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Catequesis Del Buen Pastor
Catequesis Del Buen Pastor
Catequesis Del Buen Pastor
La imagen de buen Pasrtore se asocia ala imagen de Jesus dador de vida “Yo he venido a
traer vida y vida en abunadancioa”. En sentido biblico Jesus reveindica para sis el titulo
mesianico de Pastror, anunciado y pro,etido por Dios a su pueblo, el lleva ca bo la misiuon
de conservar lcpon vida las obejas y defenderlas de toda peligro.
…………………..
La figura del pastor era muy familiar en la tradición de Israel. Moisés, Saúl, David y otros
líderes habían sido pastores. Al pueblo le agradaba imaginar a Dios como un «pastor» que
cuida a su pueblo, lo alimenta y lo defiende.
Con el tiempo, el término «pastor» comenzó a utilizarse para designar también a los jefes
del pueblo. Sólo que éstos no se parecían siempre a Dios, ni mucho menos. No sabían cuidar
al pueblo y velar por las personas como lo hacía él.
Todos recordaban las duras críticas del profeta Ezequiel a los dirigentes de su tiempo: «¡Ay
de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! No fortalecéis a las ovejas débiles
ni curáis a las enfermas ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas ni buscáis a
las perdidas, sino que las habéis dominado con violencia y dureza». El profeta anunciaba un
porvenir diferente: «Aquí estoy yo, dice el Señor, yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré
por él».
Cuando en las primeras comunidades cristianas comenzaron los conflictos y disensiones, los
seguidores de Jesús sintieron la necesidad de recordar que sólo él es Pastor Bueno.
Felizmente, hubo un escritor que compuso una bella alegoría para presentarlo como el
pastor modelo, capaz de desenmascarar a todos aquellos que no son como él.
Jesús había actuado sólo por amor. Todos recordaban todavía su entrega a las «ovejas
perdidas de Israel»: las más débiles, las más enfermas y heridas, las más descarriadas. El
pastor bueno siempre trata a las ovejas con cuidado y amor. El pastor que se preocupa de
sus propios intereses es un «asalariado». En realidad, «no le importan las ovejas» ni su
sufrimiento.
Jesús no había actuado como un jefe dedicado a dirigir, gobernar o controlar. Lo suyo había
sido «dar vida», curar, perdonar. No había hecho sino «entregarse», desvivirse, terminar
crucificado dando la vida por las ovejas. El que no es verdadero pastor, piensa en sí mismo,
«abandona las ovejas», evita los problemas y «huye».
La alegoría del «buen pastor» arroja una luz decisiva: quien tenga alguna responsabilidad
pastoral ha de parecerse a Jesús.
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