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Psicología - Conciencia y Memoria

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3ra INVESTIGACIÓN PSICOLOGÍA: CONCIENCIA Y MEMORIA

CONCIENCIA: Definición, niveles, neurofisiología. Sueño y sus fases. Estados


patológicos de la conciencia.

Conciencia:

Estado de percepción de nosotros mismos y del entorno. Nos permite tomar y organizar la
información de nuestro entorno

La conciencia es el conocimiento que un individuo tiene de sí mismo y del ambiente en el


que se encuentra. Incluye los sucesos que ocurren en el ambiente, las sensaciones corporales,
los recuerdos, los pensamientos, los procesos de toma de decisiones y de resolución de
problemas.

Gracias a la consciencia pensamos, valoramos las cosas, resolvemos problemas, y tomamos


decisiones.

Niveles:

Estados de conciencia

Para los estados clínicos de la consciencia y sus alteraciones, véase artículo de


fisiología: Estados de conciencia

Hay diferentes desarrollos de esta función cerebral:

1. Conciencia individual: se refiere a la conciencia de uno mismo y de cómo el entorno


lo puede perjudicar o favorecer. Se establece lo que es bueno y malo para uno mismo.
El ejercicio acertado de esta función mental se llama instinto de supervivencia. En el
hombre, el resultado de su racionalización le dota de mayor capacidad de auto
dominarse, de una mayor creatividad y de esto nace la Inteligencia preconsciente.

2. Conciencia social: se refiere a la conciencia del estado de los demás miembros de su


comunidad y de cómo el entorno los puede perjudicar o favorecer. Se establece lo que
es bueno y malo para una comunidad. El ejercicio acertado de esta función mental se
llama instinto de protección. En el hombre, el resultado de su racionalización le dota
de capacidad cooperacional, y de esto nace la Inteligencia social.
3. Conciencia temporal o competente: se refiere a la conciencia del medio que le rodea
y de cómo afecta a uno mismo y a los demás en la línea del tiempo. Se establece lo
que es bueno y malo para el futuro de la comunidad. El ejercicio acertado de esta
función mental se llama inteligencia racional (véase también: razón).

4. Conciencia emocional o empatía: Se establece lo que es bueno y malo en función


de datos emocionales, y de cómo el entorno y la forma de actuar de uno mismo, afecta
al estado emocional de su comunidad. El ejercicio acertado de esta función mental se
llama inteligencia emocional.

La conciencia puede funcionar en 'piloto automático', es decir, sin necesidad de ejercitar


inteligencia alguna, únicamente basándose en los instintos. El individuo es consciente de lo
que está haciendo, pero no se plantea si es bueno o malo.

Neurofisiología:

Tradicionalmente se ha considerado que el tálamo, una región del centro del cerebro
relacionada con el procesamiento de información sensorial (visual, auditiva y táctil), es la
estructura más importante para hacer posible la consciencia. Se pensaba así porque las
personas que sufren daño en esa parte del cerebro pueden perder la consciencia o una parte
de ella.

Pero recientemente se ha comprobado que cuando se anestesia a una persona ésta puede
quedar inconsciente incluso 10 minutos antes de que las neuronas del tálamo se desactiven,
lo que ha hecho sospechar a los investigadores que la consciencia más que en el tálamo radica
en la corteza cerebral, y otros experimentos con técnicas de electroencefalografía y
resonancia magnética funcional les han dado la razón. Ahora también creemos que la
consciencia aparece y se hace más profunda cuando las neuronas de la corteza cerebral, sobre
todo las de su parte posterior, que procesan diferentes tipos de información, se integran
funcionalmente, es decir, cuando en vez de trabajar separadamente, cada uno por su cuenta,
los circuitos neuronales de la corteza cerebral que procesan la información trabajan
colectivamente, en equipo.
Sueño y sus fases

Fase I o etapa de adormecimiento

Esta primera etapa comprende aproximadamente los primeros diez minutos del sueño, desde
que estamos en período de vigilia hasta que nos adormecemos, una etapa de
transición.

Fase II o etapa de sueño ligero

La fase II de nuestro sueño ocupa aproximadamente el 50% de nuestros ciclos de sueño. Es


la etapa en la que el cuerpo va desconectando lentamente de aquello que hay en
nuestro entorno, y tanto nuestra respiración como nuestro ritmo cardíaco se van
ralentizando. Dentro de esta fase se suceden etapas de gran actividad cerebral con
otras de menor intensidad, algo que hace que sea muy difícil despertarnos cuando
estamos en ella. ¿Alguna vez has soñado que caes por un precipicio y te has
despertado súbitamente? Ha sido durante la fase II o de sueño ligero.

Fase III o etapa de transición

Se trata de una etapa corta, de apenas dos o tres minutos, en la que nos acercamos al sueño
profundo. Durante las fases III y IV del ciclo del sueño es cuando nuestro cuerpo se
encuentra en un estado de relajación profunda y cuando se dan los picos de
segregación de hormona del crecimiento, muy importante para los deportistas.

Fase IV, etapa de sueño profundo o de sueño Delta

La etapa de sueño profundo suele ocupar aproximadamente un 20% del total del ciclo del
sueño. Es la etapa más importante de todas, ya que va a determinar la calidad de
nuestro descanso. Durante esta fase del sueño también es difícil despertarnos: nuestro
ritmo respiratorio es muy bajo, así como nuestra presión arterial, que suele descender
entre un 10 y un 30%.
Fase de sueño REM (rapid eye movement) o etapa de sueño paradójico

La etapa de sueño REM ocupa un 25% de nuestro ciclo del sueño, entre 15 y 30 minutos. Se
denomina fase de rapid eye movement debido al movimiento constante de los globos
oculares bajo los párpados. Esta fase se caracteriza por tener una alta actividad
cerebral, muy similar a la que tenemos mientras estamos despiertos: durante la fase
de sueño REM la actividad cerebral es muy alta, pero nuestros músculos se
encuentran bloqueados. Es la fase en la que soñamos y captamos información del
exterior.

Estados patológicos de la conciencia.

¿Que son los trastornos del estado de conciencia?

Los trastornos del estado de conciencia son padecimientos donde el estado de alerta o de
vigilia se encuentran alterados. Esto puede variar desde la confusión leve (no poder pensar
claramente) hasta encontrarse totalmente inconciente (desmayado). El estado de conciencia
es normalmente controlado por diferentes partes del cerebro. Estos sistemas mantienen a una
persona alerta y conciente de sí misma y de su ambiente.

Los siguientes son distintos trastornos de la conciencia, que también pueden ser llamados
estados de conciencia:

• Coma: Este es un estado de conciencia como el sueño. El paciente no responde o no


puede ser despertado mediante ningún estímulo, como la voz, un toque ligero o el
dolor.

• Estado vegetativo: Este es un estado en el que el paciente se encuentra despierto


(ojos abiertos) pero no conciente de sí mismo o de su alrededor. El paciente se mueve
por reflejos (reacciones automáticas) solamente y no por sí mismo.

• Estado de conciencia mínima: El paciente es capaz de realizar ligeros movimientos,


como el movimiento de los ojos, por sí mismo. Él podrá ser capaz de seguir
indicaciones sencillas, responder si o no, o hablar un poco.
• Mutismo acinético: Este es un estado donde el paciente está despierto con conciencia
limitada. El paciente puede ser capaz de seguir con los ojos pero no habla ni se mueve
por sí mismo.

• Delirio: Este es un estado de confusión súbito con desorientación, pensamiento y


memoria desordenados y cambios en el nivel de conciencia.

Otra fuente;

En este sentido, las alteraciones patológicas de la conciencia deben incluir en general,


procesos que afecten el SRA, los hemisferios cerebrales o ambos simultáneamente. Una
lesión hemisférica unilateral puede alterar la conciencia si su extensión es lo suficientemente
importante o si genera desplazamiento de estructuras de la línea media o “brain shift” (este
desplazamiento puede alterar la integridad de las fibras tálamocorticales o provocar
disfunción de estructuras del SRA por herniación transtentorial lateral o central). En general,
se requieren procesos patológicos que afecten difusamente la corteza. Esta afectación difusa
cortical puede, sin embargo, no estar constituida por una lesión estructural propiamente
dicha, sino deberse a la alteración funcional neuronal que se desarrolla a su alrededor y que
se ha denominado “cortical spreading depression”. En el otro extremo, lesiones pequeñas
pero estratégicamente localizadas en el tronco encefálico o en el tálamo, pueden también
determinar alteraciones severas de la conciencia

Coma: se caracteriza por la ausencia total de vigilia y contenido de conciencia en forma


persistente (en general se acepta mayor a una hora, para diferenciarlo de los estados
transitorios como el síncope). El concepto de coma encierra una definición estricta como
aquellos estados en que existe pérdida de la vida de relación y conciencia de sí mismo sumado
a la ausencia del fenómeno de despertar, haciendo énfasis en este último fenómeno como un
componente esencial del mismo. Al mismo tiempo representa, en una visión más integral, el
estadio más grave de la falla cerebral o falla neurológica. Puede establecerse que desde la
lucidez absoluta al coma profundo existe todo una graduación de afectación neurológica. El
estado de delirium debe ser considerado también como un síndrome clínico intermedio que
eventualmente pueden evolucionar hacia un lado u otro del espectro. El coma es un estado
transicional, que puede evolucionar a la mejoría de la conciencia o hacia estado vegetativo,
de mínima conciencia o muerte cerebral. La duración del coma se limita generalmente a un
período entre 2 a 4 semanas. Entre 1 a 14% de los pacientes en coma evolucionan a una
situación denominada por Jennet y Plum “estado vegetativo” (10).

Estado vegetativo: se caracteriza por la preservación del estado de vigilia asociado a una
pérdida completa del contenido de conciencia. Las funciones cardiorrespiratorias y de pares
craneanos están intactas habitualmente. Se trata de pacientes que estuvieron en coma y que
han recuperado el ciclo sueño-vigilia, mediado por el SRA. Los pacientes en estado
vegetativo pueden evolucionar en la minoría de los casos hacia una mejoría del contenido de
conciencia, o persistir sin cambios de su estado neurológico constituyendo para algunos
autores, el denominado estado vegetativo persistente, cuyo límite diagnóstico de tiempo es
controversial (11). La Multi-Society Taske Force desarrolló en 1991 los criterios diagnósticos
para el estado vegetativo: no evidencia de conciencia de sí mismo; no evidencia de respuesta
cognitiva voluntaria, sostenida y reproducible; no evidencia de comprensión o expresión del
lenguaje; presencia de ciclo sueño-vigilia; funciones hipotalámicas y de tronco encefálico
suficientes para mantener la vida; reflejos craneanos y espinales preservados en forma
variable. Definió estado vegetativo persistente aquel que se mantiene más de un mes, y estado
vegetativo permanente aquel que se mantiene más de 12 meses en la injuria encefálica
traumática o más de 3 meses en la no traumática.
En la Figura 1 se esquematiza el espectro evolutivo de las alteraciones de conciencia, con las
limitaciones que determina una simplificación esquemática de estas intrincadas y
complejas eventualidades evolutivas.

El estado vegetativo es en general, el resultado de injurias traumáticas o anoxoisquémicas,


determinando un daño cortical extenso con variada extensión al tronco encefálico.
Los pacientes en estado vegetativo abren sus ojos espontáneamente, pero no son
capaces de fijar la mirada, seguir visualmente las personas u objetos móviles
(“tracking”), ni cumplir órdenes.
Estado de mínima conciencia: incluye a pacientes que tienen alteraciones globales de la
conciencia con elementos de vigilia y que se diferencian del estado vegetativo en que
presentan evidencia intermitente de conciencia de sí mismos o del medio ambiente. Son
pacientes que no reúnen los criterios para el diagnóstico de coma ni de estado vegetativo.
Estudios recientes indican que estos pacientes tienen un mejor pronóstico que los que se
presentan en estado vegetativo persistente (12,13).

Delirium: es una alteración global de la función cognitiva, que se caracteriza por


disminución del nivel atencional asociado a cambios en el contenido de conciencia,
pensamiento desorganizado, siguiendo una evolución fluctuante. El Manual de Diagnóstico
y Estadística del Desórdenes Mentales (DSM-IV) define al delirium como el inicio agudo
(horas a días) de disturbios de la conciencia caracterizados por una disminución de la
capacidad de fijar, focalizar o mantener la atención, asociado a alteraciones en la función
cognitiva (14). Delirium se trata entonces, de un sinónimo del estado confusional agudo. A
diferencia del coma, estos pacientes mantienen elementos de despertar y cierta conciencia de
sí mismos o del entorno. Puede preceder o seguir a otras alteraciones de conciencia como el
coma, y es frecuente en pacientes hospitalizados. Los pacientes con delirium pueden
clasificarse en tres subtipos de acuerdo al nivel de actividad psicomotriz: delirium hiperactivo
(agitados, verborrágicos, y en general con agresividad); delirium hipoactivo (quietos,
apáticos, con mínima interacción con el entorno); y delirium mixto (en el que se presentan
elementos de ambos subgrupos).

El delirium generalmente se debe a injurias difusas (tóxicas, metabólicas o endócrinas), si


bien puede ser causado por lesiones cerebrales focales especialmente en los lóbulos frontales,
parietal derecho o gangliobasales (15).
MEMORIA: Definición, etapas, niveles de procesamiento, tipos. Neurofisiología.
Recuerdo y olvido. Memorias excepcionales. Cuadros clínicos.

Memoria:

La memoria se puede definir como la capacidad del cerebro de retener información y


recuperarla voluntariamente.

Llamamos memoria a la capacidad del cerebro de almacenar, codificar y recuperar la


información adquirida a través de la experiencia o de diversos mecanismos de aprendizaje.
Permite al ser vivo derivar aprendizajes de lo vivido y modificar su conducta para una mejor
adaptación a las situaciones venideras, por lo que forma parte esencial del aprendizaje.

Etapas:

Registro o codificación. La información proveniente de los sentidos es transformada en


códigos verbales, visuales y sensoriales que puedan ser manejados independientemente.
Sobre esos códigos se puede reflexionar o pueden ser transmitidos mediante el lenguaje. Es
un proceso complejo de abstracción.

Almacenamiento. Retención de la información, tanto en la memoria a corto plazo (efímera


pero veloz) como en la de largo plazo (permanente pero lenta e imprecisa).

Recuperación. Llamada también recuerdo o recolección, se trata de la ubicación y


reactualización de la información, su evocación y vuelta a la consciencia, de la cual puede
regresar a la memoria ligeramente cambiada.

Otra fuente;

• Codificación: En esta fase incorporamos a nuestro sistema de memoria, mediante


la percepción, la información que más adelante podremos recordar. Por ejemplo,
cuando nos presentan a alguien y nos dicen su nombre. Necesitaremos
prestar atención para realizar la codificación.

• Almacenamiento: Para que la información sea duradera, la almacenamos en nuestro


sistema de memoria. En el ejemplo anterior, diríamos que nos hemos aprendido el
nombre, y podremos asociarlo a la cara del individuo o a otros datos.
• Recuperación: Cuando necesitamos una información pasada, lo que hacemos es
acceder al recuerdo almacenado y recuperarlo. Siguiendo el ejemplo, recuperaríamos el
nombre de esta persona cuando volvamos a verle el próximo día.

Niveles de procesamiento:

Tipos de memoria.

• En función del tiempo que permanece la información en el sistema: En este caso


hablaríamos de la memoria sensorial, de la memoria a corto plazo, de la memoria de
trabajo y de la memoria a largo plazo. La memoria sensorial retendría la información
durante un par de segundos, mientras que, en el polo opuesto, la memoria a largo
plazo puede almacenar la información durante un tiempo prácticamente ilimitado.
Todos estos tipos de memoria trabajan de manera coordinada para que el sistema
funcione correctamente.

• En función del tipo de información: Podemos decir que la memoria verbal se encarga
de retener información con contenido verbal (aquello que leemos o las palabras que
escuchamos), mientras que la memoria no verbal es la que maneja el resto de
información (imágenes, sonidos, sensaciones, etc.).

• En función del órgano sensorial empleado: Dependiendo del sentido estimulado,


hablamos de memoria visual (visión), memoria auditiva (audición), memoria olfativa
(olfato), memoria gustativa (gusto) y memoria háptica (tacto).

Otra fuente:

Tipos de memoria

1. Memoria sensorial

En ella la información permanece el tiempo necesario para ser identificada y poder


procesarla después. Tiene una duración muy breve (200 -300 mseg),

2. Memoria a corto plazo


Es el recuerdo de material de forma inmediatamente posterior a su presentación. Una vez
que se ha seleccionado una información en la memoria sensorial, pasa a un almacén que se
conoce como memoria a corto plazo, operativa o inmediata. La memoria operativa o de
trabajo es la capacidad de realizar tareas que implican a la vez el almacenamiento y
manipulación de información, y se divide en cuatro componentes:

• Sistema de almacenamiento provisional hasta que el cerebro procese esa información.


Por ejemplo, el aprendizaje de un número de teléfono.

• Agenda visuoespacial: similar al anterior, en lugar de lo verbal se centra en lo visual.

• Se almacena información de los dos anteriores y de memoria a largo plazo, y se crea


una representación de la situación.

• Tareas de memoria de trabajo, operaciones y selección de estrategias.

La memoria a corto plazo no se reduce a un sistema de almacenamiento pasivo a corto plazo,


sirve de memoria de trabajo y tiene capacidad limitada. Puede almacenar y manipular
informaciones y permite tareas como el razonamiento, la comprensión y la resolución de
problemas

3. Memoria a largo plazo o memoria diferida

Es el recuerdo de información tras un intervalo en que la atención de la persona se centra


en aspectos distintos del objetivo. Tiene gran capacidad y permite que la información se
almacene de forma duradera. Podemos dividir esta memoria en memoria explícita y memoria
implícita:

Memoria implícita o no declarativa. Almacena de modo inconsciente. Aparece en el


entrenamiento de capacidades reflejas motoras o perceptivas. Entre las más estudiadas,
el priming (la exposición previa a determinado material facilita el posterior rendimiento de
una persona para recuerdo del mismo) y el “aprendizaje de habilidades” o memoria
procedimental (aprendizaje de una habilidad)

Memoria explícita o declarativa. Incluye el conocimiento objetivo de las personas, los


lugares y las cosas y lo que ello significa. Esto se recuerda de manera consciente. Su
adquisición se relaciona con el sistema hipocampal y otras estructuras del lóbulo temporal
medial del cerebro. El hipocampo es una estación transitoria en el camino hacia la memoria
a largo plazo. El almacenamiento a largo plazo del conocimiento episódico y semántico
radica en diferentes áreas de la corteza cerebral. Las áreas de asociación son los últimos
“depósitos” de la memoria explícita y su daño afecta al recuerdo de conocimiento explícito
que se adquirió antes de la lesión.

La memoria explícita se clasifica a su vez en dos tipos: memoria episódica y semántica.

• Memoria episódica. Es el recuerdo de sucesos específicos, que pueden ser asignados


a un momento concreto en el tiempo. Permite almacenar y recordar acontecimientos
de nuestra vida (historia personal, familiar o del ámbito social…), con una referencia
temporoespacial (por ejemplo, qué cenaste ayer: tiempo –ayer- y espacio -en casa-).

• Memoria semántica. Almacén general de información, de datos; no depende de un


tiempo o lugar determinado. Representa el cuerpo de conocimiento e información
compartido por los miembros de una sociedad: los conocimientos, “el saber”, “la
cultura” de una persona, información que adquirimos a través de los libros y la
enseñanza desde el colegio (por ejemplo, ¿cuál es la capital de Francia?; no
recordamos en qué lugar y qué día adquirimos esa información). Cada vez que el
conocimiento sobre algo es recordado, el recuerdo se construye a partir de fragmentos
diferentes de información, cada uno de los cuales se almacena en almacenes de
memoria especializados.

4. Memoria retrógrada y memoria anterógrada

Esta diferencia se utiliza al hacer referencia a los recuerdos en relación al momento de


codificación respecto a una lesión cerebral. La información adquirida en momentos
previos a la lesión es la memoria retrógrada, la presentada para su aprendizaje tras la lesión
es la memoria anterógrada.

Memorias excepcionales:

La memoria excepcional es la capacidad de tener un recuerdo preciso y detallado en una


variedad de formas. incluida la hipertimesia, la memoria eidética, la sinestesia y la memoria
emocional. La memoria excepcional también prevalece en aquellos con síndrome de sabio y
mnemonistas.

La hipertimesia o “memoria autobiográfica muy superior” es un trastorno neurológico


que le permite a quien lo posee acordarse de todas las cosas que vivió desde, incluso, días
después de su nacimiento.

La memoria eidética es la supuesta habilidad de recordar imágenes con niveles de detalle


muy precisos, sin necesidad de usar mnemotecnia.

Las personas que tienen este tipo de memoria muy desarrollada son capaces de recordar
cualquier cosa que hayan visto, oído u olido. Es decir, de cada situación recuerdan, con todo
lujo de detalles, lo que ha ocurrido, lo que se ha dicho, cómo era el lugar, la luz que había,
cómo olía y cómo se sentían.

Sinestesia : La sinestesia, una condición en la que la estimulación de un sentido provoca la


activación o reacción de uno o más sentidos simultáneamente, puede usarse como un
dispositivo mnemónico para habilitar una memoria excepcional. Una de las formas más
comunes de sinestesia es la sinestesia grafema-color, donde un individuo percibe números y
/ o letras asociadas con colores. Asociar colores o palabras a letras o sonidos puede permitir
que ciertas formas de sinestésicos aprendan nuevos idiomas, letras o información detallada
con bastante facilidad. Cuando buscan aprender categorías novedosas, los sinestésicos
tienden a usar sus experiencias inusuales como dispositivos mnemotécnicos, ayudándolos en
su proceso de memoria. Además, las imágenes sinestésicas pueden funcionar como una
herramienta cognitiva para ayudar a las personas con sinestesia a memorizar y almacenar el
lenguaje a través de su propia codificación personal. Aquellos con formas más comunes de
sinestesia pueden experimentar los sonidos como colores o las palabras como si tuvieran
gustos; en estos casos los sonidos y las palabras se consideran los inductores, mientras que
los colores y los gustos se consideran concurrentes. Es importante señalar que no todas las
personas con sinestesia tienen necesariamente una memoria excepcional, pero la mayoría de
las veces se basa en cómo se usa la condición con respecto al aprendizaje. Si alguien tiene
sinestesia, la mayoría de las veces nace con ella, sin embargo, es posible que se desarrolle
más adelante en la vida
Memoria emocional: Las personas tenemos multitud de tipos de memoria. A través de esta,
se almacenan y recuperan recuerdos sobre situaciones o eventos del pasado, pero, además,
en muchas ocasiones también se recuperan las sensaciones fisiológicas, y esto es lo que se
conoce como memoria emocional.

La memoria emocional consiste en la recuperación de las sensaciones fisiológicas que


tuvimos en el pasado ante una situación cuando volvemos a vivir una situación parecida. Es
decir, ante la exposición a un tipo de evento, mi cuerpo reaccionará rápidamente gracias a
que recuerda cómo actuó en el pasado en una situación similar.

Recuerdo y Olvido:

EL VÍNCULO ENTRE LA EMOCIÓN Y EL RECUERDO

En cierta ocasión, alguien preguntó a Albert Einstein qué es lo que hacía cuando tenía una
idea nueva, si la apuntaba en un papel o en un cuaderno especial. Al parecer, el sabio contestó
con contundencia: “Cuando tengo una idea nueva, no se me olvida”.

Nada más cierto: cuando algo nos emociona tanto como una idea nueva e interesante, es casi
imposible olvidarla. Lo que nos emociona no se olvida, y no importa que sean alegrías o
disgustos.

El cerebro retiene esas situaciones porque la emoción que las acompaña activa las regiones
implicadas en la formación de las memorias, como el hipocampo y la corteza cerebral.
Además, la liberación de hormonas como la adrenalina contribuye a reforzar la memoria de
las situaciones emocionales. Y como lo que nos emociona son las cosas importantes, las
emociones sirven para que solo lo importante se registre en la memoria.

A veces ocurre que las memorias están disponibles, pero no son accesibles, como cuando
decimos: “Pero si lo sabía, ¿por qué no me acuerdo?”, o “¿Qué he venido a hacer aquí?”, o
“Lo tengo en la punta de la lengua”... En muchos de estos casos, la incapacidad para recordar
se debe a que la memoria está relacionada con el estado fisiológico del cuerpo o con
nuestra situación exterior.
ESTUDIANDO EL OLVIDO Y LA MEMORIA DESDE LA NEUROCIENCIA

Si estudiamos bajo los efectos de una sustancia estimulante como la cafeína, por ejemplo,
suele ocurrir que la mejor manera de recordar lo aprendido es volver a la misma
situación, es decir, bajo los efectos de la misma sustancia. Si no, podemos quedarnos en
blanco en el examen.

En este caso, el olvido, más que en una pérdida de memoria, consiste en la incapacidad de
acceder a la misma. Por eso solemos recordar más tarde lo que no podíamos evocar en el
momento de la prueba.

Además, el recuerdo puede depender también del contexto ambiental en que nos hallamos,
como cuando no reconocemos a una persona si la vemos en un lugar diferente al de donde
solemos encontrarla, o cuando no recordamos lo que hemos ido a buscar a la cocina y
necesitamos volver al comedor para acceder a la memoria. La mejor manera de facilitar el
recuerdo consiste, entonces, en situarnos en un contexto orgánico y ambiental lo más
parecido posible al original, cuando adquirimos la información.

Cuadros clínicos.

El acto de olvidar es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar (o de almacenar
en la memoria) la información adquirida. A menudo el olvido se produce por el aprendizaje
interferente, que es el aprendizaje que sustituye a un recuerdo no consolidado en la memoria,
y lo "desaparece" de la conciencia. Hay que recordar que uno recuerda que ha olvidado algo,
es decir, que sabe que tenía un conocimiento que ya no está allí, es decir, tener conciencia de
haber tenido eso. Así, los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que son sepultados en el
inconsciente.
La pérdida de memoria puede ser un síntoma de disfunción cerebral. Es uno de los motivos
más frecuentes de consulta, especialmente en personas de edad avanzada. A veces los
miembros de la familia notan e informan de la pérdida de memoria.

La mayor preocupación para el paciente, los familiares y el médico suele ser si la pérdida de
memoria es el primer síntoma de la enfermedad de Alzheimer, una forma progresiva e
incurable de demencia (un tipo de trastorno del cerebro). Los pacientes con demencia han
perdido la capacidad de pensar con claridad. Por lo general, si el paciente es lo
suficientemente consciente de su pérdida de memoria como para estar preocupado por ello,
por lo general no sufre de una demencia precoz.

¿Sabías que...?

• Las personas que son conscientes de su pérdida de memoria por regla general no
sufren demencia.

Los recuerdos pueden ser almacenados en la memoria a corto plazo o a largo plazo,
dependiendo de lo que se trate y de lo importante que sean para la persona.

• La memoria a corto plazo conserva una pequeña cantidad de información que el


sujeto necesita temporalmente, como por ejemplo una lista de cosas para comprar en
el supermercado.

• La memoria a largo plazo, como su nombre indica, almacena los recuerdos (como
el nombre de la escuela secundaria del sujeto) por largo tiempo.

La memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo se almacenan en diferentes partes del
cerebro. La memoria a largo plazo se almacena en muchas áreas del cerebro. Una parte del
cerebro (el hipocampo) ayuda a clasificar la información nueva y a asociarla con información
similar que ya está guardada en el cerebro. Este proceso convierte los recuerdos a corto plazo
en memoria a largo plazo. Cuanto más frecuentemente se utilice o se recupere un recuerdo a
corto plazo, más probable es que se trasforme en un recuerdo a largo plazo.

Causas de la pérdida de memoria

Causas frecuentes

Las causas más frecuentes de pérdida de memoria son

• Los cambios de la memoria relacionados con la edad (el más común)

• Deterioro cognitivo leve

• Demencia

• Depresión
Las alteraciones de la memoria relacionadas con la edad (denominado deterioro de la
memoria asociado a la edad) hacen referencia al ligero descenso fisiológico en la
funcionalidad cerebral que se produce con la edad. La mayoría de las personas de edad
avanzada tienen algunos problemas de memoria. Recuperar recuerdos de cosas nuevas, como
por ejemplo el nombre de un nuevo vecino o cómo utilizar un nuevo programa informático,
lleva más tiempo. Las personas de edad avanzada también tienen que ensayar los nuevos
recuerdos con más frecuencia para que estos se almacenen. Las personas con este tipo de
pérdida de memoria a veces se olvidan de las cosas, como dónde dejaron las llaves del coche.
Pero en ellos, a diferencia de las personas con demencia, la capacidad para realizar las
actividades diarias o de pensar no está afectada. Con tiempo suficiente, suelen recordar,
aunque a veces lleva más tiempo de lo conveniente. Este tipo de pérdida de memoria no es
un signo precoz de demencia o de la enfermedad de Alzheimer.

El deterioro cognitivo leve es un término impreciso que se utiliza para describir las
deficiencias en la funcionalidad mental que no son lo suficientemente graves como para
afectar al funcionamiento diario. La pérdida de memoria suele ser el síntoma más evidente.
En realidad, los recuerdos se pierden, no es que se tarde en recuperarlos, como ocurre en
personas con alteraciones en la memoria relacionadas con la edad. Los sujetos con un
deterioro cognitivo leve tienen problemas para recordar conversaciones recientes y pueden
olvidar citas importantes o eventos sociales, pero suelen recordar eventos pasados. La
atención y la capacidad para realizar actividades habituales no se ven afectadas. Sin embargo,
hasta la mitad de las personas con deterioro cognitivo leve desarrollan demencia en menos
de 3 años.

La demencia es una forma mucho más grave de disminución de la funcionalidad mental. La


pérdida de memoria, en particular para la información recientemente adquirida, es a menudo
el primer síntoma, y empeora con el tiempo. Las personas afectadas por demencia pueden
olvidar acontecimientos completos, no solo los detalles. Les puede ocurrir lo siguiente:

• Tener dificultad para recordar cómo hacer cosas que han hecho muchas veces antes
y cómo llegar a lugares en los que han estado a menudo.

• Ya no poder hacer cosas que requieren muchos pasos, como seguir una receta de
cocina.
• Olvidarse de pagar facturas o acudir a las citas.

• Olvidarse de apagar la estufa, cerrar la puerta de la casa cuando salen o cuidar de un


niño que se ha dejado a su cargo.

En las primeras etapas de la demencia, las personas afectadas pueden ser conscientes de su
pérdida de memoria. Pero, a medida que la demencia progresa y a diferencia de las personas
con alteraciones en la memoria relacionadas con la edad, no son conscientes de su pérdida
de memoria y a menudo niegan que la tengan.

Encontrar la palabra adecuada, nombrar objetos, comprender el lenguaje, y hacer, planificar


y organizar las actividades diarias se vuelve más y más difícil. Las personas afectadas por
demencia con el tiempo se desorientan, no saben qué hora o incluso qué año es o dónde están.
Se producen cambios en la personalidad. Pueden llegar a ser más irritables, ansiosos,
paranoicos, inflexibles, o problemáticos.

Hay muchas formas de demencia. La enfermedad de Alzheimer es la más frecuente. La


mayoría de las formas de demencia empeoran progresivamente hasta que la persona fallece.

Algunos factores que aumentan el riesgo de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos
(como la hipertensión arterial, los niveles altos de colesterol y la diabetes) parecen aumentar
el riesgo de demencia.

La depresión puede causar un tipo de pérdida de memoria (denominada pseudodemencia)


que se asemeja a la que ocurre en la demencia. Además, la demencia por lo general causa
depresión. Por lo tanto, determinar si la demencia o la depresión son la causa de la pérdida
de memoria puede ser difícil. Sin embargo, las personas con pérdida de memoria debida a la
depresión, a diferencia de aquellos casos con demencia, son conscientes de su pérdida de
memoria y se quejan de ello. Además, rara vez se olvidan de acontecimientos actuales
importantes o asuntos personales y suelen presentar otros síntomas, como una intensa
tristeza, problemas para dormir (demasiado o demasiado poco), lentitud o pérdida del apetito.

El estrés puede interferir con la formación de la memoria y a la hora de recuperar un


recuerdo, en parte porque las preocupaciones impiden al sujeto prestar atención a otras cosas.
Sin embargo, en determinadas circunstancias, en particular cuando el estrés es entre leve y
moderado y no dura mucho tiempo, puede mejorar la memoria.
Causas menos frecuentes

Muchos trastornos pueden causar un deterioro de la función mental que se asemeja a la


demencia.

Algunos de estos trastornos se pueden revertir con tratamiento. Se incluyen los siguientes:

• Hipotiroidismo (glándula tiroidea poco activa)

• Hidrocefalia normotensiva (debida a un exceso de líquido alrededor del cerebro)

• Hematomas subdurales (acumulaciones de sangre bajo la capa externa de la


membrana que recubre el encéfalo)

• Déficit de vitamina B12

Otros trastornos son solo parcialmente reversibles. Entre ellos se cuentan los que afectan al
suministro de sangre y nutrientes al encéfalo, como una parada cardíaca y ciertos tipos
de accidente cerebrovascular. También comprenden convulsiones inusualmente largas,
traumatismos craneoencefálicos, infecciones cerebrales, infección por VIH, tumores
cerebrales y el abuso de ciertas sustancias (incluido el alcohol). En pacientes con estos
trastornos, el tratamiento a veces puede mejorar la memoria y la función mental. Si el daño
es más extenso, el tratamiento puede que no mejore la función mental, pero a menudo puede
evitar un mayor deterioro.

En el delirio/confusión la memoria está afectada, pero la pérdida de memoria no es el síntoma


más notable. Por el contrario, las personas con delirio/confusión están muy confusas,
desorientadas e incoherentes. La abstinencia absoluta de alcohol (delirium tremens), una
infección sanguínea grave (sepsis), la falta de oxígeno (por ejemplo como consecuencia de
una neumonía) y muchos otros trastornos pueden causar delirio, como se puede ver en adictos
a drogas.

Evaluación de la pérdida de memoria

Para evaluar la pérdida de memoria, los médicos determinan primero si la causa es


un delirio/confusión u otra causa reversible. Las causas reversibles requieren tratamiento
inmediato.
Luego el médico se centra en determinar si la causa de la pérdida de memoria está relacionada
con los cambios fisiológicos en el encéfalo relacionados con la edad, o se trata de un deterioro
cognitivo leve, una depresión o una demencia precoz.

Signos de alarma

En las personas con pérdida de memoria, ciertos síntomas son motivo de preocupación:

• Dificultad para realizar las actividades cotidianas

• Dificultad para prestar atención y fluctuaciones en el nivel de consciencia, síntomas


que sugieren confusión mental

• Síntomas de depresión (como pérdida de apetito, pensamientos suicidas, dificultad


para dormir y lentitud del habla y de la actividad general)

Cuándo acudir al médico

Las personas con signos de alarma deben consultar con un médico. Se debe acudir al médico
de inmediato si

• No pueden prestar atención y parecen muy confusos, descentrados y los síntomas


sugieren confusión mental

• Se sienten deprimidos y tienen ideas autolesivas (está pensando en hacerse daño)

• Tienen otros síntomas que sugieren un problema del sistema nervioso como dolores
de cabeza, dificultad para usar o entender el lenguaje, lentitud, problemas de visión o
mareos

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