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Hepadnavirus 1

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Virus de la hepatitis B

El VHB es el principal representante de los hepadnavirus. El VHB infecta el hígado y, en menor


medida, los ríñones y el páncreas del ser humano y el chimpancé. Los pioneros de la biología
molecular han hecho posible estudiar el VHB a pesar de su limitado abanico de anfitriones, y de
la carencia de un sistema de cultivos celulares adecuado para su crecimiento in vitro.

El VHB es un virus de ADN pequeño con envoltura que presenta varias propiedades poco
comunes. En particular, su genoma es una pequeña cadena circular de ADN mayormente
bicatenario formado por tan sólo 3.2 kb. A pesar de ser un virus de ADN, el VHB codifica una
transcriptasa inversa y se replica mediante un intermediario de ARN. Es uno de los pocos virus
concidos que utiliza transcripción inversa los otros siendo los retrovirus. El virión, también
denominado partícula Dañe, tiene un diámetro de 42 nm. Su estabilidad es excepcionalmente
elevada para un virus con envoltura. Los viriones resisten al tratamiento con éter, pH bajo,
congelación y calor moderado y es susceptible al acido. Estas características facilitan la
transmisión de una persona a otra y dificultan la desinfección adecuada.

Epidemiología

En EE.UU. se infectan más de 300.000 personas cada año por el VHB, que provoca 4000
muertes. Sin embargo, en los países en vías de desarrollo todavía se infectan más individuos,
hasta el 15% de la población durante el nacimiento o la infancia. Se han observado tasas
elevadas de seropositividad en Italia, Grecia, África y sudeste asiático. En algunas zonas del
mundo (sur de África y sudeste asiático) la tasa de seroconversión alcanza hasta el 50%. En estas
regiones el CPH, una secuela a largo plazo de infección, también es endémico.
La mayoría de los portadores crónicos asintomáticos que llevan el virus en la sangre y en otras
secreciones corporales facilitan la diseminación del virus. En EE.UU., entre el 0,1% y el 0,5% de
la población global son portadores crónicos, aunque esto es muy poco comparado con muchas
zonas del mundo.

La condición de portador suele durar toda la vida. El virus se transmite por las vías sexual,
parenteral y perinatal. La transmisión tiene lugar a través de transfusión de sangre y
hemoderivados contaminados (agujas compartidas, acupuntura, piercing o tatuajes), o por
contactos personales muy íntimos que impliquen intercambio de semen, saliva y secreciones
vaginales (p. ej., relaciones sexuales, parto). El personal médico corre el riesgo de sufrir
accidentes como pinchazos de agujas o de instrumentos afilados.

En los adultos la promiscuidad sexual y el consumo de drogas son los principales factores de
riesgo de la infección por el VHB. El VHB se puede transmitir a los recién nacidos por contacto
a través de la sangre de la madre durante el parto y aumenta de riesgo en los paises
subdesarrollados. Los recién nacidos de madres positivas crónicas son los que corren el mayor
riesgo de infección. Los hábitos sexuales más seguros adoptados para prevenir la transmisión del
VIH y la administración de la vacuna del VHB también han contribuido a la reducción de la
transmisión del VHB.

Grupos de alto riesgo de infección por virus de la hepatitis B

 Individuos de regiones endémicas (p. ej., China, partes de África,


 Alaska, islas del Pacífico)
 Recién nacidos de madres con hepatitis B crónica
 Adictos a drogas por vía parenteral
 Individuos con múltiples parejas sexuales: homosexuales y heterosexuales
 Hemofílicos y otros pacientes que necesitan tratamientos con sangre y
hemoderivados
 Personal sanitario que está en contacto con sangre
 Residentes y miembros del personal de instituciones para discapacitados mentales
 Pacientes de hemodiálisis y receptores de sangre y de órganos

Una de las principales preocupaciones sobre el VHB es su asociación al CPH. Este tipo de
carcinoma probablemente provoca entre 250.000 y un millón de muertes al año en todo el
mundo; en EE.UU. al CPH se le atribuyen aproximadamente 5000 muertes al año.

Patogenia e inmunidad

El VHB puede provocar una enfermedad aguda o crónica, sintomática o asintomática. El hecho
de que se produzca uno u otro de estos fenómenos parece depender de la respuesta inmunitaria
de la persona frente a la infección. La detección de los componentes HBsAg y HBeAg del virión
en la sangre indica la existencia de una infección activa. Las partículas HBsAg continúan siendo
secretadas en sangre incluso después de que haya finalizado la producción de viriones, y hasta la
desaparición de la infección.

La principal fuente de virus infecciosos es la sangre, aunque el VHB se puede encontrar en


semen, saliva, leche, secreciones vaginales y menstruales y líquido amniótico. La forma más
eficaz de adquirir el VHB es por inoculación directa del virus en el torrente sanguíneo. Otras vías
habituales pero menos eficaces de infección son el contacto sexual y el parto.
El virus empieza a replicarse en el hígado en el plazo de 3 días desde su adquisición, pero, tal
como ya se ha dicho, puede que los síntomas no se observen hasta 45 días después o más,
dependiendo de la dosis infectante, la vía de infección y la persona. El virus se replica en los
hepatocitos y da lugar a efectos citopáticos mínimos. La infección evoluciona durante un período
relativamente prolongado sin provocar lesiones hepáticas (p. ej., elevación de los valores de
enzimas hepáticas) o síntomas.
Durante este tiempo, las copias del genoma del VHB se integran en la cromatina del hepatocito y
permanecen latentes. La construcción intracelular de formas filamentosas de HBsAg puede
originar la citopatología de vidrio esmerilado del hepatocito.

La inmunidad celular y la inflamación son las responsables de la aparición de los síntomas y la


resolución eficaz de la infección por el VHB tras la destrucción de los hepatocitos infectados.
Los epítopos del antígeno HBc son antígenos prominentes para los linfocitos T. Una respuesta
insuficiente de los linfocitos T frente a esta infección generalmente provoca síntomas
moderados, la incapacidad de eliminar la infección y la aparición de la hepatitis crónica. Los
anticuerpos (generados por la vacuna) pueden conferir protección frente a la infección inicial al
evitar la entrada del virus en el hígado.

En una fase ulterior de la infección, las abundantes moléculas de HBsAg en el suero se unen a
los anticuerpos neutralizantes e inhiben su acción, lo que limita su capacidad para curar una
infección. Los inmunocomplejos formados entre HBsAg y anticuerpos anti-HBs contribuyen a la
aparición de las reacciones de hipersensibilidad (tipo III), lo que provoca problemas como
vasculitis, artralgias, exantema y lesiones renales.

Los lactantes y niños pequeños todavía tienen una respuesta inmunitaria celular inmadura y su
capacidad de eliminar la infección es inferior, pero presentan un número menor de lesiones
tisulares y síntomas más moderados. Hasta el 90% de los lactantes infectados durante el período
perinatal se convierten en portadores crónicos. En este grupo de población la replicación vírica
se mantiene a lo largo de un prolongado período. Durante la fase aguda de la infección, el
parénquima hepático sufre cambios degenerativos consistentes en hinchazón celular y necrosis,
especialmente en los hepatocitos que rodean la vena central de un lóbulo hepático. El infiltrado
celular inflamatorio está compuesto principalmente por linfocitos. La resolución de la infección
hace posible la regeneración del parénquima.

Enfermedades clínicas

Infección aguda

Tal como se ha observado, la presentación clínica del VHB en los niños es menos grave que en
los adultos, y la infección con frecuencia es asintomática. Hasta en el 25% de los infectados por
el VHB aparece una enfermedad clínicamente manifiesta. La infección por el VHB se caracteriza
por un período de incubación largo y un inicio insidioso. Durante el período prodrómico puede
haber síntomas como fiebre, malestar y anorexia, seguidos de náuseas, vómitos, malestar
intestinal y escalofríos. Poco después aparecen los síntomas clásicos de ictericia debida a la
lesión hepática (p. ej., ictericia, orina oscura, heces claras). La recuperación se caracteriza por
reducción de la fiebre y recuperación del apetito. Aproximadamente en el 1% de los pacientes
con ictericia se produce una hepatitis fulminante que puede ser mortal. Se caracteriza por
síntomas más graves e indicios de lesión hepática grave, como ascitis y hemorragia.

La infección por el VHB puede favorecer la aparición de reacciones de hipersensibilidad por


inmunocomplejos de HBsAg y anticuerpos. Estas pueden producir exantema, poliartritis, fiebre,
vasculitis necrosante aguda y glomerulonefritis.

Infección crónica

La hepatitis crónica afecta entre el 5% el 10% de las personas con infecciones por el VHB,
habitualmente tras un cuadro inicial moderado o inaparente. Aproximadamente una tercera parte
de estos pacientes padece hepatitis crónica activa con destrucción continua del hígado que
produce destrucción hepática, cirrosis, insuficiencia hepática o CPH. Los dos tercios restantes
presentan hepatitis pasiva crónica y es más probable que sufran complicaciones. La hepatitis
crónica puede detectarse de forma casual con el hallazgo de concentraciones elevadas de
enzimas hepáticas en un análisis sanguíneo rutinario. Los individuos con infección crónica son la
fuente principal de diseminación del virus y corren el riesgo de padecer un cuadro fulminante si
contraen simultáneamente una infección por el VHD.

Carcinoma hepatocelular primario

La Organización Mundial de la Salud estima que el 80% de los casos de CPH se puede atribuir a
infecciones crónicas por el VHB. El genoma del VHB está integrado en las células del CPH, las
cuales expresan antígenos del VHB. El CPH acostumbra a ser mortal y es una de las tres causas
más habituales de mortalidad por cáncer en el mundo. En Taiwán, por lo menos el 15% de la
población es portadora del VHB, y cerca de la mitad muere debido a CPH o cirrosis. El CPH
podría convertirse en el primer cáncer humano que se pueda prevenir con una vacuna. El VHB
puede inducir el CPH estimulando la reparación continua del hígado y el crecimiento celular
como respuesta a las lesiones tisulares o bien integrándose en el cromosoma de la célula
anfitriona para estimular de manera directa la proliferación celular. Esta integración podría
favorecer el reordenamiento genético o adjuntar promotores víricos a los genes que controlan el
crecimiento celular. Alternativamente, una proteína codificada por el gen X VHB podría
transactivar (poner en marcha) la transcripción de las proteínas celulares y estimular el
crecimiento celular. La presencia del genoma del VHB puede permitir una mutación
subsiguiente que estimule la carcinogénica. El período de latencia entre la infección por el VHB
y el CPH puede ser corto, de unos 9 años, o llegar a alcanzar hasta 35 años.
Embarazo y HB

Las mujeres embarazadas que tienen hepatitis B pueden transmitir el virus a sus bebés. Se cree
que la infección es transmitida durante el parto. La mayoría (~95%) de los bebés infectados que
no reciben tratamiento inmediato se desarrollaran la enfermedad cronica y corren un mayor
riesgo de enfermarse con cirrosis, falla hepática y cáncer del hígado. Por lo tanto, todas las
mujeres embarazadas deben someterse a la prueba de HBV. Si ella se encuentra positiva por el
virus, el tratamiento para el bebé debe comenzar inmediatamente después del parto. Ese
tratamiento incluye la vacuna contra hepatitis B, así como inmunoglobulina de HBV. Además, el
bebé recibirá dos vacunas adicionales durante visitas de control al mes y despues de un año.
La mujer con enfermedad adelantada del hígado corre un riesgo más alto de sufrir
complicaciones durante el embarazo. Por el hecho de que el bebe sera vacunado al nacer se
recomienda que la madre no evite amamantar aunque esta infectada.

Diagnóstico de laboratorio

El diagnóstico inicial de hepatitis se puede hacer basándose en la sintomatología clínica y en la


presencia de enzimas hepáticas en la sangre. Sin embargo, la serología de la infección por el
VHB describe la evolución y la naturaleza de la enfermedad. Las infecciones agudas y crónicas
por el VHB se pueden distinguir por la presencia de HBsAg y HBeAg y por el patrón de
anticuerpos frente a cada antígeno concreto de VHB.

Una infección crónica se puede distinguir por el hallazgo continuado de HBeAg, HBsAg o
ambos, así como por la ausencia de anticuerpos detectables frente a estos antígenos.
Durante la fase sintomática de la infección, la detección de anticuerpos frente a HBeAg y HBsAg
es difícil como consecuencia de la formación de complejos del anticuerpo con el antígeno en el
suero. La mejor forma de diagnosticar una infección aguda reciente, especialmente durante el
período en el que no se pueden detectar HBsAg ni anti-HBs (período ventana), es analizar la IgM
anti-HBc.

Tratamiento

A pesar de que no se dispone de ningún tratamiento frente a la infección aguda, se puede


administrar inmunoglobulina frente a la hepatitis B durante la semana siguiente a la exposición y
a los recién nacidos de madres HBsAg positivas con el fin de evitar y aliviar la enfermedad. La
infección crónica por el VHB se trata con fármacos con actividad frente a la polimerasa, como
Iamivudina (2'3' didesoxi-3'-tiacitidina),el cual actúa también como inhibidor de la transcriptasa
inversa del VIH, o bien por medio de análogos de nucleósidos como adefovir
dipivoxil y famciclovir. Estos tratamientos autorizados por la FDA estadounidense se
administran a lo largo de un período de 1 año. Asimismo, interferón-cc (INF-a) dispone de
eficacia y se administra durante, al menos, 4 meses.

Prevención y control

La transmisión del VHB en sangre o hemoderivados se ha reducido enormemente mediante el


cribado de la sangre donada con respecto a la presencia de HBsAg y anti-HBc. También se han
hecho esfuerzos para prevenir la transmisión del VHB consistentes en evitar las relaciones
sexuales con portadores del VHB y los estilos de vida que facilitan la diseminación del virus.
Los individuos habitualmente en contacto dentro del hogar y las parejas sexuales de los
portadores del VHB corren un riesgo mayor, así como los pacientes de hemodiálisis, receptores
de mezcla de plasmas, profesionales sanitarios expuestos a contacto con sangre y recién nacidos
de madres portadoras del VHB.

Se recomienda la vacunación en lactantes, niños y especialmente personas de grupos de riesgo.


La vacunación es útil incluso tras la exposición en recién nacidos de madres positivas a HBsAg e
individuos expuestos de manera accidental, ya sea por vía transcutánea o transmucosa, a sangre o
secreciones de una persona positiva a HBsAg. La vacunación de las madres debería hacer
descender la incidencia de la transmisión a los lactantes y niños de más edad, reduciendo
también el número de portadores crónicos de VHB. La prevención de la VHB crónica reducirá la
incidencia de CPH.

Las vacunas frente al VHB son vacunas de subunidades. La primera vacuna frente al VHB era un
derivado de partículas HBsAg humanas de 22 nm obtenidas de individuos con infección crónica.
Se administrar en una serie de tres inyecciones, administrándose la segunda y la tercera 1 y 6
meses después de la primera. Más del 95% de las personas que recibe el tratamiento completo
con las tres dosis elabora anticuerpos protectores. El único serotipo y la limitación de anfitriones
(el ser humano) ayudan a garantizar el éxito de un programa de vacunación. Las precauciones
universales con sangre y líquidos corporales se aplican para limitar la exposición al VHB. Se
asume que todos los pacientes presentan la infección. Se necesitan guantes para manipular sangre
y líquidos corporales; también es necesario utilizar ropa protectora y gafas. Se deben tener
precauciones especiales con las agujas y los instrumentos cortantes. Los materiales contaminados
con el VHB se pueden desinfectar con soluciones de lejía al 10% pues a diferencia de la mayoría
de virus con envoltura, el VHB no se inactiva con los detergentes.
La vacuna

La vacuna activa contra la hepatitis B fue desarrollada en 1971, por Krugman, Giles y Hammond
pero desde 1982 esta disponible. Esta se produce a partir de un virus entero inactivado de
hepatitis B.

En ninõs:

 La vacuna contra la hepatitis B se administra a los niños en una serie de tres dosis
 La primera dosis se le aplica antes de salir del hospital .Si la madre porta el virus
de la hepatitis B (VHB) en su sangre, el bebé recibe la primera vacuna poco
después de nacer.
 La segunda dosis se aplica entre uno y dos meses de edad.
 La tercera dosis se aplica al año de edad.
BIBLIOGRAFIA

 Patrick Murray. Microbiología Médica. 5ta edición.


 Ernest Jawetz. Microbiología Médica. Edición 18.
 Llop Valdez,2005,Microbiologia y parasitología medica , Edición 1
la habana , Cuba
 Ortega, Rafael M.D; Minier, Pablo M.D ,2005, La confección VIH, HVB. The
body possitive HIB/AIDS resource .
Área de Salud

Microbiologia II

Hepatitis B

Sustentado por:

Carlos Jiménez 10-3008

Eduardo A. Tió 10-3023

Dra. Dania Torres

Diciembre 14, 2010

Santo Domingo

Republica Dominicana

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