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Estilos de Crianza
Estilos de Crianza
Estilos de Crianza
Son numerosas las temáticas que los padres deberían de revisar y capacitarse en ello, no
obstante uno de los temas más importantes es el referido a los ?Estilos de crianza?.
Existen diferentes categorizaciones de los estilos de crianza, pero aquellos estilos más
importantes son: Autoritativo, Autoritario, Permisivo e Indiferente.
Existen además los padres tradicionales que son los que adoptan los estereotipos
tradicionales de hombre y mujer; en este caso, el impacto del estilo de un progenitor, se
equilibra con el del otro. Aquí el padre puede ser muy autoritario y la madre más afectuosa
y permisiva. Este estilo de crianza tradicional es el que más abunda en nuestra cultura, el
padre, por lo general, es la figura de autoridad y respeto, la madre es la que intercede por
sus hijos. También puede darse este efecto a la inversa, la madre como figura de autoridad,
y el padre más flexible. Y así sucesivamente, los estilos de crianza varían de cultura en
cultura.
El traer hijos al mundo y criarlos es el asunto más delicado y serio en el que uno como
padre o madre puede involucrarse. La crianza de los hijos es algo de lo cual se debe hablar
incluso antes de casarse.
La llegada de un niño altera virtualmente cada aspecto de la vida de una familia, de manera
positiva, y algunas veces, de manera negativa (Feldman, 2008).
Ps. Claudia Guevara Cordero
Master en Psicología Clínica y de la Salud
Psicóloga de EOS-Perú
Como padres, lo que define nuestro estilo educativo es la forma que tenemos de ejercer la
autoridad. El estilo educativo que adoptamos está íntimamente relacionado con nuestra
forma de resolver los conflictos o de tomar decisiones respecto a situaciones cotidianas.
Estos estilos, unidos al temperamento de partida del niño, dan como resultado diferentes
formas de comportamiento. Los estilos educativos condicionan la manera de ser de nuestros
hijos y su forma de relacionarse con los demás.
Los padres que ejercen un control férreo sobre sus hijos y además lo hacen mediante la
afirmación del poder (esto se hace así porque lo digo yo) tienen un estilo educativo
autoritario.
La comunicación con los hijos es por lo general pobre. En ocasiones se debe a que la
comunicación es escasa. Se trata de padres que no saben cómo hablar con sus hijos o cómo
ponerse a su nivel para poder mantener una conversación.
En otras familias, existe abundante comunicación, pero los datos que aporta el hijo son
utilizados para poder ejercer un mayor control sobre él. Esto, a la larga, termina
provocando que los hijos no cuenten nada o lo menos posible e incluso que oculten
información por miedo a la manipulación o las represalias.
En general, son padres poco afectuosos con sus hijos y que ejercen una alta presión sobre
los mismos para que asuman responsabilidades. Aunque, en ocasiones, el elevado control
les lleva al polo opuesto: se sobreprotege a los niños sin dejarles experimentar por sí
mismos.
Estos padres suelen criar niños obedientes, pero también muy dependientes, poco
alegres o espontáneos. Su sistema moral es rígido y difícilmente generan un código de
conducta propio. La autoestima suele ser baja, son vulnerables a la tensión y fácilmente
irritables.
El estilo permisivo se sitúa en el polo opuesto a los padres autoritarios. El control que
ejercen sobre los hijos es escaso o inexistente. La comunicación con los hijos es buena y
a veces, excesiva. Tratan a sus hijos como iguales, haciéndoles cómplices de confesiones
que no son adecuadas para su edad y su capacidad de razonamiento.
Normalmente son afectuosos y no plantean a sus hijos tareas acordes con su edad de las
que puedan ir asumiendo la responsabilidad (si el niño no quiere hacer la cama, que no la
haga, si total es muy pequeño no se le puede exigir...).
Los niños criados en este ambiente tienen muchos problemas para las interacciones
sociales, ya que no cumplen unas normas estándar de comportamiento, son poco
persistentes y muy descontrolados. Tienen muchas dificultades con el autocontrol y para
asumir responsabilidades. Poseen un pobre sistema moral o normativo.
En principio son niños más alegres que los criados en un ambiente autoritario, pero a la
larga la falta de control genera una baja autoestima, ya que se enfrentan a tareas que
sobrepasan sus capacidades. Cuando crecen se convierten en adolescentes difíciles que
transgreden las normas sociales en busca de límites externos.
El estilo democrático se refiere también a los padres con elevado control, pero flexibles,
que dan explicaciones a los niños acordes a su edad. Son padres afectuosos, que piden a
sus hijos que asuman responsabilidades, también acordes a su capacidad.
La comunicación familiar es buena. Son padres preocupados que ayudan a sus hijos en
la toma de responsabilidades sirviéndoles de guía en tareas cada vez más difíciles, pero
dejando que sean ellos las que las solventen.
Este estilo genera niños con buenos niveles de autocontrol y autoestima, capaces de
persistir en tareas, hábiles para las relaciones personales. Niños independientes, pero
cariñosos con un sistema moral propio.
Es importante entender que los distintos estilos educativos interactúan con un niño que
posee unas características, esto es, quizás con un niño determinado haya que aplicar
más medidas correctivas que con otros niños más inhibidos. Por ello debemos entender
estos estilos educativos de una forma flexible y adaptada a cada niño.
Unos padres sensibles son aquellos que adaptan las estrategias educativas a las
necesidades de sus hijos.
Niveles altos de afecto, de exigencias y de control. Son padres muy cálidos pero al
mismo tiempo exigentes y firmes
Estimulan la madurez de sus hijos
Les ponen límites y hacen respetar las normas
Comprensivos, afectuosos y fomentan la comunicación
Sensibles a las necesidades de sus hijos, estimulan la expresión de sus necesidades y
les dejan un espacio para que empiecen a ser responsables y autónomos.
La relación entre padres e hijos se caracteriza por el diálogo, el consenso como
forma para que los niños comprendan las situaciones
Sensibles a las posibilidades de cada niño
Sus normas son coherentes pero no rígidas
Prefieren el razonamiento y la explicación más que la imposición
Estimulan que el niño se esfuerce en conseguir una meta pero conocen el ámbito de
las posibilidades de sus hijos. No les presionan con aquello para lo que no están aún
preparados.
Fomentan la iniciativa de sus hijos asumiendo que van a cometer errores dada su
inexperiencia
Están más felices consigo mismos y eran generosos con los demás
Más competentes socialmente, mayor autoestima, autonomía y responsabilidad,
mayor autorregulación y desarrollo moral.
Son persistentes en las tareas que emprenden y tienen un buen autocontrol
Competentes socialmente
Baja autoestima
No acatan ninguna norma
Poco sensibles a las emociones de los demás (baja empatía)
Son niños muy vulnerables a conflictos personales y sociales
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