Violencia Estudiantes Informe
Violencia Estudiantes Informe
Violencia Estudiantes Informe
INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
estudiantes de educación
CUADERNOS DE
básica y media superior
en México
Presentación 5
Introducción 7
Anexo 1.
Definiciones de violencia escolar en los estudios recopilados 118
Anexo 2.
Niveles de significación de las comparaciones entre pares
de grupos de las variables independientes 121
Presentación
5
“espacios de participación a niñas y niños con el fin de acordar un marco de con-
vivencia en el aula y la escuela” (Mejoredu, 2020a). El otro campo es la gestión
escolar, la cual puede articular en una visión común las necesidades, motivacio-
nes y representaciones de todas las personas que integran la comunidad escolar.
El reporte que aquí se presenta es el primero de esos esfuerzos. Se orienta, por una
parte, al estudio de la frecuencia de la violencia entre estudiantes mediante la siste-
matización de estudios a gran escala que se han realizado en México; por otra, trata
de identificar las variables asociadas a este fenómeno a través de análisis estadísti-
cos de la información contenida en las bases de datos de algunos de esos estudios.
A partir de los resultados obtenidos, se ofrecen recomendaciones sobre grupos y
contextos que ameritan una atención especial por parte de las autoridades educa-
tivas y escolares. Además, presenta una revisión de las formas como se ha medido
la violencia escolar en los estudios analizados y plantea sugerencias para mejorar
el abordaje.
El presente documento expone los resultados de un estudio cuyo objetivo fue ana-
lizar la frecuencia1 de la violencia entre estudiantes en las escuelas mexicanas de
educación primaria, secundaria y media superior, así como las variables asociadas
con este fenómeno, a partir de fuentes preexistentes; específicamente, investiga-
ciones y evaluaciones a gran escala que contienen información empírica valiosa
sobre este problema en la educación básica (EB) y la educación media superior
(EMS) del país. Con base en lo anterior, se formulan recomendaciones dirigidas a
las autoridades educativas y escolares, y se trazan rutas orientadas a desarrollar el
análisis del fenómeno en estudios posteriores.
Se trata de estudios que, si bien tenían otros temas como objetivo principal, por
ejemplo, el aprendizaje o la educación cívica, incluyeron variables para indagar so-
bre la violencia escolar, así como diferentes aspectos de escuelas y estudiantes. Esas
variables, en su momento, fueron objeto de análisis limitados desde la perspectiva
del estudio de la violencia escolar. En este documento se busca aprovechar tal in-
formación para contribuir al conocimiento de ese fenómeno.
1 Véase glosario.
2 En este documento se utiliza la palabra estudio como un término genérico que incluye
investigaciones, evaluaciones y otros procesos sistemáticos de recopilación y análisis
de información.
7
sus escuelas. A partir de ello, se identifican algunas tendencias de la violencia en-
tre pares en EB y EMS, y se establecen recomendaciones para una medición válida y
confiable del fenómeno que sea más útil en la toma de decisiones.3
Por su parte, la Ley General de Educación (LGE) en su artículo 12, inciso IV, establece
que los servicios educativos impulsarán el desarrollo humano integral para “combatir
las causas de discriminación y violencia en las diferentes regiones del país, especial-
mente la que se ejerce contra la niñez y las mujeres” (Cámara de Diputados, 2019: 6).
El artículo 16, fracción IV, de la LGE se relaciona con la promoción del interés general
de la sociedad, a través de los servicios educativos impartidos por el Estado, con la
eliminación de la violencia en la familia.
La legislación citada implica, para el SEN y para todas las instituciones educativas
que lo integran, el deber de proteger y fomentar el respeto a los derechos huma-
nos, así como combatir todas las formas de violencia contra niñas, niños y adoles-
centes (NNA), especialmente las que suceden dentro de la escuela y en el marco
de sus actividades educativas.
Además de lo que mandatan estas leyes, existen numerosos estudios que demuestran
que la violencia que se ejerce en contra de NNA tiene un efecto negativo tanto en su
aprendizaje como en su desarrollo personal (Trucco e Inostroza, 2017; SEP-UNICEF,
2019; INEE, 2018a).
Introducción
Este documento está conformado por cinco capítulos. Los dos primeros detallan el
marco de referencia del estudio; los capítulos 3 y 4 analizan la violencia entre estu-
diantes y el último capítulo presenta las conclusiones y recomendaciones derivadas
del estudio.
Para complementar lo planteado por la teoría, en relación con los factores asocia-
dos, en el segundo capítulo se revisan los resultados de cinco estudios nacionales
a gran escala, entre cuyos objetivos estaba la identificación de los factores de la
violencia contra las y los estudiantes en las escuelas mexicanas. Los estudios se
llevaron a cabo entre 2007 y 2019, con muestras representativas que permiten
generalizar sus resultados.
En el capítulo 3 se aborda la primera parte del objetivo del estudio realizado por
Mejoredu, y se presenta información sobre la frecuencia de la violencia escolar en-
tre pares y la percepción de su ocurrencia en nueve estudios, cuyos cuestionarios
incluyeron preguntas relacionadas con este fenómeno y que están disponibles en
el acervo de la Comisión. Además, se presenta un análisis de la forma en que estos
estudios midieron la violencia.
En el cuarto capítulo se atiende la segunda parte del objetivo del estudio, pues
describe los resultados de los análisis estadísticos, realizados por la Unidad de Eva-
luación Diagnóstica de Mejoredu para identificar variables asociadas con la violen-
cia escolar. Estos análisis se realizaron con las bases de datos de tres de los nueve
estudios mencionados.
Estas autoras refieren que las formas de relación que existían en la escuela estaban
basadas en la imposición, el control y la unilateralidad por parte del docente como
11
un medio para mantener la disciplina dentro de las aulas. Los golpes, las humilla-
ciones y otras formas violentas de castigo se consideraban estrategias aprobadas
para mantener el control y con ello asegurar la efectividad del proceso educativo.
En el caso de América Latina, la violencia de la escuela hacia niñas y niños tenía ade-
más un componente cultural. Según Rodney-Rodríguez y García-Leyva (2014), des-
pués de la Conquista, la educación que se ofrecía en las colonias era “prácticamente
foránea, descontextualizada, elitista y discriminatoria; se priorizaba la educación en
los niveles medios y universitarios para las clases altas, desatendiéndose la enseñan-
za elemental” (p. 43). Tomando el ejemplo de Cuba, las autoras documentan que el
castigo corporal era común en las escuelas y ante él surgieron denuncias, recomen-
daciones de expertos y hasta normas. Algunas eran contundentes, pero otras eran
un tanto ambiguas y, en general, no parecen haber tenido mucho éxito. Sin embargo,
evidencian la preocupación de algunos educadores.
Más tarde, Naciones Unidas erigió la dignidad y los derechos humanos como referen-
tes para la acción de los Estados y, con ello, el reconocimiento de los derechos de la
infancia, a través de la Declaración de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en
1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño proclamada en 1989. En ellas se
reafirmó la idea de que el castigo basado en la violencia es inaceptable.
Aunque estas expresiones de violencia escolar son cada vez menos comunes, si-
guen existiendo formas de violencia y discriminación arraigadas en la cultura y en
la estructura social y educativa que con frecuencia pasan desapercibidas, ya sea
El caso de la violencia entre estudiantes tiene una historia similar. Según Conde y
Gutiérrez (s/f), durante muchos años se asumió que ésta era una conducta propia
de la etapa de desarrollo de niñas, niños y adolescentes (NNA). Incluso en algunas
culturas se pensaba que era un hecho positivo para su proceso de maduración, ya
que supuestamente fortalecería su carácter y les enseñaría a defenderse ante las
adversidades. Esta idea, fuertemente arraigada en la sociedad y extendida a docen-
tes, directivos, madres y padres de familia, contribuyó a banalizar e invisibilizar este
tipo de violencia.
Esta nueva mirada también parece estar relacionada con lo que este autor deno-
mina efecto de acumulación, es decir, el aumento en la cantidad de denuncias por
violencia, la amplificación de sus formas y la diversidad de sus participantes. En los
últimos años se ha puesto mayor atención a este fenómeno porque han “ocurrido
nuevos modos de ejercer la violencia, […] parece que viene de muchas partes, en
muchas formas, en todos lados” (González Villarreal, 2009: 7). Además, en países
como Estados Unidos, y recientemente en México, han ocurrido eventos de “violen-
cia letal o targeted violence”, donde estudiantes han masacrado y atentado contra la
vida de sus compañeros o maestros, lo que ha despertado una fuerte preocupación
por la seguridad de las y los estudiantes.
Capítulo 1 13
estos eventos, que pueden afectar de forma significativa las relaciones que se esta-
blecen en la escuela, así como el aprendizaje y el desarrollo del estudiantado.
Tiempo después, en 1973, el psicólogo Dan Olweus publicó un estudio sobre vio-
lencia entre varones preadolescentes suecos, en el que encontró que aproximada-
mente 5% de ellos había sido víctima de maltrato grave y en un porcentaje similar
también había ejercido maltrato en forma persistente. Los autores consideran que
estos primeros estudios fueron la base de la investigación educativa que se generó,
posteriormente, en torno al fenómeno.
Estos autores mencionan que, desde la década de los noventa, se han diversifica-
do los enfoques y acciones en el estudio y prevención de la violencia escolar y que,
hasta la fecha, se considera una de las cuestiones más importantes en el ejercicio
del derecho a la educación, sobre todo si se toma en cuenta el crecimiento alarman-
te de la violencia dentro y fuera de la escuela en todo el mundo.
En este apartado se describen brevemente algunos de los enfoques que se han uti-
lizado, sobre todo, en el diseño de políticas públicas para identificar y prevenir la
violencia en las escuelas.
Es uno de los más conocidos para prevenir la violencia en la escuela. Los programas
de tolerancia cero surgen en Estados Unidos a partir de la teoría de la ventana rota,7
que se usa para ilustrar que las pequeñas infracciones pueden ir escalando hasta
convertirse en delitos, por lo que hay que acabar con el problema de raíz (Conde y
Gutiérrez, s/f).
A pesar de lo mucho que se popularizó este enfoque, no han existido estudios em-
píricos que lo justifiquen (Skiba y Noam, 2002, apud Furlán y Spitzer, 2013a). Por
el contrario, Furlán y Spitzer (2013a) sugieren que este tipo de acciones han sido
una decisión política desligada de la acción escolar y que, en su lugar, las políticas de
prevención de la violencia deberían ser diseñadas, implementadas y evaluadas como
una estrategia educativa.
Conde y Gutiérrez (s/f) señalan que los factores de riesgo son aquellos que desde
la propia persona o su entorno pueden aumentar la posibilidad de tener consecuen-
cias negativas para la salud, su proyecto personal o su calidad de vida; mientras que
los factores de protección son aquellos que fomentan su crecimiento y fortalecen
su resiliencia ante el riesgo.
Los factores de riesgo pueden ser personales, como enfermedades o situaciones que
afectan la salud y el desarrollo físico o mental; éstos pueden provenir del entorno
7 Esta teoría señala que si en un edificio hay una ventana rota, los delincuentes se sentirán
invitados a romper más ventanas; más tarde, al considerar el edificio abandonado
(debido a las ventanas rotas) podrían irrumpir en él, ocasionar más destrozos dentro o
incluso prender fuego al lugar. Es decir, la gravedad de las infracciones podría ir escalando
(Conde y Gutiérrez, s/f).
Capítulo 1 15
familiar, como la violencia en el hogar y en la relación de los padres; o del entorno
social, como la condición de pobreza, la inseguridad alimentaria, la violencia en la
comunidad u otros factores que limitan el ejercicio de los derechos humanos. En el
ámbito escolar, se consideran factores de riesgo, la falta de interés en la escuela,
el consumo de sustancias nocivas, la ausencia de autocontrol, la tendencia a la victi-
mización, la participación en pandillas, entre otros (Conde y Gutiérrez, s/f).
una familia que ofrece cariño, soporte y límites, una educación de calidad
y oportunidades laborales pertinentes y dignas, desarrollo de la autoesti-
ma y autoeficacia, toma de decisiones y autonomía; ocupación positiva del
tiempo libre; información adecuada y oportuna sobre derechos sexuales y
reproductivos; orientación y apoyo para la prevención de las adicciones; pro-
moción para la prevención de accidentes; orientación y apoyo para la preven-
ción de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual; redes
sociales de apoyo efectivo y oportunidades de participación (Pasqualini
y Llorens, 2010, apud Conde y Gutiérrez, s/f: 21).
Esta perspectiva sostiene que, una vez identificados los factores de riesgo y pro-
tección que se encuentran dentro del ámbito escolar, es posible emprender ac-
ciones que modifiquen la gestión y organización para prevenir la incidencia de los
factores de riesgo y para fortalecer y promover factores de protección.
Este enfoque, y las estrategias que se desprenden de él, concibe que los conflictos
que se generan en la cotidianidad de la escuela son una oportunidad de aprendi-
zaje cívico y social que permite la construcción de sociedades libres de violencia.
De manera que las acciones para su prevención y manejo se trabajan desde la
gestión escolar y a través de acciones formativas que involucran la participación
de toda la comunidad.
De acuerdo con Fierro et al. (2013), estas posturas reconocen el enorme potencial
formativo que tiene el acontecer cotidiano de las escuelas y la importancia de las
interacciones sociales que se dan día a día en este espacio escolar como un apren-
dizaje central para el futuro.
Capítulo 1 17
Por otra parte, de acuerdo con Ortega (1998), la disciplina se “refiere al sistema de
normas que una organización se proporciona a sí misma y a la obligatoriedad o no
de que cada miembro del grupo social cumpla con unas convenciones establecidas”
(p. 651). Esta definición coincide con la percepción de disciplina escolar que tienen
los docentes; según Furlán (1998), ellos la refieren como “el conjunto de acciones
realizadas bajo una reglamentación formal o informal (orden) de una institución.
En el sentido común, la disciplina es una conducta personal en donde el individuo
se adapta a las normas sociales, jurídicas, entre otras”. A partir de ello, entienden
la indisciplina como “una conducta contraria a las normas establecidas que impli-
can acciones violatorias del orden” debido a “una actitud de rebeldía o rechazo” a
dichas normas (p. 611).
Otra de las dificultades consiste en que la propia definición de lo que constituye una
conducta como violenta o no, así como su gravedad, depende de las concepciones
de los sujetos y de las relaciones pasadas y actuales existentes entre los involucrados.
En ocasiones, puede ser difícil, incluso para los actores implicados, establecer los lí-
mites y las diferencias que definen si un hecho es violento, si se trata de un acto de
indisciplina, o si se considera un delito. Saucedo y Furlán (2012) explican:
En el día a día de las escuelas las diferentes acciones de los estudiantes en-
tran en el mismo saco conceptual, ya que un mal comportamiento puede ser
interpretado como disrupción, falta de respeto, ruptura de reglas escolares
y hasta violencia, dependiendo del momento, la historia de relación existen-
te entre el alumno y sus maestros, el estado de ánimo con el que el docente
llega ese día, si es el director el que se da cuenta de la acción del alumno o si
es un prefecto, etcétera (p. 59).
Por tanto, se entenderá la violencia como “el uso deliberado de la fuerza física o el
poder ya sea como amenaza o de manera efectiva, contra uno mismo, otra per-
sona o un grupo o comunidad, que cause o pueda causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” (OMS, 2002: 5). Es importan-
te señalar que esta definición establece, de manera implícita, una clasificación de
la violencia al incluir acciones que provocan daños tanto físicos como psicológicos.
Esta clasificación es la mínima que se puede hacer y será clave para este estudio.
Capítulo 1 19
Capp et al. (2017) añaden que la violencia escolar puede darse dentro de los lími-
tes de la escuela, pero también en el territorio circundante, como calles aledañas,
paradas de autobús, tiendas o cafeterías donde pueden reunirse los estudiantes a la
entrada o salida de la escuela. Además, destacan que cualquier programa o acción
de atención a la violencia, para ser exitoso, debe entender la influencia que tiene, en
cada escuela en particular, el contexto de sus estudiantes y familias, la comunidad
en la que se encuentra y las esferas culturales y políticas que la enmarcan.
Ahora bien, la definición de la OMS lleva a calificar como violencia a actividades co-
mo el box o el futbol americano, por ello, resulta razonable añadir a esa definición
que la violencia ordinariamente “se ejerce […] contra la voluntad del que la sufre”
(Bobbio, et al., 2013: 1627), pero también se debe agregar que se puede ejercer de
manera directa sobre las personas o de manera indirecta.9
Física. Uso de la fuerza, mortal y no mortal, hacia NNA que causa daños físicos
reales o potenciales. Algunos ejemplos son: castigos corporales y otras formas
de tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes, e intimidación física por
parte de adultos o de otros niños.
Sexual. Incitación o coacción para que NNA se dediquen a cualquier actividad
sexual, ya sea con fines de explotación sexual comercial, para la producción de
imágenes o para grabaciones sonoras de abusos sexuales, la esclavitud sexual,
la explotación sexual en el turismo y la industria de viajes, la trata o venta con
fines sexuales y el matrimonio forzado.
Capítulo 1 21
Emocional. Maltrato psicológico, abuso mental, agresión verbal y descuido
emocional. Se ve reflejado en acciones como hacerle creer a NNA que no va-
len nada, que no son amados, que están en peligro, aterrorizarlos y amenazar-
los; explotarlos y corromperlos; desdeñarlos y recharzarlos; aislarlos, ignorarlos
y discriminarlos; insultarlos, injuriarlos, humillarlos, menospreciarlos así como
desatender sus necesidades afectivas, su salud mental y sus necesidades médi-
cas y educativas.
Descuido o trato negligente. Situación en la que las personas responsables del
cuidado de NNA, a pesar de tener los medios y el conocimiento necesarios, fa-
llan en la cobertura de sus necesidades físicas o psicológicas, en la protección
contra el peligro y la provisión de servicios.
Prácticas perjudiciales. Normas, leyes o costumbres legales, sociales, comuni-
tarias o familiarmente aceptadas que se traducen en actos, obligaciones, res-
tricciones o rituales que pueden menoscabar o perjudicar la integridad física o
psicológica de NNA.
Institucional. Daños, directos o indirectos, y omisiones causadas por autori-
dades estatales de todos los niveles, como no aprobar o revisar disposiciones
legislativas que favorezcan a NNA; no aplicar adecuadamente las leyes y regla-
mentos; o no contar con suficientes recursos y capacidades materiales, técni-
cas y humanas para detectar, prevenir y combatir la violencia contra NNA.
La que plantea Moreno (1998, apud INEE, 2007), que define “comportamiento
o conducta antisocial en las escuelas” y la clasifica en seis tipos:
Este tipo de clasificaciones a partir de la conducta suelen ser las más comunes en
los análisis que se hacen sobre la violencia escolar, aunque pocas veces consideran el
contexto y la estructura social. Sin embargo, considerar esos elementos conduciría
a introducir criterios distintos al tipo de acción. De hecho, estas tres clasificaciones
ya incurren en traslapes entre los tipos de violencia, pues, aunque reflejan diferen-
tes tipos de acciones que causan daño, recurren a varios criterios para delimitarlas.
Además de la materialidad del daño (que lleva a distinguir entre violencia física y
psicológica-emocional), también se emplean criterios relacionados con el daño
a personas u objetos, la intención, la continuidad de la agresión y la relación con la
sexualidad. Incluso se tipifican conductas como la indisciplina, que no necesaria-
mente son congruentes con la definición de violencia adoptada aquí.
Para Gómez Nashiki (2015), la violencia escolar es un recurso de poder que utilizan los
sujetos y propone una clasificación de las situaciones en las que se usa este recurso:
a) Del maestro hacia los estudiantes: como un recurso de poder que le permite
demostrar autoridad y mantener el control y la disciplina en el grupo.
b) Entre estudiantes: es una forma de ejercer poder y conseguir algo de un
individuo o grupo que no lo consiente de manera libre.
c) De los estudiantes hacia el docente: buscan restarle autoridad o cuestionar
su trabajo con el fin de desestabilizar la clase o ganar legitimidad entre sus
compañeros (p. 3).10
Esta clasificación atiende a un criterio muy claro, lo que da lugar a elementos mu-
tuamente excluyentes. Además, al considerar sólo a sujetos físicos (no las leyes,
por ejemplo) y que en la figura del maestro se incluyen a todos los integrantes del
personal de un centro, la clasificación también es completa.
Cabe aclarar que, contrario a una idea que se ha popularizado y que incluso per-
mea la investigación sobre el tema, no toda violencia entre estudiantes es acoso o
Capítulo 1 23
bullying, como el mismo Gómez Nashiki (2015) señala. Así, Garaigordobil y Oñede-
rra (2009, apud UNICEF et al., 2018) definen al acoso escolar como:
En este grupo de tipos de violencia tampoco puede decirse que hay propiamente
taxonomías, sino situaciones que son definidas a partir de varios criterios.
Estos tipos de violencia permean los tipos descritos en los párrafos anteriores y
constituyen también una perspectiva para analizarlos; por ejemplo, una que consi-
dere el género, el color de piel, el origen étnico, la diversidad de los cuerpos como
factores que dan origen a la violencia física, sexual, cibernética, etcétera.
En este sentido, es importante reconocer que las estructuras que ponen en desven-
taja y mayor riesgo de violencia a ciertos grupos sociales no son excluyentes, sino
que se interrelacionan. Así, una mujer con discapacidad que pertenece a un pueblo
indígena tiene mayor riesgo de ser violentada que una persona cercana a los este-
reotipos dominantes. Por ello, toda política pública encaminada a atender la violen-
cia escolar debe identificar y reconocer todos sus tipos y manifestaciones desde una
mirada de interseccionalidad.
Violencia de género. De acuerdo con ONU Mujeres (s/f), se refiere a los “actos dañinos
dirigidos contra una persona o un grupo de personas en razón de su género. Tiene su
origen en la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas dañi-
nas”. ONU Mujeres destaca que, aunque el término violencia de género regularmente
se usa para destacar las diferencias estructurales basadas en el género, que ponen en
situación de desventaja y de mayor riesgo de sufrir múltiples formas de violencia a
las mujeres y niñas, también puede afectar a los hombres y niños o a personas que
no se identifican con los roles de género masculinos y femeninos dominantes, como
pueden ser las y los integrantes de la comunidad LGBTTTI+.
La violencia de género es un término más amplio que el de violencia hacia a las mu-
jeres y niñas, pues, si bien se reconoce que hay ciertos tipos de violencia en los que
la probabilidad de ser víctima es desproporcionadamente más alta para las muje-
res que para los hombres (como la violencia de pareja, la violencia doméstica o la
sexual), los estereotipos y las normas de género dominantes también ponen en
Capítulo 1 25
peligro de sufrir violencia a los hombres, por ejemplo, la violencia entre pares o los
casos de suicidio, que son más altos en varones.
[…] los Estados parte condenan toda la propaganda y todas las organizacio-
nes que se inspiren en ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza
o de un grupo de personas de un determinado color u origen étnico, o que
pretendan justificar o promover el odio racial y la discriminación racial, cual-
quiera que sea su forma, y se comprometen a tomar medidas inmediatas y
positivas destinadas a eliminar toda incitación a tal discriminación o actos
de tal discriminación (p. 3).
A partir de esto, la violencia racial se puede entender como aquella que se comete
en contra de una persona o grupo de personas a causa de su origen étnico o color
de piel.
Como se advirtió desde el inicio de este apartado, sobre los tipos de violencia, no
todas las clasificaciones se pueden considerar taxonomías propiamente dichas, es
decir, completas y con elementos mutuamente excluyentes. Las taxonomías son
necesarias para organizar la información con claridad y consistencia y, en ese sen-
tido, es importante distinguir, por ejemplo, la violencia física de la psicológica o la
que se produce entre estudiantes, de la que ocurre de docentes a estudiantes y
de estudiantes a docentes. Esos tipos de violencia son relativamente más fáciles de
identificar a partir de la descripción de las conductas, aunque también requieren
investigar elementos subjetivos adicionales.
Sin embargo, los tipos de violencia que no son parte de taxonomías completas y mu-
tuamente excluyentes también son útiles y, en diferentes situaciones, necesarios.
Como ya se mencionó, estos tipos representan problemáticas que han adquirido
relevancia o perspectivas que pueden transformar la manera en que se analiza
la violencia.
En resumen, las taxonomías se pueden complementar entre sí, y los tipos de violen-
cia que no pertenecen a taxonomías pueden ser una perspectiva útil para estudiar
los hechos de violencia. Así, por ejemplo, una clasificación basada en el tipo de daño
puede enriquecerse con una perspectiva de género y también con una que incluya
factores institucionales. Esta forma de utilizar las tipologías puede ser más útil que
pretender recurrir a taxonomías totalizadoras que, en la práctica, resulten inconsis-
tentes por incluir demasiados criterios.
Capítulo 1 27
asociados al fenómeno de la violencia escolar, a partir de la teoría que se ha produ-
cido al respecto.
Personales. Son factores relacionados con las características del sujeto como edad,
género, inteligencia y desempeño escolar, déficit sociocognitivo, hiperactividad,
impulsividad, comportamientos violentos (Furlán y Spitzer, 2013a: 52).
Por ejemplo, de acuerdo con Valdés Cuervo et al. (2013), los estudiantes que come-
ten actos de violencia se caracterizan por tener un
Familiares. Factores que tienen origen en las características de las familias y las rela-
ciones entre padres/madres e hijos/hijas. Algunas variables que se asocian a la vio-
lencia son la “criminalidad parental, conflictos intrafamiliares, violencia intrafamiliar,
falta de control o una educación aleatoria –alternancia de rigidez con permisividad o
indiferencia–, hasta la pobreza de la vivienda” (Furlán y Spitzer, 2013a: 52).
Valdés Cuervo y otros han encontrado referencias en múltiples estudios que señalan
que las características del contexto familiar pueden obstaculizar o favorecer el desa-
rrollo de competencias académicas y sociales en los hijos. Algunos de estos factores
son conductas antisociales como abuso de sustancias, una escasa supervisión y parti-
cipación de los padres en la educación, dificultades para enseñar límites, permisividad
Además, se ha encontrado que en las familias de los estudiantes que ejercen con-
ductas violentas suele haber “un clima familiar conflictivo que ocasiona dificultades
en la comunicación, escasa disponibilidad y apoyo por parte de los padres. Esto au-
menta la probabilidad de la violencia en los hijos, al generar un bajo autoconcepto
y menosprecio por las normas escolares, la autoridad de los docentes y los senti-
mientos de los compañeros” (Valdés Cuervo et al., 2013: 34).
Por otra parte, Furlán (1998) entiende la violencia como una forma excesiva
de indisciplina que se encuentra muy cercana a la ilegalidad. Aunque la mayoría de
las acciones de prevención han estado centradas en enfoques de tolerancia cero,
desde un enfoque integral y formativo, el manejo de la disciplina permite un apren-
dizaje cívico y moral que invita al respeto de las normas sociales en beneficio del
bienestar colectivo.
Capítulo 1 29
distinciones necesarias. En ese sentido, será conveniente asegurar la identifica-
ción de los tipos más básicos, como la violencia física, emocional, sexual y cibernética.
En segundo lugar, el análisis de variables asociadas debe incluir, siempre que sea
posible, no sólo características individuales de los sujetos, sino también variables
referentes a su familia, la escuela y el contexto de ésta. Medir la violencia y sus
factores a partir de preguntas a individuos no tiene por qué traducirse en un enfo-
que que atribuye la violencia sólo a rasgos personales. La forma en que se analizan
e interpretan esos datos individuales puede conectar los hechos concretos con
factores estructurales.
Aguilar (2010) define el concepto de política pública como las acciones del gobier-
no encaminadas a solucionar un problema público. Según el autor, estas acciones
“por un lado se orientan a realizar objetivos de interés y beneficio social general (en
el marco de las prescripciones constitucionales y legales), y por el otro, son accio-
nes que se sustentan en un razonamiento técnico-causal con el fin de alcanzar los
objetivos deseados y conseguir que las intenciones de los gobernantes se vuelvan
hechos sociales” (p. 17).
Por otra parte, Zurita (2020) destaca que “para que una iniciativa alcance el ran-
go de política pública, debe existir una serie de decisiones y acciones coherentes
e intencionales, asumidas por diferentes actores, para prevenir, atender, eliminar
o solucionar una situación actual o futura que ha sido definida como un problema
de carácter público” (p. 87). Partiendo de esta concepción, la autora afirma que
hasta ahora en México no ha existido, en sentido estricto, “una política educativa
dirigida a la prevención, disminución y erradicación de la inseguridad, el acoso, la
violencia o la convivencia en las escuelas mexicanas” (p. 88). En lugar de ello, en
México se han puesto en marcha tres programas educativos: el Programa Nacio-
nal Escuela Segura (PNES) y el Programa Nacional de Convivencia Escolar (PNCE),
ambos para EB, y Construye T en EMS.
Este programa empezó a operar en el año 2007, como una estrategia para preve-
nir situaciones de riesgo que impactan la seguridad de las comunidades escolares.
Este programa ponía de relieve “la seguridad en los centros escolares, entendida
como la integridad física, afectiva y social” (Zurita, 2020: 81). Su principal apor-
te fue que, por primera vez, se reconoció que las instituciones educativas no son
ajenas a los sucesos de su entorno, al contrario, se ven afectadas por las condi-
ciones sociales, culturales, económicas y políticas de su contexto. Otro aspecto
importante, según la autora, fue que involucró a distintos órdenes y autoridades
de gobierno, propiciando que los estados se apropiaran del programa y surgieran
iniciativas innovadoras para responder a sus contextos particulares. Sin embargo,
de acuerdo con Zurita, existe muy poca investigación sobre el funcionamiento e
impacto de estas iniciativas. Finalmente, la importancia que se le dio al programa
colocó en el debate y en la opinión pública el tema de la violencia en las escuelas
y el acoso entre compañeros (Zurita, 2020).
Zorrilla Fierro (2008) también señala como debilidad del PNES que en su diseño no
se advertía un plan más allá del sexenio correspondiente y carecía de una propuesta
pedagógica encaminada al desarrollo de una educación ciudadana y la promoción
de una convivencia armónica.
Capítulo 1 31
1.4.2 Proyecto a Favor de la Convivencia Escolar y Programa
Nacional de Convivencia Escolar
De acuerdo con las reglas de operación del PNCE, publicadas en el DOF en 2015,
este programa tuvo como objetivo “favorecer el establecimiento de ambientes de
convivencia escolar sana y pacífica que coadyuven a prevenir situaciones de acoso
escolar en Escuelas Públicas de Educación Básica propiciando condiciones para me-
jorar el aprovechamiento escolar” (SEP, 2015). Los apoyos ofrecidos consistieron
en materiales educativos a favor del desarrollo de la convivencia escolar, subsidios
destinados a la implementación y operación del programa (capacitación, asesoría
y acompañamiento) y asesoría técnica a equipos estatales para la implementación
del PNCE.
En el caso del PNCE, tampoco existió una evaluación que valorara los impactos de
su implementación en las escuelas, sin embargo, el Consejo Nacional de Evaluación
de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2017) mencionó que una de las forta-
lezas en el diseño del PNCE era que su diagnóstico mostraba consistencia entre la
problemática a atender y la estrategia propuesta, la cual exponía evidencias positi-
vas de intervenciones similares a nivel internacional. En cambio, se identificó como
una debilidad que los recursos presupuestales asignados no se incrementaron en la
misma proporción que la cobertura.
Según Zurita (2020), a diferencia del PNES que formaba parte de la política princi-
pal del gobierno 2006-2012, enfocada en la seguridad nacional, durante el periodo
presidencial 2012-2018, la atención se orientó a la reforma educativa y las acciones
relativas al servicio profesional docente, la evaluación educativa, la autonomía de la
gestión escolar, la participación social y el Nuevo Modelo Educativo para la educa-
ción obligatoria que se derivaron de aquélla. Por tal motivo, aunque al inicio de ese
sexenio se planteó una Política Nacional para una Escuela Libre de Acoso Escolar,
De acuerdo con la autora, esto significó que el PNCE no tuviera la suficiente consis-
tencia y solidez para cumplir con los objetivos plasmados en su diseño. Menciona
que, aunque hubo notorios intentos por diferenciarse del enfoque de tolerancia cero
plasmado en el PNES, tampoco logró la meta de ser un programa formativo integral y
basado en los derechos humanos. Si bien fue una iniciativa menos radical, que se con-
centró en la noción de convivencia escolar, algunos acontecimientos de violencia letal
acontecidos durante el sexenio obligaron al PNCE a retomar acciones representativas
del PNES, como la detección del ingreso y empleo de armas en las escuelas (operati-
vos de mochila segura), la detección de adicciones y otras conductas consideradas de
riesgo entre el alumnado (Zurita, 2020). Las reglas de operación para este programa
se publicaron por última vez en 2019, para el ejercicio del 2020.
1.4.3 Construye T
Capítulo 1 33
Respecto al impacto de Construye T en la prevención de la violencia, según una eva-
luación realizada en 2013 por el PNUD, se encontró que en los indicadores ligados al
acoso entre pares existe un “amortiguamiento en las manifestaciones de violencia
en las escuelas federales entre 2007 y 2009”, aun cuando las manifestaciones de
violencia entre iguales han aumentado siguiendo la dinámica nacional. Sin embar-
go, en un contexto de violencia más amplio, se advierte que hay aspectos en los
que la implementación del programa no tuvo un efecto favorable, como en el caso
de la tolerancia hacia la diversidad, la equidad de género y el respeto a la autoridad
(PNUD, 2013: 25).
Cabe destacar que ésta no fue una evaluación ad hoc para medir las metas alcanza-
das por el programa, ni se crearon indicadores específicos para medir su impacto.
Se utilizaron los resultados de las Encuestas Nacionales sobre Exclusión, Intole-
rancia y Violencia en las Escuelas de Educación Media Superior como información
básica para el análisis, lo que dejó fuera del estudio algunas de las dimensiones que
componen Construye T.
Entre las acciones que se proponen como parte de estas orientaciones se encuen-
tran el fomento a la educación socioemocional y la cultura de paz, la creación de
directrices para la identificación de situaciones de riesgo, definición de normas y
estándares de comportamiento ético para los docentes, prevención de la violencia
Capítulo 1 35
desde la familia, prevención y detección de presencia de armas de fuego en la es-
cuela, revisión de mochilas, protocolos de emergencia en colaboración con el ser-
vicio de emergencia 911.
El PSE consta de seis objetivos prioritarios, así como de las estrategias y acciones
puntuales para alcanzarlos. El objetivo prioritario cuatro es el que contempla ac-
ciones relacionadas con la violencia escolar. Este objetivo consiste en “Generar
entornos favorables para el proceso de enseñanza-aprendizaje en los diferentes
tipos, niveles y modalidades del Sistema Educativo Nacional” y alude a:
[…] una serie de características que un plantel educativo debe reunir para
generar un ambiente propicio para la reproducción y apropiación del co-
nocimiento. Ello se traduce en aspectos tangibles e intangibles, que van
desde contar con planteles con infraestructura completa, debidamente
equipados, seguros y limpios, así como aulas iluminadas y ventiladas, has-
ta aquellos más complejos relativos a garantizar la interacción humana en
ambientes basados en el respeto, la colaboración, la sana convivencia y la
disciplina (SEP, 2020c).
Capítulo 1 37
Mas allá de la evaluación de impacto realizada a Construye T en 2013, no se cuenta
con indicadores ni evaluaciones que permitan conocer el efecto de estas acciones
en la disminución de la violencia, por lo que no es posible identificar las que han si-
do efectivas ni las que necesitan reorientarse. A pesar de los avances en el estudio
de este tema, en el campo de la acción pública hace falta información y evidencias
que sustenten la toma de decisiones.
Por otra parte, las acciones de prevención de la violencia que surgen como res-
puesta a eventos críticos son relevantes e indispensables para atender estas emer-
gencias, sin embargo, al no estar acompañadas de otras acciones enfocadas en
la prevención y el desarrollo personal, cívico y social, tienen un alcance limitado.
Además, no siempre se establecen acciones para su implementación y seguimiento
a nivel nacional.
Los actos de violencia letal u otros de gravedad son poco comunes en las escuelas
en México, mientras que existen violencias que se dan en la vida cotidiana que tam-
bién tienen efectos importantes en el desarrollo, aprendizaje y salud de NNA, y que
pueden ser normalizadas o pasar desapercibidas. Una política de prevención y aten-
ción de la violencia escolar deberá integrar estas dos manifestaciones del fenómeno.
Cabe señalar que en el análisis se privilegia la opinión de las y los estudiantes como
informantes. Si el estudio no incluía su opinión, se consideró entonces la opinión de
docentes, directores, madres y padres de familia o tutores.
39
por estudiantes y docentes.12 La violencia se analiza en relación con la disciplina
escolar y el consumo de sustancias nocivas para la salud como el alcohol y el tabaco.
Los resultados son representativos de escuelas primarias a nivel nacional, por servi-
cio educativo, por tipo de sostenimiento y, en sostenimiento público, por contexto
rural y urbano. En el caso de escuelas secundarias, los resultados son representa-
tivos a nivel nacional y por los servicios general, técnico, y telesecundaria, además
de las escuelas privadas.
Las definiciones del término de violencia escolar revisadas para este estudio coinci-
den en que se trata del rompimiento de reglas de comportamiento o convivencia
y sus repercusiones: “Es una forma grave de romper reglas de comportamien-
to que repercuten en daños físicos contra las personas y la propiedad” (Fajardo,
2003, apud INEE, 2007). Y también se incorpora el concepto de convivencia en
la definición: “Es la trasgresión a las normas que hacen posible la convivencia dentro
de los centros escolares, ya sea mediante el daño físico a las personas que en ella
conviven o mediante el acoso, la amenaza, el chantaje, etcétera” (Furlán, 2003,
apud INEE, 2007).
Además, se ofrece una definición por los efectos o los propósitos de la acción vio-
lenta: “La violencia escolar abarca todo el espectro de actividades y acciones que
causan dolor o lesiones físicas o psíquicas a las personas que actúan en el ámbito
escolar, o que persiguen dañar los objetos que se encuentran en dicho ámbito”
(Funk, 1997, apud INEE, 2007).
Con base en estas definiciones, se construyen dos índices sobre actos de violencia:
Se plantean hipótesis acerca de las diferencias en los valores de estos índices en los
grupos que resultarán de segmentar la muestra por distintas variables, como el sexo
de los estudiantes, los servicios educativos o el tipo de familia.
Capítulo 2 41
Índice de participación en actos de violencia según factores
de la experiencia escolar
Capítulo 2 43
precisión esas sanciones por faltas de respeto de otras sanciones recibidas, por
ejemplo, las debidas a la participación en actos de violencia.
Servicio: en todos los servicios del nivel primaria se mantiene que los estudian-
tes con sanciones tienen índices más altos de participación en actos violentos,
pero la diferencia entre ambos tipos de estudiantes es más marcada en las es-
cuelas indígenas (31.6% frente a 9.5%). En secundaria, también hay diferencia
entre unos y otros estudiantes, pero no se observa un comportamiento distin-
to entre servicios.
Apoyo parental: los estudiantes a quienes sus padres siempre o casi siempre ubi-
can fuera del horario escolar tienen menores índices de participación en actos
de violencia, independientemente de que consuman alcohol, tanto en primaria
como en secundaria. Aunque quienes consumen alcohol tienen índices más altos.
Capítulo 2 45
Índice de participación en actos de violencia y sexo del alumno
por consumo de tabaco
Turno: los turnos a los que asisten los estudiantes no muestran resultados distin-
tos en el índice de violencia ejercida, sin importar si los estudiantes fuman o no.
Apoyo parental: tanto entre los estudiantes que fuman como entre los que no
lo hacen, quienes pueden ser ubicados siempre por sus padres fuera del horario
escolar tienen un índice de participación en actos de violencia menor que el de
aquellos que nunca pueden ser ubicados.
Capítulo 2 47
Índice de violencia sufrida y percepción de la disciplina en la escuela
Los objetivos específicos de esta encuesta fueron los siguientes: 1) identificar las
actitudes y las prácticas de la comunidad escolar frente al género y la violencia de
género; 2) distinguir los principales factores asociados a la violencia de género en
la escuela; 3) identificar de qué manera influye la apropiación de los espacios físicos
Las prácticas incluyen golpear, empujar, burlarse, insultar, excluir, hacer gestos que
denoten intención de hacer daño, acoso sexual y –más recientemente– el envío de
mensajes insultantes por correo electrónico o teléfono celular.
Capítulo 2 49
Compañeras y compañeros molestan a los niños que al hablar en público
muestran ademanes delicados (estudiantes de 4º y 5º de primaria) por tipo de
población en la que se ubica la escuela
Niñas que se pelean casi a golpes con otras porque dicen que parece hombre
por la forma en que se mueve y habla (estudiantes de 4º y 5º de primaria)
Violencia física
Agresión sexual
El objetivo del estudio fue determinar si todas las escuelas y estudiantes, en los dis-
tintos países de la región, se enfrentaban al mismo tipo y magnitud de la violencia
escolar.
El estudio analiza los diversos tipos de violencia percibidos por la comunidad edu-
cativa en la primaria, a partir de la información estadística contenida en el Tercer
Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por la UNESCO en
2013 y en el que México participó.
Capítulo 2 51
del modelo ecológico desarrollada por Bronffenbrenner en 1979, posterior-
mente adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002
(CEPAL, 2014; Soto y Trucco, 2015). Mientras la primera tipología mencio-
nada entrega herramientas conceptuales para diferenciar los actores invo-
lucrados (perpetradores y víctimas) y las diferentes formas en que se ejerce
(violencia directa, estructural o cultural / simbólica), la tipología utilizada
por la OMS facilita la identificación de los ámbitos donde la violencia toma
lugar, los tipos de violencia (autoinfligida, interpersonal o colectiva) y los
factores que aumentan las probabilidades de cometer o sufrir actos violen-
tos (Trucco e Inostroza, 2017: 15).
2.3.1 Resultados15
15 El documento consultado sólo expresa las cuatro variables que resultaron asociadas con la
violencia y no ofrece mayor detalle que el que aquí se presenta.
Capítulo 2 53
2.4.1 Resultados. Variables asociadas a ser víctima de acoso
Sexo: los varones son más propensos (5% más) que las mujeres a expresar que
son víctimas de algún tipo de acoso escolar, al menos algunas veces al mes.
Rendimiento escolar: los estudiantes en el decil inferior de rendimiento en
ciencias son casi dos veces más propensos que los estudiantes en el decil su-
perior a declarar que son frecuentemente golpeados o empujados, y casi tres
veces más propensos a ser objeto de rumores desagradables.
Las escuelas con altos niveles de acoso escolar (donde más de 10% de los
estudiantes son frecuentemente víctimas de intimidación) obtienen un pro-
medio de 34 puntos menos en ciencias que en las escuelas con bajos niveles
(donde menos de 5% es frecuentemente intimidado). Esta diferencia se re-
duce a 22 puntos al considerar las diferencias en la composición socioeconó-
mica de las escuelas.
Satisfacción con su vida: 14% de los estudiantes que declaran haber sido fre-
cuentemente víctimas de acoso, frente a 5% de quienes no son víctimas de
acoso, informaron que no están satisfechos con su vida.
Sentido de pertenencia: 41% de estudiantes que frecuentemente son víctimas
de acoso, frente a 23% de quienes manifiestan no ser víctimas de acoso,
informaron no tener sentido de pertenencia a la escuela.
Apoyo de los padres en la escuela: la exposición frecuente a cualquier tipo
de acoso es mayor entre los estudiantes que no sienten que sus padres los
ayudan con sus dificultades en la escuela que entre los estudiantes que perciben
este tipo de apoyo parental.
Padres que intercambiaron ideas con los maestros sobre la crianza de sus hijos
e hijas: alrededor de 44% de los padres de jóvenes que son víctimas frecuentes
de acoso, y 39% de los padres de jóvenes que no lo son, informan haber
intercambiado ideas con los maestros sobre cómo criar a sus hijos e hijas.
El objetivo del estudio era recolectar información sobre las características y con-
diciones con que se brinda la EMS en México. La información se obtuvo a través de
cuestionarios autoadministrados16 a estudiantes, docentes y directores, de una
muestra nacional de planteles de los siguientes subsistemas:
Uno de los siete ámbitos que considera este estudio se refiere a la “Convivencia
escolar para el desarrollo personal y social”. En este ámbito, una condición esencial
para el aprendizaje es que los miembros de la comunidad escolar se sientan seguros
dentro del plantel, especialmente los estudiantes.
Capítulo 2 55
quieren, extorsión y la agresión sexual. Esas variables se cruzan con el subsistema
del plantel.
Los estudiantes de las opciones rurales de EMSAD, TBE y TBC reportan los me-
nores porcentajes de violencia en comparación con los demás subsistemas. Los
estudiantes de Conalep y planteles privados reportan los mayores porcentajes
de violencia. El estudio no proporciona información para determinar si las dife-
rencias son estadísticamente significativas. Tampoco se proporcionan elemen-
tos para valorar la relación entre subsistema y grado de violencia, la información
sugiere más bien una diferencia entre los subsistemas rurales y los urbanos.
El estudio incluyó preguntas sobre convivencia con las que se podrían haber realiza-
do análisis correlacionales, pero no se reportan en el informe consultado.
Cabe advertir que en sólo dos de los estudios revisados se llevó a cabo algún tipo
de análisis correlacional. De esos cinco estudios, solamente uno postuló un mode-
lo multinivel17 (Trucco e Inostroza, 2017) y otro planteó hipótesis bivariadas18
(INEE, 2007). En los otros no se desarrollan las hipótesis o el modelo detrás de
los cruces de variables, tampoco se mencionan cuáles fueron las pruebas estadís-
ticas aplicadas. En uno de ellos (SEP-UNICEF, 2009), con frecuencia se hacen afir-
maciones sobre las diferencias entre grupos, pero no se incluyen las cifras. Con
esto no se quiere decir que las hipótesis, modelos y análisis estadísticos sean inexis-
tentes, sino que simplemente no se exponen en los reportes.
Los estudios se enfocaron principalmente en primaria y secundaria, uno más fue diri-
gido a media superior y otro (PISA) abarcó estudiantes de este nivel, así como
de secundaria.
También fue frecuente encontrar diferencias por servicio educativo. Hubo resulta-
dos contradictorios pues algunos análisis arrojaron que las escuelas indígenas pre-
sentaban más violencia que las demás (violencia general y sexual), mientras
que otro informó lo contrario, al menos en cuanto a violencia física. Un hallazgo
interesante fue que los niños de escuelas indígenas fueron molestados menos que
los de otras escuelas por no ajustarse a los estereotipos de género, pero las niñas
de esas escuelas se pelearon más que las demás por la misma causa. Esto último
es consistente con la mayor frecuencia de violencia relacionada con estereotipos
femeninos en áreas rurales y de alta marginación.
Un estudio arrojó que en las escuelas privadas de secundaria se observaba más vio-
lencia general y otro reveló lo mismo en EMS. Sin embargo, los análisis de tipos es-
pecíficos de violencia no revelaron diferencias significativas entre estas escuelas y
las públicas. El turno en el que estudian los estudiantes no dio lugar a diferencias en
la percepción de violencia.
Por lo demás, las escuelas ubicadas en áreas rurales presentaron menos violencia que
las localizadas en zonas urbanas. En cuanto al grado de marginación, las escuelas en
zonas de alta marginación tuvieron menos violencia física y emocional.
Otro análisis frecuente fue por antecedentes académicos. En este caso, los resulta-
dos fueron en el mismo sentido: los estudiantes con bajo rendimiento estuvieron
involucrados en actos de violencia con más frecuencia que los demás, como perpe-
tradores y como víctimas. Los estudiantes con cambios de escuela (que en algunos
casos se deben a expulsión) tuvieron un mayor índice de participación en actos vio-
lentos, al igual que quienes tuvieron sanciones de los docentes por faltas de respe-
to. En este sentido, ya se mencionó la posibilidad de que las y los estudiantes hayan
reportado indistintamente sanciones específicas por falta de respeto a profesores y
sanciones por conductas violentas, lo que llevaría a invertir el sentido del análisis: la
participación en actos violentos sería un antecedente de la imposición de sanciones.
Capítulo 2 57
Dos estudios encontraron que las y los estudiantes con una condición de vulnerabi-
lidad (discapacidad, tener que trabajar, nivel socioeconómico bajo) fueron víctimas
de violencia más frecuentemente.
Por lo general, la situación familiar parece estar asociada con la violencia. Si el es-
tudiante no vive con sus dos progenitores, si la familia es conflictiva o si la madre
o el padre suelen no estar enterados de su ubicación cuando no está en la escuela,
es más frecuente que participen de actos violentos. El hecho de que los padres no
sepan dónde están sus hijos también se asocia con ser víctima de actos violentos.
El consumo de alcohol y tabaco por parte de estudiantes está asociado con una ma-
yor participación en actos violentos. También parece que la frecuencia de violen-
cia se vincula al sentido de pertenencia a la escuela de las y los estudiantes o a su
satisfacción con la vida, sin embargo, en este caso, los resultados aluden a posibles
consecuencias más que a posibles factores.
Sin embargo, por la naturaleza de algunas de las variables usadas en los estudios
revisados, así como por los resultados obtenidos, es posible, por una parte, plantear
hipótesis acerca de que algunas situaciones constituyen factores de riesgo, es de-
cir, que no son necesariamente determinantes, pero apuntan a poblaciones con
mayor probabilidad de sufrir violencia o de ejercerla. Entre esas situaciones se en-
cuentran variables personales que están ligadas a desigualdad estructural (sexo,
De acuerdo con los estudios revisados, las poblaciones y situaciones con mayor
riesgo de violencia son las siguientes:
Es recomendable que en todos los niveles del sistema educativo se ponga especial
atención a esas situaciones de riesgo como medida de prevención de la violencia
en las escuelas.
Por otra parte, esta revisión de estudios sobre factores asociados a la violencia
también permite plantear un conjunto de consideraciones sobre la investigación en
la materia.
En los nuevos estudios será importante recoger información sobre las y los estu-
diantes que llevan a cabo conductas violentas, no sólo sobre quienes las sufren.
Capítulo 2 59
la comprensión de las maneras en que distintos grupos llegan a definir ciertas situa-
ciones como violentas.
Cabe destacar que los estudios analizados en este capítulo no tuvieron como ob-
jetivo central medir e investigar la violencia escolar por sí misma. Sus objetivos de
estudio fueron el logro escolar, las condiciones para la enseñanza y el aprendizaje o
la educación cívica. Si bien la violencia no fue su tema central, los reactivos21 para
medirla se incluyeron en los cuestionarios de contexto, pues esta categoría fue parte
de su objetivo principal o uno de sus componentes.
Dado ese papel de los reactivos sobre violencia, se entiende que algunas de las pre-
guntas utilizadas agrupen conductas muy diversas, que se usen términos de manera
un tanto imprecisa, como bullying,22 o que indaguen la percepción de la frecuencia de
violencia que tienen los informantes y no tanto la violencia que han sufrido. De esta
forma, las preguntas dan cuenta de la percepción de la frecuencia con la que ocurre
61
la violencia en las escuelas, pero no ofrecen una estimación de la frecuencia basada
en reportes de quienes la han sufrido.
Mes(es) de
Estudio Referencia
aplicación
Evaluación de Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje.
ECEA 2014 primaria Noviembre <https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/ecea/bases-de-
datos-primaria-2014/>.
Evaluaciones de Logro referidas al Sistema Educativo Nacional. Sexto
grado de primaria y Tercer grado de secundaria, ciclo escolar 2014-2015.
Planea 2015 primaria Junio
<https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/planea/sexto-
primaria-y-tercero-secundaria-ciclo-2014-2015/>.
Evaluaciones de logro referidas al Sistema Educativo Nacional. Sexto Grado
de Primaria. Ciclo escolar 2017-2018.
Planea 2018 primaria Junio
<https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/planea/sexto-
primaria-ciclo-2017-2018/>.
Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana.
Cívica 2016 secundaria Abril
<https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/civica/>.
Evaluaciones de Logro referidas al Sistema Educativo Nacional. Sexto
grado de primaria y Tercer grado de secundaria, ciclo escolar 2014-2015.
Planea 2015 secundaria Junio
<https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/planea/sexto-
primaria-y-tercero-secundaria-ciclo-2014-2015/>.
Evaluaciones de Logro referidas al Sistema Educativo Nacional.
Tercer grado de Secundaria, ciclo escolar 2016-2017. <https://
Planea 2017 secundaria Junio
historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/planea/tercero-secundaria-
ciclo-2016-2017/>.
Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes.
PISA 2015 secundaria y
Abril-mayo <https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/pisa/bases-de-datos-
educación media superior
pisa-2015/>.
OECD (2019), PISA 2018 Results (Volume III): What School Life Means
PISA 2018 secundaria y for Students’ Lives, OECD Publishing, París.
Abril-mayo
educación media superior¹ <https://www.oecd-ilibrary.org/education/pisa-2018-results-volume-
iii_acd78851-en>.
Evaluaciones de Logro referidas al Sistema Educativo Nacional.
Planea 2017 educación Último grado de Educación Media Superior, ciclo escolar 2016-2017.
Abril
media superior <https://historico.mejoredu.gob.mx/evaluaciones/planea/media-
superior-ciclo-2016-2017/>.
1 La información de PISA 2018 se tomó directamente de la publicación de la OCDE debido a que aún no se publica en el portal de la Mejoredu.
Fuente: elaboración propia.
Por esas características de los estudios utilizados, con alguna excepción,23 sólo se
empleará la distinción entre los tipos físico y psicológico de la violencia escolar como
parte de la categoría violencia entre estudiantes (Gómez Nashiki, 2015). Aunque al-
gunos reactivos mencionen el acoso o el bullying, no se considera que la información
existente permita caracterizar formas más específicas de violencia.
Como se verá, los reactivos de los diferentes estudios pocas veces son equivalentes
entre sí, condición que ha sido observada también en los estudios internaciona-
les (EISEM-UNGEI, 2017). Con algunas excepciones, no miden exactamente lo mismo
ni de la misma manera. Por ello, son pocas las veces que se pueden hacer afirmacio-
nes sobre diferencias o cambios entre las cifras de frecuencia.
El análisis se organiza por nivel educativo y, al interior de cada uno de éstos, por
estudio.
24 Había estudios con reactivos que indagaron sobre la violencia hacia estudiantes,
sin embargo, no se identificó al agresor.
25 El estado de Oaxaca no participó en esta evaluación.
Capítulo 3 63
entre estudiantes que observan en su escuela. Los informantes fueron ellos mismos
y se les preguntó si habían presenciado ciertos comportamientos violentos.
En este sentido, 64.5% (tabla 3.2) de ellos reportó que los estudiantes se insultan
entre sí (opciones de respuesta “Pocas veces”, “Muchas veces” y “Siempre”). Las res-
puestas “Muchas veces” y “Siempre” suman 24.5%. Por otra parte, 47.6% respondió
que hay estudiantes que amenazan a otros (“Pocas veces”, “Muchas veces” y “Siem-
pre”) y 18.7% seleccionó “Muchas veces” y “Siempre”.
Opciones de respuesta
31. En cada oración, elige la opción que muestra
mejor lo que sucede en tu escuela. Pocas Muchas
Nunca Siempre
veces veces
d) Los estudiantes se insultan entre sí
Alguna vez:1 64.5 35.5 40 12.5 12
Muchas veces y siempre: 24.5
e) Hay estudiantes que amenazan a otros
Alguna vez: 47.6 52.4 28.9 9.4 9.3
Muchas veces y siempre: 18.7
¹ "Alguna vez" es la suma de las opciones de respuesta “Pocas veces”, “Muchas veces” y ”Siempre”.
Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos de estudiantes ECEA primaria (INEE, 2014).
El objetivo del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) fue
conocer la medida en que los estudiantes mexicanos dominaban aprendizajes clave
en diferentes momentos de la educación básica (EB) y la educación media superior
(EMS). A nivel nacional se realizaron dos evaluaciones a estudiantes de sexto de
primaria, en 2015 y 2018.
Capítulo 3 65
En este caso no es adecuado agregar los porcentajes de las opciones de respuesta
que aparentemente representan la mayor frecuencia de las conductas violentas,
pues las tres opciones distintas a “Nunca” no son mutuamente excluyentes. Inclu-
so, se puede dudar de la forma en que los informantes comprendieron la pregunta.
En el caso de los docentes, 55.5% mencionó que en sus grupos existen situaciones
de intimidación o abuso verbal entre estudiantes (bullying y otras formas de acoso
escolar), y 48.5% seleccionó la opción “Pocas veces”. En cuanto a la agresión física,
51.5% de docentes señaló la existencia de esas situaciones y 47.2% consideró que
sucede pocas veces (tabla 3.5).
Opciones de respuesta
Datos
Pregunta Pocas Muchas
Nunca Siempre perdidos
veces veces
74. Intimidación o abuso
verbal entre estudiantes
(bullying y otras formas de 42.4 52.3 4.6 ** **
¿Con qué frecuencia se acoso escolar)
presentan las siguientes
situaciones en los estudiantes Alguna vez: 56.9
de esta escuela? (directores) 75. Agresiones físicas entre
estudiantes 41.8 54 3.5 ** **
Alguna vez: 57.5
Los estudios revisados en educación primaria han investigado la violencia entre es-
tudiantes desde la mirada de los observadores (estudiantes, docentes y directores),
pero no preguntaron si los informantes la habían sufrido directamente, por lo que
sólo aportan información sobre la frecuencia de percepción de violencia.
Es difícil hacer una valoración del grado en que se presentan los problemas de vio-
lencia escolar a partir de estos datos pues las preguntas hacen referencia a la fre-
cuencia, pero no dan indicios sobre la gravedad de las conductas. En este sentido,
cabe preguntarse lo siguiente: ¿insultar o amenazar es concebido de igual manera
Capítulo 3 67
por estudiantes de diferentes contextos? ¿Qué se puede decir a partir de una pre-
gunta que combina intimidación o abuso verbal (algo que puede ocurrir una sola
vez entre dos o más personas cualesquiera) con bullying (que es una conducta re-
petida entre personas con poder desigual)? ¿Las agresiones físicas (la formulación
sugiere unidireccionalidad) equivalen a pelearse a golpes (esta redacción sugiere
que todos los involucrados se agreden)?
Por otra parte, se debe señalar que, estrictamente, no es posible comparar las cifras
de diferentes estudios y años, ya que las preguntas están formuladas de manera dife-
rente, al igual que las escalas de respuesta. Si acaso, se podrían comparar las pregun-
tas a estudiantes sobre los insultos entre sus compañeros. En Planea primaria 2015
esa conducta se reporta con más frecuencia que en ECEA primaria 2014.
A pesar de estas limitaciones, es posible afirmar que los diferentes actores parti-
cipantes en los estudios perciben la existencia –que dista de ser excepcional– de
conductas representativas de violencia, sobre todo psicológica.
Por un lado, en Planea 2015, lo más reportado por las y los estudiantes fue que
sus compañeros se insultan, seguido de las peleas y, en menor medida, el robo a otros
compañeros. Los directores reportaron altos porcentajes de situaciones de amenazas
y peleas, sin embargo, las opciones de respuesta no permiten dimensionar la frecuen-
cia de las acciones. Las peleas son la única situación de violencia que se pregunta a
ambos informantes y los porcentajes son muy similares.
Por otro lado, en Planea primaria 2018, ya no se indagó la opinión de las y los estu-
diantes, sólo se obtuvo la de docentes y directivos. En ambos casos, se les preguntó
acerca de las acciones de intimidación o abuso verbal (bullying y otras formas de
acoso escolar) y agresiones físicas, sobre las que reportan porcentajes similares.
Las directoras y directores perciben, en la misma proporción, la violencia física y la
intimidación o el abuso verbal.26 Los docentes observaron que, en sus grupos, las
situaciones de agresión física se dan en la misma medida27 que la intimidación o el
abuso verbal. Es importante resaltar que la referencia al bullying y a otras formas de
acoso escolar en estos reactivos pudo provocar en el informante cierta confusión
sobre las acciones de violencia que debe incluir y la frecuencia con la que suceden.
Las siguientes situaciones más reportadas por estudiantes fueron las de violen-
cia física y las amenazas. El 27.6% mencionó que un estudiante le rompió alguna
pertenencia en los últimos 3 meses y a 7.7% le ocurrió esto más de una vez. Por
otra parte, 20.1% de estudiantes señaló que fue atacado físicamente por otro es-
tudiante y 6.5% seleccionó las opciones “2 a 4 veces” o “5 veces o más”. Adicional-
mente, 19.3% de estudiantes reportó recibir amenazas de daño, y 7.4% mencionó
que le ocurrió 2 o más veces.
A los directivos se les preguntó sobre las situaciones de acoso entre estudiantes
reportadas por padres de familia y docentes durante el ciclo escolar (tabla 3.7).
Capítulo 3 69
Tabla 3.6. Situaciones de violencia experimentadas por los estudiantes 2016.
Opinión de estudiantes (porcentaje)
Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos del cuestionario escolar. Cívica 2016 (INEE, 2016).
Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos del cuestionario de docentes. Cívica 2016 (INEE, 2016).
Capítulo 3 71
Tabla 3.9. Situaciones de violencia observadas entre estudiantes 2016.
Opinión de docentes (porcentaje)
Fuente: elaboración propia a partir de los resultados del cuestionario de contexto para alumnos. Plan Nacional
para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) secundaria 2015 (INEE, 2015).
Asimismo, 63.6% de directores reportó que los alumnos han intimidado o amenaza-
do a otros alumnos y 57.2%, que en su escuela los alumnos alguna vez se han peleado
a golpes (tabla 3.11). Dado que las opciones de respuesta distintas a “Nunca” no
son mutuamente excluyentes y que es incierto el sentido de la escala de respuesta,
no se considera conveniente hacer agregaciones para identificar a quienes reportan
mayor frecuencia de violencia.
* Estimación cuyo coeficiente de variación es superior a 20% pero inferior o igual al 33.3%, por lo que puede
estar sesgada.
** Estimación cuyo coeficiente de variación excede a 33.3% o sólo presenta una UPM. Se omite debido al sesgo.
UPM: Unidad Primaria de Muestreo. Número de escuelas en la muestra.
Fuente: elaboración propia a partir de los resultados del cuesitonario de contexto para directores. Plan Nacional
para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) secundaria 2015 (INEE, 2015).
Capítulo 3 73
Planea secundaria 2017
Del total de directores, 69.6% refirió observar intimidación o abuso verbal (bullying
y otras formas de acoso escolar), pero sólo 7.3% reportó observarla muchas veces
o siempre. Un menor porcentaje (60.2%) mencionó observar agresiones físicas y
sólo 4.2% mencionó que ocurrieron muchas veces y siempre (tabla 3.12).
Los porcentajes fueron similares en el caso de los docentes: 69.5% mencionó que
en sus grupos existían situaciones de intimidación o abuso verbal entre estudiantes
y 58.7% que había agresiones físicas (tabla 3.12). Sin embargo, los porcentajes de
docentes que consideraron que esas situaciones sucedían muchas veces y siempre
fueron mayores que los de directores: 12.8% tuvo esa opinión sobre la intimidación
o el abuso verbal y 7.2% sobre las agresiones físicas.
Opciones de respuesta
Datos
Pregunta Pocas Muchas
Nunca Siempre perdidos
veces veces
78. Intimidación o abuso verbal
entre estudiantes (bullying y otras
formas de acoso escolar) 30.1 62.3 6.6 0.7* **
¿Con qué frecuencia se
presentan las siguientes Alguna vez: 69.6
situaciones en los estudiantes
de esta escuela? (directores) 79. Agresiones físicas entre
estudiantes 39.6 56 3.7 0.5* **
Alguna vez 60.2
53. Intimidación o abuso verbal
entre estudiantes (bullying y otras
formas de acoso escolar) 30.4 56.7 11.2 1.6 **
En este grupo, ¿con qué
frecuencia se presentan las Alguna vez: 69.5
siguientes situaciones en los
estudiantes? (docentes). 54. Agresiones físicas entre
estudiantes 41.3 51.5 6.4 0.8* **
Alguna vez 58.7
* Estimación cuyo coeficiente de variación es superior a 20% pero inferior o igual a 33.3%, por lo que puede estar sesgada.
**Estimación cuyo coeficiente de variación excede 33.3% o sólo presenta una UPM. Se omite debido al sesgo.
UPM: Unidad Primaria de Muestreo. Número de escuelas en la muestra.
Fuente: elaboración propia a partir de los resultados del cuestionario de contexto para docentes. Plan Nacional para la Evaluación de los
Aprendizajes (Planea) secundaria 2017 (INEE, 2017).
Los cuestionarios de Planea tuvieron los mismos reactivos que los instrumentos
de primaria, en los que preguntaron a los informantes en tanto observadores, no
víctimas. Estudiantes de secundaria reportaron, en 2015, peleas a golpes y robos
en proporciones similares a lo reportado en primaria (alrededor de 60%), aunque en
secundaria el reporte de ocurrencia de robos fue mayor que en primaria (21 y 15.6%,
respectivamente). Los insultos fueron la conducta más observada, con 80% de
frecuencia, casi 7 puntos porcentuales más que en primaria.
El personal directivo contestó una pregunta sobre peleas a golpes entre estudian-
tes que es similar a la planteada a estos últimos. El porcentaje de directoras y
directores que observaron estas peleas en 2015 (57.2%) es apenas inferior al de
estudiantes (61.7%). Las demás preguntas no son comparables entre estos 2 gru-
pos de informantes. Por otra parte, las respuestas de las y los directores de secunda-
ria son similares a las de los de primaria.
Capítulo 3 75
mayor– que las conductas violentas ocurren muchas veces. En todo caso, las situa-
ciones violentas son mencionadas por más de 50% de las personas encuestadas.
Las respuestas de los informantes que expresaron sus percepciones sobre la violen-
cia (no su experiencia personal con ella) reflejan que 60% o más percibe la existencia
de violencia en su escuela o su grupo, sobre todo la psicológica. El acoso sexual fue
percibido con menos frecuencia.
El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus si-
glas en inglés) de la OCDE, es una prueba trienal dirigida a estudiantes de 15 años
que estudian 3º de secundaria o la EMS. En 2015 y 2018, el cuestionario de contex-
to dirigido a estudiantes incluyó 8 preguntas sobre la frecuencia con la que habían
vivido ciertas situaciones relacionadas con la violencia física y psicológica entre
estudiantes en los últimos 12 meses. Esto permite hacer comparaciones entre los
2 momentos. Cabe señalar, sin embargo, que la OCDE sólo reporta el resultado
de 6 de las 8 preguntas.28
Por otra parte, además de preguntar a las y los estudiantes si han sufrido agresiones,
el cuestionario de PISA establece un marco temporal claro y su escala de respuesta
En la tabla 3.13 destaca, en primer lugar, que los porcentajes de estudiantes que re-
firieron haber sido víctimas de violencia son menores a 40%. En los rubros similares
a los de Cívica en secundaria (burlas, amenazas, agresión física y daño a pertenen-
cias), las cifras de EMS son menores que las de secundaria, si bien la diferencia en
agresión física es mínima.
Por otra parte, se puede apreciar un leve incremento en los reportes de violencia
de 2015 a 2018, excepto en la pregunta sobre los rumores, pues la diferencia no
es estadísticamente significativa. Si se suman los porcentajes de las dos opciones de
respuesta que expresan más frecuencia, también se observa un ligero incremento
entre las dos aplicaciones (excepto en las burlas).
La violencia psicológica (las burlas, sobre todo, la exclusión y los rumores), al igual
que en otros niveles educativos, es reportada con mayor frecuencia que la física
(golpes o empujones y quitar o destruir sus cosas).
Capítulo 3 77
3.3.2 Planea educación media superior 2017
Los actos de violencia que reportaron haber recibido de parte de otros estudiantes,
fueron, en orden de frecuencia: los insultos (32.9%), que les han robado, escondido
o quitado sus cosas (26.3%), sufrir exclusión, ser ignorados o rechazados (23.1%);
y sin diferencia significativa, que los golpean, patean, cachetean o maltratan física-
mente (13.7%) y que los molestan por medio de redes sociales, correo electrónico
o mensajes de texto por celular (12.5%) (tabla 3.14).
Las frecuencias, como en el caso de PISA, son menores que en secundaria. Como
en los demás niveles, los reportes de insultos, groserías o apodos hirientes son más
frecuentes que los de violencia física, tanto si se considera el porcentaje de res-
puestas distintas a “Nunca” como se si agregan las respuestas “Muchas veces” y
“Siempre”. Sin embargo, un tipo de violencia física, el robo, es reportado con una
frecuencia ligeramente mayor que la violencia psicológica: que los excluyan, igno-
ren o rechacen.
Las agresiones a través de medios electrónicos fueron las menos reportadas. Los
cambios en las relaciones educativas debido a la situación de pandemia por covid-19
podrían modificar esta cifra.
29 Sólo una se podría considerar como referida a la violencia entre pares (participar en
peleas), y no de manera inequívoca.
Opciones de respuesta
Datos
Pregunta Pocas Muchas
Nunca Siempre perdidos
veces veces
89. golpean, patean, cachetean
o maltratan físicamente
84.7 10.8 1.9 1 1.6*
Alguna vez: 13.7
Muchas veces y siempre: 2.9
90. ofenden con insultos, groserías
o apodos hirientes
65.6 24.9 5.4 2.6 1.5*
Alguna vez 32.9
Muchas veces y siempre: 8
91. excluyen, ignoran o rechazan
Indica la frecuencia con
Alguna vez 23.1 75.4 18.2 3.5 1.4 1.5*
la que los estudiantes
de tu escuela te… Muchas veces y siempre: 4.9
92. roban, esconden o te quitan tus cosas
Alguna vez 26.3 72.2 20.4 3.9 2 1.5*
Muchas veces y siempre: 5.9
93. molestan por medio de redes sociales
(Instagram, Facebook, Twitter), correo
electrónico o mensajes de texto por el
celular 85.9 9.1 2.2 1.2 1.5*
Alguna vez 12.5
Muchas veces y siempre: 3.4
96. Insultan, ofenden o ridiculizan
a sus compañeros
35.7 43.8 14.6 4.3 1.6*
Alguna vez 62.7
Muchas veces y siempre: 18.9
100. Se roban las pertenencias
Acciones en las que de los estudiantes
pueden incurrir los 55.7 32.8 7.4 2.6 1.6*
estudiantes de la Alguna vez 42.8
escuela, indique la Muchas veces y siempre: 10
frecuencia con que 101. Golpean o empujan a otros
se presentaron los estudiantes
comportamientos en 53.3 34.9 7.8 2.4 1.6*
Alguna vez 45.1
el último año escolar.
Muchas veces y siempre: 10.2
102. Lesionan o lastiman a otros
estudiantes
68.7 23.8 4.3 1.7 1.6*
Alguna vez 29.8
Muchas veces y siempre: 6
Fuente: elaboración propia a partir de los resultados del cuesitonario de contexto para alumnos. Plan Nacional para la Evaluación de los
Aprendizajes (Planea) educación media superior 2017 (INEE, 2017).
Capítulo 3 79
Cabe señalar que, en las preguntas a estudiantes como observadores, primero se
les pregunta si los estudiantes golpean o empujan a otros estudiantes y enseguida
si los estudiantes lesionan o lastiman a otros estudiantes. Estas conductas podrían
ser interpretadas como la misma.
En EMS se cuenta con más información proporcionada por las y los estudiantes acer-
ca de las agresiones sufridas y no sólo con percepciones generales de ellos mismos o
del personal de la escuela. Aunque hay algunas preguntas que exploran de manera
un tanto vaga la percepción de la violencia, se cuenta con otras preguntas más
precisas. Además, existen dos mediciones con los mismos reactivos, las de PISA, que
permiten comparar la dimensión de la violencia escolar en un periodo de tres años.
Con base en esta información se puede afirmar que hay indicios fuertes de que
la frecuencia de acciones violentas reportadas por las y los estudiantes es menor
en EMS que en secundaria (en rubros aproximadamente equivalentes). Pero esto
no hace a la violencia identificada en EMS trivial, en especial porque, según los
resultados de PISA, podría estar en ascenso.
Por otra parte, los resultados de este nivel son similares a los de otros con respecto
a la violencia más frecuente: la psicológica. Asimismo, la introducción de la pregunta
sobre molestar a través de medios electrónicos en Planea enriquece la medición de
este tipo de agresiones.
Como ya se comentó, los estudios revisados en este capítulo no tenían como propó-
sito principal investigar la violencia entre pares, sino que estudiaron este fenómeno
para contribuir al conocimiento de otras dimensiones: el logro académico o la edu-
cación cívica. Sin embargo, a través de las preguntas que se incluyeron en los cues-
tionarios de los estudios se recopiló información para aproximarse al tema.
Capítulo 3 81
que se comparten preocupaciones y comprensiones del problema, así como
para identificar los tipos de violencia que están más presentes en la psique
colectiva de los actores educativos.
■ Cualquier tipo de reactivo debe expresar con claridad las conductas sobre
las que se desea indagar y los destinatarios de ellas, establecer marcos tem-
porales explícitos y tener escalas de respuesta congruentes y relevantes
para la toma de decisiones a nivel de políticas públicas o de centros escola-
res (ElSEM-UNGEI, 2017).
■ Es importante que la medición de conductas violentas a partir de las res-
puestas de quienes las reciben, las infligen o de quienes las observan, haga
explícito que esas conductas son intencionales y dañinas, requisito para lla-
marlas violentas. La mayoría de los reactivos revisados cumplen con esto,
pero hay casos en los que no necesariamente está claro.
■ Conviene evitar que la calidad de la información recopilada dependa de que
la persona informante comprenda definiciones que se le presentan justo
antes de pedirle su respuesta, que hacen referencia a conductas muy es-
pecíficas y con cierto grado de complejidad, por ejemplo, acoso o bullying.
Si se busca determinar la presencia de ese tipo de violencia, es mejor adop-
tar una estrategia de cuestionamiento más detallada. Si el propósito es
identificar otro tipo de violencia, conviene evitar esos términos, aunque
sean muy populares, pues no cualquier agresión se puede asimilar a ellos.
■ Es importante que la formulación de las preguntas esté en un lenguaje com-
prensible para quienes responden, se trate de estudiantes o de personal
educativo.
■ La medición de la violencia de manera comparable a lo largo del tiempo es
necesaria para establecer tendencias y para comprender los factores del
fenómeno.
■ Un tema ausente en los estudios revisados es el de la respuesta que tienen
quienes observan la violencia y las motivaciones de quienes la infligen. Abor-
dar esto contribuirá a la comprensión del fenómeno, pues esos elementos
son parte de la dinámica de la violencia.
■ La gravedad de las agresiones y sus posibles efectos a corto, mediano y lar-
go plazo es otra dimensión no abordada por los estudios; sólo se incluye la
frecuencia y algunas de las escalas de respuesta que la intentan medir pre-
sentan problemas.
Para determinar la asociación entre variables se contrastaron las respuestas de los gru-
pos identificados en la variable independiente (por ejemplo, hombres / mujeres, margi-
nación alta y muy alta / media / baja y muy baja) a fin de determinar si había diferencias
significativas entre ellos, en cuanto a la frecuencia con la que se reporta violencia.31
83
Cuando los grupos eran más de dos (como grado de marginación o tipo de servicio),
se hicieron comparaciones por pares de grupos para identificar los que eran distintos.32
Los niveles de significación para estas comparaciones se pueden consultar en el anexo 2.
Al inicio de cada nivel educativo se describen las preguntas de violencia del estudio co-
rrespondiente, agrupadas en violencia psicológica o emocional y violencia física, en el
sentido de la clasificación planteada por UNICEF (2019) revisada en el primer capítulo.
Con estos análisis se pretende, por una parte, identificar grupos que tienen una
mayor probabilidad de experimentar violencia escolar, con el fin de disponer de
información para diseñar medidas que enfaticen su protección. Por otra, se busca
contribuir a la investigación sobre factores de la violencia escolar. Reiteramos que
no se plantea que las variables independientes sean causa de la violencia, únicamen-
te que pueden estar asociadas a ella.
Para simplificar el texto, sólo se afirma que existen diferencias entre grupos (mayor
o menor frecuencia de violencia) cuando esas diferencias sean estadísticamente
significativas.
En primaria, ninguno de los dos estudios realizados (Planea 2018 y ECEA 2014) cum-
plió con todos los criterios especificados al inicio de este capítulo, particularmente,
que la información proviniera de estudiantes, pero, en términos generales, los cum-
plió en mayor medida Planea 2018. La información de las variables dependientes
provino de la percepción global de los directores sobre la frecuencia de la violencia.
Las preguntas se muestran en la tabla 4.1.
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario de contexto para directores. Plan Nacional para la Evaluación
de los Aprendizajes (Planea) primaria 2018 (INEE, 2017).
Variables de escuela
3. Tipo de servicio
Valores de la variable independiente:
Comunitaria
General pública
Indígena
Privada
Capítulo 4 85
4. Organización multigrado
Valores de la variable independiente:
Escuela multigrado
Escuela no multigrado
A partir del análisis de las respuestas de directores, se observa que existe una mayor
probabilidad de encontrar reportes de violencia en las primarias:
Variables familiares
De igual forma, estudiantes que no viven con su madre ni con su padre repor-
taron experimentar agresiones consistentes en llamarlos con sobrenombres
o decir cosas de ellos para hacer reír a otros y en que les rompen algo suyo a
propósito, con más frecuencia que quienes viven sólo con su madre.
33 Para que los análisis sean representativos de la población se requiere el uso del software
IDB Analyzer (distribuido gratuitamente por la International Association for the
Evaluation of Educational Achievement para el análisis de las bases de datos de Cívica
2016 y otros estudios), que contiene la información de los ponderadores de la muestra.
Desafortunadamente, este software no incluye la prueba Kruskal-Wallis, por lo que dicha
prueba debió realizarse con otro software sin la ponderación de las frecuencias.
34 En el apartado 2.1 se presentaron los resultados de un estudio que exploró la asociación
entre vivir con los padres y participar en actos violentos.
Capítulo 4 87
2. Nivel de estudios de la madre
Valores de la variable independiente:
Primaria / Primaria no terminada
Secundaria
Bachillerato
Superior
Posgrado (maestría, doctorado)
Capítulo 4 89
8. Acceso a internet en su casa
Valores de la variable independiente:
Sí
No
Variables personales
En cuanto a los grupos conformados alrededor de variables personales, los que re-
portaron sufrir violencia con mayor frecuencia fueron:
No hubo diferencias significativas por nivel de estudios del padre ni por la cantidad
de libros que tenían.
Capítulo 4 91
4.3 Educación media superior
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario de contexto para estudiantes. Plan Nacional para la
Evaluación de los Aprendizajes (Planea) 2017 (INEE, 2017).
Variable de escuela
Aquellos estudiantes cuyos padres hablan una lengua indígena son el se-
gundo grupo con más frecuencia de violencia en cuanto a ser molestados
en redes sociales y ser golpeados. Cuando ni el padre ni la madre hablan
lengua indígena, las y los estudiantes están en segundo lugar en cuanto
a ser ofendidos verbalmente, por encima de los estudiantes con madre
o padre hablantes de una lengua indígena.
En ambos tipos de violencia, las y los estudiantes que viven sólo con su
padre reportaron agresiones con mayor frecuencia que los demás grupos.
Les siguen en orden descendente quienes no viven con su madre ni con su
padre, quienes viven sólo con la madre y quienes viven con ambos.
Capítulo 4 93
Por una parte, estudiantes cuyas madres estudiaron posgrado menciona-
ron recibir agresiones consistentes en ofensas verbales y robos de perte-
nencias con mayor frecuencia que los demás. Por otra parte, aquellos cuya
madre no estudió son quienes reportaron más agresiones en redes socia-
les, así como golpes.
Variables personales
Capítulo 4 95
Estudiantes que tienen la edad típica para su grado reportaron mayor fre-
cuencia de ofensas y robos que quienes están por arriba de la edad típica,
pero estos últimos sufrieron más de molestias en redes sociales y golpes
que los otros.
En EMS, los grupos que reportaron mayor frecuencia de violencia fueron los siguientes:
Variable de escuela
Estudiantes de planteles privados.
Variables familiares
Estudiantes que respondieron no saber si su madre o su padre hablan una len-
gua indígena.
Estudiantes que viven sólo con su padre o que no viven con ninguno de sus
progenitores.
Estudiantes cuyas madres estudiaron licenciatura o posgrado o que no estu-
diaron.
Estudiantes cuyo padre estudió posgrado o no estudió.
Estudiantes que no tienen libros en casa y los que tienen 50 o más.
Variables personales
Estudiantes de 19 años o más, en cuanto a violencia en redes sociales
y agresiones físicas, y los de 17 años, en cuanto a ofensas y robos.
Estudiantes separados o divorciados.
Capítulo 4 97
Estudiantes con edad típica para cursar el nivel medio superior en cuanto a
ofensas verbales y robo de sus pertenencias, y aquellos con edad superior
a la típica en cuanto a agresiones por medio de redes sociales y agresiones
físicas.
Estudiantes con calificación de 10 y los que tienen promedios entre 6 y 7.9.
Estudiantes que perciben que su escuela es nada exigente.
En general, estudiantes que trabajan, sobre todo aquellos que lo hacen entre 7
y 18 horas a la semana. Los que trabajan más horas reportaron menor frecuen-
cia que los de 7 a 18 horas.
Estudiantes que trabajan para mantener a sus familias e independizarse.
Los análisis estadísticos realizados para este capítulo muestran, en algunos casos,
patrones que podrían esperarse a partir de lo expuesto en los capítulos 1 y 2, pero
también evidencian situaciones que son más difíciles de interpretar.
Respecto a las variables familiares, destacan que las y los estudiantes que no viven
con su madre ni con su padre expresan sufrir mayor violencia, sobre todo si no vi-
ven con ninguno de ellos o sólo con el padre (al menos en EMS).
Estudiantes de familias con un nivel socioeconómico más alto o más bajo –en fun-
ción de la cantidad de recursos informáticos y de comunicaciones, el nivel de es-
tudios de la madre y el padre, la cantidad de libros en casa (bachillerato) o por la
necesidad de trabajar– están más expuestos a acciones de violencia. Quienes tienen
un nivel socioeconómico más alto, según algunos de los indicadores mencionados,
son objeto de robos con más frecuencia que los demás estudiantes.
Las características personales de las y los estudiantes que se asocian claramente con
la frecuencia de victimización son, en primer lugar, el sexo: los hombres reciben
con más frecuencia todos los tipos de agresiones. Igualmente, quienes, en EMS,
Ser hablante de una lengua indígena o que la madre o el padre lo sean no mostró
asociación con recibir agresiones, aun cuando se esperaba lo contrario, dado que
las poblaciones que se encuentran en condición de vulnerabilidad tienden a ser
objeto de discriminación y violencia con más frecuencia que otros grupos. La
excepción a esta ausencia de asociación fue el ser molestados en redes sociales o
recibir golpes (EMS), pero incluso en ese caso no son los estudiantes más agredidos.
Por otra parte, es notorio que aquellos estudiantes de EMS que dijeron no saber
si sus padres eran hablantes de lengua indígena fueron los que más mencionaron
recibir violencia. Es conveniente estudiar con más detalle los factores que llevan a
dar esta respuesta, además del desconocimiento.
Finalmente, cabe resaltar una variable que puede considerarse personal porque
expresa una percepción, pero se trata de una percepción sobre la escuela: mientras
más exigencia observan en su plantel, las y los estudiantes de EMS reportan menos
frecuencia de violencia. En este caso, no se encontró exactamente lo mismo que
en el estudio de educación básica revisado en el capítulo 2 (INEE, 2007), en el cual
se identificaron más reportes de violencia cuando se percibía nula exigencia, pero
también cuando se percibía mucha exigencia.
Capítulo 4 99
Conclusiones
y recomendaciones
No fue posible realizar la comparación de datos a lo largo del tiempo, pues inclu-
so un mismo estudio cambia la forma de medir en diferentes levantamientos. La
excepción es el estudio PISA, que utilizó las mismas preguntas en 2015 y 2018. Cin-
co de las seis formas de violencia física y psicológica medidas se incrementaron
Algunos estudios preguntaron por violencias más específicas, como la sexual (que
puede ser física o psicológica) y la cibernética (que, en principio, es más bien, psico-
lógica).35 Los porcentajes fueron, en general, más bajos que los de las otras formas
de violencia, pero habrá que afinar las formas de medirlas, pues, por una parte, cada
vez hay más conciencia de la violencia sexual, y las nuevas mediciones podrían ofre-
cer resultados muy diferentes. Por otra, las condiciones para la violencia cibernéti-
ca son cada vez más propicias por el creciente uso de dispositivos que se conectan
a internet, tendencia reforzada durante la pandemia por covid-19.
2. Hay grupos y contextos con mayor riesgo de experimentar violencia entre estudian-
tes, por lo que es necesario tomar en cuenta esta información al tomar decisiones
sobre estrategias de prevención y atención para que sean pertinentes.
35 No se preguntó por hacking, agresión que podría dañar la información que guardan
las víctimas y quizá podría configurarse como violencia física.
36 Artículo tercero de la Constitución mexicana. Artículos 12, 16 y 74 de la Ley General
de Educación.
Los tres estudios, cuyas bases de datos se analizaron para este estudio, no conte-
nían todas las variables necesarias para configurar la existencia de ciertos tipos de
a) Conviene que las autoridades educativas pongan especial atención a los centros
escolares en contextos urbanos y con condiciones más favorables, pues en ellos
hay mayor probabilidad de violencia de todos los tipos y en todos los niveles.
También se debe observar la posibilidad de violencia asociada a estereotipos
de género.
b) A nivel del sistema y de los centros escolares es recomendable focalizar a los va-
rones como víctimas y responsables principales de diferentes tipos de violencia.
Sin embargo, también es necesario atender a la violencia de género de la que son
objeto principalmente las alumnas, pero también los varones que no se ajustan
a los estereotipos de género.
c) El estudiantado en situación de desventaja económica o que tiene una con-
dición de discapacidad, así como aquellos que viven en situaciones familiares
complicadas y los que tienen rezago académico, también deben ser objeto de
atención y apoyo especial.
d) Evitar la laxitud extrema en materia académica y disciplinar puede ser una ma-
nera de prevenir la violencia.
e) Promover el involucramiento de madres y padres en la educación de sus hijas e
hijos para incidir en los factores individuales y familiares de la violencia escolar.
f) Utilizar el currículo, las normas del centro educativo y la gestión escolar y pe-
dagógica para promover entre el estudiantado y, en general, la comunidad
escolar, actitudes y prácticas inclusivas.
38 Por ejemplo, sexo de quien agrede, relación con la víctima, motivación, situación en la que
ocurrió, entre otros datos.
Por ello, se sugiere que quienes investigan la violencia escolar, incluida la institución
que produce este documento, trabajen colaborativamente para desarrollar una
teoría basada en enfoques analíticos de las ciencias sociales y la pedagogía, y no
sólo en posturas normativas.
Uno de los retos de los marcos teóricos de la violencia escolar es elaborar taxonomías
(clasificaciones completas cuyos elementos son mutuamente excluyentes), pero
también caracterizar formas de violencia que tienen una relevancia teórica y, en
especial, social. La violencia de género, la basada en el capacitismo o la cibernéti-
ca, son ejemplos de conceptualizaciones que requieren seguir desarrollándose y
que no deben ser tratadas como un caso de las taxonomías existentes (violencia
39 Algunas de las ideas aquí presentadas son similares a las expuestas en EISEM-UNGEI
(2017) o se han beneficiado de ellas.
Otro reto es superar la disyuntiva de explicar la violencia escolar por factores in-
dividuales o estructurales. La violencia se concreta en agresiones que son sufridas
por individuos y que son ejercidas por individuos, pero con frecuencia está ligada
a factores de diferente tipo y nivel de abstracción: estructura social, instituciones,
familias. La explicación de la violencia escolar, como la de cualquier tipo de violen-
cia, sólo se puede lograr involucrando a los diferentes niveles.
En primer lugar, es necesario llevar a cabo estudios en los que la violencia escolar no
sea sólo una variable auxiliar para conocer otros objetos de estudio, sino el asunto
central. Sería conveniente adoptar diseños metodológicos multinivel y emplear ín-
dices de violencia en lugar de preguntas aisladas.
Otra recomendación para mejorar los instrumentos es que sus preguntas vinculen lo
individual con lo institucional y lo estructural. Es necesario incluir las preguntas ordi-
narias acerca de ser víctima o agente de violencia, pero también preguntas sobre el
papel que se tiene como observador, de las relaciones entre las personas involucradas,
de sus concepciones y actitudes acerca de asuntos relacionados con la violencia, de
sus características culturales y físicas, como el color de piel (Telles et al., 2014). Y la
validez de estas preguntas también debe ser cuidada, en especial, que no incluyan un
posible sesgo cultural. De hecho, se podría proponer una línea de investigación cuyo
propósito sea probar y mejorar los reactivos para medir la violencia.
109
(2005). Problemas de indisciplina y violencia en la escuela. Revista Mexicana de Investiga-
ción Educativa, 10(26), 631-639.
Furlán, A. y Ochoa, N. (2019). Perspectivas de los profesores y los alumnos de la asignatura “Aten-
ción Educativa a los Adolescentes en Situaciones de Riesgo” en la Escuela Normal Superior de
México [ponencia]. Área temática 15: Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas. XV
Congreso Nacional de Investigación Educativa, Acapulco, Guerrero.
Furlán, A. y Spitzer, T. (2013a). Panorama internacional. En A. Furlán y T. Spitzer (coords.). Con-
vivencia, disciplina y violencia en las escuelas: 2002-2011 (pp. 39-71). Consejo Mexicano de
Investigación Educativa; Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Superior.
Furlán, A. y Spitzer, T. (coords.) (2013b). Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas: 2002-
2011. Consejo Mexicano de Investigación Educativa; Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior.
Galtung, J. (1981). Contribución específica de la irenología aI estudio de la violencia: tipologías.
En J. Domenach, H. Laborit, A. Joxe, J. Galtung, D. Senghaas, O. Klineberg, J. Halloran, V.
Shupilov, K. Poklewski, R. Khan, P. Spitz, P. Mertens y E. Boulding. La violencia y sus causas
(pp. 91-106). Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
(2003). Violencia cultural. Gernika Gorgoratuz.
Giroux, H. (1985). Teorías de la reproducción y la resistencia en la nueva sociología de la educa-
ción: un análisis crítico. Cuadernos Políticos (44), 36-65. Era.
Gómez Nashiki, A. (2013). Bullying: El poder de la violencia. Una perspectiva cualitativa sobre
acosadores y víctimas en las escuelas primarias de Colima. Revista Mexicana de Investigación
Educativa, 18(58), 839-870.
(2015). Padres de familia y la violencia escolar. Alumnos agresores y víctimas en escuelas se-
cundarias de Colima [ponencia]. Área temática G: Valores, convivencia, disciplina y violencia
en la educación. XIII Congreso Nacional de Investigación Educativa, Chihuahua.
Gómez Nashiki, A., Zurita, U., López Molina, A., Sánchez Escobedo, P. y Rodríguez Pech, J. (2011).
Perspectivas teórico-metodológicas de la violencia escolar y estrategias de intervención para
erradicarla. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
González Villarreal, R. (2009). Historia de una problematización: ¿Qué hay de nuevo en la violen-
cia escolar? [ponencia]. Área temática 17: Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas.
X Congreso Nacional de Investigación Educativa, Veracruz.
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2007). Disciplina, violencia y consumo de
sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias y secundarias de México.
(2018a). La convivencia escolar en las escuelas primarias de México. ECEA 2014.
(2018b). Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana. Cívica 2016.
(2019). La convivencia escolar como condición básica para la enseñanza y el aprendizaje en
los planteles de educación media superior en México.
Klineberg, O. (1981). Las causas de la violencia desde una perspectiva socio-psicológica. En J. Do-
menach, H. Laborit, A. Joxe, J. Galtung, D. Senghaas, O. Klineberg, J. Halloran, V. Shupilov,
K. Poklewski, R. Khan, P. Spitz, P. Mertens y E. Boulding. La violencia y sus causas (pp. 123-
138). Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Laerd Statistics (2015). Kruskal-Wallis H Test Using SPSS Statistics. Statistical Tutorials and Sof-
tware Guides. <https://statistics.laerd.com/>.
Landeros, L. y Chávez, C. (2015). Convivencia y disciplina en la escuela. Análisis de reglamentos
escolares de México. Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Murillo, F. J. (2008). Los modelos multinivel como herramienta para la investigación educativa.
Magis. Revista Internacional de Investigación en Educación, 1(1), 45-62.
ONU Mujeres (s/f). Preguntas frecuentes: tipos de violencia contra las mujeres y las niñas.
Consultado el 6 de abril de 2021. <https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-
violence-against-women/faqs/types-of-violence>.
Referencias 111
Subsecretaría de Educación Media Superior (s/f). Programa Construye T 2014-2018. Fortalecer
las capacidades de la escuela para promover el desarrollo integral de los jóvenes. Secretaría de
Educación Pública.
Subsecretaría de Educación Media Superior e Instituto Nacional de Salud Pública (2007). En-
cuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en las Escuelas de Educación Media
Superior.
(2009). Segunda Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en las Escuelas
de Educación Media Superior.
Telles, E. y The Project on Ethnicity and Race in Latin America (PERLA) (2014). Pigmentocracies.
Ethnicity, Race, and Color in Latin America. The University of North Carolina Press.
Toboso Martín, M. (2018). Diversidad funcional: hacia un nuevo paradigma en los estudios y en
las políticas sobre discapacidad. Política y Sociedad, 55(3) pp. 783-804.
Trucco, D. e Inostroza, P. (2017). Las violencias en el espacio escolar. Comisión Económica para
América Latina y el Caribe; Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Valdés Cuervo, A., Bautista Hernández, G., Vera, J. y Herrera, J. (2013). Variables que diferen-
cian a estudiantes de secundarias con y sin reportes de bullying en la escuela. Psicología
Iberoamericana, 21(1), 32-41.
Velázquez Reyes, L. (2013). Convivencia y violencia a través de las Tecnologías de la Información
y Comunicación. En A. Furlán y T. Spitzer (coords.). Convivencia, disciplina y violencia en las
escuelas: 2002-2011 (pp. 261-277). Consejo Mexicano de Investigación Educativa; Asocia-
ción Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.
Waldron, L. (2009). Cultural Approaches to Understanding School Violence. Sociology Compass,
3(4), 595-615.
Zorrilla Fierro, M. (coord.) (2008). Informe final. Evaluación del diseño del Programa Nacional
Escuela Segura. Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Zurita, U. (2014). La legislación en materia de convivencias, seguridad y violencia escolar en
México. Educación y territorio, 2(1), 19-36.
(2020). Avances, cambios y desafíos de los programas educativos en torno a la violencia
en las escuelas mexicanas. En A. Furlán y N. E. Ochoa (coords.). Investigando sobre la convi-
vencia y la violencia en las escuelas (pp. 77-105). Homo Sapiens.
Acoso entre pares / acoso escolar (también conocido como bullying). Forma espe-
cífica de violencia escolar sistemática o reiterada entre iguales, en la que uno o va-
rios agresores con mayor poder e intencionalidad de causar dolor tienen sometido
con violencia a un compañero de colegio (víctima) que es más débil. (Garaigordobil
y Oñederra, UNICEF et al., 2018).
Cabe destacar que no toda la violencia entre estudiantes se considera acoso escolar.
La violencia entre pares puede tener muchas manifestaciones, y no todas se carac-
terizan por el ejercicio de violencia reiterada entre estudiantes de poder desigual,
lo que define al acoso.
Descuido o trato negligente. Situación en la que las personas responsables del cui-
dado, a pesar de tener los medios y el conocimiento necesario, fallan en la cober-
tura de las necesidades físicas o psicológicas, en la protección contra el peligro y la
provisión de servicios de las personas a su cargo.
113
Disciplina escolar. Se “refiere al sistema de normas que una organización se propor-
ciona a sí misma y a la obligatoriedad o no de que cada miembro del grupo social
cumpla con unas convenciones establecidas” (Ortega, 1998: 651).
Factores de riesgo. Aquellos que desde la propia persona o su entorno pueden au-
mentar la posibilidad de tener consecuencias negativas para la salud, su proyecto
personal o su calidad de vida.
Glosario 115
Violencia capacitista. Se basa en la idea de superioridad del cuerpo normal que po-
ne en desventaja a las personas que no cumplen con este criterio. Es la violencia
que se ejerce contra las personas con discapacidad o con cuerpos que no encajan
en estos estándares normativos.
Violencia de género. Actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo de per-
sonas debido a su género. Tiene su origen en la desigualdad de género, el abuso de
poder y la existencia de normas dañinas.
Violencia escolar. Uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea como amena-
za o de manera efectiva, en contra de uno mismo, de otra persona o de un grupo o
comunidad, contra la voluntad de éstos, que cause o pueda causar lesiones, muerte,
daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones, así como daños en sus
posesiones, y que ocurra dentro de los límites físicos del plantel o en cualquier otra
relación o situación gestada a partir de la escuela.
Violencia estructural. Aquella que abarca toda la vida social e influye o es origen de
otros factores que tienen influencia en el desarrollo de la violencia, permea a toda
la sociedad y tiene impacto tanto en las instituciones como en los sujetos. Se ma-
nifiesta en fenómenos como la pobreza, la marginación, el desempleo, la violencia
de género, la discriminación.
Violencia física. Uso de la fuerza, mortal y no mortal, que causa daños físicos reales
o potenciales.
Violencia sexual. Incitación o coacción para que una persona realice o se dedique
a cualquier actividad sexual sin su pleno consentimiento.
Glosario 117
Anexos
El estudio no pretende hacer una definición de la violencia, sino que presenta un panorama amplio de los conceptos relacionados con el
fenómeno de la violencia escolar:
“En varias de las definiciones del término de violencia escolar revisadas se señala como noción fundamental, el rompimiento de reglas de
comportamiento o convivencia que conllevan una serie de repercusiones” (Fajardo, 2003, apud INEE, 2007), la define como: “Una forma
grave de romper reglas de comportamiento que repercuten en daños físicos contra las personas y la propiedad”.
Por su parte, Furlán (2003, apud INEE, 2007) la refiere como “la trasgresión a las normas que hacen posible la convivencia dentro de
los centros escolares ya sea mediante el daño físico a las personas que en ella conviven o mediante el acoso, la amenaza, el chantaje,
etcétera” (INEE, 2007: 24).
INEE (2007). Disciplina, violencia y consumo de
sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias “La violencia escolar abarca todo el espectro de actividades y acciones que causan dolor o lesiones físicas o psíquicas a las personas que
y secundarias de México actúan en el ámbito escolar, o que persiguen dañar los objetos que se encuentran en dicho ámbito” (INEE, 2007: 24).
“El bullying denomina los procesos de intimidación y victimización entre iguales, es decir, entre compañeros de aula o de centro escolar.
Se trata de situaciones en las que uno o más alumnos acosan e intimidan a otro –víctima– a través de insultos, rumores, vejaciones,
aislamiento social, apodos, etcétera. Aunque no incluye violencia física, este maltrato intimidatorio puede tener lugar a lo largo de
meses e incluso años, siendo sus consecuencias ciertamente devastadoras, sobre todo para la víctima, pero también para el ambiente de
convivencia del grupo” (INEE, 2007: 25).
“El acoso sexual incluye cualquier forma de atención sexualmente orientada, ya sea expresada de modo verbal, físico o de otra forma
no verbal, ya sea deliberada o de otra manera que no se siente como bienvenida por la persona sometida a ella. Dicha conducta ocurre
dentro o en contexto de una situación escolar” (Mooij, 1997: 31, apud INEE, 2007: 26).
“La violencia basada en el género se refiere a una gama de costumbres y comportamientos misóginos en contra de niñas y mujeres, que
abarca diferentes tipos de comportamientos físicos, emocionales, sexuales y económicos. Deriva de normas culturales y sociales que
le otorgan poder y autoridad a los hombres sobre las mujeres e incluye actos de maltrato en el hogar, la familia, el trabajo, los espacios
públicos y en la comunidad” (SEP y UNICEF, 2009: 119).
SEP y UNICEF (2009). Informe nacional sobre
violencia de género en la educación básica
“La Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer del 20 de diciembre de 1993, reconoce que la
en México
violencia basada en el género ‘constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer
que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la
mujer, […].’ La violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación
de subordinación respecto del hombre” (SEP y UNICEF, 2009: 119).
Acoso escolar o bullying, definido como “agresiones físicas o psicológicas que se dan de manera repetida y por tiempos extendidos”
(Soto y Trucco, 2015: 136, apud Trucco e Inostroza, 2017: 15).
Trucco e Inostroza (2017). Las violencias
en el espacio escolar La violencia en el ámbito escolar “puede manifestarse como intimidación, violencia sexual o basada en el género, acoso sexual, peleas
entre pares en el patio de la escuela, violencia pandillera, agresión con armas y discriminación por condición económica o condición
étnica / racial” (Soto y Trucco, 2015 apud Trucco e Inostroza, 2017: 16).
“La ECEA-EMS evaluó si los estudiantes han experimentado por parte de algún miembro de la comunidad escolar alguna de las siguientes
situaciones: extorsión, robo, agresión física, agresión verbal, agresión sexual, acoso, difamación y discriminación (INEE, 2018a: 140).
INEE (2018a). Condiciones básicas para la
Uno de los ámbitos analizados en el estudio se refiere a la convivencia escolar para el desarrollo personal y social, y establecen que “la
enseñanza y el aprendizaje en los planteles
convivencia no debe considerarse como ligada exclusivamente a la seguridad o a la ausencia de violencia, y debe tenerse en cuenta que la
de educación media superior en México
concepción de su ámbito en la ECEA-EMS es global y basada en que ésta es una construcción dinámica que involucra procesos y prácticas
Resultados generales
que expresan formas de interacción entre los estudiantes, docentes y directivos, y está relacionada con: propiciar la inclusión, promover
el diálogo y la negociación como mecanismos para la resolución de conflictos, así como, favorecer la participación de los miembros de la
comunidad escolar"(Fierro, et al., 2013, apud INEE, 2018: 15).
“Acoso o bullying, el cual se concibe como una conducta reiterada entre pares en una situación en la que el receptor de la violencia siente
que no se puede defender” (INEE, 2019b: 96).
Cívica 2016 secundaria
“El acoso escolar, llamado bullying, se define como la manifestación de conductas violentas destinadas a lastimar a alguien, ya sea física,
emocional o verbalmente. Puede ser en interacciones cara a cara o a través de internet, también llamado ciberacoso. Se considera como
un síntoma de interacción social disfuncional en la escuela” (Schulz et al., 2017, apud INEE, 2018b: 93).
Anexos 119
Estudio Definición de violencia u otros relacionados con el fenómeno
“Bullying can take different forms. Physical (hitting, punching or kicking) and verbal (name-calling or mocking).
Relational bullying refers to the phenomenon of social exclusion, where some children are ignored, excluded from games or parties,
rejected by peers, or are the victims of gossip and other forms of public humiliation and shaming (Woods y Wolke, 2004, apud OCDE,
2015: 135).
PISA 2015 secundaria y media superior “As teenagers use electronic communications more and more, cyberbullying has become a new form of aggression expressed via online
tools, particularly mobile phones (e.g., instant messaging, social networks and e-mails) (Box III.8.1, apud OCDE, 2015: 135).
The different types of bullying – physical, verbal, relational, cyber – tend to occur concurrently. Bullying is particularly frequent during
times of transition in children’s and adolescents’ lives, when they are figuring out where they fit in among new peer groups. (OCDE,
2015: 135).
“Bullying at school can affect any schoolchild in any country (Nansel et al., 2004, apud OCDE, 2018: 46). This violent behavior can have
severe physical and emotional long-term consequences for students, which is why teachers, parents, policy makers and the media are
increasingly drawing attention to bullying and trying to find ways to tackle it (Phillips, 2007, apud OCDE, 2018: 46).
“Bullying is a specific type of aggressive behavior that involves unwanted, negative actions in which someone intentionally and
repeatedly harms and discomforts another person who has difficulty defending himself or herself” (Olweus, 1993, apud OCDE, 2018:
PISA 2018
46). It is characterized by a systematic abuse of power and an unequal power relationship between the bully and the victim (Woods y
secundaria y media superior
Wolke, 2004, apud OCDE, 2018: 46). Bullying can be physical (hitting, punching and kicking), verbal (name-calling and mocking) and
relational (spreading gossip and engaging in other forms of public humiliation, shaming and social exclusion) (Woods y Wolke, 2004,
apud OCDE, 2018: 46).
With widespread use of information and communication technologies (ICT), cyberbullying has become another type of harassment
amongst students that takes place through digital devices and tools (Hinduja y Patchin, 2010; Smith et al., 2008, apud OCDE, 2018: 46).
Planea 2017 media superior No cuenta con una definición.
Variables dependientes
¿Con qué frecuencia se presentan las siguientes
situaciones en los estudiantes de esta escuela?
Variables independientes
Intimidación o abuso verbal
Agresiones físicas
entre estudiantes (bullying y otras
entre estudiantes
formas de acoso escolar)
Muy alta o Alta / Muy baja o Baja 0.000* 0.000*
1) Nivel de marginación
de la localidad en la Muy alta o Alta / Media 0.000* 0.000*
a) Variables de contexto que se ubica la escuela
Muy baja o Baja / Media 0.000* 0.000*
2) Tipo de localidad en
Rural / Urbano 0.000* 0.000*
la que se ubica la escuela
Comunitaria / Indígena 1.000 0.001*
Comunitaria / Privada 0.000* 0.000*
Comunitaria / General pública 0.000* 0.000*
3) Tipo de servicio
b) Variables de escuela Indígena / Privada 0.000* 0.000*
Indígena / General pública 0.000* 0.000*
Privada / General pública 0.000* 0.000*
4) Organización multigrado Sí / No 0.000* 0.000*
* Diferencia significativa, p <= 0.05.
Anexos 121
Cívica 2016. Secundaria
Resultados de la prueba no paramétrica Kruskal-Wallis (k muestras).
Nivel de significación de las diferencias entre pares de grupos de la variable independiente.
Anexos 123
Durante los últimos tres meses, ¿con qué frecuencia estuviste
en las siguientes situaciones en tu escuela?
a) Un b) Un c) Un d) Fuiste e) Un f) Un
estudiante te estudiante estudiante atacado estudiante estudiante
Variables asociadas llamó con un dijo cosas de te amenazó físicamente rompió publicó
sobrenombre ti para hacer con hacerte por otro algo fotografías
o apodo reír a otros daño estudiante tuyo a o textos
ofensivo propósito ofensivos sobre
ti en internet
Suficientes para llenar dos libreros (101-200 libros) /
Suficientes para llenar tres o más libreros 0.120 0.170 0.396 1.000 0.288 0.466
(más de 200 libros)
Suficientes para llenar dos libreros (101-200 libros) /
0.120 0.170 0.396 1.000 0.288 0.466
Ninguno o muy pocos (0-10 libros)
Suficientes para llenar dos libreros (101-200 libros) /
0.120 0.170 0.396 0.547 0.288 0.466
Suficientes para llenar un estante (11-25 libros)
Suficientes para llenar dos libreros (101-200 libros) /
0.120 0.170 0.396 0.199 0.288 0.466
Suficientes para llenar un librero (26-100 libros)
Suficientes para llenar tres o más libreros
(más de 200 libros) / 0.120 0.170 0.396 1.000 0.288 0.466
4) Cantidad Ninguno o muy pocos (0-10 libros)
de libros
en casa Suficientes para llenar tres o más libreros
(más de 200 libros) / 0.120 0.170 0.396 0.966 0.288 0.466
Suficientes para llenar un estante (11-25 libros)
Suficientes para llenar tres o más libreros
(más de 200 libros) / 0.120 0.170 0.396 0.417 0.288 0.466
Suficientes para llenar un librero (26-100 libros)
Ninguno o muy pocos (0-10 libros) /
0.120 0.170 0.396 0.811 0.288 0.466
Suficientes para llenar un estante (11-25 libros)
Ninguno o muy pocos (0-10 libros) / Suficientes para
0.120 0.170 0.396 0.185 0.288 0.466
llenar un librero (26-100 libros)
Suficientes para llenar un estante (11-25 libros) /
0.120 0.170 0.396 1.000 0.288 0.466
Suficientes para llenar un librero (26-100 libros)
Anexos 125
Durante los últimos tres meses, ¿con qué frecuencia estuviste
en las siguientes situaciones en tu escuela?
a) Un b) Un c) Un d) Fuiste e) Un f) Un
estudiante te estudiante estudiante atacado estudiante estudiante
Variables asociadas llamó con un dijo cosas de te amenazó físicamente rompió publicó
sobrenombre ti para hacer con hacerte por otro algo fotografías
o apodo reír a otros daño estudiante tuyo a o textos
ofensivo propósito ofensivos sobre
ti en internet
9) Sexo
Hombre / Mujer 0.000* 0.000* 0.000* 0.000* 0.000* 0.047*
del estudiante
10)
Nacionalidad Extranjero / Mexicano 0.888 0.802 0.780 0.428 0.023* 0.075
b) Variables
del estudiante
personales
Lengua indígena / Otra lengua 1.000 0.430 0.547 0.518 0.151 0.414
11) Idioma
que habla el Lengua indígena / Español 0.048* 0.430 0.547 0.518 0.151 1.000
estudiante
Otra lengua / Español 0.881 0.430 0.547 0.518 0.151 0.053
* Diferencia significativa, p <=0.05.
Anexos 127
Indica la frecuencia con la que los estudiantes de tu escuela te…
ofenden molestan por golpean, roban,
con insultos, medio de redes patean, esconden
Variables asociadas groserías o sociales (Instagram, cachetean o te quitan
apodos hirientes Facebook, Twitter), o maltratan tus cosas
correo electrónico físicamente
o mensajes de texto
Secundaria / Primaria 0.000* 0.049* 0.000* 0.005*
Secundaria / Nivel medio superior o carrera técnica 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
Secundaria / Licenciatura 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
4) Nivel de Primaria / Posgrado (especialidad, maestría, doctorado) 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
estudios
de la madre Primaria / No estudió 0.000* 0.000* 0.000* 1.000
Nivel medio superior o carrera técnica / Licenciatura 0.005* 0.000* 1.000 0.000*
Nivel medio superior o carrera técnica / No estudió 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
Nivel medio superior o carrera técnica / No estudió 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
Anexos 129
Indica la frecuencia con la que los estudiantes de tu escuela te…
ofenden molestan por golpean, roban,
con insultos, medio de redes patean, esconden
Variables asociadas groserías o sociales (Instagram, cachetean o te quitan
apodos hirientes Facebook, Twitter), o maltratan tus cosas
correo electrónico físicamente
o mensajes de texto
De 1 a 10 / De 26 a 50 1.000 0.000* 0.084 1.000
De 1 a 10 / De 11 a 25 1.000 1.000 0.009* 1.000
De 1 a 10 / De 51 a 100 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
De 1 a 10 / Más de 100 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
De 1 a 10 / Ninguno 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
De 26 a 50 / De 11 a 25 1.000 0.000* 1.000 1.000
De 26 a 50 / De 51 a 100 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
6) Cantidad
de libros De 26 a 50 / Más de 100 0.949 0.000* 0.000* 0.000*
en casa
De 26 a 50 / Ninguno 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
De 11 a 25 / De 51 a 100 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
De 11 a 25 / Más de 100 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
De 11 a 25 / Ninguno 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
De 51 a 100 / Más de 100 1.000 0.000* 0.003* 1.000
De 51 a 100 / Ninguno 0.000* 0.000* 0.000* 1.000
Más de 100 / Ninguno 0.000* 0.000* 0.000* 1.000
18 años / 17 años 0.000* 0.000* 0.009* 0.000*
18 años / 16 años o menos 0.004* 1.000 0.011* 0.000*
7) Edad 18 años / 19 años o más 1.000 0.000* 0.000* 0.000*
del estudiante 17 años / 16 años o menos 0.000* 0.001* 0.137 0.000*
c) Variables
17 años / 19 años o más 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
personales
16 años o menos / 19 años o más 0.030* 0.001* 0.001* 1.000
Casado o en unión libre / Separado o divorciado 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
8) Estado civil
Soltero / Separado o divorciado 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
del estudiante
Casado o en unión libre / Separado o divorciado 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
Anexos 131
Indica la frecuencia con la que los estudiantes de tu escuela te…
ofenden molestan por golpean, roban,
con insultos, medio de redes patean, esconden
Variables asociadas groserías o sociales (Instagram, cachetean o te quitan
apodos hirientes Facebook, Twitter), o maltratan tus cosas
correo electrónico físicamente
o mensajes de texto
Muy exigente / Exigente 0.000* 0.484 0.000* 0.000*
Muy exigente / Poco exigente 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
11) Exigencia Muy exigente / Nada exigente 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
de la escuela Exigente / Poco exigente 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
Exigente / Nada exigente 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
Poco exigente / Nada exigente 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
No trabajo / De 19 a 24 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
No trabajo / De 1 a 6 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
No trabajo / 25 o más 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
No trabajo / De 13 a 18 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
No trabajo / De 7 a 12 0.000* 0.000* 0.000* 0.000*
De 19 a 24 / De 1 a 6 1.000 1.000 0.000* 0.012*
12) Cantidad
De 19 a 24 / 25 o más 1.000 1.000 0.000* 1.000
de horas
a la semana De 19 a 24 / De 13 a 18 0.000* 0.000* 0.000* 0.006*
que trabaja
De 19 a 24 / De 7 a 12 1.000 0.055 0.000* 0.000*
el estudiante
De 1 a 6 / 25 o más 0.033* 1.000 0.000* 0.058
De 1 a 6 / De 13 a 18 0.000* 0.000* 0.000* 1.000
De 1 a 6 / De 7 a 12 1.000 0.174 0.000* 0.001*
25 o más / De 13 a 18 0.007* 0.000* 1.000 0.027*
25 o más / De 7 a 12 0.153 1.000 0.000* 0.000*
De 13 a 18 / De 7 a 12 0.000* 0.011* 0.000* 1.000
Anexos 133
Indica la frecuencia con la que los estudiantes de tu escuela te…
ofenden molestan por golpean, roban,
con insultos, medio de redes patean, esconden
Variables asociadas groserías o sociales (Instagram, cachetean o te quitan
apodos hirientes Facebook, Twitter), o maltratan tus cosas
correo electrónico físicamente
o mensajes de texto
Tener más dinero para mis gastos personales / Independizarme
0.000* 0.000* 0.000* 1.000
de mi familia
Tener más dinero para mis gastos personales / Ayudar a mantener
0.000* 0.000* 0.000* 0.005*
a mi familia
Independizarme de mi familia / Ayudar a mantener a mi familia 0.001* 1.000 1.000 1.000
* Diferencia significativa, p <=0.05.