Business">
Internet Richard Batley ESPAÑOL
Internet Richard Batley ESPAÑOL
Internet Richard Batley ESPAÑOL
Richard Batley
LA PROBLEMÁTICA
Los países en desarrollo experimentan en la actualidad un auge hacia la privatización
que toma origen en varias fuentes. No sólo por la dificultad fiscal de subsidiar el costo
de los servicios, sino también por la presión de los donantes, en particular a través de
programas de ajuste estructural, y del ejemplos de ciertos países desarrollados que
han recorrido el mismo camino. En los países en desarrollo donde ha tenido lugar la
privatización o comercialización, por lo general ésta se ha realizado primero por las
compañías de producción de bienes comerciales del Estado más pequeñas y poten-
cialmente competitivas (Cook y Kirkpatrick 1988; Kikeri, Nellis, y Shirley 1992;
Adam, Cavendish, y Mistry 1993; Odle 1993). La introducción de la participación
privada en grandes empresas estratégicas y en los servicios públicos ha sido más lenta
y genera problemas más complejos, por lo menos de interés y aceptación pública
(Cook y Minogue 1990). La reivindicación básica es que el aumento de la eficiencia
debe llevar al reemplazo del monopolio público por la competencia privada o incluso,
dada la rigidez de la administración pública y la tendencia del “gobierno a fracasar”,
al monopolio privado (Wolf 1988). Este artículo evalúa los argumentos de la partici-
pación del sector privado en el suministro de servicios urbanos, considera formas
alternativas de asociación pública y privada, y cuestiona sí la participación privada
proporciona una mayor eficiencia.
Los sectores de servicio que han recibido la evaluación más amplia son: la reco-
lección de desechos sólidos, el suministro de agua y la electricidad (Ascher 1987;
Vickers y Yarrow 1990, p. 40; Walsh 1995, p. 231). La conclusión más generalizada
es que la introducción de la competencia ha tenido un efecto más significativo sobre
el rendimiento que el cambio de titularidad, en especial si los organismos privatiza-
dos continúan bajo una regulación detallada (Cook y Kirkpatrick 1988, p. 22; Vickers
y Yarrow 1988, pp. 40-1; Shapiro y Willig 1990, p. 58).
Está claro que la “privatización” toma muchas formas (Cook y Kirkpatrick 1988).
Con frecuencia, el papel representado por sector público cambia pero no desaparece.
Más que una simple transferencia de bienes del sector público al sector privado, por
lo general, hablamos de cambiar sus papeles y sus relaciones con respecto a la propie-
dad, el funcionamiento, el control, y la liberalización (Foster 1992, p. 2). La capaci-
dad de los gobiernos para desempeñar estos nuevos papeles y para manejar las nuevas
relaciones con el sector privado es un importante tema político al que hasta ahora se
PARTICIPACIÓN DEL SECTOR PRIVADO EN EL SUMINISTRO DE SERVICIOS PÚBLICOS 193
REDUCIENDO EL ESTADO
La cuestión de si el sector público o privado debe suministrar servicios urbanos par-
ticulares se ha resuelto de diferentes maneras en diferentes países, pero la mayoría
sufre una presión hacia una mayor participación privada. Se pueden identificar tres
procesos:
• privatización programada, donde los gobiernos toman decisiones sobre políticas
para vender bienes, en forma de concesiones para toda la operación o contratos
externos de aspectos particulares de ésta;
• privatización pragmática, donde la decisión inicial para involucrar al sector pri-
vado es realizada según la necesidad o conveniencia administrativa, y conduce a
una creciente responsabilidad;
• privatización informal o no intencionada, donde el fracaso de los servicios públi-
cos lleva a firmas privadas, comunidades o familias a tomar cartas en el asunto
para compensar la deficiencia.
En la mayoría de los países en desarrollo, es probable que haya habido un “progre-
so” más rápido en la privatización informal que en la programada. Los programas
formales de privatización han sido modestos, excepto en las actividades “producti-
vas” anteriormente ejecutadas por compañías del Estado (el comercio, la industria, el
mercadeo agrícola), y en servicios de infraestructura (las telecomunicaciones, la ge-
neración de electricidad y, en menor grado, la distribución de gas, los puertos, los
ferrocarriles, y el suministro de agua) (Banco Mundial 1994, p. 64). Estos programas
con frecuencia han sido impuestos en razón de crisis fiscales, a la presión del donante
o como último recurso político; y se han preparado mal (Cook y Kirkpatrick 1988;
Edwards y Baer 1992; Pirez 1994). La “privatización informal”, donde las familias y
empresas encuentran sus propias soluciones en respuesta al fracaso de los servicios
públicos, puede ser más común en los países pobres, especialmente en el ámbito de
los servicios particulares de base (transporte, salud, educación) e infraestructura bási-
ca (agua y electricidad) (Moser, Herbert, y Makonnen 1993; Batley 1994).
Donde se ha efectuado el cambio del suministro de servicios por parte del sector
público en la participación de los sectores privado y las comunales, con frecuencia ha
sido por razones simplemente pragmáticas. La mayoría de los países en desarrollo se
ven presionados por privatizar, ya sea debido a la escasez de los recursos del gobierno
a la presión de los donantes de la ayuda. Por ejemplo, Zimbabwe está emprendiendo
una vasta contratación externa de los servicios municipales, en parte bajo la iniciativa
del gobierno central en respuesta al ajuste estructural. En general, lo que comienza
194 LOS RETOS DEL GOBIERNO URBANO
como un paso pragmático conlleva una fuerte obligación con la privatización: por
ejemplo, en la contratación de la recolección de desechos sólidos en Penang, Malasia
Recife y Brasil (Batley 1996).
La competencia de licencias es apropiada para los “bienes privados”, que son aque-
llos en los cuales es posible efectuar cobros y en los que los individuos compiten para
consumir. Deben de haber algunos casos para la intervención del Gobierno, que permi-
tan el acceso equitativo o que atenúen los efectos de la competencia sin restricciones
sobre la sociedad entera. Un ejemplo del primer tipo sería la administración del trans-
porte de autobuses para asegurar que la ciudad entera sea cubierta con tarifas similares;
un segundo ejemplo, sería que los dueños de puestos de mercados satisfagan sus nece-
sidades básicas de salud o que los constructores cumplan con las normas de construc-
ción. Por otro lado, existen argumentos que no son fuertes como para pedir la participa-
ción directa del sector público en la producción o suministro de servicios.
CONCLUSIÓN
Éste ha sido un análisis técnico de los motivos y opciones para la participación privada
en el suministro de servicios urbanos. En la práctica, muchos factores más allá de los
técnicos determinan cómo los servicios son organizados y suministrados en diversos
países. A pesar de las presiones hacia la privatización, la mayoría de los gobiernos han
probado ser muy conservadores en las decisiones tomadas en esta dirección; la historia,
los intereses investidos y las tradiciones institucionales son importantes. Con frecuen-
cia son sólo las crisis las que impulsan los cambios. El estudio de las opciones técnicas
puede ser una forma útil de desafiar las prácticas generalmente admitidas; se plantea así
el interrogante de por qué los gobiernos necesitan estar involucrados en el suministro de
servicios y encontrar el mejor medio organizacional para dirigir esa necesidad.
Aunque alentando la exploración de formas alternativas de suministrar servicios,
este artículo ha cuestionado la creencia ingenua en la privatización. Las ganancias en
cuanto al rendimiento son inciertas; y el gobierno no sólo cambia de papel sino que
asume unos nuevos.
REFERENCIAS
Adam, C., W. Cavendish, and P. Mistry. 1992. Adjusting Privatization: Case Studies from Developing
Countries. London: James Currey.
Ascher, K. 1987. The Politics of Privatization: Contracting Out and Public Service. London: Macmillan.
Bartone, C. 1991. “Keys to Success: Private Delivery of Municipal Solid Waste Services.” Infrastructure
Notes. Infrastructure and Urban Development Department, World Bank. Washington, DC.
Batley, R. 1994. “The Consolidation of Adjustment: Implications for Public Administration.” Public
Administration and Development 14: 489-505.
______ 1996. “Public-Private Relationships and Performance in Service Provision.” Urban Studies
33(4/5): 723-51.
Bendor, J. 1990. “Formal Models of Bureaucracy: A Review.” In N. B. Lynn and A. Wildavsky, eds.,
Public Administration: The State of the Discipline, pp. 373-417. Chatham, NJ: Chatham House.
Chan, H. S., and D. H. Rosenbloom. 1994. “Legal Control of Public Administration: A Principal-Agent
Perspective.” International Review of Administrative Sciences 60(4): 559-74.
Cook, P., and C. Kirkpatrick, eds. 1988. Privatization in Less Developed Countries. Brighton: Wheatsheaf.
______ and M. Minogue. 1990. “Waiting for Privatization in Developing Countries-Towards the
Integration of Economic and Non-Economic Explanations.” Public Administration and
Development 10(4): 389-403.