Guión de La Celestina
Guión de La Celestina
Guión de La Celestina
PERSONAJES:
● Narrador
● Celestina: La figura principal de la obra. Una anciana astuta, bruja,
manipuladora y avara.
● Calisto: Un joven de “buena familia”, pero inseguro y capaz de hacer lo que
sea por el amor de Melibea.
● Melibea: Hija única, de clase alta, pura e inocente.
● Sempronio: Uno de los criados de Calisto, aunque suele ser egoísta e
interesado.
● Pármeno: El sirviente fiel de Calisto, pero sucumbe ante las influencias de
Celestina.
● Elicia: Una de las criadas al servicio de Celestina y mantiene una relación
con Sempronio.
● Areúsa: Al igual que Elicia, trabaja para Celestina y tiene una relación con
Pármeno.
● Centurio: Un asesino a sueldo. Elicia y Areúsa querían que él matara a
Calisto. Pero, este designa a traso, el sordo.
● Lucrecia: criada de Melibea.
● Alisa: Madre de Melibea.
● Pleberio: Padre de Melibea.
● Sosía y Tristán: Criados de Calisto.
● Traso: Amigo de Centurio. Que va con una multitud de vecinos a la casa de
Melibea para hacer una revuelta contra Calisto.
Acto 1
– Calisto: Me disculpo, soy Calisto y vivo a varias calles, pero para remediar este
malentendido, quisiera invitarla a pasear, así nos conoceremos mejor.
– Melibea: ¡¿Ahora pretende insultarme?! ¡No soy una mujer de malas andanzas!
¡Jamás saldría con un desconocido! ¡Fuera! ¡Vete de aquí!
– Calisto: Sucedió algo inusual, Sempronio. Conocí a un ángel, fue amor a primera
vista, pero no me correspondió y me echó de su casa, (suspira pesadamente)
es hermosa. Su nombre es Melibea.
– Calisto: ¡Corre y tráela ante mí!, daría mi alma por ganarme el corazón de tan
perfecta doncella.
ACTO 2
– Sempronio: Mi amada Elicia, aunque siempre me alegra verte. Hoy vengo para
negociar con Celestina, algo grande que me ayudará a sacarte de aquí y unir
nuestras vidas.
– Celestina: No te preocupes, dile que dividiremos las ganancias entre los tres y
que lo dejaré marcharse con Areúsa.
ACTO 3
Narrador: Los dos estafadores llegaron a casa de Calisto. Una vez allí, Sempronio
se las arregló para apartarse con Pármeno y contarle el negocio. Mientras, Calisto
habla con Celestina.
– Calisto: Así que usted es Celestina. Ansiaba conocerla para saber si es cierto
que puede ayudarme.
– Celestina: Por supuesto que puedo, pero los asuntos del corazón son un tema
delicado, se necesita ofrecer algo de mucha importancia o gran valor, para que el
conjuro pueda funcionar.
– Calisto: ¿Valor? Nada vale más en este mundo que el oro, ¡Te ofrezco un cofre
entero si es necesario!
– Celestina: ¡Perfecto! Pero falta algo más, necesito una hebra de tu cabello y otra
de tu amada, con eso será suficiente. Es más, ¡Yo misma lo conseguiré!
ACTO 4
– Celestina: Toma Calisto, lleva esto contigo y mañana Melibea llamará a tu puerta.
Búscame en la tarde, después de tener tu cita y tráeme el oro.
– Calisto: Si lo que dices es cierto, contento correré hasta donde estés para
recompensarte.
ACTO 5
– Pármeno: Ya estamos aquí Celestina. Dividamos el oro entre los tres, pero antes,
hay algo que me inquieta. Sempronio me dijo que hay riesgos con estos hechizos.
– Celestina: Riesgos hay, pero qué sería de la vida sin ellos. Los asuntos del
corazón son complejos, nunca deben forzarse. Además, Calisto quiere una unión
eterna y eso solo lo brinda la muerte.
– Pármeno: (Molesto), ¡Me niego! No soportaré que sufran tal destino, deshaz el
hechizo o se lo haré saber a Calisto, es más, da nos el oro y déjame ir con Areúsa
-Pármeno: Salta por ésta ventana, Sempronio, y corre cuanto puedas. Yo te ayudo.
Narrador: Pármeno le ayuda a saltar la ventana. Pero, por la calle, pasan dos
policías y más gente. Allí en la multitud, atrapan a Pármeno y Sempronio. Mientras,
Elicia cae de rodillas, ante el cuerpo ensangrentado de Celestina, y llora sobre ella.
ACTO 6
-Sosía: ¡Mi señor! ¡Despertad, mi señor Calisto! ¡Oh, que desgracia tan grande!
(Entra en la habitación) ¡Mi señor!
-Calisto: Para, animal, que alarmarás a los vecinos. Dime, ¿Cuál es esa desgracia?
-Calisto: (Se sienta en la cama, abatido) ¡Oh, mis leales criados! ¿Dónde
iré ahora sin ellos? ¿Quién me acompañará esta noche a casa de Melibea? ¡Oh,
triste Fortuna, ¿Por qué me arrebatas de un solo golpe a mi madre Celestina, y a
mis fieles servidores? (se oculta la cara con las manos).
ACTO 8
-Centurio: ¿Calisto? Sé quién es, y estoy al tanto de lo que hace, y dónde lo hace.
Pero esta noche no puedo hacerlo. Estoy comprometido con otro asunto.
-Centurio: Tranquila, mi señora, que yo mataré a ese Calisto para que no te cause
más problemas.
ACTO 9
-Calisto: ¿Qué son esas voces? Señora, temo que debo irme, no sea que vayan a
matar al desgraciado de Sosía.
Narrador: Debido a su preocupación por lo que les puede estar ocurriendo, Calisto
se marcha y baja para ver si hay algún problema, con tal mala suerte que durante su
descenso resbala con un escalón, y del aparatoso accidente muere despeñado.
ACTO 10
-Pleberio: (Angustiado) Hija mía, ¿Qué haces ahí arriba? ¿Quieres que suba?
-Melibea: Padre, no intentes subir, o evitarás lo que quiero decir y hacer. Ha llegado
la hora de que cese mi sufrimiento. ¡Por fin podré descansar!
-Melibea: Hace tiempo que me encuentro cada noche con un noble caballero
llamado Calisto. Hace mucho que le entregué mi virtud, y me arrojé a sus dulces
brazos. Pero ahora ese caballero yace muerto. ¿No sería gran crueldad que él
muriera despeñado, y yo siguiera con vida? Me está llamando desde la muerte.
(Melibea mira hacia el cielo) ¡Calisto, mi amor, espérame, que ya voy!
(Melibea vuelve a mirar a su padre) Perdóname, Padre, por traerte esta
desgracia y tristeza, pero debo ir con él. Dios queda contigo y con mi vieja madre. A
Él ofrezco mi alma. Padre, pon en lugar seguro este cuerpo, que allá baja.
ACTO 11
-Alisa: Oh, señor, ¿Por qué me atormentas de este modo? Llevadme a mí, en su
lugar.
-Pleberio: Ayúdame, mujer mía, a llorar nuestro llagado final ¡Oh, duro corazón de
padre, como te quiebras de dolor ante la pérdida de tu amada heredera! ¡Oh, tierra
dura, ¿Dónde hallará amparo mi desconsolada vejez? ¡Oh, amor, loco amor! ¡Con
qué facilidad te deshaces de los que te sirven! ¡Oh, mundo cruel! ¿Por qué me
engendraste? Si yo no hubiera nacido, Melibea tampoco, y si ella no hubiera nacido,
no habría amado, y si no hubiera amado, no tendría yo éste desconsolado final.
¿Por qué, hija mía, me dejas lleno de pena, triste y solo, en este valle de lágrimas?
FIN.