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(1 F) Monologos Femeninos
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(1 F) Monologos Femeninos
carloscazila@gmail.com
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claro que sé muy bien qué es una madre! Mis hijos, por ejemplo, no se
parecen en nada a esos adolescentes que sólo se juntan a tomar
cerveza...Y pido disculpas si es que hoy no he sido demasiado puntal
en llegar, pero fue porque como siempre, yo lucho para mantener el
equilibrio y la armonía de mi hogar. Por supuesto que entré en alfa,
pero sucedió que tuve que salir detrás de mi nene menor, el chiquitín,
que estaba prófugo. El chiquitín, solamente, porque al mayorcito ya lo
habían agarrado, pero no obstante, encontré los argumentos
necesarios como para probar que es medio tarado y por eso no se lo
puede condenar, y entonces, mi buen inocente fue destinado a un
instituto de recuperación, y de ahí, si se pone empeño, se sale fácil. El
otro, el menorcito, les decía, es el que estaba prófugo, por eso me fui
hasta un aguantadero donde pude localizarlo y así, me lo pude traer.
Ahora lo tengo bien escondido, pero eso sí, en casa y con mamita…
¡No, qué voy a tener miedo de que vuelvan a escaparse! Yo estoy
completamente segura de mis hijos, más aún si están en casa,
además, completamente segura de mí, ya que con un poco de (hace
un gesto de dinero)… empeño, puedo demostrar que no representan
ningún problema social…La templanza la heredé de abuelita, les
contaba que es una mujer de fuego, a tal punto que ya pudo darse el
gusto de incendiar veinte geriátricos, pero si ese es su deseo, todo eso
es muy bello…Lástima que durante mi ausencia, mi marido no me
cuidó lo suficiente a las nenas. Porque resulta que mi marido no quiere
ver cosas malas. El, como yo, tiene una actitud positiva frente a la
vida, siempre en alfa, siempre en paz, siempre tranquilo, mejor dicho,
duerme todo el día. Si no fuera porque yo me ocupo de lo necesario…
Pero, durante mi ausencia, las nenas me quedaron un poquito
embarazadas. ¡Y eso que las había mandado a esterilizar junto con las
dos perritas! Y bueno, bienvenido sea el fruto de esos vientres, dicen
que las criaturas vienen con un pan debajo del brazo, ¡claro!, y tanto
es así, que salimos a anunciar que ganamos el loto. Figúrense si
convendrá venderlos, quiero decir, tenerlos… ¿Conflictos? No, el
único conflicto es que soy muy joven para ser abuela. Sigamos en alfa,
entonces. Yo estoy totalmente convencida de que mis dos tarados son
absolutamente inocentes, y que además, jamás beben cerveza. ¡No!
Ni pienso en mandarlos a esterilizar! Todavía es muy pronto. ¿Qué
son tan solo diez crímenes?: ¡Nada! Y retomando el tema de la
bebida, acá traigo una receta que hace mucho que practico: se trata
de un preparado que consiste en mezclar unas poquitas cosas. A
saber: una medida de whisky, dos de coñac, tres de vodka, seis de
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brandy, media botella de ron, vino abundante, ají picante… ¡Ah!, licor
de las hermanas, y por sobre todas las cosas, una pizquita de
azafrán… ¿Quién habla de incoherencias? ¡Yo me quejo de los
adolescentes que toman cerveza, no de los adultos que entran en alfa!
Y así, poco a poco y uno a uno, voy terminando con todos los
problemas, ¿Hay alguien que lo dude? Claro que no, ¿no es cierto?
Por eso, si tienen problemas con su hijos, les recomiendo que me los
traigan, que uno a uno, voy a ir terminando con todos, con todos los
problemas, uno a uno, a terminar con todos… (apagón) ¡Eh! ¡la luz!
¡por favor, la luz!
FINAL (2015-1999)
De chascos
Obra registrada
Autor: Carlos Cazila
Tel 4374-2841 15-4172-8732
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Ayacucho 670, 8 A
(1026) CABA, Republica Argentina
liberarse de mamá. Yo no hacía más que pensar en cómo podría impedir todo
ese ruido fatal de trompadas y patadas, cuando de pronto tuve una idea
repentina que me llevo a chasquear los dedos y así planeé algo que no
recuerdo. Sí, soy desconcertante. Solo sé que chasqueé, chasqueé, chic, chic.
Chic…“¿Chasquéo los dedos?” Preguntó enfática, “¿chasqueó, entonces?”, y
efectivamente, “Chasquidos” pasó a ser la palabra que la gran Diana me
señaló como primera revelación del análisis. A partir de ahí, y a diferencia de
nuestros encuentros anteriores, empezó a despedirme cada vez más temprano.
El “Dejamos acá, seguimos la próxima”, lo largaba cada vez más rápido.
“¡Dejamos acá, seguimos la próxima!”… y, sí, era desconcertante. Para
tratarme del desconcierto, había acudido a Diana Rostropovich y resultó que el
desconcierto lo estaba viviendo ahí mismo. Yo, aun tenía el presentimiento de
que podía esclarecer mi desquiciada psiquis, pero empezó a despedirme a los
diez minutos y a partir de ahí, no pude dejar de calcular la guita que estaría
juntando si atendía a esa velocidad. No obstante, sabía que debía apartar
crueles pensamientos, pero diez minutos… Y en el fondo, yo estaba negando
mi más intenso drama de pareja: Mi relación con Obdulio, de quien me separé
una tarde, y después de llorar a mares, caí como una autómata en el citado
diván de m…museo. También se trataba de una tarde tormentosa. Tormentosa
en cuanto a mi pasión y en cuanto al tiempo meteorológico, se entiende. Es así
como volví a oír chasquidos en la ventana, y para evitar lo que no podría decir
en solo diez minutos, se me ocurrió contar un mal chiste y entonces oigo un
estallido de risas sonoras :“!Ja! Ja! Ja!”… “¡Un chascarrillo”! y repetía:
“!Chascarrillos, Chascarrillos¡” y seguía en risa sostenida, “¡Ja, ja, ja, jo, jo,
jo!”...Oh, oh… me quedé sin entender, y después, muy pero muy cortante,
sentenció: “¡Chasquidos, Chascarrillos!” “¿Eso no le dice nada?”… Y ahí
nomás, cortó a los siete, siete minutos. Evidentemente, chasquidos y
chascarrillos eran palabras que podrían arrojar luz a mi análisis. No hubo
mucha. No sé si hubo luz ¿Ustedes qué piensan? Yo no sé, no sé, bueno, sí sé,
no sé, pero sé. Después de Obdulio, no había hecho otra cosa más que
conectarme con distintos incautos a los que terminaba haciéndoles una burla.
Es decir, al final les mostraba una foto horrenda y una chicana para ellos. Los
desconcertaba. Yo gozaba con todo eso, aunque quería dejar para siempre de
esa práctica, y ahora, la palabra “chasco” terminaba golpeando dentro, muy
dentro mío, como una obsesión. “¡Chasco, chasco, chasco, chasco!”, y ahí sí,
por fin, ¡me acorde! Me acordé que de chica, mi mamá me dijo que papá tenía
un pipí enorme, por lo cual, como es lógico, no hice más que espiarlo una y
otra vez, hasta que por fin lo vi, y ahí me llevé el chasco fundamental: Eso que
él tenía, era apenas de una porquería chiquita, y el famoso pipí era un loro que
trajo. Cuando lo conté en terapia, Diana sentenció: “¡Chasco, sí, chasco!”. “A
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partir de aquí puedo revelarle que usted es una mujer que se chasquea al ver la
caquita del otro”… dicho sea de paso, me avisó que me aumentaría cinco
veces el costo. ¡Cinco minutos, cinco veces el costo!, Ahí nomás pude ver la
caquita de ella, y empecé a despacharme yo… ¿Qué fue lo que le dije? ¿Qué
fue? Le confesé que la única verdad es que soy contadora, inspectora de
impositivas. “Inspectora, le dije y usted está evadiendo guita como la mierda”
al final lo confesé, se lo dije así, y entonces me fui con el desconcierto a otra
parte y el chasco… se lo llevó ella.
FINAL 2021
(Chasco final y fin de análisis)
AVATARES
Autor: Carlos Cazila
carloscazila@gmail.com
mensaje70@yahoo.com.ar
Protagonista:
• Malena, una madre
MALENA:
¿Qué quién soy yo? ¡La madre, inquieta! ¿Yquién es ella? ¡La novia! ¡Y se
casó, nomás! ¡Cómo me voy a quedar
tranquila si está en manos de ese monstruo!...¡Un energúmeno!
¡Ay!...En fin, trataré de ordenar mi relato
para que pueda entenderse...¡¡Un energúmeno!!... Bueno, ella nació
esa mañana... Yo observé ese tierno capullito en su cunita rosada
con su ropita y cintitas también rosadas… “Ha llegado su pequeña”,
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FINAL
2021/1981
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OBRA REGISTRADA
Protagonista:
• Libertad Krontal: ex estrella del cine argentino, quien se halla en
circunstancias de brindar una conferencia.
pie? ¿Una teta? Tal vez me alquilaron una silicona por quince minutos,
pero nunca nadie pudo decir que me haya comprado completa. ¿Qué
saben ellos quien era yo completa?, ¿qué saben ellos quien soy yo? ¿Qué sé
yo quien soy yo? Creo que algún día me voy a detener a pensarlo,
cuando escriba mis memorias... Aunque, ¿para qué conocerse? Si lo más lindo
fue siempre no saber quién es una y así fue que pude encarnar todos los
papeles, y todos me salieron bien...
Y puedo decir que a través de todos estos años, una de las poquísimas
cosas feas que recuerdo fue la entrevista previa al filme “Locura en el
Inodoro”: lo más horrible de mi vida, nunca había tenido una experiencia
semejante...Con animales, drogas pesadas y otras cosas que no quiero
recordar. ¡No! No vayan a pensar que soy moralista, pero a causa de ese
episodio, ese día caí en una crisis, y desesperada recurrí a abuelita, que se
hallaba como siempre, junto al fueguito, en medio de una placidez infernal.
Cuando le conté todo, ella se estremeció; al instante sus ojos se inflamaron
y comenzó a gritar: “¡Malaya, cuervos y serpientes!” “¡Goce animalis,
goce bestiarum, more bestiarum, more ferarum!” “¡¡Mandrágora!!” “¡¡Has
conocido el goce demonicus, hija de Satanás!!” “¡¡Ah, Ñamengüí cachí
peló!!”... Era evidente que abuelita dominaba varios idiomas y todos los temas
sexuales la excitaban y la enloquecían.
¡Había entrado en trance demoníaco
cuando yo más la necesitaba! Ese día anduve como perdida, no sabía
siquiera dónde estaba...¡Ah! y me olvidaba de contarles un detalle, y es
que aquella vez, antes de la horrible orgía de la entrevista para la película,
yo me había separado de quien amaba de verdad. Y al final, ese día, no sé
cómo, aparecí en una fiesta del ambiente. Con mucho champagne, como me
gusta a mí, y lo único que recuerdo es que me encontraba radiante, plena de
esplendor, ¡y que vibraba, gozaba y bebía! Esa sucesión de burbujitas me
hacía cosquillitas en el alma y reí, reí como nunca! Después, no sé... Creo que
me encontraron tirada en la Costanera...
Lo que quiero decirles es que nada fue verdaderamente dramático en
mi existencia; además, yo puedo comprender todo, yo puedo entender
todo, todo, todo... pero, ¿por qué mis más preciados sueños en el Cine se
rodaban en un lugar cercado por una villa? Eso superaba el límite de mi
tolerancia y me golpeaba muy duro. Los coches no se podían detener ahí,
porque si paraban no se sabía qué iba a pasar, y a mí, todo aquello me
enloquecía, y eso que yo ya estaba viviendo en la opulencia, pero, ¡cuánto
odio, cuánta rebelión sentía cuando esos miserables marginales se arrojaban
sobre el coche, pidiendo limosna!, entonces yo le gritaba al chofer: “¡Apretá,
apretá el acelerador, apretá, apretá nomás, pasales por encima, hacelos
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mierda!”... Y tanto fue así, que una noche sucedió algo de eso, pero en esos
días yo no leía los diarios. El que se descontroló fue él, yo, jamás...Les cuento
estas cosas porque siempre fui una joya, para directores intelectuales. Nunca
pude soportar la bajeza, pero desgraciadamente, una vez falló el motor en un
pueblo de provincia. Se hizo la noche y no podíamos volver. Los del pueblo,
los que se habían acercado a ver la filmación, se negaron a ofrecer ayuda y
después nos dimos
cuenta de que nos iban a manosear (transición) Y también recuerdo
cosas más tiernas: La Monja tenía que rodar una escena donde acariciaba
un ramo de rosas... Yo, fascinada, miraba sus manos, aún más
tersas y sublimes que los pétalos de esas flores. Y cuando ella giró su
rostro de muñeca tal como se lo había indicado el director, el brillo de
sus ojos se acentuó con la luz y eran verdes, tan verdes como las hojas
de aquellas rosas, y yo entonces, lloré de emoción. Creí que nunca
había visto algo más hermoso en mi vida...Después, vino un tipo que la
agarraba de atrás y eso causó tal conmoción
en mí, que me dio un ataque como jamás pude imaginar. Empecé
a gritar y a romper todo, y debido a eso me tuvieron que sacar entre varios.
Más tarde, cuando estuve tranquilizada, recuerdo que la Monja,
con toda su dulzura, me acariciaba y me decía: “Pero mi amor, si esas
son las cosas que nos hacen ganar la vida”...
Si quieren que les siga hablando de mis maridos, les puedo contar que para
mí, el más importante fue el codiciado Shamikira. Fue él quien me
lanzó a la fama internacional. No sé si con otro hubiera hecho veintitrés
películas seguidas. Y si bien después se metió con una pendeja de teleteatros,
conmigo fue con quien hizo su último trabajo, y con orgullo puedo decir que
la que lo fundió fui yo. ¡Conmigo la fama y conmigo la ruina! ¡¡Ja, ja, ja!!...
Por esos tiempos, recuerdo que una vez, Marcelita, mi nena, ardía de fiebre y
me decía: “Quedate, mamá, quedate por favor, hoy no salgas”. Eso no
sirve. Yo misma le había suplicado eso a mi propia madre y sabía muy
bien que esas cosas no sirven, no sirven para nada. Mamá nunca se
quedaba en casa, y yo, ¿cómo me iba a quedar, si tenía que acostarme
con Jean Pierre? Todos hablaban de su belleza y de sus virtudes amatorias.
Eso causaba profundo deseo en las mujeres. Cuando lo conocí,
al igual que con todos, sentí asco, pero yo tenía que correr esa
noche a acostarme con él. Y la nena me preguntaba “¿Por qué, mamá,
por qué?” Yo trataba de explicarle, pero ella no me quería entender, no
quería entender que él era el marido de la Monja. ¿Cómo me iba a
perder la oportunidad de que él me mostrara las cosas que ella le
hacía?...
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FINAL
1999