Bible">
Apocalipsis
Apocalipsis
Apocalipsis
Índice
1 Historia del libro
1.1 Autoría
1.2 Contexto histórico de su escritura
1.3 Canonicidad
1.3.1 Reconocimiento y aceptación del Apocalipsis
1.3.2 Adversarios de la canonicidad del Apocalipsis
2 Análisis del libro
2.1 Escuelas de interpretación
2.2 Estructura
2.2.1 Estructura septenaria del Apocalipsis
2.3 Capítulos
2.4 Simbología del Apocalipsis
2.4.1 La liturgia
2.4.2 Números y colores
2.4.2.1 Números
2.4.2.2 Colores
2.4.3 Los septenarios
2.4.4 Personajes y figuras en la simbología del Apocalipsis
2.4.4.1 Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
2.4.4.2 Los 144 000
2.4.4.3 La Bestia y su número
2.4.4.4 Babilonia y la prostituta
2.4.4.5 La Mujer vestida de sol y el Niño
2.4.4.6 La Nueva Jerusalén
3 Notas
4 Véase también
5 Bibliografía
6 Enlaces externos
Historia del libro
Autoría
Artículo principal: Autoría de los escritos joánicos
El autor se identifica a sí mismo dentro del libro como Juan, y en condición de
desterrado en la isla de Patmos (en el mar Egeo) por dar testimonio de Jesús (Apo
1:9).
Además, piensan que asignar como autor de las obras a un personaje de renombre era
común en la tradición de la literatura apocalíptica, no para darle un crédito extra
aunque falso a la obra, sino porque de hecho el autor verdadero se identifica
plenamente con el personaje que se marca como autor de la obra (Vanni, 1982: 18-
19).
En occidente, el libro fue definitivamente aceptado por el decreto del papa Dámaso
I, en el año 382,17 confirmado luego por el Sínodo de Hipona (393),18 el Concilio
de Cartago (397), el Concilio de Cartago (419),1920 el Concilio de Florencia (en
1442)21 y finalmente por el Concilio de Trento (en 1546)22 junto con todos los
demás escritos del Nuevo Testamento. En oriente, fue incluido en el canon después
de mucha polémica (que se prolongó hasta el siglo IX) aunque es el único libro del
Nuevo Testamento que no es leído como parte de la liturgia en la Iglesia ortodoxa.
"Esta es la doctrina que enseñaba Cerinto: el reino de Cristo será terrenal. Y como
amaba el cuerpo y era del todo carnal, imaginaba que iba a encontrar aquellas
satisfacciones a las que anhelaba, las del vientre y del bajo vientre, es decir del
comer, del beber, del matrimonio: en medio de fiestas, sacrificios e inmolaciones
de víctimas sagradas, mediante lo cual intentó hacer más aceptables tales tesis".
Otro discípulo de Orígenes, Eusebio de Cesarea discrepaba de su maestro alejandrino
al rechazar el Apocalipsis como escrito bíblico, aunque se vio obligado a reconocer
su casi universal aceptación. Afirmó lo siguiente:
"El Apocalipsis es aceptado por algunos entre los libros canónicos, pero otros lo
rechazan". (Historia Eclesiástica, III, 25).
Cirilo de Jerusalén no lo nombró entre los libros canónicos;23 tampoco aparece en
la lista del Sínodo de Laodicea,24 o en la de Gregorio de Nacianzo. Otro argumento
en contra de la paternidad apostólica del libro es su omisión de la versión
Peshita, la Vulgata siria en arameo.
En el siglo IX, fue incluido junto con el Apocalipsis de Pedro entre los libros
"discutidos" de la Stichometría de san Nicéforo, patriarca de Constantinopla.