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Transcripción ‘Un paseo por el siglo de oro: la polifonía vocal’

La polifonía vocal se debería rescatar día a día, es una joya. Misa salves de Tomás Luis de
Victoria, Sanctus y Benedictus. Es el último de los tres más grandes polifonistas sacros, el
más influyente y con mayor repercusión e influencia.

En el Renacimiento musical encontramos tres grandes bloques: polifonía vocal sacra,


polifonía vocal profana y la música instrumental. El contexto y características generales a
destacar de esta época y, en concreto, de la polifonía vocal sacra

Contexto histórico: La segunda mitad del siglo XV trae el renacimiento, una nueva etapa
histórica con grandes cambios con los que se busca romper con lo que se venía
produciendo durante siglos a lo largo de la edad media, período en el que se sentaron las
bases de la música tal y como la conocemos hoy, tanto a nivel teórico como a nivel
práctico, la vio crecer y evolucionar. A mitad del siglo XVI, nivel cultural se quiso poner fin
a una etapa y, para ello, el espejo fue el pasado, la cultura griega. El centro fue Italia, pero
desde aquí se difundió al resto de Europa. Entonces, surge la corriente humanista. Por su
parte, la música sigue su propio camino, aunque interacciona con lo político, lo social y
con otras manifestaciones culturales, que también marcan su rumbo, pero que suponen la
a aparición de nuevos autores con sus propios métodos compositivos, o quizá evolucionan
y aparecen otras formas musicales. Se construyeron enormes catedrales musicales,
acordes con los edificios en los que se interpretaban y a donde iban dirigidos. Los templos
son estos lugares, pero no sólo en el plano coral, sino que también las cortes adquieren su
protagonismo, el repertorio profano ofrece verdaderas joyas que se siguen interpretando.
Aparecen nuevos instrumentos, y los que existen se van perfeccionando, se ofrecen
nuevas sonoridades, trayendo, por tanto, nuevas posibilidades a los compositores. Nos
encontramos con épocas con músicas de enormes trascendencias, influidas por épocas del
pasado y que serán la semilla de épocas posteriores: el Barroco.

En España, el siglo XVI da lugar a algo nuevo: figuras de renombre en el tiempo, que
traspasan las fronteras incluso (con más fama fuera que dentro de España, sobre todo en
Roma). En este momento de la historia, Roma era la cuna de la cultura, por lo que
influyeron la música de estos autores. Sin embargo, desarrollaron también un lenguaje
propio, con unas características propias: la tradición española, que hicieron de esta época
el siglo de oro de la música en España. La fusión de las coronas de Castilla y de Aragón
también desempeñó un papel muy importante en que esto se produjera, en esta etapa
musical. Desde el extranjero también llegaban a España figuras musicales del momento,
de ahí la mutua influencia entre todos ellos, no solamente nosotros viajábamos a Italia,
sino que ellos también venían (Palestrina viene de la escuela española, tenía mucha
influencia de España). Destacan las figuras de tres compositores: Cristóbal de Morales,
Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria, ellos son el centro de la escuela polifónica
española que tuvo lugar durante el Renacimiento. Son el centro porque ofrecen, a través
de sus obras, una intensa expresión de emoción religiosa. Compusieron música para los
distintos oficios de Semana Santa y, además, hicieron un menor uso del contrapunto, no
como otros compositores. Además, con el propósito de que el texto fuera más
comprensible, éste era el que mandaba, por lo que había una mayor tendencia al
silabismo. Con todos estos datos, se puede decir que eran piezas menos complejas que las
de sus contemporáneos.

(Suena Pie Jesu Domine, de Cristóbal de Morales, autor fundamental sin el que no se
podría entender el Palestrina o la de Tomás Luis de Victoria). No es necesario demasiada
complejidad para transmitir adecuadamente la emoción. Los autores españoles que
supusieron la semilla de estos tres grandes compositores, a final del siglo XV y primeras
décadas del siglo XVI fueron: Francisco de La Torre, Juan de Anchet, Francisco de
Peñalosa. Antes que ellos, en el reinado de Alfonso V, destacan compositores como Juan
Cornago y Pedro Oyola entre otros. A comienzos del siglo XVI emerge la figura de Cristóbal
de Morales, considerado el primero de esta brillante generación, y, para muchos teóricos,
es el más brillante de esta generación y el padre del siglo de oro.

(Circumdederum me, Cristóbal de Morales). Es un motete, un claro ejemplo de polifonía


imitativa a cinco voces. La música de Morales siempre fue polémica porque parecía que
eran de carácter foráneo más que español. Puede que sí tenga influencia extranjera, de
Josquin o de Ockehem, introducida en España por francisco de Peñalosa. El texto estaba
destinado a los funerales. La melodía es fiel reflejo del significado del texto, son creadas
para ellas, no otra música podría encajar, van de la mano. Los motetes se usaban como
base para el propio compositor para creaciones posteriores, o para otros compositores
que utilizan esta melodía. Es el caso de las misas de Palestina, Guerrero o Tomás Luis de
Victoria, que tomaban prestadas varias de las melodías de motetes de Cristóbal de
Morales, lo cual es prueba de la influencia que tenía su música como padre de este siglo
de oro. Estas misas son conocidas como misas parodias, también se utilizaba el canto llano
como base para otras composiciones de mayor dimensión en cuanto a tamaño o duración.
Aparecía en antologías junto a obras de otros autores, lo cual es la primera vez que ocurre
para un compositor español.

Motete de Francisco Guerrero, Dómine Jesu Criste, discípulo de Cristóbal Morales. Él es el


que va a reforzar e imprimir el verdadero carácter de la música religiosa de la
contrarreforma. Fue un personaje admirado y querido en su época, Góngora o Lope de
Vega escribían sobre él. En vida era muy admirado, mientras que mucho lo han sido
realmente una vez ya fallecido. Su música era de gusto popular. El contexto de esta obra:
está entre las obras de juventud de este compositor, dentro de las obras sacras. Fue un
compositor vinculado a composiciones religiosas, ya que fue considerado el cantor
mariano más importante de la época, debido a que era un gran devoto de la Virgen María,
dedicando a ella gran parte del catálogo de su obra. En pleno Concilio de Trento, es el
portavoz de la Virgen María, su sucesor se Francisco Luis de Victoria.

Niño de amor herido. En esta obra se usa el castellano, algo muy singular ya que el latín
era la práctica habitual, sobre todo dentro del repertorio sacro. El Concilio de Trento fue
trascendente, de una manera muy importante, tratando de unificar textos. No olvidemos
el papel que tuvo el arte, ya que, al ser una herramienta útil y muy utilizada por la Iglesia
para difundir la fe, a través de esa estandarización de la liturgia que proponía la
contrarreforma. Además, este aspecto del castellano, hace a esta pieza española más
cercana, hace que nos sintamos más cercanos a ella al romper la barrera del idioma. Esta
pieza puede acercar de una forma más directo a los oyentes este tipo de repertorio de
música antigua.

Motete de Alfonso Lobos. La mayor parte de su obra se encuentra en el siglo XVI. Por
encontrarse en el siglo de oro, con las tres grandes figuras que ya nombramos, pues no
pudo destacar tanto como compositor, pero merece la pena nombrarlo. Se formó con
Francisco Guerrero y fue ayudado por Tomás Luis de Victoria. Este compositor fue muy
importante para la corte de la época, suministraban las músicas necesarias para cada uno
de los requerimientos y necesidades de sus mecenas y protectores. La base del motete
proviene de ese canto llano inicial y, sobre él, se construyen las voces superiores, siendo
una de ellas el ‘motetus’ que es la que termina por darle el nombre a este tipo de
composición. Si bien su origen lo encontramos en el siglo XIII, hasta ahora ha sido una
figura musical muy utilizada en aquella época, la más utilizada y recurrente.

Et Jesum, motete de Tomás Luis de Victoria. ¿Es el sacerdote músico, o músico sacerdote?
Su carrera religiosa fue en paralelo a su carrera como compositor y músico, pudo llegar a
vivir con holgura gracias a las obras que convivía y llegó a abarcar más allá que del ámbito
español. Su repertorio está muy presente en distintos repertorios litúrgicos. Había mucha
tradición en la época de traducir obras de polifonía vocal a instrumentos de cuerda como
el laúd.

La importancia de los vihuelistas de antes, son los culpables de ofrecer una visión distinta
de las piezas sacras. Han servido para rescatar obras sacras que se habían perdido y para
enseñar a cantar a las princesas.

Cuatrocientos años después de la muerte de Tomás Luis de Victoria, se interpreta cada día
más. Para muchos es el compositor más importante de la historia de la música en España,
e incluso el mejor compositor del Renacimiento europeo. Transmitía con su música su fe
religiosa. El Concilio de Trento tuvo mucho que ver en la forma de expresar con el uso de
la música, las palabras. Intentaba que fueran más inteligibles. El Greco y él comparten el
mismo espíritu y muchas veces se les compara.

Oh Magnum Misterio, de Tomás Luis de Victoria. Entonces los niños formaban parte de los
coros, ahora sus voces son puestas en conciertos o grabaciones por parte de mujeres. Las
voces de los niños ayudan a transmitir con la sonoridad mejor las emociones de la música.
Muchas veces el misticismo musical se relaciona mucho con su obra.

Ave María, Tomás Luis de Victoria, a ocho voces. Ejemplo de policoralidad. Se elige esta
pieza en el podcast debido a todo lo que ha supuesto para la música un mismo texto. Son
muchas las versiones que encontramos a lo largo del tiempo para un mismo texto, como
curre con el Sabbat Mater, Magnificat, Ave María, etc. Cada uno de los compositores es
inspirado por un texto y, según las tendencias estilísticas del momento, hacen su
particular versión de la misma. Este Ave maría es una prueba de cómo fue evolucionando
su música. Aparecen por primera vez obras policorales dentro de su catálogo, que permite
dividir las voces en coros de cuatro y, así, establecer un diálogo entre ellos, aunque, por
supuesto, en ocasiones se van a juntar estos dos coros, pero crean una sonoridad plena
(“el dolbi estéreo de la época”, supuso un adelanto a lo que luego se hizo habitual). En
ocasiones, uno de los coros era sustituido por el órgano o por conjuntos de instrumentos
de viento. La música de Tomás Luis de Victoria es un buen resumen de todo lo acontecido
durante el siglo XVI, el siglo de oro de la polifonía religiosa en España, donde lo musical y
espiritual van de la mano. Es el autor de referencia de toda esta generación, que conforma
la escuela de polifonía sacra del siglo de oro en España.

Al alba venid, buen amigo. Anónimo. Con este anónimo, entramos en el terreno de la
música vocal profana. Damos un giro a un gran tipo de obras que nos han hecho llegar un
amplísimo catálogo polifónico de esta época renacentista. Destacan no sólo autores
asentados y ya conocidos por todos, sino también los anónimos. Como sucesores de la
poesía trovadoresca se desarrollan estos cancioneros desde mitad del siglo XV, con
villancicos, stramboter, romances o ensaladas.

Rasgos de esta música vocal polifónica de estilo profano. Este repertorio constituye una
seña de identidad del siglo XVI, en esta etapa cobran compositores en los que el texto
utilizado y la finalidad de la música eran bien distintos. Por un lado, el texto profano, no
tiene nada que ver con lo religioso y, además, la música estaba pensada para fiestas
palaciegas, para el disfrute y regocijo del pueblo. Muchas de estas obras han sido
recogidas muchos años después en los cancioneros, agrupándolas en muchos tipos de
piezas. Destacaban los villancicos, canciones y romances. Son obras que presentan una
característica en común: el uso mental del contrapunto si las comparamos con las misas,
la arquitectura musical de este tipo de pieza no tiene que ver con las obras sacras. Este
tipo de obras forman también parte del gran repertorio de la música de esta época,
merece la pena hacer mención. El cancionero tiene muchas obras recogidas en él, pero
muchas son anónimas.

Triste España sin ventura, de Juan de Lencina. Este tipo de piezas, que encontramos en el
cancionero de Palacio, recorren todo tipo de temáticas: amor, tristeza, pasión, social o
histórica… A este autor se le conoce tanto por su faceta como músico como en la
literatura. Este repertorio ha perdurado a lo largo de la historia gracias a la gran labor de
transcripción que se llevó a cabo en el siglo XIX. Los encargados de continuar su labor,
están siendo grupos como el de Jordi Saball, preocupados por recuperar la música antigua
a través de sus versiones historicistas. Tratando de recrear este repertorio como se
supone que se hacía entonces, un ejercicio muy arriesgado. También están surgiendo
numerosos grupos e intérpretes que trabajan este tipo de repertorio, así como la labor de
las discográficas y los festivales de música antigua, son los verdaderos mecenas y
protectores a día de hoy en realidad.
Romance del conde Claros, de Francisco Salinas. De este autor no nos ha llegado ningún
manuscrito de sus obras, pero sí se han conservado siete tratados teóricos en latín. Un
humanista que decía que la muisca era muy útil, nos permitía volvernos más sabios y
humanos. La música debe ser deleitable y útil a la vez.

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