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Émile Durkheim - La Sociedad Política
Émile Durkheim - La Sociedad Política
Émile Durkheim - La Sociedad Política
La Sociedad Política
Author(s): Émile Durkheim and Óscar Uribe Villegas
Source: Revista Mexicana de Sociología, Vol. 24, No. 1 (Jan. - Apr., 1962), pp. 9-13
Published by: Universidad Nacional Autónoma de México
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3538653
Accessed: 15-12-2015 21:43 UTC
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La SociedadPolttica
Ine'ditode Imile DURKHEIM, enviado
especialmente para su publicacionen la
RevistaMexicanade SociologiaporRay-
mondLenoiry vertidodel france's por
Oscar UribeVillegas.
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10 Revista Mexicana de Sociologza
es porque las poblaciones vecinas se mezclan, se unen por matrimonio
y, de este modo, se constituyepaulatinamenteun tipo comun, ci cual se
fija por la herencia y resiste,de tal nmodo,a las causas secundarias de
variacion que pueden intervenir.
En lo que precede hemos evitado la palabra "raza". Y es que, en
efecto,no debe de emplearsesino con una muy grande prudencia y tras
haberla definidocuidadosamente.Se entiende por ella una especie de
division fundamentalde la Humanidad, cuyo origen se pierde en la
noche de los tiempos,remont'andose, quiza, a los origenesde la especie.
Y, cuando se hace de la raza, asi entendida,la base de los agrupamien-
tos nacionales, se admite que estos est'ancoma predeterminadospor la
Naturaleza, que son algo asi como independienteslel desarrollohisto-
rico. Porque, en efecto, las razas definidas en esta forma no son, en
ningu{ngrado, factoresde la Historia. No quiere dfcir esto que el an-
trop6logono pueda asegurar que ha encontradolos rasgos principales
de ellas. Pero esos son restosde un pasado demasiado lejano como para
que puedan arrojan claridad sobre el presente.Todas las razas primi-
tivas se han mezclado en tal forinaque no tienen ya una forma nltida-
mente cuajada; que las caracteristicasal traves de las cuales son recog-
noscibles au'n, se reducen a algunas propiedades muy generales,muy
indecisas,casi completamentedesvanecidas y que, por consiguiente,no
podrian tener la influenciaque se les atribuye.Los u(nicostipos colec-
tivos verdaderamentecaracteristicosque existen son resultados de la
Historia; estan lejos de haberla fundado; por consiguiente,no tienen
nada de inmutabley pueden ser modificadossiemprepor los aconteci-
mientos humanos. Provienen de las relaciones que establecemosentre
los hombresy lejos de predeterminarestas relaciones con una especie
de fatalidad pueden cambiar cuando ellas cambian.
Por otra parte, estas afinidades fisicas no son sino los menores de
entrelos factoresque han contribuidoa dar nacimientoa las socieda-
des pol'iticas.Mucho mas importantesson las semejanzas morales, que
se han establecido a consecuencia de un comercio continuo,que nada
puede impedir,entrepoblaciones que se tocan de cerca. A consecuencia
de estas relacionescontinuasse establece un intercambio;un intercam-
bio ininterrumpidode ideas y de sentimientos,del que se desprenden
poco a poco maneras comunes de pensar y de sentir: un espiritucolec-
tivo. Multiples especies de causas concurren a este resultado. El co-
mercio,que es, en todo tiempo,un instrumentode difusion.La guerra,
que aproxima a quienes combaten juntos y a sus adversariosmismnos.
Asi, las guerras de la Revolucion y del Imperio han tenido como efec-
to el de reforzarla unidad moral del pais y de crear de un conquista-
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La Sociedad Polztica 11
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12 Revista Mexicana de Sociologza
ci6n no nos es ya nuevo, porque nuestraaccion ya no es la misma; en
cuanto tiene ma's "envergadura" necesita cargarse de actos menos limi-
tados. Es asi como el hombre es Ilevado a buscar la realidad de su
estado uItimo en grupos m's amplios que el grupo dom'stico, que sus-
citan inclinacionesmas y mas vastas. Es asi como el hombre que ha ad-
quirido el gusto de las acciones intensases Ilevado a buscar sociedades
mas y mas extendidasque puedan estar en relacion con sus tendencias.
Esa no es, indudablemente,una razon para que busque siemprey en
principio escapar a aquella en la que se encuentra para buscar una
mas amplia; se necesita tenerla y la misma esta en proporcioncon la
naturaleza que se tiene. Eso basta para comprenderla fuentede las so-
ciedades politicasy de sociedades politicas cada vez mas vastas.
Pero la patria no es solamente la condicio6nde una actividad mas
rica que aquella para la cual podria servir de teatro la familia; es
tambien la fuentede una funcionsuperior.
La justicia que pueden realizar los grupos fanmiliareses, en efecto,
una justicia niveladora que excluye casi completamentelas diferencias
individuales,salvo por lo que se refierea la edad. Por lo que se refiere
a los adultos, consisteen tratarlosigualmentesiemprey cuando se en-
treguenellos a los mismostrabajos y siempreque se considereque todos
cilosson de valor sensiblementeigual. De ahi proviene la igualdad do-
mestica,que no es sino una consecuencia y un signo cie la igualdad de
hecho que reina entrelos individuosnacidos de un mismo origen,colo-
cados en las mismas condicionesde existenciay que se consagran a las
mismas ocupaciones. En cuanto estan todos en el mismo nivel es casi
completamentenatural el que todos ellos participep-de los productos
de la accion comun. Tal es, en efecto,el espectaculo que nos presentan
los piueblosque nos hacen aun definirinvenciblementeesta funci6n.De
ahi proviene su aspecto democratico. Todas las condicionesson iguales
porque la materia misma de la desigualdad falta. Pero, a medida que
se forman sociedades m'as amplias y que comprendenen sii seno una
pluralidad de familias; a medida que el nuimerode estos grupos ele-
mentales va creciendo, que las relaciones entre ellos se vuelven m6as
frecuentesy mas activas, la diversidad aparece en el seno de la homo-
geneidad primitiva.En vez de que todos se entreguena la misma indus-
tria, agricultura,caza y pesca, las diferenciasmismas de la sociedad
se repartenfuncionesdiferentes.Estas funcionesno tienen,todas, para
la sociedad politica, la misma importancia,piueslas hay ma's v menos
vitales; que implicancualidades mas o menos raras, fatigas
mYs o menos
grandes. La naturaleza del trabajo social para alguien en particular,su
valor intelectual,cambian de uno a otro. Y, a partir de entonces,la
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La SociedadPolitica 13
funci6nde la justicia se complica.Pues jc6mo r tribuirequitativa-
mente-o sea, de acuerdocon una medidacomu'n- meritos y servicios
que no son cualitativamente comparables?Por otraparte,se han pro-
ducidoasimismodesigualdadesde hechoque han venidoa superfetarse
a las desigualdades naturalesy que tienden, por Si mismas,si no las con-
tenemos,a producir,consecuentemente, injusticias.Los sujetos mas
...] 1socialmente,se encuentran, consiguientemente, mas y mas eleva-
dos en cuantomas apegadosa sus servicios, rodeadosde fuerzasa me-
nudo mas contenidas.Por tanto,muynaturalmente se sienteninclina-
dos a abusarde su superioridad, por encimade lo que es justo.Asi se
formanlas clases,las castas,los gruposde privilegiados. Para ponerun
obstaculoa todasestasdesigualdades, que ponentrabasa la civilizaci6n,
se necesita,por tanto,de una organizacion moralsuperiorcolocadapor
encimade la familia.Es necesarioque un grupose eleve por encima
de todoslos gruposfamiliares y que sometaa todoslos individuosa la
leyde justiciaque no les puede impionerla familia.Conforme ese grupo
sea mas fuerte,
tendra mayor capacidadpara desempenar esta funci6n.
Estegrupoes la sociedadpolitica,o la patria.
Pero,para comprender c6mopuede alcanzarseesteresultado, se ne-
cesitaconsiderar y fraccionar el cuerpode estasuma.Esto es el Estado.
Porqueesta acci6nconcretano puede ejercersepor la sucesi6nconfusa
de los individuosque componeneste grupomas amplio. Se necesita,
por tanto,que se organice.La organizaci6nes la condici6nnecesaria
para que estainfluencia moderadorasea lo que debe ser.Porqueel Es-
tado es la clave de boveda de toda la organizacion politica.
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