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Ayudenme - T. D. Jakes

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©2017

Destiny Image International.

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permiso escrito de Destiny Image International.

Las citas bíblicas fueron tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión


Internacional, a menos que se indique lo contrario.
© Sociedad Bíblica Internacional.

Publicado originalmente en inglés con el título: Help Me, I’ve Fallen and I Can’t
Get Up by Destiny Image
Shippensburg, PA, USA
Copyright© 1995
All rights reserved.

Jakes, T.D.
Ayúdenme, he caido y no puedo levantarme

ISBN 1 3: 978-0-7684-4446-9 ee0-7684-1151-5 1. Vida Cristiana.

Índice
Prólogo 5 Introducción 9
C a p í t u l o 1
¿Qué sucede antes de una caída? 11
C a p í t u l o 2
En tu hora más oscura 25
C a p í t u l o 3
Regresar al vestigio 37
C a p í t u l o 4
Sanidad de las heridas del pasado 49
C a p í t u l o 5
Fortalecido para mantenerte en pie 65

B o n u s t r a c k
Mujer, ¡eres libre! 75
¿Puedes mantenerte de pie para recibir la bendición? 101
Otros títulos por T. D. Jakes 121
Prólogo
T. D. Jakes representa el mejor ejemplo actual que yo pueda pensar sobre la
capacidad de recurrir constantemente a la unción del Señor. Es un hombre
incomparable. Podemos aprender mucho de sus palabras, de su espíritu y de la
pasión con que anuncia La Palabra del Señor. El solo hecho de observarlo es una
maravilla en sí misma. La presencia de Dios se mueve muy libremente cuando
enseña. En su predicación es simple, claro y honesto. Algunas veces con tono
insistente, otras veces con tono gentil, pero siempre agudo y certero. Es un
hombre cuyo centro de atención es el mismo Señor.

Aun en su mensaje más emocional puedes ver la quietud y la paz que reposan en
sus ojos. El Espíritu Santo se moverá libremente entre aquellos cuyo mayor
deseo sea el dar a conocer La Palabra de Dios a los hambrientos. Y no se
confundan acerca de este hecho, el Señor tiene mucho para decir a su pueblo.
Tiene tanto que
AY ú D E N M E , h E C A Í D O Y N O P U E D O L E VA N TA R M E

desea comunicar al mundo que nos rodea. Las palabras del Obispo nos enseñan
enormemente, pero también lo hacen su método, su pasión y su amor por el
Señor Jesucristo.

Conocí a T. D. Jakes en una pequeña conferencia en Pocono Mountains, donde


él ministraba. Aquello sucedió justo antes de que escribiera Mujer, eres libre.
Literalmente caminamos uno hacia el otro, aquella profética tarde en el sótano
del área de conferencia, donde se encontraban vendedores que mostraban sus
productos. En cuanto lo toqué, profeticé acerca de un libro que ardía en su
corazón. Semanas más tarde me llamó, y el resto, como dicen, es historia.

Utilizamos tres criterios para determinar la posibilidad de publicación de un


nuevo autor. Consideramos la persona, su mensaje y su ministerio. En el caso del
obispo, estos tres criterios estaban íntimamente entrelazados con su integridad,
gentileza y verdad. Estamos orgullosos de ofrecer esta publicación al mundo. Es
un hombre que ha permitido que el Señor lo convierta en una vasija, a la cual usa
para cambiar la vida de millones de personas en el mundo entero.
Prólogo
Damos gracias a Dios de formar parte del plan divino para la vida del Obispo T.
D. Jakes.
Don Nori, Editor Destiny Image Publishers

Introducción
Un comercial popular de televisión sobre emergencia médica representaba a una
mujer anciana que gritaba: “¡Ayúdenme, he caído y no puedo levantarme!”

La mujer quería levantarse, pero no podía. Necesitaba ayuda porque no tenía


fuerza para ponerse en pie.

Como cristianos, todos caemos alguna vez. La vida nos quita el equilibrio, nos
derriba y nos hace débiles e incapaces, pero no podemos decir que sea nuestra
culpa. Algo en nuestro interior quiere que nos levantemos, pero no tenemos
movilidad o la libertad para hacerlo.

La causa de la caída no es tan importante como lo que hacemos mientras


estamos en esa situación. Como la mujer en el comercial, debemos dejar de lado
el temor, el orgullo y la vergüenza, y aprender no solo cómo pedir ayuda, sino a
quién pedirla. Después de todo, la ayuda está a solo un aliento de distancia.
C a p í t u l o 1

¿Qué sucede antes de una caída?


Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.
–Proverbios 16:18

El orgullo es anterior a la caída. Pero, ¿qué es el orgullo? El orgullo es definido


como “tener un concepto mayor de sí; mostrarse superior a otros”. Otra
definición declara: “El orgullo es un sentimiento jactancioso de superioridad que
tiene una persona”. El orgullo ha causado la caída de personas notables y
dotadas.

El orgullo ha causado la caída de muchas personas notables y dotadas.


Cuando el ego es su dios
El primer ejemplo conocido de orgullo ocurrió antes de la creación de la Tierra.
Lucifer, el ángel líder de la alabanza, decidió ser más grande que Dios.

¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las
naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: “Subiré hasta los cielos.
¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el
extremo norte, en el monte de los dioses (…) seré semejante al Altísimo”.

–Isaías 14:12-14

Conducido por la autodecepción, orgulloso autoengaño y autoimportancia,


Lucifer se consideraba mejor que Dios.

Lucifer, cuyo nombre significó en un momento “portador de luz”, fue derribado


por Dios a la Tierra, donde sería conocido como Satanás. Ya no es más un líder
de alabanza o un ángel majestuoso, sino que se convirtió en uno que deambula
sobre la Tierra como un león buscando a quién devorar.
El orgullo de Satanás condujo su caída. El orgullo y el egoísmo van de la mano.
Usualmente, donde hay orgullo también prevalece el espíritu de egoísmo. El
egoísmo es definido como “amarse primero a sí mismo”.

Satanás pensó que podía ser mejor que Dios. Indiscutiblemente, estaba
equivocado. Satanás fue frustrado. Cómo pudo concebir tal pensamiento, es algo
que escapa a nuestra imaginación. Pero el orgullo nos ciega a la verdad e impide
que veamos la vida de manera realista.

El orgullo nos ciega a la verdad e impide que veamos la vida de manera realista.

Como sabemos, Satanás nunca se arrepintió. En lugar de ello, trata de engañar a


tantos hijos de Dios como sea posible, y arrastrarlos a compartir su terrible
estado caído.

Un lugar peligroso

El profeta Daniel registra la caída del gran rey de Babilonia, Nabucodonosor. Un


día el rey miró todo lo que había logrado y arrogantemente declaró: “¡Miren la
gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡La he construido con
mi gran poder, para mi propia honra! ” (Daniel 4:30).

Mientras aun estaba hablando estas palabras con arrogancia, una voz desde el
cielo dijo: “Este es el decreto en cuanto a ti, rey Nabucodonosor. Tu autoridad
real se te ha quitado” (v. 31). En ese mismo momento, el que una vez fue un
gran rey, perdió su razón y comenzó a actuar como un animal, comiendo pasto y
“hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila” (v. 33).

Nabucodonosor quitó sus ojos de Dios y comenzó a enfocarse en sus logros.


Olvidando a quien lo había hecho grande, el rey perdió todo contacto con la
realidad y negó la verdad, pensando que era un hombre que se había hecho a sí
mismo y que no necesitaba a nadie.

Nabucodonosor no quiso dar a Dios la gloria y la gratitud por el crecimiento y la


majestad del reino. Sentía que todo lo que tenía le pertenecía porque había
trabajado por ello. ¿Le suena familiar?

Cuando llegan a un lugar de eminencia, muchos hijos de Dios olvidan quien los
llevó a ese lugar. Esta actitud arrogante y orgullosa ha hecho que muchos caigan
del pináculo de éxito y popularidad.

Durante los años 80, varios teleevangelistas nacionalmente conocidos


permitieron que la fama y la fortuna los cegara. Como resultado, el orgullo
impidió que reconocieran su necesidad de Dios. Consideraban que estaban fuera
del alcance de todo reproche o consejo, y bajaron la guardia. El pecado entró a
sus vidas, y destruyó sus ministerios, sus familias y sus reputaciones.

Cuando las personas –especialmente los cristianos que no tienen fundamento en


La Palabra– comienzan a adquirir prestigio y experimentan prosperidad
monetaria, a menudo olvidan que no mucho tiempo antes no tenían nada. Antes
de poseer un hermoso auto nuevo, difícilmente podían afrontar el pago de un
boleto de ómnibus. Antes de vivir en una hermosa casa nueva, su familia de
cinco vivía en un apartamento de dos ambientes, sin tener seguridad de cómo
iban a pagar la renta. Vivían “el día a día”.

A pesar de la escasez, daban gloria a Dios de labios, pero también daban


ofrendas. Sabían que Dios supliría todas sus necesidades. Pero cuando
alcanzaron una posición de prosperidad, se olvidaron que fue Dios y solo Él
quien los bendijo. Ahora miran sus trabajos o negocios, o incluso sus
ministerios, como su fuente. Ese es un lugar peligroso para estar.

Contentamiento versus autosuficiencia ¿Dónde comienza el desliz hacia la


desilu
sión? Con el descontento.
Nabucodonosor no estaba contento con su
crecimiento; quería más. Cuánto más bendecido era, más quería. El suyo es el
claro caso
de codicia y autosuficiencia ocasionada por la
autodecepción.
La decepción es una trampa y una fortaleza
que enreda a muchos, especialmente a aquellos
que no están contentos con su situación presente
en la vida. La Biblia nos instruye que debemos
aprender a estar contentos en cualquier situación en la que nos encontremos. El
apóstol Pablo
aprendió bien esa lección: “He aprendido a estar
satisfecho en cualquier situación en que me encuentre” (Filipenses 4:11b).
Esto no implica que debemos estar satisfechos al estar atados por el diablo, o
estar contentos con la mediocridad; sino con el cumplimiento del llamado de
Dios en nuestras vidas. Tenemos que trabajar para mejorar mientras que, al
mismo tiempo, permanecemos totalmente depen
dientes de Dios.
La autosuficiencia significa ser “suficiente
en sí mismo”, y no poner su fe en la asistencia de Dios. El contentamiento, por
otro lado,
es saber con certeza y tener una convicción
absolutamente firme de que Dios es capaz de
satisfacer cada una de tus necesidades; que Él,
Jehová, es suficiente para ti. El contentamiento
significa que eres consciente de que no codicias
la posición, la propiedad, las posesiones o la
personalidad de otra persona. ¿Por qué? Porque
sabes y tienes la confianza de que todo lo que
actualmente posees y todo lo que eres hoy, es
más que suficiente en las manos de Dios. Aquello que necesitas hacer para
cumplir el propósito de Dios, puedes hacerlo, no con tus propias
fuerzas, sino a través de la fuerza y el poder de
Cristo que mora dentro de tu ser interior.

El contentamiento, por otro lado, es saber con certeza y tener una convicción
absolutamente firme de que Dios es capaz de satisfacer cada una de tus
necesidades.
Pablo dijo:

Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido


a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a
pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece.

–Filipenses 4:12-13
Donde reina la confusión

En el caso de Nabucodonosor, la única ayuda fue el arrepentimiento. hasta que


no fue capaz de volver sus ojos hacia el Padre en busca de guía y para reconocer
al Señor como su fuente, fue dejado en un mundo insano.

Puede ser que tú no entres a un mundo insano como Nabucodonosor, pero la


cobertura de Dios será quitada si te permites caer en un estado de desprotección.
Si rechazas reconocer que has caído y que estás separado de Dios, quien es la
fuente eterna de tu provisión, te hallarás en una condición de caída, incapacitado
para levantarte.

Como Nabucodonosor, puedes rechazar clamar a Dios por su ayuda, pero como
resultado de esto reinará en tu vida la confusión.

El orgullo y la rebelión de Nabucodonosor lo llevaron a perder su reinado hasta


que estuvo dispuesto a reconocer a Dios.

Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo, y recobré el
juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre
(…) Recobré el juicio, y al momento me fueron devueltos la honra, el esplendor
y la gloria de mi reino (…) Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico
al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de
humillar a los soberbios (Daniel 4:34,36-37).

El arrepentimiento fue la clave para la sanidad y liberación de Nabucodonosor.


Cuando reconoció su orgullo y comenzó a alabar y dar honra a Dios, su juicio
fue restaurado. Pero el gran rey nunca olvidó que Dios es capaz de humillar a los
soberbios.

Caer es algo malo, pero caer y no clamar por ayuda, rechazar arrepentirse de sus
pecados, es peor que la caída misma. Algunas personas están tan llenas de
orgullo y consumidas con su propia autosuficiencia, que piensan, “si yo no
puedo levantarme, no dejaré que alguien más me ayude”.

Caer es algo malo, pero caer y no clamar por ayuda, rechazar arrepentirse de
sus pecados, es peor que la caída misma.

Tal vez sientas vergüenza al permitir que otras personas sepan que has caído,
porque no quieres que ellos cambien el concepto que tienen de ti. Es
especialmente difícil pedir ayuda si has hecho que las personas crean que tú eres
grande, un gigante espiritual, incapaz de caer de tu lugar alto y sublime.

¿Es tan importante tu imagen que estás dispuesto a continuar en tu lamentable


estado caído? ¿Estás tan enceguecido que no puedes reconocer que has pecado?
Deja de ser tan orgulloso. Después de todo, ¿no fue eso lo que ocasionó que
cayeras?

El orgullo es peligroso, porque te fuerza a permanecer inútilmente en un estado


de desesperanza durante varios días, e incluso, a veces, años. En cambio, si
clamas inmediatamente por ayuda, puedes levantarte y continuar con tu vida.

El camino de regreso

El rey David comenzó su descenso hacia el pecado cuando codició una mujer
que no era su esposa y cometió adulterio. Cuando Betsabé quedó embarazada,
David decidió asesinar a su marido.

El Señor envió a Natán, el profeta de Dios, para revelar y convencer a David de


sus pecados:

¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que me


desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo
mataste con la espada de los amonitas!

–2 Samuel 12:9

David, reconociendo que Dios sabe y ve todas las cosas, contestó con gran
lamento y remordimiento: “He pecado contra el Señor” (v. 13).

El Señor restauró la vida de David, pero el hijo que concibió con Betsabé, murió.
Cuando David se arrepintió de sus pecados, Dios lo tomó y lo restableció sobre
sus pies.
¿Qué hubiera sucedido si el rey David no reconocía y confesaba sus pecados,
aun después de que el profeta viniera a él? ¿Qué hubiera sucedido si David
permanecía tan lleno de orgullo y negación permitiendo que su reino fuera
destruido antes de clamar a Dios por perdón?
Muchos de ustedes están tan limitados por el orgullo que permiten que todo lo
importante sea destruido y oprimido por el diablo, en lugar de pedir ayuda a
Dios. Algunas personas son tan orgullosas que rechazan la ayuda, aun cuando el
Señor pone a alguien dispuesto a brindarla.
Tenemos que ser más como David. Cuando reconocemos que hemos caído,
¡debemos arrepentirnos inmediatamente! Necesitamos arrepentirnos rápidamente
y con sinceridad, como lo hizo el rey David.
No permitas que Satanás te engañe haciéndote pensar que porque nadie te vio
cometer tu pecado, no tienes que arrepentirte. Ese engaño hará que permanezcas
en un estado de abatimiento. No permitas que el orgullo te encierre en un estado
de falta de perdón.

No permitas que el orgullo te encierre en un estado de falta de perdón.

En algunos momentos caemos y no podemos levantarnos ni pedir ayuda. En


otros, caemos y no queremos levantarnos ni intentarlo de nuevo, porque
tememos que podríamos caer otra vez. No dejes de intentarlo. Como la mujer en
el comercial televisivo que mencioné en la introducción, cuando caigas, grita
rápidamente: “¡Señor, ayúdame! ¡he caído y no puedo levantarme!”
C a p í t u l o 2

En tu hora más oscura


Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos
de muerte.
–Proverbios 14:12

¿Estás luchando contra Dios? Tal vez has luchado en tu mente, preguntándote:
“¿Debería pedir ayuda?, ¿quién estaría dispuesto a ayudarme?, ¿y si se ríen de
mí?”, y tratas de hallar ayuda de todos, excepto de Dios.
Abandonando la lucha

Pablo –anteriormente llamado Saulo de Tarso– perseguía a muchos cristianos


con celo religioso. Él también era una persona dura para aceptar que necesitaba
ayuda.

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco,


repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó
una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres,
Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quién tu persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón.

–hechos 9:3-5, RVR60

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: Yo soy Jesús, a quién tu persigues; dura
cosa te es dar coces contra el aguijón ? La palabra “aguijón” significa “picazón;
una forma de agitación agresiva”. hoy, decimos, “trató de provocar una pelea”.

En este pasaje de hechos, “aguijón” es usada metafóricamente para representar la


urgencia y estimulo del Espíritu Santo que Dios permitió que viniera sobre la
vida de Saulo, a fin de captar su atención. El Señor trataba de mostrar a Saulo
que espiritualmente transitaba un camino equivocado y se movía en dirección
contraria a la voluntad de Dios.

Terco y testarudo, Saulo insistía en hacer las cosas a su manera. Después de


todo, era inteligente, capacitado, religioso y ¡estaba orgulloso de esto! Como
resultado, Dios tuvo que hacer un movimiento dramático para bajarlo de su
“gran caballo”.

Después de ser cegado por la luz brillante, este zelote radical se halló en la
humilde posición de necesitar a alguien que lo condujera tomándolo de la mano.
Esta pérdida temporaria de la vista fue la forma en que Dios mostró a Saulo que
había Alguien mucho más grande que él.

Dios dijo: “Saulo, ¿por qué das coces contra el aguijón?” En otras palabras:
“¿Por qué luchas contra lo que sabes que es verdadero?, ¿por qué insistes en
hacer las cosas a tu manera sin consultarme primero a mí?”

El Señor te hace la misma pregunta: “¿Por qué das coces contra el aguijón?” Una
expresión nuestra diría de esta manera: “¿Por qué continúas golpeándote contra
un muro?”

Estos muros representan el pecado y la rebelión. ¿Por qué continuamos


permitiendo a Satanás que nos engañe a seguirlo? Sin importar cuán sensato y
racional pueda parecerte el pecado, el pecado es pecado.

El pecado siempre nos separa de la presencia de Dios. ¡Qué alto precio debemos
pagar por hacer las cosas a nuestra manera!

El pecado siempre nos separa de la presencia de Dios.


En tu momento de necesidad

Como Saulo, algunas veces nos encontramos en necesidad, no solo de asistencia


divina sino también humana. De hecho, Dios usualmente envía a otras personas
para ayudarnos en nuestros momentos de necesidad.

Ciego durante tres días, Saulo estaba tan deprimido que no podía comer ni beber
nada. Al mismo tiempo que pensó que había alcanzado su hora más oscura, Dios
preparó a un hombre llamado Ananías, para ministrarlo.

Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una


visión.
–¡Ananías!
–Aquí estoy, Señor.
–Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal
Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado
Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista (…).
Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo:
“Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha
enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. Al instante
cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y
fue bautizado.

–hechos 9:10-12,17-18

Si estás en una posición donde necesitas la asistencia divina, clama al Señor para
que envíe a alguien que te ayude. Podría haber personas en tu vida que están
dispuestas a traer sanidad y liberación para ti. Sin embargo, tú debes estar
dispuesto a someterte, como lo hizo Saulo, al ministerio de otras personas. ¡No
luches con las conexiones divinas! No hay nada que temer; Dios no permitirá
que seas nuevamente lastimado.

¿has notado la forma en que los cuidadores del zoológico tratan a los animales
heridos? Aunque el cuidador está solo interesado en ayudar, el animal no
entiende. Ellos solo se centran en el dolor y, a causa de esto, golpearán e incluso
asesinarán a la persona que intentara ayudarlos.

Algunas personas pueden estar en esta misma situación. Personas que dicen
llamarse cristianos han hecho cosas que te han herido. Tú no esperabas que estas
personas ocasionaran el dolor. Pareciera que lastiman aun más, porque estas
personas profesaron amor hacia el Señor.

Puede ser que hayas sido herido de tal manera que podrías no confiar más en
alguien, incluso ni en Dios. Tal vez no dijiste: “Señor, no confío en ti”, pero tus
acciones hablan más fuerte que las palabras. Tal vez no quieras leer La Palabra
de Dios o rechazas que alguien ore por ti. ¿O buscas otras formas de ayudar a
aliviar y apagar el dolor?

¡Dios quiere hacerte libre! Quiere derribar cada fortaleza y espíritu demoníaco
en tu vida, cada poder demoníaco, cada tipo de brujería, cada maleficio, espíritu
de incredulidad, de duda, de orgullo. ¡Dios quiere que seas libre, ahora!

¡Dios quiere hacerte libre!

Registro del caído


¿Qué es lo que ocasiona la caída de una per
sona? ¿has experimentado algo traumático y que cambió tu vida, que ha hecho
que te apartaras de
Dios y abandonaras el amor del Padre?
¿Eres uno de aquellos santos que en un momento estaban deseosos de hacer su
voluntad
y solo su voluntad, y ahora lo sirves de manera
accidental? ¿Estabas siempre anhelando pasar
largas horas en conversación con el Señor, pero
ahora no tienes tiempo ni para leer su Palabra?
¿Te consumías en alabanza y adoración al Padre,
pero ahora eliges vivir sin alabanza, excepto en
aquellos momentos de gran necesidad?
Muchas personas caen porque ya no están
ligadas al Padre. No buscan su sabiduría. Sin la
sabiduría de Dios y la plenitud de su Espíritu
Santo, los santos se autoengañan, se autopromocionan y solo se proyectan en la
carne, pensando
solo en sí mismos. Se engañan al pensar que pueden recuperarse sin la
intervención divina o la
sobrenatural asistencia humana enviada por Él. Tal vez has abandonado la lucha.
Profundamente en tu hombre interior has desfallecido en
tu vida espiritual, y te has quejado por cosas que
quisiste hacer, pero no pudiste lograr.
Dios nunca ha dicho algo que Él no pudiera
realizar. Ya sea, ¡Que exista la luz! O ¡Lázaro, sal fuera! , si Dios lo dijo, Él
siempre lo hace con su
poder y su Espíritu.
Antes que Dios comisionara a Moisés para
liberar a los hijos de Israel de la esclavitud de
Egipto, primero le dijo: Yo soy el que soy . Si vas a vivir continuamente una vida
de
victoria, lo primero que tienes que saber es que
“Dios es capaz”.

Si vas a vivir continuamente una vida de victoria, lo primero que tienes que
saber es que “Dios es capaz”.

… cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que
recompensa a quienes lo buscan.

–hebreos 11:6

Dios dice: “¿no sabes o al menos no has oído, que soy Dios, el hacedor del cielo
y de la Tierra y que no cambio?” En otras palabras, Dios dice: “no soy
cambiante; no hay fallas en mí, YO SOY EL QUE SOY”.

Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes.


–Santiago 4:6

Cuando buscas e intentas otras cosas, vas a tener que regresar a Dios, porque Él
tiene el poder y tiene la respuesta. Tú debes humillarte y decir: “¡Señor,
ayúdame! ¡he caído y no puedo levantarme!”
Luchar en vano
¿has vivido con un pie adentro y un pie afue
ra del reino de Dios, dándole un “tal vez”, en
lugar de un “sí”? Si es así, es tiempo de dejar de
luchar. El Espíritu Santo está tras de ti; Él está en
una búsqueda impetuosa.
La Biblia dice, “para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla (…) y
toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”
(Filipenses 2:10-11). Entonces, ¿por qué esperar
a ser llevado a ponerse de rodilla? Reconoce hoy
a Jesús como el Señor de tu vida. Esto te ahorrará
mucha pena y dolor.

¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el
principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo? Él reina sobre la
bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. Él extiende los cielos
como un toldo, y los despliega como carpa para ser habitada. Él anula a los
poderosos, y a nada reduce a los gobernantes de este mundo (…) “¿Con quién,
entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?”, dice el Santo. Alcen
los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la
multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan
grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas! ¿Por
qué murmuras, Jacob? ¿Por qué refunfuñas, Israel: “Mi camino está escondido
del Señor; mi Dios ignora mi derecho”? ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has
enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se
cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y
acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los
muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus
fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no
se cansarán.

–Isaías 40:21-23,25-31

Cuando tu “fiesta de compasión” está terminada y estás preparado para la ayuda


de Dios, Él dirá: “¿No lo sabes? ¿No has escuchado quién soy, soy el Dios
eterno? Yo soy el creador del universo. No soy un niño; no soy un escolar, soy
Dios. ¿A quién piensas que engañas? Yo soy Dios. Yo sostengo tu aliento en mis
manos. Yo creé tu cuerpo. Caliento tu sangre con la temperatura justa para
mantenerte vivo, y no demasiado caliente para no que mueras. Yo soy Dios.
Formé tu vida en el polvo, con mis propias manos. Yo soy Dios. ¿Por qué servir
a otra persona? ¿A quién más permites que controle tu vida? Si no soy Yo,
entonces, ¿quién? Te amo. Te creé a mi imagen. Yo soy el que soy”.

¿Por qué continúas en este estado caído? ¿Qué más tiene que hacer o decir el
Señor para mostrarte que te ama? No permitas que Satanás continúe
engañándote haciéndote pensar que Dios te ha abandonado.

Deja de culpar a los demás por tus errores. Reconoce y admite que algo en ti está
mal. No te desesperes con las personas, y deja de tratar de ajustar el mundo
entero a tus circunstancias.

Cuando algunas personas caen, quieren bajar el estándar de los demás. Quieren
que todo se ajuste a su mundo. Quieren comenzar a llamar malo a lo bueno y
bueno a lo malo.

Deja de hacer cosas que sabes que no te son de provecho. Arrepiéntete y


confiesa tus pecados, en lugar de pasar tu tiempo señalando los pecados de los
demás. Admite que has caído para que pueda comenzar tu sanidad.

Admite que has caído para que pueda comenzar tu sanidad.

Deja de golpearte contra los muros. ¡Muere a tu orgullo y pide ayuda! Dios te
ayudará y restaurará a tu estado original. Solo clama por ayuda. Abre tu corazón
a Dios. Él estará allí para ti, incluso en tu hora más oscura.
C a p í t u l o 3

Regresar al vestigio
Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.
–1 Corintios 10:12

Puedes haber escuchado la historia acerca del pequeño niño que tenía un mal
comportamiento, y cuya madre le dijo que se siente en la silla del rincón. “Podré
estar sentado por fuera
–dijo–, pero por dentro estoy parado”.
Esta es la manera en la que muchos adultos actúan cuando se rebelan contra
Dios. Pararnos en nuestras propias fuerzas nos sitúa en un mayor peligro de caer.
Cuando pensamos que somos fuertes, nos convertimos en presa fácil del diablo.

Cuando pensamos que somos fuertes, nos convertimos en presa fácil del diablo.
Entre el diablo y el profundo mar azul

El profeta Jonás no quería hacer lo que sabía que Dios lo llamó a hacer. En lugar
de ello, murmuró, se quejó y luego intentó escapar. No podemos escapar de
Dios, pero podemos salir de su protección.

Esto es lo que hizo Jonás, pero Dios nunca dejó de perseguirlo. Dios hizo que un
pez tragara a Jonás.

Mientras estaba en el vientre del gran pez, Jonás dijo: “lo eché a perder, lo
arruiné, he sido un tonto, me he metido en problemas”. Jonás reconoció que
había caído, y ahora estaba en un lugar en el que debía arrepentirse de su
rebelión.

En mi angustia clamé al Señor, y él me respondió. Desde las entrañas del


sepulcro pedí auxilio, y tú escuchaste mi clamor. A lo profundo me arrojaste, al
corazón mismo de los mares; las corrientes me envolvían, todas tus ondas y tus
olas pasaban sobre mí. Y pensé: “He sido expulsado de tu presencia. ¿Cómo
volveré a contemplar tu santo templo?”.

–Jonás 2:1-4

Observa cómo las emociones de Jonás variaban. En un momento estaba


clamando a Dios, pero luego la duda surgió en su corazón y dijo: “he sido
expulsado de la presencia de Dios”.

¿Te ha dicho alguna vez el diablo: “Dios ya no está pensando en ti; Él no puede
verte; ya no te ama más; no se interesa en ti; después de todo has pecado”?

En medio de la débil oración de Jonás, este pensamiento surgió


inesperadamente: “Estoy muy lejos, y he sido expulsado de tu presencia”.

¿has tenido alguna vez que orar con temor en tu corazón e inseguridad en tu
espíritu sin saber en tu propia mente si Dios te escucharía o no?
Dios no es sordo, ni tiene problemas de audición. No es como un abuelo; Él es
Dios. Él puede escuchar tus pensamientos desde muy lejos. Incluso puede
escuchar una víbora avanzar sobre el pasto en medio de una tormenta. Él sabe lo
que intentas decir aun antes de decirlo.

Dios no es sordo ni tiene problemas de audición.

Dios te levantará si clamas a Él. Así como Jonás, no tienes que hacer algo
especial para captar la atención de Dios. Todo lo que Él pide es que te humilles.
Dios quiere que seas libre de tu situación de desesperación, pero para ello no
debes resistirte al Espíritu Santo. Sé humilde ante Dios; resiste al diablo y el
diablo huirá de ti. Primero, como lo hizo Jonás, debes someterte a Dios y a su
voluntad para tu vida.

Dios sabe lo que intentas decir aun antes de decirlo.


Dando vueltas en círculos

Pero implica algo más que solo decir que te sometes a Dios. Tienes que caminar
día tras día confiando en que Él va a conducirte y guiarte hacia la liberación y
plenitud. Si no lo haces, solo terminarás dando vueltas en círculos.

Después que los hijos de Israel fueron libres de la esclavitud en Egipto, pasaron
la mayor parte del tiempo quejándose por sus circunstancias. En lugar de
agradecer a Dios por su milagrosa liberación, murmuraron y se quejaron por su
condición de vida.

Como resultado, un viaje a Canaán de solo once días llevó cuarenta años. Los
hijos de Israel deambularon en el desierto hasta que todos los que
originariamente se quejaron, murieron.

Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto:
milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. Dios amenazó con
destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la
brecha e impidió que su ira los destruyera. Menospreciaron esa bella tierra; no
creyeron en la promesa de Dios. Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no
obedecieron al Señor. Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos
caer en el desierto, para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y
dispersarlos por todos los países.

–Salmo 106:21-27
Los que dudaron y se quejaron no pudieron entrar al lugar de paz y tranquilidad
de Dios por causa de su incredulidad.

Dios había tolerado, tanto como pudo, la ingratitud del pueblo hacia Él por
sacarlos de cuatrocientos años de dura y cruel esclavitud y cautiverio egipcio.
Dios atendió todas sus quejas y súplicas, como de pequeños bebés ansiosos que
no tenían las cosas a su manera.

Dios los alimentaba día y noche; les proveía de luz gratis, el sol durante el día y
una columna de fuego durante la noche. Dios puso ropa sobre sus lomos y
calzados en sus pies, y nada se gastó ni envejeció. Pero a pesar de todo esto,
ellos no estaban contentos y no mostraron ni expresaron a Dios agradecimiento.
Todo lo que hicieron fue quejarse, quejarse y quejarse.

Frustrando la gracia de Dios

Las murmuraciones y quejas de los israelitas no fueron las que frustraron la


tolerancia de Dios. El comportamiento inmaduro simplemente ejemplificó la
condición de sus corazones.

Lo que realmente disgustó a Dios fue el fracaso del pueblo en caminar por fe y
sus perversos corazones incrédulos. “Cuídense, hermanos, de que ninguno de
ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del
Dios vivo” (hebreos 3:12). Un corazón endurecido provoca a Dios más que
cualquier otra cosa.

Un corazón endurecido provoca a Dios más que cualquier otra cosa.

Como se acaba de decir: “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión”. Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se
rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por
Moisés? ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso
con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? ¿Y a quiénes
juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron?

–hebreos 3:15-18

Cuando no confías en la bondad de Dios y caminas en incredulidad, desechas la


generosa gracia de Dios. Pablo escribió: “No desecho la gracia de Dios. Si la
justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano” (Gálatas
2:21).

Te sugiero, hermano y hermana, que no deseches la gracia de Dios como lo


hicieron los israelitas. La Biblia dice que Dios no luchará siempre con el
hombre. Él es misericordioso, tolerante y perdonador, pero esto no nos absuelve
o justifica de rendirnos al Espíritu para recibir poder para tomar la
responsabilidad de nuestra propia salvación.

Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre –no sólo en mi
presencia sino mucho más ahora en mi ausencia– lleven a cabo su salvación con
temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad.

–Filipenses 2:12-13

No tenemos excusa, porque Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para la
vida eterna y la santidad. Entonces, ¿por qué insistes en hacer las cosas a tu
manera? Sométete a Dios y Él te dará el poder para vencer cada obstáculo en tu
vida, uno por uno.

Sométete a Dios y Él te dará el poder para vencer cada obstáculo en tu vida.

La religión no puede ayudarte. Tratar de cumplir con las tradiciones legalistas de


la iglesia no te ayudará a salir de tu situación. La única fuente garantizada para
sacarte adelante en cada momento que lo pidas es el Dios todopoderoso.

Nuestro abogado defensor celestial


¿Cuál fue la razón por la que Dios hizo atra
vesar a los israelitas por el desierto? Quería que
desarrollaran la fe en su bondad y en su capacidad y disposición para ayudarlos.
Quería que
supieran que Él los cuidaría, protegería y satisfaría cada una de sus necesidades,
a pesar de las
circunstancias o situaciones que se presentaran. Ellos fallaron en ver el cuadro.
Como resultado, muchos fueron destruidos por mordeduras
de serpientes, terremotos y varias plagas. Dios
los hubiera matado a todos, pero Moisés, quien
era amigo de Dios, obtuvo un indulto presentando el caso delante de Dios.
hoy no tenemos a Moisés, pero como personas nacidas de nuevo en el reino de
Dios, tenemos un Abogado sentado a la diestra del Padre
que intercede constantemente por los santos del
Dios todopoderoso. Su nombre es Jesús.

Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan
a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.

–hebreos 7:25

Antes que Dios permita que te derrumbes, Él toma el control. Mientras tanto,
experimentarás “tiempos de lucha”. Tu fe tiene que ser probada. Y cuando tu fe
es probada, todo el infierno se debilita.

Antes que Dios permita que te derrumbes, Él toma el control.

Durante los tiempos de tribulación los demonios comienzan a atacar tu fe.


Satanás trae acusaciones falsas mientras tu fe es probada. Los principados traen
denuncias condenatorias, pero no puedes perder con el abogado que tienes. Jesús
nunca perdió un caso.

La Palabra de Dios declara: “ Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos


pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros” (1 Juan 1:10). Pero
también continúa diciendo que si alguien peca, “tenemos ante el Padre a un
intercesor, a Jesucristo, el Justo” (1 Juan 2:1b).

Jesucristo es nuestro abogado constante y nuestro Sumo Sacerdote ante Dios:

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote
que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque
sin pecado.

–hebreos 4:14-15

No permitas que tu situación te encierre en un espíritu de engaño y


complacencia. Recuerda, el diablo trata de matarte. Él quiere que estés muerto.
Solo el Espíritu de Dios y la sangre de Jesús permanecen entre ti y la
destrucción. No dejes que Satanás te engañe haciéndote pensar que nadie se
ocupa o que Dios no ha escuchado tu clamor de ayuda.
Dios conoce tus lamentos y clamores. Dios sabe el significado de tus lágrimas
cuando brotan de tus ojos. Si clamas a Él, Él te responderá. Confía en Él. Si dijo
que te ayudaría, lo hará.

Deja de lamentar tu situación. Pide ayuda a Dios, deja a un lado el orgullo y pide
ayuda. No permitas que el orgullo te inmovilice en tu estado caído.

Algo en ti tiene que clamar: “¡Señor, ayúdame! ¡he caído y no puedo


levantarme! No me gusta la manera en que vivo; no me gusta como soy
lastimando. Algo en mí necesita cambiar. Algo en mí necesita ser quebrado.
Necesito ser libre por el poder de Dios”.

Todo lo que tienes que hacer es pedir. Dios dice: “pidan, y se les dará; busquen,
y encontrarán; llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7).

Recuerda, tienes un Sumo Sacerdote que ha hecho posible que puedas ir


libremente ante el trono de la gracia para buscar ayuda en tiempo de necesidad.
Cuando busques a Dios con todo tu corazón, lo encontrarás.

Cuando busques a Dios con todo tu corazón, lo encontrarás. C a p í t u l o 4

Sanidad de las heridas del pasado


El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá
tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.

–Salmo 37:23-24

¿ha ocurrido algo tan triste y abrumador que ha afectado cada área de tu vida?
Cada vez que te arrodillas a orar, ¿tu mente no regresa al hecho de que alguien
rompió tu corazón e hirió tu espíritu?

¿has experimentado algo tan devastador que no puedas conversarlo con alguien
más? Encuentras difícil confiar en la gente, y no sabes hacia quién volverte.
Puedes sentir como si todos están clasificándote y evaluando tu progreso, cuando
realmente tú eres tu propio juez severo.

Sabes que deberías estar en una posición mejor en la vida, pero alguien o alguna
circunstancia mutiló tu fe. Tu esperanza y sueños nunca se realizaron.

Sabes que deberías haber finalizado la escuela; sabes que deberías haber sido un
maestro o un músico. Según los estándares de la sociedad, deberías estar casado
y con hijos. Tal vez piensas que tu ministerio debería progresar o que deberías
tener una carrera exitosa en este momento de tu vida. Tus sueños y metas
deberían haberse cumplido hace años, pero se han truncado.

No te rindas. hay esperanza para ti y sanidad para las heridas del pasado.
Sueños cumplidos

José tuvo sueños; sin embargo, pasaron años hasta que se hicieran realidad. A
pesar de las tragedias que ocurrieron en su vida, nunca dejó ir los sueños que
Dios le había dado.

Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su
vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas
largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos,
comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. Cierto día José tuvo un sueño
y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía.

–Génesis 37:3-5

Externamente José fue rechazado y despreciado por sus propios hermanos. Dios
tenía planes para José mucho tiempo antes de que fuera vendido como esclavo.
Por las circunstancias, sin embargo, ese hecho no parecía ser cierto. A pesar de
eso, Dios tenía sus manos sobre la vida de José.

Mientras estaba en esclavitud y en prisión, José no experimentó condiciones que


indicaban que iba a ser exitoso. No parecía ser un hombre marcado para ser un
gran líder, pero sí lo era.

Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras
José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el Señor
estaba con José y lo hacía prosperar en todo (…) Como el Señor estaba con
José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se
preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.

–Génesis 39:2-3,23
Pero Dios tiene la manera de tomar a las personas que han sido abandonadas por
los hombres y levantarlas. De hecho, Dios tiende a escoger a tales personas
porque, cuando ellos alcanzan un lugar de poder, no son arrogantes como lo son
aquellos que piensan que merecen ser promocionados.

El faraón de Egipto reconoció estas cualidades en José, y lo elevó a la posición


más elevada en la nación.

Entonces el faraón les preguntó a sus servidores:


–¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?
Luego le dijo a José:
–Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio
que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes.
Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.
Así que el faraón le informó a José:
–Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.

–Génesis 41:38-41

Las personas lastimadas no tienden a ser tan farisaicas. Tienden a ser un poco
simpáticas y más amorosas, dispuestas a abrazar a otros sin temor al rechazo.
Entienden que si no hubiera sido por el Señor, no serían quienes son. Reconocen
que si no hubiera sido por la gracia y misericordia de Dios, nunca habrían
sobrevivido.

José exhibió estas cualidades en la manera en la que trató a sus hermanos,


quienes en algún momento lo odiaron. Cuando les reveló quién era, en lugar de
condenarlos por su acto de violencia contra él, José los perdonó.

No obstante, José insistió:


–¡Acérquense!
Cuando ellos se acercaron, él añadió:
–Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora,
por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad
fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas. Desde hace dos
años la región está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que
no habrá siembras ni cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes: para
salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles
descendencia sobre la tierra.
–Génesis 45:4-8

José no culpó a Dios por sus antiguos problemas; en lugar de ello, reconoció que
la mano de Dios había estado sobre su vida en todo momento.

Sanado para ayudar a otros

Dios tiene la manera de sacarnos de la esclavitud y luego hacernos recordar de


dónde nos sacó. Cuando comenzamos a experimentar el éxito y la victoria, como
José, Dios nos recordará que Él abrió la puerta de la prisión. Él nos hizo libres.
hizo que hallemos gracia delante de los hombres. Ahora es nuestro turno de
bendecir a otros. Cuando Dios te levanta, tendrás más compasión hacia otras
personas y buscarás la oportunidad para ayudar.

La iglesia necesita cristianos sanos y libres que estén dispuestos a ser usados por
Dios para bendecir a otros. Dios busca personas que tengan suficiente compasión
para detenerse y preguntar: “¿Cómo estás hoy?”, y luego permanecer el tiempo
necesario para escuchar la respuesta.

En lugar de esperar siempre que alguien te bendiga, sé movido a ayudar a los


hermanos o hermanas que estén en necesidad. Fue la gracia y la misericordia de
Dios la que permitió que sobrevivieras a la situación que te afligía. Ahora es tu
responsabilidad recordar y animar a aquellos que experimentan un problema
similar.

Cuando las personas han sido heridas y abatidas por circunstancias de la vida,
necesitan un cuidado especial, atención extra y amor incondicional. Necesitan
ser tenidas cerca y contar con oración durante un tiempo prolongado, porque su
confianza ha sido quebrada y traicionada.

Pueden haber oído esta frase de sus amigos más cercanos: “Voy a estar allí
contigo”. Otros pudieron decirles: “Puedes confiar en mí”… pero han fallado.

Conozco pastores que confiaron en hermanos cercanos, solo para ser


traicionados y apuñalados por la espalda. Ahora estos pastores están desolados y
no tienen capacidad para ministrar.

También conozco personas cristianas que han sido desilusionadas por pastores
que los han usado y luego desechado como una camiseta vieja. Como resultado,
estos obreros heridos caminan con una cojera, lisiados por la falta de perdón y
temor.

Nadie está exento de ser afligido, pero todos pueden ser sanados si permiten que
el Señor cargue todas sus heridas del pasado, y derribe los muros de la falta de
perdón. La falta de perdón es una fortaleza que establece residencia en el
corazón. Esto hace que seas duro de corazón, irritable y desagradable hacia los
demás, e ¡incluso hacia Dios!

Si perdonas a aquellos que te han herido, el Espíritu Santo puede traer sanidad.
Él vendrá a ti y dirá: “Estás lastimado, pero vas a salir adelante. has sido herido
pero voy a ayudarte. Sé que tienes un lado débil, pero voy a fortalecerte. Sé que
no tienes mucha ayuda, pero voy a ser tu sustento. Sé que has sido abandonado,
pero voy a estar a tu lado”.

Si perdonas a aquellos que te han herido, el Espíritu Santo puede traer sanidad.
Lo que solo tú puedes hacer

Tú puedes preguntarte: “¿Cómo un Dios perfecto puede tener un hijo lisiado?”


Dios se especializa en tomar a aquellos que han sido heridos y abandonados por
otros, y los restaura. Dios dice: “Yo tomo lo poco y lo convierto en mucho”.

Dios dice: “Yo tomo lo poco y lo convierto en mucho”.

Tú tienes más potencial del que piensas. Puedes alcanzar mucho más de lo que
las personas esperan de ti. Puedes ir tan lejos en la vida como tu fe te lleve.

Las personas dijeron que tú no permanecerás, pero Dios puede fortalecerte.


Dijeron que Dios no podría usar a alguien como tú, pero Él piensa de manera
diferente. Dios ve el potencial que ni siquiera tú sabes que existe.

Puedes estar diciéndote: “hice muchas cosas mal y no puedo levantarme; estoy
tan lejos que no puedo regresar”.

¡El diablo es un mentiroso! No importa lo que has hecho, no importa lo que has
sido. Dios es un Dios de segundas oportunidades, Él es el Dios de nuevos
comienzos. Cuando estés derribado, Él te levantará nuevamente.

Cuando Dios te restaura, no importa quién esté tratando de apresarte o quién esté
luchando contra ti. Todo lo que necesitas saber es que cuando Dios te levanta,
ningún demonio puede derrumbarte.
Cuando Dios te levanta, ningún demonio del infierno puede derrumbarte.

Si Dios te ha bendecido, ¡grítalo a los cuatro vientos! Si Dios te ha levantado,


¡alábalo y agradécele! Cada vez que pienso en lo que el Señor ha hecho por mí,
mi alma se regocija.

Nadie puede contar tu testimonio. Nadie sabe lo que Dios ha hecho por ti. Nadie
sabe de cuán lejos has venido. Nadie sabe la situación por la que has atravesado.
Pero tú sabes que fue solo por la gracia de Dios que has logrado sobrevivir. No
permitas que el diablo robe tu testimonio.

Puede ser que la situación te haya alejado más que a otras personas, pero Dios te
dio la victoria. Diles a otros lo que Dios ha hecho en tu vida. El diablo amaría
que tú no contaras tu testimonio. ¿Por qué? Porque si cuentas lo que Dios ha
hecho por ti, alguien más podría ser libre.

La misericordia de Dios

No existe ninguna persona hoy que no se haya beneficiado con la misericordia


de Dios. Fue la misericordia de Dios la que prevaleció en el Jardín del Edén.
Cuando Adán y Eva pecaron, el Señor pudo haber destruido todo y comenzar de
nuevo, pero fue misericordioso y permitió que Adán y Eva vivieran con la
esperanza de que su semilla redimiría lo que habían perdido.

La misericordia de Dios prevaleció en el desierto con Moisés y los hijos de


Israel. Cuando los israelitas se lamentaron y se quejaron, su destino pudo haber
terminado en inmediata y total destrucción, pero Dios fue misericordioso.

Cuando Jonás rehusó ir a Nínive, Dios podría haber matado al profeta poco
dispuesto, y buscado a otro para ir en su lugar. Fue la misericordia de Dios la que
permitió que el gran pez tragara a Jonás. Dios sabía lo que había en Jonás así
como sabe lo que hay en ti y en mí.

Algunas veces Dios permitirá que nos desmoronemos, porque en esos momentos
podemos reconocer que sin Él somos nada. Estamos convencidos de que solo
por su misericordia podemos ser capaces de permanecer.

“Porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos de Jehová”


(Salmo 107:1-2, RVR60). Estos versículos nos recuerdan la canción “Tu gracia y
misericordia”, que simplemente dice:
Tu gracia y misericordia
me han hecho sobrevivir. Y estoy viviendo este momento por causa de ti.
Quiero agradecerte
y alabarte, también;
tu gracia y misericordia
me han hecho sobrevivir.

La gracia y la misericordia de Dios te han hecho sobrevivir. No continúes


actuando como si hubieras hecho las cosas por tus propios medios. Deja de
aparentar que estás aquí porque eres muy bueno. El diablo es un mentiroso, y te
ha engañado para que pienses que tu libertad fue y es por algún hecho o poder
propio.

Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.


–Salmo 107:1
La suficiente gracia de Dios
Pablo escribió: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la
debilidad.
–2 Corintios 12:9

Cuando clamamos y creemos en Dios por algo, puede llevar tiempo para que
esto se convierta en realidad en nuestras vidas. Como resultado, el espíritu de
desánimo intenta golpearnos y derribarnos, pues nos dice: “No vas a lograrlo, no
vas a levantarte. No vas a ser libre, no vas a tener libertad. No vas a ser feliz, no
vas a tener gozo. Nunca vas a estar satisfecho. Vas a morir frustrado, vas a
terminar deprimido y desanimado”.

El diablo es un mentiroso. Él quiere que pensemos que no hay ayuda en Dios ni


bálsamo en Galaad. Dios puede no venir cuando tú quieres que Él venga, pero
siempre llega a tiempo si esperas en Él.

El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda
generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.

–Salmo 84:11

Lo que sea que Dios declare o decrete, Él tiene el poder para cumplirlo. Él nunca
dijo algo de lo cual se retractara. Nunca declaró ser incapaz de hacer algo.

Nunca permanezcas en la posición en la que eres demasiado bueno o en la que


estés demasiado ocupado para pedir ayuda a Dios. Nunca llegues al punto de
pensar que puedes hacerlo tú solo. Esto es orgullo en su peor medida. Y antes de
caer está el orgullo, y después del orgullo viene la destrucción.

Nunca permanezcas en la posición en la que eres demasiado bueno o


en la que estés demasiado ocupado para pedir ayuda a Dios.

Sin la ayuda de Dios estaríamos destinados a vivir con dolor y autodestrucción.


Cuando estuve desesperado y afligido, supe que fue el poder del Espíritu Santo
el que me tomó y me rescató.

No podemos hacer algo sin la ayuda de Dios. No podemos respirar sin Dios. No
podemos pensar sin Dios, e incluso no podemos levantarnos sin Dios.

No permitas que Satanás te engañe haciéndote creer que puedes hacerlo a tu


manera. Tan pronto como caes, Satanás está allí susurrándote: “Nunca te
levantarás”.

Pero puedes clamar a Dios por ayuda y reconocer que Él no solo es un Dios de
cerca sino también de lejos (observa Jeremías 23:23).

No permitas que Satanás te engañe haciéndote creer que puedes hacerlo a tu


manera.
C a p í t u l o 5

Fortalecido para mantenerte en pie


¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que
caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene
poder para sostenerlo.

–Romanos 14:4

¿Crees que Dios es capaz de levantarte y sostenerte? hasta que creas que Él
puede hacerlo, nunca clamarás por su ayuda.

Dios preguntó al profeta Isaías: “ ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has


enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se
cansa ni se fatiga” (Isaías 40:28).

Dios quiere que entendamos que no hay carencia de fuerza en Él. Tú puedes no
llevar una vida de oración, pero Dios dice: “¿Acaso no sabes?” En otras
palabras, deberías haber sabido que Él cuidaría de ti.

La Palabra dice que el Dios eterno, el Creador del universo, es todopoderoso. Él


te ha librado de muchos problemas, de modo que no permitas que Satanás te
engañe haciéndote pensar que fuiste libertado solo por suerte o coincidencia.

Recuerda lo que Dios ha hecho por ti. Si no puedes hacerlo, entonces mira a tu
alrededor, a aquellos que han sido librados de situaciones peores que la tuya.
Observa lo que Dios ha hecho por ellos y di para ti mismo: “Si Él puede hacerlo
por ellos, sé que puede hacerlo por mí”. El amor y poder divino de Dios los
libertó, y hará lo mismo contigo.

Recuerda lo que Dios ha hecho por ti.

Dios dice: “Tengo la fuerza necesaria para moverte, motivarte, levantarte y


sacarte de las circunstancias por las que estás atravesando”.

Las personas viven en rebelión contra La Palabra de Dios la que claramente


ordena: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas” (Proverbios 3:5-6).

Por causa de su orgullo, estas personas nunca buscan el consejo de Dios ni


consultan La Palabra de Dios para tomar decisiones importantes. Cuando van a
La Biblia por alguna cuestión importante o amenazante, la malinterpretan para
hacerla decir lo que ellos quieren escuchar. Se han convertido en expertos y
astutos en usar erróneamente La Palabra para racionalizar y justificar sus propias
motivaciones egoístas.

Recuerda: “ Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por
ser caminos de muerte” (Proverbios 14:12).

En lugar de transitar este camino de destrucción, puedes escoger la alternativa


justa, que es el consejo de Dios. Si quieres ser victorioso en todos tus esfuerzos,
entonces no te inclines a tu propia inteligencia o tus propios consejos o
innovaciones. En lugar de ello, reconoce al Señor en todos tus caminos y Él
allanará tus sendas.
Busca La Palabra del Señor para todas las situaciones de tu vida, y tendrás, como
el gran guerrero Josué, una gran victoria.
Si quieres ser bueno en los negocios y exitoso en la vida, desarrolla una actitud y
el hábito de consultar al Señor, y nunca fracasarás. Vuélvete del camino malvado
de tu propia sabiduría humana y reconoce al Señor, y Él enderezará tus caminos.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”
(Romanos 8:14).

Fuerza renovada

La Biblia dice: “ Él [Dios] fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del


débil” (Isaías 40:29). En otras palabras, Dios dice: “No te desecharé porque
estés debilitado, sino que te fortaleceré”.

Cuando pierdes la fuerza que una vez tuviste, comienzas a estar cansado.
Cuando te resulta difícil levantarte y empiezas a tambalear en los lazos del
pecado, la lujuria, la envidia y la contienda, Dios declara: “¡Daré fuerza al
cansado!”

Dios dice: “Daré fuerza, no a la persona que está de pie fortalecida, sino a
aquella que está balanceándose sobre rodillas vacilantes. Fortaleceré al
cansado”. A aquellos que son débiles, Él dice: “Acrecentaré tu fuerza”.

Si has buscado en tu interior y no puedes reunir la fuerza para levantarte, Dios


dice: “Aumentaré tu fuerza”.

Piensa por un momento en la anciana del comercial televisivo. Ella no solo


necesitaba que alguien la ayudara a levantarse, sino que también necesitaba que
alguien o algo la fortaleciera.

Dios no solo te levantará, sino que te dará el poder suficiente para que te
recuperes si tropiezas nuevamente. Él no te ayudará a levantarte para que seas un
desvalido el resto de tu vida. No, Él fortalecerá al cansado y a aquellos que son
débiles les incrementará la fuerza.

¿Eres débil y no tienes voluntad, fuerza ni capacidad dentro de ti para resistir al


enemigo? Cuando tu cuerpo se canse, recuerda a Dios y su fuerza. Cuando
Satanás comience a atacarte, acuérdate que el poder de Dios reside en lo más
profundo de tu ser. Recuerda que Dios no se cansa ni se fatiga. De hecho, el
Santo ni aun duerme.
Recuerda que Dios no se cansa ni se fatiga.

Cuando traes a memoria estas cosas acerca del Padre, tu fuerza


sorprendentemente será renovada. Tu gozo será restaurado, tu poder volverá y
comenzarás a experimentar una vida de victoria.

Esperando en Dios
Dios dice: “Si esperas en mí, renovaré tus
fuerzas. Si esperas en mí, todo estará bien”. Si en este momento estás lastimado,
sé paciente, la ayuda está en camino.
Sé que has clamado: “¡Señor, ayúdame! he
caído y no puedo levantarme”. Y el Espíritu Santo dice: “Espera, la ayuda está
en camino, solo
espera. Dios viene en tu ayuda para redimirte y
hacerte libre”.
Dios va a sacarte y librarte de la cautividad.
Va a renovar tus fuerzas. Si esperas tan solo un
poco, tu cambio vendrá.
Recuerda a Sansón, quién perdió todo: perdió su cabello, su fuerza y sus ojos.
Perdió su posición, su familia, su esposa y su reputación. Fue
reducido de ser un gran guerrero a “la molienda
en un molino”. Pero sin duda, en un momento
señalado la fuerza de Sansón fue restaurada. La actitud de Sansón fue: “Señor,
espero en
ti. Si no me ayudas, moriré sin jamás ser redimido del error de mis caminos.
Señor, si no me ayudas, nunca recuperaré mi honor. Dios, si no me
ayudas, nunca me levantaré de donde he caído”. Y mientras esperaba, la fuerza
de Sansón comenzó a regresar.
El secreto para renovar nuestra fuerza es esperar en el Señor. La Palabra de Dios
dice: “Pero
los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas”
(Isaías 40:31a).
Existen momentos en los que no puedes ser
capaz de explicarlo o probarlo, pero sabías que
esperabas que algo ocurriera en tu vida. El diablo dijo: “Necesitas rendirte y
morir”; pero algo
dentro de ti dijo: “Espera un tiempo”.
El diablo dijo: “No vas a lograrlo”. Pero algo
más dijo: “Espera. Estás herido, pero espera;
estás llorando, pero espera; te has equivocado,
pero espera en el Señor y todo va a estar bien”.

Sobre alas de águilas


Volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se
cansarán.
–Isaías 40:31b

Dios declara: “Yo haré que tus alas se desplieguen. Volarás como las águilas. Te
llevaré por encima de las nubes tormentosas”.

El águila no vuela en la tormenta; vuela sobre ella. Al desplegar ampliamente


sus alas, el águila usa el viento que sopla en contra de ella para tomar altura en
lugar de descender.

No tienes que permitir que el viento te haga descender. Si tan solo despliegas La
Palabra de Dios, el mismo viento que intenta hacerte descender, te elevará y te
llevará a la gloria de Dios.

Vas a caminar y no te cansarás, pero primero debes ir a Dios con todo tu


corazón. humíllate y dile al Señor que no puedes hacerlo solo. Que lo has
intentado, pero que no puedes obtener la victoria, que ni siquiera puedes
levantarte.

“Señor, he permanecido aquí en la tierra de adversidad y derrota. he intentado


pero no puedo levantarme. El deseo está en mi mente y mi voluntad, pero
cuando trato de ponerme en pie, no puedo hacer que mi carne coopere con lo que
La Palabra de Dios dice que puedo hacer. Estoy pensando en lo bueno, pero no
estoy haciendo lo bueno. Estoy proclamando cosas buenas, pero no puedo
levantarme”.

Es en ese momento en que debes clamar: “Señor, tienes que ayudarme o nunca
saldré de esto. ¡Señor, ayúdame! ¡he caído y no puedo levantarme! Aparento ser
más fuerte de lo que soy, pero te necesito para que renueves mi fuerza. Dios,
devuélveme la voluntad para pelear”.

También necesitas confesar: “Señor, sé que estoy permitiendo cosas en mi vida


que no deberían estar allí. Me arrepiento de mis pecados. Quiero ser libre pero
continúo atado. No tengo fuerza para liberarme, necesito que el Espíritu Santo
obre nuevamente en mi vida”.
hermanos y hermanas, cuando la situación se torna desesperante, necesitan
correr a Dios como nunca lo hayan hecho antes y clamar: “Jesús, estoy al borde
de la destrucción. Si no me ayudas, el enemigo va a aniquilarme. ¡Está a punto
de agotarme! ¡Ayúdame, Señor Jesús!”

Cuando tu situación se torna desesperante, necesitas correr a Dios.

El Espíritu Santo está llamándote. Deja a un lado las excusas y las quejas. Dios
te llama. Entrégale todo y permítele renovar tus fuerzas.

Las áreas de tu vida que no has rendido a Dios, necesitas liberarlas justo ahora.
Ya no continúes atado. El Señor no renovará tus fuerzas hasta que estés
dispuesto a rendir todo en el altar, sin restricciones ni reservas.

Cuando le entregas a Él todo de ti, Él te dará todo de sí; ya no más “algo” de ti y


“algo” de Él. Es tiempo de que en tu vida haya “nada” de ti y “todo” de Él.

Cuando le entregas a Dios todo de ti, Él te dará todo de sí.

Cuando tomas esta decisión, Dios te capacitará para volar como las águilas y
elevarte con el poderoso viento del Espíritu.

Dios te restaurará y te pondrá en pie. B o n u s t r a c k

Mujer, ¡eres libre!


La mujer enferma

Y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años
enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús
la vio, la llamó y le dijo:
–Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

–Lucas 13:11-12

De manera periódica el Espíritu Santo nos permite vislumbrar el testimonio de


uno de los pacientes del mismo Médico Divino. El pasaje se refiere al conflicto
personal de aquella mujer, pero tal vez puedas encontrar algún punto de
encuentro entre su caso y el tuyo. Ella podría ser como alguien que conoces o
que hayas conocido; incluso podría ser como tú mismo.

Encontramos tres personajes en esta historia: la persona, el problema y la receta


medicinal. Es importante recordar que para cada persona habrá un problema. Y
aún más importante: para cada problema, ¡Dios tiene una prescripción médica!

Para cada problema, ¡Dios tiene una prescripción médica!

La declaración inicial de Jesús hacia el problema en la vida de la mujer, no es


una sugerencia para que busque ayuda, ¡es una orden desafiante! A menudo el
hecho de asegurar la salvación trae consigo mucho más que el mero análisis del
trauma pasado. Jesús no aconsejó, ordenó. Sin embargo, no me opongo a buscar
consejo de las personas sabias. Por el contrario, Las Escrituras dicen:

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la


senda de los pecadores, ni cultiva la amistad de los blasfemos.

–Salmo 1:1
Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros.
–Proverbios 11:14

Lo que deseo dejar en claro es que, luego de que hayas analizado el estado de la
situación y después de haber entendido su origen, ¡la autoridad de La Palabra de
Dios sigue siendo necesaria para poner el pasado a tus pies!

El padecimiento de esta mujer era consecuencia de algo que la había atacado


hacía dieciocho años. Me pregunto si puedes relacionar este hecho con las
secuelas de largo alcance que traen consigo los sufrimientos pasados. Para la
víctima, esta clase de trauma es tan reciente hoy como lo fue en el momento que
sucedió. Aunque el problema pueda tener su raíz en el pasado, la receta
medicinal ¡es una palabra actual de Dios! La Palabra es la misma ayer, hoy y por
siempre jamás (observa hebreos 13:8). En otras palabras, ¡la palabra que oyes
hoy tiene el poder de curar tu pasado!

Aunque el problema pueda tener su raíz en el pasado, la receta medicinal ¡es


una palabra actual de Dios!

Jesús dijo: “Mujer, eres libre”. El Señor no la llamó por su nombre. No se dirigió
a ella solo como ser humano. Le habló a su condición femenina, a la canción que
habitaba en ella, a su belleza interior. Como una rosa que se marchitaba, Jesús se
dirigió a lo que ella hubiera o pudiera haber sido. Creo que el Señor le hablaba al
fulgor que existía en sus ojos cuando era niña; al brillo propio de una joven, el
cual ningún maquillaje puede recuperar. Le habló a la singularidad que Dios le
había dado. Le habló a su género.

El problema no comenzó de repente. había existido por dieciocho años. Estamos


frente a una mujer en quien se libraba una guerra interior. Es posible que estas
luchas hayan contaminado muchas otras áreas de su vida. La enfermedad que
atacó su vida era física. Sin embargo, muchas mujeres también luchan con
enfermedades cuya raíz es un trauma emocional, las cuales pueden ser tan
desafiantes como una dolencia física. Una discapacidad emocional puede crear
lazos de dependencia de otros planos de la vida. Por lo tanto, un vínculo puede
tomarse como una muleta de apoyo. Así, la mujer enferma ejerce tanta presión
sobre la gente que las relaciones sanas se deterioran. En muchas ocasiones este
tipo de personas generarán una serie de vínculos enfermizos.

Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has
dicho la verdad.
–Juan 4:18

La sanidad no puede venir sobre una persona desesperada que constantemente


está hurgando en la vida de los demás. Es necesario, y como una de las primeras
medidas que debe tomar una persona enferma, que rompa con el hábito de usar a
los demás como un narcótico para adormecer el triste dolor del vacío interior.
Cuanto más mediques los síntomas, menos oportunidades tienes de permitir que
Dios te sane.

Cuanto más mediques los síntomas, menos oportunidades tienes de permitir que
Dios te sane.

Otra tendencia destructiva, que sucede con cualquier tipo de abuso, es el hecho
de aumentar la dosis. Evita vínculos adictivos u obsesivos. Si eres cada vez más
dependiente de cualquier cosa que no sea Dios, con el fin de crear una sensación
de plenitud en tu vida, entonces estás haciendo un mal uso de tus vínculos.

Aferrarse a las personas es muy diferente que amarlas. No es una declaración de


amor sino una exclamación de tu necesidad de ellas que, como la lujuria, es una
actitud intensamente egoísta. Es recibir y no dar. Amar es dar. Dios es amor.
Dios demostró su amor no en la necesidad que tenía de nosotros, sino en su
dádiva.

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el
que cree en él no se pierda, sin que tenga vida eterna.

–Juan 3:16
Aferrarse a las personas es muy diferente que amarlas.

Las Escrituras muestran claramente que esta mujer enferma había intentado
levantarse. Aquellos ajenos al problema pueden criticar fácilmente la situación y
suponer que esta mujer carecía de fortaleza y esfuerzo. Este hecho no es siempre
verdad. Existen situaciones que desafían nuestra fuerza. Sentimos que no
podemos cambiar. La Biblia dice que ella “de ningún modo podía enderezarse”.
Esto implica que había usado varios métodos de autoministración. ¿No es
asombroso que la misma persona que pudo levantar a otras, a menudo no pueda
levantarse a sí misma?

Este tipo de persona puede ser una torre de fe y oración para otros, pero es
impotente cuando se trata de sus propias limitaciones; tal vez sea una persona en
la cual otros confían. A veces apreciamos a los demás más que a nosotros
mismos. Siempre somos los mártires. Es maravilloso observar la abnegación,
pero ten cuidado con el desprecio por ti mismo. Si no aplicamos algo de la
medicina que utilizamos para otros, con el fin de fortalecernos, nuestros
pacientes sanarán, pero nosotros moriremos.

No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor.


–Salmo 118:17

Muchas situaciones pueden engendrar desilusión y depresión. En el caso de esta


mujer, un espíritu de enfermedad había tomado control de su vida. Un espíritu
puede manifestarse de diversas formas. Para algunos, puede tener la forma de
baja autoestima causada por abuso infantil, violación, maltrato conyugal o
divorcio. Me doy cuenta de que estos son problemas naturales, pero que tienen
sus orígenes en enfermedades del espíritu. hoy el divorcio es una de las
situaciones que más pueden perjudicarnos, en especial a las mujeres, quienes
buscan una relación feliz.

Las niñas pequeñas crecen con los muñecos de Barbie y Ken, vistiendo bebés de
juguete y jugando a las visitas. Las jovencitas leen novelas de amor recostadas
en la cama, mientras que los jovencitos juegan a la pelota y andan en bicicleta
por el parque. Siempre que a una mujer se le haya inculcado la búsqueda del
éxito en el amor y luego experimenta un trauma por no lograrlo, conoce lo que
es el dolor. El divorcio no es la simple separación, es la ruptura de lo que ha
estado unido. Cuando algo se rompe, no sana fácilmente. ¡Pero Jesús puede
sanar un corazón herido o roto!

El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar las
buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y
dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.

–Lucas 4:18

Aproximadamente cinco de cada diez matrimonios terminan en divorcio. Esos


hogares destruidos dan como consecuencia adultos y niños quebrantados y
sueños rotos. Solo el Maestro puede curar estas víctimas en los tiempos en que
vivimos. Él solamente puede tratar los efectos a largo plazo de esta tragedia. El
perdón es uno de los bálsamos más importantes que brinda el Espíritu Santo.
Perdonar significa romper tus vínculos con el pasado. Lamentablemente, a la
persona que más nos cuesta perdonar es a aquella que vemos en el espejo.
Aunque expresan su furia hacia otros, las personas, en lo secreto, se culpan a sí
mismas por el fracaso en su relación.

Perdonar significa romper tus vínculos con el pasado.

Sin importar a quien culpes, ¡no hay sanidad en la culpa! Cuando comienzas a
darte cuenta de que tu pasado no dicta necesariamente el resultado de tu futuro,
entonces puedes deshacerte del padecimiento. Es imposible que respires aire
nuevo si no exhalas primero el viejo. Ruego que, mientras lees, Dios te conceda
la gracia de la liberación, y de este modo puedas recibir lo que el Señor ahora
tiene para ti. Exhala, luego inhala; hay mucho más para ti.

Tal vez una de las acusaciones más serias contra nuestra civilización sea el
notorio descuido del bienestar de nuestros niños. El abuso de menores, ya sea
físico, sexual o emocional, es una cuestión terrible para que la soporte una mente
inocente. Es horrible pensar que esos niños pequeños, quienes sobreviven a los
peligros de la calle, las escuelas públicas y la sociedad en decadencia en que
vivimos, lleguen a su hogar para soportar el abuso, en lo que debería ser un
refugio. Las estadísticas actuales sugieren que tres de cada cinco niñas en este
país han sido o serán abusadas sexualmente. Si solo algunas de esas acciones son
denunciadas, siento escalofríos al pensar en las que nunca serán denunciadas
sino cubiertas bajo un manto de silencio.

Si por casualidad eres pastor, por favor, toma conciencia de que esos números
son, en verdad, rostros en el coro de tu iglesia, en las comisiones, entre otros.
Reflejan una cantidad creciente de las necesidades de nuestra congregación. A
pesar de que este libro centra su atención en las mujeres, muchos hombres han
sido abusados cuando eran niños. Temo que Dios nos juzgará por el descuido
evidente en nuestros mensajes, ministerios y oraciones. También me animaría a
decir que nuestro silencio contribuye a la vergüenza y al secreto, los cuales
Satanás utiliza para atar a las víctimas.

Cada vez que pienso en estos temas, recuerdo lo que mi madre solía decir. Yo
siempre regresaba a casa con cortes o rasguños hechos en el patio de juegos de la
escuela. Mi madre sacaba la venda, lavaba la herida y decía: “Lo que se cubre no
sana bien”. Tenía razón. Lo que se cubre no sana bien.

Lo que se cubre no sana bien.

Tal vez Jesús pensaba en esto cuando ordenó a la mujer enferma que se hiciera
presente. Se necesita mucho coraje, aun en las iglesias de hoy, para ministrar en
estas áreas sensibles. A pesar de ello, el Señor es la clase de médico que puede
derramar el aceite sanador. Descubre tus heridas en su presencia y permítele
sanar suavemente las lastimaduras. hubo una mujer que encontró sanidad en el
dobladillo de la prenda de Jesús (Marcos 5:25-29). ¡hay bálsamo en Galaad!
(observa Jeremías 8:22).

Aun cuando la víctima sobrevive, de todas maneras hay que lamentar la muerte.
Me refiero a la muerte de la confianza. Seguramente sabes que las niñas
pequeñas tienen la tendencia a ser francas y confiadas. Cuando las personas que
deberían cuidarlas y protegerlas violan esa confianza mediante conductas ilícitas,
es ahí donde aparecen múltiples cicatrices. Puede compararse este hecho con
programar una computadora con el programa equivocado; solo puede obtenerse
de ella lo que se halla en su interior.

Cuando un hombre le dice a una niña pequeña que sus actos pervertidos son
normales, ella no tiene razón para no creerle. Ella es leal hacia él, y de esa
manera le permite que continúe con su abuso y, aún más, que lo profundice.
Generalmente el abusador es alguien muy cercano, con acceso al niño en
momentos vulnerables. El miedo es otro factor importante; por eso es que
muchos niños se acuestan con el sabor a miedo en sus bocas. Piensan que podría
matarlos, y así lo haría, si revelaran sus actos perversos hacia ellos. Algunos,
como las víctimas de violaciones, se sienten físicamente impotentes para luchar
contra el agresor.

“Este tipo de conducta ¿qué tipo de emociones puede ocasionar en la víctima al


transcurrir el tiempo?” Me alegro de que hayas preguntado. ¡Sería natural para
este tipo de niña, una vez convertida en mujer, experimentar dificultades a la
hora de confiar en alguien! Tal vez ella aprenda a manejar su dolor al acaparar la
atención de manera ilícita. Las cárceles y los centros de rehabilitación para
drogodependientes están llenos de personas abusadas en su niñez.

No todo niño abusado se comporta de manera tan radical. A menudo, este


período de desorden en la conducta se disipa con el tiempo. Sin embargo, el niño
abusado lucha contra su autoestima. Su razonamiento es el siguiente: “¿Cómo
puedo tener valor si la única manera de complacer a mi padre era teniendo sexo
con él?”

Esta clase de experiencia en la niñez puede influir en la manera en que la


persona abusada se vincule en la edad adulta. Al sentirse cohibida en la
relaciones afectivas, tiene problemas a la hora de confiar. La inseguridad y los
celos pueden acompañar constantemente a esta dama, quien parece no poder
captar la idea de que alguien pueda amarla. Existen tantas reacciones variadas
como individuos.

Algunos evitan aquellas personas que realmente los quieren, y se sienten atraídos
por los que no los tratan bien. Aquellos que han sido abusados parecen sabotear
los vínculos buenos y luchar por años por los que no tienen valor. Al mismo
tiempo, existen aquellas personas que pueden encontrarse emocionalmente
incapacitadas al punto de necesitar afirmación y afecto continuo, con el solo
objetivo de conservar el coraje para enfrentar el día tras día.

El pastor puede decirle a esta dama que Dios es su Padre celestial. Esto no es de
gran ayuda, ya que el problema es su punto de referencia. Formamos nuestras
referencias de acuerdo a las diversas experiencias de vida. Si están
distorsionadas, nuestra habilidad para entender las verdades espirituales puede
estar desajustada. Sé que esto puede sonar negativo para quien esté en esta
circunstancia. ¿Qué haces cuando has sido programado negativamente en cuanto
a las contingencias de la vida? ¡Tengo buenas noticias! Puedes reprogramar tu
mente mediante La Palabra de Dios.

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la


renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,
buena, agradable y perfecta.

–Romanos 12:2

En este texto la palabra griega metamorphôo se traduce como “transformados”.


Literalmente, significa ¡cambiar de forma! Puedes experimentar una
metamorfosis completa mediante La Palabra de Dios. Mi experiencia como
pastor, con un ministerio de asesoramiento espiritual en mi iglesia y fuera del
país, indica que muchas personas abusadas, en particular mujeres, tienen la
propensión a congregarse en iglesias legalistas, en donde se lo ve a Dios como
partidario de la disciplina.
Muchas veces se asocia el concepto de paternidad con códigos severos de ética.
Este tipo de ministerio dominante puede atraer a aquellas personas que buscan
resultados concretos. Entiendo que la moralidad es importante para el
cristianismo; sin embargo, existe una gran diferencia entre la moralidad y la
legalidad. Es importante que no representemos a Dios de una manera
equivocada. Él es un Dios equilibrado, no un extremista.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su


gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y
de verdad.

–Juan 1:14

La gloria de Dios se manifiesta solamente cuando existe un equilibrio entre la


gracia y la verdad. La religión no transforma. Tampoco lo hace el legalismo. Las
reglas rígidas pueden crear, en la persona que se siente sucia, un sentimiento de
superioridad moral. Dios no necesita castigarte para sanarte. Jesús ya ha orado
por ti.

La gloria de Dios se manifiesta solamente cuando existe un equilibrio entre la


gracia y la verdad.

Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.


–Juan 17:17
Simplemente Jesús dio de su gracia y de su verdad a la mujer enferma. Él dijo:
“Mujer, eres libre”. Cree en La Palabra de Dios y sé libre. Jesús nuestro Señor
fue un gran libertador de los oprimidos. No importa si la opresión haya sido
social, sexual o racial; nuestro Señor elimina las distinciones.

Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos
ustedes son uno solo en Cristo Jesús.

–Gálatas 3:28

Es importante destacar que este versículo trata sobre la unidad e igualdad con
respecto al pacto de salvación. Es decir, todos somos iguales ante Dios. Él
elimina las barreras que potenciarían el prejuicio y la separación en el Cuerpo de
Cristo. Sin embargo, también es importante destacar que aunque no exista la
distinción en la manera en que los diferentes grupos recibimos la salvación,
debería apreciarse la singularidad de cada uno de ellos. Existe la singularidad
racial, social y sexual que no solo deberíamos aceptar, sino también apreciar.
Enseñar a otras culturas o razas que la única manera de adorar a Dios es como lo
hace una cultura en particular, es violación cultural. La unidad no puede suceder
a costa de la singularidad de expresión. También deberíamos tolerar la
diversidad en las distintas clases sociales. Es maravilloso enseñar qué es la
prosperidad siempre y cuando se comprenda que la Iglesia no es una
organización de elite para yuppies1 espirituales solamente, donde se excluye a
otras clases sociales.

Si se ha de apreciar la singularidad a nivel racial y social, también debe


apreciarse la singularidad sexual. El varón y la mujer son uno en Cristo. Sin
embargo, cada uno de ellos son únicos, y este hecho no debe manipularse. ¡Deja
que el varón sea masculino y la mujer, femenina! Es pecaminoso que el hombre
se desvirtúe a sí mismo al comportarse como una mujer. No hablo solamente de
la homosexualidad, sino también de los varones afeminados en sus modos. Tal
vez muchos de esos hombres no sean homosexuales en su conducta, pero La
Biblia dice que deben ser sanos de sus amaneramientos. O viceversa, es
igualmente triste ver una mujer masculina. De todos modos, Dios desea que
sanen, ¡no que los odien!
1. Yuppie, abreviatura de young urban professional (joven profesional urbano).

¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen
engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni
los pervertidos sexuales.

–1 Corintios 6:9

he comprendido que estos desordenes de conducta son áreas que requieren


sanidad y oración. Simplemente, lo que quiero decir es que la unidad no niega la
singularidad. Dios dice: “No quiero que los hombres pierdan su singularidad
masculina”. Esta afirmación se aplica también a lo racial, social y sexual. Dios
puede, a la vez, apreciar nuestras diferencias y aun así crear unidad. Él es como
el director de orquesta que puede coordinar instrumentos extremadamente
diferentes, para producir un sonido unificado y armonioso. Juntos producimos un
sonido armonioso que expresa el carácter multifacético del Señor.

La unidad no niega la singularidad.

Al haber establecido la singularidad de la unidad, veamos algunos aspectos de la


unicidad de la mujer. Por naturaleza, la mujer es receptora. No está físicamente
diseñada para ser dadora. La realización sexual y emocional depende, de alguna
manera, de lo que su contraparte masculina le brinde –con respecto a las
relaciones íntimas–. El hecho de ser receptor trae consigo cierto grado de
vulnerabilidad. En cuanto a la reproducción –relaciones sexuales–, el varón es el
factor de contribución, mientras que la mujer es la receptora.

Lo que es verdad en lo natural también lo es en lo espiritual. Los varones tienen


la tendencia a comportarse de acuerdo a lo que perciben como hechos concretos,
mientras que las mujeres tienden a responder a partir de sus emociones. Si tus
acciones y estado de ánimo no son una reacción a la búsqueda del Espíritu
Santo, entonces estás reaccionando a la sutil provocación del enemigo. Él trata
de producir su fruto destructivo en tu hogar, en tu corazón y aun en tus vínculos.
Receptora, ¡ten cuidado con lo que recibes! Es necesario que resistas los estados
de ánimos y las actitudes que Satanás te ofrezca. Dile al enemigo: “Esta no soy
yo, y no lo recibo”. Es su trabajo ofrecértelos y el tuyo es resistir. Si lo haces,
todo saldrá bien.

Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.


–Santiago 4:7

No permitas que el enemigo influya en tu interior y te maltrate con sus


persuasiones sutiles. Es dador, y busca quien reciba. Debes discernir su
influencia si vas a reprenderlo. Todo aquello que venga, cualquier actitud que no
se corresponda con La Palabra de Dios, viene de parte de Satanás, quien intenta
constantemente arraigarse en el reino terrenal a través de tu vida. Él quiere que
pienses que no puedes cambiar. ¡Le encantan las prisiones y las cadenas!
Afirmaciones como: “Así soy yo” u “hoy estoy de muy mal humor”, provienen
de labios que aceptan lo que, en realidad, deberían rechazar. Nunca permitas
acostumbrarte a cualquier cosa que no sea la actitud que Dios desea que tengas
en el corazón. No permitas que Satanás se adueñe de tu día, de tu marido o de tu
hogar. ¡Aun Eva podría haber rechazado al diablo!

Afirmaciones como: “Así soy yo” u “Hoy estoy de muy mal humor” provienen
de labios que aceptan lo que, en realidad, deberían rechazar.

Ni den cabida al diablo.


–Efesios 4:27

No es suficiente con rechazar el plan del enemigo. Debes alimentarte con La


Palabra de Dios. Debes llevar a tu corazón las promesas de Dios y la visión que
tiene para tu futuro. Es una ley natural que muere todo aquello que no se
alimenta. Lo que hayas alojado en tu corazón es lo que crece en tu vida. El
amamantamiento brinda muchas ventajas al ser que alimentas: (a) Oye tu
corazón; (b) Se abriga contigo; (c) Se alimenta de ti.

Precaución: asegúrate de que lo que estés alimentando sea lo que deseas que
crezca; del mismo modo, procura que muera de inanición lo que deseas que
muera.

Asegúrate de que lo que estés alimentando sea lo que deseas que crezca; del
mismo modo, procura que muera de inanición lo que deseas que muera.

A medida que lees este libro, puedes sentir que la vida se te pasa de largo. A
menudo experimentas éxito en un área y un gran fracaso en otra. Necesitas un
deseo ardiente para el futuro, ese tipo de deseo que sobrepasa los temores
pasados y las inhibiciones. Quedarás prisionero del pasado y de los secretos
hasta que tú lo decidas: ¡Ya es suficiente! Te digo que cuando el deseo por tu
futuro llegue a su punto culminante, puedes romper con la prisión. Te desafío a
que te sientes y escribas treinta cosas que te gustaría hacer con tu vida, y las
taches, una a una, a medida que las logras. No existe la manera de que al mismo
tiempo que planeas el futuro, vivas en el pasado. ¡Siento que un terremoto está
llegando a tu prisión! Es medianoche, ¡El punto de inflexión del día! Es el
momento de cambios. Alaba a Dios y escapa de los calabozos del pasado.

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a contar himnos a


Dios, y los otros presos los escuchaban. De repente se produjo un terremoto tan
fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron
todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.

–hechos 16:25-26

¿has notado cuán difícil es comunicarte con personas que no prestan atención?
Este tipo de personas parecen extrañas. El dolor no podrá repetirse en la vida de
alguien cuya atención ya está ocupada. ¡No responden! Cada mujer tiene algo
que desearía olvidar. Aquí encontramos un principio para aprender. Olvidar no
es sinónimo de falla de memoria; ¡significa liberación! Así como eliminas el
dióxido de carbono, del mismo modo, exhálalo y déjalo ir de tu espíritu.

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás, y esforzándome por alcanzar lo que está
delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece
mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.

–Filipenses 3:13-15

Jesús liberó a la mujer enferma. Esta pudo enderezarse y ponerse de pie. Fue el
Dios que se preocupa y que ve todo, quien eliminó el estado atroz de su
enfermedad, al llevar a la enfermedad al cuarto de sanidad y salvación. Puedes
llamarlo en medio de la noche. Como un centro médico que atiende las
veinticuatro horas, puedes alcanzarlo en cualquier momento. Él se conmueve al
verte enferma.

Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras


debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que
nosotros, aunque sin pecado.

–hebreos 4:15

En el nombre de nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, maldigo la enfermedad que


ha doblegado las espaldas de las mujeres de Dios. Oro para que, a medida que
enseñamos La Palabra de Dios, el Espíritu Santo te lleve suavemente a la sala de
recuperación donde puedas darte cuenta por completo que el trauma ya no
existe. Me emociono al pensar que Dios nunca liberó a alguien que no fuera a
usar poderosamente. Que el Señor te revele su sanidad y su propósito a medida
que lo buscamos.
B o n u s t r a c k

¿Puedes mantenerte de pie para


recibir la bendición?
Los transformadores

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de
ser hijos de Dios.
–Juan 1:12

Ruego que, como cristianos, nunca perdamos la convicción de que Dios sí


cambia las vidas. Debemos proteger este mensaje. Nuestro Señor nos permite
hacer los cambios radicales que sean necesarios para llevar a cabo nuestros
propósitos y responsabilidades. Debemos tomar el ejemplo de la oruga que come
y duerme mientras se produce el cambio que, aunque es gradual, es potente.
Muchas personas, quienes impactarán al mundo, todavía duermen en el capullo
de la oscuridad, esperando que llegue el cambio que necesitan. Las Escrituras
declaran: “Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está
ahora más cerca que cuando inicialmente creímos” (Romanos 13:11).

El recuerdo de mis hijos mellizos jugando en el suelo cuando eran niños me


ayuda a encuadrar la coherencia de este texto. Jugaban con un camión, imitando
el rechinar de los engranajes y el ruido de los motores. Yo no les prestaba
demasiada atención, ya que recién me estaba relajando del estrés y de los
desafíos del día. De manera distraída, miré hacia el piso y noté que estaban
haciendo carretear a un avión por una pista imaginaria. Les pregunté:

–¿Qué pasó con el camión con el que estaban jugando?” Ellos me explicaron:
–Papi, ¡es un transformer 2 !
Luego indagué: “¿qué es un transformer ?” La respuesta me llevó a la presencia
del Señor. Ellos dijeron: “¡Puede transformarse de lo que era, en lo que nosotros
queramos!”
De repente, me di cuenta de que ¡Dios había creado al primer transformer ! Él
creó al hombre del polvo. Lo creó de forma tal que, si era necesario, podría
extraer de su cuerpo a la mujer sin tener que recurrir al polvo otra vez. Luego de
este acto creativo, el Señor convirtió al hombre en matrimonio. El matrimonio se
convirtió en una familia, la familia en una comunidad, y así sucesivamente. Dios
nunca tuvo la necesidad de usar nuevamente polvo, ya que la facultad de
transformación en el hombre estaba establecida de forma intrínseca. El Señor
guardó todo tipo de capacidades en nuestro espíritu antes del nacimiento. Para el
cristiano el estado óptimo de transformación sucede en el interior, en donde Él
colocó ciertas aptitudes que deben salir. Alojamos la palabra profética del Señor.
Cada palabra de nuestro destino se halla en nosotros. ¡Dios nos ha ordenado ser!
2. Transformer s es una línea comercial de juguetes, los que pueden cambiar su forma y convertirse en un
vehículo, un robot o un animal.

Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te


había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.

–Jeremías 1:5

Cuando ya estamos cansados de intentar desentrañar nuestro potencial, ahí


recurrimos al Señor; lo recibimos y le permitimos que libere la facultad de
convertirnos en lo que debemos ser. Efectivamente, ¿acaso no queremos saber
cuál es nuestro propósito? Entonces, podemos usar ese poder para convertirnos
en lo que realmente somos. La vida ha hecho que muchos de nosotros seamos
solo fragmentos de lo que deberíamos ser. A todos aquellos que lo recibimos,
Cristo nos concede el poder de escapar de lo que fuimos forzados a ser, para
convertirnos en el individuo que realmente debemos convertirnos.

La salvación, al estar relacionada con el destino, es la facultad dada por Dios


para convertirnos en lo que Él antes había decretado que fuéramos, por toda la
eternidad. “¿Antes de qué?” preguntas, “antes de la fundación del mundo”. Lo
que como cristianos referimos como gracia, verdaderamente, es la posibilidad
divina de llevar a cabo el propósito predestinado. Cuando el Señor le dice a
Pablo: “Te basta con mi gracia” (2 Corintios 12:9), declara que su poder no se
limita por tus circunstancias. ¡Tienes el poder de Dios para alcanzar y cumplir
con los propósitos que trascienden las limitaciones humanas!

Es importante que cada una de las vasijas que el Señor usa se dé cuenta de que
pudo cumplir con lo que otras no pudieron, solo porque Dios les concedió la
gracia de hacerlo. Los problemas no son tales para la persona a quien se le
concede la gracia de servir en un área en particular.

Recuerda, Dios siempre da poder a quien Él usa.

Muchas veces la gente ha venido hasta mí y me ha dicho: “No comprendo cómo


puedes soportar tal o cual situación”. Si Dios nos ha dado la gracia de actuar en
una situación determinada, esta circunstancia, por difícil que sea, no nos afecta
de igual manera que a alguien que no posee la gracia de participar en un área
específica. Por lo tanto, es importante que no imitemos a otras personas.
Podemos asumir que todos tenemos los mismos talentos, pero no a todos se les
ha concedido la gracia en igual medida. Recuerda, el Señor fortalece a quien Él
utiliza. En última instancia, debemos darnos cuenta de que la excelencia de los
talentos proviene de Él y no de nosotros.

Él no necesita tanto de nuestra contribución, como pensamos. De esta manera, es


Dios quien desarrolla los destinos escondidos en el interior del hombre. Nos da
el poder de transformarnos en lo que hemos de ser, internamente y para toda la
eternidad.

Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre –no sólo en mi
presencia sino mucho más ahora en mi ausencia– lleven a cabo su salvación con
temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad.

–Filipenses 2:12-13

hoy en el Cuerpo de Cristo se ha puesto un gran énfasis al proceso del


discipulado. Este concepto es bíblico y efectivo; sin embargo, como sucede a
menudo, muchos de nosotros hemos ido a los extremos. En lugar de enseñar a
los jóvenes que busquen a Dios, el verdadero Rabí, permitimos que corran
frenéticos detrás de otro hombre para que derrame su unción sobre ellos. No
todos los hombres son discipulados como Josué, quien fue guiado por la mano
firme de un líder sólido. Dios, en su múltiple sabiduría, prepara a algunas
personas del mismo modo que lo hizo con Moisés.

Y ellos son discipulados mediante las circunstancias cuidadosamente


organizadas que el Señor predestina para cumplir un resultado final.
Independientemente de lo que marque el curso de tu ascenso a la grandeza, es
Dios “quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer” . Cuando
entiendes este hecho, das valor a los hombres y a los métodos que el Señor
utilizó pero, en última instancia, alabas a Dios, cuya habilidad magistral para
dirigir, ha hecho llegar al punto culminante el fruto acabado de un hombre o una
mujer de Dios.

El Señor le respondió a Moisés:


–Tráeme a setenta ancianos de Israel, y asegúrate de que sean ancianos y
gobernantes del pueblo. Llévalos a la Tienda de Reunión, y has que esperen allí
contigo.

–Números 11:16

De acuerdo con el concepto de discipulado, consideremos las instrucciones


hechas a Moisés sobre la consagración de algunos ancianos de Israel. Es
interesante notar que Dios le pidió a Moisés que reuniera ancianos que él supiera
que realmente fueran ancianos. El Señor dice: “Quiero que separes hombres para
sean ancianos, que sean realmente ancianos”. Solo puedes ordenar a un hombre
que sea lo que ya es. Debemos lograr el discernimiento necesario para saber a
quién tenemos entre nosotros. Pobre del hombre que es puesto en el lugar
equivocado. Moisés había de hacer que esos hombres experimentaran un proceso
completo. En otras palabras, habían de ser guiados a lo que ya eran.

Tal vez, al analizar estas dos frases, pueda aclarar mi razonamiento: “Cuando el
hijo pródigo estaba en el corral”, “y cuando volvió en sí….” (Lucas 15:17). Solo
nos realizamos cuando nos conducen a lo que estábamos predestinados a
convertirnos. El éxito verdadero es volver a nosotros mismos.

Aquello que da poder a un hombre es elevarse de las circunstancias y volver a sí


mismo. Te sientes satisfecho cuando logras un sentido de pertenencia en tu
trabajo, familia o ministerio. ¿has conocido a alguien que te pareció familiar,
como si ya lo conocieras? Se siente la unión a partir de las semejanzas. De la
misma manera, existen ciertos trabajos o ministerios que nos hacen sentir
cómodos, aun si son tareas que nunca antes hemos realizado. Si tienes
discernimiento, puedes percibir un sentido de pertenencia en algunas situaciones.
Sin embargo, cansados están los pies del caminante que no encuentra el camino
a su hogar. Una gran cantidad de desvaríos espirituales atormentan las vidas de
muchas personas que luchan contra el descontento. Pueda Dios garantizarte el
éxito para encontrar tu camino hacia la unidad y la perfección.
El cambio es un regalo de Dios. Se lo concede a quien se encuentra a sí mismo,
más allá de lo que sienta que es su destino. No hay nada malo en equivocarse,
¡pero sí lo hay en no procurar los ajustes necesarios para hacer las cosas bien!
Aun dentro de la comunidad cristiana, algunos no creen en la habilidad de Dios
para cambiar el corazón del hombre. Este escepticismo hace que la gente juzgue
a otros por su pasado. Cuestiones antiguas recobran vida por medio de la
murmuración. A pesar de esto, el Señor regenera, de manera progresiva, la mente
de sus hijos. No des por sentado que el cambio se produce sin batalla u oración.
Pero el cambio puede lograrse.

Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel
arrepentimiento y perdón de pecados.

–hechos 5:31

En La Biblia podemos notar que al “cambio” lo llama “arrepentimiento”. Este es


el regalo que Dios le concede a una persona con dificultades de encontrarse a sí
misma. El Señor quiere llevarte a un refugio seguro. Sin la ayuda del Espíritu
Santo puedes buscar y buscar, sin encontrar arrepentimiento. El Señor concederá
arrepentimiento solo a los hambrientos y sedientos de justicia. Un momento con
el Espíritu Santo puede conducirte a un lugar de renovación que, si te vales por
tus fuerzas, no encontrarás ni disfrutarás. Creo que es la clase de gracia que
inspiró a John Newton a grabar: “Su gracia me enseñó a temer, mis dudas
ahuyentó. ¡Oh, cuán precioso fue a mi ser! Cuando Él me transformó”.3 Cuando
Dios te concede la gracia de experimentar cambios que sabes que no podrías
haberlos logrado por ti mismo, se vuelve preciosa para ti.
3. “Sublime gracia”, himno del siglo xviii.

Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado:
No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la
bendición.

–hebreos 12:17

Esaú buscó lugar para el arrepentimiento y no pudo obtenerlo. Ser transformado


es ser cambiado. Si no te mueves dentro del propósito divino, necesitas
desesperadamente arrepentirte. “Arrepentirse” tiene una connotación
profundamente negativa para aquellas personas que creen que el arrepentimiento
es una acción temible y peligrosa. No lo es. Es el prerrequisito para el
reavivamiento. No puede haber reavivamiento sin arrepentimiento piadoso.

Juan el Bautista enseñaba a Israel: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos


está cerca” (Mateo 3:2). Si Dios desea que cambies, es porque quiere que te
prepares para lo que vas a realizar en tu vida próximamente. Prepárate; lo mejor
está por venir.

El arrepentimiento es el prerrequisito para el avivamiento

Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos.

–Romanos 8:29

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la


renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,
buena, agradable y perfecta.

–Romanos 12:2

hablemos de cosas concretas. La palabra transformados en Romanos 8:29 es


summorphoo 4 la cual significa “ser modelado a la imagen de”, en este caso, de
Cristo. Dios te ha predestinado para transformarte a la imagen de Cristo en la
Tierra. Jesús es el primogénito de una gran familia de hermanos, los cuales
tienen una semejanza notable con el Padre. Sin embargo, es necesario visitar el
Jardín de Getsemaní para forjar la voluntad. Getsemaní,5 significa literalmente:
prensa de aceite.
4. Nueva concordancia Strong exhaustiva.

Dios extrae su aceite a través de la adversidad. Cuando renuncias a tu voluntad


para dejar que Dios te transforme a la imagen de Cristo, verás pequeñas gotas de
aceite que salen de ti en tu caminar y en tu servicio para Dios. En conclusión, Él
predestinó las circunstancias apremiantes de tu vida para producir aceite. A
medida que sientes la prensa, tu ser comienza, gradualmente, a tomar la forma de
tu destino.

Romanos 12:2 nos enseña a no adaptarnos a este mundo. Literalmente, dice que
no nos amoldemos al patrón actual. El texto nos advierte sobre no someternos a
los dictados del mundo. hemos de evitar usar esos estándares como modelo para
nuestro progreso. En un sentido más profundo, Dios dice: “No usen el mismo
patrón para medir el éxito o para establecer valores o temperamentos”. El
vocablo mundo en griego es aion, 6 y se refiere a edades o períodos. En conjunto,
todas estas palabras nos dicen: “No permitas que los patrones del período de
tiempo en que vives moldeen tu ser interior”.
5. Ibíd.

En este momento, casi puedo oír a alguien que dice: “¿qué respuesta tienes para
explicar las circunstancias y aflicciones previas que tanto te han afectado?”, o
“no me he amoldado a vivir como Dios hubiera querido, debido al momento en
el que vivo o por las circunstancias en las que he crecido”. Me alegro de que
hayas dicho esto. Verás, cada aspecto de tu ser que ya esté amoldado a esta era,
¡debe ser transformado! El prefijo trans implica movimiento, como vemos en las
palabras: transporte, transacción, transición, entre otras. De este modo,
“transformar” implicaría cambiar la forma. A un nivel más profundo, significa
cambiar una forma por otra, de la misma manera que el renacuajo se convierte
en rana, y la oruga en mariposa. No importa qué te haya desfigurado, en Dios se
halla el poder de transformación.
6. Nueva concordancia Strong exhaustiva.

En el Cuerpo de Cristo muchos individuos se hallan perseverando sin ver


progreso alguno. Luchan contra áreas que se han amoldado al mundo, en lugar
de ser transformadas. Este hecho es cierto, particularmente entre nosotros los
pentecostales, quienes hacemos énfasis en los dones del Espíritu y en los
servicios llenos de emoción. Es imperativo que, al mismo tiempo que
conservemos nuestro modo de expresión, entendamos que el cambio, ¡no llega a
través de la inspiración! En muchas ocasiones, los predicadores sienten, luego de
ministrar en un sermón muy inspirador, que lograron más de lo que en realidad
sucedió. El cambio se produce en la mente.

La Biblia nos enseña que hemos de ser renovados mediante la transformación de


nuestra mente (observa Romanos 12:2; Efesios 4:23). Solo el Espíritu Santo sabe
cómo hacerlo. La lucha que libramos en nuestro interior es contra la opinión que
tenemos de nosotros mismos. En general, nuestra percepción de lo que somos se
ve afectada por la opinión de los demás. Las opiniones de figuras de autoridad
en las etapas tempranas de nuestra vida afectan profundamente la manera en que
nos vemos a nosotros mismos. Si nuestros padres tenían inclinación a negarnos o
a ignorarnos, este hecho lastima nuestra autoestima. Sin embargo, finalmente
maduramos hasta poder considerar nuestra imagen, sin que se diluya con la
contribución de otros.

Cuando experimentamos el nuevo nacimiento, volvemos a los años formativos


en los cuales somos muy influenciables. Es importante que discernamos a
quiénes permitimos influir en los primeros años. Cada vez que comenzamos una
relación estrecha con alguien, lo primero que deseamos preguntarle es: “¿Quién
dices que soy?” Nuestra necesidad básica es ser comprendido por el círculo
íntimo de gente que nos rodea. Sin embargo, debemos estar preparados para
desechar información negativa o destructiva que no nos conduce a un rápido
conocimiento de realidades y fortalezas interiores. Jesús fue capaz de preguntar a
Pedro: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” ¡Porque Él ya sabía la respuesta!
(observa Mateo 16:15).

Es peligroso preguntarle a alguien quién eres sin ya conocer la respuesta.


Cuando hacemos este tipo de preguntas, sin conocimiento interior, abrimos la
puerta a la manipulación. En conclusión, Jesús sabía quién era.

El Señor desea ayudarnos para que comprendamos quiénes somos y el propósito


que por su gracia nos ha concedido. Cuando entiendes que Él es el único que
realmente te conoce, entonces lo buscas con determinación e intensidad.
¡Búscalo! Escucha lo que Pablo dijo en la reunión en el Areópago.

De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y
determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo
hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En
verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, “puesto que en él vivimos, nos
movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho:
“De él somos descendientes”.

–hechos 17:26-28

El mensaje fundamental de este pasaje es que Dios ha determinado los límites de


nuestras moradas. Él sabe quiénes somos y cómo hemos de conseguir la
realización plena. Este conocimiento, guardado en el consejo de la omnisciencia
de Dios, es la base de nuestra búsqueda que, al liberarlo, se produce la
transformación inmediata. El Señor conoce el propósito de nuestro llamamiento.
No se encuentra lejos de nosotros, Él se revela a quienes lo buscan. Los que
buscan, hallan. ¡La puerta está abierta solo para aquellos que llaman, y los
regalos a los que piden! (observa Lucas 11:9). Nuestra responsabilidad es tomar
la iniciativa. Todo aquel que tenga hambre y sed será saciado. Recuerda, en cada
momento de crisis, ¡Dios nunca está lejos de los que lo buscan!

Las verdades transformadoras llegan a través del canal de nuestra diligencia en


la búsqueda de su rostro. Cuando estás en su presencia Él declara verdades
omniscientes sobre tu propósito y curso de acción. Jesús le dijo a una mujer, la
cual había estado luchando contra una enfermedad durante dieciocho años, que
ella no estaba realmente atada; de hecho, ¡era libre! De inmediato fue
transformada mediante la renovación de su mente (observa Lucas 13:11-13). No
es de extrañar que David dijera: “Me llenarás de alegría en tu presencia”
(Salmo 16:11b).

La respuesta se halla en la presencia, pero no en la humana, ¡sino en la de Dios!


habrá una palabra de renovación que cambiará tu mente en la circunstancia que
estés transitando. Justo cuando el enemigo crea que te tiene, ¡transfórmate ante
sus propios ojos!

No importa quién grabó su impronta en ti, ¡La Palabra de Dios prevalece!


Puedes sobreponerte a los obstáculos de las heridas antiguas mediante verdades
actuales. La salvación no comenzará en tus circunstancias; se desarrollará,
siempre, a partir de tu mentalidad. A medida que La Palabra de Dios cobra más
importancia, la voluntad humana comienza a debilitarse. Pablo dijo en Efesios
5:26 que Jesús purifica “lavándola con agua mediante la palabra” . Por lo
tanto, abre plenamente el grifo y alivia tu mente con el agua tibia de la verdad
profunda. Suavemente, borra cada limitación y residuo de obstáculos pasados
para que gradualmente, y con excelencia, te transformes en la persona renovada
que debías ser.

Cada vez que alguien te diga qué no puedes hacer o ser, o lo que no puedes
alcanzar, diles: “¡Puedo hacer todas las cosas gracias a Cristo que me fortalece!
¡Soy un transformer! ”

La salvación no comenzará en tus circunstancias; se desarrollará, siempre, a


partir de tu mentalidad.

Otros títulos por T. D. Jakes


Agua para los sedientos

El Obispo T. D. Jakes te brinda la prueba necesaria de que Dios, no solo te


provee todo lo que necesitas, sino que tu Padre Celestial desea bendecirte con
agua refrescante, la cual te sostiene a lo largo de tu experiencia en el desierto.

“Espiritualmente, debemos encontrar un lugar donde el Señor pueda


ministrarnos en nuestro desierto. Este es un lugar donde Él puede darnos
instrucciones sobre qué es lo siguiente que debemos hacer. El desierto es un
lugar de muerte, donde se acaban todas aquellas cosas que nos hacen tropezar en
nuestro caminar con Dios”.

Encuentra tu lugar especial en el desierto donde Dios derrame su agua de vida, y


¡podrás prorrumpir con un espíritu renovado y valiente!

El único lugar seguro


¿Satanás ha desviado tu atención? ¿Es
tás preocupado por las cosas del mundo? ¿Te distraes con una y otra crisis?
Debes organizarte, ¡antes de que sea demasiado tarde! La estrategia de Dios para
la cosecha final ya se ha puesto en acción. La fase uno está en vía de ejecución y
la fase dos está muy cerca. Si no quieres que mañana te dejen afuera, necesitas
ponerte en acción hoy mismo. Con una percepción alarmante, T. D. Jakes pone
las cosas en su lugar. Te sentirás horrorizado al leer que Dios está separando a
las personas en dos categorías. Algo está claro: luego de leer El único lugar
seguro , sabrás exactamente cuál es tu relación con Dios. Este libro te ayudará a
descubrir quiénes serán incluidos en la recolección final y quiénes no, así como
también te enseñará lo que necesitas para estar preparado. Si te pierdes El único
lugar seguro, ¡lo lamentarás por la eternidad!

La unción
¿Qué es lo que te da poder para vivir en esta
época tan conflictiva? ¡La unción del Espíritu
Santo!
Este libro te brinda las llaves para abrir el
“código secreto” de un destino grandioso reservado para ti. A través del Espíritu
Santo posees
Otros títulos por T. D. Jakes
la capacidad de lograr más de lo que alguna vez hayas imaginado.
El Obispo Jakes comparte verdades prácticas sobre la gloria de Dios y sobre su
bondad, las cuales te conducirán a nuevas alturas de esplendor, esperanza y amor
que solamente el Maestro podría idear… especialmente para ti.

Da el primer paso hacia el resto de tu vida y ¡permite que la unción y el poder


del Espíritu Santo caigan sobre ti!

¿Por qué? Por causa de la unción


¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cuán a me
nudo le ha gritado a Dios: “¿por qué?”; “¿por
qué la gente no me entiende?”; “¿por qué lucho?”; “¿por qué tengo problemas?”
La respuesta es: porque estás ungido.
El autor escribe: “Solía tener la errónea noción de que cuando tú estas realmente
ungido,
no tienes más problemas o tiempos difíciles.
Pero muéstrame a alguien que esté lleno del Espíritu Santo, que doble sus
rodillas asiduamente,
que hable en lenguas angelicales, que libere personas endemoniadas, que posa
sus manos sobre
los enfermos y estos sanan, que haga milagros, que cambie al mundo, que
transforme mentes y realice cosas alucinantes, y te mostraré a alguien que ha
llorado a mitad de la noche o ha sufrido noches enteras preguntándose dónde
está Dios. Pero, mis amigos, debo confesar que a pesar de todo he aprendido a
confiar en Jesús ¡A pesar de todo, he aprendido a confiar en Jesús!”

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