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Boyaca Un Paraiso de Belleza Natural

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BOYACÁ, UN PARAISO DE BELLEZA NATURAL

Por José Alcibíades Guerra Parada


Periodista

Si usted desea descansar en medio de la naturaleza, recrear el espíritu y revivir más


de cuatro siglos de historia del país, lo invito a disfrutar con su familia del hermoso y
paradisiaco paisaje boyacense. Tierra de libertad, trabajo y progreso, exhuberante y
generosa, de verdes ondulaciones adornadas con pequeños bosques de altiplanicie
andina y abundantes riquezas naturales, donde la naturaleza nos premió,
regalándonos la belleza inconfundible de una campiña multicolor, acogedora y
envidiable.

A solo dos horas de Bogotá, por vías totalmente pavimentadas y seguras, encontrará
un compendio de anales, crónicas, civismo, arte, cultura, tradición, folclor y singulares
contrastes entre el pasado y el presente, que lo hacen un departamento diferente,
privilegiado. Porque Boyacá posee incalculables riquezas de todo orden. Es en su
totalidad un mapa turístico, donde los viejos conventos, casonas y haciendas
patriarcales adornadas con jardines y flores silvestres, aún conservan pequeños
oratorios y pinturas de viejos artistas que no quisieron partir sin dejar huella para la
posteridad. Estas construcciones coronadas de multicolores buganvilles se convierten
en cómodos e inolvidables hospedajes para el visitante.

Gentes amables y acogedoras, pacíficas, místicas por herencia, de noble ancestro


aborigen y español; raza trabajadora, de trato cordial, bravía y orgullosa. En cada
recodo se encuentra el visitante con estampas de ensueño y ciudadanos dispuestos a
prodigar espontánea atención. Sitios extraordinarios, sinónimos de belleza
inconfundible y austeridad, harán placentera su estadía a lo largo de 67.000 kilómetros
cuadrados de recorrido por carreteras en buen estado, excelente infraestructura
hotelera y abundantes lugares donde se puede disfrutar la apetitosa gastronomía
boyacense. En su travesía por esta progresista región se pueden admirar las humildes
familias campesinas con sus típicos atuendos, engolosinadas en sus diarias labores.
Verdaderos cuadros costumbristas dignos de recordar.

El visitante podrá disfrutar de una variada gama de climas. Desde el característico de


los soberbios nevados a más de 5.000 metros de altura en el Cocuy y Guicán, frío y
con suave brisa en los municipios del norte y centro del departamento, al fresco y
saludable en Sáchica, Tinjacá, Sutamarchán y Villa de Leiva, este último solar de
España en América, donde parece que el tiempo se hubiera detenido para trasladar la
imaginación a épocas pretéritas. Usted puede deleitarse con el paisaje norteño de alta
vertiente y de Soatá, la capital del tabaco y el dátil, con su envidiable clima; de la
temperatura media cafetera y con suave olor a caña al occidente y sur del
departamento, hasta llegar al cálido y tropical en las zonas de Cubará, San Luis de
Gaceno y Puerto Boyacá.

Se sorprenderá al visitar pueblos de románticos balcones coloniales y llamativos


adoquines, de raigambre popular, ambiente apacible y atmósfera sosegada que invitan
al reposo y la meditación, al tiempo que se recorren viejos caminos acompañados de
cimientos y portales madurados por el paso de los años y colmados de múltiples
vivencias, se aúnan para el visitante huellas prehistóricas, vestigios precolombinos,
reliquias coloniales y cómodos sitios de esparcimiento colmados de noble inspiración y
claustral serenidad. La exquisita arquitectura hispánica de estilo mudéjar y barroca
está presente en sus casas, mansiones, templos, capillas y monasterios
hermosamente decorados con frescos y lienzos de artistas granadinos, hoy exóticos,
museos que encierran blasones, antigüedades, esculturas religiosas y joyas históricas
de incalculable valor, fiel remembranza de las épocas conquistadora, colonial e
independentista.

Como dijera un viejo pensador, “Estar en Boyacá es reencontrarse con los valores, es
sentirse renovado y bueno. Nuevo en espíritu y cuerpo, porque en cada pueblo y
vereda de esta tierra sagrada se aprenden sabias enseñanzas. Desde el lomo de las
montañas andinas se derrumba el viento limpio que envuelve nuestros valles y llena
de frescura, alegre y cantarina, este panorama que invita a soñar, a cantar a sonreírle
a la vida:”

Por todo esto lo invito a conocer el delirio, la sobriedad y la grandeza ya pasear por
esta tierra sinigual, por mi amada y majestuosa Boyacá.

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