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Actividad 4.
Actividad 4.
Actividad 4.
CDMX, México.
25 Mayo 2021
Los autores Musen, Coger y Kagan (1972) manifiestan que “la psicología del desarrollo
tiene como fines primordiales la descripción, la explicación y la predicción de la conducta
humana, y de manera más especial, el crecimiento y el desarrollo de la conducta
humana”. Afirman además que el desarrollo que ocurre a edad temprana afecta la
conducta posterior. De ahí la importancia de los trabajos que se realicen desde la
perspectiva pedagógica, social e investigativa.
La primera infancia se define como un periodo que va del nacimiento a los ocho años de
edad, y constituye un momento único del crecimiento en que el cerebro se desarrolla
notablemente.
Durante esta etapa, los niños reciben una mayor influencia de sus entornos y contextos,
se revelan innegables cambios imprescindibles en las habilidades fisicomotoras,
cognitivas y lingüísticas, además de la transformación física. Al mismo tiempo, los
cartílagos se tornan tejido óseo en diversas áreas del desarrollo del cuerpo.
Entre los dos y los seis años el cuerpo infantil pierde su aspecto anterior y cambia en
volumen, forma y proporción. Al mismo tiempo, el rápido desarrollo cerebral lleva a la
capacidad de una enseñanza más desarrollada y completa y a una distinción de las
habilidades motoras gruesas y finas que no era viable antes.
Durante estos cuatro años los niños saludables ganan un promedio anual de dos
kilogramos y crecen unos 7 centímetros. A los seis años, el niño promedio en países
desarrollados mide 117 centímetros y pesa 20.8 kilogramos, este ya no tiene la apariencia
ni proporciones de un lactante. Puesto que los niños sostienen mayor proporción del peso
en la parte superior debido a los cambios en las proporciones corporales afectan al centro
del peso por esta razón pierden el equilibrio más rápido, se hace dificultoso detenerse sin
caer y de que sea un mayor esfuerzo mantenerse de pie para atrapar una pelota grande.
Con el desarrollo del cerebro viene un mayor control de los movimientos corporales,
aparece la laterización que gracias a ella habilidades y capacidades específicas quedan
localizadas en uno de los hemisferios cerebrales. Durante los años preescolares se
desarrollan habilidades motoras finas y gruesas. Las condiciones óptimas para el
aprendizaje fisicomotor requieren preparación, actividad, atención y retroalimentación. En
estos años también acontecen cambios importantes en el desarrollo cognoscitivo y
cognitivo. Entre los dos y los seis años los niños desarrollan la capacidad de la
representación simbólica, la transformación de gente, hechos y objetos físicos en
simbólicos mentales, que vuelven más complejos sus procesos de pensamiento y permite
el desarrollo de conceptos como el del orden cronológico, tanto del pasado como del
futuro.
Una de las metas de la socialización es enseñar a los niños a canalizar sus sentimientos
agresivos ya sea imitando o identificándose con los padres. Así mismo se cree que los
niños aprenden comportamientos unos de otros entre pares los niños moldean y refuerzan
conductas apropiadas, en ausencia de amigos los compañeros imaginarios sirven para
adquirir habilidades sociales. Así la socialización está diseñada a enseñar a los niños
conceptos y reglas de la sociedad en la que viven, internalizan normas morales,
esquemas de género e identidad de género.
Durante la segunda infancia hasta la niñez media de los 6 a los 12 años, los niños afinan
y adquieren sus habilidades físicas y motoras y se vuelven más independientes. Con
las oportunidades de instrucción adecuadas, aprenden a andar en una bicicleta, saltar la
cuerda, nadar, tirar a la canasta, bailar, escribir y tocar instrumentos musicales. Gracias al
progreso de las capacidades físicas y una coordinación, son importantes los deportes en
equipo.
En esta época el desarrollo es más lento y regular que en los dos años anteriores, en
promedio el niño de seis años pesa 20 kilogramos y mide aproximadamente un metro. En
esta etapa existe una pauta de crecimiento físico estable que persiste hasta la
adolescencia, es decir, al entrar a la escuela el niño se encuentra en un periodo estable
de crecimiento hasta alrededor de los nueve años las niñas y 11 años los niños, cuando
se produce el estirón de la adolescencia. El tiempo y el grado de crecimiento presentan
variaciones, pues sufren la influencia del ambiente, la nutrición, el género y los factores
genéticos. Por ejemplo, hasta los nueve años las niñas son algo más bajas y pesan
menos que los niños, pero entonces su crecimiento se acelera a causa de los cambios
hormonales que empiezan primero y sobrepasan a los hombres de la misma edad,
también se observa que la estructura de algunas niñas es más pequeña que la de otras,
diferencias que pueden afectar la imagen personal y el auto concepto. Los músculos se
alargan y fortalecen, lo que aumenta el vigor y la resistencia.
El depósito de grasa decrece de los seis a los ocho años, sobre todo entre los varones,
los músculos aumentan en la longitud, anchura y grosor. La fuerza relativa de niñas y
niños es similar, pero cambia en la adolescencia, cuando los hombres adquieren
músculos que se hacen más largos y fuertes.
También a lo largo de esta edad los niños continúan adquiriendo la fuerza, velocidad,
coordinación y control que necesitan para perfeccionar sus habilidades motoras gruesas y
finas.
El escolar es capaz de movimientos controlados y deliberados, para el momento en que
inicia su educación formal ya están establecidas diversas capacidades locomotoras, como
correr, brincar o saltar, que ejecutan a ritmo constante y con pocos errores mecánicos. Al
inicio de la pubertad los niños varían según expectativas de la sociedad, las niñas
sobresalen en actividades que se esperan lo hagan y los niños destacan en actividades
consideradas más masculinas. En esta época también se desarrollan con rapidez las
habilidades que permiten usar más las manos de formas cada vez más refinada habilidad
motora fina, casi todas las habilidades motoras finas se desarrollan en el sexto y
séptimo año, no obstante, algunos pueden dominarlo hasta los 8 años.
La salud en este periodo de la vida es un factor importante del desarrollo físico, dado que
los niños saludables son más capaces de participar en actividades físicas, cognoscitivas
y sociales del mundo que los rodea. Como muchas de las actividades que acontecen en
la escuela reflejan la conciencia de las necesidades físicas.
Durante la niñez media, el niño pasa por el periodo de operaciones concretas se vuelven
capaces de hacer inferencias lógicas, reflexionar en las transformaciones físicas, realizar
operaciones mentales reversibles y en general, formular hipótesis sobre el mundo
material. También pueden especular acerca de las personas, objetos, sucesos de su
experiencia inmediata. Los niños aprenden las estrategias de memorización por repaso,
organización, elaboración semántica, imaginería, recuperación y guiones.
De los 7 a los 11 años; durante este estadio el niño adquiere mayor flexibilidad en su
pensamiento. Aprende a rehacer sus pensamientos, a corregirse y a comenzar de nuevo
en caso de necesidad. Aprende a considerar más de una dimensión del problema a la vez
y a observar un objeto o problema desde diversos ángulos. El juego con cuentas
ejemplifica tales destrezas y muestra cómo los niños cuya edad fluctúa entre 7 y 11 años,
han crecido desde el punto de vista intelectual.
Conforme los escolares siguen mejorando sus habilidades del lenguaje, también
aprenden a leer y escribir. Las etapas anteriores el niño ya fue desarrollándose desde la
llamada fase pre lingüística hasta la emisión de un vocabulario relativamente más
extenso, así como la conjugación de verbos y narración de los sucesos que vivió durante
el día. Cuando el niño llega a la tercera infancia es cuando sus habilidades de
comunicación, específicamente en el lenguaje oral y escrito, se perfeccionan a mayor
velocidad. Durante la niñez media comienza un aprendizaje más formal, el ingreso a la
escuela presenta muchos retos. Los niños deben establecer relaciones de confianza con
otro adulto y empezar la jornada hacia la independencia. Para fermentar la capacidad y el
pensamiento crítico, los maestros deben colaborar con los niños para que aprendan
procesos de control y habilidades de reflexión en vez de adelantar el aprendizaje
memorizado. El éxito escolar depende de la motivación para el logro del niño y de los
valores de su cultura.
Otro aspecto de la cognición social es el juicio moral que se refiere a los procesos de
toma de decisiones acerca de lo correcto y lo incorrecto, lo que Piaget y Kohlberg
propusieron sobre el desarrollo del pensamiento moral que avanza por etapas durante la
niñez. Así la amistad en la niñez sirve a muchos propósitos pues a través de ella los niños
aprenden conceptos y habilidades sociales a la vez que elaboran su autoestima, los
amigos pueden complementarse, por ejemplo, un sociable con un introvertido y a menudo
comparten revelaciones personales, lo que es más cierto entre niñas. El grupo de
compañeros se vuelve importante al ir trascurriendo este periodo, los grupos se
conforman por coetáneo que comparte normas y metas.
La posición de cada niño dentro del grupo está basada en el ajuste general. Los niños
entusiastas, cooperativos y sensibles tienden a ser más populares y los niños indiferentes
suelen ser impopulares lo que afecta su autoestima. Mientras que los niños más
susceptibles a las presiones del grupo son los de baja autoestima que resulta ansioso y
vigilan de cerca. Los niños mayores son más proclives a establecer amistades por
similitud teniendo más presente los perjuicios y conciencia racial que aparece pronto.
Conclusión
Cómo se ha mencionado anteriormente en los retos que enfrenta el niño en estas etapas
de la infancia durante distintas dimensiones se entiende que es lo que influye y como se
puede fomentar el sano desarrollo en el niño a lo largo de la infancia; la alimentación es
algo muy importante para el desarrollo físico y motor ya que interfiere en los cambios del
niño, también es importante recordar que cada niño se desarrolla a su propio paso y
posee distintas necesidades y orientaciones de aprendizaje, el modelo de educación en la
escuela y la intervención del docente beneficia y optimiza el buen desarrollo cognitivo,
social e incluso lingüístico. Entonces se puede decir que es un trabajo conjunto entre la
familia y la escuela para llevar por buen camino el desarrollo en diferentes dimensiones.
Además, los niños nacen con la falta y el deseo de vincular con su enterno y alrededor.
Cuando los profesores, médicos, padres y cuidadores crean relaciones positivas con los
niños a partir del nacimiento y durante sus primeros años de vida y estiman sus
incomparables culturas e idiomas, los niños se consideran seguros, fundamentando así la
base para el progreso de la salud social y emocional.
Estos son aspectos importantes en el desarrollo social y emocional para los niños
pequeños, la base social y emocional fuerte a una edad temprana impacta potentemente
la actitud positiva y la conducta en el futuro de los niños.
Vigotsky (1976), asegura que los niños dan sentido a las cosas a través de las acciones
con su entorno, por esta razón el niño tiene la necesidad de ser apoyado o guiado por un
adulto y con el paso del tiempo logrará su independencia favoreciendo su desarrollo
personal y social. Cuando el ser humano se incorpora una sociedad deberá de
experimentar, para poder llegar a la madurez necesaria, para sobrevivir de manera
independiente, permitiéndole la aceptación y manejo de situaciones.
La evidencia nos demuestra que durante la primera infancia se construyen las bases del
desarrollo de la persona, la arquitectura del cerebro, los cimientos de la salud física y
emocional, las habilidades para desempeñarse en el mundo que nos acompañarán a lo
largo de la vida. Es la base para el desarrollo de una sociedad próspera, responsable y
productiva.
Solo el 60% de los niños recibe el cuidado sensible, responsable y oportuno que
necesitan de sus padres (UNICEF).
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