Works">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Charles Kahn - Biografia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Charles Kahn. “Platón y el diálogo socrático. El uso filosófico de una forma literaria” (2010).

Capítulo “Una biografía especulativa” (p. 74-84)

Platón escribió la Carta VII (“la communis opinio parece volverse en favor de la autenticidad”,
p. 75) a los 74 años.

Platón y sus raíces vínculos familiares

“De hecho, Platón descendía de una familia de gran relevancia pública; a menudo menciona
con orgullo los vínculos de su familia con Solón, y su padrastro y tío abuelo, Pirilampo, fue
compañero cercano de Pericles.” (p. 75)

“tras la derrota de Atenas en 404 a.C., se produjo el colapso de la democracia radical; esta
constitución, «vilipendiada por muchos», fue reemplazada por el régimen oligárquico de los
Treinta.” (p. 75)

Platón menciona en particular el trato que le dieron a «mi viejo amigo Sócrates, al que no
dudaría en llamar el más justo de los hombres de su época» (324 e; Carta VII). Los Treinta
Tiranos intentaron implicarle en sus crímenes y le ordenaron que encabezase un escuadrón de
la muerte para arrestar a León de Salamina, cosa que Sócrates se negó a hacer poniendo en
peligro su vida. (…) En términos generales la democracia restaurada fue bastante moderada y
resistió a la tentación de vengarse de sus oponentes políticos, pero por alguna casualidad
acusó y condenó a muerte «a nuestro mismo compañero, a Sócrates».” (p. 75-76)

Si no fuera por la Carta VII

“No tendríamos conocimiento de su juvenil y persistente ambición por hacer carrera política,
que perduró casi hasta sus cuarenta años, si no nos lo hubiese dicho él mismo; antes bien nos
habríamos imaginado sus primeros años preocupado por investigaciones filosóficas, como en
la descripción que hace Sócrates de su propia juventud en el Fedón. Pero muchas cosas
encajan una vez que comprendemos la apasionada preocupación de Platón por la acción
política. El profundo anhelo de restauración política explica por qué sus tres obras más largas,
que jalonan toda su carrera, están dedicadas a la cuestión de cómo imponer un orden moral
en la vida de la ciudad: Gorgias, República y Leyes; la misma preocupación nos ayuda a
entender sus dos viajes infructuosos a la corte de Dionisio II, en Siracusa, cuando pensó que
tenía alguna oportunidad de influir sobre el curso de los acontecimientos den la ciudad más
poderosa del mundo griego. A partir de la referencia reiterada en esta carta al trato que se da
a Sócrates como una especie de medida de la salud de un régimen político, podemos intuir la
importancia única de aquel en la vida de Platón, como un modelo para su pensamiento moral y
político; y se trata de un modelo al que sigue siendo fuel en esta carta, escrita al menos medio
siglo después de la muerte de Sócrates (el texto data de 353 a.C., justo seis años antes de la
muerte del propio Platón).” (p.76-77)
Según Dodds (1959): “El primero que dijo que el Gorgias es la “apología de Platón” fue
Schleiermacher en la introducción a su traducción del diálogo.” (p.77)

“En consecuencia, mi conjetura es que el Gorgias fue redactado en 390-388 a.C., antes de
viajar al Oeste y sólo unos pocos años después de Ión y el Hipias menor.”

“Parece ser que Platón regresó a Atenas en uno o dos años, probablemente en 387 a.C.
Contamos con otro documento, muy poco habitual, que refleja su interés apasionado por la
política atenienses en la época inmediatamente posterior a su regreso: la oración fúnebre del
Menexeno. Es la única vez, que sepamos, en que Platón se pronuncia públicamente sobre un
asunto de política ateniense y, como es usual, prefiere hablar de modo anónimo e indirecto,
con el pretexto de un diálogo en el que Sócrates aparenta pronunciar una operación fúnebre
compuesta por Aspasia «a partir de los restos sobrantes de la oración fúnebre que compuso
para Pericles» (236 b). Incluso la misma crítica de la política ateniense en s indirecta, expresada
mediante un elogio irónico de sus conciudadanos por el coraje y lealtad que demostraron no
hacía mucho, en 386 a.C. Sion embargo, el mensaje debió ser inequívoco para los
contemporáneos de Platón.” (p. 80)

“En este sentido, Platón nunca abandonó sus aspiraciones políticas; no sólo sucumbió dos
veces a la tentación de probar suerte en la política siciliana, al final de su vida todavía estaba
preparando su última obra y la más extensa, las Leyes, como su legado filosófico para Atenas y
para el pensamiento político futuro.

Sin embargo, en los años que siguieron a 387 o 386 Platón estaba ocupado con otros intereses,
sobre todo la organización de la enseñanza y la investigación que hemos venido a conocer
como fundación de la Academia. No estamos muy informados sobre los detalles de la actividad
docente de Platón y las condiciones de estudio en la Academia, lo que sabemos es que
estableció la primera institución permanente de educación superior e investigación científica,
paradigma para todas las academias, universidades y centros de investigación hasta nuestros
días. De este modo, la escuela de Platón no sólo sirvió para formar a Aristóteles y a muchos
otros pensadores y científicos de importancia: también proporcionó el modelo para que
Aristóteles y filósofos posteriores formasen sus propias escuelas. Y parece que la Academia
platónica jamás perdió de vista su misión política: servir como «vivero de hombres de Estado”
(Marrou, 1950), formando a quienes iban a desempeñar un papel importante como líderes
políticos o consejeros reales.” (p. 81)

“Es importante no perder de vista que la publicación del Gorgias debió catapultar a Platón
desde los bancos de los socráticos menores hasta su posición permanente entre los maestros
supremos de las letras griegas. Según el punto de vista tradicional que supone que compuso el
Protágoras y algunos otros diálogos antes de que el Gorgias, su ascenso tuvo que ser más
gradual, pero aun así bastante dramático. Tanto Gorgias como el Protágoras debieron ser
reconocidos somo obras maestras de la literatura tan pronto aparecieron; incluso sus títulos,
referidos a las figuras intelectuales más relevantes del periodo anterior, debieron llamar
considerablemente la atención. Por sí solo, el Gorgias habría hecho de su autor el pensador y
escritor más sobresaliente de su generación, no solo el principal heredado de Sócrates como
filósofo, sino el sucesor de Eurípides como dramaturgo intelectual y el rival de Tucídides como
pensador político.

Desde esta posición eminente, imagino, Platón emprendió la creación de un nuevo tipo de
diálogo socrático, una serie de discusiones rigurosas sobre la virtud y la educación sin ninguna
conclusión definitiva, encaminadas a provocar y dejar perplejos a sus lectores y a producir así
en ellos el tipo de estímulo intelectual que él mismo recibió de Sócrates. Más adelante
discutiremos la interpretación platónica de la aporía como el primer estadio de la ilustración
filosófica, de momento me preocupan solamente las innovaciones literarias del grupo de
diálogos puente.

El diálogo aporético aparece bajo una nueva forma literaria, el «diálogo histórico», que sólo se
anticipa en el Critón. Un proemio muy cuidado sitúa la escena en un lugar definido con una
fecha ficticia. En diversos casos el marco narrativo proporciona una vívida descripción del
escenario y los interlocutores; en este marco narrativo Sócrates le refiere la conversación a un
amigo (Cármides, Protágoras, Lisis, Eutidemo, como más adelante la República). La
caracterización extraordinariamente natural de los participantes hace que el lector tenga la
ilusión de estar escuchando una conversación real; se trata del mismo arte que alcanza su
máxima culminación en el Banquete y el Fedón, donde el papel de narrador se le asigna a una
persona distinta de Sócrates, de manera que se puede tener una representación más completa
de éste como personaje central.” (p. 82)

“En diálogos anteriores al Fedón y la República, sin embargo, el foco retórico se sitúa en el
lector, o mejor en los distintos grupos de lectores que se solapan. Encontramos en ellos un
retrato cariñoso de Sócrates para el público general, para honrar su memoria y propagara su
ideal moral; también un protéptico a la filosofía para jóvenes talentosos (y quizás unas pocas
mujeres), que pueden ser atraídos a la empresa educativa; y además ciertas sutilezas técnicas
para que las estudien quienes ya están maduros para la formación en la filosofía. La serie de
diálogos «populares» que va desde el Laques hasta el Banquete fue redactada para todos esos
públicos, con objeto de crear el nuevo lector que será capaz de introducirse en el mundo
filosófico, menos familiar del Fedón y la República.

No sabemos en qué momento tomó forma este amplio proyecto literario, al igual que tampoco
sabemos cuándo formuló Platón por primera vez la doctrina de las Formas para sí mismo y sus
amigos. Tenemos razones fundadas para creer que cuando comienza a escribir el Laques, por
ejemplo. Lo hace en la perspectiva de estar emprendiendo algo mucho mayor, algo cuyos
contornos pueden resultar borrosos, pero cuya meta es clara; poner las bases filosóficas para
una defensa sistemática de la ética socrática y su aplicación en el dominio político. Así,
redactar el Laques es preparase para escribir el Eutifrón, el Cármides, el Protágoras, el
Menón… y en última instancia la República.

¿Qué edad tenía Platón cuando formuló este plan, y cuándo lo llevó a cumplimiento? No
podemos saberlo, pero al menos podemos hacer algunas conjeturas probables. El Gorgias
puede tomarse razonablemente como indicación del momento en que Platón se compromete
con la vida filosófica, cuando estaba a punto o acababa de cumplir los cuarenta -momento que
se data en torno a 388 a.C., gracias a sus propias declaraciones en la Carta VII-. El Banquete,
por su parte, contiene la primera referencia explícita a su metafísica transcendental, en los
años posteriores a 385 (el diálogo se data en fecha posterior a ese año a razón del
anacronismo en Banquete 193 a). De ahí que en mi hipótesis los siete diálogos puente, desde
el Laques hasta el Menón y el Eutidemo, caerán entremedias, a mediados y finales de la década
de 380. La República se redactó después del Banquete, en la década que va del 380 al 370,
cuando Platón había cumplido los 50. Si estos cálculos son correctos, el plan mismo y la
redacción de los siete diálogos que se denominan tempranos pertenecerán a mediados o
finales de la década de 380, cuando rondaba los cuarentaicinco años.” (p. 83-84)

También podría gustarte