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Arrear El Muerto

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19/9/21 5:50 Vista de “Arrear el muerto”: sobre las nociones de trabajo en las religiones afrocubanas practicadas en Bogotá | Maguaré


“Arrear el muerto”: sobre las nociones de trabajo en las religiones afrocubanas practicadas en Bogotá
(https://revistas.unal.edu.co/index.php/maguare/article/view/29889)
DOS TRABAJOS, DOS ITINERARIOS
(https://revistas.unal.edu.co/index.php/maguare/article/view/29889)
El abogado

Alberto2 era estudiante de derecho en una de las universidades privadas de la capital, tenía veintiséis años cuando nos conocimos y
anteriormente se había desempeñado como detective en una entidad de la Policía Nacional. A raíz de un "problema espiritual" por el cual estaba
atravesando, había decidido visitar la casa de Luis Carlos, espiritista, palero y santero hijo de Changó3, quien ofrecía sus servicios como religioso4
al noroccidente de Bogotá. Su situación le había sido advertida durante una misa espiritual5 previa en la que participaron él y Luis Carlos, en la
cual el omo Changó6 le había alertado sobre un hecho contundente: era víctima de brujería.

Las personas que aparecían como posibles responsables eran mujeres conocidas por el abogado, con las cuales había sostenido relaciones
afectivas. Tras algunos problemas personales, ellas habían buscado retaliación a través de la brujería. Alberto refería el incidente de la siguiente
manera:

Como le digo, la maldad existe en todos los espacios. Desgraciadamente para mí, fui víctima de esa maldad por parte de personas
que buscaron dañarme a mí y mi camino, y esto por medios espirituales para poder influir en mi condición de vida. Ese efecto lo he
podido ver durante un año, es un hecho real, las cosas cambiaron para mí de modo crítico.7

Aquella mañana, el joven afectado había tomado la decisión de enfrentar el trabajo que le habían hecho las mujeres. Para ello, era necesaria la
ayuda de Luis Carlos, quien, por medios igualmente espirituales, tendría que deshacer aquello que estaba trastocando su cotidianidad.

La doctora

Liz es una doctora colombo-mexicana de 41 años de edad, desde hace veintitrés años vive en Ciudad de México, donde culminó su carrera y
especialización como médica y comenzó a ejercer de manera independiente, trabajando a domicilio. Tiempo atrás, había venido realizado
diferentes itinerarios religiosos-terapéuticos en la santería, el palo y el espiritismo. En el 2008 estuvo en Bogotá por razones de negocios. Antes
de su arribo a la ciudad, había estado presentando problemas, principalmente de orden económico y afectivo, como consecuencia de una obra
que le había hecho su antiguo compañero sentimental8. La doctora había tenido conocimiento del peligro, por medio de un registro o consulta que
hizo con un babalawo en el D. F., antes de su visita al país:

Tengo un ex que me está tirando brujería en el rito que hacen los babalawos. Entonces, los babalawos me hicieron una protección en
aquel momento. Voy y me registro de nuevo, en un lapso de veinte días como dos veces seguidas, y la persona me sigue tirando. Y
en una de esas me sale un patakí que dice: "Del cielo o del universo se desprende un meteoro, tocó la tierra y la sacó de órbita".
Teóricamente la tierra soy yo y este me saca de órbita, es decir me quiere matar. "No te preocupes", me dicen, "con lo que te hicimos
ya estás protegida, sí te va a tocar, pero no te mata". Y sí me ha tocado en la parte de las relaciones con las parejas y en la parte
económica ... no me parece justo que, porque al otro le da la gana, yo tenga que andar para atrás, tenga que estar baja de recursos
económicos. Pero, el babalawo me dice: "No te preocupes que Orula lo pone en orden". Con el perdón de Orula, no me voy a quedar
con las manos cruzadas, y no atentando solo contra mí, sino también contra mi hija. Entonces, le metí una obra en México y no sé si
lo tambalearon y llegué aquí con Santiago y le metí la otra, para que respete, porque no se vale.9

Como se verá más adelante, ella había estado enfrentado en varias formas el trabajo que le había hecho su anterior pareja. Entre ellas, se
encontraban la consulta y las obras de protección que el babalawo mexicano había efectuado. Esta vez, durante su estadía en Bogotá, asistió
donde Santiago, espiritista y palero colombiano a quien hasta ahora conocía. Él era un ahijado de su antiguo padrino cubano fallecido meses
atrás.

EL TRABAJO Y LAS OBRAS: UNA ESTRECHA E INDIFERENCIADA RELACIÓN

En las religiones afroamericanas existe la creencia extendida en la posibilidad de interferir en los acontecimientos pasados, presentes y futuros.
Dentro de la tradición yoruba, de la cual se desprenden prácticas como la santería y la regla de Ifá, el destino de las personas es en principio
trazado por una serie de hechos que la mayoría de las veces escapan a la comprensión de los sujetos, pero que pueden sufrir modificaciones
substanciales. En el entendimiento de los sucesos que marcan a la persona desde su nacimiento y que se alteran a lo largo de su ciclo vital, los
especialistas rituales, bien sea que se hable de un santero, babalawo, palero o espiritista10, tienen un papel fundamental. Son ellos los
encargados de determinar, alertar o, si se quiere, diagnosticar los problemas y situaciones con los que "viene la persona". En la prescripción e
intervención del malestar del sujeto, el uso de los sistemas de adivinación e interpretación resulta clave y cada práctica religiosa cuenta con sus
propios mecanismos.

En el caso de la santería, obi, diloggún e Ifá son los medios por excelencia para determinar el malestar. La temporalidad dentro de la cual se
inscribe el diagnóstico en ocasiones se mueve de manera indistinta dentro de la consulta. Ello es particularmente claro dentro del sistema de
adivinación-interpretación de Ifá, en el cual, si bien es cierto que se alude a un pasado, este tiene en una de sus connotaciones una dimensión
mítica que se expresa a través de los patakís. Así, este pasado, que no es el mismo pasado de la persona que se hace registrar, interviene o
establece correspondencia con la persona que se hace mirar en frente de Orula11. El tiempo del mito es el tiempo de la persona que se registra y
es la posibilidad de intervenir el presente y el futuro del sufriente y, por lo tanto, su "tarea de vida" (James, 2006, p. 80). Entonces, lo temporal
confluye de modo simultáneo durante la consulta y en ocasiones lo que pueda referir el oráculo se mueve no siempre claramente entre lo
sucedido, lo que está sucediendo y lo que habrá de suceder.

Adicionalmente, en rituales espiritas y santorales en los que los eggun, los muertos y los orichas bajan y se manifiestan a través de los
fenómenos de montar (trance-posesión), se crean escenarios en los cuales se advierte, se diagnóstica y se sana a los participantes. Allí, el sujeto-
cuerpo se convierte en puente entre el mundo fenoménico que habitamos y el que habitan, del mismo modo, estos seres incorpóreos que
adquieren agencia material a través de sus creyentes. Por su parte, la nganga y el nfumbi, dentro del palo monte, emergen como mecanismos
para afrontar procesos de salud-malestar. En las prácticas paleras, la concepción del tiempo difiere en el modo en que se concibe en la regla de
ocha y en la regla de Ifá y, por lo tanto, en la manera en que afecta al sujeto. La predeterminación parece desaparecer o subsumirse en lo
circunstancial, en lo fortuito, el malestar emerge de ello, lo cual aumenta el temor a lo que está afuera. Sin embargo, es importante decir que
esto no significa inexistencia de avisos o ausencia de premoniciones (James, 2006). Asimismo, es relevante señalar que el nfumbi bien puede
trabajar desde la prenda o por medio de la montada de su perro-nganga. De este modo, tanto los sistemas de adivinación e interpretación como
los caballos y sus jinetes, que son uno y lo mismo, lo uno y lo otro, pueden ser pensados como "tecnologías terapéuticas" (Castro, 2008, 2010).
Esto es, como dispositivos por medio de los cuales se prescribe, se interviene y se ponen en marcha acciones encaminadas a solucionar
malestares físico-espirituales de los sujetos.

El malestar dentro de las religiones afro nos lleva al encuentro de un sujeto que no puede ser comprendido por fuera de sus relaciones con una
realidad trascendente, natural y comunal. El ser humano, su ser-estar en el mundo, está íntimamente referido por el vínculo con los ancestros y
sus divinidades, con la naturaleza y por sus relaciones dentro de una comunidad, con la que puede o no compartir el sentido de su existencia
diaria. Esto se expresa de manera contundente en la creencia y en el decir-hacer que da vida a un asunto fáctico: la brujería.

En las religiones afro, la noción de brujería usualmente es referida como trabajo. El trabajo encierra la idea de un "hacer" a distancia, es la
posibilidad de producir, sostener o modificar situaciones que, en su mayoría, adquieren una connotación negativa. Dentro de la santería, el palo
monte y el espiritismo, que son las prácticas exploradas aquí, el trabajo es realizado a través de mecanismos similares pero que guardan sus
particularidades. Para su realización es necesaria la intervención sobrenatural del oricha, mpungo, eggun, nfumbi o muerto; ninguna acción puede
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