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Modelo de Eysenk

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Cloninger, S. (2003) Teorías de la personalidad. México: Pearson Educación.

Cap. 8, pp. 259-262.


EL MODELO BIOLÓGICO DE EYSENCK

Hans Eysenck (1967; Eysenck y Eysenck, 1985) propuso tres factores de personalidad basados en las diferencias
biológicas entre la gente. El primer factor, extroversión-introversión, se propuso como resultado de las diferencias en
los procesos de excitación e inhibición del sistema nervioso, los mismos procesos implicados en la formación de las
respuestas condicionadas descritas por Pavlov. Eysenck supone que en algunas personas la excitación es relativamente
más fuerte; en otras lo es la inhibición. En su teoría, los extrovertidos tienen un sistema nervioso “fuerte” que es
relativamente rápido para inhibir la estimulación excesiva. “Separan” con facilidad las entradas excitantes de las
situaciones sociales, y de esta manera pueden tolerar tener mucha actividad y mucha gente a su alrededor. De hecho,
ansían esa estimulación y al buscarla actúan como extrovertidos. Los introvertidos, en contraste, tienen mecanismos
fisiológicos que son más lentos para separar la estimulación excesiva; se dice que tienen un sistema nervioso “débil”,
uno que se especializa en excitación, pero que es rápidamente abatido. En presencia de otra gente, son estimulados
con facilidad por encima del nivel de estimulación al que pueden funcionar bien y que ansían. Como no pueden
adaptarse a parte del exceso de estimu- lación, se adaptan conductualmente, evitando demasiada estimulación y
demasiada gente. Esto ocasiona que se conviertan en introvertidos. Eysenck identifica el sistema activador reticular as-
cendente del cerebro, el cual detecta los mensajes de excitación del tallo cerebral a los niveles cerebrales superiores,
como una vía para esta excitación.

Por lo general definimos a los introvertidos y los extrovertidos en términos de su conducta, pero la aseveración de
Eysenck de que también difieren biológicamente es apoyada por observaciones de laboratorio (Eysenck, 1967;
Stelmack, 1997). En un estudio, los investigadores supervisaron las respuestas de los sujetos a estímulos auditivos.
Escuchar un ruido ligero automáticamente causa una respuesta nerviosa evocada en el cerebro, que el experimentador
registraba mediante electrodos colocados en la cabeza del sujeto. Las computadoras analizaron los registros para
centrarse en las respuestas particulares del cerebro que se sabe que indican activación del tallo cerebral (el cual es
identificado como importante por la teoría de Eysenck). Los sujetos que eran extrovertidos, de acuerdo con sus tests de
personalidad, eran más lentos para generar actividad en respuesta a los estímulos auditivos (latencia más larga) y las
ondas estaban alejadas en el tiempo (mayor intervalo entre picos) —en otras palabras, los extrovertidos eran menos
reactivos a los estímulos (Swickert y Gilliland, 1998). Este hallazgo apoya la teoría de Eysenck de que los extrovertidos
se comportan de formas más sociables que los introvertidos debido a que necesitan más estimulación social para
excitarse, para superar su amortiguamiento nervioso innato de la estimulación de entrada. También en apoyo a la
teoría, cuando recibieron la oportunidad de elegir el nivel de ruido de fondo durante una tarea experimental, los
extrovertidos eligieron más ruido que los introvertidos y se desempeñaron mejor a niveles más altos de ruido (Geen,
1997). Los estudios de monitoreo del cerebro muestran un flujo sanguíneo más alto a los lóbulos temporales entre los
introvertidos (especialmente entre los introvertidos ansiosos) (Stenberg, Wendt y Risberg, 1993).

La extroversión consta de varios componentes, más notablemente la sociabilidad y la impulsividad (Revelle, 1997).
Cada componente puede ser medido por una escala separada y, cuando esto se hace, las puntuaciones de impulsividad
se correlacionan con varias conductas. El desempeño en los tests de inteligencia en ocasiones es influido por el hecho
de que la gente presente la prueba en la mañana o en la tarde. La gente alta en impulsividad por lo general lo hace
mejor en la tarde, en especial si está estresada, mientras que la gente poco impulsiva obtiene puntuaciones más altas
en la mañana (Corr y Kumari, 1998).

El segundo factor en el modelo de Eysenck es el neuroticismo. La mayor actividad en el sistema límbico ocasiona que
algunas personas muestren una mayor excitación emocional cuando son amenazadas o se encuentran en situaciones
estresantes. Esas personas son altas en el factor de neuroticismo. Otros que son bajos en ese factor no se vuelven tan
emocionales en la misma situación. La mayor excitación emocional puede, a su vez, hacer que los neuróticos utilicen
los mecanismos de defensa; de ahí el término “neuroticismo”. (Note que el factor de extroversión-introversión
corresponde a la excitación cortical, en contraste con la excitación emocional que se encuentra en el neuroticismo.)
El tercer factor de Eysenck se refiere a la tendencia hacia la no conformidad o desviación social (Zuckerman, Kuhlman y
Camac, 1988). Eysenck (1992) denominó psicoticismo a este factor. Una etiqueta desafortunada porque exagera la
imagen de patología. De hecho, la gente que es creativa tiende a obtener altas puntuaciones de psicoticismo (Eysenck,
1993, 1994). Aunque los pacientes psicóticos califican alto en este factor, también lo hacen los individuos creativos que
no padecen trastornos. Así, un estudio que midió las puntuaciones de psicoticismo de estudiantes universitarios
encontró que, 10 años más tarde, quienes calificaron alto no tenían un riesgo mayor de psicosis (Chapman, Chapman y
Kwapil, 1994). Físicamente, las puntuaciones de psicoticismo se correlacionan con el sistema gastrointestinal. Quienes
califican alto muestran más flujo de saliva en respuesta a estímulos gustativos y es relativamente poco probable que se
mareen (Gordon y otros, 1994).

La teoría de Eysenck ha estimulado miles de estudios de investigación (Geen, 1997). Muchos de ellos son de interés
porque encontraron relaciones significativas entre variables biológicas y la personalidad. Incluso las medidas triviales
de desempeño son anticipadas por esta teoría y confirmadas por la investigación: que los extrovertidos, al tratar de
tamborilear los dedos rápida y repetidamente, perderán un compás en forma más rápida que los introvertidos, debido
a la acumulación de inhibición en sus neuronas encargadas del tamborileo de los dedos. En sí mismo, ese hallazgo es
trivial, pero como confirmación experimental de una teoría de la extroversión, es sorprendente.
Entre los aspectos más interesantes de la teoría de Eysenck se encuentra la predicción de que los individuos que,
debido a su sistema nervioso, no forman con facilidad respuestas condicionadas al castigo, tienen un mayor riesgo de
convertirse en delincuentes. El argumento es simple: que el temor y el dolor, como los administrados cuando un padre
le da nalgadas a su hijo, se convierten en la base de las reacciones emocionales aprendidas que nos impiden
comportarnos mal. Esa punzada de la conciencia cuando se piensa en hacer algo prohibido es una respuesta de
ansiedad condicionada. Si algunas personas tienen menor probabilidad de formar esas respuestas condicionadas,
tendrán menos inhibición de su mala conducta. Existe evidencia que apoya esta predicción. Los delincuentes, los
psicópatas y los niños con trastornos de conducta tienen respuestas emocionales condicionadas más débiles que otra
gente (Raine, 1993). Entre los adolescentes que tienen registros delictivos tempranos, quienes muestran respuestas
emocionales condicionadas más fuertes tienen mayor probabilidad de alejarse de la delincuencia, mientras que los que
tienen respuestas emocionales condicionadas más débiles se convierten en adultos delincuentes (Raine, Venables y
Williams, 1996).

EXCITACIÓN EMOCIONAL Y NEUROCIENCIA

Mientras que los psicólogos de la personalidad han teorizado acerca del papel de la emoción en la personalidad, los
neurocientíficos han estado estudiando los mecanismos cerebrales. Considere la tendencia de la gente a aproximarse a
los estímulos emocionalmente placenteros y a evitar los estímulos emocionalmente desagradables, una tendencia
descrita en la hipótesis hedónica de Freud y una suposición en muchas otras teorías (por ejemplo, las teorías del
aprendizaje). La aproximación y la evitación, el placer y el dolor, no son simplemente dos formas alternas de considerar
las mismas dimensiones, sino que son neurológicamente distintas. Los estudios de las ondas cerebrales, usando
registros electroencefalográficos (EEG), encuentran que el hemisferio cerebral izquierdo es más activo durante las
experiencias emocionales placenteras, y el hemisferio cerebral derecho lo es durante las experiencias emocionales
desagradables (Davidson, Ekman, Saron, Senulis y Friesen, 1990; Ekman, Davidson y Friesen, 1990; Tomarken, Davidson
y Henriques, 1990). No es sorprendente que el hemisferio izquierdo esté también más activo cuando los individuos
están motivados a acercarse, y el derecho cuando están motivados a evitarse (Harmon-Jones y Allen, 1997; Sutton y
Davidson, 1997).

Sin embargo, ¿qué se está registrando: el placer o la tendencia a aproximarse a alguien en el hemisferio izquierdo?, ¿el
desagrado o la tendencia a alejarse de él en el hemisferio derecho? La emoción que activa el enojo proporciona una
pista importante. El enojo activa el hemisferio izquierdo, lo cual sugiere que la motivación, y no la emoción, es la clave
de la asimetría izquierda-derecha (Harmon-Jones y Allen, 1998). El enojo, entre las emociones, puede tener una
función única al ayudar a la gente a confrontar el temor, la depresión y otras emociones inhibidoras negativas, sin ser
inmovilizadas (Harmon-Jones y Allen, 1998; Izard, 1991). El enojo ha sido de interés para teóricos de la personalidad
como Dollard y Miller (véase el capítulo 10) y para quienes estudian la relación entre emociones y enfermedad física,
como los problemas cardiovasculares (Hodapp, Heiligtag y Störmer, 1990; Houston, Smith y Cates, 1989). De manera
importante para la personalidad, las asimetrías no sólo son activadas durante experiencias emocionales transitorias en
el laboratorio, sino que también son estables en el tiempo y se co- rrelacionan con las emociones típicas de la gente
(Tomarken y otros, 1992). Esta investigación desarrolla rápidamente una teoría que especifica diferencias cerebrales,
observables a partir de la infancia (Dawson y otros, 1992), y hace contribuciones importantes a la personalidad.

TEORÍA DE J. A. GRAY

J. A. Gray (1987b) ha propuesto una teoría biológica de la personalidad que realiza sobre la teoría de Eysenck, pero
revisándola. La teoría de Gray se centra en dos tendencias conductuales importantes: el enfoque y la evitación. Ambas
tendencias están activas, en un equilibrio excelente, a lo largo de nuestra vida, predominando en ocasiones una y luego
la otra. La gente varía, debido a sus predisposiciones biológicas a activar uno u otro de esos sistemas, en la facilidad con
la cual se aproxima a los estímulos o los evita. Aunque la teoría se basa sobre la investigación con animales, las
diferencias individuales en los sistemas que describe tienen implicaciones significativas para la personalidad humana.
Esos efectos ocurren especialmente en los procesos filogenéticamente antiguos relacionados con la emoción y la
motivación, en lugar de en los procesos cognoscitivos superiores que son descritos por muchos teóricos de la
personalidad (Corr, Pickering y Gray, 1997).

Gray describe un sistema de activación conductual (SAC) que entra en acción cuando suceden experiencias
recompensantes, ocasionando que nos aproximemos a ellas. Está implicado en la extroversión, la conducta sexual y la
conducta agresiva, y se piensa que está asociado con el neurotransmisor dopamina. El SAC puede ser expresado por la
conducta impulsiva.
El sistema de inhibición conductual (SIC) de Gray llega a operar cuando ocurren estímulos temidos o aversivos: cuando
una serpiente se desliza a través del camino frente a usted o cuando usted toca un objeto caliente y siente dolor.
Cuando se activa el SIC, la persona se excita, se muestra atenta, temerosa e inhibe la conducta. Algunas personas son
particularmente sensibles al castigo y a la activación del SIC, y por tanto son proclives a la ansiedad. Se propone que el
SIC implica al neurotransmisor norepinefrina.

Gray también describe un sistema de lucha o huida separado (Gray, 1987b) que produce ira y pánico. De acuerdo con la
teoría de Gray, los extrovertidos son más influidos por la recompensa, los introvertidos por el castigo. Como predice
esta teoría, en una tarea experimental en la cual señales auditivas en ocasiones significaban recompensa y otras veces
castigo, los introvertidos mostraban más reacción de las ondas cerebrales a las señales de castigo por una respuesta
incorrecta, y los extrovertidos mostraban más reacción de las ondas cerebrales a las señales de recompensa por una
respuesta correcta (Bartussek, Diedrich, Naumann y Collet, 1993). La activación del SAC y el SIC no produce
simplemente emoción placentera y desagradable, sino que guía el aprendizaje. Las recompensas y los castigos son
claves que nos enseñan a qué aproximarnos y qué evitar. Debido a su mayor sensibilidad al castigo, los sujetos ansiosos
aprenden con mayor rapidez en una tarea de aprendizaje de computadora en el laboratorio que implica castigo
(retroalimentación verbal y pérdida de dinero), mientras que los individuos menos ansiosos aprenden con mayor
lentitud (Corr, Pickering y Gray, 1997). (En otras condiciones experimentales, puede haber ocurrido lo contrario; el
castigo puede haber sido excesivo y haber causado así la debilitación de los altos niveles de excitación, tal como
anticiparía la teoría de Eysenck.)

MODELO TRIDIMENSIONAL DE CLONINGER


El modelo tridimensional de C. R. Cloninger (1986, 1987a, 1987b) propone tres rasgos de personalidad basados en la
biología, cada uno de los cuales resulta del nivel relativo de un neurotransmisor particular en el sistema nervioso
central de una persona. Debido a esta especificidad, el modelo tridimensional está ligado de manera mucho más
cercana a los procesos biológicos que el modelo de Cattell o el modelo de los Cinco Factores, los cuales proponen una
influencia hereditaria, pero no dan detalles precisos acerca de los mecanismos. Se propone que el primer rasgo,
búsqueda de novedad, está relacionado con niveles del neurotransmisor dopamina (donde los bajos niveles de
dopamina producen mayor búsqueda de novedad). Las personas altas en búsqueda de novedad se excitan más en
respuesta a los estímulos nuevos y exploran más su ambiente. Informan que a menudo intentan cosas nuevas por la
emoción de hacerlo y que buscan excitación. El segundo rasgo, evitación del daño, está relacionado con altos niveles
del neurotransmisor serotonina. Los individuos altos en este rasgo son muy influidos por los estímulos aversivos o por
señales que indican que serán castigados y, por tanto, actúan para evitar el dolor. Informan que se preocupan y se
sienten tensos. Casualmente, en los monos la serotonina es más alta en los dominantes y el dominio puede ser
experimentalmente incrementado o disminuido por medio de drogas que cambian el nivel de serotonina en el mono. El
alto funcionamiento de la serotonina se asocia con el acicalamiento y otras conductas sociables; la baja serotonina se
asocia con la agresión (Rogeness y McClure, 1996). El tercer rasgo, dependencia de la recompensa, resulta de bajos
niveles del neurotransmisor norepinefrina. Este rasgo hace que la gente continúe comportándose de formas que
producen recompensa, por lo que la conducta recompensada es más resistente a la extinción. Informan que trabajan
duro y que se mantienen trabajando incluso si los demás se rinden.

La teoría de Cloninger ayuda a explicar diferentes tipos de abuso de alcohol. Los alcohólicos del tipo I son altos en
evitación del daño y dependencia de la recompensa y bajos en la búsqueda de novedad, se convierten en alcohólicos
en respuesta al estrés ambiental. Los alcohólicos del tipo II son altos en búsqueda de novedad y bajos en los otros dos
rasgos, es probable que empiecen a beber más temprano (Cloninger, Sigvardsson y Bohman, 1988). Algunos estudios
indican que la búsqueda de novedad tiende a darse en familias y que implica impulsividad (Sher y Wood, 1995).

Existe traslape entre el modelo tridimensional de la personalidad y el temperamento, las dimensiones biológicamente
basadas de la personalidad reconocidas por Allport (véase el ca- pítulo 7) y descritas en más detalle por los psicólogos
del desarrollo (Kagan, 1989; Kagan y Snidman, 1991a, 1991b). Por ejemplo, el rasgo de búsqueda de novedad se
relaciona con la actividad y la emocionalidad positiva; el rasgo de la evitación del daño con la rigidez y la emocionalidad
negativa; y el rasgo de la dependencia de la recompensa con la atención (Wills, Windle y Cleary, 1998). Con todo, el
temperamento y los rasgos en el modelo tridimensional no tienen una influencia directa y automática en la vida de la
gente. La experiencia importa. Una de las experiencias más importantes para predecir el uso de sustancias en la
adolescencia es tener amigos que consuman drogas. El rasgo de búsqueda de novedad, en el modelo de Cloninger,
predice el tener esos amigos, pero sin ellos, la búsqueda de novedad por sí sola no conduce al uso de sustancias (Wills,
Windle y Cleary, 1998).

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