mo las fábulas son en especial trasunto de los aborígenes de Junín, Huá.
nuco, Huancavelica, Ayacucho y Abancay.
Como muestra va este poema consignado en la página 84, del referido

Ñahui ruruy hina Como la niña de mis ojos


cuyasccay yanaymi, la quería a mi amada,
chincaripullahuan ahora ha desaparecido
huayllupallasccay. cuando más tiernamente la acariciaba.

Huillaycullahuaychic Adónde se está yendo I


may suyu risccanta la huella de sus pisadas
yupin sarusccanta besándolas, seguiré
muchaspa ccatirisacc Avísame, por favor

Llacctan, llacctan muyucc Grandioso río Apurímac


Aouhuarpa mayu que serpenteas de pueblo en pueblo
huecceyhuan mi raspa aumentando tus caudales con mis 10grimas
yanallayta jarcaycuy. atáiala a mi amada.

Raprachaiquicunata Tus poderosas a las


huaman manuycuhuay halcón, préstamelas.
jananta purispa caminand o por las a lturas
icha tincuycuyman quizás la encuentre.

Ccamri ñahui hina Como lág rimas mis ojos


para huaccacc, puyu d e rramas lluvias y nube
ñanta pantachispa el camino, hazle errar
)

yana ita intuycuy para encontrar a mi amada .

Paraptin, rupaptin De :as lluvias y calores


jamarinancama mientras descansa
yanallayta llantuycur ' ampara a mi ci:mada
¡Sachllapas caimanl.\ Ahl si yo fuera árbol!
90 PERU INDIGE N A

Vienrich trae otro sugestivo poema d edicado a la viuda que en 1791


en "Mercurio Peruano" , había divulgado el Dr. J. M. Tirado, quien había
recogido a su vez de indios nativos, como es natural con paternidad de
siglos. Según expresión d el mismo Tirado, al describir el poema, dice:
" Su objeto es manifestar el sentimiento concebido en la muerte de un ido-
latrado amante, y se desempeña con la mayor elegancia y hermosura: to-
ma por asunto la viudeda d de una tórtola quo ha perdido su consorte, en
cuya ausencia no halla alivio para mitigar su ', risteza: comparación muy
adecuada, y simil excelente que manifiesta -termina diciendo Tirado- el
natural delicado gusto de esta sin igual composición":
Este poema, que para no cansar al lector, consigno solamente en
castellano, dice:

Cuando a su consorte pierde


triste tortolita aman te ,
en sus ansias tropezando
corre, vuela, toma y parte .

Sin sodego discursiva


examina todo el parque
no reservando a su vista
tronco, planta, rama o sauce.

Perdida ya las esperanzas


y el corazón palpitante
llora sin intermisión
fuentes, nos, golfos, mares

Así vivo yo ¡ay de mí¡


d esde aquel funesto instante ,
que te perdí por desgracia,
dulce hechizo, encanto amable .

Lloro, pe ro sin consuelo


porque es mi pena tan grande
que sólo respiro triste
penas, sustos, an:;¡ias, ayes.

Si salgo a llorar al campo


se aumentan más mis pesares;
porque me hablan de tí
bosques, montes, prados, valles.
ADOLFO VIENRICH y LOS ESTUDIOS FOLKLORICOS 91

Mientras me dure la vida


seguiré tu sombra errante,
aunque a mi amor se le oponga
agua, fuego, tierra y aire ...

Así como estos poemas de hondura filosófica y de maravillosas pro-


yecciones, contiene "Azucenas Qechuas", que con paciencia y acendra-
do amor recopiló Vienrich en sus andanzas por tierra adentro, y trazó con
mano certera los lineamientos de la primera etapa del folklore, es decir la
recopilación para exhibir en bellas r,:áginas a los detractores de la habili-
dad indígena, la rica gama de su literatura.
Este indigenista genial y precursor del folklore en el Perú, orgullo de
Tarma y de nuestra Sierra Centro, murió incomprendido y hasta combati-
do, pero su obra ha pasado a la posteridad porque levantó los cimientos
de la nacionalidad, sobre cuyas bases estamos hoy, construyendo las ta-
pias de una verdadera conciencia pe ruana y por ende americana.
Dos Estampas del Folklore Ancashino
POR CÉSAR AUGUSTO ANGELES CABALLERO
De !a "Sociedad Peruana de Folklore"

Las manifestaciones vernaculares en nuestros pueblos van perdiendo su


,sentido peruanista; sin embargo en Carcz todavía conservan cierto sabor na-
tivo, como sucede con el carnaval y festividad de Corpus Cristi.

1. EL CARNAVAL CARACINO

En Caraz pregonan la llegada del carnaval, el sonar de "cajas", "chiscas",


violines, banda de músicos; la actividad de los molinos para la elaboración
de harina de trigo -ya que es costumbre tradicional la preparación de pan,
aún en los hogares más mode stos-; de chicha de jora ; el "correteo de los
compadres y comadres" que preparan sendos obsequios; las "pac:ayadas" y
"chiarquiadas" toman su giro propio al congregar familias y amigos.
El p ueblo que celosamente guarda todo lo suyo, dC! muestras invalora-
bIe s de su ingenio, cuando hilvana series da "chisilliss" y "decires". LC! pre-
sencia del carnaval nos anuncia la letra del huayno escrito por Celso V. To-
rres, que llena el espíritu de todos los caracinos, cuando cantan:

"Llegaron los Carnavales


vidita
para el hombre divertido
maltonita;
por Dios que tengo perdido
aquello que llaman juicio.

Venga la chicha y el pisco


vidita,
vengan salzas y picantes
maltonita;
que son placer de tunantes
si lo convidan las chicas".

El carnaval ha invadido la ciudad; por uno y otro lugar se observa un


"monti hualli", una "tablada", quien sabe un "cóndor rachi" y lo menos pro-
DOS ESTAMPAS DEL FOLKLORE ANDINO 93

bable una "carrera d e cintas". En esa mezcla extraña de alegría y alcohoL


surgen los "huaiis", los ve rsos maliciosos y picantes:

"Abre tu puerta
mestiza tuerta;
aquí e stá tu amante
aunque tunante;
yo soy cotoso,
pero muy amoroso".

"La Tablada" es una VIeja y tradicional costumbre de carnaval; mues-


tra exquisita de afecto serrano. Está iormada por un armazón triangular, he-
cho de me.:-,fuey; cuyas dimensiones varían de acuerdo a las posibilidades
económicas de los organizadores. Este armazón triangular se cubre con ca-
rrizos u otro tipo de madera, pero siempre son palos largos, ligeramente se-
parados, de tal manera que entre las ranuras se puedan amarrar los más
variados obietos; en a lgunas oportunidades contiene sólo frutas (naranjas,
mangos, plátanos), panes de formas caprichosas ("Huahuas", "huanacos"),
botellas de aguas gaseosas, cerveza y licores; bellamente adornados con pa-
ñuelos de colores llamativos (rojo, azul, amarillo) . En otras, trae animales
(conejos, palomas, etc.), artículos alimenticios (queso, fideos, chocolates,
conservas de pescado, dulces en caja, caramelos, pescados salados, etc.) y
artículos diversos (cigarrillos, fósforos, jabones, cortes de tela, camisas, etc.).
"La Tablada" es conducida al son de aires vernaculares: resuenan en
el espacio las "chiscas", "cedas-roncadoras", arpas y violines; al tronar de
los cohetes y de los "huaiis" de muieres y hombres embriagados, bailando
"chuscadas" y bebiendo a grandes sorbos alcohol mezclado con agua de
té; se encaminan al lugar elegido previamente.
Esta costumbre constituye una mezcla de catolicismo y del m6s exage-
rado paganismo; pues, en algunos casos a compaña a "la tablada" imáge-
nes del Corazón de Jesús, Cristo Crucificado, Virgen Santísima u otros san-
tos y santas; en otros es colocada junto a una pequeña cruz de madera, ar-
tísticamente pintada y adornada con cintas peruanas y de otros colores; en·
tonces los organizadores "dicen que: "la tablada es de la cruz".
Lo interesante y singular es que la persona a quien se obsequia o entre-
ga "la tablada" y por consiguiente "desata" los objetos que trae en su arma-
zón, está en el deber moral de retribuir, en el carnaval del año venidero, el
doble de lo que ha cogido, ejemplo: si fueron dos naranjas, devolverá cuatro.
Con el bullicio espectacular, propio del carnaval, van sucedióndose los
días, entre bailes multiformes y gran consumo de chicha y el ya famoso
"r;ompuesto"; mientras algún enamorado no correspondido va musitando
tristemente:
(
PERU INDIGENA

"Que "oscura" está la noche;


que atrevido el que camina,
pero aquel que deberas a ma,
a todo se determina".

II. CUATRO VERSIONES DE UNA COPLA POPULAR

A lo largo del hermoso y dilatado solar ancashino, graciosamente se


transmite de generación en generación una picarezca y sugestiva copla. En-
cierra en su contenido mucho de tradición, algo de verdad y ciento de mentira.
Rastreando las fuentes de su origen, hemos registrado cuatro versiones
diferentes en la forma, más no en el fondo. La primera de ellas ha sido ano-
tada por el P. Gridilla:
"Son vulgares en el departamento, estas divisas atribuidas a Raimondi:

Marca, remarca.
Recuay, ladronera.
Huaraz, presunción.
Carhuaz, borrachera.
Yungay, hermosura.
Caraz, dulzura.
Macate, remate.

Sobre esto me contaba en Carhuaz, hace 30 a ños mi amigo Dn. Manuel


Espíritu Torres (el Raccazhón) una· anécdota del Prefeclo Alarco, primer fa-
bricante dGl cerveza de Huaraz, y cuya marca "Alarco", se hizo más famosa
que la "El Huascarán".
No sé qué líos y robos hubo en su tiempo en Carhuaz. Es el caso que
bajó para los esclarecimientos. Lo llamó a don Manuel Espíritu Torres. que
era el Gobernador, y a boca de jarro le disparó esta andanada:

-¡Todos soís aquí una gavilla de la dronesl ...


Torres le contestó:
-¡Señorl ... Raimondi dice: "Recuay, ladronera" ...
y el Prefecto más airado:
-¡Qué, Recuay ladronera ni ocho cuartosl'"
¡Hace ya mucho tiempo, que vosotros os traiísteis a Carhuaz (ro-
bada por su puesto) la reata de los de Recuayl ...

Relata réfero: como me lo contaron lo cuento. Las tales divisas son un


manojo de flechas, en aliaba; ¡Una exageración l pues,
DOS ESTAMPAS DEL FOLKLORE ANDINO 95

Ni Marca es remarca.
Ni Recuay ladronera.
¿ Carhuaz borrachera? ..
¡Lo mismo que Marcol ...

¿Huaraz presunción? ..
Ostentar dulzura,
Talento, hermosura,
Fué, y es su pasión". (1).

Ernesto Reyna hace remontar los orígenes de la copla a la época de la


Sublevación indígena de Huaraz en 1885, encabezada por Atusparia y cree
que el autor fué:

Un vago, llamado el "Loco Anacleto", borrachín, guitá-


rrero y poeta. Este había compuesto varios huaynitos referentes
a la toma de Huaraz, y en los que se hacía aparecer héroe, dan-
do muerte a un soldado . .. ; guitarra en mano, improvisó" unos
versos de sabor político, cuyo estribillo se repetía:

"Recuay, ladronera
Carhuaz, borrachera
Huaraz, presunción
Yungay, he rmosura
Caraz, gran, blandura'
y Macate; ¡re mate el copónl ". (2)

Por su parte Carlos Ca mino Calderón, viejo conocedor de nuestras tra -


diciones, celoso revis,o r de e mpolvados papeles y feliz ~aptador del a cervo
folklórico peruano apunta:

"Huaraz, presunción.
Carhuaz, borrachera.
Yungay, hermosura.
Caraz, dulzura.
Huaylas, cosecha.
Recuay, ladronera.
Macate, 1remate 1". (3).

( 1 ) .-Huaraz_ Apuntes y docume ntos para la historia de la ciudad, Huaraz. Tip. "La Epoca ",
1933, p . 151-152.
( 2).-El Amauta Atusparia, Lima, Ediciones de "Fren te ", MCMXXXII , p _ 39-40.

¡g,(
( 3). -Diccionarlo Folklórico del P6rú. Prúlogo de Jorge Basadre, Lima, Compañía de Impre-
, Ion. , y Publld dad. p . 7.
96 PERU INDIGENA

Un violinista nativo Una " Roncadora"

"La Tablada"
DOS ESTAMP A S DEL FOLKLORE ANDINO 97

y finalmente Cristóbal D. Bustos Ch. de u n alarde explicativo narra:


"Las excelencias d e cada pueblo. La tradición es como una
vieja bruja que repite la misma cosa a todos; así nos cuenta que
Raimondi a base de sus experiencias , personales, tuyo un adietivo
para cada pueblo porque él mismo vivió lo que diio.
Obligado por la ruta forzosa varias veces estuvo de paso por
Recuay; y aún se quedó en algunas ocasiones; Recuay es el se-
gundo pueblo, después de Ticapampa, que conoce el viaiero al di-
rigirse al Callejón de Huaylas por b vía de Cajacay-Conococha-
Huaraz. Una vez, y tal vez otra, le robaron alguna pieza de las
tantas que cargaba su caballo. A pes:: r" de la tranquila serenidad
que caraete zaba al sabio, éste luvo cólera de la falta de honra-
dez de los hombres y el a'mor que tenía a los cosas aienas, ~oti­
va por el que pensó que Recuay e ra la tierra ladronera. Huaraz,
la ciudad donde vivió varias temporadas, muy conocida por éL
desde sus estrechas calles haskI sus suburbios y campos; la ciu-
dad de que tantas referencias le dió su Adela y que él mismo pu-
d o estudiarla ampliamente en sus a spectos geográfico, social y
psicológico, mereció el calificativo d e tierra d e la p resunción; por-
que efectivamente eso es el huarasino, especialmente, el hombre
d el pueblo. Raimondi supo por qué lo dijo y la tradición sabe por-
que lo repite.
Hacia el norte y a 6 kilómetros se encuentra la , hospitplaria
ciudad de Carhuaz, la tierra de las retamas que con su color son
como un sol sin rayos tendido en el a mbiente y con su aroma ha-
cen de este suelo a tracción, alegrb y poesía. En Carhuaz casi
siempre existe un embad e ramien to d e banderitas rojas, que no
tanto dicen que el patr:iotismo de sus pobladores es un. rojo en-
cendido, aunque los carhuasinos aman tanto al Perú como cual-
quier otro peruano, sino son el aviso d e que ahí d onde está la
bandera , se vende la chicha de maí~ el preciaqo licor de los In-
cas. Esta bebida tiene mayor consumo por los sábado~ y dOIpin-
gas, cuando los indios bajan al pueblo y en cita de honor, de to-
, d~s las estancias, y se entregan a una borrachera in~ontenible
hasta quedarse como muertos en las camas p reviamente prepa-
radas que son las calles. Raimondi, llegó a Carhuaz y observó
esta costumbre, que buena o mala, al fin es costumbre. Y después
d e todo, el pobre indio no halla mas placer que be ber chicha y
alcohol, para compensar y olvidar sus rudos trabajos, su mísera
existencia y los abusos del patrón que desde el hijo hasta el mis-
mo tayta, todos son malos, malísimos. Entonces, el s obio dlio:
COrhúai, horracherá.

(
98 PERU lND 1G ENA

Yungay, la tierra de las mujeres hermosas que con una mi-


rada conquistan el alma y con una sonrisa a locan al hombre;
siempre le gustó al sabio, porque él también había visto muy bue-
nas morenas. Pensó en que Yungay era la hermosura de los pue-
blós del encantador Callejón.
En Ca raz, nuestro ilustre viajero saboreó el rico manjar blan-
co y muy exquisitos dulces , vió también muchachas simpáticas y
que le formaron agua en la boca, por cuyas razones le dió el ho-
nor de llamarla dulzura.
Y, así sigue de boca en boca e sta bella tranición, porque to-
do lo que se re fiere a Raimondi es bello;

"Recuay, ladronera
Huaraz, presunción
Carhuaz, borrachera
Yunga y, hermosura
Caraz, dulzura". (4) .

Estas notas de Cristóbal Bustos son las más conocidas en los pueblos de
Ancash; en e specia l las relativas a la copla. Existen otras versiones; con muy
lige ras variantes, frente a las cua les no pre tendemos' arriesgar conjeturas ,
ni opiniones respecto a las tradicione s del origen. En consecuencia, sólo d e-
duciremos :
l. Existe en Ancash una copla popular muy difundida en tcxlos los sec-
tores del departamento, cuyo autor según opinión muy arraigada fué el sa-
bio Dn. Antonio Rahnondi, profundo conocedor de la geografía, historia na-
tural y psicología ancashinas. Esta opinión la aceptan y la difunden Gridi-
110 y Bustos.
Es muy probable que Raimondi sea. el autor, - siempre estamos en el te-
rreno de las conjeturas-, de la más tradicional y graciosa de las coplas po-
pulares ancashinas. Raimondi recorrió y exploró ampliamente el departa-
mento de Ancash; en Huaraz contrajo matrimonio con la dama huarasina
Adela Loli.
2. La versión más ' conocida es la consignada por Cristóbal Bustos y
que reza:
"Recuay, ladronera
Huaraz, presunción
Carhuaz, borrachera
Yungay, hermosura
Caraz, dulzura".

( 4) . -La vida y la obra del sabio Antonio Raimondi Dell'acqua, Lima, C.I.P., 1949, p . 23-25.
DOS EST AMP AS DEL FOLKLORE ANDINO 99

3. En estudios posteriores ofreceremos nuevas versiones y esquemati-


zaremos las conclusiones finales.
4. Al glosar brevemente esta copla, no pretendemos identificarnos con
los adjetivos calificativos que se a signa a cada ciudad ancashina; en nues-
tro sentir todas ellas forman, en armonía multiforme y profunda, la hermosa
cadena de florecientes ciudades del imponente y sugestivo Callejón de Huay-
las, muy merecidamente llamado, la "Suiza Peruana". Nuestro viejo anhelo
es reunir el mayor número de fichas , para tratar de estudiar exhaustivamen-
te todas las manifestaciones vernaculare s de Ancash,

GLOSARIO

El significado de las voces se circunscriben al área geográfica del departamento ae An-


cash y particularmente a la provincia de Huaylas.
Cajas.-Especie de tambor a borígen.
Chisca.-Especie de quena hecha de carrizo.
Pacayadas.-Reunión familia r o amistosa e n la cual se come en abundancia el pacay Cinga
reticulata).
Monti-h uallJ. -Flesta en la que se corta el monte de carnaval.
Cóndor-rachi. -Flcsta de carnaval que consiste en dar muerte a un cóndor, con sólo los puños.
Huajis.-Interjección de alegiía, gozo, fuerza o provocación, muy común e n las fiestas ver-
nacula res.
Huahuas.-Panes hechos semejando a criaturas.
Huanacos.-Panes hechos semejando la forma de los Huanacos _
Ch uscada.-Sinónlmo de huayno. ,I
Caja-roncadora.-Especie de tambor que produce al ser tocado un sonido ronco.
Compuesto.-Cen quechuCJ "huagshu " o " huáshcu"), mezcla de alcohol con agua de té.

Ilustraciones de Oscar G. Angeles Caballero.

(
"EL CHUJCHU"
FOLKLORE ANDI NO

POR LUCIO D. CASTRO


M6<:!ico

Al Dr. Ca rlos Aservi con lodo afecto.

El presente trabajo fué publicado hace algún tie mpo en una revista cien-
tífica de meteórica circulación, la que fué a gota da. No obstante ha desper-
tado el inte rés de a lgunos colegas como e l Dr. Aservi a cuya reiterada so-
licitud se d ebe la reaparición de éste a rtículo, prefe rentemente, en "PERU
INDIGENA" que ta nto e stá haciend o por incrementar el variado y nutrido
acervo folklórico del "alma mate r" del Perú".
En esta " curiosidad cie n tífica" que así podría d enominarse la naturale-
za de este trabajo, tratamos de darle a lguna s explicaciones científicas de or-
den fisiopatológico a ciertas observaciones empíricas y cuestiones folklóricas,
netamente indígenas, en la patogenia y terapéutica d el "Chuichu" que tan-
to popularizó Carlos Enrique Paz Soldán como la " P~ste Verde" del Perú.
Para ello solo recurrimos · a argu mentos d e orden lógico basados en nues-
tros conocimientos fisiológicos, fi siopatológicos y bioquímicos. La experimen-
tación en el campo d e esta s d isciplina s, que a e llo invitan estas elucubra-
ciones, afirmarán o negarán lo expuesto.
"El Chuichu" o Paludismo tiene a nue stro modo de ver tres formas
de manifestación: a ) En las forma s clá sicas, a g uda y crónica, con lujo de
detalles descrito en todos los tratados, debiendo considerarse en este mismo
grupo las reinfecciones en personas que hab ita n en regiones endémicas. b )
Junto a las anteriores existe una segund a forma , muy rara, de manifesta-
ción palúdica no bien estudiada ni d escrita hasta la fecha, al menos que se-
pamos. Se presenta en suje tos d e largo historial pa lúdico que habitan en re-
giones nó endémicas y que contrajeron la enfermedad accidentalmente. En
e stos, descartada la rein ~ección habría que pensar en la residiva a largo pla-
zo y grandes períodos de latencia. c ) Junto a estos últimos hay otro grupo
aún más raro todavía d e "ex-pa lúdicos" sin manifestaciones residivantes a
la investigación hematológica en quiene s se p resenta verdaderas d e scargas
de a ccesos típicamente palúdicos, con todo su cortejo sintomático relaciona-
do con las más diversas motivaciones, generalmente consecutivas a disto-
"EL CHUJCHU" 101

nias neuro-vegetativas, en unos; seguido a grandes emociones, en otros, o a


la ingestión del cierto tipo de albúminas en los más, que ha dado pábulo pa-
ra que algunos hayan denominado a esta modalidad de paludismo con el
nombre de "Alergia Palúdica".
"Fué a raíz de un colerón que me dí"; "Porque me lavé con agua fría";
"Porque me dieron un susto" etc. etc., manifiestan los pacientes como el origen
de su acceso palúdico; pues así constan en las historias clínicas que son el
mejor testimonio de lo dicho. Todo esto tiene visos de verdad porque tiene
fundamento científico: "La cólera", "el frío" , "el susto" etc. de los que tanto
habla el vulgo, no deben ser desestimados. Estos agentes determinan en el
organismo reacciones vegetativas y hormonales; verdaderas excitaciones del
sistema simpático, verdaderos estados de desequilibrio neuro-endocrino que e3
el que comanda, entre otras cosas, el equilibrio iónico de sales minerales del
plasma- sanguíneo: (K., Ca. Na. Mg. etc) además, para concretar al caso,
la excitación simpática o la simple estimulación de este sistema produce una
descarga de adrenalina que a su vez produce fenómenos vasculares de vaso-
constricción y sobre todo espleno-contracción. Este "esprimido" que la adre·
nalina hace del bazo, produce una descarga de hematíes parasitados por las
formas de resistencia del hematozoario refugiados allí; lanza las gametas al
torrente circulatorio donde encuentra un medio favorable: un medio previa-
mente desequilibrado en iones vitales produciéndose el acceso.
Pero en aquellos sujetos del trecer grupo en los que no se ha podido ve-
rificar manifestaciones residivantes a la investigación hematológica, aparte
de la discracia iónica a que nos hemos referido, deben producirse trastornos
más profundos, quien sabe desequilibrios de orden coloidal que explicarían
mejor los procesos de anafilaxa palúdica por la presencia de ciertas albú-
minas heterólogas, lo que a su vez expricaría el por qué la ingestión de cier-
tas carnes: de cuy, de chancho etc. desencadenan un nuevo acceso. Con jus-
ta razón del Dr. Daniel Mascaró, distinguido clínico y Jefe de la Sanidad del
Ejército, habla de "Alergia Palúdica" cuando alguna vez trató de' explicar
estos hechos.
Al respecto, los indígenas de los valles del Apurimac y del Mantaro de
los que tengo conocimiento personal. para asegurarse de sí o nó están cu-
rados del paludismo comen una presa de estas carnes que, a decir por ellos,
son un "veneno" porque dan "paludismo", Actualmente sabemos que en or-
den de riqueza histamÍnica ocupan los primeros puestos precisamente las
carnes de cuy y de cerdo siendo el pulmón del cuy el órgano más rico en
histamina de todo cuanto se conoce de animales.
Como ilustración folklórica, los indígenas de los valles del Pacha-chaca
y del Apurimac al transitar por las zonas palúdicas, recomiendan "no asus-
tarse con nada" porque les dá esta enfermedad; resultando cierto en los por-
tadores crónicos por el mecanismo neuro-vegetativo y endocrino ya descrito.
Al respecto es interesante relatar que los nativos de dicho~ lugares, en su
mayoría arrieros que transitan por las zonas palúdicas refieren, algunos, ha-
~
102 PERU ' IND I GENA

ber visto la enfermedad de chuíchu como una hermosa me stiza de "centro"


colorado (puca pollera), sombrero de paja y blusa verde, sentada sobre una
de las piedras del río y darles el acceso palúdico a las pocas horas de esta
visión que ellos creen, a "pié-juntillas" como una realidad. El que éstas lí-
neas escribe podría asimilar .lo rojo a la fiebre, el verde a la selva y el co-
lor de paja a la palidez palúdica.
En el medio profano y rural las gentes dicen : "He curado de mi paludis-
mo porque en pleno acceso, mis familiares me empujaron al río". Otros ma-
nifiestan: "Me dieron un gran susto cuando estaba templando" ( esto lo ha-
cen generalmente arrojándoles, sorpresivamente, una culebra a los enfer-
mos en pleno acceso palúdico) y hay quiene s relatan su curación con un
"brebaje amargo" (café cargado, con sal, perejil molido y pisco). En Lima,
medio civilizado y culto, he tratado de averiguar sobre todo lo relacionado
con esta clase de "tratamientos" y personalmente narraré mi experiencia.
El Sr. A. 1. por entonces interno del hospital de Ma ternidad de Lima y ac-
tualmente distinguido colega nuestro me contaba que había padecido de palu-
dismo durante dos años dándole los accesos ocasionalmente con las mismas
motivaciones a que ya nos hemos referido. Una maña na de carnavales, es-
tando en pleno acceso, en momentos que salía al baño, una de las enferme-
ras le esperó con una jarra de agua y le bañó sorpresivamente. Es natural
suponer su impresión y su reacción; pero, es el caso que éste .fué el último
acceso. Otro. El Coronel de la G. R. Dn. E. H. mi recordado amigo, me contó
que una vez, en Arequipa, ya aburrido de tanta quinina y salvarsan fué al
valle de Vitor porque sabía que allí había un "gringo" que curaba definiti-
vamente el paludismo a condición de que fuera en pleno acceso. En efecto,
una vez allí, notó que todo era tétrico, desde la entrada que consistía en un
pasadizo estrecho tamizado de vulgares enredaderas. Al final había una
puerta central y dos laterales. Tocar la puerta principal, abrirse las laterales
y la salida de dos feroce s canes, felizmente embozalados, todo fue uno. Los
perros se le fueron encima, él quizo sacar su revólver pero la salida d el due-
ño le persuadió en su intento. Después de breves protestas y disculpas se li-
mitó en darle una poción. Pues bien, éste fué el último acceso palúdico de
su vida. Mi amigo murió de un infarto cardíaco.
Personalmente tengo una experiencia que vale la pena contar. Fué en
1928 cuando cursaba el primer año de medicina que sufrí de un ataque pa"
lúdico que fué confundido con un proceso paratífico. Gages del oficio. Mi
médico era otro eshidiantedel 5Q año de medicina. Por esta 'circunstancia
mi paludismo se hizo crónico y me repetía cada vez que "le entraba en ' ga-
na": Ge'n eralInente después de un duchazo de agua fría y las más de las
veces a raíz de una fuerte emoción. La Universidad se recesó en 1930 y lle-
vé a cuestas mi mal hasta el año 1935. Mi tratamiento consistía en unas
cuantas inyecciones de quinina en cada acceso que se repetíci con interva-
los de cuatro a seis meses, y, una dosis de plasmoquina compuesta como
tratamiento complementario. Una vez, en enero de ese último año. hicimos
' EL cHUÍCHU'¡ 103

una excurSlOn a Pucusana (balneario marítimo a 70 Km. de Lima); antes


de1.viaje tuve una contrariedad con uno de los choferes y a la altura de Lu-
rín sentí descomposición del cuerpo, cefalea y náuseas. Al llegar a Pucusa-
na estaba temblando; y, como mi amigo el Coronel E. H., prácticamente abu-
rrido, me zambullí en el agua. Cosa curiosa, éste que narro fué mi último
chujchu.
Todo lo relatado anteriormente a pesar de partir de una base al parecer
empírica, tiene su fundamento científico. El mismo fundamento anterior. "Ima
Allion canisunqui, chayllataimi iampisunqui" dicen los indios al respecto.
Este refrán profundamente filosófico y hondamente keswa traducido al cas-
tellano diría "El mismo perro que te mordió 'tiene que ser el que te cure". En
efecto en los procesos biológicos hay una serie de hechos paradojales pero
que tienen su explicación. Es el caso de la histamina, droga causante de la
triple respuesta de Lewis y desencadenante de ciertos procesos alérgicos
que ,a dosis adecuadas se utiliza como droga antialérgica, precisamente de
origen histamínico, como ejemplo en el asma alérgico de- orden (Dr. Bete-
ta). Otro tanto podemos decir del radium que en dosis masivas produce le-
s.iones de tipo canceroso y a dosis convenientes se utiliza en la terapia del
cápcer (Lipschútz A.). Y es que en pleno desequilibrio orgánico creado por
la conmoción neuro-endocrina, a semejanza de las "situaciones de emergen-
cia" recientemente estudiado por SELYE, que crea, a su vez, un medio ap-
to para el "habitat" del germen, el "frío" el "susto", la "cólera" o el "breba-
je amargo", actuando sobre el "mismo" sistema neuro-endocrino producen
el . equilibrio de , ese organismo previamente desequilibrado por los mismos
agentes; vale decir: el equilibrio iónico del plasma sanguíneo, haciendo in-
habitable y hostil para el hematozoa rio de Laveran, porque este germen, o,
mejor, sus formas de resistencia que ya son de por sí quinina y arseno-resis-
tentes, a semejanza de las moscas azules que solo viven donde hay cadá-
veres, habitan solamente en un organismo iónicamente desequilibra~o.
Es un hecho de observación experimental que la excitación simpática
produce hipercalcemia y baja de potasio, del mismo modo que el parasim-
pático produce potasemia y calciopenia; siendo a su vez, el calcio y el pota-
sio iones que estimulan electivamente a cada uno de estos dos sistemas. Es-
te lIlecanismo de descarga de iones semejaría a la producción de acetil co-
lina y simpatina consecuentemente a la excitación eléctrica del parasimpá-
tico y simpático respectivamente. Así equilibrado el sistema iónico -del des-
equilibrio en que se encontraba en el plasma sanguíneo para ser habitable
por el germen del paludismo- haría de la sangre un ' medio hostil y desfa-
vorable para el hematozoario que sucumbe.
Por otro lado, es sabido que el susto, la cólera, el temor, e incluso un
inofensivo pero intempestivo duchazo de agua fría, crea en el organismo una
situación de emergencia, un verdadero sindrome muy bien descrito por CA-
NON, SELYE y colaboradores, durante el cual el organismo se- pone en las
más óptimas condiciones ara defenderse o para adaptarse. E~ ~ gles

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P E R U l' N D 1 G E N A

situaciones un individuo es capaz de correr a más velocidad y una mayor


distancia o saltar un obstáculo que en condiciones normales no lo haría. Ac-
tualmente se sabe que durante las situaciones de emergencia hay mayor
producción de hormona adrenocorticotropa (ACTH) de la hipófisis anterior
y. como consecuencia mayor producción de hormonas corticales que son pre·
cisamente las que mayormente intervienen en el metabolismo de los elec-
trolitos sodio y potasio amén de. otras y muy importantes funciones vitales
como la gluconeogenesis.
Fundado en las observaciones anteriores y en los relatos populares, el
argentino R. Araoz publicó una crónica muy interesante como sujestiva so-
bre la mánera de curar el paludismo rebelde, produciendo en el organismo
reacciones violentas que afectan incluso el psiquismo de los pacientes, de
preferencia cuando éstos se encontraban en pleno acceso palúdico. Simuló
un crimen: Después de una discusión acalorada producida delante de un
paciente en pleno acceso, espe.c ialmente en el período del calofrío, disparó
un revólver cargado con pólvora contra un supuesto agresor y el paciente
saltó como un resorte de un lecho de dolor, completamente aterrorizado. Es
natural suponer que en el organismo de dicho sujeto se produjo una reac-
ción violenta, todo el sindrome descrito por Canon; la "balanza de Efinger"
del sistema vegetativo habrá oscilado al máximum y por fin, como estos apa-
ratos de pesada habrá buscado su propio equilibrio; habrase producicio una
descarga de determinadas hormonas; una restitución de iónes desequilibra-
dos etc. etc., o qué se yó qué cosas ignoradas por nosotros se producirán en el
organismo de los sujetos en tales situaciones. Lo cierto es que al inviduo en
cuestión no le volvió más eL paludismo.
y así una serie de casos. y de observaciones de índole igual aseguran
la cura de esta afección en la forma descrita. Pero ésta prueba o éste medio
terápico produciendo reacciones violentas en el psiquismo de los pacientes o
simplemente sobre el sistema neuro-€ndocrino de éstos, a fecto de producir
el equilibrio iónico-hormonal o tal vez coloidal del plasma para combatir el
paludismo, puede ser de funestos resultados porque en sujetos predispues-
tos o psicósicos en potencia se actualizarían muchas manifestaciones de or-
den mental..
Si meditamos sobre.: por qué el frío o las emociones e impresiones vio-
lentas curan el paludismo cuando estos se producen estando el paciente en
pleno acceso; y, . por qué estos mismos. agentes, sean físicos o psíquicos pro-
ducen la residiva del paludismo, de nuestras observaciones anteriores dedu-
cimos que no es el susto ni el frío en sí de los relatos populares, los que
producen sus efectos mágicos sino son las reacciones orgánicas que éstos
"reactivos" determinan en lo más íntimo de nuestro ser creando un medio
hostil y tal vez mortal para el germen. Igual cosa pasaría en la cura por el
cambio de clima.
Basados en las observaciones anteriores, algunos investiagdores han tra-
todo, de restituir o de equilibrar el tenor tónico del medio interno por medios
' EL CHUICHU" 105

terapéuticos utilizando productos tales como el "Diemenal" que no es sino


una solución de sales de metales alcalinos y alcalino-terreos ricos, de pre-
ferencia, en Ca., Na. K. Mg. con el cual han obtenido excelentes resultados.
El Dr. M. B. Lozano, uno de nuestros más distinguidos laboratoristas puede
dar fé de ello.
Personalmente, tratando de reproducir estos efectos por vía oral he idea-
do una fórmula que me ha dado .m\,!y satisfactorios resultados; a la quinina,
hemoglobina y fierro he asociado el arseniato de sodio y sales minerales fá-
cilment~ ionizables y difusibles precisamente en "iones vitale~" por su cons-
tancia en el plasma los que, en mi concepto regularían el desequilibrio a
que anteriormente me he referido. Los éxitos han sido positivos en un buen
porcentaje. .
Esperamos que las' investigaciones que se practiquen al respecto y el
descubrimiento o comprobación del ciclo extraeritrocítico del plasmodium ex-
puesto por GRASSI nos dé mayores luces y explique mejor una serie de fe-
nómenos que como los expuestos, todavía requieren mayores esclarecimien-
tos.

\ ..

(
La 1m portáncia del Nacionalismo de los
Mascos y Machiguengas
POR VÍCTOR 1. GUEVARA
Catedrático de la Universidad del Ousco
Escritor y Publicista

El R. P. José Fernández, representando a las ex-tribus de los Mascas


y Machigüengas del Oriente peruano, ha presentado solicitud alGobier~
no, ' para que se les reconozca su derecho de propiedad en el sector ~e
ocupan y habitan y hánlo industrializado sobre el río Colorado allende
el puerto de Itahuanía en la margen del Alto Madre de Dios.
Es un acto de múltiple y enorme trascendencia. Las razones en que
funda su petición el Superior Apostólico de la Misión Dominicana, son
incuestionables y de resonancia en los órdenes cultural, humano y de con-
veniencia y honor nacionales. La más pura justicia la respalda.
El artículo 4Q de la Constitución al declarar que "son peruanos los
nacidos en el territorio de la República", preconiza categóricamente la na·
cionalidad peruana, puesto que los Mascos y los Machigüengas han na·
cido en el territorio del Perú. Su derecho de propiedad civil sobre las tie-
rras que ocupan, es así mismo indudable, toda vez que la posesión in me-
morialmente secular, ininterrumpida que. tienen es legítimo título de domi·
nio, según a las disposiciones del Códice y derecho civil peruano. La
propia ley de terrenos de montaña, reconoce esa especie de propiedad y
aunque injustamente hubiese dispuesto cosa contraria, carecería de valor,
porque dicha leyes muy posterior a la posesión y dominio jurídico de Mas-
cas y Machiguengas, y por precepto magno de la Carta Fundamental, las
leyes carecen de efecto retroactivo y no pueden dañar ni mermar dere-
chos adquiridos.
Por otra parte, es un acontecimiento feliz la cristalización y el recono-
cimiento de la nacionalización de ellos, para el Perú, toda vez que me-
diante la posesión de esos "sus nacionales", ha venido ejerciendo la su-
ya de modo objetivo e inconcluso el Perú, sobre esas regiones que forman
parte de otras que nos han arrebatado los Estados limítrofes, precisamente
por e l no ejercicio de ese título de dominio, que es una de las fuentes ju-
rídico-políticas del derecho de soberanía de los Estados sobre sus perte-
nencias territoriales.
NACIONALISMO DE LOS MASCOS y MACHIGUENGAS 107

El río Colorado, dominio de los "Mascas" y


" Machiguengas".

Pus-Tia de "ltahunnia" en el Alto Madre de Dios.

(
;08 PERU INDIG ENA

El Rvdo. P. Fr. José Fernández, bautizando


un niño machiguenga.

..
,.,..,..,.- ~~- ---_...-. .~-_._ ...... __
.. _---~

El ¡ele de los " Machiguengas" en actitud


guerrera.
NACIONALISMO DE LOS MASCOS y MACHIGUENGAS 109

Se trata de Ma~cos que tienen una población mayor de 2,000' almas y


de los Machiguengas de' más de 400, es decir de considerables aportes
humanos. El ejemplo que dan susceptible de ser imitado por las numero-
sas tribus salvajes que pueblan las todavía extensas secciones del Orien-
te, merced al sugestionable y superticioso espíritu que los anima; puede
aumentar considerablemente la población de la nacionalidad. Y tal cosa
con factores económicos aclimatados en nuestros desconocidos y hasta hoy
impenetrables parajes, proporcionados en los mismos lugares que quiere
colonizarse y por braceros fuertes y exentos de las taras del alcoholismo,
cocaismo, derrotismo y demás, de nuestras indiadas semi-civilizadas. Los
exploradores y misioneros están acordes en que los bárbaros del Oriente,
son relativamente adaptables a la civilización occidental y de tempera-
mento y carácter superior.
Si se persigue el grande propósito de la colonización del Oriente, Co-
munidades regnícolas como las de los Mascos y Machiguengas son ya los
pioneros de esa magnífica obra y a los civilizados que acometan esa em-
presa salvadora y de inobjetable progreso, les servirá de ayuda y coope-
ración inestable.
El Estadao cifra en la cristianización de los salvajes una inmensa esperan-
za, dedicando al efecto esfuerzos, dineros y sacrificios y entonces el sim-
ple reconocimiento que haga del innegable derecho que se le pone a la
vista consulta ese su buen propósito. Los Padres misioneros que como el
Rev. Alvarez han consagrado 37 años de su misión apostólica, exponiendo
a cada momento su existencia, al margen de las comodidades de la vida
civilizada, arrostrando peligros de caníbales, fieras, alimañas, confinados a
una soledad umbriosa y desesperante que solamente son capaces de so-
brellevar y vencer almas místicas abrazadas por el más ardiente fervor
humano y cristiano, tampoco pueden recibir por recompensa a su martiro-
logio, el desconocimiento y la negación del fruto de su labor incompara-
ble y extraordinaria con la inhumana expulsión que se hiciese de sus ca-
tecúmenos y con la usurpación de sus tierras ya industrializadas donde
tienen cultivos de muchas especies, vacas, etc., que demuestran haber lo-
grado la reintegración a la cultura cristiana a esos otrora bárbaros perua-
nos, establecerlos en poblaciones sedentarias, estables y con principios de
organización y disciplina políticas. Si las tierras que trabajan y de que
son dueños, pudiesen continuar siendo denunciables como propiedades de
montaña propias del Estado aún en el concepto civil, es claro que en tal
evento, podrían ser otorgadas a denunciantes, es decir, se les concedería
el derecho de usurpación contra sus legítimos propietarios, y cabe pregun-
tar: ¿en ese caso, dónde serían arrojados sus actuales pobladores Mascos
y Machiguengas? ¿Habría que eliminarlos? Nó. Eso nunca se hará. El
grado de adelanto humano, político y jurídico a -que ha llegado el Mundo

\
no P E R U 1 ND 1 G E NA .

y la Declatación de Derechos que han promulgado las Naciones Unidas,


no pennitiría semejante atentado delesa-civilización.
El Perú, dará ejemplo glorioso de declarar la reintegración oficial de
sus nacionales Mascas y Machiguengas al seno de su Comunidad nacio-
nal; obra de verdade ra y práctica humanidad en homenaje a los prir~iti­
vos de la especie y no re caerá así. sobre su responsabilidad histórica, la
mancha ideleble y perpétua de que jamás podrán redimirse varios Esta-
dos colonizadores y aún de la más excelsa cultura, de haber llevado su em-
presa civilizadora. masacrando a los regnícolas y contradiciendo y borran-
do en sus territorios la moral y la justicia de sus prédicas y enseñanzas .
endógenas.
Pronombres,Cashi bos(1)
POR GLIVE A. SHELL
Del Insti1u to Lingüístico de Veran:>

1 Las formas b'ásiCas pronominales


11 .. Los Sufijos a las ·hrmas pronominales

1 ÜI~·· forÍnas básicos ' pronominales son seis en número:

'üü (2) primera persona singular nuu primera perscna plural


. mü ·segunda persona singular mltsu segunda persona plural
aa o ai tercera persona singular atu tercera persona plural

Las formas básicas se emplean de dos maneras como palabras com-


pletas: -

(1) COJl.lO acusativo del verbo activo:


chaxún ka'üü isain ( venodo + tercera-persona-declarativo - + me
,+ vió) .
"El venado me vió".
(2) como respuesta a una pregunta:
. Pregunta: ¿sui ~aramina isi? Respuesta: + a a ( ¿a quién + se-
gunda persona-persona-interrogativo + vió a él)
... . . . " ¿A qui6n vi6 Ud?" A él".

11 Las formas básicas pronominales también se emplean como raíces a


las cuale~ se agregan sufijos. Los sufijos se clasifican convenientemen-
te en tres' grupos.
A. Sufijos 1 a 3 indican nominativo o gerlitivo.
Siguen inmediatamente a la forma básica p ronominal.

l. Nasalización de la vocal final, acompañada de acento en la vocal


final, se emplea con la forma básica para indicar qué es:

(1) nominativo de un verbo transitivo:


'üü kana nami pia (yo + primera.persona-declarativo + car-
'ne +' comí) ·
"Yo comí carne".

(
112 P E R u 1 N f> Í GE NA

(2) ablativo asociado con un verbo pasivo:


namix ka' üü pikü' ikün (carne + tercera-persona-declarativo
+ por mí + comida + es)
"La carne es comida por mí"

(3) genitivo asociado con Un sustantivo:


'üü xubu (mi + casa) "mi casa".
ain xubu (su + casa e)
"su casa".

2. Sufijo -x acompañado de acento en la vocal qu~ precede el sufijo


-x se emplea con la forma básica pronominal para indicar ' el no-
minativo de verbos pasivos e intransitivos:
nuúx kananuna kwanin (nosotros +
primera-persona-plural-declara-
tivo + vamos)
"Nosotros vamos".
'üüx kana sián pikü' ain (yo + primera-persona-singular-dedarati-
vo + por la mosca + comido + estoy)
"Yo estoy picado por la mosca".

3. Sufijo - nan se emplea con la forma básica pronominal para in-


dicar algo poseído.
ünüx ka miman 'ikün (éste + declarativo + tuyo + es)
"Este es tuyo".
ainan ka upí 'ikün (lo suyo + declatrativo + bonito + es)
"Lo suyo es bonito".

4. Sufijo -mi "hacia", "en", indica posición o actitud:


'üÜffii ka rakwijtin (hacia mí + declarativo + tiene temor)
"Me tiene temor".

5. Sufijo -nu indica "en", "a", "de", según el contexto en que se en-
cuentra:
'üünu ka utl (a mi + declarativo + ven)
"Ven a mí"l

6. Sufijo - bü o -bütan "con", "junto con":


miibü kana tsootin (contigo + primera-persona-declarativa + siento)
"Me siento contigo".
1>RONOMBRESCASHIBOS 1:13

7. Sufijo -sa "como", indica similitud:


'üüx kana missa' crin ( yo , + primera-persona-declarativo + como +
tú + soy)
"Yo , soy como tú".

8 . Sufijo - bu "muchos", "todos" indica plural y colectividad:


aabu kana isa (todos ellos +
pri~era-persona-declarativo + ví)
"Yo ví a todos" .

. 9.. , Sufijo ~Kuñu " con: < "mezclado e.on":


ainank.üñu
" con' lo suyo". ,
l -,',

C;, ' Sufijo 10 q 15 siguen inmediotamente a la forma básica prono mi·


minal, o a los sufijos ' A, ' 1 a 3, y B, ,4 a 9.
. ...
~ ':'" '.

10. Sufijo -ribi "también":


, 'üüctibi kana kwanin (Yo también + primera-persona-dedarativo +
voy)
"Yo también voy".

11. Sufijo -ratsu "pequeño", "solo", es limitativo y diminutivo: aaratsu


etc. kana isa ( a él solo +
primera-persona-declarativa+ ví)
"Solo a él ví".

12. Sufijo -ira "muy", es intensificativo':


'üüira kana mii nuibatin ( Yo muy + yo declarativo + a tí + amo)
"Con todo mi corazón te amo".

13. Sufijo -bi "mismo", es reflex~vo o concentrativo


'üübi kana isin (mí mismo + yo declarativo + veo)
"Veo a mí mismo".
atún bi ka' aaxin (ellos mismos + declarativo + hicieron)
"Ellos mismos lo hicieron".
miibütan bi kana püixana' ain (con ti mismo + yo declarativo +
papel +
hago)
"Estudio contigo mismo . .. ".

14 . Sufijo -ma "no", es negativo:


'üüma tIno yo"
'üünanma tIno mio"

(
114 P E R U ' , 1 N D ;1 G E N A

15. Sufijo -ish! "solo" es limitativo:


1Il.ii ishi kana ls a (a ti solo+ yo declarativo +
ví)
"Te ví a ti solo".
aa ratsu ishi kana isa (a él solo no más +
yo declarativo + vO
"Le ví a él no más" .

• " "

( 1) Cashibo es uno de los idiomas panos, cClncentradcis en la selva perua-


na y extendidos por la frontera al Brasil y Bolivia. Los Cashibos vi-
ven solamente en el Perú, por el río Aguaytía ' y alqunós de sus 'afluen-
tes en el departamento de Loreto. .
(2) Para los fonemas del Cashibo, véase "Sonidos del Habla 'Cashibo'"
en Perú Indígena, Tomo 1, páginas 51-53. Favor notar los siguientes
, cambios de ortografía: x reéinplaza 'C! sr.; k reemplaza a c/qu, ü reem-
plaza a en los casos cuando e~ distinta a la e del castellano; ' }) reem-
plaza a hu. Estos cambios son solamente de la ortografía y no repre-
sentan ningÚn cambio fonético.
(3) m- se emplea con sufiios 1 y 3; que son genitivales; con otros sufijos
se emplean aa.
Por el Mejoramiento de Nuestra Raza Aborfgen
LA MUJER INDIGENA

POR ALICIA M. D!: DUARTE


Escritora

En países, que como el nuestro, tienen un gran porcentaje de población


indígena, se estudia la forma de mejorar su condición actual, elevar su nivel
moral, sacudirlo c;le la apatía, de la indiferencia, de la falta de interés
por 'todo lo que signifiqu~ progreso. El conformismo que ante su mísera
~tuación demuestra el indígena, es por el convenCimiento de su impoten-
cia, por el abuso de que se le ha hecho víctima, por el incumplimiento de
quienes deben hacer respetar las disposiciones y leyes que se han dictado
con el fin de protegerlo e incorporarlo a la civilización para que pueda disfru-
tar de los beneficios y del amparo que el Estado concede a los ciudadanos.
: Este plausible empeño de los Gobiernos se ha traducido en nuestro país
con la creación de la Dirección General de Asuntos Indígenas el año de 1937
y el 27 de Octubre c;le 1949 el Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, con
el fin de resolver los diferentes aspectos del problema aborígen y contribuir
a su mejoramiento económico, social y cultural.
, De suma trascendencia para llenar éste cometido, fué la realización del
Primer Congreso Indigenista Interamericano celebrado en Pátzcuaro (Méxi-
co), en abril de 1~40, en 'el cual se aprobó la creación del Instituto Indigenis-
ta Interamericano y posteriormente la de Institutos Indigenistas Nacionales
en cada uno de los países signatarios de la Convención Internacional sus-
crita en México.
En virtud de este acuerdo internacional. el Gobierno Peruano, por Reso-
lución Suprema de 15 de Mayo de 1946 creó el Instituto Indigenista Perua-
'no, encargado de estudiar e investigar 'los distintos aspectos del problema
relativos a la población indígena y sugerir al Gobierno las disposiciones
'más adecuadas para enfocar y solucionar dichos problemas.
La creación de organismos que se acupan de nuestros aborígenes ' y sus
'problemas, es un acierto. Los benéficos resultados se van dejando sentir ' y
'en el transcurso de algunos años más, es de esperar una efectiva y firme la-
bor :de resurgimiertto y de capacitación del indio, para el desenvolvimiento
de sus facultades morales e intelectuales como consecuencia de un desarro-
Do H,lco, rtalurol, 'iéndr aplicable '01 lema da "mente sana en cu.",o sa-
116 PERU INDIGENA

no", aptitud para el trabaio, deseo de superación, anhelo natural de conver-


tirse en factor útil a su Patria, a la sociedad, logrando su b ienestar y el de
los suyos.
Pero si es cierto que el indígena varón, por razón natural de su sexo,
puede obtener mayores ventaias que la muier, ya que le es más fácil salir
de su medio ambiente y tener conexión con grupo.s humanos en los que la
civilización ha llegado a un mayor grado de adelanto, teniendo así la opor-
tunidad de a p reciar de cerca los' beneficios que se derivan de convivir en un
medio más cilivizado, como ocurre en los' casos en que deben prestar su con-
tigente al Servicio Militar, lo que de inmediato meiora su condición y le
ha ce entrever la posibilidad "de una vidd más lle~adera, más segura al am-
paro de las leyes que lo convierten en un ciudadano con todos los derechos
y atributos de tal, también es cierto que la muier, por su propia condición,
se haila relegada y en situació~ muy inferior a la del indígena varón y a
la~ ventaias que éste, puede obte~er. .
Es por esto, que la s leyes de protección de la raza aborigen deben ser
de mayor amplitud a favor de la muier iridígena, por 's uacción invalorable
em ~l hogar, en la vida del indio y como eiemento de trabaio, ya que la mu-
ier no solo llena sus funciones de madre o esposa, ' sino que es una auxiliar
poderosa en las faenas del campo, 'e n el ' sostenimiento ' del 'hogar, al que
a porta los ingresos obtenidos con .su ttabcii~, 's'iendo adérilás quien confeccio·
na las prendas de vestir para sí mism:as; para el ' marido y los hiios, quien
prepara el alimento de la familia, y, en fin ;' se ' multiplica en sus actividades
riendiendo el m6~imun de su ayuda al indio. .
Grande y de vital importancia e~, pues, la' educación de .la muier indí-
gena y la protección' que el Estado le debe dar, aún cuando la 'mísera con-
dición en que. vive y su a leiamiento de los centros poblados hace más difí-
cil llevar a . lq práctica los nobles propósitos q.e 'las Instituciones creadas. con
tan primordial obieto.
Las Escuelas Industriales, Agro Pecuarias, están dando. magníficos re-
sultados en los lugares de mayor densidad de pobl<;Ición aqorígen, pero pa-
ra aquellos que se hallan diseminados en la soledad de la puna, donde mu-
chaS' veces no ha llegado el hombre civilizado, se hace. casi imposible el al-
cance de los beneficios de las Leyes que con tal fin se han dictado. Se ha-
ce necesario un estudio más profundo del. problema para darle solución ade-
cuada y ' de positivo valor. '
Pero esta labor tan trascendental no debemos esperar que solo '· la asu-
mq el: Estado. Todos los peruanos estamos obligados a uniflcar nuestra ac-
ción a la del Gobierno yola de las Instituciones creadas con. este fin. Sien-
do de suyo la población indígena inclinada ·a las faenas agrícolas, los ha-
cendados, en cuyos fundos labora un alto porcentaie de indígenas, están llq-
mados a · cooperar con un gran sentido de humanidad en la obra de redimh"
al ;indio, cumpliendo con las leyes vigentes, en.1o qU~ 'serelaciona \l lc(obH~
MEJORAMIENTO DE NUESTRA RAZA ABORIGEN 117

gación que tienen de sostener Escuelas para su instrucción y la de sus hijos,


proporcionarles viviendas higiénicas remuneración adecuada para satisfa-
cer sus necesidades primordiales, asistencia médica y un trato más huma-
no no considerando al obrero indígena 1ínicamente como un instrumento más
de trabajo del cual se deba extraer el mayor provecho económico. Igual con-
sideración es aplicable a los centros mineros en los cuales grandes grupos
indígenas se encuentran abocados en su empeño ancestral de arrancar sus
riquezas a la tierra. ,
Como peruanos y por decoro nacional debemos contribuir con nuestro
esfuerzo a la obra del 'Gobierno, para redimir a la raza aborigen de la mi-
séria'y de la injusticict social en que se debote y elevar' a la mujer indígena
al mismo ' nivel que el varón. Si logramoS urüficar nuestra acción en favor
del indio parCrun futuro ll.1ej9r, habremo::¡hecho: verdadera y efectiva labor
nacionalista.
DIA DEL CUSCO
24 de junio

Como un homenaie de admiración y respeto a la peruaníslma


ciudad . del Cusca, la gran capital d el Tahuantin's'uyo, ciudad que es
leyenda, tradición e historia, publicamos. el magnífico poema del ma-
logrado poeta Anaximandro C. Vega .. La gran cI~dad imperial del
Cusca, es actualmente Capital Arqueológica de S~damérica.

ccoscco
La voz de los siglos en tu eternidad ¡oh Cusca!
Para que tú cumplieras tus designios de gloria
el mar abrió se un día entre fiestas de olas
y surgió el trompo suramericano
llevando sobre su cuerpo la huaraca en pedazos
de sus ríos inmensos.

El sol cantó sus ansias y dijo sus secretos


reclinándose luego, como un' niño, en tu hombro.

Wiraccocha, el marino trepó montes por verte


y para besar tu planta tiró lejos su capa
azul-blanca que formó el .Titikaka.

Pachakamac, soberbio, fruteció las campiñas


con música de aromas y danzas de colores.
y Kan, el aturdido, te saludó en el viento
al par que te alababan en mil lenguas de fuego
las bocas de sus volcanes.

Después se hizo el milagro:


Tus mañanas cayeron sobre la flor de América
y hombres enfebrecidos que cuajara tu seña
fueron hombre semillas por todas las distancias.

En tanto el Vilcanota tendía a sur y norte


el envío anhelante de sus brazos de piedra.
DIA DEL CUZCO 11a

Hombres de 'pecho franco y de labio sincero.


Hombres de recio espíritu, contextura de roca.
Hombres que saben de la sonrisa triste.
Hombres que gustan el placer del peligro.
Hombres enraízados al bien, alegres . como la infancia. '
Hombres duros.
Hombres fuertes.
Homb¡es tiernos.
Tal tu siembra.

Raza que levantó la columna más alta del Continente; .


que teiió sus ensueños en telares de piedras
y colmó su recuerdo con sangre de leyenda.

Raza de los cuotro hermanos. De aquel Ayar potente


que derribaba montes y rompía las nubes.
De los. Memecos y las OdIas, forjadores de imperios
en que los días eran surcos de bien igual.

Raza que alzó el Machupicchu


-audacia sobre abismos, envidia de los cóndores-
y atalayaba el ci~lo
mientras los rayos
idealizaban sierpes para orlar los Plonolitos.

Raza del Ccoscco mismo


del Ccoricancha, áurea corola.
y del Colccampata.

Por tí los cuatro Suyos flecharon horizontes


y Huaynaccapac pudo dominar en un mundo.

El sol de tus quimeras y el ' iris de tus lábaros


pasaron en triunfo por montes, ríos, valles.

Voluntad, creación:
poemas en las piedras,
riqueza en los andenes,
fraternidad de veras en los grandes caminos.

Chasquis que amarraron el mar a las montañas.


Amautas que sabían el lenguaje del árbol y del ave,"
Ensueños hechos carne en las fiestas del Inti
y puianzadaC da ¡><ITa el m"'" más ancho.
120 PERU lNDIGENA

La gloria besó tu frente con un beso de estrella


y sí hubo un Cajamarca en el quipo de tu sino
fue acaso para verte más grande todavía.

y. así están en la .vida:


Cahuide y Pumaccahua,
Tupac Amaru y Mancco,
el discurso de Choquehuanca, las décimas de Aguilar.

Es en lengua ligera como te canto, ¡oh Cuscol


Ciudad tempestuosa; ciudad tumultuaria.
Osada en Sacchayhuaman, romántica en Ollanta.

Pupila de los siglos; emoción de los dioses.


Aliento del más hondo rincón de las edades.
Tu sentido de humanidad crece como la lluvia
y tu orgullo es cordial Como un apretón de manos.

Ciudad de pecho amplísimo como una altiplanicie


Ciudad de brazos pétreos y corazón de miel.
Ciudad de savia fresca y ·juventud perenne,
pese a tu ceño adusto y al polvo de tu sien.

Ciudad, doble potencia en honor y grandeza;


trayectoria lumínica en ansias infinitas.

Oreante de glorias en cada puerta tuya


la g~sta de tu vida se hace luz y presencia.

Fuiste puma en la qracia de Pachaccutec


y paloma en los ojos de tus ñustas frutales.

Por mirarte. tan alta te f!3spetó Pizarro.


con respeto sagrado.

Te vengaste de España venciendo al vencedor.


Por tí sólo vivieron Lunarejo y Garcilaso
y en tu escuela pictórica se gestaban Gaugín.

Churigueresco afán quiso ofrendarte olvido,


pero tus pasos firmes sacudieron verdades.

Ahora
la voz de tus monarcas aún se alza tremante
y un nuevo sol bendice tus banderas radiosas.
DIA DEL CUZCO · 121

Antena del Perú. Tendón de América:


Ya no eres el pasado, ni el presente siquiera,
eres futuro pleno con ímpetu racial.

Adéntrafe en la entraña del tiempo que nos viene,


que canten tus montañas un himno matinal
y que por todos lados se descuelguen tus indios
con el verbo candente de la libertad,
Indoamérica te sigue, los nervios· en tensión.
y busca tus esquinas para orientarse presto
a los golpes soberbios de tu tambor de sol.

Por eso. ¡oh Cusca eterno¡ · · ,


yo te siento mío desde siglos atrás
yo que te quiero limpio como piedra del río,
cual una rosa de montañas ·
en el pecho de tu historia prendo
este poema.

Anarnlmandto C. Vega.
[DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL

Relación de lasCostu mbres Antiguas de los


Natu rales del Pi rú
POR BLAS VALERA

PERU INDIGENA desde este número inicia la Sección del rubro, desti-
nada a difundir el rico acervo documental que poseemos _ Existen docu-
mentos de valor incalculable, que muchas veces no son acce sibles a estu-
dios exhaustivos; !'lsta la razón de nuestro interés en darlos a conocer, co-
mo contribución al esclarecimiento de la temática aborigen_
En el Perú existen numerosos Archivos Oficiales y Particulares. Uno de
los más célebres es el Archl:"o Histórico del Cuzco.
El documento que tomamos de la Revista deL Archivo Histórico del Cuz-
co (NQ 4; 1953) constituye una invalorable primicia, que interesará a todos
los qu,~ , slent,a n amor por la Historia y las múltiples manifestaciones del abo-
rigen americano y en especial al peruano. La nota del doctor Cornejo Eou-
rancie, profundo conocedor de estos menesteres, nos ahorra largas dlsqui-
slones, porque aunque corta, es meritísima y enjundiosa. Concordamos con
el doctor Cornejo ' Eouroncle, en el sentido de ofrecer este documento libre
de personales interpretaciones, pues ellas serán el fruto expontáneo de cada
estudioso e investigador. N. de R.

(De la Revista del Archivo Histórico del Cuzco.- N~ 4 - 1953).


Comentarlo del Dr, larIJe Cornejo Eouroncle

En 1879, el ilustre peruanista don Marcos liménez de la Espada, pu-


blicó Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas, incluyendo como de au-
tor anónimo, la que, ¡después la crítica y la investigación históricas, han se-
ñalado como obra del primer historiador peruano, el padre Jesuíta don BIas
Valera, nacido en Chachapoyas, en 154q y quién viajó a España en 1590
y allí murió en 1596. Valsra escribió una obra fundamental: Historia de
los Incas y, además, un Vocabulario quechua, trabajos que vieron Monte-
sinos, Garcilaso y AnelIo Oliva, según manifiesta el erudito maestro doc-
tor Porras Barrenechea, obras que, desgraciadamente, dice, parecen defini-
tivamente perdidas y las cuciles contendiían un verdadero tesoro ne datos
e informaciones tomadas por su autor en sus andanzas por las tierras nues-
tras y conociendo y leyendo, como leía, los quipus mismos, pudiéndose,
además, entender ampliamente con sus paisanos, por hablar a la perfec-
ción el idioma nativo, el runa-simi o quechua.
La Relación del padre historiador, es ya un documento difícil de con-
seguir, por cuya razón, nos permitimos reproducirla, pero, al hacerlo, la des-
poJamos"de toda nota u observación de ajena pluma, quedando el texto con
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 123

las solas notas que el propio autor le puso. Es de llamar la atención que
Valera cita los quipus que consultó para su trabajo, como citamos ahora
nosotros libros y autores, 10 que prueba hasta la aevidencia que no sólo ha-
bían quipus de estadística sino, también, de verdadera escritura y personas
encargadas exclusivamente de su guarda y conocimiento; todo 10 cual se
ha tratado de negar por algunas personas, pero, queda en el Cusca el con-
vencimiento tradicional de que los antiguos peruanos escribían valiéndose
de cuerdas, colores y nudos, aunque hoy día, no hay quien conozca los
enigmas de esa escritura, la misma que fué borrada, destruída, por el fa-
natismo de los españoles que creían ver en ella una inspiración del propio
demonio, por 10 cual la persiguieron y quemaron los quipus. Consérvase,
en muchos lugares, todavía, el uso de los quipus de estadística, especialmen-
te para las cuentas del ganado en p::;¡storeo, cuando un administrador indio
10 entrega al que le sucede en el cuidado.
Tuvimos la intención de anotar, por nuestra cuenta, la Relación de Va-
lera, pero, después, recapacitando y pensándolo mejor, hemos creído de
mayor utilidad dar el texto original mismo, a fin de que los hombres de es-
tudio que 10 consulten , tengan una fuente de primera mano, sin observacio-
nes ajenas que puedan desviar su propio sentido crÍlico; además, las notas
puestas a la Relación, no siempre han sido enteramente correctas, ya por
mala interpretación de las lenguas aborígenes o defectuoso conocimiento de
las instituciones incaicas. Por tanto, con divulgar el trabajo del padre Valera,
cumplimos un servicio patriótico y de cultura.
Conviene tener presente que la Relación fué redactada en el siglo XVI
y que el autor era un sacerdote, a quien el medio no permitía mayores lí-
bertades, sin acercarse peligrosamente al Tribunal del Santo Oficio. Sin em-
bargo, deben meditarse con atención y leerse en la interlína de muchas de
sus reflexiones, pro testando de absurdos y suposiciones que otros "cronis-
tas" aplicaban a los indios y que a él , como a peruano, debían herirlo en,
carne propia, teniendo que disimular porque los tiempos no eran ya de los
peruanos . .. El inca Garcilaso, que leyó los papeles de su paisano Valera,
calaría hondo en esas protestas y las recordó en sus Comentarios Reales,
con amor de indio, con nostalgia de la auténtica tierra patria; por eso el te-
rrible Areche, en 1781, al condenar al gran rebelde Tupac Amaru, pidió que
se prohibiera la lectura de los libros del Inca y el rey los mandó reco-
ger, secretamente, de toda la extensión del Nuevo Mundo. Valera fué, pues,
un inspirador de honor, un sembrador de dignidad, de verdad, de peruani-
dad ciento por ciento.
Se dice que los originales de la Historia de los Incas, se perdieron en
el incendio y saqueo de Cádiz, por los ingleses, pero, nosotros tenemos es-
peranzas de que un día aparezcan en insospechado rincón europeo, pues,
por el valor y entereza de su autor, posiblemente, en su tiempo, se creyó
razón de Estado", el esconder los acusadores manuscritos del jesuita pe-
ruano, suponiéndose que al andar de los años, las crónica~ 'esp9fie1as ' -= ,
I /.",0 o~ 1 A t" 4 ,
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-" . " ~. . ."
124 PERU INDIGENA

Polo de Ondegardo, Acosta, Sarmiento de Gamboa, Herrera, etc.- harían la


Historia. Menos mal, que ya han aparecido los papeles de Pachacu ti Yam-
qui Sa1camay hua, Guamán Poma y tantos documentos que ayudarán a re-
visar los textos de historia casi oficial y las culturas americanas podrán ser
juzgadas y comprendidas en su verdadero valor, sacudiéndose de calum-
nias interesadas, de sentimientos fanáticos y extranjerizantes y de desorbi-
tados deslumbramientos.
Disculpadas estas breves líneas, leamos ya la Relación del padre Valera.

l. C. B.

RELACION DE LAS COSTUMBRES ANTIGUAS DE LOS NATURALES DEL PIRU

CERCA DE LA RELIGlON

Creye ron y dije ron que el mundo, cie lo y tierra , y la luna , fueron criados por otro ma-
y or que ellos: a este le llamaron 1110 Tecce ( 1) , que quiere decir Luz eterna. Los modernos
añadieron otro n omb re, qu e es Viracocha, que sig n ifica Dios inmenso de Pirua, esto es, a quien
Pirua, e l p rimer pobla d or de estas provincia s, a ::lOlÓ, y de quien toda la tierra e imperio to-
mó nombre de Pirua , q ue los españole s corruptumen te dicen Perú o Pirú.
Enca jóles el Demonio , q ue este Dios Inmenso y verdade ro ten ía comu nicada su div inida d
y potencia a d iversas criaturas , para q ue cada u na obrase seg ún el oficio o virtud que te-
nía . Y que estos eran dioses compañeros y consejeros del gran Dios, y p rincipalmente esta-
ban en los cielos, como son el sol, luna y estrella y planetas .
Por donde estuvieron los del Pirú gran suma de años sin ídolos, sin estátuas, sin imá-
genes, porque solamente adora ban las luminarias del cielo y las estrellas . (2)
El sol di jeron que era hi jo del gran Illa Tecce, y que la luz corporal que ten ía, era
la parte de la divinidad que Illa Tecce le había comunicado, para que rigiese y gobernase
los d ías, los tiempos, los años y veranos, y a los reyes y reinos y señores y otras cosas . La
luna que era hermana y muj er d e l sol, y q ue le hab ían dado Illa Tecce parte d e su d iv in i-
dad, y héchola señora d e la mar y de los vientos, y de las rey nas y princesas, y del parto
de las mujeres y reina del cielo. (3)
A la luna llamaban Cayo, q ues reyna.
A la aurora , q ue e ra diosa de las d on cellas y de las p rincesas y autora de las f. :lres
del campo , y señora de la madrugada y de los crepúsculos y celajes; y que ella hechaba e :
rocío a la tierra cuando sacudía sus cabellos, y así la llamaban Chasca.
A Júpiter llamaron Pirua, diciendo, lo primero, que a este planeta había mandado el gran
Illa Tecce fu ese guardador y señor del imperio y provincias de l Pirú y de su república y
de sus tierras; y por esto sacrificaban a este planeta todas las primicias de sus cosechas y te -
da aquello que parecía más notable y más señalado por naturaleza, como e n la mazorca o
grano de maíz, o en otras mieses y frutos de árboles. A e ste d ios encomendaban su trojes,
sus tesoros, sus almacenes y por eso las mazorcas más señaladas o que eran primicias, y los
almacenes que tenían d e ntro de sus casas para guardar sus tesoros y ropa, sus vajillas y ar-
mas, llamaban Pirua. ( 4) Dije ron, lo seg undo, que aquel g ran Pirua Pácaric Manco Inca ,
primer poblador d e e stas tie rras , cuando murió , fu é llevado al cielo a la casa y lugar deste
dios llamado Pirua, y que allí fu é a posen tado y rega lado por el ta l dios. (5)
A Marte -Aucayoc- dijeron que le habían e ncargado las cosas de guerra y soldados .
A Mercurio -Calu illa- las d e los mercaderes y camir.antes y mensajeros. A Saturno -Hua-
cha- las pestes y mortandades y hambres, y los rayos y truenos; y decían que é ste estaba
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 125

con una porra y con sus arcos y Jlechas, para herir y castigar a los hombres por sus maldades.
A otras estrellas, como diversos signos del zodiaco, daban diversos oficios, para que cria-
sen, guardasen y sustentasen, unos el ganado oveju n o, otros a los leones, otros a las se,r·
pientes, otros las plantas, y así las demás cosas.
Después dieron algunas naciones en decir que en (6) cada uno de estos dioses o es-
trellas había las ideas y modelos de aquellas cosas que ten ían por cuidado y oficio; y así
d,ecían que tal estrella ten ía figura de cordero, porque el a su oficio guardar y conservar las
ovejas; tal estrella figura de león; tal estrella figura de serpiente. Y que convenía que acá
en la tierra se hiciesen estátuas o imágenes de aquellas ideas o cosas, según el oficio que
tenía cada uno. Y por esta v ía comenza ron los ídolos de piedra, de madera, de oro, plata, etc.,
que decían ellos representar a los dioses que estaban en el cielo; aunque después dijeron
que también aquellos eran las mismas ideas. (7)
También dijeron que el gran Illa Tecce Viracocha tenía criados invisibles, porque al In-
sible le habían de servir invisibles. Dijeron que estos criados fueron hechos de nada por
la mano del gran dios Illa Tecce, y Que de ellos unos permanecieron en el servicio suyo,
y a éstos llamaron Huaminca. soldados y criados leales y constantes -ángel bueno, miles
coelestis- Hay huaypanti, hermosos, resplandecientes. Otros prevaricaron y se hicieron trai-
dores enemigos, y a éstos llamaron Zupay, que propiamente significa adversario maligno.
Por mane ra que a los Huamincas adoraron como a dioses, y aún hicieron estátuas e ídolos
dellos. Más al enemigo, tomado debajo deste hombre, Zupay, o que entendiesen ellos que
era zupay, nunca lo adoraron. Y por eso inventó el Demonio otros modos diversos en qUe
pidiese ser adorado desta gentilidad. (8) Los ídolos fueron llamados Villcas y no Huacas.

SACRIFICIOS

Los sacrificios fu eron com unmente del ganado que ellos ten ían doméstico, llamado Hua-
cayhua, llama , urcu, huanaco, paco, que los españoles dicen carneros u ovejas de la tierra.
También sacrifica ban perros o negros o blancos. LeoneG y serpientes podían matar en servi-
cio del dios de la guerra, para sacrificarles el corazón o cabeza. Anta es un animal seme-
jante a una vaca mon tesina sin cuernos, y a ésta también sacrificaban al dios de los ani-
males,.
Mieses, raíces, hierbas medicinales, en especial las dos que llaman coca y sayre sacri-
ficaban; -s ay re es la que por otro nombre dicen tabaco-; plumas de aves, conchas de la
mar, o granos hechos destas conchas, llamadas mollo; ropa de la~a, oro, plata, metal, ma-
dera oloroso, aunque esta madera olorosa no se hacía por vía de sacrificio, sino para que
sirviese de leña para quemar todo lo dicho; sino que era superstición en que la leña fues e
olorosa, como lo era también en escoger las cabezas de ganado que fuesen de tal edad y . d e
tal color, y no de otra manera.
También sacrificaban unos animales que llaman cuy, y diversos pájaros y otras aves
para diversas necesidades (9) . En el modo de matar las reses o aves, guardaban la misma
orden que cuentan los poetas Homero y Virgilio y otros haber guardado los gentiles griegos
y romanos, y no el que Polo fingió de su coniectura, de que los piruanos guordaban en esto
la ceremonia de los moros, los cuales nunca pasaron a estas tierras ni pudieron enseñar u
los piruanos su alquible ni rilo ninguno de su Alcoran, El mismo engaño fué decir que los
naturales del Pirú se hartaban y zahoraban a usanza de los moros, al salir de la estrella,
pues lo contrario es lo que pasaba . Y por la estrella no se e ntiende la de la noche, sino la
de la mañana, que es el lucero llamado Chasca, y ayunaban desde el día antes hasta que
aquella estrella no parecía con la presencia del sol; y entonces comían su comida ordinaria,
no carne de perros, como Polo quiere significar, sino de venados y pájaros y corderos. Y
nunca hubo entre ellos ceremonia ni rilo de zahorarse, sino es que todas las cosas de los
gentiles romanos las queremos aplicar a los moros y nombrarlas con sus nombres dellos, co-
mo lo hace el mismo Polo, (lO)

(
,

126 PERU lND GENA

Que no hubo sacrificio de hombres ni de niños entre los piruanos. (11)


Pero el mayor bo:rón o (si se ha de decir) falso testimonio que Polo dijo de los pirua-
nos, fué, que ellos usaron sacrificar hombres adultos y niños para diversas necesidades; y
como Polo hizo la averiguación (12) en el Cusco, siendo juez el año 1554, cuando ni aún la
lengua apenas se sabía, y no había intérpretes, ni había lugar para saber de raíz las an-
tiguallas, no pudo dejar de escribir muchas cosas al revés de lo que ello pasaba y de como
los indios lo entendían porque lo cierto y averiguado es, que los más que escribió, fu é por
vía coniecturas, a manera de comentarios, porque sobre una palabra que el indio decía,
añadía él ciento, como interpretando y declarando aquella palabra; y desto hay ya evidencia
tan clara en muchas instancias, que a¡:enas se puede leer en sus papeles cosa que no vaya
llena destas sus coniecturas. Más como era juez y docto, y escribió el primero sobre ello,
hánse dejado llevar tanto del otros dcctos, que s:n examinar cosa de las que escribió, las
trasladan a sus libros. Y por el mismo engaño se dejó llevar el que hizo el compendio de
Polo, diciendo, que en la coronación de los reyes se sacrificaban doscientos niños, como lo
refiere en el librillo de los ritos de los indios: De ritibus indorum, in 2. p. c. 9. n. 3. (13)
La razón del engaño se prueba, lo primero, porque había ley antiquísima del reino y de
los reyes que prohibía sacrificar hombres o sangre humana, por ser cosa cruelísima y de
caribes; y esta ley se guardó tan puntualmente, que no se sabe que en algún tiempo haya
osado, no digo señores, sino el mismo inga a quebrantarlas; porque es tradición que lo man-
dó aquel gran Firua, primer poblador de la tierra. (14)
Lo segundo, porque cada y cuando que conquistaban los ingas algunas provincias de los
Andes de gente que comiese carne humana, lo primero que le~ mandaban, so pena de la vida,
era que no la comiesen ni menos sacrificarse hombres o niños; y si la tal gente tenía ley
dello, luego se la revocaba, mandando que no usasen della. Pues claro está que si el inga
permitiera en el Pirú sacrificar hombres, que también pasara para ello en los Andes. Por
donde vemos todos que los caribes que fueron conquistados por Topa Inca Yupanqui, en
los Quixos, Motilones, Moiopampas, Rupa-rupa, Villcabamba y otros, son quitados dese vicio;
y cuando vinieron los españoles hallaron a estos puestos en esta humanidad, como quiera
que antes de ser conquistados hobiesen comido carne humana.
Lo tercero, porque los ingas se preciaron siempre de ser clementes, y el día de su coro
nación mandaban soltar todos los presos, etiam los que merecían muerte por sus delitos; ¿có-
mo se sigue que permitiesen que tantos niños muriesen, pues daban y concedían la vida
a tantos salteadores; pues aquello fuera grande crueldad y contra sus mismas leyes, y matar
salteadores era justicia?
Lo cuarto, porque sus leyes establecían mayor pena para el que matase o sacrificase
un niño que un hombre adulto; luego falso es decir que los Piruanos quebrantaban sus le-
yes tan fácilmente, guardando como guardaban puntualmente entre otras de menos impor-
tancia y de menos pena, como el mismo Polo lo confiesa y encarece mucho.
Lo quinto, porque aún en tiempo de triunfos, cuando entraban los triunfadores en el Cus-
co, y llevaban consigo los prisioneros capitanes y soldados, no moría ninguno dellos ni por
vía de justicia ni por vía de sacrificio, con haber en contra ley que mandaba que muriesen
como traidores y enemigos, como también la tenían los romanos para sus triunfos y la eje-
cutaban en medios de sus fiestas (15); sino que, en lugar de los hombres prisionero's que
habían de morir, se daban tantas cabezas de ganado para que se sacrificasen y a éstas lla-
maban runa, esto es, carnero que muere por el hombre. Y la verdad desta historia e inter-
pretación no la entendió Polo. Luego a fortiori queda, que en tiempo de la coronación de los
ingas reyes, que era mayor fiesta y de mayor clemencia, había de cesar todo derramamien-
to de sangre humana, como en efecto cesaba. A lo que dice que en la coronación del inga
Huayna Cápac murieron doscientos n iños, y a su entierro mill adultos, concedo que fueron
sacrificados doscientos huahuas y mill yuyac, o como otros dicen, runa; más éstos huahuas
no se entienden niños hijos de hombres, sino corderitos, que también se llama niños en aque-
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 127

Ila lengua; y al mismo modo yuyac, se entiende animales ya crecidos adultos , que en lugar
de hombres se sacrificaban (16).

TEMPLOS Y LUGARES SAGRADOS

Dos maneras tenían de templos, unos naturales y otros artificiales ( 17). Los naturales
eran cielos, elementos, mar, tierra, montes , quebr:xdas, ríos caudalosos, fuentes o manantia-
les, lagos o lagunas hondas, cuevas, peñas vivas tajadas, cumb reras de montes; todas las
cuales cosas fueron por ellos reverenciadas, no por entender que allí había alguna divinidad
o virtud del cielo, o que fuese cosa viva, sino porque creían que el gran Dios Illa Tecce ha-
bía criado y puesto allí aquella tal cosa y señalándola con cosa particular y singular, fuera
de lo que comunmente tienen los otros lugares de aquél género, pa ra que sirviesen de lugar
sagrado y como sanctuario donde él y los otros dioses fues en adorados; lo cual se ve por las
oraciones que hacían cuando se arrodillaban o postraban o estaban parados en el tal lugar,
pues no hablaban con el monte, fuente o río, o cueva; sino con el gran Illa Tecce Viracocha,
que decían es tar en el cielo o en aquel lugar invisiblemente. Y este modo fué muy ordinario
en los piruanos . Y estos lugares naturales se llamaron en su lengua dellos diferentemente,
corno las cumbres apachitas, las cuevas huaca , los montes orcos, las fuentes pucyu, los cielos
huahua pacha . Y no reverenciaron todos los montes y cerros, todas las fuentes y ríos, sino
sólo aquellos en que había alguna singularidad digna de particular consideración, teniéndo-
los por lugares sagrados . Y los modernos añadieron que los dioses menores, cuando enviados
del gran Dios venían a la tierra, reposaban en los tales lugares y los dejaban corno sagra-
dos. Y sin duda se apareció el Demonio a algunos de los gentiles en semejantes lugares en
figura de algún dios que ellos imaginaban , como de Pima, Júpiter, de Huacha, Satur~o, etc.,
para que le reverenciasen en los ta les lugares cuando !Oor allí p asasen , que él los favore-
cería y oiría aunque no estuviese presente . De este género de templos naturales usaron los
piruanos mucho tiempo sin hacer edificio ninguno y cuando mucho, hacían en los tales lu-
gares un altar de piedra, que llamaban osno, para sus sacrificios.
Andando el tiempo, comenzaron a edificar templos bajos en lugares altos, y poco a poco
se vinieron a los pueblos y ciudades, donde los edificaron con la sumptuosidad que muestran
las reliquias y ruinas que quedan y todos hemos visto.
Sus templos eran siempre de una nave , capaces, y su modo de capilla mayor, y en la
pared hacían los altares de piedra para p oner el ídolo de oro o de plata, y conforme era
el ídolo tal ornato tenía el templo y altar. El templo del gran Illa Tecce Viracocha que está
en el Cusco y agora es la iglesia catedral, dedicada a Nuestra Señora, no tenía más de un
altar en el mismo lugar donde agora está el altar mayor; y en aquel altar había un ídolo
de piedra mármol de la estátua de un hombre, y los cabellos, rostro y ropaje y calzado al
mismo modo como pintan a Sant Bartolomé apóstol. Este ídolo fué después hecho pedazos
en los Canchis ( a donde los gentiles lo habían escondido) por un español visitador y corre-
gidor de aquel distrito . El altar era de la misma piedra labrado, y el templo entapizado de
paramentos de lana muy fina. Dentro del altar se ofrecían cosas olorosas y mieses, y en e l
atrio, que es corno gradas, aunque muy ancho, quemaban los sacrüicios.
El templo del sol, que agora es la iglesia de Santo Domingo, había otro altar, y en e l
hueco de la pared un ídolo de oro pintado corno sol con sus rayos, por lo cual el altar y las
paredes estaban cubiertas de chapas de oro, y aún el betún del edificio es de oro derretido.
Aquí había fuego que llamaban eterno, al modo de los romanos, porque había de estar en-
cendido de noche y de d ía pe rpetuamente: deste fu ego tenía cuidado las vírgenes, que eran
corno vestales.
El templo del planeta llamado Pirua que estaba todo adornado de flores , de mieses, de
luces y manera de lámparas, p orque el ídolo hecho en sú memoria, tenía siempre en la
mano ramilletes nuevos o manojos de mie ~e s . El templo del signo Scorpión e ra bajo con un
ídolo de meta l hecho e n figura de serpiente o dragón, con un escorp ión a la boca, y ape-
128 P E R U INDIGENA

nas entraba en él nadie si no son los hechiceros. Tenía atrios grandes para los sacrificios .
Este templo con sus atrios se llamaba Amaro cancha, donde tiene la Compañía de Jesúa
su colegio; y en el mismo lugar donde estaba antiguamente el ídolo de la serpiente, está ago-
ra el altar mayor con el tabernáculo del Santísimo Sacramento.
Había en el Cusco un templo, que e ra como el Pantheon de Roma, donde colocaban
todos los ídolos de todas las naciones y pueblos subiectos al inga , cada ídolo en su altar
con sus insignia, pero con una cadena al pie, para denotar la subieción y vasallaje de su
gente .
Otros muchos templos había en el Cusco, y cada provincia o pueblo de todo el reino
tenía sus templos adornados y sus ministros; y llamábanse los templos huaca.
Otro género de templos había , que eran los sepulcros de los difuntos, hechos en los
campos; de suete, que asi como el día de hoy señala un cristiano para sí y para los suyos
algún sepulcro, y así lo adorna cada uno conforme e su caudal, así también hacían los
piruanos antiguamente, señalando y edificando sepulcros en los campos o en los arenales .
El sepulcro de los reyes y grandes señores era como una casa de habitación, con su sala,
cámara y recámara, con todos los demás lugares necesarios para la despensa, cocina, pa-
tios, corredores, portadas, etc. Muerto el rey o señor, le quitaban los intestinos y embalsa·
maban todo el cuerpo con bálsamo traído de Tolú y con otras confecciones, de manera que
duraba un cuerpo así embalsamado más de cuatrocientos y quinientos años. El entierro
era solemne, con cánticos a su modo, y usaron su manera de litera donde traían sentado
al difunto, vestido muy bien, y de$pués de haber hecho sus exequias y llantos en los atrios ,
metían al difunto en la recámara o aposento que estaba para ello aparejado, y sentábanlo
allí y tapiaban la puerta y ventanas, y e n la ante-recámara le ponían todos sus tesoros
y vajilla y ropa y ofrecían mucha comida, como pan y vino hecho de grano de maíz. Luego
se echaba un bando o pregón, que cualquiera de sus criados o criadas, o amigos y alia-
dos que quisiesen ir a servir a aquel señor en la otra vida, que podían de su voluntad ha-
cerlo; porque , lo uno, el gran Illa Tecce Viracocha, criador del sol y de la luna y estrellas
y cielo y tierra, y señor de todos los demás dioses, se lo premiaría muy bien; lo segundo,
que el dios particular de aquella familia y nación de donde procedió el difunto, le sería fa-
vorable en la otra vida y le daría todas las cosas en abundancia; lo tercero, que los hijos
y herederos de los que así quisiesen ir a la otra vida a servir al difunto, se les daría acá
abundant ísimamente las tierras y cosas necesarias, así de lo que perteneciesen a sus pa-
dres, como otras de merced. Y que el que no quisiese ir a la otra vida, se ofrecieses acá en
la vida a socorrer al difunto con las ofrendas necesarias. A este bando y pregón obede-
cían todos los que querían, en una de tres maneras: unos a matarse voluntariamente con
mano propia o con la ajena que él escog iese y con el género de muerte que él quisiese;
y así había cordeles, cuchillos, bestias fieras, despeñaderos; bebidas de ponzoña que lue-
go acaban la vida, y otros géneros de muerte, y con gran solemnidad y acompañamiento
iba el que había de morir; y lo más ordinario era tomar veneno, o matarse con paderna-
les desangrándose; cordeles para ahorcars e casi no se usaban, ni los despeñaderos; bestias
fieras no sé que se usase sino dos o tres veces fuera del Cusco. Luego como morían, los
metían embalsamados en la antecámara, si era varón, y en el aposento del tesoro Gi
era mujer, y a los herederos les hacía luego merced el sucesor del rey o señor, haciéndo-
los libres de todo pecho y tributo.
La segunda manera era, que como esta muerte eran tan voluntaria, que aún después de
haberse ofrecido ante los magistrados, podía conmutarla en otro servicio, como algún sacrifi-
cio ganado, hacía junto al sepulcro, y presentes algunos magistrados, la conmutación de su
muerte , dando la razón y causas bastantes della, las cuales se recibían públicamente, y él ofre-
cía entonces por sí tantas cabezas de ganado, ropa y otras cosas, y tantas ovejas por BU
mujer, y tantos corderos por sus hijos; y porque este ganado había de morir por los hombres,
llamánbanlos no solamente runa, hombres, huarmi, mu jeres, huahua, niños, pero Jos nombres pro-
pios dellos se los ponían a los carneros, llamando al carnero QUispi, y a la oveja Chumpu, y
bE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 129

al cordero Pasna. Hacían el sacrificio muy solemne, y esto acabado, hacía n u n gran convite , por·
que habían satisfecho con el mue rto y ellos escapaban con la vida, Esta manera de conmuta-
ción fu é tan usada entre piruanCls, que a:::ontecía las má~ veces no morir n inguno e n muer-
tes de príncipes y señ ores , sino qanado en su lugar. Y con la muerte de Huayna Capac em-
perador (que murió en Q uito), no murieron diez caballos, sino ganado que llegó al número de
mili fueron muchos los que se ofrecieron e hicieron esta conmut ación, y el ganado quedó seña -
lado en las historias con título y nombre de hombres , como ya apuntamos e sto de Huayna Ca-
pac arriba. Y vése esto ser así verdad, lo primero, por ·que en todos los sepulcros y huacas que
deshicieron los españoles en dive rsas partes del reino;- para sacar el tesoro n o hallaron en los
aposentos donde los señores estaban encerrados indio ninguno enterrado, sino sólo la ropa y
ios tesoros; y así hallaron algunos güesos y calaveras de muertos, no fueron de indios de que
se mataron en aquella superstición, sino por muerte de enfermedad o peste, pues estaban fue-
ra de las huacas y no tenían señal ninguna de las que a los tales se mandaban pone r. Lo s e-
gundo por que aquella conmutación de muerte a sacrificios de animales y de ofr e ndas, era
e ntre ellos tenida por muy bastante, y así pasaban ¡os reyes con ella mejor que si hubiera
muertos, que causaban horror y más llanto y lástima.
La tercera manera de ofrece rse al bando era, obligarse a acudir siempre en ciertos tiem-
pos a ofrecer comida y bebida a l difunto, de:Tamándola en el seculcro, y a servir de ministro
y por esto había mucha gente que a cud ía a los sepulcros, no sólo de reyes y señores, pe ro
de particulares,
. Estos sepulcros o huacas estuvieron mucho tiempo patentes, excepto los a posentos donde
estaban los difuntos y los tesoros, q ue tenían tapiado las p uertas y vent anas, empero los
atrios, portales, salas y otras piezas esta ban abiertas , para que entrasen a roga r a los dioses
por aquellos difuntos y a guardarlos por las tandas y tareas; porque fué grande la vigilancia
que tuvieron acerca de honra r y guarda r y conservas a sus difuntos. Y la principal razón
de sto es, como principalmente los ingas y sus amau tas ( qu e as í se llamaban sus sabios )
tuvieron por opinión que habían de volver la s á nimas a sus cuerpos e n cie : to ¡¡empo 1 resuci·
tar, añadieron que esto no tendría efecto ninguno, sino e s que los cuerpos es tuviesen guarda-
dos incorruptos sin que les faltase nada, a los menos h ueso, ya que la carne se consumiese;
por lo cual pusieron excesivo cuidado en enterar a sus difuntos embalsamados, o embetunados
con cierta confección que , a falta de bálsamo conserva mucho la carne para que se conserve
y Polo toca esto de la resurrección , cuando d ice, que los piruanos creen que sus reyes y se-
ñores ya difuntos han de volver a esta vida, puesto que en otra pa rte niega lo de la resurrec-
ción, etc.
Después que sucedieron ciertas guerras crueles y alguna s inundaciones de agua, dieron en
cerrar los sepulcros, no sólo puertas y ventanas, pero echando tierra e ncima, y haciendo túmulos
y terraplenes como cerros sobre ellos. Quedaron e mpero algunos para más memoria, pero co-
mo se supo en todo el reino que habían e ntrado los e spañoles en la tierra con mano armada ,
robando, matando, deshaciendo templos y ora torios, saqueando pueblos y que todo su corazón
era plata y oro acordaron de tapar y esconder todos los sepulcros, y los tesoros que no p ud ieron
esconder, los echaron en la mar o laguna.
Por las pa la bras de las oruciones 'lue hacían los pirua nos gentiles, se ve q ue no a dora -
ban a los difuntos, aunque luesen cuerpos de reyes, ni a cosa que hubiese en aquellos sepul-
cros, llamados Huacas , ni creyeron q ue a llí en los difuntos había alguna divinidad o virtud del
cielo, pues roga ban y pedían primeramente a l gran llla Tecce, que mirase muy bien por el
ta l difunto y no permitiese que su cuerpo se corrompiese y se perdiese a cá e n la tierra, n i
que su ánima anduv iere a llá vaga y peregrina, s'ne que la recogiese y pusiese el e n a lgún lugar
de contento, y recibiese aquella olrenda o sacrificio que ofrecía por el ta l difun to, y mandase
que se lo diesen para que gozase de lo sacrificado. Y desp ués pedían a los dioses que inter-
cediese por el que oraba y por el difunto, pa ra que el gran Illa Tecce VirCJCocha concediese\
tod o 'lo que se le pedía (l 7a). (
130 P. E R U INDIGENA

En lo que dice Polo que hubo ingas que qUIsieron ser adorados como dioses, y que lo man-
daron así guardar, es cosa clara que fué coniectura suya (18), porque de los indios, antiguos
y de los modernos ni de sus historias y memorias, no se puede sacar tal cosa, sino lo contrario
como parece por una diputa muy larga que tuvo Amaro Toco, amauta, en el Cusco (19), en
tiempo de los ingas, en que prueba que ningún hombre nacido de hombre y de mujer puede
ser Dios, porque si este hombre lo puede ser, también todos los demás hombres, y así habría
confusión de dioses sin ser necesarios para nadie. Y esta disputa agradó mucho al inga que
entonces vivía, y por causa de ello hizo ley que ninguno adorase a hombre terreno mortal ni
en vida ni en muerte, so pena de la vida, y so la misma pena ninguno osase tratar desto; y
que si algún rey, engañado de la soberbia, dijese de si que era Dios o se mandase adorar a si
o a su estátua, que por el mismo caso fuese indigno del reino y le pudiesen privar.
Esta ley precedió mucho tiempo atrás a Huayna Cópac (20), de quien dice Polo en par-
ticular que quería hacerse dios; Y la verdad es que éste era el más puntual en hacer guar_
dar las leyes de sus antecesores, y no sólo no trató acerca deste punto de hacerse adorar, más
aún confirmó y estableció de nuevo aquella ley, la cual se repitió después en tiempo de su hijo
el rey Atahuallpa, en una junta que hizo en Cassamarca, a manera de Cortes.
Bien es verdad que algunos ingas hicieron estáh.:as, llamándolas Huaoque, hermanos, y
las señalaron sacrificios, ministros y renta; más no eran las estátuas suyas de su nombre y
representantes de su persona, sino del dios que tenía particular la familia, o nación, o casa
de donde procedía, o de algún dios particular que él inmaginaba le había sido favorable y pio
( que eso quiere decir Huaque en talo tal cosa; y vése esto ser así, porque cuando después
de la muerte del ta l inga traían su estátua en prOCesión por alguna necesidad de la famili~,
no hablaban con el inga difunto, sino primeramente con el llla Tecce , y luego con aquel dios
particular, poniéndole por intercesor; y rogaban al uno y al otro por el inga difunto.

MINISTROS MAYORES.

Tres diferencias había en la gran Pirua de ministros de los ídolos y templos y sacrificios.
La primera, de los que atendían a la inteligencia de las cosas de su falsa religión, que
eran maestros de las ceremonias y ritos que habían de usar. Estos enseñaban al pueblo el nú-
mero de los dioses y de sus ídolos y estátuas y declaraban las leyes y estatutos que acerca
de su religión habían hecho, o los reyes, o la república, o el ministro mayor, que era como
pontífice máximo; promulgaban las que de nuevo se hacían, y a ellos pertenecía la interpre_
tación dellas y la declaración de todas las dudas que ocurrían, así de los demás ministros
como del pueblo.
De e ntre estos se elegían ciertos jueces para que conociesen todos los delitos y males, ex-
cesos y descuidos que contra su falsa religión se cometiesen, los cuales tenían uno como pre,
sidente los que gobernaba. De entre estos se elegía el gran ViIahoma, que era como pontífice
máximo entre ellos, que en los tiempos antiguos tenía jurisdicción sobre los reyes, aún que des-
pués de Topa Inca Yupanqui dieron una baja muy grande él y los demás ministros, no sólo on
la autoridad y poder, sino también en el linaje y rentas , por las causas que abajo diremos .
El gran Vilahoma era como supremo árbitro y juez en los casos de su religión y de los
templos, a quien reconocían y reverenciaban los reyes y señores y todos los del pueblo y los
mjnistros. Su vida era como religiosa de mucha a bstinencia; jamás comía carne, sino hierbas y
raíces, acompañadas de su manera de pan de maíz; su casa era en el campo, y muy pocas
veces en poblado; su hablar poco; vestido común, llano, de lana , pero muy honesto, hasta los
tobillos, a manera de loba, y e ncima una manta muy larga o parda o negra, o morada; no be-
bía de su vino, sino siempre agua. El vivir en el campo era por contemplar y meditar más li-
bremente en las estrellas, que tenía por sus dioses, y en las cosas de su religión. Las fiestas
más principales acudía a los templos del gran llla Tecce, o del sol o de Pirua; y para poner en
incienso o hacer sacrificio o ofrenda, se vestía desta manera: una gran tiara en la cabeza, que
era a manera de capirote o papahigo, desta suerte:
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL i31

(
13~ P ER U INDIGENA

que llamaban Vila Chuco; sobre este pon ía la más de la armazón como era una patena de oro
hecha a manera de sol, y e ncima una gran disdema y abajo de la barba una media luna de
oro, y por extremo plumas largas de papag ayos grandes, que llaman guacamayas o este modo:
todo cubierto de chapas de oro y de pedrería; y lIamébase toda la tiara Huampar chucu. Luego se
sequía una como loba o túnica sin mangas, hasta el suelo, suelta, sin cinto, y encima un huapiJ,
que es como una sobrepelliz sin mangas, hasta la rodilla, de lana blanca, con sus flecos y ra ·
pacejos de lana colo:ada, y todo el huapil sE'mbrado de chapas de oro y de alguna pedrería;
en lugar de mangas eran braceletes y axorcas de oro y piedras preciosas, y su calzado de
lana fina. Acaba do el sacriEcio (\ incienso, se quitab-:¡ las ves timentas q 'Jedaba con su hábi-
to común. No podía ser casado n i tener mujer ninguna sospechosa consigo; guardaba continen-
cia toda la vida, por cuanto la elección del oficio era para ioda la vida. Te n ía rentas copiosas
e n todas jas provincias del reino, y repartíalas por los pobres, e n especial ciegos, cojos, vfu-
das, hu érfanos y ¿l no tomaba más de lo preciso para s u sustento y para el decoro de su ofi-
cío. Este elegía les vica~ios qUE' hab ía en ca da provincia, a mpliándoles o limitándoles la juris·
dicción. Este confirmaba la elección de los jueces y presidentes que arriba dijimos, para nego-
cios de su religión. Ha bía de ser amauta, sabio y de ilustre linaje, que fuese libre de pecho
por tadas partes; y e ntendiemb cuaiquiera falta cerca dez to, era la e!ección nula; empero ~i
fuese gran amauta y varón de mucho ser, disimulábase en lo del linaje, con tal que tuviese
alguna parte de ilustre por pa l te de su padre. Prove ía de ciertos tiempos visitadores a tod os
los ministros de los ídolos y templos y santuarios, sin exceptuar a ningun o. Otros visitadores
distintos e nviaba para qu e v isilasen los monas terios de peronas que vivían como religiosos,
as í varones como mujeres, de que había gran número en el Cusco y en todo el reino. Otros
visitadores criaba distintos de los otros pOla el pueblo, para que examinasen y castigasen los
excesos o defedos y culpas que se había hecho contra su falsa religión y contra sus dioses
Otra diligencia hacía más terrible, para que visitas tuviesen más electo, y es, que e nviaba se-
cretamente a lguna persona o personas de quie n él se liaba, para que viesen cómo hacían los
visitadores sus oficios, si recibían cohechos, si robaban el pueblo o hacían otros males; y en
hallando alago desto, era acerbísimo castigo que les daba, privándoles de oficio perpÉltuamen-
te ycondenándoles a las minas o a que sirviese de barrer y traer leña en los templos.
Una cosa ha admirado grandemente, porque de ninguna gentilidad antigua n i moderna
se escribe tal cosa, y es, que este Vilahom a eleg ía y seña laba confesores, para que así e n el
Cusco como en todas las demás provincias y pueblos , confes asen secce:amen te a iodas jas per-
sonas, hombres y mu;eres, oyendo sus pecados y dándoles penitencias por ellos. Mandábales
que hiciese secreto en todo lo q ue hubiesen oído, so pena de la vida. Ampliaba o limitaba
la potestad de los confesores y reservaba así a sus vicarios algunos casos. Los confesores de
las vírgenes que estaban encerradas en el templo, habían de ser enuchos o hombres que no-
biesen prome tido castidad perpétua, y ordinariamente eran viejos ancianos. No se podía reci-
bir ni adorar dios nuevo sin el decreto de éste. El señalaba los historiadores del reino para
que asentase n en sus memorias todos los hechos del Vilahoma y de los sacerdotes, y d e
los reyes y señores, y ponía quien examinase las historias así hechas, para que fuesen
ciertas y verdaderas. Templos nuevos no se podían hacer sin su licenc ia y sin la renta
que conviene para el ornato. Cuando moría, se juntaba todo el p ueblo y lo lamentaba un
día entero y embalsamándolo, lo e nterraban con mucha pompa en alguna sierra alta; y lue-
go después de e n terrado, los sacerdotes y ministros mayores de todas las diferencias, y los
que asistían por el rey, y les procuradores dd p:.teblo donde mería y del reino y los amau-
tas, no todos , sino los señalades por el que ten ía cmgo, se juntaban e n el templo y allí
elegían el Vilahoma que había de ser. No faltaban pretensiones y competencias, y otras
veces se hacía la elección sin ruido. con mucha paz. Luego como salía la voz del electo,
tocaban todas sus trompetas y bocinas y otros inst rumentos que servían a los sacrificios, y
en aquel mismo día lo coronaban en un templo, pcniéndole el Huamparchucu, o mitra, y sus
vestimentas, y haciendo diversos sacrificios; y luego le daban la obediencia los reyes y rey-
nas y los demás prínCipes y caciques y señores, y todos los demás ministros le venían a be-
DE NUESTRO PATRIMONIO bOCUMENT AL 133

sar la mano derecha, y llevábanlo a la casa; y él prometía de nuevo segunda vez perpétua
castidad y continencia, y en lo demás pasaba como ya queda dicho.
De aquella primera diferencia de ministros salían los que habían de ser como prelados
en los pueblos y provincias, y los vicarios y visitadores, porque los prelados eran como
obispos, y eran pocos, porque apenas había en todo el reino diez. En el Collao, uno; en
los Collasuyos, airo; en los contisuyos, otro; en Chincha, otro; en Huaylas, otro; en Cassa-
marca la mayor, otro; en Ayahuaca, otro; En Quito, otro; y para los Muchicas, otro, cuyo
asiento era en la huaca grande que está en Trujillo, que los naturales llaman Chimo. De
manera que por todos eran nueve, y entrellos estaban repartidas todas las provincias, te-
niendo cada uno ya conocido su territorio. Dicen algunos que en los Canas y Chachis, jun-
to al Cusco, había otro Villca (que así se llamaban estos como prelados), y si ello es así,
fueron diez; y todos reconocían al gran Vilahorna. y aunque hobiesen sido electos y pues-
tos por el Vilahorna antecesor, todavía pedían confirmación y nueva potestad del nueva-
mente eleclo. Eslos ponían los demás ministros menores para el sacrificio. Estos, al tiempo
de su elección y confirmación de su oficio, prometían, en las manos del gran Vilahoma, con-
tinencia y castidad perpétua hasta la muerte (porque el oficio duraba toda la vida). Esta
promesa ya la tenían hecha de antes, cuando les hicieron ministros y sacerdotes de los ído-
los, más entonces la ratificaban de nue v o con más solemnidad, y juntamente prometían obe-
diencia al Vilahorna presente ' o venidero.
De aquí se saca que todos los Ministros y sacerdotes de esta primera diferencia, osi
mayores como menores, no eran casados ni se podían casar según sus leyes, y si eran co·
gidos en adulterio o estupro, pasaban por el rigor de la ley sin remedio, que era muerte cor-
poral violenta y muy áspera; y si e ran cogidos haber caído con mujeres no casadas ni don-
cellas, privábanlos de oficio por tanto tiempo por la primera vez, y por la tercera vez para
toda la vida. Vivían en cláusula corno luego diremos, cuando trataremos de religiosos. Los
sacerdotes que eran después de los vilcas, se decían vanavillcas.

ADIVINOS

La segunda diferencia de ministros eran los que servía n de adivinar Jos casos venide-
ros, o los presentes pero muy remotos del lugar d onde esta ban, que comunmente se llama-
ban hualuc, esto es, adivino; en estos entraban los agoreros y los que recibían el oráculo
en el templo. Estos eran célibes, que n o se podían casar en ningún tiempo, a lo menos
mientras les durase el oficio. Andaban vestidos de pardo; no podían comer carne sino cier-
tos días del año en fiestas solemnes; comían yerbas y raíces y grano de maíz; ~staban ca-
si siempre en los alrios de los templos. Las adivinaciones que hacían era o por el vuelo de
las aves o por las intestinas de los sacrificios, o por suertes que echaban o por contempla-
ción de las estrellas y de sus constelaciones, o por las respuestas que daban los oráculos;
porque ellos tenían pacto con el Demonio, el cual les respondía, no por medio de todos los
ídolos, sino por algunos pocos más señalados, porque así le reverenciasen mas. Tal fué
el oráculo del Mullipampa en Quito, y de Pacasmayo en los valles de Trujillo, y de Rímac
en Lima, y el de Pachacamac, y el de Titicaca, u, como otros llaman, Inti caca, en la Pro·
vincia del Collao. Al tiempo de oir el oráculo, se tomaba el tal ministro de un furor dia-
bólico que ellos decían utirayay, y después declaraba al pueblo lo que el oráculo le había
dicho. Estos tales ministros se llamaban propiamente hualuc; más los que hacían agüeros
por el vuelo de las aves, o por las intestinas de animales, que o ellos o otros mataban,
lla.m ábansen humurpa; no era su oficio matar ni abrir los animales, sino de otros minis-
tros, porque ellos no hacían mas que mirar las intestinas y sangre, y la postura de ellas, y
por ahí adivinar y deci r sus agüeros malos o bU6nos. De entre estos mini~tro s se elegían
los que habían de ser ichuris, esto es, confesores, para oir los pecados de cada uno del
pueblo, y para esto habían de ser tan inslructos en las cosas de sus oioses y de su reli-
gión, como los de la primera t iferencia, porque de otra ~lOnera no p od ían usar de ese oficio.
134 PERU INDIGENA

y para ello habían examinadores, es a saber, cuatro amautas sabios con un hatun villca,
que era como prelado o obispo. Examinábanlos primero en el número de sus dioses, y los
ritos y ceremonias, y las leyes que habían establecido, así los viJahornas, como los reyes
ingas, y la declaración dellas, y las diferencias de pecados y las penitencias que se habían
de dar por cada uno; de manera, que cuando los hallaban diestros en todas estas cosas,
los señalaban por confesores, reservando algunos pecados al gran ViJahorna.
La manera de confesarse era junto a un río , y el confesor cogía con la mano un gran
manojo de heno o esparto y lo tenía en la mano derecha, y en la izquierda una piedra pe-
queña dura atada a un cordel o encajada en el hueco hechizo de algún palo manual, y sen-
tado, llamaba al penitente, el cual venía temblando y se postraba ante él de pechos, y el
confesor le mandaba levantarse y sentarse: exhortándole a que dijese la verdad y no es-
condiese nada, porque él como adivino ya sabía poco más o menos lo que podía haber hecho.
Con esto no osaba el penitente esconder cosas. La confesión había de ser auricular se-
creta, y el icJlUri o confesor guardaba el secreto natural grandemente, porque si se le pro-
baba que había descubierto pacados de alguno que hubiese sido su penitente y los había
oído en confesión, moría por ello sin remedio. Los pecados que confesaban eran estos: ha-
ber adorado otros dios fuera da los que tenía recibidos por toda la república; decir mal de
algún dios; execrar o echar maldiciones asi mismo o a otra persona (porque juramentos acer-
torios, como juro a Dios, vive Dios, voto a Dios o otros semejantes, nunca los usaron ni su-
pieron qué cosa era); echar alguna maldición contra sí con mentira ante el juez, como " la
tierra me trague", "el rayo me parta", etc. (porque esta era la manera de jurar que te-
nían en sus pleitos ante sus jueces); no celebrar sus fiestas; no acudir a los sacrificios cuan-
do eran obligados; defraudar del sacrificio las ofrendas o animales que tenían obligación de
traer; deshonrar de palabra a su padre y madre, a sus abuelos y tíos; no obedecerlos; no
socorrerlos en sus necesidades; no obedecer a los mandamientos del Vilahorna, o del Ha-
tun Villca, o deshonrarles a ellos y a los otros ministros menores; no obedecer al rey; tratar
de algún motín contra él, o decir mal y murmurar dél (lo del motín era caso reservado al
Vilahorna, y también el adorar otro dios fuera de los que tenían, o decir mal de algún dios
eran casos reservados); matar un niño o hombre adulto fuera de la guerra justa; matar al juez
a alguno por vengarse; ser causa de aborto, en especial si la mujer había tres meses que
hobiese concebido; cometer estupro con cualquiera virgen (y este era caso reservado al
Hatun villca); o sacrilegio y estupro junto con alguna virgen vestal (y este era también
reservado al ViJahorna); cometer adulterio con mujer casada, o el casado con cualquiera
mujer; forzar a alguna mujer, aunque fuese ramera; cometer fornicación con mujeres solte.
ras, viudas y mundanas; cometer el nefasto con hombre o bestia; hurtar valor de una fa-
nega de maiz o de papas, que son turmas de tierra; saltear en los caminos, saquear en la
guerra sin licencia de su capitán; murmurar pesadamente; mentir con perjuicio; hber tenido
ocio algun tiempo del año; y el no haber acudido a sus oficios o tandas.
Estos son los pecados que confesaban, y aunque a algunos rudos no trataban de sus
deseos malos, o por no conocerlos, o porque no se los intimaban, con todo, los bien instruí-
dos si declaraban, como son odio y aborrecimiento, intención de hacer algún motín, o mos-
trar algÚn deseo de pecar con alguna virgen o casada o mujer común, y más si los deseos
eran de pecar con la reina o princesa o alguna dama de la reina, que se llamaban ñustas, o
con alguna virgen vestal; también declaraban los deseos e intenciones de hurtar. Y así, lo
que dicen algunos que no declaraban los pecados intEriores, entiéndase de los rudos o de
los muchachos q'l& no sabían, pero los indios instruídos sí declaraban.
Acabado de decir el penitente, si vía el confesor que había descubierto todo su pecho,
no curaba de sacarle más, sino que le exhortaba a la enmienda yola adoración de sus
dioses, yola obediencia del gran Vilahoma o del ingo; y fuese pobre o rico, una misma
penitencia le daba confo: me a los pecados que había oído. Y en lo que dice Polo que a
los pobres les daba muy ósperaz penitencias, porque eran pcbres, háse de entender que n o
lo hacían de codicia, pues el mismo confiesa en muchos lugares, que estaban muy a jenos
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 135

della; ni tampoco por acepción de personas, pues con igual cuidado acudían a los unos y
a los otros. La razón era, porque el rico y poderoso podía en poblado satisfacer, con res-
tituir lo mal llevado, con dar a los templos, a los ciegos, cojos, mudos, tullidos, huérfanos lo
que les mandaba por penitencia, y que enviarlos al desierto sería grande n ota, porque ha-
rían larga ausencia y ún falta en el pueblo, y luego echarían de ver que habían hecho
gravísimo s pecados; pues tal penitencia les daban; con todo, si algún rico o poderoso quería
irse al monte a hacerla con ayunos y soledad, bien la podía hacer y la hacía. Cerca de los
pobres y plebeyos, como eran tan innumerablQs, no había nota ninguna en que se les diese
por penitencia ir al desierto y estarse allí tanto tiempo, pues lo uno era ya muy recibido y
lo otro no había nota, y en fin, no podíq él satisfacer en p.:Jblado, pues no tenía hacienda. La
soledad del monte o yermo no era tan grande que no hubiese en él muchos miles de indios
que de su voluntad hacían allí penitencia asperísima, comiendo raíces y bebiendo agua; y
muchos hacían esto toda la vida a modo de anacoretas. Y así no era pesado a los peniten-
tes ir a hacer su penitencia, pues forzoso habían de comunicar con éstos.
Dada la penitencia y ciertos golpes blandos con una piedra pequeña en las espalda~. e.-
cupían los dos en el manojo de heno o esparto, aunque el penitente escupía primero, y el
confesor decía ciertas oraciones hablando con sus dioses y maldiciendo los pecados, y echa-
ban el manojo al río, y pedían a los dioses que lo llevasen al abismo y allí lo escondieran
para siempre.
Si vía el confesor que el penitente no descubría tedo su pecho, o tenía sospechas dello,
luego hacía allí un sacrificio de un cuy, que es como conejuelo o como ratón muy grande, o
de otro animal o sabandija cualquiera, y abierto el animal , y haciendo sus conjuros y h echi-
cerías, decía que adivinaba que aquel le escendía pecados, y dándole con la piedra, le ha-
cía descubrir todo lo que tenía, y en todo le demás hacía lo que queda dicho.
El inga y el Vilahoma no se confesaban de ordinario con nadie sino que el inga se iba
al río o a algún arroyo, con su manojo nuevo de heno o esparto, y allí hablaba con el sol
y le pedía le perdonase sus culpas, que el se enmendaría, y que mandase que aquel río o
arroyo los llevase en aquel manojo al a bismo; y dicho ésto, escupía en el manojo y lo arro-
jaba a la agua, y así acababa la confesión. Y es falso que entonces hubiese lavatorio (21)
llamado opacuna ni menos lavatorios que se pudiesen comparar con los de los moros llama-
dos quadoi; porque como Polo a cada cosa echaba sus coniecturas, parecióle que también
en esta obra habría lavatorios, y que serían muy semejantes a los de los árabes, y lo que
imaginó lo puso por historia. De manera que ni el inga ni los particulares usaban en sus
confesiones de lavatorios, sino que en ésto imitaban al Vilahoma.
El cual se confesaba con el gran I11a Tecce en su templo, teniendo en las ' manos un ma-
nojo de heno, de flores y de algunas yerbas adoríferas, y escupiendo en el manojo, los sacri-
ficaba o echaba en el fuego y pedía que el humo llevase sus pecados; y tomaba las ceni-
zas, y llevadas al río o arroyo y dichas sus oraciones, las echaba en el agua para que se
hundiesen; mas no se levantaba ni hacía el opacuna, y volvía a su casa. Todavía se sabe
que algunas veces se confesaban los ingas y aun los Vilahomas con algunos ministros prin-
Cipales que eran tenidos por confesores suyos, y tenían renta y mucha autoridad por ello.
Dichos se ha de los ichuris confesores que eran principalmente huatuc, adivinos; y habían
de ser hombres y no mujeres, a lo menos en el Cuzco y entre los Chinchaysuyos, y aún entre
los Collas. Después, con la baja que dieron los ministros y con el desorden, se trazó que
mujeres, confesasen mujeres y a varones, varones; pero esto no se guardó sino entre algunos
Collas.
SACRIFICIOS
Humu.- La tercera diferencia de ministros era de " los que llamamos humu, hechicero,
nacac carniceros o degol!adores de animales para el sacrificio.
Estos eran como siervos y ministros de los de la primera y seguooq diferencia. Su oficio
principal era aderezar lo templos, limpiarlos y proveer de todo lo necesario para los sacri-
136 PE R U INDIGENA

licios: leña, flores, ramos, animales, ropa, coca, cebo, conchas, pan, vino, mieses, frutas, ollas
asadores, platos, tazas de oro y de plata. Ellos mataban la res, la degollaban, abrían y ob-
servaban, para ver lo que decían y adivinaban por las entrañas y asadura, y conforme a esto,
lavaban la carne tantas o tantas veces, la asaban o cosían, o hacían lo que acerca dello es-
taba determinado. Si sacrificaban carne con sangre, se decían harpay; si carne sin sangre, has·
payo si oblaciones, como p an y mieses, cocuy.
Al tiempo del sacrificio cantaban los cantores muchos cantares, teñían trompetas, fístulas, y
bocinas hechas de caracoles grandes, y cornetas . Cuando era menester hacer sus procesiones,
llamadas huocáyl1a o tomarii, salían acompañados de los demás ministros , así yana villcas
como huatus, y esto de la tercera dife rencia llevaban las andas donde iba el ídolo. Mante-
níanse los unos y los otros de las carnes del sacrificio y de las ofrendas. Estos humus o laicas
si eran de los que tocaban el sacrificio, no podían ser casados mientras tenían el oficio; y s i
después de dejado o quitado el oficio se casaban, no podían tornar a hacer sacrificios. Los
demás que servían de guardar los templos, barrerlos y acarrear lo necesario, eran casados
y sus mujeres regaban y barrían comunmente e hilaban para lo que se había de tejer para
el templo. Los ministros que guardaban los santuarios o cueus, que eran de manera de her-
mitas, y los computistas del año, que moraban en los altos para observar las sombras del
sol y las estrellas, todos eran casados. Todos estos ministros, osi mayores como menores,
fuera de lo que caía de los sacrificios y ofre ndas, tenían rentas señaladas en tierras y en te-
lares de ropa.
Todos eran exemptos de pechos y tributos y de la jurisdicción real; y si caían en neg o·
cio de crimen lesae magestatis, el gran Vilahoma o algún hatun villca, les privaba de oficio
y de hacienda y los hechaba a las minas, que entonces era esto gravísima pena, como las
galeras; aunque si el caso era tal y tan atroce, a penosos tormentos les quitaban las vidas,
o los entregaban a los ministros del rey.
Los ministros meyores siempre venían por vía de elección y suficiencia; los de la segunda
y tercera diferencie alcanzaban los oficios por una de tres vías: o por vía de herencia, o p or
vía de elección, o por haber nacido con alguna señal singular y rara, no usada en los de-
más hombres, COIT!O es tener seis dedos en las manos, brazos mas largos de lo ordinario, o
¡ haber nacido en el mism o tiempo que cayó cerca de aquel lugar algún rayo o haber nacido
de pies, o otras señales; aunque lo de la herencia quitólo la misma república con su rey.
Fueron en los tiempos antiguos todos estos ministros de grande autoridad y reverencia en-
tre los piruanos, as í porque eran ricos y poderosos, como porque eran nobles y muy empü·
rentados; más, en tiempo de Viracocha Jnga, fueron muchos destos ministros causa principal
para que se amotinase y revelase el pueblo y particularmente Hanta Huayl1a con los Chino
chas, de donde resultaron grandes guerras y casi perderse el reino; por lo cual, Tito Yupan·
qui hijo heredero del rey, tomó la demanda y venció a sus enemigos, y prendió grande suma
de sacerdotes de ídolos y los trajo al Cuzco, y t~i"..Infand o dellos, los privó de sus oficios par'!
siempre. Y después que vino a ser rey absoluto, hizo nuevo modo de sacerdotes y min·i stros,
mandando que siempre fu esen de la gente plebeya y pobres, y que en cosa de traiciones y
rebeliones fuese subiectos a la pena de la ley, que es padece: muerte cruel; de lo cual hizo
ley mudando el modo de los ministros y su vivir y sacrificios de tal manera, que lo llaman
Pachacutec, que quiere decir reformador del mundo, y es el noveno deste nombre. Después
Topa Inga Yupanqui. su hi jo, renovó esa ley, y aún permitió q ue etiam mujeres sirviesen de
ayudar los sacrificios, y que las mujeres confesoras confesasen a las muieres. Desde este
tiempo comenzaron las mujeres de Colla suyo a usar de este oficio y a mirar las entrañas de
los animalejos que habrían , y a hacer otras hechicerías; porque, antes de estos dos reyes,
nunca se permitió que mujeres casadas, o solteras o viudas, usasen destos oficios exeptas las
vírgenes vestales, de las cuales diremos luego.
También tocó el ramalazo de la ley, en su ' parte, al gran Vilahoma que entonces vivía,
porque con la ocasión de las guerras y del saco que hicieron los soldados, perdió mucho d e
sus tierras y rentas; y lo mismo fué de los hatun villcas y de los yana villcas.
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 137

. En lo que toca a la obediencia que estos ministroc, así anaguos como modernos , tenían
a sus mayores , no hay que tratar ni encarecer, pues de ninguna gentilidad se lee que fuese
tan subiecta y obediente a los que mandaban y gobernaban, como la piruana. Y así entre
muchos religiosos, para significar la obed iencia perfecta y pronta, se usa este proverbio:
"obediencia de indio". Tenían sus decuri ones a quienes inmediatamente obedecían, y éstos sus
quíncuagenarios y centuriones, y éstos sus pen te y chiJiarchas, que eran como p ara quinien-
tos uno, y para mil un superior llamado millenario. Había tanta puntualidad, que era pa ra
admirar, y no se consentía un punto de ociosidad. Los min istros que eran casados iban a sus
casas los días que n o les cabía oficio; los que n o eran casados y habían prometido con ti-
nencia perpe tua , siemp:e se estaban en los templos y dormían en un barrio que estuviese
junto a l templo que les cabía, sin mezcla de otras gentes.

RELIGIOSOS INDIOS

La demasiada solicitud de buscar oro y plata con que e n traron los e spañoles en el Pirú,
fué parte para que ni aún a los principios ni en los años venideros se pudiese saber muchas
cosas antiguas de la religión falsa de los piruanos; ayudaron mucho a esto las guerras civi-
les que por más de treinta años tuvieron los españoles e ntre sí unos con otros, instigados d esa
solicitud y codicia; y si supieron algo, no fué porque lo quisieron saber, sino porque buscan-
do tesoros, entierros sepulcros donde hubiese oro y plata, y teniendo noticias de algunos, pre-
guntaron quién y cómo lo puso allí. con todo lo demás que consecutivamente se podía sabe r
para sacar, si había , más tesoros . Y este fué el fin principal porque Polo descubrió los sepul-
cros de los reyes y grandes señores del Cuzco, porque e n tendió e ntonces que enchiría los se-
nos de riquezas, y con esa ocasión inquirió de los ministros y vie jos muchas cosas de la
que vemos en sus libros y papeles, como, de los Vilahornas, de los templos, de las estatuas,
de las mon jas aclJas, para ve: si queda algún rastro de d onde pudiese saber si había más
plata y oro y más riquezas y comodidades; y todo lo que n o olía a esto, nunca curó de sa-
berlo ni preguntarlo, como fué de los indios y religioses que hubo e n el Pirú, que por vi
v ir é s tos como vivían en los yermos, no pudo Polo tener noticia dellos, ni aún imaginar
que tal género de vida hubieEe . Lo de las acllas v Í,,;e nes sí , porque estaban en poblados
y e ran como tesoreras de las riquezas y tesares que había en los templos del sol; y esto
era lo que él con los d emás b uscaban.
As í es q ue había en el Pirú d os maneras de religiosos; unos que servían al gran llla
Tecce Viracocha el cual confesaban ser el criador del universo, y del sol, y de la luna , y d e
las e strellas, y de los h ombres .
Vivían estos al principio cuando trataban de ser huancaquilli o usca'fiIJullu (que este Na
el nombre que te n ían ) e n congregación, para deprender todo lo q ue era menester, y estaban
como en un noviciado, que ellos llamaban huamac, y al mismo novicio también llamaban
así. Su ocupación era, primeramente, rogar al gran 111a Tecce y a los demás dioses por el
rey, por el pueblo, por el reino, por los ministros y por todas las necesidades y vivían de las
renta s comunes que te n ía la casa donde habitaban . Tenían mil lavatorios, sacábanse sangre
de ~ venas con pedernales muy a gudos, ayunaban muchos d ías de! año y aún ',e n Ían GU
m o de Cuaresma. El modo de ayunar e ra comer raíces y h ierbas y grano de maíz y abs-
tenerse de ca rne, d e pescado, grosura , pimienta y otras cosas q ue pareciesen tirar a regalo .
Obedecían a uno que les mandaba, y n o podían casarse después q ue se determinaban ser-
vir a sus dioses en esta vida; prometían obedecer al gran ViJahoma y a sus vicarios y ser
obedie nte a sus mayores, y leales a sus reyes, y d e nunca tocar mujer e n su vida. Muchos
des tos se ofrecían d esde muchachos y dura ban, no sólo en continencia hasta la vejez , p e ro
e n Virginidad. Andaban macilentos, vestidos de pardo o de negro, con las mantas muy lar-
gas y los ca bellos cortados hasta las orejas como melenas; no bebían vino; cuando estaban
e n poblado, andaban d e dos en dos o de tres en tres, no a la par, como relig iosos, sino uno
e n pos de otro. Muchos de es! 's y los más eran eunuch os , que ellos dicen corasca, que o
138 P E R U INDIGENA

ellos mismo se castraban, en reverencia a sus dioses, o los castraban otros cuando eran mu-
chachos, para que sirviesen de esta manera de vivir. Cuando salían por las calles y plazas
llevaban tras sí toda la gente, que los tenían por santos, y ellos con soberbia farisáica, ora-
ban públicamente por el in<;¡a y por el pueblo, para que los estimasen; dánbanse con pie-
dras, prostrábanse; aparecíaseles muchas veces el Demonio en diversas figuras de hombres
y de animales, y persuadíales mil desatinos, hasta hace,.rse sangre con lancetas, con pederna-
les, y hasta matarse a sí mismo o despeñarse_
Cuando estos parecían ya estar firmes en su propósito y aprovechados en el modo de
vivir y en las penitencias, íbanse con licencia de su Tocrico, que era como prelado suyo, al
monte, o yermo a vivir en soledad y penitencia estrecha, y allí demás del tito y huñicui, que
son castidad y obediencia, que habían prometido añadían otra promesa de uscacuy, mendi-
guez o pobreza, o villulluy, miseria y desprecio de pobre mendigo y guardaban estas dos co-
sas puntualmente _ De aquí es que había muchos des tos solitarios en los montes y quebradas
muy apartadas de los caminos. El pueblo llamaba a estos comunmente huancaquilli, ésto es
desheredados y desechados de todas las riquezas, y desterrados; y aún tiempo hubo en que
se iban los viejos hechiceros a tener otra tal soledad en los montes.
Allí contemplaban al sol, la luna y las estrellas, y las adoraban casi sin cesar; no ca-
recían de sus idolillos; los montes, las cuencas de los ríos, las peñas, les servían de templos,
de oratorios y santuarios. ¿Quién duda sino que allí se les aparecía el Demonio más veces
que no en poblado? Que cuidado tiene el Demonio de que el idólatra y el sacerdote de los
ídolos sea incesable en el adorar y atender do noche y de día a los ídolos y a las supersti-
ciones y mentiras; y cuando se convierte a la fé católica, le pone una tibieza de manera que
apenas se acuerde de Dios una vez en la semana.
Dormían en suelo, comían raíces, bebían agua fría, disciplinábanse con cordeles bien
añudados, y así como los antiguos anachoretas fue ron antiguamente muy visitados de los fie-
les, así también lo fueron éstos de los infieles . El que había perdido algo precioso, iba a ellos
p ara que adivinasen dónde estaba o quién lo había llevado; la que tenía ausente su marido
en la guerra o en la mar, los preguntaba si volvería con salud, si se moriría allá, la que
estaba de p arto, los enviaba a rogar orasen a la reina del cielo, que así llamaban ellos a la
luna, para que la alumbrase; finalmente, acudían a ellos en sus necesidades. Si morían, eran
enterrados por los demás solitarios convecinos con grandes llantos y supersticiones.

ACLLAS, VIRGENES RELIGIOSAS

Pachacuti Inga, séptimo desde nombre, señor de Pacari Tampu, restauró el Imperio del
Cuzco, que se había perdido con las guerras y pestilencias pasadas; y reparando la ciudad
y reedificándolas, hizo ley que todos adorasen al sol después del gran llla Tecce Viracocha,
y también a la luna, que decían ser hermana y mujer del sol, y al lucero, hijo de ambos a
dos y mensajero suyo dellos. Y para quo esto permaneciese, hizo su templo famoso en el
Cuzco en reverencia del sol, y el atrio, que era grande, lo adornó en reverencia de la luna.
Este templo fuá de los reyes sucesores reparado y enriquecido diversas veces, porque cada
uno iba añadiendo su parte, y el que más se señaló, fué Pachacuti noveno, y el último de
los Pachacuties, porque afirman muchos religiosos graves domínicos y franciscanos, que to-
das las paredes y todo ..1 techo estaban cubiertos y a forrados de chapas de planchas de oro,
sin quedar cosa en todo lo interior del templo que no fuese oro.
Puso también Paehaeuti séptimo dos maneras de ministros para este templo, eon bastan-
tes rentas para su sustento, para que desta manera nunca cesase la adoración del sol y de
la luna. Los primeros ministros eran hombres escogidos de la primera y segunda y tercera
diferencia de ministros que arriba dijimos, los cuales todos servían, unos con enseñar al pú-
blico, otros con agorar y declarar oráculos, otros con sacrificar.
La segunda manera de ministros quiso que fuesen vírgenes escogidas, hermosas y de san-
gre noble, llamadas aellas, esto es, electos y consagradas al sol; y así se llamaban ellas
bE NUts"mO PAT~IMÓN'IO bacUM~NTÁf.

intip chinan, o punchao cbinan, esto es criadas del sol, siervas de la luz del día pero nunc.a
intip buarmin, o puncbaopa buarmin, mujeres del 501.
Tenían su manera de noviciado, y llamábanse las novIcias bu=ac aclla, recién electa.
nuev=ente escogida; pOlque, en cierto tiempo de año, acudían ciertos magistrados que te-
nían cargo de que no faltasen doncellas en el templo, a los pueblos, y mandaban echar ban-
do y pregón, que cualquiera virgen que quisiese de su voluntctd ir a ser acJla en el templo
del sol, que lo pudiese hacer y se viniesen a registrar; y si "quisiesen sus padres ofrecerlas
a sus dioses, que se las entregasen y entonces sus padres o sus tutores entregaban a la que
de su voluntad querían ir, al magistrado que había do llevarlas al templo. Y a la verdad,
era para muchos indios que tenían muchas hijas gran alivio esto, fuera de que en el templo
eran tan tenidas tan regaladas y adornadas que había muchas doncellas que se ofrecían a
ello. No iba esto por tanda, como algunos interpretan, ni menos por fuerza, como a Polo le
pareció, sino muy a gusto de las vírgenes y de sus padres; y aún vino el negocio a tanta
estima entre ellos, que rogaban los padres para cr.,¡e recibiesen a sus hijas, y aún ponían in-
tercesores que lo alcanzasen; lo cual no fuera así, si por fuerza hubiesen de llevar las vír-
genes mal que pesase a sus padres; fuera de que era máxima muy repetida de las mama-
conas que las regían, que nunca servían bien ni hacían cosa bien hecha ni aún duraban, las
eran traídas por fuerza. Juntas las doncellas en aquella provincia o pueblo, escogíc;m las que
excedían en hermosura, y enviábanlas al Cuzco a costa del rey y del reino, acompañadas
de algunos viejos y eunuchos, y dábanles criados que las sirviese . Las demás poníanlas en el
templo de aquella provincia o pueblo, cada una conforme a la nobleza y habilidad que te-
nía. De manera que en todas las provincias donde había templos del sol, se ponían en cada
uno doncellas de la misma nación, o de los pueblos subiectos a la tal provincia; empero, en
el templo del Cuzco, había doncellas de todas las naciones, y principalmente de tres, a sa-
ber: del Cuzco y su territorio, de la Chachapoyas, y de las Pillco, que agora llaman Guá-
nuco. De las de 10:1 Collas y de la provincia n o sé que hubiese a lguna.
Diremos el modo que se tenía en el Cuzco, porque por allí se entenderá el que tenía en
las demás provincias. Cuando entraban las doncellas en la ciudad, para ser recibidas en
el templo, salíanlas a acompañar lo mejor della, y llevábanlas ante el rey, y si estaba au-
sente, ante los del concejo real, que ellos li=aban Hunu (y el presidente se decía Cápac
hunu) y examinaban primero la edad, que por lo menos había de ser pasados los años de
la pubertad, y así habían de ser de doce años para arriba. Lo segundo que había de aer
legítimas; con las hijas naturales se dispensaba fácilmente, y con las bastardas nunca. Lo
tercero, si tenían algunas manchas en el rostro que las afease . lo cuarto, si venían de su vo-
luntad y de buena gana, o si venían forzadas, o si gustaran casarse en su tierra; ' si decían
que venían tristes y que quisieran, o casarse en su tierra o estar con . sus padres hasta que
hubiése con quien casarse, dábanlas plena licencia, y aún castigaban a quien las había traí-
do con violencia. En lo que toca a s,a ber si eran doncellas, pertenecía a las mamaconas, ma-
tronas y superioras del monasterio. Acabado esto, les ~eñalaba el reo o el presidente a cada
·una cierta ración y renta y una criada que llamaban china, para ' que la sirviese, y remitían-
las todas al gran Vilaboma, y en su ausencia al batun villca, que tenía sus veces. Este las
ex=inaba ca . en las mismas cosas, y si se había ~echo el qu1cuclticuy que eran ciertas
supersticion y sacrüicios que se hacían cuando la muchacha . llegaba a los años de la pu-
bertad, si no se había hecho, aguardaban a que se hiciese por mano de sus padres, si esta-
ba allí. o de tutores o curadores o parientes. Hecho, esquilábanlas, dejando en la frente y
en las sienes ciertas madejas de cabellos; cubríanlas con sus velos morado, o pardo, y ves-
tíanlas con vestiduras pardas de novicias, muy honestamente, y hacíales el Vilahoma una
una exhortación larga sobre lo que era aquello y que se pretendía de allí que s irviesen muy
limpiamente al sol y Cl' la luna y al lucero, pues que ellas eran hermosas como ellos; y que
en el tiempo de bu=ac, mirase cada una si quería permanecer toda la vida en ese templo
o nó, y conforme a como quisiese su corazón, así hiciese; luego las entreq¡;:xban a quien las
.gobernase y tuviese cuidado dllas. Y como eran muchc;¡s ' las que habíq en el templo (por-
i4Ó PERO INbIGENA

que pasaban de tres mill en el Cuzco) señalábaseles maestra de novicias una para diez, y
éstas acudían a la maestra mayor, y ésta . a la abadesa o superiora de todo el monasterio,
y ésta al ViJahoma o ·hatun villca. Señalábanse también vana villcas ancianos y sabios, que
mirasen lo que había menester de medicinas y otras cosas y la proveyesen.
Duraba tres años el noviciado, y en todo este tiempo las enseñaban a hilar y tejer y bros-
lar, hacer vinos preciosos, pan y manjares delicados, gobernar la casa y familia y todas las
cosas de su lalsa religión, aliñar el templo, y conservar el fuego sagrado ,que llamaban nina
villca, y otras muchas cosas. Estaban las novicias apartadas de las antiguas, y aunque no
había llaves ni puertas, porque no usaron sino de antepuertas de paño o lienzo, era tanta la
aubiectión o obediencia de estas, que no pasaban de · las antiguas a las noivcias ni de las
novicias a las antiguas, si no tenían licencia de la abadesa o de la maestra mayor. La aba-
desa era comunmente hija del rey o de ·algún gran · señor que descendiese de le¡ casta real;
las demás superioras eran también muy · nobles. Quinos hay que cuentan haber enyrado al-
gunas reinas viudas y . princesas v í~ge nes a este monasterio de su voluntad, para vivir siem·
pre en él, y que estaban a la obediencia de sus mamaconas ( que así se decían las. superio·
ras) con tanta humildad y submisión como las más comunes. Nunca princesa que entró a allí,
o infanta, o hija de gran señor, salió - del monasterio para casarse con nadie, porque tenían
por afrenta grande, que la que había sido 'Consagrada al sol, se sujetase a varón ninguno .
También ponían en este monasterio -o muchas · personas principales sus hijas ninas, para que
depr,endiesen a hilar, tejer, coser, guisar, hacer vinos, gobernar la casa, y otras cosas nece-
sarias; y estaban entre las novicias, aunque no hubiesen de ser aclias. Llegadas a la edad
de diez y ocho años o que estuviesen para casar, las ·sacaban sus padres con licencia de la
superiora, que era · distinta de las otras, viuda y anciana, como maestra de niñas; y si algu-
na de stas quería ser aclla y quedarse en el templo, era recibida, y lo que allí había estado
le servía de noviciado.
Acabado el noviciado de tres -años, venía el gran Viiahoma acompañado del rey o de
su presidente, y en el atrio del templo, donde había sus · corredores, se sentaban y sacaban
todas las novicias llamadas huamac, que hubiesen llegado a tres años de noviciado, para
que las examinasen. Venían ·con ellas sus ·maestras y también los prefetectos que tenían
cuidado dellas, y preguntábanles qué les parecía de aquel recogimiento y vida; si determi-
naban quedarse . en el templo y ser aelias electas y ser chinas del sol, esto es, criadas y
ñustas dél y de la luna, esto es, esposas del sol y damas de la luna, o si querían casar-
se, que mirasen y determinasen en ello y lo dijesen allí; y 'supiesen que si se cansaban y
caían en adulterio, habían de morir conforme -a la ley; y si se determinaban de ser acllas
y después caían en flaqueza, morirían también cruel meerte; y que la ley tenía dispues-
to no sólo esto, más también que la que una vez fuese hecha aelia y recibida por tal, no
se podía casar ni en secreto ni en público, so pena de la vida · al varón y a la aelia que
tal hiciese. Respondían las maestras por ellas, conforme a como sabían de . su pecho dellas ,
y si decían que se querían casar, las ponían aparte; si decían ·que se querían quedar, las
vestían de blanco y las ponían una guirnalda de oro llamada coriuincha, y unos calzados
preciosos y un velo blanco llamado pampacuna; y habiendo hecho ciertos sacrificios y ro-
gativas al sol y otras ceremonías, las entregaban a los varones eunuchos que tenían cuida-
do del mc!'asterio, y ellos a la que era como abadesa, la cual si era doncella, se decía mama-
aclla, o aella mamanchic'; si era viuda .. Mamanchic mamacona, es del número plural: mu-
chas superioras viudas; aella mamacona: muchas superioras vírgenes. Ahí estaban éstas en
el templo toda su vida; tej ían ropa finísima para el templo, para los dioses, para Viiaho-
ma y pena el rey y la reina y pa-ra sus padres y hermanos, si los tenían, o para sus tuto-
res o curadores. Iban a visitar los templos y los santuarios que habían en el pueblo, y a
. limpiarlos y aderezarlos; pero cad" vez que iban, de dos en dos ( y en ninguna manera
sólas), iban con ellas ciettas mu jeres ancianas y sus criadas y dos lictores, que eran los
guardas del templo, y traían una lanza en la mano y un arco con sus flechas. No podían
salir sin este acompañamiento; porque, fuera de que eran grandemente . estimadas por toda
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL r41

la tierra; todos tenían gran cuidado de que éstas .fuesen siempre enteras y limpias, pare-
ciéndoles que mientras éstas ..estuviesen así en su virginidad, les serían muy . propicios sus
dioses. El principal oficio de' éstas era guardar y · conservar el fuego de los sacrüicios, que
ellos llamaban nina villca, fuego sagrado.
No se sabe de Qentilidad ninguna que haya prometido virginidad perpetua y que la
haya guardado, sino sólo la piruana en sus virgenes aelIas; no porque el Demonio, que en-
señó esta manera de monasterios, se huelgue de . la castidad y limpiesa virginal corporal
como la que guardaban éstas, sino que por este camino. quiso enseñar, como realmente en-
señó, muchas supersticiones y mentiras, muchos abusos en negocios de idolatrías.
No se sabe ni tal historia ni quipo hay que tal diga, de que alguna de estas aelIas vír-
genes .hayan caído en laqueza de carne; y cuando entraron los españoles en la tierra, ha-
llaron algunos monasterios junto a Cassamarca y .Huaylas, y aunque pensaron ellos que
eran hechiceras, con todo, .a veriguaron después lo que era, y muchas dallas, recibiendo el
baptismo sagrado, se quedaron vírgenes, ofreciéndose nuevamente por acllas de Jhesu Xpto
Nuestro Señor, y otras huyeron al monte. Las monjas del Cusco hicieron lo mismo, que se
convirtieron al Señor más de dos mil! dellas, y las más. permanecieron vírgenes hasta la
muerte, y otras casaron con indios recién baptizados y otras se huyeron a diversas partes;
aunque todas o las más· vinieron a ser .cristinas, . y las que más fl orecieron en devoción y ho-
nestidad fueron éstas.
Cada año, después de la siega, hacían un suptuosísimo banque.te en el Cusco, y las que
estaban muy lejos, en lo mejor de su provincia; y . aquí renobaban el homenaje y juramento
que tenían hecho de obedecer primeramente a los dioses y ' 0 .sus ministros, y luego al lnga y
a sus ministros .. Para esto -se hallaba el rey presente ( y en las tierras donde no estaba el
rey asistía su virrey tocrico) sentado en lugar eminente debajo de palio y con· su vestidura
e insignia reales y la borla del reyno; y los ídolos Illa Tecce Viracocha, y del sol, y de la
luna, y del lucero, y el del rayo, presentes cada . uno en su altar , sembrado de oro y plata
y piedras preciosas y flores, con sus ministros y agoreros y adivinos; y el ejército y la guar-
da del rey, muy a punto puesto; el consejo y preSidente, los otros magistrados y los gran-
des señores y principales, todos puestos por su orden y antigüedad y sentados, y luego un
grandísimo número de pueblo, que había concurrido de diversas partes, para ver así al rey y
las fiestas, como por ver las vírgenes, que todas a una mano eran en . extremo hermosas.
Acabado el razonamiento' y ciertos sacrificios de animales:. y . el juramento y homenaje y el
haber besado la mano al rey y las mujeres a la reina, que también estaba en su estrado
debajo del mismo palio, luego se ponían las mesas' a su modo: para el rey ponían una alta
de más .de .media vara ·o dos' tercias, todo hecha de flores y cubierta con manteles de algo-
dón muy blanco, lo mismo a la reina, pero más ' baja la mesa, y al punto salían las vírgenes
acllas vestidas de blanco y colorado, acompañadas de muchos señores, y comenzando desde
el rey y reina y del príncipe, daban ·de córner abundantemente; y como eran muchas,
iban por su orden y concierto, cincuenta a tal parte, con sus preladQ§ yayos dando también
de sú vino hecho del grano , de maíz que· ',tienen'. Por fin y remate, sacaban , una porción pe-
queña de pan a manera de hostia redonda pero gruesa, y daban cada porción a cada uno;
y el recibir' este ' pan y comer dél o todo o parte, y reverenciar a los 'ídolos, era como acto
'de religión y idoltría. Tenían' este pan por gran regalo y guardábanlo como si fuera reli-
quia, llamábanle illai ta, pan divino, pan sagrado. Otras veces comenzada la fiesta por
este pan, como ellas querían y lo tenían trazado.
Luego las vírgenes sacaban de la ropa fina que habían .labrado todo aquél año; y ofre-
cían ' al rey yola" reina, y al prínCipe, ' y a los infantes 'e infantas, si l'o s había, lo mejor y
más curioso, de varios colores y labores. luego a los ' sañores ,y hombres principales, y a sus
mujeres y hijos, les ,'daban a cada uno sus vestidós preciosos" varios· tocados y calzados de
hombres y de mujeres, fajcm, guirnaldas, joyas, prendedores, ,garieles y otras muchas cosas.
La ropa era toda de lana. de vicuña, que iguala . con , la seda. Para la deJIlás gente saca-
ban ropa de lana común o ,de 19odón, conforme al a ' nación que eran. .. los que habían de
142 PERU INDIGENA

recibir. Con este hecho ganaban ellas más, porque . 105 señores y el pueblo les · daban a ellas
grandes presentes d~ ganado, de tierrc;Is , oro, plata, lana, mieses, etc.
,. El día siguiente a éste es en que se admitía las acllas, sacándolas del noviciado y incor-
porándolas en el monasterio con las antiguas. Las demás que no querían quedarse, sino
casarse, salían también este d ía y conforme a su calidad y nobleza las casaban con hijos
de señores a las que eran tales. y con plebeyos. ·a las plebeyas; porqu'e las que entraban
por criadas de estas novicias era de los plebeyos, y dábaseles marid'a que les cuadrase, por-
que fué muy célebre refrán y muy puesto en uso entre los piruanc~ el que dice: "cásate con
tu igual"; canas, no con título de mancebas ni criadas, s ino para·' damas de la reina; y s i
él allá hacía sus flaquezas, no era con todas ni todas veces ni todos los reyes lo hicieron.
Lo mismo se entiende cerca de dar el inga a otros señores algunas de;¡tas mujeres, que se
las daban para que las guardasen como tutores y curadores y las casasen a su tiempo; y
si alguno o algunos las deshonraban, no todos porque muchos había qu~ las prohijaban y
las guardaban con tanto ciudado a sus propias hijas . . A mucha~ entregaban a sus padres
,para que ellos las casasen a su voluntad . Más en ningún quipo ni historia antigua ni mo-
derna he hallado que alguna destas vírgenes novicias que no querían quedar en el templo
fuesen señaladas para ser sacrificadas y muertas por el bien del pueblo o del lugar, o po:
necesidad, ni que ninguna hubiese muerto desta manera, sino siempre lo contrario. No sé
a dónde pudo Polo adivinar tal interpretación, sino es que oyó decir que se sacrificaban
pasñas, y ñustas, y acllas, y huhuas; más no entendió el lenguaje de los indios, que a las
corderas y ovejas que se sacrificaban en nombre destc¡¡s o de otras doncellas, se llamaban
pasña, chusña y ñusta, y las que en nombre de las mismas acJIas; se decían también ac-
llas; y el corderico se llamaba huahua, n iño. Y quien no repara en los . tropos y figuras
que tiene esa lengua, dirá siempre una cosa por otra, y hará errar a todos los que le si-
guieren.
Las acllas eran, esentas, inviolables; y si cuando ellas pasaban por la calle acompa-
ñadas de sus criados y guarda, se acogía a ellas algún delincuente, no le podía prender
la justicia, porque le valía por amparo la presencia de las acllas, como también les valían
los templos a todos los delincuentes que · se acogían a ellos; fuera de esto, según sus leyes,
estaba prohibido de que se pudiesen casar, como queda arriba' dicho; y qua si se casasen,
allende que había pena acerbísima, estaba dado el tal matrimonio por no válido.. Y cual-
quiera que los maltrataba de manos y de palabra, había de ser castigado bravísimamente.
En el convite que arriba dijimos, no se hizo mención del gran Vilahoma, porque nunca se
hallaba en él, más enviábanle sus presentes; sólo el repartir de las novicias se hallaba é l
o su lugar teniente hatun villca, que a lgunos llaman corruptamente appopanaca, por decir
aponaca, los señores, en aymará, o apocuna, en la quíchua, (22)

COSTUMBRES DE LOS ANTIGUOS PIRUANOS EN LO CIVIL

Las costumbres y usos de una nación y gente de su república, no se han de medir


por lo que algunos particulares o viciosos hacen, sino por lo que toda la comunidad guarda
o siente que se- debe guardar, y por las leyes que tienen y ejecutan. Porque aunque vea-
mos a cinco o seis ladrones o homicidas, o oyamos decir que este o aquel particular usó del
nefando, o que sacrificó a su hijo, no por eso hemos de condena,r a toda la nación y repú-
blica, ni a carga cerrada hacer regla general, si la tal nación guarda lo contrario en lo
común y tiene leyes con que castiga tales delitos y las ejecuta puntualmente. Así que di-
remos de los vicios que toda la naci6n p-¡ruana tuvo recebidos y puestos en uso común y los
que no eran así. sino qu~ uno o dos solamente los cometían, o que en otro tiempo fueron
recibidos y en otros desechados; y también de sus loables costut;lbres y leye~ .
. Primeramente, la embriaguez y la destemplanza en el bebe.r fué como una propia pa-
ai6n desla gente, principio de todos. sus males y aún de su idolatría. Este vicio no perdo-
.nó dic;¡nidad . ni estados. Al principiO, cuando poblaron la tierra, por mucho tiempo no tu-
DE NUES~O PA'PRIMONIO DOCU~NTAL

vieron , c;¡énero de vino. r;ino sola agua fresca; y cuéntase que en este tiempo no t\lvi~ron v i-
cios ni fueron dados a la idolatría. Después buscaron invenciones para hacer al~n gé-
ne;9 de bebida, que fuese menos dañosa que el ' agua de aquella tierra; porque, si se mira
en ' ello, .. hay provincias en que hay agua tan delgada que corrompe, y en otras tan gruesa,
que cría vascosidades y piedra. Pues en los ,llanos, allende las mas del. agua de alli se
bebe es salobre, cual más, cuál menos, es comunmente caliente, como la experimentan . ágora
los. españoles, que si . no son los poderosos . y. que tienen caudal, los demás .claro es que 10
pasan trabajosamente. Pues para remediar este inconveniente y por librarse de ' enf!)rme-
dades, invent~ron el vino hecho del .grano de maíz el cual, si es simple, refresca las entrañ9s
y el hígado, . pero no limpia del todo las vascosidades. Mandaron los médicos que para
que el vino tuvies? los efectos que se pretendía, de lavar la ' vegiga y deshacer la piedr¡x, se
li!ldase el maiz con la .s aliva del hombre, que es muy medicinable. De manera que de aquí
nc;¡ción el mqscar los niños y las doncellas el grano de maíz, y 10 masc~dD 'ponerl~ en ~a~
sos .. para que después !le cociese Y pasase por diversos coladores. de lienzo . de ólgodón y
agua limpia, y el agua que de todo esto exprillle, sea el vino, del cual usaron' mucho tiem-
po; y ,por ser medicinable, no hacía reparar en que podía causar asco el haber sido . mas-
cado el maíz, pues por causa de la salud toman hoy los hpmbres cosas horribles, como ca-
- nina de perro, orines y otras .cosas muy asquerosas , que en comparación dellas, es la sali-
va del hombre cosa más limpia. Y cuando nos ponen vino en la mes~, no nos acordamos'
de que ha sido exprimido y pisado con l~s pies sucios y polvorientos d~l hombre.
Este vino que se hizo en el P~rú desde los tie~pos antiquísimos, por vía de medicina~
vino d~spués a ser tenido ';omo regalo y bebida para celebrar sus fiestas; vino tanta' a gul~:
que por sólo beber sin pena publicamente, instituyeron las fiestas en que ·s e había . de beb~r
a rienda sue~ta, porque en lo p.a rticular siempre fué vedado el beberlo, sino ' fuese moderado:
por vía de medicina. De modo que los d ías de triunfos por lds victorias alcanzadas, los
días . de barbechar la tierra, los d ías de sembrar la mies, los . de la , si~ga y 9aSecha, ,los de
Ay-moray, que s llevar el grano a la troje y despensa, estaba la puerta abierta para que
bebiesen todos cuant9s quisiesen, excepto los mochachos y mochachas, y todos los ministros
del t~mplo .y las vírc¡¡enes vestales, y la guar.da del rey, y los soldados de presidio, Y , de
los magistrados, los semaneros y las mujeres que habían de . atender al servicio de las ca-
sas, · y de los plebeyos y prefectos de sus oficios mecánicos. Duraba todo un día el beber,
y digerido el ,vino, se pedía licencia para el d ía siguiente para . todas las persopas ' que e l
día antes no habían bebido, exce:,.to los religiosos y las vírgenes acHas y los sacerdotes de
los ídolos, que con estos nunca se dispensaba. Para las guardas y presidio/!, sostituían otros
soldados que ya hubiesen bebido el d ía antes. Este era el común uso de las fiestas 'en .tiem-
po ,del barbecho y del sembrar y de la siega y de llevar la mies a la troje; porque prime-
ro .hacían la labor en todo lo que era menester, hasta acabarla de todo . punto, y luego co·
menzaban los convites y banquetes en que el comer era muy poco, tanto que apenas se
podría sustentar ·uno de nosotros con la cantidad que comían cinco dellos. Pero~l beber
era .extr,emado; porque fuera de que la chicha es poción v~rdadera, da también nuh:imien-
to como si fue.se comida, casi al mismo modo que el chocolate en la Nueva Espáña, que
habiéndole . dejado los . indios y dádosa a su pozol, que es el vino de su maíz lo han toma-
do .. los españoles tan de veras, que en a lgunas provincias, como en Yucatán y Guatimala
y Honduras y mucha parte de Mégico, parece vicio en ellos, y lo- es; y hay muchos que
en la. demasía de beber ese chocolate . ( que también trastor,na el juicio si lie bebe sin medi-
da) se igualan con s piruanos antiguos y modernos, que en su vino de ,maíz son dema-
siados_
Los días de los triunfos que llaman el hailli, era cosa deSaforada, porque poco a poco
vinieron. a tanta corrupción, que duraba el beber y la borrachera :relnta días y más; . pero
l1iempre con el recato de C{ue bebiesen unos y guardasen el pueblo otros, y se mudasen y , re-
mudásen. Había grandes .bqi!es y danzas, grandes represntaciones, de batallas, de come:
dla~, tragedias, y otras cosa~ s mejaptes; pero lo que más- sé hacía era cos'a de sacrUiclos,
144 P, E R U INDIGENA

agueros, hechicerías. A tanta disolución necesariamente se ha de seguir grande corrup·


ción de vicios, particularmente de lujuria, pues estaban mezclados hombres y mujeres, pa-
dres y hijos, hermanos y hermanas. De aquí nació lo que autores graves han escrito, que
no se respetaban parentescos de línea recta, de consanguinidad ni afinidad, y que lle-
gaba el negocio a tanto, que etiam el ' defando se usaba, y que los niños no aguardaban los
años siquiera de la pubertad; lo cual es parte verdadero, si consideramos a los piruanos
en tiempo que les faltó el gobierno de los ingas' y no tuvieron quien los fuera a la mano en
los vicios de lujuria que la embriaguez trae consigo, sino quien los incitase a mayor libertad
en ese vicio, pues veían que los que sucedieron en el gobierno, con profesar por una parte
la ley santa de la christiandad, por otra eran tan frágiles y tan desventurados en la lujuria,
que según contaban los indios ancianos y viejos, y aún muchos españoles, con lágrimas en
sus ojos, nunca vieron tanta corrupción de soldados cuanta en estos, como abajo diremos.
Pero en parte no es verdadero, si consideramos los tiempos en que los ingas tuvieron el
mando y el palo; y todos los que regularon los tiempos pasados en los presentes que han
visto, entendiendo que aún aquellos eran peores que éstos, erraron y escribieron mili des-
conciertos. Es, pues, de saber, que el inga, como gentil, erró en muchas cosas y llevó al
pueblo tras sí. más como hombre de razón, acertó en muchas y particularmente en negocios
de gobierno, porque en esto de saber gobernar en lo civil a los piruanos conforme a su na-
tural, excedió a los españoles. Por manera, que permitía el inga unos vicios públicamente,
y de los secretos no inquiría, aunque viniese a noticia, por evitar otros mayores y que fue-
sen más dañosos a la república. Permitía convite y banquetes públicos de comida, porque
los necesitados gozasen del barato, y se excusasen del hurtar; permitía que bebiesen hasta
no más, y esto públicamente a vista de todo el mundo, porque no se bebiese en secreto y
particular, haciendo borracheras de donde sucediesen homicidios, estupros y adulterios. Per-
mitía que en semejantes juntas de borracheras y bebidas viniesen las mujeres rameras o
solletas que no fuesen vírgenes ni viudas, o las mancebas o las mujeres legítimas de cada
uno, y que en casas o escondrijos, que por allí había muchos, cometiesen sus fornidos y tor-
pezas, porque casasen los incestos, los adulterios y estupros y nefandos. Llamo permitir, no
que hubiese ley dello, ni pregón ni bando que mandase que viniesen a este tiempo y lugar
las tales mujeres de que había no poca copia, sino que, aunque sabía que venían y había
todas esas torpezas y suciedades, no las castigaba, ni mandaba a sus ministros que pren-
diesen o persiguiesen a las tales mujeres, ni a los varones que se juntasen con ella. Por-
que, aunque la simple fornificación fuá tenida por pecado grande, desde los tiempos anti-
quíSimos, en todo el Perú, y aún había leyes contra los amnacebados, con todo, ni se casti-
gaba lo uno ni lo otro, sino qUQ se disimulaba grandemente con e1l0, sólo a fin de que se
quitasen y evitasen los pecados ya dichos, como ellos interpretan. Y así, esta demasiada licen-
cia pudo ser causa que hiciese crecer el vicio de la lujuria en grande manera en los indios, y mu-
cho más en las mujeres. Todo el cuidado del inga fué en que no hubiese raptos o estupros
con doncellas del pueblo o con vírgenes aelias, ni adulterios, ni incestos, ni pecados contra
natura; porque estos cuatro géneros de pecados castigábalos él con todo el rigor de la ley,
sin perdonar aún a su propio hijo. Así que, al tiempo de estas borracheras, que durasen
un día o dos o tres o treinta días, tenía mandado que hubiese muchos ministros reales, y
aún cabos de escuadra y capitanes, que estuviesen a la mira no sucediese algo desto y evi-
tasen todos los peligros, quitando las casadas de entre los varones que no fuesen sus ma-
ridos y juntas de mancebos, y que no dejasen llegar virgen ninguna ni mochachos ni mo-
chachas. De manera, que bien vían éstos lo que pasaba con las mujeres mundanas, y esto
disimulábanlo, pero velaban con cuidado y aún buscaban los lugares secretos y escondidos
para ver si había adulterio o incesto, o otro mal; porque en hallando algo desto, sin remedio
era puesta la ley en ejecución, matando a los adúlteros o incestuosos o nefandos o estupros
con vírgenes aelias, aunque fuesen novicias; porque el estupro que fuese sin rapto y violen-
cia cometido con doncella del pueblo, no se castigaba con pena de muerte, sino con azotes,
cárcel, destierro, minas o esclavonía de servidumbre en las tierras de los templos o de la
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 145

comunidad, etc.; sino es que se quisiesen casar, que entonces con una peria leve se con-
tentaban, con que luego se casasen según sus ritos y leyes. No es posible sino que donde
había tanto beber hubiese algunos desórdenes grandes y pecados enormes, por más guar-
das que hubiese, pero ya el Inga tenía puesto el remedio que le parecía convenir, y cuando
los tales delitos se descubrían, no disimulaba con ellos.
El beber mucho y tener cabeza fuerte que no se trastornase se tenían por gran valentía,
y así muchos querían mostrar esta fortaleza, más el vino era más fuerte que ellos . Todavía
se hallaron hombres que de una sentada se bebían en toda una tarde más de una arroba
de aquel vino, y estuvieron en su juicio como sino hubieran bebido; con todo no podían es-
tos vivir sino muy enfermos. Andando con el tiempo Inventaron sus sucesores traza y modo
como hacer este vino más fuerte y más vivo; y fué, que dieron en echar el grano de maíz a
remojo y dejarlo estar algunos días, hasta que reverdeciese y renaciese echando de sí ral-
ees y algunos ramos, con sólo estar en el agua en una artesa o vaso grande. Esto molían
y lo lindaban y echaban a los vasos en que hacían su vino alguna cantidad de esto, y ha-
cían el vino fuerte y que picase y aún trastornase más presto que 10 otro . Otros más golo-
sos hacían de sólo esto ya renacido todo su vino, y con echar al tiempo de beber en el vaso
zumo de cierta hierba medicinal, se hacía tan fuerte, que los trastornaba más presto. Lla-
- man a este vino viñapu y otros soro, y dicen los que lo han probado, que es pestilencial y
causa de muchas enfermedades. La causa que da no es de enfermedades, pues ningún in-
dio vemos en todo el reino que sea atacado de mal de hilada o de piedra, sino de pecado
de embriaguez, lujuria e idolatría que son mayor y peores enfermedades.

SUPERSTICION

No creo ha habido gentilidad tan dada a superstición como la piruana, puesto que en
alguna provincia hubo más y en otras menos, pero en lo común todo el reino fuá por un
rasero. Porque, dejado a parte lo que toca a su religión falsa, sus dioses, sus sacrificios y
BUS templos, y sus sepulcros, y oratorios, y sacerdote y hechiceros, 10 que es superstición,
deprendíanlo desde niño, porque miraban en todos sus actos y en sus meneos, y en casi to-
dos ellos hallaban misterio que reparar de bueno o malo. Al temblar los ojos, zumbar sus
oídos, estremecer el cuerpo, al toser, estornudar, bostezar, el sacar el pie derecho o el iz-
quierdo, al tropezar con los pies más con este que con aquel, el salir la saliva cuando es-
cupen derecha o fuerte, el encontrar, luego como amaneció, el primer hombre o mujer desta
o desta traza, el haberle visto primer.o él que el otro, ' o al revés, ver los animales, serpien-
tes, sabandijas, pelear o travarse; en todas estas cosas hallaban que agorar mal ' o bien.
Ladrar o ahullar perros decían que Significaba pendencias o muertes; cantar la lechuza, que
había de morir alguno de la casa sobre la cual cantó; ver el arco iris, que había de haber
calenturas; apuntarlo con el dedo, pudrirse el cuerpo de apostemas o cáncer.' Para esto
usaban, hasta los niños, de varias maneras de suertes: en el grano de maíz, en el grueso
de la mazorca, en la saliva echada en la palma de la mano, y en otras mill cosas. En los
celajes del cielo, miraban no sólo la cualidad del tiempo, si era alro'so, si lluvioso, si sere-
no, pero también agüeros y adivinaciones. Finalmente, eran tan dados a estas supersticio-
nes, que en todo sus actos corporales y en todas las cosas hallaban que mirar y que reparar.

LEYES

Si en alguna cosa f loables los p iruanos, fué en ldl leyes que tuvieron y en el
guardarlas . y había dos maneras de leyes: unas que pertenecían a su religión falsa y a la
adoración de sus dioses, y a sus ceremonias y sacrificios. Destas leyes y de sus interpreta-
ciones no hay que hacer caso; porque así como su religión y secla fué mala e inventada
por el Demonio, así lo fueron sus leyes.
. -La ··etra · manere;t de "leyes, en le que teca a ' le 'civil y . meral;' fué ·. muy leable, y ' muchas'
dellas se guardan ' hey, perque vienen · a cuente de . les intereses de' les que tienen y el .gebierne
y el mande; 'y fuera ' bien que se guardasen tedas, porque: siquiera gezasen les nati.uales de .las
migajas que sebran a les -advenedlzes. ·
Ley primera. Que tedes les sudieelos al imperio. de les ingas hablen 'una m isma lengua ge- '
neral, y . esta sea la ' quíchua del Cuzce, 'Y la depriendan per le menes les señeres y sus hijes
y parlerites, y ,l es que ' han de gebernar e administrar justiCia e ser prefectes de eficies y ebras(
y. les mercaderes y centratantes;
' n. .Que en tódes les puebles 'haya de tedes eficies y eficiales y maestres, y. si este no. !=ludiera
ser, 'q ue' cada provincia' tenga dentro. de su terrlterie tede 16 ' que hubieran menester les -que
habitan' en ella: aquí ' tejederes 'de ldna, ahí de algedón , acullá· plateres.-allí carpinteres, acullá
les que hacen el tecade e calzado; y a este medo. de les 's alineres, carboneres, canteres, al_o
bañíes; · elc~
III. Que pOr _el tiempo. del barbechar, sembrar, segar, guardar la mies, regar las tierras, .
aSI cemunes come de particulares, nadie se excuse, sine que salga ce n su arade; ' y que'
desde el rey hasta el inas baje ciudadano. se 'o cupe en '10 labranza de tierras e de huertos, : a ·
sus ·tlempos,. etc.
IV. Que se 'miren las tierras para qué planta 'e semilla tienen más virtud; y no. se siembre·
aní más de ~quelld semilla" o 'planta, ' sin embarazarla con otras: aquí mieses, acullá frisoles, .
aCu:llá algodón, allí pimientos, y allí raíces y acullá fruela; y de sta manera en todo. lo demás.
V. Que se conozcan las inclinaciones y habilidades de los mechachos, y conferme a ·ellas.
sean empleades, cuando. llegasen a edad madura: si se inclinaren a la guerra y mostraren
valer, se hagan seldades, si algún eficio mecánico, lo mismo.; aunque lo más cOinún y ordl-'.
nario sea que cada uno siga el oficio de su padre.
'.' VI: Que ert todas 'las provincias haya uno o más depósftes y alhóndigas, dónde ·se guar_
de ' todo' el bastimento 'necesario. (habiendo. ·tomade . cada pueble ' para sí todo le que'. habían·.
menester abundantísimamente) para tiempo de hambre, de esterilidad, de guerras; para dar
a ' cojes, cieges; tullides; viudas y huérfanós; y que de esto no. pueda aprovecharse el .rey ni
les' señeres.
VII . . Que .hubiese depósites de ganado de la tierra, que sirviese, le primero, para les
sacrüicios, . le segundo, 'p ara necesidades de la república, le tercero, . para socerrer a . los pe-
bres, lisiados y viudas y huérfanos.
: VIII. Que en cada puebl~ se dividan las tierras, a cada vecino. cierta medida, y q lo; .
propios y cemunidades tanta, y que en estas comunidades no se pueda meter el rey ni los
señor~s; Y. si se metiere el rey por alguna cau~a ,justa, sea para bien de l.c;l tal prov.incia, y,
acabad~ la necesidad, vuelva la cemunidad ' a sus jures proprios. . . '.
. IX. Que cada. une se vista y adorne conforme a )0 cualidad que Úene, el plel:Jey,o cerno..
plebeyo, y el noble como neble; y que .ningune se. vista, del género . de ropa y traje. y labor.
que se vl~ten le's reyes, si no fuese hijo o hija o parienfe del ~ey, e si no. hubiere particular
privil¡;¡gio para ello.
' X. Que en el cemer sean mederados y templados, y mucho. ~ás en el deber; 'y .si alguno.
se_ emb;iagase de manera que ' pierda ~i juicio, ~ue sea p~r la primera ~ez castigado cen~'
forme al juez pareciere, y por la segunda, desterra'¿os, y per la t~~cera, privades de ·s';s·
eficies, si son magistrados, y echades a las minas. Esta ley se guardó a les principios con
riger, mas después se relajó la ejecución de tal manera, que los ministres de la justicia ..e!:,?:n
los primeros que más bebían, y aunque se emborrachasen, no había castigo; perque 10.1 '
amautas, que eran como lelrado.s y sabies delles, interpretaban las leyes poniendo di¡¡tin-
ci6.n ' e'~t(~ :¡;~n~a, - q~e' e~' encá¡;:Ibriars~ y ~~l~nta~se' , ' y 'ha:un ~~chay, q~e . ~s · embriagarso
hasta perder el juicio; y que aquello 'e ra le ordinario. que en tedos acontecía, pues no . hacían
dé~atines de leces, y : que aquesto pocas vece's ' 0 ninguna 'acontecía. De manera, que por
aquí vinieren a ia dlsólución que 'arriba vimos;
XL Tedo género. de homicidio que se h iciese fuera ' de gUerra, sea pünido 'y castigado ;
con pena de muerte natural, en esta ferma: quien mata a su padre e madre, que muera y
bE NUESTRO PATRIMONiO :bOCUMBNTAt:.

Iléa ' heého : cuartos; lo ' mismo: '<tue · si matara a sus abuelos o hijos; ' quien matare .'algú¡, : niño
o niña, 'que muera despeñado o apedreado; quien matare a : mano a · sU señor, que · muera
cuarteado; quien mdta · a ' otro' particular · del 'pueble, que muera ahorcado. ,~
XII. Quien -mata a a:lgún -ministro· del · rey·; conociende que ' era tal, o a algún m:lnist·ro
de . los dioses,- o tI alguna virgen acdla, que ' muera arrastrado .y asaeleado. Quien m.atQse a
su mujer . por odio, sin culpa della..: o sin saber ·que tenía culpa de adulterio, qüe muerQ', ahor.
cado y hecho· ·cuartos; le mismo la '" mujer si· matare a su mar.ido.
-XIII.·· Quien matare a su mujer ·h allándola . en adulterio, que 3ea ' desterrado por ·un· ·cierto
·tlempo. Le mismo ·si· 'matare al . adúltero con quien .aclulteró. su · mujer, pero el tiempo ' del . des-
tierro no pase de un año.
'.. ' XIV·, . Quien fusre - causa de ~ que --a lguna mujer preñ:ada _de tres meses' para arribar. mue-
ro a malpara, dándole· hierbas o golpes, . o de . cualqUier manera, 'que m\.lera .ahorcado o opa,
-dreado.~· . ;' .
XV. Quien matare al rey o reina o príncipe heredero, muera arrastrado o oseateado Y:
sea.: hecho cuartos;. y su casQ .derrumbada y . hecha muladar; sus hijos .sean perpetuamente
bajos,. de ;Vil. condición Y- no·' p1:leden tener cargo , ninguno .. honroso .en el pueblo ni en .la ,gua;-
rra,. y .todo esto hasta ·10 cU.a rta generación.. Y lo mismo los ' traidores;· mas si estos, antes de
darse la batalla, se arrepintiesen .y pidieren .perdón y . se metiesen debajo. del es.tandarte del
inga; vuelva .0 su gracia ·.rear y.. no .padezca nada· de lo ' dicho. ·
. , J XVI.-EL adúllero" y ..la adúltera sean castigados .con pena .de .muert",; " y el .marido, , si ha.-
llare a su mu jer en tal delito, denuncie luego, para que se le cumpla --de j\.lsta. 'v:enganza; y
lo mismo la mujer que supiere o viere a su marido, con adúltera, denuncie dellos, para que
mueran.
XVII. Quien forzare doncella y la deshonrare, que muera apedreado. Y si ella se quisiera
casar >con .él.-. qlla no .muera, sino que se .caSE!: luego. Quien forzare 'Casada, que muer.a chor-
cado. Quien cometiere estupro con alguna doncella .consintiendo. . ella, 'que sean azotados y
t~asquilados: y·. puestos a . la verguenza, y .él ·.sea desterrado y conducido . a las· minas, .y ella
o ·, guardar "algún ,templo; y .si quisieren . casarse,: sean solamente azotados y se casen luego;
-mas si él es casado .y tiene hijo,-- que ·sea condenado ·para que oori ·sus hijes 'y mujer ' sirvan
G.1 1a comunidad y.· ella algún templo o ' a las · odias . .
-XVII-I. . Quien . tuviere· cuenta · con · su ' propia. hija, que mueran entrambos desp.e ñados i y
mucho, más si ella fué doncella -Y consintió; pero si ' fué forzada y violada, que muera. el po"
drl'!, . y ella· seo puesta: par a que· sirva siempre' a las' aelIas;· y si alguno ' la pidiere por mu-
jer, qUé' se · case. Si· alguna ·mujer fornicase con sou h ijo propio, qu~ 'mueran ambos 'despeña.
QOs:,: Quien -- cQnóciere a · su· hermana de padre y madre o 'de madre 201amente, que ' mueran
'entrambos ahorcados o ·apedreados.- ' y . más ' si . eUa fu'é doncella y consintió; ' pero :'si fuere
forzada y violada, que sea el hermano ahorcado, y ella sea puesta ti servir ' a " ias aelias,
Quien' se · juntare con su" hermana, híjtt 'de su padre éarnal, si fuera ella doncella o casada 'l
consintió, 'que ' mueran 'entrambos apedrecfdos'; . si fué Iorzada con violenCia conocida, : qué' mue:
ta" el hermano y ' ella sed puesta pata ' servir a los ' tempiós . .
XIX;' Los incestos con 'los 'tíos y sobrinos, o con prurias y primos en segundo grado, 'o
'alihes en "primer grado, si ellas' fuesen vírgenes o' éasadas y co¡'sentiente~/ que sean cimbo~
casÜc;iados ' con pena ' de muerte de 'horca o cipedreados; si no fuesenví¡genes o ca~oda;,
q¡.¡e ' sean ' ambos azotados, tesquilados y condúcidos ellos ' a . la~ minas, y ella;¡. a guardar y
~é~vir ¡os .iemplos. . '
.' XX. 'Q uien cometiere el .~ . ' " de s?domía, que I?uera arrastrado y ahorcado y luego sea
c¡ue~ad9 éon tO?OS sus vestidos, y. lo mismo si se . iunt~se con alguna b.estia .
. .XX!.. Si 'lo~ gra;des señores cometieren alguno des tos delictos, p~r . QQnde merecieren mo-
rir; ..~.~ )o~ . g,?p'ernadore~ .'y c~ncejos .h agan ,las. . averig\.lacion~~ ;y ,informaf:ión, y: la senienda
.~U:é<;lese para.. e~ rey; Y cuando. tos t<;llea III.uri.e.I:en . por .su qelito•. sean . desollados en· la ' plaza
,éL'donde . el 'rey par~ciere; -Y 'si fuesen . señQras- ilustres o sus hijas, y . mereci eren· ,morir-, sean
·deqolkidos'. dentro ..:.de. la : tátceL ~. :.'.
148 1NDIGtNA

XXII. Quien fuese alcahuete para que se cometan ostup o incestos y en efecto se
hubiesen cometidp, que muera por ellos ahorcado. Y lo mismo la hechicera que d iere h ierbas
para que se amen y se junten. Quien fuere alcahuete de adulterios y se cometieren, que
esté en cárcel perpétua, o sea condenado a minas o a las tierras o partes de la comunidad.
XXIII. Quien hurtare cosa de comer o de vestir, o p la ta o oro, sea examinado si hurtó
forzado de la ' necesidad y pobreza, y si se hallare que sí, no sea el tal ladrón castigado,
sino el que tien~' el cargo de proveedor, con privación de olicio, porque no tuvo cuidado de
proveer a éste de lo que había menester ni h izo copia de los necesitados; y désele al tal la-
drón lo que hubiere menester de ropa y comida y tierras y casa, con apercibimiento que si
dende adelenta hurtare, que ha de morir. Si se averiguase que hurtó cantidad y valor de ...
achupallas y dende adelante, no por necesidad sino de vicio y por ser haraqán y ocioso, que
muera ahorcado, y si fuese hijo de señor, muera degollado en la cárcel.
XXIV. Haya en cada pueblo un juez contra los ocios03 y haraganes, que los castique y
haqa trabajar.
A este modo había leyes de familias del qobierno dellas, y de las pastos, montes, leña,
pesquería, caza, minas; leyes de postas, de embajadores, de comunidades, de pósitO!!, de
la salud, de médicos; leyes acerca de la milicia y de la guerra; de gobierno de la repúbli-
ca, de los magi.l¡trados, del modo de oír causas de los testigos, del testamento, de matrimo-
nios, de escuelas o manera dellas para enseñar nios y niñas, y de otras cosas. Y en todas
ellas y en las leyes ya dichas, eran tan puntuales en la ejecución y quarda de ellas, que
era cosa para admirar.

CONDICIONES NATURALES DE LOS PIRUANOS.

Las inclinaciones y condicic.nes naturales y los ingenios de los indios piruanos, común-
mente hablando, son estos que se siguen.
Porque ellos tenían un natural manso, humilde, blando, pacíhc.o, amoroso, tierno, mise-
ricordioso, compasivo, subjecto a todo hombre que reconozcan ser su mayor o superior en
alqo, obediente sin examinar le que se le manda ni resistirlo; semejante, en el obedecer,
a un jumento; leales en la fidelidad para con sus reyes y en guardar la hacienda de su
amo; da sin dificultad toda la ventaja que puede a los otros, particularmente en cosas de
saber y de nobleza y mandar; olvida lueqo el daño o daños que se le han hecho; es dócil,
inqenieso y de grande memoria, particularmente en la edad juvenil y viril; deseoso de sa-
ber; pronto o inclinado al trabajo corporal; aborrece la venganza, ama la templanza en lodo;
ajeno a toda codicia y avaricia, porque se contenta con sólo tener que vestir y comer, y no
inmoderamente; muy amador del bien común de la república, y de tratar verdad en todos
sus tratos y contratos.
y porque no hay regla que no tenga excepción, esta la liene en algunas provincias
más y en otras menos; de manera, que los que faltan de aquestas condiciones, son dema-
siados en las contrarias: crueles, furiosos, arrogantes, bulliciosos, sin amor, sin compasión,
rebeldes contumaces, desobedientes, desagradecidos, amigos de mandar y supeditar a los
otros, corazones 'de fieras, traidores, amigos de motines, desleal~s y quardar la injuria que
recibió mucho tiempo, amigos de la venganza, ociosos, haraqanes, destempladísimos en la
deshonestidad y en la qula, inconstantes en lo bueno y tenaces en lo malo, amiqos de en-
cubrir sus cosas, aún donde conviene 'que se descubran, y amiqos de descubrir secretos aje-
nos, etiam donde conviene callarlos; enemigos de la verdad y amadores de la mentira.
En otras se hallan dos extremos juntos, como subjeción y rebeldía, modestia, humildad
y soberbia; temor con pusilanimidad y atrevimiento con temeridad loca; blandura y suavi-
dad y crueldad; mansedumbre y furor; desprecio de las cosas y una insaciable codicia; agra-
decimiento en las palabras y actos exteriores, desagradecimiento quardado para su tiempq;
tenacidad y tesón en lo bueno que su corazón quizo y abrazó, inconstancia y desqana en
lo bueno que otro le aconsejó y persuadió; despreciador de Sl mismo y de su comodidad,
amicísimo de hacer su voluntad; amoroso, amiqo de honrar a todos, malicioso en tal ma-
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 149

nera, que todo lo que ve o oye le echa a mala parte. Con semejantes hombres, decían los
ingas, que se habían de ver los que gobiernan como con las bestias, que por una parte
están domadas y por otra tienen mill resabios: procurar de quitalles los resabios a palos,
y conservarles lo bueno con halagos; y cuando esto no bastare, echallos al ¡natadero o al
monte.

CONVERSION DE LOS INDIOS PffiUANOS A LA FE CATOLICA

'rres maneras ha habido en el Pirú de cristianar a los naturales. La primera por fuer·
za y con violencia, sin que precediese catequización ni enseñanza n inguna, como sucedió on
la Puná, Túmbez, Cassamarca, Pachacamac, Lima y otros luqares, cuando los predicadores
eran soldados y los baptizadores idiotas, y los baptizados traídos en collera y cadena, o
atados o hechos una sarta dellos, o a manadas, con apercibimiento que si no levantaban
las cabezas, habían de probar a lo que sabían las espadas y arcabuces. Dastos que así
fueron baptizaJos, todos, cuanto a lo primero, no recibieron la qracia del baptismo, y cuanto
a lo segundo, lo más dellos, aegún se entiende, no recibían ni el mismo sacramento ni el
caracter, porque directamente no quisieron tal cosa en lo interior, ya que en lo exterior pa-
recieron consentir, dejándose baptizar de miedo de que no los matasen los españoles, como
mataron a otros que claramente dijeron que no querían cristianarse; y vése ser esto verdad,
pues luego volvieron a sus supersticiones, teniéndose por no cristianos y usando de lo mesmo
que antes usaban. Pues los españoles aoldados y vecinos, como lo mostraron por la obra,
no pretendieron tanto que los indios fuesen cristiano~ o ae salvasen, cuanto sus propios in-
tereses y comodidades, fingiendo que lo hacían por el descargo de sus conciencias, por no
parecer que sin hacer beneficio alguno al indio se servía dél y le hacía pechar y servir
como esclavo y a él y a sus hijos; Y por otra parte les f'ermit ían todas las supersticiones
y vicios de la gentilidad, sin tratar del remedio, ni de que en todo un año se les advirtiese
algo o se les enseñase la fe, pues d isimular con ellos estaba muy bien para sus comodida-
des e intereses, y tratar de que se ocupase, lliquiera un día, en su reformación y enseñan-
za, se les hacía cuesta ar:iba, y decían que se les perdería su hacienda; lo cual aún dura
todavía en muchas partes del reino, particularmente donde hay granjerías de minas, de la-
branzas de tierras, de coca, de obrajell, de trapiches y de otras cosas en las cuales está hoy
toda la nación indicana ocupada, particularmente la plebeya. Agrégase, que como estos
vivieron entre los españoles o los forzaron a que, dejando sus pueblos, viniesen a las ciu-
dades nuevas, deprendieron de los españoles muchos vicios, quellos no sabían, o si sabían
y ten!an inclinación dellos, a lo menos, no los tenían en uso común ni en ocup<;lción públi-
ca, por el rigor de sus leyes y porque se e jecutaban a la letra. Porque quitado lo que es
y suena idolotría y gentilidad y superatición, en lo que es costumbre y vida moral y civil,
más corruptos fueron a una mano de soldados y vecinos españoles en aquellos \lempos que
los indios gentiles, por muy distraídos que fuesen; porque, deiando a parte lo que es hurtar
y robar y hacer agravios e injurias, blasfemar, renegar, los homicidios aún entre sí mismos,
y otros muchos males, en lo que toca a la deshonestidad, iba tan roto el negocio, que des-
de el capilan hasta el mismo soldado vivían miserablemente, cual con cinco, cuál con diez,
cuál con doce mancebas y todas gentiles, y todas ellas quitadas, o de sus padres, que las
tenían doncellas para casar, o de sus maridos; y por quitar escrupulillos, las hacían bapti-
zar sin catecismo ni prevención alguna, y acabado el baptismo, las hacían volver a sus
casas y pecados, y las que poco antes fueron mancebas gentiles, el mismo día del baptismo
se hacían mancebas baptizadas y cristianas. Y quitaban también muchachos a sus padres
para servirse de ellos de alcahuetes para hacer llamar hoy aquesta, mañana aquella. Que
semejantes indios y a este modo y en tales ejemplos industriados y baptizados, fuesen malos,
llenos de vicios y de males, ¿qué maravilla, si el rigor de sus leyes y la ejecución dellas,
y el gobierno de los ingas cesaron con la muerte de don Juan Atahuallpa, y no quedó qui¿n
los gobernase en lo civil y moral? ¿Cómo no habían de soltar las riendas a los vicios, pues
hallaban la puerta abierta, p es los españoles que sucedieron en el qobierno, no trataron por
t56 t:\ E R UI -Nb 1 G EN- A

mucho tiempo nada desto, ocupados con sus desconciertos y codicias, y habiendo de ser el
ejemplo de la virtud cristiana, fueron los más flacos y mis - les; y dieron avilantéz a que
las casadas dejasen a sus maridos , las h ijas vírgenes a sus padres y se - diesen pública-
m'e nte deshonestidades, cosa que' en todo lo que 'antes p recedió, en ' mas de doS' mil años, ' no
se había visto en el reino? ¿Cómo no habían de ser bestiales los indios y hacer~e bárbaroS',
sin leyes, pues con la ocasión, y mucho más con las guerras civiles que sucedieron, no se
les intimó ley evangélica ni civil, siquiera de Esp a ña , ni las leyes buenas de sus ' antepa-
sados, y al cabo se quedaron, sin ley, sin gobierno, sin porvenir?, De tales indios como estos
se ha de entender lo que autores graves han e scrito diciendo, que la virginidad entre ellos
n; fué estimada, ni querían casarse con mujer que fuese virgen, por parecerles que no ha-
bían sido d igna de que la amase otro.
De que esto no se puede decir con verdad por l<;ls antiguos, mientras gobernas-e n los
ingas, vése muy claro por lo que arriba queda dicho de las vírgenes vestales piruanas,
pues la primera y mas substancial condición que pedían era la virginidad, sin ia cual, se-
gún sus leyes, no podía ser recibido n inguna, como lo confiesan los mismos - autores, puesto
caso que dispensaban con reinas y grandes señoras q ue, enviudando, quisieran entrar' en
el ' monasterio . Vése también por las penas de muerte que ponen las leyes conira los ~s­
tupros y con forzar al violador que se case con la v iolada, si ella quisiere, y no con otra .
Vése por la grande custodia que habia en tiempo de los ingas en todo género de doncellas
y mochachas, pues había jueces de famiÍi~s y de la educa ción de ios nÜ'ios y niñ'as. ' "
Más tiene eso verdad por los de aqueste tiempo corrupto de que vamos tratando; por-
que : si el -que profesaba la ley cristiana ' era el que cometía los esiu¡;>ros y después dab~
désas ' mujeres a sus criados ' que eran indios, diciéndoles que se las daban para }lOnrar,-
los y que se casasen con ellas, ¿qué mucho que entendiesen que eran honra tomar la mu'-
jer violada por el español y c~sarse con ella? ¿Qu'é mucho que los señores y caciques d~,­
prendiesen 'a hacer otro tanto con sus vasallos? ¿Qué doctrina oyeron en todo ese tiempo?
¿Quién les dijo que la Virginidad era un estado altísimo en la iglesia de Dios? ¿Qué ejem-
plo vieron de virtud y honestidad para que deprendiesen lo bueno? Así que, - como vieron
y s~pieron algunas personas graves (que después fueron de Esp aña a las Indias) ~questo
que pasaba, entendieron que era vicio que venía desde los tiempos' pasados, y como lo ima-
ginaron, así lo escribieron, no embargante que ta mbién supieron la corrupci6n de los sol-
dad~s españoles, ei descuido de los magistrados y la turbación de las guerras civiles entre
los' mismos españoles, cuando no se guardaba la ley ni cosa ninguna buena en 'favor del
bien público; más, - con todo hubo, quien excusó a jos españoles o calló sus escándalos y
animó grandemente a los indios. Destos indios así baptizados e instruídos se entiende lo
que dicen algunos concilios celebrados en Lima, de que desenterraban los diÍuntos.. sacán-
dolos de las iglesias y llevándolos al monte, de q ue hacía'n sus antiguas supersticiones y
sa~rUicios y males, etc.; ;,nás no se entiende de los de a gora, que están del todo olvida-
dos de lo antiguo; y si hay uno o dos q ue sean a póstatas, ¿qué maravillas, pues en 'la
Europa vemos reinos enteros apóstatas, y en Italia en España no falta quien haya dejado
la fé católica?
La segunda manera de, cristianar indios fué de los que quisieron de su voluntad ser
cristianos , porque los movió el ejemplo ' santo de a lgún religioso bueno, o de algún seglar
español piadoso (que no faltaba destos, sino que eran los que menos podían); pero n o
tuvieron quien les enseñase la fe en su lengua; contentábanse con decirles el Pater noste~,
Ave María y Credo en latín, poniéndoles una cruz alta en público y que se arrodillasen
allí p'o r las mañanas y al anochecer. Religiosos había pocos, y estos que habían estaban
ocupados en las ciudades de españoles en fundar casas y monasterios, en el coro y otras
cosas; y así no podían atender a los indios, y si atendían, era por vía de intérpretes, que sa-
b ían nuestro , romance castell,a no muy mal; aunque, cuando duraron las querras civiles, no
hubo eso y esotro _ Y como en aquellos tiempos era costumbre que a la parte de los indlo.s
fuesell , personas comunmente idiotas, privados ,de voz activa Y . pasiva para las alecciones,
DE N1Jts"mO : PATRIMONIO "DOCUMENTAL 1St

eran muy pocos los "que se' inclinaban- a ' ir a -los indios, por parecer cosa de afrenta';' y SI
iba uno " sólo, tenía a cargo- una provinclci-enteta, -c on-- n0 ' tener ni letras ni lengua; ' y había
a.
de ' aeudir - cuarenta- y a ' cincuenta pueblos y a más quien con ' sólo uno ' no podía. De cuya
falla - nació que pusieron en los pueblos de- los indios, ' españoles' seglares por doctrineros,
que ni sabícm la- lengua, ni, -a aún la doctrina' 'cristictna-: tOdó -se - les ' ibct en hacer su' hacien·
da,- oeupar' o --los indios',- y en cobrar los tributos de sus'-amos,- y -: aridar a -los puñetes -con los
indios; Y como ellos se vian libres en el prado vedado, entreqábanse a sus anchuras, s in
dejar doncella-- -n i casdda. - -
- De tal modo de dóctrinar como este, mal - podían los' naturales aprovecharse; ' más antes
se les ,entibiaban -y perdían ' los buenos deseos -'que 'tEmían, porque nunca oían palabra di·
vinO' ,que los provocase, ' ni -vían buen ejemplo que les incitase, mas ' muchos que les ayuda·
sEm a :salir de' frailes y devoción -y . a - entregarse -a süs vicios. En ' muchos " años no - vieron
sacerdotes, 'y - s l'- 10 - -vieron, jamás supieron ' que - cosa - es confesarse sacr¿mientalmente -- como
ctistiCmo- católico; porque ' el- sacerdote no se quería ' meter -en tanto trabajo; basiábaie pasar
de--ligero - por - el' pueblo y cobrar su estipendio, en- cuya- pag-a estaban- bien - industtiados. - Y
es eosá -de notar: que -para todas las cosas que tocan al interés o comodidad b deleite de los
españoles-, nq faltaban - lenguas, intérpretes, eficacia, -medio-s extrañbs, como- para e'diHcibs
sumptuosísimos, -monasterios, labranzas de - tierra, oficio - mecánicos, tratos, - contractos, tributos,
alcabalas,_im-posicione-s : con- nombres afamados - del rey-,- ' de la caja real, del virrey.- : audien-
cia, y - de vecinos y - los demás _ministros, para todas- las' delicias y - regalos -qUe- puedén iroá-
ginar los señores -y señoras para tOOO$ SUs deleites - y - para otras -mil! cosas. Ni -faltaban en
los- indios habilidad y presteza- de ; ingenio -para entenderlas -y cdmprEmdei-lail y ponerlds 'p ot
obra, aunque , se les dijese con señas estEitlores :como a ' mirdos : .y qu:e para ' predicar la te
católica y la gloria de Xpto ' Nuestro ,Señor< faltasen intérpretes - y lbs -nliiüstr'ós esfubiesen -:ibioS,
y apenas se hallasen medios ' para '10- -,poder hacer, y los indios - ' fues~n tardísimos y torpes
de ingenio, y que nunca hayan podido de deprender coser 'quE! nunca oyeron, :ni poner por
obra cosa de virtudl --
y este es y -hao' sido el fundamento que tienen y 'helO tenido, los -que ' han intimado 'e l poco
aprovechamiento de los 'piruano!i en la cristiandad, 'queriendo que 'con tál ' gérrero de doc-
trinar como hemos dieho, fuesen tan fervorosos,: como los dé la :primitiva iglesia; y ' encarecen
-grandemente esto, quejándose, ,dé ,que, los indios; aúri- nO- -industriados,' no respldndezca la
virtud y santidad, que , en ellos;-, que - son industrIados, no resplandece. Claro es que los in-
dios' supieran las cosas de , Xpto, 'si, fueran 'industriados, - como saben las cdsa's del rey, 'por
que ' los industrían. ¿Es : posible' que 'quien sah&' todas' las , cédulas -y ' premátit:as' rec:les para
lo qué toca a tributos, y'- cajas reales, para minas, cdmimidades, servicio personal -y otras
cosas, y las' saben de :memoria porque ' se las ' r'~piten cada día,- no sabría siquiera el Credo
y los Mandamientos con su declaración breve, : si '. se les repitiese ' o inculcase? Ouien ' tiene
tanta -noticia ' del Rey y 'de s'u' poder Y" mCljestad-, '¿no la temía' del, Pap~ 'Y ' de su potestad
y dignidad soberana? _.,
'Oueda, pues, qUe aún de estos segund'os -no hay qUe ' mara';illar que en 'la cristiandad
¡lean flojos y- no ferVorosos, .¡ que en la viitud: sean: incOIlstcintes";Y : en los buenos deseos
'ir propósitos no perseverantes; ' y en lbs -'vicios sea;;' algo demasiados y "disolutos, y hayan
tornado 'a resucitar alqunas ' de las '- costumbre's -c orruptds --~lie tuvieron sus 'mayores, como es
ia lujuria con mUjeres - mundanas, 'ia embrIaguez, el 'no ""¡-espáiar' d. sus ; padres :y 'ti 3US !í'la-
yóres y ancianos' .¡ otros que ' n:o supieron,' como ~s ' perjurarse, ' hacerse te~tigos falsos ,' hui'-
tra, ser desagradecidos, tedio tener y fastidio para- las -cosas dé 'plos, ' cdbdiciar dineros, -:10
-mirar por el bien común, amancebarse atiarn- con casadas, no perdonar injurias; lier contu-
maces y rebeldes,: etc , - Mas, con tOdo esto.- en ' -pocos ' o ninQuno hemos visto ' falta ·de - la ~ fe
que _recibieron,_ y más los que ,desde niños recimeron el baptismo; ninguno hemos .. visto
quemQr , por_ somético, cqn andar sus c_o ntrarios, ,c on el ojo jan' alerta para ,cogerlos .. En los
P'W¡blo.s dellos que e,stá.n Qpartados de 108 ,e.spa_ñ ole_s•• no ,se ' 'hallarán , en -i odo el , año .. dos
gd,\!l~eri,Qs, no_ hurtOli, ,no hOlIlic\ io.s, no 'enemistade,a crueles; . aunque_los . que, .:viven entre, 'es-
152 pEnu INDIGENA

pañoles caen muchas veces en estas cosas, porque tienen el ejemplo a la mano. Y si co-
tejanos los unos y los otros, hallaremos en los soldados españoles y en otros que se llaman
soldados, mas ~ales en un mes, que en los indios en un año; como es testlqo desto la cIu-
dad de Lima y de México y la Habana y otras ciudades. Pero no merecen estos indios por
esto excusa alquna, sino reprensión, pues pudieran ellos apro.v echqrse de 10 bueno que sen-
tían de la ley evanqélica, y apartarse de la compañía de loa malos y no hacerse a una
con ellos.
La tercera manera de entrar los piruanos en la cristiandad, fué de indios que no sola-
mente quisieron de su propia voluntad ser baptlzados ellos y sus hijos Y sus mujeres, máa
tuvieron ventura de hallc;xr quien les ensoñase, y con buenos ejemplos les incitase al :ervor
de la ' fe y al amor de Dios. Y si acaso les faltó quien l!ls enseñase, ellos buscaron modos co-
mo deprender 10 que estaban ' obligados, y enseñarlos a sus hijos. Y como el que hace lo
que debe y puade, nunca le falta Dios, envióles alqunos claros varones eclesiásticos, cléri-
gos y regulares, qUe con grande y loable trabajo .deprendleron la 'lenq\la de la tierra; y es-
tos, pospuesta toda la honra del mundo y el decir de los que tan aversos eran a los' indios,
se dieron a predicar el evangelio públicamente, anq,on.d o de pueblo en pueblo, quitando fa
idolatría, no sólo en 10 exterior, como hicieron los Primeros Y sequndos, que ne;> sabían la len-
qua, sino de los corazones y voluntades; de manera que no tenían ellos necesidad de acu-
dir al ídolo y quebrarlo, y a deshacer altares y oratorios antiquos, sino que los mismos in-
dios hacían pedazos todos cuantos ídolos y altares habían, y los que estaban secreto~ des·
cubrían y quebraban. Estos dieron aviso de todos los montes y fuent s y otras cosas na-
turales que los antiquos veneraban, para que los tales predicadores es tu esen sobre aviso
y. predicasen contra tan malas supersticiones. Destos . supimos todas las cosas que arriba Ile
han referido y otras más que no se dicen, porque ellos, como abominando tan mala cosa. no
solamente la desecharon de . todo punlo de sus corazones pero descubrieronla para que los
sacerdotes estuviesen sobre aviso.
Señaláronse en esta obra qrandemente los reliqiosos de Santo Domingo, y procedieron
siempre con gran prudencia y disccreción, junt.a con la sanetldad y virtud; dellos fué Fr.
Xpbal López, varón santo y digno de eterna memoria, porque en todo fllé esclarecido; tamo
bién Fr. , Domingo de Santo Tomás, y otros. En la orden de Saint Francisco no hubo tantos
intérpretes o lenquas; pero hicieron todo su deber. aquellos que se consaqraron al bien de
los naturales. No faltaron entre· los aqustinos (aunque llec;¡aroÍl más tarde) buenos opera-
rios, par\icularmente uno, que no solo trabajó, pero escribió en 1.0 lenqua para que se apro-
vechaseil los venideros. Los cléric;¡os, si no es con larqos estlpé'ndios, no podían estar entre
indios pero alqunos se dieron a la vida apostólica, como fueron Machin de Deva, Gregorio
de Montalvo, Xpbal de Molino, Juan de Pantaleón, a quien ahorcó Gonzalo Pizarro, porque
persuadía a los indios al servicio del rey, y otros dos o tres que hicieron <¡ron provecho.
y para como andaban las cosas en aquellos tiem¡:>o, no hicieron estos rellc;¡iosos y clérigos
poco en darse a los indios, sino un acto heróico y celestial, lleno de humildad y desprecio
del mundo, lienos de amor de Dios y del próximo, y una perpetua mortificación; porque así
se tenía por afrenta y menosca,bo grande acudir y predicar a los naturales. como se tiene
agora que ~n grave y noble ae vaya a comunicar y COnversar con pícaros o qrumetes; y
mandar a un reliqloso inperfecto que acudiese a los indios, . era como decirle que fuese a una
galera .. De .manera que fué ~ene.stor que saliese de corazón para una obra que de suyo
se es celestial. Pero fué providencia de Dios Gue hubiE!se operarios forzados y operarios vo-
luntarios, para que se viese la diferencia.
Todos estos predicadores, por más de treinta afios, no atendieron sino a predicar a los
naturales, y de los sacramentos no se les comunicaba sino sólo 'el del bap tismo y matrimo-
nio;' y como eran pocos los operarios y lo's indios sin número, no se podía acudir a ba.pttzar
todas las provincias y pueblos, y así perdieron mucho los de la ·S'egunda manera de conver-
sión, como arriba vimos, porque ni · supieron en mucho tiempo ni aún · el nombre de Jhesu
Xpto Nuestro Señor, cuantl más los misterios de la fé, ni fuerol1 ayudados' con 108 sacra-
DE NUESTRO. PATRIMONIO DOCUMENTAL 153

mentos, ni animados a cosas de virtud; y aunque vieron los buenos ejemplos de los buenos
predicadores, con· ·todo, los.· males de otros les arrastraron y llevaron tras si, de manera que
dieron en vicios, como ya queda dicho. También estaban en peligro estos del tercero modo de
conversión, por la falta que había de quien los confesase, porque entonces se tenían como por
milagro que algún . sacerdote se aplicase a oir confesiones de indios; y si por mano de sus pe-
cados, algunos de sus ministros menos fervorosos se ponía a confesarlos, mejor fuera que no
lo hiciera porque como despacbaQa ciento cincuenta y más cada día, ni ellos iban confesados,
ni él hecho su oficio, lo uno por la prie:¡a, lo otro porque apenas sabía la lengua, lo otro por-
que no les apercibía primero para declararlos cómo s.e ha de recibir aquel sacramento. Por
más de treinta y .ocho años no se les pr<¡!dicó o intimó que hubiese necesidad de recibir el san_
tí.s imo sacramento . de la Eucharistía, ni que cosa erq ni aún del sacrificio santo de la Misa,
y mucho menos de los Sacramentos.
y ert;! lástima ver las lágrimas. de los naturales que se quejaban de que no se les ense-
ña~e al modo que a los españ91es enseñaban... etc. De manera, que de sólo el baptismo
y matrimonio supieron lo:; indios comunmente, y sólo cuanto a la práctica y uso de recibir-
los, que cuanto a la doctrina, de mil! era solo uno el que sabía algo, porque le alcanzó algo
del beneficio de los buenos. operarios que hemos dicho.
Oyó Dios las peticiones y lágrimas de los indios y envióles la Compañía de Iesus, año
de 1568. La cual, el mismo año por el mes de setiembre, y mucho mas por enero del año
siguiente de 69, levantó tanta cosa con su pradicación y buen ejemplo, que se admiraban
los naturales de sí mismos de ver la mudanza tan notable, el fervor y devoción nunca vista,
el concurso da indios tan grande, que nunca tanta gente se había visto en Lima. El arzo-
bispo Don Hierónimo de Loaisa lloraba de placer cada vez que vía los domingos y fiestas
pasar por su calle procesión de indios innumrables. Allegóse a esto el ejercicio de las con-
f~siones que entor¡ces comenzó con los indios, y se vió claro y manifiesto que no había es-
tado la culpa en el reló sino en el relojero, pues hallando los indios la puerta abierta para
lo que deseaban, luego acudieron. Pesóle grandemente al Demonio de tanto bien, y luego
inventó un estorbo terrible, porque así lo permitió Dios para que se conociese la constancia
de los ministros operarios nuevos y la de los nuevamente convertidos a la verdadera devoción.
Quisiéronse los codiciosos e inexorables aprovecharse de esta ocasión y de la buena
obra. de la Compañía,. con mandar que, pues tantos indios había, sirviesen todos y trujesen
mas de las serranías de donde aquellos habían venido; y aunque resistieron los píos, pudie-
ron má$ los impíos, trayendo razones impertinentes, y entre otras, una de que aquella de-
voción que mostraban los indios era por hacerse haraganes y no trabajar en las haciendas
de los españoles; que harta doctrina tenían y habían tenido hasta allí; que para ' que eran
menester nue·v os modos de procesiones y devociones y confesiones que embarazaban mas;
y , que eso se querían los indios y .hacerse haraganes y bellacos. De manera que estos im-
píos recibían pena de que así entrase la salud por los indios, y quiesieran que lo que ellos
por. su malicia no habían querido recibir, tampoco lo recibieran los indios. Huyéronse con
todo muchos indios por · no ser forzados al servicio personal, aunque no dejaron la devoción
jamás, porque allá .en S\lS tierras .e:;tuvieron a ·la mira, aguardando a que la Compañía fue-
ra allí o pasase por su lugar. Los que quedaron en la ciudad padecieron bien, aunque no de-
jaron lo comenzado . . Finalmente, dióse un corte, que fué fundar el pueblo de Santiago, que
ll=an el Cercado • .peg.a do a Lima, y que estuviesen juntos y fuesen doctrinados por los de
la Compañía.. Hízose . así, muriéronse infinitos con la mudanza de lugar, sacaron otros los
interesados, que no se holgaban de tanta felicidad; finalmente, quedó buen número, que hasta
ahora ha permanecido con tanta virtud, honestidad y devoción, .que es para admirar. Ellos
de su limosna .y trabajo, sin ayuda de otro, .han hecho la iglasia de San BIas, la cual das-
puéa sa conmutó an hospital;. han hecho la da Santiago, qua an lindazo, hermosura y ador-
no excede a .muchas. de Lima: El oratorio ~ altar del sagrario del Sanctísimo Sacramento,
los aderezos de ·los ministros que allí sirvan, la música para los oficios divinos, no solo de
voces, . sino de .instrumentos .. di ersos y de vihuelas ·da arco, al aparato tan ilustre y sump-
!lS4 P E R :U : 1 N · D t G r: RA

tuoso con que sale el Santísimo Sacramento pa.a lQs indios enfermos, la·- cofradía que en su
honor se ha instituído, en la cual están incorporadas las· cofradías de Nuestra Señora y de
Vera Cruz y de las ánimas del Purgatorio, .la utilidad y comodidad de esta cofradía, la cura
y \Iledicinas y provisión y recaudados del hospital, el socorro de los pobres y huérfanos, 01 ·3us-
te~to de los padres que allí residen para enseñarlos, · las limosnas. continuas que allí hacen,
no solo a los padres · espirituales, sino a la casa de probación que · bllí está, todas estas co-
sas solen · de los indios y no de otros; fuera de · que estos mismos indios ayudan con sus
Iim9snas a los hospitales y cofradías y necesidades de pobre·s · de la ciudad de Lima.
. Pues todo, esto, ¿quién dirá que es fing ido; o quién lo echará a mala parte? ¿Qué más
pueden .hacer en este exterior los más antig uos devotos en ·10 cristiandad? Pues y a lo que
es fino y de donde les ha venido todo este· bien,· que es la frecuencia de las confesiones 'f 01
recibir el Santísimo Sacramento las pascuas y fies tas solemnes, ¿dónde se ·vé mejor que en
el Cercado? Pueblos . hay de indios por allí alrededor que tienen los mismos deseos y án ·
sias, y aún preparaciones, pero non esl qul trangal panem eis, antes en los púlpitos han ·3ido
los de la. Compañía reprendidos porque así comunicaban estos divinos 'Sacramentos a los in-
dios; S!3rmo¡¡es se OYeron mas de veinte Y cuatro con· razones aparentes que los seQlares
pensaron que era la pura verdad, Y por eso todos los· clérigos seglares dieron en seguir a
esos .ta~es . p,edicador~s, trayendo en· consecuencia algunas flaquezas y . caíd~ de indios,
como si falta~en C?tra~ tales et)CIl!l entre los mismos ministros. Los frailes querían pasar ade-
lante con lo que hasta allí habían usado, de no confesar lo ordinario, sino en casos raros',
a los indios, Y mucho .menos de darles el Santísimo Sacramento; Y porque no lo pidiesen
algún . día, si supiesen que lo podíall recibir, .habiendo buena disposicló preparación,
acordaban de nunca tratarles desta materia.
Pe ~o la Compa,ñía. regida p or Ell espíritu .verdadero de la Iglesia Católica, pasaba ·a de-
lante en su obra, con mucha pr.lldencia Y d iscreción; porque si en el Cercado ·de Lima y 'en
la demás gente indianq devota q1,le vive en la ciudad ha hecho todo lo qUe está dicho Y
mucho más que no. se dice, en el Cuzco fué más admirable · 10 q\le hizo Y obró .. ayudada de
.la gra~ia: divina. Y, h¡é esta. tanto de mayor estima, cuanto hubo ·de parte de· los ·enemigos
de la virtud mayor y más pesado .estorbo y persecución, y. en· los naturales más fe y cons-
tancia . . Los medios que usó . la .. Compañía d~ Jesús fueron ·.paciencia, humildad, obediencia,
caridad oración fervorosa, y acudir a sus ministros . con fuego de · corazón, sin perdonar sudo·
fes, tr':Ibajo, hambre, .sin temer pe.secuciones. Los . ministerios eran predicar, confesar ./ ·dan
la ~omuni9n, a~udi.r a enfermos, presos, hospitales, · niños y rudos;. dar traza ·como ·se soco-
rrielien necesidades de pobres, cómo, se compusiesen . las pendencias .y enemistades, .y . su
evi!¡:¡sen los . ~e<;:ados públicps . El modo de predicar era nuevo para. los indios, y . hasta allí
I}\ln~a usado, cooro es adornar el púlpito con seda~, hacer los acatamientos y . exordios 'como
para au~iit o~io cristiano. y que cada .uno d los ql.le allí , estaban. tenía por ayo un ánqel so'
ber.ano .del , cielp; . traer las c¡uctoridades. de la Santa Escritura en la lenqua latina, ·e inter-
pretallas luego en la· .lengua con · fidelidad, por-que. así 'r everenciasen la · palabra divina; pre-
dicarles. lo ordinario históricamente, . porque desto gustan ellos .c;¡randemente, y sacar de la
narración histórica apóstrofes y exclamaciones. o amorosas y tiernas, provocativas , a · 'peni-
tencia y reformación, o terribles y espantosas, provocativas ' <:1 temor ~iivino · ya , apartarse
de ' vicios;· hacer procesiones; honrarlos conforine ti la calidad y olicio, y en las conversacio-
nes. particula·r es, contar vidas de sanctos y tralar cosas de virtud; componerles letras en su
.dengua 0 · 10· divino y hacer a los Riños que 109 canten . ante ello$, ·para' que a~í se olviden
de los cantares antiguos, y por vía de la música se les 'encajone ·la declaracián de los Ar-
tículos .y Mandamientos y ·Sacramentos "y Obras de misericordia .
. Cuán grande fué el fruto ·y provecho que se · sacó de aquí. díqanlo las piedrall de Cuzco,
que ' Cflunque los hombres lo callen (). nieQuen de · malicia o olivdo, lo conefsarán ellas.'; "
Díganlo .las otras .religiones, . que gozaron de · la grande Iiberalidad .,dé sus llriloslKIS·, que' viEi-
.:ron, palpablemente. su reformación y perseverallcia.~ Que:. aUl)que alQunos· dellos mofaron .y
~ier01l 9rand!;lrpent.E! Q,e. lo~ , . de . la. <;:pmp.a ñí.(;f , ge . ~Oll ~sCUl• . lo 'primero~ .de que como.· nuevos,
DE NUESTRO : PM'RIMONIO DOCUMENTAL

y chapetones predicaban y trabajaban, sin advertir que echaban aqua en 'el arnero -y que
la devecloncilla o hipocresía de los indios había dEl. ser como estaca, tres d ías en' pared;
y para más avergonzar a los de la Compañía o apartarlos de su propósito, andaban con 5U-
ma diligencia inquiriendo si alguno de los ' que acudían a nuestras pláticas había caído en
pecado alguno, y aunque fuese un alzar de ojos descuidado o nQ tan h onesto, lo acrimina-
ban y hacían pla.za dello; de,. donde tomaron ' los seglares motivo para no .sólo inquirir esto
mismo, pero si ,s abían o habían oído dedr que algún indio cualquiera que esa (porque 'pa-
ra esto hacían ellos regla de que toda la pro;¡incla, sin e xceptuar ninguno, había g ozado de ' la
doctrina. de la Compañía) había caído en alguna deshonestidad o embriague~ lo encarecían y abo-
minaban tanto, que era para tapar los oídos. "Mirad (decían) los sermoneS de los teatinos en
qué. vienen a parar, que es por demás predicar a estos, que más vale echarlos a . las mi-
nas y que trabajen para I)osotros". Y 'hubo un soldado ' tan malicioso, qUe solicitó ' a una m).!-
jer natur,a l de la tierra, que nunca había· oído ni ·v isto padres de la Compañía, .y . habiendo
ofendido a Dios con ella, luego otro día la afren~ó públicamente, diciendo que h(lbíct sido'
mala perversa, y demostando la predicación de les padres. Y aunque los religiosos susodi-
chos rieron, lo segundo, .. del modo de predicar que tenian los padres de la Compañía, según
lo !=Irriba dicho, trilcando grandemente, con todo, pasando algún tiempo, cayeron en la cuen-
ta y . se desdijeron de Jo uno y de lo otro y comenzaron a ayudar valerosamente, teniendo
ya por honor el oficio que hasta allí había tenido por deshonra; entendiendo: que- pues los más
granados de la Compañía se preciaban de aquello, no había razón para que lo depreciasen
ellos; y así. comenzaron ellos a predicar a los indios y a seguir el estilo y modo de la Com-
pañía y a confesar a todos cuantos la doctrina de la Compañía derribaba; porque como ,e ran
tantos mm ares los qUe acudían y cada día venían gente de nuevo, no podían acudir a :odos '
aunque hu!:>iesEl veint~ o treinta .confesores, y . tomóse por medio a que los religiosos que así
se animaron los ayudasen; en lo cual se señalaron grandemente los dominicos y en ilinguria
cosa ' se apartaron del espíritu y modo de proceder nuestro. También hicieron mucho los mer:.
cedaríos con sus serfIlones y ' algunas confesiones; los franciscanos no tuvieron legunas por en_o
tonces, ·n i los agu.stlnos, más después que las tuvierof1, 'ayudaron con mucho fruto.
Visto el Demonio ' que se habían destruído sus máchinas .inventó otras. Tomó el obiSpo
tanta :tirria ·y enojo de que ra Compañia ' hiciElse en- su ciudad u obispado copioso fruto en
los indios, que Incitó a su provisor y vicarios y curas y clé rigos; o por mEljor decir, ellos le '
incilaron a él. pOra que atajasen los ¡:>asos 'de los padres, porque echaron fama de que en
son de predicar y confesa~, se querían apoderar de las parroquias y de los pueblos de to-
da la primicia y aún quizá de todo el obispado. Para esto pusieron, pena de _excomunión
mayor latae sen/entiae, que ninc¡ún CJéric;ro ni cura los admiliese en sus iglesias ni pueblos,
ni a predicar, ni a confesar, ni a \.lada;, . a los ca¡:iques y señores so pena de cient 'pesos .y
a los de~ás .pena de cient azotes y tres'q uile de cabellos, que no se confesasen con los di-
chos padres ni oyesen palabra ninguna dellos; sobre lo cual hicieron .extrañas cosas, azota·
ron ~ muchos, al!í varones como mujeres, y los afrentaron públicamente, y pusieron todos
I~s medios de cár~eles y destierros y .ot~a~ penas que pudieron; sólo ' matar no les fué con:,
cedido . . Más nó salieron con su intento, porque crecía el número de los que tratab.an de su
reformación, en tapto grado, que ellos se acusaron y conocieron que no . iban por buen cami-
no; fuera de que la- justicia real tomó la mano de defender a los indios y a la Compañía .
. Esta devoción y reformación no se puede probar mejor ' que con ver que dura 'hasta el
día de hoy con el mismo tesón .y con tantos extremos. Casi este mismo modo, fervor y devo-
ción ' h~ hablde y 'hay en Arequipa, .Xuli, Chuquiabo, ChU:quisaca, Potosi. Tucumán, . Chile,
y principalmente Quito. Dos misiones ha hecho la -Compañ ía a las Chachapoyas ' y , Guánl:lco,
y la reformación que entonces había dura agora con grande fr' o, habiendo más ' de doce
años que no ha "ido la Compañía ' a esos lugares. No trato de los grandes estorbos e impe-
dimentos que han dado y dan las opresiones y trabajos cuolidianos, 105 diversos tributos y
peeho,s , qu~ se i~s. han puesto Y. cac;la año ,se 'Jes ilIlPon!ln; los ' qg~avi9s ·y vejaciones que
r,eci~n de mano de 10B mal/i trados mediatos e inmediatos y de los particulares; la horri-
1'56 P E RU 1 N D ] G EN 'A

ble servidumbre a que han venido, no mas de porque son xpianos, y ' la summa .pobreza que
tienen y el no poder acudir a la crianza de sus hijos y de su casa, porque no tienen lugar
ni aún para atender a su salvación; la enemiga que tienen los seglares porque atienden los
eclesiásticos a su enseñanza y delensa; no d igo nda de esto que sería largo de contar, mas
vemos que con tanta carga y peso (que con la mínima parte desfallecen muchos españo-
les, no sólo de la virtud, mas de la lealtad que deben a su rey) están los indios firmes ' en
BU propósito, y en medio de sus trabajos y dolores, se abrazan con Xpto, y mientras más in·

conveniente y estorbo y persecuciones, más firmeza y arraigamiento en la fe . Porque es ver·


dad que en determinándose de veras de abrazarla, no serán bastantes los tormentos y muer-
tes a apartarse de ella, como se ha visto por experiencia en muchos, que por no ofender al
Señor se han dejado matar a mano de españoles. Y como Nuestro Señor ha permitido que
en todas partes donde alguna gentilidad se convierte haya quien ejercite a los nuevamente
convertidos para su mayor provecho, como se ha visto en Europa, Asia y Alrica. así lam-
bién ha permitido que sean ejercitados los Indios cristianos; y como no hay " gentiles ni he-
rejes que los martiricen, ha permitido que algunos españoles sirvan de persequirlos, mal·
tratándolos, vejándolos y agraviándolos, y que los magistrados colmen la medida en esto de
molestarlos y agraviarlos, junto con los demasiados tributoS e imposiciones, para que así
sean ejercitados y se arraiguen en la fe y busquen a Dios en sus tribulaciones y lágrimas,
como lo hacen con gran ventaja y fruclo.

NOTAS DEL PROPIO AUTOR:

(1). lIla es lo mismo que El, hebreo; Ela, siro; Theos, griego; Deus, latlno.- Tecce
es lo mismo que principium verum sine principio.
(2). Autores: Polo, en la Averiguación; Juan de Oliva, en sus Annales, al rincipio;
Fray Melchior Hernández, en sus Anotaciones, verbo Tocapu; los quipos de Yuto I a, 108
de Huallpa Inga, y la común tradición.
(3). Autores: los mismos, y Fr. Melchor, en el verbo Punchao, y el licenciado Falcón en
su Apología pro indis, y diversos quipus.
(4). Todos los quipos y memoriales del Cuzco y de las demás provincias y el común
uso que todos ven agora en el lenguaje.
(5). Los quipos de PacarI tampu antiguos. Fr. Melchior Hernández en la Interpreta-
ción de las oraciones antiguas, y en sus Anotaciones, verbo Pirua y Viracocha.
(6). . .. el gran dios I11a Tecce habia ciertas ideas de todas lcis cosas presentes ' y ve-
nideras, y que para el buen gobierno del mundo repartió a cada uno. '
(7) . Aul.: Polo en sus Relaciones, sub medium, y los demás arriba citados; .y Don Luis
Ynga, en su Relación.
(8). Esto es contra Fr. Domingo de Santo Tomás. Autores: Juan de Oliva, ubi supra;
Fr. Agustín Román, agustino, en la República indiana, lib.;' . cap ... Francisco '· Yutu, Juan
Guallpa, ingas, y D. ' Sebastian, señor de Guarochirí.
(9) . Polo con los demás.
(lO). El licenciado Falcón, en la Apología pro indis que presentó al presidente Lo.,e
Garda de Castro contra Polo y León, y otros papeles de algunos soldados maliciosos. Fr. Mel-
chior Hernández, exproleso, en el verbo Arpai et Nacai. Juan de Oliva, como testigo ' de vista:
y fué de los primeros conquistadores; Fr. Marcos JoIre, franciscano, que fué dos veces · pro-
vincial en el Perú, en su Itinerario, ti!. De modo sacrifican dI indorum. Los quipos del Cuz-
co, de Cassamarca, de Quito, de Huamanchuco. y la común opinión; y particularmente Don
Luis Inga, en las Advertencias que escribió de su mano en su lengua. . .
. (11) . Autores son todos los ya dichos. pero en particular Francisco de Chávez, xere-
zano, que fué grande amigo de Tito Atauchi, hermano del rey AtahuaUpa; el cual no sólo
f'e Informó de mili cosas, pero vió con sus ojos esto que aquí se dice, y hizo una relación
copiosa y la dejó en poder de su amigo y deudo Don Luis Valera, y este se la dió a Diego
de Olivares, de quien tomaron Juan de Oliva, que también fué testiQo de vista, y el licen-
ciado Alvarez, vecino de Huánuco, en su libro De Titulis regni piruani, en el capítulo De Sa-
crificiis; fueron de que él se informó de los indios de su encomienda . También es co;"tra
Polo Fr. Marcos Jofre, en su Itinerario, y cita allí a Francisco de' Chávez y a Juan de Oliva
y a Fr. Mateo de los Angeles, frariciscano, que escribió' De retibüs 'Indotum y muria' como
DE NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL 157

un santo en Cassamarca. Item el licenciado Falcón, en la Apoloqía pro mdis, en ~l Capítulo


De proetoribus; y dice 'que no' ha habido entre los gentiles reyes más benignos y clementes
que los ingas . Fray Melchior Hernández, de la orden de Nuestra Señora de las Mercedes,
en sus Anotaciones, verbó Harpa/, Huaspai, Huahua. Don Luis y Don Francisco Yutu, Juan
Huallpa, Diego Roca, Don Sebastian Nina Villcq, Señor de Guarochirí, Don Juan Collqu~,
Señor de los Quillcas, en los Quipos y Memoriales. Todos los quipos de Pachacama, Chin-
cha, Contisuyo, CollasuYQ y del Cuzco convienen, y dellos se han sacado estas razones.
(12). Hizo Polo esta averiguación recien llegado al reino el marqués de Cañete, el v ie-
jo, cuando todos los viejos historiadores indios se habían ido al monte, por causa de la gue-
rra de Francisco Hernández Girón, que el año de 1553 pasó.
(13). Nota que Polo lo revolvió todo; que lo que era de los Andes lo aplicó a los in-
gas, y al revés; porque entonces no tuvo más luz de . las antigüedades del Piru sino las que
se le dijeron en confuso; que él no vió nada de esto, pues vino ya muy tarde al reino.
(14). Los quipos del Cuzco, de Cassamarca, de Tarama, de Quito y de otras provincias.
(15). El P. Montoya, de la Compañía de Jesús, en sus Annotaciones de la lengua.
(16). El Vocabulario de la lengua impreso en Lima (en 15B6), verbo Huahua.
(17). Los quipos ya dichos.
(17a.). Autores: Polo, en la Relación de las oraciones del inga. Fr. Melchior Hernán-
dez, en la Interpretación y Exposición della s El licenciado Falcón, en la Apoloqía pro indis.
(1B). Así lo dice Falcón en su Apol. pro ind., y Fr. Melchior Hernández.
(19) . Los quipos del CttZCO y de Sacsahuana.
(20). Los quipos de Quito, donde murió ·el dicho Huayna Cópac; Francisco de Ghávez,
en su Relación.
(21). Aut.: Fr. Melcltior Hernández, en sus Anotaciones, verbo Opacuna, dice que en
cosa de confesión no 's e usaba labatorio, sino en otros sacrificios que servían como de ex'
piación.
(22). Los autores arriba citados (Cap. de los sacrificios) son contra Polo, y la común
tradición de los indios y de sus quipos. .
.sociedad . Per.uana de Folklore (S ...P. E.)
Como ' ~n posi!ivo , ~porte a ~uestra . superaci6n. '~~iturál, ha ' queaado ~nstl-'
tuídci en.1a ciudad del ,Cusco, Ja "Scx;iedad .. Peruana de Folklore" con sede en
la prestiqiosa y antiqua Universidad .,de San Antonio del Cusco. - Son fundaQo-
res dé este nuevo foco ' de C1lltura peruana, ' los prestigiosos' intelectuales cusque-
ños Drs'. Humberto Vida!: Os~r Núñez del Prado, EfraÍn Morote Best, y los Pro-
fesores Emilio Mendizábal; Mario Gil ' Contniros, Josafat Roel 'Pineda, Edmundo Del-
gado " Vivanco y otros'. "Perú Indíqena" al ¿cir esta felii nueva, se congratula por
este paso de avance que , sequramllnt~, en bre~e , plazo, hará co~ocer ,a i país .y al ex-
tranjero el venero inag'ltable del folklore peruano, tan rico en ·tradiciones y leyen,
'das , de un pasado glorioso'- '
. . Pu'óÜcamos a . contim.iaci6n
. · lOs Estatutos de esta e ntidad.-
,

ES'fATUTOS' DE LA SOCIEDAD lPE~UANA 'DEFOLKLORE


FINES
Art. 19_La SOCIEDAD PERUANA DE ' FOLKLORE, fl,J.ndada el 20 de
marzo de , 1953, en la ciudad del Cusco, dOnde tiene su sede, con duración
il.iinuéida, es' una~ Asoc;iación Cie~tíf{ca. de Derecho Privado que tiene por ,fi-
nalidad la investigación sistemática, defensa y divulgación del folklore en
todas sus manifestációries; la viÍ1cúlaci6n de lbs investigadores y ia ~ifica-
ción de sus métodos de trabajo. ",' "
Art. 29-La S. P. F. colaborará con los departamentos especializa os de
la Universidad Nacional del Cusco a través de una estrecha y permar nte
vinculación con los mismos, debiendo esta norma hacerse extensiva a las
instituciones similares del país o del exterior.
MIEMBROS
Art. 39_El número de miembros de la S. P. F. es ilimitado, pudiendo
ser ellos de cuatro clases: Titulares-Activos" Titulares, Correspondientes y
Amigos. La elección de las diversas clases' de miembros se hará atendiendo
a los siguientes requitos:
a) Son Miembros Titulares-Activos los Fuñcfadóres y los elegidos en-
tre personas notoriamente ' dedicadas a la investigación del folklore, qu~ ten-
gan residencia en la ciudad del Cusco.
b) Son Miembros Titulares los estudiosos del folklore con residencia
en otros lugares délPe~, elegidos por los ' Titulares-Activos, a propuesta de
éstos o de los Titulares.
c) Son Miembros Correspondientes los estudiosos extranjeros, o los
nacionales residente en el exterior, elegidos por los Miembros Titulares-
Activos y titulares en razón de haberse dedicado a la investigación del folklore.
d) Son Miembros Amigos las personas elegidas por los Miembros Ti-
tulares-Activos o Titulares, previa consulta a la Junta Directiva, entre quie-
nes mostraran palpable simpatía e interés por el desarrollo de las activida-
des de la S. P. F.
Art. 49-Para conservar la calidad de Miembro Titular, se requiere:
SOCIEDAD PERUANA DE FOLKLORE 159

a) Presentar, por lo menos, un trabajo de investigación sobre temas


de folklore, en el curso de cada año
b) Mantener constante actividad dentro de la institución.
c) Defender el espíritu de solidaridad y cooperación entre los miem-
bros.
ORGANIZACION
Art. 59-La Junta Directiva estará constituída del siguiente modo ~
a) Presidente
b) Dos Vice-Presidentes
c) Dos Secretarios
d) Tesorero
e) Director de Achivo-Museo-Biblioteca.
A cada uno de estos compete las atribuciones acordadas por el Regla-
mento.
Art. 69-La Junta Directiva e jercerá sus funciones por el período de dos
años, debiendo realizarse la renovación de cargos el primer domingo de
abril y la toma de posesión d e los mismos dentro de la semana siguiente.
Art. 79-Los Miembros Titulares Activos en conjunto, constituyen la
Asamblea de Miembros Titulares Activos, con las siguientes atribuciones:
a) Elegir la Junta Directiva.
b) Decidir la admisión o separación de los miembros.
c) Discutir las cuestiones propuestas por la Junta Directiva o los miem-
bros.
d) Aprobar los propios Reglamentos.
e) Designar comisiones de estudio, según las especialidades que den-
tro del Folklore tengan los miembros de la S. P. F.
Art. 8:-A los miembros, en genera l, les será otorgado un diploma que
acredite su vinculación con la S. P. F. Este será expedido por el Presidente
y refrendado por los demás miembros de la Junta Directiva. .
Art. g9- La Sociedad, para el debido cumplimiento de sus fines, edita-
rá un Boletín con e's tudios, noticias e informaciones. La dirección. del mismo
correrá a cargo de un Cuerpo de Redactores formado por los miembros de
la Junta Directiva. Asimismo, promoverá anualmente un concurso nacional
de monografías sobre temas de Folklore, organizará y mantendrá un Museo-
Archivo- Biblioteca especializados y organizará un número en el progra-
ma de celebración de la Semana del Cusco.
ECONOMIA
Art. 109-La S. P. F. tiene como base de su economía las cuotas de sus
Miembros, las donaciones que pudiera recibir y el producto de su propia
actividad.
Art. 11 9.,-En caso de disolución de la S. P. F., el patrimonio de la insti-
tución será donado a la Sección de Historia y Antropología de la Universi-
dad Nacional del Cusco.
Cusco, 20 de marzo de 953.
Distinción honrosa al Director de
nuestra Revista

SOCIEDAD PERUANA DE FOLKLORE


Fundada el 20 de Marzo de 1953

El Presidente de la Sociedad Peruana de Folklore, autorizado por la


Asamblea de Miembros Titulares Activos, de fecha 28 de marzo de 1953, tiene
a honra incluir en el cuadro de Tilulares de la institución al Sr. Dr.

Dn. MANUEL D. VELASCO NUÑEZ

residente en la ciudad de Lima, como justo homenaje a sus estudios de 01-


klore y a su devoción por la ciencia de la cultura popular.

Servirá esta comunicación de Diploma Provisorio, mientras se expida el


definitivo, después del primer año de funcionamiento de la Sociedad, pu-
diendo el nuevo Miembro usar el título en cualquier publicación de que fue-
re autor.
Cusco, 30 de marzo de 1953.

Efraín Morote Best


Presidente

Emilio Mendizábal Losack Edmundo Delgado Vivanco


Secretario Secretario
ACTIVIDADES DEL INSTITUTO INDIGENISTA PERUANO

El Desarrollo del Proyecto Perú-Cornell


OFICIO CON QUE SE ELEVO EL SEGUNDO INFORME

Lima, 8 de agosto de 1953.

Señor General de División don


Armando Artola del Pozo, Ministro de
Estado en el Despacho de Trabajo y
Asuntos Indígenas.

S. M.:

En cumplimiento de lo dispuesto en la Resolución Suprema N9 99, que


aprueba el acuerdo celebrado entre el Instituto Indigenista Peruano y la
Universidad de Cornell para el desarrollo de un plan de Antropología y
Ciencias Sociales Aplicadas en la Zona de "Vicos", en el departamento
de Ancash, nos es grato elevar a su conocimiento el segundo informe de la
labor realizada y los resultados obtenidos hasta el presente, sobre el pro-
grama del Proyecto Peruano en Cultura y Ciencias Sociales Aplicadas de
la Universidad de Comell.
En esta oportunidad, reiteramos a Ud. S. M., las seguridades. de nues-
tra más alta y distinguida consideración personal.

Muy atentamente.

Carlos Monge M. Allan R. Holmberg


Director del Instituto Representante de la Universidad
Indigenista Peruano de Cornell

(
Segundo Informe del Dr. Allan R. Holmberg
sobre el desarrollo del Proyecto Perú-Cornell
El presente constituye el segundo informe sobre el desarrollo del Pro-
yecto Peruano en Cultura y Ciencias Aplicodas de la Universidad de
Cornell que se está llevando a cabo en la Hacienda "Vicos" y sus alre-
dedores, en el Callejón de Huaylas, en el Departamento de Ancash, Perú.

l. ESTUDIO DE NUTRICION

Se realizó un "Survey" de nutrición de la población en las épocas de


abundancia y escasez, de acuerdo con las directivas técnicas del Depar-
tamento de Nutrición del Ministerio de Salud Pública. El material recogido
ha sido objeto de un amplio y detenido estudio, al que se dará publicidad
oportunamente.

2. ASPECTO EDUCACIONAL

En cuanto a este aspecto, cabe mencionar:


a) La construccdón del Primer Pabellón de la nueva Escuela que está
dotada de oficinas para la Dirección, Secretaría y Comisiones, Biblioteca
y otras aulas. Su costo aproximado es de S/o. 70,000.00.
Su inauguración se efectuó el 20 de julio último con la asistencia del
señor General de División y Ministro de Estado en el Ramo de Trabajo y
Asuntos Indígenas, don Armando Artola del Pozo.
b) M¡aestros y alumnado. La Escuela Elemental de Vicos, por gestio-
nes hechas ante el Ministerio del Ramo , ha sido desdoblada en una para
niñas y otra para varones, las cuales están a cargo de una maestra y un
maestro, respectivamente. La población escolar 'de Vicos, según el censo,
debía ser de 350 niños, pero por razones pedagógicas, sólo han sido ma-
triculados 123 de ambos sexos.
c) Refectorio Esco1ar.- El almuerzo gratuito continúase proporcio-
nando a los niños de la Escuela . El menú es preparado, semanalmente
por una especialista del SCIP A y de acuerdo con las necesidades del
medio.
d) Mobiliario, útiles deportivos y material didáctico.- Se ha confec-
cionado el mobiliario indispensable para aulas y oficinas, asimismo, se han
DESARROLLO DEL PROYECTO PERU·CORNELL 163

adquirido útiles deportivos y material didáctico para los alumnos. El Go-


bierno ha proporcionado parte del mobiliario. (20 carpetas).
e) . Sección nocturna para la alfabetización de los adultos. - Comen-
zó a funcionar el mes de julio. La simpatía e interés de los nativos se ma-
nifiesta día a día con su asistencia y cuando voluntariamente aumentan en
número. Corre a cargo del Normalista señor Pompilio Picón Llanos, y cree-
mos en la urgencia de su oficialización, despertando así, la buena volun-
tad e interés de los maestros encargados de esa labor.
O Taller de peluquería. - Tiene instrumental adecuado. En el se-
gundo semestre del año en curso funcionará la Peluquería Escolar, a car-
go de los alumnos y bajo la dirección del maestro.
g) Construcción del Segundo Pabellón de la Escuela . - Se encuentra
en 'plena ed ificación. A partir del próximo año escolar, dispondráse de un
salón de actos, comedor, cocina, taller y de tres aulas más.
h) Vivienda para el maestro.- Su edificación se comenzará en bre-
ve y estará dotado de comodidades.

3. CAMBIOS TECNOLOGICOS

Cabe mencionar en este aspecto los siguientes cultivos:


a) Papas, se ha intensificado el sembrío, de acuerdo con las directi-
vas técnicas del Ingeniero del SCIPA de Huaraz. Se ha introducido nue-
vas semillas y mejorado las técnicas del poblador, de acuerdo con el ren-
dimiento obtenido . Cabe destacar aquí, que mientras el año anterior se
trabajó con 17 jefes de familia, actualmente se viene haciendo con 85 cuyd
participación es voluntaria.
b) Maíz Blanco cLlsqueño.- Primero cultivado en los terrenos de la
hacienda y comprobada su adaptabilidad y productividad en la zona, en
el presente año se hará participar a los nativos en su sembrío, en las mis-
mas condiciones de control y experimentación que con las papas. .

4. FORESTACION

El programa es continuado . Se han preparado almácigos de pinos de


diferentes variedades, cuyas plantas el próximo año serán distribuídas en-
tre los pobladores, previo un adecuado estudio al respecto.

5. PASTOS

Como iniciación al programa de ganadería se han importado tres va-


riedades de semillas de pastos que el presente año, en vía de experimen-
tación se siembran en terrenos de la hacienda.

(
164 PERU INDIGENA

6. SERVICIO DE RESERVISTAS

Está siendo conducido de acuerdo con las disposiciones de la ley,


fomentándose además, el cultivo del deporte y las competencias con las
otras organizaciones deportivas de la provincia de Carhuaz, otorgándose
los premios respectivos. Es grato hacer p resente que en la prueba de "ma-
rathon" realizada el "Día del Reservista" los tres primeros puestos fueron
obtenidos por los atletas de Vicos.

7. ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS

El Proyecto ha dado a este aspecto mayor importancia, como se des-


prende de los hechos que expreso:
a) Conducción y control del programa aplicado. - Corre a cargo del
Dr. Mario C. Vásquez, cuyo profesional tiene en preparación sus estudios
que pronto serán publicados.
b) Investigaciones antropológicas concluí das. - Los estudipntes de la
Universidad de Cornell, Norman Pava, Joan Snyder y Richard Patch, retor-
naron a los Estados Unidos luego de concluir sus estudios sobre "Roles" en
la Comunidad de "Vicos", "Aculturación en el Pueblo de Recuayhuanca"
y estudios socio-económicos del Callejón de Huaylas, respectivamente. El
Antropólogo William Stein terminó sus estudios sobre "Aculturación en la
Comunidad de Hualcán" y también el Antropólogo William Mangin de la
Universidad de Yale luego de concluir sus investigaciones sobre" coho-
lismo y CocaÍsmo en las Culturas de Vico s y Marcará" ha retornado los
Estados Unidos; Humberto Ghersi, Etnólogo del Museo de la Cultura, ter-
minó sus investigaciones en el pueblo mestizo de Marcará. Estos trabajos
constituyen motivos de tesis de Doctor y Master, que posteriormente serán
publicados.
c) Estudios sobre metodología de las Ciencias Sociales. - Están aus-
piciados por la Universidad de Cornel!, con la ayuda económica de la
Fundación Rockefeller, de los Estados Unidos, los que están a cargo de
los doctores Brice Ryan y Rose Goldsen, ambos profesores del Departa-
mento de Sociología y Antropología de la Universidad de Comell y el se-
ñor Richard Patch, estudiante graduado de la misma Universidad. El Insti-
tuto de Etnología de la Universidad de San Ma rcos colabora en este pro-
yecto, con el concurso de tres de sus estudiantes, los señores Juan Elías
Flores, Eduardo Soler y Froilán Soto Flores; actualmente residente en la
zona, desde junio último.
d) Nuevos estudios antropológicos.- Se ha dado comienzo a nuevas
investigaciones antropológicas, actualmente a cargo del señor Clifford
Bamett, estudiante graduado de la Universidad de Cornel!, becado por la
Fundación Dohrety de los Estados Unidos, sobre aculturación utilizando el
DESARROLLO DEL PROYECTO PERU-CORNELL 165

método biográfico "Life-History"; y por el Dr. William Blanchard, que ade-


más de su participación en el programa aplicado, hará un estudio minu-
cioso sobre la economía doméstica de los Vicosinos.
e) Análisis del material antropológico .- El material antropológico re-
cogido durante el año anterior fué utilizado con fines analíticos 'p or el Dr.
Allan R. Holmberg en las clases y seminarios ofrecidos a los alumnos de
la Universidad de Cornell. En el presente año, daráse la misma aplica-
ción a dicho material.

8. lMPORT ANClA CIENTIFICA DEL PROYECTO

Ha despertado gran interés entre los científicos extranjeros y naciona-


les, 10 cual se puede apreciar por las continuas y numerosas cartas que
nos llegan, solictando informes y detalles sobre el Proyecto. Asimismo, en
el presente período, cerca de un centenar de científicos han visitado Vicos,
con el fin de apreciar de cerca el desarrollo del mismo.

Agosto, 8 de 1953.
Allan R. Holmberg.
166 PERU INDIGENA

MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS INDIGENAS

Lima, 10 de setiembre de 1953.

Of. NI? 14.

Sr. Dr. Carlos Monge, Director del Instituto Indigenista Peruano.


Sr. Dr. Allan R. Holmberg, Representante de la Universidad de Cornel!.

Me es grato acusar recibo de su atenta comunioación de 8 de agosto


último, adjunto a la cual envían el segundo informe sobre la labor realizada
en el Proyecto "PERU CORNELL", manifestándoles la grata complacencia de
mi Despacho por la forma en que Uds. lo dirigen y llevan a cabo.

Aprovecho la oportunidad para expresar a Uds. los sentimientos de mi


mayor consideración.

Dios guarde a Uds. .. ~

General de División Armando Artola


Ministro de Trabajo y Asuntos Indígenas.
Inauguración de la Escuela de Vicos

APADRINARON LA CEREMONIA EL SEÑOR MINISTRO DE


TRABAJO Y ASUNTOS INDIGENAS, GENERAL DE DIVI-
SION D. ARMANDO ARTOLA DEL POZO Y LA DISTINGUI-
DA SOCIOLOGA DOCTORA ROSE GOLDSEN

Como es sabido, el Instituto Indigenista Peruano, conjuntamente con la


Universidad de Cornell de los Estados Unidos de América, llevan a cabo
un vasto experimento de Antropología y Ciencias sociales aplicadas en las
Comunidades indígenas de Vicos y Marcará, zona andina del departa-
mento de Ancash. .
Como parte del program~ a realizarse _en .el lapso de cinco años, se
contempla la educación orIentada de la población indígena del lugar y pa-
ra tal fin se consideró la necesidad de construir un edificio escolar ade-
cuado, del que carecía la zo.ria, materia de investigación. La obra ha sido
ejecutada por peones de-la ,Hacienda .. Vicos,. b.a jo el sistema de tres tareas
semanales y dirigida por el señor Enrique T. Luna, Administrador del Pro-
yecto, empleando en su construcción cemento procedente de Lima y tejas,
yeso, maderaje, ladrillos, etc., adquiridos en los pueblos vecinos.
El edificio escolar construído consta de dos Pabellones. En el primer Pa-
bellón están dispuestas las Oficinas ( Dirección, Secretaría y Comisiones) ,
la Biblioteca, tres salones de clases y Baño. En el segundo Pabellón, el Sa-
lón de actos con proscenio, el mismo que servirá de comedor para el re-
fectorio escolar, tres Aulas con capacidad pora 40 alumnos cada una de
ellas, Cocina, Taller y Baños.
La inauguración del nuevo edificio escolar de Vicos se llevó a cabo el
día 20 de julio del presente año en forma solemne, con asistencia del se-
ñor Ministro de Trabajo y Asuntos Indígenas, General de División Dn. Arman-
do Artola del Pozo, del Sr. Prefecto del Departamento y de las autoridades
de Huaraz y zonas cercanas a Vicos, así como el prestigioso Profesor Dr.
Allan R. Holmberg, representante de la Universidad de Cornell en la eje-
cución del Proyecto Perú-Cornell y sus eficientes colaboradores señores
Richard Patch, B. Ryan y otros, habiendo ap<;rdrinado la ceremonia el se-
ñor Ministro, General A tola y la doctora Rose Goldsen.
· . ~

lS8 PERU INDIGENA

En esta oportunidad, el doctor Mario Vásquez, antropólogo peruano


colaborador del Proyecto, en adecuados términos presentó la obra concluí-
da, respondiendo el señor Ministro en un conceptuoso discurso de elogio
hacia la obra educadora que realiza el Proyecto Perú-Cornell en beneficio
de la población indígena de Vico s y Marcará. Finalizó la ceremonia con
la bendición" del locaL a cargo del doctor Augusto Soriano Infante, Canó-
nigo del Cabildo, realizándose luego un recorrido de inspección por las dis-
tintas dependencias de la Escuela que podrá albergar a más de 300 escolares
indígenas y en la cual funcionará una Sección Nocturna anexa para adul-
tos. Al retirarse el señor Ministro y su comitiva oficial fué objeto de las más
efusivas demostraciones de simpatía y aprecio brindadas por los numero·
sos indígenas asistentes y por los vecinos del lugar.
RELACION DE PUBLICACIONES RECIBIDAS 169

El Sr. Mini stro de Trabajo y A sun tos Indígenas , Ge- VIl aspecto de la inauguración del nu evo locql escolar
neral de División Dn_ A rmando Artola del Pozo y la de Vicos.
Dra. Rose Goldsen ar>adrinando la ceremonia de ben-
dición del nuevo local escolar de Vicos.

El Sr. General de División Dn. Armando Artola del El Dr. Mario V ásquez, antropólogo per uano, pronun-
Pozo y el doctor Allan R. Holmberq, Director del Pro- ciando el discurso de entrea a del nuevo local escolar
yecto "Perú-Cornell" en los campos de Vicos. de Vicos_

(
170 PERU INDIGENA

(Arriba). La profesora de la Escuela de Vicos dic- (Arriba). Cómo /ué el antiguo local Escolar de Vico s .
tando una clase a los alumnos de Preparatoria.
(Al centro). Parte del nuevo local escolar de VicO s •
(Al centro). La Capilla de Vicos. re/accionada por el edificado por el Proyecto "Perú-Cornell".
Proyecto "Perú-Cornell" .
(Abajo). La pláctica de los deportes constituye uno
(Abajo). Nuevos sistemas agrícolas.-Los campesinos de los fines del Proyecto.
de Vicos aprenden a hacer uso de insecticidas.
Un comentario sobre nuestra Revista
IIPerú Indígena"
POR JORGE LUIS RECAVARREN

(Tomado de "La Prensa" del 30 de abril de 1953)

Entre las publicaciones de índole institucional que entre nosotros circu·


Ion, y algunas de las cuales son muy buenas, ciertamente, tenemos el órga··
no del Instituto Indigenista Peruano cuya denominación es "Perú Indígena".
Traduce la revista la enorme inquietud cultural del Instituto. Esta es
una. entidad cuyos servicios para ampliar y profundizar estudios referentes
al tema prócer del país, son, en rigor, invalorables. Trabajan sus dirigentes
en estrecho contacto con instituciones afines del Perú y del Cotinente y entre
los que se cuenta, desde luego, el Instituto Indigenista Interamericano con
sede en la capital de México.
Es Director del Instituto Indigenista Peruano el sabio compatriota dodor
Carlos Monge, creador y propulsor de la Escuela Médica Peruana, cuya apor-
tación al estudio del hombre de la altura, sociología, costumbres, medicina,
antropología y demás disciplinas afines, se pronuncia y cobra cada día ma-
yor importancia no solo entre nosotros sino en el resto del Continente y en
el Viejo Mundo. La tesis de Monge, Hurtado, Weiss, Aste, y de otras tantas
personalidades, dicen mucho de esta nueva rama de la ciencia y de la cual
se piden más y más noticias de todos los centros de Investigación del orbe.
El centro de Morococha es, en este respecto, modelo de organización y claro
ejemplo de lo que pueden la inteligencia y la tenacidad en aras de un ideal
noble y humano.
De suerte que hay un continuo intercambio entre Lima, París, Los Esta-
dos Unidos, México y otras capitales de la tierra, en torno de los progresos,
descubrimientos y vicisitudes de la ciencia que se ocupan del estudio e in-
vestigación de la vida en las alturas. Más de un libro y trabajo de Monge
y de sus colegas y discípulos en esta empresa, ha sido ya traducido a di-
versos idiomas; y en los Estados Unidos se ha dado tal importancia al punto
que no es poca en verdad, la aguda que diversas instituciones de allí, co-
Il!0 Universidades y Fundaciones, vienen dando a las investigacoines que en
nuestro medio se realizan. Esta gesta intelectual y científica es, sin duda al-
guna, lo más serio y logrado que se ha hecho en lo que va del siglo XX en
el Perú.
172 PERU INDIGENA

Desde su propio á ngulo, el Instituto Indigenista Peruan o coopera en es-


ta labor y realiza por su parte otras actividades que abarcan no pocas di-
mensiones de la vida indígena. Nombre s prestigiosos encierran su§ registros,
de peruanos cuya inquietud se traduce en e l gran afán de aportar su cuota
de trabajo y de actividad en la solución de más de un problema que aqueja
la vida d,e millones de compatriotas, de esos hombres y mujeres que un día
tienen que ser del todo incorporados a l -g ran qu~hacer -n acional. Entre otros,
tenemos laborando en el Instituto Indigenista Peruano a Carlos Monge, Jor-
ge Eugenio Castañeda, Felipe de la Barra, Manuel Abastos, Pedro Weiss,
Jorge Sabogal, Mcmuel Velasco Núñez y tantos otros que escapan a una
cita hecha de p risa y confia da sólo a la íragilidad de la memoria.
y es, por tanto, natural que el Instituto cuente con su propio vocero. Pa-
ra eso.. precisamente , se da a la publicidad el contenido siempre medular,
orientador y positivo , de "Perú Indígena". Son ocho, ya, los números apare-
cidos y en ellos nos damos con trabajos varios y todos enrumbados, pese a
la diversidad de los temas tratados, al problema de la vida indígena en
nuestro país y América. Se constituye, pues, la revista de un indispensable
órgano de estudios y de consulta, ya que la mayoría de los trabajos que en
ella aparecen son inéditos o escritos especialmente para la ocasión.
Es Director de la revista don Manuel D. Velasco Núñez. No pueden es-
tar mejQF enfocados sus rumbos: desde la presentación tipográfica hasta su
última sección. Precisamente tengo a la vista el último número -7 y 8-- co-
rrespondiente al volumen tercero. Está dividido el sumario en cinco partes:
nota editoriaL discursos, documentos, artículos y actividades del Instituto.
En la sección documentos, tenemos una detallada información escrita
por Luis Vásquez Lapeyre acerca de la "Labor de la Comisión Peruana para
el estudio de la coca ". Asimismo, se insertan en la precitado sección, docu-
mentos relacionados con la labor efectuada por la ya citada comisión para el
estudio de la coca. Ocioso e s reÍerirse a la utilidad del estudio de Vásquez
Lapeyre como a la relación de los documentos que facilitan tanto orienta-
ción como ahorro de tiempo para quien no puede procurárselos merced a
su labor o esfuerzo personal.
En la sección artículos, tenemos uno del doctor Carlos Monge M., cuyo
título es "La necesidad de e studiar el problema de la masticación de las ho-
jas de coca". Demás está comentar la trascendencia de punto tan controver-
tido y que, en los últimos tiempos, se constituyó en objeto de debate en va-
rios centros científicos del mundo, llega ndo hasta los recintos de la UNES-
CO. Por su parte; el doctor Roberto Mac Lean y Estenós nos ofrece un inte-
rasante estudio sobre los "Indios en e l Virreyna to del Perú" y que eS una con-
tribución a un te ma poco menos que virgen.
Francisco Ponce de León firma un valioso ensayo acerca del estudio de
la propiedad en e l Perú , con el título de "Bosquejo del Problema de la pro-
pieda d de la tierra en el Perú", tema capital para nuestra economía. Fran-
cisco Mostajo, recién desa parecido, es autor de un cautivante e studio sobre
COMENTARIO SOBRE NUESTRA REVISTA 173

algunos mitos y superticiones huancaneños. Y de parte de Clodoaldo Alber-


to Espinoza Bravo, se lee la colaboración "Tránsito por "El Indio" de López
y Fuentes en Jauja".
Roberto Barrionuevo escribe sobre los "Problemas Indígenas y la Uni-
dad Nacional", tema siempre de palpitante permanencia. Juan Comas, co-
laboró con "La Antropología Cultural y los Proyectos de Educación de Base
en la América Latina", de tanta actualidad; R. W . Eichemberger es autor de
"La Ciencia Médica al Servicio del Hombre Selvático"; EIsa Pacheco c., se
ocupa de "La Declamación en la Pedagogía Indígena" y Guillermo Townsend
en "Lázaro Cardenas el Indigenista". Tales contribuciones acreditan por sí
solas la razón de ser de "Perú Indígena", publicación que nada tiene que
envidiar a las mejores del mundo cm su género y objetivos.
Son de evidente interés y de no menor trascendencia la circulación de
re.vistas del tipo de la que me ha ocupado este espacio. Ellas traducen el
fervor, la constancia y la dedicación de quienes en una institución como la
citada, cumplen una efectiva labor a la que le han dedicado sus mayores'
esfuerzos y en algunos casos, la obra de una vida. Tales publicaciones cum-
plen, pues, en nuestro medio una misión de veras estimulante, digna de ser
apreciada por la colectividad y reconocida en todas las esferas de la socie-
dad y del Estado. A lo largo de los años, quienes vienen detrás, podrán, así,
apreciar y conceptuar los servicios de hoy, no siempre bien comprendidos
y valorados, pero esencialmente significativos y que nos dicen del trabajo
indesmayable de los pioneros.
Publicaciones de este género son ideales y procede alcanzarles las má-
ximas facilidades posibles en todo género de cosas.

(
Notas Bi bl iográficas
POR CÉSAR A. ANGELES CABALLERO

ROBELO, CECILIO A., Diccionario de Aztequismos, o sea Jardín de


las Raices Aztecas, palabras del idioma Nahuatl, Azteca o Mexicano in-
troducidas al idioma castellano bajo diversas formas (ContribucJón al Dic-
cionario Nacional), México, Ediciones Fuente Cultural, -1953- 548 p.
200 iluso
El notable filólogo y lingÜista mexicano don Cecilia A. Robelo, enri-
quece los estudios lexicográficos hispanoamericanos con la Tercera Edi-
ción del Diccionario de Aztequismos, libro que introduce innovaciones y
nuevas modalidades en los estudios de este género, pues a diferen-
cia de otros trabajos similares, las raices aztecas --que forman numerosas
voces- son tratadas en 130 lecciones, cada una de las cuales consignan
"ejercicios" que lindan en lo gramatical, "refranes y 10cucioI}es familiares"
tomados del rico folklore mexicano y concluyen en unas "notas" explica-
tivas, aclarando la historicidad, el uso, las variantes semánticas y sintá-
xicas, buscadas en los historiadores y cronistas como Sahagún, Hernández,
Gómara, Clavijero y otros y en los escritores contemporáneos. Ameritan
la obra las documentadas referencias a la Toponimia Azteca, vinculándola
con la Historia y la Geografía.
El libro que venimos glosando es una excelente continuación de los es-
fuerzos de Orozco y Berra, Eufemio Mendoza, Jesús Sánchez, Rafael Zayas
Enríquez y Agustín de la Rosa, .a los que deben agregarse los estudios de
Gorda Icazbalceta ("Vocabulario de Mejicanismos"); R. Ramos Duarte
("Diccionario de Mejicanismos" ) y de Pedro Henríquez Ureña ("El Espa-
ñol en Méjico, los Estados Unidos y América Central").
Más de dos mil voces integran el Diccionario; voces que pueden ser
motivo de numerosos ensayos compartivos; entre ellos el referente al aná-
lisis de la influencia de los vocablos aztecas en e l habla de los países ame-
ricanos. En lo que a nosotros respecta hemos registrado entre otras: cacao,
tamal, achote, chocolate ( y sus derivados ), cogote, chicle, hule, papaya,
etc. Algo de esta influencia hizo notar Juan de Arona ( Pedro Paz Sol-
dán y Unánue) en su Diccionario de Peruanismos, cuando señaló: "Per-
tenecen a las lenguas americanas, de los vocablos que aquí , figuran,
tomate, tamal, achote (Méjico) ... " (Menejamos la edición Biblioteca de
NOTAS BIBLlOGRAFICAS 175

Cultura Peruana, París, Descleé de Brower, 1938, p. 395). Grande ha si-


do nuestra sorpresa al hallar ciertas coincidencias fonéticas y ortográficas
de voces aztecas con voces peruanas; ello sucede con "Chila.-chil-la:
Chilli, chile; la, que expresa colectividad ... " (p. 136); en el dialecto chin-
chaysuyo (hablado de preferencia en el departamento de Ancash: provin-
cias de Bolognesi, Huari, Huailas, Pomabamba, Huarás, Yungay, como lo
puntualiza Pedro Benvenutto Murrieta en su Tesis: "El Lenguaje Peruano",
Tomo I. Lima, Sanmartí y Cía., 1936, p. 56), "Chila" es el nombre de cier-
ta calabaza. Guacho: "En los puertos del Pacífico llaman a los arribeños
"guachos" ... " (Diccionario de Aztequismos, p. 407); entre nosotros: "Hua-
cho, cha. - Expósito, hijo de la piedra, quechua huagcho" (Juan de Arana,
ob. cit., p. 235). También pensamos en cierta coincidencia semántica, en
relación al vocablo "Petate", considerado por Juan de Arana en 1884 como
peruanismo (consultar la Ed. de 1938, p. 316) y por Robelo, como aztequis-
mo (p. 208). Estas y otras apostillas las concretizaremos documentalmente
en un estudio especial.
Merece cordial y sincera felicitación la acreditada Librería Navarro y
las Ediciones Fuente Cultural. al obsequiamos -en ocasión de su XX ani-
versario; veinte años de fecunda vida- la elegante y magnífica edición del
Diccionario de Aztequismos, que prestigia al esfuerzo editorial de México
y por ende del Nuevo Mundo.

URUBAMBA.- Misiones Dominicanas del Perú, (Extraordinario de Mi-


siones Dominicanas). Dirección Técnica, Rafael García; Dirección artística
F. Carcuera, Lima, 1953, 127 p., fotografías ilus., mapa.
La Edicición Extrao maria de "Misiones Dominicanas" ofrece la "Histo-
ria de la vida heróica de los misioneros dominicos españoles en las selvas
del Perú". Este fecundo tema se presta para múltiples y variadas disquisi-
ciones en torno a la epopéyica obra misional, que desde hace siglo.s mantie-
nen y siguen manteniendo con vigor apostólico las diferentes congregacio-
nes religiosas, que ávidas de conquistar almas para Dios, iniciaron a poco
de descubrir estas tierras.
En esta oportunidad solo dedicaremos unas breves notas -el tema se
presta para varios libros- en torno a la magnífica obra civilizadora y cate-
quística de los Dominicos y los Jesuítas. Para los primeros nos ofrece una do-
cumentada visión la elegante edición que ya hemos indicado, enmarcando
la tarea dominica en la majestuosidad y la imponencia de nuestra amazonÍa
y conllevando los misterios y el enigma de la selva, siempre con el ánimo de
introducir los rudimentos de la civilización occidental. Una atenta ·y me-
ditada lectura nos informará de la veracidad de los hechos desarrollados
por los hijos de Santo Domingo, en el lege~dario valle del Urubamba. El
Exmo. Card. Guevara traza una "Mirada retrospectiva" en lo que concier-
ne a la acción misional · el P. Sarasola nos habla del "Orieñte Peruano"; en-
176 PERU INDIGENA

tre tanto que el P. Valer pinta el adecuado derrotero de los "Orígenes del Vica-
riato". No menos interesante e ilustrativas son las notas de los Padres Osende,
Ariz, Suárez, Armendáriz, Ferrero, Femández, Ciordia, W. Femández, Ma-
tamala, Alvarez, Santos, Martín, Silverio F., Aldamiz, Diez, Menéndez Rua,
Gorda de Dios, Jiménez, Elorza, Guerrero y Salgado. Con los temas que
se conjugan con esta benemérita obra de los dominicos, figuran los estu-
dios de C. Aranas y Loayza, R. M.ackie B., J. A. de la Puente Candamo,
C. G. Rossel y J. Pawlik.
En lo que respecta a la gloriosa Compañía de Jesús, vinculándola a la
obra misional en nuestro oriente, digamos con Emilio Romero: " ... el apor-
te realizado por los Jesuitas es tan inmenso, ' que por si sólo es suficiente
para justificar toda la gran empresa de la conquista del Marañón y el Ama-
zonas. "Los Jesuítas iniciáronse en las misiones allá por los años de 1638,
prolongando su acción de bien, de verdad, de cultura y de catequesis has-
ta 1768, con verdaderos caracteres de heroicidad y sacrificio, siendo los be-
ficiados, en aquel entonces, los aborígenes del norte de Loreto, San Martín,
Amazonas y Mainas. "En los 130 años de trabajo fundaron los Jesuítas 173
pueblos, en los cuales había en 1700 más de 160 mil , indios reducidos. Ac-
tualmente existen unos 20; ... " La inmarcesible labor de los hijos de San
Ignacio, también se enmarcó con celo y ejemplar diligencia a estudiar la
vida y costumbres de los indios, compenetrándose con sus lenguas y dia-
lectos, en tal medida que según el Padre Martín de Iriarte, escribieron Gra-
mátjcas y recopilaron con empeño Vocabularios de veinte lenguas diferen-
tes, cuarenta derivadas de ellas y ciento cincuenta dialectos.
Los misioneros de la Compañía de Jesús, retomaron a su antiguo que-
hacer misional en 1945, contando en la: actualidad con seis sacerdotes y
cuatro hermanos. Desde el siglo XVII hasta nuestra época, su vehemente
deseo y la obra efectiva en la que se hallan empeñados, para bien de las
almas, les ha permitido fundar e scuelas, postas sanitarias, dispensarios clí-
nicos, refectorios escolares e introducir los servicios de luz eléctrica. Y es
que "Ahora, como siempre y en todas las Misiones, los Jesuítas hacen todo
el bien que pueden, a los cuerpos y a las almas; a los grandes y a los chi-
cos, a todos con quienes tratan, a ejemplo de su Capitán Jesucristo".
Para quienes deseen conocer más de cerca la brillante obra misional
de los Jesuítas, recomendamos la lectura de los libros La Geogwfía del
Oriente Peruano y los JesuÍtas ( Prólogo del Dr . Emilio Romero, Li-
ma, Imprenta Torres Aguirre, S. A., 1945, 112 p., fotografías), Misión de
San Javier en el Alto Marañón. Cartas del Primer Misionero sobre
sus viajes de exploración y fundación . Nov. 1944 Fbr. 1945 (Lima Cía. Edi-
tora "El Universal", S. A., 1945, 137 p., mapa), que corresponde respectiva-
mente al Hno. Santos Gorda y al Padre G. Palacios de Borao, S. J. También
reune datos de sumo valor el último libro del Hno. Santos Garda, S. J. La
NOTAS BIBLIOGRAFICAS 171

InquIsición en el Perú (Lima, Editorial Lumen, S. A., 1953, 253 p.), al


cual deben sumarse las publicaciones periódicas, que para estos meneste-
res dedica la Compañía.

FOLKLORE.- Tribuna del Pensamiento Peruano. Edición Extraordina-


ria del Décimo Aniversario, Director Fundador Florentino Gálvez Saavedra,
Vol. III. Lima, junio y julio de 1953, NQ 30.
Esfuerzos como los de Florentino Gálvez Saavedra -Florencio de la
Sierra- son encomiables, porque encierran y presentan una dedicación
poco común. Hace diez años fundó la prestigiosa Revista Folklore. Tri-
buna del Pensamiento Peruano, con el vehemente deseo de propagar los
estudios folklórico s en nuestro país. Los que vivimos cerca de los menes-
teres periodísticos conocemos lo difícil y arduo que es mantener una publi-
cación, no contándose con Hpecial ayuda económica, es entonces que el
Director de la publicacié·n tiene que enfrentarse a serios problemas, a fin de
que no decaiga o muera su inicial aporte; mucho de todo esto posee la si-
lenciosa pero efectiva labor de Gálvez Saavedra y por ello al cumplir el dé-
cimo aniversario: diez fecunaos años de labor, le deseamos larga y brillan-
te vida.
La calidad de los trabajos publicados en Folklore nos indican el
prestigio alcanzado dentro y fuera del país; una idea de ello hemos ofre-
cido en la "Guía Bibliográfica" que publicamos en la misma revista. El NI'}
30 cónstituye una verdadera "Antología del Folklore Americano", pues co-
laboran los prestigiosos investigr.- ores: Ralph Steele Boggs (EE. UU.), Vi-
cente T. Mendoza (México), afael Heliodoro Valle (Honduras) , Augusto
Raúl Cortazar y Alfredo Fermín Anzalaz (Argentina), Alceu Maynard Arau-
jo (Brasil) y otros; de los nuestros: Luis E. Valcárcel, José Gálvez, Emilia
Romero, Florentino Gálvez Saavedra, Miguel Justino Ramírez, Lizandro Luna,
Nicanor de la Fuente, Toribio MeiÍa Xesspe, César A. Angeles Ca.b allero,
J. M. B. Farfán, Pedro Rodríguez Meza, Pablo Uceda y con trabajos diferen-
tes al folklore: Saturnino Vara Cadillo, Armando Bazán, Abraham Arias
Larreta, P. Pawlik, Tolomeo Castro Suárez, Edmundo Cornejo Ubillús, Ali-
cia Garda Cárdenas de Val cárcel y Alfredo Hernández Urbina. Ameritan
la édición la página de "Arte Peruano", las consagradas al "Parnaso Lati-
noamericano" y al comentario bibliográfico.

REVISTA DE FOLKLORE.- Organo del Instituto ColombiCino de Antro-


pología. Ministerio de Educación Nacional, Segunda Epoca, Volumen lQ,
NQ 1, Diciembre 1952, Bogotá - Colombia, 258 p.
Lujosamente presentada la Revista de Folklore inicia su Segunda Epo-
ca, consignando interesante s estudios folklóricos y muy buenas ilustracio-
nes. Abre la publicación que glosamos el notable ensayo de Enrique Pérez Ar-
beláez, titulado "La cuna (del porro. Insinuación' folklórica del Departamento
i78 P E R UI N n IG E N A

del Magdalena en Colombia" ;excelente'm ente documemtado; ' ofreéiéridonos


una delicada visión ve macular de la vida y las múltiples manifestaciones de
la zona geográfica, objeto del análisis demótico encerrando una ,especie de '
ciclo vital v concluye con un esquema brevísimo de un "Diccionario Mag-
dalanés de modismos y de nombres'!. Juci:n de Dios 'Arias escribe sobre
los . "Juegos Infantiles" como "restos de la tradición Sankrfereñd'. Digno'
de una atenta y meditada lectura es el "Ensayo sobre el desarrollo . de la
vivienda en los departamentos de la Costa Atlántica", firmado por ,Rober-
to: Castillejo. Carlos López Narváez con su lírica exaltac::ión de "La Copla
em el Cauca", continúa las brillantes investigaCiones en esíe· mismo ' que,-
hacer de Antonio José Restreio, Benigno A. Gutiérrez, Padre Vargas Tama-:.
yo, Padre Medina, josé Antonio Le<?n 'Rey, O~tavio Quiñon~s Pardo y L~is'
Alberto Acuña.
En un terreno distinto al folklore se destaca el trabajo de E~esto G~Ü~ '
"La Geografía y su Aplicación en las Ciencias Sociales en COlombia".Com-
plementan este primer número dos sugerentes ' "ReportaJes GráÚcos (Tie-
rraden tro y Ballet Folklórico del Brasil)", la 'nota de Roberto Herrera' ioto: ':
"El' Bairet Folklórico del Brasil", un poema de Aiberto Urdaneta: "Guabinri
Chiquinquireña" y la bien estructurada "Reseña de Libros y Re"';'i~tas": .'
Para nosotros tiene especial importancia la reproducción del libio "Re-
lación histórica dei viaie a los reynos del Perú y Chile", debido al b~tánico
español Hipólito Ruiz. La Segunda Edición de este notable aporte, de la cuql
se reproducen unos párrafos en la "Revista de Folklore" (p. 177.185: "Des-
cripción de la Ciudad de Lima"), .se debe a la diligencia del disUi"guido
hombre de Letras y Diplomático Colombiano don Jaime Jaramillo Arango,
quien ofrece a los estudiosos e investigadores "enmendada y completa-
da de todo lo que le faltaba según la copia definitiva, inédita~ del mahus-'
crito de D. Hipólito, hallada y, copiada en el Departamento Botánico (His-
toria Natural) del Museo Botánico", en dos precio's os volú~enes, el priIne~
ro de 526 p. y el segundo de 244, conteniendo mapas, ~roquis y onceíndi~
ces adicionales por el doctor Jaramillo Arango, quien en esta formo ha con-
tribuído notablemente a .los estudios peruanistas, mereciendo nue~tra grati-
tud . y admiración.
Desde estas columnas felicitamos sincera 'y cordialmente al Doctor An-
tonio Andrade Crispino, Director del Instituto Colombiano de ' Antropología,
por la magnífica "Revista de Folklore", a qUien deseamos larga y fecundci
vida en los quehaceres folklórico s de Colombia y de América ..
'R;ela~:i. óo de publicaciones recibidas en los meses
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Viking Fund ' -Inc:" ...' 47,
~~', 4.8, 49, 50, ' 52, 53,54, 56, 57, 58, 59,
6b, 61, 63, 6~ 65, 66, 6~ 69,70, 71,J2, 7~
GUATEMALA .. 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83 y , 84.
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