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M1 - Metodología de La Intervención Social

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MÓDULO

Área: SOCIAL

1 Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL


Módulo: Fundamentos de la intervención social contemporánea
Área: SOCIAL M1
Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

Fundamentos de la intervención social contemporánea


Índice

Introducción ......................................................................................................................................................... 1
1. Caracterización de la intervención social ......................................................................................................... 2
1.1 Definiendo la intervención social: aportes de autores clásicos ................................................................................... 2
1.2 El imaginario social de la intervención social .............................................................................................................. 3
2. Problema social y la construcción de la realidad.............................................................................................. 5
2.1 El problema social como construcción histórica ......................................................................................................... 5
2.2 La vida cotidiana y la construcción de la realidad ....................................................................................................... 6
a. El problema social como construcción histórica ....................................................................................................... 6
b. La cuestión social y las problemáticas sociales............................................................................................................ 10
3. Desafíos de la contemporaneidad a la intervención social ............................................................................ 13
3.1 Propuestas contemporáneas de las ciencias sociales................................................................................................ 13
a. La propuesta de Habermas ..................................................................................................................................... 13
b. Propuesta de Guba y Lincoln................................................................................................................................... 13
3.2 Investigación social/intervención social como unidad de pensamiento y de acción ................................................ 15
Cierre del módulo ............................................................................................................................................... 17
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Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

Fundamentos de la intervención social contemporánea


Mapa de Contenido

Definiendo la
intervención social:
autores clásicos
Caracterización de la
intervención social
El imaginario social
de la intervención
social

El problema social
como construcción
histórica
Problema social y la
Fundamentos de la construcción social de
El problema social como
intervención social la realidad construcción histórica
contemporánea La vida cotidiana y la
construcción de la
realidad La cuestión social y las
problemáticas sociales

La propuesta de Habermas
Propuestas
contemporaneas de
las ciencias sociales La propuesta de Guba y
Desafíos de la Lincoln
contemporaneidad a
la intervención social Investigación
social/intervención
social como unidad
de pensamiento y de
acción.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


RESULTADO DE
Aplica la metodología del CMI para su implementación en organizaciones y
APRENDIZAJE
propone acciones correctivas a partir del análisis de desviaciones observadas.
DEL MÓDULO

Introducción
La comprensión de la caracterización de la intervención social plantea algunas discusiones epistémicas que
permitan fundar la intervención como respuesta a las explicitas exigencias que impone la contemporaneidad
y la inminente necesidad de desarrollar las capacidades de análisis, observación y diagnosis necesarias para
fortalecer el desempeño profesional en la praxis. Por esta razón, iniciamos el módulo con una indagación sobre
el concepto de intervención social, su relación con determinadas corrientes de pensamiento de las ciencias
sociales, la construcción de la intervención profesional desde una constante ruptura epistemológica con el
error y las formas de producción de conocimiento, estableciendo el vínculo entre las dimensiones acción social
e intervención social y su incidencia en el espacio específico del Trabajo Social.

La intervención social implica una responsabilidad del profesional en la sociedad. Matus plantea que “busca
poner en evidencia que toda intervención es capturada a partir de un lugar teórico, a partir de un modo de ver
[...] que tiene como resultado un hacer particular [...]”1, hacer que se traduce en una acción social especifica
del Trabajo Social sobre la realidad, siendo capaz de articular teoría y práctica en una dialéctica que nace en la
esencia de una comprensión social compleja, sobre una determinada constelación de fenómenos sociales que
son histórico – espacialmente definidos por los propios sujetos sociales, razón por la cual pueden ser
producidos y reproducidos socialmente y por consiguiente para su intervención. Es mediante el estudio de
dicha realidad, que el profesional puede comprender el sobre qué, el por qué y para qué se interviene. Con
ello se hace referencia a la relación entre epistemología, teoría social, objeto de intervención, práctica y el
sistema de valores y principios profesionales. Por tanto, las respuestas de la intervención social son una
construcción que surge como resultado de una continua reflexión teórica y de una permanente revisión de la
prácticas sobre los hechos y situaciones sociales propios de la vida cotidiana de las personas, en el sentido de
contribuir a la generación o reconocimiento de cambios positivos que posibiliten la sustentabilidad o
restitución de un equilibrio dinámico que promueva el bienestar de las personas y las colectividades, en la
dicotomía de lo micro y lo macro social. Para ello y desde una dimensión teórico – metodológicas, se trabajarán
los asuntos referentes a la construcción social de la realidad, que permitan en base a la práctica profesional
como práctica social, que se posiciona individual o colectivamente, configurar dicha realidad desde una
perspectiva situacional como “campo interventivo” en el cual se interrelacionan una serie de actores capaces
de formar parte de un lógico y operativo “sistema de acción”, donde Trabajador Social, sujetos de atención,
institución y entorno se interconecten con la finalidad de generar un proceso de mutuo apoyo social. La idea
es superar la espontaneidad que lleva a la desorganización de la acción que es sucedida tradicionalmente en
los diversos niveles profesionales.

1
Matus, T. (1999). Propuestas contemporáneas en Trabajo Social: hacia una intervención polifónica. Editorial Espacio. Buenos Aires.
Pp., 26 - 28.
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Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL Pág. 2

Fundamentos de la intervención social contemporánea


Por esta razón es fundamental, en este primer módulo, dar a conocer genéricamente los cambios cualitativos
que debe enfrentar la intervención del Trabajo Social, con lo cual se podrá sobrepasar el limitado papel de
orientador de las personas ante situaciones conflictivas inmediatas y de movilizador hacia la prestación de los
servicios sociales. En definitiva, aprender un real “saber hacer”.

La intervención social es específica del Trabajo Social y recupera las matrices fundantes, lo que implica una
ruptura con la idea de ayuda o de intervención social espontanea. El módulo rescata la concepción de
intervención, que posibilite una ubicación profesional y disciplinar de Trabajo Social en los diversos dominios
del mundo de la vida. Es decir, asegurar la calidad de la acción del profesional, por medio de la producción y
reproducción un proceso de intervención capaz de generar realmente cambios positivos en las personas y en
el entorno, lo que sin dudas exige pensar la intervención, pensando y reconociendo el “cómo” las propias
personas perciben, entienden y comunican sus experiencias y el “cómo” ello incide en su comportamiento, en
sus situaciones de vida y en las modalidades de atención o enfrentamiento que ante ellas generan, desde una
perspectiva de coparticipación y de empoderamiento relacional de naturaleza reciproca que gesten
posibilidades ciertas de desarrollo y cambio.

1. Caracterización de la intervención social


1.1 Definiendo la intervención social: aportes de autores clásicos
La intervención social ha sido una actividad que ha dado identidad al Servicio Social y al Trabajo Social.
Analizaremos algunas definiciones tradicionales que se presentan en el quehacer cotidiano del trabajo social
aún y es necesario conocerlas para comprender, posteriormente, la intervención social de la
contemporaneidad que es compleja. Es así como, en términos generales, la intervención social es considerada
un conjunto de actividades realizadas de manera más o menos sistemática y organizada, para actuar sobre un
aspecto de la realidad social, con el propósito de producir un impacto determinado.

El término intervención comienza a aparecer en la literatura del Trabajo Social a finales de los años 50,
sustituyendo al término tratamiento, acuñado, a principios del siglo, en los primeros planteamientos teóricos
de la disciplina por Mary Richmond. Este cambio se produce a causa de varios hechos, y marca el comienzo de
la conceptualización contemporánea de la práctica del Trabajo Social. Algunos de los más importantes hechos
para este cambio son:

El uso de nuevas conceptualizaciones de la psicología del ego y del funcionamiento social que hizo surgir
cuestionamientos al empleo del modelo médico en Trabajo Social. En sus inicios, usaba los términos de
diagnóstico y tratamiento que tienen fuertes connotaciones de la medicina y la enfermedad.

A fin de encontrar elementos comunes en la teoría práctica del casework, del Trabajo Social de Grupo y del
Trabajo Social de Comunidad, fue preciso revisar la terminología profesional. En el trabajo comunitario y en
algunos tipos de Trabajo Social con grupos, no puede utilizarse el término tratamiento, de modo que la
búsqueda de unidad entre los diferentes niveles de la práctica profesional hizo que se emplearan conceptos
comunes.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


La creciente diversidad de modalidades de práctica, muchas de las cuales rechazan el modelo médico, con
nuevas formas de aproximación a la práctica y nuevas terminologías. Además, intervención es un término
usado en algunas de las otras profesiones de ayuda, por tanto, más propio de disciplinas con este carácter que
tratamiento, que parece más limitado a la medicina. El uso de la teoría de sistemas, cada vez más en boga
comenzó a considerar a una persona o personas en una situación desde un punto de vista sistémico, este es
un cambio que conduce a la intervención en los sistemas, como una progresión lógica. La intervención es
congruente con el pensamiento sistemático.

En los últimos tiempos, se impone una práctica más comprometida del Trabajo Social. En efecto, a partir de
1960, la profesión se involucra con nuevos problemas, nuevos grupos sociales y nuevas situaciones que
demandan estrategias y técnicas diferentes a las clásicas, lo que lleva a los profesionales a plantearse cambios
en su pensamiento y en su práctica. Estos cambios representan no sólo cambios en el lenguaje, sino en la
manera de comprender a la persona en su situación. La intervención se centra en roles, relaciones e
interacciones, más que en aspectos intrapersonales de la vida de las personas. Esto supone comprender los
factores ambientales y su importancia en la vida del sujeto de atención.

La comprensión del SOBRE QUÉ, él PARA QUÉ, el CÓMO y CON QUIÉN de la intervención profesional,
comienzan a ser analizados y sustentados teórica y prácticamente. Teóricamente, porque paren del supuesto
que toda intervención se fundamenta en un conjunto de conceptos que guían el accionar del profesional.
Prácticamente, porque el profesional no sólo piensa, sino también actúa: por ello, pensar y actuar son dos
aspectos fundamentales de toda intervención llamada profesional.

IMPORTANTE

Toda forma de intervención social se apoya en referentes técnicos, necesita métodos y técnicas de acción y tiene
una intencionalidad dada por el marco ideológico, político o filosófico de quien realiza esas acciones.

1.2 El imaginario social de la intervención social


La intervención es el “acto” de un trabajo o acciones, a partir de una demanda social identificada como solicitud
de intervención, en el marco de una especificidad profesional. Y he aquí algo importante e interesante, la
intervención del trabajador social está atravesado por el lugar que la profesión tiene en el imaginario social. Es
así es como se piensa que las características, las funciones, las prácticas del trabajador son de ayuda a las
personas, de acompañamiento en las aflicciones utilizando la empatía como panacea y técnica de solución de
conflictos. Y, esto correspondería, aún con salvedades a un paradigma tradicional de la década del 50 y estamos
en el siglo XX con una sociedad absolutamente diferente y un Trabajo Social profesionalizado y disciplinar. A
esto ha contribuido, las diferentes denominaciones que la profesión ha asumido históricamente: visitadora
social, asistente social, trabajador social.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


Lo que el imaginario social desconoce y no tiene porque saber pues es una cuestión disciplinaria, es que estas
tres denominaciones no son solo rupturas enunciativas sino son construcciones históricas que empiezan en el
concepto de caridad, continúan con los intentos de diferenciación de la filantropía y la feminización de la
profesión, para asumir que es un servicio e insertarse en las ciencias sociales aplicada en cuanto profesión y
disciplina.

Comprendiendo esta perspectiva, es posible aprender que la intervención profesional no es un episodio


natural, sino una construcción de un espacio de tiempo, de un momento que se constituye desde la perspectiva
de los diferentes actores que, de una manera u otra, participan en el proceso interventivo como son las
Instituciones, los sujetos individuales y colectivos y el sujeto profesional.

La intervención profesional en Trabajo Social es un quehacer, es una práctica específica que intenta generar
algún cambio, transformación o modificación en la situación que le es presentada, lo que requiere una
construcción metodológica, esto es, un proceso metódico como veremos en los próximos módulos. Es una
acción específica del trabajador social considerando las estructuras, los sistemas y los procesos humanos para
producir cambios.

Los trabajadores sociales también son portadores de un imaginario social y en este sentido es posible compartir
algunas creencias como:

El entorno debe
Los individuos deben
procurar la
contribuir, tan
oportunidad y
efectivamente como
recursos para la
puedan a su propio
máxima realización de
bienestar y al de los
las potencialidades y
otros, en su
aspiraciones de todos
comunidad inmediata.
los individuos.

Las relaciones Las interacciones


transaccionales entre humanas son
individuos deberían transacciones por
asegurar la dignidad, naturaleza; esto es,
individualidad y toda interacción es
autodeterminación de afectada por otras
todos. interacciones.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


La intervención del trabajador social se centra en esas transacciones, para producir cambios, cuando el
funcionamiento social es conflictivo en cuanto a satisfacer necesidades de uno o más elementos que participan
en la relación transaccional.

Autores clásicos de Trabajo Social como De Robertis 2plantea, en términos genéricos, que la intervención es
“querer actuar” “tomar parte voluntaria” en algún asunto, por lo tanto “convertirse en un mediador”. Desde
una perspectiva macrosocial, la intervención social constituye “una acción organizada y desarrollada
intencionalmente para modificar situaciones sociales.

La intervención es una actividad profesional que se operativiza en el ámbito de las políticas sociales, en el
proceso hacia el mejoramiento y modernización de las estructuras e instituciones de la sociedad, y promueve
la participación de los individuos…”.3

En el ámbito profesional del Trabajo Social la intervención es considerada o una “actividad llevada a cabo bajo
una óptica concreta”4. Para Escartín Caparrós5 la intervención es la actividad del trabajador social orientada a
provocar cambios en un sentido sistémico. Así concebida, la intervención es una acción específica con relación
a los sistemas o procesos humanos para producir cambios. Es el qué hacer, pero también el cómo hacer, ya que
en este nivel se inscriben los valores ideológicos interiorizados del profesional y la orientación de lo que hace
con los sujetos de atención. En consecuencia, la intervención es la acción guiada por el conocimiento, valores
y habilidades del trabajador social hacia la consecución de metas específicas.

2. Problema social y la construcción de la realidad


2.1 El problema social como construcción histórica

La ubicación de la intervención profesional en el marco de las problemáticas derivadas de la producción y


reproducción de la vida social permite revalorizar la capacidad transformadora de los actores sociales. Para
Giddens “los agentes sociales son los que producen, mantienen y alteran cualquier grado de sistematicidad de
la realidad. Por ello, estas prácticas reproducidas por los actores, además de ser consecuentes con las teorías,
constituyen el marco en el cual se estructura, no sólo el objeto de la intervención sino también el significado
social de dichas prácticas.

Para comprender la intervención social, es preciso conocer como la sociedad construye, da origen a las
problemáticas sociales que dan origen a la intervención profesional.

2
De Robertis, C y otros. (1988). Metodología de la intervención en Trabajo Social”, Buenos Aires, Editorial Ateneo.
3
Rubí, Carmen. (1992). Introducción al Trabajo Social . Euge , 2º Edición, pp.18.
4
Rubí, Carmen. (1992).Introducción al Trabajo Social. Euge , 2º Edición, pp.18.

5
Escartín, M.(1992). Manual de Trabajo Social. Editorial Aguaclara, España, Págs 26-28
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2.2 La vida cotidiana y la construcción de la realidad
a. El problema social como construcción histórica
Los problemas sociales surgen en la vida cotidiana, en el día a día de los sujetos, por tanto, es necesario
comprender la construcción social de la realidad porque en ella se encuentran los fundamentos del
conocimiento de la cotidianeidad, para posteriormente, intervenir. La vida cotidiana se presenta a los hombres
como una realidad interpretada por los mismos hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un
mundo coherente. El mundo de la vida cotidiana se da por establecido como realidad por los miembros
ordinarios de la sociedad en el comportamiento subjetivamente significativo de sus vidas. Es un mundo que se
origina en sus pensamientos y acciones, y que esta sustentado como real por éstos.

La vida cotidiana se experimenta como algo normal y evidente por si misma, vale decir, constituye una actitud
natural y se aprehende como una realidad ordenada. Sus fenómenos se presentan dispuestos de antemano en
pautas que parecen independientes de nuestra aprehensión de ellos mismo y que se les imponen. La realidad
de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos que han sido
designados como objetos antes de la existencia del sujeto.

El lenguaje usado en la vida cotidiana proporciona continuamente las objetivaciones indispensables y dispone
el orden dentro del cual estas adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para los
sujetos. Esto es, se vive en un lugar que tiene un nombre geográfico; se utilizan herramientas, desde abrelatas
hasta autos deportivos, que tienen un nombre en el vocabulario técnico de la sociedad en que se vive; el sujeto
se mueve en una red de relaciones humanas, desde el club al que pertenece hasta el país que quiere visitar y
todo está ordenado, funcionando con su propio vocabulario. De esta manera el lenguaje marca las
coordenadas de la vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos.

El sujeto experimenta la vida cotidiana en grados diferentes de proximidad y alejamiento, tanto espacial como
temporal. Lo más próximo es la zona de vida cotidiana directamente accesible a la manipulación temporal. Esa
zona contiene el mundo que está al alcance del mundo en el que actúa, en el que vive, en el que trabaja y en
el que es posible generar problemas y modificar la realidad.

En este mundo de actividad la conciencia está dominada por el motivo pragmático. La atención a este mundo
está determinada principalmente por lo que el sujeto ya ha hecho, por lo que hace y por lo que piensa hacer
en su vida y con su vida. De esta manera, el sujeto construye su mundo por excelencia. Sin embargo, la realidad
de la vida cotidiana incluye zonas que no resultan accesibles de esta manera, porque el sujeto no tiene un
interés pragmático en esas áreas o bien el interés por ellas es indirecto, en tanto puedan no querer conocer o
poder conocer manipulativamente para acceder y/o modificar.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


En todo caso, el interés de los sujetos por las zonas alejadas es menor, por cierto, menos urgente. El interés
del sujeto se centra en el grupo de objetos que intervienen en su tarea diaria porque el mundo de la vida
cotidiana es real para unos y para otros, es real para todos los sujetos porque no se puede existir en la vida
cotidiana sin interactuar y comunicarse continuamente con otros. La actitud natural de un sujeto para con este
mundo corresponde a la actitud natural de otros, que también aceptan las objetivaciones por las cuales este
mundo se ordena, que también ellos organizan este mundo en torno de aquí y ahora de su estar en él y se
proponen actuar en el. También se sabe que los otros tienen de este mundo común una perspectiva que no es
idéntica entre los sujetos. De este modo, el aquí de uno es el allí de otros y en consecuencia el ahora no se
superpone del todo con el de ellos. A pesar de eso, se sabe que se vive con los otros en un mundo que es
común.

Para el Trabajo Social y, específicamente, para la metodología de intervención, lo importante es conocer y


comprender el espacio donde se construyen los problemas sociales porque hay una correspondencia continua
entre los significados de uno y los significados de otros en este mundo, que se comparte un sentido común de
la realidad entre todos.

La actitud natural es la actitud de la conciencia del sentido común, precisamente porque se refiere a un mundo
que es común a muchos hombres. El conocimiento que se comparte es el conocimiento del sentido común,
este es el conocimiento que se comparte con otros en las rutinas normales y auto-evidentes de la vida
cotidiana.

Entonces, se debe entender que la realidad de la vida cotidiana se da por establecida como realidad. No
requiere verificaciones adicionales sobre su sola presencia y más allá de ella. Está ahí, sencillamente, como
actividad evidente de per se y es imperiosa, se sabe que es real. Aun cuando pueda abrigar dudas acerca de
su propia realidad el sujeto está obligado a suspender esas dudas porque existe rutinariamente en la vida
cotidiana. Esta suspensión de dudas es tan firme que, para abandonarla el sujeto tiene que hacer una transición
extrema porque el mundo de la vida cotidiana se impone por si solo y cuando quiere desafiar esa imposición
debe hacer un esfuerzo deliberado y nada fácil. La transición de la actitud natural a la actitud teórica del filósofo
o del hombre de ciencia, ejemplifica este punto. Pero no todos los aspectos de esa realidad son igualmente
problemáticos.

La vida cotidiana se divide en sectores, unos que se


aprehenden por rutina y otros que presentan problemas
de diversas clases. La realidad de la vida cotidiana abarca
los dos tipos de sectores, en cuanto lo que parece un
problema no corresponda a una realidad completamente
distinta porque, en tanto las rutinas de la vida rutinaria
prosigan sin interrupción, serán aprehendidas como no
problemáticas.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


El sector no problemático de la realidad cotidiana sigue siéndolo solo hasta que su continuidad es interrumpida
por la aparición de un problema. Cuando esto ocurre, la realidad de la vida cotidiana busca integrar el sector
problemático dentro de lo que ya no es problemático utilizando el conocimiento del sentido común que
contiene una diversidad de instrucciones acerca de cómo proceder para esto. No obstante, habrá de encarar
el hecho como problema antes que reintegrarlo sencillamente dentro del sector no problemático de la vida
cotidiana. Esto es sumamente importante de comprender por los trabajadores sociales que atienden a los
sujetos y presentan sus problemas desde el sentido común y el profesional no puede entregar respuestas ni
encarar intervenciones también desde el sentido común. Para eso, no se requiere un profesional, está el propio
sujeto.

Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras realidades parecen como zonas limitadas de significado,
enclavadas dentro de la suprema realidad caracterizada por significados y modos de experiencia circunscritos.
Podría decirse que la suprema realidad las envuelve por todos lados, y la conciencia regresa a ella siempre
como si volviera a un paseo, El teatro proporciona una excelente ejemplificación de este juego por parte de los
adultos. La transición entre las realidades se señala con la subida o bajada del telón. Cuando se levanta el telón,
el espectador se ve transportado a otro mundo, que tiene significados propios y a un orden que tendrá o no
mucho que ver con el orden de la vida cotidiana. Cuando cae el telón, el espectador vuelve a la realidad, es
decir, a la suprema realidad de la vida cotidiana en comparación con la realidad presentada sobre el escenario,
parece ahora tenue y efímera, por vivida que haya sido la presentación de momentos anteriores. Las
experiencias estéticas y religiosas son productores endémicos de zonas limitadas de significado.

Todas las zonas limitadas de significado se caracterizan por desviar la atención de la realidad cotidiana. Si bien
existen, claro está, desplazamientos de la atención dentro de la vida cotidiana, el desplazamiento hacia una
zona limitada de significado es de índole mucho mas extrema produciendo un cambio radical en la tensión de
la conciencia.

En la vida cotidiana el lenguaje merece una mención aparte. El lenguaje


común de que dispone el sujeto para objetivar sus experiencias, es decir
para expresar sus vivencias, lo aprende y se basa en la vida cotidiana y
es una referencia, aun cuando lo use para interpretar experiencias que
corresponden o que responden a zonas limitadas de significado. Es así
como el sujeto puede deformar la realidad en cuanto empiezas a
emplear el lenguaje común para interpretarlas, vale decir, traduce las
experiencias que no son cotidianas volviéndolas a la suprema realidad
de la vida cotidiana. Esto puede advertirse fácilmente asociándolo con la
experiencia de los sueños; pero también es típico que los que tratan de hacer conocer mundos de significados
teórico, estético o religioso.

El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo. La estructura espacial, es
totalmente periférica y posee una dimensión social en virtud del hecho de que la zona de manipulación de un
sujeto se intersecta con la zona de manipulación de otros. Por su parte, la temporalidad es una propiedad
intrínseca de la conciencia. El torrente de la conciencia está siempre ordenado temporalmente.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


El mundo de la vida cotidiana tiene su propia hora oficial, que se da intersubjetivamente. Esta hora oficial
puede entenderse como la intersección del tiempo cósmico con su calendario establecido socialmente según
las secuencias temporales de la naturaleza y el tiempo interior, en sus diferenciaciones antes mencionadas.
Nunca puede haber simultaneidad total entre estos diversos niveles de temporalidad como lo ejemplifica muy
claramente la experiencia de la espera. Tanto el organismo como la sociedad a de pertenencia imponen al
tiempo interior ciertas secuencias de hechos que requieren de una espera.

Toda la existencia en este mundo está ordenada continuamente por su tiempo, está verdaderamente envuelta
en él. La propia vida es un episodio en el curso externamente artificial del tiempo. Existía antes de que el sujeto
naciera y seguirá existiendo después que el muera y el conocimiento de la inevitable muerte, hace que ese
tiempo sea limitado.

La misma estructura temporal, es coercitiva. No puede intervenir a voluntad las consecuencias que ella impone:
lo primero es lo primero constituye un elemento esencial del conocimiento de la vida cotidiana. Por ejemplo,
no puedo rendir un examen determinado sin antes haber aprobado ciertos cursos. De igual manera, la misma
estructura temporal proporciona la historicidad que determina la situación en el mundo de la vida cotidiana.
El sujeto nace} en una determinada fecha e ingresa a la escuela en otra, etc. Estas fechas, sin embargo, están
todas ubicadas dentro de una historia mucho más vasta y esa ubicación conforma decididamente la situación.

En la vida cotidiana hay un saber cotidiano, conceptos claves para la intervención profesional. El análisis de la
vida cotidiana y el saber cotidiano es de reciente incorporación en el Trabajo Social. Sin embargo, a lo largo de
la conformación de la profesión como disciplina, la vida cotidiana ha sido entendida, sin darle ese nombre,
como la relación de cercanía con el sujeto de atención en la que se intentaba comprender su mundo cultural,
sus formas de vida. Ello a fin de orientar la intervención profesional como una forma de educación social para
la integración de individuos. grupos y comunidades. La importancia de estos conceptos radica en el
reconocimiento de un espacio concreto en el que los sujetos construyen y configuran la sociedad y le dan
sentido a su vida, porque a través de esa construcción se pueden explicar los aspectos más significativos de la
vida social, aspectos que ayudan a identificar y enriquecer la intervención profesional en tanto ella puede
aportar elementos de análisis para la comprensión de la vida de los sujetos.

Por otro lado, tanto la vida cotidiana como el saber cotidiano constituyen puntos de partida importantes para
la construcción de saber científico. El mismo que aporta elementos para la crítica a la vida cotidiana. Las
prácticas sociales reproducidas por los distintos actores sociales están connotadas de experiencia histórica por
lo que sus acciones sociales tienen distintos intereses, motivos y razones expresando el lugar diferenciado de
los sujetos en esta sociedad, en consecuencia, el objeto de intervención nace en la interrelación de esos
intereses, motivos y razones, por lo que el conocimiento, comprensión y explicación de esa realidad debe
permitir al trabajador social ubicarse política y éticamente.

Desde la perspectiva de Parsons y Durkheim que tanta influencia ha tenido y tiene en Trabajo Social, cabe
mencionar que, a pesar de reconocer que esos intereses son conflictivos, dan una explicación que encubre el
carácter contradictorio de una divergencia al plantear que esos intereses emergen cuando el ordenamiento
social no es capaz de armonizar los propósitos de los diversos miembros de la colectividad en un consenso
simétrico.
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Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL Pág. 10

Fundamentos de la intervención social contemporánea


Los contextos y los escenarios de las prácticas actuales son cambiantes y fáciles de observar porque abarcan
desde lo socio económico hasta el sentido de la vida cotidiana. Los espacios tradicionales de construcción del
sujeto como la familia, por ejemplo, se ha transformado. Hay un sociólogo norteamericano, Christopher Larsch
que plantea que la familia ya no es un tradicional refugio sino más bien es un lugar sitiado, invadido por lo
público pues actualmente lo público es privado y lo privado es público. Carballeda6 explica así las
transformaciones sociales: “…se presentan nuevas expresiones de la cuestión social, las mismas se
caracterizan por una complejidad que comprende una serie de problemas sociales que contienen tanto
las características objetivas como subjetivas de los problemas sociales. Es decir, tanto desde una perspectiva
normativa como desde su impacto en la sociedad. Esas problemáticas sociales, articulan la noción de
injusticia de los mismos, que puede alcanzar a sectores heterogéneos de la sociedad, la afectación negativa
a códigos y pautas, la noción singularizada que puede resolverse en forma colectiva a través de diferentes
formas de intervención y la necesidad de análisis de la denuncia del problema social a partir de la finalidad
de ésta”.

b. La cuestión social y las problemáticas sociales


Las transformaciones sociales producen un nuevo sujeto para la intervención social lo que hace que la
intervención social contemporánea tenga como requisito sine qua non definir el objeto de intervención
profesional iniciándose con el reconocimiento de los diversos intereses, y ahí surgen conflictos, los problemas
producto de la forma de organización de la sociedad. En las ciencias sociales, la teoría crítica permite entender
el carácter y la naturaleza de esos intereses, pero también la relación entre intereses particulares y comunes.

El objeto de intervención en su explicación más general debe tener en cuenta la teoría de los intereses,
específicamente, establecer de qué forma esos intereses son objetivados por los actores en la reproducción de
sus prácticas cotidianas, fundamentalmente cuando tienen que satisfacer sus necesidades. El objeto de
intervención se estructura en la reproducción de las prácticas cotidianas de los actores que son portadores de
necesidades, intereses, racionalidades y saberes distintos. Esto hace compleja la determinación del objeto de
intervención, más aún si no se tiene en cuenta el contexto inmediato en el que esos intereses y racionalidades
se explicitan a la hora de satisfacer las necesidades que los sujetos expresan a través de las demandas.

Las consecuencias prácticas y teóricas de la historia del Servicio Social llamada reconceptualización son la
recurrencia en el inconsistente uso de categorías marxistas de análisis y la tendencia a una ampliación
mecánica de dichas categorías en la realidad. Los modelos metodológicos desarrollados en esa época se
caracterizaron generalmente, por estructurar un conjunto de pasos que permitieran la aplicación de la teoría
del conocimiento. La lógica de construcción se basaba en determinar que la acción inmediata llevaba a
procesos cognitivos, que a su vez permitían concretar acciones de movilización junto con el pueblo, para lo
cual el trabajador social debería despojarse de su situación de pequeño burgués para una convivencia real con
el pueblo, dado que el pueblo posee la verdad revolucionaria.

6
Carballeda, Alfredo Juan Manuel. Problemáticas Sociales Complejas y Políticas Públicas. Revista CS. Universidad ICESI. Cali
Colombia. 2007.
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Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL Pág. 11

Fundamentos de la intervención social contemporánea


A pesar del significado político que tuvo la reconceptualización, las metodologías de intervención que se
siguieron desarrollando en ese período eran de carácter funcionalista, salvo las metodologías basadas en la
educación popular y que no eran patrimonio exclusivo del Trabajo Social. En general, no se realizaron rupturas
epistemológicas significativas que permitan dar realmente un salto cualitativo a nivel de construcción del
objeto como un proceso teórico-práctico que aporte al saber profesional y sirva realmente a la canalización de
las necesidades de los sectores vulnerables de la sociedad.

A pesar de las críticas realizadas a la reconceptualización y la construcción del objeto de intervención en esa
etapa, es necesario aceptar que ella significó en la profesión un intento de ruptura a las posiciones
conservadoras y anti modernas de la profesión y que marcaron de manera significativa su desarrollo posterior.
En la reconceptualización está el germen del análisis de aspectos problemáticos en la profesión como:

La convicción de que la teoría y la práctica forman una diada inseparable y son igualmente necesarias. La
dicotomía entre ambos es una falacia que tiene su origen en la importancia que se le asigna a la evidencia de
los hechos, cuyo origen se encuentra en la visión más positivista del conocimiento fundamentado en el Trabajo
Social en la propuesta de Mary Richmond. La necesidad de afianzar la investigación como parte sustancial del
desarrollo disciplinario y profesional. La investigación debe ser incorporada en tres niveles: como producción
de conocimiento sobre la disciplina, referida, fundamentalmente, a develar la naturaleza del Trabajo Social;
sobre problemáticas que surgen de las políticas sociales y la vida cotidiana de los sujetos, a fin de poder llenar
el vacío que tiene las ciencias sociales respecto al conocimiento de aspectos concretos que hacen a la dinámica
microsocial de sus vidas: y, finalmente como actitud incorporada a la práctica cotidiana de la intervención
profesional. Dicha actitud investigativa permite interrogarse sobre los aspectos más sustanciales de los sujetos
en la lucha por la satisfacción de sus necesidades y permiten direccional la acción profesional.

Estos niveles de investigación, incorporados a la vida profesional, permiten desarrollar la capacidad del Trabajo
Social de producir conocimientos y no ceñirse exclusivamente a la función de ejecutores de acciones diversas.
El contexto que determina el ámbito de las situaciones problemáticas que los actores expresan, está dado por
la reproducción cotidiana de la vida social que para el caso del Trabajo Social se entiende como explicitación
de la cuestión social, referida a la relación sujeto-necesidad.

La reproducción cotidiana de la vida social es el conjunto de las actividades que los hombres realizan. Agnes
Heller considera que el hombre que participa en dichas actividades es un hombre entero por participar en
dicha reproducción con sus sentidos, habilidades, capacidades, pasiones, ideas, ideologías, etc. En este sentido
la vida cotidiana es la verdadera esencia de la sustancia social. La reproducción de las prácticas de los actores
como prácticas cotidianas tiene el valor de la esencia de sustancia social, de alguna manera referida a la
reproducción de la estructura y acción de los sujetos en la sociedad, pero en ese proceso de reproducción hay
transformación, aspecto que nos diferencia de las posiciones reproductivas y mecánicas de los sujetos.

En este sentido, Giddens plantea que no hay separación entre estructura y acción por el carácter recursivo de
la vida social constituida en prácticas sociales: a partir de ello, podemos decir que la estructura es, a la vez
instrumento y resultado de la reproducción de las prácticas de los sujetos pero, además, simultáneamente,
forma parte de la constitución de las prácticas sociales, en consecuencia se considera que estas prácticas de
los sujetos en la vida cotidiana constituyen la textura misma de la sociedad.
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Curso: METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL Pág. 12

Fundamentos de la intervención social contemporánea


En la contemporaneidad, el gran desafío que le plantea a la intervención es la comprensión de la relación
estructura y acción permite que permita al trabajador social explicar de manera precisa el contexto de
construcción de su objeto de intervención entrecruzando diversas racionalidades de los actores que
intervienen en la acción profesional. Asimismo, los saberes de dichos actores que interactúan y se
intercomunican con relación a la necesidad de la satisfacción de éstas. Una concepción crítica sobre la práctica
de los actores posibilita aportar a una línea de pensamiento que supere la dicotomía entre individuo y sociedad,
institución- comunidad y el acento que se pone en el análisis macro y/o micro social.

Esto significa que el espacio de constitución de las prácticas sociales no tiene una analogía con el ámbito de la
naturaleza: no existe un principio de uniformidad en el sentido de que se dan circunstancias y acontecimientos
empíricos que puedan ocurrir de forma idéntica como lo señala el paradigma positivista, pero sí existe en esas
prácticas cierto nivel de regularidad en el sentido de reproducción cotidiana. Las ciencias sociales
contemporáneas reconocen que el proceso de reproducción se da en un contexto histórico y genera
conocimiento, saber cotidiano, pero a su vez, el sujeto no es cautivo de dicha reproducción, por el contrario,
es un agente dinámico y transformativo.

A esto, Carballeda agrega que “… en la singularidad de cada situación de intervención, donde el sujeto que
emerge no es el esperado por los viejos mandatos institucionales. Ese otro, que muchas veces recibe la
mirada asombrada e interpelante de la institución que lo ratifica en el lugar de un objeto no anhelado”.

La intervención parte del supuesto de que ella se conforma en el desarrollo de los procesos sociales
reproducidos cotidianamente. Por ello, no es considerada como una actividad, o varias actividades, o la
ejecución de un proyecto planificado y, por último, no son respuestas múltiples y anárquicas al conjunto de
necesidades que los actores sociales demandan. Lo correcto es considerarla en la dimensión de lo que es, un
proceso de construcción histórico- social, un proceso dotado de historicidad que se genera en el desarrollo de
la dinámica social de los actores que intervienen en el ejercicio profesional y es, en esta dinámica generada por
esa relación donde se construye el objeto de intervención profesional.

Los procesos sociales se refieren a la producción y reproducción de la acción social de los sujetos con los cuales
se trabaja profesionalmente. Esa acción está argumentada por la ciencia social a partir de la explicación de las
circunstancias estructurales o sistemáticas de los actores de la actividad social. Sin embargo, esta comprensión
requiere del análisis de los sujetos en su cotidianeidad vivenciada en el espacio microsocial de la vida de los
actores. Al no ser analizada esta dimensión se deja un vacío en la producción de conocimiento respecto al
modo de vida de los sujetos. Al no considerar estos elementos estará ausente la explicación sobre las prácticas
concretas que dan lugar a la producción cotidiana de la vida social. Razón tiene Giddens, que señala que
producción de la vida social que los actores realizan, constituye la expresión objetivada de las propiedades de
las colectividades (sean estas clases, grupos, etc.) y sus procedimientos de acción se presuponen mutuamente,
puesto que no se puede separar la estructura de la acción.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


3. Desafíos de la contemporaneidad a la intervención
social
3.1 Propuestas contemporáneas de las ciencias sociales
Teórica y metodológicamente, la intervención social tiene su fundamento en las ciencias sociales
contemporáneas siendo la investigación requisito sine qua non, como paso previo a la implementación de
acciones. Por eso, a continuación, revisaremos algunos paradigmas. Este es un gran salto cualitativo para el
Trabajo Social pues le permite superar la espontaneidad y le otorga estatuto de cientificidad a la intervención
social.

a. La propuesta de Habermas
Habermas (1984) propone la distinción entre ciencias empírico-analíticas, ciencias histórico- hermenéuticas y
ciencias sistémicas de la acción o ciencias orientadas a la crítica. Cada uno de estos tres modos de conocimiento
se fundamenta en el distinto tipo de interés que guía el conocimiento: Interés teórico, interés práctico e interés
emancipatorio, respectivamente.

Para Habermas (1984:170) “las teorías científicas de tipo empírico abren la realidad bajo la guía del interés por
la posible seguridad informativa y por la aplicación del éxito mediante el control de la acción”. Por su parte, las
ciencias histórico-hermenéuticas tienen un interés cognitivo de tipo práctico, por cuanto buscan “conservar y
ampliar la intersubjetividad de una posible comprensión orientada de la acción de sentido. La comprensión de
sentido dirige su dispositivo hacia el posible consenso de los actuantes en el marco de una auto-comprensión
transmitida”. (Habermas, 1984:170-171).

Las ciencias de la acción sistemáticas están fundamentadas en un conocimiento auto-reflexivo y crítico. Al igual
que las ciencias empírico-analíticas tienen como objetivo inicial la producción de leyes sobre la realidad social.
La crítica de las ideologías, que fijan las leyes, es un proceso de reflexión, de autorreflexión que libera al sujeto,
a los actores sociales de su dependencia y sometimiento a los poderes establecidos. Este autor afirma que “la
autorreflexión está determinada por un interés cognitivo emancipatorio”.

b. Propuesta de Guba y Lincoln


Las propuestas de Guba y Lincoln presentan tres nuevos paradigmas. Estos autores están citados en Rincon et
al, (1955: 23-41; y Valles, 1977: 49 y 56-59) y articulan las tres perspectivas en torno a las siguientes
dimensiones:
Ontológica Epistemológica Metodológica
✓Referida a la naturaleza del ✓Referida al proceso de ✓Referida al procedimiento o
objeto de investigación conocimiento, a la relación estrategia de investigación de la
entre el sujeto que conoce y el realidad que lleva a cabo el
objeto conocido. investigador. Es decir, el cómo
se investiga.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


Los tres paradigmas contemporáneos son:

El Paradigma Postpositivista, ontológicamente, propone un realismo crítico, frente al realismo ingenuo de los
positivistas. El realismo ingenuo considera que mediante la percepción podemos conocer la realidad tal como
es. Para el realismo crítico, la percepción implica añadir algo al objeto conocido, y esto que añade el sujeto
investigador debe ser analizado y criticado. Epistemológicamente, el postpositivismo es dualista/objetivista. A
pesar de la injerencia del sujeto en el objeto es posible separar ambas dimensiones y llegar a un conocimiento
objetivo, sin interferencia de los valores que pueden adoptar el investigador. Pero para lograr esta objetividad
es necesario utilizar una metodología intervencionista, es decir, manipulativa y experimental que controle las
variables extrañas y permita medir con precisión los sucesos. La metodología estadística también posibilita
este control objetivo de la realidad mediante el muestreo y los procedimientos de análisis estadístico
correspondiente.

El Paradigma constructivista entiende la realidad como un producto construido socialmente, en donde la


experiencia y la historia van cambiando. Ontológicamente propone una visión relativista del objeto de estudio.
En cada momento histórico y en cada sociedad un fenómeno social puede ser distinto del mismo fenómeno en
otro momento o en otro lugar. Las condiciones sociohistóricas generan lo social. En el plano epistemológico,
el conocimiento de la realidad supone una adecuación entre el sujeto y el objeto mediante un proceso de
comprensión empática; eso es, la realidad entre sujeto y objeto en este paradigma es de carácter subjetivista
e interactivo. El resultado es un método hermenéutico-dialéctico que utiliza como estrategia fundamental la
interpretación de los hechos en un contexto de relaciones sociohistóricas con significado, comparando y
confrontando distintas construcciones sociales (Rincón et al, 1995: 24-26).

El paradigma crítico presenta una visión de la realidad, una ontología que no se diferencia con claridad del
realismo constructivista, pues, considera la realidad en su dimensión histórica e ideológica como una realidad
virtual configurada por los valores sociales, políticos y culturales, económicos, étnicos y de género. Esta
realidad virtual se cristaliza en estructuras consideradas como reales, es decir, naturales e inmutables. Esto es
lo que se denomina realismo histórico. (Cuba y Lincoln, 1944, citado en Valles, 1997: 56 y Rincón et al, 1995:25).
Epistemológicamente esta perspectiva es subjetivista e interaccionista por cuanto resalta el predominio del
sujeto que conoce sobre el objeto conocido y su capacidad para transformar la realidad, para modificar el
objeto de modo consciente de acuerdo con los valores del investigador-actor. La metodología resultante es
principalmente participativa, favorecedora de los procesos de transformación mediante la intervención y el
compromiso social.

Lo interesante e importante para la intervención está en


que Guba y Lincoln proponen metodologías aplicables al
conocimiento, a la búsqueda de conocer las
problemáticas sociales en el caso del Servicio Social para
después intervenir y corresponden a los tres nuevos
paradigmas (Rincon et al, (1995).
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


La metodología empírico-analítica tiene un carácter nomotético en cuanto busca establecer principios
universales, generalizaciones y leyes que afectan a toda la población y no sólo a la muestra o individuos
investigados. La objetividad se establece mediante el acuerdo inter-jueces o por la aplicación de distintos
instrumentos y técnicas que ofrezcan los mismos resultados. La objetividad es producto de la validez y
fiabilidad de las técnicas utilizadas, es una cuestión técnica.

La metodología Constructivista, considera que la objetividad viene dada por la capacidad de ponerse en el lugar
del otro, por la empatía. El investigador pretende comprender lo que investiga desde dentro, identificándose
con el punto de vista del actor social implicado en el fenómeno o suceso que se investiga. Más que la
generalización o explicación nomotética, se busca una comprensión holística, global, de lo que se investiga,
para después intervenir en el caso del Servicio Social, poniéndolo en la relación con otros fenómenos y
buscando el significado que la situación tiene para los actores, la interpretación que los actores hacen desde
su propia cultura.
La metodología sociocrítica se caracteriza por plantear una reflexión crítica sobre la realidad que desvele los
determinantes ideológicos de los sucesos y hechos sociales y permita una toma de conciencia crítica sobre la
realidad social. La finalidad de esta metodología es la “crítica y transformación de las estructuras sociales,
políticas, culturales, económicas, étnicas y de género que constriñen y explotan a la humanidad” (Guba y
Lincoln, 1994, en Valles, 1997: 57). Las estrategias de investigación de esta metodología son la investigación-
acción-participativa y la investigación colaborativa.

En consecuencia, el desafío de la contemporaneidad al Trabajo Social es considerar la intervención como un


proceso metodológico.

3.2 Investigación social/intervención social como unidad de


pensamiento y de acción
Cualquiera sea el paradigma contemporáneo que sustenta la intervención social, hay elementos que son
comunes, como por ejemplo la investigación de la historia social donde reside la problemática. Y subsidiada en
Walter Benjamin se puede afirmar que la historia es una experiencia transmitida: comunidad de vida y de
discurso inexistente (porque se esta construyendo) y la nnarración de esa historia tiene el carácter de
comunidad entre el narrador y el oyente, entre la mano y la voz, el gesto y la palabra, es una comunidad de la
experiencia basada en la dimensión práctica y argumenta cuanto trata El concepto de historia “…el que cuenta,
transmite un saber, una práctica que forma parte de un mundo particular y privado… “ y “…el consejo no
consiste en intervenir desde el exterior en la vida de otros, sino “en hacer una sugerencia sobre la continuación
de una historia que está siendo narrada”. Por tanto, la inserción del narrador y del oyente en un flujo narrativo
común y vivo, ya que la historia continua, y está abierta a nuevas propuestas y a un quehacer juntos.

Estas conceptualizaciones forman parte de un proceso metodológico y provocan un quiebre con el Trabajo
Social conservador que tiene a reducir la intervención social a consejo a las personas portadores de dificultades
desconociendo que es un proceso metodológico. Finalmente, este proceso metodológico de intervención
empieza por un recorte geográfico y social del contexto en el cual el profesional inicia su práctica. Ello significa
iniciar un conocimiento del proceso en el cual se interrelacionan los actores en función de su relación con sus
necesidades. Para iniciar ese acercamiento, se establece un proceso de inserción. El mismo es considerado
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


como el primer momento metodológico que, articulado a una actitud investigativa, posibilita desarrollar un
diagnóstico que explique el campo problemático. Este proceso es una construcción en la cual se da una relación
dialéctica entre conceptos y realidad. Es decir, es un proceso de reformulación constante de dicho campo
problemático, que se diferencia de manera significativa de etapas formalizadas en las metodologías anteriores.

Sin embargo, en la actualidad las intervenciones sociales son, en general, relativas a la implementación de
políticas sociales que son focalizadas y están destinadas a los sujetos que no son capaces de satisfacer sus
necesidades en el mercado. El trabajo es el local público donde se recibe un sueldo y es un quehacer que no
pocas veces es estresante y exigente.

El acceso a los bienes materiales, tener para vivir, tener un conocimiento prudente para una vida decente como
nos señala Boaventura Dos Santos cuando se refiere al conocimiento y a la transición paradigmática y obtenido
esto, el paso siguiente, es el acceso para la riqueza espiritual. Y la riqueza espiritual es viabilizada también
materialmente: es el conocimiento científico, la cultura, el arte y eso no se obtiene en la penuria.

La existencia de sujetos contemporáneos pasa, en primer lugar, por la negación o superación de las condiciones
estructurales de la sociedad. En la acción profesional, no son los profesionales actuando aisladamente, son
parte de una corporación. Un trabajador social nunca está solo, él tiene atrás de si, una historia, una tradición,
una cultura. En cualquier sociedad, la transformación del individuo más allá de sus propias particularidades, la
transformación en un ser plenamente social, en un sujeto social, es siempre una construcción, un trabajo de
educación que es, necesariamente, autoconstrucción y autoeducación.

La esfera pública donde el sujeto habita trasciende las instituciones formales circunscritas al ámbito de las
relaciones sociales, más que una extensión del Estado. El sujeto es resultado de múltiples desafíos sociales
donde surge una concepción de políticas sociales basada en los derechos sociales.

El desafío fundamental de la intervención social contemporánea para el Trabajo Social radica en implementar
una estrategia de democratización de la sociedad entendida como un proceso de socialización política. En este
contexto, el sujeto se articula en la interacción entre objetividad y subjetivad, si se considera que la realidad
interna y la realidad externa se construyen en la experiencia de vivir. El sujeto busca la seguridad en su medio
entendiendo la subjetividad como resultante de un complejo compuesto por territorio, historia, familia,
ambiente, estrato social, el propio cuerpo biológico, la tecnología, los medios de comunicación, entre otros.
Este sujeto, como realidad entrelazada de estos múltiples componentes, vive la incerteza, la esperanza, la
alegría, el peligro, el placer, la muerte, la miseria, la riqueza. ¿Cuál es la contribución del Trabajo Social en la
intervención social? El Trabajo Social es un instrumento propicio para el despertar del sujeto, con todo lo que
el posee de autonomía, creatividad y capacidad para escoger la propia vida a partir de sus valores, una
exigencia cada vez mayor en la sociedad.
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Fundamentos de la intervención social contemporánea


Cierre del módulo
La intervención social es el quehacer identitario del Trabajo Social. Y, tal como ha ocurrido con la profesión que
ha tenido un desarrollo histórico de empezar como visitadora social, asistente social y actualmente trabajador
social, la intervención se ha identificado con esas etapas históricas comenzando por la ayuda, el apoyo, el
consejo, la asesoría hasta llegar a lo que es hoy un proceso de investigación e intervención. Si bien es cierto,
existen varias profesiones del área social y económica incluso que realizan intervenciones sociales, el Trabajo
Social se caracteriza por el manejo de las relaciones humanas, metodologías específicas de intervención social
y el manejo de técnicas de investigación para la recolección de información, a nivel micro y macro, por su
experiencia en el trabajo con personas de diversas culturas, condición socio económico, etnia, etc.

El objetivo de la intervención realizada por el trabajador social es provocar un cambio, una transformación de
una situación inicial que provoca la consulta al profesional. Esta transformación es procesual, donde participan
el profesional y el sujeto de atención, sea individual o colectivo y está inserto en el espacio donde actúan
ambos, esto es, la intersección entre lo privado y lo público. Privado, el sujeto y su entorno familiar. Público, el
espacio territorial donde habita, el territorio vivido, donde desarrolla su vida cotidiana.

Lo privado y lo público conforman un todo indisoluble. En la conjunción de ambos espacios se vive la vida
cotidiana y se construye la realidad. Aquí el sujeto se produce, se construye como tal, y se reproduce.
Las problemáticas sociales han cambiado porque la realidad ha cambiado y consecuentemente las ciencias
sociales han avanzado en el conocimiento.

Actualmente, la intervención social es compleja porque requiere de un proceso previo de investigación, de


conocimiento de los hechos, situaciones o eventos que han provocado la problemática. El conjunto de acciones
de investigación junto al conjunto de acciones de intervención se presenta en la vida cotidiana, en un aquí y
ahora del sujeto.

El profesional, en ese proceso de abstracción de conocer y comprender la problemática social utiliza


metodologías, métodos y técnicas. No es un proceso espontáneo. Tampoco es un proceso lineal. Es un proceso
global de pensamiento y acción, de conocimiento y resolución, de búsqueda de soluciones y he aquí la gran
diferencia con el concepto conservador de intervención social. Ahora, la intervención es con el sujeto y la
intervención también es con el sujeto, no es para el sujeto. Aquella famosa frase de “enseñar a pescar y no
dar el pescado” ha sido superada por la realidad. Enseñar a pescar no es suficiente, es necesario conocer el
mar donde vive el pez, a que especie pertenece y cómo se comporta en su ambiente. El Trabajo Social
interviene a nivel individual reconociendo, promoviendo, destacando las habilidades, competencias, actitudes
de los sujetos para que ellos sean los ejecutores de su transformación.

APORTE A TU FORMACIÓN

Esta asignatura es fundamental para la vida laboral, es la esencia de la profesión, es lo que el trabajador social ejecutar
todos los días en su vida laboral. El profesional, tradicional y actualmente, está inserto en instituciones, privadas o
públicas donde se implementan políticas sociales, proyectos y programas sociales. Es reconocida la capacidad del
Trabajo Social en estas áreas. Siempre el trabajador social piensa antes de actuar. Su quehacer diario no es
espontaneo, es pensado teóricamente y actuado metodológicamente. Es importante, entonces, aprender los
conceptos de este módulo para realizar un análisis coherente con la realidad en la prestación de servicios.

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