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Annas República Platón Brevísima Introducción Filosofía Antigua
Annas República Platón Brevísima Introducción Filosofía Antigua
Annas República Platón Brevísima Introducción Filosofía Antigua
Una
brevísima introducción a la filosofía antigua. México:
Océano, 2004. 2. ¿POR Q U É L E E M O S L A R EPÚ BLIC A
D E PLATÓ N?
Diferencias de enfoque
siones tan opuestas, ¿podemos encontrar una sola filoso pío la obra de Platón en su conjunto, y cómo se le recibe
fía política en ella? y estudia hasta nuestros días. Pero también es posible, de
Este puede ser un pensamiento deprimente. Puede una manera más abierta, asimilar la lección de que cuan
alentar la idea de que no hay una base real para inter do analizamos una obra filosófica de la antigüedad debe
pretar y valorar de modo objetivo al libro; que cada ge mos estar alerta en relación con por lo menos tres cosas.
neración, o quizá cada lector, inventa su propia Repúbli Una es nuestro interés por tratar de analizar el libro en su
ca, o al menos la filosofía política contenida en ella. Fuera propio contexto intelectual. La segunda alude a qué con
de los círculos académicos posmodernos, esto se ve como sideramos sobresaliente e interesante desde el punto de
una conclusión pesimista. La obra ciertamente provoca la vista filosófico; qué vamos a encontrar como recompensa
formulación de argumentos de acuerdo con diversas pre intelectual. La tercera se refiere al potencial del texto es
ocupaciones. Se presenta como un trabajo de filosofía que tudiado para propiciar en nosotros un pensamiento filo
nos anima a hacer uso de argumentos y discusiones racio sófico creativo. Estos factores pueden tener diferente peso
nales como una forma de llegar a la verdad. y entrar enjuego de distintas maneras. Algo que podemos
La enorme divergencia de interpretaciones de la aprender de las experiencias de lectura de la República es
República se puede juzgar no como una razón para decre que la falta de conciencia respecto a esos factores puede
tar el relativismo subyacente en este rubro, sino como un llevar a una discusión estéril sobre cuál de las interpreta
signo de la riqueza y profundidad del libro. Aun cuando, ciones, de suyo contradictorias, es la correcta.
de Jowett en adelante, el contenido político de la obra se Si pensamos en los resultados del capítulo i, nos
haya inflado en demasía, el resultado ha sido un compro percataremos de que, en ocasiones, cierto problema de
miso vivo y creativo con el texto, al final del cual pode la filosofía antigua es parte de un argumento que pode
mos regresar la vista y ponderar el peso de algunas líneas mos relacionar de inmediato con ella. Sin embargo, ahora
de pensamiento allí expuestas. Así, es posible admirar la también es posible ver que esta actitud puede ser peligro
presencia de la República en muchas discusiones desarro sa. Asimismo, debemos procurar que nuestros vacilantes
lladas en los siglos XIX y XX. Este es el mejor ejemplo de intereses filosóficos sean la base para establecer lo que es
cómo la relación con una obra de la filosofía antigua pue filosóficamente importante en la tradición ancestral. La
de constituirse en una calle de dos sentidos: exponerla en República es el ejemplo extremo de cómo una obra puede
una discusión puede enriquecer ésta, y al mismo tiempo pasar de marginal a central, y de ser un texto de ética a ser
nos estimula a ver la obra a la luz de dicha discusión. uno de política, bajo la presión de los cambiantes intere
Es fácil concebir el fluctuante destino de la Repú ses de la audiencia. Ahora bien, no es moral pensar que
blica como un aviso de precaución: qué pasa cuando un nuestras propias interpretaciones de la República son sólo
texto de la filosofía ancestral se utiliza como algo “bue reflejos de nuestros prejuicios. Más bien, debemos estar
no en qué pensar” separándolo de sus raíces, por ejem- atentos a nuestros intereses ñlosóñcos y al papel que de-
sempeñan, con el fin de aminorar su influencia. Algunos 3. L A V ID A F E L IZ , A N T IG U A Y M O D E R N A
momentos de la filosofía antigua parecen demasiado aje
nos a nuestros intereses, y otros son demasiado familiares.
A veces necesitamos distanciarlos de las preocupaciones
actuales y cuestionar nuestras interpretaciones.
En el capítulo i pudo parecer fácil abordar el pen
samiento filosófico de la antigüedad; ahora puede sonar
más difícil. Con muchos textos, en particular los más fa
mosos, como la República, es mejor considerar que su lec
tura es accesible y que es posible dialogar con ellos, ade La necesidad de elegir
más de que constituyen, por derecho propio, la materia de
una larga tradición de compromiso frente a cuyo final nos
U
na historia que es familiar para cualquiera que haya
hallamos. Después de todo, es lo que esperamos. Cuan estudiado la filosofía del mundo antiguo es la elec
do comenzamos a leer a los filósofos del pasado nos sen ción de Hércules relatada por Pródico, que era uno de los
timos como los primeros descubridores, pero pronto nos llamados “sofistas”, o intelectuales profesionales del si
damos cuenta de que estamos separados de ellos no sólo glo V a.C. Dicha historia nos llegó a través de Jenofonte,
por dos mil años, sino por muchas tradiciones de lectura y quien registró las conversaciones de Sócrates.
escritura acerca de su pensamiento. A l reconocer los fac En una ocasión Sócrates habla con un amigo, Aris-
tores que nos distancian de los antiguos, y que hacen tan tipo, quien cree que hay que conseguir lo que se desea
cambiante el “canon” de textos que nos interesan, hace cuando se desea y no aplazar la gratificación. Por su par
mos más cercana la discusión con ellos. te, Sócrates arguye que esto puede ser peligroso: si no so
mos capaces de controlar los deseos, podemos terminar a
merced de quienes sí pueden y usan ese autodominio para
competir exitosamente con nosotros y obtener el control
de nuestras vidas. Aristipo pone esto en duda. E l afirma
que puede llevar una vida dedicada a la satisfacción propia
y evitar, al mismo tiempo, ser dominado por otros; éste es
el camino a la felicidad.
Sócrates no está de acuerdo. Piensa que no se trata
sólo de evadir la acción de los demás sobre uno, sino de
cuánto se valora la propia vida. Para reforzar el argumento
relata la historia de Pródico de cómo el semidiós Hércu-