El documento discute cómo la pobreza se define por la escasez de recursos para satisfacer necesidades básicas como alimentación y vivienda. Explica que la escasez afecta los procesos cognitivos de las personas pobres, causando una "visión de túnel" donde solo se enfocan en resolver necesidades urgentes, así como un "impuesto cognitivo" que reduce su capacidad para tomar otras decisiones. Finalmente, señala que estos sesgos cognitivos dificultan que las personas escapen de la pobreza y también pueden transmitirse a
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El documento discute cómo la pobreza se define por la escasez de recursos para satisfacer necesidades básicas como alimentación y vivienda. Explica que la escasez afecta los procesos cognitivos de las personas pobres, causando una "visión de túnel" donde solo se enfocan en resolver necesidades urgentes, así como un "impuesto cognitivo" que reduce su capacidad para tomar otras decisiones. Finalmente, señala que estos sesgos cognitivos dificultan que las personas escapen de la pobreza y también pueden transmitirse a
El documento discute cómo la pobreza se define por la escasez de recursos para satisfacer necesidades básicas como alimentación y vivienda. Explica que la escasez afecta los procesos cognitivos de las personas pobres, causando una "visión de túnel" donde solo se enfocan en resolver necesidades urgentes, así como un "impuesto cognitivo" que reduce su capacidad para tomar otras decisiones. Finalmente, señala que estos sesgos cognitivos dificultan que las personas escapen de la pobreza y también pueden transmitirse a
El documento discute cómo la pobreza se define por la escasez de recursos para satisfacer necesidades básicas como alimentación y vivienda. Explica que la escasez afecta los procesos cognitivos de las personas pobres, causando una "visión de túnel" donde solo se enfocan en resolver necesidades urgentes, así como un "impuesto cognitivo" que reduce su capacidad para tomar otras decisiones. Finalmente, señala que estos sesgos cognitivos dificultan que las personas escapen de la pobreza y también pueden transmitirse a
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Buzani Palafox Dulce Pamela.
20/02/23 6F
Necesidad y escasez en la pobreza.
Cuando decimos que una persona es pobre, lo que asociamos en
principio es que carece de lo indispensable para vivir. La escasez es el primer elemento inmanente a las personas pobres, porque aceptamos que le faltan los recursos suficientes para subsistir. Así, por ejemplo, una jefa de familia, un adulto mayor, un estudiante o un indigente que no disponen de lo necesario para comer, ir a la escuela, vestirse,realizar algún deporte, proveer a la familia, comprar medicamentos y un largo etcétera, serían pobres por no poseer eso que resulta necesario para satisfacer sus necesidades básicas. Desde nuestro punto de vista, una persona pobre sería aquella que tiene escasez de recursos para vivir y desarrollar librey conscientemente sus deseos, anhelos y capacidades en un determinado tiempo y espacio (retomaremos esta idea la próxima semana). Cuando releemos “Lo que dicen los pobres: Evaluación del impacto de los programas sociales sobre la percepción de los beneficiarios” (Sedesol: 2003), encontramos que los pobres consideran que los apoyos sociales del gobierno ayudan muy poco para resolver su situación. Y que se es pobre por causas de nacimiento (12 por ciento) y falta de oportunidades (27 por ciento). Durante el ciclo de vida de las personas existen distintas necesidades, deseos, anhelos y requerimientos propios de la edad y los roles de vida. Una persona joven y estudiante no tendrá las mismas exigencias que un adulto mayor enfermo, evidentemente, pero el común denominador de ambos serían los recursos requeridos para poder satisfacer sus necesidades que, desde su nacimiento o por falta de oportunidades, han sido pospuestas. En el sistema de mercado en el que vivimos, el dinero es el recurso que permite a las personas satisfacer sus necesidades, en la mayoría de los casos. Y la forma cómo se accede al dinero es mediante el trabajo remunerado. Este sistema considera que la escasez sólo puede ser superada mediante el ingreso que generan las propias personas, porque las instituciones son incapaces de otorgar apoyos sociales a todos los pobres en todo momento. Todas las recomendaciones de los organismos internacionales coinciden en que la fórmula para reducir la pobreza de fondo es mediante el fomento económico y el empleo. En este sentido, las dificultades a vencer se encuentran en el mercado laboral, en los salarios e, incluso, en eliminar las restricciones a las que se enfrentan los grupos vulnerables (mujeres, jóvenes, discapacitados y migrantes, entre otros). La pobreza desde este punto de vista parte de un sistema en el que la carencia o la escasez se vuelve un problema que cada quien debe resolver con el empleo, con su propio trabajo. En ese sistema, a las instituciones públicas se les exige que se modernicen y organicen internamente para aliviar la pobreza, siendo eficientes en la cobertura y selección de las personas más pobres, en proveer educación y facilidades para generar desarrollo económico, pasando por presupuestos públicos más eficientes, basados en resultados,con mecanismos de monitoreo y evaluación robustos. Sin embargo, en este sistema aún los que logran tener empleo no están exentos de la posibilidad de seguir siendo pobres o que puedan caer en la pobreza por alguna situación externa o emergente, debido a que en un contexto de competencia desleal son comunes los trabajospoco dignos y con salarios bajos. Por eso, la pregunta sería: ¿Acaso somos nosotros mismos quienes alimentamos el sistema de la escasez,generando más barreras o dificultades para acceder a nuestras necesidades, deseos, anhelos y requerimientos? ¿Es posible que nosotros mismos también seamos corresponsables al crearnos más necesidades, deseos, anhelos y requerimientos que nos encadenan a la pobreza indefinidamente? Entonces ¿Sería posible y deseable crear un sistema distinto al de la escasez?
Específicamente, las personas en situación de pobreza toman todas sus
decisiones en un contexto de escasez, mientras que las no pobres no lo hacen necesariamente.La escasez, o percepción de escasez, se refiere a tener o no los recursos (monetarios o de otra índole) necesarios para satisfacer nuestros deseos. Bajo esa definición es posible decir que todo mundo sufre de escasez en al menos una dimensión: no se tiene dinero suficiente para comprar el coche que se desea o no se tiene el tiempo suficiente para hacer todas las actividades que queremos realizar en vacaciones, por poner dos ejemplos. Sin embargo, no es lo mismo pensar o decir “no tengo dinero suficiente para comprar un coche” que “no tengo dinero suficiente para comprar la comida”, o “no tengo suficientes vacaciones para ver todo lo que quiero ver” que “no tengo suficiente tiempo para cuidar a mi hijo enfermo”. La diferencia es que en el caso de la primera opción de cada una de las comparaciones se hace referencia a una situación sobre la cual las personas pueden optar por ajustar sus deseos, mientras que en el segundo caso se trata de situaciones o necesidades sobe las cuales no se puede hacer un ajuste. Y es a estas últimas a las que más se enfrentan los pobres.
Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir, en su libro Escasez:¿Por qué tener
tan poco significa tanto?, publicado en español por el Fondo de Cultura Económica, resumen buena parte de la investigación más reciente sobre los efectos que tiene la escasez en la toma de decisiones. Esta investigación apunta a que la escasez distorsiona en dos sentidos la percepción de la realidad. Por un lado, provoca “visión de túnel”: la visión de túnel es cuando la persona en cuestión sólo se concentra en resolver aquella situación más urgente para cuya resolución carece de recursos suficientes; es decir, enfrenta escasez. Esto tiene un lado bueno, pues genera un bono de “productividad” en la resolución del problema en cuestión. Es decir, ante un contexto de escasez, somos más cautelosos y racionales en nuestras decisiones, buscando desperdiciar lo menos posible los recursos. El lado malo es que quedan fuera de la atención de la persona elementos menos urgentes, pero no menos importantes. La visión de túnel a su vez distrae recursos cognitivos: la persona no deja de pensar en aquello que tiene que resolver en un contexto de escasez,, lo que deja menos recursos cognitivos disponibles para otras actividades. La visión de túnel, por tanto, cobra un impuesto cognitivo. Estas distorsiones no son voluntarias, son reacciones al ambiente de escasez.
La literatura ha identificado que dichas distorsiones aparecen en
múltiples ámbitos de escasez. Piénsese, por ejemplo, en la persona que tiene que pagar la renta en una semana y no tiene suficiente dinero. Olvidará que en dos días tiene una cita con el médico o la cancelará (visión de túnel), o incluso hará a un lado otras cuentas pendientes. Explorará todas las opciones posibles y optará por pedir un préstamo a una muy alta tasa de interés (“luego veré cómo lo pago», pensará). Antes de ir a solicitar ese préstamo, prestará menos atención en el trabajo, o se enojará con mayor facilidad con su familia, pues no deja de pensar en la renta (impuesto cognitivo). La situación posiblemente resulte familiar, todos hemos enfrentado escasez de tiempo o de dinero. La cuestión es que los pobres las enfrentan permanentemente. Vale la pena parafrasear a Mullainathan y Shafir: la investigación reciente sugiere que no es que los pobres sean diferentes a los no pobres, es que la pobreza hace actuar diferente a las personas.
Si la escasez afecta de manera tan acuciada los procesos cognitivos, es
necesario considerar otras dimensiones de la pobreza; la temporal, particularmente. La investigación que hay sobre el tema para México2apunta a que los hogares que son pobres en términos materiales, también son usualmente pobres de tiempo. Es decir, de las 24 horas del día, la mayor parte de su tiempo se distribuye entre el trabajo no doméstico y el trabajo doméstico, dejando sólo una mínima parte para actividades de descanso o recreativas individuales o con la familia. Esto implicaría que las personas en situación de pobreza no sólo se enfrentan a las restricciones materiales, sino que también sufren de una fuerte escasez temporal, agravando los efectos arriba señalados.
Los sesgos cognitivos que se han identificado como inducidos por la
escasez son particularmente graves para los pobres, porque son sesgos que hacen más difícil la superación de la pobreza. La visión de túnel implica que se prefiere aquello que resuelve necesidades urgentes, pero que no necesariamente las resuelve de manera permanente. Esto implica, por ejemplo, que se adquieran préstamos para salir al paso, sin considerar que con cada nuevo préstamo se incrementa la cantidad de deuda total a pagar en el futuro y, por tanto, se incremente la escasez futura de dinero. En lugar de resolver el problema, la escasez hace tomar decisiones que, como mencionan Mullainatan y Shafir, hacen que en un futuro se incremente la escasez. Para las personas en pobreza esto implica que los sesgos cognitivos provocados por la escasez empujan a decisiones que generan mayor pobreza en el futuro.3
Y muchas veces las consecuencias no se quedan en una generación. Si
la escasez absorbe buena parte de los flujos cognitivos de los padres pobres, éstos tendrán una menor disposición a interactuar con sus hijos, o simplemente no tendrán el tiempo libre para hacerlo. Las investigaciones sobe desarrollo infantil temprano apuntan a que los estímulos tempranos que reciben los niños afectan de forma persistente su desarrollo posterior. Si los padres pobres estimulan menos a sus hijos como consecuencia de su propio agotamiento cognitivo causado por la pobreza, sus hijos a su vez tienen una mayor probabilidad de desarrollar menos sus habilidades cognitivas, lo que al interactuar con la pobreza vuelve más difícil que salgan de ella.
Vale la pena recalcar que las distorsiones cognitivas asociadas a la
escasez ocurren lo quiera o no la persona y no tienen que ver con la capacidad cognitiva, afectan cómo se usa dicha capacidad. Son reacciones de la mente humana al contexto en que tiene que decidir. Basta pensar, por ejemplo, en cómo se comporta cuando se tiene una entrega de trabajo urgente ¿No se es acaso más distraído en lo que se hace? ¿No se cometen más errores en cosas no relacionadas a lo urgente? ¿Esos errores y esa distracción son intencionales? Ahora vale imaginar que siempre se está en ese estado, y que todas las decisiones son cruciales. Eso es la pobreza, un contexto de escasez permanente en el cual hay que tomar decisiones vitales. Y ese contexto, al empujar a los pobres a ciertas conductas, les estaría haciendo actuar de forma tal que sigan siendo pobres aun en contra de sus deseos. Los pobres no siguen siendo pobres porque quieren, es la pobreza la que no les permite dejar de serlo.