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Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de La Agenda 2030

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Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030

Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo


A nivel mundial, el número de personas que viven en situación de extrema pobreza disminuyó desde un
36 % en 1990 hasta un 10 % en 2015. No obstante, el ritmo al que se produce este cambio está
disminuyendo, y la crisis de la COVID-19 pone en riesgo décadas de progreso en la lucha contra la
pobreza. Una nueva investigación publicada por el Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del
Desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas advierte de que las consecuencias económicas de la
pandemia mundial podrían incrementar la pobreza en todo el mundo hasta llegar a afectar a 500 millones
de personas más, o lo que es lo mismo, a un 8 % más de la población total mundial. Esta sería la primera
vez que la pobreza aumente en todo el mundo en 30 años, desde 1990. Más de 700 millones de
personas, o el 10 % de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza hoy, con
dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua
y saneamiento, por nombrar algunas. La mayoría de las personas que viven con menos de 1,90 dólares al
día viven en el África subsahariana. En todo el mundo, los índices de pobreza en las áreas rurales son del
17,2 %; más del triple de los mismos índices para las áreas urbanas.
Objetivo 2: Poner fin al hambre
Tras décadas de una disminución constante, el número de personas que padecen hambre (medido por la
prevalencia de desnutrición) comenzó a aumentar lentamente de nuevo en 2015. Las estimaciones
actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre, es decir, el 8,9 por
ciento de la población mundial, lo que supone un aumento de unos 10 millones de personas en un año y
de unos 60 millones en cinco años. El mundo no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de
hambre cero para 2030. Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por el
hambre superará los 840 millones de personas para 2030. Según el Programa Mundial de Alimentos,
alrededor de 135 millones de personas padecen hambre severa Disponible en inglés, debido
principalmente a los conflictos causados por los seres humanos, el cambio climático y las recesiones
económicas. La pandemia de COVID-19 podría duplicar ahora esa cifra y sumar unos 130 millones de
personas más que estarían en riesgo de padecer hambre severa a finales de 2020. Con más de 250
millones de personas que podrían encontrarse al borde de la hambruna Disponible en inglés, es necesario
actuar rápidamente para proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a las regiones que corren más
riesgos. Al mismo tiempo, es necesario llevar a cabo un cambio profundo en el sistema agroalimentario
mundial si queremos alimentar a más de 820 millones de personas que padecen hambre y a los 2000
millones de personas más que vivirán en el mundo en 2050. El aumento de la productividad agrícola y la
producción alimentaria sostenible son cruciales para ayudar a aliviar los riesgos del hambre.
Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo
sostenible. Actualmente, el mundo se enfrenta a una crisis sanitaria mundial sin precedentes; la COVID-
19 está propagando el sufrimiento humano, desestabilizando la economía mundial y cambiando
drásticamente las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo. Antes de la pandemia, se
consiguieron grandes avances en la mejora de la salud de millones de personas. En concreto, estos
grandes avances se alcanzaron al aumentar la esperanza de vida y reducir algunas de las causas de
muerte comunes asociadas con la mortalidad infantil y materna. Sin embargo, se necesitan más esfuerzos
para erradicar por completo una gran variedad de enfermedades y abordar un gran número de problemas
de salud, tanto constantes como emergentes. A través de una financiación más eficiente de los sistemas
sanitarios, un mayor saneamiento e higiene, y un mayor acceso al personal médico, se podrán conseguir
avances significativos a la hora de ayudar a salvar las vidas de millones de personas. Las emergencias
sanitarias, como la derivada de la COVID-19, suponen un riesgo mundial y han demostrado que la
preparación es vital. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo señaló las grandes
diferencias relativas a las capacidades de los países para lidiar con la crisis de la COVID-19 y recuperarse
de ella. La pandemia constituye un punto de inflexión en lo referente a la preparación para las
emergencias sanitarias y la inversión en servicios públicos vitales del siglo XXI.
Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades
de aprendizaje durante toda la vida para todos
La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza.
Durante la última década, se consiguieron grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación
y las tasas de matriculación en las escuelas en todos los niveles, especialmente para las niñas. No
obstante, alrededor de 260 millones de niños aún estaban fuera de la escuela en 2018; cerca de una
quinta parte de la población mundial de ese grupo de edad. Además, más de la mitad de todos los niños y
adolescentes de todo el mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y
matemáticas. En 2020, a medida que la pandemia de la COVID-19 se propagaba por todo el planeta, la
mayor parte de los países anunciaron el cierre temporal de las escuelas, lo que afectó a más del 91 % de
los estudiantes en todo el mundo. En abril de 2020, cerca de 1600 millones de niños y jóvenes estaban
fuera de la escuela. Igualmente, cerca de 369 millones de niños que dependen de los comedores
escolares tuvieron que buscar otras fuentes de nutrición diaria. Nunca habían estado tantos niños fuera
de la escuela al mismo tiempo, lo que altera su aprendizaje y cambia drásticamente sus vidas,
especialmente las de los niños más vulnerables y marginados. La pandemia mundial tiene graves
consecuencias que pueden poner en peligro los avances que tanto costaron conseguir a la hora de
mejorar la educación a nivel mundial.
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos
esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Se han conseguido algunos avances
durante las últimas décadas: más niñas están escolarizadas, y se obliga a menos niñas al matrimonio
precoz; hay más mujeres con cargos en parlamentos y en posiciones de liderazgo, y las leyes se están
reformando para fomentar la igualdad de género. A pesar de estos logros, todavía existen muchas
dificultades: las leyes y las normas sociales discriminatorias continúan siendo generalizadas, las mujeres
siguen estando infrarrepresentadas a todos los niveles de liderazgo político, y 1 de cada 5 mujeres y
niñas de entre 15 y 49 años afirma haber sufrido violencia sexual o física a manos de una pareja íntima en
un período de 12 meses. Los efectos de la pandemia de la COVID-19 podrían revertir los escasos logros
que se han alcanzado en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. El brote de
coronavirus agrava las desigualdades existentes para las mujeres y niñas a nivel mundial; desde la salud
y la economía, hasta la seguridad y la protección social. Las mujeres desempeñan un papel
desproporcionado en la respuesta al virus, incluso como trabajadoras sanitarias en primera línea y como
cuidadoras en el hogar. El trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres ha aumentado de manera
significativa como consecuencia del cierre de las escuelas y el aumento de las necesidades de los
ancianos. Las mujeres también se ven más afectadas por los efectos económicos de la COVID-19, ya que
trabajan, de manera desproporcionada, en mercados laborales inseguros. Cerca del 60 % de las mujeres
trabaja en la economía informal, lo que las expone aún más a caer en la pobreza. La pandemia también
ha conducido a un fuerte aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. Con las medidas de
confinamiento en vigor, muchas mujeres se encuentran atrapadas en casa con sus abusadores, con
dificultades para acceder a servicios que están padeciendo recortes y restricciones. Los nuevos datos
muestran que, desde el brote de la pandemia, la violencia contra las mujeres y las niñas (y,
especialmente, la violencia doméstica) se ha intensificado.
Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para
todos
Si bien se ha conseguido progresar de manera sustancial a la hora de ampliar el acceso a agua potable y
saneamiento, existen miles de millones de personas (principalmente en áreas rurales) que aún carecen
de estos servicios básicos. En todo el mundo, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable
salubre, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las
manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre. La pandemia de la
COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia vital del saneamiento, la higiene y un acceso adecuado
a agua limpia para prevenir y contener las enfermedades. La higiene de manos salva vidas. De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud, el lavado de manos es una de las acciones más efectivas que
se pueden llevar a cabo para reducir la propagación de patógenos y prevenir infecciones, incluido el virus
de la COVID-19. Aun así, hay miles de millones de personas que carecen de acceso a agua salubre y
saneamiento, y los fondos son insuficientes.
Objetivo 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna
El mundo está avanzando hacia la consecución del Objetivo 7 con indicios alentadores de que la energía
se está volviendo más sostenible y ampliamente disponible. El acceso a la electricidad en los países más
pobres ha comenzado a acelerarse, la eficiencia energética continúa mejorando y la energía renovable
está logrando resultados excelentes en el sector eléctrico. A pesar de ello, es necesario prestar una mayor
atención a las mejoras para el acceso a combustibles de cocina limpios y seguros, y a tecnologías para
3000 millones de personas, para expandir el uso de la energía renovable más allá del sector eléctrico e
incrementar la electrificación en el África subsahariana. El informe de progreso en materia de energía
proporciona un registro mundial del progreso relativo al acceso a la energía, la eficiencia energética y la
energía renovable. Evalúa el progreso conseguido por cada país en estos tres pilares y ofrece una
panorámica del camino que nos queda por recorrer para conseguir las metas de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible 2030.
Objetivo 8: Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo
decente para todos
Un crecimiento económico inclusivo y sostenido puede impulsar el progreso, crear empleos decentes para
todos y mejorar los estándares de vida. La COVID-19 ha alterado miles de millones de vidas y ha puesto
en peligro la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una recesión mundial tan
mala o peor que la de 2009. A medida que se intensifica la pérdida de empleo, la Organización
Internacional del Trabajo estima que cerca de la mitad de todos los trabajadores a nivel mundial se
encuentra en riesgo de perder sus medios de subsistencia. Incluso antes del brote de la COVID-19, era
probable que uno de cada cinco países (en donde habitan miles de millones de personas que viven en
situación de pobreza) vieran sus ingresos per cápita estancarse o reducirse en 2020. A día de hoy, las
perturbaciones económicas y financieras derivadas de la COVID-19 (como las alteraciones en la
producción industrial, la caída de los precios de los productos básicos, la volatilidad del mercado
financiero y el aumento de la inseguridad) están desbaratando el ya de por sí tibio crecimiento económico
y empeorando los riesgos acentuados de otros factores.
Objetivo 9: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y
fomentar la innovación
La industrialización inclusiva y sostenible, junto con la innovación y la infraestructura, pueden dar rienda
suelta a las fuerzas económicas dinámicas y competitivas que generan el empleo y los ingresos. Estas
desempeñan un papel clave a la hora de introducir y promover nuevas tecnologías, facilitar el comercio
internacional y permitir el uso eficiente de los recursos. Sin embargo, todavía queda un largo camino que
recorrer para que el mundo pueda aprovechar al máximo este potencial. En especial, los países menos
desarrollados necesitan acelerar el desarrollo de sus sectores manufactureros si desean conseguir la
meta de 2030 y aumentar la inversión en investigación e innovación científicas. El crecimiento del sector
manufacturero a nivel mundial ha ido disminuyendo constantemente, incluso antes del brote de la
pandemia de la COVID-19. La pandemia está afectando gravemente a las industrias manufactureras y
está provocando alteraciones en las cadenas de valor mundiales y en el suministro de productos.

La innovación y el progreso tecnológico son claves para descubrir soluciones duraderas para los desafíos
económicos y medioambientales, como el aumento de la eficiencia energética y de recursos. A nivel
mundial, la inversión en investigación y desarrollo (I+D), como porcentaje del PIB, aumentó de un 1,5 %
en el 2000 a un 1,7 % en el 2015, y continuó casi en el mismo nivel en el 2017. Sin embargo, en las
regiones en desarrollo fue inferior al 1 %.
Objetivo 10: Reducir la desigualdad en y entre los países
Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás forma parte integral de la consecución
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La desigualdad dentro de los países y entre estos es un
continuo motivo de preocupación. A pesar de la existencia de algunos indicios positivos hacia la reducción
de la desigualdad en algunas dimensiones, como la reducción de la desigualdad de ingresos en algunos
países y el estatus comercial preferente que beneficia a los países de bajos ingresos, la desigualdad aún
continúa. La COVID-19 ha intensificado las desigualdades existentes y ha afectado más que nadie a los
pobres y las comunidades más vulnerables. Ha sacado a la luz las desigualdades económicas y las
frágiles redes de seguridad social que hacen que las comunidades vulnerables tengan que sufrir las
consecuencias de la crisis. Al mismo tiempo, las desigualdades sociales, políticas y económicas han
amplificado los efectos de la pandemia. En el frente económico, la pandemia de la COVID-19 ha
aumentado significativamente el desempleo mundial y ha recortado drásticamente los ingresos de los
trabajadores. La COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en
materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. Prácticamente en
todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, desde la seguridad hasta la protección social, los
efectos de la COVID-19 han agravado la situación de las mujeres y las niñas simplemente como
consecuencia de su sexo.
Objetivo 11: Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles
El mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado
viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60 % para 2030. Las ciudades y
las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 %
aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las
emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos. La rápida urbanización está dando
como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios
inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento,
carreteras y transporte), lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano
incontrolado. El impacto de la COVID-19 será más devastador en las zonas urbanas pobres y
densamente pobladas, especialmente para el mil millón de personas que vive en asentamientos
informales y en barrios marginales en todo el mundo, donde el hacinamiento también dificulta cumplir con
las medidas recomendadas, como el distanciamiento social y el autoaislamiento. El organismo de las
Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, advirtió de que el hambre y las muertes podrían aumentar de
manera significativa en las zonas urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes
pobres y vulnerables tengan acceso a alimentos.
Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
El consumo y la producción mundiales (fuerzas impulsoras de la economía mundial) dependen del uso del
medio ambiente natural y de los recursos de una manera que continúa teniendo efectos destructivos
sobre el planeta. El progreso económico y social conseguido durante el último siglo ha estado
acompañado de una degradación medioambiental que está poniendo en peligro los mismos sistemas de
los que depende nuestro desarrollo futuro (y ciertamente, nuestra supervivencia).
Estos son algunos hechos y cifras:

 Cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1300 millones de
toneladas con un valor cercano al billón de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de
los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de
recolección deficientes.
 Si todo el mundo cambiase sus bombillas por unas energéticamente eficientes, se ahorrarían 120
000 millones de dólares estadounidenses al año.
 En caso de que la población mundial alcance los 9600 millones de personas en 2050, se podría
necesitar el equivalente a casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios
para mantener los estilos de vida actuales.
La pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes de recuperación que
reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro
más sostenible. El consumo y la producción sostenibles consisten en hacer más y mejor con menos.
También se trata de desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la
eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles.
Objetivo 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
El 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la década más calurosa
(2010-2019) que se haya registrado jamás. Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de
efecto invernadero en la atmósfera aumentaron hasta niveles récord en 2019. El cambio climático está
afectando a todos los países de todos los continentes. Está alterando las economías nacionales y
afectando a distintas vidas. Los sistemas meteorológicos están cambiando, los niveles del mar están
subiendo y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos. A pesar de que se estima que las
emisiones de gases de efecto invernadero caigan alrededor de un 6 % en 2020 debido a las restricciones
de movimiento y las recesiones económicas derivadas de la pandemia de la COVID-19, esta mejora es
solo temporal. El cambio climático no se va a pausar. Una vez que la economía mundial comience a
recuperarse de la pandemia, se espera que las emisiones vuelvan a niveles mayores. Es necesario tomar
medidas urgentes para abordar tanto la pandemia como la emergencia climática con el fin de salvar vidas
y medios de subsistencia.
Objetivo 14: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos
El océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano.
Nuestra lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el
oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el mar. Una gestión cuidadosa de este recurso
mundial esencial es una característica clave de un futuro sostenible. No obstante, en la actualidad, existe
un deterioro continuo de las aguas costeras debido a la contaminación y a la acidificación de los océanos
que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad.
Asimismo, también está teniendo un impacto perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala.
Proteger nuestros océanos debe seguir siendo una prioridad. La biodiversidad marina es vital para la
salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera
efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la
sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.
Objetivo 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e
invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad.
El brote de la COVID-19 resalta la necesidad de abordar las amenazas a las que se enfrentan las
especies silvestres y los ecosistemas. En 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) alertó de que un aumento mundial de las epidemias zoonóticas era motivo de
preocupación. En concreto, señaló que el 75 % de todas las enfermedades infecciosas nuevas en
humanos son zoonóticas y que dichas enfermedades están estrechamente relacionadas con la salud de
los ecosistemas. «Con la COVID-19, el planeta ha enviado su mayor alerta hasta la fecha indicando que
la humanidad debe cambiar», ha explicado la Directora Ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen. En
Trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas, el PNUMA detalla cómo «reconstruir
mejor», mediante una base científica más sólida, políticas que contribuyan a un planeta más sano y más
inversiones verdes. La respuesta del PNUMA se ocupa de cuatro áreas:
1. Ayudar a las naciones a gestionar los desechos médicos de la COVID-19.
2. Producir un cambio transformativo para la naturaleza y las personas.
3. Trabajar para garantizar que los paquetes de recuperación económica creen resiliencia para crisis
futuras.
4. Modernizar la gobernanza ambiental a nivel mundial.
Objetivo 16: Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas
Los conflictos, la inseguridad, las instituciones débiles y el acceso limitado a la justicia continúan
suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible. El número de personas que huyen de las
guerras, las persecuciones y los conflictos superó los 70 millones en 2018, la cifra más alta registrada por
la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en casi 70 años.
En 2019, las Naciones Unidas registraron 357 asesinatos y 30 desapariciones forzadas de defensores de
los derechos humanos, periodistas y sindicalistas en 47 países. Por otro lado, los nacimientos de
alrededor de uno de cada cuatro niños en todo el mundo con menos de 5 años nunca se registran de
manera oficial, lo que les priva de una prueba de identidad legal, que es crucial para la protección de sus
derechos y para el acceso a la justicia y a los servicios sociales.
Objetivo 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible
Los ODS solo se pueden conseguir con asociaciones mundiales sólidas y cooperación. Para que un
programa de desarrollo se cumpla satisfactoriamente, es necesario establecer asociaciones inclusivas (a
nivel mundial, regional, nacional y local) sobre principios y valores, así como sobre una visión y unos
objetivos compartidos que se centren primero en las personas y el planeta. Muchos países requieren
asistencia oficial para el desarrollo con el fin de fomentar el crecimiento y el comercio. Aun así, los niveles
de ayuda están disminuyendo y los países donantes no han respetado su compromiso de aumentar la
financiación para el desarrollo. Debido a la pandemia de la COVID-19, se espera que la economía
mundial se contraiga fuertemente, en un 3 %, en 2020, lo que constituiría su peor recesión desde la Gran
Depresión. Ahora más que nunca es necesaria una sólida cooperación internacional con el fin de
garantizar que los países que poseen los medios para recuperarse de la pandemia reconstruyan mejor y
consigan los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

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