La Gestualidad Musical en La Transformación Del Lenguaje Contemporáneo Dentro Del Repertorio para Flauta Solista
La Gestualidad Musical en La Transformación Del Lenguaje Contemporáneo Dentro Del Repertorio para Flauta Solista
La Gestualidad Musical en La Transformación Del Lenguaje Contemporáneo Dentro Del Repertorio para Flauta Solista
POR
1
©2019, Jesús Ignacio Solís Morales.
Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio o
procedimiento, incluyendo la cita bibliográfica del documento que acredita al trabajo y a su
autor.
2
AGRADECIMIENTOS
3
“El arte se diferencia de la artesanía en el sentido de que “no necesita ser bueno”.
“Bueno” y “malo” como valores ya dados sirven para la vida práctica, la industria, el
comercio, para elegir zapatos o restaurantes. El arte crea valores nuevos.”
César Aira,
De una entrevista en “El Mercurio”
Revista de Libros
Sábado 20/10/2001
4
TABLA DE CONTENIDO
AGRADECIMIENTOS……………………………………………………………………3
TABLA DE CONTENIDO………………………………………………………………...5
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES…………………………………………………………..6
ÍNDICE DE TABLAS……………………………………………………………………...7
RESUMEN………………………………………………………………………………….8
ABSTRACT………………………………………………………………………………...9
I. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………...10
PROGRAMA DE CONCIERTO…………………………………………………..13
II. DESARROLLO………………………………………………………………………..14
2.1 GESTUALIDAD MUSICAL………………………………………...………...14
2.2 TRANSFORMACIÓN DEL LENGUAJE EN LA MÚSICA…………………19
2.3 TRANSFORMACIÓN DE LA OBRA TIPO CONCIERTO………………….23
2.4 PROBLEMÁTICAS DE LA INTERPRETACIÓN……………………………34
2.5 EL INTÉRPRETE Y LA TRADICIÓN………………………………………..47
III. CONCLUSIONES……………………………………………………………………52
IV. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………..54
LIBROS………………………………………………………………….…………54
CAPÍTULOS DE LIBROS………………………………………………………...55
TESIS………………………………………………………………………………55
PÁGINAS WEB……………………………………………………………………56
PARTITURAS……………………………………………………………………..56
MEDIOS AUDIOVISUALES……………………………………………………..57
5
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
Figura 1: Reinecke: Konzert für Flöte und Orchester D-Dur op.283. Andante, Quasi
Recitativo. Comp. 44 al 50…………………………………………………………………27
6
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla N°1. Cuadro comparativo de los conciertos de Mozart, Reinecke, Nielsen e Ibert....25
7
RESUMEN
El presente documento escrito tiene por objetivo dar cuenta de cuáles son las
principales dificultades que presenta la transformación del lenguaje de las obras
contemporáneas -para el intérprete-, y cómo resolverlas sin afectar la gestualidad musical
en ellas. Específicamente en las composiciones para flauta solista y orquesta (o ensamble).
Este texto se desarrollará desde una mirada práctica-musical a través del rol del
intérprete -en cuanto a su experiencia al abordar obras de este tipo- con el anhelo de
preparar y mejorar el nivel profesional del músico al afrontar el avance del medio artístico
en nuestros días.
8
ABSTRACT
The purpose of this paper is to explain the main difficulties regarding the
transformation of language in contemporary works - for the interpreter - and how to solve
them without affecting the musical gestures within. Specifically, for both solo flute and
orchestral (or ensemble) compositions.
This paper will be developed from a practical-musical perspective through the role
of the interpreter - in terms of their experience in approaching works of this type - with the
desire to prepare and improve the professional level of the musician to face the present
advance of the artistic medium.
To begin with, the concept of musical gestures within the works and their
implications will be addressed. Subsequently, a comparison of the form and structure of the
object of study will be made, discussing the contemporary flute concert versus the classical-
romantic. Specifically with some of the works that were studied during the Master's degree,
always from the perspective on what challenges these changes created for the interpreter.
Finally, there will be a reflection on the difficulties that were presented as the final recital
was prepared for the Master's degree.
In addition, the needs required by each interpreter will be evidenced with respect to the
entire technical and musical base granted by the study, and learning, that transitions
through tradition and academia; whose principles are fundamental to neatly manage,
address and interpret the discourse and gestures typical of contemporary music, further
expanding the repertoire of the interpreter in this regard.
9
I. INTRODUCCIÓN
10
atonalismo en donde la rítmica y la prosodia1 del discurso son elementos fundamentales,
por nombrar sólo un ejemplo (en lo que se refiere a la “música experimental”2).
1
Según la RAE: Parte de la gramática que enseña la recta pronunciación y acentuación /
Estudio de los rasgos fónicos que afectan a la métrica, especialmente de los acentos y de la
cantidad.
2
Con “música experimental” nos referimos a aquella que innova en su contenido, tanto
técnico como discursivo, en donde incluye elementos como técnicas extendidas y un
lenguaje escritural complejo. No abordaremos aquí obras que se enmarcan en la nueva
simplicidad, como las obras de Arvo Pärt.
3
Si bien, la música contemporánea engloba una estética común (como lo es la ausencia del
marco tonal), dentro de ella podemos encontrar múltiples estilos y lenguajes de diferencias
11
Sumado a lo anterior, las obras del tipo concierto solista para flauta traversa, dentro
del marco contemporáneo, adicionan aún más complejidades -para el intérprete- que las
obras para instrumento solo. Ya que, además de las propias del lenguaje contemporáneo, se
presenta como dificultad la interacción entre solista y orquesta, en donde no existe para
ambas partes una estabilidad armónica y estructural (de forma y de métrica en algunos
casos) como la que está presente en los conciertos emblemáticos del repertorio flautístico,
complejizando el diálogo entre los músicos que participan de la obra.
Con respecto a la confección del programa del recital final, pese a estudiar diversas
obras durante el Magíster, fue necesario considerar diversos factores al momento de tomar
la decisión de qué obras incluir. Quizás el más importante de todos fue la factibilidad de
músicos que requiere cada una para su montaje, ya que al estudiar conciertos para flauta,
las obras están escritas para solista en conjunto de una orquesta. Ni a nivel personal ni
institucional se cuenta con el financiamiento necesario para la contratación de un elenco de
tales características, por lo que se tuvo que buscar obras que tuvieran hecha una reducción
para piano. Sin embargo, obras como el “Concierto para flauta y orquesta” de Gustavo
Becerra y “Solo para un diálogo” de Aliocha Solovera no poseen dicha adaptación, por lo
que un principio ambas quedaron excluidas. No obstante, pudimos contar con la fortuna de
que el mismo compositor Solovera accediera a realizar una versión para ensamble de su
concierto y así poder montarlo en la XXIX versión del Festival de Música Contemporánea
UC 2019, junto al Ensamble Contemporáneo UC en la sala A1 del Centro Cultural Gabriela
Mistral (GAM)4. El resto del programa se montará en el Instituto de Música de la Pontificia
Universidad Católica de Chile (IMUC).
abismantes entre sí, siendo cada una condicionada por la visión y el contexto personal del
compositor.
4
Debido a estallido social que hubo en Chile en el mes de octubre se suspendió el festival
debido a la contingencia nacional, por lo que el concierto de examen de grado se redujo
únicamente a la segunda parte del programa.
12
PROGRAMA DE CONCIERTO
“Conciertos contemporáneos para flauta traversa del Siglo XX-XXI”
Primera Parte
Segunda Parte
13
II. DESARROLLO
Como punto de partida, creemos que es necesario definir en qué consiste esta
gestualidad o, dicho en otras palabras, la coreografía de la música que sigue el intérprete.
Para esto, se harán dialogar algunas citas de diversos autores que hablan sobre este tema.
14
La gestualidad musical, desde una mirada más filosófica, es la vida que se le otorga
al discurso escrito por parte del intérprete. Este acto se puede comparar con el de declamar
histriónicamente un texto, ya que para el orador no sólo basta con leerlo correctamente
(respetando la acentuación de las palabras, los signos de puntuación y una pronunciación
clara), sino que la frase misma tiene una intencionalidad, una conducción sonora, con un
punto de partida junto con uno de llegada, lleno de tensiones y distenciones acordes al
discurso mismo.
Si leemos un texto encontraremos que no solo hay que entender las palabras
y las frases que forman esas palabras. Las vocales y consonantes forman
palabras, éstas a su vez forman frases, las frases ideas, las ideas capítulos y
los capítulos libros donde vemos plasmado un pensamiento. Ahora bien,
para leer en voz alta un texto debemos darle un sentido prosódico-rítmico
que haga que entendamos -lector y auditor- el sentido del texto. Con un texto
musical nos sucede algo muy similar. (Fischer & Lavado, 2001, p. 15)
Es más, el autor además asegura que Wagner “veía a la música como una suerte de
declamación” (p.50). Así mismo, la gestualidad musical no se trata de tocar lo escrito de
15
manera superficial, sino entender el discurso con sus diferentes pesos, puntos de inflexión,
de apoyo y llegada, mediante una correcta comprensión del intérprete, desde lo escrito en la
partitura. Stravinsky (Craft, 1964, p.121) expone que el fraseo musical va más allá de un
solfeo elemental, en donde la escritura de por sí otorga al lector sus propios gestos
musicales.
Godoy & Leman (2010) han realizado un exhaustivo trabajo sobre la gestualidad
musical, pero estudiada y abordada desde el movimiento físico y cómo este influye en la
producción del sonido, a través de mediciones objetivas. En un principio crean un marco
general que considera el gesto desde una mirada de la comunicación (como vehículos de
significados en la interacción social), el control (como elementos de un sistema interactivo,
tal cual es la interacción entre música – computadora), y lo metafórico (como conceptos
que proyectan movimiento físico o sonoro sobre temas culturales) (p.14). Posteriormente,
proponen una definición concreta sobre qué es el gesto musical:
5
Traducción del autor: “Basados en los puntos anteriores, parece sencillo definir el gesto
musical como un patrón que produce, es codificado o está hecho en respuesta a la música.
16
Tal cual plantean los autores anteriormente, es esencial tener un término claro y
conciso sobre a qué nos estamos refiriendo al hablar sobre gestualidad musical, por lo que
proponemos una definición propia: La gestualidad musical es el correcto entendimiento
discursivo de la coreografía musical que está presente en toda frase escrita en una
partitura6, la cual es hecha auditivamente tangible por el intérprete a través de la
declamación por medio de su instrumento, en donde no solamente se hace oíble cada uno
de los elementos escritos que la conforman (tanto teóricos como expresivos), sino que el
texto escrito adquiere además direccionalidad, es decir, una expresividad natural que va
más allá de la que el músico puede otorgarle producto de su propia interpretación, la cual
trasciende las dificultades que pueda presentar el texto escrito. En otras palabras, es la
capacidad del intérprete de contar histriónicamente7 y de manera responsable el discurso
que presenta la obra, siendo fidedignos con su texto.
Hacia este enfoque es a lo que nos queremos referirnos con el término gestualidad
musical. No abordaremos en el presente escrito aquel concepto que tiene relación con el
gesto corpóreo y/o físico en la interpretación musical.
Se pueden adicionar calificativos al término gesto musical siempre que sea necesario para
evitar malos entendidos. Por ejemplo, podemos hablar sobre gestos que producen,
modifican y/o acompañan sonidos, gestos sonoros, gestos interpretativos, etc. El punto
esencial es tener un apartado terminológico suficientemente específico que diferencie los
aspectos sutiles del gesto cuando se trata de música. La principal ventaja de usar el término
gesto es que supera la división Cartesiana entre lo física y lo mental. Como se mencionó
anteriormente, podemos pensar en el movimiento como el cambio de posición física de una
parte del cuerpo o un objeto, el cual puede ser objetivamente medido.”
6
Este punto no es excluyente hacia la música que no es escrita en una partitura tradicional
(como lo popular), pero no es el contexto que nos convoca.
7
La RAE define histrión como: Persona que se expresa con afectación o exageración
propia de un actor teatral / Hombre que representaba disfrazado en la comedia o tragedia
antigua. Homologamos el término histrión -en el ejercicio de la interpretación- a la
elocuencia, vida y claridad con que el histrión o actor de la edad antigua transmitía un
mensaje, no dando cabida a un discurso monótono y plano. En ninguna circunstancia
hacemos alusión a trastocar lo escrito en la partitura por el autor para dar más expresividad
a la música. Al contrario, el correcto entendimiento prosódico desde lo escrito da natural
expresividad.
17
Como hemos visto, entender el gesto musical de cada pieza es una labor de suma
importancia por parte del intérprete, ya que sólo a través de él es que la música se transmite
hacia el espectador. Si el músico no le da la seriedad necesaria a esta labor, el discurso del
compositor no llegará íntegro hacia el oyente, sino afectado. No es una labor fácil, ya que
frasear correctamente requiere no sólo de entender el lenguaje escrito por el autor, sino que
poder llegar a interpretarlo sin que este se vea desfigurado por las dificultades que pueda
presentar el lenguaje de la obra y/o alguna caprichosa voluntad de algún intérprete que se
toma la atribución de modificar el texto escrito a su antojo, tal cual lo describe Walls
(2006):
Es así como la labor del intérprete consiste en entender el gesto musical propio de
cada obra y reproducirlo fielmente a lo que está escrito. Abordaremos este punto más
adelante.
18
2.2 TRANSFORMACIÓN DEL LENGUAJE EN LA MÚSICA
Dos son los aspectos que aquí se pueden señalar como determinantes: la
crisis y “agotamiento” del sistema tonal en la música docta y la necesidad de
“objetivizar” la música, a fin de liberarla de la carga semántico-afectiva
impuesta desde el Renacimiento hacia adelante. (p.148)
19
Otro aspecto relevante de la nueva música8 es el cambio del lenguaje rítmico. Craft
(1964), al entrevistar a Stravinsky, escribe que “la música contemporánea ha creado un
mayor ámbito y variedad de tempi y una gama rítmica considerablemente mayor” (p.17).
Esto podría explicarse si reflexionamos en que los compositores, al abandonar la tonalidad
y las posibilidades armónicas que ellas nos entregan (incluyendo las líneas melódicas
convencionales dependientes de la armonía), comenzaron a utilizar otros recursos para
crear un discurso en sus obras.
Cada vez es más común encontrar piezas en donde armónicos, pizzicati, cantar y
tocar, bisbigliandi e inclusive el uso de notas de la cuarta octava es cada vez más común,
por nombrar sólo algunos ejemplos. Al respecto, Martorell (2013) plantea que:
8
Término empleado por Stravinsky (Craft, 1964) para referirse a la música contemporánea.
20
La posibilidad de hacer sonar los instrumentos fuera de la manera
tradicional, aprovechando todas sus cualidades físicas, va a abrir la paleta de
colores con la que los compositores e intérpretes se desenvolverán. Esta
búsqueda funciona como parte y como consecuencia de la expansión de los
parámetros sonoros en el siglo XX. (p. 77).
El tema de la notación y la grafía de estas técnicas fue durante muchos años un tema
controversial, además de ser considerado una problemática por y para los intérpretes.
Artaud (1991) evidencia esto claramente:
Sin embargo, tal como lo expresa Martorell (2010) en su tesis, con el paso de los
años este asunto se ha ido estandarizado en una escritura común. Ejemplo de ello es la
publicación de libros especializados de autores e intérpretes como Robert Dick (1995) y
Carine Levine & Christina Mitropoulos-Bott (2005).
21
Muchas de las dificultades que están presentes en este tipo de piezas suelen ser las
mismas que podemos encontrar en una obra de tradición, sólo que al estar escritas en un
lenguaje contemporáneo, dificulta la resolución de éstas por presentarse desde otras formas
y perspectivas. Por ejemplo, todo discurso musical se compone por temas, lo que a su vez
se desglosa en frases. Para ser declamados elocuentemente, estos deben ser fraseados. Es
decir, otorgarles una direccionalidad acorde a las tensiones y distenciones en que se
enmarcan, y así lograr una gestualidad natural y creíble. Sin embargo, en el lenguaje
contemporáneo las frases no siempre están conformadas por una línea melódica clara y
progresiva, sino que pueden encontrarse fragmentadas dentro de ritmos irregulares. El
peligro aquí recae en enfocarse en resolver lo rítmico por sobre el gesto propio, otorgando
al oyente una lectura rítmicamente correcta, mas no musical.
Es así como las nuevas composiciones se han ido alejando de los dictámenes
tradicionalistas de la creación, explorando en este caso, densidades y contextos sonoros a
modo de discurso musical. Como consecuencia de esta transformación, “el oído
contemporáneo requiere un enfoque completamente distinto de la música. Es característico
de la naturaleza que a menudo nos sintamos más cerca de las generaciones distantes que de
la que nos ha precedido en forma inmediata” (Craft, 1964, p.108). Para entender la nueva
música, es necesario además conocer sus métodos y componentes característicos, ya que
ella está formada en su mayoría, por elementos innovadores para los oyentes.
22
2.3 TRANSFORMACIÓN DE LA OBRA TIPO CONCIERTO
Como tercer punto, y para comprender la transformación del lenguaje que ha sufrido
la obra del tipo concierto, es imperante hacer una comparación entre su forma “clásica” y
cómo la encontramos en la actualidad.
Como en la primera mitad del siglo XVIII, los conciertos solían tener tres
movimientos, con dos movimientos rápidos enmarcando un intermedio
movimiento lento. El movimiento lento y el final utilizaban a menudo
formas semejantes a las de los otros géneros, pero los movimiento primeros
seguían una forma específica de los conciertos. El primer movimiento de un
concierto típico conservó elementos de la forma ritornello de los conciertos
barrocos, que hacía alternar los ritornelos orquestales con episodios
expuestos por el solista, y los combinaba con los contrastes de tonalidad y de
material temático característicos de la forma sonata. (p.630)
Estas son algunas de las características típicas del concierto solista con
acompañamiento de orquesta. Además, algo característico dentro de un concierto es la
23
presencia de un cadencia por parte del solista. Burkholder, Grout y Palisca (2015) nos
indican que durante el barroco y el clasicismo, era tradicional que el solista improvisara y/o
creara una cadencia propia para esta sección, utilizando como recurso parte de los temas del
movimiento correspondiente, sin acompañamiento alguno. La cadencia se presenta justo
antes de la última sección del movimiento, mediante un acorde de 6/4 de dominante, y
concluía cuando el solista ejecutaba un largo trino sobre el mismo acorde de dominante,
pero en estado fundamental. (p.630).
Sin embargo, estas estructuras no han quedado igual con el paso del tiempo.
Podemos ver notorios cambios en los conciertos escritos por Nielsen e Ibert en donde, por
ejemplo, no encontramos esta libertad en la sección de la cadencia, sino que los
compositores escriben expresamente lo que desean que el flautista toque, siendo una parte
más del concierto, en un diálogo conjunto a la orquesta.
24
Mozart Reinecke Nielsen Ibert
Año de 1778 1908 1926 1934
composición
N° movimientos 3 3 2 3
Conformación 2 oboes 2 flautas 2 oboes 2 flautas
de la orquesta 2 cornos 2 oboes 2 clarinetes 2 oboes
Cuerdas 2 clarinetes 2 fagotes 2 clarinetes
2 fagotes 2 cornos 2 fagotes
4 cornos Trombón 2 cornos
2 trompetas Timbal Trompeta
Timbal Cuerdas Timbal
Percusión Cuerdas
Cuerdas
Duración 24’ 21’ 20’ 20’
aproximada
Cadencia Libre - Escrita Escrita
Tonalidad Sol M Re M - -
Tabla N°1. Cuadro comparativo de los conciertos de Mozart, Reinecke, Nielsen e Ibert.
25
Penderecki Dalbavie Carter Solovera
Año de composición 1992 2006 2008 2009
N° movimientos 1 1 1 1
Secciones Andante n9. 80 Allegretto n. 96 c. 152
Cadenza n. 92 Meno mosso n. 72 n. 88
Vivace n. 40 Andante b. 54 n. 72
Tempo I n. 90 Presto n. 135 n. 50
Andante n. 40 Mesto b. 40 n. 88
Allegro con brio n. 156 Allegro non troppo n. 116
Adagio n. 144 n. 90 Cadenza
Vivo Leggierissimo (presto (n. 72)
Vivace posible) n. 120 n. 92
Allegro molto
Andante recitativo
9
Las abreviaturas n., b., y c. hacen referencia a las figuras musicales negra, blanca y
corchea, respectivamente.
26
Tomando la primera tabla, pese a los 150 años que hay desde el concierto de Mozart
hasta el de Ibert, podemos observar algunas características común entre ellos: tres de los
cuatro conciertos están formados por 3 movimientos, tres de los cuatro conciertos presentan
una conformación orquestal similar y todos tienen una duración cercana de 20 minutos.
Sin embargo, dentro los cambios más significativos podemos observar el abandono
de la tonalidad. Si bien los conciertos de Mozart y Reinecke poseen una tonalidad
establecida a nivel general y durante cada movimiento, los conciertos de Nielsen e Ibert, en
contraste a los anteriores, abandonan el uso de la tonalidad clásica, sin llegar al atonalismo
que encontramos en las composiciones de hoy.
Figura 1. Reinecke: Konzert für Flöte und Orchester D-Dur op.283. Andante, Quasi
Recitativo. Comp. 44 al 50
27
Nielsen escribe en el primer movimiento tres cadencias cortas y en Ibert está
presente sólo en el último movimiento. Podemos observar que la cadencia se establece
como una parte obligada de la obra, perdiendo el músico la libertad de la improvisación y/o
ser un coautor durante esta sección.
Haciendo un contraste entre ambas tablas, es notorio los cambios estructurales que
se pueden observar. En primer lugar, vemos que los conciertos contemporáneos ya no
poseen tres movimientos, sino que están conformados por uno solo. Sin embargo, si
hacemos una esquematización de cada concierto, podríamos llegar a encontrar alguna
reminiscencia de este aspecto, al dividir la obra por secciones. Cáceres (2017) en su Tesis,
propone que:
Si observamos la segunda tabla, veremos que dentro de las secciones del concierto
de Penderecki está resaltado en negrita algunas de las indicaciones de tempo de la obra, lo
cual corresponde al comienzo de cada movimiento que propone Cáceres. En Dalbavie
encontramos 6 secciones temáticas contrastantes: comienzo, compás 57, 170, 199, 264 y
351. De igual forma, el concierto de Carter podríamos dividirlo en 6 secciones: comienzo,
compás 59, 83, 109, 205 y 267. Por otro lado, pese a que en el concierto de Solovera
podemos encontrar diversas secciones, es evidente que el compositor pensó la obra como
una sola unidad, ya que los materiales temáticos aparecen y se repiten durante toda la obra,
siendo utilizados de distinta manera. En cuanto a la interpretación, enfrentarse a un
concierto que esté escrito en un único movimiento exige al músico no solo tener una
concentración mucho más atenta, sino que además estar imbuido en la tensión y carácter de
la obra, sin encontrar momentos de relajo o pausas entre movimientos.
28
Respecto a las indicaciones de pulso de cada concierto, podemos observar cómo los
compositores especifican el tempo exacto que desean, independiente si es que utilizan
indicaciones estandarizadas como Allegro o Andante. La dificultad presente en esto es que
el intérprete se ve obligado a respetar la velocidad escrita por el compositor, asumiendo y
teniendo que resolver la dificultad que esto conlleve. Es más, Carter en su música utiliza
igualaciones rítmicas para enlazar los cambios de tempos, lo cual requiere de parte de los
músicos de un dominio teórico preciso, claro y solvente.
Otro aspecto importante es el aumento del cuerpo orquestal. Pero más relevante aún
es la incorporación de una mayor variedad de instrumentos. En las maderas encontramos
los instrumentos afines de cada familia (flauta piccolo, corno inglés, clarinete bajo y
contrafagot). La percusión no se limita solamente a timbales, sino que se adiciona platos,
tambores, xilófonos, roto-toms, etc. Por un lado, una dificultad que conlleva este aumento
es encontrar orquestas en Chile que posean tal cantidad de músicos que puedan tocar este
repertorio, en especial en las orquestas regionales. Ya directamente en el ámbito
interpretativo, exige al flautista tener un sonido sólido, amplio y con una gran proyección,
ya que debe ser capaz de hacer frente a esta gran masa sonora. Adicionalmente este
aumento proporciona nuevos timbres, por lo que el flautista debe ser capaz de homologar
su sonido respecto del contexto sonoro que se requiera.
29
Figura 2. Dalbavie: Concerto pour flûte. Comp. 246 al 252
El tema de la atonalidad en los conciertos requiere una real atención de parte del
flautista ya que exige al intérprete tener una afinación estable y segura que no dependa del
contexto sonoro, debido a que son escasos los momentos en donde el solista tendrá una
base armónica otorgada por la orquesta en donde podrá confirmar su afinación.
Mencionamos como ejemplo la sección del compás 201 en adelante del Concierto de
Dalbavie, en donde tanto flauta como piano coinciden generalmente en la misma nota (ver
figura 3).
30
Figura 3. Dalbavie: Concerto pour flûte. Comp. 201 al 206
31
No obstante existen secciones que se asemejan y se homologan a una cadencia.
Cáceres (2017) lo ejemplifica sobre el concierto de Penderecki de la siguiente manera:
En Dalbavie encontramos esta sección primeramente entre los compases 201 y 226,
y luego entre el 240 y el 251. Ambas cadencias están escritas en un diálogo entre el solista
y la orquesta, al contrario que el concierto de Solovera, que la flauta se encuentra sola. Esta
parte del concierto se caracteriza en primer lugar por presentar material nuevo el cual no ha
sido utilizado previamente por el compositor. Además, esta sección posee una sonoridad
espectral y suspendida, en donde toda la frase ronda entorno del fa#, el cual es pasado entre
la flauta y la orquesta, produciendo un juego de colores10 y sonoridades. Al contrario de las
cadencias en donde se pretendía demostrar el virtuosismo del intérprete, aquí observamos el
dominio del músico por homologar su sonido con el de la orquesta y crear una atmósfera
cristalina, en donde la prosodia y la afinación vienen a ser fundamentales.
En Carter, si quisiéramos denominar alguna parte del concierto como cadencia, esta
sería evidentemente entre los compases 217 y 261. Al igual que en Dalbavie, se presenta
como un diálogo entre solista con intervenciones de la orquesta (ver figuras 5 y 6).
10
Tal como en las artes visuales, donde los colores son las distintas gamas de tonalidades
que emplea un pintor en un cuadro, en música alude, por un lado, a los distintos timbres que
caracterizan y hacen reconocible el sonido de cada instrumento en particular, como también
las distintas sonoridades que puede producir un mismo instrumento (dulce, robusto, etc.).
32
Figura 5. Carter: Flute Concerto. Comp. 215 al 219
Otra similitud entre ambos conciertos es la sonoridad en la que está enmarcada esta
sección. Carter escribe este movimiento continuando con la idea de la parte precedente,
frases legatísimas, aunque no tan largas como venían presentándose. Pese a esto, dentro de
la cadencia encontramos algunos atisbos de virtuosismo -como un arranque de cólera- e
inmediatamente se vuelve a esta sonoridad espectral.
33
2.4 PROBLEMÁTICAS DE LA INTERPRETACIÓN
11
Traducción del autor: Describiendo su trabajo en una entrevista en la Radio Pública
Nacional, el director asistente de la Orquesta de Cleveland James Gaffigan dijo “Él es
brillante con los colores y los ritmos. Tú no sabes donde él está yendo. A veces [el solista]
queda en segundo plano… otras veces el solista solo está tocando escalas. A veces la
orquesta está en el fondo. Es casi minimalista. Qué hermosas ideas.”
34
Figura 7. Dalbavie: Flute Concerto. Comp. 18 al 26
35
A pesar de que la dificultad del pasaje de la Figura 8 también está relacionada con la
velocidad motora del músico, esta se plantea desde otra perspectiva. Se requiere aquí una
articulación ágil y precisa en todos los registros de la flauta.
Este concierto fue dedicado al flautista franco-suizo Emmanuel Pahud, quien en una
entrevista a Warner Classics (2009) afirma: “It really is a kind of new contemporary Ibert
flute concerto, very virtuosic and very colourful, very sensual, and I think it has a long life
ahead of it12”. En cuanto a su sonoridad, quien esté familiarizado con la historia de la
12
Traducción del autor: “Esta obra realmente es un nuevo concierto contemporáneo de
Ibert, muy virtuoso y lleno de colores, muy sensual, y pienso que tiene una larga vida por
delante”.
36
composición musical podrá encontrar en este concierto rasgos similares a las obras de
Debussy, Ravel y Messiaen.
For many years flutists have been asking for a flute concerto, yet I kept
putting it off because I felt that the flute could not produce the sharp attacks
that I use so frequently. But the idea of the beautiful qualities of the different
registers of the instrument and the extraordinary agility attracted me more
and more… (Carter, 2008a, párr.1)13
13
Traducción del autor: “Por muchos años flautistas me han estado preguntando por un
concierto para flauta, pero seguí posponiéndolo porque sentía que la flauta no podía
producir los ataques punzantes que uso frecuentemente. Pero la idea de las bellas
cualidades de los diferentes registros del instrumento y su extraordinaria agilidad me atrajo
más y más…”
37
Guillermo Lavado, solista de la OSNCH -quien estrenó el concierto de Carter en
Latinoamérica- nos brinda una radiografía de la forma que encontramos en esta obra:
38
Figura 10. Carter: Flute Concerto. Comp. 17 al 23
39
Figura 11. Carter: Flute Concerto. Comp. 94 al 97
Ya hacia el final del concierto, podemos observar una gran sección de frases largas
con amplios saltos interválicos junto a un gran movimiento dinámico (ver figura 12). Al
igual que en el ejemplo de la figura 7 del concierto de Dalbavie, una resuelta flexibilidad de
labios junto a una velocidad de aire constante es primordial para lograr ligar sin falsos
acentos esta sección.
40
Figura 12. Carter: Flute Concerto. Comp. 166 al 187
Finalmente Carter escribe un final enérgico y ligero de gran complejidad (ver figura
13). Son múltiples las dificultades presentes en esta sección, convirtiéndola a nuestro juico
en la más difícil del concierto. La línea principal está formada por una sucesión de
quintillos de semicorcheas con ligados y acentos irregulares. La articulación staccato se
convierte en un problema al ser un pasaje veloz que continuamente cambia de registro. El
flautista debe lograr una precisión sonara en su articulación -independiente de la tesitura en
que se encuentre- sin que esta ralentice y trabe la continuada del discurso.
Inevitablemente, tal como hemos visto -en lo que concierne a la práctica musical- y
sin el ánimo de expresar una connotación negativa, los intérpretes vamos identificando en
la medida del estudio de cada obra diversas dificultades. Sin embargo esto no se limita al
41
contexto del trabajo individual de la pieza, sino que está afecto además al ejercicio de su
ensamble en donde aparecen nuevas y a veces impensadas contrariedades.
Durante el transcurso de la realización de los ensayos para montar el recital final del
magíster salió a la luz una nueva dificultad presente tanto en el Concierto para Flauta y
orquesta de Elliott Carter como el de Marc-André Dalbavie. Esta no se había presentado
anteriormente durante el proceso de estudio personal de la obra, ya que sólo se hizo notoria
durante los ensayos al tocar simultáneamente ambos instrumentos, flauta y piano.
La problemática tiene que ver en este caso con la adaptación del material orquestal
hacia el piano, es decir, la reducción del lenguaje desde un conglomerado rítmico sonoro
amplio hacia uno individual, en donde la parte del piano queda no sólo con una gran
complejidad rítmica a resolver, sino que el pianista debe lograr recrear -dentro de las
posibilidades que le permita el instrumento- los distintos colores y timbres que están
presente en la orquesta. Pese a lo anterior, y con la gracia de que podamos contar con un
virtuoso pianista que sea capaz de realizar semejante hazaña, la verdadera dificultad se
revela al momento de intentar concordar el diálogo entre ambos instrumentos.
Para entender este punto es de suma importancia concientizarnos de que la obra fue
pensada para una flauta solista con “acompañamiento” de una orquesta14, con la impetuosa
necesidad de un director. Esto responde a la necesidad de alguien que coordine y unifique
el material de la obra, debido a la gran complejidad rítmica que presenta.
14
Coloco esta palabra entre comillas debido a que la orquesta no responde a un mero
acompañamiento, sino que constantemente está dialogando con la flauta, cual fuera un
segundo solista.
42
Cuando hay una dificultad en el texto que parece casi insuperable, ello
quiere decir que hay un error de concepto o de escritura. No se puede
considerar una vez sí y otra también que el error se debe a una adecuación
insuficiente de los músicos. Hay que corregir el texto en términos de
eficacia; no de sencillez, sino de eficacia. (p.135)
Carter, “Leggierissimo (presto possibile) = 120” compás 269 en adelante (ver figura 13),
y posteriormente del concierto de Dalbavie la sección del compás 228 en adelante (ver
figura 14).
43
Figura 13. Carter: Flute Concerto. Comp. 268 al 272
En Carter, la flauta tiene una línea rítmica compleja en donde predomina variantes
de quintillos, seisillos y cuartinas con distintas acentuaciones, en una amplia gama
interválica. En cuanto al piano, su material rítmico nunca coincide con el que lleva la flauta,
ya que es una sumatoria de distintas agrupaciones -un verdadero caleidoscopio rítmico-
siendo inexistente algún punto de concordancia y estabilidad entre ambos. El sólo pensar en
juntar ambos materiales sin la batuta de un director implica una complejidad colosal, si es
que es acaso posible.
44
propuesta actual, al estar ausente esta figura, cada músico debe confiar en su propia
pulsación interna dentro de este conglomerado rítmico, lo cual más que riesgoso es
francamente insensato. Importante aclarar que esto no se trata de falta interés hacia el
estudio y ensamble por su propia dificultad, sino una incompatibilidad con las condiciones
detalladas anteriormente.
Pese a lo expuesto se ha buscado una solución para la realización de esta obra, por
lo que se ha vislumbrado tres opciones: tratar de realizarla confiando en el pulso interno de
cada uno, lo que claramente no es hacedero ya que no reflejaría lo realmente escrito en la
partitura si no que un aproximado; que seamos nosotros, los mismos músicos que
marquemos notoriamente el pulso durante cada sección que presente esta naturaleza, cuyo
inconveniente vendría a ser la afectación de la correcta y natural gestualidad musical por
mantener un tempo estable y conjunto; o por último, contar con una tercera persona quien
haga de director durante toda la obra. Si bien este recurso rompería el paradigma del
ensamble flauta y piano, creemos que musicalmente es la opción más viable con el ser
responsables con la ejecución de esta pieza.
45
Figura 14. Dalbavie: Concerto pour flûte. Comp. 226 al 234
46
2.5 EL INTÉRPRETE Y LA TRADICIÓN
47
Por esto mismo, nunca debiésemos vernos en la obligación de adicionar elementos
(como pausas, respiraciones, rubatos o falsos acentos) que afecten el discurso musical
natural de la obra con el fin de facilitar alguna dificultad que esté presente, sino al
contrario, que a través del estudio dedicado y serio podamos resolver estas dificultades
musicalmente.
He dicho en alguna parte que no bastaba oír la música, sino que era
necesario verla. ¡Qué decir de la falta de escrúpulos de esos gesticuladores
que se imponen demasiado a menudo la misión de aclarar el lenguaje de la
música desfigurándola con sus afectaciones! Porque, repito, la música se ve.
Una mirada experimentada sigue y juzga, a veces sin darse cuenta, los
menores gestos del ejecutante. Desde este punto de vista se puede concebir
el proceso de la ejecución como una creación de nuevos valores que
resuelven problemas semejantes a los que se plantean en el dominio de la
coreografía; aquí y allá estamos pendientes de la regulación del gesto. El
bailarín es un orador que habla un lenguaje mudo. El instrumentista es un
orador que habla un lenguaje inarticulado. Al uno como al otro la música les
impone estrictas obligaciones. Porque la música no se mueve en lo abstracto.
Su traducción plástica exige exactitud y belleza. Los histriones de la música
lo saben demasiado bien. (Stravisnky, 1952, p.116)
Es indiscutible que hay ciertos elementos que se pueden escapar de una notación
precisa, como el uso del vibrato o el de diversos colores sonoros, quedando a libertad y
decisión del músico, las cuales se basarían en su experiencia, conocimiento y buen gusto.
Es así como la labor de un intérprete “se puede equiparar a la responsabilidad que tienen los
intérpretes de lenguajes extranjeras de no tergiversar el significado de lo que traducen”
(Walls, 2006, p.36), haciendo referencia al término “Traduttore traditore”.
48
Estos lenguajes incorporan un tratamiento novedoso de la forma, los
intervalos, la dinámica, el fraseo, entre otros, y algunos además incluirán en
la búsqueda de nuevos timbres, el uso de técnicas extendidas en los
instrumentos, a veces como un elemento esporádico y otras veces como un
elemento estructural. Todos estos tratamientos y elementos originales y
desafiantes son los que funcionan como algo atractivo a trabajar de parte de
un intérprete. (p. 20)
Stravisnky (1946) afirma que el ejecutante, al enfrentarse a la música escrita (la cual
tiene anotada toda la voluntad del autor), debe poder leerla, clamarla correctamente, siendo
fiel a lo escrito (tempi, matices, ligaduras, etc.). Adicionalmente plantea que existen ciertos
elementos que se escapan de la notación, los cuales dependen de la experiencia, talento e
intuición del músico, planteado anteriormente. Sumamos a esto, como aspecto fundamental
en toda la música, el discurso musical que está en cada obra. Este se puede presentar de
diversas maneras, como una línea melódica tradicional o una sucesión de notas dentro de
una secuencia rítmica. El fraseo de este discurso se puede ver afectado si la agógica y la
prosodia del intérprete no están en función de su carácter y métrica.
La interpretación tiene que ver más con la comprensión del texto que con
tocar […]. El ritmo de un texto musical tiene mucho que ver con el de un
texto literario. Podemos leer completo un texto deletreando sin entender en
49
absoluto el sentido de éste. Sería como tocar en 1/4 un compás que ha sido
escrito en 4/4. A partir de una lectura, desde el entender la función rítmica de
cada tempo, ese texto puede ser recreado entendidamente. (Fischer &
Lavado, 2001, p.17)
50
el conocimiento personal del instrumento propio donde, gracias al estudio de obras tonales,
asimilaremos qué aspectos influyen en ella y cómo podremos manejarla, a través de la
velocidad y caudal del aire, presión de los labios y el correcto apoyo.
Todo esto se logra mediante el estudio arduo, constante y consciente. Sin poseer
esta base, creemos que es poco factible el poder descifrar y tocar correctamente obras
contemporáneas. Llegados a este punto, es imposible que no nos hagan eco las palabras de
Boulez (2003): “Es evidente que la interpretación no es una cuestión exclusivamente de
índole técnica, pero si la técnica deja de ser un inconveniente, la interpretación adquiere
mayor libertad” (p. 27). Mientras mayor dominio técnico tengamos de nuestro instrumento,
mayor variedad de posibilidades tendremos a nuestro alcance.
Del mismo modo, Artaud (1991) plantea que: “Más allá de las normas estéticas que
imponen en cada época un conjunto de maneras de interpretar y de ornamentaciones
propias, existe cierto número de técnicas de base inherentes a la naturaleza del instrumento,
independientes de los estilos…” (p.73).
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III. CONCLUSIONES
Como intérpretes, siempre nos veremos enfrentados a nuevas obras que resolver
durante el transcurso de nuestra carrera. Es por esto que la importancia de entender un
lenguaje en continua transformación es esencial.
A través del presente escrito hemos podido responder cómo y por qué entender la
gestualidad musical es un aspecto fundamental a la hora de afrontar e interpretar una obra.
Comprender la coreografía del discurso escrito por el compositor y llegar a reproducir
fielmente a lo que está en la partitura, desde un entendimiento musical, es lo que da vida y
naturalidad a cada obra. Ergo, podemos concluir que la verdadera labor del intérprete no
consiste en ser meros reproductores de lo escrito desde una mirada superficial y ligera de la
partitura, ni modificar el discurso creado por el compositor con el afán de otorgar
expresividad a la obra, sino que a través de la prosodia de la escritura de la partitura
entender el discurso musical con sus diferentes gestos y caracteres presentes en ella.
El arte nunca ha dejado de innovar en sus prácticas y discursos, por lo que como
artistas debemos prepararnos continua y responsablemente con el objetivo de estar
capacitados para enfrentar las dificultades que se nos presentan y así poder transmitir un
mensaje claro y fidedigno. En música -concretamente en la interpretación- recorrer este
camino conlleva una investigación personal en conjunto al instrumento, ya que debemos ser
capaces de asimilar y llevar a cabo los desafíos que se nos presentan a nivel escritural,
sonoros y técnicos, los cuales se manifiestan durante la ejecución de alguna obra.
52
estas obras. El aumento de la densidad sonora de la orquesta presenta al flautista dos
grandes desafíos: por un lado, debe poseer un sonido que tenga una gran proyección, el cual
pueda abarcar hasta la última grada de cualquier sala. Además, el flautista debe poder
homologar su sonido con el de la orquesta, ya que hemos observado en estos conciertos que
una característica importante en ellos es el continuo diálogo entre solista y orquesta.
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IV. BIBLIOGRAFÍA:
Libros:
54
Capítulos de libros:
Tesis:
55
Páginas Web:
Partituras:
- Carter, E. (2008b) Flute Concerto. Nueva York, Estados Unidos: Bossey &
Hawkes.
- Dalbavie, M. (2006). Concerto pour flûte. París, Francia: Gérard Billaudot.
- Ibert, J. (1934). Concerto pour flûte et orchestra. París, Francia: Alphonse Leduc.
- Mozart, W. (1778). Flötekonzert Nr.1 G-dur KV 313. München, Germany: G. Henle
Verlag.
- Nielsen, C. (1926). Concerto for Flute and Orchestra. Dinamarca: Wilhelm Hansen.
- Penderecki, K. (1992). Concerto per flauto ed orchestra da camera. Germany:
Schott.
56
- Reinecke, C. (1908). Konzert für Flöte und Orchester D-dur op.283. Germany:
Breitkopf.
- Solovera, L. (2009). Solo para un diálogo, para flauta y orquesta. Santiago, Chile.
Medios audiovisuales:
- Fischer, K. & Lavado, G. (2015). Nueva Música para dos flautas [CD]. Santiago,
Chile.
- Fischer, K. & Lavado, G. (2017). Nueva Música para Flauta [CD]. Santiago, Chile.
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