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Como Conocemos El Mundo

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BRISA REGINA PEREZ GUTIERREZ

6LCBM 24/02/2022

¿COMO CONOCEMOS EL MUNDO?


La vida es la realidad radical. No nos interesa la vida en sentido abstracto, nos
interesa cuando se encarna en un tipo de seres que llamamos seres vivientes. La
filosofía debe partir de la vida encarnada en los seres vivientes. Sin embargo, no
podemos conocer si poseen una mente. En los animales carentes de cerebro la
posibilidad de una mente parece remota, aunque, a partir de los gusanos, diversas
especies poseen ganglios a los que llegan los diversos impulsos nerviosos y que
podrían realizar, posiblemente, el papel de pre-cerebros y quizás poseer un
rudimento de mente.
No podemos conocer directamente la mente animal, solo, por analogía, podemos
interpretar sus respuestas frente a estímulos específicos.
El ser viviente, objeto de nuestro estudio, principio de toda filosofía solo puede ser
definido como un ser organizado capaz de poseer eso irreductible e indefinible que
llamamos "vida", interactúa con su medio. Su actividad se dirige
fundamentalmente a mantener su existencia y a reproducirse.
Los vivientes conocen el mundo a través de los sentidos. Todo lo que conocemos
del mundo exterior a nuestro ser físico ha pasado directa o indirectamente por los
sentidos (Olivé 1999). Los sentidos son receptores, cuya estructura está
programada genéticamente, que captan señales de nuestro entorno. Dada la
constitución de cada tipo de receptores, hay señales que son captadas uy otras
que son rechazadas (von Uexküll 1913). En los animales que poseen un sistema
nervioso, estas excitaciones son trasladadas por dicho sistema a núcleos de
integración -el cerebro en los animales superiores o ganglios o acúmulos
ganglionares en animales menos evolucionados-. Si el órgano central, el cerebro,
está suficientemente evolucionado, se crea una imagen del mundo externo. Y si
ello es así, carece de sentido la pregunta si dicha imagen se corresponde o no se
corresponde con el mundo externo. El único mundo que conoce el viviente es el
mundo creado por su cerebro.
En el hombre, y posiblemente en otros vivientes suficientemente evolucionados, la
imagen final no es el resultado exclusivo del estímulo inicial ya que sus intereses,
sus deseos, sus prejuicios o sus conocimientos, influyen en la creación de esta
imagen.
El conocimiento requiere un paso ulterior: el reconocimiento de la imagen
construida. Con ello me veo obligado a rectificar mi afirmación anterior (Olivé
1999) en que consideraba que, para todo x, tal que x pertenece al mundo externo
al sujeto cognoscente, existe un x' y solo uno, que es imagen de x. En efecto, si la
cognición fuera un proceso automático como podría ser el de un robot primitivo o
el de un lector de tarjetas, esa afirmación podría ser correcta y nuestra mente un
espejo, sin embargo, el conocimiento es una actividad vital, influido por los
BRISA REGINA PEREZ GUTIERREZ
6LCBM 24/02/2022

factores señalados y otros muchos que me es imposible indicar dada su


complejidad, en consecuencia, no existe un x' y solo un x' que sea copia de x-y
aunque existiera, como sea que x es incognoscible, no lo sabríamos.
Si el viviente es un producto biológico creado y guiado por sus genes, su acción
en un mundo2 sus acciones son guiadas por el conocimiento. El conocimiento es
una de las acciones que realiza la mente, en los animales superiores, siendo la
mente una actividad del cerebro y éste el resultado de series de variaciones
aleatorias de los genes. Cuando una de estas variaciones resulta útil para la vida,
la variación queda relativamente fijada. La consecuencia de ello es que el
conocimiento es una actividad útil para guiar la acción del viviente en el mundo.
Ello nos lleva a reformular el análisis tripartito del conocimiento. Este dice que el
conocimiento C es una creencia justificada de una proposición verdadera.
Una primera modificación sería sustituir "proposición" por "hecho". En efecto, es
discutible que los vivientes no humanos posean un conocimiento proposicional.
Los vivientes no están interesados en conocer proposiciones del mundo, les
interesa conocer hechos del mundo, por lo tanto, debiéramos decir que el
conocimiento C es una creencia justificada acerca de la verdad de que un hecho
sucede en el mundo.
Una segunda modificación es eliminar "la justificada de la verdad". El conocimiento
de los vivientes no sigue el rastro de la verdad, parodiando la expresión de Nozick,
sigue el rastro de la utilidad. Una gacela oye un ruido, cree justificadamente que
es el rugido de un león. Ello genera una conducta de huida y salva su vida. Pero
sucede que el ruido no era el rugido de un león, era el ruido de un motor. Sin
embargo, esa creencia justificada de un hecho útil generó una respuesta
adecuada para salvar su vida.
Un problema adicional lo ofrece la justificación. ¿Cómo podemos justificar
nuestras creencias? Una respuesta podría ser el método de ensayo y error, como
lo hacen los paramecios de Jennings. Sin embargo, en el caso de la gacela, el
error le costaría la vida, ya no habría nuevos ensayos. Lo más probable es que las
creencias se justifiquen de un modo probabilístico, por acumulación de éxitos.
Todavía existe un problema ¿En qué se fundan las creencias? (Olivé, 2000) Si se
fundan en creencias anteriores, tendremos una serie finita de creencias hasta
llegar a una última creencia, tal como la idea india de que el mundo está sobre el
caparazón de una tortuga la cual se halla sobre un elefante que está sobre otro
elefante y así continuamente. Ello implica dos cuestiones:(1) ¿sobre qué está el
último elefante? y (2) ¿Ha de haber un último elefante? El año 2000 respondía
afirmativamente a la segunda y decía que el último elefante hunde sus patas en el
mundo. ¿Es ello cierto?
BRISA REGINA PEREZ GUTIERREZ
6LCBM 24/02/2022

Estamos ante un grave problema, el problema del fundamento de las creencias:


¿Hay creencias últimas? Y si las hay ¿cómo las conocemos? La respuesta de
Ortega es sencilla, las conocemos por intuición. Sin embargo, como sea que los
vivientes prehumanos, por lo menos los que en la escala evolutiva están por
debajo de los grandes antropoides, poseen un rango de creencias muy limitado,
las necesarias para la supervivencia y para su reproducción, probablemente como
consecuencia de su escaso desarrollo cerebral, es posible que sus creencias
puedan estar inscritas en los genes, que sus cerebros y sus mentes hayan sido
construidos para albergar estas creencias y no otras.

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