Cats">
FÁBULAS
FÁBULAS
FÁBULAS
Esta es una fábula de Samaniego que nos recuerda que las buenas ideas no
son nada hasta que no se llevan a la práctica.
Había una vez, hace bastante tiempo, una enorme familia de ratones que
vivía en la despensa de una casa. Hubieran vivido felices, pero el miedo a un
gran gato les impedía salir fuera, pues el animal los vigilaba día y noche.
En un momento dado, los ratoncitos realizaron una asamblea con la
intención de poner fin al problema.
El jefe de los ratones, el más viejo y sabio, tomó la palabra:
-No podemos vivir así, necesitamos soluciones.
-Yo tengo una -dijo un ratón, atento y despierto-. Si atamos un cascabel al
gato, sabremos por dónde anda. Si se acerca, escaparemos a tiempo.
El asunto fue interesante, por lo que la propuesta fue aceptada por el
congreso de ratones. Aun así, el jefe ratón tenía sus reparos al respecto:
-Silencio, amigos. Es buena idea, ahora bien, ¿quién será el valiente que
ponga el cascabel al gato?
Oído esto, todo el congreso de ratones quedó en silencio. Ninguno de ellos
pudo responder a la pregunta. De hecho, el miedo se cebó con la
congregación. Así que todos se fueron a casa con hambre y tristeza.
Moraleja: una cosa es tener grandes ideas, y otra muy diferente es poder
llevarlas a cabo.
Fábula El león que iba a la guerra
Una fábula corta de La Fontaine que nos habla sobre la manera de usar
nuestras debilidades a nuestro favor.
La Fontaine en esta fábula nos muestra lo peligroso que puede ser llevar una
vida donde todo es fácil y no tenemos que hacer ningún esfuerzo para
conseguir nuestro sustento.
Deambulaba una comadreja muy hambrienta, tenía muchos días sin comer.
Logró en un momento colarse por un pequeño agujero dentro de un granero.
Allí se instaló por varios días. Se dedicó a comer con opulencia, se dio un gran
banquete.
Ya saciada su hambre, quiso salir del granero por el mismo hoyo por donde
había llegado, pero al intentarlo se dio cuenta de que ya no cabía por ese
orificio.
Una pequeña rata que habitaba en el granero, al ver a la comadreja
desesperada le dijo:
-¿Crees que lograrás salir por ese pequeño agujero?
La comadreja respondió:
-Hace unos días por ese mismo agujero llegue aquí.
-¡Claro!- dijo la ratita- cuando entraste morías de hambre y eras muy flaca,
pero ahora estás saludable y gorda.
Moraleja: Nunca debemos confiar en alianzas que hizo el miedo. Una vez
pasado el temor, todas las promesas se olvidan.
Fábula El león enfermo y los zorros
Una fábula corta de La Fontaine nos alerta sobre no confiar en las promesas
de personas que pueden hacernos daño.
Un día, el rey león se sintió indispuesto, sentía un gran malestar, así que hizo
llamar a su médico de cabecera: el búho.
Luego de revisarlo, el médico le indicó que debía hacer reposo durante algún
tiempo.
El león, viendo que tendría que pasar un largo período sin actividad, aburrido
y solo, invitó a que un animal de cada especie fuera a visitarlo durante su
descanso.
Para que los animales aceptaran, dio completa inmunidad, asegurando que
no usaría sus garras para atacar ningún animal visitante.
Todos los animales estuvieron de acuerdo y eligieron un embajador por
especie, para que este visitara al rey de la selva.
Los zorros no lograban ponerse de acuerdo y tardaron un poco más en elegir
su embajador. Estaban en eso cuando uno de ellos llegó interrumpiendo para
decir:
-¡Vengo de los alrededores de la cueva del león! He notado con preocupación
que las huellas de todos los animales que han ido a visitarlo, se marcan en
dirección a la entrada.
-¡Pero no hay ni una sola huella marcada en la dirección contraria! Pienso
que debemos desconfiar ya teniendo este dato. A pesar de que el león
prometió inmunidad, se nota cómo se entra al hogar del león, pero no se
puede ver cómo se sale.
Toda la vida en la granja habían vivido dos gallos en total armonía. Nunca
habían tenido un conflicto.
Pero un día el granjero trajo al gallinero una hermosa gallina, petulante y
altanera. Ambos gallos se enamoraron de inmediato de la hermosa dama.
Esto los convirtió en rivales y enemigos. Se dedicaron a competir por el amor
de la gallina.
Tratando de resolver pronto este conflicto tomaron la decisión de
enfrentarse en un combate, El que venciera seria el merecedor del amor de
la gallinita.
Por largo rato se enfrentaron, hasta que el gallo más fuerte venció y se fue al
lado de la hermosa gallina. El otro se refundió en el corral a llorar su pena.
El gallo vencedor se subió al techo para alardear su triunfo. Comenzó a gritar
muy fuerte, quería que todos los vecinos se enteraran de que había ganado.
Pero para su mala suerte, lo escuchó un buitre y, sin pensarlo dos veces, se
abalanzó sobre él, dando fin a su vida y a su soberbia.
Esta fábula pertenece a los clásicos de Tomás de Iriarte. Nos habla sobre el
aprender los unos de los otros.
Con un son muy alegre escuchaba el ruiseñor, una bella melodía sonando de
vez en cuando. Del organillo se trataba, quien ahora lo acompañaba en sus
lecciones de canto.
Sorprendido el gorrión, quiso sembrar cizaña a montón. Pero el sabio
ruiseñor solamente lo escuchó.
-Ahora tienes por maestro a aquel que fue tu discípulo. Todo se lo debe a ti,
un pájaro tan diestro. El ruiseñor al instante muy presto y concordante,
respondió de manera fulgurante.
-Sí, aprendió de mí y yo de él aprendo. He conocido lo que he de corregir al él
imitarme a mí.
No hay nada de malo en aprender de quienes enseñas. Del acto de estudiar,
tiene el deber el que más ha de querer conocer.