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La Segunda y Tercera Ley de La Termodinámica
La Segunda y Tercera Ley de La Termodinámica
La Segunda y Tercera Ley de La Termodinámica
Es decir: el calor siempre va “cuesta abajo”, desde el objeto más caliente al objeto más
frío. No es posible que el calor vaya “cuesta arriba” por sí mismo; por ejemplo, de un
objeto frío a otro caliente. Esta afirmación es una de las muchas maneras de enunciar el
segundo principio de la termodinámica.
La termodinámica es una rama de la física, que se ocupa de las cantidades de calor que
van de un lugar a otro, y de la transformación de la energía calorífica en otras formas de
energía. El principio (ley) cero de la termodinámica define la significación de la
temperatura. El primer principio establece que si tenemos una cierta cantidad de calor,
podemos convertirla en otra forma de energía; pero, hagamos lo .que hagamos, no
podemos conseguir que desaparezca. Cuando en dos objetos a distinta temperatura existe
una cierta cantidad de energía, el segundo principio rige la dirección del flujo de energía
calorífica de un objeto a otro.
La termodinámica abarca, fundamentalmente, una serie de desarrollos matemáticos, y
existen muchas otras maneras matemáticas de definir el segundo principio de la
termodinámica. Sin embargo, todas ellas se resumen, diciendo, simplemente, que es
imposible que el calor, por sí solo, vaya “cuesta arriba”.
En un refrigerador doméstico se hace que el calor vaya “cuesta arriba”. Para ello, debe
absorberse calor del congelador, que es el lugar más frío del refrigerador. Se extrae de un
lugar frío y se cede a un lugar más caliente: el aire que rodea al refrigerador. Pero el calor
no puede hacer esto por sí solo.
En muchos de ellos (los de compresor), el movimiento “cuesta arriba” del calor, del objeto
frío al caliente, es ayudado por un motor eléctrico, mientras que el calor en sí es
transportado por el vapor, en tubos. Por lo tanto, se usa energía (por el motor) para
transferir el calor. Se hace que el vapor se condense, y entonces se lo expansiona
bruscamente.
Al expansionarse, se enfría hasta que su temperatura queda por debajo de la parte más
helada del congelador. Solamente así se puede extraer calor de éste, pues, de acuerdo con
el segundo principio, el calor sólo puede pasar a un objeto más frío. Después, el motor
comprime el gas, su temperatura sube nuevamente, y de esta forma puede ceder su calor
al aire exterior. Luego, el gas se expansiona, se enfría, y todo el ciclo se repite
continuamente.
Sería mucho más fácil fabricar refrigeradores, si el segundo principio de la termodinámica
fuese falso. Si, por ejemplo, el calor pudiese ir, por sí solo, desde el plato con hielo al
recipiente de agua hirviendo, el hielo se enfriaría más y el agua herviría con mayor
intensidad. El calor extraído al hielo podría aprovecharse para hervir el agua. Los
refrigeradores no necesitarían motores ni circulación de líquidos. Desgraciadamente, esto
no ocurre, y esa imposibilidad es la mejor prueba en apoyo del segundo principio de la
termodinámica.
Así, según el segundo principio, cuando se tiene un sistema que pasa de un estado de
equilibrio A a otro B, la cantidad de entropía en el estado de equilibrio B será la máxima
posible, e inevitablemente mayor a la del estado de equilibrio A. Evidentemente, el
sistema sólo hará trabajo cuando esté en el tránsito del estado de equilibrio A al B y no
cuando se encuentre en uno de estos estados. Sin embargo, si el sistema era aislado, su
energía y cantidad de materia no han podido variar; si la entropía debe de maximizarse en
cada transición de un estado de equilibrio a otro, y el desorden interno del sistema debe
aumentar, se ve claramente un límite natural: cada vez costará más extraer la misma
cantidad de trabajo, pues según la mecánica estadística el desorden equivalente debe
aumentar exponencialmente.
Aplicado este concepto a un fenómeno de la naturaleza como por ejemplo la vida de las
estrellas, las mismas, al convertir el hidrógeno, su combustible principal, en helio generan
luz y calor. Al fusionar los núcleos de hidrógeno en su interior la estrella libera la energía
suficiente para producirlos a esa intensidad; sin embargo, cuando intenta fusionar los
núcleos de helio no consigue liberar la misma cantidad de energía que obtenía cuando
fusionaba los núcleos de hidrógeno. Cada vez que la estrella fusiona los núcleos de un
elemento obtiene otro que le es más inútil para obtener energía y por ende la estrella
muere, y en ese orden de ideas la materia que deja atrás ya no servirá para generar otra
estrella. Es así como el segundo principio de la termodinámica se ha utilizado para explicar
el fin del universo.
Tercera ley de la termodinámica: