Ayudenme - T. D. Jakes
Ayudenme - T. D. Jakes
Ayudenme - T. D. Jakes
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida en ninguna forma sin el
permiso escrito de Destiny Image International.
Publicado originalmente en inglés con el título: Help Me, I’ve Fallen and I Can’t
Get Up by Destiny Image
Shippensburg, PA, USA
Copyright© 1995
All rights reserved.
Jakes, T.D.
Ayúdenme, he caido y no puedo levantarme
Índice
Prólogo 5 Introducción 9
C a p í t u l o 1
¿Qué sucede antes de una caída? 11
C a p í t u l o 2
En tu hora más oscura 25
C a p í t u l o 3
Regresar al vestigio 37
C a p í t u l o 4
Sanidad de las heridas del pasado 49
C a p í t u l o 5
Fortalecido para mantenerte en pie 65
B o n u s t r a c k
Mujer, ¡eres libre! 75
¿Puedes mantenerte de pie para recibir la bendición? 101
Otros títulos por T. D. Jakes 121
Prólogo
T. D. Jakes representa el mejor ejemplo actual que yo pueda pensar sobre la
capacidad de recurrir constantemente a la unción del Señor. Es un hombre
incomparable. Podemos aprender mucho de sus palabras, de su espíritu y de la
pasión con que anuncia La Palabra del Señor. El solo hecho de observarlo es una
maravilla en sí misma. La presencia de Dios se mueve muy libremente cuando
enseña. En su predicación es simple, claro y honesto. Algunas veces con tono
insistente, otras veces con tono gentil, pero siempre agudo y certero. Es un
hombre cuyo centro de atención es el mismo Señor.
Aun en su mensaje más emocional puedes ver la quietud y la paz que reposan en
sus ojos. El Espíritu Santo se moverá libremente entre aquellos cuyo mayor
deseo sea el dar a conocer La Palabra de Dios a los hambrientos. Y no se
confundan acerca de este hecho, el Señor tiene mucho para decir a su pueblo.
Tiene tanto que
AY ú D E N M E , h E C A Í D O Y N O P U E D O L E VA N TA R M E
desea comunicar al mundo que nos rodea. Las palabras del Obispo nos enseñan
enormemente, pero también lo hacen su método, su pasión y su amor por el
Señor Jesucristo.
Introducción
Un comercial popular de televisión sobre emergencia médica representaba a una
mujer anciana que gritaba: “¡Ayúdenme, he caído y no puedo levantarme!”
Como cristianos, todos caemos alguna vez. La vida nos quita el equilibrio, nos
derriba y nos hace débiles e incapaces, pero no podemos decir que sea nuestra
culpa. Algo en nuestro interior quiere que nos levantemos, pero no tenemos
movilidad o la libertad para hacerlo.
¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las
naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: “Subiré hasta los cielos.
¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el
extremo norte, en el monte de los dioses (…) seré semejante al Altísimo”.
–Isaías 14:12-14
Satanás pensó que podía ser mejor que Dios. Indiscutiblemente, estaba
equivocado. Satanás fue frustrado. Cómo pudo concebir tal pensamiento, es algo
que escapa a nuestra imaginación. Pero el orgullo nos ciega a la verdad e impide
que veamos la vida de manera realista.
El orgullo nos ciega a la verdad e impide que veamos la vida de manera realista.
Un lugar peligroso
Mientras aun estaba hablando estas palabras con arrogancia, una voz desde el
cielo dijo: “Este es el decreto en cuanto a ti, rey Nabucodonosor. Tu autoridad
real se te ha quitado” (v. 31). En ese mismo momento, el que una vez fue un
gran rey, perdió su razón y comenzó a actuar como un animal, comiendo pasto y
“hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila” (v. 33).
Cuando llegan a un lugar de eminencia, muchos hijos de Dios olvidan quien los
llevó a ese lugar. Esta actitud arrogante y orgullosa ha hecho que muchos caigan
del pináculo de éxito y popularidad.
El contentamiento, por otro lado, es saber con certeza y tener una convicción
absolutamente firme de que Dios es capaz de satisfacer cada una de tus
necesidades.
Pablo dijo:
–Filipenses 4:12-13
Donde reina la confusión
Como Nabucodonosor, puedes rechazar clamar a Dios por su ayuda, pero como
resultado de esto reinará en tu vida la confusión.
Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo, y recobré el
juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre
(…) Recobré el juicio, y al momento me fueron devueltos la honra, el esplendor
y la gloria de mi reino (…) Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico
al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de
humillar a los soberbios (Daniel 4:34,36-37).
Caer es algo malo, pero caer y no clamar por ayuda, rechazar arrepentirse de sus
pecados, es peor que la caída misma. Algunas personas están tan llenas de
orgullo y consumidas con su propia autosuficiencia, que piensan, “si yo no
puedo levantarme, no dejaré que alguien más me ayude”.
Caer es algo malo, pero caer y no clamar por ayuda, rechazar arrepentirse de
sus pecados, es peor que la caída misma.
Tal vez sientas vergüenza al permitir que otras personas sepan que has caído,
porque no quieres que ellos cambien el concepto que tienen de ti. Es
especialmente difícil pedir ayuda si has hecho que las personas crean que tú eres
grande, un gigante espiritual, incapaz de caer de tu lugar alto y sublime.
El camino de regreso
El rey David comenzó su descenso hacia el pecado cuando codició una mujer
que no era su esposa y cometió adulterio. Cuando Betsabé quedó embarazada,
David decidió asesinar a su marido.
–2 Samuel 12:9
David, reconociendo que Dios sabe y ve todas las cosas, contestó con gran
lamento y remordimiento: “He pecado contra el Señor” (v. 13).
El Señor restauró la vida de David, pero el hijo que concibió con Betsabé, murió.
Cuando David se arrepintió de sus pecados, Dios lo tomó y lo restableció sobre
sus pies.
¿Qué hubiera sucedido si el rey David no reconocía y confesaba sus pecados,
aun después de que el profeta viniera a él? ¿Qué hubiera sucedido si David
permanecía tan lleno de orgullo y negación permitiendo que su reino fuera
destruido antes de clamar a Dios por perdón?
Muchos de ustedes están tan limitados por el orgullo que permiten que todo lo
importante sea destruido y oprimido por el diablo, en lugar de pedir ayuda a
Dios. Algunas personas son tan orgullosas que rechazan la ayuda, aun cuando el
Señor pone a alguien dispuesto a brindarla.
Tenemos que ser más como David. Cuando reconocemos que hemos caído,
¡debemos arrepentirnos inmediatamente! Necesitamos arrepentirnos rápidamente
y con sinceridad, como lo hizo el rey David.
No permitas que Satanás te engañe haciéndote pensar que porque nadie te vio
cometer tu pecado, no tienes que arrepentirte. Ese engaño hará que permanezcas
en un estado de abatimiento. No permitas que el orgullo te encierre en un estado
de falta de perdón.
¿Estás luchando contra Dios? Tal vez has luchado en tu mente, preguntándote:
“¿Debería pedir ayuda?, ¿quién estaría dispuesto a ayudarme?, ¿y si se ríen de
mí?”, y tratas de hallar ayuda de todos, excepto de Dios.
Abandonando la lucha
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: Yo soy Jesús, a quién tu persigues; dura
cosa te es dar coces contra el aguijón ? La palabra “aguijón” significa “picazón;
una forma de agitación agresiva”. hoy, decimos, “trató de provocar una pelea”.
Después de ser cegado por la luz brillante, este zelote radical se halló en la
humilde posición de necesitar a alguien que lo condujera tomándolo de la mano.
Esta pérdida temporaria de la vista fue la forma en que Dios mostró a Saulo que
había Alguien mucho más grande que él.
Dios dijo: “Saulo, ¿por qué das coces contra el aguijón?” En otras palabras:
“¿Por qué luchas contra lo que sabes que es verdadero?, ¿por qué insistes en
hacer las cosas a tu manera sin consultarme primero a mí?”
El Señor te hace la misma pregunta: “¿Por qué das coces contra el aguijón?” Una
expresión nuestra diría de esta manera: “¿Por qué continúas golpeándote contra
un muro?”
El pecado siempre nos separa de la presencia de Dios. ¡Qué alto precio debemos
pagar por hacer las cosas a nuestra manera!
Ciego durante tres días, Saulo estaba tan deprimido que no podía comer ni beber
nada. Al mismo tiempo que pensó que había alcanzado su hora más oscura, Dios
preparó a un hombre llamado Ananías, para ministrarlo.
–hechos 9:10-12,17-18
Si estás en una posición donde necesitas la asistencia divina, clama al Señor para
que envíe a alguien que te ayude. Podría haber personas en tu vida que están
dispuestas a traer sanidad y liberación para ti. Sin embargo, tú debes estar
dispuesto a someterte, como lo hizo Saulo, al ministerio de otras personas. ¡No
luches con las conexiones divinas! No hay nada que temer; Dios no permitirá
que seas nuevamente lastimado.
¿has notado la forma en que los cuidadores del zoológico tratan a los animales
heridos? Aunque el cuidador está solo interesado en ayudar, el animal no
entiende. Ellos solo se centran en el dolor y, a causa de esto, golpearán e incluso
asesinarán a la persona que intentara ayudarlos.
Algunas personas pueden estar en esta misma situación. Personas que dicen
llamarse cristianos han hecho cosas que te han herido. Tú no esperabas que estas
personas ocasionaran el dolor. Pareciera que lastiman aun más, porque estas
personas profesaron amor hacia el Señor.
Puede ser que hayas sido herido de tal manera que podrías no confiar más en
alguien, incluso ni en Dios. Tal vez no dijiste: “Señor, no confío en ti”, pero tus
acciones hablan más fuerte que las palabras. Tal vez no quieras leer La Palabra
de Dios o rechazas que alguien ore por ti. ¿O buscas otras formas de ayudar a
aliviar y apagar el dolor?
¡Dios quiere hacerte libre! Quiere derribar cada fortaleza y espíritu demoníaco
en tu vida, cada poder demoníaco, cada tipo de brujería, cada maleficio, espíritu
de incredulidad, de duda, de orgullo. ¡Dios quiere que seas libre, ahora!
Si vas a vivir continuamente una vida de victoria, lo primero que tienes que
saber es que “Dios es capaz”.
… cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que
recompensa a quienes lo buscan.
–hebreos 11:6
Dios dice: “¿no sabes o al menos no has oído, que soy Dios, el hacedor del cielo
y de la Tierra y que no cambio?” En otras palabras, Dios dice: “no soy
cambiante; no hay fallas en mí, YO SOY EL QUE SOY”.
Cuando buscas e intentas otras cosas, vas a tener que regresar a Dios, porque Él
tiene el poder y tiene la respuesta. Tú debes humillarte y decir: “¡Señor,
ayúdame! ¡he caído y no puedo levantarme!”
Luchar en vano
¿has vivido con un pie adentro y un pie afue
ra del reino de Dios, dándole un “tal vez”, en
lugar de un “sí”? Si es así, es tiempo de dejar de
luchar. El Espíritu Santo está tras de ti; Él está en
una búsqueda impetuosa.
La Biblia dice, “para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla (…) y
toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”
(Filipenses 2:10-11). Entonces, ¿por qué esperar
a ser llevado a ponerse de rodilla? Reconoce hoy
a Jesús como el Señor de tu vida. Esto te ahorrará
mucha pena y dolor.
¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el
principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo? Él reina sobre la
bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. Él extiende los cielos
como un toldo, y los despliega como carpa para ser habitada. Él anula a los
poderosos, y a nada reduce a los gobernantes de este mundo (…) “¿Con quién,
entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?”, dice el Santo. Alcen
los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la
multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan
grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas! ¿Por
qué murmuras, Jacob? ¿Por qué refunfuñas, Israel: “Mi camino está escondido
del Señor; mi Dios ignora mi derecho”? ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has
enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se
cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y
acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los
muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus
fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no
se cansarán.
–Isaías 40:21-23,25-31
¿Por qué continúas en este estado caído? ¿Qué más tiene que hacer o decir el
Señor para mostrarte que te ama? No permitas que Satanás continúe
engañándote haciéndote pensar que Dios te ha abandonado.
Deja de culpar a los demás por tus errores. Reconoce y admite que algo en ti está
mal. No te desesperes con las personas, y deja de tratar de ajustar el mundo
entero a tus circunstancias.
Cuando algunas personas caen, quieren bajar el estándar de los demás. Quieren
que todo se ajuste a su mundo. Quieren comenzar a llamar malo a lo bueno y
bueno a lo malo.
Deja de golpearte contra los muros. ¡Muere a tu orgullo y pide ayuda! Dios te
ayudará y restaurará a tu estado original. Solo clama por ayuda. Abre tu corazón
a Dios. Él estará allí para ti, incluso en tu hora más oscura.
C a p í t u l o 3
Regresar al vestigio
Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.
–1 Corintios 10:12
Puedes haber escuchado la historia acerca del pequeño niño que tenía un mal
comportamiento, y cuya madre le dijo que se siente en la silla del rincón. “Podré
estar sentado por fuera
–dijo–, pero por dentro estoy parado”.
Esta es la manera en la que muchos adultos actúan cuando se rebelan contra
Dios. Pararnos en nuestras propias fuerzas nos sitúa en un mayor peligro de caer.
Cuando pensamos que somos fuertes, nos convertimos en presa fácil del diablo.
Cuando pensamos que somos fuertes, nos convertimos en presa fácil del diablo.
Entre el diablo y el profundo mar azul
El profeta Jonás no quería hacer lo que sabía que Dios lo llamó a hacer. En lugar
de ello, murmuró, se quejó y luego intentó escapar. No podemos escapar de
Dios, pero podemos salir de su protección.
Esto es lo que hizo Jonás, pero Dios nunca dejó de perseguirlo. Dios hizo que un
pez tragara a Jonás.
Mientras estaba en el vientre del gran pez, Jonás dijo: “lo eché a perder, lo
arruiné, he sido un tonto, me he metido en problemas”. Jonás reconoció que
había caído, y ahora estaba en un lugar en el que debía arrepentirse de su
rebelión.
–Jonás 2:1-4
¿Te ha dicho alguna vez el diablo: “Dios ya no está pensando en ti; Él no puede
verte; ya no te ama más; no se interesa en ti; después de todo has pecado”?
¿has tenido alguna vez que orar con temor en tu corazón e inseguridad en tu
espíritu sin saber en tu propia mente si Dios te escucharía o no?
Dios no es sordo, ni tiene problemas de audición. No es como un abuelo; Él es
Dios. Él puede escuchar tus pensamientos desde muy lejos. Incluso puede
escuchar una víbora avanzar sobre el pasto en medio de una tormenta. Él sabe lo
que intentas decir aun antes de decirlo.
Dios te levantará si clamas a Él. Así como Jonás, no tienes que hacer algo
especial para captar la atención de Dios. Todo lo que Él pide es que te humilles.
Dios quiere que seas libre de tu situación de desesperación, pero para ello no
debes resistirte al Espíritu Santo. Sé humilde ante Dios; resiste al diablo y el
diablo huirá de ti. Primero, como lo hizo Jonás, debes someterte a Dios y a su
voluntad para tu vida.
Pero implica algo más que solo decir que te sometes a Dios. Tienes que caminar
día tras día confiando en que Él va a conducirte y guiarte hacia la liberación y
plenitud. Si no lo haces, solo terminarás dando vueltas en círculos.
Después que los hijos de Israel fueron libres de la esclavitud en Egipto, pasaron
la mayor parte del tiempo quejándose por sus circunstancias. En lugar de
agradecer a Dios por su milagrosa liberación, murmuraron y se quejaron por su
condición de vida.
Como resultado, un viaje a Canaán de solo once días llevó cuarenta años. Los
hijos de Israel deambularon en el desierto hasta que todos los que
originariamente se quejaron, murieron.
Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto:
milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. Dios amenazó con
destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la
brecha e impidió que su ira los destruyera. Menospreciaron esa bella tierra; no
creyeron en la promesa de Dios. Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no
obedecieron al Señor. Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos
caer en el desierto, para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y
dispersarlos por todos los países.
–Salmo 106:21-27
Los que dudaron y se quejaron no pudieron entrar al lugar de paz y tranquilidad
de Dios por causa de su incredulidad.
Dios había tolerado, tanto como pudo, la ingratitud del pueblo hacia Él por
sacarlos de cuatrocientos años de dura y cruel esclavitud y cautiverio egipcio.
Dios atendió todas sus quejas y súplicas, como de pequeños bebés ansiosos que
no tenían las cosas a su manera.
Dios los alimentaba día y noche; les proveía de luz gratis, el sol durante el día y
una columna de fuego durante la noche. Dios puso ropa sobre sus lomos y
calzados en sus pies, y nada se gastó ni envejeció. Pero a pesar de todo esto,
ellos no estaban contentos y no mostraron ni expresaron a Dios agradecimiento.
Todo lo que hicieron fue quejarse, quejarse y quejarse.
Lo que realmente disgustó a Dios fue el fracaso del pueblo en caminar por fe y
sus perversos corazones incrédulos. “Cuídense, hermanos, de que ninguno de
ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del
Dios vivo” (hebreos 3:12). Un corazón endurecido provoca a Dios más que
cualquier otra cosa.
Como se acaba de decir: “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión”. Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se
rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por
Moisés? ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso
con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? ¿Y a quiénes
juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron?
–hebreos 3:15-18
Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre –no sólo en mi
presencia sino mucho más ahora en mi ausencia– lleven a cabo su salvación con
temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad.
–Filipenses 2:12-13
No tenemos excusa, porque Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para la
vida eterna y la santidad. Entonces, ¿por qué insistes en hacer las cosas a tu
manera? Sométete a Dios y Él te dará el poder para vencer cada obstáculo en tu
vida, uno por uno.
Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan
a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.
–hebreos 7:25
Antes que Dios permita que te derrumbes, Él toma el control. Mientras tanto,
experimentarás “tiempos de lucha”. Tu fe tiene que ser probada. Y cuando tu fe
es probada, todo el infierno se debilita.
Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote
que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque
sin pecado.
–hebreos 4:14-15
Deja de lamentar tu situación. Pide ayuda a Dios, deja a un lado el orgullo y pide
ayuda. No permitas que el orgullo te inmovilice en tu estado caído.
Todo lo que tienes que hacer es pedir. Dios dice: “pidan, y se les dará; busquen,
y encontrarán; llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7).
–Salmo 37:23-24
¿ha ocurrido algo tan triste y abrumador que ha afectado cada área de tu vida?
Cada vez que te arrodillas a orar, ¿tu mente no regresa al hecho de que alguien
rompió tu corazón e hirió tu espíritu?
¿has experimentado algo tan devastador que no puedas conversarlo con alguien
más? Encuentras difícil confiar en la gente, y no sabes hacia quién volverte.
Puedes sentir como si todos están clasificándote y evaluando tu progreso, cuando
realmente tú eres tu propio juez severo.
Sabes que deberías estar en una posición mejor en la vida, pero alguien o alguna
circunstancia mutiló tu fe. Tu esperanza y sueños nunca se realizaron.
Sabes que deberías haber finalizado la escuela; sabes que deberías haber sido un
maestro o un músico. Según los estándares de la sociedad, deberías estar casado
y con hijos. Tal vez piensas que tu ministerio debería progresar o que deberías
tener una carrera exitosa en este momento de tu vida. Tus sueños y metas
deberían haberse cumplido hace años, pero se han truncado.
No te rindas. hay esperanza para ti y sanidad para las heridas del pasado.
Sueños cumplidos
José tuvo sueños; sin embargo, pasaron años hasta que se hicieran realidad. A
pesar de las tragedias que ocurrieron en su vida, nunca dejó ir los sueños que
Dios le había dado.
Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su
vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas
largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos,
comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. Cierto día José tuvo un sueño
y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía.
–Génesis 37:3-5
Externamente José fue rechazado y despreciado por sus propios hermanos. Dios
tenía planes para José mucho tiempo antes de que fuera vendido como esclavo.
Por las circunstancias, sin embargo, ese hecho no parecía ser cierto. A pesar de
eso, Dios tenía sus manos sobre la vida de José.
Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras
José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el Señor
estaba con José y lo hacía prosperar en todo (…) Como el Señor estaba con
José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se
preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.
–Génesis 39:2-3,23
Pero Dios tiene la manera de tomar a las personas que han sido abandonadas por
los hombres y levantarlas. De hecho, Dios tiende a escoger a tales personas
porque, cuando ellos alcanzan un lugar de poder, no son arrogantes como lo son
aquellos que piensan que merecen ser promocionados.
–Génesis 41:38-41
Las personas lastimadas no tienden a ser tan farisaicas. Tienden a ser un poco
simpáticas y más amorosas, dispuestas a abrazar a otros sin temor al rechazo.
Entienden que si no hubiera sido por el Señor, no serían quienes son. Reconocen
que si no hubiera sido por la gracia y misericordia de Dios, nunca habrían
sobrevivido.
José no culpó a Dios por sus antiguos problemas; en lugar de ello, reconoció que
la mano de Dios había estado sobre su vida en todo momento.
La iglesia necesita cristianos sanos y libres que estén dispuestos a ser usados por
Dios para bendecir a otros. Dios busca personas que tengan suficiente compasión
para detenerse y preguntar: “¿Cómo estás hoy?”, y luego permanecer el tiempo
necesario para escuchar la respuesta.
Cuando las personas han sido heridas y abatidas por circunstancias de la vida,
necesitan un cuidado especial, atención extra y amor incondicional. Necesitan
ser tenidas cerca y contar con oración durante un tiempo prolongado, porque su
confianza ha sido quebrada y traicionada.
Pueden haber oído esta frase de sus amigos más cercanos: “Voy a estar allí
contigo”. Otros pudieron decirles: “Puedes confiar en mí”… pero han fallado.
También conozco personas cristianas que han sido desilusionadas por pastores
que los han usado y luego desechado como una camiseta vieja. Como resultado,
estos obreros heridos caminan con una cojera, lisiados por la falta de perdón y
temor.
Nadie está exento de ser afligido, pero todos pueden ser sanados si permiten que
el Señor cargue todas sus heridas del pasado, y derribe los muros de la falta de
perdón. La falta de perdón es una fortaleza que establece residencia en el
corazón. Esto hace que seas duro de corazón, irritable y desagradable hacia los
demás, e ¡incluso hacia Dios!
Si perdonas a aquellos que te han herido, el Espíritu Santo puede traer sanidad.
Él vendrá a ti y dirá: “Estás lastimado, pero vas a salir adelante. has sido herido
pero voy a ayudarte. Sé que tienes un lado débil, pero voy a fortalecerte. Sé que
no tienes mucha ayuda, pero voy a ser tu sustento. Sé que has sido abandonado,
pero voy a estar a tu lado”.
Si perdonas a aquellos que te han herido, el Espíritu Santo puede traer sanidad.
Lo que solo tú puedes hacer
Tú tienes más potencial del que piensas. Puedes alcanzar mucho más de lo que
las personas esperan de ti. Puedes ir tan lejos en la vida como tu fe te lleve.
Puedes estar diciéndote: “hice muchas cosas mal y no puedo levantarme; estoy
tan lejos que no puedo regresar”.
¡El diablo es un mentiroso! No importa lo que has hecho, no importa lo que has
sido. Dios es un Dios de segundas oportunidades, Él es el Dios de nuevos
comienzos. Cuando estés derribado, Él te levantará nuevamente.
Cuando Dios te restaura, no importa quién esté tratando de apresarte o quién esté
luchando contra ti. Todo lo que necesitas saber es que cuando Dios te levanta,
ningún demonio puede derrumbarte.
Cuando Dios te levanta, ningún demonio del infierno puede derrumbarte.
Nadie puede contar tu testimonio. Nadie sabe lo que Dios ha hecho por ti. Nadie
sabe de cuán lejos has venido. Nadie sabe la situación por la que has atravesado.
Pero tú sabes que fue solo por la gracia de Dios que has logrado sobrevivir. No
permitas que el diablo robe tu testimonio.
Puede ser que la situación te haya alejado más que a otras personas, pero Dios te
dio la victoria. Diles a otros lo que Dios ha hecho en tu vida. El diablo amaría
que tú no contaras tu testimonio. ¿Por qué? Porque si cuentas lo que Dios ha
hecho por ti, alguien más podría ser libre.
La misericordia de Dios
Cuando Jonás rehusó ir a Nínive, Dios podría haber matado al profeta poco
dispuesto, y buscado a otro para ir en su lugar. Fue la misericordia de Dios la que
permitió que el gran pez tragara a Jonás. Dios sabía lo que había en Jonás así
como sabe lo que hay en ti y en mí.
Algunas veces Dios permitirá que nos desmoronemos, porque en esos momentos
podemos reconocer que sin Él somos nada. Estamos convencidos de que solo
por su misericordia podemos ser capaces de permanecer.
Cuando clamamos y creemos en Dios por algo, puede llevar tiempo para que
esto se convierta en realidad en nuestras vidas. Como resultado, el espíritu de
desánimo intenta golpearnos y derribarnos, pues nos dice: “No vas a lograrlo, no
vas a levantarte. No vas a ser libre, no vas a tener libertad. No vas a ser feliz, no
vas a tener gozo. Nunca vas a estar satisfecho. Vas a morir frustrado, vas a
terminar deprimido y desanimado”.
El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda
generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.
–Salmo 84:11
Lo que sea que Dios declare o decrete, Él tiene el poder para cumplirlo. Él nunca
dijo algo de lo cual se retractara. Nunca declaró ser incapaz de hacer algo.
No podemos hacer algo sin la ayuda de Dios. No podemos respirar sin Dios. No
podemos pensar sin Dios, e incluso no podemos levantarnos sin Dios.
Pero puedes clamar a Dios por ayuda y reconocer que Él no solo es un Dios de
cerca sino también de lejos (observa Jeremías 23:23).
–Romanos 14:4
¿Crees que Dios es capaz de levantarte y sostenerte? hasta que creas que Él
puede hacerlo, nunca clamarás por su ayuda.
Dios quiere que entendamos que no hay carencia de fuerza en Él. Tú puedes no
llevar una vida de oración, pero Dios dice: “¿Acaso no sabes?” En otras
palabras, deberías haber sabido que Él cuidaría de ti.
Recuerda lo que Dios ha hecho por ti. Si no puedes hacerlo, entonces mira a tu
alrededor, a aquellos que han sido librados de situaciones peores que la tuya.
Observa lo que Dios ha hecho por ellos y di para ti mismo: “Si Él puede hacerlo
por ellos, sé que puede hacerlo por mí”. El amor y poder divino de Dios los
libertó, y hará lo mismo contigo.
Recuerda: “ Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por
ser caminos de muerte” (Proverbios 14:12).
Fuerza renovada
Cuando pierdes la fuerza que una vez tuviste, comienzas a estar cansado.
Cuando te resulta difícil levantarte y empiezas a tambalear en los lazos del
pecado, la lujuria, la envidia y la contienda, Dios declara: “¡Daré fuerza al
cansado!”
Dios dice: “Daré fuerza, no a la persona que está de pie fortalecida, sino a
aquella que está balanceándose sobre rodillas vacilantes. Fortaleceré al
cansado”. A aquellos que son débiles, Él dice: “Acrecentaré tu fuerza”.
Dios no solo te levantará, sino que te dará el poder suficiente para que te
recuperes si tropiezas nuevamente. Él no te ayudará a levantarte para que seas un
desvalido el resto de tu vida. No, Él fortalecerá al cansado y a aquellos que son
débiles les incrementará la fuerza.
Esperando en Dios
Dios dice: “Si esperas en mí, renovaré tus
fuerzas. Si esperas en mí, todo estará bien”. Si en este momento estás lastimado,
sé paciente, la ayuda está en camino.
Sé que has clamado: “¡Señor, ayúdame! he
caído y no puedo levantarme”. Y el Espíritu Santo dice: “Espera, la ayuda está
en camino, solo
espera. Dios viene en tu ayuda para redimirte y
hacerte libre”.
Dios va a sacarte y librarte de la cautividad.
Va a renovar tus fuerzas. Si esperas tan solo un
poco, tu cambio vendrá.
Recuerda a Sansón, quién perdió todo: perdió su cabello, su fuerza y sus ojos.
Perdió su posición, su familia, su esposa y su reputación. Fue
reducido de ser un gran guerrero a “la molienda
en un molino”. Pero sin duda, en un momento
señalado la fuerza de Sansón fue restaurada. La actitud de Sansón fue: “Señor,
espero en
ti. Si no me ayudas, moriré sin jamás ser redimido del error de mis caminos.
Señor, si no me ayudas, nunca recuperaré mi honor. Dios, si no me
ayudas, nunca me levantaré de donde he caído”. Y mientras esperaba, la fuerza
de Sansón comenzó a regresar.
El secreto para renovar nuestra fuerza es esperar en el Señor. La Palabra de Dios
dice: “Pero
los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas”
(Isaías 40:31a).
Existen momentos en los que no puedes ser
capaz de explicarlo o probarlo, pero sabías que
esperabas que algo ocurriera en tu vida. El diablo dijo: “Necesitas rendirte y
morir”; pero algo
dentro de ti dijo: “Espera un tiempo”.
El diablo dijo: “No vas a lograrlo”. Pero algo
más dijo: “Espera. Estás herido, pero espera;
estás llorando, pero espera; te has equivocado,
pero espera en el Señor y todo va a estar bien”.
Dios declara: “Yo haré que tus alas se desplieguen. Volarás como las águilas. Te
llevaré por encima de las nubes tormentosas”.
No tienes que permitir que el viento te haga descender. Si tan solo despliegas La
Palabra de Dios, el mismo viento que intenta hacerte descender, te elevará y te
llevará a la gloria de Dios.
Es en ese momento en que debes clamar: “Señor, tienes que ayudarme o nunca
saldré de esto. ¡Señor, ayúdame! ¡he caído y no puedo levantarme! Aparento ser
más fuerte de lo que soy, pero te necesito para que renueves mi fuerza. Dios,
devuélveme la voluntad para pelear”.
El Espíritu Santo está llamándote. Deja a un lado las excusas y las quejas. Dios
te llama. Entrégale todo y permítele renovar tus fuerzas.
Las áreas de tu vida que no has rendido a Dios, necesitas liberarlas justo ahora.
Ya no continúes atado. El Señor no renovará tus fuerzas hasta que estés
dispuesto a rendir todo en el altar, sin restricciones ni reservas.
Cuando tomas esta decisión, Dios te capacitará para volar como las águilas y
elevarte con el poderoso viento del Espíritu.
Y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años
enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús
la vio, la llamó y le dijo:
–Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
–Lucas 13:11-12
–Salmo 1:1
Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros.
–Proverbios 11:14
Lo que deseo dejar en claro es que, luego de que hayas analizado el estado de la
situación y después de haber entendido su origen, ¡la autoridad de La Palabra de
Dios sigue siendo necesaria para poner el pasado a tus pies!
Jesús dijo: “Mujer, eres libre”. El Señor no la llamó por su nombre. No se dirigió
a ella solo como ser humano. Le habló a su condición femenina, a la canción que
habitaba en ella, a su belleza interior. Como una rosa que se marchitaba, Jesús se
dirigió a lo que ella hubiera o pudiera haber sido. Creo que el Señor le hablaba al
fulgor que existía en sus ojos cuando era niña; al brillo propio de una joven, el
cual ningún maquillaje puede recuperar. Le habló a la singularidad que Dios le
había dado. Le habló a su género.
Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has
dicho la verdad.
–Juan 4:18
Cuanto más mediques los síntomas, menos oportunidades tienes de permitir que
Dios te sane.
Otra tendencia destructiva, que sucede con cualquier tipo de abuso, es el hecho
de aumentar la dosis. Evita vínculos adictivos u obsesivos. Si eres cada vez más
dependiente de cualquier cosa que no sea Dios, con el fin de crear una sensación
de plenitud en tu vida, entonces estás haciendo un mal uso de tus vínculos.
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el
que cree en él no se pierda, sin que tenga vida eterna.
–Juan 3:16
Aferrarse a las personas es muy diferente que amarlas.
Las Escrituras muestran claramente que esta mujer enferma había intentado
levantarse. Aquellos ajenos al problema pueden criticar fácilmente la situación y
suponer que esta mujer carecía de fortaleza y esfuerzo. Este hecho no es siempre
verdad. Existen situaciones que desafían nuestra fuerza. Sentimos que no
podemos cambiar. La Biblia dice que ella “de ningún modo podía enderezarse”.
Esto implica que había usado varios métodos de autoministración. ¿No es
asombroso que la misma persona que pudo levantar a otras, a menudo no pueda
levantarse a sí misma?
Este tipo de persona puede ser una torre de fe y oración para otros, pero es
impotente cuando se trata de sus propias limitaciones; tal vez sea una persona en
la cual otros confían. A veces apreciamos a los demás más que a nosotros
mismos. Siempre somos los mártires. Es maravilloso observar la abnegación,
pero ten cuidado con el desprecio por ti mismo. Si no aplicamos algo de la
medicina que utilizamos para otros, con el fin de fortalecernos, nuestros
pacientes sanarán, pero nosotros moriremos.
Las niñas pequeñas crecen con los muñecos de Barbie y Ken, vistiendo bebés de
juguete y jugando a las visitas. Las jovencitas leen novelas de amor recostadas
en la cama, mientras que los jovencitos juegan a la pelota y andan en bicicleta
por el parque. Siempre que a una mujer se le haya inculcado la búsqueda del
éxito en el amor y luego experimenta un trauma por no lograrlo, conoce lo que
es el dolor. El divorcio no es la simple separación, es la ruptura de lo que ha
estado unido. Cuando algo se rompe, no sana fácilmente. ¡Pero Jesús puede
sanar un corazón herido o roto!
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar las
buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y
dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.
–Lucas 4:18
Sin importar a quien culpes, ¡no hay sanidad en la culpa! Cuando comienzas a
darte cuenta de que tu pasado no dicta necesariamente el resultado de tu futuro,
entonces puedes deshacerte del padecimiento. Es imposible que respires aire
nuevo si no exhalas primero el viejo. Ruego que, mientras lees, Dios te conceda
la gracia de la liberación, y de este modo puedas recibir lo que el Señor ahora
tiene para ti. Exhala, luego inhala; hay mucho más para ti.
Tal vez una de las acusaciones más serias contra nuestra civilización sea el
notorio descuido del bienestar de nuestros niños. El abuso de menores, ya sea
físico, sexual o emocional, es una cuestión terrible para que la soporte una mente
inocente. Es horrible pensar que esos niños pequeños, quienes sobreviven a los
peligros de la calle, las escuelas públicas y la sociedad en decadencia en que
vivimos, lleguen a su hogar para soportar el abuso, en lo que debería ser un
refugio. Las estadísticas actuales sugieren que tres de cada cinco niñas en este
país han sido o serán abusadas sexualmente. Si solo algunas de esas acciones son
denunciadas, siento escalofríos al pensar en las que nunca serán denunciadas
sino cubiertas bajo un manto de silencio.
Si por casualidad eres pastor, por favor, toma conciencia de que esos números
son, en verdad, rostros en el coro de tu iglesia, en las comisiones, entre otros.
Reflejan una cantidad creciente de las necesidades de nuestra congregación. A
pesar de que este libro centra su atención en las mujeres, muchos hombres han
sido abusados cuando eran niños. Temo que Dios nos juzgará por el descuido
evidente en nuestros mensajes, ministerios y oraciones. También me animaría a
decir que nuestro silencio contribuye a la vergüenza y al secreto, los cuales
Satanás utiliza para atar a las víctimas.
Cada vez que pienso en estos temas, recuerdo lo que mi madre solía decir. Yo
siempre regresaba a casa con cortes o rasguños hechos en el patio de juegos de la
escuela. Mi madre sacaba la venda, lavaba la herida y decía: “Lo que se cubre no
sana bien”. Tenía razón. Lo que se cubre no sana bien.
Tal vez Jesús pensaba en esto cuando ordenó a la mujer enferma que se hiciera
presente. Se necesita mucho coraje, aun en las iglesias de hoy, para ministrar en
estas áreas sensibles. A pesar de ello, el Señor es la clase de médico que puede
derramar el aceite sanador. Descubre tus heridas en su presencia y permítele
sanar suavemente las lastimaduras. hubo una mujer que encontró sanidad en el
dobladillo de la prenda de Jesús (Marcos 5:25-29). ¡hay bálsamo en Galaad!
(observa Jeremías 8:22).
Aun cuando la víctima sobrevive, de todas maneras hay que lamentar la muerte.
Me refiero a la muerte de la confianza. Seguramente sabes que las niñas
pequeñas tienen la tendencia a ser francas y confiadas. Cuando las personas que
deberían cuidarlas y protegerlas violan esa confianza mediante conductas ilícitas,
es ahí donde aparecen múltiples cicatrices. Puede compararse este hecho con
programar una computadora con el programa equivocado; solo puede obtenerse
de ella lo que se halla en su interior.
Cuando un hombre le dice a una niña pequeña que sus actos pervertidos son
normales, ella no tiene razón para no creerle. Ella es leal hacia él, y de esa
manera le permite que continúe con su abuso y, aún más, que lo profundice.
Generalmente el abusador es alguien muy cercano, con acceso al niño en
momentos vulnerables. El miedo es otro factor importante; por eso es que
muchos niños se acuestan con el sabor a miedo en sus bocas. Piensan que podría
matarlos, y así lo haría, si revelaran sus actos perversos hacia ellos. Algunos,
como las víctimas de violaciones, se sienten físicamente impotentes para luchar
contra el agresor.
Algunos evitan aquellas personas que realmente los quieren, y se sienten atraídos
por los que no los tratan bien. Aquellos que han sido abusados parecen sabotear
los vínculos buenos y luchar por años por los que no tienen valor. Al mismo
tiempo, existen aquellas personas que pueden encontrarse emocionalmente
incapacitadas al punto de necesitar afirmación y afecto continuo, con el solo
objetivo de conservar el coraje para enfrentar el día tras día.
El pastor puede decirle a esta dama que Dios es su Padre celestial. Esto no es de
gran ayuda, ya que el problema es su punto de referencia. Formamos nuestras
referencias de acuerdo a las diversas experiencias de vida. Si están
distorsionadas, nuestra habilidad para entender las verdades espirituales puede
estar desajustada. Sé que esto puede sonar negativo para quien esté en esta
circunstancia. ¿Qué haces cuando has sido programado negativamente en cuanto
a las contingencias de la vida? ¡Tengo buenas noticias! Puedes reprogramar tu
mente mediante La Palabra de Dios.
–Romanos 12:2
–Juan 1:14
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos
ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
–Gálatas 3:28
Es importante destacar que este versículo trata sobre la unidad e igualdad con
respecto al pacto de salvación. Es decir, todos somos iguales ante Dios. Él
elimina las barreras que potenciarían el prejuicio y la separación en el Cuerpo de
Cristo. Sin embargo, también es importante destacar que aunque no exista la
distinción en la manera en que los diferentes grupos recibimos la salvación,
debería apreciarse la singularidad de cada uno de ellos. Existe la singularidad
racial, social y sexual que no solo deberíamos aceptar, sino también apreciar.
Enseñar a otras culturas o razas que la única manera de adorar a Dios es como lo
hace una cultura en particular, es violación cultural. La unidad no puede suceder
a costa de la singularidad de expresión. También deberíamos tolerar la
diversidad en las distintas clases sociales. Es maravilloso enseñar qué es la
prosperidad siempre y cuando se comprenda que la Iglesia no es una
organización de elite para yuppies1 espirituales solamente, donde se excluye a
otras clases sociales.
¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen
engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni
los pervertidos sexuales.
–1 Corintios 6:9
Afirmaciones como: “Así soy yo” u “Hoy estoy de muy mal humor” provienen
de labios que aceptan lo que, en realidad, deberían rechazar.
Precaución: asegúrate de que lo que estés alimentando sea lo que deseas que
crezca; del mismo modo, procura que muera de inanición lo que deseas que
muera.
Asegúrate de que lo que estés alimentando sea lo que deseas que crezca; del
mismo modo, procura que muera de inanición lo que deseas que muera.
A medida que lees este libro, puedes sentir que la vida se te pasa de largo. A
menudo experimentas éxito en un área y un gran fracaso en otra. Necesitas un
deseo ardiente para el futuro, ese tipo de deseo que sobrepasa los temores
pasados y las inhibiciones. Quedarás prisionero del pasado y de los secretos
hasta que tú lo decidas: ¡Ya es suficiente! Te digo que cuando el deseo por tu
futuro llegue a su punto culminante, puedes romper con la prisión. Te desafío a
que te sientes y escribas treinta cosas que te gustaría hacer con tu vida, y las
taches, una a una, a medida que las logras. No existe la manera de que al mismo
tiempo que planeas el futuro, vivas en el pasado. ¡Siento que un terremoto está
llegando a tu prisión! Es medianoche, ¡El punto de inflexión del día! Es el
momento de cambios. Alaba a Dios y escapa de los calabozos del pasado.
–hechos 16:25-26
¿has notado cuán difícil es comunicarte con personas que no prestan atención?
Este tipo de personas parecen extrañas. El dolor no podrá repetirse en la vida de
alguien cuya atención ya está ocupada. ¡No responden! Cada mujer tiene algo
que desearía olvidar. Aquí encontramos un principio para aprender. Olvidar no
es sinónimo de falla de memoria; ¡significa liberación! Así como eliminas el
dióxido de carbono, del mismo modo, exhálalo y déjalo ir de tu espíritu.
Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás, y esforzándome por alcanzar lo que está
delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece
mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
–Filipenses 3:13-15
Jesús liberó a la mujer enferma. Esta pudo enderezarse y ponerse de pie. Fue el
Dios que se preocupa y que ve todo, quien eliminó el estado atroz de su
enfermedad, al llevar a la enfermedad al cuarto de sanidad y salvación. Puedes
llamarlo en medio de la noche. Como un centro médico que atiende las
veinticuatro horas, puedes alcanzarlo en cualquier momento. Él se conmueve al
verte enferma.
–hebreos 4:15
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de
ser hijos de Dios.
–Juan 1:12
–¿Qué pasó con el camión con el que estaban jugando?” Ellos me explicaron:
–Papi, ¡es un transformer 2 !
Luego indagué: “¿qué es un transformer ?” La respuesta me llevó a la presencia
del Señor. Ellos dijeron: “¡Puede transformarse de lo que era, en lo que nosotros
queramos!”
De repente, me di cuenta de que ¡Dios había creado al primer transformer ! Él
creó al hombre del polvo. Lo creó de forma tal que, si era necesario, podría
extraer de su cuerpo a la mujer sin tener que recurrir al polvo otra vez. Luego de
este acto creativo, el Señor convirtió al hombre en matrimonio. El matrimonio se
convirtió en una familia, la familia en una comunidad, y así sucesivamente. Dios
nunca tuvo la necesidad de usar nuevamente polvo, ya que la facultad de
transformación en el hombre estaba establecida de forma intrínseca. El Señor
guardó todo tipo de capacidades en nuestro espíritu antes del nacimiento. Para el
cristiano el estado óptimo de transformación sucede en el interior, en donde Él
colocó ciertas aptitudes que deben salir. Alojamos la palabra profética del Señor.
Cada palabra de nuestro destino se halla en nosotros. ¡Dios nos ha ordenado ser!
2. Transformer s es una línea comercial de juguetes, los que pueden cambiar su forma y convertirse en un
vehículo, un robot o un animal.
–Jeremías 1:5
Es importante que cada una de las vasijas que el Señor usa se dé cuenta de que
pudo cumplir con lo que otras no pudieron, solo porque Dios les concedió la
gracia de hacerlo. Los problemas no son tales para la persona a quien se le
concede la gracia de servir en un área en particular.
Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre –no sólo en mi
presencia sino mucho más ahora en mi ausencia– lleven a cabo su salvación con
temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad.
–Filipenses 2:12-13
–Números 11:16
Tal vez, al analizar estas dos frases, pueda aclarar mi razonamiento: “Cuando el
hijo pródigo estaba en el corral”, “y cuando volvió en sí….” (Lucas 15:17). Solo
nos realizamos cuando nos conducen a lo que estábamos predestinados a
convertirnos. El éxito verdadero es volver a nosotros mismos.
Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel
arrepentimiento y perdón de pecados.
–hechos 5:31
Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado:
No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la
bendición.
–hebreos 12:17
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos.
–Romanos 8:29
–Romanos 12:2
Romanos 12:2 nos enseña a no adaptarnos a este mundo. Literalmente, dice que
no nos amoldemos al patrón actual. El texto nos advierte sobre no someternos a
los dictados del mundo. hemos de evitar usar esos estándares como modelo para
nuestro progreso. En un sentido más profundo, Dios dice: “No usen el mismo
patrón para medir el éxito o para establecer valores o temperamentos”. El
vocablo mundo en griego es aion, 6 y se refiere a edades o períodos. En conjunto,
todas estas palabras nos dicen: “No permitas que los patrones del período de
tiempo en que vives moldeen tu ser interior”.
5. Ibíd.
En este momento, casi puedo oír a alguien que dice: “¿qué respuesta tienes para
explicar las circunstancias y aflicciones previas que tanto te han afectado?”, o
“no me he amoldado a vivir como Dios hubiera querido, debido al momento en
el que vivo o por las circunstancias en las que he crecido”. Me alegro de que
hayas dicho esto. Verás, cada aspecto de tu ser que ya esté amoldado a esta era,
¡debe ser transformado! El prefijo trans implica movimiento, como vemos en las
palabras: transporte, transacción, transición, entre otras. De este modo,
“transformar” implicaría cambiar la forma. A un nivel más profundo, significa
cambiar una forma por otra, de la misma manera que el renacuajo se convierte
en rana, y la oruga en mariposa. No importa qué te haya desfigurado, en Dios se
halla el poder de transformación.
6. Nueva concordancia Strong exhaustiva.
De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y
determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo
hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En
verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, “puesto que en él vivimos, nos
movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho:
“De él somos descendientes”.
–hechos 17:26-28
Cada vez que alguien te diga qué no puedes hacer o ser, o lo que no puedes
alcanzar, diles: “¡Puedo hacer todas las cosas gracias a Cristo que me fortalece!
¡Soy un transformer! ”
La unción
¿Qué es lo que te da poder para vivir en esta
época tan conflictiva? ¡La unción del Espíritu
Santo!
Este libro te brinda las llaves para abrir el
“código secreto” de un destino grandioso reservado para ti. A través del Espíritu
Santo posees
Otros títulos por T. D. Jakes
la capacidad de lograr más de lo que alguna vez hayas imaginado.
El Obispo Jakes comparte verdades prácticas sobre la gloria de Dios y sobre su
bondad, las cuales te conducirán a nuevas alturas de esplendor, esperanza y amor
que solamente el Maestro podría idear… especialmente para ti.