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Septenios

por Lucila Rapallini


SEPTENIOS

Edad 0 a 7 años: Nacimiento.

Desarrollo del nivel orgánico del cuerpo, de sus órganos y sus armónicos psíquicos. Ajuste
básico de las presiones externas, especialmente dentro de la familia.

Se inicia la forma, el cuerpo se desarrolla. Es el primer despliegue de la matriz que se


escenifica. Este septenio refiere al nido energético: familia, hogar, afectos, creencias y
valores que lo rodean, situación social.
Se construye el cuerpo y las estructuras básicas de la personalidad futura. La sustancia que
llenará estas estructuras es provista por al herencia genética y cultural, por las condiciones
ambientales del tiempo y lugar del nacimiento que producirán oportunidades de
crecimiento y tensiones frustrantes. Todo lo que ocurra en este nivel orgánico del
desarrollo dejará su marca. Estas condiciones influyen sobre el crecimiento biológico, sus
instintos básicos y las armonías esenciales de esos instintos.
El niño alcanza entre el 70 y el 74 por ciento de su potencial físico de crecimiento y domina
las aptitudes esenciales necesarias para vivir como un ser independiente (alimentarse,
vestirse, caminar, hablar, leer, calcular). También aprende sobre los peligros específicos del
medio ambiente y las cosas necesarias para la sobrevivencia incluidas las conductas
antisociales como mentir, engañar o robar. Se instalan los valores y las creencias básicas
que darán al niño una actitud particular hacia la vida.
También es importante la influencia de los factores faltantes. Ciertas carencias inhibirán el
desarrollo de ciertas capacidades y condicionarán la actitud del niño hacia la vida.
SEPTENIOS

Edad 7 a 14 años: Infancia.

Construcción del nivel de poder del ego consciente; desarrollo del sentido del Yo.
Comprobación de los propios poderes personales de la autoexpresión creativa.

Luna progresada y Saturno IV: la función estructurante toma la primera forma y adquiere
cierta independencia. Etapa en la que se da la segunda dentición: la capacidad de masticar
“el mundo” por uno mismo. Se inicia la escuela primaria. El cuerpo etérico encarna, y
termina de encarnar la motricidad. Se manifiesta la energía diferenciante en el cuerpo. La
correspondencia astrológica con la revela el ingreso a esta etapa de crecimiento.

Júpiter VIII: ya se repolarizó. Hay un ajuste básico a presiones externas, especialmente


dentro de la familia. Articulación adentro-afuera: Los padres deciden el tipo de educación
que el niño recibe de acuerdo a su propio sentido de vida y vocación.

Urano II: la singularidad empieza a materializarse.

La segunda dentición, según Rudhyar, es un síntoma muy significativo de una crisis


orgánica y espiritual ya que indica que el niño debe ahora “masticar” sus experiencias
sobre la base de sus propias características sobre el ejemplo de su madre. el equivalente
psíquico es el desarrollo del ego como una estructura psíquica autónoma.
El principio de la individualidad, el yo, empieza a operar cada vez más fuerte, el niño habla
cada vez más de sí mismo en primera persona. Empieza la existencia verdaderamente
personal y el niño revela una respuesta cada vez más clara e individual a la vida. Intentará
exteriorizar sus sentimientos interiores, poniendo a prueba las reacciones de su cuerpo y
su psiquis, y las reacciones de su familia y sus pares, instancias muy necesarias en la
construcción del Yo y su poder personal. Necesita medirse contra las limitaciones
impuestas por los padres, maestros, figuras de autoridad y sus pares.
SEPTENIOS

El resultado básico de esta etapa es el desarrollo de la autoafirmación creadora –el


desarrollo de la voluntad.
La voluntad puede expresarse a través de actividades dirigidas contra algún adversario
potencial o real (como los juegos competitivos), o, puede manifestarse creativamente a
través de actividades que moldeen materiales inertes en una imagen escogida por uno
(facultades artísticas). En la creatividad no existe adversario, solo material a usar, amoldar,
transformar en lo que uno quiere que sea. El niño descubre que sus esfuerzos creadores
pueden ser sofocados por los diversos convencionalismos y tabúes sociales y culturales del
mundo de los adultos.

Edad 14 a 21 años: Adolescencia.

Desarrollo emocional y mental del nivel psicológico. Auto-orientación centrada


emocionalmente en socios, amigos, camaradas, lo mismo que hacia la cultura, la religión y
las instituciones de la propia sociedad.

Luna progresada y Saturno VII:  repolarización de la función estructurante: “los padres


enfrente”. Reorientación. La adolescencia es la etapa en la que se confronta aquella forma
que se armo en el nacimiento, los padres y la sociedad parecen estar en frente (limitándolo,
juzgándolo, sometiéndolo, etc.). Es tiempo de hacerse conciente de la propia estructura
confrontando con padres y profesores. Es en ejercicio de experimentar con la autoridad
externa que empieza a forjarse la autoridad interna, está articulación es fundamental.
SEPTENIOS

La adolescente se identifica con el rebelde o con el sobre adaptado. La correspondencia


astrológica con oposición de Saturno la revela el ingreso a esta etapa de crecimiento.

Júpiter y Urano III: Experiencias nuevas personales y diferentes: etapa de


experimentación. El adolescente se da cuenta de que hay ámbitos donde la “autoridad” no
lo ve y juega con eso. Aparece mucha necesidad de experimentación en libertad. Se vuelve
ruidoso, juega a ser libres, tiene sensación de abundancia. Aparece el buscador
singularizante.

Neptuno II: el cuerpo astral toma sustancia, tiene su propia naturaleza emocional.
Empiezan a materializarse los arquetipos, generalmente muy relacionados con los modelos
maternos y paternos y los arquetipos místicos (ser monja o unirse a un movimiento
juvenil). Se dan los primeros enamoramientos. La sensibilización de la estructura comienza
a tomar sustancia.

Luego del empuje puberal que se da a finales del septenio anterior, la erupción de la
sexualidad corresponde al nacimiento del vientre psíquico del medio ambiente familiar:
ahora comienza la diferenciación consciente de los padres. Se los debe ver ahora como
adultos, seres humanos capaces de cometer errores. La conciencia objetiva se va
construyendo a través del impacto de las experiencias en la relación humana. El deseo
profundo del adolescente en ser él mismo, descubrir por medio de la experimentación las
posibilidades latentes que tiene.
El adolescente siente el impulso de formar relaciones profundas y significativas. Se tiene
que ir desarrollando el sentido de responsabilidad en las propias relaciones íntimas. El
amor adolescente que se da por la estimulación que generan los cambios biológicos y
glandulares se convierte en el motor de esta etapa. En esta etapa cosas que le eran
totalmente ajenas se introducen en su mundo y lo envuelven.
Siente el impulso de participar en un ritmo que le es propio en una totalidad más vasta. El
adolescente debe aprender por contraste quién y qué es. El amor se convierte en el gran
revelador: el amado se convierte en la imagen espejada del yo y sus necesidades.
Inicialmente el amado es una figura idealizada que se basa en ilusiones de la niñez y esa
imagen es proyectada en un ser humano real y la experiencia obliga a que uno modifique
esas ilusiones.
En esta etapa, en la escuela se aprende de responsabilidad social y de la educación
voluntaria (comienza a elegir que es lo que quiere estudiar).
SEPTENIOS

Edad 21 a 28 años: Juventud.

El nivel sociocultural. Elección de socios y del tipo de participación social de uno.


Establecimiento de la actitud básica hacia los frutos del pasado personal y cultural.
Rebelión contra la familia y la sociedad.

Luna progresada, Saturno y Júpiter X: la función estructurante llegó a su punto cúlmine,


ocupa un lugar en el mundo sumado a la sensación de confianza que se va generando
gracias a la abundancia de experiencias vividas. Momento de manifestarse en el mundo
externo. Necesidad de definir la vocación y el lugar social.

Urano IV: el pulsar de la singularidad empieza a tomar forma con la oposición de Luna y
Saturno, el individuo se para en el polo sobre adaptado o en el rebelde, es tiempo de
experimentar esa tensión para luego ir encontrando “un mundo” propio. El cuerpo mental
se hace independiente y “rompe con las ideas del nido”. Se empieza a afirmar la identidad
personal. ¿Qué lo diferencia de la familia de origen? ¿Cómo hace pertenencia? ¿Qué
espacio tienen su creatividad y su libertad? ¿Se permite estar en la búsqueda sin darse ni
darles a otras respuestas definitivas? ¿Puede comenzar a diferenciar sus deseos de las
expectativas de los demás? ¿Se libera de los patrones emocionales o queda enredado?

Neptuno II: Continúan materializándose los arquetipos. Se enfrenta la inercia de los


patrones emocionales heredados del pasado.
SEPTENIOS

Entre los 21 y los 28 años se inicia un proceso intenso de búsqueda de la individualidad. La


“estructura” que se armó desde que el nacimiento ha llegado a su punto cúlmine. Comienza
a cuestionarse que lugar ocupa en el mundo y que lugar quiere ocupar. Es una edad en la
que abundan las experiencias y se siente la necesidad de encontrar un sentido de vida. Aún
se está ligado al modelo que se ha heredado de los padres, y no hay total decisión propia,
aunque ya se va experimentando la confianza necesaria en uno mismo que, hacia el final de
este septenio, permitirá hacerse más dueño de la propia vida y tomar las propias decisiones
si es que he madurado lo suficiente. Se experimenta mucha presión externa por aquello
que se espera de de uno, puede venir de los padres o de otras personas adultas.
Simultáneamente se experimenta mucha presión interna, la propia singularidad tiene una
mínima forma por lo tanto uno ya se da cuenta de que el modelo de los padres no es el
propio. La sensación es que uno debería tener muchas certezas que aún no tiene. En esta
etapa suelen abrirse dos caminos muy diferentes, dos maneras de reaccionar frente a ese
modelo que no es propio y frente a la necesidad de ir tomando decisiones propias: el
camino de la rebeldía y el camino de la sobreadaptación. En ambos casos una parte de la
personalidad queda afuera, el desafío es comenzar a trazar el propio camino que tiene algo
de lo heredado y algo que es propio y singular. Es el momento de empezar a construir los
modelos propios, aunque aún se convive con los heredados. La propia singularidad parece
enfrentarse con la estructura de mi familia y los modelos afectivos.
La primera cuadratura menguante de Saturno y la creciente de Urano caracterizan a este
septenio. Coincide con el esfuerzo por abrirse camino en el mundo profesional, comercial y
cultural y por adaptarse tan bien como sea posible a la vida de la propia comunidad.
También se da la necesidad de separarse del pasado y de las actitudes que se basaban en la
vida despreocupada de los años escolares. Muchos ideales y objetivos que antes se tenían
deberán examinarse bajo una nueva luz y adaptarse a las realidades de la existencia
cotidiana. El joven tiende a apegarse a actitudes emotivas adolescentes y le gustaría seguir
actuando como si la vida fuera campo de expresión ilimitada del Yo según sus deseos
personales.
La cuadratura creciente es extrovertida y se manifiesta en la actividad. Hay sensación de
alborozo y excitación. Dirige la atención hacia el futuro, las metas que se fije cumplir. Las
menguante dirige la atención hacia adentro, rumbo a una evaluación del pasado, señala lo
que ha de dejarse atrás, lo que ha de modificarse y reconsiderarse. Exige crecimiento en la
madurez personal y muestra la necesidad de actuar responsablemente en las relaciones
interpersonales y sociales.
El “triunfo” personal en años posteriores tendrá mucho que ver con como el individuo
sortee esta etapa de apartarse de viejos apegos y de alcanzar la madurez psicológica.
SEPTENIOS

Esto supone confrontaciones internas y externas dan cuenta de las barreras para la propia
experiencia del Yo, y hasta que no se las pueda reconocer uno no puede asegurar su
individualidad.
Todo lo que en la vida se experimente antes de los 28 años gira primordialmente alrededor
de la propia relación con la familia o con cuanto la haya sustituido. Una persona debe
crecer y descubrirse (descubrir su verdad, finalidad) mientras vive dentro de su familia y, al
mismo tiempo, realizar un esfuerzo para crecer fuera de la familia, y separarse
psíquicamente de sus influencias. Mucha gente después de los 21 años procura formar sus
propias familias, se instruyen para un trabajo, se casan y tienen hijos. Lo realizado antes de
los 28 representa psicológicamente los modos adoptados en el esfuerzo de emerger de la
matriz familiar y de las presiones del medio ambiente social.

Edad 28 a 35 años: Adultez. Retorno de Saturno

Nivel individual o personal. Liberación de la dote creadora de la personalidad. Posibilidad


de un 2º nacimiento, germen creador del futuro. Negativamente, cristalización progresiva
de la actitud personal en términos de pautas sociales, ancestrales y existentes.

Previo al retorno de Saturno hay un tiempo en que la persona registra que lo que armó ya
no le sirve, pero desconoce a donde va o lo que quiere, no logra vislumbrarlo. Saturno se
pone laxo hasta el momento de la conjunción en el que recupera tonicidad. La persona
quiere apropiarse de su vida.
SEPTENIOS

Luna y Saturno I: Hacia los 28 / 29 años uno ya ha recorrido y madurado diferentes


aspectos de la personalidad y uno ha ido adueñándose paulatinamente de la propia vida.
También se han comenzado a tomar decisiones y opciones de vida desde uno mismo, más
allá de los mandatos. Si no ha sido así es momento de indagar en ese aspecto y explorar
todo lo que tenga que ver con mi lado más creativo, libre y “rebelde”. Nace la posibilidad de
capitalizar y apropiarse de una nueva identidad independiente de lo heredado del pasado y
de lo colectivo. ya activó toda la carta, es tiempo de definir que nueva estructura se va a
armar.

Urano y Júpiter V: Momento de manifestar plenamente la propia creatividad, con


conciencia de sí mismo; expresión de la singularidad. Hay mucha fuerza expresiva. Es en
esta etapa en la que se planta la semilla de la individualidad. Entre los 28 y los 35 años
aparecen fuertes escenas que invitan a incorporar la creatividad, la apertura al cambio, la
libertad, lo diferente y a rebelarse contra los mandatos heredados. Aparece la posibilidad
de transitar caminos nuevos (de los transitados por los padres y antepasados) en este
aspecto para desarrollar la singularidad.

Neptuno III: Experimentación de las variantes de su naturaleza astral. Se experimentan las


estructuras arquetípicas. Ya se han experimentado o, al menos, observado diferentes
maneras de ser hijo, padre, madre, amigo, jefe, subalterno, amigo, novio, esposo, socio, etc.
Y, a partir de ahora, se van haciendo las propias opciones de vínculos. Uno se da cuenta de
que está inmerso en estructuras vinculares que sólo pueden modificarse si uno se conoce y
se vincula de otra forma. Si no, se vuelven a transitar los surcos ya marcados por los que
nos precedieron. Uno sabe que quiere apropiarse de su vida y de sus decisiones y para eso
debe ver que eligió por rebeldía y que por sobre-adaptación. Si la fuerza de los mandatos es
muy intensa puede llegar a quedar muy rígido y sobre-adaptado, sacrificando la libertad,
con la sensación de que hace lo que “debo” hacer.

A los 33 años se vuelve a repetir el ascendente natal en la revolución solar y esto se


experimenta como una necesidad de buscar sentido a la vida ¿Qué hago en este mundo?
¿Para que encarné?

El período entre los 27 y los 30 años es crucial. Rudhyar lo denomina 2º nacimiento, el


individuo nace de lo colectivo, recién entonce puede emerger el verdadero individuo
creador.
SEPTENIOS

Edad 35 a 42 años: El Tirón del Alma.

Nivel individual o de la personalidad. Culminación de dote física y personal. Ulterior


cristalización de la actitud personal en términos de la actividad y la conciencia desarrollada
entre los 28 y los 35 años de edad. Necesidad de decidir claramente lo que uno quiere
hacer en la vida, conduciendo tal vez a intentos de purificar la personalidad.

Luna y Saturno IV: Se arraiga la nueva estructura. Las decisiones se toman con más
conciencia de la propia voluntad: “lo que quiero de mí”. Es tiempo de importantes
decisiones.

Urano VI: la creatividad se prueba, el querer ser diferente toca su límite, necesita
articularse con la totalidad. Momento de volverse hacia adentro y pulir el propio talento.
La singularidad entra en un proceso de metamorfosis para luego permitir la repolarización
a partir de los 42 años. Se cuestiona la propia singularidad como función dentro del
sistema.

Júpiter XII: Profundo cuestionamiento del sentido de vida y de donde se ha depositado la


confianza antes de ir hacia un nuevo ciclo de sentido de la propia naturaleza.
SEPTENIOS

El tirón del alma se produce porque lo que se armó hacia fuera necesita ser confrontado
con lo interno. El alma tironea desde adentro frente a una aparente crisis externa. Lo que
toma forma se hace visible y se cuestiona muy desde lo profundo. Se remueve lo más
profundo en uno, se encuentran temores, resentimientos, complejos y al mismo tiempo se
abre el depósito de las potencialidades y talentos. Con Plutón en cuadratura a Plutón, se
abren los depósitos más oscuros de cada uno, se actúa con mucha potencia en el ámbito de
Plutón, emergen los resentimientos y se abren los depósitos del inconciente para ser
limpiados (incluso de otras vidas) de allí que surja la necesidad de ir a lugares de
transformación y transmutación. Ese lugar en uno.

Hasta este momento las energías vitales se estuvieron construyendo y expandiendo, ahora
empieza el hemiciclo menguante. Cada nivel sucesivo de aquí en adelante será una
expresión introvertida de su contraparte extrovertida y entrarán en juego los valores e
ideales opuestos. El nivel extrovertido correspondiente al septenio 35-42 es el septenio
inmediato anterior 28-35, estos dos niveles juntos forman una meseta (ambos son niveles
de la personalidad) durante la cual la exigencia básica de la Vida es ser un Yo y ocupar un
lugar en el mundo. Esto significa ser autodeterminado y autosostenido, conciente del
propio destino individual. Por lo tanto, es necesario liberarse de los vestigios de las
influencias externas y escoger la propia reacción básica ante la Vida. Mientras uno siga
atado por hilos psíquicos a la trama de un padre, un cónyuge, un mentor espiritual, un
grupo, una institución o una ideología, tendrá algo “fuera de sí” que determinará sus
acciones. El año 35º es simbólicamente la luna llena del ciclo vital. Los sentimientos de
culpa o inferioridad proporcionan una excusa excelente para perpetuar este tipo de
inmadurez emocional. Este es el momento en que lo externo confronta lo interno, la
persona puede “ver” por que hace lo que hace y luego decidirse a hacerlo o no. Esta
elección supone la aceptación de una responsabilidad.

El recuerdo de fracasos pasados y su proyección hacia el futuro, el rechazo a aceptar la


responsabilidad frente a los fracasos o de la propia superación de esos fracasos coloca a la
persona en una posición de víctima permanente, sobre todo, si insiste en buscar una
“imagen materna” para que asuma la responsabilidad de su vida.

Son las creencias las que deben ser transformadas. Es tiempo de experimentación,
exploración y apertura a “modelos” que no conocía para que la construcción de mi “modelo
de vida” pueda ser flexible, rico, sólido y adecuado para mí. Esto permite trazar nuevos
surcos para los que viene detrás.
SEPTENIOS

Edad 42 a 49 años: Crisis de la mitad de la Vida.

Nivel sociocultural. Lleva una vida rutinaria y una sumisión pasiva a las cosas como son, o
revé activamente la propia actitud hacia los íntimos. Intento de efectuar un nuevo
comienzo en la vida. Repolarización. Edad de la INICIACIÓN.

Planetas en VII: La suele oposición generar parálisis. En este septenio el registro de la


propia potencia y singularidad pueden resultar paralizantes. Este septenio se trata de la re-
objetivación de la estructura, la singularidad y el sentido de los actos en relación con los
otros y la sociedad. La energía hace un giro, lo que garantiza que incorporemos algo nuevo,
en este caso a lo vincular. Uno se cuestiona que es la libertad y que se hizo con ella. Se ve la
alquimia entre la madurez y la singularidad, la diferencia entre el cuerpo real y el
imaginado. Uno confronta con el propio cuerpo. Al arrancar a los 28 años algo se dejó
afuera unilateralmente y ahora se lo reencuentra. Hay una sensación de desgarro interno
porque, por primera vez, uno se enfrenta con el “el otro lado” de sí mismo, esta fuerza
masiva de funciones en VII hace que veamos lo que está enfrente y nos habilita a vernos a
nosotros mismos: veo porque me ven . Se producen cambios en la pareja o gran renovación
creativa. Uno necesita aprender qué es el amor, abandonar las proyecciones y el afuera
“avisa” que es lo que fue excluido y es a través del vínculo que se puede repolarizar,
reincorporar y complementar para reequilibrar. Si ese otro polo está muy proyectado, se
abren dos surcos: Pendeviejo - Viejo vinagre.

Neptuno IV: el universo emocional define la identidad: “arquetipo favorito”. Oportunidad


de ver los arquetipos colectivos a los que se está ligado y romper con las ataduras del
pasado.
SEPTENIOS

Se disuelven estructuras, y hay arquetipos que pueden tomar forma, la posibilidad de


generar arquetipos nuevos va a depender de cuanto se haya experimentado hasta este
momento. La integración de Saturno y Urano porque tiene la potencia del inconsciente
colectivo. Neptuno en cuadratura a Saturno y la Luna Progresada nos hace tomar contacto
con la fascinación y el rechazo de los arquetipos presentes en nuestra vida. Se vuelve tan
obvio que uno tiene que hacerse cargo.

Durante este septenio también es necesario profundizar en la disociación interna Luna -


Venus, no es cuestión de elegir si no de alquimizar. Cuando la energía se concentra en lo
interno lo externo pierde fuerza y se resuelve solo. La pelea entre lo que fui y lo nuevo que
puede ser se vuelve evidente y produce inspiración.

Esta fase vital se corresponde con el septenio entre los 21 y los 28 años de edad que es
también un nivel social. En ese septenio ocurría Saturno cuadratura Urano, el adulto
emergía para introducirse en el mundo, es un aspecto de naturaleza extrovertida, la
persona probablemente se casó, se estableció socialmente, creo relaciones propias, etc.

Ahora en oposición, este aspecto indica más conocimiento que acción. Urano oposición
Urano ocurre alrededor de los 42 años, y alrededor de los 45 años la oposición Saturno-
Saturno, así que la primera exigencia de este septenio es la de hallar el significado y valor
reales de las propias relaciones interpersonales y sociales y esto tal vez implique que se
rompan pautas habituales de muchos años de duración para que se pueda establecer la
nueva actitud. Para esto debe hallarse un valor personal para las relaciones, las
consideraciones comerciales, familiares y sociales no tendrían que determinar más la
selección. Un matrimonio que se mantuvo “por el bien de los hijos” se disolverá cuando
estos hayan crecido si no se encuentra una razón verdaderamente personal para mantener
esa relación. También las relaciones que se formaron en torno al avance de la propia
carrera laboral o posición social comienzan a volverse carentes de sentido porque uno ya
ha avanzado en la escala social o laboral. Los problemas que surgen en este septenio están
muy ligados a la sensación de soledad cuando esta se vuelve difícil de soportar. Para
compensar esta sensación de aislamiento se puede huir introduciéndose en el mundo de
los sueños (melodramas), perdiéndose en el mundo del trabajo o actividades sociales,
lanzarse a alguna aventura heroica, o hasta huir del hogar para “empezar una vida nueva”.
Durante todo este período fluye una corriente subterránea de ansiedad, una sensación de
última oportunidad. Uno puede encontrarse tratando de aferrarse al amor por la fuerza
por temor a que ya no quede otra oportunidad de hacerlo, los trastornos emocionales que
acompañan al enamoramiento precipitan una nueva forma de crisis adolescente.
SEPTENIOS

Mientras que el adolescente se enamora del amor, la persona durante este septenio busca
el amor para absorber o borrar una sensación de fracaso. Esta búsqueda del amor desde
creer hay que encontrarlo antes de que sea demasiado tarde, puede tener por resultado un
grave desorden emocional cuyo producto puede ser trágico.

La onda descendente de la vida comenzó en el septenio anterior. Durante este septenio


uno toma conciencia de que está en la segunda mitad de la vida. Generalmente se
contempla la muerte de la generación de los padres y el envejecimiento de la propia
generación. Los hijos adultos y los medios de comunicación sirven de recordatorio
permanente del paso del tiempo. La reacción inmediata y natural es la negación. Muchas
personas tratan de prolongar la juventud imitando la vestimenta y formas de los jóvenes y
se rehúsan a asociarse con las personas mayores que ellas como si el envejecimiento fuese
contagioso.

Hacia los 40 años la persona nota que su cuerpo pierde energía y resistencia. Esto causa
mucha ansiedad y preocupación por el cuerpo –que apariencia tiene, como se siente, como
se comporta. Por otra parte, en nuestra cultura occidental, el cuerpo está intrínsecamente
atado a la aptitud para amar y ser amado por lo que se genera mucha preocupación a nivel
de relación. La menguante potencia sexual del hombre puede llevarlo a buscar mujeres
más jóvenes con quienes poner a prueba su virilidad. Para la mujer, el impulso sexual puede
ser más fuerte hacia los 40 años que en etapas anteriores; sin embargo, si siempre juzgó su
sexualidad en términos de deseabilidad, la aparición de arrugas, el aflojamiento de la piel y
otras señales externas de la edad son traumáticos. La conciencia de la declinación física
señala la necesidad de un cambio básico de la propia actitud hacia los demás y hacia uno
mismo. Las soluciones externas ya no aplican, ya no se trata de ser más fuerte, más rico o
mejor que otro. Es tiempo de concentrarse en lo interior, en desarrollar los poderes
internos. El cuerpo declina como debe ser en todo organismo vivo. Si la persona logró
madurez psicológica, la capacidad mental crece y se fortalece. La mente se cansa solo en
aquellas vidas en las que el temor y la tensión emocional por rebelarse contra el
envejecimiento impiden cambiar actitudes. De hecho, es el ego el que se cansa en su
esfuerzo por no cambiar, por seguir sosteniendo pautas de pensamiento fijas. Si una
persona logra el estado de integración de la personalidad, liberándose de las exigencias
inconscientes de sus creencias, este septenio puede señalar el tiempo de una real
iluminación del ESPÍRITU o de algún cambio profundo en la dirección positiva de su vida.
SEPTENIOS

Edad 49 a 56 años: Crisis de los 50.

Nivel psicológico. El proceso continúa centrado en la ligazón de la trama personal a la


trama colectiva. Se corresponde con el nivel psicológico extrovertido de los 14 a 21 años.
Educación de los demás. Se asume mayor responsabilidad social. Rigidez mental debida a la
incapacidad para cambiar la actitud vital y la conducta adoptada.

Saturno y Luna X: Plenitud de la estructura iniciada al a los 28 años. Tiempo de redefinir el


lugar social. La 2da cuadratura de Saturno hacia los 52 años pide que uno se despida de los
recuerdos de sus fracasos del pasado y de las dificultades psíquicas u orgánicas que el
septenio anterior puede haber producido. Se debe limpiar la “pizarra psicológica”
preparándose para el tiempo en que empiece el 3er ciclo de Saturno.

Urano VIII: cerca de los 50 años; la propia singularidad en crisis debe transformarse. Es una
fase regenerativa. Suele traer profundas experiencias ocultas y crisis biológicas como
consecuencia de lo que tuvo lugar en el septenio anterior.

Júpiter: nuevo inicio del sentido de sí trae más energía. Valentía espiritual.

La lección a aprender en esta fase del ciclo vital es el significado que puede y debe
recogerse de la vida que se ha vivido. Quien se proponga en el atardecer de la vida solo el
objetivo de hacer dinero o de un logro social sentirá el perjuicio en su alma.
SEPTENIOS

En esta etapa vuelve a hacerse relevante el apego o la identificación con los padres o
situaciones familiares, ahora de un modo introvertido, en un nivel psíquico. Entre los 14 y
21 años muchas personas intentan romper con los lazos de dependencia psíquica de sus
padres abandonando el hogar. Pero rebelón no significa libertad. En la etapa 49 – 56
reaparece esta temática, ya no se depende económicamente de los padres (e incluso a
veces ellos dependen de uno) y si se vive con ellos es en la casa de uno y no de ellos, se
confronta nuevamente con las actitudes y valores de los padres y ahora se puede escoger
conscientemente aquellos valores hereditarios desde una nueva perspectiva y establecer
una relación individual con los padres. Es muy importante para el desarrollo psíquico de
una persona poder establecer esta relación personal con los padres, si esto no sucede
queda para el resto de la vida la sensación de algo trunco y la culpa podría alzar una barrera
ante la experiencia del YO y uno pasa a la siguiente etapa con una “pizarra manchada”.

Es tiempo de enfrentar constructivamente los impedimentos y obstáculos físicos o


psicológicos en pos de convertirse en una personalidad integrada. Soy libre solo si
atravieso mis miedos. A partir de esta etapa se empieza producir una cristalización gradual
de las actitudes y creencias psicológicas y sociales que no se tuvo la voluntad de modificar.
Se convierte en “demasiado viejo para cambiar”. Tiempo de mucha tensión interna entre el
polo rebelde y el rígido que genera ambivalencia y conflictos. El riesgo es el de quedar
atrapado en alguno de esos dos surcos arquetípicos.

Vivir de manera positiva este período, reconociendo la propia valentía espiritual y sentido
fuerte del destino para resignificar las crisis y tragedias de la vida permite ir cosechando
las experiencias del pasado en estado de semilla y enseñar a los demás sobre la base de lo
que se aprendió y experimentó.

La persona también está lista para introducir la cualidad de la sabiduría en sus relaciones.
Ahora puede “devolver” a la juventud los frutos de la experiencia. La vida pide que uno
ocupe un lugar, puede ser que ya se esté establecido profesionalmente, sin embargo, el
desafío es ocupar un lugar desde lo vincular.
SEPTENIOS

Edad 56 a 63 años: El Tercer Nacimiento.

Nivel de poder. Demostración de la capacidad de enfocar la cualidad espiritual del ser a


través de la personalidad. Nuevas actividades o mayor cristalización de la mente y
respuestas sentimentales. Movimiento inverso al de los 7 años.

Trino de Fuego. Enorme potencial renovador. Momento de transmutar la alquimia de las


fases anteriores. Si uno queda tomado por los arquetipos antiguos el fuego se apaga.

Saturno y Luna I: Tercer ciclo de estructuración. Posibilidad de plenitud con madurez y


conciencia de su matriz. El clímax del proceso se da a los 59-60 años con la conjunción de
Saturno a Saturno.

Urano y Júpiter IX: momento de renovar el panorama mental, las creencias personales y de
expresar su sabiduría. La edad de la filosofía.

Neptuno trígono Neptuno: manifestación de la naturaleza emocional que se individualiza y


se afirma. Plena expresión de la sensibilidad y los sueños.

Empieza un 4to ciclo nodal que indica la renovación potencial de la pauta de integración de
destino y la personalidad.

Esta etapa es la segunda oportunidad en toda la vida de reorientar y transformar el


carácter y la naturaleza de las relaciones. Si uno es capaz de verse de un modo nuevo podrá
ver a los demás de un modo nuevo. Este trígono se da cerca de los 56 años por 2da vez en la
vida.
SEPTENIOS

Es tiempo de darse permiso de ser quien uno es, de hacer lo que uno quiere, más allá de lo
que “debe” hacer. De acuerdo con la promesa de libertad y expansión que simboliza , es
momento de entregarse a cambios positivos en la visión del mundo y en el carácter: uno se
siente más libre. Los hombres son más capaces de expresar sus necesidades y de admitir
sus sentimientos. Las mujeres se sienten mas confiadas al reconocer su poder y al hacerse
valer y uno comienza a tener más tiempo para uno mismo. Es el momento de las
divergencias, los experimentos y la expansión. Si uno sigue haciendo todo “como siempre”
puede estar haciendo cosas muy útiles, pero probablemente muchas de esas actividades ya
pertenezcan al pasado. Apegarse a un solo lugar y tratar de obtener identidad y
satisfacción de una sola senda ya bastante recorrida no contribuye a esta etapa. Es
necesario tomar conciencia de que pronto habrá que jubilarse y es importante prepararse
para ello buscando intereses y actividades que puedan llenar el vacío que deja el dejar de
hacer “lo de siempre”.

Es importante en esta etapa efectuar alguna contribución permanente a la vida de la


comunidad. Positivamente es una etapa de realización y cosecha creadoras. Desde la
transgresión creativa puede generar nuevos modelos de vida y hacer lo que siempre quiso.
Negativamente, significa establecerse de una forma cristalizada y limitada por las
características de la existencia física y mental: el retiro. Puede ser que se envidie y critique
a los jóvenes y se empieza a sentir la vida como “el principio del fin” o que se posicione en el
polo ridículo por resistencia a la edad. Si uno descubre que se está hundiendo en un pozo
de resignación está a tiempo de desenterrarse, la vida no se acaba aún. Esta etapa trae
mayor apertura a los demás, entregarse a actividades que permitan ayudar a otras
personas, a trabajar por el bienestar de la comunidad dan sentido. La persona debe
concentrarse en el futuro espiritual propio y de la humanidad. Es un período de reflexión
pasiva (mirar atrás y revisar la propia vida) y de planear el futuro.

Puede ocurrir una repolarización en la que sea necesaria una revisión de lo que uno asimiló
en la vida decidiendo que conservar y eventualmente pasar a generaciones futuras, y que
desechar.

En esta etapa generalmente se siente que ya se entregó todo como hombre o mujer, sin
embargo, esta etapa tiene más que ver con entregar a la red, tomar contacto con sin miedo
y entregar el fuego como servicio, el fuego interno esta redistribuido ahora en todo el
cuerpo por lo tanto es necesario reconocerse con esta nueva cualidad, meditar ayuda a
alquimizar estos cambios.
SEPTENIOS

Neptuno trígono Neptuno ocurre alrededor de los 55 años. La vitalidad física y la


capacidad de la mente para absorber información disminuyen con la edad, pero en esta
etapa aún se está capacitado para obtener logros e intuiciones nuevas. Uno ya tiene una
idea más realista de lo que es capaz de hacer se encuentra frente a la “oportunidad del gran
salto”5 , la oportunidad de ser quien uno es cuidando la dimensión interior y espiritual. En
esta etapa uno es más capaz de aceptar y obtener placer de las relaciones sociales, se
entiende mejor a uno mismo y puede entender mejor a los demás, se desarrolla la empatía.
En esta etapa también es importante aceptar nuestra vida tal cual es, aún cuando no
hayamos logrado todo lo que esperábamos y estar dispuestos a renunciar a algunos sueños
u objetivos que ya se han vuelto improbables o poco realistas.

Edad 63 a 70 años: Culminación de la propia Singularidad.

Nivel corporal u orgánico. Preparación consciente para lo “post mortem” o la senilidad.


Sabiduría radiante o, negativamente, sensación de tedio, vacío y futilidad. La vida llega a
una suerte de consumación seminal.
SEPTENIOS

Luna, Júpiter y Saturno IV: potente autoafirmación que se arraiga en una sólida estructura
personal.

Urano X: momento de culminación de la propia creatividad en la sociedad. Punto máximo


de manifestación de la singularidad. Movimiento inverso al de los 21 años.

Neptuno pto. ½ de V: Riesgo de cristalizarse en la sensibilidad personal.

Los 63 años son una edad particularmente crucial. Si la persona no tiene nada positivo que
ofrecer a la sociedad o no esta abierta a nuevos reinos de conciencia, entonces el proceso
de cristalización corporal y disminución de la vitalidad asume un poder adicional y crece la
sensación de que “el mundo está cada vez más loco.” Es habitual que los hijos estén muy
preocupados por sus padres que ya están “locos”.

El proceso de Urano significó la separación gradual del yo creador respecto del cuerpo y
de la existencia rutinaria. Este proceso se relaciona con el proceso que viene haciendo el
Yo para afrontar la crisis de los 40 años y ocuparse de sus resultados durante los 50 años
de modo constructivo. En esta etapa es importante separar lo que es importante para
nosotros de lo que no lo es y volcar el interés en aquellas que revitalizan.

La principal preocupación de este septenio es el envejecimiento. Hay personas que en esta


etapa renuncian a seguir creciendo, y se quedan obsesionados por el pasado y las
oportunidades que han desaprovechado. Muchas personas, por el contrario, aceptan el
hecho de que son más viejos y siguen adelante con la tarea que tienen en sus manos,
sacando lo mejor del tiempo que les queda. La jubilación deja un vacío inquietante y uno se
enfrenta con uno de los principales miedos existenciales: la pérdida de la estructura y de
dar un significado nuevo a la propia vida. Por eso en el septenio anterior es importante ir
cultivando aficiones o habilidades para ir moldeando la ocupación de este septenio. El
papel positivo en este septenio tiene que ver con el espíritu interior. Cuando la vida de la
persona no contribuye con nada de valor al espíritu, entonces el espíritu se retira gradual o
repentinamente. El cuerpo y la mente se desintegran o cristalizan y se envejece por falta de
interés en la vida, por una sensación de fracaso para recoger cosechas de valor de la
experiencia personal. Es una muerte por automatismo, ausencia de significado o senilidad.
La canalización más positiva para la cualidad Uraniana de esta etapa es en el servicio social
a la comunidad, o actividades que tengan que ver con la observación o contemplación o
quehaceres religiosos o políticos porque dan posibilidades de realización y compromiso
que antes pertenecían al dominio de la familia o la carrera.
SEPTENIOS

Edad 70 a 77 años: El Gran Salto.

El sentido de la vida que redirigió la vida desde los 60 años puede llevar a una “tercera
pubertad” cerca de los 73-74 años y se restablecen contactos vitales entre el individuo y la
sociedad, entre el ego conciente y el espíritu interior, dependiendo de donde se centre la
atención.

Luna y Saturno VII: presencia de límites propios en la relación con el afuera y con los
demás. Reorientación. Mucha energía proyectada. El Yo se achica.

Urano y Júpiter XI: momento de asociar la singularidad entrando en contacto con el futuro
y una red que trasciende el propio ser. Movimiento inverso al de los 28 años.

Neptuno VI: la sensibilidad pide ser afinada, “los sueños personales” encuentran
obstáculos, necesitan articularse con la totalidad. Lo transpersonal va interiorizándose y
las funciones corporales se disuelven.

En este septenio todavía hay vitalidad y deseo. Es una edad para hacer lo que uno quiere y
no lo que uno debería. Es tiempo de hacer inventario, evaluar lo logrado o no, reflexionar
sobre ello, asimilarlo y hacer una nueva apreciación de los valores, las metas y objetivos
que son realmente importantes a partir de ahora. Se empieza a vivir la relación con el Yo y
con los otros de manera diferente. Uno sigue creciendo, pero es importante el ir
entregando a los otros, un vivir “para los demás” desde la sabiduría. Los logros creativos se
entregan a la red y esos logros traen abundancia.
SEPTENIOS

Edad 77 a 84 años: La vuelta sobre sí mismo.

Los frutos de la nueva relación con el cuerpo dan lugar a un cambio ulterior del
magnetismo hacia los 77 años. Despedida del mundo de la materia.

Luna y Saturno X: Puede consumar un gran futuro en lo social si es capaz de legar la


sabiduría de la experiencia recorrida al gran torrente de la Vida.

Urano XII: Disolución: fin de ciclo de la singularidad y cierre de cuentas pendientes; lo que
“no he sido”. Baja de energía. Movimiento inverso al de los 35 años.

Júpiter VI: El movimiento es interior. El sentido de la vida se vuelve hacia adentro y se abre
la posibilidad de comprenderlo dentro de “un sistema”.

Los antroposóficos diferencian vejez de ancianidad. La imagen del anciano está unida a la
sabiduría y el respeto. La sensación de transitoriedad se deja traslucir ahora y da clara
conciencia de lo que pasa y de lo que es eterno arrojando luz sobre la vida. El anciano
puede callar y escuchar gracias a su fortaleza interior y sabe cuando hablar. La reflexión, la
prudencia y la oportunidad se vuelven características. Sabe perdonar y agradecer. Asume
la responsabilidad de sus actos. Aprendió a confiar, no teme que lo engañen. No tiene
miedos. No teme a la muerte, la aguarda. Acepta su destino y no tiene exigencias. Su
cuerpo envejece armoniosamente. Su espíritu se expresa a través del cuerpo físico que
envejece, expandiendo la luminosidad del Ser. Vive la libertad de su alma y de su espíritu.
SEPTENIOS

Edad 84 años en adelante: Renacimiento. Gran Reinicio.

Se inicia un ciclo en otra dimensión para quienes pueden conectarse con otros planos. La
Sabiduría.

Luna y Saturno en I: Puede consumar un gran futuro en lo social si es capaz de legar la


sabiduría de la experiencia recorrida al gran torrente de la Vida. Cuarto nacimiento.

Urano I: Salto a otro nivel de la chispa creativa personal.

Júpiter I: nuevo sentido de Sí.

Neptuno VII: posibilidad de objetivar emociones y las tramas arquetípicas de los vínculos.

Se ha cumplido un ciclo importante de la vida y comienza un nuevo ciclo. Los procesos


corporales se vuelven más lentos y uno se vuelve menos resistente a la enfermedad. La
energía disminuye y uno depende de los otros física y financieramente. Aparecen cierta
confusión mental (incluso alucinaciones o delirios) y recuerdos y vacíos; vuelven
personajes del pasado en niveles de realidad de los que no podemos dar cuenta. La
memoria a corto plazo se resiente y el recuerdo del pasado está favorecido: es tiempo para
reflexionar, reevaluar acontecimientos y reconciliarse con las experiencias pasadas.
Erikson se refería a la integridad del Yo como “la aceptación del propio y único ciclo vital
como algo que tuvo que ser y que, necesariamente, no permitía sustitución alguna.”

Es tiempo de disfrutar de la soledad y seguir obteniendo satisfacción de la interacción con


otra gente. Personas más débiles o necesitadas pueden requerir ayuda y dárselas puede
ser muy gratificante. A la vez que es necesario aprender a dejarse ayudar.
SEPTENIOS

Uno ha cumplido con la mayoría de sus responsabilidades hacia la sociedad y ha trabajado


para la comunidad de una manera u otra, quizás fundó una familia o a trasmitido a las
generaciones que lo siguen parte de su conocimiento y de su experiencia. Ya no se espera
que siga haciéndolo. Es el momento de ser cuidado. Son las familias, los amigos y los
gobiernos lo encargados de ocuparse de las necesidades diarias dejando a la persona libre
para otras cosas: meditar sobre el significado y contemplar la propia existencia y
prepararse para la muerte poniendo la propia vida en orden.

La ancianidad ofrece oportunidades propias y peculiares de evolucionar y de alcanzar un


nivel más saludable de autoestima, con mayor respeto al principio de ordenamiento
misterioso y sabio que nos guía y supervisa durante toda la vida.

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