Verena Schmid - Fisiologia Del Embarazo y Parto
Verena Schmid - Fisiologia Del Embarazo y Parto
Verena Schmid - Fisiologia Del Embarazo y Parto
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ÍNDICE
El apego maternal es un proceso complejo que involucra todos los componentes del ser humano ,
pero sobre todo, es un proceso crucial para la supervivencia del bebé y por lo tanto está protegido
filogenética y biológicamente.
El parto fisiológico está conectado a la experiencia del dolor. La razón por la cual el parto
fisiológico está desapareciendo en la actualidad, y del por qué nos asusta el dolor radica en el
estilo de vida de nuestra sociedad.
Durante el parto, las funciones involuntarias del periné están involucradas en la dinámica de
expulsión del bebé, mientras que las funciones voluntarias están relacionadas al tono de los
músculos del periné y la fuerza de expulsión.
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La escuela nació en 1996, fundada por ocho parteras y una Licenciada en Arte como respuesta a la
carencia de partería, la ausencia de parteras docentes en el entrenamiento de parteras; la
carencia de entrenamiento específico y permanente para parteras y la necesidad de llevar el
conocimiento de las características naturales del parto a las instituciones de salud, donde el arte
de la partería, junto con la figura de la partera, está desapareciendo.
La historia de Verena 88
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MEDIOS DE APEGO BIOLÓGICOS Y GENÉTICOS
El apego maternal es un proceso complejo que involucra todos los componentes del ser humano ,
pero sobre todo, es un proceso crucial para la supervivencia del bebé y por lo tanto está protegido
filogenética y biológicamente.
Debido a que los recién nacidos no pueden sobrevivir sin el cuidado de sus madres, es que nacen
con características específicas dirigidas a obtener y promover su atención y afecto.
Los medios de apego biológicos y genéticos promueven sentimientos de apego y cuidado, facilitan
los procesos emocionales de conciencia y adaptación, engendran códigos de comportamiento y
ofrecen la oportunidad de una impronta positiva de las rutinas de cuidado. En resumen, ellos
establecen las bases de la comunicación y el vínculo entre madre e hijo.
Los sistemas culturales de apego determinan el valor social de tales relaciones, ellos pueden
promover, ocultar e incluso cerrar los canales biológicos, dependiendo de las experiencias
personales de los individuos miembros de la comunidad o de los valores sociales inherentes a esa
particular unión afectiva.
En nuestra sociedad tenemos miedo de la creación de lazos profundos porque lo relacionamos con
una forma de dependencia y pérdida de la libertad individual. Esta es la razón por la que existe en
nuestra sociedad la tendencia a interferir en todos los momentos particularmente sensibles
biológicamente, en la creación de un vínculo. Esta es también la razón por la cual como sociedad
tenemos dañada nuestra capacidad para promover y crear uniones y vínculos.
Los medios de apego personales y de relación dependen de las experiencias personales de los
individuos como niñas y mujeres, del nivel de madurez emocional al momento de la maternidad,
del nivel socioeconómico y trasfondo cultural, de los diferentes estilos de vida, del grado de
conciencia individual y de la calidad de la relación entre la madre y su pareja, sus amigos y su más
amplia red social.
Los medios biológicos de apego pueden enriquecer el bagaje de experiencias individuales en
forma significativa; creando dinámicas complejas a través del viaje hacia la maternidad. Ellos
representan una oportunidad de revisión de las experiencias personales de las mujeres y ofrecen
un gran potencial de transformación personal. Sin embargo, estos medios también pueden ser
inhibidos por la misma historia personal y, en ese caso, dar lugar a problemas de salud durante el
embarazo, el parto y el tiempo inmediatamente posterior luego del nacimiento.
Este artículo planteará la forma en que los medios de apego biológicos y genéticos son creados y
mantenidos, y los factores que los obstruyen.
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de vascularización y crecimiento para hospedar al niño de acuerdo a las posibilidades del cuerpo
de la madre.
La respuesta del cuerpo de la madre a este proceso es una de desorden fisiológico: esto esta
caracterizado por fenómenos de cambio y adaptación tales como cambios en el gusto, olfato,
patrones de sueño y vigilia así como cambios en el comportamiento y en relaciones afectivas y
emocionales. Los hábitos de comida también cambian, mientras que el sistema inmune
momentáneamente baja sus defensas debido al aumento del cortisol, con el objeto de facilitar el
proceso de anidación del recién llegado.
Más tarde, los índices de gammaglobulina, leucocitos y linfocitos también se incrementan con el
objetivo de garantizar un mayor grado de protección para la madre y el bebé. Índices elevados de
estrógenos favorecen el aumento de tamaño de las mamas y una gran tensión que se van
desarrollando para el inicio de la lactancia. Los estrógenos ablandan la mucosa y las articulaciones
y, junto con la relaxina, hacen más maleable y flexible el cuerpo de la mujer. Además los
estrógenos la inducen hacia una dimensión más emocional, a través de la cual ella se comunica
directamente con su bebé no nacido aún.
Las también elevadas concentraciones de progesterona tienden a enlentecer la actividad del
músculo liso, especialmente el miometrio, pero también de otros órganos internos con el objeto
de que el cuerpo de la madre pueda contener y nutrir al bebé
Los medios biológicos de apego traen cambios en el comportamiento de la mujer en términos de
un ritmo más relajado de vida y una mayor receptividad. Éstos son particularmente importantes
durante el primer trimestre de gestación, cuando el bebé está atravesando el proceso de
implantación, empezando a crear un espacio para sí y tratando de ser aceptado por el cuerpo
materno. Este primer diálogo entre la madre y el niño frecuentemente coincide con un momento
de crisis y conflicto existencial de la madre. En este tan delicado estadio, pueden manifestarse
desórdenes del sistema nervioso autónomo. Tales desórdenes inducen a la madre a la
pasividad/receptividad, ayudándola a dar la bienvenida al nuevo bebé haciendo lugar para él y
para su nuevo ser.
En el segundo trimestre, a las 20 semanas, la placenta está totalmente formada. Ésta se
desarrollará para ser el órgano más crucial de comunicación entre la madre y el feto funcionando
como un canal bidireccional para el intercambio de información (neurotransmisores, hormonas y
mensajes bioquímicos), pero también asumiendo una importante función en la transmisión de
nutrientes, oxígeno, códigos genéticos y emociones. La placenta también simboliza la unicidad y
duplicidad contemporánea de la madre y el niño, lo cual es un misterio inexplicable para el
raciocinio, ya que el raciocinio siempre siente la necesidad de subdividir y separar fenómenos para
entenderlos.
Ahora trataré de ilustrar brevemente el simbolismo de la placenta, un órgano compartido por dos
organismos distintos.
Para la mujer gestante el bebé, aunque un extraño en su propio cuerpo, es primero que todo una
parte de ella, de su cuerpo, su imaginación, su personalidad, sus instintos maternales y su
feminidad. En cierta forma, es como un órgano interno para ella. Cuidando y nutriendo a su hijo
aún no nacido, ella se cuida y nutre una parte de ella misma, su más íntima, instintiva, receptiva,
arcaica parte, la que está fuertemente estimulada por la presencia de su bebé en su cuerpo. Como
resultado la mujer y el bebé forman una sola entidad: la mujer maternal (maternante).
De la misma forma, el bebé no puede ser independiente de su madre: para poder nacer y vivir, él
necesita todo, el cuerpo y el alma de su madre.
Es ella quien le brinda su subjetividad y su propia vida siendo completamente él y a la vez
completamente ella. Como resultado, el bebé, también, es uno con su madre y al mismo tiempo
un individuo.
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Es hacia el final del primer año de vida, cuando el bebé ya habrá nacido y habrá crecido, cuando la
mujer, reconociendo su individualidad y su ser diferenciado de ella, que saldrá de la simbiosis, lo
dejará ir y simbólicamente dará a luz (no sin dolor) a su nuevo ser. Su subjetividad se habrá
enriquecido con aquellos aspectos estimulados y representados por el niño, y el niño, también,
renacerá como individuo. El enigma de la placenta está representado por una operación
matemática paradójica: en este caso, uno más uno es igual a uno, justo como mujer más bebé es
igual a madre. Uno más uno también puede ser igual a tres: madre mas bebé es igual a madre,
vínculo madre/hijo y niño como individuo.
Movimientos fetales activos: En el segundo trimestre el bebé, que hasta ahora era percibido sólo
inconscientemente; empieza a manifestarse a través de los primeros movimientos perceptibles
para la madre y se vuelve una presencia más real, más concreta. El tiempo de la percepción de los
primeros movimientos del bebé usualmente coincide con la aceptación del bebé por parte de la
madre y el inicio de su deseo de un vínculo de apego, conforme empieza a favorecer la creación de
un espacio interno sólo para él.
Todavía será el bebé quien active y sustente la comunicación a través de sus movimientos,
comunicando alegría y confianza, rechazo y miedo, o cualquier otro sentimiento. El nivel de
receptividad y respuesta de la madre elevará la calidad de la relación.
La activación de la sensibilidad arcaica y la intuición, consecuencia del fuerte estímulo hormonal
sobre el hipotálamo, le da a la madre consiente la capacidad intuitiva de saber siempre el estado
de salud de su bebé.
En el tercer trimestre de gestación los movimientos fetales cambian. El bebé está ahora mucho
mejor formado y sus movimientos han comenzado a seguir su propio ritmo, uno más
independiente del de su madre. No solamente el bebé comienza a asumir las características de un
individuo, también su posición cambia conforme el parto se acerca: sus movimientos partales de
flexión y extensión y las rotaciones de su cabeza le comunican a la madre que el tiempo del
nacimiento está cerca, y es también el momento para que ellos se separen. A través de una
interpretación funcional de de los movimientos del bebé (Milani Comparetti, 1986, 1997), es
posible deducir el estado de salud del bebé, su reactividad y su capacidad de adaptarse, así como
su temperamento y su futura participación en el parto. Vale la pena notar, sin embargo que si los
canales receptivos y relacionales de la madre están cultural o personalmente bloqueados, ella
puede no ser capaz de recibir las señales que le envía su bebé, aún si éstas son fuertes y
definitivas.
En el tercer trimestre aparece una nueva hormona: la oxitocina, la cual, a su turno, estimula la
producción de prolactina. La oxitocina prepara a la madre para el nacimiento; entrena el útero
para contraerse con fuerza e induce en la madre una actitud proactiva. La hormona crea
comportamientos de emergencia. Empuja a la madre a crear un espacio físico para el bebé,
induciendo lo que es a veces definido como “instinto de anidación”. Esto ayuda a la madre a
concluir todos los asuntos no finalizados y a enfocar la atención en el bebé real y en el inminente
parto. La oxitocina es también llamada la “hormona del amor” porque prepara y abre los canales
para los sentimientos amorosos que la prolactina, a su vez, dirigirá hacia el bebé. La prolactina
prepara a la mujer para el proceso de amamantamiento y nutrición del bebé y facilita la creación
de un instinto maternal. Es también una hormona importante para el metabolismo fetal y ayuda a
la adaptación a situaciones de stress para la madre y el bebé durante y después del parto (otra
razón porque el nacimiento con las propias hormonas -sin hormonas exógenas)-es importante
para la seguridad).
Algunas hormonas exógenas muy importantes en el embarazo son encontradas en el líquido
seminal masculino: se llaman prostaglandinas E y F, las que tienen la doble función de ablandar el
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cérvix, y de inducir en el útero contracciones fisiológicas, ejercitándolo para el parto. Como
resultado, simbólicamente el padre del niño contribuye a abrir al bebé la puerta hacia el mundo
exterior.
La energía sexual masculina, sin embargo, no tiene sólo una función meramente mecánica: es una
fuente de energía y fortaleza para la madre y el bebé. La relación, la recepción y los cuidados
implicados en el acto sexual reflejan la relación; recepción y cuidados que serán dirigidos hacia el
nuevo bebé.
Sueños: la actividad REM durante la gestación está fuertemente estimulada por la actividad
aumentada del sistema nervioso parasimpático y de los estrógenos; y por la fuerte estimulación
del cerebro arcaico (o cerebro primitivo) traída por las hormonas del embarazo. Los sueños son
creados por nuestro inconsciente, el que representa el nivel más importante de elaboración de
crisis de adaptación y conflictos durante el embarazo, pero frecuentemente ellos también
representan el nivel de relación más directo entre la madre y su hijo no nacido. Desde el
comienzo mismo del embarazo, y algunas veces incluso antes de la concepción, el bebé es una
parte integral de los sueños de la madre. En sueños, el bebé puede introducirse a sí mismo de
varias maneras, ya sean éstas realistas, simbólicas o puras proyecciones de alegría,
miedo/ansiedad.
Con frecuencia el sexo del bebé, su nombre, su aspecto, o las características del nacimiento le
serán revelados a la madre, o al padre a través de los sueños.
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atenta y llena de amor. Los niveles maternos de adrenalina, estimulados por el dolor y el stress de
tener que enfrentar sus propios límites y sobreponerse a ellos; le brindan altos niveles de energía.
En el momento de la expulsión, está energía es canalizada poniendo todos los “sentidos maternos”
en alerta respecto del bebé y en dejar la impronta del “bebé real” en su conciencia.
Oxitocina y adrenalina, junto con el dolor, estimulan la producción de niveles extremadamente
altos de endorfinas, las que, además de hacer el dolor soportable, inducen un estado alterado de
conciencia en la mujer. Como consecuencia del enlentecimiento de las ondas cerebrales la mujer
se vuelve muy perceptiva y receptiva, y al momento de dar la bienvenida a su nuevo bebé está
inmersa en un estado trascendental de gratificación y euforia.
Así, en el momento del parto, la mujer se encuentra en un estado emocional de completa apertura
y en un estado hormonal completamente excepcional. Semejante combinación de factores única e
irrepetible es definida como el “período sensible” por Klaus y Kennel (1976), y le brinda a la nueva
relación una impronta placentera.
El parto natural, llevado a cabo por la mujer por sus propios medios, y con sus propias hormonas,
sin ser perturbado por interferencias y sustituciones, le da la fuerza y la confianza que necesitará
para cuidar a su bebé. Las interferencias e interrupciones dañan los canales biológicos del instinto
maternal, la capacidad de de dar cuidado, y como consecuencia, la salud del recién nacido.
El bebé durante el parto:
Actualmente, parece haber pocas dudas acerca de que el trabajo de parto es iniciado por el niño.
Una vez que el bebé ha desarrollado todos sus órganos, en particular los pulmones, él envía un
claro mensaje a su madre. Después de una serie de señales de retroalimentación positiva, tales
como la activación de los esteroides adrenales, los que comienzan la producción de cortisol,
permitiendo el funcionamiento de sus pulmones, la producción de prostaglandinas en el amnios y
en la placenta, y muchas otras- el organismo del bebé empieza a producir sus propias hormonas
oxitócicas. Esto le avisa al organismo materno que ha llegado el momento de empezar el trabajo
de parto. Cuando el organismo de la madre está listo y en armonía con el del niño, éste
usualmente recibe el mensaje dentro de las 24 horas (Nathanielsz 1992, Rockenschaub 1998). Este
es el momento en que el real trabajo de parto comienza.
El bebé activamente estimula la producción materna de oxitocina aún con sus movimientos y
empujando su cabeza contra el cérvix. En la fase latente del trabajo, las contracciones son
frecuentemente precedidas por un empuje (pujo) del feto. También durante la segunda etapa son
los movimientos activos del bebé sobre el periné los que inducen el impulso de pujar.
En la fase activa del trabajo de parto, el bebé entra en una situación de stress que estimula sus
mecanismos biológicos de adaptación. Biológicamente, él está por consiguiente, totalmente
preparado para enfrentar el parto y para hacer frente al stress que implica; además de orientarse
en el mundo extra uterino sin sufrir daños. Las compresiones graduales y progresivas de su cabeza
durante las contracciones estimulan la producción fetal de adrenalina.
A los dos o tres centímetros de dilatación los niveles de adrenalina fetal son cinco veces aquellos
de un adulto normal activo. En la segunda etapa del trabajo de parto y durante la primer hora
luego del nacimiento, estos niveles se elevan hasta quince a veinte veces su medida y son diez
veces mayores que los de la madre en el mismo punto en el tiempo (Lagercrantz e Slotkin 1986).
Dos horas luego del nacimiento, los niveles de adrenalina tienden a volver a la normalidad. La
función más importante de la adrenalina fetal es proteger al recién nacido de la hipoxia; de hecho,
los recién nacidos son mucho más resistentes a la hipoxia que los adultos. La otra función que la
adrenalina fetal lleva a cabo es la de permitir al niño orientarse y adaptarse al mundo exterior, y
promover la creación de un primer encuentro (acople).
La adrenalina fetal:
Absorbe líquidos de los pulmones, habilitándolos para funcionar correctamente.
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Protege el corazón, cerebro y riñones del bebé, concentrando el flujo de sangre en esos
órganos.
Acelera el metabolismo y aumenta la producción de sustancias energéticas cruciales, tales
como grasas y azúcares, promueve el metabolismo anaeróbico.
Estimula a la grasa parda que yace debajo de los omóplatos y alrededor de las glándulas
adrenales con el objetivo de producir calor.
Mejora la capacidad sensorial del niño, facilitando su orientación en el mundo externo, es
responsable de posibilitar la generación de una impronta en el bebé.
Estimula de manera excepcional, dándole al bebé mucha fuerza y energía, el reflejo de
succión, la habilidad de sostener su cabeza, el reflejo de búsqueda y la habilidad motora
de reptar, que constituyen habilidades cruciales para encontrar el pecho y amamantar.
Le da al bebé una mirada intensa y lúcida que estimula el apego materno y paterno.
Alivia al recién nacido con un sentimiento de felicidad y gratificación a través de la
consecuente producción de endorfinas.
Los medios biológicos, por lo tanto, ayudan a la madre a estar emocionalmente abierta y
sensiblemente receptiva y vuelven al bebé activo, que se mueve hacia su madre. En este
momento, la madre y el niño se encuentran y reconocen cada uno en una contemplación
trascendental. Luego de la separación que implica el nacimiento, mamá y bebé se convierten en
uno nuevamente. El tiempo de duración del aspecto biológico de este proceso es de alrededor de
2 horas, 2 horas que son únicas por su intensidad y peculiaridad.
Debido a los altos niveles de adrenalina, la primera impresión emocional que el bebé
experimentará en estas primeras dos horas, los rostros y las voces que verá y escuchará, serán
impresos en su mente más profundamente que cualquier otro evento futuro en su vida. Estas
impresiones formarán su impronta básica, tanto en una forma positiva como negativa.
Dos horas después del nacimiento los niveles hormonales descienden y, con la expulsión de la
placenta, percibida como una pérdida tanto para la madre como para el niño, el equilibrio
endócrino es reorganizado, instigando una nueva crisis de adaptación similar a la ocurrida en el
primer trimestre de gestación.
Los seres humanos, las mujeres en particular, están genéticamente predispuestas a cuidar de los
recién nacidos: tocarlos, olerlos, besarlos (o lamerlos), y reaccionar a su llanto con
comportamientos instintivos de cuidado y estrategias de consuelo. La mujer está predispuesta a
reaccionar con respuestas hormonales, emocionales y arquetípicas de ternura a las señales
corporales que el bebé le envía, particularmente a su mirada, sus grandes ojos, sus movimientos
incoordinados y su apariencia indefensa. El bebé, a su turno, está genéticamente predispuesto a
buscar el pecho y tiene una expectativa innata de ser bienvenido luego del nacimiento, de ser
sostenido en los brazos maternos y de ser amamantado (Liedloff 1986). El reflejo de búsqueda es
el reflejo arcaico de búsqueda del pecho.
El bebé es también capaz de imitar la expresión facial de los adultos, con el objeto de estimular
aceptación a través de la similaridad. En un dialogo armónico, una “danza simbiótica” se inicia
entre la madre y el niño; donde la madre realiza sus instintos maternales y el bebé encuentra la
confirmación a sus estrategias promotoras de apego y sus expectativas innatas. Cuando esto
sucede, la relación comienza en las mejores condiciones posibles, la lactancia se inicia con fluidez.
El reflejo pezón-hipófisis se instala, previniendo futuros bloqueos del flujo lácteo, mientras que
los recién nacidos aprenden a reconocer el pezón de la madre en un momento de particular
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habilidad y lucidez para succionar, que nunca se repetirá con tal grado de intensidad. Todo está
dado para facilitar el vínculo y la crianza.
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oportunidades y crear un espacio a través de tiempos particularmente difíciles, sin ocupar ella
misma el lugar de los padres.
Las obligaciones de la partera son promover y proteger el vínculo durante el embarazo, liberando
a la mujer del miedo a su bebé y ayudándola a conocerlo y a sentirlo; promover y proteger el
parto natural, el que respeta los tiempos y ritmos individuales de la mujer; promover y proteger el
parto espontáneo, siempre respetando los ritmos propios de la mujer; promover y proteger la
bienvenida al bebé en las primeras horas luego del parto, de modo que puedan transcurrir sin
interferencias; promover el apego y las improntas positivas; promover y proteger la lactancia; la
ininterrumpida presencia del bebé junto a su madre y la libre interacción entre ellos; ayudar a la
madre a construir su primera relación con su bebé.
Estas obligaciones son específicas de la partera, ya que ella es el único acompañante profesional
con habilidades para las transiciones del embarazo al nacimiento y el puerperio; del feto al bebé;
de la mujer a la madre.
Me gustaría concluir este artículo con una cita del Prof. L. Braibanti:
“La sabiduría de la evolución biológica ha garantizado, en los largos milenios de filogenias, que la
madre está preparada para parir, el bebé está preparado para nacer, y que ambos son fuertes y
capaces de construir juntos una relación fuerte, en la que la supervivencia de las especies ha sido
confiada. Nosotros no deberíamos hacer un esfuerzo por corregir las fuerzas naturales innatas en
ellos (lo cual es un pretexto absurdo en procesos esencialmente fisiológicos como el embarazo y el
parto). Nosotros deberíamos, en cambio, dejar que estas fuerzas manifiesten su poder y, también,
su misterio, acompañándolos con discreción”.
(Braibanti, 1993)
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SISTEMAS FISIOLOGICOS DE ADAPTACIÓN Y RECURSOS BIOLOGICOS
LA INTEGRACIÓN DE COMPETENCIAS BIOLOGICAS Y SOCIALES COMO UN PROCESO DE
EMPODERAMIENTO.
Quien esté interesado en ofrecer asistencia obstétrica de buena calidad en la actualidad, necesita
liberarse del adoctrinamiento fisiológico y obstétrico. Para lograrlo, es necesario un estudio
concienzudo de las bases de la biología humana. Éste nunca debería dejar de reconocer la
simbiosis entre el cuerpo y el alma y debería tener por objetivo la investigación de la síntesis
psicosomática de la naturaleza.
La obstetricia se encuentra por el momento en un punto muerto en lo que a la experiencia
obstétrico- médica se refiere, desde que ésta no tiene futuro desde el punto de vista conceptual.
Rockenshaub A. (1998)
Todos los sistemas de adaptación fisiológicos son subconscientes e instintivos, y están regulados
por el cerebro primitivo. Tales sistemas están genéticamente programados para asegurar nuestra
supervivencia por medio de la recepción de mensajes internos y del entorno e induciendo
reacciones biológicas y fisiológicas en nuestro cuerpo y nuestro comportamiento de manera de
ayudarnos a interactuar con el entorno apropiadamente. Estos sistemas están particularmente
activos durante todas las fases de la reproducción, así como en momentos en los que sentimos
nuestra supervivencia amenazada o estamos atravesando cambios significativos (Rockenschaub
1998).
Al asistir una mujer, ya sea en el embarazo, el parto o en el puerperio, tenemos que prestar
atención a dos sistemas: el sistema adaptativo primario de la madre, el cual ya está más o menos
formado, y el del bebé, que está todavía formándose y es muy sensible a las influencias internas y
externas. La evaluación de manifestaciones fisiológicas y de comportamiento de los sistemas de
adaptación puede ser una herramienta útil tanto para el cuidado de la partera como para mejorar
el conocimiento de los requerimientos y posibilidades de intervenciones conservadoras. Al
modificar reacciones de comportamiento en la mujer, de hecho, las reacciones biológicas y
fisiológicas también pueden ser modificadas.
Ya en los años ochenta, Michel Odent introdujo el concepto de lo que él llamó sistema de
adaptación primal; el cual, él plantea, constituye la matriz básica de nuestro sistema de salud
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(Odent,1986). Odent encontró que semejante sistema se desarrolla durante los primeros 18
meses de vida, empezando desde el momento de la concepción, y se completa hacia el final del
primer año de vida. Hoy en día, hablamos de estos conceptos en términos de sistema
neuroinmunoendocrino o sistema psiconeuroendocrino.
La definición de sistema primal de adaptación está basada en un concepto fundamental: brinda
una visión del cuerpo distanciada de la mirada segmentada del especialista, quien ve el cuerpo en
piezas, y está más cerca de un enfoque holístico (ecológico). Esto implica el reconocimiento de la
interdependencia de las funciones de diferentes grupos de sistemas dentro del cuerpo, y de la
función superior que estos sistemas llevan a cabo cuando, al mismo tiempo realizan sus tareas
específicas, y trabajan en coordinación.
El sistema de adaptación primal es un sistema interactivo compuesto por el sistema inmune, el
sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. Cada uno de estos sistemas lleva a cabo
funciones específicas, pero también pueden sustituir las funciones de los otros sistemas hasta
cierto punto. Estos sistemas se comunican a través de un complejo mecanismo de
retroalimentación.
Ha sido probado, por ejemplo, que las endorfinas estimulan el sistema inmune, en particular los
linfocitos T, mientras que la catecolamina lo inhibe.
Terminaciones nerviosas pueden a su vez producir linfocitos y adrenalina, así como receptores
para otras hormonas.
Los tres sistemas trabajando juntos tienen una función superior: el principal propósito del sistema
de adaptación primal es mantener la salud a través de reacciones instintivas destinadas a estados
internos (el cuerpo) y externos (el entorno). Este es el principal programa regulador de la salud.
Una vez que la formación del sistema de adaptación primaria está terminada, al final del
“embarazo exterior” (exogestación), se mantiene básicamente sin cambios durante toda la vida
del individuo.
Cuando el sistema de adaptación primal ha sufrido de stress perinatal durante el período
evolutivo, la tolerancia al stress del individuo tiende a ser regulada en un nivel bajo. En este caso,
estímulos que son experimentados como stress normal por la gente más sana, son
experimentados por éstos sujetos como distress. Ellos no son capaces de reaccionar con una
acción apropiada al estímulo y así descargar el stress. Sus organismos también tenderán a
producir más cortisol que el de una persona más estable. Por ejemplo: un bebé que ha sufrido
stress durante el embarazo y el parto y tiene así un bajo nivel de tolerancia al stress, no sería capaz
de reaccionar apropiadamente al estímulo del hambre. En lugar de tomar el pecho, el lloraría,
arqueando su espina y empujando el pecho, incrementando su stress más y más. Él necesita una
fuerte contención para calmarse, detener sus movimientos, antes de ofrecerle el pecho
nuevamente.
Los estados emocionales y comportamientos instintivos influencian directamente el sistema de
adaptación primal y a través de él los sistemas endócrino, inmune y nervioso autónomo.
Cualquier intervención directa sobre uno de los tres sistemas generará alguna forma de
retroalimentación de los otros dos. La píldora anticonceptiva, por ejemplo, inhibe el sistema
hormonal, y como efecto secundario, también afecta el sistema inmune, la libido y el estado
emocional, e induce sintomatologías del sistema nervioso autónomo.
El stress excesivo incrementa los niveles hormonales de catecolamina, e inhibe la producción de
muchas otras hormonas, tales como los estrógenos, progesterona y somatotropina. Al mismo
tiempo, el stress estimula el sistema nervioso simpático y disminuye las reacciones inmunes.
El distress durante todas las fases al dar a luz; un parto por cesárea; la ausencia de
amamantamiento; la administración de drogas y vacunas y el destete muy temprano pueden
comprometer algunas o incluso todas las funciones del sistema primal de adaptación, determinar
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su balance o desequilibrio, y pueden comprometer la salud futura del bebé por el resto de su vida
(Nathanielsz 1999). Un sistema de adaptación primal balanceado y funcionando correctamente
garantiza la capacidad de adaptación del recién nacido y del futuro adulto, y regula sus reacciones
ante el stress. El cuidado y el apoyo respecto de los procesos fisiológicos y la lactancia, son
comportamientos que ayudan al desarrollo saludable del sistema de adaptación.
En la mujer, las respuestas fisiológicas a la “crisis hormonal”, y en particular a la maternidad, están
más o menos balanceadas de acuerdo a la calidad de su sistema de adaptación primal.
Los sistemas inestables toleran el stress menos bien, incluido el stress de la reproducción, y
generan más reacciones negativas del sistema nervioso autónomo y del sistema inmune.
Es importante, por lo tanto, tratar de revelar durante la toma de la historia clínica si la mujer ha
sufrido algún episodio de stress durante su período perinatal y cómo se adapta a los cambios en su
vida.
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Alarma-adaptación-agotamiento
El distress puede durar mucho tiempo o ser vivido por un corto período. Crea un estado de
tensión, el cual necesita ser resuelto a través de un proceso de adaptación. Si la situación de
distress no se resuelve apropiadamente, puede afectar la homeostasis y cambiar los patrones de
reacción. Sin descargar tensiones, el mantenimiento de la homeostasis requiere mayor cantidad
de energía, lo que a su vez implica una producción elevada de cortisol y movilización metabólica.
En el caso de del distress prolongado, el cuerpo se acostumbra a la sobrecarga. A largo plazo, sin
embargo, la sobrecarga puede agotar los recursos energéticos de la mujer y puede llevarla al burn-
out y al agotamiento extremo, manifestado a través de enfermedades, depresión y consumición
psico-física. Además, altos niveles de cortisol inhiben el sistema inmune y crean un sentimiento de
inadecuación en las mujeres que tienen personalidades particularmente sumisas y pasivas. La
persona que atraviesa adaptación crónica usualmente se siente sin esperanza y sin energía. La
vitalidad, sin embargo, requiere que cambiemos de una situación de distress a una de reacción
activa, con el objetivo de descansar y recargarnos. La salud es cíclica.
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Estimula a la grasa parda ubicada bajo los omóplatos del bebé y alrededor de las glándulas
adrenales a producir calor.
Aumenta la capacidad sensoria del niño, facilitando la orientación en el mundo exterior.
Estimula el reflejo de succión, la habilidad del niño de sostener su cabeza y la habilidad
motora de reptar, las cuales son habilidades cruciales para encontrar el pecho materno.
Le brinda al bebé una mirada lúcida e intensa, que estimula el apego materno y paterno.
A través de la consecuente producción de endorfinas, alivia al recién nacido con un
sentimiento de alegría y gratificación (Lagerkranz 1986).
Gracias a estos altos niveles de adrenalina, entonces, el bebé puede empezar a adaptarse a la vida
extrauterina y a vivir sin la placenta, la que hasta ese momento había regulado sus sistemas de
adaptación. En los siguientes meses, el bebé refinará estos sistemas, todavía protegido y guiado
por el organismo materno.
La necesidad de pertenencia
Los humanos son seres sociales: están programados para vivir en un grupo. Nosotros tenemos, por
lo tanto, una fuerte necesidad instintiva de pertenecer. Cuando este instinto está satisfecho,
estamos en equilibrio; cuando no lo está, entramos en un estado de distress. Una de las más
grandes presiones que, como humanos, podemos soportar es la presión de los pares. Aún cuando
nuestra inteligencia nos convence de la validez de cierto comportamiento, rara vez podemos
sostenerlo por mucho tiempo si el grupo no lo aprueba. Cuando una persona está sola, aislada con
sus opiniones, no importa qué tan válidas estas sean, ellas a menudo parecerán estúpidas o
equivocadas. En este caso, el instinto de pertenencia prevalece sobre la razón. Como Jowitt alega,
este instinto también provee las bases para algunas formas de comportamiento social: “La
necesidad psicológica de aprobación de los otros es la base biológica del altruismo”- Jowitt 1993-
Todos los comportamientos son innatos, instintivos, y también pueden ser aprendidos. Todos los
comportamientos activan los sistemas hormonal, nervioso e inmune, o están gatillados por ellos
(Chopra 1989).
Idealmente, la educación prenatal debería enseñar a las mujeres a entrar en contacto con sus
instintos, con el objeto de integrarlos a sus conciencias, y encontrar de nuevo un modelo de
comportamiento apropiado para la reproducción.
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La función fisiológica de seguir instintos:
El cuerpo es un tirano, pero el cuerpo es también un maestro. Con sus reacciones bioquímicas nos
dirige hacia los comportamientos apropiados. El sistema hormonal que regula el stress es
altamente complejo: los mecanismos que regulan su equilibrio son muy sutiles y sofisticados. El
cambio de stress habitual al distress puede ocurrir muy rápido y depende en gran parte de la
constitución del sistema de adaptación primal.
Las principales hormonas que regulan el stress son hormonas adrenocorticotroficas (ACTH),
catecolaminas, cortisol, beta endorfinas y hormona melanocito estimulante (MHS). Todas ellas
tienen un único precursor POMC, (la hormona propiomelanocortina) concentrada en el
hipotálamo y en los anexos fetales.
Su emisión puede ser cíclica, circadiana o ultra circadiana, o en reacción a estímulos agudos.
Alrededor de las nueve de la mañana, los niveles de las hormonas del stress están normalmente
altos; ellos usualmente comienzan a decrecer alrededor de las cinco de la tarde, alcanzando
niveles mínimos durante la noche. Esta es la razón por la que el trabajo de parto espontáneo rara
vez empieza entre las 9 am y las 5 pm. El trabajo de parto, de hecho, no puede empezar cuando
hay altos niveles de catecolaminas presentes.
El stress fisiológico (stress normal) es en lo que está basada nuestra interacción con el mundo. La
presencia de beta endorfinas compensa la tensión que genera el stress y nos gratifica.
El estado de homeostasis puede verse alterado en dos formas: podemos entrar en distress por
causa de un estímulo excesivo o repentinamente traumático; o podemos ser incapaces de
representar nuestros comportamientos instintivos, los que serían la respuesta apropiada a la
situación estresante. Esto usualmente ocurre cuando no podemos seguir interactuando
activamente con nuestro entorno por razones personales o sociales.
El apoyo puede ayudar!
Cada vez que los sistemas fisiológicos de adaptación tratan de imponer un patrón de
comportamiento adaptativo instintivo que no es realizado a través del individuo, los niveles de
cortisol se incrementan, con la subsecuente inhibición o hiperestimulación de endorfinas. El
delicado equilibrio de la homeostasis está entonces roto.
La inhibición de las endorfinas lleva a la depresión del sistema inmune y la sobre estimulación del
sistema nervioso simpático, mientras que un exceso de endorfinas puede provocar nauseas,
pasividad, picazón e inhibición de los órganos sexuales.
El cuerpo entra en un estado de dolencia. Este estado tiene la función de estimularnos a cambiar
nuestro comportamiento y empezar a interactuar activamente con el entorno nuevamente. Esto
nos ayudará a volver al estado de homeostasis.
Cuando estamos en un estado de de sumisión, pasividad con resignación y depresión, los niveles
de cortisol están por las nubes, mientras que los sistemas de adaptación están inhibidos. En esta
situación, los sistemas de adaptación ya no son capaces de alertar al cuerpo del peligro; esto pone
al individuo en una posición potencialmente peligrosa.
Durante la reproducción, los riesgos para la madre y el bebé se incrementan. Por ejemplo, una
mujer en trabajo de parto que, ante el estímulo del dolor, instintivamente busca una mejor
posición; y es reprimida de hacerlo o forzada a usar una posición inadecuada (no instintiva); o una
mujer que por miedo, resignación o sumisión a la autoridad de alguien más no actúa los
comportamientos apropiados para el dolor, y en su lugar se petrifica; incrementará los niveles de
sus hormonas del stress lo que será rápidamente interpretado como distress, con efectos
inhibitorios sobre toda la fisiología del trabajo de parto.
Además, en esta situación la mujer ya no es capaz de recibir las señales de alarma de su organismo
y no será capaz de proteger a su bebé porque ha perdido su conexión intuitiva.
17
Seguridad endógena:
La seguridad fisiológica, endógena durante el embarazo y el parto, está dada por un
comportamiento instintivo, activo y flexible, que se adapta a los ritmos fisiológicos y emocionales
del feto y a las señales que envía. El bebé, en el momento del nacimiento y en los primeros meses
de vida, lleva a cabo uno de los más difíciles procesos de adaptación de toda su vida. Por esta
razón, es de vital importancia que le sea permitido seguir sus comportamientos instintivos.
Además, una relación cercana, libre de stress entre la madre y el bebé equipa a la madre con el
conocimiento intuitivo respecto del estado de su bebé, para responder a sus necesidades en
forma adecuada.
Seguridad tecnológica:
Es la naturaleza nuestra amiga o enemiga? J. Parvati, partera y chamana americana planteó en una
conferencia en 1998 en Florencia, que la naturaleza es percibida por la sociedad en la misma
forma que las mujeres. Una sociedad que le teme a las mujeres y la feminidad, por lo tanto,
experimentará la naturaleza como una enemiga; las sociedades que, por otro lado, respetan a las
mujeres, percibirán la naturaleza como una amiga y aliada.
En nuestra sociedad, el nacimiento hospitalizado todavía es considerado más seguro, aún para
mujeres con un embarazo saludable. Esto contradice lo que la investigación científica nos ha
estado diciendo por algunos años. En esta instancia, el instinto una vez más parece prevalecer
sobre la razón: cuáles son los mecanismos que nos mantienen en semejante creencia irracional?
La respuesta es: el miedo. La tecnología genera miedo. Con sus máquinas, le dice a la mujer: “Tú
no eres lo suficientemente buena como para parir por tu cuenta; la máquina es superior a ti y a tus
instintos. Los instintos son impredecibles, la máquina no.” El miedo y el ambiente extraño del
hospital crean stress en la mujer, mientras que la autoridad de la tecnología crea sumisión. En esta
situación, los niveles de cortisol inmediatamente se disparan. El entorno hospitalario primero
inhibe los sistemas de adaptación naturales, creando una situación de peligro, sólo para después
intentar sustituirlos con algunas de las dinámicas fisiológicas inhibidas de la mujer, y actuar como
protectores de los peligros del parto.
La idea de que se puede prevenir el peligro no interviniendo con las funciones físicas y de
comportamiento de nuestros sistemas de adaptación, se ha perdido en un mundo pobre en
instintos naturales y raciocinio, y rico en tecnología y poder.
18
Poder en el parto/nacimiento es la habilidad de abandonarse sin inhibición al flujo de la energía
biológica; la habilidad de descargar la tensión del dolor y la fatiga acumulada a través de
contracciones involuntarias del cuerpo, dando la bienvenida al bebé con gratificación y ternura.
19
Las condiciones del entorno para el parto no deben interferir demasiado con la prevalencia del
cerebro primitivo, por ejemplo a través de estimulación cortical excesiva. El ambiente debería ser
íntimo, conocido y libre de peligro, ambos reales y perceptibles como tales.
20
POSICIÓN POSTERIOR Y ASINCLITISMO EN LAS DINÁMICAS DEL PARTO NATURAL
21
mayor expresión, e ignorar esto con frecuencia puede llevar a errores, que dañan todo el trabajo
de parto.
La revelación interior comienza al principio del embarazo: tan pronto como la mujer se da cuenta
de que está embarazada, su orden emocional interno está alterado. Su subconsciente necesita ser
de construido para acomodarse a la nueva presencia; su cuerpo mismo comienza a cambiar de
forma, abriéndose para hacer lugar para el bebé. Emocionalmente, la mujer necesita volverse
hacia sus recursos más internos, moviendo su foco de atención del exterior al interior y bajando
sus defensas racionales. Actuando este proceso, la mujer se abre a su mundo emocional,
facilitando, entre otras cosas, un contacto más íntimo con su bebé. Este proceso no es fácil para la
mujer ya que no admite ningún valor en nuestra sociedad: ella está, sin embargo, asistida por sus
hormonas. Los estrógenos, ablandando y nutriendo los tejidos de su cuerpo, guían el proceso de
revelación emocional, mientras que la progesterona, contribuye al proceso al alentar al cuerpo a
enlentecer sus ritmos, y disminuyendo la actividad de todos los músculos lisos del cuerpo. Así, la
mujer comienza a abrirse a su bebé, llegando a conocerlo y creando una relación con él; hasta el
tercer trimestre, cuando la estimulación de otra hormona, oxitocina, alentará el inicio del proceso
de separación. Esta última hormona, así como estimula las contracciones uterinas y las
contracciones del músculo liso, vuelve a la mujer activa, dándole fuerza y energía, estimulando su
memoria arcaica por sobre la memoria cortical. La oxitocina es también llamada “la hormona del
amor” (Odent 1999), porque toma parte en todos los comportamientos de apego y crianza, y
además contribuye a la creación en la mujer, de un sentimiento de amor hacia su bebé.
Un embarazo fisiológico; donde la mujer gradual y rítmicamente se abre a su niño y crea un lazo
con él, apoyada por una adecuada producción hormonal, es por lo tanto, una preparación
indispensable para un parto natural. Si el proceso es llevado a cabo apropiadamente y con el
apoyo necesario, las hormonas de la mujer serán capaces de actuar en todo su poder, haciendo
que esté lista para la apertura suprema y la separación del parto.
El proceso emocional que tiene lugar durante el trabajo de parto tiene estadios similares a
aquellos descritos durante el embarazo. Durante la etapa latente, la mujer es enfrentada con la
realidad del dolor, tanto como es enfrentada con la realidad del “bebé real” que hasta ahora había
tenido características imaginarias. La ambivalencia de la alegría y el miedo, la preparación para
aceptar el dolor, y la apertura que esto trae, determinan el ritmo de este estadio y el desarrollo
del primera etapa que le sigue inmediatamente. Durante la primera etapa de la dilatación, las
funciones del hemisferio derecho se alternan con las del izquierdo. Esta alternancia continúa hasta
que la mujer se siente lista para la “última zambullida” en su ser interno, emocional. Esto sucede
usualmente durante la segunda etapa de la dilatación: la mujer en este punto, está lista para dejar
ir a su bebé, y para rendirse a las fuerzas del parto. El hemisferio derecho prevalece ahora sobre el
izquierdo. Este proceso está nuevamente guiado por hormonas: el dolor inducido por la oxitocina
alienta a la mujer a responder con movimiento. El dolor guía a la mujer a través del trabajo de
parto asistiéndola en la elección de las posiciones más analgésicas, las que más facilitarán el parto.
Al mismo tiempo, el dolor, siendo un factor de stress, induce la producción de adrenalina. La
adrenalina, si es producida en altos niveles, induce a su vez una respuesta paradójica de la
oxitocina.
Mientras la adrenalina provee a la mujer de la fuerza física y emocional que necesita para
enfrentar el embarazo, la acción combinada de la oxitocina y la adrenalina estimulan la producción
de endorfinas, las que reducen la percepción del dolor e inducen ese especial estado alterado de
conciencia que conduce a la dilatación completa, y a una completa apertura íntima. Los factores
determinantes para la interacción de estas dos hormonas son:
Un ritmo constante de tensión y relajación. Cuando el stress se vuelve crónico y se
extiende en los intervalos entre contracciones, la producción de adrenalina ya no se da en
22
picos y cambia con una mayor producción de cortisol, el que a su vez inhibe la producción
de oxitocina (Jowitt 1993, Odent 1998, Rockenschaub 1998).
Respeto por los ritmos emocionales de la mujer. La mujer debe ser capaz de seguir sus
propios tiempos; ya que cualquier presión externa, cualquier aceleración o bloqueo
emocional tiene un efecto perjudicial en los procesos físicos y hormonales de dilatación y
progresión, por ejemplo un cuello uterino rígido puede ser interpretado como que la
mujer está experimentando dificultades con el proceso de apertura interna.
Un ambiente libre de estimulaciones corticales capaces de activar el hemisferio izquierdo.
El entorno debería ser íntimo, no estar muy fuertemente iluminado y tranquilizador, de
modo de permitir que la mujer se sienta segura, abierta, y se deje llevar para volverse
vulnerable sin sentirse insegura.
La actitud de la gente que rodea a la mujer. Deberían ofrecer apoyo y contención,
garantizar la intimidad y hablar a la mujer en tonos que estimulen el hemisferio derecho
(por ej. Usando lenguaje simple y figurativo).
El proceso del parto, finalmente, debería ser protegido en lugar de intervenido.
Todo el proceso de dilatación y apertura es pasivo, y en eso tiene una profunda naturaleza
femenina. La mujer permite que este proceso le suceda, permitiendo que el dolor la guíe hacia un
total vacío de voluntad propia. La única manera en la cual la mujer es activa en este proceso es en
su decisión de permitir que suceda, enfrentándolo activamente y viviéndolo en completa
conciencia. Es crucial entender que este proceso de apertura no puede ser forzado. Cada intento
de forzarlo (acelerarlo) es violencia.
Las distocias
Las distocias son causadas por desarmonías en el proceso de apertura. A nivel físico, existen tres
áreas donde una dificultad en el nivel emocional puede manifestarse:
A) El cuello uterino (influído por el sistema parasimpático);
B) Las articulaciones y los ligamentos pélvicos, junto con los músculos exo y endopélvicos;
C) El periné
Cuando nos encontramos con posiciones posteriores o un marcado asinclitismo hablamos de un
cierre (bloqueo) en los niveles B y C. Los músculos responsables de la flexión y rotación de la
cabeza fetal son una fascia del músculo piramidal que cruza el tracto interno de la pelvis y
especialmente el tracto más profundo del elevador del ano. El elevador del ano en sí mismo, junto
con el músculo transverso perineal profundo, es responsable de la apertura y el cierre de la pelvis
menor, así como también de su eje en relación a la entrada de la pelvis y a la movilidad del hueso
de la cadera y del coxis. La tensión en estos músculos y ligamentos provoca el cierre de la pelvis
menor y bloquea la progresión fetal.
Los ligamentos del sacro y del hueso de la cadera (sacroespinoso y sacrotuberoso), guiados por los
grandes músculos glúteos, si se tensan cierran la pelvis menor y reducen la información hormonal
y nerviosa que llega al útero (reduciendo la dinámica hormonal).
Los ligamentos útero-sacros, junto con el elevador del ano mantienen el útero en su eje. Las
desviaciones de este eje causadas por la tensión son otra causa de asinclitismo. Las tensiones
musculares, de hecho, son frecuentemente respuestas involuntarias a tensiones emocionales.
Ellas están generadas por los núcleos intralaminares, puntos de inicio de las vías extra piramidales
que regulan el tono muscular básico y la sensación de percepción corporal y son sitio
contemporáneo de las emociones inconscientes.
Los signos clínicos de tales tensiones en la pelvis pueden evidenciarse frecuentemente por:
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Movimientos fetales exasperados (el bebé trata de adaptarse y encontrar su forma)
El bebé golpeando su cabeza contra la pelvis ya hacia el final del embarazo y durante el
trabajo de parto.
Madre con dolor por movimientos fetales en la pelvis baja.
Bebé que cambia frecuentemente de posición al comienzo del trabajo de parto
Posiciones fetales altas y mala confrontación con la pelvis.
Posición fetal siempre del mismo lado (usualmente con la columna del lado derecho del
útero), no cambia de derecha a izquierda.
Posibles causas de dificultades en la apertura:
Al investigar las causas de las dificultades en la apertura, debemos tener en cuenta tres factores
cruciales:
Factores personales: se encuentran en la historia personal o en la historia del embarazo.
Factores ambientales: Relacionados con el entorno material y con la gente presente,
factores que inhiben el proceso de apertura en la mujer e impiden que entre en un estado
alterado de conciencia.
Factores relacionados con el miedo o la agresión: Tales miedos generan cierre. El miedo a
la agresión puede ser despertado por una palabra cruel, una visita brusca, por el hecho de
tener las partes íntimas expuestas o incluso por una intervención llevada a cabo sin
advertencia. Muchas mujeres, por ejemplo, experimentan la ruptura artificial de la bolsa
como una agresión, resultando en el cierre y la rigidez del cuello uterino.
Todos estos factores provocan rigidez física y emocional, impidiendo la progresión fluida del
trabajo de parto.
Factores preventivos:
Hay muchos factores en la forma occidental de vida que pueden contribuir el compromiso
posterior del bebé. Entre los más importantes se encuentran:
Una vida sedentaria con carencia de movimiento
Frecuentes posiciones sentadas semi inclinadas que cierran la entrada de la pelvis
(mientras conducimos, en el trabajo, en el sillón cuando nos relajamos)
Músculos pélvicos débiles (hipotónicos)
Músculos perineales débiles (hipotónicos)
Reposo en cama, frecuentemente recomendado en el embarazo
Poco contacto endógeno con el bebé
Es el rol de la partera, cuando prepara a una mujer para el parto, asegurarse de que ella entienda
la importancia de crear el espacio para el correcto compromiso con su bebé a través de un cambio
en su estilo de vida. Durante el embarazo la mujer debería ser alentada a asumir con frecuencia la
posición en cuclillas con las rodillas hacia el pecho y posiciones con el tronco empujado hacia
adelante. Incluso cuando no hay evidencia de que tal comportamiento efectivamente previene la
posición posterior; estas actitudes y movimientos ayudan a la mujer a obtener mayor movilidad en
su pelvis y ayudan al bebé a adaptarse de manera más activa. La partera también debería trabajar
con la mujer en la relajación de la pelvis, en el empoderamiento y la toma de conciencia del
periné, en la respiración profunda y en una intensa relación endógena con su bebé. Es igualmente
crucial que la mujer esté preparada para el proceso emocional del trabajo de parto, para la
apertura y el abandono y para la importancia del entorno para un parto exitoso.
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Signos clínicos de posición posterior:
Las contracciones se enlentecen y se vuelven más cortas
Dolor en la espalda baja
Urgencia temprana de pujar
Bolsa grande y tensa, o inflamación cefálica (tumor serosanguíneo)
Espalda del bebé de lado derecho con la cabeza deflexionada
Movimientos fetales exasperados
Foco de los latidos fetales en el extremo del lado derecho
Tratamiento:
El objetivo principal en el tratamiento de las posiciones posteriores y el asinclitismo es obtener
una profunda relajación física y facilitar el proceso de apertura emocional a la mujer.
Importante para todas las clases de distocia: en una situación de distress nunca acelerar o apurar
el trabajo de parto, siempre hay que detener el trabajo y relajar primero, de forma de permitirle al
cuerpo volver a la homeostasis y encontrar nuevamente un ritmo fisiológico.
Entonces producir primero la flexión de la cabeza del bebé (abriendo la pelvis menor) y después
ayudar al descenso (a través de movimientos y posiciones).
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profunda e imagine un circuito de energía siendo creado entre sus manos, corriendo a través de
sus hombros y sus brazos. Cuando pueda sentir esta corriente, efectúe un suave movimiento
oscilante con su mano derecha solamente, como si estuviera moviendo agua. Encuentre un ritmo
entre acción y descanso. Cada vez que se detenga, restablezca un circuito con la respiración y
preste atención a las sensaciones que le son transmitidas. Durante el trabajo de parto, debería
ajustar su posición de acuerdo a la de la mujer, mientras que fuera del trabajo de parto la mujer
debe yacer sobre su lado izquierdo. Ponga siempre su mano derecha sobre el sacro. Debería
continuar el masaje hasta notar algún cambio. (Stone 1976)
Con este masaje se consiguen resultados exitosos en muy poco tiempo.
Condiciones clínicas para la rotación anterior de la cabeza fetal:
La cabeza fetal necesita flexionarse para descender. Una cabeza no flexionada rota hacia el sacro.
Para que se flexione, necesita haber más espacio en la pelvis (ver tratamientos)
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FUNCIONES Y SIGNIFICADO DEL DOLOR DE PARTO
Introducción:
El parto fisiológico está vinculado a la experiencia del dolor. La razón por la cual el parto fisiológico
está desapareciendo hoy en día, y del por qué le tenemos tanto miedo al dolor, debe ser buscada
en el estilo de vida de nuestra sociedad. El ritmo de vida frenético; la presión de ser eficiente en
todas las situaciones; la competencia, el éxito como el único objetivo; la necesidad de satisfacción
inmediata de nuestros deseos y necesidades; la negación al sufrimiento y el disconfort, y a los
resultados menos que perfectos: todos estos factores dejan poco espacio para la escucha, los
sentimientos y para asumir una actitud proactiva para enfrentar los problemas y las dificultades.
El rápido desarrollo de la tecnología ha creado una ilusión de bienestar y seguridad, y ha
favorecido una actitud de retirada frente al peligro, debilitando nuestras reacciones de
adaptación. La importancia de las expresiones humanas y las relaciones ha sido descartada,
olvidando que nuestras relaciones con los otros determinan nuestro estado de salud. Nosotros,
como sociedad, ya no somos capaces de promover la buena salud, y no somos mucho más capaces
de curar enfermedades: lo que podemos hacer mejor es, más bien, evaluar los daños a través de
sofisticados procesos de diagnóstico (Tew 1998).
Desde un punto de vista “fisiológico” (donde el proceso del nacimiento es igual a mejorar la salud),
de hecho, las parteras italianas se encuentran atravesando una crisis. El índice de los partos por
cesárea se ha incrementado dramáticamente (32%), haciendo de Italia el segundo país en el
mundo por sus altos índices de cesáreas, y el primero en Europa. Junto con los índices de cesáreas,
la mortalidad, pero sobre todo, la morbilidad materna y neonatal, también se han incrementado.
El advenimiento de la tecnología en el nacimiento no ha producido ninguna mejora significativa en
los índices de mortalidad perinatal y, si es algo, ha empeorado la calidad del proceso del vínculo
mamá-bebé, teniendo, por lo tanto, un impacto negativo en la vida y la salud del bebé (Tew 1998,
Beech 2000, Wagner 2001, Relier 1993). La aparición, en los años recientes, de un número sin
precedentes de cuestiones relacionadas con niños de todas las edades, debería estimular una
reflexión sobre este fenómeno.
La humanización del nacimiento, el debate del parto natural, el debate alrededor del uso
apropiado de la tecnología y la conexión prenatal entre la madre y el bebé, y el debate sobre lo
que constituye una educación prenatal adecuada, pusieron una vez más la figura de la partera
“sabia” junto a la mujer que requiere ser más una protagonista de sus propios procesos.
La analgesia natural y farmacológica expresan las dos polaridades de la partería actual: una
tensión entre el uso de la tecnología y la activación de los recursos endógenos de la mujer, entre el
empoderamiento y el desempoderamiento.
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Una de las características principales del trabajo de parto fisiológico es su naturaleza rítmica. El
ritmo está hecho de altos y bajos, contracción y expansión, movimientos de aceleración y
desaceleración. Sobre todo, es individual: esto significa que está únicamente determinado por la
personalidad y las experiencias de la mujer que está dando a luz. Es, entonces, altamente
impredecible. El aspecto del nacimiento en el cual la naturaleza del ritmo está mejor representada
es el dolor. El dolor en el trabajo de parto es intermitente. Vale la pena tomarse un minuto para
considerar el significado de este concepto en la fisiología, ya que en la intermitencia yace uno de
los más grandes secretos del trabajo de parto fisiológico.
Funciones físicas del dolor
El dolor como un guía a través del nacimiento y como un protector de la madre y el bebé.
La función fisiológica del dolor es proteger el cuerpo, enviándole señales de alarma para advertirle
de cualquier agresión, de modo de poder actuar para protegernos del peligro. Por lo tanto, acción
es el punto clave.
Siendo el nacimiento un proceso fisiológico, el dolor que involucra parece casi una paradoja. Los
primeros métodos de educación para el parto en los años 1940/50 originalmente clasificaron este
tipo de dolor como un condicionamiento negativo de la mujer, vinculado a una idea “equivocada”
que supuestamente se tenía del parto. Entonces las mujeres eran consideradas defectuosas.
El parto, en realidad es una paradoja fisiológica. La mujer, con el objeto de traer otro ser a la vida,
tiene que ir en contra de su propio cuerpo. Ella tiene que soportar un “ataque” visceral de parte
de su bebé, lo que va contra cualquier principio de auto conservación. Este percibido ataque
contra su integridad pone al cuerpo de la mujer en estado de alerta, señalando peligro a través del
dolor e induciendo reacciones fisiológicas de defensa (tales como el instinto “lucha o huida”).
El momento del parto representa para la mujer, en cierta forma, un dilema entre la auto
conservación y el abandonarse a sí mismas. El proceso de abrir su cuerpo para el bebé, y la fuerte
presión que experimenta en sus articulaciones y sus nervios sacros no están, de hecho, libres de
peligro, ni para la madre ni para el niño. El dolor se convierte, entonces, en un guía valioso para
alertarlos a ambos de los peligros, dándole a la mujer la posibilidad de rectificar situaciones
potencialmente peligrosas, actuando una respuesta apropiada e instintiva.
En el contexto del trabajo de parto, cada acción de la mujer, se traduce en “ataque”, como si se
moviera hacia algo, hacia el “peligro”. En una perspectiva femenina de la fisiología, pelear significa
rendirse, abrirse (Taylor 2002). La respuesta fisiológica más importante al dolor del parto es, como
veremos, el movimiento. La libertad de movimiento le permite a la mujer asumir instintivamente
las posiciones más anti algicas, aquellas donde la resistencia y la compresión son reducidas. La
mujer se protege así de los daños a su pelvis, su cuello uterino, y su periné, mientras, al mismo
tiempo, protege al bebé de posiciones poco convenientes que pueden causar excesiva presión en
su cabeza. Actuando de esta forma, la mujer puede reducir los niveles de stress de su bebé, así
como también su propio dolor.
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Tal estimulación regular está dada por el dolor intermitente. El dolor crea momentáneamente un
pico de stress agudo en el organismo de la mujer. Su cuerpo reacciona incrementando la
producción de catecolaminas, las cuales, si se producen en picos, provocan una respuesta
oxitócica paradojal, estimulando al mismo tiempo la producción de endorfinas. Este proceso da
comienzo a un incremento gradual de las contracciones, junto con un aumento progresivo de la
tolerancia al dolor.
Cuando las catecolaminas, por otro lado, son producidas no intermitentemente, sino en forma
constante, ellas inhiben la producción de oxitocina y endorfinas. Esto puede tener el efecto de
enlentecer el trabajo de parto, o prolongar las contracciones prodrómicas, sin alcanzar el trabajo
de parto activo e incrementando el dolor agudo. En muchos casos de trabajo de parto “detenido”
a los tres centímetros de dilatación, podemos, de hecho, observar un permanente estado de
tensión en la madre, frecuentemente acompañado de síntomas de excesiva estimulación del
sistema nervioso simpático.
Habiendo considerado estos hechos, podemos apreciar que tan fundamental es el dolor en el
parto.
Llevado a la práctica, esta conciencia debería atraer más atención a las pausas entre
contracciones. La completa relajación entre contracciones, de hecho, le permite a la mujer re
entrar momentáneamente a un estado libre de stress y de profunda calma. Este estado facilita la
activación del sistema nervioso parasimpático y le permite al organismo de la mujer prepararse
para otro pico de catecolaminas, con la subsecuente producción de oxitocina. La oxitocina
estimula la prolactina, la que tiene un rol importante en la protección del metabolismo del bebé
durante el trabajo de parto y lo ayuda en la transición hacia la vida extra uterina. La prolactina
también estimula a las endorfinas. Así, la mujer tiene cuatro fuentes de endorfinas (analgésicos
endoógenos): catecolaminas, oxitocina, prolactina y el sistema nervioso parasimpático, todos
interactúan con el organismo de la mujer durante los espacios de tiempo entre contracciones.
Porque las endorfinas frenan las contracciones, es que son responsables del ritmo del trabajo de
parto. La cooperación armónica de los dos sistemas autónomos es particularmente importante en
el nacimiento. El sistema nervioso simpático es, de hecho, responsable de las contracciones
uterinas, mientras que el parasimpático regula la distensión del segmento inferior y del cuello
uterino. Cuando los dos sistemas no trabajan juntos armoniosamente, existe un riesgo
incrementado de contracciones espásticas sin dilatación, de distocia entre el cuerpo y el cuello y
de hipotonía uterina, con la llamada dilatación “pasiva” y dolor no productivo. La alternancia
armoniosa de los dos sistemas es, nuevamente, favorecida por la correcta alternancia de dolor y
relajación.
Existen muchas técnicas que la partera puede utilizar para facilitar esta alternancia y guiar a la
mujer a través del dolor. La partera puede, por ejemplo, ofrecer a la mujer herramientas para
contener el dolor, transformándolo así en algo que la mujer es capaz de manejar, como Dick- Read
dijo en los treintas. (Dick-Read 1933).
Otro aspecto importante del dolor como estimulador endocrino se refiere a la producción de
endorfinas. La función de las endorfinas no es sólo la reducción del dolor, sino también la
inducción, en la segunda parte de la dilatación, de un estado alterado de conciencia, similar al
estado hipnótico. Este estado facilita la inhibición la parte cortical-racional del cerebro,
permitiendo que las funciones del sistema nervioso autónomo se hagan cargo. Además, le
permiten a la mujer abandonar completamente su ego, y sus propios límites, conduciéndola hacia
la completa dilatación y apertura, habilitándola a dejar ir a su bebé y a darle la bienvenida fuera de
ella con alegría. En los momentos culminantes del parto, cuando el bebé está afuera y la
estimulación del dolor cesa, los niveles de endorfinas son tan altos en el cuerpo de la mujer, que
29
experimentará intensos y placenteros sentimientos de éxtasis, con los que le dará la bienvenida al
bebé y comenzará su experiencia de maternidad.
A las endorfinas también se les atribuyen las características de apego y dependencia. El apego es la
tierra en la que el niño puede echar raíces, crecer y vivir. El nacimiento fisiológico, así, sienta la
base para el crecimiento y la vida del bebé.
30
Las funciones energéticas del dolor
Los altos niveles de endorfinas producidos durante el trabajo de parto y la profunda experiencia
emocional inducida por el dolor estimulan fuertemente el sistema límbico del cerebro primitivo, el
cual es responsable de las funciones afectivas del cerebro. Las endorfinas, así, inducen en la mujer
un “estado sensible” para el nacimiento de su bebé. Ellas le permiten concentrar todos sus
instintos y sentidos en el parto inminente. Gracias a este proceso, la mujer será capaz de dar la
bienvenida a su bebé desde su parte profunda, inconsciente e instintiva; de forma similar a lo que
sucede en el momento de la anidación en el endometrio al comienzo del embarazo. Esta clase de
vínculo está establecida al nivel más íntimo de la psiquis de la madre y el bebé. Es instintiva,
biológica e indisoluble. Esta clase de vínculo no es posible en nacimientos con analgesia.
Este “estado sensible” es muy similar a estar enamorado. La naturaleza, de hecho, ha programado
a la mujer para enamorarse de su hijo, con el objeto de asegurar el proceso de apego haciéndolo
disfrutable.
Finalmente, podemos ver cómo el placer de tener y cuidar de un bebé proviene de la misma
experiencia de dolor fisiológico, también sucede con el deseo de repetir la experiencia y tener
otros hijos.
31
ACERCA DE LA FISIOLOGÍA DEL DOLOR
32
con percepción aumentada del mismo, aún en ausencia de un estímulo negativo, o en presencia
de uno muy pequeño.
La expresión individual de dolor es determinante para su interpretación psicosomática, ya que es
una percepción sensible con una activa reacción emocional (Dick Read 1933), y por lo tanto, es
una experiencia individual.
CONCLUSIÓN
Hemos visto con frecuencia el dolor en el nacimiento como un elemento no deseado, pero
fundamental en el trabajo de parto fisiológico. Es, de hecho, el elemento que activa los recursos
femeninos y la fortalece, mientras que al mismo tiempo la prepara para unirse a su bebé. El dolor
es fundamental en la promoción de la salud.
Su supresión genera una cantidad considerable de complicaciones. Mayormente inhibe el poder
reactivo de la mujer, volviéndola más débil. Además, sin dolor la mujer podría perderse la
oportunidad de una importante experiencia de descubrimiento personal. La práctica
33
correctamente informada debería considerar estos factores, y si no valdría la pena trabajar más
intensamente en los temas planteados arriba antes del parto, invirtiendo más en la analgesia
natural, y en consecuencia en la figura de la partera.
Seguramente, el parto fisiológico, con el dolor que implica, es sólo sostenible con el apoyo y la
guía de una partera sabia y paciente, quien realmente tiene algo de tiempo disponible para este
proceso.
Florencia, 18/10/2003
El piso pélvico está organizado en tres, o, de acuerdo con algunos, dos estratos. Estos estratos
musculares están compuestos de fibras musculares lisas y estriadas que pueden moverse
voluntariamente, como los músculos esqueléticos, o tienen una movilidad más visceral
esfinteriana e involuntaria. Probablemente, la otra función fisiológica que tiene estas
características es la respiración. Deberíamos tener siempre en mente esta doble funcionalidad.
Las mujeres frecuentemente tendemos a negar estos músculos, asumiendo que ellos harán su
trabajo a pesar de todo, justo como otros órganos llevan a cabo sus funciones en el cuerpo sin que
nosotros seamos consientes de ello. Así, ellos no son educados para moverse y ejercitarse en
forma voluntaria. Esta es probablemente la mayor razón por la que el periné es aún comúnmente
considerado una parte visceral del cuerpo. Por otro lado, el entrenamiento de los músculos del
piso pelviano con frecuencia sólo se concentra en sus funciones voluntarias, concentrándose
estrictamente en ejercicios musculares, sin tomar conciencia de los aspectos más inconscientes y
viscerales de la funcionalidad del periné. Para funcionar efectivamente, sin embargo, el periné
debe ser liberado para expresar ambas naturalezas.
Durante el trabajo de parto, las funciones involuntarias del periné están involucradas en la
dinámica de la expulsión del bebé, mientras que las funciones voluntarias están más relacionadas
al tono de los músculos del periné y la fuerza de expulsión.
Los tres estratos musculares del periné están conectados por las capas fasciales, que permiten el
deslizamiento de los estratos entre sí. Durante la transformación y el estiramiento del periné
durante el trabajo de parto, las fascias son responsables de la elasticidad entre los estratos y de
permitir, si no están dañadas, una total involución luego del parto.
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Sin embargo, cuando las fascias están excesivamente distendidas, o laceradas, es muy difícil que el
periné recobre funcionalidad y tono muscular. Las capas fasciales están conectadas a los
ligamentos uterinos, a los órganos internos de la pelvis menor y, a través de esta última, a todas
las otras fascias y diafragmas del cuerpo. Las lesiones en la fascia del periné, entonces, pueden
producir efectos adversos en otras funciones del útero, o en cualquier otra función del cuerpo.
El estrato medio
El segundo estrato del periné, llamado diafragma urogenital, consiste del músculo transverso
perineal profundo y cubre dos tercios del piso pélvico. Su rol es restringir la salida de la pelvis,
tensándose en los lados cuando el piso pelviano recibe presión desde el abdomen. La presión
intraabdominal produce un reflejo de contracción en el músculo transverso perineal profundo. La
dirección de sus fibras musculares es horizontal, moviéndose desde la periferia al centro o del
centro a la periferia, dependiendo de si está cumpliendo funciones de apertura o contención.
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El punto reflejo del músculo transverso perineal profundo es en la espalda entre ambos omóplatos
(Kitchenham- Pec, Bopp 1997). Posturas que involucran un busto erecto cierran el transverso
perineal profundo, mientras que aquellas que involucran un busto redondo y relajado lo relajan.
Cuando una mujer en trabajo de parto arquea su cuerpo hacia atrás, cierra su salida pélvica.
El estrato superficial:
El primer estrato del periné, el más externo, está formado por:
El músculo bulbocavernoso rodeando la vagina y ramificándose en ella hacia el clítoris.
Este músculo apoya a la uretra, cierra la vagina y contiene las glándulas de Batholino.
El músculo isquicavernoso, ligeramente más interno, el cual contiene cuerpos eréctiles, y
tiene entonces, capacidad eréctil.
El músculo superficial del esfínter anal. El músculo bulbocavernoso y el esfínter anal están
unidos al tendón central del periné, formando una figura de ocho, e influenciándose uno a
otro durante el movimiento.
El músculo transverso superficial que ayuda a estabilizar el tendón central del periné, pero
es un músculo más débil.
El punto reflejo del músculo bulbocavernoso es en el medio de la frente, entre los ojos. El del ano
está en la garganta. Una frente relajada y una garganta abiertas relajan y abren estos músculos.
Cantar durante el trabajo de parto ayuda a abrir los músculos vaginales y previene desgarros.
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enfrente de la cabeza del bebé, y algunas veces hasta es posible ver un borde del cuello. Esta es la
génesis del cistocele. Además la mujer necesita más fuerza para pujar de modo de contrarrestar la
presencia del músculo transverso interpuesto en el canal.
Una episiotomía llevada a cabo demasiado temprano puede cortar los músculos transversos antes
de su retracción y dañar el diafragma urogenital.
Cuando el canal de parto blando está completamente formado, el músculo puborectal adquiere
un rol más importante. El tono y la fuerza de este músculo son importantes para la estabilidad del
periné, para el placer sexual, y durante el trabajo de parto. Cuando el músculo está lo
suficientemente fuerte durante el trabajo de parto, participa en forma decisiva en el reflejo de
expulsión del feto. Mientras sus fibras están orientadas verticalmente, junto con los elevadores
empuja la cabeza del bebé un poco más alto (como lo hace el CTP) ayudándolo en la deflexión y
empezando a poner presión en el músculo bulbocavernoso. En este momento, es crucial que el
canal esté libre del músculo transverso perineal, totalmente retraído, para dejar espacio a la
fuerza peristáltica del elevador del ano. El músculo puborectal es un gran protector de las
laceraciones, porque con su fuerza alivia la presión de la cabeza fetal sobre el ano, forzando a la
cabeza a deflexionarse y moverse hacia arriba. Una vez que la cabeza del bebé empieza a
presionar sobre el músculo bulbocavernoso, la mujer siente una sensación de tensión y quemazón
generada por el máximo de apertura y estiramiento, junto con (recién ahora) un irresistible
instinto de pujar. Es creada en la mujer, una urgencia extrema, central; un instinto de expeler al
bebé de su cuerpo para liberarse de la tensión. El consecuente, reflejo y central pico de oxitocina,
junto con el poder de expulsión esfinteriano del periné, empuja la cabeza del bebé hacia afuera, a
veces muy rápidamente. En estos casos, el periné frecuentemente permanece intacto.
El musculo bulbocavernoso contiene las glándulas de Bartholino y tejidos eréctiles, responsables
de la lubricación de la vagina. Al cortarlos y dañarlos, las episiotomías laterales pueden causar
sequedad vaginal. Cuando el músculo bulbocavernoso es seccionado, se retrae como una banda
elástica.
El músculo transverso superficial, estabilizador del tendón central y del diafragma urogenital,
puede ser seccionado por la episiotomía lateral y medio-lateral (diagonal).
El concepto de integridad y laceraciones:
Cuando hablamos del periné, tenemos que considerar todos los factores tratados arriba. Proteger
el proceso de una correcta transformación de los estratos perineales, y facilitándolo a través de un
modelo de asistencia respetuoso de estos criterios, es parte del trabajo de proteger la integridad
de la mujer. Es, por lo tanto, totalmente posible que una mujer sin desgarros pudiera tener un
periné afectado por lesiones o disrupciones de la fascia, y estar así no intacto, mientas que una
mujer con un pequeño desgarro de las áreas blandas de la vagina puede tener un periné intacto en
su funcionalidad y en su transformación e involución.
Modelos de asistencia:
Posiciones: La posición acostada sigue siendo, desde el punto de vista de la transformación
perineal, la menos indicada (Paciornik 1982). La posición de litotomía pone al elevador del ano en
un estado de tensión anómalo, impidiendo la modulación de tensiones y tono a través del
movimiento espontáneo del sacro y las caderas. La presión de la cabeza del bebé está dirigida más
hacia el pubis que hacia el coxis, haciendo más difícil e incompleta la verticalización de las fibras y
los movimientos peristálticos.
Las piernas abiertas causan tensión en las caderas, y así en todo el sistema elevador. La pared
vaginal anterior está alargada y el músculo transverso está estirado, su retracción se hace más
difícil por el estiramiento vaginal.
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El músculo puborectal debe emplear más energía para pujar la cabeza del bebé hacia arriba,
mientras que la presión tiende a ser dirigida en la dirección opuesta, hacia el ano. La misma
separación ocurre en diámetros aumentados de la cabeza fetal y así se incrementa el estiramiento
del músculo bulbocavernoso.
En posiciones libres y espontáneas, con el tronco flexionado hacia adelante y las piernas
semicerradas, el espacio posterior está aumentado. La cabeza del bebé encuentra el elevador en
su punto más alto de anclaje, la vagina se mueve hacia adelante, volviendo la pared vaginal
anterior más corta, mientras se extiende la posterior, y facilitando la acción del músculo
transverso (Paciornik 1982). Antes de deflexionarse, la cabeza del bebé desciende completamente
hacia el borde interno del pubis, formando el canal blando y presionando con todo su volumen
sobre el músculo transverso perineal. Sólo entonces, la deflexión y la distensión de la última parte
del canal blando comienzan; acompañadas de fuertes ansias de pujar. La separación ocurre con los
diámetros más favorables, los que se dan sólo con una deflexión demorada.
El tratamiento del periné: El debate alrededor de si el periné debería ser protegido o no, finalizó
con un trabajo de investigación en 1995, analizando los resultados de laceraciones con y sin
protección perineal durante el período expulsivo.
La investigación no pudo encontrar alguna diferencia en los resultados entre los dos modelos de
atención (McCandlish R, Bowler U 1995, The Hoop Study). Esto implica que la partera puede
sentirse autorizada a asistir a la mujer en cualquier forma que sienta más familiar para ella.
No obstante, yo sugeriría el siguiente criterio:
Cuando la transformación perineal está siguiendo su evolución fisiológica; cuando el
periné tiene buen tono, y cuando el reflejo de eyección está presente, la protección del
periné no es estrictamente necesaria, a menos que brinde alivio a la mujer. La mujer por sí
misma puede ayudar a la expulsión de la cabeza fetal con sus propias manos. Masajear el
clítoris también puede ser muy efectivo ayudando a la apertura y estimulación del reflejo
de eyección, siempre y cuando sea usado como un recurso endógeno por la misma mujer.
Lo mismo puede decirse de la apertura del punto reflejo de la garganta en un canto final.
Por otro lado, cuando la transformación perineal está perturbada por intervenciones
médicas o por miedos y ansiedades inconscientes; cuando hay señales de tensión en los
músculos perineales; cuando el periné es débil y no puede contrarrestar la fuerte presión
de la cabeza fetal: en estos casos la mano de la partera, una compresa tibia o algo similar
pueden apoyar, mitigar y distender, facilitando el trabajo del periné.
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Distensión gradual
Deflexión gradual
Movimientos fetales activos
Actitud materna y expresión facial
Color del cuero cabelludo fetal
Aun no hay evidencia que apoye la práctica de la limitación de la duración del segundo estadio
cuando la madre y el bebé están bien el trabajo de parto está progresando bien. El tiempo,
elemento crucial, debería entonces hacerse disponible.
Hechos de investigación:
Ejercicios para mejorar el tono perineal: El tono perineal está condicionado por factores que
vienen actuando desde antes del embarazo y antes y después del parto. Los ejercicios perineales
juegan un importante rol en la prevención de episiotomías y desgarros de tercer y cuarto grado.
Ellos no parecen, sin embargo, tener influencia en desgarros de primer y segundo grado. Cuando
las mujeres presentan tales desgarros, de hecho, parecen tener una tendencia a tener menos
tono perineal y una mala alimentación (Shipman M.et.al 1996, Morison 2000).
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El masaje perineal durante el embarazo: Ha habido alguna investigación acerca del masaje
perineal, pero pocas con ejemplos lo suficientemente significativos para producir evidencia
efectiva. Hay alguna evidencia, sin embargo, de que el masaje perineal practicado desde seis
semanas previas al parto, cuatro veces por semana por diez minutos, es una forma efectiva de
prevención de desgarros de primer y segundo grado, episiotomías y partos operatorios. Mujeres
de más de 30 años de edad y primíparas parece ser más probable que obtengan beneficio de los
masajes, mientras que lo opuesto es verdadero para mujeres que ya han tenido un parto vaginal
en el pasado (Labrecque M, Eason E, Marcoux S.1999, Johanson R 2000).
Factores de riesgo para lesiones perineales: Todos los siguientes procedimientos facilitan las
laceraciones de tercer y cuarto grado: una expulsión activa; un segundo estadio acortado;
episiotomía; la aplicación de fórceps o vacuum; el peso del bebé; analgesia epidural; el uso de
oxitocina; un parto vaginal operativo; macrosomía fetal y maniobra de Kristeller (apretar el útero)
(Klein MC, Janssen PA, 1998). Además, hay evidencia del impacto de factores previos al embarazo,
como el ejercicio, la nutrición, la autoestima, la sexualidad y otros.
Los factores de riesgo para desgarros de primer y segundo grado son diferentes de aquellos para
desgarros de tercer y cuarto grado. Algunos estudios demostraron una mayor ocurrencia de
desgarros cuando se usaron lubricantes (Albers LL., Anderson D., Cragin L., 1996), donde el
diámetro cefálico estaba alargado a pesar de la maniobra de Ritgen (deflexión forzada), y donde se
puso creciente presión sobre el periné a través de presión opuesta (Myrfield K, Brook C, Creedy D,
1997).
Factores preventivos de lesiones perineales: El masaje perineal (Johanssen 2000); las posiciones
espontáneas; la expulsión lenta de la cabeza fetal; fomentos tibios; lubricantes, presión opuesta
moderada, ejercicios perineales; asistencia en el segundo estadio, uso prudente de la episiotomía
y un parto vaginal activo (Connolly 1999). Alimentación y ejercicio; mantenimiento de la actividad
y posiciones verticales durante el trabajo de parto (Morison 2000).
El rol de la partera: Las parteras deberían estar consientes de que no todos los procedimientos son
aplicables a todos: deberían evaluar cada situación individualmente (Hartly 1999).
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LACTANCIA, AGUA Y SEXUALIDAD:
El elemento agua:
El elemento agua es un arquetipo, un símbolo. El lenguaje simbólico es una herramienta útil para
las parteras, ya que es el lenguaje del bebé en el útero y del recién nacido; así como también el de
la mujer embarazada, particularmente durante el parto, cuando el imaginativo hemisferio derecho
del cerebro predomina. El lenguaje simbólico permite a la mujer sintetizar sus impresiones no
verbales y sus intuiciones.
El elemento agua representa una sabiduría antigua y compleja en su propia esencia. Sexualidad,
feminidad, lazos y emociones, especialmente las inconscientes, pertenecen a este elemento; así
como la intuición, los instintos y la sanación. Siendo un símbolo, el elemento agua actúa
energéticamente sobre el ser humano. El elemento agua sin embargo, también tiene un aspecto
más material, siendo el origen y la esencia de cada forma de vida. Gobierna la sexualidad y todo el
ciclo reproductivo, desde la concepción hasta la lactancia.
El agua es húmeda, mojada, hecha de líquidos como la sexualidad, como la lactancia. Como el
agua, la femineidad es profunda, sus corrientes no son siempre detectables desde la superficie. El
mundo submarino es fascinante, lleno de mitos y sorpresas. Como el agua, la femineidad es
extremadamente adaptable, pasiva y receptiva: recibe todo, incluyendo descargas y toxinas.
Siempre fluye hacia abajo. Sin nada que la contenga, solo se dispersa. Trae vida y fertilidad, y
desde el comienzo de los tiempos es un vehículo de comunicación e intercambios, tanto
materiales como no. Es con frecuencia impredecible, ilógica, algunas veces se estanca, mientras
que otras explota de repente en todo su poder en una cascada o en una fuerte ola. Puede
inundarlo todo, arrastrando cosas a su paso, o puede fluir quieta y suavemente, rodeando
obstáculos en su camino.
Al elemento agua pertenecen las emociones profundas, las que en su fluir momentáneamente
aparecen en la superficie, solo para después desaparecer bajo el suelo de nuevo, de acuerdo a sus
leyes impredecibles e indefinibles. Están escondidas en unos momentos y dominantes en otros.
Los sentimientos característicos del elemento agua son el altruismo, el abandono, la dependencia,
la culpa, el apego, la compasión, el compartir y el cuidar.
Justo como el agua crece y se expande para encontrarse con el mar, el deseo sexual es generado
por la voluntad de expandir y buscar la unión con la pareja. Las aguas de la sexualidad crean
movimiento, generando y criando vida y vitalidad.
Para cada elemento (por ej. Agua, tierra, fuego, aire) hay puntos sensibles en el cuerpo
organizados en polos positivos, negativos y neutros. La activación de energías vinculadas a un
elemento específico puede ser obtenida estimulando los puntos sensibles correspondientes. El
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centro físico del elemento agua en la mujer está en la pelvis (polo neutral); el polo positivo está en
las mamas y en los omóplatos, el negativo en los tobillos. Entre los órganos más influenciados por
el elemento agua se encuentran el corazón, la vejiga, los órganos reproductivos y genitales, todas
las glándulas del cuerpo, el sistema endocrino, el líquido amniótico, el sistema inmune, el sistema
linfático, la mucosa, el plasma, el líquido cefalorraquídeo y todos los fluidos corporales (Sills 1989).
La estimulación del elemento agua a través del trabajo en los puntos sensibles puede mejorar las
funciones de estos órganos y sistemas. Los aspectos físicos del agua están regulados por sus
aspectos simbólicos. Las perturbaciones en estos órganos o áreas usualmente se corresponden
con perturbaciones en la dimensión simbólica del elemento agua, representada por las emociones.
El elemento agua, durante el embarazo, el parto y la lactancia está representado por el embrión,
el líquido amniótico, los fluidos corporales, el endometrio, la mucosa, la mama, así como también
por las hormonas. Su vector más importante es el grupo de estrógenos regulando los fluidos
corporales y las glándulas durante el embarazo y el parto.
Durante el parto, una “inundación hormonal” trae a la mujer al período sensible y a un estado
similar al éxtasis.
Las endorfinas, cuyos niveles están altos a lo largo de todo el embarazo, son las hormonas de la
unión y la dependencia, y permiten a la mujer reconocer la experiencia de dar a luz como
gratificante, haciéndola desear que se repita. Después del parto, los estrógenos son reemplazados
mayormente por la prolactina. La prolactina, estimulada por la oxitocina y por el contacto, provoca
en las mujeres, pero también en los hombres, una reducción de la agresividad, junto con
sentimientos de ternura y protección. Incita a los padres a cuidar del recién llegado a través del
instinto de anidación, provocando la necesidad de un espacio protegido para uno mismo y para la
descendencia.
Estas hormonas también inducen en la mujer elevadas certezas emocionales y una mejorada
habilidad para la comunicación no verbal, así como incrementos en la actividad sensorial y la
intuición, todas actitudes funcionales a la comunicación con su bebé.
Podría la real atracción de las mujeres hacia el parto acuático deberse a estos factores, a la
necesidad de “agua”?
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La habilidad orgiástica es la habilidad de abandonarse a uno mismo al flujo de las energías
biológicas, y de descargar la tensión acumulada a través de contracciones musculares
involuntarias y placenteras. La última habilidad es la más importante en el discurso del poder
orgiástico, y representa la distensión involuntaria (autonómica).
La capacidad de involucrar y concentrar toda la afección apropiada y los sentimientos amorosos en
la experiencia orgiástica es también, a pesar de algunas contradicciones, un factor crucial en el
poder orgiástico.
Reich habla de “bloqueo sexual” como una fuente de neurosis (Reich 1942). Sería interesante ver
algún trabajo que investigue los lazos entre los “bloqueos sexuales” como son descriptos por Reich
(1942), y la insurgencia de la depresión post natal. Podría ser discutido que el embarazo comporta
un tipo de tensión creciente similar a la tensión sexual, el que necesita ser descargado a través de
un parto fisiológico y del amamantamiento.
Tratemos de aplicar la teoría orgiástica a la lactancia: primero que todo, el pecho se llena de
liquido, creando una fuerte tensión eléctrica (representada por un aumento de la temperatura
corporal y “alfileres y agujas”); subsecuentemente, el bebé empieza a succionar el pezón erecto,
causando fricción. Estimulada por los movimientos de la succión, la oxitocina (la hormona sexual),
produce contracciones involuntarias en los conductos, causando que el pecho se vacíe de los
líquidos, con gran alivio y placer para la madre. El proceso entero está sostenido por los
sentimientos amorosos de la madre hacia el bebé. El amamantamiento está seguido de distensión
y gratificación de ambos, la madre y el bebé.
Como podemos ver, las dinámicas del amamantamiento nos recuerdan muy estrechamente
aquellas descriptas por Reich cuando argumentaba el poder orgiástico.
Además vale la pena pasar un poco más de tiempo reflexionando en el concepto de bloqueo de
Reich: podría la falta de amamantamiento llevar a la mujer a la neurosis?
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El foco de atención de la mujer durante el embarazo y el trabajo de parto está en la pelvis. La
tensión física y emocional crece gradualmente durante el embarazo, y para el final del período, la
mujer está llena de deseo de descargarlo. Mientras que la descarga de la tensión y la experiencia
orgiástica son experimentadas en el trabajo de parto durante el período de eyección, después del
parto se experimentan en la lactancia. El foco se mueve de la pelvis al pecho.
En el embarazo:
Dentro del ritmo del viaje a la maternidad, cada fase tiene un ritmo orgiástico de carga-tensión-
descarga, con la excepción del embarazo. Entonces, la sexualidad de la pareja es el canal a través
del cual la tensión es descargada. Al mismo tiempo, la sexualidad favorece el embarazo en varias
formas: picos de testosterona masculina, presente cuando hay sincronía sexual y relacional en la
pareja, favorece en la mujer el incremento de estrógenos (similares al elemento agua) y
progesterona (similar a elementos más terrenales). Así, la energía sexual masculina apoya el
proceso de crecimiento del bebé.
Al mismo tiempo, las prostaglandinas en el líquido seminal ablandan el cérvix, aún induciendo el
trabajo de parto, siempre y cuando todas las otras condiciones fisiológicas para que comience
estén presentes (Davis 2000). En esta forma, la energía sexual masculina ayuda a abrir la puerta
para el bebé que viene al mundo.
Durante el parto:
Durante el parto, la tensión sexual se incrementa constantemente gracias a la estimulación del
dolor. Cuando la carga sexual (o tensión) alcanza su pico, al final del primer estadio, el proceso de
descarga comienza, caracterizado por contracciones involuntarias en todo el cuerpo, que
finalmente se concentran en los músculos vaginales y culminan con la poderosa eyección del feto,
durante la cual el bebé se transforma de factor activador de tensión a objeto de la descarga
orgiástica del nacimiento.
El reflujo de todas las energías concentradas en la pelvis hacia el resto del cuerpo provoca una
sensación de gratificación. La tensión se transforma en alivio, gratitud y ternura hacia el bebé.
A pesar de que el proceso de nacimiento pertenece a la sexualidad femenina, el compañero de la
mujer puede igualmente participar, siempre y cuando él siga emocionalmente el ritmo del parto.
Cuando el compañero está dentro del campo visual de la mujer en el momento del parto, los
sentimientos de intenso amor de la madre hacia el bebé son extendidos a él, haciéndola
enamorarse nuevamente y consolidando la tríada familiar.
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pezones están eréctiles, la piel es muy sensible al tacto; incluso las hormonas son las mismas que
en el acto sexual. La prolactina dirige toda la apertura y los sentimientos de la madre hacia el
bebé. Ella se siente llena de su bebé, su cuerpo se ha estirado para encontrarse con él.
Y sobre la pareja?
Un viaje ideal:
Tratemos de diseñar un viaje ideal para una pareja que está a punto de convertirse en familia:
El embarazo de repente “llena” a la mujer. Toda su atención, sus emociones, sus sensaciones,
están absorbidas por su embarazo. Ella está llena con la presencia de otro ser dentro de ella. Se
vuelve más introvertida, abriéndose a sí misma hacia su mundo interior. Ella se mueve hasta la
extrema polaridad de su ser femenino. Desde un cierto punto de vista, así, ella se vuelve
inalcanzable, y tal vez un poco enajenada del hombre. Depende de la mujer mantener la relación
abierta para el hombre, con el objeto de permitirle participar del embarazo, de su transformación
y del desarrollo de su bebé.
Depende del hombre, por otro lado, modificar su manera de acercarse a la mujer de una activa a
una más sensible y de escucha. La sexualidad cambia para la mujer embarazada, de acuerdo a los
cambios en su cuerpo y sus hormonas. Los ritmos biológicos del embarazo hacen que la mujer
vaya hacia arriba y hacia abajo, buscando proximidad o distancia en períodos cortos de tiempo.
Esta variabilidad puede ser vista como un juego para la pareja, que puede tomarlo como una
chance de explorar nuevos territorios en la relación.
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Lentamente, conforme avanzan los meses, el bebé se vuelve más y más real. La incrementada
conciencia de la presencia del bebé hace a la pareja aún más sensible, dispuesta al amor,
escuchando y haciendo la experiencia sexual placentera para los dos. Ellos saben que están
nutriendo al bebé con energía vital. El hombre sabe que lo está alimentando con su energía
masculina, de la cual el bebé esta mitad formado.
Mientras la mujer nutre al bebé con su cuerpo y alma, el padre aprende a nutrir a la mujer con
amor, atención, tacto y energía sexual, para que ella se los pueda pasar al bebé. Cuando la pareja,
junto con la mujer, participa activamente del trabajo de parto y parto, él está involucrado
emocionalmente en el ritmo del trabajo. Él sabe por las experiencias sexuales de la pareja cómo
ayudar a su mujer a abrirse; él sabe como reasegurar al bebé en el vientre y él entiende el proceso
de tensión creciente durante el parto. El sabe de su experiencia sexual que la tensión será
eventualmente liberada, conduciendo a la satisfacción. Él participa, con su elemento agua
(emociones, memorias arcaicas), del incremento de la tensión; él tendrá sin embargo, más
problemas para descargarla luego del parto, porque él no expulsa al bebé por él mismo. Él será
capaz de darle la bienvenida a su bebé, sabiendo que ya está integrado a las dinámicas de la
pareja. Si el parto ha sido espontáneo y libre de trauma, vivido como parte de la sexualidad de la
pareja, la pareja con frecuencia comenzará a tener encuentros sexuales nuevamente días después
del parto, experimentando de hecho una mayor intensidad y profundidad en el acto. Durante el
amamantamiento, el bebé ya no representa al invasor, al usurpador, al extraño.
Con frecuencia los hombres, después de que el parto ha hecho del bebe un ser definitivamente
real, y después de que la simbiosis madre-bebé ha sido recreada, sienten que se encuentran en
una posición no definida. En el caso de un embarazo donde las experiencias son compartidas por
la pareja, sin embargo, el bebé está integrado a la pareja dentro de la simbiosis maternal. La mujer
puede elegir dejar un canal afectivo comunicativo abierto al hombre, asi como Jeannine Parvati
(1998) dice, “amamantarlo” también a él (simbolica y materialmente). La sexualidad se convierte
entonces en alimentación recíproca.
La energía sexual fluye como el agua, o la leche. El bebé durmiendo en la cama, o unido al pecho,
ya no representa un obstáculo para la unión sexual de la pareja. La lucha para encontrar un lugar
libre del bebé se vuelve superflua.
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Situaciones de la vida real: relatos de hombres y mujeres
En las situaciones de la vida real, hay siempre una tendencia en la pareja a “volver a la
normalidad” tan pronto como sea posible, volver a las viejas actividades y ritmos. En este intento,
sin embargo, la pareja se enfrenta con las dificultades de la nueva situación, las mayores
responsabilidades, el cambio de roles dentro de la familia y en la relación, y con la presencia
concreta del bebé. Además, la mujer puede experimentar pérdidas momentáneas de su identidad
física y psicológica, así como también la pérdida de la referencias eróticas previas y el final de las
proyecciones maternales en el compañero. Si la pareja no enfrenta estas dificultades, la mujer
fácilmente se sentirá:
Atrapada
Incompetente
No comprendida
Llena de culpa
Incapaz de comunicarse con su distress
Poco atractiva
Expuesta
Tentada a enfocar su atención hacia el bebé
La pareja entonces retrocede a sus roles tradicionales, con resentimiento y retracción recíprocos.
Las expectativas de ambos permanecen sin cumplirse (Dix, 1986).
Una de dos parejas discute con frecuencia después del parto; una de cinco parejas experimenta
serias dificultades luego del parto de su hijo; el 30% de las parejas se separan luego del nacimiento
y la frecuencia de los encuentros sexuales cae un 40%. (Gallup Institut, Alemania 2004).
Las relaciones que ya eran bastante rígidas antes del embarazo con frecuencia se rompen bajo el
peso del cambio.
Las parejas que experimentan relaciones más flexibles con frecuencia se las arreglan para
enfrentar la crisis, encontrando siempre formas de adaptarse y madurar.
Las parejas que se aman profundamente, experimentan una fortificación de su unión durante el
parto y el período sensible, encontrando más sencillo adaptarse a la nueva tríada, la que, al final,
implica simplemente un aún mayor nivel de apertura emocional.
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El periné es un órgano muy sensible, en parte inconsciente y visceral. Es el órgano de la auto
conservación y defensa y de la recepción y la reproducción. Es extremadamente sensible y
vulnerable a las agresiones. Si la mujer ya ha experimentado agresiones o abusos (más o menos
significativos) en su periné, las vistas vaginales y el trabajo de parto con frecuencia reforzarán
estas impresiones negativas, causando que la mujer se cierre en defensa propia.
Si el parto está caracterizado por la apertura y el poder orgiástico, su periné permanecerá abierto
y receptivo. En mi experiencia, he visto mujeres que tuvieron episiotomías y laceraciones retomar
los encuentros sexuales con sus parejas, sólo unos pocos días luego del parto, y mujeres con un
periné indemne experimentar dificultades e incluso dolor.
Es una cuestión de agua.
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Equidad de roles y cuidado del bebé compartido:
En el contexto de la familia nuclear, donde, especialmente en el período después del parto, la
mujer pierde todo el apoyo femenino que habría tenido en una familia extendida, esto es crucial y
en cierta forma muy automático, tanto que el hombre debería tomar alguno de los roles
tradicionalmente femeninos de apoyo y ayuda.
Desde que el hombre, sin embargo, también tiene que absorber su otra función de “ganador del
pan”, saliendo a trabajar la mayor parte del día, el apoyo que él puede ofrecer permanece
bastante limitado. En esta situación, la mujer puede sentirse con frecuencia sola, sobrecargada y
exasperada por su excesiva exclusiva relación con el recién nacido.
Observemos esta situación desde el punto de vista de la sexualidad. La tensión sexual fluye entre
las polaridades masculina y femenina. El cuidado compartido de los niños y los roles sociales
compartidos reducen esta polaridad hasta casi la nada. Cuando la polaridad está altamente
reducida, lo mismo sucede con la tensión sexual y la atracción.
Con el objetivo de mantener algo de tensión sexual en la pareja, el hombre necesita que se le de
lugar para encontrar su polaridad masculina de nuevo, dedicándole tiempo a las actividades
tradicionales masculinas. Esto reducirá la cantidad de tiempo que el hombre le dedique al cuidado
del bebé, pero mejorará la sexualidad.
Rise observó (1993) que “los padres de hoy necesitan recuperar las bases afectivas y emocionales
de lo que significa ser hombre, expresado en los principios de falicidad, expansión y producción (el
dar). Los hombres que saben usar estos recursos pueden volverse individuos generosos, no sólo
sexualmente, pero emocionalmente también. De esta forma ellos serán capaces de construir un
tipo diferente de masculinidad, la que los capacitará a participar más activamente en un verdadera
relación de amor”.
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Escasa leche: el río se seca. Qué está bloqueando la producción de leche? Que está evitando que la
fuente fluya? Como está la alimentación de la mujer (de líquidos y sólidos)? Está recibiendo
suficiente cuidado y atención? Suficiente afecto y sexo? Cuáles son los factores estresantes que
podrían inhibir las funciones del cerebro arcaico y sus instintos?
Pezones lastimados: En el caso de los pezones lastimados, el pezón duele y tiene heridas abiertas.
Sufre una “agresión” del bebé. En el período posterior al parto, el pezón representa el mayor
territorio materno, similar al endometrio durante los primeros tres meses del embarazo. Un
territorio materno húmedo y fértil se abre fácilmente a la penetración del bebé. Uno árido, menos
húmedo puede romperse fácilmente. Las relaciones de la mujer con su propia femineidad y sus
ancestros femeninos y, consecuentemente con su sexualidad, son cruciales en esta cuestión. El
contacto del bebé con el pezón es uno de los más cercanos e íntimos; es sexual. Algunas veces las
mujeres necesitan poner una barrera inicial entre ellos y el bebé, en la forma de un escudo de
silicona, hasta que las aguas de la lactancia hayan nutrido su territorio femenino lo suficiente
como para que se sientan confiadas de compartir esa intimidad con su bebé.
Dificultades sociales:
El elemento agua no es tomado en consideración en nuestra sociedad, tampoco está valorado.
“Cuando veo madres amamantando niños un poco más grandes, de más de un año, lo encuentro
gracioso, como si fuera inmoral. Cuando vi a Beatrice con su hijo de tres años, que todavía
amamantaba con frecuencia, pensé- no está bien que estos dos todavía estén disfrutando el uno
del otro en público!-pero no dije nada” (Anna, D&D Issue Nº22, Sept 1998).
La polaridad femenina, cuando encuentra su lugar simbólico en el hemisferio derecho del cerebro,
está totalmente devaluada en nuestra sociedad. La intuición, el instinto y la sexualidad son tabúes.
Nosotros no nos sentimos con permiso de disfrutarlos abiertamente. Más que nada, ellos son
percibidos como si no tuvieran nada que ver con los niños, o son percibidos como peligrosos. El
crecimiento de los niños es dominio de la ciencia: de los pediatras, educadores, maestros, incluso
psicólogos.
Los padres con frecuencia se construyen como no razonables, especialmente las madres. Ellas son
vistas como quienes “malcrían” a sus hijos. Muchas mujeres viven en una constante lucha entre las
razones de la sociedad y lo que su instinto les dice que es correcto. Entre el aire y el agua, mente e
intuición. Con estas premisas, cómo podemos esperar que una mujer amamante?
Dificultades emocionales:
En nuestra sociedad todavía no existe un espacio donde las mujeres puedan expresarse, debatir y
comparar sus cuestiones emocionales, dejando fluir sus aguas. Hay una enorme necesidad de
cursos post parto (o círculos), con el objetivo de llenar este espacio pero también de ofrecer una
forma social de apoyo a la polaridad femenina activa en la maternidad.
Qué hacer?
Una vez que hemos tomado conciencia de las mayores cuestiones alrededor del elemento agua,
tales como el aislamiento de la mujer; la separación entre la mujer maternal y los roles sociales; la
separación entre el rol de la madre y el rol del compañero; la igualdad de roles en la familia
nuclear-podemos tratar de sugerir algunas estrategias para elaborar y experimentar con la mujer,
posiblemente en un viaje compartido hacia la parentalidad luego del parto, durante los nueve
meses de exo gestación.
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Aislamiento de la mujer: Estar activa, siguiendo los propios intereses, encontrando espacios
individuales y pidiendo ayuda para cuidar del bebé.
Separación entre el rol maternal y social de la mujer: llevar el bebé a todos lados: al trabajo, a
lugares de ocio etc. Dejándolo participar de la vida social, así rompemos la barrera entre
maternidad y vida social.
Separación entre el rol de la mujer como madre y como compañera: re pensar la sexualidad “entre
tres”, reconociendo la presencia del bebé. Ir más allá de los tabúes, encontrando nuevas formas
de expresión sexual y afectiva.
Equidad de roles en la familia nuclear: permitir el retorno periódico a la sexualidad polar de cada
uno (especialmente para el hombre, ya que la mujer está en el medio de su polaridad femenina),
con el objetivo de revivir la atracción y la tensión sexual y de redefinir los roles de género respecto
del cuidado del niño.
Apoyo: Crear una nueva figura profesional (en Italia), como “asistente de madres” (doula) quien
podría proveer a la madre de las necesidades prácticas y emocionales con base en lo cotidiano,
mientras también le permite al hombre acceder a su espacio personal. Cursos post parto (o
círculos).
Finalmente, una pregunta para la reflexión de todas las parteras: qué tipo de asistencia podemos
brindar durante la lactancia? Qué clase de información?
Una respuesta muy sucinta podría ser: el agua llevará el camino. Educación del agua, asistencia
para abrir grifos, liberación de la fuente y remover obstáculos del camino.
“el futuro homo sapiens mirará hacia el océano para observar el agua, el más poderoso y profundo
de los símbolos”.
“el hombre sabio que desea cambiar el mundo tendrá que mirar hacia el mar” dijo el taoísta
Tchonang-Tsu. “el hombre sabio que quiera cambiar el mundo tendrá que mirar a los recién
nacidos. Una verdadera civilización comenzará el día en que el bienestar de los recién nacidos
prevalezca sobre toda otra consideración” dijo Wilehm Reich. Que este conocimiento y esta
sabiduría sean la noción principal de la humanidad (Odent 1990).
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“LA SCUOLA ELEMENTALE DI ARTE OSTETRICA”
LA ESCUELA ELEMENTAL DE ARTE DE LA PARTERIA EN FLORENCIA, ITALIA
El proyecto fue ideado como una escuela privada para el entrenamiento permanente de parteras,
dirigida por parteras, centrada en el know-how específico de la partería. En los últimos ocho años,
esto ha sido un gran experimento que tomó lugar en Florencia.
La escuela nació en 1996, fundada por ocho parteras y una Bachiller en Artes, como una respuesta
a la carencia de partería, a la falta de parteras como docentes en el entrenamiento de las
parteras, la falta de entrenamiento permanente y específico para parteras; y la necesidad de llevar
conocimiento de las cualidades naturales del nacimiento a las instituciones de salud, donde el arte
de la partería, junto con la figura de la partera, están desapareciendo.
Las parteras-docentes han desarrollado un know-how en partos fuera del hospital y especialmente
en la continuidad de cuidado.
El experiemento de la Escuela Elemental de Arte de la Partería consiste en la propuesta de un
puente entre la realidad de la mujer, su modelo femenino interior de nacimiento y las
instituciones y profesionales de la salud con sus modelos culturales de nacimiento, para encontrar
un nuevo lenguaje específico de las parteras el cual pueda integrar ambos polos, la subjetividad
(empirica) y la objetividad (científica), permitiendo así un mejor entendimiento de las necesidades
de la mujer, y para recuperar la auténtica profesión de partera.
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El lenguaje de las mujeres y los niños
Fisiología
La base del lenguaje de las parteras es el conocimiento de la fisiología, con un enfoque global.
Rockenschaub (1998) dice que “quien quiera ofrecer hoy una buena asistencia como partera, debe
estar libre de los dogmas médicos y de los esquemas psicológicos. Un estudio cuidadoso y
profundo de las bases de la biología es necesario para lograrlo, un estudio que nunca deja de
reconocer la simbiosis entre el alma y el cuerpo, eso es investigar la síntesis psicosomática de la
naturaleza”.
La referencia más importante para la partera es, desde un punto de vista racional, un profundo
conocimiento de la fisiología tomando en cuenta las nuevas fronteras de las neuro ciencias, que
ofrecen la clave para el enfoque global de las mujeres. Existe una gran conexión entre las
dinámicas fisiológicas, el comportamiento de una mujer y sus emociones, entre lo humano y el
entorno material exterior y las dinámicas fisiológicas internas. La partera necesita conocer todas
las leyes de la fisiología, y aprender a leer a través de las expresiones de las mujeres, sean estas
corporales, emocionales o de comportamiento. Ella también necesita ser capaz de evaluar las
condiciones de salud de la mujer, las condiciones de funcionamiento de la placenta, las
condiciones del niño, y cómo se adapta a la maternidad, sus capacidades de adaptarse y sus
recursos.
Un pequeño ejemplo:
Nosotros nos enfocamos en tres puntos de observación principales respecto de la salud durante el
embarazo , llamados los pilares de la salud:
El equilibrio del sistema endocrino,
El equilibrio del sistema nervioso autónomo,
La dinámica relacional entre la madre y el niño (el sistema feto placentario).
Todos estos sistemas son dinámicos, comportándose de acuerdo a ritmos precisos. Ellos son
cíclicos, e influencian los sistemas fisiológicos de adaptación del eje hipotálamo-suprarrenal. La
partera puede observar, por ejemplo, que el estrógeno produce una apertura emocional en la
mujer, que la activación del parasimpático produce una expansión y calma en los ritmos de los
movimientos y el comportamiento, que a su vez la activación del sistema nervioso simpático
aumenta el stress fácilmente. Ella puede incluso observar cómo una relación activa de la madre
53
con su hijo incrementa los movimientos y la actividad fetal y mejora el funcionamiento de la
placenta.
La partera busca los signos de salud antes que los de enfermedad. Cuando encuentra signo de
desarmonía en uno de los tres sistemas, ella primero observa su naturaleza cíclica, su ritmo, y
después realiza alguna intervención relacional, y define, junto con la mujer, si y cómo activar sus
recursos endógenos de manera de poder corregir la desarmonía a través de cambios en el
comportamiento o en las emociones. Este es el significado de salutogenesis.
La partera busca el consejo del médico a través de la selección sólo cuando las habilidades
endógenas de la madre no son accesibles o son insuficientes.
Esta modalidad ubica a la partera fuera del modelo médico, en la esfera social del nacimiento. Su
intervención es primariamente relacional, mayéutica, educativa. Ella estimula a la mujer a activar
sus propios recursos, su conocimiento y sabiduría, ella le enseña a empoderarlos, ella la acerca al
más antiguo ritual del mundo: la creación, para ser intermediaria de la vida.
Sólo en ciertos momentos ella se conecta con el sistema médico. Pero su habilidad se mantiene
dentro de lo relacional, también frente a la patología. Ella promueve en cada mujer su lado
saludable, su potencial de salud, sus recursos.
Hoy en día, la partera del hospital vive una tremenda frustración causada por la imposibilidad de
expresar este aspecto en su profesión, mientras que por otro lado, ella está desafiada a ser activa
en un modelo tecnológico de nacimiento sin perder su propia identidad profesional.
El lenguaje bilingüe
La partera actúa entre un lenguaje racional, el de la evidencia científica y el conocimiento de la
fisiología, y un lenguaje relacional, el intuitivo, el de las mujeres embarazadas y de los niños en el
útero y el de los recién nacidos. Estos dos lenguajes nos pertenecen. Ellos encuentran su asiento
corporal en los dos hemisferios cerebrales, el del lenguaje racional y analítico, el izquierdo, el del
lenguaje intuitivo, imaginario, espiritual, el derecho. El primero es visible, el segundo no, o sólo de
forma simbólica. Durante el embarazo las mujeres gradualmente desarrollan una predominancia
del hemisferio derecho la que se vuelve casi total durante el parto. En el útero, el niño primero
desarrolla la parte intuitiva, incosciente. Aprende a través del lenguaje de los sentidos y de las
emociones. Si la partera quiere entrar en relación con ellos, debe aprender el lenguaje del
hemisferio derecho, el que ha sido devaluado por nuestros valores culturales. Un lenguaje
simbólico, imaginativo,simple y directo. Ella también se relaciona con la madre y el bebé a través
de medios no verbales, sensitivos, tales como el masaje (tacto), la música, el movimiento, los
símbolos son formas de energía actuando directamente sobre la persona y gestualidades
empíricas.
A través de esta relación la partera aprende mucho de acerca de lo indivisible. Este es su arte.
Dónde encontrará su hogar? Y el reconocimiento? En qué contexto?
Elemental
Hay un pequeño misterio en el nombre de nuestra escuela: la palabra “elemental”. Es una palabra
simbólica perteneciente al hemisferio derecho. Encierra el principio invisible de nuestros
fundamentos. Pertenece a los elementos de la naturaleza.
Naturaleza porque promovemos la característica natural del embarazo, el nacimiento y el
puerperio, como un elemento de salud.
El elemento tierra representa la enseñanza en el plano corporal, clínico, material, racional, o sea la
fisiología. Pero también toca, el contacto corporal, el trabajo del cuerpo.
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El elemento agua representa la enseñanza en el plano emocional, femenino e irracional, esto es, la
relación con uno mismo y con el otro, los otros, la receptividad, la expresión, la apertura, la
sexualidad.
El elemento fuego representa la enseñanza del plano de la dinámica, de la toma de decisiones, del
plano motivacional, esto es, la ritmicidad, como una activa metodología, asumiendo la
responsabilidad, la motivación por el aprendizaje y por adquirir perfección profesional, toma de
decisiones, movimiento.
El elemento aire representa la enseñanza en el plano intelectual, mental, esto es, evidencia
científica, análisis crítico, reflexión, métodos de enseñanza, incluso fantasía y diversión.
Cada método de enseñanza, sea primordialmente teórico, práctico o experiencial, pasa por cada
plano elemental. Esta metodología permite el aprendizaje profundo, el que toca la esfera de lo
personal, permitiendo el discernimiento basado en la habilidad crítica así como en la experiencia
de las sensaciones internas.
Fundada el 4 de Febrero de 1996, se financia su primer encuentro: la nueva partería entre el arte y
la ciencia.
En Diciembre de 1996 recibe financiamiento del EC, región de Toscana, estado de Italia para el
programa de entrenamiento de 1997.
En 1997 organiza el segundo encuentro “Manos de mujeres: herramientas prácticas para la
partera”, participa en la redacción del plan de salud regional para el cuidado de la madre y el niño.
En 1998, comienza el programa de entrenamiento para las unidades públicas de salud, los
hospitales y para la corporación de parteras; se organizan dos mini encuentros.
En el 2000 organiza el tercer encuentro Internacional europeo “el centro de nacimientos: un
ejemplo concreto de partería en Italia y Europa”; participa del proyecto europeo Leonardo Da
Vinci con HO.ME (experiencia obstétrica de cuidado materno) junto con la región de Umbria
Inglaterra, Rumania, Grecia y otras compañeras italianas; su director recibe el premio Astrid
Limburg Internacional.
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En 2001 organiza el encuentro final internacional del proyecto HO.ME en Perugia, en Noviembre
se convierte en compañía limitada “Scoula elementale di arte ostetrica s.r.l” con el objetivo
agregado de una futura casa de maternidad.
Una compañía de parteras para un mejor nacimiento. Comienza con la actividad internacional, con
clases en idioma alemán.
2003: nuevo website para decisión informada, www.laostetricainforma.it, cuarta conferencia: el
laboratorio del cuidado prenatal.
2004: primera clase internacional en idioma inglés, quinta conferencia: el laboratorio de la
asistencia del parto.
2005: sexta conferencia: el laboratorio de la bienvenida al bebé y al puerperio.
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LA HISTORIA DE VERENA
Introducción
Mi nombre es Verena Schmid. He sido partera desde 1979. Recibí mi diploma en Florencia,
después de haber trabajado como enfermera profesional por 10 años. Desde el momento en que
asistí a la escuela de parteras, no era capaz de identificarme con el modelo médico de obstetricia
que se practicaba en el hospital. Lo percibía como violento, agresivo y represivo hacia las mujeres.
Así me encontré con otras cuatro colegas a debatir esta incomodidad y pronto después nos
decidimos a asistir partos en casa. En ese tiempo, en Italia, el parto en casa ya no existía y
aventurarse a él, tanto para la mujer que tomaba esa decisión como para las parteras que seguían
el parto en casa, significaba una seria transgresión de las reglas sociales.
Además, carecíamos de herramientas cognitivas y prácticas para asistir partos en casa. La escuela
de partería básica sólo nos había enseñado a asistir partos en la sala de partos, en partos
medicalizados y patologizados, en un rol subordinado al médico. Así, luego de graduarme, me fui
en mi primer viaje a Holanda, donde me encontré con el profesor Kloosterman y unas pocas
parteras, y donde vi, por primera vez un parto natural. Esto fue suficiente para confirmar mis
intuiciones, y a mi regreso a Florencia, junto con mis colegas, empezamos a asistir mujeres en sus
casas.
Fuimos el primer grupo en Italia, y en los ochentas otras nos siguieron en ciudades al norte de
Italia. Al mismo tiempo, siguiendo nuestra necesidad de avanzar en nuestro conocimiento teórico,
organizamos seminarios de estudio con un doctor de Piacenza, el profesor Braibanti, un ex médico
de familia con experiencia en partos en casa, un raro seguidor de la fisiología y de la escuela de
Frederik Leboyer. Durante los primeros encuentros con él, la Coordinación Nacional de Partos en
domicilio nació y está aún activa promoviendo y sosteniendo el parto en casa en Italia. Otros
importantes referentes han sido, Michel Odent, su experiencia en Pithivier en Francia, Ina May
Gaskin y su libro “Partería espiritual”, Elizabeth Davis y su libro “Con corazón y manos”, el
protocolo del profesor Kloosterman entre otros.
Pero en los primeros cinco años aprendimos mayormente de la práctica, de las mujeres: a través
de la observación y el diálogo constante, y de la confrontación entre nosotras. En suma a la
asistencia del parto pronto le agregamos cursos prenatales.
El trabajo aumentó y nació la necesidad de fundar un centro, el cual sería de referencia estable
para las mujeres, donde podríamos hacer seguimiento del embarazo, dar cursos pre y post
natales, y comprometernos con una intensa actividad cultural. Así decidí animarme a ser una
partera independiente, a pesar de ser madre soltera y tener tres niños a mi cargo.
Antes de renunciar a mi empleo público, hice otro viaje a Holanda, y estuve dos meses trabajando
con las parteras en Amsterdam. Aquí tuve la fortuna y el privilegio de conocer a Astrid Limburg y
de trabajar con ella así como también con Beatrijs Smulders y sus colegas. La estadia en
Amsterdam me dio la confianza como para organizar un centro de partería y, de vuelta en
Florencia, renuncié a mi trabajo y fundé la asociación “Il Marsupio”. En unos pocos meses creció y
se convirtió en un centro para mujeres y familias, que buscaban un acercamiento al parto natural,
amamantar a sus niños y educarlos en un espíritu de conciencia. El centro ofrecía cuidado de
parteras antes y después del parto, asistencia en partos en domicilio y acompañamiento de partos
en hospital para quienes quisieran un parto activo, cursos prenatales y postnatales por nueve
meses, una “escuela” para las parejas en cuestiones de salud y educación, un grupo de padres y
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tardes abiertas dedicadas a distintos aspectos culturales del nacimiento. La necesidad de ofrecer
un nuevo entrenamiento profesional para parteras que querían acercarse a esta modalidad de
cuidado pronto se hizo evidente, y en 1988 ofrecí el primer curso de entrenamiento para parteras
en educación prenatal, con una revisión y un abordaje global de toda la fisiología obstétrica y de
las mujeres que asistíamos.
En 1990 concebí y promoví el primer curso de entrenamiento para asistir parto en casa, con un
gran éxito, tanto que fue repetido 3 veces. Desde entonces, esos cursos se han sostenido año a
año. Gradualmente, el entrenamiento de parteras y la experiencia de partos en casa, pero también
las grandes demandas de las mujeres que parían en hospitales y que habían sido preparadas por
nosotras o por otros grupos, le dio forma al gran movimiento generalizado de humanización del
parto, que aún continúa. La intensa fuerza y belleza de la experiencia del parto en casa ha
contaminado, en forma creativa, los alienados y frustrados partos en hospitales.
En 1993, fundé una revista profesional para parteras, de la cual soy directora de edición: D&D,
“donna e donna” (mujer y mujer), el journal de las parteras”, la única existente en Italia. Ofrece un
enfoque global de los temas de la partería, siempre considerando los aspectos científicos,
prácticos y experienciales de cada temática. En la actualidad, tiene alrededor de 1500 suscriptores
y es leída por al menos 4000 parteras. Para muchas parteras se ha convertido en una herramienta
práctica y concreta para la transformación de su práctica hacia un nacimiento más natural.
En 1996 el requerimiento de entrenamiento profesional se volvió tan masivo que ya no puede
manejarlo sola. Además de los pedidos que llegaban a nuestro centro, también recibíamos
pedidos de entrenamiento de hospitales que lo querían en sus centros.
Por lo tanto, creé la escuela de entrenamiento “de parteras para parteras”, invitando a participar a
8 colegas, de diferentes partes de Italia, con experiencia en asistencia en partos en casa y
entrenamiento global para parteras. Me separé de “Il Marsupio” después de 16 años de actividad.
Así nació la “Scuola Elementale di arte Ostetrica”- Escuela Elemental de Arte de la partería, de la
cual incluyo un folleto informativo. Como una escuela de fisiología para parteras, es ahora única
en Europa. Esta escuela también ha crecido muy rápidamente. Su objetivo era un poco
provocativo: en Italia, en ese momento, las parteras no podían enseñar obstetricia a las parteras,
ya que la docencia era solamente ejercida por los médicos. La partería no existía y no era
practicada. Además, nuestra Federación Nacional de Parteras (oficial, organización institucional)
no veía la autonomía de las parteras como algo favorable, prefería verla subordinada a la
obstetricia. Nuestra escuela fue lanzada así, como un desafío: la enseñanza realizada por parteras
para parteras, con el objetivo de crear real autonomía profesional e identidad específica.
De hecho, los objetivos principales de la escuela eran dos: el primero es poner a la mujer, al niño,
al padre y a la familia de nuevo en el centro de la experiencia de nacimiento y del proceso de
cuidado; el segundo es emancipar a las parteras haciéndolas más fuertes y más autónomas,
brindándoles los instrumentos teóricos, prácticos y personales con los que ellas puedan ofrecer un
cuidado personalizado a cada mujer. Hoy, las parteras están formando parteras y las asociaciones
de parteras han cambiado sus políticas hacia la autonomía en la partería.
Mi intención, además, era trabajar en la integración de las posiciones opuestas entre las parteras
alternativas y las parteras del hospital y poner a disposición de todas las parteras, y de todas las
mujeres, en todos los contextos, el precioso conocimiento adquirido durante la asistencia de
partos en casa, la única forma de continuidad de cuidado posible en Italia, el cual hemos re
codificado en Arte de la Partería.
Uno debe considerar que en Italia el 99% de las mujeres paren en hospitales y que el 98% de las
parteras son empleadas públicas. El parto en casa se mantiene como un fenómeno restringido a
pocas mujeres también porque, en estos días, existe solamente de forma privada con un costo, y
sigue siendo un acto de transgresión, requiriendo una fuerte motivación de la mujer y la partera.
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También genera sentimientos de culpa y la pesada responsabilidad de tener que ofrecer
resultados perfectos en la ausencia de apoyo institucional y de una más amplia aprobación social.
Como resultado, dar a luz en casa implica hacer un gran trabajo de concientización,
responsabilidad y elección por las mujeres y por las parteras. Eso significa enfrentar el riesgo al
castigo si las cosas no salen de acuerdo al plan.
Todo esto contribuye a que sea un proceso difícil, que pocos deciden encarar.
En 1996 hemos organizado una importante conferencia, de la cual participaron 500 profesionales,
titulada “La nueva partería entre el arte y la ciencia”. Por primera vez todos los disertantes eran
parteras. En 1997, obtuvimos financiación europea para el programa de todo el año; al final de
1997, organizamos otra conferencia exitosa: “Las manos de las mujeres, herramientas prácticas
para la partera”. En 1998 formulé un programa de educación continua para instituciones públicas
de salud, a ser llevado a cabo en los mismos centros y hospitales, así sin cargo alguno para las
parteras. En 1999 habíamos totalizado 1057 horas de enseñanza en hospitales en cada parte de
Italia. Al mismo tiempo junto con el entrenamiento en nuestro centro (en Florencia) y afuera (en
las unidades de cuidado). Llevé a cabo un intenso trabajo de relaciones públicas con instituciones
políticas (regionales, Parlamento Nacional) con el objetivo de promover nuevas leyes que harán
que el nacimiento en casa sea accesible a todas las mujeres y para instalar centros de maternidad,
dándole nuevamente un rol central a la partera. Estas leyes han sido pasadas en cinco regiones
italianas, pero todavía no han sido aplicadas.
Actualmente el gobierno está debatiendo una Ley nacional que debería proveer presupuesto para
el parto domiciliario. El riesgo concreto es que estos proyectos pueden ser confiados a los
obstetras, y así medicalizados. A través de la escuela propuse la redacción de proyectos y el
entrenamiento necesario para estos nuevos servicios y para nuevas formas de asistencia al parto
que respeten la continuidad de cuidado, la posición central de la mujer, su libertad de elección, y
el rol de la partera. Hasta ahora, he tenido la posibilidad de hacer estas propuestas realidad en dos
ciudades, Bologna y Ancona, donde un Centro de Nacimientos público dirigido por parteras
debería haber sido abierto. A último momento, cuando todo estaba listo, sin embargo, la carencia
de suficiente consenso político significó que el centro permaneciera cerrado. Otros proyectos, sin
embargo, están en marcha.
Por supuesto, en una sociedad regulada por la medicina, donde los médicos ostentan un fuerte
poder económico y político, y las parteras son débiles y no están bien entrenadas, estos caminos
no son fáciles y presentan muchos obstáculos.
La Escuela trata de promover no sólo el orgullo profesional de las parteras y su empoderamiento,
pero también crear nuevas oportunidades profesionales para ellas.
Así, formulé y ofrecí cursos de entrenamiento para parteras que organizaban a su vez programas
de entrenamiento, o “parteras empresarias”, ofreciendo las bases cognitivas necesarias para abrir
nuevos centros para mujeres, un curso sobre cómo construir centros de nacimiento, cursos de
especialización para parteras en homeopatía, bioenergética, eutonía acuática, reflexología,
polaridad, obstetricia natural o elemental, y continuidad de cuidado.
Desde 2001, dicto una clase de dos años de duración (ahora por tercera vez) acerca de continuidad
de cuidado, donde abarcamos toda la cuestión de las herramientas de la partería y la fisiología
desde la concepción hasta los seis meses post parto, usando un enfoque salutogénico. Las parteras
son empoderadas por este curso y realmente capaces de crear nuevos servicios dentro y fuera del
hospital. Ellas se convierten en pilares de la nueva partería en Italia.
Para el año 2000 organizamos una Conferencia internacional Europea con el lema: “Centros de
nacimientos: un ejemplo concreto de partería en Italia y Europa” en Ischia, con el objeto de
reforzar la centralidad de la partera en este proyecto. Además publiqué un sitio web para
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“elección informada” (www.laostetricainforma.it) para animar a las mujeres a informarse más y
mejor, preguntando más y tomando sus decisiones con conciencia y sin miedo.
En 2001 recibí el premio Astrid Limburg por promover la partería natural en mi país.
Paralelo al trabajo descrito arriba, he sostenido numerosas presentaciones en congresos y
convenciones en Italia y Europa, así como también en USA y México. He escrito tres libros: “Guía
para la asistencia del parto fisiológico en casa” (1997) y “Dolor en el trabajo de parto” (1998),
traducido al alemán en 2005. El más reciente, llamado “La esencia del nacimiento”, está saliendo
este año (Mayo 2005).
Mi misión es tratar de reunir todas las fuerzas constructivas que van en la dirección de la dignidad
el parto presentes en la nación, con el objeto de obtener la fuerza suficiente para realmente poder
grabar un cambio en la asistencia de la maternidad y devolverla a manos femeninas. Es un trabajo
de unión, enraizado en valores femeninos, pero difícil para aquellos que, como nosotros, están
acostumbrados al segmentado y competitivo espíritu de nuestro tiempo.
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