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TDAH y TEA

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THDA Y TRANSTORNOS ASOCIADOS

E. Vázquez-Justo & A. Blanco

TDAH y TEA (Transtornos del Espectro del Autismo):


Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial
SARA M. FERNANDES, ENRIQUE VÁZQUEZ-JUSTO & ADOLFO PIÑÓN BLANCO 1

Resumen El TEA y el TDAH están relacionados de varias maneras.


Comparten algunos síntomas y tener una de esas condiciones aumenta el
riesgo de tener la otra. Los diagnósticos de ambos trastornos se basan en
síntomas conductuales. Los TEA se caracterizan por alteraciones
cualitativas en la interacción social, la comunicación y un patrón de
conductas restringidas y repetitivas; por su parte el TDAH se caracteriza
por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad.
Las personas con diagnóstico de TEA, manifiestan una combinación
singular de conductas que comúnmente involucran impulsividad,
agresión, e hiperactividad que acompañan a los síntomas clásicos de estas
entidades. Con mucha frecuencia encontramos que los pacientes con
diagnóstico de TDAH presentan una sintomatología similar a la
de aquellos con TEA y viceversa, de forma tal que la diferenciación entre
ambos grupos diagnósticos se torna difícil. En este capítulo,
presentaremos las especificidades del TEA y el diagnóstico diferencial
con el TDAH.

Palavras-clave: • TEA • THDA • Diagnóstico Diferencial •


Neuropsicología • Manifestaciones Conductuales

ENDEREÇO CORRESPONDENTE: Sara M. Fernandes Ph.D., Universidade Portucalense, Portucalense


Institute for Human Development (INPP), Portucalense Institute for Legal Research (IJP), R. Dr.
António Bernardino de Almeida 541, 4200-072 Porto (Portugal), email: sarab@upt.pt. Enrique
Vázquez-Justo Ph.D., Universidade Portucalense, Portucalense Institute for Human
Development (INPP), Portucalense Institute for Legal Research (IJP), R. Dr. António Bernardino
de Almeida 541, 4200-072 Porto (Portugal), email: enriquej@upt.pt. Adolfo Piñón Blanco,
Neuropsicólogo en Clínicas Êbam, Avd. Portela, 25 bj., 36163. Poio. Pontevedra (Spain) email:
adolfo@clinicasebam.com.

https://doi.org/10.4335/978-961-6842-80-8.7 ISBN 978-961-6842-80-8


© 2017 Institute for Local Self-Government Maribor
Disponível online em http://www.lex-localis.press.
ADHD AND ASSOCIATED DISORDERS
E. Vázquez-Justo & A. Blanco

ADHD and ASD (Autism Spectrum Disorders):


Comorbidity and Differential Diagnosis
SARA M. FERNANDES, ENRIQUE VÁZQUEZ-JUSTO & ADOLFO PIÑÓN BLANCO 1

Abstract Autism Spectrum Disorder (ASD) and ADHD are related in


several ways. They share some symptoms and having one of those
conditions increases the risk of having the other. Diagnoses of both
disorders are based on behavioral symptoms. ASD are characterized by
qualitative alterations in social interaction, communication and a pattern
of restricted and repetitive behaviors; On the other hand, ADHD is
characterized by a persistent pattern of inattention and / or hyperactivity-
impulsivity. People diagnosed with ASD manifest a unique combination
of behaviors that commonly involve impulsivity, aggression, and
hyperactivity that accompany the classic symptoms of these entities. Very
often we find that patients with a diagnosis of ADHD present a similar
symptomatology to those with ASD and reverse, so that the
differentiation between the two diagnostic groups becomes difficult. In
this chapter, we will present the specificities of ASD and differential
diagnosis with ADHD.

Keywords: • ASD • ADHD • Diferential Diagnosis • Neuropsychology •


Behavioral symptmos

CORRESPONDENCE ADDRESS: Sara M. Fernandes Ph.D., Universidade Portucalense, Portucalense


Institute for Human Development (INPP), Portucalense Institute for Legal Research (IJP), R. Dr.
António Bernardino de Almeida 541, 4200-072 Porto (Portugal), email: sarab@upt.pt. Enrique
Vázquez-Justo Ph.D., Universidade Portucalense, Portucalense Institute for Human
Development (INPP), Portucalense Institute for Legal Research (IJP), R. Dr. António Bernardino
de Almeida 541, 4200-072 Porto (Portugal), email: enriquej@upt.pt Adolfo Piñón Blanco,
Neuropsicólogo en Clínicas Êbam, Avd. Portela, 25 bj., 36163. Poio. Pontevedra (Spain) email:
adolfo@clinicasebam.com.

https://doi.org/10.4335/978-961-6842-80-8.7 ISBN 978-961-6842-80-8


© 2017 Institute for Local Self-Government Maribor
Available online at http://www.lex-localis.press.
THDA Y TRANSTORNOS ASOCIADOS 103
S. M. Fernandes, E. Vázquez-Justo, A. Piñón Blanco: TDAH y TEA (transtornos del
espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

El trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de


atención/hiperactividad (TDAH), son dos de los más comunes trastornos del
neurodesarrollo. El TEA con una prevalencia estimada de aproximadamente 1% tanto
para niños como para adultos y el TDAH con una prevalencia estimada de 5% para
niños y 2,5% para adultos (APA, 2013).

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5)


(APA, 2013), incluye los TDAH y los TEA bajo el paraguas de los trastornos del
neurodesarrollo. Historicamente, en lo que respecta al diagnóstico del Autismo, el
manual à cambiado. En el DSM-I y en el DSM-II, entre 1952 y 1968, el Autismo era
considerado un síntoma de la Esquizofrenia. En el DSM-III, en 1980, se comenzó a
hablar de Autismo Infantil y en 1987, con el DSM-III-R se incluyó el Trastorno Autista.
El DSM-IV-TR, en 2000, define cinco categorías diagnosticas, y por fin, en el DSM-5
(2013) se habla de una única categoría, el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
Los diagnósticos de ambos trastornos se basan en síntomas conductuales. Los TEA se
caracterizan por alteraciones cualitativas en la interacción social, la comunicación y un
patrón de conductas restringidas y repetitivas; por su parte el TDAH se caracteriza por
un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad. Las personas con
diagnóstico de TEA, manifiestan una combinación singular de conductas que
comúnmente involucran impulsividad, agresión, e hiperactividad que acompañan a los
síntomas clásicos de estas entidades. Con mucha frecuencia encontramos que los
pacientes con diagnóstico de TDAH presentan una sintomatología similar a la de
aquellos con TEA y viceversa, de forma tal que la diferenciación entre ambos grupos
diagnósticos se torna difícil (Montiel-Nava & Peña, 2011).

Hasta hace poco, la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) afirmaba que una persona no podía tener autismo y
también TDAH. Pero la edición más reciente (DSM-5) permite que una persona sea
diagnosticada con ambos trastornos. Así, el TEA y el TDAH están relacionados de
varias maneras. Comparten algunos síntomas y tener una de esas condiciones aumenta
el riesgo de tener la otra.

Diagnostico

Como he comentado anteriormente, en el DSM-IV-TR, el TEA era considerado un


diagnóstico “abarcador” que cubría varias condiciones diferentes. Esto incluía al
síndrome de Asperger, el trastorno generalizado del desarrollo, no especificado (PDD-
NOS), el síndrome de Rett, el trastorno disociativo de la infancia y el trastorno del
autismo. Aunque estos trastornos tenían signos y síntomas en común, todos ellos eran
considerados diagnósticos diferentes. En su versión más reciente (DSM-5), todos los
subgrupos ahora son considerados trastorno del espectro autista. Todos los niños con
TEA comparten síntomas similares. Pero la palabra espectro significa que hay diferentes
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S. M. Fernandes, E. Vázquez-Justo, A. Piñón Blanco: TDAH y TEA (transtornos del
espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

niveles de severidad. La severidad de los síntomas del TEA está descripta en Niveles de
severidad de 1, 2 o 3, siendo el nivel 3 el de mayor apoyo (ver tabla 1).
El DSM-5 también reduce el número de dominios sintomáticos, de los tres que recogía
el DSM-IV, a dos dimensiones de síntomas:
· Comportamientos, intereses y actividades repetitivos y restringidos.
· Alteraciones sociales combinadas con alteraciones en la comunicación.

Se elimina por tanto el retraso en la adquisición del lenguaje por considerarse poco
específico y se incluyen en la primera dimensión (Comportamientos, intereses y
actividades repetitivos y restringidos) las alteraciones sensoriales dentro del
diagnóstico.

La última revisión del Manual de Diagnóstico recoge explícitamente que aquellas


personas que estén diagnosticadas con trastorno autista, síndrome de Asperger o TGD
no Especificado deben recibir el diagnóstico de TEA. Y que aquellos individuos que
presenten déficits importantes en la comunicación social pero que no cumplan el resto
de criterios de TEA serán incluídos en otra categoría denominada “Trastorno de la
Comunicación Social”.

El DSM-5 otorga una especial importancia en el diagnóstico a los especificadores. Se


deberá detallar por ejemplo la existencia de discapacidad intelectual (incluyendo la
estimación de capacidad verbal y no verbal), Alteración en el lenguaje (no verbal,
palabras sueltas, frases, lenguaje fluído y a parte lenguaje expresivo y comprensivo),
Enfermedades ( médicas, genéticas o factores ambientales asociados), Asociación con
otros trastornos (del neurodesarrollo, mentales o del comportamiento), Catatonia y
Gravedad (clasificando en tres niveles las dificultades en los dos grupos de dominios
sintomáticos).

Más concretamente, el DSM-5 especifica los siguientes criterios diagnósticos (APA,


2013):

A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en


diversos contextos.
1. Deficiencias en la reciprocidad socioemocional
2. Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la
interacción social
3. Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones.
Estas deficiencias deben manifestarse (en el momento actual o en momentos
anteriores) según varios ejemplos ilustrativos que ofrece el propio manual, así
como que se debe especificar la gravedad actual (Nivel 1, Nivel 2 ó Nivel 3,
ver tabla 1) de acuerdo con el grado de ayuda necesaria en este área del
desarrollo.
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espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades que


se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos (en el momento actual o en
momentos anteriores):
1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos.
2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones
ritualizados de comportamiento verbal o no verbal.
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad
o foco de interés.
4. Hiper o hiporeactividad a los estímulos sensoriales del entorno. En este punto
también es necesario especificar la gravedad actual (Nivel 1, Nivel 2 ó Nivel 3,
en conformidad con la tabla 1) de acuerdo con el grado de ayuda necesaria en
este área del desarrollo.

C. Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo.
D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u
otras áreas importantes del funcionamiento habitual.
E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual o por el
retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro
del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades
de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la
comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de
desarrollo.
Además, es necesario especificar también si estos síntomas cursan:
· Con o sin déficit intelectual acompañante.
· Con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
· Asociado a una afección médica o genética, o aun factor ambiental conocido (por
ejemplo Síndrome de Rett).
· Asociado a otro trastorno del desarrollo neurológico, mental o del
comportamiento.
· Con catatonia.
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espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

Tabla 1: Niveles de compromiso para el Trastorno del Espectro Autista

Nivel de Comunicación social Intereses restringidos y conductas


Gravedad repetitivas

Nivel 3: Déficit severo en habilidades de Preocupaciones, rituales fijos y/o


“requiere comunicación social verbal y no conductas repetitivas que interfieren
soporte muy verbal que causan severas marcadamente con el funcionamiento en
importante” discapacidades de todas las esferas. Marcado malestar
funcionamiento; muy limitada cuando los rituales o rutinas son
iniciación de interacciones interrumpidos; resulta muy difícil
sociales y mínima respuesta a las apartarlo de un interés fijo o retorna a el
aproximaciones sociales de otros. rápidamente.

Nivel 2: Marcado déficit en habilidades de Rituales y conductas repetitivas y/o


“requiere comunicación social verbal y no preocupaciones o intereses fijos aparecen
soporte verbal; aparentes discapacidades con suficiente frecuencia como para ser
esencial” sociales incluso recibiendo obvios al observador casual e interfieren
apoyo; limitada iniciación de con el funcionamiento en varios
interacciones sociales y reducida contextos. Se evidencia malestar o
o anormal respuesta a las frustración cuando se interrumpen
aproximaciones sociales de otros. rituales y conductas repetitivas; dificultad
de apartarlo de un interés fijo.

Nivel 1: Sin recibir apoyo, déficit en la Rituales y conductas repetitivas causan


“requiere comunicación social que causan interferencia significativa con el
soporte” discapacidades observables. Tiene funcionamiento en uno o más contextos.
dificultad al iniciar interacciones Resiste intentos de otros para interrumpir
sociales y demuestra claros rituales y conductas repetitivas o ser
ejemplos de respuestas atípicas o apartado de un interés fijo.
no exitosas a las aproximaciones
sociales de otros. Puede aparentar
una disminución en el interés a
interaccionar socialmente.
(Fonte: DSM-5)

Las personas con TEA tienen una presentación diversa de síntomas, por ejemplo,
algunas personas evitan el contacto social, mientras que otros son excesivamente
sociales e intrusivos, también varía el nivel de funcionamiento cognitivo (por ejemplo,
de la discapacidad intelectual grave a muy por encima de la inteligencia promedio) y su
capacidad para funcionar en situaciones de la vida real. La edad de aparición de los
TEA es antes de los tres años, y se convierte en una condición crónica, a pesar de que
los síntomas pueden mejorar a través del tiempo de las intervenciones (Hervás, 2016).
Las entrevistas diagnosticas recomendadas en investigación y practica clinica, como la
entrevista diagnostica para el autismo (Autism Diagnostic Observational Schedule 2),
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espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

utilizan la categoría diagnostica de autismo o espectro autista a partir de los 30 meses, y


previamente a esta edad utiliza categorías de preocupación de síntomas de autismo
(Lord, Luyster & Gotham, 2012).

Algunos de los signos de alarma que pueden identificarse en niños de manera temprana
que pueden tener TEA son (Salvadó-Salvadó, 2005):
· No observar sonrisas u otras expresiones placenteras a partir de los 6 meses.
· No responder a sonidos compartidos, sonrisas u otras expresiones a partir de los 9
meses.
· No balbucear a los 12 meses.
· No hacer o responder a gestos sociales (señalar, mostrar, decir adiós con la mano,
etc.) a partir de los 12 meses.
· No decir palabras sencillas a partir de los 16 meses.
· No hacer frases espontáneas de dos palabras con sentido (no ecolalia) a partir de
los 24 meses - Cualquier pérdida de lenguaje o habilidad social a cualquier edad.

La presencia de estos signos de alarma indicaría la necesidad de realizar estudios más


específicos.

Todavía, no todos los casos de autismo tienen un comienzo insidioso. La presencia de


síntomas es variada, en algunos niños se hacen presentes a los pocos meses de nacidos,
otros pueden presentar manifestaciones hasta los 24 meses o incluso después. Otros
niños presentan un desarrollo normal hasta los 24 meses, de ahí en adelante dejan de
adquirir nuevas destrezas o pierden las que ya habían adquirido. (Parr, 2011; Lord et al.,
2012; Jones & Klin, 2013; Sacrey, 2015; Ozonoff, 2015; Hervás, 2016).

Las personas con diagnóstico de TEA, tienen problemas de socialización como: evitan
el contacto visual, prefieren jugar solos, son inexpresivos o tiene expresiones faciales
inapropiadas, no entienden los límites en el espacio personal, evitan o rechaza el
contacto físico. También presentan problemas de comunicación de forma variada,
algunas personas hablan bien, otras hablan muy poco, y en algunos casos no hablan
nada. Cerca del 40% de los niños con TEA no hablan. Cerca del 30% de los niños dicen
algunas palabras hacia los 18 meses y posteriormente pierden esta habilidad. Otros
problemas relacionados con la comunicación son: invierten los pronombres, no señalan
ni reaccionan cuando se les señala algo, no usan ningún gesto o utilizan muy pocos,
hablan en un tono monótono, no entienden los chistes, el sarcasmo o las bromas que le
hacen. Otra característica importante en las personas con TEA, es que tienen conductas
e intereses poco comunes como: colocar juguetes u otros objetos en línea, juegan con
los juguetes de la misma manera todo el tiempo, se interesan por las partes de los
objetos, generalmente son muy organizados, se irritan con cambios mínimos, tienen
intereses que pueden considerarse obsesivos, siguen rutinas, hacen movimientos
repetitivos, estereotipias. De manera asociada, algunos niños pueden presentar otros
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espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

síntomas como: hiperactividad, impulsividad, agresividad con otros y autoagresión,


rabietas, reacciones emocionales inusuales. (NICE, 2012; MINSALUD & IETS, 2015).

Comorbilidad y Diagnóstico diferencial TDAH-TEA

El TDAH es mucho más frecuente que los TEA, solo una pequeña minoría de los
pacientes con TDAH tiene también algún TEA, mientras que es más frecuente que los
pacientes con TEA tengan también TDAH. La prevalencia de los síntomas de TDAH en
individuos con un diagnóstico primario clínico de TEA oscila entre un 30% (Simonoff
et al., 2008) y un 80% (Lee & Ousley, 2006; Sinzig, Morsch, Lehmkuhl, 2008). A su
vez, los niños con TDAH pueden tener rasgos autistas, los más prevalentes de los cuales
son las dificultades sociales y de comunicación (Kochhar et al., 2011).

El TDAH y el TEA parecen compartir un mismo deterioro, y evidencias recientes en el


área de la genética, la neuropsicología y la neurobiología indican con claridad que
existen vínculos entre ambos (Reiersen & Todd, 2011). En el terreno neuropsicológico,
explicaciones cognitivas con un consenso amplio en el campo de los TEA y en el
TDAH sitúan el origen de las dificultades sociales y no sociales características de estos
dos trastornos en los déficit en las funciones ejecutivas. (Miranda-Casas, Baixauli-
Fortea, Colomer-Diago, & Roselló-Miranda, 2013).

Una revisión reciente de estúdios empíricos (Miranda-Casas et al., 2013) sugiere que
tanto el TDAH como los TEA presentan alteraciones de la función ejecutiva, aunque
con matices distintos. En concreto, los dos trastornos parecen mostrar una disociación.
Así, los niños con TDAH experimentan déficit notables en el control inhibitorio
mientras que los niños con TEA tienen problemas con especial gravedad en la
flexibilidad cognitiva y en la planificación, aunque por lo general conservan las
habilidades de inhibición.

Los mismos autores, concluyen que estos hallazgos, tienen implicaciones para el diseño
de los programas para el tratamiento de las dificultades sociales de los dos trastornos.
Sugieren que, para los niños con TEA con escasa flexibilidad y planificación, la
propuesta se centraría en intervenciones que les proporcionen práctica abundante con
actividades de cambio, organización y monitorización sistemática del comportamiento.
Por otra parte, potenciar el control inhibitorio mediante la enseñanza de
autoinstrucciones o técnicas para el control de la ira sería una meta fundamental en el
tratamiento de los niños con TDAH (Miranda-Casas et al., 2013).

Una particularidad de la comorbilidad del TEA y el TDAH es que en un 60% de los


casos la respuesta a los estimulantes, tratamiento tradicional del TDAH, es positiva,
pero en un 30% la respuesta es negativa, con un incremento de la irritabilidad y la
excitabilidad, y con la presencia de un cuadro de activación que hace necesaria la
retirada del fármaco. Se podría pensar que el fenotipo clínico en estos casos existentes
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con comorbilidad de TEA y TDAH que responden y no responden a estimulantes podría


ser semejante, pero diferentes mecanismos psicopatologicos podrían explicar la
diferente respuesta al tratamiento. Existe cierta evidencia de que la comorbilidad de
TEA y TDAH que no responde positivamente a los estimulantes suele tener una
comorbilidad múltiple. Diferentes mecanismos psicopatologicos con alteraciones en la
regulación de las emociones podrían dar un cuadro clínico semejante al TDAH que
explicaría su respuesta negativa a los estimulantes. Antipsicoticos atipicos o agonistas
α-adrenergicos podrían ser mas adecuados en estos casos (Hevrás et al., 2014; Hervás,
2016).

El TDAH y el TEA exhiben desatención, disfunción social y dificultad en controlar el


comportamiento. La disfunción social y el rechazo del grupo de pares observados en
niños con TDAH tiene que ser diferenciada de la falta de implicación social, aislamiento
y indiferencia a las pistas faciales y tonales de comunicación observadas en el TEA. Los
niños con TEA pueden mostrar rabietas debido a la incapacidad de tolerar un cambio en
el curso de eventos por si esperados. En contraste, los niños con TDAH pueden tener
rabietas durante una transición importante debido à la impulsividad y bajo autocontrol
(APA, 2013).

Las dificultades de diagnóstico de TDAH y TEA son más difíciles en los casos
fronterizos, entre TDAH y TEA de nivel 1 (que en el DSM-IV-TR incluya el síndrome
de Asperger). Estas dificultades, se extienden en la orientación de la intervención y
sobre todo en matizar la información que van a recibir la familia y los educadores. A la
hora de planificar una intervención el hecho de que un niño con TEA presente o no un
TDAH asociado, cambia en gran medida la dirección a seguir en el tratamiento.

Todavía, el DSM-5 (APA, 2013) recomienda que cuando los criterios para TDAH como
para TEA se cumplan, ambos diagnósticos deberán ser asignados.

Se recomienda que el diagnóstico sea realizado por un equipo interdisciplinar de


profesionales, en el cual participen: neuropediatra o psiquiatra infantil para establecer el
diagnóstico confirmado, psicólogo clínico, neuropsicólogo y terapeuta de lenguaje, para
realizar una valoración de las capacidades preservadas y deterioradas, con el objeto de
establecer de manera conjunta el nivel de compromiso del niño, e instaurar el
tratamiento.
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S. M. Fernandes, E. Vázquez-Justo, A. Piñón Blanco: TDAH y TEA (transtornos del
espectro del autismo): Cormobilidad y Diagnóstico Diferencial

Referencias / References:

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