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Corsarios Franceses Condenados Por Inquisicion
Corsarios Franceses Condenados Por Inquisicion
Corsarios Franceses Condenados Por Inquisicion
TESIS
Presenta la:
Lic. Herlinda Ruiz Martínez
Asesora:
Dra. Lourdes de Ita Rubio
ÍNDICE…………………………………………………………………………………………….3
ÍNDICE DE MAPAS………………………………………………………………………………5
AGRADECIMIENTOS……………………………………………………………………………6
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………7
CAPÍTULO I. EL ARRIBO DE LA INQUISICIÓN A IBEROAMÉRICA…………………….32
1.1 Impartición de justicia en Iberoamérica, 1517-1569………………………………………....32
1.2 Llegada del Tribunal del Santo Oficio a Iberoamérica, 1570-1571………………………….44
Arribo de la Inquisición al Perú………………………………………………………………….47
Arribo de la Inquisición a la Nueva España……………………………………………………..49
1.3 Estructura del Santo Oficio y etapas de un proceso inquisitorial…………………………….54
1.4 Primer Auto de fe realizado por los Tribunales de Lima y México………………………….60
Autos de fe realizados en Iberoamérica antes de 1573 y 1574…………………………………...61
Primer Auto de fe en la ciudad de Lima………………………………………………………….63
Primer Auto de fe en la ciudad de México……………………………………………………….67
CAPÍTULO II. JUICIOS POR HEREJÍA LUTERANA CONTRA LOS SUPERVIVIENTES DE
LA FLOTA DE MARTIN COTE EN EL CARIBE, 1560-1563………………………………...70
2.1 Los franceses juzgados como luteranos en la Audiencia de Los Confines…………………..70
Jacques de la Brière……………………………………………………………………………...74
Jacques Plat……………………………………………………………………………………....85
Nicolas de Sanctour…..…………………………………………………………………………..88
Charles de Saligante……….……………………………………………………………………..94
2.2 La población de la Audiencia de Los Confines y los procesos contra los supervivientes de la
flota de Cote………………………………………………………………………………………99
2.3 Los juicios de Pierre Bruxel y sus corsarios en Mérida, 1560……………………………...102
2.4 La población de Mérida y los juicios inquisitoriales………………………………………..109
CAPÍTULO III. PROCESOS POR HEREJÍA LUTERANA CONTRA LOS SUPERVIVIENTES
DE LA EXPEDICIÓN DE PIERRE CHUETOT EN NUEVA ESPAÑA, 1571-1574…………114
3.1 Antecedentes………………………………………………………………………………...114
3.2 Los que enviaron a la ciudad de México…………………………………………………....116
Pierre Sanfroy……….…………………………………………………………………………..119
Guillaume de Siles………………………………………………………………………………130
Guillaume Cocrel……………………………………………………………………………….136
4
Martin Cornu…………………………………………………………………………………....141
Jacques Mortier.…..…………………………………………………………………………….147
Guillaume Potier………..............................................................................................................151
3.3. La población novohispana y los juicios contra los franceses supervivientes de la expedición
de Pierre Chuetot………………………………………………………………………………..156
CAPÍTULO IV. PROCESOS SEGUIDOS CONTRA ALGUNOS FRANCESES NO
CORSARIOS POR HEREJÍA LUTERANA EN PERÚ Y NUEVA ESPAÑA…………………163
4.1. Juicios contra franceses en la ciudad de Lima……………………………………………..163
Jean Baptiste…….……………………………………………………………………………....165
Jean de Lions…………………………………………………………………………………....169
Mathiéu Saladé………………………………………………………………………………….171
4.2 La población limeña y los juicios inquisitoriales…………………………………………...175
4.3 Franceses no corsarios juzgados como herejes luteranos en la ciudad de México…………178
Pierre Ochart................................................................................................................................178
Juan Ortiz……..………………………………………………………………………………...184
Dos frailes franceses investigados por la Inquisición novohispana…………………………....190
4.4 La población novohispana y los juicios contra Ochart, Ortiz, Basancio y Gilberti………....192
CONCLUSIONES………………………………………………………………………………197
APÉNDICES……..……………………………………………………………………………..209
Apéndice 1. Cuadro de franceses procesados por herejía luterana en Iberoamérica durante el
siglo XVI………………………………………………………………………………………..209
Apéndice 2. Glosario de términos empleados…………………………………………………..213
Apéndice 3. Cuadros…………………………………………………………………………….215
FUENTES CONSULTADAS…………………………………………………………………..218
Fuentes de archivo……………………………………………………………………………....218
Fuentes primarias impresas.……………………………………………………………………218
Fuentes hemerográficas………………………………………………………………………...218
Bibliografía……………………………………………………………………………………...219
5
ÍNDICE DE MAPAS
Mapa 1. Jurisdicción territorial de los Tribunales Episcopales del Santo Oficio en Iberoamérica,
1493-1569………………………………………………………………………………………..46
por haberme acogido durante este tiempo como alumna de la maestría en Historia de América y a
la coordinación del posgrado por las atenciones y el apoyo académico brindado, en especial a
Bersaín Torres. Asimismo a CONACyT por la beca otorgada durante los cuatro semestres
cursados.
especial merece la Dra. Lourdes de Ita Rubio, cuya asesoría y apoyo incondicional me ayudaron a
crecer como historiadora y como persona. Deseo reconocer a los profesores del Instituto de
a los catedráticos que, si bien no tuve la oportunidad de trabajar con ellos, me apoyaron
moralmente.
Por otra parte, las facilidades otorgadas por el personal del Archivo General de la Nación
de México durante la búsqueda de documentos del siglo XVI requeridos para mi tesis; al personal
de las bibliotecas donde consulté la bibliografía que sirvió como soporte para mi investigación; a
Carmen Carreón por facilitarme una de las máquinas lectoras de microfilm para consultar los
expedientes plasmados en la presente investigación; a Ana Lucía Prieto y Luis Alberto Medina
por la elaboración de cuadros y mapas contenidos en este estudio y a Alma Lázaro por la
impresión de los ejemplares de la tesis. Finalmente, a las familias Ruiz, Prieto, Martínez, a mis
amigos por su apoyo incondicional, especialmente a Elda Pérez y Juanita Nava, así como a mis
francés, cuya religión era la anglicana y la calvinista, por ende divergentes de la católica,
imperante en la metrópoli española y sus territorios en el Nuevo Mundo, sumada a atropellos que
cometían algunos obispos investidos con poderes inquisitoriales, quienes impartieron justicia
entre 1517 y 1569, antes de que el Tribunal fuera formalmente establecido en los virreinatos
hispanoamericanas, fueron motivos para que las autoridades eclesiásticas de México y Lima
Por su parte, al rey hispano le interesaba muchísimo evitar que la difusión de las ideas
grupo de más de 100 ingleses en la Nueva España en septiembre de 1568,1 parece haber
establecimiento de los tribunales inquisitoriales con sede en las capitales de los virreinatos del
Sin duda, la fundación de esta institución en los territorios iberoamericanos fue de gran
importancia, debido a que desde un principio logró mantener un estricto control sobre la
población y evitó la difusión de ideas heterodoxas entre los habitantes, mediante la realización de
procesos inquisitoriales a herejes luteranos, quienes recibieron castigos ejemplares para mantener
1
Para mayor información acerca de este acontecimiento, véase el tercer capítulo de, Lourdes de Ita Rubio, Viajeros
isabelinos en la Nueva España, Morelia, FCE, UMSNH, 2001, pp. 153-191.
2
Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, FCE, 2000, p. 23.
8
En este trabajo estudiamos la estructura, la dinámica y las consecuencias de los juicios
inquisitoriales por herejía luterana llevados a cabo en los virreinatos de Nueva España y Perú
para la segunda mitad del siglo XVI, contra dos grupos de marinos desembarcados en el
virreinato de la Nueva España y otros sujetos naturales de Francia, reino donde la Reforma
Consideramos la relación que durante dicha centuria, existió entre las actividades de
piratería, el reconocimiento del territorio llevado a cabo por marineros franceses en las costas
iberoamericanas y los juicios inquisitoriales que se abrieron contra ellos debidos, en gran parte a
los orígenes franceses de dichos personajes, de quienes contamos más de diez juzgados, mismos
que decidimos abordar de manera conjunta, puesto que al estudiarlos pudimos conocer aspectos
población.
luterana para referirnos al supuesto delito cometido por los extranjeros, porque para dicha
centuria el vocablo luterano era utilizado por los originarios de España y adversos a la Reforma3
para nombrar a toda persona que no fuera católica, particularmente los naturales de reinos donde
habían sido difundidas las doctrinas de Lutero a través de personajes como Calvino.4 Asimismo
geográfico que ocuparon los virreinatos de la Nueva España y el Perú, así como las islas del
3
Alicia Mayer, Lutero en el paraíso. La Nueva España en el espejo del reformador alemán, México, FCE, UNAM,
2008., p. 160.
4
Actualmente los católicos aceptan que los “protestantes evangélicos”, es decir, quienes basan sus creencias en la
Biblia y en los evangelios, no son herejes. La herejía es una desviación de la verdad fundamental que creen los
cristianos. Tanto los “cristianos evangélicos” (conocidos como “protestantes”) como los católicos y los ortodoxos
griegos creen los dogmas fundamentales del cristianismo. Asimismo existen grupos que los católicos, en su
desconocimiento de las “iglesias protestantes históricas” han visto como herejes, siendo ellas la luterana, la calvinista
(presbiteriana), la metodista, las anabaptistas (menonitas y bautistas).
9
El presente estudio resultó importante porque abordó el papel del Tribunal del Santo
Oficio en diversos territorios del Nuevo Mundo, como institución de control geopolítico e
Nuestro tema se justificó por su importancia y porque no existe un trabajo que aborde el
caso específico de los corsarios franceses juzgados bajo el cargo de herejía luterana por la
Inquisición en Iberoamérica entre la década de 1560 y durante los primeros años después de su
El trabajo se abocó al periodo comprendido entre los años de 1560 cuando fueron
pertenecientes a la entonces Audiencia de Los Confines, que a su vez dependía del virreinato de
la Nueva España, por el cargo de herejía luterana, haciendo el corte cronológico en el año de
1574, fecha en que el Santo Oficio dictó sentencia contra los marinos supervivientes de la
expedición del capitán Pierre Chuetot, desembarcados en las costas de Yucatán y procesados en
la ciudad de México.
El espacio geográfico que estudiamos fueron los virreinatos de la Nueva España y del
Perú, donde algunos franceses que se encontraban ahí fueron procesados a raíz de su lugar de
origen, por opiniones heterodoxas y por luteranismo. Consideramos los sitios donde fueron
detenidos los reos y se desarrollaron sus causas inquisitoriales. Asimismo el espacio social nos
permitió observar los sectores poblacionales que residían en las regiones anteriormente citadas y
estudio, tuvimos un acercamiento a otras obras que han abordado la Inquisición iberoamericana
desde la perspectiva institucional, haciendo referencia a su devenir durante el siglo XVI, como lo
10
es el caso de Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell, con su vasta investigación en dos
completa el desarrollo de los tribunales tanto en la Península Ibérica como en el Nuevo Mundo,
aunque solamente consultamos, del segundo volumen, los apartados que hacen mención de la
En los capítulos de nuestro interés, los autores realizan una exhaustiva investigación de la
1570. Además explican la función de esta institución y personajes que laboraron en ella durante
el siglo XVI.
España, Perú y Cartagena de Indias que contienen la cantidad de procesados en cada juzgado,
clasificándolos, por los siglos que estuvieron en actividades cada uno, los delitos más
perseguidos, el número de sentenciados por delito, sexo, distribución social, reino de origen y
oficios. Asimismo exponen las relaciones sostenidas entre el Santo Oficio con instituciones como
Iglesia, virrey y Real Audiencia. De esta manera la obra aportó a esta investigación para conocer
Otro texto que versa sobre la misma temática es La Inquisición en América (1569-1820)6
de Juan Blázquez Miguel, cuya investigación se asemeja a la antes citada, aunque describe
algunos Autos de fe realizados en el siglo XVI en el Nuevo Mundo y explica a detalle ciertos
corsarios y piratas que, tras navegar por los litorales circuncaribeños, habían sido capturados por
la población y remitidos al Santo Oficio que los juzgara por delitos tocantes a la fe católica.
5
Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet, Historia de la Inquisición en España y América, T. 2, Las
estructuras del Santo Oficio, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, Centro de Estudios Inquisitoriales, 1993,
1181 pp.
6
Juan Blázquez Miguel, La Inquisición en América (1569-1820), República Dominicana, Corripio, 1990, 290 pp.
11
Para su investigación el autor se basó en la consulta de fuentes de archivos americanos y
duración, si bien el contenido mostrado resulta general, no deja de aportar a nuestra investigación
Una obra más que fue consultada es la de Pedro Vicente Sosa Llanos, Nos los
Inquisición en dicha región durante el periodo virreinal. Cabe señalar que solamente requerimos
destaca las razones por las cuales esta institución fue trasladada a las Indias Occidentales en
relación con los juicios posteriores que llevarían a cabo las autoridades inquisitoriales contra
Para observar la manera en que se impartió justicia en la Nueva España durante el siglo
XVI, consultamos La Inquisición en Nueva España siglo XVI8 de Richard E. Greenleaf, quien
expone las diversas formas de impartir justicia en el recién conquistado territorio novohispano
desde poco después de la conquista de México hasta fines del siglo XVI. De igual modo la obra
cuenta con apartados relativos a la descripción de los Autos de fe realizados a lo largo de dicha
cual se entrelaza con nuestra investigación debido a que el autor dedica un apartado de su escrito
a los corsarios franceses desembarcados en la Audiencia de Los Confines y Yucatán entre 1559 y
7
Pedro Vicente Sosa Llanos, Nos los Inquisidores, El Santo Oficio en Venezuela, Caracas, Departamento de
Publicaciones, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad Central de Venezuela, 2005, 332 pp.
8
Richard E. Greenleaf, La Inquisición en Nueva España siglo XVI, México, FCE, 1992, 246 pp.
12
1571. Esta obra fue de utilidad al ofrecernos algunos datos sobre la mayoría de los franceses
Con el objetivo de adentrarnos un poco a algunas características del funcionar del Santo
Oficio novohispano, así como conocer algunas reacciones en la población, revisamos el trabajo
contexto geográfico de la jurisdicción del tribunal, al igual que los orígenes y desarrollo del Santo
Oficio en la Nueva España durante el reinado Habsburgo en España. Además estudia las
población. Alberro no ofrece datos sobre los franceses enjuiciados para 1560 en las ciudades de
Trujillo y Mérida ni de los juzgados en la capital novohispana entre 1572 y 1574, porque comenta
que los primeros procesados por esta institución ya han sido trabajados por otros investigadores.
Aún así la obra resulta muy importante para nuestra investigación porque en ella se muestra el
procedimiento en que se llevaron a cabo los juicios inquisitoriales en la Nueva España, lo cual
ayudó a comprender mejor el modo en que se realizaron éstos contra los galos que trabajamos y
La obra clásica de José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición en México,10 muestra una descripción detallada de la llegada del Santo Oficio a la
ciudad de México y su devenir en tierras novohispanas hasta 1821, cuando dejó de funcionar
dicha institución.
Al igual que en su obra Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima,11 Medina resume,
para el caso de la Nueva España, una gran cantidad de procesos inquisitoriales seguidos contra
9
S. Alberro, Inquisición y sociedad…, op. cit.
10
José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, México, Cien de
México, 1991, 583 pp.
11
Vide infra.
13
hombres y mujeres que cometieron diversos actos considerados delitos por la Inquisición como
brujería, blasfemia, judaísmo, bigamia o luteranismo, siendo este último de particular interés para
nuestra investigación, puesto que el autor chileno dedica el segundo capítulo para resumir, entre
otros, los juicios inquisitoriales seguidos contra los seis supervivientes franceses desembarcados
Para el tercer capítulo del texto, el autor reconstruye los preparativos realizados para el
primer Auto de fe que se llevó a cabo en la capital del virreinato en febrero de 1574, donde fue
que contiene información valiosa sobre los primeros franceses juzgados por herejía luterana en
Nueva España, al momento de la llegada del tribunal, aunque a pesar de que el autor no realiza un
análisis a fondo de cada caso, gracias a su obra pudimos apreciar reacciones entre algunos
sectores de la población a raíz de los juicios y Autos de fe que se realizaron con el fin de evitar,
entre los residentes, cualquier desmán que pudiera poner en riesgo el orden moral en el virreinato.
Nueva España,12 se dio a la tarea de transcribir juicios inquisitoriales del Archivo General de la
Nación, contra dos ingleses de la flota de John Hawkins, siendo ellos David Alexander y William
Collins, además del proceso contra el francés Pierre Sanfroy, sobreviviente de la expedición del
capitán Chuetot quien desembarcó en costas yucatecas en 1571. Esta transcripción resulta básica
para nuestro trabajo, pues gracias a ella pudimos realizar una reconstrucción más completa de la
Causas inquisitoriales como la de Sanfroy son muy ricas en cuanto a información porque
en ellas observamos algunas reacciones de la población ante estos juicios, a través de las
12
Julio Jiménez Rueda, Corsarios franceses e ingleses en la Inquisición de la Nueva España, siglo XVI, México,
AGN, UNAM, 1945, 510 pp.
14
declaraciones de los testigos de diversos sectores poblacionales de la Provincia de Yucatán,
alemán,13 expone, a través de un estudio muy completo, qué tan conocidos y cómo eran
Además Mayer muestra la impresión que dejó en el virreinato novohispano la nueva religión y la
reformador germano y sus seguidores en Europa, pudiendo determinar de esta manera, algunas
reacciones de los novohispanos tras la realización de los juicios a los franceses, a pesar de que
Mayer menciona pocos datos sobre el Santo Oficio novohispano, organismo que arribó de Europa
náufragos de origen inglés que reconocieron tierras novohispanas durante el reinado de Isabel I.
instauración del Santo Oficio en el virreinato, observar un breve contexto en que se encontraba el
virreinato novohispano durante la segunda mitad del siglo XVI y conocer algunas consecuencias
entre la población a raíz de la detención, juicios y sentencias emitidas a los ingleses por parte de
la Inquisición.
13
A. Mayer, op. cit.
14
L. de Ita Rubio, op. cit.
15
También es pertinente hacer mención de nuestra investigación, La expedición del corsario
analizamos brevemente a los seis franceses supervivientes de dicha expedición que fueron
enjuiciados por las autoridades inquisitoriales en la ciudad de México bajo el cargo de herejía
Este trabajo ofreció datos que ayudaron, en cierta manera, a comprender mejor las
circunstancias en las cuales se llevaron a cabo los juicios de este grupo de supervivientes y la
huella que ocasionaron sus juicios entre algunos sectores de la población novohispana. Además,
el escrito incluye un breve resumen sobre los procesos contra los galos de Pierre Bruxel,
ingleses en la Ciudad de México y otros lugares de la Nueva España, siglo XVI, 16 quien recopila
México y otras provincias del virreinato durante el siglo XVI. Entre estas crónicas se encuentra la
testimonio el Auto de fe ocurrido en 1574 donde fue ejecutado el francés Martin Cornu.
Asimismo, explica lo que ocurría con los reos durante su estancia en las cárceles
inquisitoriales y los preparativos de las autoridades del Santo Oficio previos al Auto, relatando lo
ocurrido durante tal acontecimiento y las reacciones de la población durante estos sucesos, por lo
que consideramos dicho compendio, de gran apoyo a nuestra investigación, porque así
15
Herlinda Ruiz Martínez, La expedición del corsario Pierre Chuetot al Circuncaribe y su desembarco en la
Península de Yucatán, 1570-1574, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2010, 241 pp.
16
Joaquín García Icazbalceta, Relaciones de varios viajeros ingleses en la Ciudad de México y otros lugares de la
Nueva España, siglo XVI, Biblioteca Tenanintla, México, Ediciones José Porrúa Turanzas, 1963, 185 pp.
16
Sin embargo, la recopilación reveló algunas carencias como la falta de referencias por
parte de los editores, puesto que el escrito fue publicado tras la muerte de García Icazbalceta, así
como algunos errores, por ejemplo, en la Relación de Miles Philips, el inglés mencionó que, entre
los primeros relajados por la Inquisición estuvo un Pedro Momfrie, a quien posiblemente
confundió con Pierre Sanfroy, quien fue reconciliado por el tribunal, y se sabe que quien falleció
era Cornu. También hizo referencia de Cornelio el irlandés, o William Cornelius como un tercer
ejecutado, de quien se sabe falleció al siguiente año, durante el segundo Auto de fe celebrado en
la capital novohispana.
Protestantes enjuiciados por la Inquisición en Iberoamérica17 fue una de las obras más
socorridas para el desarrollo de la investigación. En ella su autor, Gonzalo Báez Camargo, se dio
relación a personas de diversos reinos procesadas por los tribunales iberoamericanos por herejía
Gonzalo Báez realiza una breve semblanza de los juicios inquisitoriales y muestra algunos
datos de utilidad como la ubicación del expediente y el archivo donde consultó los procesos
Camargo fueron las referencias para la localización de los expedientes de los procesados en el
virreinato peruano. Además existen algunos errores en la obra, mismos que debieron ser
cotejados con los expedientes inquisitoriales como ocurrió, por ejemplo, con dos corsarios
juzgados en la Audiencia de Los Confines. A pesar de ello, esta antología resultó básica para la
investigación porque gracias a ella pudimos encontrar los nombres de los franceses enjuiciados
en Iberoamérica entre 1560 y 1574; además ofrece un panorama sobre la cantidad de franceses
17
Gonzalo Báez Camargo, Protestantes enjuiciados por la Inquisición en Iberoamérica, Col. Documentos, México,
la Aurora, Casa Unida de Publicaciones, 1960, 141 pp.
17
juzgados en el Nuevo Mundo durante la segunda mitad del siglo XVI, lo cual ayudó a la presente
investigación.
que llevan por nombre Libro primero de votos de la Inquisición de México, 1573-1600,18 y
consultores a la hora de emitir votos tanto para aplicar tormento como dictar sentencia a los
juzgados durante las primeras tres décadas de vida de dicho organismo. Entre las sentencias
emitidas contamos con la presencia de cuatro de los seis franceses de la expedición de Chuetot,
A pesar de ser un texto que ayudó a conocer el modo en que se desarrollaron las
votaciones para tormento y sentencia final, curiosamente la obra no indica la referencia completa
del expediente de cada caso, de manera que pudiéramos conocer la ubicación exacta del escrito
para consultar a futuro juicios como los de Martin Cornu o Guillaume Cocrel.
investigación, revisamos algunos casos seguidos contra franceses no corsarios que se encontraban
en Iberoamérica y fueron juzgados igualmente por luteranismo. Para ello tenemos los expedientes
completos y transcritos de Pierre Ochart y Juan Ortiz en la compilación del AGN, Libros y
libreros en el siglo XVI.19 Ésta contiene correspondencias y juicios inquisitoriales seguidos contra
personajes que emitieron opiniones consideradas como luteranas o escribieron obras cuyo
contenido resultaba sospechoso para el Santo Oficio y por ende tales escritos no podían salir a la
sujetos y podemos añadir que, al contrario de la obra anteriormente citada, ésta muestra al final
18
Libro primero de votos de la Inquisición de México, 1573-1600, México, AGN, UNAM, Imprenta Universitaria,
2003, 310 pp.
19
Libros y libreros en el siglo XVI, México, AGN, 2003, 608 pp.
18
de cada expediente la referencia completa de la ubicación del documento de interés. Igualmente
aportó a nuestra investigación para observar la manera en que fueron juzgados y castigados estos
Para este mismo capítulo tomamos en cuenta a tres franceses enjuiciados por luteranismo
en el virreinato peruano, aunque hay muy poca información sobre sus causas y consecuencias
entre la población al respecto, de modo que fueron incluidos entre los personajes no corsarios
juzgados como herejes luteranos, dado que no tenemos la certeza de que pertenecieran a alguna
partida de corsarios.
Así, entre las pocas fuentes que localizamos respecto a los juicios por luteranismo a los
franceses en el virreinato peruano revisamos la obra clásica de José Toribio Medina, Historia del
volumen, donde el autor explica detalladamente algunas maneras de impartir la justicia antes de
la llegada del Santo Oficio al virreinato del Perú y la fundación de esta institución en 1570.
Además relata el primer Auto de fe en la ciudad de Lima en 1573 y resume algunas causas
En el mismo tomo, para el capítulo cuarto de dicha obra, Medina se dio a la tarea de
investigar y resumir los aspectos más destacados sobre los juicios inquisitoriales de los tres
primeros franceses procesados en la capital del virreinato sudamericano, siendo ellos Jean
Baptiste, Jean de Lions y Mathiéu Saladé, quien fuera el primer ejecutado por dicho tribunal. El
chileno mencionó aspectos importantes como el modo en que se realizaron sus causas y citó
20
José Toribio Medina, Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima, 1569-1820, T. I, Santiago de Chile, Fondo
Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, 1956, 320 pp.
19
Los apartados que consideramos, a pesar de ofrecer datos interesantes y de gran utilidad,
no constituyen un análisis sobre los juicios en sí, ni las reacciones que tuvo la población ante
Otra obra clave para la investigación fue el primer tomo de La Inquisición de Lima,21
escrito por Paulino Castañeda y Pilar Hernández, quienes trabajan a fondo el tema de la
Inquisición en el Perú virreinal, explican el arribo de dicha institución a la capital del virreinato,
las funciones que desempeñaba y clasifican los delitos que perseguía el Santo Oficio, así como
las causas seguidas contra los acusados, dependiendo de la infracción cometida. Los autores
dedican algunos apartados para analizar las causas de reos juzgados en Lima, acusados por
diversas faltas. En la obra se muestran tablas estadísticas como la cantidad de personas juzgadas
algunas correspondencias del Visitador e Inquisidor General Juan Ruiz de Prado, quien estuvo en
la región sudamericana durante parte de la segunda mitad del siglo XVI. Sus cartas, mismas que
fueron enviadas a la metrópoli, contienen datos sobre De Lions, Baptiste y Saladé, así como de
Dicho texto fue una importante fuente que ayudó a comprender mejor el funcionamiento
del Santo Oficio y los principales delitos perseguidos en el virreinato. Desafortunadamente los
autores sintetizan las tres causas que estudiamos, por lo que nuevamente es visible la escasez de
21
Paulino Castañeda y Pilar Hernández Aparicio, La Inquisición de Lima, T. 1 (1570-1635), Madrid, Deimos, 1989,
526 pp.
20
Otros autores cuyos escritos se asemejan a la antes citada en cuanto a contenido, son de
Entre los objetivos que pretendimos alcanzar en la presente investigación, el primero fue
entender la dinámica y las consecuencias de los juicios del Santo Oficio durante las primeras
la Inquisición por herejía luterana en Iberoamérica durante el siglo XVI, observando las
características de los procesos inquisitoriales por luteranismo contra corsarios franceses, llevados
a cabo en el Nuevo Mundo durante la segunda mitad del siglo XVI, a través de la reconstrucción
población a raíz de estos procesos realizados por el Santo Oficio, así como la aplicación de
Iberoamérica entre 1560 y 1574, fue menor en relación a los ingleses enjuiciados, porque en el
caso de los franceses se trató de los últimos desembarcos realizados en la segunda mitad del siglo
XVI, dada la inestabilidad que imperaba en Francia o bien, de personas que ya residían en la
región. Igualmente sus orígenes influyeron en el desarrollo de sus juicios, pues para dicha
centuria, el hecho de ser francés conllevaba ser objeto de sospechas por parte de las autoridades
iberoamericanas.
22
René Millar Carvacho, Inquisición y sociedad en el virreinato peruano: estudios sobre el Tribunal de la
Inquisición de Lima, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva-Agüero, Universidad
Católica de Chile, Instituto de Historia, 1998, 419 pp.
23
Pedro M. Guibovich Pérez, Censura, libros e Inquisición en el Perú Colonial, 1570-1754, Sevilla, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Universidad de Sevilla,
Diputación de Sevilla, 2003, 429 pp.
21
La segunda hipótesis que buscamos comprobar fue que en la Audiencia de Los Confines,
antes del arribo del Santo Oficio en 1570, los religiosos investidos con facultades inquisitoriales,
en la mayoría de los casos, llevaron a cabo los juicios y aplicaron castigos de manera bastante
lejanía con el centro del virreinato novohispano, a cuya jurisdicción pertenecía, y por el relativo
Nuestra tercera hipótesis pretendió demostrar que durante las detenciones, juicios y
sentencias de los franceses, los españoles y castas residentes en Iberoamérica mostraron mayor
temor y respeto al Santo Oficio, al encontrarse susceptibles de ser juzgados. En el caso de los
Lutero (1483-1546), quien había sido fraile de la orden de San Agustín. Entre 1513 y 1517,
particular la Epístola de San Pablo a los Romanos, a la vez que veía la práctica de la venta de
indulgencias y otras costumbres semejantes de la Iglesia católica de la época, propuso una serie
de modificaciones a través de sus 95 Tesis,25 en las que expuso las razones teológicas por las que
había que rechazar ciertas prácticas, que por otro lado eran bastante redituables para Roma. Su
intención era provocar una reforma dentro de la misma Iglesia católica, pero la reacción del Papa
fue de un rechazo tal, que se produjo una escisión dentro de la Iglesia cristiana.
Entre las razones que planteó el germano, manifestaba que sólo la fe otorgaba la salvación
y no las buenas obras, en especial las falsas “buenas obras” adquiridas con dinero y que “el único
24
Antes de Lutero, hubieron otros intentos por reformar la Iglesia católica, encabezados por John Wycliffe y Juna
Huss. Joseph. M. Walker, Los hugonotes, una larga y amarga senda, Col. Olimpo, Barcelona, Edicomunicaciones,
1997, pp. 19-27. Posteriormente Girolamo Savonarola buscó una nueva reforma del catolicismo.
25
Lucien Febvre, Martín Lutero, un destino, México, FCE, 1956, p. 91.
22
tesoro verdadero de la Iglesia es el Evangelio Santísimo de la gloria y gracia de Dios”.26 También
rechazaba el apoyo y facilidades para pagar indulgencias, las cuales no tenían poder redentor,
además argumentó que la Iglesia no ofrecía doctrinas claras y decididas y que Dios era el único
Pronto las ideas de Lutero se expandieron por los actuales países de Suiza, Inglaterra, los
Países Bajos y Francia, en cuyo reino la nueva religión llegó a través de las ideas del galo Juan
Calvino. Las primeras ciudades francesas que adoptaron el calvinismo fueron Meaux, Poitiers,
Bearm y algunas regiones como Normandía y Picardía, territorios alejados del centro del poder
El grupo calvinista francés, también conocido como hugonote, estuvo compuesto por
gente humilde, burguesa, eclesiástica e incluso noble, siendo este último grupo el que encabezó a
los opositores al catolicismo destacando, entre otros líderes: Enrique de Navarra (futuro monarca
pugna entre católicos y hugonotes por el dominio de su religión en el reino, desembocó en ocho
guerras civiles que asolaron a los franceses entre 1562 y 1598,28 diezmando y empobreciendo a la
La Inquisición Pontificia fue fundada en Roma por el papa Gregorio IX en 1233, con la
tribunales inquisitoriales.29 Fue creada para perseguir y exterminar la herejía por medio de la
26
Tesis 62 de Lutero. Tomada de Federico Fliedner, Martín Lutero. Su vida y su obra, Barcelona, Clie, 2002, p. 67.
27
Gonzalo Balderas Vega, La Reforma y la Contrarreforma, México, Universidad Iberoamericana, 1996, p. 132.
Otros preceptos que plasmó fueron que todos los hombres eran sacerdotes, es decir que no había más mediador entre
Dios y el hombre que Jesucristo, la fe de Cristo liberaba al hombre del pecado, La Biblia era la única fuente de Dios
y cada persona la podía entender o interpretar libremente. J. M. Walker, op. cit., p. 49.
28
G. Balderas Vega, op. cit., p. 206.
29
Gregorio IX emitió dos bulas papales fechadas el 20 de abril de 1233 encomendando a los dominicos a perseguir
herejes. En la primera, titulada Ille humani generis, enviada a los obispos de Francia para que dieran buen
recibimiento y apoyo a los nuevos jueces, quienes tendrían todo el poder para atacar herejes. La segunda bula,
23
violencia y no a través de la persuasión. Sus jueces trataron de ocultar todo lo relativo a su
actividad por temor a que la revelación de sus atrocidades dañaran el prestigio de la Iglesia, que
sus métodos fueran menos eficaces y los disidentes pudieran desarrollar sus creencias de manera
Muchos hombres y mujeres fueron víctimas de tal institución, ya fuera por el deseo de los
jueces para adueñarse de los bienes que confiscaban o como resultado de la torpeza y fanatismo
acciones del Santo Oficio, lo cual fue rápidamente difundido y originó reacciones contra el
147830 en los reinos de Castilla y Aragón por el pontífice Sixto IV al publicar la bula Exigit
Sincerae Devotions,31 en la que cedió a los Reyes Católicos el derecho de nombrar inquisidores
en la Península. El Santo Oficio tenía el fin de perseguir, detener y juzgar a judíos y moriscos, así
como restablecer el orden moral. Muy pronto muchas personas fueron procesadas por los jueces,
quienes mostraron poca misericordia, como fue el caso del Inquisidor General Tomás
Torquemada.32 Este modelo sería seguido, casi un siglo después en Iberoamérica, con la
llamada Liceo ad capiendos, fue entregada a los dominicos como autorización para terminar con los herejes que
defendían sus ideas. Anexaba una cláusula para que los frailes fueran apoyados por los seculares en caso necesario. I.
Grigulevich, Historia de la Inquisición, México, Cartago, 1983, pp. 100-101.
30
El Santo Oficio español fue establecido formalmente hasta el 2 de enero de 1481. Alfonso Toro, Los judíos en la
Nueva España, México, FCE, AGN, 1982, p. XXI.
31
Fechada el 1 de noviembre de 1478. I. Grigulevich, op. cit., p. 232.
32
A pesar de que los primeros inquisidores fueron los dominicos Miguel Morillo y Juan de San Martín, Torquemada,
además de encabezar el Tribunal durante 18 años, impuso como tesis que: la Inquisición era un tribunal secreto, la
primera y última instancia para examinar casos de herejía, sus fallos eran definitivos e inapelables y la gente acusada
de herejía y que no aceptaba sus cargos era excomulgada y entregada al brazo seglar para ser ejecutada.
24
los reos, aunque más adelante se encargaría de revisar casos complicados y dictar condenas. Así
fue como se constituyó en España La Suprema, cuya actividad duró tres siglos y medio. 33
Por otra parte, para la segunda mitad del siglo XVI, una porción de la región caribeña
territorios del sur de Estados Unidos, México y gran parte de Centroamérica, teniendo como
En lo que respecta al Tribunal peruano, éste comprendía, hacia la segunda mitad del siglo
XVI, los actuales países de Panamá, Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia y
metrópoli.
española. El máximo poder radicó en los virreyes, quienes estaban supeditados a la Corona y al
Consejo de Indias para tomar algunas decisiones. De los representantes del rey dependieron los
gobernadores de las Provincias, quienes a su vez tenían subalternos que administraban villas y
distritos rurales.34
de capitanes generales subordinados al gobierno en Madrid. Así, la mayor parte del territorio que
las regiones sudamericanas fueron relativamente autónomas del Perú, como las Audiencias de
33
I. Grigulevich, op. cit., p. 236
34
Por su parte, las Audiencias fueron organizaciones con funciones consultivas. Los territorios pertenecientes a ellas
fueron unidades administrativas particulares. Para mayor información de la organización política en Iberoamérica,
véase el Apéndice 3, Cuadro 1.
25
La economía se sometió a los intereses de la metrópoli, que consideraba a sus territorios
Era imposible pensar en el comercio entre las Indias Occidentales y otros reinos europeos.
A lo largo del periodo virreinal, los territorios iberoamericanos comerciaron exclusivamente con
España y las tarifas arancelarias, tanto de importación como de exportación, fueron muy
elevadas. El transporte de las mercancías era por vía marítima, a través de flotas especiales que
zarpaban desde Sevilla cada cierto tiempo bajo fuertes medidas de seguridad, aunque esto no
garantizaba que las embarcaciones llegaran a salvo al puerto, pues varias fueron víctimas de
ataques de piratas y corsarios tanto en altamar como en los litorales europeos e iberoamericanos.
las ciudades, ocupaban los mejores oficios civiles o religiosos, procuraban ascender en la escala
social por medio de alianzas matrimoniales, poseían grandes extensiones de tierras y su modo de
vida era lujoso en relación a otras castas que compartían las villas con ellos y el sector indígena,
que por su parte radicaba en las periferias de las ciudades o en pueblos destinados para ellos y, al
ser gente humilde, sus opciones de trabajo se reducían al trabajo artesanal, servir a los españoles
por parte de los españoles, los trabajos inhumanos y el hambre. Además de la presencia aborigen,
existieron castas que se formaron a raíz de la fusión de razas española, africana36 e indígena.
35
La política económica de las potencias de la época determinaba el desarrollo de la agricultura de sus territorios.
Las autoridades prohibieron el cultivo de la vid, olivo, lino y cría del gusano de seda, aunque en ocasiones
permitieron la cría de este último; por ejemplo en Oaxaca, a principios del siglo XVI, pero pronto lo prohibieron y
quemaron las moreras. Generalmente los cultivos inexistentes en la metrópoli fueron permitidos en Iberoamérica.
36
Los africanos fueron llevados a Iberoamérica para servir como esclavos en plantaciones y tierras de los españoles.
No tenían un conjunto de patrones sociales distintivos. Tendían a la endogamia, organizaban sus asociaciones y
algunas veces, las mujeres comerciaban artesanías que elaboraban. Los esclavos debían cambiar “forzosamente” de
amo cuando éste fallecía o los vendía. James Lockhart, “Las dinámicas del cambio social”, en, Leslie Bethell, (ed.)
26
Estos grupos tampoco podían ocupar cargos públicos y se dedicaban al comercio de menudeo, a
Durante los tres siglos de dominación, el sueño de muchos españoles fue probar suerte en
el Nuevo Mundo, pero la Corona española prohibió la entrada a sus posesiones a personas como
moros, judíos, gitanos y gente condenada por el Santo Oficio, con el objetivo de mantener la
europeos, lo cual no representó obstáculos para que varias embarcaciones como francesas o
fue la católica. El clero se dividió en regular, a cargo de los frailes de las órdenes franciscana,
distintos sectores poblacionales y por otro lado el clero secular que estuvo bajo la jurisdicción de
haciendo uso de la hermenéutica para entender el contexto en el que se vieron involucrados los
corsarios franceses y comprender mejor tanto el curso de los procesos como las reacciones de la
población al respecto.
De igual modo nos basamos en textos teóricos que abordan en sus temáticas la larga
duración, como la ya mencionada obra de Alicia Mayer, Lutero en el Paraíso,38 texto que
muestra la imagen que se tenía en la Nueva España en lo que respecta al reformador alemán y nos
Historia de América Latina, Tomo. 4, “América Latina Colonial: población, sociedad y cultura”, Barcelona, Crítica,
1998, pp. 73-74.
37
Entre los migrantes abundaron hidalgos, mercaderes y funcionarios.
38
A. Mayer, op. cit.
27
sirvió, además de conocer la imagen que se tenía en cuanto a los extranjeros que se encontraban
en el virreinato. Asimismo la obra nos dio pistas comprender un poco mejor el impacto de la
siglo XVI,39 a pesar de ser un libro cuya temática es el virreinato novohispano, nos abrió el
panorama para apreciar la impartición de justicia antes de la fundación del Santo Oficio en 1570.
Los escritos de Medina sobre los tribunales en México y Lima nos permitieron observar el modo
Solange Alberro nos ofreció un panorama completo del funcionamiento del Santo Oficio
trabajo, fueron: Martín Lutero, un destino41 de Lucien Febvre y Sor Juana Inés de la Cruz o las
Trampas de la Fe,42 escrito por Octavio Paz. El primer texto sirvió de apoyo para contextualizar
la figura de Martín Lutero e interpretar cómo pudo haber sido visto en Iberoamérica. La segunda
obra nos mostró la situación política, social y religiosa en el virreinato novohispano en las que se
puede apreciar, a finales del siglo XVI, el estricto control que ejercía sobre la población el grupo
denominado, “los lectores terribles”, entre los que se encontraba el Santo Oficio. Para
ejemplificar lo anterior, Octavio Paz cita la Respuesta a sor Filotea de la Cruz, escrita por Sor
Juan Inés de la Cruz quien aseguraba, en relación a sus inquietudes literarias, “no quiero ruidos
con la Inquisición”.43
39
R. Greenleaf, op. cit.
40
S. Alberro, Inquisición y sociedad…, op. cit.
41
L. Febvre, op. cit.
42
Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o las Trampas de la Fe, México, FCE, 1997, 673 pp.
43
Ibíd., p. 16.
28
Carlo Ginzburg en El queso y los gusanos,44 expuso de manera excepcional el proceso
seguido contra un molinero italiano, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la riqueza contenida
y testigos, como el reo. Finalmente, en Vigilar y castigar,45 el francés Michel Foucault, abordó
las maneras de impartir justicia durante los siglos XVIII y XIX, mostrando el caso francés,
mismo que sirvió para interpretar las posibles reacciones de la población iberoamericana a raíz de
Por otra parte, requerimos algunas líneas de investigación para el desarrollo de la tesis,
siendo ellas: la geografía histórica y la geopolítica descriptivas, que nos permitieron conocer
mejor los lugares donde fueron detenidos y enjuiciados los extranjeros objeto de estudio,
apreciando además los grupos sociales que residían en la región y qué tan poblada se encontraba
ésta. Asimismo nos apoyamos en la historia de las instituciones para comprender el modo en que
se desarrollaron los juicios inquisitoriales contra los marinos franceses en Iberoamérica durante la
segunda mitad del siglo XVI y observar a esta institución (organizada burocráticamente por una
Iberoamérica. Otra línea de investigación en la que interactuamos fue la historia cultural, útil para
considerando también la historia social para detectar a los grupos sociales que residieron en las
regiones estudiadas, observando así reacciones que ellos tuvieron en torno a los juicios contra los
franceses.
El presente trabajo se llevó a cabo en tres fases, siendo la primera la reconstrucción de los
juicios inquisitoriales contra los corsarios galos de la expedición de Martin Cote en la Audiencia
44
Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI, México, Océano, 1997, 254
pp.
45
Michel Foucault, Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión, Siglo XXI editores, México, 2009, 359 pp.
29
de Los Confines en 1560 y las reacciones de la gente en la región. Ésta dio pie a la segunda fase
del trabajo, donde estudiamos las causas seguidas contra los supervivientes de la expedición del
Asimismo observamos las consecuencias entre la gente a raíz de los procesos contra estos sujetos.
Por último repasamos los juicios contra franceses de quienes existe la duda de que hayan
formado parte de alguna expedición pirata, que también fueron juzgados por las autoridades
inquisitoriales tanto en Lima como en la capital novohispana entre 1571 y 1574 y las posibles
las de archivo, que consistieron en juicios inquisitoriales contra los franceses procesados en la
Para el caso de los tres franceses juzgados en la ciudad de Los Reyes de Lima entre 1571
y 1573, encontramos muy poca información, resultando difícil obtener más datos tanto de los
juicios contra los tres implicados, como de las reacciones de los sectores poblacionales.
tales la de Julio Jiménez Rueda Corsarios franceses,46 de Joaquín García Icazbalceta, Relaciones
de varios ingleses en la Ciudad de México,47 Libro primero de votos,48 así como Libros y libreros
en el siglo XVI.49
46
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit.
47
J. García Icazbalceta, op. cit.
48
Libro de votos…, op. cit.
49
Libros y libreros…, op. cit.
30
bibliotecas “Luis Chávez Orozco” y “Rafael García Granados”, de los Institutos de
Central de esta última institución, la “Daniel Cosío Villegas” del Colegio de México; las de las
Facultades de Economía, “Dr. Ricardo Torres Gaytán” y de Filosofía de la UMSNH, así como el
sobre el devenir del Santo Oficio en Iberoamérica durante el siglo XVI observando la manera en
que la Inquisición episcopal impartía justicia en el área caribeña antes de la fundación de sus
juicio inquisitorial, así como el arribo de dicha institución a las ciudades de Lima y México en
1570 y 1571. Concluimos el capítulo con un recuento de los principales Autos de fe llevados a
Para el segundo capítulo resumimos la trayectoria y lugares del Caribe atacados, en 1559,
por la flota encabezada por el célebre corsario francés Martin Cote y examinamos los procesos
por herejía luterana realizados a los galos supervivientes de tal grupo, juzgados tanto en la
Este capítulo dio pie al tercero donde, además de relatar a grandes rasgos el trayecto
seguido por el también corsario Pierre Chuetot y su desembarco en costas yucatecas en 1571,
reconstruimos las causas seguidas a los supervivientes de la expedición en las ciudades de Mérida
y México. Igualmente observamos las repercusiones en las jóvenes sociedades que formaron
parte de los juicios a través de sus testimonios y que posteriormente atestiguaron los Auto de fe.
investigación, estuvo dirigido a revisar los juicios inquisitoriales contra algunos franceses que se
inquisitoriales en Lima, por luteranos, de dos impresores que fueron señalados en la ciudad de
México como sospechosos por emitir declaraciones heterodoxas y un par de religiosos que
también fueron investigados por el Santo Oficio tras emitir opiniones luteranas.
32
CAPÍTULO I. EL ARRIBO DE LA INQUISICIÓN A IBEROAMÉRICA
Con el arribo español al Nuevo Mundo, se buscó crear un proyecto para conformar un
mundo semejante al peninsular. Tal desarrollo incluyó el traslado de la Inquisición con el fin de
conservar la unidad de fe e ideas1 a un continente que mostraba elementos novedosos que podían
Cuatro fueron las principales razones para fundar tribunales en Iberoamérica desde inicios
del siglo XVI, siendo ellas: el modo escandaloso de la vida de los españoles que se encontraban
en las Indias, los casos de idolatría, brujería, blasfemia y poligamia por parte de los indígenas, el
arribo de judíos conversos (tras su expulsión de España) quienes buscaron en territorios caribeños
libertad para seguir practicando sus costumbres, ritos, creencias y finalmente la difusión de la
herejía luterana, a través de partidas de corsarios y piratas naturales de reinos donde la Reforma
Protestante había incursionado, mismos que atacaban las costas de las islas y tierra firme.
anotar que, tras la muerte de Fernando el Católico ocurrida el 23 de enero de 1516, el Santo
Oficio español cayó en una crisis, por lo que el inquisidor general, Francisco Jiménez de
Cisneros, tras recibir una carta de fray Bartolomé de las Casas2 en la que solicitaba el envío de la
Inquisición ante la presencia de herejes y el riesgo que corrían los indígenas de ser persuadidos
por estos personajes de caer en la “herética pravedad”. Por lo anterior, Cisneros firmó un decreto
1
En la Europa del siglo XVI, la religión conformó un elemento político que culminó, como en el caso de Francia, en
guerras civiles.
2
J. Pérez y B. Escandell, op. cit., p. 662.
3
José Toribio Medina, La primitiva Inquisición Americana, Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1914, p. 5.
33
Domingo, Santa María de Darién y Concepción de la Vega.4 Sin embargo ello no procedió
llegaron a residir en sus sedes. Es muy probable que a la hora de emitir el decreto, el obispo de
Puerto Rico, Alonso Manso, quien se encontraba en España desde 1515, hubiera sostenido alguna
conversación al respecto con Cisneros. Para 1519 se conocieron algunos casos de heterodoxia,
por lo que la necesidad de tribunales en Iberoamérica era inminente. De esta manera, el cardenal
y nuevo Inquisidor General, Adriano de Utrecht, nombró como jueces al obispo de Puerto Rico,
dicho año.
Poco después emitió un poder a ambos obispos, donde tuvo noticia de la migración de no
católicos a las Indias Occidentales, quienes cometían herejías y apostasía. Para erradicar estas
“…vos damos poder é facultad para que podáis inquirir contra todas é cualesquier
personas, asi hombre como mujeres vivo é defuntos, absentes é presentes, de cualquier
estado é condición, prerrogativa, preeminencia é dignidad que sean…vecinos é moradores
que son é hayan sido en las dichas indias, ciudades é obispados, que se hallasen culpantes,
sospechosos é infamados en el dicho delito é crimen de herejía y apostasía…”6
personajes como Juan Fernández de las Varas, quien ya había sido juzgado en Sevilla y al
4
Ellos eran Francisco García de Padilla, Juan de Quevedo y Pedro Suárez de Deza, respectivamente.
5
Álvaro Huerga, “La pre-Inquisición hispanoamericana (1516-1568)”, en, J. Pérez y B. Escandell, op. cit., p. 665.
En una nota fechada en Zaragoza el 7 de enero de 1519, se dio a los jueces la facultad de nombrar a otros
funcionarios para ejercer la justicia. J. T. Medina, La primitiva, op. cit., pp. 5-6. Una carta del 24 de diciembre de
1524 cita que el salario que percibían los dos inquisidores era de 300 ducados de oro cada uno, el bachiller Álvaro de
Castro, quien fungió como fiscal, cobraba 200 ducados de oro, el aguacil, el secretario Lope de Verdega y el
recaudador recibían 150 ducados de oro. El nuncio y el portero ganaban 100 ducados de oro. J. T. Medina, La
primitiva, op. cit., pp. 8-9.
6
Ibíd., p. 4.
7
Aunque se menciona que no hubo fase inquisitorial monástica, Greenleaf señala que sí existió dicha etapa. Cfr. R.
E. Greenleaf, p. 16.
34
sacerdote Juan Carrera, dedicado a la medicina y astrología. De los castigos que recibieron no
tenemos información. Otro procesado fue Juan Blázquez, de Albacete, a quien acusaron de
romper el derecho de asilo a unos malhechores. Fue multado con 50 pesos. El fiscal de la Real
una denuncia en su contra. Otro funcionario procesado fue Blas de Villasante, tesorero del rey,
El primer extranjero juzgado en el Caribe fue un alemán de nombre Juan, por herejía. Se
desconoce el castigo que recibió. A partir de entonces, Manso fue considerado un fanático que
atemorizó a La Española y quemó a los opositores del Santo Oficio, aunque juzgó a gente
dedicada a la brujería, como María Ávila o Dávila, quien se especializó en elaborar brebajes para
“provocar el amor”.8
algunos reos juzgados en Santo Domingo como un personaje de apellido Bejarano, por
proposiciones escandalosas y malsonantes, así como el mercedario Diego Ramírez, por predicar
Bejarano abjuró tres proposiciones heréticas y malsonantes. Como castigo leyó algunos
pasajes de la Biblia, fue multado con 150 pesos para obras pías y debió guardar el secreto de lo
dicho, so pena de pagar 200 pesos de oro. Por su parte Ramírez se retractó de sus declaraciones y
sufrió el destierro de las Indias. Se le ordenó no predicar durante ocho años, tampoco oficiar misa
8
J. Blázquez, op. cit., p. 51.
9
J. T. Medina, La primitiva…, op. cit., pp. 46-49.
35
Al fallecer Manso, el Inquisidor General Juan Tavera (1539-1545) dividió a las Indias
Occidentales para la jurisdicción inquisitorial en la región de Las Antillas, con Alonso López de
Cerrato como juez y Nueva España, a cargo de Francisco Tello de Sandoval. (Ver mapa 1)
En Nueva España, tras la conquista militar del imperio mexica en 1521, el gobierno y la
adecuados y asegurarse de que los territorios recién sometidos no cayeran en poder de disidentes
de la ortodoxia.
especiales a los frailes por medio de las bulas Alias felices y Exponi noves en 1521 y 1522,
respectivamente, autorizándolos para realizar la mayoría de las funciones episcopales. Así, los
primeros inquisidores fueron dominicos y franciscanos, gracias a una bula emitida en 1522,
No se tiene conocimiento si fray Martín de Valencia atacó la herejía gracias a dicha bula o
a los derechos otorgados por el viceprovincial Pedro de Córdoba, pero lo que se sabe es que
ejerció funciones casi inquisitoriales dos años después en la ciudad de México y Tlaxcala, lugar
donde mandó ejecutar a cuatro nativos por idólatras y realizar sacrificios humanos.
primero de ellos Tomás Ortiz (1526) quien, tras un corto e infructífero periodo, fue reemplazado
por Domingo de Betanzos (1527-1528), cuya labor fue activa, pues juzgó por blasfemia a cerca
de veinte conquistadores y reunió información que serviría a su sucesor para procesar a algunos
judíos quienes, tras la reconquista española, habían escapado a las Indias Occidentales en busca
de asilo.
En ese momento no fue fácil definir los dogmas ortodoxos y determinar la conducta
herejía. Tampoco se pudo diferenciar del vocablo blasfemia. El concepto judaísmo igualmente
36
resultaba impreciso, por lo que el comportamiento y la información en torno a los sospechosos se
podía malinterpretar.
A pesar de estas confusiones, conforme comenzaron los juicios por blasfemia, algunos
soldados del conquistador Hernán Cortés fueron procesados, entre ellos Juan Bello, Gil González
de Benavides, Hernando de Escalona, Francisco González, Juan Martín Berenjel, Diego García,
Quemado, Alonso de Carrión, Juan Rodríguez de Villafuerte, Juan de Cuevas, Diego Cortés,
Rodrigo Rodríguez, Reinaldo de Luna, Lucas Gallego, Alonso Corellana y Hernando García
Sarmiento, quienes recibieron penas espirituales como peregrinar a templos, hacer penitencia,
Otro caso fue el de Diego Núñez, acusado por el mismo delito, aunque se buscó probar un
veinte días en la cárcel o pagar los gastos del juicio y hacer penitencia espiritual.
La causa más conocida fue la de Rodrigo Rengel, juzgado entre 1519 y 1527, quien fuera
maestre de campo de Cortés, por posible judío converso. Fue sentenciado a permanecer
encarcelado en un monasterio por cinco meses para meditar sobre sus pecados y hacer penitencia,
alimentar a cinco pobres por cierto periodo, pagar una multa por 500 pesos de oro de minas, que
serían destinados en obras pías, entregar ocho onzas de oro, aunque le ofrecieron pagar 1 marco
de oro en vez de dicha cantidad, mismo que sería destinado al monasterio dominico en Veracruz
para adquirir un cáliz de plata y finalmente donar dinero para conventos, orfanatos, personas
Para 1528, Betanzos fue suplido por fray Vicente de Santa María quien, en una breve y
difícil gestión, persiguió a algunos judíos asilados en la Nueva España como Diego de Morales,
10
R. E. Greenleaf, op. cit., pp. 22-30.
11
Ibíd., p. 31. El 2 de septiembre de 1527, fray Luis de Fuensalida comisionó a su compañero de orden, Toribio de
Benavente para que se ocupara del caso. La resolución fue dictada al día siguiente.
37
hijo de judaizantes castellanos. Tras ser acusado por blasfemar y azotar a un Cristo, este
personaje fue condenado a usar sambenito. Su hermano Gonzalo y Hernando Alonso recibieron
la pena capital.
franciscano Juan de Zumárraga, quien fungía como arzobispo de la Nueva España, el título de
de herejes. Comenzó tratando de erradicar las prácticas idolátricas contra nativos que aún
preservaban sus antiguos ritos, como ocurrió con los sacerdotes Tacátetl y Taníxtetl. Ambos
recibieron como castigo ser atados de pies, manos, desnudos hasta la cintura y montados en
burros, para ser azotados por las principales calles de la capital del virreinato.
A ellos siguieron más casos de idolatría y búsqueda de imágenes de antiguos dioses para
destruirlos, con pocos resultados, pues los nativos muchas veces ocultaron a sus deidades. El
franciscano aseguraba que debía castigar a idólatras y brujos, por lo que juzgó a poco más de
diecinueve nativos, siendo el más célebre el caso del cacique de Texcoco, Carlos
Entre los procesos por judaísmo, llevados a cabo por Zumárraga, tenemos a Gonzalo
Gómez, residente de la villa de Guayangareo,13 en Michoacán, quien fuera acusado por sus
enemigos por blasfemo y judaizante. Gómez recibió de sentencia asistir el lunes 12 de noviembre
de 153714 a la barandilla del altar de la catedral de la ciudad de México. Arrodillado y con vela en
mano, tras la misa debía rezar cinco veces algunas oraciones (padrenuestro, avemaría y un
12
J. T. Medina, La primitiva…, op. cit., p. 35.
13
Benedict Warren, Gonzalo Gómez, primero poblador español de Guayangareo (Morelia). Proceso inquisitorial,
Morelia, Fimax, 1991.
14
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 78.
38
rosario), quedar recluido en el monasterio de Uruapan un mes para que meditara en relación a sus
Francisco de Millán fue denunciado en México hacia 1538 por flagelar imágenes
religiosas y por judaizante. El preso delató a doce personas más como cómplices, aunque no se
les demostró culpa. Luego de sufrir tormento, Millán fue desterrado y perdió todos sus bienes.
juzgó a alrededor de 148 personas. Debido a la dureza con que enjuició a los nativos, el monarca
español Carlos I moderó las atribuciones inquisitoriales del franciscano, limitándolo a actuar
designación del nuevo inquisidor, el visitador Francisco Tello de Sandoval, quien arribara a la
ciudad de México el 12 de febrero de 1544 y fungiera como inquisidor de 1544 a 1547, aunque su
desempeño fue cauteloso, para no caer en los errores cometidos por su antecesor. Francisco Tello
Asimismo, dicho juez detuvo a caciques acusados de paganismo y, tras multarlos, ordenó
su liberación. Los juicios más conocidos ocurrieron en 1545 con los jefes oaxaqueños de
Yanhuitlán, Francisco y Domingo, siendo este último liberado bajo una fianza de 2000 pesos que
fueron los casos de Tomás Tunalt, a quien juzgaron como brujo e idólatra, aunque se desconoce
lo que ocurrió durante su juicio y Don Juan, cacique de Teutalco, también por idolatría, aunque se
desconoce la resolución final. Pagó una fuerte multa, pero se ignora el monto.
15
J. Blázquez, op. cit., p. 55.
39
Durante el periodo comprendido entre 1543 y 1569, las autoridades inquisitoriales
presencia de gente no peninsular en la Nueva España entre 1526 y 1549, llevó a Zumárraga y a
Zumárraga procesó a cinco personas por herejía luterana y Tello hizo lo mismo con Juan de
Para marzo de 1547, el poder inquisitorial fue cedido a los obispos ordinarios o, en su
ausencia, a prelados monásticos de las provincias. Por ejemplo, ese año el vicario de las minas de
localidad, por idólatra y practicar sacrificios humanos. Para finales de año el preso fue liberado
En 1551 el médico Pedro de la Torre, residente en Puebla de los Ángeles, fue juzgado por
asegurar que Dios y la Naturaleza eran lo mismo. Fue obligado a abjurar públicamente de sus
herejías, pagar 100 pesos de oro y ser desterrado de las Indias Occidentales.
No fue sino hasta 1555 que tomó las riendas de la Inquisición episcopal el dominico
Alonso de Montúfar, designado como segundo arzobispo de México y ejerció las facultades
inquisitoriales desde ese año hasta 1569, centrando su atención en perseguir a luteranos y evitar
particular a piratas y corsarios que navegaban por litorales caribeños y novohispanos. Igualmente
cargo.
Uno de los personajes juzgados por Montufar fue un comerciante portugués, Simón
Falcón, por hereje y blasfemo. Su castigo consistió en peregrinar tres viernes sucesivos al templo
de Nuestra Señora de Guadalupe y pagar cada vez una misa que se oficiaría para las ánimas del
40
purgatorio. El lusitano recitaría los siete salmos penitenciales,16 pagaría una multa de 6 pesos de
oro destinados para la caridad, cubriría los gastos del juicio y abjuraría públicamente de sus
faltas.
Otra causa célebre fue la del inglés Robert Thompson, quien arribó al virreinato
novohispano en 1555. Acusado de luterano, fue reconciliado cinco años más tarde durante el
Auto de fe de la ciudad de México el 17 de marzo de 1560,17 del cual Alicia Mayer destaca el
interés que tuvo la población ante dicho evento, pues la gente no había visto antes nada igual.18
Durante dicho evento, el británico fue desterrado a España, donde la Inquisición sevillana lo
apresó por un año. Por su parte, el británico debió utilizar durante tres años un sambenito. Luego
Agustín Boaccio fue procesado en Zacatecas entre 1558 y 1560 por luterano. Después de
ser reconciliado, abjurar y pagar 60 pesos de oro como multa, fue enviado a la capital del
virreinato, donde fue recluido en la cárcel arzobispal, enjuiciado por Montúfar y, junto a
Thompson, enviado a la metrópoli al ser hallado culpable. Según un testimonio del británico,
Boaccio logró escapar en las Azores, se dirigió a Lisboa, Francia, hasta arribar a Londres, donde
Las bahías y costas caribeñas durante el siglo XVI fueron hogares temporales de
comerciantes, corsarios y piratas de distintos reinos que, luego de reconocer y asaltar algunos
puertos, fueron apresados y juzgados por la Inquisición episcopal como luteranos. Para ello
16
Son siete salmos de confesión o arrepentimiento. No. 6. No me reprendas, Señor, en tu ira. No. 31. Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones. No. 37. Señor, no me reprendas en tu enojo. No. 50. Ten compasión de mí.
No. 101. Escucha, Señor, mi oración. No. 129. A ti, Señor, elevo mi clamor desde las profundidades. No. 142.
Escucha, Señor, mi oración. Libro de los salmos, versión directa del hebreo, comentarios de José González Brown,
México, Porrúa, 1982.
17
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 97.
18
A. Mayer, op. cit., p. 164.
19
L. de Ita Rubio, op. cit., p. 60.
20
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 103.
41
Otro personaje procesado por herejía luterana en las ciudades de México y Sevilla fue el
inglés William de Orlando, en 1569. Tras arribar como miembro de la tripulación de John
Hawkins y ser detenido en San Juan de Ulúa, obtuvo trabajo como paje en la corte del virrey
Martín Enríquez. Tiempo después le oyeron decir algunas frases diferentes a la fe católica, por lo
cual el mandatario pidió que lo trasladaran a otro tribunal para procesarlo. Fue enviado a Sevilla
aunque es muy posible que el viaje por mar y las malas condiciones del mismo le generaran una
enfermedad mortal.
El doctor Pedro de Santander fue juzgado en mayo de 1561 por blasfemo y, debido a su
luteranismo, lo recluyeron en la cárcel arzobispal, sin libertad bajo fianza. Después le ordenaron
acudir al monasterio de San Francisco por dos semanas. Al finalizar su penitencia, lo multaron
con 200 pesos de oro, que destinaron al uso del Hospital del Amor de Dios y la dote de alguna
Entre los casos seguidos contra judíos en esas fechas, resalta el del médico Pedro López.
Como las pruebas no resultaban claras, debido a que sus enemigos lo querían incriminar, su
proceso se dio por terminado y el galeno fue liberado. Diego de Morales, hermano del ejecutado
Gonzalo de Morales, fue nuevamente juzgado en 1558 por “mal cristiano”, blasfemo y
judaizante. Recibió como castigo retractarse de sus faltas en Auto de fe. 21 Debía ir sin camisa,
descalzo, amordazado y con vela penitencial en mano. Para ser liberado de la cárcel episcopal,
Para el caso del Perú virreinal, se sabe que a principios del siglo XVI, el gran territorio
que ocupó dicha jurisdicción, desde el Istmo de Panamá hasta la Tierra de Fuego, (Ver mapa 1)
21
Ibid., p. 122. Debió asistir a la misa de abjuración en el templo dominico de Guatemala el 4 de agosto de ese año.
42
se encontraba convulsionado por las guerras entre los partidarios de Francisco Pizarro y Diego de
Almagro,22 lo cual ocasionó que la actividad primitiva inquisitorial fuera casi inexistente.
comenzó a tener importancia, puesto que desde tiempos del primer arzobispo del Perú, el
algunos juicios y, durante la gestión de dicho funcionario, se celebraron tres Autos públicos de fe.
El primero ocurrió en 1548, en el que fue ejecutado el flamenco Juan Millar, por luterano. El
Algunos otros obispos investidos con facultades inquisitoriales que impartieron justicia
fueron fray Vicente de Valverde, en la ciudad de Cuzco. Este personaje procesó al morisco
Álvaro González y al mulato Luis Solano quienes, por mahometanos y dogmatizadores, fueron
relajados el 30 de noviembre de 1560. Para 1564, procesó a Vasco Suárez, originario de Ávila,
España y residente en Huamanga,24 por opiniones luteranas. Recibió como castigo reclusión y
pago de multas.25 Otros enjuiciados fueron el clérigo Antonio Hernández, nativo de Pedroso,
quien aseguró que solamente debía adorarse a Dios y no a la cruz; el lego Álvaro de Cieza,
originario de Santo Domingo, por afirmar que el papa “tenía poder para absolver a una
persona”.26 El morisco Lope de Peña, nacido en Guadalajara, España, asimismo fue juzgado por
Domingo de Santo Tomás, quien fungía como deán en la Audiencia de los Charcas,27
también encabezó procesos inquisitoriales contra personajes como el francés Jean Baptiste,
22
Una de las primeras causas de las que hay constancia es la del licenciado Juan Blázquez, procesado en Cuzco,
quien ya había sido castigado por Almagro. No se tiene más información al respecto. J. Blázquez, op. cit., p. 57.
23
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 35.
24
Actualmente provincia y cabecera del Departamento de Ayacucho, en Perú
25
Sobre el lugar, tiempo de reclusión y cantidades a pagar, no existen registros.
26
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 35.
27
Su nombre deriva de un grupo nativo llamado “Los Charcas”. Esta tribu fue sometida por los españoles. La región
fue de interés para los iberos, tras el descubrimiento de las minas del Potosí y la fundación de la villa en 1545,
definiendo la zona como minera. Para 1561 se inauguró la Audiencia de Charcas, establecida en la villa de La Plata
43
nativo de Calvi, Córcega, por luterano. A este personaje se le reabrió proceso debido a que
un caso más, contra Alonso de Escobar, del cual no se especifica el delito cometido. Finalmente,
Medina cita que poco antes de que el Tribunal peruano fuera oficialmente fundado, existían
cuatro procesos pendientes en Lima y 97 en Cuzco, mismos que fueron remitidos a las
autoridades inquisitoriales que suspendieron tres y guardaron los restantes para cualquier
eventualidad.28
primeros juicios inquisitoriales por diversas faltas cometidas por personajes como: Juan Álvarez,
su cuñado Alonso Álvarez y su esposa, por judaizantes; el licenciado Jerónimo López Guarnido,
abogado de la Real Audiencia en Lima, así como los canónigos de la catedral, Bartolomé Leonés
y Pedro de Villarberche por opiniones luteranas; Pedro González de Mendoza por negarse a
cumplir con ciertas actividades; Alonso Benito por proposiciones escandalosas; Juan de los
Reyes, esclavo mulato por impertinente; Diego Núñez por blasfemo; Rodrigo Roldán y Miguel
Sánchez de Aguirre fueron acusados de ateísmo; Francisco Palino de Cárdenas, por haber
declarar que “no era pecado tener cuenta con una mujer soltera”.29
Otros juzgados fueron Francisco Ortiz por proposiciones heréticas; García Cancino por
renegar de Dios; Arias Bello por opiniones sobre una carta de excomunión; Cosme Rodríguez por
proposiciones; George Griego por asegurar que no era delito la fornicación; Diego Pérez, por
declarar cosas contra el papa; María de las Nieves, por amancebada; el franciscano Antonio de la
Cruz fue acusado por haber señalado frente a sus compañeros y el provisor del arzobispado de
Lima, que un evento en el que se encontraban era ceremonia judía; Vasco Suárez de Ávila por
(Chuquisaca, hoy Sucre, Bolivia) y con jurisdicción en el Alto Perú y territorios del área serrana oriental y
rioplatense. Manuel Lucena, “El desarrollo histórico en las regiones”, en, Manuel Lucena (coord.), Historia de
Iberoamérica, T. II, “Historia Moderna”, Madrid, Cátedra, 2008, pp. 500-501.
28
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 36.
29
Ibíd., p. 43. Posiblemente este personaje era un hombre casado.
44
menospreciar excomuniones y censuras de la Iglesia Católica; el cura Sebastián de Herrera por
haber circulado escritos contra el comisario del Tribunal en La Plata y los también clérigos Juan
experto en magia, letras y astrología, lo cual le valió el destierro, aunque el juicio más célebre fue
Valdivia, a quien auxilió en la fundación de la villa de Santiago, en Chile. Sus ideas religiosas
eran diferentes al catolicismo, por lo que fue detenido en 1566, acusado de 90 delitos y, tras
permanecer preso por dos años, reconoció su culpabilidad y le impusieron de castigo pagar 1 500
pesos de plata. Al ser liberado, sus adversarios lo despojaron de sus cargos. Nuevamente atacó a
sus enemigos desterrando a unos y ejecutando a otros. Tiempo después se le abrió un nuevo
consolidación tardía y las guerras internas entre los conquistadores por dominar el territorio.
Hacia finales de la década de 1560, Iberoamérica era un blanco fácil para incursiones
corsarios a dichos litorales para causar estragos en la economía ibera y explorar regiones posibles
contacto con la población, como ocurrió con la flota de John Hawkins en los puertos de
Borburata, Río de la Hacha, Cartagena y San Juan de Ulúa en 1568.30 Ello resultaba muy riesgoso
30
L. de Ita Rubio, op. cit., pp. 101- 108.
45
para las posesiones españolas, debido a que las autoridades civiles y religiosas temían una
desestabilización en el territorio, lo cual fue una de las razones para solicitar la fundación de
Otro argumento fue la serie de atropellos que cometían los obispos investidos con
facultades inquisitoriales en los territorios españoles, pues su labor ponía en duda la veracidad
Las razones anteriormente expuestas fueron atendidas por el monarca español Felipe II,
quien emitió una cédula real, fechada el 25 de enero de 1569 31 en la que ordenaba el
dispuso que los obispos que fungían como jueces, dejaran de ejercer dichas actividades y
cedieran esa tarea a los inquisidores, decisión que conllevó a disputas con el clero regular, el
Jaime del Arenal señala que la Inquisición se estableció como un tribunal autónomo de
doble jurisdicción (civil y eclesiástica) para perseguir delitos como “herejía y apostasía
Una de las características del nuevo organismo en Iberoamérica era excluir a los indígenas
de todo proceso inquisitorial al ser considerados como “gentiles”, por lo que el resto de la
población de ambos virreinatos, españoles, algunos otros extranjeros, negros, mulatos, mestizos y
castas, quedó expuesto a la voluntad de sus tribunales, cuyas jurisdicciones eran demasiado
Particularmente los moros, los judíos y los luteranos representaban para la Corona
española, enemigos a vencer, ello con el fin de resguardar la unidad política y espiritual de la fe
31
J. Blázquez, op. cit., p. 60.
32
Jaime del Arenal, “Las instituciones judiciales de la Nueva España”, en Revista de Investigaciones Jurídicas, Año
22, No. 22, Escuela Libre de Derecho, 1998, p. 38.
46
católica en los territorios conquistados por la Metrópoli, aunque el Tribunal también se encargó
de la fundación de los tribunales fue contra corsarios y piratas de origen inglés, francés, holandés
y alemán, mostrando que las tendencias del juicio eran religiosas y políticas,33 como ocurrió en el
caso de los marinos ingleses y franceses juzgados en la ciudad de México en la década de 1570.
la confrontación religiosa europea, desembocando en una crisis del virreinato en 156034 a raíz de
en el gobierno virreinal obligó a las autoridades españolas a fundar el Santo Oficio y nombrar a
un nuevo virrey.
La jurisdicción del Tribunal peruano comprendió, durante las últimas tres décadas del
siglo XVI, las Audiencias de Panamá, Santa Fe de Bogotá, Quito, Los Charcas y Chile, es decir,
los actuales países de Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina,
Paraguay y Uruguay. Buenos Aires fue la villa más alejada de la sede del Tribunal, es decir, la
ciudad de los Reyes de Lima, residencia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. (Ver
mapa 2)
Los jueces designados para el tribunal limeño fueron el Doctor Andrés de Bustamante y el
Licenciado Serván de Cerezuela, quienes zarparon de Sevilla en enero 15 de 156935 en la nao “La
Madalena”, perteneciente a la flota de Diego Flores de Valdés. A bordo de la nave viajaron junto
33
Josep. M. Barnadas, “La Iglesia católica en la Hispanoamérica colonial”, en, Leslie Bethell (ed.), Historia de
América Latina, T. 2, “América Latina Colonial: Europa y América en los siglos XVI, XVII y XVIII”, Barcelona,
Crítica, 1998, p. 200.
34
P. Guibovich, op. cit., p. 96.
35
J. Blázquez, op. cit., p. 60. Sin embargo, Medina asegura que zarpó la flota el sábado 19 de marzo. Cfr. Medina,
Historia del Tribunal… (Lima), p. 17. Es probable que en enero zarparan de Sevilla, anclaran en Cádiz, Sanlúcar o
Canarias y dejaran el puerto hasta marzo.
48
al fiscal Alcedo, el notario del tribunal, Eusebio de Arrieta y el nuevo virrey del Perú, Francisco
de Toledo.
seguido siguieron su viaje anclando en Nombre de Dios donde, según menciona Medina,36 se les
terminó el dinero y obtuvieron un préstamo de 2000 pesos del oidor Barreros para que
información sobre un francés llamado Jean Baptiste, vecino de La Plata, acusado de hereje
El 23 de mayo partieron el juez Bustamante y el secretario, arribando ocho días más tarde
a Panamá, donde el inquisidor falleció pocos días después.37 Mientras tanto, Cerezuela llegó a
Panamá el 18 de julio y tres días más tarde se reunió con el virrey Toledo, dando lectura del
edicto de fe38 que instaba a la población a conocer la actividad del Santo Oficio y ordenaba
comenzaron a trabajar en la adecuación de los pocos inmuebles disponibles.39 Una carta escrita
por Felipe II el 7 de febrero de 1569, ordenaba al virrey del Perú la construcción de residencias
de San Marcelo). Poco después se mudaron a las moradas del oidor Paredes, frente al templo de
la Merced. En las caballerizas de dicha vivienda se edificaron cuatro celdas para los reos y el
resto se construyeron en casas vecinas, a pesar de que las cárceles debían estar juntas. Dos viejas
36
Ibíd., p. 18.
37
J. Blázquez, op. cit., pp. 60-61. Acerca de la muerte de Bustamante, Blázquez menciona que el funcionario fue un
hombre tacaño y falleció al saber que un esclavo suyo había escapado, lo cual le originó un disgusto tan grande que
esa noche sufrió un gran acceso febril que lo llevó a la muerte.
38
Para conocer la definición de edicto de fe, véase el Apéndice 2, p. 170.
39
J. Blázquez, op. cit., pp. 71-72.
49
habitaciones se adecuaron como salas de audiencias. Actualmente quedan pocos rastros del
inmueble destinado al antiguo Santo Oficio, mismo que se ubicó en la antigua plaza de la
Inquisición de Lima, hoy Bolívar y sede del Museo de Sitio del Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición.
Luego de darse lectura al documento, la nueva institución trabajó entre seis y siete horas
diarias42 para recibir demandas contra personas que serían juzgadas y sentenciadas en el primer
Durante los primeros años tras la fundación del Santo Oficio en el Perú, a pesar de la
petición de Felipe II de que las relaciones entre jueces y otras autoridades fueran cordiales, éstas
sufrieron altibajos. En un principio, el virrey Toledo influyó bastante en Cerezuela pero, tras
arribar el nuevo inquisidor, Antonio Gutiérrez de Ulloa,43 hubo bastantes fricciones con las
autoridades civiles y religiosas. Se sabe que este juez fue uno de los más célebres por abusar de
impartir justicia por parte de algunos obispos investidos con facultades inquisitoriales y la
40
P. Sosa Llanos, op. cit., p. 79.
41
P. Guibovich, op. cit., p. 172.
42
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 39.
43
Ibíd., p. 57. Gutiérrez de Ulloa zarpó de Sanlúcar el 30 de octubre de 1570 y arribó a Lima en 31 de marzo del año
siguiente.
50
Ulúa. Felipe II actuó rápidamente y por medio de la cédula real del 25 de enero de 1569 ordenó la
Así, el territorio sujeto a la nueva institución ocupó, durante los primeros treinta años, tras
su fundación, los obispados de Nueva Galicia, Michoacán, Oaxaca, Tlaxcala, Chiapa, Yucatán,
Verapaz, Guatemala, el Norte y Filipinas, es decir, los actuales países de México, Estados
eran muy diversas, debido a las aguas que bañaban a los virreinatos, los ríos caudalosos, las
cordilleras, los pantanos, las lagunas que aislaban las regiones,44 los climas y la vegetación en las
En una carta dirigida al virrey en turno, Martín Enríquez, el monarca español le ordenó
que recibiera, tratara amablemente a las nuevas autoridades y donara viviendas para los jueces.
Las primeras casas eran de buen tamaño y estaban bien edificadas. La sede se localizaba al
costado oriente del entonces convento de Santo Domingo. Para el siglo XVIII se edificó el nuevo
edificio sede del Tribunal, mismo que se ubica actualmente en la calle República de Brasil,
Solange Alberro realiza una excelente descripción que nos transporta hasta los lugares donde los
procesados vivían durante sus juicios. En un principio, la cárcel inquisitorial novohispana contó
con cinco celdas que se ampliaron para la segunda mitad del siglo XVII. Asimismo, las
excesiva, por lo que en las paredes se hallaban regularmente residuos del antiguo lago de
44
Este fue el caso de Yucatán, provincia que se hallaba demasiado alejada del centro del virreinato. S. Alberro,
Inquisición y sociedad…, op. cit., p. 23.
51
Texcoco45 y se prestaban en varias ocasiones a pequeñas perforaciones con objetos puntiagudos
Los muebles de las celdas, ya fueran camastros o mesillas, eran rudimentarios, pues los
reos debían proveerlos al momento de ingresar a la cárcel y la ropa, conforme avanzaba el juicio,
se iba desgastando dado que los presos, al haber ingresado con la vestimenta que llevaban al
momento de su detención, no tenían más mudas de prendas para cambiarse, por lo que en
algunas ocasiones debían zurcirla con hilos y agujas que les facilitaban los alcaides y, en caso de
que su ropa resultara inservible, pedían a los jueces una indumentaria nueva.
grupos de entre dos y tres personas, consistía en vino, algunos suplementos de carne (para los
débiles), agua, carne, pescado en cuaresma, carne de res, cerdo, carnero, pescado blanco del lago
de Texcoco, frutas, verduras, tortillas y dulces. Asimismo su rutina, como plasma Solange
Alberro, “implica la distribución, cada noche, de velas y de la vasija […] que recogen al
amanecer”.46
Con el panorama anteriormente expuesto, las enfermedades eran muy comunes, como
resultado del largo encierro, las condiciones de encarcelamiento y el deterioro psicológico que
afectaba a los presos. Entre los males más comunes se encontraban enfermedades cardiacas,
no eran mencionados durante las audiencias. Ya fuera por enemistad con el compañero de celda o
45
J. T. Medina, Historia de Tribunal… (México), op. cit., p. 75. En un artículo publicado en la revista Arqueología
Mexicana, son mostrados dos mapas de la ciudad de México durante el siglo XVII, en los cuales se puede apreciar,
en la parte posterior del antiguo palacio inquisitorial y el ex convento de Santo Domingo, un canal del antiguo lago
de Texcoco que corría, muy posiblemente cerca de algunas celdas. Para apreciar las imágenes, vid, Bernardo García
Martínez, “La gran inundación de 1629”, en, Arqueología Mexicana, No. 68, México, INAH, Julio-Agosto, 2004,
pp. 50-51, 53.
46
S. Alberro, Inquisición y sociedad…, op. cit., p. 225.
47
Ernestina Jiménez señala que los médicos del Santo Oficio también atendían a presos que habían sufrido lesiones
físicas como traumatismos y heridas producidas por intentos de suicidio o fugas, las producidas, en dado caso,
durante el tormento o las ocasionadas por los castigos corporales, especialmente los azotes. Ernestina Jiménez
Olivares, Los médicos en el Santo Oficio, México, UNAM, 2003, p. 15.
52
por haber oído algo que pudiera interesar a los jueces, algunos reos comunicaban durante los
personas. En otros casos, era el detenido quien, durante la sesión mencionaba haber escuchado
algo, por lo que tenía la obligación de exponer la parte más importante del diálogo y las
circunstancias que la rodeaban,48 ello tal vez con el fin de servir al Santo Oficio para recibir una
Por otra parte, los primeros inquisidores de la Nueva España fueron el Doctor Pedro
Fernández de Bonilla y el notario de secreto Pedro de los Ríos. El grupo zarpó de Sanlúcar el 13
de noviembre de 1570 y anclaron el día 20 en las Islas Canarias, donde aguardaron la flota de
Pedro Menéndez pero, al no tener noticia del convoy, el 4 de marzo del año siguiente, zarparon
Contreras envió al secretario Pedro de los Ríos para informar al virrey sobre su arribo, presentar
48
Un ejemplo de ello es una conversación sostenida entre los británicos William Lowe y William Collins en una de
las celdas que compartieron con otro reo llamado Pedro de Trejo. Proceso contra Guillermo Lo, AGN, Inquisición,
vol. 56, exp. 5, fs. 404-408.
49
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (México), op. cit., p. 48. En dicho lugar, por casualidad se toparon con un
barco que se dirigía a España y en él pudo Moya de Contreras enviar noticia del suceso para que se nombrase a un
nuevo inquisidor.
53
54
El 12 de septiembre, arribaron a la ciudad de México dichas autoridades, siendo fríamente
cumplir con los mandatos de la nueva institución, llevándose a cabo tal acto en la catedral de la
capital novohispana.
Luego de dar lectura al edicto de fe, varias personas acudieron al Santo Oficio a acusar
El control del Tribunal novohispano fue evidente desde su inicio y en sus primeros treinta
años de actividad, juzgó a varias personas. Asimismo, las relaciones que mantuvo con
autoridades civiles y religiosas fueron tensas (al igual que en el virreinato peruano) debido a que
aquéllas vieron a la Inquisición como un organismo autónomo que podía mermar su poder
Inquisición, mejor conocido como La Suprema, cuyas funciones eran centralizar, vigilar los
organismo fue creado en 148353 y se compuso por seis miembros designados por el rey. El
50
J. Blázquez, op. cit., p. 62.
51
P. Sosa Llanos, op. cit., p. 79.
52
No se sabe el número exacto de personas que fueron juzgadas por la Inquisición novohispana. Solange Alberro
menciona que el Archivo General de la Nación cuenta con un aproximado de 1560 volúmenes del ramo Inquisición,
entre los años de 1522 y 1820. Solange Alberro, La actividad del Santo Oficio de la Inquisición en Nueva España
1571-1700, México, INAH, Col. Científica, 96, 1981, p. 12. Es muy difícil conocer el número total de expedientes
que siguió la Inquisición durante sus años de vida.
53
Henry Kamen, La Inquisición española, México, Grijalbo, 1985, p. 183.
55
Inquisidor General presidía dicho consejo, donde se trataban diversos casos que, en ciertas
Por otra parte, los tribunales de distrito o provinciales, tanto españoles como
iberoamericanos, estuvieron conformados por dos inquisidores, uno jurista y uno teólogo,
promotor fiscal, por su parte, elaboraba la denuncia interrogando a los denunciantes, levantaba la
Los calificadores eran teólogos que determinaban si en la conducta del sospechoso existía
el delito contra la fe. Los consultores eran juristas laicos expertos que asesoraban al tribunal en
cuestiones relativas al juicio como los votos para aplicar tormento y sentencias finales.
registrar los bienes confiscados al reo al momento de su detención; el de secreto, quien anotaba
detalladamente las declaraciones del acusado, testigos y lo ocurrido durante el juicio; y el general
o del tribunal, redactaba asuntos generales con respecto al Santo Oficio, por ejemplo, los edictos
de fe.
entregarlos a los inquisidores. El receptor o tesorero recibía los bienes confiscados. Los
familiares, por su parte, ayudaban constantemente al tribunal. Eran laicos y su función era
actuaban ayudados por notarios. Eran de diversos estratos sociales y el cargo concedía honores y
privilegios tanto a ellos como a su familia. Los comisarios debían pertenecer al clero regular o
pruebas y remitirlas al Santo Oficio, así como confiscar bienes, aunque no podían detener a los
sospechosos, salvo en casos muy concretos. Para realizar los arrestos, comúnmente enviaban a
secretarios y alguaciles.
56
Algunos puestos de menor rango fueron el nuncio, quien difundía los comunicados del
Tribunal; el alcalde o alcaide, quien vigilaba, alimentaba, procuraba la vestimenta de los presos y
los escoltaba a la sala de audiencia; el portero cuidaba las casas inquisitoriales. Dicha labor era
mal pagada, pero quien ocupaba el cargo, gozaba de algunos privilegios; el curador y letrado o
abogado era uno de los puestos menos atractivos y peor pagados, pues su función consistía en
“defender al reo”, aunque no podía hacer mucho al respecto porque no sabía quién era el
acusador, desconocía gran parte del juicio, pues solamente recibía resúmenes del mismo y no
podía ver a solas a su defendido. Su labor se limitaba a aconsejar al reo a confesar la verdad de lo
atender a reos (hombres y mujeres) que podían requerir de los servicios de estos especialistas en
salud. También atendían algunas molestias físicas como heridas y traumatismos ocasionados por
intentos de fuga, de suicidio, el tormento, en el cual debían asentar que las lesiones producidas al
reo no fueran de gravedad y las curaran, en caso necesario. También se encargaban de aliviar a
todos los casos asistió) con previo aviso al alcaide y a los inquisidores, siendo estos últimos
quienes lo mandaban llamar, El galeno prescribía al enfermo los remedios de la época siendo
ellos, según menciona Alberro: “buena alimentación, purgas, sangrías, sobas y masajes, ventosas,
lavativas…”.54
Ernestina Jiménez asevera que el puesto de médico del Santo Oficio era muy solicitado y
considerado como un gran honor para quien lo ocupaba. Dos eran los doctores que obtenían el
cargo: el primero era titular y el segundo era el suplente, en dado caso que el primero, por
54
S. Alberro, Inquisición y sociedad…, op. cit., p. 275.
57
cualquier circunstancia, no pudiera atender al enfermo.55 Ambos debían radicar en la ciudad sede
del Tribunal y solamente podían salir de la misma con la autorización de los jueces, permiso que
Aunque solamente sabemos pocos nombres de los funcionarios que trabajaron durante los
primeros años de vida del Santo Oficio peruano, siendo ellos los inquisidores Serván de
Cerezuela, Juan Gutiérrez de Ulloa, el fiscal Alcedo y el secretario Eusebio Arrieta, Julio Jiménez
Rueda ofrece una lista de quienes laboraron en la Inquisición novohispana en sus primeros años
personajes eran, además del inquisidor Pedro Moya de Contreras, el fiscal Alonso Fernández de
Bonilla (quien después fue ascendido a inquisidor en 1573) y Pedro de los Ríos, el notario de
secreto, los notarios de secuestros Pedro de Ledesma y Jerónimo de Eugui, el alguacil era
Francisco Verdugo de Bazán, Francisco Arias de Valdés era el nuncio, el receptor fue Pedro de
Arriarán, el contador Martín de Aranguren, el alcaide de las cárceles era Juan Ferrón, el portero
fue Luis de León, los abogados de los reos fueron el Doctor Fulgencio Vique y el Licenciado
Melchor Dávalos, el médico era Juan de Fuentes y el barbero y cirujano, Andrés de Aguilar y
Sumaya.57
con la denuncia, donde la gente debía delatar, so penas espirituales y económicas, opiniones o
actos cometidos contra la fe católica, a cambio el Santo Oficio les proporcionaba protección
55
E. Jiménez, op. cit., p. 27.
56
Para mayor conocimiento de la estructura del Santo Oficio, ver Apéndice 3, Cuadro 2.
57
Julio Jiménez Rueda, Don Pedro Moya de Contreras. Primero Inquisidor de México, México, Ediciones Xóchitl,
1944, p. 58.
58
información sumaria o revisión de testimonios de los declarantes para determinar si el caso
el caso procedía.
prisión y confiscación de bienes del sospechoso. A continuación el personaje era detenido por el
alguacil del Santo Oficio o los alguaciles de las poblaciones donde se realizaba el arresto.
Algún tiempo después se llevaban a cabo las audiencias con el fin de armar el juicio a
genealogía y debía responder a cuestiones religiosas: si era bautizado, católico, fecha de la última
confesión, nombre del confesor y rezo del padrenuestro, avemaría, salve Regina y credo.
Durante los tres primeros interrogatorios, el reo recibía moniciones o amonestaciones, con
el objeto de declarar la verdad. El siguiente paso era la acusación, levantada por el fiscal y
consistía en leer al prisionero los cargos por los cuales era culpado y debía responder a ellos,
ratificando en la misma audiencia sus respuestas. Acto seguido, le era designado un curador o
letrado.
La segunda fase era la plenaria, que comenzaba con la probanza, prueba o publicación de
testigos, donde se mostraba al procesado, sin que él conociera los nombres, para evitar posibles
represalias, lo declarado por los testigos en su contra. Debía contestar a los capítulos y ratificar lo
declarado.
incongruente al momento de tomar la palabra, reconocía alguna acción torpe, pero negaba la
intención herética o simplemente confesaba algo parcial, se le aplicaba tormento para que
59
confesara lo que sabía. Para ello, se emplearon dos clases de tortura: in caput propio,58 con el fin
dependiendo del juez, las circunstancias del proceso y las condiciones de salud del prisionero.
Algunos días después de la tortura, el preso debía ratificar lo dicho en ella, si lo hacía, dicha
tormento.
La última parte del proceso era la sentencia, la cual variaba conforme a los delitos
cometidos. En este caso solamente haremos referencia a los castigos recibidos por luteranismo.
Uno de los primeros castigos era la abjuración de vehementi, aplicada para casos considerados
por la Inquisición como los más graves (en tanto que la de levi era para los delitos menos
severos). Esta condena consistía en la retractación del reo de los errores cometidos anteriormente
contra la fe. En este caso, era admitido a la reconciliación o readmisión a la Iglesia católica.
Otras penas impuestas eran las espirituales, como rezos y estancias temporales en
conventos, las económicas y las corporales, como azotes públicos por las calles (en promedio
200 latigazos) y envío a galeras por cierto periodo, dependiendo la gravedad del delito cometido,
oscilando entre los 4 y 10 años al remo, sin recibir sueldo. El último castigo que podían recibir
los reos era la relajación, siendo ella de dos clases: en estatua, aplicada a personas que habían
logrado escapar del brazo de la Inquisición, lo cual ocurría ocasionalmente, cuando el sospechoso
era trasladado a las cárceles. La condena consistía en exponer durante el Auto de fe una figura de
madera que representara a la persona. Posteriormente se le incineraba en una de las hogueras del
quemadero.
58
En cabeza propia.
59
En cabeza ajena.
60
La relajación en persona consistía en entregar al reo a la justicia civil o brazo seglar, para
aplicar la sentencia de muerte. La pena podía aplicarse de dos maneras: la primera era quemado
en la herejía y no mostrara arrepentimiento. La segunda era por medio del garrote, si el reo
reincidía como hereje pero manifestaba arrepentimiento o bien, al momento de ser llevado a la
hoguera, buscara el perdón. En este caso, el condenado era sentado en una especie de silla con un
respaldo largo de madera, donde se encontraba una argolla fabricada en hierro, la cual se sujetaba
alrededor del cuello del reo. En la parte que unía la argolla al respaldo, un tornillo grueso de
hierro se encontraba sujeto a una especie de palanca o “garrote” de tamaño pequeño que, al darle
vueltas, presionaba el cuello del reo y el tornillo, a su vez, se introducía en las vértebras
la ciudad de México contra el marino francés Pierre Sanfroy, mismo que reconstruiremos en el
tercer capítulo de esta investigación, del cual podemos señalar que se trata de un proceso
Tras efectuar sus funciones por algunos años, los nuevos tribunales inquisitoriales en
Iberoamérica prepararon sus primeros Autos públicos de fe, en los cuales dictarían distintas
sentencias a varios de los reos que habían sido apresados y juzgados. Este hecho constituiría una
enseñanza para las poblaciones involucradas en dichos eventos, pues en ello se ejemplificaba lo
que podía ocurrir con quienes no guardaran la ortodoxia. Asimismo su importancia radicaba en
que durante dichos acontecimientos se recordaba a los asistentes su deber de ser católicos y los
60
Para observar la pirámide de las etapas del juicio inquisitorial, ver Apéndice 3, Cuadro 3.
61
delitos que debían denunciar, por lo cual este tipo de eventos sirvió como medio de control social
sentenciaban a una pequeña cantidad de personas, cuyas faltas cometidas eran poco importantes.
Dichos eventos se desarrollaban a puerta cerrada en la sede del tribunal.61 Por ejemplo, al
impresor francés Pierre Ochart le fue leída su sentencia en la sala de audiencias del Santo Oficio
de la ciudad de México el 15 de marzo de 1574,62 algunos días después del Auto de fe del 28 de
Durante la primera mitad del siglo XVI y hasta antes de las fundaciones de los tribunales
en Perú y Nueva España, los jueces episcopales que tuvieron la responsabilidad de impartir
Cabe destacar la dificultad que hubo para rastrear y localizar más información que
permitiera conocer las fechas en que se llevaron a cabo estos eventos en el Nuevo Mundo y
observar la cantidad de personas que recibieron sentencias, debido a que apenas contamos con
fechas vagas en que se dictaron algunas condenas y desconocemos cuántas personas participaron
Para el caso de la Nueva España contamos con importantes eventos como el realizado
61
J. Blázquez, op. cit., p. 93.
62
Libros y libreros…, op. cit., p. 133.
62
Este día, a Hernando Alonso, de oficio herrero y a Gonzalo de Morales les quemaron por
herejía. Diego de Ocaña se reconcilió, y Diego de Morales y otro extranjero caminaron
con el hábito penitenciario.63
y fue condenado a que durante tres domingos seguidos debía permanecer en el coro de la iglesia,
descalzo, amordazado y con vela64 en la mano. Cada domingo debía dar limosna a dos pobres.
También lo multaron con 50 pesos de oro y pagó los gastos del juicio.
Gonzalo de Morales65 y Hernando Alonso fueron quemados por judíos en dicho Auto. En
el caso de este último, nunca se determinó si era o no judaizante, pues ninguna de las evidencias
lo demostró, aunque los testimonios indican que el reo reconoció practicar ritos judaicos.
Diego de Ocaña, un judaizante más, fue reconciliado y escapó de la muerte gracias a sus
influencias políticas. Tras cumplir su sentencia y usar por seis meses el sambenito, desapareció
de la Nueva España y sus bienes fueron confiscados. Un último juzgado en ese acto fue el griego
Andreas de Rodas o Andrés Griego por hacer comentarios heréticos sobre la eucaristía. Debió
pagar los gastos del juicio, ser expuesto a la vergüenza pública al ser montado sobre un burro que
condujeron por las calles de la ciudad, sin camisa, amordazado y debió permanecer un mes en un
encabezado por fray Juan de Zumárraga, quien en esa ocasión sentenció principalmente a
63
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 38.
64
La vela era larga y gruesa, similar a un cirio que debía permanecer encendido durante todo el Auto.
65
Había sido anteriormente juzgado por concubinato y después por judaizante, lo que le valió ser quemado.
66
Otros juzgados fueron Francisco de Agreda, blasfemo reincidente que en Cuba lo castigaron partiéndole la lengua
(seguramente le hicieron algún corte que no le afectó en el sentido del habla), fue condenado a sufrir humillación
pública y pasar 30 días en prisión. Juan de Jaén por tener un amorío con una comadre. Hizo penitencia pública y
pagó 70 pesos de oro. Los escribanos Pedro del Castillo y Juan Fernández del Castillo por incitar a los nativos a
volver a la idolatría. Éste último reo escapó. R. E. Greenleaf, op. cit., pp. 52-53.
63
Sobre el evento antes mencionado y el Auto de 155867 tenemos muy poca información y,
para el de 1558 se sabe que Diego de Morales fue acusado de blasfemo y judaizante. Recibió una
donde, entre otros, fueron sentenciados Agustín Boaccio y Robert Thompson,68 quienes abjuraron
de gestión del arzobispo Jerónimo de Loaysa se celebraron tres Autos públicos de fe. El primero
ocurrió en 1548, en el cual fue ejecutado el flamenco Juan Millar, por luterano. El segundo se
llevó a cabo en 1560 y el último en 1565. En la ciudad de Cuzco se desarrolló otro evento de esta
mahometanos, Luis Solano, Álvaro González, alias Bernardo Diez y Gonzalo Niño, quien fuera
Estando en ejercicio el tribunal peruano, desde el arribo del nuevo inquisidor, Antonio
Gutiérrez de Ulloa en marzo de 1571 hasta principios de 1573, las celdas estaban habitadas por
Para el mes de febrero de ese año, habían sido juzgados y sentenciados Jerónimo de
Ocampo, originario de Zamora y corregidor de las provincias del Callao, apresado por sostener
que las misas no las aprovechaban vivos y muertos. Fue absuelto al probar que sus enemigos lo
habían acusado. Andrés Toribio de Alcaraz fue juzgado por decir palabras malsonantes y
67
Probablemente el 4 de agosto de ese año. Ibíd., p. 122.
68
Según Medina, en la catedral de México fueron colgados los sambenitos de Thompson y Boaccio, acusados de
herejes luteranos, los cuales fueron reconciliados, según la lista existente. J. T. Medina, La primitiva…, op. cit., p.
98.
69
Archivo Histórico Nacional de Madrid (en adelante AHNM), Inquisición, lib. 1027, fol. 11.
64
abofetear en la plaza pública al encargado de notificarle la sentencia, su causa la encabezó por el
ordinario de La Plata. Lo condenaron a liquidar una multa de 1000 pesos y sus auxiliares, Juan
Juan Martín de Arrospe fue enjuiciado por bígamo y debió escuchar la misa mayor con
vela, soga y coroza, abjurar de levi y recibir 200 azotes por las calles de la ciudad. Diego de
Magaña, por su parte negó la resurrección de la carne el día del Juicio Final. Le fue mandado
Hernán Álvarez de Carmona, por decir palabras opuestas a la doctrina del sexto mandamiento
(“No fornicarás”). Como castigo oyó una misa portando vela y pagó 250 pesos de plata. El
decir palabras malsonantes; pagó 200 pesos y abjuró de levi. Finalmente, el contador de la
Inquisición en esa ciudad, Hernán de Almonte fue acusado por bigamia, aunque fue absuelto.
El sector religioso tampoco estuvo exento de ser juzgado, y existe información sobre
clérigos procesados como el dominico Rafael de Segura, quien mandó quemar algunos papeles de
un compañero. Fue absuelto. Otro caso fue el del mercedario Blas de Atienza, por amenazar a los
testigos que declararon en su contra, pero no quedó claro el delito bajo el cual lo acusaron. Fue
Otros eclesiásticos que también pisaron las cárceles inquisitoriales peruanas fueron el cura
de Collay, Cristóbal Ruiz, quien se negó a enviar un expediente.72 Lo multaron con 100 pesos.
Bartolomé Hernández de Soto, sacerdote de Quito, fue juzgado por decir a un mercader de
70
Otras dos personas juzgadas en ese periodo fueron Leonor, una negra, quien negó el sexto mandamiento y como
castigo oyó una misa con vela, soga y mordaza. También el labrador Diego de Arenas, cuando el párroco le pidió su
cédula de comunión, so pena de poner su nombre en la tablilla de los excomulgados, dijo que no era necesario. Se
desconoce el castigo. J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 56.
71
Actualmente departamento de Perú.
72
Posiblemente al Tribunal de Lima.
65
imágenes: “mostradme acá esas bellaquerías”.73 Rodrigo de Arcos, párroco de Ribera de Camaña,
a raíz de cometer el delito de solicitación durante la confesión, tuvo que pagar 1000 pesos de
multa.
Por último, los canónigos Perea y Arceo, Francisco Sevillano y Juan Miñez, así como los
clérigos Gaspar de los Reyes y Bernardino de la Peña, por poner estiércol de caballo sobre una
carta de excomunión fijada en las puertas de la catedral de La Plata. Fueron absueltos, excepto
cinco años y pagó una multa de 50 pesos para dar de comer a cinco presos pobres.
La fecha del primer Auto de fe que llevaría a cabo el nuevo tribunal, quedó especificada
para el domingo 15 de noviembre de 1573. Cerca del día del evento, los jueces tenían la urgencia
de celebrarlo porque a pesar de haber pocos reos, no los podían mantener en las cárceles, al ser
personas demasiado pobres, originando fuertes gastos al Santo Oficio limeño.74 Otro factor que
influyó para apresurar el Auto fue la insalubridad de las celdas, puesto que los presos enfermaban
con frecuencia. El caso más notable fue el del francés Mathiéu Saladé, cuyo estado de salud
los primeros años. Durante la segunda mitad del siglo XVI, el monto al que –con los poquísimos
bienes de los detenidos- ascendían los bienes del Tribunal eran mínimos, al extremo que los reos
que salieron en el Auto de 1573, pagaron la construcción del tablado y parte del salario de varios
proceder legal, los reos permanecían en la cárcel todo el proceso, mismo que podía alargarse por
más de un año, tiempo en el cual los acusados de escasos recursos eran alimentados a costa de la
73
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 56. También se vieron causas de menor importancia y las
enviadas a Chile, pertenecientes a fray Cristóbal Núñez, fray Juan Lobo, Hernando de Alcántara, María de
Montemayor, Francisco de Matienzo, Juan Jufré y Pedro de Lisperguer. Ibíd., p. 57.
74
R. Millar, op. cit., p. 104.
66
Inquisición y a esto se agregaban gastos como mantenimiento y limpieza de las instalaciones del
palacio inquisitorial. Para que la institución funcionara bien, además del apoyo real, debía
mantenerse con ingresos propios, aunque para la década de 1570, ésta tuvo muy poca entrada de
recursos.
Llegado el día del Auto, el cual se desarrolló en la Plaza Mayor de la Lima, hicieron acto
de presencia en sus respectivas tribunas, los inquisidores y demás autoridades de tal institución,
los cleros regular y secular y autoridades civiles como la Real Audiencia y el virrey Francisco de
Toledo. En otro estrado, se ubicaron los habitantes de la ciudad y lugares cercanos y en una
tribuna más, se colocaron los reos que serían sentenciados. Este tablado era construido de una
manera que resaltara del resto para que, por su altura elevada los condenados fueran vistos por
desarrollaban con la mayor solemnidad y lujo posible para enseñanza de los habitantes, quienes
tenían la obligación de asistir a ellos, so pena de excomunión mayor, sentencia que era muy
temida por la gente pues, en caso de sufrir dicha censura, su destino final era la miseria, aunque
en casos como el de 1573 en Lima, el Auto de fe fue un evento en el cual el lujo estuvo ausente
debido a que en esa ocasión, los pocos bienes confiscados a los reos, sirvieron para pagar los
respectivas sentencias contra los reos que habían sido juzgados por el Tribunal. Entre las
personas sentenciadas por los inquisidores Cerezuela y Ulloa, estuvieron Doña Inés de los
Ángeles o María de la Paz, española oriunda de Sevilla, que fue juzgada por bigamia. Salió al
cadalso, con coroza, soga al cuello y abjuró de levi. También la condenaron a recibir 100 azotes
por las calles públicas. Pedro Sánchez, herrero de Sanlúcar, fue acusado por el mismo delito.
67
También abjuró de levi, recibió 200 azotes y fue enviado a remar a las galeras por 3 años.75
Andrés de Campos, zambo de Quito, fue acusado por impedir y perturbar los negocios del Santo
Oficio y reveló el secreto de él. Salió en el Auto en cuerpo, sin gorro ni cinto y con soga al
Los últimos tres procesados en este evento, acusados por herejía luterana,76 fueron los
franceses Jean de Lions y Jean Baptiste, quienes abjuraron de vehementi, recibiendo por castigo,
el primero de ellos tener la ciudad por cárcel durante 6 años y el segundo, recibir 200 azotes y
remar en las galeras de manera perpetua. Mathiéu Saladé, por su parte, fue quemado vivo,
veces por razones jurisdiccionales entre virreyes e inquisidores, aunque por lo general, aquéllos
acababan por entregar a los jueces a todos o la mayoría de los sospechosos que caían en su poder.
En el caso del virreinato novohispano, desde antes del mes de abril de 1573,77 ya se había
dictado sentencia a un grupo de personas, entre las que destacaron frailes como el agustino Juan
de la Madalena,78 quien negó la existencia de las ánimas del purgatorio. Al franciscano Pedro de
75
En lo referente a los vínculos matrimoniales de estas dos personas, fueron remitidos al ordinario en turno para se
hiciera cargo de esta causa. J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 59.
76
Este delito era muy común entre los extranjeros, en su mayoría franceses, ingleses, holandeses y, en menor
medida, por alemanes y flamencos. J. Blázquez, op. cit., p. 138.
77
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (México), op. cit., p. 59.
78
O fray Juan García.
68
correligionario Baltasar Osorio, quien dejó el convento sin autorización y se dirigió a Guatemala
donde, siendo regular, ofició una misa haciéndose pasar por secular. Abjuró de levi y oyó misa
como penitente.
Otros personajes absueltos fueron algunos de los ingleses pertenecientes a la flota de John
Hawkins: Robert Escarlat y Andrew Mardin. Juan Fino, flamenco estanciero en Michoacán, por
Pocos días antes de la celebración del Auto de fe, se ultimaron detalles en los preparativos
para celebrar el evento. El marino inglés de la flota de John Hawkins, Miles Philips relata en su
Relación lo siguiente:
Habiendo logrado de ese modo obtener de nuestra propia boca declaraciones suficientes
para proceder á sentenciarnos, mandaron levantar un gran tablado en medio de la plaza
del mercado, frente á la iglesia mayor; y catorce ó quince días antes del auto, convocaron
á todo el vecindario á són de trompeta y atabales, que son unos como tambores, y delante
de todos se pregonó solemnemente, que quantos quisieran acudir en tal día á la plaza del
mercado, oirían la sentencia de la santa Inquisición contra los ingleses herejes luteranos y
la verían ejecutar…la víspera en la noche vinieron a la prisión donde estábamos, trayendo
unos vestidos de loco que tenían dispuestos para nosotros, y llaman sambenitos…Estaban
tan ocupados en vestirnos estos trajes y en llevarnos á un gran patio, diciéndonos y
enseñándonos de qué manera habíamos de ir al tablado ó lugar del auto al día siguiente,
que no nos dejaron dormir en toda la noche.80
de reos detenidos en las cárceles del Santo Oficio por diversos delitos. Tras realizar las
Primeramente pasaron al tablado los que serían abjurados de levi, cuyos delitos no eran
graves, entre ellos Andrés de Tapia, platero; Domingo de Torres, cuchillero; Baltasar de Audelo,
79
Otros personajes absueltos fueron Jerónimo Martín, portugués y hombre de mar, preso en Oaxaca por decir que no
era pecado mortal tener cuenta carnal con una mujer. Rodrigo Sánchez, pregonero de Veracruz, Diego de Córdoba y
Diego de Anzúrez, por bigamia. Unos reos también condenados fueron Juan de Poblete, de 60 años, Andrés Gurraz y
la mulata Ana Caballero, por fornicación. Los tres oyeron misa como penitentes en la capilla del Santo Oficio y
pagaron una multa. J. T. Medina, Historia del Tribunal… (México), op. cit., pp. 59-60.
80
J. García Icazbalceta, op. cit., pp. 124-125.
69
dorador; Pedro de Avilés, escribano y Gaspar Reyes, zapatero. Fueron castigados con penas
económicas y algunos recibieron azotes. A continuación, fueron leídas las condenas que debían
cumplir los reos que abjuraron de vehementi, entre ellos el impresor e imaginario81 francés Juan
Pierre Chuetot, quienes recibieron como castigo azotes, trabajo forzado consistente en remar
entre 4 y 10 años en las galeras, y en dos casos la pena de muerte, en tanto que los menores de 19
posteriormente a la sociedad.83
buscando mantener un fueres control político-religioso, por lo que persiguió en todo momento
delitos como lo que consideraban desviaciones del catolicismo, a través de juicios inquisitoriales
encabezados, en su momento, por frailes y obispos investidos con facultades inquisitoriales o por
En los virreinatos del Perú y la Nueva España arribó dicho tribunal por diversos factores
procesos inquisitoriales hacia disidentes, dejando señales claras a la población sobre lo que
ocurría a quienes se alejaban de los cánones de la Iglesia Católica de la época, a través de los
81
En esa época se conocía así a las personas que fabricaban imágenes que servían para ilustrar libros.
82
Por ser una persona “honrada”, lo enviaron a galeras por 4 años. J. T. Medina, Historia del Tribunal… (México),
op. cit. pp. 63-64. Gaspar Pereira, portugués y calcetero residente en Oaxaca, por defender las ideas de Martín
Lutero, recibió como castigo cárcel y hábito de penitente de manera perpetua. No se le relajó por su avanzada edad y
ser buen penitente. Ibíd., p. 68.
83
Ello ocurrió a los marinos menores de 19 años que formaron parte de la expedición de Hawkins, quienes fueron
enviados a servir en conventos entre uno y cinco años, usando sambenitos y recibir la doctrina católica. Los grumetes
que recibieron este castigo “benévolo” fueron: Miles Philips, John Storey, Richard Williams, David Alexander,
Robert Cook, John Storey y Paul Hawkins. L. de Ita Rubio, op. cit., p. 170.
70
CAPÍTULO II. JUICIOS POR HEREJÍA LUTERANA CONTRA LOS
SUPERVIVIENTES DE LA FLOTA DE MARTIN COTE EN EL CARIBE, 1560-
1563
Durante la primera mitad del siglo XVI, la región caribeña fue frecuentemente asolada por
económica de su reino, con el conocimiento de las numerosas tierras y riqueza que Iberoamérica
ofrecía, a pesar de las restricciones que trazaba la Península para que gente no española
Estos personajes eran patrocinados por hugonotes que deseaban buscar nuevas regiones
para asentar colonias autónomas de Francia y profesar libremente el calvinismo. Para ello basta
recordar la intensa actividad en cuanto a viajes de exploración efectuados a los actuales Canadá y
Estados Unidos por los hermanos Verrazano (1524-1528), Jacques Cartier (1534-1542), Jean-
François de la Rocque (1542, un año después incursionaría como corsario en el Caribe), intentos
1564) o Dominique de Gourges (1565),2 ataques piratas en la región del Circuncaribe y presencia
de grupos franceses, de manera aislada, en el virreinato peruano, cuya población dispersa ofrecía
Para 1557, María Tudor emitió una proclamación “autorizando el ejercicio del corso en
contra de los intereses franceses, reforzando así el control del Canal de la Mancha”.3 Dos años
después Francia y España firmaron la Paz de Cateau-Cambrésis, dando fin a cinco guerras entre
ambos reinos; incluso Cruz Apestegui explica que, a raíz de este acontecimiento, en 1560 un
1
Quien mantuvo contacto con el contrabandista John Hawkins entre 1564 y 1565, logrando intercambiar
información de la región y víveres. Edurné Farías Escalera, Los Hawkins: pioneros de la piratería inglesa en
América, Tesis de Licenciatura en Historia, Morelia, Facultad de Historia, UMSNH, 2002, p. 114.
2
H. Ruiz Martínez, op. cit., pp. 72-73.
3
Cruz Apestegui, Los ladrones del mar. piratas en el Caribe, corsarios, filibusteros y bucaneros. 1493-1700,
Barcelona, Lunwerg, 2000, p. 44.
71
grupo de corsarios se entregó en Campeche a las autoridades, argumentando que era debido a la
paz firmada entre ambos reinos europeos. Algunos grumetes fueron enviados a la capital virreinal
las Indias Occidentales, destacando Martin Cote, quien realizó un viaje a dicha región en 1559
acompañado de su lugarteniente Jean (de quien se presume era su hermano), encabezando una
flota conformada en su mayoría por soldados y marineros quienes, a bordo de cinco naves,
estuvieron bajo las órdenes de los capitanes Cote, Jean Blanc, Guillaume (se ignora su apellido),
es muy probable que haya partido de dicho reino con el fin de fundar una colonia francesa en el
área caribeña, durante un periodo de intensa actividad de los hugonotes, en lo que respectaba al
patrocinio de expediciones al Nuevo Mundo, ello cuatro años antes del inicio de las Guerras de
Religión en Francia.
De esta manera la flota zarpó del puerto normando Le Havre. No se tiene la certeza de lo
ocurrido en la primera etapa del viaje, pero sabemos que en las Indias Occidentales, atacaron los
puertos de Santa Marta y Cartagena, a pesar de la buena defensa con la que este último litoral
contaba.4 Posteriormente atacaron los puertos de Trujillo5 y Caballos, hoy Puerto Cortés, (Ver
desconoce lo que ocurrió con Cote, en tanto que algunos marinos supervivientes permanecieron
episcopal.
4
La ciudad había sido alertada y el gobernador Bustos coordinó la defensa. Mandó sembrar en la playa púas
envenenadas, ordenó construir algunos fortines y organizó a la población, compuesta por españoles e indígenas. Sin
embargo, las fuerzas de Cote eran superiores, pues contaba con 1000 soldados.
5
En 1556 Trujillo era uno de los puertos menos inseguros de Centroamérica. Los ataques en 1556 y 1559, originaron
la edificación, en 1575, de un bastión con cuatro cañones, Después se construyó un reducto con 17 cañones y
pedreros. Luis Mariñas Otero, Honduras, Tegucigalpa, UNAH, Universitaria, 1987, p. 228.
72
La Audiencia de Los Confines6 fue fundada en 1544 y dependió de la Nueva España en
Dios, en Honduras. Para 1549 la sede se trasladó a la villa guatemalteca Santiago de los
Caballeros, donde continuó con sus labores hasta 1563 cuando Felipe II la suprimió. En 1570 el
mismo monarca reinstauró la Audiencia de Guatemala, la cual fue. A su vez, dependiente del
ocupa Centroamérica, salvo Panamá, compartiendo su autoridad militar con los gobernantes de
Chiapa, Honduras, Costa Rica y Nicaragua.7 Para 1583, el territorio hondureño se incorporó a la
añil, achiote y vainillas. La ganadería fue otra actividad socorrida por los colonos europeos,
quienes criaron caballos, vacas y mulas, mientras los indígenas produjeron ovejas, cerdos y
cabras. La minería fue una de las principales actividades económicas y los yacimientos de plata
se hallaron en la zona central del territorio hondureño.9 De esta manera, la materia extraída se
comercio ultramarino fue libre, pero pronto estuvo limitado por cargas fiscales, topografía
Xamancab y Conil,12 así como algunas rutas por tierra que atravesaban las principales villas y
poblados de la Audiencia.
Socialmente, la región estaba conformada, para la segunda mitad del siglo XVI, por
españoles y personas originarias de otros reinos europeos que habían llegado a la zona como
comerciantes o navegantes, esclavos africanos, quienes servían a los iberos y el sector indígena,
que residía en algunas comunidades alejadas de las villas españolas, viviendo de manera
12
J. Jiménez Rueda, op. cit., pp. 64; 107.
74
La organización religiosa dependió del obispo de Honduras, que a su vez estaba sujeto al
de México. Después de algunos cambios en la sede episcopal, ésta quedó finalmente instalada en
Comayagua, para 1558. En la Audiencia se contó con la presencia de cleros secular y regular,
labores sociales, educativas y servicios hospitalarios; sin embargo, estas asistencias solamente se
prestaron en las principales ciudades, pues las localidades indígenas fueron poco consideradas al
Jacques de la Brière
El primer juicio fue realizado contra uno de los cinco capitanes que formaron parte de la
expedición de Martin Cote: Jacques de la Brière, cuya causa inició el 22 de diciembre de 1559,
luego de la denuncia del vecino de Trujillo Baltasar Troche quien lo señaló, junto a los marinos
Jacques Plat y Nicolas de Sanctour, por haber afirmado algunas cuestiones consideradas por el
acusador como proposiciones luteranas, pues decía haber escuchado a De la Brière mencionar
que la confesión mental a Dios era mejor que la realizada al sacerdote, contradecir lo que
santos. También les acusó de expresarse mal del papa y opinar que no debían existir clérigos
Puerto Caballos.14 En la villa trujillana quemaron la ermita y hospital de San Lucas, robaron las
imágenes que se encontraban en su interior, así como los utensilios empleados para las
ceremonias religiosas, siendo estos la custodia del Santísimo Sacramento, corporales, cálices,
13
E. Fonseca, op. cit., p. 101.
14
Los piratas y corsarios franceses, ingleses y holandeses representaron para la región hondureña atlántica una
constante amenaza. Con varias dificultades, los extranjeros fueron vencidos por los pobladores del lugar,
coadyuvando en parte el clima insalubre que mantuvo despoblado el litoral. L. Mariñas Otero, op. cit., pp. 214-215.
75
patenas, ornamentos, sagrarios, aceites y crismas.15 Posteriormente ingresaron en las viviendas de
los residentes del puerto16 para asaltarlas, y en caso de encontrar rosarios o imágenes de los
santos, calificaban a la gente de “hipócrita”, argumentando que solamente debía adorarse a Dios
anteriormente asolada. Dentro de la iglesia principal, que a su vez fue asaltada, se encontraba un
sacerdote, a quien los europeos tomaron de rehén, siendo el clérigo víctima de maltratos por parte
de los invasores e incluso, en una oportunidad que el prisionero consideró oportuna para escapar
Le tiraron y con un arcabuz le dieron por la cabeça de que luego alli murio y muerto no lo
quisieron enterrar hasta que un lagarto avistado todo llego y lo metio arrastrando en el
agua y allí lo comio.17
Troche también acusó a los franceses de disparar con unos arcabuces a una cruz de
madera que se encontraba clavada a las afueras del inmueble y, al no conseguir derribarla de esta
manera, lo hicieron a golpes. Al poco tiempo, los extranjeros tomaron un crucifijo y lo azotaron
lo pusieron a cocer en una olla que contenía tocino y gallinas. Lo anterior fue visto por un esclavo
amenazaron a quien resultara responsable del robo, buscaron al Niño Jesús hasta que fue
localizado donde había sido escondido y devuelto a la olla para que continuara cocinándose. Al
15
Proceso contra Jacques, Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 374 v.
16
En Trujillo, como en varias ciudades hondureñas en aquella época, la población era en su mayoría indígena,
dedicada a actividades agrícolas y ganaderas, aunque también contaba con algunos vecinos de origen español. La
cantidad de residentes oscilaba entre las 80 y 100 personas. M. Lucena, op. cit., p. 443.
17
Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 375.
18
Id.
76
terminar de guisar los alimentos, lo colocaron en un plato y lo ingirieron. Es probable que estos
personajes hayan retornado a Trujillo, donde a la postre fueron detenidos algunos de ellos dados
Por los hechos anteriores, el ibero consideró a los franceses como herejes, por lo que
solicitó se averiguara lo hecho por los franceses y se aplicara justicia. Algunas de las
aseveraciones del testigo podrían no ser consideradas como heréticas, pues en la actualidad las
vemos como algo cotidiano, por ejemplo algunas personas solamente rezan y se encomiendan a
Dios o comer carne de pollo o res en cuaresma pero, en el contexto del siglo XVI, y con la
intolerancia que mostraba España hacia la heterodoxia, tales ideas eran vistas como escandalosas
para una población que debía guardar las buenas costumbres y ortodoxia. Lo anterior se reflejaría
Para obtener información que pudiera aportar al esclarecimiento del caso el inquisidor
episcopal a cargo, el vicario y juez de Trujillo Sebastián Bermúdez, quien encabezó los juicios
contra estos marinos, seguramente a puerta cerrada en el templo principal de Trujillo o en alguna
otra sede destinada para tal fin, con la presencia de sus acompañados,19 el secretario y en
ocasiones el fiscal, tomó declaración (con el respectivo juramento que presionaba al declarante a
exponer lo que supiera del caso) de los españoles y los esclavos que presenciaron, escucharon
sobre el robo realizado por los franceses u observaron cierto comportamiento en ellos,
particularmente en el capitán, que pudiera ser considerado como luterano. Así, Alonso Herreros
mencionó que, estando un día en casa de Diego López, observó a De la Brière discutir con un
19
Para comprender mejor dicha definición, véase el Apéndice 2.
77
compañero sobre la hostia, argumentando el capitán francés que ésta no tenía valor, por lo que su
Los demás declarantes coincidieron en sus testimonios e incluso algunos más dijeron
haber escuchado sobre los asaltos cometidos en las costas hondureñas. Por lo anterior, es posible
determinar que este tipo de noticias se difundía con relativa rapidez entre la población,
permitiendo tener una reacción al respecto y un conocimiento de lo que para ellos podría ser
considerado heterodoxo, tal vez basado en alguna explicación dada por el sacerdote en torno a lo
que en ese tiempo se sabía de la Reforma Protestante; de igual forma se denota el interés de las
autoridades españolas para evitar la difusión del luteranismo en las tierras pertenecientes a
Es poco probable que la población hubiera establecido algún vínculo o amistad con
Jacques de la Brière y que haya optado por denunciarlo poco después del desembarco, pues
seguramente existía el temor por el ataque y recelo a raíz de los comentarios emitidos por los
marinos. Además, los corsarios llevaban poco tiempo en la región y por ello es difícil que
hubieran buscado mezclarse y convivir con la población misma que probablemente buscó evitar
entablar amistad con ellos, como ocurrió en Italia en el juicio contra Doménico Scandella, cuyos
Otro sector interrogado por el juez Sebastián Bermúdez fue el francés, compuesto por
quienes formaron parte de la nave capitaneada por Jacques de la Brière, siendo ellos Bartolomé
de Provence, Jacques de Subo, Nicolas de Sanctour22 y dos franceses cuyos apellidos no aparecen
en los expedientes pero sus nombres eran Guillaume y Robert. Como algunos de los testigos no
hablaban español, el juez debió designar un intérprete y, al no encontrar a nadie que pudiera
20
Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 375 Bis v. Por su parte el esclavo Miguel, declaró
haber visto al capitán en Puerto Caballos levantar una hostia, haciendo burla a los sacerdotes, y después la arrojó al
suelo y la pisó. Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 376 v.
21
C. Ginzburg, op. cit., p. 36.
22
Parece ser que los acompañaba también el patrón, posiblemente algún patrocinador de la expedición o el dueño del
navío, quien falleció en la isla de la Guanaja, cerca de las costas hondureñas.
78
auxiliarlo, encomendó como intérprete a Bartolomé de Provence, uno de los galos, quien tenía
compañero de viaje fungiera como traductor, podía prestarse a encubrimientos y solidaridad entre
ellos. Lo anterior era bien sabido por Bermúdez, quien previamente tomó juramento de Provence
para cumplir con el protocolo y procurar evitar (por medio del ejercicio de presión al francés) que
Los testigos galos, por su parte, recordaron haber escuchado al capitán expresar el nulo
poder que tenía el papa en lo terrenal y en lo espiritual, al tratarse de un hombre como cualquiera,
que los clérigos regulares y seculares solamente deseaban obtener dinero con las limosnas de la
gente, que era mejor ir a la taberna a beber que asistir a misa, que los sacramentos no tenían
valor, que los santos no podían interceder por los hombres ante Dios y por ello no debían estar en
los templos, que las indulgencias, privilegios espirituales e indultos tampoco valían y negó la
convertirse al calvinismo, sabiendo que ella era católica y declararon que el capitán aseguraba
haber reformado a mucha gente. El marino Jacques de Subo mencionó que De la Brière “anda
huyendo por miedo que lo castiguen por sus opiniones falsas”.24 Finalmente, se acusó al capitán
de leer en el navío obras luteranas, así como una titulada Martín Lutero, mismas que fueron
ella, a través del intérprete Bartolomé de Provence, declaró ser católico e hijo de padres
profesantes de dicha religión, haber nacido en un pueblo llamado Lisieux, ubicado a 7 leguas del
Después de rezar las oraciones requeridas por el juez,25 el preso negó todas las
acusaciones hechas por sus subalternos, aunque solamente reconoció haber comido carne de res,
cerdo y pollo durante el viaje, asegurando “porque soy muy enfermo de flema y bataria”, y que el
obispo de su pueblo natal le había autorizado ingerir otro tipo de carne durante los días de
guardar la vigilia. Para finalizar el interrogatorio, le preguntaron por qué no permitió que
enterraran al clérigo asesinado en Puerto Caballos, a lo que respondió “que [él] no podia mas
hazer de lo que los capitanes mandaban y por esta causa no tiene culpa”. 26 Esta última respuesta
es interesante, pues él, como uno de los capitanes de la expedición, tenía autoridad para ordenar
El juez Bermúdez designó como fiscal a Baltasar Troche, quien anteriormente había
denunciado a los franceses pues, al no haber más persona de confianza para desempeñar el cargo,
y aprovechando que Troche tenía cierto conocimiento del caso, se le consideró idóneo para
ocupar dicha función, por lo que Bermúdez “encargava la acusaçion e so pena descomunion
mayor ansy lo haga y le mando jure en forma que lo hara bien”.27 La designación del nuevo
funcionario denota la carencia de gente calificada para desempeñar una labor tan importante en
Hispanoamérica que requirieran una atención mayor, como en este caso por supuesta herejía
luterana.
25
Padrenuestro, avemaría, credo y salve Regina.
26
Proceso contra Jacques, AGN; Inquisición, vol. 31, exp. 4, fs. 392 y 384.
27
Ibíd., f. 387.
80
Troche, con base en la información recibida de los testigos, acusó al capitán Jacques de la
la intercesión de los santos, entre otros cargos. El reo respondió a los cargos en presencia de su
culpando a los marineros que lo acompañaron durante el viaje por haberle levantado falso
testimonio, argumentando que lo aborrecían dada su condición de capitán. Ello fue ratificado por
algunos marinos que mostraron antipatía hacia De la Brière debido a ciertos incidentes ocurridos
durante el viaje. Es posible que ello también haya inferido, de cierta manera, en el curso del
juicio.
En la lectura de los juicios se perciben ciertos encubrimientos hacia otros testigos, así
como una enemistad hacia Jacques de la Brière, pues los testigos galos culparon al capitán y lo
señalaron como el único responsable de los atropellos cometidos en costas caribeñas, lo cual
pudo haberse tratado de una estrategia para liberarse de la situación y cargar toda la culpa a De la
revela qué tan involucrados pudieron estar los miembros del resto de la tripulación en el pillaje.
extranjero era verdadera y que si la negaba era porque encubría información. Sobre las
enemistades que argumentaba el capitán, Troche mencionó que ello era falso, pues consideraba a
los testigos como católicos y aprovechó el momento para culparlo del robo de ornamentos en
Puerto Caballos, haber vestido ropas litúrgicas en son de burla y también porque en 1559, yendo
por Cabo Tiburón29 tomaron una carabela, en la que iba un fraile mercedario como pasajero y a
28
Era vecino y regidor de Trujillo en ese momento.
29
Entre Colombia y Panamá.
81
quien el capitán galo ordenó quitar sus ropas, haciéndolo “bailar y saltar desnudo chiflando…y
los declarantes, debido a que algunos de los galos no se encontraban en Trujillo y era necesario
acudir en su búsqueda. La ausencia de franceses en la villa era motivo para preocuparse pues
ellos, en su calidad de testigos, debían permanecer en el lugar en caso de ser requeridos para
ratificar alguna declaración. Además, la ausencia de estos personajes podría prestarse a sospechas
por parte de las autoridades al considerar una posible dispersión para librarse del caso o encubrir
Para el 27 de enero, luego de ser localizados en los alrededores de la villa trujillana, los
testigos franceses, mismos que habían sido parte de la tripulación de Jacques de la Brière,
formuladas por el fiscal.31 Sus testimonios coinciden en haber escuchado que los puertos de
Trujillo y Caballos habían sido saqueados por algunos corsarios galos, entre quienes estaba
Jacques de la Brière, aunque desconocieron los detalles de ambos robos. Asimismo concordaron
con el robo de la carabela en Cabo Tiburón y el trato que su capitán dio al fraile, los comentarios
contra el pontífice, la Iglesia católica y los sacramentos de la misa, así como el haberlo visto
por no tener elementos para sentenciar al capitán galo o por falta de interés, optó por remitirlo el
mismo día que a Jacques Plat, así como a los testigos franceses para que declararan nuevamente,
30
Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 394 v.
31
Existe otro interrogatorio de 22 preguntas dirigidas a los testigos galos que versan en torno a la búsqueda de
información en cuanto a religiones profesadas en Francia, la ortodoxia del testigo y actos de piratería cometidos en
las costas caribeñas por capitanes como De la Brière y Blanc. Este interrogatorio no fue aplicado. Un tercer
cuestionario, de 9 preguntas, también fue presentado por el reo y en él buscaba que los testigos declararan a su favor.
Tampoco procedió dicho cuestionario.
82
a la villa de Valladolid, en el valle de Comayagua,32 donde el vicario Alonso Mejía continuó con
los juicios teniendo por fiscal a José de San Paul quien, por el apellido, nos hace pensar en la
posibilidad de que se tratara de algún personaje de origen francés, aunque las fuentes no dan
información al respecto.
Tras arribar el 30 de marzo de 1560 a Valladolid los dos detenidos fueron encarcelados en
la cárcel local y de ahí los trasladaban al monasterio de la Merced donde se llevaron a cabo sus
juicios a puerta cerrada, en presencia del juez, el secretario, los acompañados y en ocasiones el
fiscal y el abogado. Ello se llevó a cabo en algún lugar adaptado para dicho fin. Durante las
audiencias siguientes, De la Brière nuevamente se declaró inocente. Con respecto a las obras
embarcadas, recordó haber llevado algunos textos escritos en francés y latín,33 pero negó que
de Viezma, de la orden de San Juan de Rodas. Algunos días más tarde, éste presentó un escrito en
defensa del francés, argumentando que había sido calificado como luterano porque los testigos
presentados eran sus enemigos. Este alegato seguramente lo dictó De la Brière a su abogado,
quien por su parte no podía involucrarse demasiado con su defendido, aunque a diferencia de los
juicios llevados a cabo entre 1571 y 1574 a los supervivientes de la expedición de Pierre Chuetot,
de los juzgados en la Audiencia de Los Confines, podemos observar que los jueces les
32
La región de Comayagua era una de las más importantes de la Audiencia de Los Confines en ese tiempo y
demográficamente superaba los 200 habitantes. M. Lucena, op. cit., p. 443.
33
Uno de los libros eran “Beneficios de su cuerpo”, de fray Juan Gamiel, “Carion de los tiempo de Carion”,
“Plegarias y oraciones”, “María señora” y un Nuevo Testamento impreso en París, el cual contenía todos los
evangelios escritos como lo mandaba la Iglesia católica y unos autos de los santos. Proceso contra Jacques, AGN,
Inquisición, vol. 31, exp. 4, fs. 417-417 v.
83
Luego de presentar el escrito, José de San Paul recibió la publicación34 de los franceses
cuyos testimonios fueron traducidos por Provence y Jean Gascon, otro tripulante de la
embarcación capitaneada por Jacques de la Brière, dado que, al no contar en la villa de Valladolid
con algún francoparlante, el juez Mejía debió requerir de los servicios de ambos galos,
época.
interrogatorio compuesto por 5 preguntas, en las que buscaba comprobar su inocencia y víctima
limpiar su imagen y reducir, en lo posible, el castigo que podría recibir. En este caso, los nuevos
testigos: Pierre Marno, Laxin de Lipino, Nicolas Xorden,35 Guillaume Caxer y Robert de Bedro
declararon a favor de su capitán, aunque había agredido físicamente a algunos grumetes durante
el viaje.
Durante los siguientes interrogatorios, el reo ratificó sus declaraciones, mencionando “que
el no tiene que dezir ni alegar ninguna cosa de lo que dicho tiene”.36 Posteriormente le fueron
dados seis días para responder a una nueva publicación de testigos y eligió como nuevo abogado
presencia del reo y su letrado para discutir lo que fuera necesario. Lo firmó este último personaje
“porque el dicho jaque de la brier despues de aver visto los testigos no queria firmar”.
Lo anterior significa que, a pesar de que la justicia inquisitorial tenía prohibido revelar
durante la publicación de testigos los nombres de quienes atestiguaron contra el acusado, éste
34
Los declarantes solo ratificaron lo expuesto en Trujillo.
35
Originario de Dieppe. Este personaje fue el contramaestre de la embarcación capitaneada por De la Brière.
36
Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 437.
37
De este personaje no tenemos mayor información. Probablemente se trató de algún clérigo de la villa.
84
supo quiénes fueron sus acusadores e inclusive, al momento de preguntarle si deseaba añadir algo
que hubiese olvidado, respondió negativamente “porque no ay en esta tierra françes amigo suyo
ninguno”,38 lo que podía significar que De la Brière no conocía a más personas que pudieran
atestiguar a su favor. Argumentó que no podía ser apresado ni juzgado por los jueces de Trujillo
Francia. Ello posiblemente con la esperanza de ser remitido a su reino para ser procesado.
Estas declaraciones pudieron haber sido vistas como autoritarias por el juez, quien a pesar
de ver cómo su autoridad podía ser cuestionada en el caso, buscó cumplir con el protocolo del
proceso judicial y concluir con él, persuadiendo al preso para que expusiera lo que supiera,
aunque sin éxito. Es curioso observar que, a diferencia de la causa seguida a Nicolas de Sanctour,
a Jacques de la Brière no se le aplicó tormento para comprobar que dijera la verdad, aunque los
testimonios de los marinos y las confesiones del capitán fueron contradictorios y no se sabía si el
Así, el vicario de Valladolid, Alonso Mejía, después de recibir por correo las opiniones al
respecto de fray Jerónimo de Corella, obispo de Los Confines, así como de los miembros de la
Audiencia,39 a quienes previamente había enviado copias del caso seguido al capitán, lo sentenció
sus descendientes, castigo que fue cumplido hasta el 29 de septiembre del siguiente año, teniendo
Ese día se llevó a cabo un Auto de fe de la Inquisición episcopal40 cuando el juez “hizo
sacar…al capitan jaque de la brier françes con un sanbenito e una coroça e una soga a la
38
Ibíd., fs. 440 y 440 v.
39
Ibíd., f. 438. La Audiencia estaba conformada por un presidente, tres oidores y un fiscal, quienes fungieron además
como legisladores, jueces y ejecutores de disposiciones de la Audiencia. E. Fonseca, op. cit., p. 97.
40
La sede inquisitorial del Santo Oficio institucional de Honduras tuvo su sede en la ciudad de Guatemala y
dependió de la Nueva España. Su actividad fue mínima y solamente un irlandés (William Cornelius), vecino de
85
garganta”,41 ordenando que De la Brière estuviera en un sencillo tablado de madera que fue
colocado en el interior de la catedral de la ciudad (misma que data de 1537) y, en presencia del
pueblo congregado, durante lo que parece haber sido un sencillo Auto de fe, dado que no hay
testimonios de que hubieran gastado mucho dinero para realizarlo, se leyó un resumen del caso y
sentencia final. Acto seguido, el galo fue trasladado sobre un caballo, con las manos atadas y una
soga alrededor del cuello, con voz del pregonero que manifestaba en voz alta los delitos del
capitán, hasta arribar a un campo a las afueras de la ciudad, (junto a autoridades civiles y
religiosas, así como la población testigo del evento) donde había una viga, en torno a la cual el
francés fue amarrado y ahorcado con una cuerda y un garrote.42 Al ser declarado muerto, fue
despojado de su ropa y quemado en una hoguera, cumpliendo con la sentencia el alguacil mayor
Es probable que el castigo aplicado, al ser el más severo de todos los recibidos por los
supervivientes juzgados de esta expedición se haya debido al interés por predicar con el ejemplo
hacia la gente a través de uno de los cabecillas de la expedición. A pesar de que fue el primero en
ser juzgado y su causa duró alrededor de un año y nueve meses, se trató del tercero de los
Sanctour.
Jacques Plat
El segundo procesado fue el piloto Jacques Plat, marino de 36 años de edad, franco-
hispano parlante y originario de Honfleur. Viajó a las costas caribeñas con la expedición de Cote
y estuvo a las órdenes de Jacques de la Brière. Báez Camargo menciona que Plat era platero, lo
Sonsonate, fue condenado. El primer representante del tribunal centroamericano fue Diego de Carvajal, quien llegó a
la sede en febrero de 1572. L. Mariñas Otero, op. cit., p. 210.
41
Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, f. 446 v.
42
Ello consistió en colocar la cuerda alrededor de su cuello y sujetarla a su vez con el garrote mismo que, al darle
vueltas, fue comprimiendo el cuello del reo provocándole asfixia.
86
cual no es probable, puesto que en su juicio no se menciona nada al respecto43 pero posiblemente
por su apellido, que hacía alusión a los plateros, se dio dicha confusión.
Plat fue juzgado a la par que a De la Brière por herejía luterana e incluso sus compañeros
argumentando el piloto que los santos no podían interceder por los hombres.44 Asimismo, el ibero
Francisco Moreno Baquero escuchó a Plat mencionar que había sido clérigo en Francia y hacía
burla a la hostia consagrada. Después el piloto le comentó al testigo que había llegado a las Indias
Occidentales para mejorar su vida y negó haber fungido como religioso en su reino.
Luego de ser acusado por el fiscal Baltasar Troche, por los mismos cargos que a Jacques
de la Brière, el francés reveló que estando en el puerto Le Havre, el capitán le preguntó si quería
viajar a las Indias Occidentales, respondiendo Plat afirmativamente y aprovechó para comentarle
que se había confesado con un religioso, siendo posteriormente amonestado por De la Brière,
haciendo hincapié a su subalterno en que solamente debía confesar sus faltas a Dios, la misa no
tenía valor y no debían existir los curas, quienes buscaban guardar el dinero de los feligreses.
Además el capitán negaba el poder del papa, los santos y la existencia del purgatorio.
Después de ello, el detenido pidió perdón y misericordia por parte del juez Bermúdez,
solicitando le aplicaran alguna penitencia, la cual suplicó “de rodillas y puestas las manos y los
defendió su catolicismo aunque reconoció haber leído en la nave el Nuevo Testamento y ver una
obra escrita en francés e impresa en Ginebra, que no leyó porque consideró que contenía aspectos
43
Báez Camargo confunde a Plat y De la Brière, pues cita que el primero era natural de Liciv (Lisieux), cuando se
sabe que él era oriundo de Honfleur. Además menciona que posiblemente se le abrió doble juicio inquisitorial,
cuando es sabido que ambos reos fueron remitidos a la villa de Valladolid donde se dio continuidad a sus causas. G.
Báez Camargo, op. cit., p. 44. Es probable que, como ambos procesos se encuentran en el mismo expediente, se
prestara a confusión por parte de Gonzalo Báez.
44
Lo declaró el marino Guillaume el 27 de diciembre de 1559. Proceso contra Jacques, AGN, Inquisición, vol. 31,
exp. 4, f. 377v.
45
Ibíd., f. 393 v.
87
contra el catolicismo. Después, estando en tierra firme, vio el texto en manos del capitán y
después supo que el juez de Trujillo había mandado quemar la obra por considerarla luterana.
Acerca del regaño a los grumetes que rezaban a Santiago Apóstol, argumentó que
aquellos invocaban primero al santo y después a Dios, a quien debían pedir su intercesión
Todopoderoso no había señalado días especiales para evitar ingerir carne de cerdo, res o pollo,
pero que él respetó los días de vigilia, como era mandado en su pueblo. Negó las demás
acusaciones e incluso mencionó que en la nave donde viajaba no había hugonotes, por lo cual
En las siguientes audiencias, Plat nuevamente se declaró inocente con la esperanza de que
le aplicaran alguna penitencia, sometiéndose a la ley y ratificando haber dicho la verdad. Lo más
seguro es que el acusado hubiera confesado lo que recordaba y sabía, pero el juez esperaba que
surgiera algo más que pudiera inculpar al galo o que delatara a algún otro marino, además del
capitán de la Brière.
Poco antes de finiquitar el juicio, se buscó aplicar una publicación de testigos, lo cual no
fue posible debido a que los franceses que fueron remitidos a Valladolid, se ausentaron de la
misma, sin ser localizados. Sobre ellos no hay más información, por lo que suponemos que
seguramente huyeron con el propósito de evitar ser acusados y juzgados, puesto que no se
especifica en los expedientes que los testigos debieran permanecer en el lugar, por lo que éstos se
Existe la posibilidad real de que hubieran sido integrados en la región como ocurrió con
Plat fue sentenciado a que un domingo o día de fiesta fuera conducido a la catedral de la ciudad
con un sambenito, vela encendida en la mano y en dicho edificio le leyeran sus faltas, abjurara de
durante un año y permanecer durante ese periodo en la cárcel. Asimismo confiscaron sus bienes,
le prohibieron usar oro, plata, joyas, seda o armas ofensivas en su persona y no sería permitido
Ese mismo día se cumplió parte de la sentencia, cuando el preso escuchó la misa portando
año y dos meses después de escuchar su sentencia, fue liberado de la prisión y le fue retirado el
sambenito, lo cual significó su absolución, tras dos años y medio que duró su proceso. El
veredicto que recibió el reo fue similar a las condenas que se aplicarían, a partir de la década de
1570, a los menores de 19 años y mujeres que pisaron las celdas del Santo Oficio.
Nicolas de Sanctour
46
Proceso contra Charles de Saligante, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 9, f. 221 v.
47
En la región hondureña, los indígenas no fueron sometidos a la justicia del Santo Oficio, fuera episcopal o
institucional “por estar aún insuficientemente preparador en materias de fe”. L. Mariñas Otero, op. cit., p. 210.
89
Francia. Dicho personaje fue juzgado en una primera ocasión por blasfemo y en una segunda por
hereje luterano.
africano explicó que su amo sostuvo una conversación con Sanctour, quien hizo alusión al poder
del diablo, de cuya existencia dudaba. Asimismo negó la confesión al sacerdote y la intercesión
de los santos ante los hombres. Estos argumentos hacían sospechar a la gente que se trataba de un
luterano.
Después de recibir el testimonio del esclavo y del ibero Francisco de Hoyos, el francés
compareció ante Bermúdez en el templo de Trujillo y declaró tener 22 años de edad, ser católico,
bautizado e hijo legítimo de los dueños del castillo de Sanctour, Gliodes Sanctour y Gabrielle de
Gufie, lo cual nos hace pensar que posiblemente pertenecía a una familia acomodada en Francia o
Acerca de la conversación en casa de Diego Hernández, expuso que había hecho mención
del diablo porque no le temía, puesto que no le podía hacer daño porque Sanctour era católico. El
resto de los cargos en su contra los negó y pidió misericordia por sus faltas. Por lo anterior, es
posible que el sospechoso convenciera al juez Sebastián Bermúdez de su ortodoxia, dado que
pudo demostrar antecedentes católicos en su familia y supo las oraciones de rigor, por lo que el
clérigo lo sentenció el 18 de enero de 1560 a “que un domingo [esté] presente a la misa major
[sic] con una mordaza en la lengua y una soga a la garganta y con ellas atadas las manos”48 y
portar una cruz de madera colgada al cuello por quince días.49 Este primer juicio duró ocho días.
Greenleaf menciona que mientras el fiscal Juan Sánchez seguía acumulando información
sobre el francés, éste se alejó por la región hondureña. Un mes después, el funcionario ordenó
nuevamente el arresto de Sanctour, debido a las declaraciones vertidas por sus compañeros de
48
Proceso contra Nicolas de Sanctour, AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1, f. 4. La cruz debía medir un palmo de largo
en el pie (21 cm.) y seis dedos (12 cm.) en los brazos.
49
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 105
90
viaje, Guillaume Grillon y Bibian Brole, quienes le escucharon mencionar que no era necesario
acudir a misa porque no tenía valor, negaba la consagración de la hostia y que la confesión al
sacerdote no debía hacerse, sino solamente a Dios. Este tipo de declaraciones eran consideradas
por los iberos residentes en los virreinatos iberoamericanos, como proposiciones luteranas y
Para el 8 de febrero, en base a los testimonios de los marinos, el fiscal Sánchez acusó a
Sanctour por los cargos antes mencionados y debido a ellos lo consideró como un “mal christiano
y hereje y que siente mal de la santa fe catholica”.50 Dicha frase muestra la tendencia de los
jueces al calificar lo que ellos consideraban la herejía luterana y buscar reafirmar la fe católica.
Este juicio, como en los que están contenidos en el presente capítulo, muestra un gran sentido
enviados el reo y su expediente inquisitorial a la villa de Valladolid para que el vicario Alonso
Mejía continuara con el proceso, con el argumento de que Sanctour no podía continuar siendo
juzgado en Trujillo. Esto nuevamente demuestra la falta de preparación o interés que tenía
ciudad el 24 de abril.
Probablemente el juez de la ciudad trujillana tenía facultades para llevar a cabo procesos
por delitos considerados “menores” y al momento en que debió enfrentarse a faltas más graves,
no supo cómo actuar, por lo que solamente pudo llevar a cabo una parte del juicio contra los
galos supervivientes de la expedición de Cote, salvo el caso de Saligante, con quien fue benévolo
durante la aplicación de su castigo. Es posible que Bermúdez no hubiera querido aplicar tormento
50
Proceso contra Nicolas de Sanctour, AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1, f. 6.
91
El 2 de mayo el abogado del reo, fray Francisco de Viezma, presentó un escrito a favor de
su defendido, quien se encontraba en la cárcel pública y era llevado ante el juez solamente
cuando tenían audiencia. No se sabe si este documento influyó para que el 10 de diciembre
Sanctour fuera trasladado al Monasterio de la Merced, siendo encerrado en una celda, con dos
pares de grillos de hierro, dejándolo bien asegurado y encomendando el juez Alonso Mejía a fray
Durante las siguientes audiencias Sanctour negó los cargos en su contra, argumentando
una enemistad de sus camaradas, en especial Guillaume Carpentier, a quien abofeteó en una
ocasión, por lo que su compañero juró vengarse. Por lo anterior, el reo consideró que dicho
personaje era el denunciante, lo cual podría explicar que en algunas ocasiones los sospechosos
eran acusados por sus adversarios ya fuera por venganza, por algún problema que hubieran tenido
o por envidia.
haber cumplido la penitencia de cargar la cruz, misma que le impuso el juez de Trujillo, y que él
portó por más tiempo del encomendado pero, yendo a su nuevo destino, se la quitó en una
cama, aunque como ya había cumplido con la penitencia, no se colgó otra cruz al cuello.
Seguramente Sanctour se mostró preocupado por lo que sucedería durante su segundo juicio, por
Para continuar la causa contra Sanctour, Mejía interrogó nuevamente a Guillaume Grillon
y Bibian Brole quienes ratificaron sus declaraciones emitidas en Trujillo tiempo atrás, 53 a través
51
Ibíd., f. 30.
52
Lo cual resulta un poco extraño, dado que Sanctour fue remitido a Valladolid tres días después de sus compañeros
De la Brière y Plat. Es probable que enviasen al oriundo de Nobis junto a algunos otros compañeros que también
hayan sido juzgados y enviados a la villa junto a él y que sus expedientes inquisitoriales se encuentren en algún
archivo.
53
Brole declaró que Sanctour le comentó que en Francia una persona le había dicho que no era necesario ir a misa.
Proceso contra Nicolas de Sanctour, AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1, f. 13 v.
92
de los intérpretes designados por el juez, los galos Bartolomé de Provence y Jean Siyan,
miembros de la expedición de Cote. Al igual que en las causas anteriormente analizadas, debido a
la falta de intérpretes del francés al español, el vicario recurrió a los marinos que participaron en
el desembarco.
favor de su defendido, que fue respondido por cinco personas, quienes mencionaron que había
discutido con Guillaume Carpentier a quien abofeteó, por lo que su compañero juró vengarse y
tenían conocimiento de que Sanctour había sido detenido por el juez por declarar ciertas cosas
contra el catolicismo, aunque consideraron que no era luterano. Dicho interrogatorio parece
El 28 del mismo mes, Sanctour sostuvo una audiencia con el vicario y en ella ratificó lo
catolicismo. La mayoría de las preguntas formuladas buscaban saber las nociones del prisionero
respecto al catolicismo y determinar una posible heterodoxia en él. Al parecer, mediante esto, el
juez conocería un poco mejor el fenómeno de la Reforma Protestante en Europa. Con ello
buscaría los métodos idóneos para evitar que este movimiento arribara a la jurisdicción española
y, en dado caso, pues para esos años, las ideas de Lutero ya habían sido difundidas en Francia,
derivando en una división en el reino que para 1562 desembocaría en guerras civiles.
cual respondió: “que los testigos que deponen contra el son sus enemigos”.54 De esta manera, el
acusado reiteró la idea de que sus compañeros lo tenían por adversario, puesto que aprovechaban
el juez Mejía, a diferencia de los demás franceses juzgados por él, tomó medidas más severas
54
Ibíd., f. 26.
93
para que Sanctour confesara,55 por lo que después de persuadirlo a declarar lo que supiera y, al no
escuchar más confesiones por parte del acusado, decidió mandar “traer los aparatos de escalera
cordeles garrotes e agua para se los dar”, “biendolo el dicho nicolas de sotur [sic] dixo que el
confesaria toda la verdad”.56 El hecho de ver lo que le esperaría en caso de no declarar, provocó
temor al acusado.
El tormento que sufrió el francés fue breve en comparación de los que aplicaría el Santo
Oficio novohispano a partir de su instauración, puesto que el preso aceptó las declaraciones de
los testigos como ciertas, porque había creído en el luteranismo pero se arrepentía de ello y
deseaba que le perdonaran la vida, lo cual ratificó al día siguiente. Es probable que se declarara
Para dictar la sentencia final, debido a que en la villa no había gente con quien se pudiera
consensar, el vicario Mejía nuevamente remitió una copia del caso solicitando al presidente y
oidores de la Audiencia de Los Confines, que enviaran gente que pudiera ayudarlo a emitir la
sentencia;57 ello pudo deberse en parte a la lejanía con respecto a otras provincias donde se
Aunque el juicio empezó el 8 de enero de 1560, no fue sino hasta el 23 de mayo de 1562
cuando Sanctour peregrinó por las calles de la ciudad, con las manos atadas y una mordaza en la
boca, mientras el pregonero, un esclavo de nombre Gaspar, leía sus culpas. Posteriormente,
Sanctour recibió 200 azotes o signos que no debían borrarse y dicho castigo debía ser para la
población, como apunta Foucault, “resonante, y debe ser comprobado por todos […] el hecho de
55
R. E. Greenleaf, op. cit., p. 105.
56
Proceso contra Nicolas de Sanctour, AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1, f. 32.
57
Richard Greenleaf menciona que tal vez el juez buscó entregarlo a la justicia civil para que lo quemaran, pero
debido a su confesión y solicitud de clemencia, consideró que debía aplicar un castigo menos severo. R. E.
Greenleaf, op. cit., p. 107.
94
que el culpable gima y grite bajo los golpes […] es el ceremonial mismo de la justicia
manifestándose en su fuerza.”58
y un domingo o día festivo fuera llevado a la catedral, con el hábito y una vela en la mano, para
que le fueran leídas sus culpas y abjurara de vehementi; también le dieron 40 días de prisión en la
cárcel, no ocupar cargos civiles o religiosos, ni portar ropa elegante, ni joyas ni armas por el resto
de su vida, así como la confiscación de la totalidad de sus bienes, so pena de ser acusado de
Dos días más tarde se llevó a cabo una misa en la catedral, estando presente Sanctour en
un tablado de madera, donde escuchó su sentencia, siendo testigos las autoridades civiles,
eclesiásticas y el pueblo. El 30 de mayo fue enviado a la casa de Blas de Yllescas para cumplir en
ella el periodo de cárcel. Al año siguiente, el 25 de junio le fue retirado el sambenito,59 siendo
Charles de Saligante
Cote fue Charles de Saligante, un barbero oriundo de Rouen, en la Normandía francesa. Su causa
dio comienzo el 15 de mayo de 156060 (cuando el resto de sus compañeros ya estaban siendo
procesados) con la denuncia de Diego Hernández de Mesa quien, probablemente por temor o
58
M. Foucault, op. cit., p. 44.
59
Cita Báez Camargo: “La Memoria de los sambenitos dice: 1562-Nicolás de Sanctour, francés natural de un pueblo
llamado Nobis, en Francia, hereje luterano; reconciliado, año 1562”. G. Báez Camargo, op. cit., p. 56.
60
Proceso contra Charles de Saligante, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 9, f. 218.
61
Contando a los reos y testigos en los cuatro expedientes, sumaban alrededor de 19 personas y para una villa que
contabilizaba 100 habitantes, equivalía a casi un 20 % de la población.
95
económico y religioso en Francia, lo acusó de expresar opiniones por el testigo consideradas
Así, el juez ordenó se averiguara lo que fuera necesario para obtener información al
respecto y designó a Antonio de Lara y Luis del Puerto como acompañados para que sirvieran de
testigos durante el desarrollo de la causa. Este par de personajes eran alcaldes ordinarios de la
ciudad, cristianos viejos62 que fueran considerados como honrados. Ellos aceptaron cumplir con
el cargo de testigos durante el desarrollo de la causa, lo cual nos habla de que el juez buscó, para
dicho cargo, a gente en quien pudiera confiar por su conocimiento previo para llevar a cabo una
causa inquisitorial importante. Cabe precisar que al menos la mayoría de los funcionarios durante
esta etapa de la Inquisición eran peninsulares y si bien no eran nobles, se trataba de gente honesta
Díaz, compareció días después ante el juez para avisar que el reo no tenía alimentos ni recursos
para su manutención, por lo que el vicario le cedió un real de plata para sus gastos.
Días más tarde se presentaron los españoles Miguel de Salas, Diego Hernández, Luis del
Puerto y la genovesa María Bernal, quienes declararon que estando en la vivienda de un vecino
citada) se comentó que había sido publicado un jubileo concedido por el papa en el cual los
pecados serían perdonados, a lo que Saligante respondió que “solo dios a San Pedro tubo poder y
62
Solange Alberro menciona que tras la expulsión definitiva de los judíos, y los moros, solamente quedaron en la
metrópoli cristianos que se dividieron en viejos, exentos de sospechas y nuevos, sometidos a la estrecha vigilancia de
la Inquisición. Solange Alberro, “El Santo Oficio de la Inquisición en la América Colonial”, en, Marcello
Carmagnani, Alicia Hernández Chávez y Ruggiero Romano (coords.), Para una Historia de América II. Los nudos
(1), México, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, FCE, 1999, p. 269.
63
Se desconoce la razón, pero posteriormente fue remitido a la vivienda de Juan Lucas, misma que le fue asignada
por cárcel, donde se le mandó poner unos grillos, pues Saligante en ese entonces no tenía prisiones de ningún tipo y
podía escapar.
96
los demas padres sanctos son hombres como nosotros e que no tenia el tal poder”.64 Este tipo de
comentarios fueron vistos por los residentes como escandalosos, provocando al interior de la
población cierta enemistad y recelo. Ello se reflejó con el genovés, quien antes de fallecer
aconsejó a Luis del Puerto no conversar con los franceses, pues los consideraba luteranos.
Sobre el genovés, es probable que Bernardo Bernal hubiera arribado, al igual que algunos
otros extranjeros, a la región como piloto, capitán de alguna nave o comerciante que haya
asentado su comercio en la villa o bien, en alguna nave que hubiera zarpado de España o algún
Charles de Saligante aseguró, durante la primera audiencia ante el juez65 tener 33 años, ser
católico, bautizado en el templo de San Eligio, en Rouen y ser hijo de católicos, negando ser
moro, judío o pagano, lo cual interesaba a las autoridades, pues representaba para ellos una
El preso dijo que “bio presos algunos françeses e que hizieron penitençia publica y otros
estan presos”. Seguramente hacía referencia a sus compañeros Sanctour, De la Brière y Plat. Es
Nación, pues Saligante menciona a cuatro o cinco galos procesados al mismo tiempo que él,
En torno al jubileo, reconoció haber declarado en contra del papa, argumentando que lo
había dicho porque “estaba herido de dos heridas que tengo en la cabeça e borracho e fuera de
todo my sentido”,66 y que por eso había hablado sin pensar, aprovechó la ocasión para retractarse
de sus faltas y declaró haber vivido en Trujillo como católico durante los meses que permaneció
ahí desde el desembarco, pues siempre asistía a misa y estaba en contra de los luteranos.
64
Proceso contra Charles de Saligante, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 9, f. 218 v.
65
El 20 de mayo.
66
Proceso contra Charles de Saligante, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 9, fs. 221 v y 224.
97
Tiempo después se llevó a cabo la probanza de testigos, a través de un interrogatorio con
el objetivo de demostrar la inocencia del francés. El documento fue presentado por los abogados
testimonio de que haya participado algún fiscal designado. Es probable que las opiniones del
prisionero y su pronto “arrepentimiento” hayan influido para que el juez determinara que no era
necesario contar con un fiscal y no considerara necesario enviarlo a Valladolid para dar
continuidad a su juicio.
Los testigos Juan Lucas de Perea, José Petriose, Baltasar Troche y Juan de Dueñas,
coincidieron al afirmar conocer a Saligante hacía ocho meses (seguramente desde septiembre de
1559, lo cual nos hace suponer que Saligante se mezcló entre la población y fue considerado
como un residente más del puerto), recordaron que el día que se habló el jubileo, el acusado se
encontraba ebrio y había dicho algunas frases contra el papa, tenía fama de alcohólico y presentó
durante su juicio, dos heridas en la cabeza, una de ellas grave. También le escucharon decir que
él mismo ayudaría a quemar a los compañeros detenidos por el juez, porque los consideraba
Días más tarde, Bermúdez recibió una notificación del provisor del Obispado de Los
Confines, Alonso Mejía, quien le proveyó facultades para aplicar una sentencia pertinente, con el
argumento de desconocer casos similares y no saber de qué manera actuar, aunque sabemos que
en ese momento Mejía juzgaba a De la Brière, Plat y Sanctour por el mismo delito.
de 1560, a portar un sambenito durante tres años y residir en Valladolid durante dicho tiempo,
escuchar misa todos los días que estuviera preso, no vestir ropa elegante, ni joyas, ni armas, ni
beber vino. También se le sentenció a abjuración de vehementi, pagar una multa de 20 pesos de
98
oro para gastos de la Inquisición y otros 20 pesos para obras del templo de Trujillo. Además se le
Ese día se ejecutó la sentencia en la cual Saligante fue conducido portando su hábito
penitencial, formando parte de una procesión conformada por la población que presenció y le
acompañó por la ciudad y sus alrededores hasta arribar al templo, donde se ofició una misa.
Posteriormente fue relatado su proceso delante del pueblo, el reo abjuró sus faltas y fue
desterrado a la villa de Valladolid, portando su sambenito y una mordaza en la boca, por haber
Ciudad de México y Lima a partir de 1570, en los cuales se debió colocar un tablado, en este caso
al interior del templo para que el acto plasmara imágenes claras, elocuentes y fuertes para la
de que algunos vecinos hayan acompañado a Saligante hasta las afueras de la ciudad al momento
de su destierro.
durante tres años, éste se presentó ante el obispo de la ciudad, Francisco Marroquín, el 27 de
noviembre de 1571, es decir, once años después de haberle sido dictada la sentencia, luego de un
juicio de aproximadamente siete meses y que, de los cuatro juicios expuestos en este apartado,
fue el que menos tiempo duró en su desarrollo y dictamen final; incluso Saligante fue sentenciado
Durante su comparecencia ante Mejía, Saligante mencionó que portaba un sambenito “de
paño de lino alto…con unas aspas de paño colorado cosidas”, mismo que suplicó le fuera
retirado, puesto que había cumplido la penitencia por más tiempo del ordenado. A ello cedió la
67
Un día antes del Auto de fe, se realizó el descargo de bienes de Saligante por parte de Juan Lucas de Pérez,
resultando 20 pesos de oro para gastos del juicio, 6 pesos de oro para camisas y zapatos del reo, así como 6 tostones
para pagar algunos gastos del evento. Ibíd., fs. 239 v y 215.
99
autoridad eclesiástica, quien le quitó el hábito y ordenó que tal vestimenta fuera colocada en la
catedral de la ciudad, con una inscripción,68 para que la población conociera los delitos que había
También le encomendaron que todos los días, hasta la Navidad, acudiera a la iglesia
mayor y delante del sacramento recitara cada día, 101 avemarías, encomendarse a Dios para no
recaer en herejías, se le obligó, mientras estuviera en la ciudad, a cuidar indígenas pobres que se
cárcel de Sevilla, a causa de una puñalada propinada por un compañero de celda. No se explican
denunciar a los sospechosos, como hiciera el ibero Pedro Abelias al argumentar: “por tanto por lo
que toca a mi consçiençia doy della notiçia a vuestra merçed que me haga escrito y me sea
merçed de justiçia”.69 Lo anterior resultó interesante, dado que el peninsular manifestaba el deber
68
Gonzalo Báez cita que la Memoria de Sambenitos y la Lista Pichardo mencionan “1561-Charles de Saligante,
barbero, francés, vecino de la ciudad de Guatemala, hereje luterano, reconciliado, año 1561”. G. Báez Camargo, op.
cit., p. 56.
69
Proceso contra Nicolas de Sanctour, AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1, f. 1.
100
Fue posible observar cierta tendencia de la población al ver a los franceses como
emitidas por ellos contra la fe católica, lo que hizo pensar a la gente que se trataba de heterodoxos
y debían evitar tener contacto con personajes venidos de reinos donde incursionó la Reforma.
Asimismo, por la naturaleza de algunas preguntas, es posible determinar que casi todos estos
juicios mostraran tintes políticos pues, como expuso Juan Antonio Ortega y Medina, “la reforma
regionales…”71
Al momento de testificar contra los reos, los iberos aseguraban haberlos oído dudar de la
intercesión de los santos o del poder del pontífice, con lo cual recelaban de ellos sin escuchar sus
argumentos, debido al miedo que tenían a ser juzgados, puesto que tenían conocimiento del
movimiento luterano a través de comentarios vertidos por los sacerdotes durante las misas o por
Saligante y otros franceses, compañeros de expedición, mostró entre la gente de Trujillo, cierto
temor debido a la proximidad de la villa con la costa, misma que ofrecía la oportunidad de más
incursiones piratas que pudieran desestabilizar la economía, la vida cotidiana del puerto y el
curso de los juicios contra estos personajes ayudándolos a escapar del lugar.
virreinato novohispano influyó en el modo de juzgar y sentenciar a los reos. Es probable que
Sanctour, Plat y La Brière hayan sido remitidos a Valladolid para continuar con sus causas pues
aquella localidad se localizaba tierra adentro, contaba con mayor número de pobladores y un juez
70
Carlo Ginzburg señala que dicho término era utilizados para advocar a los reformados europeos en general. C.
Ginzburg, op. cit., p. 57.
71
Juan Antonio Ortega y Medina, (edición de Alicia Mayer), Reforma y modernidad, México, UNAM, 1999, p. 191.
101
con más experiencia que el de Trujillo, resultando un poco más difícil que los sospechosos
escaparan.
Los Autos de fe en que se aplicaron las sentencias a los franceses involucrados, mismas
que se asemejaron a algunas penas recibidas por personas condenadas en Francia en la segunda
mitad del siglo XVII,72 sirvieron de enseñanza a la población para que, al igual que durante el
lo que Michel Foucault cita como: “un ritual que había de despegar su magnificencia en público”,
pero probablemente ocasionó curiosidad, pues este tipo de acontecimientos no eran comunes en
la Audiencia. También pudo haber compasión hacia los condenados por parte de algunos testigos
Por otra parte, dichos marinos no fueron considerados como parte integrante en las villas
ni eran tenidos como vecinos, por haber radicado muy poco tiempo en ellas (salvo en el caso de
Saligante) así como por su calidad de extranjería y de ser gente considerada luterana aunque en
realidad fueran católicos, lo cual influyó en que los residentes de la región no manifestaran
abiertamente su postura, pues de hacerlo corrían el riesgo de ser juzgados, como ocurrió con el
Así la Inquisición episcopal buscó, en cierta manera, como menciona Foucault, “prevenir
un arranque de simpatía por parte del pueblo para salvar a los condenados, o un arrebato de furor
para darles muerte”.73 Igualmente, el tribunal episcopal procuró ensalzar el catolicismo, se mostró
triunfante contra la herejía y la sociedad con la capacidad de reprimir a disidentes y demostrar así
72
M. Foucault, op. cit., p. 41. Estas condenas eran la horca, quemado vivo, prisión por cierto tiempo, prohibición de
acudir a determinadas ciudades, multas o confiscaciones de bienes.
73
Ibíd., pp. 60 y 61.
102
2.3 Los juicios de Pierre Bruxel y sus corsarios en Mérida, 1560
La Provincia de Yucatán, para la segunda mitad del siglo XVI, era próspera y su
economía se basaba en agricultura (basada en maíz, algodón, chile, caña de azúcar, calabaza,
legumbres, yuca, árboles frutales y algunas raíces), ganadería (ganado vacuno),74 industria textil
y comercio regional con el resto de la Nueva España, con La Habana y con algunas ciudades de
la jurisdicción a la que pertenecía en ese momento (la Audiencia de Los Confines) actividades
Políticamente, la zona era regida por un Gobernador con atribuciones de Capitán General
que residía en Mérida, teniendo como función, entre otras, resguardar las costas de posibles
En cuanto a grupos humanos, éstos se conformaron por españoles peninsulares y demás europeos
que habían llegado a la región como comerciantes o marinos y mestizos, quienes residían en las
religión, para la segunda mitad del siglo XVI, predominaba la católica y los cleros regular y
En el contexto anteriormente expuesto, una de las naves que viajaba con la flota de Martin
Cote fue capitaneada por Pierre Bruxel quien, después de atacar Santa Marta y Cartagena, se
separó del contingente y desembarcó junto a algunos marinos en la península de Yucatán, (Ver
mapa 3) probablemente en Sisal, dada su cercanía con la capital de la provincia, Mérida, a donde
se dirigieron.
existe) probablemente en alguna de las celdas que hubiera sido adaptada para dicho fin, a Pierre
74
H. Ruiz Martínez, op. cit., p. 102.
103
vecina de Mérida de nombre Juana de Espinoza. El percance ocurrió un día en que se
dama anteriormente citada, así como el capitán Bruxel y el grumete De la Fosse, conversando en
la calle. En un momento de la plática, se tañeron las campanas del templo llamando a la oración
del avemaría, por lo que el grumete dijo a su capitán “que avemaria a dios…y hizo señas con la
Bruxel que si ocupaba alguna cosa, podía acudir a su casa, misma que tenía en la fachada una
cruz, la cual le fue mostrada, respondiendo éste “que negra señal” y se retiró con su compañero.
La acusación fue levantada por Cristóbal de la Feria, tal vez por el deseo de evitar tener
problemas con las autoridades episcopales.76 Es probable que el asunto fuera considerado por el
juez como escandaloso, por el hecho de que los galos se expresaron de la cruz y la oración, a su
parecer, en son de burla por lo que, luego de recibir la información correspondiente, los llamó
para que respondieran sobre el incidente. Ambos personajes negaron los cargos e incluso De la
Fosse mencionó que ese día él había pedido a Dios que lo llevara de regreso a Francia. Navarro
los condenó, el 23 de diciembre de 1559, ocho días después del inicio de la causa, a asistir a una
misa, con sogas al cuello y una vela en mano cada uno y los amonestó a no reincidir.
Cristóbal de la Feria por herejía luterana. Los implicados eran Bruxel, De la Fosse, Thomasin
Durey, Guillaume Caxiol, Laurent Gueset, Maturin Le Fretière, Jacques Lalvet, Jean Oliver,
Reulin del Spino, Louis Laxère, Nicolas Fellet y un inglés de nombre John.
El proceso contra los marinos por luteranismo, que se llevó a cabo como uno sólo, tuvo
como sede el convento franciscano de la ciudad de Mérida, mismo que fue a puerta cerrada, y
75
Proceso contra Pedro Bruxel y once compañeros, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 1, f. 38.
76
Carlo Ginzburg expone que un caso similar ocurrió con el hijo del molinero italiano Doménico Scandella, juzgado
por la Inquisición en Italia por luterano. Ziannuto Scandella, “por sugerencia de algunos amigos de su
padre…comenzó a difundir el rumor de que [su padre] estaba loco.” C. Ginzburg, op. cit., p. 42.
104
solamente en él participaron el juez, el fiscal, los abogados y los detenidos, dado que no se
permitía el ingreso de la población durante dicho procedimiento que comenzó con la denuncia de
los vecinos Cristóbal de la Feria y Rodrigo Muñoz ante el juez, el franciscano, Francisco
Navarro,77 quien mencionó que, a pesar de que los galos vivían en Mérida en son de paz, tenían
antecedentes de haber asaltado los puertos de Santa Marta y Cartagena en 1559.78 Asimismo
acusó al capitán de haber cortado el brazo a una imagen de la Virgen, lo cual llevó al juez a
de Sanabria. La declaración de López es mucho más abundante que la de Sanabria quien dijo
conocer, a través de comentarios de terceras personas, las rapiñas cometidas por los franceses.
El primer testigo mencionó haber sido apresado por los desembarcados en Cartagena,79
por lo que pudo apreciar parte del pillaje cometido, vio los destrozos originados por los galos en
los edificios atacados. Al terminar su declaración, al testigo “le mandaron so cargo del dicho
juramento que tiene hecho guarde secreto sobre esta dicha razon el qual prometio”.80
Ello se repitió con los demás testigos, sin importar sus orígenes.
Los franceses también fueron interrogados y sus testimonios coincidieron,81 lo cual nos
lleva a suponer que se solidarizaron al momento de testificar. Entre otras cosas, reconocieron
haber asaltado el puerto de Cartagena, en particular el inglés John, quien además fue señalado por
sus compañeros por las rapiñas cometidas. Se desconocen las razones por las cuales lo delataron.
77
El fiscal designado fue el vecino de Mérida, Diego Rodríguez Vivanco y el notario fray Francisco de Orozco,
miembro de la orden de San Francisco de Asís.
78
Báez menciona que también fueron acusados de piratería en la región hondureña, al robar el sagrario en Trujillo y
por haber “echado” a cocer en una caldera un Niño Jesús. G. Báez Camargo, op. cit., p. 31. Probablemente los
confundió con quienes se quedaron en la Audiencia de Los Confines. Por las fechas de los juicios contra Bruxel y sus
hombres, es muy probable que se separaran de Martin Cote en Cartagena.
79
Posteriormente explicó haber recuperado su libertad. Se ignora si escapó de los galos o éstos lo liberaron.
80
Proceso contra Pedro Bruxel y once compañeros, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 1, f. 3v.
81
Algunos de ellos declararon a través de un intérprete llamado Martín de Arbieto, quien residía en Mérida. No hay
más información sobre dicho personaje.
105
El británico, por su parte, se declaró culpable por haber transportado algunos objetos de oro y
plata a una carabela,82 por orden de su capitán, Guillaume. También reconocieron haber fabricado
ropa con los ornamentos robados en la catedral, haber comido carne de res en cuaresma, leído el
Nuevo Testamento,83 así como un salmo en francés, pero argumentaron no contar con las obras
de Mérida (la cual muy probablemente se encontró en el antiguo edificio del cabildo, localizado
Fretière y a Spino, les fueron dadas sus viviendas por prisión, debido a que no contaban con
mucho dinero y el resto de los marinos fue encomendado a no salir de la ciudad, bajo la pena de
100 azotes a cada uno, pues se sospechaba de su ortodoxia. Resulta interesante que en esta villa
Días más tarde, el fiscal acusó a los franceses y al inglés por robar objetos litúrgicos en
Santa Marta y Cartagena. Es posible que el anglo fuera señalado por sus compañeros debido a su
lugar de origen, pues se sabe que en Inglaterra, al haber mantenido una alianza matrimonial con
España, era enemiga de Francia. Otro de los cargos por los cuales acusaron a los galos fue por ir
contra catolicismo, solicitando que fueran castigados y dejaran de lado “su mala secta y se
buelban a tener y creer firmemente lo que tiene y cree nuestra sancta fee catolica”. 85
82
Aunque se menciona que después Cote ordenó la devolución de los objetos robados a un sacerdote que se
encontraba ahí, probablemente el obispo Santa María de Benavides.
83
El Nuevo Testamento fue considerado por los peninsulares, erróneamente, como “un libro de Lutero”. E. Farías,
op. cit., p. 157. Lucien Febvre menciona que en los monasterios, y en general los cristianos, “ignoraban” La Biblia;
incluso, fue hasta los 20 años cuando Lutero, casualmente, encontró una en una biblioteca. Leyó la obra con interés.
L. Febvre, op. cit., p. 34.
84
En un documento presentado el 16 de mayo de 1560, solicitaron al juez que examinara una oración que ellos
sabían, escrita en francés y traducida al español, con el fin de determinar si podían o no rezarla. No se señala si fue
aprobada. Era muy similar a los 10 Mandamientos y no contenía aspectos considerados como “prohibidos”.
85
Proceso contra Pedro Bruxel y once compañeros, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 1, f. 25.
106
Con la frase anterior el juez buscaba erradicar la Reforma Protestante, debido a que en
ella se escudaba la realeza española, encabezada por Felipe II, mostrándose como la principal
opositora al cisma de Lutero el cual, según Ortega y Medina, “en el fondo no fue un rompimiento
absoluto, al menos al principio, aunque sí una depuración; un salvar la pureza original del
cristianismo…”.86
residente en Mérida, Alonso Ponce, quien contribuyó en el caso a favor de los detenidos para
catolicismo, argumentando que habían comido carne de res y pollo en cuaresma, sin guardar la
vigilia a falta de pescado, a pesar de haber viajado por la mar durante varios meses; haber rezado
salmos de David87 en francés al haberlos aprendido así en su reino y negado haber cometido los
robos en el templo de Cartagena. Por lo que el expediente señala, en este caso el abogado Ponce
El grumete John se declaró culpable de haber perpetrado el robo, lo cual había hecha por
mandato del capitán Jean Blanc, a quien temía. Después de su confesión pidió recibir un castigo.
Por su parte los demás supervivientes pedían ser liberados, argumentando haber sido víctimas de
los demás capitanes, por lo cual es probable que se hubieran encubierto entre sí y culparan a sus
El fiscal, por su parte, respondió el 13 de mayo arguyendo que John no había declarado
todo lo que sabía, al mostrar miedo hacia su capitán. Sobre lo respondido por el resto de los
franceses, anotó que Bruxel “sembró” entre su tripulación las ideas de Lutero, resultando
86
J. A. Ortega y Medina, op. cit., p. 119.
87
El canto de los salmos de David fue un elemento central en la cultura popular de las poblaciones reformadas.
Eleonora Poggio, “Garder la foi dans son coeur. Nicodémites dans la Nouvelle Espagne (1597-1601)”, en Paola
Domingo y Hélène Vignaux, (coords.), Arts et sociétés en Amérique Latine, París, L´Harmatt, 2009, p. 43.
(Traducción mía)
107
peligroso para la población, debido a que ésta podría ser persuadida a inclinarse por el
luteranismo. Es interesante observar que los galos fueran nuevamente calificados como gente
para determinar la ortodoxia de los acusados. En él, Lucas de Paredes, Martín de Arbieto,
Guillermo Meto, Melchor Pacheco, Alonso de Castro, Antonio Márquez y Rodrigo de Escalona
coincidieron en haber visto a los desembarcados acudir a misa, negaron haberlos visto cometer
actos contra la Iglesia católica y únicamente reconocieron que los europeos asaltaron las costas
caribeñas meses atrás. Estos personajes eran algunos peninsulares residentes de la ciudad de
Mérida y, por sus declaraciones, cabe la posibilidad de que conocieran a los inculpados luego de
su arribo a la capital de la provincia y, al haber entablado alguna amistad con ellos, hayan hecho
lo posible, a través de testificaciones a favor de los detenidos, para ayudarlos a salir lo mejor
El 8 de junio, después de cinco meses de juicio, los doce hombres fueron sentenciados
(casi tres meses antes de que Charles de Saligante recibiera su sentencia en la villa de Trujillo) a
utilizar cada uno el sambenito de reconciliado, a asistir a una misa específica (ya fuera en
domingo o día festivo), descalzos, con coroza en la cabeza, portar una soga alrededor del cuello,
con una vela encendida en la mano y cumplir con un año de servicio en el templo principal. Al
inglés lo condenaron a los mismos castigos y le mandaron dar “çient açotes los quales le sean
dados despues de aver visto la dicha misa”88 que le fueron propinados cerca del templo y de la
plaza principal, con voz de pregonero que manifestara sus delitos. Las sentencias fueron
aplicadas en el templo principal de la villa,89 en un tablado que fue colocado para tal fin y en
presencia de las autoridades y población tanto de la ciudad como de poblados aledaños lo cual,
88
Proceso contra Pedro Bruxel y once compañeros, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 1, f. 63.
89
Seguramente se trató de otro templo, pues la catedral de Mérida, dedicada a San Ildefonso, fue construida entre
1560 y 1598.
108
como menciona Foucault, tenía “una función jurídico-política. Se trata de un ceremonial que
Un año después, a los franceses les fueron quitados sus hábitos penitenciales y dichas
prendas fueron colgadas en la catedral de Mérida,91 para que pudieran ser vistos por la gente, lo
cual representaba una vergüenza pública a los penitenciados, a quienes luego de cumplir sus
condenas, se les permitió residir en la ciudad. Es casi seguro que esta docena de extranjeros se
No es clara la razón por la que las autoridades de Yucatán y del virreinato novohispano
les hayan permitido radicar en Mérida y no los hayan desterrado. Desconocemos las razones del
juez para tomar tal resolución, pues fue diferente a lo que ocurrió con algunos de los reos galos
procesados en la Audiencia de Los Confines, sabiendo que existía la posibilidad de que se dieran
nuevas intrusiones de corsarios en la región, tal como sucedió en 1571 con la llegada de Pierre
previas de ese tipo en la villa, aunque es bien sabido que algunos años antes hubo incursiones de
corsarios franceses en la Laguna de Términos y el puerto de Campeche, siendo este último lugar
donde algunos fueron juzgados por las autoridades civiles e incluso se les permitió radicar en la
ciudad. Este antecedente pudo haber sido difundido en la capital de la provincia sureña y por ello
probablemente se haya optado por permitir que estos personajes residieran ahí, adhiriéndose a
una sociedad joven, probablemente a través de matrimonios con algunas damas de la ciudad.
Otros factores que pudieron influir en el desarrollo de los juicios fueron la buena defensa del
90
M. Foucault, op. cit., p. 59.
91
Gonzalo Báez comenta que el sambenito de Bruxel fue expuesto en la catedral de la Ciudad de México y que
Medina cree que Bruxel, Le Fretière, De La Fosse, Caxiol y John salieron en algún Auto de fe celebrado por el
obispo Montúfar en la capital novohispana. G. Báez Camargo, op. cit., p. 32. Sin embargo, no hay mayor
información en el expediente contra Bruxel.
109
abogado de los reos y las declaraciones a favor de los implicados por parte de algunos testigos
iberos.
1554,92 trajo consigo la misión de desterrar cualquier heterodoxia, a fin de que permaneciera
como única religión el catolicismo, pues la disidencia religiosa también podía convertirse en
disidencia política, por lo que buscó erradicar las ideas de la Reforma con autoridades e
Inquisición.93 A partir de 1560 inició una fuerte campaña en los obispados a cargo de Montúfar, a
través de jueces por él designados, con el fin de perseguir a cualquier luterano que se encontrara
con los marinos de la flota de Martin Cote juzgados en Trujillo, Valladolid y Mérida. (Ver mapa
3)
Las reacciones entre la población en torno al proceso inquisitorial realizado a Bruxel y sus
once grumetes, fueron diversas. Primeramente, hay que decir que en un principio la presencia de
los galos en la ciudad no causó temor ni revuelo pues al parecer convivían con la gente. Las
En los documentos también es posible detectar cierta presión por parte del juez hacia el
testigo al tomar la declaración, pues le instaba a declarar la verdad, lo cual para el declarante
significaba el tener mucho cuidado para escoger lo que iba a decir y de modo que ello no lo
92
A. Mayer, op. cit., p. 49.
93
Alfredo Alvar Ezquerra, La Inquisición española, Madrid, Ediciones Akal, 1997, p. 39.
110
lo confesado en la audiencia, lo cual era un compromiso para que el declarante no comentara lo
tratado con el juez, pues de lo contrario se le aplicaría un castigo por revelar el secreto, ya que si
hablaba sobre ello con alguna otra persona que fuera llamada a testificar, podría ponerla sobre
El desarrollo del juicio contra estos once personajes, debió ocasionar extrañeza entre la
gente al saber cómo estos residentes habían sido detenidos por sospechas de herejía luterana
pues en algunas declaraciones, los iberos aseguraban que los extranjeros eran católicos y habían
sido vistos en misa y otros servicios religiosos. Es evidente que para los residentes de la etapa
El Auto de fe celebrado, en el que los reos recibieron sus castigos en presencia no solo de
las autoridades civiles y eclesiásticas, sino de toda la población de la ciudad, causó curiosidad
entre la gente que presenció el evento, así como una enseñanza para que supieran lo que ocurriría
a los que se separaran de la fe católica o consideraran que algunas ideas de Lutero pudieran
lectura de sus sentencias y al momento de cumplirlas, como ocurrió con el ibero Sebastián de
Peñarredonda96 quien, al momento en que fueron llamados los residentes a ser partícipes de la
condena que recibirían los galos, comentó a sus acompañantes “pobre de los françeses sin culpa
penitençian aquellos instados que no lo meresçen”, opinión que le valió una denuncia ante los
jueces, siendo juzgado, también por la Inquisición Episcopal solamente por haberse apiadado de
94
A. Mayer, op. cit., p. 164.
95
L. Febvre, op. cit., pp. 149-150.
96
Proceso contra Sebastián de Peñarredonda, AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 6.
111
Un domingo o fiesta primera venidera despues questa nuestra sentencia le fuere notificada
este a la misa mayor en la yglesia de la ciudad de merida a toda ella en pie descubierta la
cabeça y descalço y su cuerpo con candela ensendida en las manos y una mordaza en la
lengua y mandamos que qualquiera de los quras de la dicha yglesia manifiesten el delito
porque hiziere la dicha penitençia y que quando fuere mostrado el cuerpo del señor en la
dicha misa se viniere para le adorar y escuchar una misa con una mordaza en la boca.97
coerción imperante en los asentamientos del interior novohispano y nos muestra como un claro
ejemplo de una sociedad que no podía expresarse libremente, en caso de que alguna persona
osara emitir alguna opinión o mostrara simpatía, de manera abierta o casual hacia alguno de los
condenados por la Inquisición. Ello demostraba que la gente se veía obligada a no opinar o
cuestionar las decisiones tomadas por el juez, pues de hacerlo, podían ser procesados. La
Inquisición episcopal, al igual que la institucional, representó una gran presión a la población en
lo referente al control en torno a la expresión de ideas que pudieran poner en duda las decisiones
En cuanto a la libertad de expresión, Alberro señala que, en tanto los colonos ingleses de
“comunicarse libre y directamente con la divinidad”,98 los iberoamericanos gozaron de una gran
católica, por lo que aprendieron que podían obrar de manera libre en una sociedad abierta y
opuesta a la anglosajona y callar en cuanto a puntos tan complejos como los concernientes a la fe.
Si nos preguntáramos en qué medida los galos readmitidos al catolicismo por las
sinceramente a dicha religión la respuesta sería muy difícil de encontrar, dado que no hay
información al respecto, aunque podemos suponer que es probable que alguno de ellos hubiera
de la población europea escogió esta última opción como modo de vida”. Así, para “limpiar” su
imagen ante una sociedad intransigente, estos personajes adoptaban seudónimos, cambiaban el
nombre de sus ciudades de origen por un lugar reconocido como católico y debían adoptar las
Es probable que algunos de los reos juzgados por la Inquisición episcopal y más adelante
secreto el calvinismo, particularmente a quienes se les permitió residir en la región luego del
cumplimiento de su sentencia como en el caso de Bruxel, sus marinos y personajes que arribaron
al continente tiempo después, como el impresor holandés Cornelio Adriano César, quien a finales
del siglo XVI fue juzgado por la Inquisición al manifestar indiscretamente a su socio, el flamenco
Guillermo Enríquez, su filiación luterana en Holanda, por lo cual su compañero, de quien Báez
Camargo presume una posible aversión,100 lo acusó ante el Santo Oficio en 1597.
El reo aceptó haber participado en las guerras por la liberación de Holanda y en torno a
sus creencias, reconoció haber sido luterano, aunque dejó entrever su disposición para adoptar al
catolicismo. Cornelio Adriano fue condenado a salir al Auto de fe, con vela, sambenito, 3 años de
cárcel (dos en el convento Santiago de Tlatelolco, donde sería instruido en el catolicismo y uno
más en las cárceles del Tribunal), así como la confiscación de sus bienes. El impresor salió al
Auto de 1601 y, luego de cumplir con la condena de la cárcel, fue reconciliado. Gonzalo Báez
menciona que este personaje posteriormente trabajó como impresor para la viuda de Pierre
cual podría mostrar una aceptación formal del catolicismo. A la postre trabajó como impresor en
99
En su mayoría migrantes portugueses, italianos, franceses, alemanes, flamencos e ingleses. E. Poggio, art. cit., p.
29. (Traducción mía)
100
G. Báez Camargo, op. cit., p. 69.
113
Para cerrar este capítulo, la actividad pirata en el Caribe fue intensa y causó temor entre
las autoridades y la población, quienes buscaron a toda costa repeler estos ataques externos,
aunque no siempre con éxito. Entre los ataques más conocidos en la región se encuentra el de
1560, de la flota de Martin Cote, cuyas naves posiblemente se dispersaron y quedaron solamente
algunos de los miembros de su expedición, quienes fueron apresados en las villas de Trujillo,
Valladolid y Mérida y fueron juzgados por herejía luterana, aunque sus castigos fueron poco
enérgicos en comparación a los que recibieron los juzgados de la expedición de Pierre Chuetot en
la década de 1570 (donde las penas serían trabajos forzados, castigos corporales e incluso la
muerte). Esta aplicación de castigos se debió a que los jueces no habían recibido aún
Las reacciones de los habitantes de las regiones donde los corsarios franceses fueron
juzgados no siempre son evidentes en los documentos, pero en los casos que sí lo son, nos
muestran que existía cierta simpatía natural por el sentenciado y aversión por la severidad que la
gente de esa época apreciaba en los castigos. Sin embargo, la tendencia progresiva en torno a la
población fue no expresar sus ideas ni sentimientos y no involucrarse ante la coerción del
Tribunal del Santo Oficio y el riesgo personal que eso significaba aunque, por otra parte se
procuró, en lo posible, ayudar a los reos, como ocurriría en 1571 con los supervivientes de la
3.1 Antecedentes
Yucatán, ya para esos años dependiente de la Audiencia de México, detuvieron a diez corsarios
franceses supervivientes que habían desembarcado en costas yucatecas con el fin de reconocer la
región como parte de un proyecto expansionista hugonote para ocupar nuevos territorios y vivir
de manera autónoma.
Estos personajes, a diferencia del grupo de Cote, zarparon de Francia1 en un solo navío en
XVI.
una pequeña embarcación a las costas caribeñas donde hurtaron poblados y naves mercantes,
intercambiaron información con Francis Drake en el Istmo de Panamá, siguiendo la ruta hasta
viviendas y templos hurtando los ornamentos usados por los sacerdotes para celebrar las liturgias,
1
Zarparon el 19 de mayo de 1570. Los principales del barco, además del capitán Chuetot, eran el maestre Nicolas de
Siles, el contramaestre Bouvier y el piloto mayor Étienne Gilbert. H. Ruiz Martínez, op. cit., p. 116.
2
Ocho guerras suscitadas entre 1562 y 1598, que dividieron al reino francés en bandos hugonote y católico. Ambos
grupos buscaban la supremacía religiosa y política en Francia. El apogeo de estas luchas fue la Noche de San
Bartolomé el 24 de agosto de 1572, cuando fueron masacrados varios contingentes calvinistas en París y otras
ciudades a manos de católicos encabezados por el rey Carlos IX, su madre Catalina de Médicis y la familia De
Guisa. Entre las víctimas finadas se encontraba el almirante Gaspard de Coligny, jefe del bando hugonote. H. Ruiz
Martínez, op. cit., p. 53.
115
Luego de su detención, los diez corsarios supervivientes, puesto que otros diez habían
provincia al gobernador en turno, Diego de Santillán, quien los procesó de manera conjunta por
Así cuatro corsarios,3 recibieron por sentencia la muerte y los seis restantes4 la muerte
civil o esclavitud en las viviendas de los vecinos más importante de Mérida, hasta que dichos
3
El piloto Étienne Gilbert y los grumetes Isaac Dorven, Jean Hoscorno y Claude Ivilin.
4
Pierre Sanfroy, Guillaume de Siles, Guillaume Cocrel, Martin Cornu, Jacques Mortier y Guillaume Potier.
116
marinos fueron requerido por el recién instaurado Santo Oficio para ser enjuiciados por delitos
tocantes a la fe católica. Cabe señalar que los expedientes de los juicios realizados en Mérida
fueron remitidos junto con los marinos franceses a la ciudad de México y dicha documentación
Para la segunda mitad del siglo XVI, el virreinato novohispano era próspero en cuanto a
ingresó en el puerto de San Juan de Ulúa el nuevo virrey, Martín Enríquez, cuyo arribo coincidió
con la presencia de la flota inglesa de John Hawkins, desencadenando una batalla donde los
novohispano, aspecto fundamental para la emisión de la cédula real para la fundación del Santo
Oficio.
maíz, trigo, frijol, chile, caña de azúcar, grana cochinilla y añil), la ganadería (ganado mayor y
menor), la minería (yacimientos de oro y plata), la industria textil y el comercio tanto regional
como ultramarino, teniendo a Veracruz como el único puerto autorizado por la Corona española
5
L. de Ita Rubio, op. cit., p. 109.
117
La población novohispana, durante el siglo XVI, ya era una sociedad marcada por el
Pedro Moya de Contreras el 4 de noviembre de 1571, una de las primeras medidas tomadas fue la
Hawkins y Pierre Chuetot para ser juzgados no por piratas sino por luteranos. Así, los delitos de
piratería serían dejados de lado para dar paso a la falta considerada, en ese momento, como la
más grave de todas, la herejía luterana, puesto que para el Santo Oficio era más preocupante la
118
posible difusión de las ideas reformadas que la práctica del contrabando y asalto a las posesiones
de España, puesto que el control ideológico de la población de los virreinatos del Nuevo Mundo
sería un retén que frenaría el control político de otras monarquías intrusas en Iberoamérica.
Asimismo, los juicios tendrían fines tanto religiosos como políticos, pues en las causas de los
franceses su procedencia pesaría notablemente en las sentencias, ya que Francia era un reino
enemigo de España.
En el caso de los seis franceses juzgados por el Tribunal de México, el inquisidor Moya
de Contreras, envió una carta fechada el 26 de noviembre de 1571 al comisario del Santo Oficio
en la Provincia de Yucatán, el deán Cristóbal de Miranda Camus, para que investigara las
acciones cometidas por los franceses en el sureste novohispano. Miranda respondió el 15 de abril
del año siguiente, anexando la información obtenida de testigos en Mérida, Valladolid y el pueblo
de Hunucmá,6 así como una carta del gobernador de la Provincia de Yucatán y el juicio realizado
Así, el primer galo enviado a la ciudad de México fue Pierre Sanfroy. Fue entregado al
virrey Martín Enríquez de Almansa. Posteriormente fueron remitidos Martin Cornu, (un día
después de Sanfroy), Guillaume Cocrel,7 Guillaume de Siles, Jacques Mortier y Guillaume Potier
entre marzo y agosto de 1572. Los marinos fueron enviados por separado debido al temor de que,
en caso de mandarlos en grupo, escaparan de sus custodios y resultara más difícil su captura.
A partir del registro de las fechas de envío de Siles, Mortier y Potier, es probable que sus
amos en Mérida, los hayan retenido un poco más de tiempo luego de que el Tribunal los
requiriera para ser juzgados, tal vez buscando protegerlos y evitarles, en lo posible, que sufrieran
por tanto tiempo la prisión en las cárceles inquisitoriales, aprovechando los trámites burocráticos
6
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 45.
7
Cocrel y Cornu fueron enviados vía marítima hasta Tabasco, donde el primer reo continuó el viaje, dado que su
compañero permaneció en dicha región a causa de una enfermedad, seguramente tropical. En cuanto recobró su
salud, fue escoltado a Veracruz por el gobernador de la Provincia de Tabasco, quien aprovechó un viaje a dicho
puerto. De Veracruz a la ciudad de México, los seis grumetes fueron trasladados vía terrestre.
119
respecto a sus envíos a la capital novohispana. Otra posibilidad para que tardaran en ser remitidos
pudo deberse a que en ese momento estaban siendo entregados a la autoridad inquisitorial los
Antes de revisar los casos, hay que aclarar que las causas seguidas a Sanfroy, Siles,
Cocrel, Cornu, Ochart y Ortiz, se llevaron a cabo en la primera sede del Tribunal, que se ubicó,
según cita Jiménez Rueda, en la calle “de por medio del convento de Santo Domingo en la vía
que llevaba de la Plaza Mayor al Tepeyac”.8 Las casas de la nueva institución contaban en ese
momento con una sala de audiencia, cámaras del secreto, capilla, sala de juzgado y aposentos
para dos inquisidores, el alcalde y el portero. Poco tiempo después fueron habilitados doce
tanto las declaraciones de los testigos como de los detenidos y en la cámara de tormento se
encontraban los instrumentos para llevar a cabo dicho procedimiento durante el juicio. Los
de los inquisidores, el secretario, el fiscal, el abogado, los consultores, el verdugo y por supuesto
los presos. Se procuraba en lo posible evitar la difusión de lo conversado al interior del inmueble,
Pierre Sanfroy
Fue un marino perteneciente a la expedición del capitán Pierre Chuetot y se sabe que era
originario de Saint-Vigor, en la Normandía francesa. En una carta escrita por el inquisidor Pedro
Moya al obispo de Honduras, con el objeto de recabar más información acerca de los franceses
8
J. Jiménez Rueda, Don Pedro Moya de Contreras…, op. cit., p. 38.
120
(probablemente creyó que habían atacado la región hondureña o los confundió con algunos
marinos de la expedición de Martin Cote de 1559), describió a Sanfroy como un hombre “de
buena disposición, blanco y colorado del rostro, tiene la barba espesa y rubia que tira a bermeja,
tiene una señal cerca del ojo izquierdo entre el ojo y la barba”.9 Consideramos importante aludir a
hablado, pues nos refieren su aspecto físico, mismo que en ocasiones los distinguía entre la
población novohispana. Señalamos estos rasgos físicos pues son las únicas descripciones de los
acusados con las que contamos de todos los expedientes consultados para esta investigación.
Por las fechas de inicio de los juicios de Sanfroy y sus compañeros, podemos determinar
que quien los denunció fue un ibero, víctima de los atracos cometidos por estos personajes. Su
nombre era Pedro de la Mazuca. Posteriormente, el fiscal del Santo Oficio levantó la denuncia
formal en la que señaló a Sanfroy y a sus compañeros como culpables de cometer pillaje en las
costas de Yucatán y de haber creído en la nueva religión. Por lo anterior, dicha autoridad solicitó
Mérida, así como de Sanfroy, quien estaba detenido en la cárcel de Corte de la capital
novohispana.10
De esta manera, el juez dispuso que el galo fuera trasladado a las cárceles del Tribunal
con sus bienes confiscados, por lo que envió el 26 de noviembre de 1571 una carta al virrey
Enríquez solicitando la entrega del sospechoso. Cuatro meses después, el 24 de marzo del año
siguiente fue cuando Juan de Belmonte, alguacil de la cárcel civil entregó a Pierre Sanfroy al
inquisidor, quien a su vez lo remitió a Juan Ferrón, alcalde de las cárceles inquisitoriales.11
9
La típica herida de los piratas que eran recibidas durante las batallas. J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op.
cit., pp. 49-50.
10
Como se expuso previamente, el gobernador de la Provincia de Yucatán, Diego de Santillán, había enviado en
septiembre a la capital a Sanfroy, quien iba en calidad de prisionero de guerra para ser entregado al virrey Enríquez.
El galo fue escoltado por su amo Hernando de Polanco.
11
Gonzalo Báez menciona que Pierre Sanfroy tuvo el “triste privilegio” de ser el primer reo internado en la cárcel de
la Inquisición. G. Báez Camargo, op. cit., p. 57.
121
Ferrón revisó al recién llegado y no le encontró “cosas prohibidas”,12 solamente 9 reales que le
decomisaron para sus gastos durante su estancia en prisión, como ocurría con todos los detenidos
por el Santo Oficio. La diferencia de tiempo de petición y entrega de Sanfroy se debió a que el
virrey Enríquez mostró molestia13 al ver su autoridad disminuida por la institución recién
El expediente inquisitorial contra el marino cuenta con una carta de su autoría escrita en la
prisionero mostró arrepentimiento por haber jurado en el nombre de Dios, de la Virgen y de los
santos durante sus batallas en el campo francés, pero aclaró que luchó contra los hugonotes.
Asimismo confesó haber comido carne el viernes santo en las costas yucatecas a causa del
hambre y que al momento de zarpar de Francia iban en la nave algunos calvinistas, aunque los
marinos identificados como hugonotes15 habían sido reconciliados anteriormente gracias a una
bula papal proveniente de Roma y por ello Pierre Chuetot los había embarcado. La carta concluía
con la contrición de Sanfroy por haber convivido con sus compañeros luteranos y cometer varias
faltas.
El escrito resulta útil para conocer algunos pormenores del viaje realizado por Chuetot y
de los cargos posteriormente imputados tanto a Sanfroy como a sus compañeros, influyendo en el
interrogatorio ante Moya de Contreras. Cabe resaltar que la mayoría de estos franceses no
hablaban español, por lo que tuvieron que testificar a través de intérpretes. Sin embargo, en los
expedientes no aparece el nombre de algún traductor y es muy difícil saber quién pudo haber
12
Seguramente armas u obras impresas.
13
En ello coinciden autores como G. Báez Camargo, op. cit., p. 57, J. T. Medina, Historia del Tribunal… (México),
op. cit., p. 56 y J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 17.
14
La carta, al estar escrita en francés, fue traducida al castellano por el Dr. De la Fuente, médico de la Inquisición,
quien fuera requerido en ese momento para traducir la carta y por el librero Francisco de Balli. Ibíd., p. 160.
15
La Pombrea, Jean de Luayzel, Robert Hoscorno y Broutouneau.
122
cumplido con dicha función, aunque es probable que el librero Francisco Balli o el Doctor de la
Fuente, galeno del Santo Oficio, fungieran como tales pues, a raíz de su traducción de la carta de
Pierre Sanfroy declaró tener 27 años de edad y en su genealogía expuso que sus padres
fueron Charles Sanfroy (quien era caballero y residía en su hacienda de Saint-Vigor) y Thomase
de Hinot, ya fallecida. Sus abuelos paternos eran Louis Sanfroy y no supo el nombre de su abuela
paterna, pero creyó que se llamaba Jeanne de Rutmarro, ambos difuntos al igual que su abuelo
materno, Robert Hinot, y el nombre de su abuela materna no lo recordó. Sus tíos paternos fueron
Jean (fallecido) y Laurent Sanfroy (vecino de Saint-Vigor y prior). Aclaró no tener tíos maternos,
Iglesia católica, y que ningún miembro en su familia había sido juzgado previamente por el Santo
Oficio. Asimismo declaró ser católico, bautizado y confirmado en Saint-Vigor, a manos del cura
Pierre Berjan; haberse confesado y comulgado como lo mandaba la religión católica; haber
escuchado sermones, asistido a misa y cuando zarpó de Francia se confesó con el franciscano
Nicolas Cocrel en Grasten; la última navidad lo hizo en la cárcel civil con un fraile dominico
llamado Sebastián, y en la cuaresma no pudo hacerlo por estar preso en el Santo Oficio. Esta
información era muy importante en los juicios, pues de esta manera el juez podía tener una
noción de la limpieza de sangre del reo y de su familia, así como su ortodoxia, pues ello
Luego de rezar en latín y de manera correcta las oraciones de rigor, mencionó saber la
doctrina católica, salmos penitenciales y vísperas en francés. Negó ser luterano y argumentó que
en su pueblo no había gente de dicha religión, y que incluso había peleado contra ellos. Entre sus
datos biográficos, declaró haber nacido en Saint-Vigor, donde se crió en un hogar católico. De
joven fue a la guerra contra los reformados al servicio del capitán Forian durante nueve meses.
123
Luego de ser firmada la paz, volvió a pelear contra los anglicanos que habían sitiado el puerto
galo Le Havre, de ahí se dirigió a la abadía con su tío y posteriormente fue llamado a las armas
contra los calvinistas, esta vez a las órdenes del capitán Villers, con quien peleó por mucho
En las siguientes audiencias, Sanfroy declaró que el viernes santo, en Cozumel todos sus
compañeros comieron carne de cerdo y gallinas, a excepción de él, aunque después rectificó lo
anterior argumentando que sí había ingerido dichos alimentos a causa del hambre. La corrección
causa se complicara.
Asimismo expuso que, aunque no recordaba muchas cosas e incluso había “suplicado a
Dios lo ayudara a recordar”,16 escuchó a otros compañeros de viaje mencionar que el capitán y el
piloto bebían del cáliz robado en Hunucmá.; que uno de los fallecidos en Cozumel entró en el
templo de dicho poblado y fabricó cuatro bonetes con la casulla hurtada y ofreció uno a Sanfroy,
quien la rechazó. Añadió que siempre se apartaba de los calvinistas, y que en la cárcel de Mérida
no quería convivir con ellos. Después reconoció que durante el viaje cantaba salmos en latín con
los hugonotes.
Bonilla culpó a Sanfroy, al igual que en su momento a sus compañeros Siles, Cocrel y Cornu,
Alabar la secta de Lutero de manera abierta y pública, decir palabras injuriosas contra el
Papa y el rey Felipe II, comer carne los viernes y días de vigilia, rezar salmos de David,
robar ornamentos del templo de Hunucmá, hacer burla a la misa y sacramentos, profanar
templos y robar poblados en la Provincia de Yucatán.17
16
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 168.
17
G. Báez Camargo, op. cit., p. 57.
124
Pierre Sanfroy negó casi todos los cargos, excepto el de haber consumido cerdo y gallinas
en días de cuaresma, a causa del hambre y porque no había más alimento. Ratificó lo declarado
luteranos, en tanto que calificó a sus compañeros Mortier, Siles, Potier como “buenos
cristianos”. De esta manera, delató a dos compañeros supervivientes, lo cual mostraba cierta
cooperación ante el Santo Oficio, seguramente con el fin de lograr alguna consideración en su
castigo.
El día de la acusación le fue designado como curador y letrado al Dr. Vique, quien aceptó
la defensa del reo.18 Sanfroy se mostró optimista de que alguien pudiera defenderlo, lo cual
muestra la esperanza del extranjero de que su nuevo abogado pudiese auxiliarlo durante el
proceso, cosa que no llegó a ocurrir puesto que el funcionario, lejos de defenderlo, lo invitó a
declarar la verdad, por lo que el Dr. Vique cumplió su función burocrática: persuadir al reo a
confesar lo que supiera o se declarara culpable y pidiera misericordia. Consideraría que no podía
ayudar de otra manera, pues de hacerlo podría ser acusado de complicidad con su defendido.
otros personajes detenidos, así como una posible falta de aparatos de tortura, los cuales
los jueces consideraron preciso, para mostrar su autoridad al reo, aplicarle tormento in caput
propio y alienum. De los cuatro corsarios franceses enjuiciados entre 1572 y 1574, Sanfroy fue el
primero en sufrir la tortura. Por la mañana del 11 de diciembre de 1573, el inquisidor Moya de
audiencia, quien argumentó no recordar más de lo que sabía, por lo que le fue leída la sentencia
de tormento, a lo que el reo “llorando dijo: que él no se ha de levantar falso testimonio porque no
18
Fungió como abogado de Sanfroy, de Cocrel, Cornu y Siles durante sus juicios.
125
es luterano, sino buen cristiano, e que morirá por Dios, pues está en tierra ajena”.19 El llanto del
inculpado era una muestra de la presión psicológica que aplicaba la Inquisición durante eventos
como la tortura.
Tras ser amonestarlo fue conducido, a las 8:15 de la mañana, a la cámara de tormento,
seguido por el inquisidor, el ordinario o juez civil, el médico y el notario. Así, en presencia del
verdugo, se le ordenó que se desnudara, quedando solamente vestido con unos calzones o
Antes de ser ligado de los brazos, Pedro de los Ríos relató que el reo se arrodilló ante una
imagen y rezó en voz baja. Acto seguido se levantó, mencionó que ya había declarado la verdad y
lo que habían testificado en su contra era falso, lo cual repitió repetidamente a lo largo de la
sesión. Asimismo reiteró su catolicismo y gritaba en francés frases como “Jesús, Jesús, María,
¡ah! Señor Mon Dieu”.20 Además de negar nuevamente ser turco ni moro, aseguró que si él
hubiera sido el mayor luterano del mundo, lo habría revelado antes y durante el tormento lo
habría ratificado.
Otra frase que según parece repitió con cierta frecuencia fue: “cómo es posible que se use
con él tanta crueldad”, lo cual manifestaba su angustia y confusión, pues era muy difícil que lo
calificó de cruel. Al respecto el juez, al haber fungido dicho cargo previamente en España, ya
19
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses..., op. cit., p. 197 y 200.
20
El secretario mencionó que, ya tendido en el potro, al reo le dieron una vuelta de garrote a la espinilla derecha y el
galo solamente decía “¡Jesús, Jesús!” y suplicaba misericordia en francés, le pidieron que hablara claro, mencionó
que estaba llamando en su lengua materna, a Jesús. J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., pp. 203 y 207.
126
En cuanto la sesión se intensificó, el reo nuevamente declaró a favor de sus compañeros
Siles, Potier y Mortier, al reafirmar que ellos eran católicos, en tanto que Cocrel y Cornu según
señaló, eran luteranos, pues el primero tenía fama en el navío de serlo, pues según Sanfroy lo
quien había regresado a Francia, le había comentado que aquél era luterano porque eran
coterráneos. Incluso Pierre Sanfroy reconoció que al momento de zarpar del reino, toda la
tripulación sabía que iban a bordo personas profesantes de la nueva religión, lo cual desmintió la
versión manejada por los marinos supervivientes, quienes luego de asegurar que no había
hugonotes en la nave, hicieron alusión a los ausentes, lo que demuestra nuevamente acuerdos
Calvino, Sanfroy respondió no saber, pues solamente tenía el conocimiento de que era contraria
al catolicismo, probablemente debido a que las diferencias en la práctica de ambas religiones son
Recordó que la religión introducida en Francia era la establecida por Juan Calvino y las
guerras de religión buscaban “fortalecer y ensalzar la fe de Cristo”, mas no provocar el mal. Sus
compañeros Pierre Gohorel y Mairiac le comentaron que las bulas e indulgencias que otorgaba el
papa eran para tomar dinero y no para salvar almas, pues el pontífice era visto como un “pecador
vicioso” y un hombre como cualquiera, en tanto que San Pedro había sido un personaje sagrado
obras calvinistas, mismas que estaban escritas en lengua francesa para que fueran leídas por los
miembros de la tripulación que así lo desearan y explicó que entre los grumetes discutían por
cuestiones religiosas, riñas que duraron el tiempo que estuvieron navegando. También manifestó
127
que en el navío hacían prières o peticiones21 al modo luterano que, a pesar de no saber quién las
había redactado, recordó que estaban escritas en francés y reconoció saberlas de memoria.
Además sugirió que si le facilitaban papel y tinta, las escribiría, lo cual le fue negado, no obstante
Antes de finalizar el tormento, Sanfroy confesó, “yo he creído la secta de los luteranos”.
Moya de Contreras, pidió más información al respecto, respondiendo el reo que nunca había
creído en ella, sino solamente había rezado las prières. Asimismo manifestó que había sido
simpatizante del calvinismo durante dos meses, luego de zarpar de Francia y, a su juicio, los
argumentos presentados por los reformados le parecían interesantes e incluso reconoció haber
arrepintió de ello.
Se le recordó que al inicio de la sesión declaró que no había sido luterano y al finalizar la
audiencia mencionó que había condescendido y creído en ello, por lo que se contradecía. A ello
Sanfroy contestó que era verdadera su aprobación hacia los hugonotes, lo que muestra la simpatía
Durante dicha sesión, fue manifiesto el estado de confusión en el que se encontró Pierre
Sanfroy, como se aprecia en el acta levantada por Pedro de los Ríos, al mencionar que el reo “no
sabe qué diga sino que está Su Señoría enojado con él. Díjosele que no hay enojo.”22
La tortura finalizó a las 12:45 horas, cuatro horas después de iniciada la audiencia,
cuando Pierre Sanfroy fue mandado vestir y revisar sus heridas, de las cuales el secretario asentó
no ver lesiones, sino solamente algunas señales del cordel en las extremidades. Al día siguiente,
el inquisidor recibió la ratificación del preso, quien recordó que La Pombrea había sido fraile,
21
Para los calvinistas, las prières también era un punto fundamental, dado que Dios “quería dar su Gracia y su
Espíritu Santo únicamente a quienes se lo pidieran en ardientes y continuas oraciones”. P. Domingo y H. Vignaux,
op. cit., p. 43. (Traducción mía)
22
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 208.
128
pero desertó para pelear contra los católicos, en el campo de batalla, junto a su compañero de
Respecto a las torturas, Claude Fretière citó que: “el tormento es un medio peligroso para
llegar al conocimiento de la verdad; por eso los jueces no deben recurrir a él sin reflexionar”. 24
intervenciones del juez durante el interrogatorio y otros detalles como asegurarse que el reo fuera
desnudado, la distribución de las cuerdas en sus extremidades y sus amarres, cómo tirar de ellas
y qué decirle a cada momento. Todos los detalles debían ser anotados, sin excepción.25
Otro factor importante fue la desventaja en la que se encontraban los presos durante dicha
fase del juicio inquisitorial, pues además de no poder defenderse sabiendo que habían sido
acusados a través de testimonios falsos por parte de sus denunciantes, normalmente eran
sometidos a maltratos psicológicos para que confesaran, como mencionó un morisco juzgado en
la villa española Ciudad Real en 1483, “lo que ellos [los inquisidores] querían saber”, ser
humillados por los verdugos como ocurrió en la ciudad de México cuando Francisca de Carvajal,
presa en el Santo Oficio por judaísmo, mientras era llevada a la cámara de tormento, gritaba
12 de enero de 1574 se reunieron los doctores Pedro Moya de Contreras, inquisidor y recién
ordinario de Yucatán, Pedro Farfán, Lope de Miranda y Francisco de Sande, oidores de la Real
27
Audiencia de la ciudad de México, así como el canónigo Francisco Cervantes de Salazar,
23
Gaspard de Coligny, calvinista francés.
24
Citado por M. Foucault, op. cit., p. 50.
25
Toby Green, Inquisition. The reign of fear, Londres, Macmillan, 2007, p. 72. (Traducción mía)
26
Ibíd., pp. 69, 73 y 77. (Traducción mía)
27
Libro de votos…, op. cit., pp. 20-21.
129
quienes votaron para que el francés fuera reconciliado con confiscación de bienes, salir al Auto
de fe con el hábito penitencial, abjurar de vehementi, recibir 200 azotes por las calles de la ciudad
y que fuera enviado a las galeras en España como galeote, sin recibir sueldo durante seis años, lo
cual demostraba los intereses de la monarquía española para hacerse de los servicios de
Solamente Miranda votó para que Sanfroy recibiera la pena de muerte. No se sabe la
razón por la cual el funcionario emitió dicho dictamen, es probable que haya considerado al
francés hereje luterano, aunque a todos quedó claro que él mostró simpatía hacia el partido
hugonote y probablemente por ello dieron el castigo de remar por un sexenio aunque también es
probable que influyera su edad, pues muchas veces era factor determinante para saber el tiempo
que permanecería en el trabajo forzado, lo cual muy probablemente ocurrió con Sanfroy, De Siles
y Cocrel. Dicha condena a menudo se prolongó muchos años más de los que la sentencia
generalmente había dictado. En muchas ocasiones los galeotes remaban hasta su muerte.
febrero de 1574. Ese día Sanfroy salió al evento con un sambenito amarillo con la cruz de San
Andrés, que representaba el hábito de reconciliado, sin coroza y una vela de cera verde28 en la
mano. El escenario donde debía retractarse de sus faltas estaba compuesto por unos cadalsos de
madera, junto a la puerta del Perdón de la iglesia mayor. En el acto abjuró públicamente de sus
delitos y fue absuelto, siendo testigos las autoridades civiles, religiosas y personas que se
encontraban en el lugar.
la cintura hacia arriba, le fueron propinados los azotes por las calles de la ciudad, con voz de
28
El color verde, en la religión católica, simboliza la esperanza.
130
y otras personas que habían recibido sentencias similares.29 Por la tarde compareció ante el
inquisidor y mencionó que, respecto al secreto de cárcel, durante el tiempo que estuvo preso no
comunicó a nadie lo que había tratado durante las audiencias ni había hablado mal de la
hizo por miedo y por el deseo de que su juicio finalizara. Pocos días después fue remitido a las
Guillaume de Siles
Otro francés de la expedición de 1571 enjuiciado por el Santo Oficio fue Guillaume de
Siles, descrito por el inquisidor Moya de Contreras como un hombre “pequeño de cuerpo, blanco,
los ojos pequeños, poca barba y es rubia”.31 Su proceso comenzó con la denuncia de Pedro de la
Mazuca. Cabe destacar que las denuncias contra De Siles y sus compañeros contienen la misma
información, en ellas solamente cambia el nombre del involucrado, lo que nos lleva a pensar que
las autoridades inquisitoriales contaban con algunos formatos, para aquellos casos en que los reos
hubieran cometido las mismas faltas o hubieran participado en algún acontecimiento similar.
Luego de recibir la delación, el inquisidor ordenó al comisario de Yucatán que hiciera las
diligencias pertinentes para remitir al galo, quien era esclavo del escribano de Mérida, Feliciano
Bravo. La orden se llevó a cabo el 4 de enero del siguiente año cuando Juan de Montejo, alguacil
mayor de la villa, remitió al francés en uno de los aposentos del monasterio franciscano donde
fue encerrado y fuertemente asegurado. Ese mismo día Miranda acudió al domicilio de Bravo,
29
Este fue el caso de algunos ingleses de la expedición de John Hawkins, desembarcados en San Juan de Ulúa y
Pánuco en 1568, cuyos juicios inquisitoriales se realizaron al mismo tiempo que los de los franceses de la expedición
de Pierre Chuetot. Algunos de los británicos que recibieron como castigos azotes y galeras, fueron John Gray, John
Brown, John Moon, Thomas (William) Brown, James Collier, John Rieder y John Keyes. L. de Ita Rubio, op. cit., p.
170.
30
Hubo gente que estuvo al remo por más tiempo, como ocurrió con el grumete inglés Job Hortop, uno de los
desembarcados por John Hawkins en Pánuco en 1568. Hortop fue enviado a Sevilla donde fue juzgado y condenado
a servir en las galeras por una década. No remó por 10 años sino por 12. Posteriormente logró escapar de su castigo y
retornar a Inglaterra. L. de Ita Rubio, op. cit., p. 189.
31
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 50.
131
quien se encontraba en la provincia de Tabasco, por lo que el funcionario fue atendido por la
esposa del notario, María de Sarabe, quien comentó que el francés no contaba con bienes, pues
posibilidad de que el reo sí hubiera contado con pocos bienes y que su ama, por tratar de ayudar a
Guillaume de Siles fue trasladado al Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de México
escoltado por el arriero Esteban Martín, quien por seguridad lo llevó amarrado con unas argollas
de hierro. El 25 de marzo, sólo un día después del ingreso de Sanfroy a las celdas del Santo
Oficio, Guillaume de Siles también fue entregado al inquisidor para ser revisado y trasladado por
Un mes más tarde, el lunes 26 de abril de 1572 fue la primera audiencia sostenida entre
Moya de Contreras y De Siles (seis días después de la primera audiencia de Sanfroy), quien
expuso ser nativo de Honfleur y tener como edad 20 años. Declaró en su genealogía34 que sus
padres eran un campesino de nombre Gaspard de Siles y de Margueritte Norman, quien ya había
fallecido. Sus abuelos paternos fueron Michel de Siles, pescador de Honfleur y Marie Gardine,
ambos finados, al igual que su abuelo materno, Jean Norman, quien en vida había sido candelero.
Sobre su abuela materna mencionó que su abuelo nunca tuvo una mujer legítima. Su tío paterno
fue Pierre de Siles, en tanto que tíos maternos no tuvo. Su hermano se llamaba Alonse y declaró
32
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 77 v.
33
En este tipo de celdas el reo quedaba completamente incomunicado. P. Sosa Llanos, op. cit., p. 59. Solange
Alberro apunta que, al momento de fundarse el Santo Oficio, las cárceles se localizaban en la parte baja del edificio
inquisitorial y las celdas eran bastante húmedas, debido a sus muros de adobe. Éste y su suelo terroso eran tocados
por aguas del aún existente y no totalmente desecado, lago de Texcoco. Las paredes no ofrecían mayor resistencia a
herramientas puntiagudas que eran utilizadas por los presos para comunicarse unos con otros. S. Alberro, Inquisición
y sociedad…, op. cit., p. 223.
34
Para integrar los expedientes lo mejor posible y en busca de pruebas sobre “limpieza de sangre”, la Inquisición
pedía información al reo respecto a su árbol genealógico, donde anotaba nombres y datos de padres, abuelos y tíos
paternos, maternos, hermanos, cónyuge e hijos. Se anexaba si estaban vivos o muertos, sus lugares de residencia y
oficios. J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 163.
132
Siles aseguró ser católico bautizado, confirmado en Honfleur, haberse confesado y
comulgado en Campeche con el padre Quijada.35 Recitó las oraciones de rigor en lengua latina,
aunque no supo bien la salve Regina,36 lo cual pudo hacer que sospecharan de su ortodoxia.
Eleonora Poggio comenta que instruirse las oraciones a la usanza católica era complicado.
Algunos extranjeros las aprendieron luego de comprar libros de oraciones u otros que se vendían
levantar sospechas. Algunos que adquirieron tales textos fueron Rodrigo Harbert, Jorge de Brujas
Como datos biográficos, De Siles mencionó haber nacido y crecido en casa de sus padres
hasta que se embarcó en la nave de la expedición de Pierre Chuetot. Señaló que en Mérida,
después de ser procesados por las autoridades civiles de la villa, la justicia “ahorco a quatro de
ellos que estaban muy heridos aunque todos heran buenos christianos”.37 En esta parte de la
declaración, encontramos una contradicción relativa, pues cuando expusimos los juicios llevados
a cabo a los diez supervivientes en la capital de la Provincia de Yucatán, de los cuatro ahorcados,
al menos el piloto aceptó ser luterano, por lo que al decir eso, seguramente De Siles encubría a
sus compañeros, con quienes acordó, en caso necesario, culpar a los ausentes y proteger a los
supervivientes.
Se le amonestó en tres ocasiones para que declarase lo que sabía y recordaba.38 Las
moniciones eran formuladas de un modo sutil, seguramente para inspirar confianza al preso y que
éste hablara rápidamente, pero el detenido usualmente se sentía asediado. En su caso, el galo
35
Probablemente Antonio Quijada.
36
Eleonora Poggio apunta que oraciones como el avemaría y la salve Regina no existen en las iglesias reformadas. E.
Poggio, art. cit., p. 39. (Traducción mía)
37
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 183.
38
Usualmente se amonestaba a los acusados en tres audiencias distintas para que confesaran lo que sabían. P. Sosa
Llanos, op. cit., p. 59.
133
preso: “tenga silençio y no se comunique con otros so pena de çien açotes”,39 lo cual prometió
cumplir De Siles.
Para el 16 de julio, casi cuatro meses después de haber llegado a las cárceles, el fiscal
Bonilla acusó al prisionero por los mismos cargos que a sus compañeros. Por su parte, el acusado
negó casi todos los cargos, aunque reconoció haber comido carne de cerdo y gallinas sin guardar
la vigilia40 porque tenía mucha hambre y no había más alimento para consumir. También declaró
que iban a bordo cuatro hugonotes de los cuales fallecieron dos en Cozumel y otros dos
escaparon a Francia, siendo ellos los que robaron el templo de Hunucmá y a quienes calificó de
“malos cristianos”.
Durante una de las audiencias, ocurrida el 21 de octubre de 1572, a siete meses de haber
llegado a las cárceles y tres meses después de la acusación, al cuestionarle si tenía algo que
declarar, el joven respondió que “no tiene que dezir sino que le libre dios de aqui”. Esta respuesta
es interesante, porque denotaba ya la angustia del preso, y su temor por permanecer en esas
El juicio continuó con la publicación de testigos, lo cual era la lectura de los testimonios
en su contra, debiendo responder Siles, como hicieran Sanfroy, Cornu y Cocrel en su momento, a
las declaraciones hechas por iberos, mayas, portugueses y sus propios compañeros, “callados los
nombres y cognombres de los testigos y las demas çircunstançias necesarias para que no puedan
venir en conocimiento dellas”.41 La frase anterior era formulada para que el reo evitara
represalias contra los testigos e ignorara quién había declarado en su contra, aunque en ocasiones
39
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 183 v.
40
Esto último es de esperarse al tratarse de un grupo de marinos que llegó a la Nueva España después de un viaje que
duró once meses, debido a las escalas que hicieron los expedicionarios, cuyo viaje se realizó entre mayo de 1570 y
abril de 1571, cuando tocaron por primera vez las costas yucatecas. H. Ruiz Martínez, op. cit., pp. 116 y 123.
41
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, fs. 198 y 199.
134
como sus compañeros de viaje. Con ello cabía la posibilidad de que el sospechoso cambiara la
Guillaume de Siles negó la mayoría de los cargos que le fueron leídos, aunque reconoció
que el capitán Pierre Chuetot subió un caballo al navío e incluso llevaba puesta la casulla robada
de haberlo visto hacer burla a los ornamentos, lo cual contradice parcialmente con lo previamente
declarado.
Como a juicio de las autoridades Siles encubría información, fue atormentado in caput
propio y alienum42 el 15 de diciembre de 1573, cuatro días después de que Pierre Sanfroy hubiera
sido torturado. A lo largo del tormento el francés mostró llanto durante la ejecución de los
castigos corporales como cordeles, potro y garrote en las extremidades y el agua en su cara, pero
en todo momento aseguró ser católico e inocente de los delitos por los cuales le acusaron,
mencionando: “señor yo tengo dicha la verdad y no me e de levantar falso testimonio” o “dios sea
conmigo que no e hecho nada yo no si mas yo e de morir que no se nada e pobre cuerpo que
verdad; e inclusive decía: “pregunto que qué quieren que diga dixosele que la verdad, dixo señor
yo ya la tengo dicha”.43 Seguramente el francés confesó lo que sabía, pero no declaró lo que el
Terminada la tortura a las once de la mañana, De Siles fue enviado con el médico para
que le curara las marcas de los cordeles que le quedaron después de la sesión, las cuales fueron
42
Los votos fueron tomados el 21 de octubre. Los jueces decidieron por unanimidad que Siles fuera torturado y que,
luego de dicha audiencia, se volviera a estudiar la causa para tomar una resolución final. Libro de votos…, op. cit., p.
3.
43
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, fs. 244v y 246.
44
Alicia Mayer apunta que las autoridades inquisitoriales no toleraban el ingreso de ideas heterodoxas a
Iberoamérica ni permitían que los luteranos influyeran en los virreinatos iberoamericanos. A. Mayer, op. cit., pp.
159-160.
135
varias y en algunas había señales de sangre, según asentó el secretario Pedro de los Ríos. Este
procesado fue el tercero, del grupo francés, en sufrir la tortura. El primero fue Sanfroy y el
inquisidores Moya y Bonilla,45 junto a calificadores y consultores del Santo Oficio, votando por
unanimidad que De Siles saliera al Auto de fe con una vela de cera en la mano, sambenito de
reconciliado y en el tablado abjurara de vehementi, recibiera 200 azotes por las calles y fuera
México, donde se retractó de sus delitos siendo testigos autoridades civiles, religiosas y los
secreto de cárcel y respondió que durante su estancia no declaró contra el Tribunal ni intercambió
información con otros reos. Se le pidió guardar dicho secreto y lo prometió. Estas peticiones de
no divulgar datos tan delicados fueron muy reiteradas por la Inquisición, para evitar difundir
información que pudiera inquietar a la población acerca del modo de operar de la institución.
La ejecución de azotes fue aplicada al día siguiente del Auto y el juicio contra este marino
concluyó a mediados de marzo cuando Guillaume de Siles, junto a sus compañeros Pierre
posteriormente remitidos a las galeras de Felipe II para cumplir con la última parte de la
sentencia.
45
Bonilla, el antiguo fiscal del Santo Oficio fue ascendido a inquisidor junto a Moya de Contreras, ocupando el
cargo de fiscal el Licenciado Alonso Granero Ávalos. S. Alberro, Inquisición y sociedad…, op. cit., p. 83.
136
Guillaume Cocrel
Archivo General de la Nación pero, gracias a algunas copias de sus declaraciones existentes en
cual duró alrededor de dos años, como ocurrió con sus compañeros Sanfroy, De Siles y Cornu.
Fécamp donde se crió con sus padres hasta que zarpó en la expedición de Pierre Chuetot. Tenía
19 años cuando fue procesado, siendo físicamente, según se informó al obispo de Honduras de
“buena disposición, blanco de rostro y sin barbas; tiene el cabello rubio y también las cejas, tiene
Durante las audiencias, Cocrel culpó a cuatro compañeros ausentes, los mismos que
fueron señalados por el resto de los galos supervivientes porque “entraron en una iglesia de un
pueblo donde había ido por de comer, y aquellos cuatro que eran bellacos luteranos, hurtaron el
preguntarnos quién empleó ese término, si el reo en su afán por reafirmar su acusación hacia los
cuatro marinos, buscando escudarse en esa frase para no verse involucrado en la herejía luterana
Aunque algunas de las preguntas formuladas, al igual que en los casos de Sanfroy y Siles
giraban en torno a conocer la situación política francesa del momento (por ejemplo, saber quién
posible heterodoxia. Así, cuando le preguntaron si al momento de tomar alguna nave en su poder,
46
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., pp. 50 y 148.
137
los franceses persuadían a la tripulación a inclinarse por la nueva religión, el inquisidor mostró
A pesar de que el preso negó todo lo que se le imputó, es interesante observar ciertos
detalles asentados por Pedro de los Ríos, quien en más de una ocasión manifestó que el reo
sonreía o reía al momento de responder a algunas preguntas. Esto pudo haberse debido a cierto
nerviosismo ante la presencia del inquisidor pues la risa puede denotar tensión nerviosa en
embarque de obras luteranas. Sobre ello, Cocrel reconoció haber visto a algunos compañeros leer
libros, pero no les escuchó decir nada al respecto. También explicó que, a pesar de saber leer y
Mencionó que durante el trayecto del viaje leía uno de los libros en voz baja junto con
otros marinos, sin ser escuchados, entre dos y tres veces al día. Este tipo de información detallada
demuestra cierto tipo de espionaje por parte del Santo Oficio para conocer más la religión
Además de negar todas las declaraciones hechas por los testigos en la publicación, en la
mayoría de las audiencias, al preguntarle si recordaba algo más, Cocrel respondía que no y
reiteraba haber dicho la verdad. En esto hay una gran coincidencia con el resto de sus
compañeros, quienes aunque probablemente sí recordaban otros hechos que pudieron declarar,
prefirieron callar por temor a cometer algún error que comprometiera su proceso o les llevara a
Debido a que los jueces pretextaron que el prisionero caía en muchas contradicciones,
decidieron atormentarlo para que confesara y delatara a posibles cómplices; por lo que la mañana
parte del mismo, negando todas las acusaciones, pero cerca de finalizar la sesión “fue confesando
138
de si aver sido luterano”47 (pues al final todos confesaban aunque no fuera verdad, lo cual era
para que les aligeraran el tormento) y profesar dicha religión por año y medio. Guillaume Cocrel
Responsabilizó a los ausentes de haber fabricado las prendas de vestir con lo robado en
Hunucmá y que nadie fue sancionado por robar el templo de dicho poblado “e que que culpa
tiene este desto pues no hera capitan ni manda dar en el navio sino un pobre muchacho”. Con esta
frase Cocrel se declaró inocente de lo ocurrido y como víctima del pillaje cometido por sus
compañeros. Asimismo recordó haber visto beber del cáliz al capitán, piloto y marinos ausentes.
De sus compañeros presos en la cárcel del Santo Oficio, dijo “juro a dios y a santa maria que no
Durante el tormento, asentó Pedro de los Ríos que el reo “no puede dezir nada si no le
afloxan y llorava y se quexava”.48 Esto manifiesta nuevamente el temor que esta parte del
proceso inquisitorial infundía en los reos. Al concluir la sesión de tormento, el reo declaró haber
como del reo, todo eso sobre el término con que se definía al grupo luterano francés, puesto que
47
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 160 v.
48
Ibíd., f. 161.
49
Declaró que los hugonotes no tenían misa, cáliz y ornamentos. Solamente predicaban en algunos domicilios
particulares y no se confesaban con sacerdotes. Sus oraciones se reducían al credo, padrenuestro y avemaría, las
cuales eran recitadas en francés. También recordó que en su reino había gente católica. Proceso contra Guillermo de
Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 162 v.
139
en España y sus territorios, a todos los extranjeros no peninsulares y no católicos se les llamaba
La causa contra Guillaume Cocrel finalizó cuando los jueces del Santo Oficio lo
Sus bienes50 fueron confiscados y salió en el Auto de fe del 28 de febrero de 1574 en presencia de
una multitud congregada, con sambenito de penitente, la cabeza descubierta y una vela de cera
verde. Posteriormente abjuró de vehementi,51 al día siguiente le fueron dados los 200 azotes y
días después fue enviado a las galeras para remar durante diez años. Al igual que en el caso de
Sanfroy, posiblemente los años que le enviaron a galeras dependió de su edad, pues de los seis
juzgados, él era el más joven y tenía más posibilidades de servir por mayor tiempo en el trabajo
forzado.
No sabemos más de él. Es probable que haya pasado el resto de su vida en galeras, pues a
pesar de ser muy joven en la fecha de su castigo, la vida de un remero era tan difícil, que muchas
Acerca del trabajo como esclavo en estas embarcaciones, es importante dar a conocer un
breve panorama sobre la vida de estos personajes, puesto que los remeros padecieron en las
galeras de Felipe II52 condiciones de vida terribles, que constituían una verdadera sentencia de
muerte.
La higiene era pésima, puesto que los galeotes vivían a la intemperie padeciendo frío o
calor, vistiendo harapos y conviviendo con la humedad. Además comían, dormían y hacían sus
necesidades en el banco donde remaban; su escudilla era utilizada para alimentarse y como
orinal. Tales condiciones de vida conllevaban enfermedades como trastornos digestivos, tétanos,
infecciones, escorbuto y tuberculosis, siendo este último mal, el que ocasionaba un mayor
50
Seguramente no contaba con muchos, debido a su calidad de esclavo antes de ser detenido por la Inquisición.
51
Solamente Lope de Miranda votó porque Cocrel fuera ejecutado. Libro de votos…, op. cit., p. 21.
52
Se dice que el monarca siempre necesitaba galeotes.
140
número de decesos. Asimismo, varios condenados padecían hernias a consecuencia de las
lesiones causadas por el esfuerzo que hacían para remar. Tampoco eran raros los casos de cojos y
mancos, resultado de las heridas obtenidas durante batallas donde eran obligados a participar o
bien, por accidentes ocurridos durante los viajes.53 La mayoría de las naves reales contaban con
Su alimentación se basaba en galletas duras (panes de harina o trigo integral que tenían
forma pequeña) y agua. Dicho alimento se acompañaba una vez al día con una ración de habas,
frijoles o lentejas cocidas en aceite. Por la noche cenaban una especie de sopa llamada
mazamorra, elaborada con la galleta que se encontraba en peor estado y aderezada con vinagre.
Algunas veces los galeotes cazaban ratas y las devoraban crudas para complementar su
alimentación.54
no contaban con quien velara por sus intereses y varios de ellos padecieron sin recobrar su
libertad e incluso perdieron la cuenta del tiempo que permanecieron remando, por lo que en
algunos casos duraron en las galeras más tiempo del determinado. Para ello, basta recordar el
ejemplo del marino inglés Job Hortop, quien luego de cumplir su condena por más tiempo del
El vestido para todo el año, dos camisas, dos pares de calzones de tela burda, un saco de
paño encarnado ordinario, tan pronto puesto como quitado, y un gabán de pelo con una
capucha de fraile; nuestro alojamiento eran las tablas desnudas de los bancos de las
53
Aunque la pena de galeras fue introducida en España durante el reinado de Felipe de Aragón, la primera
disposición para los servicios forzosos fue aplicada por Carlos I el 31 de enero de 1530. Cada juez consideraba el
tiempo que debían remar los condenados, dependiendo el delito. José Luis Hernández Garvi, “Galeotes. Los
desdichados del mar”, en, Historia de Iberia Vieja, No. 40, Madrid, Ministerio de Cultura, América Vieja, 2008, pp.
47-48.
54
Ibíd., p. 48.
141
galeras; cada mes nos rapaban las barbas y el cabello: hambre, sed, frío y azotes nunca
nos faltaron hasta que cumplimos nuestras respectivas condenas.55
Martin Cornu
Otro superviviente de la expedición de Pierre Chuetot que fue juzgado fue el cirujano y
barbero Martin Cornu, descrito por Moya de Contreras como: “pequeño de cuerpo, un poco
blanco de rostro; tiene pocas barbas, algo rubias y lampiño de los lados; tiene una señal pequeña
A pesar de que su causa tampoco se encuentra entre los documentos del Archivo General
de la Nación, es posible conocer algunos datos de su juicio, pues es similar al de sus compañeros
Sanfroy, Cocrel y De Siles. Sin embargo, cabe reflexionar por qué precisamente, de los dos
franceses más sospechosos de herejía, sus expedientes son los faltantes en el archivo.
compañeros, es que era oriundo de Rouen, tenía 25 años y dejó su casa para pelear contra los
católicos durante las guerras de religión en Francia. Al terminar una de ellas, fue reconciliado al
catolicismo gracias a una bula papal que llegó de Roma. Posteriormente se embarcó en la nave de
Pierre Chuetot, viajando al Caribe y desembarcando en costas yucatecas donde fue hecho
prisionero y, después de ser enjuiciado, recibió como sentencia trabajar como esclavo en casa de
Gómez del Castrillo durante cinco meses y luego por dos meses y medio en la vivienda del
gobernador Diego de Santillán hasta que fue requerido por el Santo Oficio. Cornu salió de
Mérida rumbo a la ciudad de México junto a Cocrel un día después de haber sido enviado
Sanfroy a la capital del virreinato, lo que significa que la diferencia de tiempo de envío de los
55
J. García Icazbalceta, op. cit., p. 171.
56
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 50.
142
Durante la primera audiencia sostenida con el inquisidor, el 12 de junio de 1572, Martin
Cornu declaró lo que sabía del viaje efectuado por Chuetot y algunos ataques realizados por la
negó todos los cargos en su contra y se mostró reacio a contestar, posiblemente por temor a la
institución. Las escasas declaraciones del marino ocasionaron que los jueces sospecharan que
de la primera audiencia (seguramente debido a que durante ese tiempo se desarrollaron los juicios
contra los ingleses de la flota de Hawkins) Pedro de los Ríos asentó que el acusado “en la camara
Cocrel de hereje luterano,58 pues escuchó que su compañero comentaba que su familia era
calvinista desde hacía diez años. Igualmente mencionó que en Fécamp, de donde era oriundo su
compañero, se perseguía a los católicos, en especial a los frailes dominicos. En esta parte las
autoridades del Santo Oficio mostraron interés por conocer lo que ocurría en Francia, reino
información a la metrópoli, lo cual muestra que el tormento también servía como espionaje.
Cornu confesó, “que avia sido lutherano estando capturado en poder de los ingleses espaçio de
nueve meses y bivio en aquella ley el dicho tiempo aunque nunca creyo en ella de su coraçon y
porque sabia que hera malo”. Más adelante reconoció que había luchado en Francia contra los
católicos e inclusive, “en su mesma casa este se peleava con pierres corniol [sic] su hermano
57
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, f. 175.
58
Acerca de Sanfroy y De Siles, aseguró que eran católicos. De Potier mencionó que era reformado porque peleó
contra los católicos, dejando a su esposa e hijos. Después fue absuelto por la bula que llegó de Roma.
59
En algunas ocasiones la toca era colocada en la boca del reo, deslizándola hasta su garganta. P. Sosa Llanos, op.
cit., p. 65. Es probable que este tipo de acomodo del lienzo se haya aplicado a Cornu.
143
defendiendo este la opinion de la nueva religion porque este hera della y el dicho su hermano
hera catholico”.60
Reveló que después de ser absuelto por la bula papal de Roma, sólo fue de palabra porque
Chuetot fue influenciado por algunos marinos y regresó al luteranismo, mas se había arrepentido
de ello y buscaba nuevamente ser readmitido al catolicismo. Este argumento debió ocasionar que
Declaró contra Cocrel quien era su nuevo compañero de celda.61 Cornu argumentó que su
compañero era una mala persona porque lo persuadió a no confesar y permanecer fiel al
calvinismo, lo cual ocurrió cuando Cornu le expuso su temor a ser enviado a las galeras o le
dieran tormento por ocultar información, por lo cual pensaba pedir audiencia y declarar lo que
sabía.
Por otra parte, habló sobre la presencia de libros luteranos en el navío, donde eran leídos
en voz alta en la mañana y tarde por los marinos que sabían leer. Incluso mencionó que éstos
habían sido obtenidos en La Rochelle que en ese tiempo era una fuerte plaza hugonote. Esta
información debió interesar a Moya de Contreras, pues buscó conocer un poco más sobre el
contenido y el paradero de dichas obras con el fin de evitar su propagación entre los
novohispanos.
Cornu también hizo mención de riñas sostenidas entre los marinos profesantes de los
llegando a las armas (empleando para ello picas, arcabuces y espadas), dejando como saldo a
60
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, fs. 176 y 176 v. Comentó que sus padres
eran católicos.
61
Lo cual resulta extraño dado que el Santo Oficio prohibía que los reos que tenían cómplices de los delitos
cometidos, compartieran la misma celda, puesto que podían intercambiar información y solidarizarse.
144
varios marinos heridos. Asimismo declaró “que se llamaban unos a otros hugonotes vellacos
ladrones y papistas”. Cuando se le preguntó por los líderes calvinistas, señaló a Cocrel y los
marinos ausentes, en tanto que uno de los cabecillas del grupo católico era Pierre Sanfroy. En
esta parte, es posible determinar que Cornu encubrió a sus compañeros supervivientes, salvo a
Cocrel, y culpó a los que ya no estaban presentes, por lo cual no dejamos de preguntarnos por qué
delató a su compañero si aquél lo protegió durante sus declaraciones. Seguramente fue por no
Le quemasen o hechasen a galeras porque diziendo este al dicho guillermo cocrel que
queria subir en la audiençia a confesar la verdad le dixo que no lo hiziese como tiene
declarado diziendo que lo hecharian a galeras porque el señor inquisidor le avia dicho a el
que estava bueno y gordo y tenia buen braço para el offiçio.62
En realidad, ante el tormento decidió acusar a Cocrel quien como él tenía antecedentes
William Cornelius, le dijeron que si confesaba salvaría su vida, cosa que en ninguno de los dos
casos ocurrió. Finalizada la tortura, reiteró haber confesado la verdad, aunque se contradijo
durante el interrogatorio, argumentando que se negó al principio a declarar debido al temor que
tenía y, que a causa del miedo infundido por su compañero, no había confesado antes.
El tormento padecido por Cornu fue, al igual que la gran mayoría de las torturas,
tendencioso porque, a pesar de que el preso solicitó en diversas ocasiones que le leyeran sus
confesiones y las de los testigos, Moya de Contreras no accedió en ello, probablemente recelando
que el inculpado confesara algo falso o armara su defensa de otra manera y cambiara la
información, aunque durante dicha sesión, como sucedía generalmente, Cornu no tuvo tiempo
62
Proceso contra Guillermo de Siles, AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, fs. 178 v y 178.
145
para pensar en su defensa, no recordó lo que sabía y su estado de confusión, al igual que como
bastó para ser absuelto, pues los jueces dictaminaron el 12 de enero de 1574:
Todos conformes fueron de parecer y voto que el dicho Martin Cornu sea declarado por
hereje luterano, impenitente relapso, y como tal sea relajado en forma a la Justicia y
Brazo Seglar, con confiscación de bienes.63
en la cual debía ser ahorcado y quemado por el brazo seglar. Es probable que recibiera dicho
castigo porque el Tribunal tenía que aplicar castigos para mantener el control entre la población,
tomando como ejemplo a un marino del grupo de Chuetot y uno de Hawkins. Así, Martin Cornu
fue el único condenado a la pena de muerte por hereje luterano y salió en el primer Auto de fe de
alusivas a dragones, diablos y llamas entre las que ardía el retrato del reo.
Luego de la lectura de su sentencia, fue escoltado junto a George Ribley, marino inglés de
la expedición de John Hawkins, hasta el lugar donde serían ejecutados, es decir, el Quemadero de
San Hipólito, (ubicado en el antiguo tianguis del mismo nombre, al sur de la calzada de Tacuba,
entre la Alameda y el antiguo templo de San Diego). Dicho lugar era, según una descripción de
Lucas Alamán:
Un espacio cuadrado con pared y terraplenado, para fijar en él los palos a que se ataban a
los ajusticiados y rodeados de leña. Las cenizas se echaban en la acequia…que estaba
detrás de San Diego.64
63
A pesar que Cornu se mostró arrepentido, los jueces lo consideraron impenitente. Libro de votos…, op. cit., p. 22.
Quienes votaron para sentenciar a Cornu fueron Pedro Moya de Contreras, Esteban de Portillo, Pedro Farfán, Lope
de Miranda, Francisco de Sande y Cervantes de Salazar. No votó el inquisidor Bonilla por haber sido fiscal en el
juicio. Las cursivas son nuestras. Mayer apunta que las autoridades inquisitoriales, al representar los intereses
eclesiásticos, buscaron estigmatizar lo que consideraron herejía, porque gran parte de los procesos fueron
tendenciosos, pues algunas declaraciones que se manejan por parte de los funcionarios (inquisidores, fiscales o
secretarios) no dan muestra de juicios objetivos. A. Mayer, op. cit., p. 159.
146
Acerca de la muerte de Cornu, Báez Camargo menciona que:
detalles del auto y los últimos momentos del francés gracias al proceso de Ribley, mismo que
Se saco al dicho Jorge Rible [sic] yngles del dicho tablado y se subio en una bestia de
albarda y por boz de françisco galvez pregonero publico desta dicha çiudad y altas bozes
manifestando su delito por antonio delgadillo alcalde mayor desta dicha çiudad fuese
llevar por la calle de señor san françisco desta dicha çiudad hasta el tianguez de señor san
ypolito y alli fue apeado de la dicha bestia y atado de pies y manos a un palo a manera de
estaca y con un cordel delgadete fue dado garrote por el pececueço hasta que naturalmente
murio y estando difunto se le puso fuego con cantidad del leña en medio del qual fue
quemado el cuerpo del dicho Jorge Rible [sic] yngles en tal manera que fuesse çeniza y
polbos estando presentes muchas gentes.66
Los juicios contra Sanfroy, Siles, Cocrel y Cornu se realizaron al mismo tiempo pues,
gracias a algunas fechas registradas en sus expedientes podemos apreciar que sus interrogatorios,
ya fuera de días, semanas o meses, considerando que durante ese periodo estaban siendo
procesados los marinos ingleses de John Hawkins, en el contexto novohispano, en tanto que la
situación política en Europa era diferente, pues para el caso de España, a raíz del arribo británico
a San Juan de Ulúa en 1568, sus relaciones diplomáticas con Inglaterra se habían tensado,
contrabando al Nuevo Mundo y con ello el ascenso de Inglaterra como un importante imperio.
64
Citado por Manuel Ramírez Aparicio, Los conventos suprimidos en México. estudios biográficos, históricos y
arqueológicos, México, Innovación, 1979, p. 50.
65
G. Báez Camargo, op. cit., p. 53.
66
Proceso contra Jorge Ribli, AGN, Inquisición, vol. 54, exp. 5, f. 218.
147
Por su parte Francia, si bien mantenía relaciones cordiales con Roma y España, se encontraba
Noche de San Bartolomé, ocurrida el 24 de agosto de 1572, suceso en el que fueron masacrados
importantes contingentes de hugonotes por órdenes de la Corona francesa, hecho que debilitó al
asilo.
Jacques Mortier
Esta causa es la más breve de las seis estudiadas, debido al fallecimiento del reo durante
donde acusaba a Mortier por los robos en las costas yucatecas y porque “tuvo dixo y creio y alabo
la seta de martin lutero y sus sequaçes profanando las iglesias y robando la plata y ornamentos
dellas”. 67
para remitir al francés, quien en ese tiempo era esclavo de Juan de Montejo, pero no fue sino
hasta el 4 de febrero del año siguiente cuando Jacques Mortier fue entregado a dicho funcionario
y trasladado a las casas del obispo de Yucatán, donde permaneció en una alcoba, encadenado de
los pies y encerrado con llave en tanto le confiscaban sus bienes, consistentes en unos zaragüelles
que en la cárcel de la villa se encontraban presos dos franceses 68 escoltados por el español
67
Proceso contra Jacques Mortier, AGN, Inquisición, vol. 49, exp. 9, f. 224.
68
Jacques Mortier y Guillaume Potier. Ambos fueron remitidos a la capital del virreinato meses después, cuando sus
cuatro compañeros restantes ya habían pisado los calabozos del Tribunal. Es probable que sus amos procuraran
protegerlos de alguna manera, evitando que pasaran mucho tiempo presos por la Inquisición.
148
México. Además solicitaba al inquisidor se tuviera mayor vigilancia para el traslado de los
Jacques Mortier, quien fue descrito por Moya de Contreras en su carta al obispo de
Honduras, como un hombre “de mediana estatura, verdinegro, la barba, cejas y pestañas todo
negro”69 fue entregado por el arriero Pedro Rodríguez al inquisidor, el 21 de agosto, cinco meses
después de que el inquisidor recibiera a Sanfroy. De ahí se remitió al carcelero Juan Ferrón, quien
lo registró y no le encontró armas o libros prohibidos. El juez recibió del emisario los bienes
confiscados a Mortier en Mérida, los cuales eran pocos y de escaso valor, lo que afectaba la
economía del Santo Oficio, pues al incautar tan pocos artículos a los presos era difícil la
manutención de éstos, pues en caso de no contar con bienes, la Inquisición debía cubrir las
galeno del Tribunal, quien informó a Pedro Moya que Jacques Mortier se encontraba enfermo “de
calenturas” y su vida corría peligro, por lo que sugirió fuera sacado de la cárcel y trasladado al
hospital de Nuestra Señora de la Concepción (actualmente Hospital de Jesús, ubicado entre las
condescendió y mandó llamar a un enfermero del nosocomio, Francisco Ponce, para que
trasladara al paciente. En los registros que se tomaron sobre el francés al momento de su entrega
al Santo Oficio, no hay mención de enfermedad alguna, por lo cual pudo haber perdido la salud
en la cárcel debido a las condiciones insalubres de las celdas,70 aunque también es posible que
haya llegado ya enfermo de paludismo o de alguna otra enfermedad adquirida en las costas
69
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 50.
70
Las cárceles contaban con diversas celdas. Algunas de ellas eran oscuras y húmedas y se encontraban
relativamente expuestas a la lluvia, permitiendo la reproducción de toda clase de parásitos y bacterias; otras recibían
el aire y la luz del sol, por dar a la calle. Los ministros encarcelaban en el primer tipo de calabozo a los reos rebeldes,
en tanto que a los que cooperaban los instalaban en las menos inconfortables. S. Alberro, Inquisición y sociedad…,
op. cit., p. 224.
149
novohispanas, dado que se le describió como un hombre “verdinegro”, lo cual podría referirse a
médico De la Fuente informó a Moya de Contreras que había visitado a Mortier en el hospital y
su salud había empeorado, por lo que el inquisidor y el secretario Pedro de los Ríos acudieron al
recinto donde se encontraba Mortier en una cama. Ahí se le levantó juramento, explicó ser
originario de Rouen, tener 28 años y mencionó en su genealogía ser hijo de Étienne y Marie
Mortier, mercaderes de Rouen, a sus abuelos paternos y maternos no los conoció ni supo sus
nombres, no tuvo tíos paternos y los maternos se llamaron Guillaume, que era capellán de tres
iglesias, así como Robert y Jean Mutalan, comerciantes. Sus hermanos eran Jean y Marie e
raza”, lo cual significaba, en ese momento, no ser moro o turco. Asimismo aseguró ser bautizado,
confirmado, confesado y comulgado en Francia, aunque dejó de hacerlo durante dos años hasta el
momento en que fue internado en el hospital. Después recitó de manera correcta las oraciones de
rigor.
Declaró haberse criado en casa de sus padres, de donde salía a algunos pueblos cercanos a
ganarse la vida, lo cual muestra la vida que llevaba un muchacho francés promedio en su reino,
en especial a partir de la primera guerra de religión, que inició en 1562. Aseveró ser iletrado y no
tener estudios y que después de probar suerte en distintos pueblos se embarcó con Pierre Chuetot.
Al preguntarle si sabía por qué había sido apresado, además de pedir misericordia por él y
sus compañeros supervivientes, respondió que había sido por los atracos cometidos en la
península de Yucatán, lo cual muestra que Mortier tenía muy claro que el delito que habían
cometido era el de piratería, mas no tenía idea de que los acusaban de luteranismo. Además
150
aprovechó para acusar a los compañeros ausentes, lo cual vuelve a demostrar solidaridad que
A raíz de la respuesta anterior, le fue comentado que había sido detenido porque era
sospechoso de haber cometido actos contra la religión católica, por lo que se le amonestó a
declarar la verdad de lo que supiera. Después le sugirió el inquisidor que si cooperaba con sus
declaraciones su proceso sería breve y recibiría un castigo menos severo, lo cual demuestra un
modo que usó el Tribunal del Santo Oficio en México en el caso de los extranjeros acusados de
herejía para obtener la información deseada, persuadiendo al reo para manifestar lo que sabía,
advirtiendo lo que ocurriría en caso de no declarar. Dicha estrategia mostraba al principio cierta
condescendencia por parte de los inquisidores al brindar la confianza para que el declarante
revelara lo que sabía. En el caso particular de Mortier, al haber rendido su declaración en la cama
del hospital y no en las cárceles del Santo Oficio, pudo aminorar la sensación de temor ante el
juez.
Para la tarde del 24 de septiembre compareció ante Pedro Moya el enfermero Ponce,
quien informó que el día 12 de ese mes había fallecido Jacques Mortier a causa de las calenturas
que padecía y explicó que “le vio morir y se hallo presente quando espiro”.71 Además notificó
que Mortier había sido sepultado72 en el panteón del nosocomio el día de su fallecimiento,
seguramente para evitar contagiar a algún otro enfermo y producir una epidemia.
La senal que tiene la sepultura adonde esta enterado xaques [sic] natural de la çiudad de
rruan [sic] ques el contenido en la fee de arriba es una piedra colorada en al qual esta
labrado una sierpe a manera de S en la pared de la yglesia del hospital de nuestra señora
que cal al çimenterio donde se entierran los que el dicho ospital mueren y la sepultura del
71
Proceso contra Jacques Mortier, AGN, Inquisición, vol. 49, exp. 9, f. 323.
72
El bachiller Blas de Bustamante, capellán del hospital, dio fe de la inhumación de Mortier, teniendo por testigos a
Hernán Gómez Rubio, Juan de Salazar y Francisco Ponce.
151
dicho xaques esta arrimada a la pared y piedra arriba dicha hasia la enfermeria de los
dheudos.73
Si bien el reo falleció tres días después de su audiencia, la noticia de su deceso fue
notificada al Tribunal dos semanas después, y no hay registros que indiquen la razón para
demorar la noticia. Debido a su fallecimiento por una enfermedad que podría desatar alguna
epidemia, el cuerpo del francés no fue exhumado para el Auto de fe del 28 de febrero de 1574
pues, en caso de muerte del reo durante el proceso, el Santo Oficio acostumbraba desenterrar y
Es probable que Mortier fuera quien, de todos los reos, sufriera una suerte un poco mejor
que la del resto de sus compañeros pues, al que no ahorcaron y quemaron, le confinaron a
galeras.
Guillaume Potier
El último superviviente juzgado fue Guillaume Potier. Su juicio inició, al igual que en los
casos anteriores, con la denuncia de Mazuca. Tras la acusación, el inquisidor Moya de Contreras
emitió los despachos para que el galo fuera remitido a la ciudad de México, recibiendo por
En la carzel desta ciudad esta preso un frances…que se llama guillermo butier [sic] el
qual conviene que sea llevado a la ciudad de mexico al dicho señor inquisidor para que se
presente esta en camino para allí alonso canuto harriero que trae la requa de asnos...74
México con cuidado de que el reo no escapara, pues de lo contrario tendría que pagar mil
ducados de castilla para gastos del Tribunal. El arriero debía tener cuidado al escoltar al francés y
evitar pagar una fuerte multa Alonso Canuto, en caso de perder a su custodiado. En otra carta
73
Proceso contra Jacques Mortier, AGN, Inquisición, vol. 49, exp. 9, f. 233.
74
Proceso contra Guillermo Potier, AGN, Inquisición, vol. 1A1, exp. 49, f. 242.
152
fechada el mismo día, 14 de agosto de 1574, el comisario López de Rebolledo explicó que Potier
el inquisidor Pedro Moya recibió una carta del comisario de Veracruz, quien comunicaba la fuga
de Guillaume Potier, ocurrida ya muy cerca de la ciudad de México, en tanto que su custodio,
Concepción. El juez decidió enviar al nuncio Arias de Valdés al nosocomio para investigar los
hechos. A su regreso, Arias notificó que el arriero le había dicho que llevando al cautivo a la
capital, según se asienta en su expediente inquisitorial “a unas leguas desta çiudad a un pueblo
que se dize tlaçistlan se le huyo y ausente sin podello aver ni saver del ni al presente savia donde
estava ni a que parte avia ydo ni otra cosa muy cerca de su destino”.76
Esta noticia ocasionó gran inquietud entre las autoridades inquisitoriales, quienes
remitieron cartas a todas las provincias del virreinato con el objetivo de localizar y recapturar al
francés lo antes posible, debido a que se trataba de un luterano. Por ello fue que el Santo Oficio
ordenó una exhaustiva búsqueda durante largo tiempo para arrestar al fugitivo. Por otra parte, el
modo en que Potier escapó no queda del todo claro y se presta a diferentes interpretaciones, pues
se ignora si huyó por sí solo, con ayuda del arriero o de los pobladores indígenas del lugar donde
ocurrió el incidente.
Como señas particulares, se dijo que Potier era un “hombre alto de buen gueso blanco
muy bermejo que tira a rubio holgado tiene en los pies grandes juanetes en el braço izquierdo un
estocado y una cuchillada en la cabeça hombre de la mar calafate sabe leer y escrivir habla
español algo çerrado”. Al momento de su fuga, vestía “un coleto de badana blanca picadura
75
Alonso Canuto falleció poco tiempo después en el hospital. Se ignora si enfermó en el camino de Veracruz a
México antes o después de la fuga de Potier o bien ocurrió cuando llegó a la capital del virreinato.
76
Proceso contra Guillermo Potier, AGN, Inquisición, vol. 1A1, exp. 49, f. 244.
153
grande jubon blanco de lienço calçones de paño de la tierra de color de flor de romero capa negra
Con las características antes mencionadas, era difícil que el francés pasara inadvertido
entre los residentes novohispanos, debido a que en el virreinato seguramente eran contadas las
personas altas de cabello rojo, con una cuchillada en la cabeza y que hablaban español con acento
francés, por lo que el marino podía ser fácilmente identificado por la población.
hubiera refugiado o bien no habría llegado la notificación del Santo Oficio o bien lo habrían
encontrara78 o aunque menos probable podría aún pasar que sí hubiera retornado a Francia en
algún navío, opción que creemos muy poco factible por la dificultad de llegar a Francia desde
costas iberoamericanas por la actividad persecutoria de los extranjeros en la Nueva España en esa
época y por la situación de inestabilidad en Francia durante esos años.79 Otra posibilidad es que
Un caso parecido ocurrió con el barbero y cirujano irlandés William Cornelius, quien
formó parte del grupo desembarcado por John Hawkins. Este personaje, cuyo nombre verdadero
era John Martin, radicó en la villa de la Trinidad, en la Audiencia de Guatemala y en 1574 fue
apresado por el Santo Oficio, a pesar de la oposición de la población, misma que mostró
abiertamente su simpatía hacia el europeo debido a sus buenas acciones con los residentes
enfermos, a quienes curaba, así como su indignación hacia los inquisidores al momento de la
detención del irlandés y su posterior ejecución. En el caso de Potier, nos parece muy probable
77
Ibíd., f. 248.
78
E incluso lo habrían podido ayudar a cambiar su aspecto para que no fuera descubierto.
79
Alicia Mayer menciona que los extranjeros arribados a la Nueva España llegaban en navíos piratas, de los cuales
algunos venían por poco tiempo y otros se dedicaron al comercio. Unos más se asentaron definitivamente en busca
de mejores oportunidades. Debían ser revisados en los puertos para evitar la entrada de la “herética pravedad”. A.
Mayer, op. cit., p. 153. Por lo anterior suponemos que resulta casi imposible que Potier haya regresado a Europa.
154
que haya habido una protección similar aunque a diferencia del irlandés, Potier habría logrado
Por su parte, la fiscalía solicitó a los inquisidores que Guillaume Potier se presentara a
declarar siendo citado mediante un edicto, para que se le siguiera el juicio, conminándolo a acudir
de manera voluntaria a manifestar lo que sabía sobre lo ocurrido en costas yucatecas y sobre su
heterodoxia.
leyó un documento por el cual se solicitaba la presencia del francés para atestiguar ante los
inquisidores, por lo que se le otorgaron 60 días, mismos que fueron divididos en tres plazos de 20
para que se presentara, so pena de excomunión mayor y 500 ducados. Posteriormente el texto fue
fijado en la puerta del Perdón de la catedral de México, para que la gente lo leyera y difundiera la
noticia entre sus conocidos, lo cual es una muestra más del modo en que el Santo Oficio trataba
podía hacer más al respecto, el escrito muestra cierta condescendencia, ofreciendo al prófugo “la
Moya y Bonilla ya habían pensado que sucedería y decidieron otorgarle otros quince días para
que compareciera. Ante la persistente ausencia del galo, los jueces resolvieron dictar en su contra
la excomunión mayor, debido a que estando ausente no era posible cobrar la multa que Potier
debía pagar. Lo sucedido con Guillaume Potier demostró que el Santo Oficio, a pesar de su gran
influencia e incidencia en todo el virreinato, no fue capaz de controlar todos los eventos en sus
Después de buscar a Potier sin resultados y tras analizar todos los elementos que se tenían
contra este calafatero a quien, además de hereje luterano y apóstata, se le acusó de rebelde y
155
contumaz, se le sentenció a la confiscación de unos de los bienes que no podía disponer el Santo
Oficio:
Y porque al presente la persona susodicho ausente no puede ser avida mandamos que en
su lugar sea sacada una estatua que represente su persona con una coroça y sambenito que
tenga las insignias de condenado…80
Además de lo anterior, sus descendientes por la línea paterna no podrían tener oficios
civiles o eclesiásticos, ni usar joyas, armas o ropa lujosa ni montar a caballo. Esto resultaba difícil
de cumplir ya que no se supo el paradero del francés, cuya causa terminó, casi nueve años
inquisidores, las autoridades civiles y religiosas y los vecinos presentes en la catedral de la ciudad
de México.
La incineración de la efigie se realizó cuando ese día (el 11 de octubre de 1579) con voz
de pregonero que mencionaba los delitos cometidos por Potier, llevaron la imagen hecha a
semejanza del condenado hasta el tianguis de San Hipólito. En este lugar, alrededor del mediodía,
Bernardo de Sámano, alguacil mayor de la ciudad de México, prendió fuego a la figura en una de
tuvo más noticia y en cuyo expediente no hay más información al respecto. Sobre su fuga no
sabemos de qué manera escapó de su custodio ni si el arriero intentó alcanzar al prófugo o lo dio
por perdido o bien él mismo, estando enfermo, lo dejó ir y siguió su ruta a la capital del
virreinato, para dar cuenta de lo acontecido consciente del castigo que podía recibir por su
distracción o persuasión. Este proceso, en particular, resulta sumamente interesante por haberse
tratado de uno de los pocos personajes que logró escapar del poder de la Inquisición.
80
Proceso contra Guillermo Potier, AGN, Inquisición, vol. 1A1, exp. 49, f. 264.
156
3.3 La población novohispana y los juicios contra los franceses supervivientes de la
expedición de Pierre Chuetot
Al momento en que el Santo Oficio se instaló en la capital del virreinato, remitió órdenes
para aprehender a todos los extranjeros sospechosos y en particular a los corsarios supervivientes
novohispano, por lo que el inquisidor Pedro Moya ordenó al comisario de Yucatán, el deán
Cristóbal de Miranda que, como parte de las indagatorias, interrogara a los testigos españoles e
indígenas que presenciaron los actos perpetrados por Chuetot y sus marinos.
contra los franceses, lo cual es muy interesante y pudo deberse al miedo de tener que ver con el
representante del Tribunal, dado que preferían evitar, en lo posible, involucrarse con tal
organismo; aunque por otra parte pudo deberse también a la solidaridad con los marineros
cooperación para atestiguar en contra de los referidos, puesto que la Inquisición funcionó como
un “confesionario”, donde la gente debía acudir a testificar contra algún sospechoso, aunque en
caso de no declarar con prontitud corrían el riesgo de ser vistos como cómplices de algún delito.
La mayoría de los declarantes ignoraba por qué los interrogaban. Por ejemplo, al
portugués Gregorio Marín “Fuele preguntado si sabe para qué efecto ha sido llamado, el cual dijo
que no sabe para qué efecto sea llamado, ni lo puede imaginar”. 81 En estos casos existió sorpresa
y temor en el testigo, por la presión, a través del miedo, que imponía la institución entre los
pobladores. Otro de los declarantes en las causas seguidas a los franceses, el ibero Pedro de la
81
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 65. El testigo declaró el 5 de mayo de 1573 en Puerto de
Caballos.
157
Mazuca,82 quien de alguna manera estuvo más involucrado con las rapiñas cometidas por los
galos, pues le fue hurtado un barco en el puerto de Conil, Yucatán, mencionó que iba ante el
inquisidor a “descargar su consciencia”, manifestando su propia decisión para testificar por temor
En los casos que tratamos, gran parte de los procesos estaban basados en declaraciones de
los testigos, como el De la Mazuca quien fue un observador directo de las tropelías cometidas por
los franceses en costas caribeñas y yucatecas, por lo que sus declaraciones fueron consideradas
sin ser visto, le fue “mandado no salga de esta ciudad para ausencia sin dar noticia a este Santo
Oficio, para lo que en este negocio fuese necesario”, 83 debiendo prometerlo, así como guardar el
secreto de su testimonio so pena de excomunión mayor y pagar una multa, lo cual representó para
Mazuca una presión adicional. Lo anterior muestra que la Inquisición también buscó atemorizar,
población, debido al pronto fallecimiento del reo durante su proceso, por lo que resulta difícil que
su nombre fuera conocido por los capitalinos, particularmente en el Auto de fe, pues parece ser
escapar de su custodio no solo ocasionara reacciones entre la población española sino también
indígena haciendo que ésta tomara parte activa en los eventos. Es probable que por una parte
82
Era originario de la Montaña del valle de Ruesga, tierra del Condestable de Castilla. En ese momento residía en la
ciudad de México, en casa de la panadería vieja del virrey, en la plaza. Tenía 29 años de edad.
83
Mazuca identificó a cuatro de los seis franceses de la siguiente manera. Sanfroy le fue mostrado junto a Juan
Ferrón, alcalde de las cárceles inquisitoriales y Luis de León, portero del edificio del Santo Oficio; Cornu fue
mostrado con Andrés de Acevedo, su compañero de celda, antes de cambiarlo al calabozo donde se encontraba
Cocrel; Siles junto a su también compañero de prisión, Juan Sarmiento y a Cocrel con su acompañante de cárcel,
Gaspar Pereira, quien estuvo antes de que Cornu fuera enviado con Cocrel. J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…,
op. cit., pp. 135 y 136.
158
algunos iberos vieran la fuga con temor de que el extranjero estuviera libre, en tanto que otros
debieron sentir gusto por ello, puesto que no todos los residentes peninsulares estuvieron de
Sobre lo anterior hay un ejemplo claro de la manera en que algunos peninsulares ayudaron
a Paul Horsewell Hawkins, sobrino de sir John Hawkins, mozo que fue enviado a la villa de
Durango, en la Nueva Vizcaya, donde el minero para el que trabajaba lo hizo su ahijado y le
recomendó que se bautizara en la Iglesia católica y eso podría ayudarlo posteriormente. A ello
respondió el joven ignorar si estaba bautizado o no, por lo que le sugirieron recibiera dicho
sacramento en la villa de Llerena, siendo sus testigos y padrinos Don Juan de Heredia y su esposa
estrategia recomendada por sus padrinos para ayudarlo, dado que en esos meses comenzaron a
Potier, es interesante mencionar que si bien algunas autoridades indígenas remitieron carta a
Moya de Contreras informando que ayudarían al Santo Oficio, no hay registro de que lo hayan
hecho y en cambio sí lo hay de que la última vez que Potier fue visto, fue en un pueblo de
indígenas.
Un ejemplo documentado de la ayuda otorgada por los nativos de México a un reo del
Santo Oficio, fue hacia el marino inglés Miles Philips, quien años después de lo aquí narrado,
mencionó en su relato que, después de escapar de la ciudad de México con el fin de embarcarse
asegurado con argollas en pies y cuello, así como unas esposas en las muñecas, aunque, para su
buena fortuna, logró huir nuevamente aprovechando un descuido de sus custodios, quienes se
84
E. Farías, op. cit., pp. 182-183.
159
Philips (a quien un compañero de la expedición de Hawkins le obsequió una lima) había
conseguido desgastar los grilletes que tenían sus pies, gracias a que sus manos estaban tan
delgadas que se las ingenió para sacarlas de las esposas y desgastar el hierro.85 Sin ser visto
escapó de los arrieros que lo escoltaban, portando solamente el aro alrededor del cuello, así como
un pan y queso que pudo extraer de la carreta. Caminó hasta que encontró a unos indígenas que
cazaban venados, les informó que estaba huyendo de los españoles y les suplicó lo ayudaran a
liberarse de la argolla, señalando: “cosa que hicieron de muy buena gana, alegrándose mucho
En lo que respecta a la lectura pública del edicto para que Potier se presentara de manera
voluntaria a comparecer ante los jueces, seguramente ocasionó reacciones encontradas entre la
población como curiosidad, interés e inclusive cierto morbo entre los residentes en cuanto al
contenido del escrito y posibilidades de lo que ocurriría en caso de que el disidente fuera
capturado. Del mismo modo, que durante el Auto de 1579, la quema de la efigie que representaba
a Potier habría causado en algunos sectores de la población interés por una parte y, por otra, una
sensación de alegría al observar que la Inquisición no logró tener un control total sobre la
población.
En el caso de los juicios de Sanfroy, Siles, Cornu y Cocrel, “por ver que habían robado y
violado las iglesias de donde estaban y que habían robado dos navíos”, 87 es muy probable que
fueran vistos por la mayoría de la gente como herejes. Lo anterior muestra la estigmatización de
los galos no solamente por asaltar los templos de algunos poblados yucatecos, sino también por el
85
L. de Ita Rubio, op. cit., p. 180.
86
J. García Icazbalceta, op. cit., pp. 139-140.
87
J. Jiménez Rueda, Corsarios franceses…, op. cit., p. 152. Alicia Mayer cita que el término luteranos en el siglo
XVI era una designación ambigua que incluía a todos los partidarios de la Reforma Protestante, incluso a los
extranjeros. A. Mayer, op. cit., p. 154.
160
Las causas contra estos cuatro corsarios, y particularmente el Auto de fe en el que uno de
ellos fue quemado y otros tres azotados y enviados a galeras, influyeron particularmente entre los
sectores susceptibles de ser juzgados (españoles y castas) que presenciaron dicho acto como una
advertencia, como un claro ejemplo de lo que pasaría con quienes se alejaran del catolicismo o
cometieran algún delito considerado grave como la disensión de los dogmas católicos.
Seguramente estas experiencias dejaron una gran huella y causaron expresión entre los
Este temor hacia dicha institución perduró hasta su extinción, lo que significó una
temporalidad larga, constituyéndose la novohispana como una sociedad obediente, sumisa y que
guardaba silencio y apariencias mantenía la ortodoxia. Incluso los personajes cultos preferían
evitar escribir y difundir obras que pudieran ser censuradas por el Santo Oficio y que les
compasión a los franceses puesto que, como menciona en su testimonio Miles Philips, al día
siguiente del Auto de fe de 1574, cuando los pregoneros gritaban los delitos cometidos por los
franceses e ingleses, pues “algunos de los mismos inquisidores y de los familiares de aquella
malvada cofradía gritaban a los verdugos: Duro, duro a esos ingleses herejes, luteranos enemigos
de dios”,88 nos hace pensar que no toda la gente estuvo de acuerdo con lo ocurrido pues
solamente algunos allegados al Santo Oficio, vociferaron consignas contra quienes eran azotados.
En el caso de los nativos, es posible que éstos, enterados de la situación de los disidentes,
simpatizaran con ellos debido a su aversión hacia los abusos de los españoles, aunque también es
probable que en ciertos casos este evento no repercutiera de manera importante en ese sector de
88
J. García Icazbalceta, op. cit., pp. 126-127.
161
No podemos dejar de pensar en que, si no la mayoría, al menos algunos capitalinos que
presenciaron las ejecuciones de Ribley y Cornu y la pena de azotes al resto de los condenados,
debió sentir aun sin manifestarlo abiertamente, simpatía hacia las víctimas aunque no pudieran
hacer alguna movilización masiva que consistiera, como expone Foucault, en “arrancar a un
condenado de manos del verdugo, obtener por la fuerza su perdón, eventualmente perseguir y
asaltar a los ejecutores de la justicia, maldecir…a los jueces y alborotar contra la sentencia…”,89
Auto, dejando en claro la postura del catolicismo, del Santo Oficio y su rechazo a las ideas
heréticas. Los residentes del virreinato novohispano debieron asumir que el mal padecido por el
sentenciado era a causa de sus ideas y no de los jueces. Menciona Mayer, “se llegaba a la
condenación luterana y la oposición a ésta sería resultado de un acto reflexivo y voluntario de los
novohispanos”.90
Aunque la Inquisición novohispana no fue bien vista por la mayoría de los habitantes del
institución sirvió para cumplir los intereses de la Iglesia católica y los económicos y los de la
política exterior hispana, pues existían importantes motivos geopolíticos para erradicar el
luteranismo en las posesiones españolas, tanto por cuestiones políticas como las guerras
constantes sostenidas con otros reinos europeos, como religiosas, por la difusión en Europa de la
Para el caso de franceses del grupo de Pierre Chuetot que fueron juzgados tanto en Mérida
como en la ciudad de México, fue posible encontrar una gran riqueza en el contenido de los
89
M. Foucault, op. cit., p. 71. Incluso el autor ofrece interesantes ejemplos de movilizaciones masivas ocurridas en
Francia durante el siglo XVIII, ya fuera para defender a un condenado como para acelerar su muerte.
90
A. Mayer, op. cit., p. 155.
91
J. García Icazbalceta, op. cit., p. 121.
162
expedientes inquisitoriales que nos permitieron adentrarnos al estudio del proceso de cada uno,
así como las reacciones de la población, reflejado a través de los interrogatorios, así como en las
castigos severos a cuatro corsarios; en tanto que los seis marinos supervivientes, que fueron
juzgados por la Inquisición en la ciudad de México como luteranos, recibieron por sanciones:
en persona y en estatua, creando un mosaico diverso que nos muestra las facetas del Tribunal en
En cuanto a las reacciones de la sociedad, fue posible observar, entre las castas y los
españoles un gran temor ante tal institución. Temor que en realidad fue uno de los objetivos de
los Autos de fe al presenciar los castigos aplicados a los luteranos, así como cierta compasión
hacia ellos dada su condición de víctimas y que no toda la población estuvo de acuerdo con la
presencia del Santo Oficio. Entre los indígenas no quedó del todo clara su postura, aunque hay
datos que mostraron simpatía hacia las víctimas de la Inquisición, al verlos como mártires que
indígena en el caso del único francés que logró burlar a la Inquisición sigue siendo notablemente
alta.
163
CAPÍTULO IV. PROCESOS SEGUIDOS CONTRA ALGUNOS FRANCESES
NO CORSARIOS POR HEREJÍA LUTERANA EN PERÚ Y NUEVA ESPAÑA
parte del capitulado debido a que consideramos que es muy importante pues en él se encuentran
ejemplos de casos seguidos por las Inquisiciones peruana y novohispana que nos dan pistas para
reafirmar algunos aspectos considerados en nuestros capítulos medulares de la tesis (el segundo y
el tercero). Sin importar que se tratara de impresores, frailes o gente que ya se encontraba en las
regiones estudiadas, estos casos nos permitieron ver otros aspectos del Santo Oficio, como los
problemas y envidias entre vecinos, aspectos que era aprovechados para deshacerse de un
“vecino incómodo”; las sospechas de las que fueron presa dos impresores en la ciudad de México
por alguna obra leída en su momento y que podía ser vista como dudosa; y por el hecho de ser
originarios del reino francés, que para la época que trabajamos era, en Iberoamérica, motivo de
recelo por parte de las autoridades inquisitoriales, quienes veían a estos sujetos como heterodoxos
solamente por sus orígenes. Si bien este capítulo no es medular para nuestra investigación,
El virreinato del Perú fue fundado en 1542 y sus primeros gobernantes, Blasco Núñez
Vela, Antonio de Mendoza, Andrés Hurtado de Mendoza y Luis de Velasco “El Mozo”,1 vivieron
gestiones bastante complicadas. Para la segunda mitad del siglo XVI, la región estaba
convulsionada por factores como los conflictos internos, la gran extensión territorial, la
inseguridad en los caminos debido a los asaltos y el poco respeto que se tenía a la justicia civil.
1
Martín de Murua, Historia General del Perú, Col. Crónicas de América (35), Madrid, Historia 16, 1987, pp. 477-
478.
164
La educación era deficiente pues la Universidad de San Marcos (actualmente la Universidad
Mayor de San Marcos, con sede en Lima) aún no había sido fundada y solamente los dominicos
Las obras públicas se encontraban en ruinas y no contaban con propietarios que las
repararan, los hospitales contaban con muy pocos recursos, sus construcciones estaban en
condiciones deplorables (excepto los de Lima) y las cárceles públicas se encontraban, como cita
Para remediar los males en el virreinato, algunos pobladores, entre los que destacaron
políticos y religiosos, solicitaron a Felipe II el envío de un nuevo virrey (quien sería Francisco de
Toledo, reconocido como el mandatario que impondría el orden en el Perú) e inquisidores para
aplicar justicia en cuestiones de fe, lo cual también había representado un problema en el vasto
territorio que ocupaba el virreinato y se habían cometido atropellos y era poca la ayuda que
desde tiempos de la conquista por aventureros y militares desertores que llegaron a regiones
como el Potosí con el fin de enriquecerse gracias a los yacimientos de oro y plata. Otras
actividades que se desarrollaron fueron: la agricultura (trigo, papas, vid, olivo, así como plantas
locales, siendo una de ellas la coca), la ganadería (vacas, ovejas, llamas y vicuñas) y el comercio
tanto regional como ultramarino con los puertos de Sevilla y Manila (Ver mapa 5). Como ocurría
en otras regiones del continente tomadas por los conquistadores, la sociedad estaba conformada
por españoles, algunos otros extranjeros que habían llegado como comerciantes o marineros, lo
cual significaba una excepción, dado que existían regulaciones que les impedían pasar legalmente
a los territorios iberoamericanos. Otros dos que radicaron en el virreinato peruano fueron
2
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 31.
165
La presencia de foráneos en las Indias Occidentales siempre fue motivo de malestar por
parte de las autoridades civiles y eclesiásticas. Los juzgados por luteranismo en Lima son
escasos.3 Para los primeros años de vida de la Inquisición, tras su fundación el 29 de enero de
contrabandistas apresados en las costas. En el caso de Jean Baptiste, Jean de Lions y Mathiéu
Saladé, dada la falta de documentos inquisitoriales, no es posible asegurar que alguno de ellos
Por lo que se conoce de estos tres procesos, es muy probable que hayan sido denunciados
por algunos de sus conocidos por envidias o problemas pues, con las proposiciones luteranas que
expresaban los galos, lo más probable es que se hubieran ganado enemigos entre los residentes de
mencionar que estos tres franceses fueron apresados antes que el Santo Oficio de la Nueva
España emitiera las órdenes de detención a los supervivientes de las expediciones de John
Jean Baptiste
El primero de los tres galos juzgados en la ciudad de los Reyes (Ver mapa 2) fue Jean
Baptiste, originario del pueblo de Calvi, en la isla francesa de Córcega. Sobre su vida en Europa
no contamos con datos y en cuanto a su estancia en territorio peruano, se desconoce desde qué
fechas se encontraba en la región y si llegó como parte de alguna expedición pirata, aunque, por
la fecha en que se desarrolló su primer juicio, cabe la posibilidad de que hubiera llegado con el
3
Para ello, el tribunal del Perú intensificó su actividad para impedir la comunicación de estos con los “infieles”. Así,
se controlaron puertos, se registraron exhaustivamente los navíos y los marinos extranjeros fueron sometidos a
estrecha vigilancia. P. Castañeda y P. Hernández, op. cit., pp. 455 y 456. Ambos autores apuntan que en Lima hubo,
para las tres últimas décadas del siglo XVI un total de 45 juzgados por herejía luterana, siendo ellos, 24 ingleses, 9
flamencos, 5 franceses, 3 irlandeses, 2 holandeses y una mujer oriunda de Guinea.
166
grupo de Martin Cote, quien pasó por el Istmo de Panamá y por ello Baptiste se quedara en tierra
firme o bien que hiciera su arribo con la flota de John Hawkins durante el segundo viaje del
británico a las Indias Occidentales, pues se sabe que llegó a tierra firme. Su primer juicio lo
las casas episcopales o en algún templo, fue un juicio cerrado al público y en él participaron el
Baptiste fue acusado por manifestar proposiciones tenidas como luteranas, como declarar
que no eran necesarias las buenas obras ni la intercesión de los santos, que no existía el libre
albedrío y que la fornicación no debía ser considerada como pecado. El francés fue reconciliado
bienes, así como cárcel y hábito de penitente perpetuos. Probablemente, la fecha tan temprana del
proceso incidió en que el castigo recibido fuera menos severo en comparación a los que se
aplicarían en el futuro. También pudo haber influido el que se haya tratado de un caso aislado.
Cuando el licenciado Serván de Cerezuela, designado como inquisidor del Perú, se dirigía
a la ciudad de Lima en 1569 para tomar posesión de su cargo, le fue informado, en Nombre de
Dios que había un Bautista o Baptista reconciliado bajo la pena de prisión perpetua por opiniones
heréticas.
Poco después fue acusado en la villa de La Plata por salir de la misa al momento de elevar
la hostia, llevar oculto el sambenito, quebrantar por las noches la reclusión y expresar algunas
“cosas libres” a los testigos que habían declarado en su contra. Por su parte, el reo abandonó la
Audiencia de Charcas y se dirigió al puerto panameño Nombre de Dios donde, luego de recibir la
información de su caso, fue detenido por las autoridades inquisitoriales, quienes lo remitieron a la
4
G. Báez Camargo, op. cit., p. 26.
167
capital del virreinato, Lima, donde fue encarcelado en una de las celdas del Tribunal del Santo
El expediente contra el francés también fue enviado al Santo Oficio limeño. Parte del
mismo manifestó:
El proceso de Joan Bautista Cozco [sic] que fue reconciliado por el ordinario y condenado
a carcel perpetua el cual se mando prender por impenitente declarado a vuestra señoria.
En la flota pasada a depuesto la acusacion y enviose a las Charcas 300 leguas desta ciudad
a ratificar a los testigos y examinar las contestes en lo cual…las ratificaciones no se
hicieron conforme a derecho y estilo del santo oficio aunque se le escribio la orden de que
se debia de tener. Diose la publicacion y presento su peticion e interrogatorio de defensa y
memorial de testigos…se a tornado enviar a ratificar y hacer las defensas y no ha venido y
en el entre tanto tiene por carcel todo el monasterio de san francisco y por esta causa sea
tenido este negocio sin terminarse.5
El fragmento anterior muestra que el primer juicio contra Baptiste no se llevó a cabo de la
manera habitual, lo cual se atribuyó a la poca preparación del juez episcopal en turno y la
aplicación de justicia a su entender. Igualmente pudo influir la distancia entre la capital del
virreinato y la ciudad de La Plata, villa ubicada en la Audiencia de Charcas, donde juzgaron por
vez primera a Baptiste. También cabría preguntarse si las pocas ratificaciones en las
declaraciones emitidas por los vecinos de dicha ciudad se debieron al poco tiempo otorgado por
el arzobispo, y en ese caso, quien pudo haber decidido sentenciar pronto al reo para evitar que se
Las nuevas acusaciones bastaron para que le abrieran un nuevo juicio por impenitente,
considerando el inquisidor que no había cumplido al pie de la letra la sentencia anterior. Este
aspecto se incluye en una de las partes del edicto de fe emitido por el Tribunal limeño para la
O que los que han sido reconciliados o penitenciados por el santo oficio no han guardado
ni cumplido las carcelerías o penitencias que les fueron impuestas o si han dejado de traer
5
AHNM, Inquisición, lib. 1027, fol. 32. La palabra Cozco alude al vocablo Corso, que hacía referencia a su
gentilicio, pues Baptiste era oriundo de la isla francesa de Córcega.
168
públicamente del hábito de reconciliación sobre sus vestiduras o si se lo han dejado de
traer…6
Así, fue remitido a las cárceles inquisitoriales de Lima donde fue juzgado por el
inquisidor Serván de Cerezuela a puerta cerrada en el edificio del Santo Oficio peruano ubicado
en el edificio que hoy en día es la sede del Museo de la Inquisición. Al igual que en la Nueva
España, los juicios contra Baptiste, De Lions y Saladé (así como de otras personas juzgadas
durante el largo periodo de vida de dicha institución) se desarrollaron en salas específicas tanto
algunos casos, del verdugo y el fiscal. Nuevamente la carencia de información nos impide
determinar el modo en que se realizó el proceso, pero lo que se sabe es que el reo fue nuevamente
considerados graves, tales como la herejía, salió al cadalso con sambenito, vela en la mano y soga
al cuello durante el Auto de fe del 15 de noviembre de 1573 en Lima, capital del virreinato
peruano, recibiendo como sentencia 200 azotes y el remar en las galeras que iban del puerto del
Al día siguiente del Auto, le fueron dados los respectivos azotes por las calles de la villa,
con voz de pregonero que manifestó sus delitos. Juan Blázquez señala que el camino tradicional
Iba desde las casas de la Inquisición a la Plaza Mayor y desde allí al convento de Santo
Domingo, desde donde por las calles de las Mantas y Mercaderes llegaban al convento de
Nuestra Señora de las Mercedes, torciendo luego por las cales de los Desamparados y
Roperos, hasta la esquina de la Catedral y de allí al monasterio de Monjas de la
Concepción, volviendo de éste a las casas inquisitoriales.9
6
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 25.
7
La condena de castigo perpetuo era una formalidad, ya que para el caso peruano, a mediados del siglo XVI, a las
personas condenadas a galeras por tres o más años, se les señalaba como cárcel perpetua. R. Millar, op. cit., p. 71.
8
Ibíd., p. 59. Si el condenado no podía remar, debía portar el sambenito encima de sus vestidos por el resto de su
vida y si por vejez, enfermedad u otra causa salía de las galeras, debía presentarse en el Tribunal más cercano, donde
notificaría su caso y cumpliría las penitencias impuestas por la Inquisición que lo había sentenciado, so pena de ser
acusado como relapso e impenitente.
9
Citado por J. Blázquez, op. cit., pp. 94-95.
169
En cuanto al envío a galeras, Báez Camargo y Medina coinciden en que no se sabe con
claridad lo ocurrido al respecto.10 Es posible determinar que el juicio fue acorde al modo de
operar de la Inquisición Española, mismo que se ve reflejado en el castigo recibido por el reo.
Resulta imposible saber qué tan tendenciosos fueron los jueces durante el proceso, por tratarse de
Jean de Lions
San Jor, en Francia, de oficios arcabucero y cerrajero, mismos que nos permiten deducir que se
trataba de un marino y probablemente pirata, ocupaciones que eran muy requeridas en una
embarcación, por lo que probablemente, al igual que Baptiste, llegara como parte de la
expedición de Martin Cote o en el segundo viaje de John Hawkins. Acerca de su vida en Francia
Que fue de mucha pena, atento a que el reo dice que cuando salió de Francia no había aún
luteranos en ella, y que solo estaba probando con bastante número de testigos lo que dice
que dijo, que siendo cristiano bautizado se iría al infierno…12
Sobre la nota anterior, es probable que De Lions fuera un hombre de edad madura para la
época en que fue juzgado y que hubiera abandonado su tierra siendo muy joven o que hubiera
De la poca información con la que contamos, solamente sabemos que fue juzgado por:
10
G. Báez Camargo, op. cit., p. 27. J. T. Medina, La Primitiva Inquisición…, op. cit., p. 183.
11
Castañeda y Hernández anotan que para el Visitador Juan Ruiz de Prado la sentencia de Baptiste fue muy rigurosa,
“pues no era negocio que les tocaba…y especialmente no estaba bien sustanciado el dicho proceso…”, P. Castañeda
y P. Hernández, op. cit., p. 503.
12
Citado por P. Castañeda y P. Hernández, Ibíd., p. 457.
170
Aver dicho que los lutheranos no andavan fuera de rrazon contra los rreligiosos estando
en una casa tratando de una persona que avia muerto repentinamente y sin confision…y
diciendo que segun nuestra fee se yria al infierno…13
Otras aseveraciones del reo fueron que los españoles eran peores personas que los turcos,
los moros y los beatos y que los luteranos eran superiores a los católicos. Este tipo de opiniones,
para el siglo XVI, cuando estaba en boga el tema de la Reforma Protestante en Europa, fueron
Jean de Lions fue juzgado y para el Auto de fe de 1573 en Lima, salió a la plaza principal
sin coroza ni sambenito, solamente con un cinto y una vela en la mano. Abjuró de vehementi
recibiendo como condena tener la ciudad de Los Reyes por cárcel, evitando ir a los barrios
alejados de la urbe, durante seis años y la confiscación de un tercio de sus bienes, que
equivaldrían a 1000 pesos14 que fueron invertidos en la construcción del tablado que se utilizó
durante el Auto. El hecho de que no le hubieran dado azotes nos hace volver a pensar que se
Sobre este personaje es difícil determinar los criterios seguidos por los inquisidores para
En base a los años en que fueron procesados Jean de Lions, Jean Baptiste y Mathiéu
Saladé, sabemos que es posible que sus juicios se hayan llevado a cabo durante las mismas
fechas, como ocurrió con cuatro de los seis supervivientes de la expedición de Pierre Chuetot,
13
AHNM, lib. 1027, fol. 32 v.
14
A pesar de la cantidad de dinero que disponía, Medina presume que Jean de Lions era un hombre de escasos
recursos. J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 59.
171
Mathiéu Saladé
El último de los franceses juzgado en el virreinato peruano entre 1570 y 1573 fue Mathiéu
Saladé. Sobre su ciudad de origen y su vida en Francia no tenemos información. Báez Camargo
estuvo en España a mediados del siglo XVI y, en Sevilla, un compatriota le había obsequiado un
Nuevo Testamento escrito en francés y esto lo llevó a convertirse al calvinismo. Durante una
audiencia confesó “haberse dogmatizado él mismo”15 al estudiar las Sagradas Escrituras. Se sabe
que para 1560 zarpó de Sevilla a las Indias Occidentales y arribó a Lima un año más tarde.
Según Báez Camargo, algunas de las doctrinas que profesaba no parecían ser luteranas,
aunque el modo en que consignaría sus testimonios no mostró sus creencias con precisión. La
religión del francés se basaba en una libre y a veces confusa, interpretación del Nuevo
de Saladé fue el de Doménico Scandella, un molinero italiano que fue juzgado en dos ocasiones
por la Inquisición italiana a finales del siglo XVI bajo el cargo de herejía luterana. Tras varios
posiblemente desde 1560, pues las declaraciones de testigos coinciden en que vivía como
ermitaño, en una “huaca” conocida por los limeños como “La Madalena”,17 cerca de la capital,
donde el europeo realizaba excavaciones. Su rara y aislada manera de vivir le atrajo fama de
santo entre algunos vecinos, en tanto que otros lo tenían como un personaje falto de juicio por
verlo distraído trabajando en su refugio y unos más lo veían como alguien raro a quien
15
G. Báez Camargo, op. cit., p. 54.
16
Este caso fue magistralmente abordado en la obra El queso y los gusanos. C. Ginzburg, op. cit.
17
J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 59.
172
Era un hombre de escasos recursos y el cronista peruano Ricardo Palma lo considera
como un embaucador, pues mencionaba Palma que la vestimenta utilizada por el francés consistía
en un hábito de jerga e iba a Lima todos los sábados a recibir limosnas, y que “al parecer no le
Saladé fue denunciado ante el Santo Oficio en mayo de 1570 por haber dicho:
…que para qué adorábamos y reberenciábamos a una cruz, que un platero había hecho
con fuego y martillazos, y que en los tiempos antiguos, los apóstoles y los mártires habían
padecido, que cómo agora no hacia Dios milagros y que tractando de los lutheranos abia
dicho que otras cosas peores abia en el mundo que ser lutheranos.19
Tras recibir la información anterior, el fiscal realizó ese mismo mes los trámites
correspondientes para que el galo fuera apresado y, tras examinar el caso, las autoridades lo
Para noviembre de 1571 se presentó en su contra una probanza compuesta por entre ocho
y diez testigos, acusándolo de manifestar a algunas personas que no debían adorar a los santos ni
a las imágenes y que lo ofrendado a las imágenes se entregaba al diablo. Asimismo mencionaba
que la gente al morir iba al cielo o al infierno, pues no existía el purgatorio. Igualmente aseguraba
que la Virgen no debía ser reverenciada, que Dios no había tenido madre, que solamente debían
nombrar a la Virgen como madre de Cristo, que tampoco debían existir monjas, clérigos ni
frailes, siendo estos últimos, hombres que vivían engañados con su orden y que si lograban dejar
comunión a los feligreses con agua, en lugar de vino y no debían existir ornamentos ni cálices en
18
G. Báez Camargo, op. cit., p. 54.
19
Citado por J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 59 y 60.
173
los templos, tal como ocurría en las iglesias luteranas. Finalmente profetizaba la extinción del
Otros argumentos aludidos por el francés fueron que el papa era un hombre más, que
gastaba la renta de la Iglesia, repartiendo algunas ganancias de la misma entre sus allegados.
pues muy probablemente lo acusaron no porque el francés fuera luterano, sino por el temor que el
factor que originó que la gente modificara su manera de pensar y denunciara a sus amigos,
Las acusaciones de los testigos contra Mathiéu Saladé fueron suficientes para que tras la
revisión de testimonios Mathiéu Saladé, quien ya contaba con 45 años de edad, fuera nuevamente
apresado por el Tribunal el 28 de febrero de 1571, dando comienzo al juicio por herejía luterana
en su contra. Durante las audiencias ante los inquisidores Cerezuela y Ulloa, quienes encabezaron
el proceso, Saladé declaró según anotó el secretario Eusebio Arrieta, “con muy buen juizio y
entendimiento”,21 La causa del francés duró, al igual que las de sus compañeros Baptiste y De
Un aspecto clave del juicio fue que el galo, además de reconocer ser hereje luterano, se
mantuvo en ello y lo defendió,22 aspecto que decidió desde un principio el destino final del
20
Su convencimiento fue tal que elevó a Martín Lutero y Erasmo de Rotterdam al nivel de santos.
21
G. Báez Camargo, op. cit., p. 54.
22
Al igual que Saladé, Scandella en todo momento buscó mantener su postura y defenderla. Asimismo aseguró
hablar en serio y no estar loco. C. Ginzburg, op. cit., pp. 40-41.
174
Lo anterior explica que el visitador Ruiz de Prado juzgara la existencia de ciertas
irregularidades en el juicio, pues aseguró que no se trató formalmente con los testigos,23 de
quienes se conocen solamente dos nombres: Francisco de Ampuerto padre e hijo, quienes
tampoco ratificaron sus declaraciones, mostrando semejanza con la primera causa seguida contra
Baptiste, y resulta difícil de creer que, con la manera tan estricta de impartir justicia una
institución tan seria como el Santo Oficio, haya pasado estas etapas del proceso por alto.
Tras ser atormentado in caput propio y alienum, es decir, de la manera en la que algunos
meses más tarde lo haría la Inquisición novohispana, con aparatos de tortura como cordeles,
garrote, potro y jarrillos de agua, por medio de los cuales se buscó que Saladé confesara sus
“faltas” y delatara a posibles cómplices, el galo fue sentenciado a la pena de muerte. Saldría en el
Auto de fe del 15 de noviembre de 1573 y sería el actor más importante del evento, incluso para
los inquisidores, quienes deseaban que el acto se realizara lo antes posible porque aseveraban que
el francés “hacía más de un año y medio que estaba botado y temíamos que se nos muriese en la
cárcel”.24 El día pactado llegó, Saladé estuvo presente en el evento y fue quemado vivo en el
quemadero, ubicado en las afueras de la ciudad, “pasando el puente y la calle de San Lázaro”,25
Los comentarios relativos a la Reforma Protestante que mostraron el credo del francés, en
cualquier Tribunal inquisitorial eran considerados como luteranos y ocasionaban que el juicio
fuera más severo y siguiera una marcada tendencia político-religiosa, para salvaguardar los
A diferencia de los dos primeros ejecutados por la Inquisición novohispana, Martin Cornu
y George Ribley, a quienes les dieron garrote primero y después los quemaron, cabe preguntar
por qué a Saladé lo quemaron vivo. Es poco probable que se haya debido a sus confesiones, por
23
G. Báez Camargo, op. cit., p. 54.
24
Citado por J. T. Medina, Historia del Tribunal… (Lima), op. cit., p. 57.
25
Citado por J. Blázquez, op. cit., p. 94.
175
lo que es posible que hayan influido otros factores como el contexto internacional del momento,
es decir, la búsqueda de España por consolidar su poder y evitar el ingreso de ideas heterodoxas
en sus jóvenes virreinatos y la inestabilidad al interior de Francia. Asimismo, pudo haber existido
otro factor como el hecho de que se trató del primer Auto de fe realizado por la Inquisición
institucional en Iberoamérica, por lo cual posiblemente se buscó aplicar la pena de muerte a este
personaje, de tal manera que dejara una huella importante entre las jóvenes sociedades del Nuevo
Mundo.
A pesar de la escasa información sobre las tres causas expuestas, es posible detectar
algunas reacciones entre la población limeña a raíz de los juicios inquisitoriales contra Jean
Baptiste, Jean de Lions y Mathiéu Saladé. Primeramente, entre peninsulares y castas, susceptibles
de ser juzgados, hubo un temor generalizado al Santo Oficio en el momento en que se emitían los
edictos de fe para entregar a los sospechosos, bajo la amenaza de graves castigos como
La gente conocía los delitos que le instaban a delatar y periódicamente les era recordada
población confesar herejías potenciales, que incluso podían ser irreales, esto con el fin de
“descargar su conciencia”, aunque en la práctica se podía recurrir a este medio para deshacerse de
Sucedía a veces que el preso se enteraba de quién lo había delatado y aseveraba que aquel
testigo era su enemigo, o pudiera tomar represalias en su contra al ser liberado. Como ejemplo
tenemos el caso de Jean Baptiste, de quien reabrieron su proceso por declarar contra quienes lo
176
denunciaron, personas que posiblemente vieron su identidad descubierta por el francés, pero por
Así, los juicios de Baptiste y De Lions muestran una coincidencia cuando los residentes
españoles de las ciudades donde estuvieron presentes, los reprendieron debido a las proposiciones
luteranas que declararon en su momento y por temor de verse involucrados con el Santo Oficio,
lo cual podría conllevarles a ser juzgados. Esta clase de eventos, así como la segunda denuncia
contra Mathiéu Saladé, afectaron a una sociedad donde la autoridad inquisitorial logró influir
entre los grupos para decidir incluso sobre las amistades que debían tener los pobladores.
Asimismo enseñó a la población a no emitir opiniones respecto a los juicios, pues ello les
conllevaría a la apertura de causas como ocurrió en 1560 con el español residente en Mérida,
Para el primer Auto de fe realizado en Lima y los subsecuentes acudieron las autoridades
llegaban a constituir muchas veces, como cita Dufour: “el espectáculo del año”.26 Para esta clase
de eventos, autores como Joseph Pérez coinciden en que eran escenarios similares a teatros
ubicados en una plaza o recinto religioso espacioso instalando un tablado, asientos para los
condenados, quienes a su vez debían estar en el lugar más alto para ser vistos sin dificultad desde
cualquier parte de la plaza, una tribuna lujosa para los inquisidores y autoridades, así como
De esta manera, el primer Auto de fe, efectuado en Lima el 15 de noviembre de 1573, tres
meses antes del primer Auto público de fe en la ciudad de México, representó una ostentosa
enseñanza hacia los asistentes. Este acto mostró a la población dos aspectos: el primero fue el
26
G. Dufour, op. cit., p. 34.
27
Joseph Pérez, La Inquisición española: crónica negra del Santo oficio, Madrid, Ediciones Martínez Roca, 2002, p.
347.
177
fuerte control moral e ideológico de una institución temida y respetada como la Inquisición, sobre
una población sumisa y temerosa de expresarse con libertad y el segundo fue que atrajo al pueblo
“a un espectáculo dispuesto para aterrorizarlo”.28 Como se expuso en los dos capítulos anteriores,
uno de los fines de dicho organismo era causar temor en la población. Durante el siglo XVI,
incluso el Doctor en derecho canónigo y civil, Francisco Peña coincidió al expresar que: “la
finalidad primera del proceso y de la condena a muerte no es salvar el alma del acusado, sino
diversas reacciones entre el pueblo. El primero de ellos era el uso del sambenito, vestimenta
utilizada por los condenados, misma que al terminar el Auto de fe era colgada en la catedral o el
templo principal de la ciudad, junto al nombre del penitente y el delito que había cometido para
que quedara en la memoria del pueblo, lo cual significaba una gran vergüenza para todos los
amigos.
El segundo elemento, estaba constituido por los azotes públicos que se aplicaban a la
mayoría de los reos acusados de herejía, mismos que servían como castigo y como advertencia
para que los espectadores evitaran cometer actos que a los inquisidores les parecían sospechosos.
Algunas personas que presenciaron el Auto tenían compasión hacia los reos aunque, por las
experiencias de otros y por las amenazas, lo mantenían en silencio. Otros más pudieron haber
manifestado antipatía hacia los condenados y pudieron haberlos insultado durante el evento.
28
M. Foucault, op. cit., p. 71.
29
Citado por G. Dufour, op. cit., p. 38.
178
Tiene derecho también a tomar parte de ellos. El condenado, paseando durante largo
tiempo, expuesto a la vergüenza pública, humillado, recordado varias veces su crimen, es
ofrecido a los insultos…30
En torno a la situación de los reos, autores como Pérez señalan que no bastaba que el
sospechoso confesara su pecado y se arrepintiera de ello, debía declarar públicamente para que
franceses que se encontraban en el territorio, pero que no arribaron como parte de expediciones
impresores de libros. Los personajes que analizamos aquí son Pierre Ochart y Juan Ortiz,
respectivamente.
Pierre Ochart
El impresor francés Pierre Ochart fue el primero de los franceses no corsarios juzgado por
la Inquisición novohispana entre 1571 y 1574, fue. Sobre su vida, Báez Camargo menciona que
nació en Rouen por el año de 1523; fue yerno de Juan Pablos, primer impresor de Iberoamérica,
al estar casado con su hija María de Figueroa, aunque tras enviudar contrajo nupcias con María
30
M. Foucault, op. cit., p. 70.
31
J. Pérez, op. cit., p. 38.
179
de Sansoric. Tenía 40 años cuando lo detuvo el Santo Oficio y entonces llevaba residiendo diez
Leonardo Fragoso y del fiscal, Alonso Fernández de Bonilla, quien aseveró que el galo había
“acabado libros en que había opiniones luteranas contra la veneración e intercesión de los santos,
afirmando que a un solo Dios se ha de rezar y no a ellos”.33 Además, Fragoso lo acusó de haber
realizado el siguiente comentario sobre una obra, cuyo nombre desconocemos, pues no aparece
en el expediente de Ochart:
Pedro Ocharte estaba diciendo a los dichos Juan Ortiz y Antonio Francés, que fulano de
Écija [Miguel de], corredor vecino desta ciudad, tenía un libro que decía en él que a sólo
Dios había de rezar y no a los santos, y que decían que era un muy buen libro.34
En el caso de Ochart, al igual que en el de Ortiz, es casi seguro que la persona que los
delató fuera enemigo suyo y que los denunciaran por algún problema con ellos o por alguna
envidia, aprovechando un comentario emitido por los franceses, aunado a sus orígenes puesto que
32
G. Báez Camargo, op. cit., p. 114. Los padres de Ochart fueron Margarín Ochart, mercader de Rouen, que no sabía
si había fallecido y Louise Andrea, su madre, ya difunta. Acerca de su abuelo paterno, aseguró que se llamó Adan
Ochart, mercader y vecino de Montfort, ya finado, al igual que su abuela paterna y abuelos maternos. En cuanto a sus
tíos paternos, solamente tenía como pariente al Maestre Louis Moren, vecino de Poitiers y a sus tíos maternos no los
conoció. Sus hermanos se llamaban Pierre, Claude y Marie, aunque no supo si estaban vivos. En torno a sus dos
matrimonios, con su primera esposa tuvo tres hijos, muriendo dos de ellos, sobreviviendo Luis, quien en 1571 tenía
ocho años. Tras enviudar contrajo nupcias por segunda vez, procreando a Pedro, quien en ese momento tenía ocho
meses de edad. En su discurso de vida explicó que se crió con un comerciante de Rouen, Damian de Jardin hasta los
15 años. De ahí fue a Sevilla, donde estuvo con Pedro Clavero, otro mercader, durante 18 meses, después de los
cuales zarpó a Nueva España, residiendo en Zacatecas, Guadalajara y la ciudad de México. Libros y libreros…, op.
cit., pp. 100-101.
33
G. Báez Camargo, op. cit. P. 114.
34
Fragoso declaró también que: “estando en esta ciudad el Lic. Muñoz, del Consejo de Indias, fue público en esta
ciudad que el dicho Pierre Ochart estuvo preso porque se carteaba con los franceses lutheranos, y que sobre ello el
dicho Lic. Muñoz, le había dado tormento, y había negado y cree que salió por libre…”. Libros y libreros…, op. cit.,
p. 88. De Antonio tenemos muy poca información. Báez Camargo menciona que a veces se le llamaba Antonio
Francés. Es muy probable que lo hayan apellidado así por su origen galo, al desconocer su verdadero apellido. Este
hombre fue impresor y oficial del taller de Ochart. También fue apresado por sospechoso de herejía. Sin embargo, no
se ha encontrado información de lo que pasó con él. G. Báez Camargo, op. cit., p. 105. El proceso contra Ochart,
ofrece datos aislados de Antonio, entre ellos, menciona que llevaba un año residiendo en la Nueva España, por lo que
es probable que llegara en la flota de 1570. Además el expediente asienta que el galo era de Lombardía, Francia,
aunque se ignoraba de qué pueblo era natural. Libros y libreros…, op. cit., p. 94. No existe en Francia ninguna región
llamada Lombardía, lo más probable es que el secretario Pedro de los Ríos haya cometido un error al anotar el
nombre. Seguramente el detenido hacía referencia a la Normandía francesa.
180
para la década de 1570, como expusimos anteriormente en los procesos seguidos a los franceses,
ellos Leonardo Fragoso, oriundo de Toledo, de 36 años de edad; Martín de Puyana, natural de
escribano también originario de Toledo, que contaba con 60 años de edad y Antonio de Salas, un
Los dos primeros ofrecieron mayor información al ser supuestos testigos de las
declaraciones del galo. Por su parte, los dos últimos declarantes solamente se limitaron a declarar
que conocían al reo pero que no habían escuchado comentarios luteranos, puesto que no se
tiempo que tenían viviendo en la Nueva España y datos que ellos conocieran sobre la Reforma
Protestante en Francia. Esto demuestra, cómo a lo largo del juicio inquisitorial, existía cierto
espionaje por parte de los inquisidores sobre lo que ocurría en reinos europeos como el francés en
donde los aspectos político y religioso podían determinar el curso que seguiría la causa y la
Contreras emitió contra el impresor la orden de aprehensión al alguacil mayor de las cárceles del
Santo Oficio, quien entregó a Ochart ante las autoridades el 19 de febrero de 1572, siendo
registrado por el alcaide Juan Ferrón, quien no le encontró objetos prohibidos. A Ochart
encarcelado el mismo día que su ayudante, el también galo Juan Ortiz. Ambos juicios se
además de declarar su genealogía y el discurso de su vida, rezó las oraciones de rigor, de las
cuales no recordó la salve Regina. El hecho de que los detenidos supieran las oraciones en latín,
era un elemento importante para que los jueces determinaran su ortodoxia aunque, al no saberlas
con precisión en lengua latina, pero sí en francés, era motivo para que los inquisidores los
inquisitorial.
Reforma Protestante, sobre el libro que poseía Miguel de Écija y las opiniones encontradas que se
dieron, pues Juan Ortiz defendió el contenido del texto, en tanto que Fragoso y Puyana
aseveraron que se trataba de una obra heterodoxa. Curiosamente, la tan mencionada obra, por lo
que se alcanza a apreciar en los expedientes de Ochart y Ortiz, parece ser que no fue buscada y
censurada por la Inquisición, siendo probable que no tuvieran mayor interés en ella, dado que
ambos procesados aseguraron desconocer el título del libro. El Tribunal del Santo oficio también
fungió como un eje controlador de los textos que podían ser considerados como “prohibidos”
para una población joven a la cual no se le permitía opinar en cuanto a cuestiones que pudieran
Durante las declaraciones, Ochart se declaró inocente y acusó a su ayudante Juan Ortiz de
hereje y difusor de ideas luteranas hacia algunos residentes de la capital. En estos interrogatorios
es posible observar cierta tendencia de los jueces con el fin de obtener información sobre
El inquisidor Moya de Contreras dio mayor peso a la existencia del libro de Miguel de
Écija, cuyo contenido consideraba “peligroso” para la población capitalina, pues era probable que
se “oyó decir que era muy lindo libro que era placer leerlo y consolaba y daba contento”. 35 Esta
opinión avivaba la curiosidad entre ciertos moradores de la ciudad, cuyo interés por leer el texto
aumentaba, lo que además de causar preocupación al Santo Oficio, era motivo de interés para el
inquisidor, pues debía evitar que estas ideas se difundieran entre los habitantes.
Tras las confesiones de testigo y audiencias sostenidas entre Pedro Moya y el reo, este
último fue acusado de hereje luterano y promotor de ideas heterodoxas, mas el acusado negó
todos los cargos aunque en algunas respuestas se contradijo, seguramente debido al nerviosismo
Aquí cabría comentar que Ochart fue juzgado, al igual que en otros casos, en base al
contenido de las declaraciones de los testigos, y sólo parcialmente consideraban las confesiones
del sospechoso y lo que creían pertinente resaltar tanto el inquisidor como el fiscal. El juicio fue
Tras la publicación de testigos, el mismo inquisidor solicitó libertad bajo fianza36 a favor
de Ochart, la cual fue concedida. Así, y a pesar de la oposición del fiscal, quien temía que el
acusado, ya liberado “avise y soborne testigos y otros cómplices de su mismo delito, contra quien
El francés pagó la cantidad establecida, lo cual resultaba una ventaja tanto para él, quien
obtuvo su libertad como para la Inquisición, que adquirió una buena cantidad de dinero para sus
gastos. Por lo anterior, y habiendo sido yerno del célebre Juan Pablos, es posible que Ochart fuera
35
Libros y libreros…, op. cit., p. 109.
36
La cantidad a pagar fue de 2000 pesos de oro común para los gastos del Santo Oficio.
37
Libros y libreros…, op. cit., p. 126.
183
influido en su detención, puesto que la Inquisición tenía en sus celdas a muchos presos pobres por
que fue nuevamente mandado comparecer para ser torturado el 2 de febrero de 1574, dos meses
después que serlo Juan Ortiz, puesto que los inquisidores consideraron que ocultaba información.
Durante la sesión, que duró una hora y en la que Ochart sintió miedo, nerviosismo y angustia,
continuó negando ser hereje luterano. Aunque le dieron varias vueltas al garrote que aprisionaba
sus extremidades y le echaron cuatro jarrillos de agua en la boca y nariz, siguió negando los
cargos que le imputaban, sin contradecirse en su testimonio, lo cual hizo pensar a sus torturadores
que no mentía, a pesar de haber sufrido un intenso sufrimiento, tanto físico como psicológico.
Para concluir con la causa, todos los jueces votaron a favor de absolver a Ochart de sus
delitos el 16 de febrero de 1574, es decir, doce días antes del Auto de fe, por lo que, luego de casi
dos años y medio de juicio, pudo ser exonerado durante un Auto Privado de fe o “Autillo”, pues
no se le halló culpa. Richard Greenleaf presume que las declaraciones vertidas por Ochart
afirmaban que estaba relacionado con algunos hugonotes que residían en la Nueva España. A
libertad, habla mucho de la necesidad de recursos que requería el Tribunal para solventar los
gastos de manutención de los reos que no contaban con capital para pagar su alimentación en las
cárceles, como ocurrió con los supervivientes de la expedición de Pierre Chuetot, quienes
carecían de bienes que pudieran ayudarlos a solventar sus necesidades más importantes. Por otra
parte, en el caso de Ochart fue posible observar la represión del Santo Oficio en cuanto al control
de los libros que se imprimían y circulaban en el territorio novohispano, pues parte del juicio
38
R. E. Greenleaf, op. cit., pp. 200-201.
184
contra este impresor giró en torno a una obra cuyo nombre desconocemos y que ocasionó
Juan Ortiz
De sus antecedentes, Báez Camargo menciona que nació en la ciudad francesa sureña de
Agen y desde niño fue enviado por su padre, un labrador, a la cercana ciudad de Valladolid, en
España. En la villa ibera, Ortiz fue criado e instruido en el oficio de fundidor de tipos de
del virrey Martín Enríquez de Almansa, quien llegó en septiembre de 1568. El francés se asentó
en la capital y trabajó en casa de Leonardo Fragoso, de donde se marchó debido a una riña y poco
El fiscal Bonilla pidió la detención de Ortiz por “haber hecho, dicho, tenido y creído
pública y secretamente errores de Lutero y sus secuaces”,40 por lo que el galo fue arrestado y
llevado a las cárceles del Santo Oficio el 19 de febrero junto a los también franceses, Antonio y
Ochart. Enseguida se abrió proceso en contra de Ortiz, mismo que se alargó debido a la cantidad
de personas que declararon a lo largo del juicio, siendo un total de dieciséis vecinos de la ciudad
de México, entre los que se encontraban hombres y mujeres peninsulares, un francés (Pierre
De estos personajes, solamente tres comparecieron voluntariamente, en tanto que los trece
restantes lo hicieron al ser mandados llamar a declarar por el Santo Oficio y, es pertinente
39
En su declaración, Ortiz declaró tener 34 años de edad. Sobre su genealogía, no supo el nombre de sus padres
(solamente dijo que su padre se apellidaba Juan), ni de sus abuelos o tíos tanto paternos como maternos. Creyó haber
dejado hermanos menores en Francia, mas no recordó sus nombres. Sobre su estado civil, dijo haberse casado a los
17 años con Catalina Chamberilla y no tener hijos. Libros y libreros…, op. cit., p. 174.
40
G. Báez Camargo, op. cit., p. 116. Alicia Mayer explica que Lutero fue visto por los inquisidores como “el gran
heresiarca” y los “secuaces” eran Calvino, Zwinglio, Ecolompadio y Carlstadt, entre otros reformadores. A. Mayer,
op. cit., p. 163.
185
mencionar que, quienes acudieron a testificar luego de ser requeridos, brindaron menos
información sobre el reo en comparación a los que asistieron sin ser convocados.41
habían escuchado o presenciado comentarios hechos por el francés, tales como la negación de la
aprobación del ejemplar de Miguel de Écija, no asistir a misa los domingos42 y utilizar dicho día
para trabajar, a pesar de estar destinado al descanso; haber modificado una copla contenida en
una imagen de la Virgen del Rosario,43 portar un anillo con la leyenda “en solo Dios confiar”,44
mostrar pesar a raíz del ataque sufrido por la armada de John Hawkins en 1568 y hacer
el interés de los inquisidores por saber qué tanto conocían los testigos al reo y qué tan hereje lo
de las respuestas dadas por los declarantes, los jueces armaron el juicio y marcaron cierta
Tras la primera audiencia con el juez45 el 22 de febrero de 1572, solo un día después del
primer interrogatorio de Ochart, Ortiz expuso su genealogía, el discurso de su vida y recitó las
41
Los tres que comparecieron de manera voluntaria eran Leonardo Fragoso, Juana de Camargo y Martín de Puyana,
mientras que los llamados a declarar fueron Pierre Ochart (preso por el Santo Oficio en ese momento), María de
Sansoric, (esposa de Ochart), Hipólita (alias Inés Gutiérrez), Juan de Solórzano, Simón de Matoso, Cristóbal García,
Juana Jiménez, Juliana de Camargo, Petronila de Bustamante, Juan de Curiel, Blas de Esqueda, Jerónimo López y
Gaspar (esclavo de Fragoso).
42
Richard Greenleaf opina que Ortiz no era un católico practicante, lo cual le llevó a ser presa de comentarios y
sospechas de sus conocidos. R. E. Greenleaf, op. cit., p. 201.
43
La copla decía: Estas cuentas son sin cuenta, en valor e ificacia, el pecador que os reza, jamás le faltará gracia,
Libros y libreros…, op. cit., p. 172.
44
G. Báez Camargo, op. cit., p. 116.
45
Poco antes de esta audiencia, algunas proposiciones hechas por Ortiz, que habían sido recabadas durante las
declaraciones de los testigos, fueron enviadas a los calificadores el Dr. Barbosa y los frailes Pedro de Pravía, Diego
Ordóñez, Martín de Perea y Domingo de Salazar, quienes las consideraron luteranas. Ello posiblemente inclinó la
balanza contra el reo.
186
respectivas oraciones, aunque con algunos errores. Además el galo aseguró ser cristiano y negó
Al leer las declaraciones del francés, es posible determinar que mantuvo una actitud
serena, pero el inquisidor insistió en que el preso mentía, pues se contradecía en sus argumentos,
aunque aquí cabría ver la situación de temor del reo, quien buscara preparar mejor su defensa y,
por consiguiente, no declaraba todo lo que sabía o bien no lo recordaba. El hecho fue que el
El 20 de marzo de 1572 le fue puesta una primera acusación, precisamente una semana
después de la de Ochart, donde el fiscal le culpó de negar sus orígenes franceses, aprobar la
doctrina de Lutero, burlarse de los católicos, aseverar que la justicia se aplicaba con mucho rigor
y que el Santo Oficio no debía ingresar a la Nueva España. Además aseguraba que el pecador
solamente salvaba su alma rezando,46 Dios no hacía milagros en la guerra, expresó injurias contra
En sus respuestas, negó la mayoría de las acusaciones, en otras se contradijo, en unas más
declaró no recordar haber dicho o hecho lo que se le imputaba y en otras más aseveró que lo
había escuchado a terceras personas. Sin embargo, en algunas más reconoció su falta, como negar
su origen francés argumentando “que es verdad que ha dicho ser de la raya de Aragón y negado
A raíz de las réplicas, el reo recibió una segunda acusación el 24 de agosto por hereje
luterano al asegurar que no había purgatorio, pues la gente al morir iba al cielo o al infierno. En
esta ocasión el francés negó todos los cargos y mencionó que si había errado, deseaba corregirse
46
La idea de salvación del prójimo no entraba en la ética calvinista porque era la gracia divina la que salvaba al
hombre. O. Paz, op. cit., p. 46.
47
Libros y libreros…, op. cit., p. 185.
187
Para mayo del siguiente año, amplió sus declaraciones dando más datos sobre la Reforma
Protestante en Francia y los dos grupos que peleaban por la hegemonía de sus respectivos credos
Florida, que peleó contra el grupo de franceses que había fundado una colonia en el lugar.
Es importante notar el fin político que tenían estos juicios, pues era obvia la tendencia de
los jueces durante el interrogatorio, al hacer especial hincapié en asuntos relativos a la situación
político-religiosa imperante en los reinos enemigos de España y lo que podría poner en cierto
peligro de pérdida para el imperio español a sus posesiones en Iberoamérica. Era una especie de
espionaje.
registraron en la publicación donde el francés nuevamente negó varios capítulos, aceptó otros y
se contradijo en otros más, lo cual dio oportunidad a los jueces a decir que sospechaban que
ocultaba información.
El 29 de mayo de 1573, el abogado del reo, el Dr. Vique, presentó un par de escritos
redactados por el preso donde solicitaba su liberación, pues se declaraba inocente de todo cargo,
asegurando ser católico y que si había errado quería enmendar sus faltas. A continuación
reconoció que sintió pesar respecto a la situación de los ingleses de John Hawkins, pero después
se retractó. También aseguró que iba a misa los domingos y que no trabajaba tal día, desaprobó el
libro de Écija, reconoció haberse equivocado al redactar la copla y no quiso negar el purgatorio.
lo cual le fue concedido, por lo que algunos residentes de la ciudad de México comparecieron
ante el tribunal y rindieron declaraciones a favor del reo, aunque advirtieron que había tenido un
mucha gente que lo conocía, quienes eran sus “amigos” al principio de su proceso inquisitorial,
podría ayudarlo declarando en su favor y así recibir una sentencia menos severa.
El 19 de diciembre de ese año, tres días después de que el corsario Guillaume Cocrel
fuera sometido a tormento, consideraron que Juan Ortiz seguía ocultando información, por lo que
lo torturaron, dando inicio a las 8:30 AM y concluyendo cerca de las 10 AM. Durante dicha
sesión, el francés padeció a tal grado el suplicio que pidió en varias ocasiones que le quitaran la
vida.
Algunas de las características que citó durante el tormento el secretario Pedro de los Ríos
…sobre la boca y la nariz y quitada la toca parecía que se ahogaba, y luego dixo a voces:
A que me tengo de condenar, a que me tengo de condenar, Señor, lo cual refirió cuatro o
cinco veces…48
El tormento, como parte del proceso judicial, fue usado por los inquisidores en los casos
más importantes como la herejía luterana. La tortura fue descrita por Michel Foucault como
“violencia física para arrancar una verdad que, de todos modos, para constituir prueba, ha de ser
Juan Ortiz:
48
Ibíd., p. 218. Cuando algún reo sufría algún desmayo durante el tormento, se le hacía volver en sí antes de
continuar para que sintiera lo que le era aplicado.
49
M. Foucault, op. cit., p. 49.
189
…y porque no dixo otra cosa le fue puesta la toca, y echado el dicho jarrillo de agua y
habiéndosela quitado y preguntado si quiere decir la verdad, no quería responder y luego
dixo. ¿Qué manda Vuestra Señoría que diga? Díxosele que la verdad. Dixo: No es cierto,
no es cierto, quiere Vuestra Señoría que me condene, triste de mi, ¡ay Virgen y Madre de
Dios! y quexábase mucho, y que le digan qué quieren que diga, y diciéndole que la
verdad, no dixo cosa alguna, y pidió que le den un garrote en la garganta, que le acaben
de presto.50
sugiere que debió quedar en duda su ortodoxia,51 pues los votos que recibió fueron dados de esta
manera:
Los señores inquisidor Dr. Moya de Contreras, Dr. Esteban de Portillo, Dr. Francisco de
Sande y Dr. Cervantes de Salazar fueron de voto y parecer que el susodicho salga al auto
público de la Fe con una vela en forma de penitente y abjure de vehementi, y sea
desterrado de las Indias y tierra firme de S. M. perpetuamente, y sea condenado en
doscientos pesos de oro común para gastos de este Santo Oficio.
Los señores Dr. Miranda y Dr. Farfán dijeron que su voto y parecer es que este reo salga
en auto público de la Fe con una vela, y que abjure de vehementi y sea desterrado de las
Indias y tierra firme de S. M. perpetuamente. No votó en esta causa el señor inquisidor
Lic. Bonilla, que fue fiscal en ellas.52
28 de febrero de 1574 en compañía de otros reos que también recibieron castigos por diversos
Occidentales. Para esos días saldría una flota53 en la que debían zarpar Ortiz y el resto de los
condenados a galeras como los ingleses de la flota de Hawkins y los galos de la expedición de
Chuetot, pero no ocurrió así pues, para el 22 de marzo solicitó prolongar su partida por algunos
meses argumentando que no tenía dinero para saldar deudas que había adquirido y otras que
debía cobrar. Se le concedió el plazo y para ello Ochart pagó 200 pesos de oro común como
50
Libros y libreros…, op. cit., p. 220.
51
G. Báez Camargo, op. cit., p. 117.
52
Libro de votos…, op. cit., p. 19.
53
Posiblemente la que partió a mediados de marzo con los condenados en el Auto de fe, cuyo destino era servir de
galeotes al rey de España.
190
multa para que su empleado pudiera finiquitar sus asuntos financieros mientras zarpaba una
nueva flota, lo cual ocurrió posiblemente entre agosto y septiembre del mismo año.
A pesar de que Pierre Ochart y Juan Ortiz fueron enjuiciados por los mismos cargos, que
los dos declararon cosas similares y que ambos juicios se realizaron al mismo tiempo, los dos
franceses recibieron castigos diferentes, lo cual pudo deberse a que, al igual que con el grupo de
supervivientes de John Hawkins y Pierre Chuetot, entre Ochart y Ortiz uno de ellos debía servir
como escarmiento. La razón por la que Pierre Ochart libró el Auto de fe pudo deberse a que tenía
más influencias en la ciudad de México y como Ortiz no contaba con tantas amistades en la
capital del virreinato, recibió mayor humillación por parte del Santo Oficio, a pesar de que los
Existen dos causas más seguidas, por herejía luterana, a un par de frailes franceses que
arribaron a la Nueva España antes de 1571. Si bien no se trató de corsarios, como en los casos
anteriores, decidimos realizar un breve esbozo en cuanto a ambos casos, recalcando que ellos, a
diferencia de los demás franceses, solamente fueron investigados por la autoridad inquisitorial,
pues se sospechó que eran luteranos por algunos sermones dados durante algunas misas y por sus
orígenes franceses.
El primer caso fue hacia el religioso residente en Zapotlán, Arnoldo de Basancio, quien
fue investigado por el inquisidor apostólico Francisco Tello de Sandoval en 1546, debido a
algunos sermones de su autoría en los que criticó la venta de bulas de la Santa Cruzada y
54
Richard Greenleaf cita la ubicación del expediente contra Basancio. AGN, Inquisición, vol. 14, exps. 35 y 44. R.
E. Greenleaf, op. cit., p. 92.
191
El segundo de los frailes franceses sometido a investigación inquisitorial fue el
franciscano Maturino Gilberti, juzgado por el arzobispo Alonso de Montúfar entre 1559 y 1576,
por la publicación de unos Diálogos de doctrina cristiana escritos en tarasco, mismos que fueron
motivo de sospechas porque algunos pasajes contenidos en la obra mostraban una redacción
Dado que la acusación inicial contra Gilberti fue formulada por el entonces obispo de
Michoacán, Vasco de Quiroga, por las características del proceso podemos pensar en la
existencia de roces, tensiones y disensiones entre los cleros regular y secular en el obispado de
Michoacán, mismos que fueron creciendo a tal grado que, como en este caso, llegaron a oídos de
la Inquisición. Además el Tribunal fungía como uno de los “lectores terribles”,55 teniendo como
una de sus labores la revisión, la censura y en algunos casos, la confiscación de obras que
pudieran ser consideradas como “prohibidas” y que crearan curiosidad o interés entre la
población.
Después de varios años de indagación, los jueces dictaminaron que el texto de Gilberti no
era herético, debía ser utilizado para la enseñanza de la fe entre los tarascos y que el problema
había radicado en: “algunas envidias de los clérigos del obispado de Mechoacán contra este fraile
En los casos de Basancio y Gilberti, es posible que sus orígenes franceses hayan sido un
factor importante para el desarrollo de las averiguaciones hechas por los jueces en su contra pues,
a partir de que la Reforma Protestante se expandió por los reinos europeos, Felipe II y varios de
sus vasallos consideraron a los galos, así como a ingleses y alemanes, entre otros europeos, como
luteranos y por esa razón se sospechaba de todos los extranjeros que pisaran territorios
hispanoamericanos.
55
O. Paz, op. cit., p. 16.
56
Libros y libreros…, op. cit., p. 36. En esta obra se encuentra el expediente completo contra fray Maturino Gilberti.
192
4.4 La población novohispana y los juicios inquisitoriales contra Ochart, Ortiz,
Basancio y Gilberti
Las causas realizadas contra Pierre Ochart y Juan Ortiz ciertamente ocasionaron impacto a
la población de la ciudad de México y reacciones diversas entre los sectores poblacionales del
virreinato novohispano. Para comenzar, es pertinente recordar que el Santo Oficio clavaba
edictos afuera de sus edificios principales. También los leía el pregonero en las principales plazas
de la ciudad con el propósito de que las personas que conocieran al reo citado en el escrito,
acudieran a declarar, como lo manifestó Cristóbal García, quien argumentó que había acudido
“porque había visto hoy en la portería de este Santo Oficio llamados a gentes que conocían al
dicho Juan Ortiz”.57 Esto muestra la influencia del Tribunal sobre posibles testigos que hubieran
primeramente, que los testigos que asistían voluntariamente por “descargo de su consciencia”58
expusieron más detalles contra los reos, en contraparte de quienes declaraban luego de ser
En ambos casos detectamos gran temor a testificar, por la presión que ejercía el Tribunal y
el cuidado que debían tener los declarantes para no errar en sus testimonios o bien, manifestar
algo que los pudiera afectar u originar un encarcelamiento, pues la gente, a pesar del misterio que
rodeaba a la institución por la prohibición que exigían de todo lo que sucedía durante los juicios,
tenía noticia del estricto funcionar de la Inquisición y el hecho de caer presos ante la misma, era
al momento de acudir a declarar contra los franceses al sospechar de ellos por sus orígenes, pues
57
Libro de votos…, op. cit., p. 169.
58
En estos casos se nota una gran presión moral del Santo Oficio sobre los que testifican para que manifiesten todo
lo que saben sobre el preso o las cosas sospechosas que haya hecho contra la fe católica, pues de lo contrario los
jueces podrían considerar que los declarantes encubrían al reo y seguramente acusar de complicidad.
193
el ser extranjero era ya considerado un indicio de posible heterodoxia, incluso Juan Ortiz había
negado sus raíces por temor a levantar sospechas. Por lo anterior personas como Fragoso y
Puyana vieron con cierto recelo las opiniones que plasmaron ambos franceses, mismas que tenían
Además hubo presiones de los jueces de la Inquisición hacia los testigos para que
manifestaran lo que sabían. Al leer sus declaraciones, es posible detectar gran nerviosismo en la
gente, pues algunos se contradijeron en algunas declaraciones y mencionaban aspectos que tenían
poca relación con la pregunta formulada y otros argumentaban no entender lo que se les
que ejemplifica lo anterior. Este personaje, por cierto un francés que trabajaba en casa de Pierre
si se trató de Antonio Francés, compareció por segunda vez ante Pedro Moya y “Dixo: que en
En las causas de Ochart y Ortiz observamos que los inquisidores disfrazaban las
amonestaciones y las acusaciones de un modo diplomático y procurando que los testigos hablaran
Fragoso lo siguiente:
Fuele dicho que se le hace saber que el Fiscal de este Santo Oficio le tiene presentado por
testigo contra el dicho Pedro Ocharte, por tanto, que esté atento y se le leerá ahora lo que
contra él tiene declarado, para que vea si está bien escripto y es la verdad y se ratifique y
afirme en ella con entera libertad, quitando o añadiendo lo que viere que conviene, porque
lo que ahora dixere ha de pasar entero en juicio a las partes.60
También a quienes se les solicitaba atestiguar fueron víctimas de tortura psicológica por
parte de los inquisidores, como ocurrió con Alonso Núñez a quien le pidieron guardar el secreto
59
Libro de votos…, op. cit., p. 97.
60
Ibíd., pp. 90 y 95.
194
de lo declarado a los jueces, “so pena de excomunión y de trescientos ducados y que será
Otro aspecto que empañó la actividad del Tribunal fue el del origen de las denuncias pues
en muchas ocasiones existían problemas de diversa índole entre los acusadores y los sospechosos,
como fue el caso de uno de estos declarantes, Leonardo Fragoso, quien denunció a Pierre Ochart
y Juan Ortiz, aclarando que había tenido un problema con ellos. Lo más probable es que se tratara
de una persona que aprovechó la ocasión y las circunstancias para acusar y perjudicar a los
franceses, como sucedió a pesar de que se comprobó que actuaba con dolo. Al parecer a las
autoridades no les interesaba que fuera un juicio justo, sino conveniente para la política y
economía inquisitorial.
debieron a los comentarios emitidos por el galo, sino a algunos incidentes que hubo en la casa de
su casa a Juan Ortiz conversando con Juliana de Camargo, cuñada del español, y esto irritó tanto
a Fragoso que, según testificó Juana Jiménez, la suegra del peninsular, que “el Ortiz iba a mandar
echar un poco de zacate a los caballos y el dicho Fragoso, pensando malicia, dio un porrazo a la
dicha Juliana y a él lo corrió con la espada, según dixo a ésta la mujer del dicho Fragoso…”.61
Asimismo podemos destacar las reacciones entre algunos vecinos de la ciudad de México
que acudieron al Tribunal a solicitar su intervención, pues tanto Ochart como Ortiz habían
contraído deudas con estas personas y debían pagarlas. Lo anterior parece mostrar que estas
personas aprovecharon la vulnerabilidad de los presos para hacer valer sus derechos y cobrar las
deudas, sabiendo que los reos, en las circunstancias en las que se encontraban, debían pagárselas
pues estaba de por medio una institución tan poderosa como el Santo Oficio.
61
Ibíd., p. 209.
195
Como hemos dicho, solamente Juan Ortiz participó en el Auto de fe de 1574. Ello debió
incidir en la población al observar cómo uno de sus vecinos y conocidos era castigado, portando
otros y gusto en sus adversarios. En el caso de Ochart su absolución, que debió deberse a su
posición social y económica, es posible que incidiera también en la población, pues fue absuelto
solo unos días antes del Auto de fe. Entre algunos de sus vecinos, amigos y familiares debió
haber gusto por su exoneración una vez pagada la alta fianza, aunque quien lo delató no hubiese
quedado conforme con la libertad del francés, al no conseguir quitarse de encima a una posible
competencia. Sin embargo, Ochart nunca olvidaría el tormento y la vergüenza que seguro padeció
su familia.
En los casos de los religiosos Arnoldo de Basancio y Maturino Gilberti, en cuyas causas
muy posiblemente influyó el hecho de que fueran franceses. Para el caso de Gilberti se debió a
envidias de otros religiosos y por los roces entre los cleros regular y secular. En cuanto a la
población, es probable que hayan manifestado su apoyo a ambos religiosos, dado que
Para cerrar este capítulo, es necesario mencionar que, si bien los casos seguidos por la
Inquisición a franceses no corsarios acusados de herejía luterana son aislados, no dejan de ser
muy importantes, pues nos ilustran sobre otros aspectos de la joven población novohispana y
porque ellos también formaron parte de la presencia de disidentes quienes, de alguna u otra
manera, se habían establecido en el Nuevo Mundo; el hecho de llegar de un reino donde estaba en
apogeo la Reforma, fue un factor circunstancial que originó sus juicios inquisitoriales, dado que
De esta manera, los franceses procesados tanto en el Perú como en la Nueva España, a
pesar de ser juzgados por los mismos cargos, recibieron distintos castigos, que mostraron a las
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poblaciones de ambos virreinatos que las pautas las daba el Tribunal, por lo que aprendieron las
personas a vivir bajo el control ejercido por sus instituciones de gobierno y de justicia
eclesiástica, con temor y sumisión, debiendo guardar sus sentimientos de simpatía y compasión
Iberoamérica por medio de extranjeros no españoles procedentes de los reinos del Viejo
Continente donde la Reforma Luterana se había llevado a cabo, o donde había tenido una
influencia significativa. Por otra parte, le interesaba también al Santo Oficio vigilar ciertos
aspectos relacionados con las buenas costumbres y lo que consideraban la moral entre la
población. Pero el objetivo principal del arribo de la Inquisición al Nuevo Mundo fue el de
erradicar tanto la herejía luterana como el judaísmo, por cuestiones eminentemente geopolíticas
y diplomáticas entre España y otros reinos. De esta manera, a través de sus métodos e
instrumentos de trabajo, los juicios que encabezó el Santo Oficio originaron un temor
La presencia de más de 100 marinos ingleses en Nueva España, así como un número
menor de franceses que habían llegado en pequeñas flotas o de manera aislada al Continente,
contribuyeron en parte para la llegada formal del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición a la
Nueva España. La inestabilidad en la jurisdicción sudamericana, por su parte, influyó para que el
La fase episcopal del Santo Oficio en el Continente Americano fue una etapa inestable
debido en parte al desconocimiento que se tenía sobre la impartición de justicia y en parte a los
atropellos cometidos por los obispos investidos para tal función, provocando desconcierto y
confusión en una población que vio a distintos jueces dictar sentencias, diferentes ante el mismo
delito cometido.
Las infracciones perseguidas por el Santo Oficio tuvieron una estrecha relación con la
España, en el Perú, los casos por luteranismo fueron aislados, lo cual se relaciona también con la
geografía de ambos virreinatos, pues desde Europa era mucho más fácil acceder por vía marítima
a la Nueva España, mientras que para llegar al Perú, era necesario cruzar Centroamérica o el
hacían también que la difusión de las ideas heterodoxas fuera de difícil acceso.
decisión en la metrópoli de evitar el ingreso de flotas extranjeras para reafirmar la hegemonía del
poder político, territorial y religioso de España en sus posesiones iberoamericanas. Para ello, las
autoridades civiles y eclesiásticas se dedicaron a perseguir partidas de corsarios que asolaban las
costas caribeñas en busca de territorios que pudieran colonizar, pese a las prohibiciones de la
metrópoli para que ingresaran extranjeros a sus tierras, corsarios originarios de los reinos donde
la Reforma Protestante se había llevado a cabo o había tenido una influencia sobresaliente.
Uno de los corsarios que tuvo una actividad importante en la región caribeña a mediados
del siglo XVI, una época muy importante para la navegación francesa, fue Martin Cote, cuya
flota atacó las principales costas del Caribe, teniendo como resultado final, el desembarco de
algunos de sus marinos en la entonces Audiencia de Los Confines, que comprendió para 1560 los
entonces los actuales estados mexicanos de Tabasco, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y los
Los principales patrocinadores del viaje de Cote fueron los hugonotes, quienes por
aquellos años contaban con gran poder económico. Algunos de los marinos supervivientes de ese
viaje fueron juzgados por la Inquisición episcopal novohispana por cargos de piratería y herejía
luterana, con el objetivo de evitar el ingreso de ideas disidentes. Ahí recae la importancia de sus
orígenes franceses, mismos que influyeron en el desarrollo de sus juicios, como ocurrió con los
desconocimiento o desinterés de parte de las autoridades de Trujillo para aplicar castigos a estos
marinos, pues seguramente era la primera vez que algo semejante sucedía en esa población.
Solamente el proceso contra Charles de Saligante se desarrolló por completo en Trujillo, lo cual
resulta curioso, pues éste fue el último grumete en ser juzgado y el primero en recibir sentencia.
En la reconstrucción de los juicios contra estos marineros, observamos que los franceses
delataron a sus compañeros cuando actuaban como testigos, pues si bien negaban su propia
participación en los actos delictivos, señalaban a sus compañeros apresados como responsables
de la rapiña. Los declarantes franceses de los juicios de los marinos de Cote, se apresuraron para
abandonar Valladolid durante los juicios realizados a sus compañeros, seguramente para no
involucrarse demasiado, procurando evitar la apertura de procesos en su contra, por lo que pronto
se volvieron a refugiar en las comunidades de la región. Esta situación muestra que las
jurisdicciones que debían mantener vigiladas, poblaciones entre las que pudieron ocultarse
manera similar, no todos los sospechosos fueron sometidos a tormento, pues el único caso que
recibió tortura, fue el de Nicolas de Sanctour, pese a que el juez a cargo fue el mismo que procesó
a otros dos de sus compañeros, lo cual muestra diferencias en la forma de juzgar a estos marinos.
De igual manera, solamente uno de los marineros de Cote fue ejecutado. Se trató de
Jacques de la Brière, uno de los marinos influyentes de ese grupo, quien era el capitán de una de
las naves de la expedición, lo que sirvió de ejemplo y escarmiento a la población para mostrar lo
que ocurriría a cualquiera que cometiera el delito de herejía luterana. El resto de los marinos de
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Cote recibieron castigos diferentes, si bien cometieron el mismo delito. Lo anterior muestra
Inquisición episcopal, aunque esto pudo haberse debido a que escogían solamente a uno de los
miembros del grupo para ejecutar en él la sentencia máxima, a fin de cumplir con la finalidad de
Al comparar las sentencias ejecutadas a los marinos de la expedición de Cote con las
sentencias de los juzgados de los años posteriores a 1571, podemos notar que antes de dicho año,
los jueces fueron más indulgentes en el modo de impartir justicia que los que vendrían
posteriormente, pues a aquellos que en la década de los 1560 se libraron de la pena capital, les
sospechosos en el virreinato novohispano, serían enviados de regreso a Europa, por medio del
destierro a trabajar en las galeras del Mediterráneo, donde la mayoría terminaría sus días.
Otro grupo importante de franceses juzgado por herejía luterana por la Inquisición
episcopal novohispana durante el siglo XVI, fue el de la expedición del capitán Pierre Bruxel y
once de sus marinos en la provincia de Yucatán en 1560. Bruxel y su tripulación también habían
formado parte de la expedición encabezada por Martin Cote, fueron juzgados en conjunto y
acusados de luteranismo, recibieron castigos más indulgentes que los de sus compañeros
impacto que les causó presenciar los juicios de los marineros de Cote y de Bruxel.
Aparentemente la población indígena mostró cierta compasión y simpatía hacia los galos al
verlos como víctimas de los españoles, a quienes, tras el relativamente corto proceso de
conquista, aún no terminaban de aceptar. Por su parte, los españoles y castas estuvieron
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dispuestos para declarar durante los juicios, ya fuera a favor o en contra de los franceses, debido a
la presión y el temor que los jueces de la época imponían a la población, pues en caso de no
declarar, los habitantes de las provincias podían ser considerados y tratados como simpatizantes
de luteranos.
presencia extranjera en la región, al verla como un peligro para el patrimonio de los residentes y
de su estilo de vida, así como por temer posibles represalias desde el mar hacia los pueblos,
aunque también se dieron casos en los que como los extranjeros habían convivido con la gente
antes de los juicios, al ser éstos detenidos y procesados se produjo extrañeza y sorpresa entre los
pobladores, quienes habían considerado a algunos de los inculpados como católicos, pues los
Inquisición novohispana, las reacciones de la población fueron diversas, así como la actuación
del Santo Oficio como respuesta a ellas. Una de las acciones notables del Santo Oficio fue hacia
los habitantes de las localidades de las provincias para que la gente aprendiera a no opinar,
aunque fuera sutilmente, en contra de los castigos aplicados a los reos de la Inquisición. Existen
casos documentados de pobladores que expresaron compasión por la situación que atravesaban
los condenados, como ocurrió con el ibero Sebastián de Peñarredonda en Mérida quien, por el
hecho de comentar a algunos vecinos que los franceses no merecían castigos tan severos como
los que les impusieron, fue juzgado, castigado y exhibido en público por la Inquisición episcopal,
lo que señala el estricto control que existió y el impacto de larga duración que éste tuvo en el
enjuiciados tanto en la capital de la provincia de Yucatán como en la ciudad de México, una vez
que la Inquisición había sido formalmente establecida en los virreinatos iberoamericanos, las
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principales acusaciones giraron en torno a cuestiones religiosas y políticas, dejando de lado los
había una presencia importante de ingleses y franceses en la Nueva España, que habían llegado
en sus flotas respectivas, practicando la piratería y el comercio ilegal, y en una época en la que en
el reino galo imperaban las guerras civiles donde peleaban hugonotes y católicos por el control
franceses en la ciudad de México, podemos concluir que los procesos fueron muy similares entre
sí, ya que fueron juzgados por la misma institución y juez. Por las fechas de las audiencias de
cada uno de los enjuiciados, sabemos que sostuvieron encuentros con los inquisidores y sesión de
tormento con una diferencia muy corta de días o semanas, lo cual resalta la importancia que las
los marinos ausentes, es decir, a los fallecidos en la batalla de Cozumel y a aquellos que lograron
retornar a Francia.
Los inquisidores por otra parte, a través de sus métodos, generalmente ejercieron fuerte
presión y crearon estados de confusión aguda en los reos. Con el afán de determinar la ortodoxia
del preso y conocer sus antecedentes en Europa se hicieron repetidas audiencias y generalmente
se llegó a las sesiones de tormento, durante las cuales se mencionaban frases que procuraban
éstas también procuraron averiguar detalles sobre los aspectos políticos y sociales imperantes en
el reino francés. Los juicios conllevaron marcados tintes políticos, en los cuales pesó bastante el
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origen de los franceses, que por el hecho de serlo, los llevó en primera instancia a ser motivo de
Como resultado de los juicios y sesiones de tormento contra los marinos supervivientes de
Siles y Guillaume Cocrel. Si bien Sanfroy y Cocrel reconocieron cierta adhesión a los luteranos,
Martin Cornu, aunque también se arrepintiera de manera lastimera, fue ejecutado, argumentando
los inquisidores herejía y reincidencia en el luteranismo. Su juicio fue muy parecido al de Cocrel,
lo que nos hace pensar a la luz de las tendencias en todos los juicios que analizamos, que el
Tribunal del Santo Oficio eligió a un preso de cada grupo de sospechosos de luteranismo para
sufrir la hoguera y servir así de escarmiento a sus compañeros y a los habitantes de los virreinatos
iberoamericanos.
Fue así como Martin Cornu, junto con el inglés George Ribley, de la expedición
encabezada por John Hawkins fue el primero en sucumbir a manos de la Inquisición en la Nueva
España.
No dejan de ser importantes los casos de Jacques Mortier, quien murió prematuramente en
Las reacciones entre los sectores de la población capitalina fueron diversas con respecto a
algunos iberos relacionados con el Santo Oficio aunque debió ser vista con agrado por muchos
otros, tanto españoles como indígenas y castas pues no toda la población estuvo de acuerdo con el
arribo del Tribunal a las provincias iberoamericanas, y con la fuga del galo, se demostraba que la
Institución no tenía, como lo procuraba, un total control sobre el territorio y sobre la población en
Nueva España y en Iberoamérica. Igualmente tuvo que existir solidaridad hacia el sospechoso
para ayudarlo a escapar y ocultarse, así como ocurrió con el marinero inglés Miles Philips, a
ante los jueces inquisitoriales, el escrito debió generar curiosidad, interés y expectativa entre la
gente, tanto por su contenido como por las posibilidades de que el galo se llegara a presentar.
antiguo tianguis de San Hipólito, la gente que asistió al evento presenció dos cosas: por una parte,
la supuesta justicia del Tribunal efectuada hacia un disidente religioso o ideológico, aunque fuera
en estatua, y por otra, la realidad de que la Institución no hubiera sido capaz de apresar en
persona al extranjero, quien logró ocultarse entre los pobladores del virreinato.
reacciones entre la población fueron fuertes, pues nunca se había presenciado un espectáculo
como ese en el virreinato. Aunque el impacto fue generalizado hacia todos los que presenciaron
los castigos, probablemente fueron más significativas entre las castas y los peninsulares, quienes
podían ser objeto de juicio del Tribunal. La aplicación de los castigos, y el alarde con que se
exhibía a los acusados significó un fuerte control social ejercido por la Institución sobre la gente.
Con todo, muchas personas se habrían compadecido de los condenados, aunque sin expresarlo
abiertamente, al verlos como víctimas de una institución tan severa y temida e imaginando el
parcial rivalidad hacia los españoles. Cuando enterados de la situación de estos extranjeros, los
Con respecto a los tres franceses procesados en la ciudad de Lima entre 1570 y 1573,
debemos decir que la ausencia de los expedientes inquisitoriales dificultó la reconstrucción de los
juicios seguidos contra estos sujetos, por lo que ignoramos cuál fue la postura de los jueces y los
sufrió la hoguera, éste no fue corsario, pues se trató de una persona que residía en el virreinato
peruano cuando llegaron las expediciones de los corsarios franceses Martin Cote y Pierre Chuetot
y se sabe que había zarpado de Sevilla en 1560 y arribado al Perú un año después.
En cambio, consideramos que muy probablemente Jean de Lions, quien desempeñaba las
labores de arcabucero y cerrajero, oficios requeridos en la navegación y Jean Baptiste por las
fechas en que fue juzgado en La Plata, serían originalmente miembros de alguna embarcación
tres juicios, sí las hubo. Por una parte, en los juicios de Baptiste y De Lions, la gente pretendió
influir de cierta forma en los galos antes de su detención, dado que supuestamente los reprendían
por las proposiciones luteranas que se decía manifestaban, pues deseaban no verse involucrados
con el Santo Oficio en caso de ser interrogados, siendo esto último lo que les podría ocasionar la
pérdida de su prestigio en la sociedad, por lo que prefirieron evitar, en lo posible, a los galos y no
población, pues algunos de ellos creían que se trataba de una persona que no estaba en su sano
cuando llegó el Tribunal al Perú, empezó a ser visto por algunas personas como un personaje
peligroso para el virreinato, por difundir ideas poco dogmáticas entre la población, lo que le
muerte. Esto nos muestra la eficacia relativa de la Institución en sus propósitos de “limpiar”, en
reacciones en torno a los habitantes de la región. Una de ellas fue el aprendizaje que el evento
procuró crear entre los residentes, especialmente en las clases sociales susceptibles de ser
juzgadas, para que evitaran cometer o encubrir alguna herejía. Lo anterior derivó en un
Los asistentes al primer Auto de fe en Lima, serían marcados por la impresión de observar
al primer hombre quemado vivo por razones de conciencia. Quizás existiría compasión hacia las
víctimas de la Inquisición.
por las autoridades inquisitoriales, podemos afirmar que de ellos se sospechó en primera
instancia, debido a sus orígenes franceses y por haber alabado un libro del cual se creía que tenía
influencia luterana. Ellos fueron Pierre Ochart y Juan Ortiz, relacionados con la impresión de
libros. Los procesos de Ochart y Ortiz se asemejaron a los realizados a los supervivientes de la
expedición de Pierre Chuetot, recibiendo Ortiz sentencias similares a las de Sanfroy, Siles y
Cocrel.
Ochart, quien había sido yerno del impresor Juan Pablos y había logrado cierta estabilidad
económica en la Nueva España fue absuelto solamente algunos días antes del Auto de fe, al no
encontrársele culpa, dado que fue acusado, al igual que Ortiz, por un español de quien se
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presume, aprovechó algunas declaraciones del francés, para acusarlo ante la Inquisición y
juicios y su desenlace, fue posible observar primeramente el temor al Santo Oficio durante las
declaraciones, debido a que la presión ejercida por dicha institución generaba confusión, porque
vez podía conllevar a que los interrogados fueran considerados como sospechosos. Por lo
anterior, los testigos optaban por declarar solamente lo que sabían de manera general, evitando
ahondar en detalles.
Otro aspecto interesante fue que algunas personas acudieron al Santo Oficio, al momento
en que se desarrollaron los juicios de Ochart y Ortiz, para reclamar pagos de deudas contraídas
por los prisioneros, originando la intervención del inquisidor como intermediario para agilizar los
Durante el Auto de fe en que Ortiz recibió su sentencia, entre los habitantes existieron
reacciones diversas. Por una parte, algunos vecinos sentirían alivio de deshacerse de un enemigo.
Otras personas experimentarían compasión hacia el sentenciado, y temor al ver lo que un libro
Para los casos de los frailes Arnoldo de Basancio y Maturino Gilberti, sujetos a
averiguaciones por parte del Tribunal Inquisitorial en la Nueva España, pudimos determinar que
Francia.
En suma, consideramos que los primeros Autos de fe en Iberoamérica mostraron, por una
parte, la importancia que los efectos de la Reforma Protestante tuvieron en Europa y el temor de
la Corona española a que éstos se reprodujeran en los territorios iberoamericanos. Los primeros
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años de la Inquisición formalmente establecida en el Continente Americano tendió al control de
ideológica.
Como resultado se logró infundir temor entre la población de las provincias americanas;
temor que les apartaría de ideas diferentes a las propagadas por el régimen de la monarquía
española. Se logró que incluso los eruditos de la época virreinal temieran a dicha institución,
generando una sociedad obediente en el exterior, silenciosa en cuanto a sus ideas, y poco
jóvenes sociedades del Nuevo Mundo. A través de los juicios inquisitoriales seguidos a los
franceses acusados de herejía luterana durante el siglo XVI, pudimos observar algunas de las
ideas prevalentes tanto en los reos juzgados, como las que eran dominantes en sus jueces.
Pudimos también apreciar algunos rasgos del cambiante comportamiento social durante los
primeros años de la Inquisición en Iberoamérica. Nos parece que una cualidad de la presente
investigación radica en que se tocaron aspectos que han sido muy poco abordados por los
historiadores.
Trabajos como el que nos ha ocupado puede y debe ser abordado desde distintas
perspectivas. Este mismo habrá de retomarse para futuras investigaciones. Quedarían pendientes
búsquedas relacionadas con los expedientes inquisitoriales faltantes, con el caso de Arnoldo de
Basancio, y realizar estudios comparativos entre los casos de corsarios franceses y de otros reinos
juzgados en la Nueva España y en Iberoamérica durante la larga permanencia del Tribunal del
Nota. Los médicos y cirujanos fueron personajes requeridos por el Tribunal del Santo Oficio únicamente
cuando lo requería algún reo enfermo.
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FUENTES CONSULTADAS
Fuentes de archivo
AGN, Inquisición, vol. 1-A-1, exp. 49, fs. 28. Proceso Inquisitorial contra Guillermo
Potier, México, 1571-1579.
AGN, Inquisición, vol. 3, exp. 1., fs. 47 Proceso Inquisitorial contra Nicolás de Sanctour,
Trujillo, 1560-1562.
AGN, Inquisición, vol. 31, exp. 4, fs. 92. Proceso Inquisitorial contra Jacques, Trujillo,
1560-1561.
AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 1, fs. 69. Proceso Inquisitorial contra Pedro Bruxel y doce
de sus compañeros, Mérida, 1560-1561.
AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 6, fs. 8. Proceso Inquisitorial contra Sebastián de
Peñarredonda por compadecerse de los franceses, Mérida, 1560
AGN, Inquisición, vol. 32, exp. 9, fs. 26. Proceso Inquisitorial contra Charles de
Saligante, Trujillo, 1560-1561.
AGN, Inquisición, vol. 49, exp. 9, fs. 10. Proceso Inquisitorial contra Jacques Mortier,
México, 1571-1572.
AGN, Inquisición, vol. 58, exp. 5, fs. 188. Proceso Inquisitorial contra Guillermo de Siles,
México, 1571-1574.
AHN, Inquisición, libro 1027, fol. 11, 32. Memorial de Pleitos que se tratan en la
Inquisición del Perú.
AHN, Inquisición, libro 1033, fol. 235-236. Extracto del Proceso contra Mateo Salado.
AHN, Inquisición, libro 1034, fol. 48 ss. 2º Tomo de “Cartas de la Inquisición del Perú al
Consejo de la Inquisición desde el año de 1579-1584”.
Fuentes hemerográfícas