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Genocidio Americano. La Guerra Del Paraguay de Julio José Chiavenato
Genocidio Americano. La Guerra Del Paraguay de Julio José Chiavenato
Genocidio Americano. La Guerra Del Paraguay de Julio José Chiavenato
— &
Prefacio, 9
El Supremo,; 18
El pueblo y gl ojo de Francia, 19
E.] aislamiento no fue elegido, 20
Está naciendp una nación ¡ibre, 722
El puehlo paraguayo, 25
Del absolutismo a Rousseau y_Voltaire, 26
Dónde está ¡3 salida?, 27
Acosta ñú: símbolo de un? guerra: niños de seis años luchando y muriendo
10
ó ?de meros juguetes en ¡aL manos del capital internacional, como
Pedro II.
13 Porque el acceso a los documentos sobre los hechos que
1395 llevaron a la Guerra d ! Paraguay ya la propia documentación
¿J"uranfe la guerra nos re elan el grado de esa villanía ellos son
escamofeados al pueblo No se puede "dar a conocimiento del
Ueb]o en la visión e5rr cha yxenófoba de los herederos de los
Estruct0res de ¡a emerge te República de] Paraguay. 105 motivos
¿p porqué se hizc>1a guer a. Eso sería revelarlos métodos que usó
T7nglarermen último aná isis, para imponer al 312511 la domina-
(:on de] capital extranje o: que perdura hasta hoy, cambiando
apenas la dirección deis bancos…
II
ll'
¡trarse con una leve alusión a las causas e nómicas o una parti-
cipación del capital ing1'és.
Toda relación es presentada en una forma no crmca. La
mayorza absoluta de 105libros son una dos 'pc¡ón partículam'zada
de eventos o batallas y —-—como e] Í1bro eJoaquim Nabuco———
una interpretación forma] de la diplomacia que actuó en 61 Plaza.
'H3bí&, además, que tener el cuidado de .no condenar esa cosecha
de historiadores de fibras a!ienados que estimom'an la guerra
en sí, escritos por hombres que participa on militarmente de la
campaña. Como Taunax para citar un de los clásicos más
populares. 0 como el Comne]]osé Berna dino Bormann, recor—
dando un autor serio y generalmente des onocicfo de] público,
hombres como el valiente Genera] Cunha Martos, —que brillante-
mente comentó el libro de- Max von Verse… . Faerea de los autores
que dan un testimonio persoñal porque pa icipamn de los acon—
tecimientos militares, cuyos libros son re! rivameu…ra verdaderos
'e importantes para que se conocieran Ias ondicíones en que se
hizo la campaña del Paraguay, pocos s n los que se saivan.
Sobran las sabuesos del Imperio que desv rgonzadamen—fe usan
del patriotismo de esos actores de Ia gue ra para encubrir una
realidad que es indigna para la política ¡' peris]. En fín, ¡jodo
libro que se propone relatar la Guerra d .' Paraguay dentro de
un parámetro más claramente económico, o que significa poner
al desnudo la Triple Alianza como restafe ro de] Capital inglés,
es condenado por “crimen & Í_a naciona idad”. O que f1'euen
menosprecio & los estudios que podrían ar una Visión exacta
'sobre la Guerra de! Paraguay, su ¡'mporrancx ysus consecuencias.
HI
12
mito; nacígnales. Esc— planreamíenfc jm'ta aV_ÍOS, “dueños___d€l£í
verdad” que inonopolízáron los conceptos sobre ¡& guerra.
Por ejemplo, Caxias ———que a pesar de ser el Pacificador y_
soldado símbolo de] Brasil, es hombre, humano,'por tanto, pasible
de error, no puede según esos histon'adores, ser analizado críti—
camente. ? ' '
Cómo esºcn'bir sobre la Guerra del Paraguáy, sin un plantea—
miento crítica, no apoíogérico de Caxias? A cualquier individuo
de buen sentido Ie parecería imposible. Pero ese preconcepro ha
sido alimentado y aceptado por mucha gente. Como Homero de
Castro Jobim, traductor de 775€ W¿¡f I?? Fdfc(gl£cg¿ de George
Thompson, due afirma: v '
— “Para juzgar a Caxias )! Tamandaré 110 es idónea ¡a nanacfón
de George Thompson, su erñcial ¿! im reciso …en este caso, ade—
más*de parciál. Como 50 dadas akzmdmas*y5mwkiarex de!
paeb/a ¿Ewizsy Tammdar¿f yajzermg¿¿zgadospor sw
compam'o¡c$'i ' '
Igualmente, aceptarído errores de juzgamientos de T7zomp—
son ———que participó de la guerra de lado paraguayo, además, en
forma incompetente, wma verenaos—1 la narración de ]obim es
característica en el Brasil: no se puede tener,una visión crítica
de nuestros héroes. (Además es interesante notar que ]obim dice
que'Thompson no tiene? derecho de juzgar & Caxias () Tamandará,
pero sí tiene tcdo el derecho de dar testimonio sobre Solano
López: “Perú el testimonio de Thompson sobre López y e] Ejér—
cito paraguayo, esto sí, es,una narración válida porque es elfmlo
de la vivencia de] autor en ¡& intimidad de] alto comando durante
los ¿años de Ia guena”.
En condusíón, para 13 histoñograifa oficial, !a historia de
Ia Gue1ra dei Paraguay ya está escrita. Esfá lista y acabada.
Cúalquier V¿er5íón que contrariésus preconceptas está tác'ítan
mente prohibida. Para comprobar esa posición reaccionan'a y
antihísróñca, se prohibe el acceso a ¡05 documentos que ell?rasi1
po'see sobreja guerrá: pníctic3mente toda la:documentzdºfl de
Francisco Solano Lópe:'zy del gobierno paragúaj'º de 95": penado
fue capturada por los brasileños en Cerro Corá () en el saqueo
de Asunciónk
13
En la imposibilidad de una relación crítica, los historiadores
oñciales aceptan la táctica impuesta desde el Imperio —con
algunas daras dfscordancias durante ¡& Re"púbhca, como obras de
Téixeira Mendes, 1njustamen re o]vidadas—-— yhacen de su alinea-
ción un éjercicfo de caza de pulgas de los detalles hi5róricos. La
mayoría de los libros desmenuzan batallas (Cuánrós soldados
implicados? Cuántos cañones? Quiénes son los comandantes?
Cuántos muertos? A qué hora empezó?) y se escriben crónicas
románticas y se fozjan héroes.
Y ni hablamos agua de obras Hamadag didácticas; citamos
genéricamente los llamados “libros serios”En la escuela, los
brasileños son agredidos por una vers1ón 1msr1fcadera que da
la impresión que la historia está hecha para hacer cumplir un
miendarío (“Qué día Fue la batalla de. .?) o porJa cuah'djad
mrlimr de una nación.
( oncluycndo: este libro no es un “libro de historia”. El
umm :… es un hísroriador. Esta es una relación crítica deja
( ¡'m—rm del Paraguay, teniendo en vista su causa Fundamental
——!m ¡nmreses de! capital inglés— perosin descuidar su lado
político y mih'mr. Político, en aquello que representó para el
Bmsi! y 105 bcalígerantes y, principalmente, para la América Latina
en su totalidad. Y militar, por las características especiales que
los ejércitos emplearon, especialmente el paraguayo, que tuvo
que crear técnicas propias delucha, además de fabricar? totalmente
sus armas. Se hace un rápido análisis de 13 historia de] Paraguay,
pero que pretende abarcar desde los tiempos de El Supremo, el
dictador Francia, pásando por Carlos Antonio López (padre de
Solano), que puede ser cons;derado &] creador del Paraguay
modemo, terminando con Francxsco Solano López —-—el más in—
¡ust1fcado de los grandeshéroes Iarínoamerfcanos— yla tragedia
de la guerra que asesinó ala heroica y Horeciente República dd
Paraguay.
Sí los hechos son narrados co'n imparcialidad, ºa través de
un paciente análisis, el autor llegó a una síntesis precisºa, pemonál:
es un libro fávomble ¿] Paraguay de Francisco Solano Lópéz,
con las reservas históricas necesadas.
No es un libro contra el Brasil '—10 mismo adminéndo'se
que el Brasil aq…tratado es el Bmsí1imperial—porcjue el autor
14
¡
i
“El g?rci£o de ¡& Pdm'a será todo el pueblo ei; ropa_y dígnzdczd de
ser el pueblo en armas. Sus g.º¡%cáva.s; los campesinos libres... "
' _ (_en Yo el Supremo, de;Augusfo Roa Bastos)
17
morír,'en 1862, asume el poder su hijo, Franciséo Solano López,
que sedispone a continuar ¡a obra iniciada por Franciá, y perfec—
cionada pofCarlos Antonio López, y que tendría sus principales
frutos en el nuevo gobierno. Pero, la GUerra… de la Triple Alianza,
incubada hacía muchos años, obliga al Paraguay ' a i una lucha
desproporcionada que 10 destruíría completamente. a_
2. EL SUPREMO
18
. !
' queílos qu e, po r cu a
a
bado y ¿bediente en resencia de la jefatura de El Supremº-
uí er mo ti vo po dr ía n ins pir
; de Francia, se retiraban cautelosamente para el mtenor & pam.
% ¿Fue el caso inclusiv e de Ca rl os A m o n i o Lo pe z, su
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19
. 4. EL AISLAMIENTO NO FUE ELEGkD0
La principal medida del gobierno de rancia ——-en la ínter—
pretacíón de sus críticos——— fue el aislamient .impues.to al país. El
cierra ias fronteras y elimina todo el com mio y relaciones con
el exterior. Este hecho sería la causa, para uchos historiadores,
de una estructura extremadamente ínmov1ista en el Paraguay.
_ El país se tomaría hostil posteriormente, a toda manifestación
'de civilización. ' ' 7 … _ ,
, Además de no ser esa, rigurosamente la verdad, debe acen—
tuarse, que Francia fue forzado a aislar al ais. No fue su deseo
“basar en el aislamiento una política auto—es ogida. El aislamiento
dei Paraguay 16qu impuesto y Francia su o encontrar una po—
“1ítíca económica que enfrentó con éxito.
El Paraguay es un país'mfditerráne que no tiene salida
' propia hacia el mar. Para export r su prod ación ———-el tabaco era
".el ' pgincipz_zl producto en tiempo de Fra cía——— él necesitaba
de la libre navegación de los ríos, entre los cuales, el“ Plata.
Pensando en eso, el gobierno (entonces un ongreso Revolucio—
nario) realizó un acuerdo con Buenos Aires En 1811, para facilitar
, la salida'de sus productos. Buenos Aires, sin embargo, no"]o
“cumplió: además de no permitir la nave ¿¡ ción de 105 barcos
paraguayos, también crea un impue sto adiional sobre sus pro—
ductos, especialmente sobre el tabaco.
También en 1815 y 1817 continúan ] as presiones de las
provincias más al norte de Buenos Aires… EL.1 ganado paraguayo
ya no puede pasar por las provincias ve c;ías. Esas presiones
contra el Paraguay, obligan a Francia a to ar contacto directo
con Inglaterra, buscando en alia su apoyo como una forma de
conseguir la exportación de sus productos. El intenta obtener la
navegación para sus barcos en 1814, y, prin ípalmente, en 1823,
junto al representante inglés en Buenos Aires, Wood*bine Parish.
Pero Buenos Aires. es implacable en el bl agueo. Las presiones
de Buenos Aires obedecen a motivos evide tes: se pretende 50—
meter la prºpia soberanía del Paraguay ——no se perdona a Francia
acabar con la clase privilegiada que servía & infiltración para el
dom1mo de Buenos Aires al Paraguay. Y 11 se trata de simples
20
rep:esaliás, pero sí de la tentativa de recuperai- y ampliar el gran
merk:ado paraguayo; tanto para vender sus productos —-y 205
expórtados por Inglaterra— como para usufructuar su expona_
ción. … “ ' " '
ConViene recordar que en ese tiempo la Argentina no era
un país unífibado. Existían varias provincias que tenían libertad
de acción. La? mayoría de ellás seguían el procedimiento de Bue-
nos Aires contra el Paraguay de Francia. De tal forma se apretó
el cerco al Paraguay, que no'había salida posible para Francia,
si HQ ceder, a ios ¡ntereses de'Buenkos'Aires. Y qué es Buenos
Aírés? '— '
En esa época13uenosAíre5 era la sede de los intereses comer—
ciales ingiesejs, comenzando un largo reinado en el Plata. Luchar
contra Buenos Aires y las, demás provincias, es también, enfrentar
. las normas admitidas por Inglaterra pa_ra el comercio internacio—
nal Fan esa área Y quién controla, a partir de Buenos Aires, el
com'ercío intdrnaciona…l de] Plata? Ciertamente una incipiente bur—
guesía cuyas ramíñcacziones ván hasta la misma Asunción, el
corazón del gobierno de Francia. Eso signiñca que en la lucha
contra Buenós Aires, Francia ni siquiera tendrá el apoyo de la
burguesía rica de su país': ella está minacia por los intereses
ecof;ómicos que'la 1igan a los argentinos én forma directa y, en
fornºxa indirecta, al capímí inglés. '
Para organizar y haber progresar su país,_Francía necesita
de dinero. No le es posible obtenerlo sin someterse a la explota-
ción exportahdo 105 prodúctos paraguayos Dinero y medios,
entonces, él *¿f'¿ & obtenefsacando de los ricos de su país.. Es esto
lo que explica y determina las persecuciones de Francia: su dic—
tadura ejerce 'un poder cruel y terrible justamente para defenderse
de 133 exp]otáción dirigida por Buenos Aires y apoyada pºr la
propia burguesía de Asunción. Para conseguir riqueza y dinero,
Francia es ir?1placab]eí elimina a los representantes de] poder
económico paraguayo. Crea un estado policial, una dictadura
perpetua peculiarísima, para sustentar un gobiernº popular.
1 Pero sóío no se gobierna un país. Francia se alía entonces
con 2105 que están desvinculados de los intereses de Buenos Aures,
21
para su suerte, exactamente aquellos que pasan a detentar los
medios de producción: el pueblo. Y se rea1íza el aislamiento del
Paraguay Las fronteras están cerradas: nada entra () sale
22
A1 Mientras que aún ¡¡ abia medias para exp0rtar ——porque la
.cííausura de las frentera 5 se hizo en Forma gradual y no una
¿determinación precisa de Francia como se piensa—— todo el,comer—
í<:Íio exterior fue hecho a t avés del Estado, En conclusión, Franciá
íéescarta la_ burguesía m rcantilísta de los lucrosque Ia exporta—
ldión puede dar y es el stado quien lucra. '
Naturalmente, ese u adro no despierta entusiasmo en los
?Vecinos del Plata, 10 mis rfmo en el Brasil. Francia está o'rganizando
3ú'na nación libre y dem strando que es posible sobrevivir sin la
:síumisión a los intereses xtranjeros y sin sustentar una oligarquía
piarásita. El Paraguay p sa a ser> ya a partir de ese momento,
¡in ejempio pésimo par América; veremos más adelante como
é¡sa estructura de naciórj puede incomodar al “]aissez-faire” que
los cañones ingleses imponían al mundo.
3 Por otro lado, El S u remo demuestra que no existe índepén—
! éncia política sin inde€endencia económica. Eso ya era muy
Eonocido en aquel tiemg 0: pero justamente por la evidencia y el
oi“¿f
ejemplo paraguayo, es ás incómodo. Tanto para sus vecinos
¡.
24
La crítica más importante que se puede hacer, hi5tóricamen-
te, al dictador ancía, es haber exterminado a la oligar uía
económica desu país sin ¿conseguir paralelamente, crear una c ase
dirigente. Eso,a largo plazo, _fue fatal para el Paragúay. La
aus'_encia de una clase dirigente vinculada a los intereses naciona—
les fue sentidá fatalmente por Carlos Antonio López y después
por su hijo, Sqlano López, en los conflictos con la Triple Alianza.
6. EL PUEBLO PARAGUAYO
¿
¿La soberánía del Paraguayes una idea fija de Francia. Como
él ejerció despóticamente el poder para garantizar esa soberanía
y porque perjudicaba a los intereses internacionales en ¡a emer—
gente república, todosu gobierno pasó a ser analizado por sus
vecinos desdé el punto de vista de un libemlismo idealista. que
por vestigio só10 existía idealmente…
Pero ese_absolutismo tºtal ——Francia disponía simplemente
de la. vida y de los bienes de cualquier paraguayo——— tuvo lesu1—
tados prácticos que desmienten el estrechísmo político que pre-
tenden1mputár a El Supremo.E1 crea un pueblo con una naciente
conciencia histórica. Cuando dis!ccadel poder político y econó—…
mico a los hérederos cleí coloníaíismo español yáistribuye las
tierras en poder del Estado, lanza las raíces de una conciencia
naciºnal que se dispone posteriormente a morir en defensa de
su sociedad. Y qué clase de pueblo es este?
Es un pueblo que se dedicaunica y exclusivamente al trabajo
Que¡acepta las normas de F1 Supremo y llena los depósitos del
Estado de aquello que produce Dedicado exclusivamente al tra-
bajo,“ vigiladopersonalmente por El Supremo con leyes rigurosas,
encuentra una desconocida forma de libertad. La libenad de no
ser pcrseguidp por oligarquías impr0ductivas La libertad de no
precisar más ínclinarsca los preconcepros de los jesuitas. Y gana
algunos condicionamientos que comienzan a plasmar un nuevo
Sentimiento popular. Las penas rigurosas para asesinos y ladrones
(la muerte, púra y simple sin juzgamientos artificiales como se
conºcían eh la época, con leyes para absolver & los ricos y
condenar a los pobres) eliminan el crimen de1.país.
25
Aimé Bonpland, por ejemplo, un sabio fránc<as que fue a
realizar estudios botánicos en el Paraguay y que demoró muth0
en salir, retenido por la desconfianza de Francia, detestando al
dictador por su prisión injustificada, lo mismo da un testimonio
claro sobre el pueblo paraguayo, Después de largos años de
estar preso en el Paraguay, al salir finalmente una viez que cruzó
la frontera y entró en terrítorioargentíno, fue víctímja de un robo
de caballos. Y, para el negociador de su libertad, Grandsir, añr;nó:
“Como se ve, ya no estamos más en él Paraguay”. El propio
Grandsír, que para llegar al Paraguay y negociar con Francia la
libertad de Bonpland tuvo que Cruzar varias provincia's argentipas,
afirma: “El contraste (del Paraguay) es en general áorprendénte
crm todos los países que he cruzado hasta ahora: sie viaja en el
Pnrag1.my sin armas; las puertas de las casas apenás se cierran,
¡…en mdn ladrón es condenado con la pena de muerte e incluso
c-¡ min ¡'>mpictario de la casa o la comunidad en donde el robo
rn c:nmctinlu, cntfm obligados a índemnizarlo. No se vén mendigos,
mdn el mundo trabaja".
27
paralelamente comienza a enfrentar el pr blema <:apital—, resul-
tante de esa política nacionalista y aut6n ma: la codicia de sus
vecinos, impacientes para el botín y desean entes de no participar
de la expoliadón de los bie.nes producidos or el puebl—:i pamgua“
'Yº> cierra cada día más el círculo de! come cio emeríor. El Para-
guay tiene una superproducción; los depó itqs en los campos Y
en Asunción están lienos. Si “hay exceden'e de producción para
» el pueblo, corresponde ¿al Estado export ese excedente para
transformarloen riquezas que vengan a 'mpulsaf el progreso
interno, modernizando los propios medios ¿e ptod%ucción.
_ Ese contraste, finalmente, va a prove … la guena impulsada
por sus_ vecinos_,' iristigado por ai capital inglés, manífaulando
políticosv_bmsileños ¡¡ argeútinos, cuando 1 gíán potenciá ímpe—
rialista, Inglaterra, comienza a sufrir sus p pias connadieeiones
“ internas y perder sus fuentes de materia p 'ma en el exterior, al
mismo tiempo que ella, también, necesita e portar sus excedentes
industriales. '
La no solución de ese problema por Francia (y posterior-
mente por Carlos Antonio López y por ] mariscal Francisco
Solano López),— es el comíenzo-de la Guerra el Paragpay. Francia,
, por tanto, creó un Estado libre y soberan .
Sus consecuencias económicas dete inaron ¡a largº plazo
los motivos económicos que se ocultaron & “razones políticas”
para la destrucción del Paraguay por los títeres ¿[e Inglaterra.
+
' …Para exportar, el Paraguay precisaba dej r gran parte de sus
ganancias en el puerto'de Buenos Aires, Y no había otro! medio
de escapar a eso a no ser perder la sobera ní del país,, permitiendo
* .lo que en esa época Inglaterra representaq a como forma de su—
prema civilización: el “libre comercio”. Ese conceptc colonialista
de “civilización” tenía sus beneñcíarios etx todo el hemisferio
sur, menos en el Paraguay, que por no acep ar una “civilización”,
que significaba vender el país al imperialisawo británico, entregar
la producción pºpular a los intereses ajen 5 a la nación, porque
como»ya vimos todo salía de las organizg ,
ciones ' comunitanas
incentivadas y creadas pór Francia, quad 0 eñnitivamente aisla—
do. '
El gran error de Francia, si es que 0demos llama; error
' Aesa incapacidad histórica, fue no crear ——d la forma como creo
28
ese tipo ¡:ccufliar de Esnado Pºpular——— una clase“ dirigente inte—
regada¿I. in ¡.que¿a nacional, capaz de abrir políticamente los
¿ios dei:Píz.1…1 _: cl,Paraná paaa1a_líbre navegación de sus barcos.
Quién va : ::'lizar esa tentativa, parcialmente bien sucedida a
mediano r.:i.1. : ::históricamente frustrada al final es Carlos -An-
t0m'o ICp<,, J…."'asume el gobierno con la muerte de josé G39par
Rad1ígw:- de. Mancia, en 1840.
29
CAPITULO II
,32
¡
x
33
armas ya venía substituyendo sus métodos, adecuando! os & ias
z ción” ,no fue po-
nuevas circunstancias mundiales y decivilia
síbíe por la corrupción. Inglatezra tuvo que retropeder en el
tiempo. E, indirectamente con la presencia determinante, ren
—buena hora, estimula a. Brasil y Argentina & destruírlo.1róníca—
mente, se puede anrmar con re]ativa seguridad que el imperta—-
lismo brasileño y el caudi1hsmo argentino (ayudados por la b'ar—
barie de Venancio P]ore_s del Uruguay. Y por su atraso cronoló—
gico. emplearon los medios de dominac1ón mditar que Inglaterra,
líder del & “civilización” , representada por el “libre comercio”
que imponía al mundo, ya no podía usar sin Víoíentar sus hipo—
critas principios. .
Al mismo t1empo se define una estrategia económicade
resultados excelentes para Inglaterra: cuando es ncceáario, Brasil,
Argentina y Uruguay se unieran contra el 1araguay y requirier_on
dr: capital para sustentar la gue1ra, se determina la total depén—
¡imán de la economía de esos países__a lOs bancos ingleses. Las
drudas provocadas por la Guerra del Paraguay lievan a la órbita %—
3
<lc la rural dependencia al Brasil, Argentina y Uruguay, víctimas R
3
ahora de un déf1cit ñnanciero que va a sangrar para siempré el
organismo político,social y económico deºesas naciones Sólo
hubo un ganador: Inglaterra. — ' ;
Se destruyó al Paraguay. qué se oponía al sí¿tema de”su
dominación económica y se subyugó t:olahnente &“ los aliados
que lo destruyeron. *
"34
> ,!
rm… -
cabezas de ganado bovino. ' '
' Toda Esa riqueza se exporta, a pes r de las expoliacíones
impuestas por Buenos.-Aires y su puer'1) controlado por una
aduana al servicio del merca'ntilísmoin lés. Pero no es todo.
Toda esa riqueza, en manos del Estado, o tenida en régimen de
…“… WJ-W=*-NWG?TE%…'£
v producción comunitaria, en una especie de cooperativismo socia— , ”
lizado, que ya por _sí estimula 121 codicia internza¡c:icmal3 además
_ es un a5pecto dé la infraestructura económi a del Paraguay. López ¡
. _ padre, sabe 'como perfeccionar el rudimen arío esbozo socioeco— !
nómico heredado de Frangia y, más que _es , sabe como implantar
en la pequeña República un nacionalismo uténtico que la rescató
' | de las industrias de base con predominio de capita! inglés; además
el construyó una industria de base, moduladora del progreso,
con dominio total y ábsoluto del Estado? que en el Paraguay
36
Dentro de ésa €SEructu¡a económico--industrial, no era menos,
importante su astillero: los produótos paraguayos surcaban los
mares en navíos fabricados en el Paraguay, excluyéndose sus
motores a vapór, comprados y pagados la mayoría con el trueque
de mercaderías nacionales, pues, raramente Carlos Antonio pa—
gahalas importaciones en oro. Esos navíos (una Hora inicial de
once bamos a vapor y cerca de cincuenta ve1e105, aumentados
gradualmente con nu'evas unidades nacionales) partía de Asun-
ción para Europa cargados de yerba mate, tabaco yalgunos otros
productos, par¿a volver con aparatos científicos, armas más sofis—
tícadás, máquinas de imprenta y pzoductos químicos que, en su
mayoría, pasaban a ser fabricados en el propio Paraguay. Com-
pará'ndose Ia explosión nacional de progreso del Paraguay de
Carlds Antonio López con l'a dependencia total de la casi ínexis»
tente industria brasileña y argentín_a, es evidente que el Paraguay,
para lacívili¿ación inglesa”, era_ un peligro. 'La euforia del go—
bierno paraguayo, ante las realizaciones en tan cºrto tiempo y
las perspectivas que se ab1ían al país, se evidencia en el entu—
siasmo después del lanzamiento del vapor nacional “Río Blanco”
en las aguas, en 1856, cuando Carlos Antonio López proclamó
a la nación: —
“Nos es permítiáo comprender, si no al que experimenta,
el júbilo y la satisfacción con que Ies dirige la palabra vuestro
presidente ,
“Hace un año que visteis surcar en vuestras aguas el (<Yp0-
rá», vapor construido en vuestro astillero y por vuestros compa—
triotas Día para mi memorable y de satisfación, que marcará
época en ¡a humiíáe hist01ía de mi vida política.
¡Viernes 17, habéis pzesenciadoun espectáculo de igual
naturaleza, que COHITIOVIÓ nuevamente m1 corazón.
“Ciudadanos: la bánde_ra paraguaya surca nuevamente las
espumosas aguas del Atlántico y tal vez a estas horas se verá
solefñnemente_ saludada por el pabellón de la Gran Bretaña, en
cuyaá márgenes estará fondeaclo el Rio Blanco.
“Vuestro vapor Tacuarí tremoló también nuestro paño tri—
color el1nmen_so océano. Cuatro vapores mercantes de vuestra
exclusiva propiedad son cada día una patente revelación de nues—
tra Nación”…
37,
El progreso paraguayo se vuelve cada vez más evidenteén
térmír > concretos Ei_¡entusiasmo de la proclamaciórí del Presi-
den te f…1 rio s An to ni oL óp ez no es fon na1 :re ñej a law erd ad. Y
esa verdad provocará, por su impoztancia económica,: un resen—.
timientv aordo contra- esa magnífica emancipación nacional vé—
ríñcado s:empre donde las clases dominantés fuerqn habítuaf
mente mf:103 sabuesos d'el impexialí$mo: portugués,español o
inglés, de;>endiendo de¡as circunstancias. En Fm, el progreso
paraguay. - en la. mitad del sig1o XIX exporta madera produce
107za fina, construye ferrovías exporta sálítres yergue fábricas
de pólvorz.._ papely azufre Se insala el telégrafo. Una nueva
reformulacu3n en eluso de la tierxa exige más implementos agrí'—
cn]ns:v ellos son fabricados en la fundición de Ybycuí dando
nwjnrvs co…líciones de trabajo a los campesinos paraguayos qu_e
.mnmnmn su productividad.
¡videntemente toda esa estructura política produce un tipo
¡ir p.…icipución popular auténtica. El pueblo pzuaguayo está
mwumtn cn el proceso del desarrollo dei país y sabe,— por expe—
¡¡rmiu ptácticn, que participa de sus frutos. El mismociudádan_o
qum ¡…sivamentc cumplía ias determinaciones dé El Supremo,
ahora en forma activa enriquece el patrimonio moral de la nación.
La evidencia es dada por testimonios de aqueí tiempo: Ildefonso '
Bermejo ahrma en “Repu'bhca_s Americanas”que en el Paraguay
“no se conocían los 1ádr0nes” ., ni en las ciudades ni enlas regiones
despobladas. Cualquier viajan_te podía camin'ax sólo pór la noche
por el campo con grandes cantidades de dínexo para Ecompra de
tabacoa los hacendados y campesinos, seguro de que no había
de tener más que un respetuoso saludo de los caminantes que
encontrase” ..
Ese comportamiento popular que meme de los tiempos de
Francia, se observa en todos los niveles y es una de las Causas
del suceso de la administ1acíón de Caríos AntonioLópez. La
seriedad del paraguayo dela época .c01'1 losnegocios Lúblicoses
testimomada po; Félix de Azara: “El respeto a la cosa pública
existe hasta en la ciase más ínfima de la“ población. No sabría
citar un ejemplo de Falta de probidad desde el Estado o hasta de
pavte mismo del a gente más necesitada”.
38
&
Esa cohesión mora entre gobierno y —pueéblo, sedimentada
or una estructura somo conómica que 'emancípó el país, estaba
“'“TS
!
?
%
? ! ¡ Fem Carlos Antoni López va a ser víctima del mismo error
?¡¿ : (dometido por Francia: 11 consiguió formar una clase dirigente.
54 113 falta de esa clase dir gente impidió que su gobierno tuviefa
g
?L]?na visión global sobre los acontecimientos. El tuvo auxiliares,
%;
! 13 mayoría de 61105 extra jeros, actuando como “representantes"
!
L_ ' Hei Paraguay en el Plata ' en Europa, pero no consiguió de esos
%? 39
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ta rá n om o ra zo ne s de gu er r
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riadores de l Ia do ve nc ed or pr es en %
[DJ. _.nL…,..._j
Por qué?
Evidentemente,por una falsa persp ctiva histórica: la luch
no se trábaba contra brasileños y argen ines, meras extensione
W.
imperialistas, pero sí, contra el corazón del capital inglés, contra
decido en contenido dentro del Paraguay Por eso estaba decídíd
¡& guerra, la destrucción total del Parag ay hasta el Fm, aunquñeg '';
se tuviese que cometer, como se cometió moda los dos mayores% “¡
genocidios que el mundo finalmente vio. Veremos cómo en las
relaciones diplomáticas, Carlos Antonio López tuvo un relativo
¡…
resultado con el Imperio del Brasil y la C nfederación Argentina
iv
y la forma como era apenas una demora ara su ñn o, histórica-
mente superñcia1 ya que el contenido d una historia hecha al
“ margen de los intereses populares como 1 del Imperio brasileño ¡
y del caudillismo sudamericano era deter inado por el imperia—
lismo inglés.
%í
al
%,a
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14. DIPLOMACIÁ: UN APRENDIZA] INOFENSIVO 1 X
45
por Carlos Antonio López. Cedef a las reivindicacionés expansio—
nístas del Imperio del Brasil signiñcaría prácticamenft€ perd€f ía
mitad del territorio paraguayo. Las reivindicaciones ¡Territoriales
del Imperio pór su lado, no se basaron nuhca en hechºs concretos
de derecho o de tradición. La noticia déla escuadraj navegañdo
hacía el Paraguay y dos ejércit05 que partieron de Marto Groáso
y Río Grande del Sur, llegó anticipadamente a Asu:fnción movi—
lizando al gobierno y al pueblo. _ f
Las fuerzas militares de invasión imperial contaron con toda
la complacencia de las provincias argentinas. Surcaron sus navíos
tranquilamepte las aguas argentinas y hasta sus mismos soldados
ciesembarcaban algunas veces para ejercicios bélicos en la margen
de sus ríos. Esa expedición poderosa, ima verdadera 1prueba para
la ”capacidad diplomática de Carlos Antonio Lópei, que tenía
Huln para constituir una gran fuerza depresión del Imperio cont_ra
r! l':n*a¡.guny1 termina casi automáticamente transformada en uno
¡Ir Im ¡¿ramdqs <Ie:5:xstrus de la diplomacia brasileña. El propio
Hm-c'm de: Rio Branco afirma que el Almirante Pedro Ferre;ira
rvm'n nrriun, rn ciertos casos, para un “procedimieúto enérgico
y militar", Y es ]cmquim Nabuco quien considera a la expedición
ridícula de Pedro Ferreira un “desastre diplomáticoí'. Por tanto,
¡a que podría ser ¡a prueba de fuego de la capacidad de resistencia
diplomápica del gobierno de Carlos Antonio López, sie diluye por
la propia íncompeténcia y falta' de energíadel enviadoimperial.j
Cómo fue recibida esa expedición? … ! ' '
Al llegar a lá entrada del territorio paragua'yo, en Tres
Bocas, la escuadra1fue detenida en forma humillante. Permitió
el gobierno paraguayo, que apenas el vapor Amazon'as las trans—
pusiera para dirigirse a Asunción y negociar con Carlos Antonio
López. Eseíbarco, no obstante, encalló antes de Negar & la capital
guaraní. Y las nego'ciaciones se realizar0n & través de una extraña
correspondiencia entre el Almirante Pedro Ferreira ———un exótico
“ministyo plenipotenciario”?— y el presidente del Paraguay. Los
resultados fueron prácticamente nulos porque ni sic£uiera fueron
re_conocidos posteriormente por el ministerio hrasileño.Y es de
observar que segúñ hace constar ]oaquim Nabuco, esa expedición
era, dentro de ]osfbásícos y monárquicos principios del homer
dE? imperio, una e'specie de castigo al Paraguay, eri desagrávío
46
; n
i 5; antiguo embajador, ac1 sudo por el presidente Carlos Antonio
_ [Eópez de conspirar en unción contra su gobierno. Alegando
¡ E' & comportamiento del mbajador brasileño, López le entregó
éí pasaporte, prácticamen & expulsándole del país, acusándolo en
ºota oñcíal ¿le dedicarse “a la intriga y a Ia impostura con odio
31 Supremo Gobierno del Estado, y de levantar atroces”calumnias
CÍontra él”. _ '
' ¡ ¡ Ese incidente£que p ovocó la ida de la e_x.pedición del Almi—
í ante Pedr'o Ferreira & hi 0 desplazar dos ejércitos brasiléños de
> ; ; 'atto Grosso y de Río G ande del Sur para cualquier emergencia,
átfendría por sí solo, dent o de los conceptos monárquicos brasi—
é1feños, ía gravedad suñci me para realizar la guerra contra el
I?araguay. A pesar de es , habiendo orden, para forzar el pasaje,
[ql Almirante Pedro Fer eíra, alegando razones internacionales,
iñ>reñere ac_eptar ¡a íntimi ación paraguaya y de la armada a media
51Fgua marítima de las a nas de] Paraguay. Es con ese prudente
!Y tímido comanc'iante bra ileño que Carlos Antonio López coteja
1silu capacidad diplomática Y es con un régimen monárquico que,
Í¿1entro de _sus estrechos rincípios tiene todos los motivos —por
?¡Í1ás puerííes que ellos p adan parecer prácticamente— para de—
' —1arar la guerra cuando 5 expulsa a su embajador, que se realiza
:lº_a gran experiencia de rato internacional de Carlos Antonio
López. El— está, por tant , fuera de la inflexible y dará realidad,
_ jQue manej'an por dentro los hechos económicos. Y sólo utiliza
¡ alias vías diplomáticas co 0 capa formal de sus acciones imperia—
%' 11¿ístas, qué orientan el mportamiento de Inglaterra. Por eso,
> 'por esos sucesos episódi os, que él no considera para comprender
%la amplitud de los prob emas que el Paraguay estaba causando
¿ la metrópolis inglesa, es que Carlos Antonio López se entu-
1%iasma con reacciones t n pueriles con respecto a la diplomacia
¿ Qel Imperío_del Brasil. me la aproximación de la escuadra bra—
:'Sileña comandada por edro Ferreira, López lanza el siguiente
Manifiesto a la nación: '
“El presidente de 1 República descansaba tranquilo en su
…¿_*.… TT …… ……
'43
con vosotr05Í a 7 3
49
1
50
15
1 ¡
, 1: ._ . . . ,
cúgst10n con el t1empo represe proble def]-
es, ,pudxe ntar mas
nit2ívos y sustanci ran
ales. básica, dejó a1Para-
* 3 Ese desvío de la cuca ¿ón interna
cional
, ng51y sin posibili de na estrateg para perñiar el peligro
dad e o e e ia
:; inglés que, ñnalmen x p tó n lTratad de la Tr*p1e Alianza
te, o
¡ En conclusión: la em ncipacíón de la economía "paraguaya,
!
51
rri1, líneas de navegación para Europa, jm. Es un país que tiene
al mismo tiempo los depósitos llenos e tabaco y yerba mate
para la exportación, como de alimentos ara el pueblo¿ Indiscu—
tiblemente, es el más estable régimen p 1ítico de las Américas… ¡
Posee el más moderno sistema de moneda, acuñadas en Asunción 3
y también papel-moneda impreso en su capital. 1
Está libre de ingerencia de bancos eixtranjeros en su econo- *
mía. Paradojalmente, todo ese progreso ea su sentencia de muerte. ¡ 3
Pero, para morir, el Paraguay va q dar al'mundo el más
heroic'o ejemplo americano de resistenci nacional. Y va ¿: expe-'
rimentar una de 1ás más trágicas lecci31es de la historia, que'
cuando un pueblo autodetermína su destino es invéncibíe & inco.— ' ¿
rruptible. Es preciso, entonces, como se hizo con el Paraguay, :
“ destruir hasta su último germen. La ne esidad del opresor de gº
destruir totalmente un pueblo libre para & tablecer él su dominio,
fue cabalmente expresa'cío por el Duque de Caxias, en cama al ¡
— Emperador Pedro II, fechada el 18 de noviembre de 1867, cuando
afirmó que para vencer al Paraguay, el Imperio necesitaría matar º —
al último paraguáyo en el vientre de su n¡adre...
“'"—”__—
52
CAPITULO. III…
A 10536 años
F1rzmci5co Solano López
asume el gobierno
53
Ias directrices de] vie;o Carlos Antonio López. Pero,j ustamente,
a Partir de ia posesión de Solano, la coyuntura injternacional
comienza a cercar duramente al Paraguay. Antes; no obstante
de ser examinado ese cuadro asñxíante para La República Guaraní
es preciso conocer la figura histórica más calumniáda y ofendida
de la historia americana. *
Francisco Solano López natció el 24 de julio de 1827. Su
familia era muy católica y bastante esclarecida intelectualmente,
especialmente el padre Dos tíos, hermanos de Carlos Antonio
_eran _clerigos: Basilio Lópezun franciscano, llegó a obispo. Otro
tío_,_ Francisco de Paula López, era conocido como “El Filósofo”,
un pensador introspectivo que Vivió místicamenteLa madre de
Solano López juana Pabla Carrillo, era una mujer Sencilla, here—
dem de algunas tierras en e] interior, 10 que dio tranquilidadpara
que Don Carlos Antonio López, viviese lej os de lá díctadur_a de
¡xnncia. SqlanQ v_iv_e retraído junto a _la_ _farpilia_,_en_ '(;1_ interi_or_ del
¡mías, hasta los catorce anos. Cuandoeí padré viene a Asunción
y ¡mune el gobierno, él tiene los mejores maestros del país.P_e_ro
nu ínrmncíón es autodidacta y se completa, princ1pa1mente, en
París. 1
Fn 1845, a los dieciocho años, la necesidad apremiante de
líderes en el Paraguay, hace que Solano López ya sea general
en jefe del Ejército Nacional. Esa anomalía no se explica pueril—
mente como pretenden varios historiadores por un beneficio
dinástico de padre a hi10; tampoco, como de forma pueríl preten—
den los admiradores románticos de F1:mcisco SolañQ Lóger po__r_
su extraordinaria inteligencia y actitud militar. Simplemente,
como yase_ repitió hasta el exceso, no había clase dirigente en
elParaguay: elPresidente Carlos Antonio Lópeztt1vo que echar
mano de aquel que estaba más próximo, mejor entendía su go—
bierno y que más fácilmente podría instruir para la creac_ión
della defensa armada de] Paraguay Era una cuestión práctica:
el Paraguay se preparaba para resistir al tirano Rosas; no había
ejército ni líderes militares suñcíentes o capaces. Carllos Antonio
optaba, dentro de un cuadro dirigenté que prácticamente no
existía, de lo que mejor o más rácii era posible. Así fue como a
los dieciocho años Francisco 501ano López fue improvisadoge—
54
% %fl€fa1 Por su país, forrm do a su vez., por un ejército también con
¡%%rmas y oficiales ímpr visados. Solo no nacía de improviso la
: ¡conciencia naciqnah la oluntad de resistencia del pueb%o para—
. guayo, porque desde lo tiempos de la dictadura de Francia, con
%%una herencia venida de los jesuitas, el estoicismo era parte del
% %pueblo guaraní. Con un ejército improvisado en armaáy oñcíales
; %:ero con:soldados con cientes d(_3 la necesidad de la defensa de
% %a patria, porque la estmctura pºpular del gobierno estimulaha
“¡3 participación de los ciudadanos de la República, Francisco
<%
55
intelectuales, que consolidan la industria e base del país, además
de instructores militares. Además de eso él se hace conocer y
respetar por importantes persºnajes: com la Reina Victoria, que“
1e recibió personalmente; o Napoleón III, de quién fue huesped
y se hizo amigo. No era un “hijo del residente” que hacía
turismo: era 'el futuro estadista procurand objetivamente trazar
para su país las condiciones básicas de ¿ sarrollo, importando,
no productos manufacturados, pero sí, ho bres y máquinas, qué
fortalecieran al Paraguay, _con más eñcién“ ia del que ya se reali-
zaba, un parque industrial que era único en a América del Sur.
_ Personalmente, su pasantía por París, marca definitivamente
a Solano López. Allí conoce a Elisa Alici Lynch, una irlandesa
separada de Su marído.»-El tiene vei'nte y'ócho años y nella diez '
y ocho; madame Lynch, como pasó a ser c nocida posteriormen—
' te, se casó & los quince años con un franc s y tres años después
se separó de él. Se une a Solano López, qu la trajo al Paraguay,
viven juntos hasta la muerte del Marísca en Cerro Corá, que
' ' además ella asiste, y tiene cuatro hijos, uno de los cuales, Pancho,
muere defendiendo a la madre en el asa] o final de las tropas
brasileñas el lo. deuMax—zo de 1870. Esa u ión es blanco de los
más disparatados comentarios: desde los ue acusan a madame
Lynch de ser una prostituta francesa, hasta los que en ella observ
van como mala consejera de Solano Lóp acusada durante la
u
'¿56
»
57
n 1
l
¡ a
de los anteriores gobiernos paraguayoá para enfrentar …la coyu'n—
tura internacional. Como Carlos AntonidLópez, él no con51gue
maniobrar los hechos internacionales más allá dei an0 Sur del
Hemisferio. Sus palabras a Andrés Lamas demuestran en 1855
lo que se conñrma. prácticamente durant;— la guerra (1—3 3.21 Triple
Alianza: el Paraguay nunca supo entendér perfectamgnte' queja
guerra era determinada por el rompimiento de una; estructura
dominante del imperialismo inglés, panicúlarizada en su emanci—
pación económica y en los traumas que podría provocar. Y se
perdió en la lucha dipíomática que originó la Tripie Alianza,
apenas una máscara para la intervención de la metrópolis impe—
rialista que ¡o destruiría. Más los indicios prácticos de esa cues—
tión serán examinados más adelante.
58
López. Y dentro de ese mbiente tenso, cl “Water Witch” intenta
! ínavegar por un brazo d 1 río Paraná que el gobierno prohíbe a los
¡ ¿extranjeros. Al recibir rden de parar, no espera y acabá siendo
1 ?¿metrallado por la Porta eza de Itapirú, sufriendo serías averías.
', En represalia, el g bierno norteamericano envía una escua—
í Edra con un ejército de esembarco contra el Paraguay. A pesar '
' Ide la gravedad de la cu stión los problemas son fácilmente solu—
'* %cíonados con la interve ción de Urquiza, entonces presidente de
¡iia Confederación Arg ntína. En ese episodio es nuevamente
¿íFrancísco Solano Lóp ?. quien organiza la defensa nacional y
5 ¡moviííza al pueblo. Su xperiencia militar y de movilización del
¿pueblo se. va haciendo paralelamente ai gobíetno de su padre.
1 Ei hecho más important de ese incidente con los Estados Unidos,
a Egen la formación polític de Solano López, es saber que muchos
E ¿paraguayos se pueden nir con los extranjeros para derribar el
¡
¡ 59
ñl ar la s tr ad i ío na le s ac us ac ío .n es de
traidores, después de hace.r d<_as_
no , c1 ud ad an 05 ¡e n la s cá rc el es ,! et c. , “p 1d 61 :1 &
ºPre sj ón d d go bi er
invada el Paraguay Y I0 IH CO TP re El la C o n f e d e r a m ó n
R0535 que
º El apºyo de do s … ho mb re s, qu e si le n—
Argºm¡"3º “señºrn araºº
pi de z m a r c h e n po r el ha ce . ha st a As un ci ón
ciosament€ y“ co
e ínfaliblemente tomando aquel punto y odos ios paráguayos
' — somos ya de Vuestra Excelencia, y nose ros nos ofrecemos a
marchar en la expedición con cualquier m sión que Vuestra Ex—
celencia nos dé llevando en nuestra co pañía otros patricios
que como nosotros, no ven la felicidad para don nuestra provincia
sino en la reincorporación a la Confederac ón Argentina, debajo
del paternal gobierno de Vuestra Exce1en 'a”. '
De esos dos acontecimientos López articípa & los 25 y 27
' - años. Y siendo tan joven aprende que los in identes diplomáticos
son fácilmentesuperables, no ve que las m nifestacíones de traí—
dores como Loízaga, por ejemplo, ya es apan al incidente y
' < reflejan una política en re5puesta & la ema cipación económica
del Paraguay. Así cbmo Francisco Solano ópez tiene la misma
mentalidad progresista de su padre y racío almente estimula el
desarrollo del país, carga con igual incapa ¡dad de veriñcar que
la correspondiente emancipación económic de esa política pro»
voca choques que no se resuelven diplom ticam_ente. Paraíela—
mente, los sucesos diplomáticos del Parag ay en la solución de
“ pequeñas rencillas'e incidentes diplomático , apartan a los López
cada vez más de la 'raíz del problema que (1 struirá al Paraguay:
' el imperialismo inglés herido.
En cuanto a los problemas del Parag ay en las relaciones
indirectas con el imperialismo inglés se agudizan, a través de su
simple presencia, como una economía aut'noma contrastando
_ con sus vecinos —meros brazos británic s extendidos en el
Plata——, la formación de Francisco Solano ópez, que irá & go—
bernar el país en su momento crítico, gs la m sma del viejo Carlos
' Antonio López'. 0 sea: las exigencias políti as del desarrollo de
'una economía nacional emancipada no fuer n comprendidas en
el Paraguay. La economía paraguaya estaba preparada y organi—
> zándose para funcionar a largo plazo; eso e uivalía a exigencias
“urgentes 361 gobierno para perñlar proble as internacíoñales
inmediatos; el gobierno, no obstante, en las elaciones exteriores,
.60
era inmediatisga sin comprender la naturaíeza del enfrentamiento
inmediato coñ e1 imperialismo'ínglés. Era un gobierno formal
en términos internacionales; luchaba contra las amenazas…forma-
les en cuanto su economía estímulaba los conflictos y contrastes
que creaban e_1 contenidoj de la guerra: los traumas económicos
que provocabá… '
181 ?PACIF1CANDQ PARA MANTENER EL EQUILIBRIO
Por la peculiaridad de la guerra de la Triple Alianza, en la
formación de Solano López ño interesa seriamente 10 anecdótico
o epísódico7 los acontecimientos cronológicos de su vida particu-
lar. Ppro sí, el<1telón de fondo de un cuadro económico interna—
cional que exigía una participación más allá de la capacidad
analítica del futuro presidehte de la República. Conviene recordar
en buena "hora, aun'que'parezc'av repetitivo, que la falta de L_1_na
ciase dírigenté deja _tanto a Carlos Antoníóícqmo a Francisco
Sglanb Lófuez¿a solas al frente del gobierno. Ello; pomo _1íde£res
y'ho'rñbrés" de estado, tienen que pfoveer y atender todo. Si no
fuese por la sólida estructura_ económica del país y su impertur—
bable paz polítiíca, fatalmente el Paraguay sería dí_lacerado muchos
años antesl Laineapacidad analítica de la situación internacional
Sé reláciona, pp1*_tanto, con la falta de una clase dirigente 1iga;_da
a ios intereses nacionales y3156yando al gobierno. Las viejas
fricci0nes conáel Brasil po—rlcausa 'de sus límites y territorios
reivindicados por el Imperio, mantienen por largos años al Para-
guay áal borde de la guerra'. La relativa facilidad que Carlos
Antoñio López siempre encuentra para zafarse del peligro, de
una confrontación armada con el poderoso vecino, aún después
de recibir “ultimatums” aparentemente definitivos, como el de
1853, por ejemplo, cultiva la creencia de que la guerra se hará
siempre, por cdestíones de límites y, principalmente, como aden-
tuó López a Andrés Lamas en 1855 en Rio, por el equilibrio en
e] Plata. No se? percató que el móvil interior es económico; por
eso la gu_erra sé torna inevitable.… Los López' superaron todas las
cuestiones_ dip1c_>mátícas práctica'mente, yy continuafígfj__—ffºpefan'
c]ola$1(ínclusivg el problema del Uruguay con Venanc1_o Flores
impuesto por el Imperio y Buenos Aires) Sí €5f35 cuestiones no
fuesen el prete;cró fina? para la destrucción del Paraguay.
61
>
1
62
; f
1 ;
… . . º . ,
— f%>$fa ev1t31' el enfiaquecm41ento total de la Confederac1on Argen-
tfiha y consecuente prfedominío absoluto del Brasil imperial,
tentado a intervenir sobra los escombros argentinos, era también
L“gña medida práctica pacificar a los caudillos para que ellos no
¿¿ destruyesen, destruyendo el tan necesario equilibrio del Plata,
*» cáns íder ado elem ento de seguridad por el Paraguay.
¡
.¿ !' Al. . mismo tiempo, n obstante, que Solano López consigue
— , - ) ' . .
i'_af pacxf1cacxon ——que m d spues de la guerra los argentmos dejan
¿ie reconocer al Paragua *———, crea condiciones para que las divi—
didas provincias argentín s se unan más fácilmenre. Ese indicio,
aliado & Ii: intervención la a…sileña en el Uruguay en 1864, apoyada
¡5¡br Mitre> facilitará la cohesión de los argentinos y, consecuen-
' te;meme, el Tratado de la Triple Alianza. 0 sea: una irónica
> ¿:élada histórica, Solano López promueve la pacificación de la
Eonfederación Argentina que vendrá contra su país a corto plazo.
¡$ 63
el Paraná, allá tomó otro barco )! retornó a Asunción. Ese episodio
* …de —mu est ra el atr evi mie nto de] im pe ri aí is mo ing lés y su des pre cio
hacia los sudamericanos.
El origen está, justamente, en. Ia incapácídad del dípíomático
inglés WD. Christie en conseguir un acuerdo comercial con
Carlos Antonio López, en 1858. La represaalía llegaba en 1359,
con 61 pretexto —y siempre ios ingleses encontraban un pre;
texto— de desagraviar a un enigmático ciudadano, Santiago
' Constant, acusado de cónspíración contra 1 gobierno de Carlos
Antonio López… Constatt!1egó al Paraguay jon pasaporce urugua—
yo, diciendo ser ciudadano del Uruguay. Cuando fue acusado de
' .conspirador y apresado, afirmó que era in lés y pidió ]a protec—
ción del cónsul de Ing1ataºrrraj Henderson, 5 cónsul actuó a favor
de Constatt, pidiendo su libertad y además xígíendo una indem—
' nización del gobierno de Carlos Antonio Ló ez por tenerlo preso.
Fue rep'udiado y el gobierno de Carlos ntonío decidió solo
tratar ei caso directamente Con el gobierno inglés o un represen—
tante diplomático. Después de varios lances diplomáticos y notas
vigorosas) Constan fue liberado. En ese mámento Solano López
se preparaba para dejar Buenos Aires y hrístie, diplomático,
negociante frustrado, ordenó al Almiranteá.ushigton qué abor—
'…dase eí “Tacuari” y raptáse él hijo de arlos Aznt0nio, para
mantenerlo cómo rehén y cambiarlo sí fuesd necesario poxyCc-ns—
tatt. Termina toda esa comedia, tres año¡s después, con otro
' diplomático inglés, Thornton, al reconocer que la razón estaba
con el Paraguay...
Pero ese incidente de opereta sirve para emostrxar al servicio
…de quién se colocaba un almirante de la es£1adra inglesa) como
Lushigton, y con qué írresponsabilídad y audacia el imperialismo
inglés daba sus avisos de intolerancia al Paáraguay. El personaje
( central de esa aventura en el P1ata, fue el pro io Solano López.
* Por qué, la presencia de Ínglaterráfaúl "cuando es atrevida
y ostensiblemente agresiva dentro del me or despropósito €n-
“' , 1?5 relaciones internacionales, no fue compr ndida realmente por '¿ ¿
hancisco Solano López? 3 !
"64
20 CUANDO TODO SE APRENDE EN LA PRACTICA
Para respºnder es preciso entender que el Paraguay'se in—
dependizó en 1811, cuando Francia se transforma en “dictador
perpetuo”'y lán_za las bases de una sociedad prácticamente a
partir de la nada. Francia era un admirador de Rousseau y Vol—
taire, im personaje citado por Comte en el calendario positivista,
pero circunstancias ya analizadas demostraron que el Paraguay
“se cerró” en su época. El progreso del país se impulsa realmente
a partir de Carlos Antonio López, rápidamente, y no hay tiempo
para formar una clase dirigente y ni una intelectualidad con
capacitlad crítica para aprender dialécticamente ¡3 realidad nacio-
nal frente a sus¿vecinos y de Inglaterra. Todo ocurría vertigino-
samente en el *Paraguay; Solano López, como su generación,
estaba£ aprendiéndo “en 1a;práctica”. La formación era general—
mente empirical Solo se veíá lo “visible”. Dentro de ese 'ambíente
nacional, se debe veriñcar la deficiencia de Francisco Solano
Lópezíal no eñtender la naturaíeza del rostro del imperialismo
inglés en ei Paraguay; perono se puede culparlo de esa deficien-
cia, que es el resultado de un país joven incapaz…aún (y para
síempne, porqu;e lo destruyeron), de formar sus íiderazgos de
acuerdo con sus necesidades; estas, aú'n insospechables a la ma—
yoría per la diminuta clase dirigente paraguaya.
Ehtre tant9 ocurre lo contrario en el Imperio del Brasil y
de la Argentina. Su clase dirigente, tradicionalmente“ ligada a la
economía inglesa, además de estar secularmente colonizada por
portugueses y españoles, comprende todo ese proceso. Pero al
contrario de lo que ocurre en el Paraguay, el interés nacional no
choca con el irñperialismo inglés dentro del punto de vista de
esa burguesía que se beneficia con la dominación económica
extran¡era. ¡
Mientras tanto en el Paraguay, con Carlos Amonio— López
y Francisco Solano López, las relaciones internacionales son va-
lorizadas por su; naturaleza diplomática, argentinos y brasileños
sin despreciar la eficiencia de esos canales consiguen $US m3d105
manipúlando el capital ingíés, con 10 cual, el imperíahsmo de Su
Majestad, la pérf1da Albión, demina la América del Sur.
65
.> 1
1
- 1
66 - , 1 l
CAPITULO IV
. 1—11 Império
& lBrasil y Argentina:
& s gigantes anémicos
68
diéndose principalmente por el Umguay y Buehos Aires. —De—-tal
forma; la infiltración del Barón de Mauá se hacía en (_:I Uruguay,
'en donde, además de principal y pionero banquero, era el mayor
propiétario & inversionista, que estableció una contradicción,
cuando para sátisfacer al imperíaíismo inglés fue necesaria la
' intervención brasileña en. la República Oriental: era una guerra
» dec1arada contra los propios intereses brasileños, no obstante,
aparentemente realizada para defender cuarenta mil súbditos del
Imperío'que estaban establecidos allf-con propiedades en la ciudad
y en el campo. —Es'a contradicción, además, pro*vocó posterior—
mente:la quieb17a de Mauá.—. …
Esa“ monarquía decadente que no consiguió coordinar for—
mas de desarrollo, entra. a partir de la mitad del siglo XIX, en
un violento proceso de tranºsicíón: tiene que abandonar y no sabe
como ¡resolver el problema, su fuerza de €mbajo esclava. Tendrá
que sustituir la mano de obra barata pero s:ompletamente incapaz
de acigg:uarse & un nuevo tipo de desarrollo del país, por un nuevo
tipo df; trabajador, con el consecuente-cambio en las relaciones
sociales y económica& La resistencia dei Imperio ante esé cambio
es pasiva, ineñqiente; no había tampoco ningún programa iu-:º—.1—
can&u ¡que el Imperio se preparase para pasar de un réet…»¿:aen
esclavistá haciafun sistema de trabajo libre. Al lado de r35u, la
nobleza sustentáyada por los brazos negros, repudíaba cu;5¿¿uier
cambio que inte1rñríese en sus privilegios. Y justament»» —' -»a no—
í…síeza detentaba Í_el poder po1ítíco,símbolizado en ei Emperador
Pedro 11.
Dentro de ese cuadro económico, destinado fata]m::nte &
perecer, el Imperio sufría otros graves problemas. Su pwítica
estaba desvinculada de la realidad social y económica de la nación.
Su clase dirigente, representada por la nobleza latifundiaria y las
casas exportadoras, estaban íntimámente ligadas al imperialismo
inglés, sin el cúal no conseguía colocar sus productos en el.
mercado mundial. El gigantismo de la nación y su falta de comu—
nicaciones, sus problemas peculiares de. cada región, hacían gue
las rebel'días' regibnales no seusíbilizaran ai pueblo; los movim1en-
tos separatistas de Rio Grande o las revoluciones populares df31
norte a; pesar de la autenticidad de esms úhím215, no eran mas
69
que fenómenos Iccales; menos por la pecuiiaridad regional y más
por lamexístencía de un pueblo consciente de su 51tuacíón. Esos
movimientos por más auténticos que fuesen no conseguían trans—
pasar ei límite de las rebeliones, ahogadós más por la extensión
del país que provocaba por si solo el desconocimiénto de sus
causas ———cuyos efectos solo eran sufridos regionslmeme—— ¿[ue
propiamente de ¡a falta de condiciones sociales para una revolu—
ción que derrumbase el Imperio. ¡ l
El Brasii es, en ese período un gigante anémicd. Su pueblo
está constituido de la manera más deprimente. Ménos prarííñ
menira de que para el país vinícsen, “desterrados”marranos”
¿¡ negzos, y más por una evolución política y social que separaba
& su pueb'o de la producción económica. Era un pueblo que
apenas trabajaba,jamás participaba ni po¡ítica ni ecoñómicamen—
re. La máquina burocrática del Imperio, formado por ¡fos parásitos
paniaguados dt: la nobleza, era corrupta en todos los nívelesl
En 1850, paraxma población cerca de los ocho miliones de
habitantes teníamos cinco y medio millones de hombres libres
y nada menos que dos y medio millones de esclavos 0 sea en
ocho mífmnes de habitantes, casi [& exclusividad de ;Ia Fuexza de
tmbajo era ñ:rmada por dos millones y':nedío de esclavos nsgrras
El Imperio here.ló todos los vicios de] periodo colonial “ no
supo crear una personaalidad política capaz de desarrollar al[Brasil.
Entretanto, sus 0cho millones de kilómetros cuadradd>s, ¡a caiidad
excepcional de sus tíerrasylas riquezas de las mismas continua-
ban atrayendo inversiones… De 'Fom1' anárquicav sin participa“
ción popular el desarrol 10 del Brasil11mpe¡ini sumaba una signi—
ficativa producción. Pero traía en sí un esp€ctacular contraste
además de no corresponder a nuestz& potenciaíidady no utiliza;
ios recursos disponibles de la época, toda esa riqueza estaba a¡
servicio de un sistema mundial imperialista en manos de Ingla—
terra; lo que nos sobraba era mal vendido para el sdstenimíento
de una nobleza mestiza, alimentando y autoaiimentándose del
latifundio ímproductivo o de cargos burócrá'ricos distribuidos por
el Imperio En fin,… el Brasil era el p…totipo del servilismo eco—
nómico y político—encubíerto por la soberbia imperíaI—-—í de
que necesitaba ei imperialismo i.glés para mantener el status
& ?
1
70
1
¡
… Será necesario__hacfr la guerra: se inventan cuestion::z—z de
límites, se presentan so emmes “razones de estado” ,…...
=—= ,1.,._,.,
: :'l'u an
71
Forma relativa y contradictoria—— ese c_omp namiento czmdille5co
' -. de su política
Para conocer bx en el carácter del¡mp rialismo inglés en la
Argentina, es preciso volver al comienzo el 1 siglo XIX. En 1806
y 1807, Inglaterra intenta conquistar el de la P¡ata con sus
dosx¡ívasiones frustradas… A partir del frac so de esas expedicio—
nes guerreras, el imperialismo inglés se ¡ filtra insidiosamente
en Buenos Aires: sobomando :] ofreciendo nzereses a su burgue—
sia y políticos, usufructuando de ¡amgenui ' ad intelectual de una
pequeña élite deslumbrada con los artíñci s culturalesmggleses
y, principalmente, ofreciendo medios de es ablecer lía permanen—
' * cia de una clase dominante al frente de la ación. Buenos Aires
se convierte en punta ¿e lanza de Ia ind stría inglesa: recibe
manufacturas que,“distríbuye en las restan es provincias y atrae
' 'para su puerto 105 productos de] campo materia prima para
exportar hacia Inglaterra.
Comienzan los empréstitos ingleses, & crean leyes para la
importación y exportación que arruinan al 5 pequeños artesanos
y acaban por beneficiar a la burguesía y s s patxones ingleses.
Ni las constantes divergencias políticas p rjudican el dominio
1 del capital extranjero.
"J No se hace nada para que ei país pos a una base industrial:
sería contraria; los planes _ingieses. Por t nto, la burguesía de
Buenos Aires, liderando el Plata, es merc ntílista y servil a 105
” intereses metropolitanos de inglaterra.
La tierra penenece ¡¡ los grandes la ifundistas, sirviendo
especialmente para la cría de ganado. Nat ralmente, dentro de
esa estructura, el pueblo no usufructúa e la produc..ción Al
comienzo y mitad del siglo XIX, la Argent na exporta principai-
mente cuero de buey, charque, lana y sab .
Esa producción viene, en la mitad d 1 siglo XIX de un
*respetable rebaño de tres millones de buvi os y casi veinte mi—
llones de ovinos. Esa estructura latifundí ria degenera en una
sociedad completamente inestable, sin con iciones de mantener
'un mínimo de equilibrio político y econó ¡co. Así el censo de
1869, revela que existen, en una población (1 un millón novecien—
t05 mil habitantes, un millón cien mil, vi iendo en el campo…
72
)
73
1
la burguesía de Buenos Aires, casi no fevertirí,a en lucro de la“
clase dominante (Es obvio: cuanto más concentrada es. la forma
de la renta, más fácil es la dominación extranjera)
Esa formación ecºnómica condéna & Buenos Aires y a sus
provincias hermanas, débil estructurá política para satisfacer inf
tereses de las clases dominantes. Sus gobiemps son meras pm;
longaciones de ese poder económico: p0r eso son colocaáo$
encima de la nación. Por eso no se procura encontra? medida;
básicas para modificar el grado de dependencia de Inglaterra',
que provee todos los productos industrializados a los argentiríos.
Antes, se procura mantener un status quo, que no modiñque las
condiciones que benefician los lucros de los latifundísgas y ¿le la
burguesía comercial. Naturalmente, esó aiim_enta una extrema
contradicción: porque las necesidades del país crecen y' se agran-
dan índependientemente del control férreo de los gobernantes,
representando a la clase dominante aliada al imperialismo —íngié5.
También crecen, esPecialmente, las necesidades de ¡a población:
es preciso, para mantener un relativó equilibrio social, dar em—
pleos y matar la miseria del puebio… Eso…signiñca caéi siémpré
un preceao gradual de emancipación económica. Pero la oligar—
quía de Buenos Aires y de sus provincias hermanas no admite
perder terreno en el dominio que establece la nación. De eso se
aprovechan los representantes ingleses para mantenenuna situa—
ción que es excelente para la industria británica, tánto como
proveedora de productos manufaczturadós como importadora de
materia prima. Cuando ese status quo de dependencia y ausencia
de progreso interno que pueda revertir en favor del pueblo agrava
la situación política y económica, se apela a los empréstitos que,
exactamente como en el Brasil, superan dificultades momentáneás
y ligan más a los argentinos al imperialismo inglés. '¿ :
A la clase dominante en Buenos Aires, como a la noblezá
del Imperio del Brasil, poco le importaba que ese procefso conver—
tía al país en víctima de la especulación inglesa. Lo importante
¿ no era la nación: lo importante eran los propios intereses de las
oligarquías que se sobreponían a todo. Así, poco significaba, por
ejemplo, que de un empréstíto de un millón de libras hecho en
1824, los argentinos pagasen casi cuatro millones ochocientos
mil, en 1904 (llevándose en cuenta que de un millóp de libras
1¡
74
!
':
_2
E
?
75
mantener la dependencia argentina y brasiieñ para escurrir—con
absurdos lucros y usurpaciones la producción i1 dustria] ingles?.
Los episodios políticos ocurridos en la Argentina apenas
representan esa estructura económica. Unitarios, federalistas, li—
berales () cualquier nombre que se dé a las o ganizaciones polí—
ticas, nada significan. No signiñcan ninguna pr puesta económica
de liberación nacional; no significan ningu & resistencia a la
dominación agresiva del capital inglés. Mitre Urquiza dífíéren
en el método ——para citar dos líderes, en tal ca 0, como se podría
citar a Sarmiento 0 Derquí—— pero son igual 5 en aquello que
representan como clase dominante: la estructu a económica apo—
> yada en el latifundio y en' la burguesía corner ial, con el auxilio
externo del imperialismo inglés.
Desconocer la conformación económica e la Argentina y
1 de su estructura social, es desconocer tambíé los mo¡:ivos fun—
damentales que llevaron a la Guerra del Par guay. Los hechos
políticos son meros residuos de esa guerra: 1 s argumentos de
Mitre y la diplomacia de Elizalde tendrán otr s contornos anec-
dóticos si otros fuesen los políticos en el pod r, pero la guerra
venía porque estaba determinada por un moti () interior econó—
mico. Perder tiempo cuando se trata de busc r las causas de la
guerra, en las explicaciones y complejidades p líticas y diptomá-
ticas de la Confederación Argentina, es incurri en lo meramente
anecdótico. Argentina y Brasil tenían que hac r la guerra. Latí—
. fundistas y burgueses beneficiarios de! imperi lísmo económico
en el Plata; nobles y políticos aliados a los v cios imperiales y
militarí5tas del Imperio, todos al servicio del tarus quo preten—
' dido por Inglaterra, hicieron la guerra por un s lo motivo: defen—
der los intereses económicos de la metrópolis ¡ adre, de la matriz
que los sustentaba devolviéndoles migajas de lo que robaba de
los pueblos que irían a sacriñcarse en el próx'mo genocidio.
CAPITULO v
¡
77
o sátiro; tal mamquexsmo h15tor1co transformo la guerra en gna _
pelea de “Cowboy v bandido”. _
*
1 …
;
Si esos procedimientos,que no son s'olo dee Thon*3pson, cit?do
aquí como ejemplo, no ayudasen & sedimemar una visión concep—
tuaí sobre el Paraguay y Solano López, bastaba ¿implemente
tirados a la lata de basura de la historia. Pero es preciso acentúar—
ios biem porque tales procedimientos admirablemente ilógicfos
encontramos hasta" en Sarmiento, un hombre al que3no se puede
ni se debe despreciar intelectual y pºlíticamente. 1 '
Sarmiento, 11 quien no se pueitie acusar de falta de sagacidad
intelectual ni de falta de preparación política? varias veces refleja
el de:565perado odio porteño ante la' situación del Paraguay.— En
1860, el escribía que “tenemos fe en qué ha de llegmf el mome'nto
que los países vecinos y la desgraciada ¿población die? Paraguay,
ham dí? intervenir para mejorar las condiciones del gobierno tan
anómalo cama el de don Carlos Antonia López”. ESO demuefstra
fácilmente, la expresión de ¡as opiniones de la clasfe dominante
… la Confederación Argentina, que la “anomalía” de] gobierno
naciºnalista y económicamente aurón0mo de! Paragúay, —inc0fno—
daba, al punta de provocar diatribas de Sarmiento. En 1862,
Sarmiento vuelve a demostrar ia índisposíción contra el Paraguay:
“si queremos saívar nuestra libertad y nuestro futuro, tenemos
el deber de ayudar al Paraguay, obligáncio a sus rñandatarios a
entrar en la senda de la civilización”. La “civilización” signiñca
someterse a los principios vigentes en el Cono Sur, libre comercio
en favor de Inglaterra. Pero, la calumnia como arma de propa—
ganda de guerra aún alcanza límites increíbles con Sarmiento…
“Es providencia! que un tirano haya hecho mata? a todo! ese
puebio guaraní. Era preciso purgar ia.£ierra de tolda esa excre—
cencia humana”. Esa frase ¿es Sarmiento están en una carta es(:rita
después de la guerra. Pero para él, el asesinato del púeblo guaraní
también em imputado a Solano López, aún cuandº el reco$oce
&] crimen en 1869. : Í Í
“La Guerra del Paraguay concluye por ¡a simple razón de
que matamos a todos los paraguayos mayores de diez años.”
Los diarios —del Imperio del Brasi1 y más esí3ecíñcamente
les de Buenos Airés, ofrecen centenas de diatribas d.º ese género.
Entre 105 autores de esos escritos rencorosos se encu¡entra también
78
Í
&
1 3
' $
81
Esa desvergiíenza_hacía parte de lalred de intrigas en que
se ajustaba de forma definitiva, deshoneét21 ¿: ímpúdica —hagta
el robo del dinero—— el represéntante de 105 Estados! Unidos_jen
el Paraguay. La codicia ínternácíonal era un hecho índesmentible
y, probablemente, si no fuese por la—Guerra de Secesión, los
Estados Unidos, tal vez, pudiesen ser tentados a intervenir con
sus “marines”. En 1863, Washburn escribía sobre eíUruguay y
la inminencia de un dominio extraño en forma definitiva: “Hay
tantos franceses e ingleses en la Banda Oriental 0 Uruguay, que
teme el presidente una intervención extranjera en ¿el cáso de
producirse una guerra muy prolongadá ('en los Estados Unidos)
o que el ñlántropo imperial Luis Napoleón pueda ensayar en los
países del Río de l_a Plata un papel análogo al que acaba de
desempeñar en México... ' " —%
Aquí estoy extremadamente deseoso que la rebélíón en los
Estados Unidos sea rápidamente sofocada, de modo que nuestro
gobiernº se encuentre en condiciones de íñtervenir ante cualquier
ugresión monarquista en América” Por el papel que el Uruguay
vn :: desempeñar en la conñagración, se va introduciendo enla
compleja red de intrigas que se canaliza posteriormente en las
“razones” del conflicto. '
º?
¡
clandestina de masones, fue el barco que conduiº a Asunc1on ai
Mini5tro británico, Sirl Charles Hottan, en 13_53- E535 comc1de1:n—
5¡ 11 cias(?) no pueden ser despreciadas. Aún para ¡lustrar la presenc;a
;; ".
J . , …s3
de la Masonería en la Guerra al Par_a'g ay, es importante la
traríscripción de Un trozº dei acta de fu dación de la primera —
Logia en Asunción, firmada por un coron 1 brasileño: ,
“El 18 de Enero de 1869, se instaló & Asunción, la primera
Logia regular bajo el distintivo FE, el c al trabaj'o en el rito
escocés, antiguo y agradable, bajo los uspicios de la Gran
Oriente del Brasil, del Vale Benedicti'no & Rio de Janeiro. La _
referida Logia fundó un asilo e_1 16 de-]uli_ de 1869con él .títu30
distintivo de la misma logia FE, que lleg & contar con más de
dos mil personas.
' a) Coronel Francisca Viei a-de Fa_ria Rocha”
En 1869 la guerra aún estaba en rna_r ha: "Francisco Solano _
López tenía un ejército que después de la instalación de esa X
primera Logia FE en Asunción bajo los a spicios dé las fuerzas .
de ocupación, resistió por más de un año dosmeses al Conde
DºEu! Y Cirilo Antonio Rivarola es propu sto para .la Masonéría
“(y aceptó) el 9 de agosto de 1869: el día 15 del mismo mes y
año, integra eltriunvirato patrocinado porl s tropas de ocupación
- encabezadas por comandantesmasones (!osmro_s dosmtegrant::s
del triunvirato renunciaron y Cirilo Antoni ' Rivaroía asume solo
el gobierno). Una de las primeras medidas ¿ las tropas brasileñas
de ocupación, como se ve, es fundar una ogia Masónica, antes
' , de crear un gobierno provisorio...
No se puede despreciar la importan ¡a de la Masonería.
Retrocediendo en el tiempd, es bueno desta r que fueron miem—
bros activos de la Masonería, hombres com Bolívar, San Martín,
' ' O'Higgins y Alvear. En el momento de los acontecimientos que
resuitaranen la Triple Alianza, todos los hombres claves del
gobierno argentino eran masones, siendo itre, inclusive, histo—
7ríador de la Masonería argentina. Es él uíen relata como la
Masonería influyó decididamente en la ca paña de Chile:
“ “(…) todos los corre5pondíentes de Sa Martín eran miem—
' bros de la Logia y, así, llevando al Frente una triple corresponden— 1
cia con los agentes de Chiie, el gobierno y sus amigos íntimos, í '… 1
extendían por todas partes sus misteriosas mas”. 1
La Masonería _en la América siempre stuvo, formalmente, í:
al lado de las causas libertarias. Fue así en a independencia de!
Brasil, para citar hecho bastante conocido. así, en el apoyo a
"84
Ias lucha( de los masomesz Bolívar y San Martín. La presencia
inglesa era para la clase dominante —y los masones eran la cláse
dominante y dirigente—— la encarnación de los más justos princi—
piosde civilización. Por tanto, es evidente que en la complejidad
de fuºerzasqué hostilizaban al Paraguay, laMasonería tuvo papel
importan:e en bastidoms, exactamente porque es innegable
que todos losque tuvieron participación decisiva en su destruc—
ción eran_ masbnes
Como en la época estaba de moda ser másón —en buena
hora esos aquí citados no 10 fueron por mero comodismo——
aigunos historiadores informan que Francisco Solano López tam-
bién eramasón. Para algunos, el Duque de Caxias no 10 persiguió
en 1869, solo por ese motivo: los dos eran masones. A pesar de
ello no existe prueba alguna de que Solano López era masón, ni'
en el Plata ni en Europa en donde pudo haberse afiliado a una
Logíá por mera formalidad, no consta en registro alguno. Fran—
cisco Solano López no era y nunca Fue masón.
Perº no es la masonería 10' que se discute…aquí. Pero sí su
importante influencia en la compleja red de intereses & intrigas
que vanenvolviendo a diplomáticos, militares, el gobierno y
preparanáo laopinión pública para la guerra de exterminio del
Paraguay. Todos esos hechos narra'dos hasta ahora representan
razones externas a la diplomacia oficial y a la política oficial
ellos van a servir de fuerza de presión para que la diplomacia
oficial tuvierasuficiente argumento para dar cuerpo y razón a
los intereses del imperialismo inglés.
1
1
k
85
CAPITULO VI
El imperialismo inglés
no quiere cambios
en el mundo
¡ ¡
!
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¡
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27. EL LEON BRITA áuco QUIERE EL MUNDO A sus
p;! nas
:…“l ¡ Lu .
¡ , Antes de llegar al U guay, coadyuvante de gran ¡mportan—
Ícia para 1 a deñag;ración de la guerra, es preciso examinar a1ngla—
* “ térra.
En 1871, Eiartol om Mitre hizo mio de sus más famosos
3 '. , , -
3d1scursos y pregunto cua era la fuerza que 1mpulsaba el progreso
¡de la Argentina. Y su re íuesta es la más cabal demostración de
¿lía posición inglesa en ¡a América del Sur: “Señores, es el capital
íifng]és”. El imperio del Brasil dedicaba casí setenta por ciento
del saldº , favorable de $u comercio exterior, a partir de 1861,
! ara pagar los intereses contraídos con los empréstitos ingleses.
Ese dato es revelador: c£si setenta por ciento del saldo favºrable
… He] comercio exterior d 1 Imperio era usado para pagar los inte-
"| ' [eses de los empréstit051ng!eses… Por qué Inglaterra se tran3fcarmó
1 ¿ s n una potencia de ta! fu rza y podía tanto y tan avasalladoramen-
— ; ,te? La prosperidad ingl sa tomó fuerza con la piratería. Al lado
1 He su fuerza economxca, piratas comó Francis Drake, por ejemplo
1 f .
83
de la violencia. a la explotación industrial, eso, más que un serio
golpe, era un dramático aviso. Qué ocurriría si esa masa surgidl
. en Inglaterra quadase sin trabajo? Qué ocurriría a un país Que
Exportaba el setenta porciento de la producción de sus fábricas
y se qu_edase sin producir? Las respuestas son obvias, acóples:
que La mecanización de las industrias ya provocaba desempleo.
La máquina¡¡ vLapor, te'íares más modernos y otxos mejoramienton
industriales, a¡veces, cien operarios por dos o tres. Ac6pleae |
_eso que. el prdletariado europeo comenzaba a tomar conciencin
' histórica y de¿ciase, especialmente en Alemania y en Franch.
Más allá'de esa, Alemania y Francia no eran meras potencias de
segunda clase;en buena hora, se distanciaron mucho de la fuerza
inglesa: esas naciones podían hacer competencia industrialu
Inglaterra, especialmente con el- descubrimiento de nuevas técni-
cas del tratamiento del acgro,lo que ocurría principalmente en
Alemania, abaratando y mejorando varios productós industriales,
entre ellos, el armámento.»
A su_' vez, Nel establecimiento del dominio colonial era puesta
en prueba en varias partes del mundo. El nacionalismo de los
pueblos sometidos por los ingleses comenzaba a provocar movi-
mientos I1be;tanos en la India (1857, provocando una represión
víolentísirna de- los ingleses), en Persia (1857/58) y en China
(durante veinte años a partir de 1848) Otras potencias imperia-
listasátambién tenían paoblemas, como España y Francia, la
cuales se alían & Inglaterra, por una estrategia política de mama-
nimiento del equilibrio en la“división del mercado mundial. Como
los españoles para imponer el sistema de explotación a México,
con participación de los franceses. Como los franceses también
para la penetración en la China y en sudeste asiático, procurandº
aún más, el equilibrio de: la situación que permite un sistema de
domihación mundial. Inglaterra tiene por tanto, toda una herencia
colonialista a preservar, para mantener la explotación económica
que realiza sobre varios pueblos. Para que esa—explotación sea
eficiente es preciso establecer un equilibrio en el sistema de
expolíacíón que garantice algunos pedazos del banquete intema-
' cional ¿1 las subpotencias. Cualquier cambio en ese sistema influirá
peligrosámenté; en el equilibrio mundial, con repercusiones eco—
nómicas que podrían tener consecuencias peligrosas dentro
89
mism o del pro pio imp eri o ind ust ria ! ing lés . Po r tan tq, tod a ur? a
estructura ec0nómíca mundíai conspira ¡para que Inglaterr'a np
permita ningún cambio en el sistema, aún cuando ese camb1o ;e
de' lejanamente, en un país que caéi se lle conoce en ei mapa»
como el Paraguay. Porque, ese pequeño país,esa autónoma Re—
pública con una economía propia y no sofnetida & !a ¿xplotación
del imperialismo inglés, puede modiñcar el srarus que “en el Plata,
posibilitando mucho, posiblemente, la attacción de otros intere—
ses, de otras potencias. La gran máquina del capítaíismo interna“—
ciona1 no puede tener una pequeña pieza desarticulandp el engr'a—
naje. Es fácil percibir que el Paraguay será víctima de ése sistema
internacional. Los ingleses, desde SL1 punto de vista imperialista,
dominador, violento y desprovisto de cualquier éticía, guiadós
apenas por el cálculo económico, están en la verdad:1es precisó
destruir y substituir el pequeño engranajé que no se ¡ajusta a la
máquina. '
90
¿ ! í…1glaterra—mvo dos prob emas importantes: los gastos militares
% … pára la manutención del dominio colonial, en expediciones que
' algunas veces tuvieron ue repetirlse durante años y mantener
fuerzas de ocupación de Ito cost0;1 a pérdida de algodón del sur
día 105 Estados Unidos. . sos dos problemas causaron otros: el
desempleoamerr. o comí s fábricas inglesas reduciendo" la produc—
jqón y, consecuentement disminuyenáo las rentas de la nación
'5 Era preciso encontr r otras fuentes de materia prima, espe—
cíaIme-m& de algodón L falta de algodón no afectaba solamente
las fábricas de tejidos: acia parar todo un comple;o industrial
1 & transportes zepresen ado especialmenie, por la vía de ferro—
carriles ingleses la may ría de ellos creados para ilevar materia
prima dellos puertos a las industrias. Era urgente, por tanto,
efncontrar sustitutos a ¡o abastecedores de algodón.
5 En el viaje que Fr ncísco Solano López hizo a Europa en
Í 3854, entre Ias muestra de productos paraguayos que llevó y
_ ¡freció a la exportación, estaba justamente el algodón, que para
';á]gunos técnicos era su eríor al norteamericano y que el Para—
?guay podría producir en gran escala d55pués que se manífestase
mayor interés _—»p1incx'p !mente——-— por los ingleses, pero las con—
¡ ;Uradíccí0nes de] ímpería1 smo inglés ofrecían una interesante par-
uiculaxidad: si el algod n podía ser comprado de los Estados
Unidos en Ia ?5c>rí1r1atjtra icí0na1 dei proceso capitalista ———compra
¡y venta, sencillamen& — ¡a que de esta manera adquirido del
¡ 1Paraguay estimular1a .l quiebra del status quo en el Plata, del
; tual dependía la dominación del imperialismo económica inglés.
En 811P111t3 ias relaciones comerciales habrían de ser establecidas
Exactamente como se veriñcaban con la Confederación Argentina,
;a través de una burguesía mercantilista aliada ?. las Fuerzas expo-
1%Ííadoras extranjeras. El Paraguay, sin embargo, no sería un simple
¡ j %kxportador de materia rima y mero consumidor de productos
: 1¡ nd1.1stríalizados. EI Par guay tenía un parque industrial-desarro-
í13d(); ya demostró enºel iempo de crisis de1algodón su capacidád
¡Íde producción industrial. A largo píazo, su amenaza era más
! “temida dentro de los principios alimentados por1as contracíiccío—
; Wrnes del imperialismo inglés de Eo que podría ocurrir a corto
? píazo con su fortalecim emo. Esto es, se temía a latgo plazo, la
;1 c0mpetencia en una zo a delimitada como simple consumidora
de la explotación inglesa, mucho más que ias consecuencias del
. ' rc 'Upimíento del status quó a corto tiempo; sea, la manutención
.1e* status que era necesario para que poste iormente no se rom—
p;ee.e el propi… mecanismo de fuerza econ mica de Inglaterra.
Parai-cí.=r—- ¿me a eso, también había n' hecho importante:
el crecimientc- de la producción inglesa 3 artir de la máquina a
'vapor exige. 1atonquístá de nuevos marca 05, además es claro,
_ del mantenir;aíento de los ya existentes. El Paráguay, por tanto,
“tenia que ser conquistadd como un nuévo mercado tradicional.
Cons*¿g*úr en él materia prima, en el caso el algodón? sería por
. las condiciones de la joven República, estím lar el fortalecimiento
'de sus ¿xp ¿naciones posibilitando inversio es en un parque in—
dustrid que haría perder al imperialismo in 1és, no_ sólo su mer—
cado inter1.o como el nacimiento de una fu rte competencia jus-
.. tamente en el Pláta y en el Imperio del Bra il, no enterrando las
condiciones internaciºnales que transform ron esos dos países
en ampliaciones de los intereses británicos. odo raciocinio lleva
. siempre a unamíáma conclusión: necesidad inglesa de manuten—
Ción del statu quo expoliadpr en la América del Sur; un descuido
de Inglaterra en ese aspecto, fatalmente cre ría estados libres en
.el área, que se traducirían, dentro de la cr'sis del imperialismo
inglés, un golpe difícil de Ser'absorbido. [ abastecimiento de-
materia prima, por tanto, deja de ser un pr lema inmediato, de
solución urgente para restablecar el crecim canto de la industria
.inglgsa; ya pasa a ser un problema que tra a la superficie toda
la contradicción del sistema imperialista.
Todos esos hechos ocurrían de 1840 … asta 1865, ———con la
.;risis de algodón agudizándose en 1861/186 —— cuando concluía
la Guerra de Secesión y comenzaba la del araguay… La política
internacional, la diplomacia y la red de irítrigas que searmó
contra el Paraguay apenas disfrazan de “ctoíor local” los inte»
reseseconómicos. Los“ hechos. económicos son determinantes,
pero examinaremos más adelante la forma política que posibilitó
la deñagración de la guerra.
92
América delqur por 105 íng1esés, basta veriñcar, que a partirde
1850,1ng1aterra, ya monopoliza a través'de sus firmas !a expór—
tación de café del Brasi1.Y, delas exportaciones brasileñas, treinta
y tres por ciento eran comprados por Ing1aterr_a; 1as1n'zporiaciones
del Imperio eran hechas en tomo de los cincuenta y cinco por
ciento también de 1nglate=rra.$in contar los int_ereses en las
minas, prácticamente todo 93tá en las manos de 105 jngleses y
.sus ásocíados, además de la sensib1e participación del c_apiml
ing1és en el sisrema _fmanciero, ¡ecordándose también que la
_mayoría de los servicios públicos eran proveídos por firmas bri—
tánicas. No se“puede o1vídzir— que ¡os ingleses taxiían tanto interés
en ei merca&o financiero del Impe'rio del Brasil y del Plata, que
sus mayoreº casas bancarias, Barin'g y Rothschild, dividirán sus
“áreas deinf1uenaía los bancos Rothschild quedarán en el Imperio,
fasoc_iándose aquí a otros capita115tas o creando testaferros con
' el Barón de Mauá. Todaesa estructura económica de dominación
imperialista no podría ser contradecida ni siquiera en detalle:
demandaba Una suma de intereses que contrariados repercutían
“ en sensibles áreas en Inglatezra.
Solamente los empréstitos hechos por Inglaterra 31 Brasi,l
de 1825 a1865, suman17.73752011br.as,1a mayorparte p_ro…veída
por Rothschild Y para que se traduz'ca réa1mente ¡a nécesidad
del imperialismo inglés en mantener el status ¿quo obligando a
que se haga la Guerra del Paraguay, hasta resaltar el hecho de
que, de esos emp'réstitos, setenta y cinco por ciento llegan en el
año 18165,micio de las hostilidades (sin contar aún lo que em…
hasta1870) Cuando termina la guerra, en 1870,1nglaterra ya
tenía prestado al Brasil la escalofriante cantidad de treinta y un
millones de libras. O sea, hasta 1865,1os empréstitos sumaban
11. 373 90711íb¡as en cuarenta años. Y apenas en cinco años, de
1865 a 1870, suman cerca de veinte mi11'ones de libras… Esa estu—
penda inversión ——que representa apenas los empréstitos,exce¡a.—
tuándose otros negocios——— expresa la necesidad inglesa de armar
el Imperio ¿el Brasil para destruir al Paraguay. Naturalmente,
esos empréstitos se agranclan, ya que la Argentina también los
recibe en larga esca1a; hasta 1875, a través de la casa bancaria
de Baring, la Argentina recibe nada menos que veinte y siete
millones de 1ibras ester15nas. Más de tres millones y medio de
1
- ' v
94
_“ímperíaíismo inglés y d la codicia sudamericána con “razones
' ide Estado” y enfrentam entes políticos. Esa política diplomática
' l5í los propios enfrenta ientos nacionales en el hemisferio sur,
' en apenas causales de as necesidades económicas. Pero deben
Qer analizados ¿: interpret dos, principalmente para que se acentúé
' ! 1116 son determinados or el imperialismo inglés amenazado y
;- Emm0 de forma Iaíguna, co 0 episodios fundamemales que deciden
Ela suerte ciel as naciona sudamericanas.
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95
CAPITULO VII “
E1…Umguay,Maua y
las =contradñcciones
del Imperio
…¡ .
97
v
…
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¡
98
¿espués de resolver víple tamente sus cuestionés con el Uruguay,
Rºratase de hace r 10 rms o con el Para guay ”. y
En las palabras de eixeira Mendez está realmente todo lo
jcqu ocurrió. Pero para ein endeír perfecta'rlnente la s1tuac1ón interna
ide] Uruguay, que perm1tíó la mtervenc1on armada de la escuadra
Lirasileña comandada? po el Almirante Tamandaré y yla invasión
!de un ejército imperial p r Rio Grande del Sur, con apoyo logís—
¡,tico de Buenos Aires, eí preciso conocer los grandes intereses
,del Imperio del Brasil en aquel país. ,
31 Desde 1862 ya se Fablaba en el parlamento brasileño, de
forma pública y categó ica, de la necesidad de una guerra al
ÍRaraguay.… Ya a partir d 1858, el propio Barón de Río Branco
ditaba »w—en artículosen cíiaríos brasileños— la cuestión de límites
601…) solo pasible de smlución por la intervención armada. La
¡ guerra al Paraguay, no obstante, tenía que forzosamente pasar
gor una intervención al Uruguay, 10 que significaba derribar el
ºáobierno constituido y — olocar un caudillo dispuesto a servir los
íhtereses de! Brasil yAr entina. Ese caudillo fue Venancio Flores,
yí*a aliado de los argen ¡nos anteriormente, instigador de una
¿éermaneme agitación & el Uruguay, unido a las oligarquías
brasileñas y argentinas 3 las cuales pagaría un precio elevado
'por su conducción al p,vderz colocar al Uruguay ¿11 servicio de
1,05 “aliados en una guer a contra el Paraguay.
, En la frontera entre el Uruguay y Rio Grande del Sur, vivían
i_<,ferca de cuarenta mil 13 asileños, en el lado uruguayo, con pro—
,píedades significativas: Ellos son dueños de treinta por ciento
de Ias tierras del país! 111' establecen —-—al contrario de: lo que
¿permiten las Íeyes urug ayas—— un sistema esclavista y ejercen
gámplio dominio local. El gobierno de Bernardo Berro -—que,
¿3,20m0 veremos, es ñnanqiado por el Barón de Mauá— tiene serios
problemas con esa ocupación blanca que trae serios peligros al
ipaís. Po]íticos uruguayo,s temen la “brasileración” de sus fronte—
¿1fas. Para hacer frente a esa situación, el gobierno de Bernardo
Berro intenta la nacio alización de su frontera, y una de $us
3,1?neciídas perjudica sens blemente a los latifundistas brasileñols:
gé1 prohibe la esclavitud fuerza de trabajo normal en el Impeno
!, ¡ . , .
“,y que en esa reg10n com nzaba a ser 1mportado por los ganaderos
, 99
venidos príncipaímente de Río Grande del ur. Es preciso recor—
dar que en esa región fronteriza, enterame te dominada? por 105
brasiíeños, está nada menos que el setenta cinco por Clent0 del
rebaño bovino del Uruguay. Berro aumertó el impuesto sobre
el ganado y la tierra. La anímosídad de los c udíllos riograndenses
es exaltada especialmente, poque de ese rebaño brasil&ño en
¿tierras uruguayas, se obtiene el charque ara'alimentar a los
esclavos del Imperio. Para los brasileños er mucho más lucrativo
explotar el ganado en el Uruguay, donde 1 s tierras perm1ten un
… ¡rendimiento superior al del lado brasileño. E buey orienta] rendía,
en término medio, cincuenta por ciento má que el rziograndense.
Además de eso_ el Uruguay en esa región fronteriza, era usado
por los brasileños como una simple ínver ada. Allí se crzaba el
' ganado y, generalmente, se- contrabandeaba rebaños enteros para
el Brasil, dejando de pagar las tasas e i puestos debidos al
Uruguay.
Felipe Netto, Uno de los grandes pro ietarios establecidos
v en el Uruguay, abasteció de carne a los solda os de Oiribe durante
el cerco de Montevideo. Y, como acentuó Pelhan Horton Box,
— .el Uruguay era una bella presa deseada por 05 caudillos riogran—
densas:
“Entre las más importantes ñguras de Rio Grande del Sur,
estaba el General Netto, el General Marqu 5 (después Barón de
Porto Alegre) y el General Osorio, los coro eles Saldanha & Ílía.
Esos hombres eran caudillos del tipo de Urq iza, señores feudales
que reunían en sus personas una triple aspendencia: personal,
política y económica. Sus intereses econórhicos vitales exigían
el establecimiento en Montevideo de un g?bierno favorable al
Imperio”.
' Ese análisis de Pelhan Horton Box es í$1porta11te para com—
prender el enmarañado de la situación, im lícando al Uruguay
y a Rio Grande del Sur, con nítidos reflejos e111 la política imperial.
Continúa Horton Box: “Necesitaban (los caudillos brasileños
citados) libertad de acción para hacer pastar svl1numerc=sahacíenda _
de ganado en los prados orientales, con un r£1ínimo de IUOÍ€SÚ35
de parte de los funcionarios públicos; mece itaban exportar ga—
nado de ias estancias brasileñas del Uruguíay, cuando y como
”1001
eHOS ráuisieran3 Eran los grandes jefes económitos y. políticos y
exigían el laisscz—íaire y el derecho de hacer con lo suyo lo que
ellos quisieran) .
“En la condición de políticos ——-—continúa Box—-—la revolución
ciel Uruguay s“;_e les ofrecía como una oportunidad manifiesta.
Los emigradosiharían su elogio; acaso podría encontrarse algún
otro ajuste de fronteras semejante al de 1852 P”.
102
z¡
¿ ¿¿el Barón de Mamá. Uno de los directores de la*empresa benefi-
¿i£ada por Mau_á era jus&amente Manuel Herrera y Obes, por
' —Hastigio hO_mbre clave e la política económica de su país. Su
… ¡íyifincipal biógrafo, Alberto de Faria informa:
' '] “Es por eso que el Banco Mamá y Cía. y el Barón de Maná
Eguraban en todo cuantc se hacía de útíi eri el Uruguay: diques
jr;astiHeros que aún existín, plantaciones de algodón, curtiembres
(¡ias pieles Curtidas ñgura an en la Exposición de Londrés), fábrica
dle hielo, piantacíones y olinos de trigo (el trigo figuró también
ch Ia Exposición), tejas, adrillos, etc., todo”.
1 *[ Y además completa añrmando “qué sería difícil encontrar
en ese período, que va ¿ie 1857 a 1868, alguna empre$a útil al
p&ogreso de Ia Repúblíc1vecina en que Maná no estuviese inte-
;r! sado, o carne promote o inversor de capital”. Alberto de Faria .
áestaca Ia inequívoca presencia de Mamá, “amigo del Presidente
Herro y banquero del g<pbierno”. De esa forma, añrmar que !a
¿ptervencíón brasileña (1111 el Uruguay era determinada por ia
&efensa de los intereses e brasileños residentes, 'no es correcto.
los intereses brasileños están identificados plenamente con los
ihtereses de Mauá, apo ados por el gobierno uruguayo. Los
¿átropeilos de la zona fro teriza eran insignificantes y expresaban
íefspecialmente disputas 1 cales entre gauchos. Las violencias que
dc.urrían en esa zona fr nteríza eran indiferentes a brasileños ()
úruguayoé. No creaban ningún riesgo para los prºpietarios es—
tablecidos en la región.
¡ La intervención de & escuadra brasileña en el Uruguay, sin
¡duda, soIamente perjudíc?aría la estabilidad del gobierno uruguayo
H—claro, como era su objetivo… causando perjuicios a los propios
ihtereses brasileños, representados financieramente por el Barón
¡(¿le Mauá. Pero, para atender al ímperiaiismo inglés se tenía que
¿Lbasar por encima de esía: era necesario “desestabilizar” el Uru—
guay, cambiar su gobie no y preparar la guerra contra el Para—
' uav.
¿ '
í; Pero siempre la d'plomacia presenta la intervención en el
? “i 103
Uruguay como medio de defender a los s bcíitos del Imperio.
No se puede olvidar que desde la colonia, on el patrocinio de
Inglaterra, Portugal tenía pretensiones an_<3x onístassobre el Pa—
“n'…
raguay y el Uruguay. En 1811, Portugal ha e algunas tentativas
junto_al dictador Francia, de transformar ei Paraguay en un
ducado. Esa tentativa frustrada se repitió en 1826 por el Imperio .
del Brasil, con una carta de Pedro I al mis 0 Francia, para que
el.Paraguay se incorpore a la “casa de Borb 'n”, con la gatantía
.de“ Inglaterra; y se habla de ese “ducado” a n en 1860, a través
de Teófilo Ottoni. Por tanto es un proble a maduro: dominar
el Paraguay, atendiendo no sólo la diplomaci del Imperio, segui—
dor del expansionismo portugués del cual he edó todos los vicios
—y mantiene los mismos comportamientos, co 0 va de casualidad
a las necesidades británicas, ya presentes en los acontecimientos
extraños con el dictador Francia en 1811 1826. La situación
está lista para la intervención: ñnalmente, 5 puede dominar (¿1
Uruguay sin un grave conflicto con la Ar entina, que jamás
admitiría la presencia brasileña, ostensibíem nte, en el Plata. El
dominio que ya se hacía económicamente, se consolida en forma
militar a costa de perder peso los propios i tereses financieros
inmediatos del Imperio, pero abre el camín hacia el Paraguay.
En lugar de “hacer una intervención en el Uruguay contra la
Argentiga, se hace ahora con los argentino . La situación que
podría resultar en una divergencia con lá Ar entína, se resúeíve
automáticamente, en forma pacífica entre lo dos, porque había
un problema mayor: el Paraguay. La desesta ilización poíítica y
económica que 'sufrírá el Uruguay perjudica do los intereses del
imperialismo inglés y sus representantes bras leños y argentinos,
sc¿rá compensada por la absorción del Para uay. Solamente las
contradicciones de relacionamiento económi o entre el Imperio
dei Brasil e Inglaterra podrían exigir ¡a interv nción brasileña en
el Uruguay. En su historia deI Banco de ia epúblic:a Oriental
del Uruguay, Claudio William dice que el Ba ón de Mauá, “Fun—
¡Eldad01” y dueño del Banco, hace de su estab ecimiem:o, además
de una poderosa casa de crédito, una agan ia diplomática del
Imperio, más poderosa aún, capaz de influir en los destinos de
la nacionalidad oriental”. Por qué entonces, d struír Ia estabilidad
» 104
uruguaya? La respuesta_por más repetitiva qué se ——vuelva, es
importante: para provocar la guerra al Paraguay.
EsÍ preciso conocer las presiones de Río Grande deLSu:-,
antes que la “Misión Saraiva” comience a actuar en el Uruguay.
Y veññcar también el conflicto entre “blancos” -y “colorados”
en el Uruguay¡ con ramificaciones con los riograndenses allí
establecidos: la mayoría de los “colorados” con un gobierno -——el
de Berrp— “blanco”. De esa -forma ei Journal de Commercio,
del 20 qíe agosto de 1864, publicaba:
“Las tierras de la República (del Uruguay) tuvieron valor
después que ¡os brasileños con su industria y actividad las enri—
quecieron con sus ganados y que la inteligencia de un brasileño
notable, quien es! el señor Barón de Mauá, a quien debe el Estado
Oriental la fundación del mejor establecimiento bancario que en
él funciona, viene contribuyendo por medio de su bien, combina—
das operziciones,lno sólo para su desarrollo comercial del país y
por consiguiente; para su riqueza, como para restaurar el crédito
público¡ que e-ralnulo y que hoy se sustenta en una posición
favorable no obstante todas las desgraciadas ocurrencias que
1
& pesan sóbre la Nación”.
Este comentario del ]ournaÍ—do Commercio era un despacho
periodístico venido de Montevideo, probablemente es envío del
propio Barón de Mauá. El torna evidente 10 que se tiene añrmado
aquí: la intervención en el Uruguay es contraria a los intereses
económicos del Imperio de] Brasil, representados por el Barón
de Mamá. Pero 105 río_g'randenses establecidos en el Uruguay, en
forma enérgica, acusan al Imperio de qu_gdar inmóvil amé las vio—
lencias qu€díE€n sufrir ——y no másmde las veces practican, en
lugar de ser Víctiñnas— para no ser tocados los intereses de Maná.
A los riograndenses poco leímportah los intereses del Imperio.
Esa disociación de intereses con el Imperio ]1egaáafup tiempo
a satisfgc_er, de un mo¿10 aparentemente parádoja], las nece-
sidades del gabierno imperiál: kuando el—Bra_sil nekesita dejar de
lado SUS“ prºpios intereses en el Uruguay para crea: una situagión
que Permita el estallido de la guerra. Ahí las presiones ejerc1das
Pºr 105 ¿“colorad05” ríograndenses contra 105 “blancos” del ge—
bierno! uruguayo pueden ser “aceptadas” como un “deber patr10—w
tico”. Eso no quiere decir que el Barón de Maná no protestaraz
… 1 ,
r
105
%
,. <
…
la noticia. citada arriba, en el journal do CommerdO, €1"d una
defensa de las acusaciones que hacían contra el Imperio en Rio—
Grapde. Como está por ejemp10, en el mismo periódico del 10-
de Octubre de 1863: “Nosotros 103 riograndenses, llegada la
última necesidad, sabremos hacer que nos respeten. se vuelve;
inevitable un conflicto del Imperio con 1aRepúblíca (del Uru—
guay) o con la provincia de Rió Grande”.j ¿
Como se ve, los riograndenses ponían las cosaséen claro:
si el Imperio del Brasil no interviene en elUrugur—1y, satisfaciendo
sus aspiraciones —que se opongan al gobierno “blanco” que ya
les prohibió la esclavitud y aumentó el impuesto sobre el ganadg
y las tierras——, la provincia de Rio Grande del Sur ¿se puede“
volver contra el Imperio, una amenaza que…síempre hizo temblar
a la corte de Pedro Hyla quiebra de la unidad nacional. Clarísima
es a continuación la nota en el Journal de Commercío: “Si la
nacimmalidad no sirve a nuestros compatriotas para ser réspetados
cn el exterior, para nada más les sírv'e”. Esos comentarios fueron
1mnscriptos de un diario riograndense: la— propía trañscrípciófq
ya era una presión sobre la Corte. El 24*de Febreroj de 1864,
transcribían los diarios de Río esa apelación divulgada en Río
Grande del Sur: “Los brasileños establecidos en el Estado Orien—
tal deben apelar a su propio valor, pór su fuerza, prestarído apoyó
al elemen_to colorado y romper en mil pedazos el chíripá s'an—'
griento de los feroces'“blanquíllos”. Esa violencia era apoyada
ºy transcripta en Rio, nada menos que por José María cie Amaral,
ex—representante dei Imperio en el Uruguay. ?
Mauá ——y eso está claro en su biografía por Alberto de
Faria— termina por someterse a la política del Imperio, “del
'cual era un interventor oficial”, y se alía & ios “c010íºados” de
Venancio Flores, apoyados por los riograndenses pr0pietarios
de tierras en el Uruguay. La contradicción es tan ñagiºante que,
lo mismo con todo eí apoyo que continúa recibiendo ldeI nuevb
gobierno uruguayo, el Banco Mamá algunos años más tarde, va
a la quiebra: el gran banquero termina sus días en laapobreza.
¿& Dentro de todo 'ese cuadro político y económico,1 evolucio—
3ando paralelamente'los conflictos inconcilíables entre caudillos
“blancos” y “colorados” en el Uruguay, paso inicial de la guerra
al Paraguay, cuando Francisco Solano Lói3ez, para laíseguridad
de la Repúbiica que preside, decide cumplir el tratado de 1850.
106
CAPITULO VIII
Misión Saraivai
!
…¡¡
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H
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L diplomacia vigilada ,
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…1
v
a
por Mr. Thornton
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V:
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15
1
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11
107
Péro, esas ¿osas pi nt or es ca s se al ía ba n & la nu va si tu ac ió n pa ra
da r fu er za y fo rm ar la co rr ie nt e in te rv en ci on is &. A5 1, cu an do en
1864 el General ]osé Felipe Netto llega a Rio para pres10nar al
Emperador, cons_1gue un resultado total: se cre la “ M1510n Sau ¿1—
va ”
.no ' *
?%
a? 4. LA DIPLOMACI HECHA POR LA ESCUADRA.
3
H De la presencia & Saraiva en Buenos Aires resulta un
;? cuerdo entre la Argent na y el Imperio del Brasil que détermina
' 1121 intervención armada Ese acuerdo solo fue revelado, por el
”Barón de Rio Branco, casi un año después: ñrmado e1 10 de
[hgosto de 1864, del mi mo se ha_bió públicamente el 5 de junio
¡ ¡de 1865 sin e1 Congres Brasileño. El acuerdo firmado entre las
¡idos grandes potencias de la América del Sur 10 supervisa el
¡'fepresentanfe díplomá ¡co de Inglaterra, Thornton, presente
: desde su discusión hast su ñrma. El mismo en correspondencia
% ía Lord Russel informa ue asistió a las tratativas. *
Í1 En líneas generale , el documento ñrmado por Rufino Eli—
¡ izaide y por Antonio Saríiva, determina: 1)E1Uruguay pacíñcado
“¡¿es condición indispens ble para el equi1íbrio del Plata, y por _
'… tanto, el Imperio del Brasil y la Argentina tienen el derecho de
Í %ntervenir para garantí€r la paz interna, que no es ———de acuerdo
% pon el entendimiento lizalde/Saraiva— útil solamente al Uru—
¡' uay, sino también 21 sms vecinos; 2) E1 Brasil y la Argentina
º cuerdan que pueden, ,en defensa de su independencia, actuar
1 komo árbitros en los c nf1íctos dentro del Uruguay, desde que
Í;ellos amenacen & sus gaíses y la intervención no agravi-e a la
“soberanía de la Repúlglica Oriental; 3) Tanto Brasil como la
_ i¿Argentina pretenden ej rcer su papel en forma amistosa y prove-
% 5chosa para el Uruguay.
¡ Ese Tratado es cínico y brutal, donde dos grandes potencian
% íresuelven que pueden í ter'venir en un pequeño país para gnmn—
f Átízar su soberanía... lo mismo que cuando hacen, a corto plazº,
[ %para cambiar su gobienpo por uno más servil. La diplomacia, sin
! ¡embargo, está ahí al sqrvicio de una necesidad económica y el
¡¿tiempo es importante: no se puede arrasar la suerte del Plata,
* 3porque es inminente la guer;a al Paraguay. Tanto que, desgués
j ;de firmar ese acuerdo,fl Consejero Saraiva deja el escenario y
3 í;la diplomacia es ejercíd por la escuadra comandada por el Almi-
X krante Tamandaré. ]oaquiin Nabuco, que no raras veces, analizando
; %la diplomacia brasileña en el Plata, se queda perplejº: comenta
1 513 situación dándole los! contornos deñnitivos: . . '
! “Entre la partida e Saraiva de Buenos Aires & prmc¡pws
¿ 1114
de Septiembre y la llegada de Paranhos (después Vizconde dí:
Riº Branco) en los primeros días de diciembre, quedó siendo
árbitro de nuestra posición el almirante brasileño, barón (después
vizconde y marqués) de Tamandaré. Este resuelve el 20 de Oc-
1tUbf'ºa por convenio en Santa Lucía, y cooperación de nuestras
fuerzas de mar y tierra con las del General Flores. El secreto de
ese convenio disgusta al General Mitre, qué ve en él una prueba
… de desconfianza… Tamandaré procede como si nos halíásemos en
"guerra abierta con el Estado Oriental, cua do apenas habíamos
anunciado represalias, da la orden de apo erarse a viva fuerza
de Paisandú y Salto. El reconocimiento de Flores por Saraíva,
el 7 de Septiembre, era una declaración de guerra. Al principio
y según su propia frase, Tamandaré halláb se animado de]) espí-
ritu “pacíñco y conciliador”; más la fuerza d la corriente lb lleva
' _a identificarse con Flores, …y su exaltado pertriotismo 10 empuja
a tomar para el Brasil el principal papel y a despreciar por com—
pleto la actitud del Paraguay, del cual nadá teme”.
Comienza a hablar la verdadera “diplomacia”: la de la fuema,
la que interesa y corresponde a los interes 5 que determinan la
destrucción del Paraguay. 'Es preciso, y c anto antes, liquidar
con la cuestión uruguaya. Así7 correctam*e te, Joaquim Nabuco
comprende: 1 _
“Nada influyó más para décidir la Gui:ºra del Paraguay en
que esta provino del incidente uruguayo, q te Ia aptitud de Ta—
—mandaré, que por acaso creía interpretar el pensamiento del
Emperador, para lo cual, como para Solano Dópez, parecía llegada
en 1864, la hora de la guerra”. '
_ Solo resta ahora que ocurra lo ya detetminado largamente,
Z las palabras insospechables de Nabuco Ro narran, contando
como sucesos capitales a las represalias y unión del Almirante
Tamandaré y del General Meana Barret0' con Ias tropas del
'Generai Flores, el bombardeo, asalto y ton'1a de Paisandú, y el
bloqueo y asedio de Montevideo, a cuya ciudad libra Paranhos
' de un ataque a viva fuerza el 20 de febrero Fe 1865, haciendo la
¡l'€ntrega del poder al jefe de Ia revolución 0¡ríental”.
El asalto al Uruguay, especialmente por la escuadra del
U'*"ÓT'
112
integrado por lárasíleños de Rio Grandé del Sur.“ Lo mismo a5í,
la incompetencia y la lentitur3 de las fuerzas armadas del Imperio
ya se hacen sentir, preanun]ciando 10 que ocurrirá en Ia campaña
del Paí-aguay, éonforme nds relata el Barón de Río Branco, en
discurso en el Senado el 5 de Junio de 1865. Rio Branco relata
en ese discurso,“ que el gobierno del Brasil pretendía una demos-
tracióri de fuerzá 'en el río de la Plata, más n_o consiguió más que
reunir º—siete mili soldados, hasta el ataqu_e de Paysandú¿Además,
el ejérbíto Imperial brasiíeño no tenía ingenier95 y carecía de
oñcía!és competentes. Mientras tanto —-continúa su discurso Rio
Brancó— Montevideo con una débil fuerza mejor 0rganizada,
conseguía resísfcír yyhasta envió una expedición de sócorro ¡:
Paisanglú. Ese <:omienzo de la guerra obligó laísuspensión del
sitio y dejó inclusive zonas de la frontera al descubierto. Para
Rio Bfanco, sería difícil convencer a la… Argentina que el Brasil,
“por sí solo”; fuese incapaz de subyugar rápidamente a Monte—
video y colocar1 a Flores en el poder”
113
ser el norte de toda la propaganda dé guerra, “Atila deílas Arné—
ricas”, dictador implacable, etc. El régimen paraguayo comienza
a ser presentado como la máxima forma de desprecio; humana.…
Antes que se 1iquíde la cuestión uruguaya ya corre para3elamente
la propaganda de guerra contra el Paraguay, apuntando especialf
mente a Francisco Sólano López. Y Paisandú es destruida por
la escuadra brasileña de Tamandaré, después de mucho costo y,
mucha munición venida de Buenos Aires. … 1
Es fatal la caída de los “blancos” y la subida def F10res al
poder. Pero, los episodios del Uruguay agitan a la Argentina,
los acuerdos de Mitre y Saraiva no son aceptados o simplemente
no son conocidos por los argentinos. Importantes jefers políticos,
cumo Urquiza, se inclinan por ¡a defensa uruguaya; la opinión
pú|>licn argentina es francamente contraria a la intervención bra—
Fii|t:ñíl. Se espera que Urquiza tome la defensa del Uruguay: perú)
¡… czuulilius argentinos, especiaimente Urquiza, tienen ¿leshones…—=
lic…hufcm que ulinmntan sus contradicciones: como veremos más
eulvl:mtv, él fue aolaof*nado por el Barón de Rio Branco, que le
mmpró poster'urmcnte (con ayuda de Mauá) treinta mil caballos
¡1 precio extorsivo. El Uruguay cayó dentro de la misiºna red dé
infamias y vergúcnza con que se coronará, hasta la sáciedad, la
guerra al Paraguay. Flores es llevado al gobierno ei 20 de febrero
de 1865. Luego de ejecutar actos para los cuales tenía gran
idoneidad: por ejempio, cortar la cabeza de Leandro Gómez 1—
después de fusilado—— y mandar exhibirla en la puna di? una
lanza. Enseguidajese títere violento satisface sus amores. Entrega
el Uruguay a los extranjeros, recibe en abundancia dinero del
Brasil como premio de su adhesión a ¡a causa de la destrucción
dei Paraguay —a tal¡punto que Pelhan Horton Box se espanta
e informa que “el Brasi] está distribuyendo oro a manos…Henasºº——
y marcha apresuradamente hacía Buenos Aires. Allí va para pone;
su ñrma en los documentos que le presentan ——-eI Tratado de la
Triple Alianza. 1 ' —
:“ El papel de Venancio Flores, si bien es secundafío, era el
punto de partida” para el gran drama de. la América del Sur.
Para comprenderlo bien, nada mejor que“ un testimónio de la
ep9ca.vEl aimirante árgentino Martín Guer*rico narra¡sobre 105
€p150d108 en el Uruguay:
¡
¿
114
…i
¡ ¡
¡
f% “La invasión del G neral Flores a la República Oriental fue
%e'1 punto de partida para los sucesos extraordinarios que commo-
&)gieron a esta región de mérica, convirtiéndoIa en un inmenso
Ícíampo de batalla. Aqu 1 hecho obscuro e ínjustiñcable fue el
%¿rígen de…las complicac ones, de los sacrificios y de las luchás
! 1rí1ás crueles y sangrient s que recuerda la hqmanidad en largos
' ¡gºigíos. Aquella invasíó sirvió de pretexto a las redamaciones
íextranjeras, trajo la inte ención del Imperio al Estado uruguayo;
lia complicidad de ]as au orídades argentinas; ía alianza de hecho
í— ¡ W de derecho, emtre los _eligerantes, regulares e irregulares,_del
1 ¡Río de la Plata; el ataq e y la defensa heroica de Paysandú; la
ítfriste rendición de Mo tevideo, plaza codiciada para ulteriores
¿ !?peraciones de la alianz ,y guerra implacable contra el Paraguay,
' ¿marcada por contínuos ígnos de devastación y de muertes, desde
¡Uruguayana hasta el quídabán, en cuyo itinerario de sangre
í_'os vencidos se ¿contaba por los muertos, y el clarín de ¡a victoria
5 fresonaba sólo en medi de ruinas y montones de cadáveres”.
1 Dentro de! dram tico éxtasis del A1mírapt_g Gurríc_:_o , la
¿ ¡Evidencia que nadie pu de negar conocimiento: el Uruguay fue
| *¿ ;víctima de Ia agresión ¡: ra que se hiciese la Guerra del Paraguay.
' ¿Nenancio Flores, impopuiar en su país, solo podría asumir el
; gobierno por la ímposi "ón del Imperio del Brasil y por la Argen—
; — %tina, con la connivencia de la diplomacia internacional en el Plata,
3 í1íderada por 105 interes 5 del imperialismo inglés.
_ _… ; Esa trama era de tal forma tan clara, que cuando Montevideo
' ¡ jestá por ser tomada p r las fuerzas del Imperio del Brasil, pam
? !evitar cualquier represa ia del gobierno “blanco”, ella es invadida
] %por las fuerzas de Fran;cia, de España, de Italia, y naturalmente,
¡ ¿de Inglaterra, que hacep desembarcar Ios soldados de sus escua—
¿ 3 3dras para “garantizar lg pr0piedad privada” y ocupar todos los
: ?ediñcios públicos. Porl noche, las escuadras europeas desembar—
F jcaron selapada.mente s 5 soldados como una guardia “pretoria—
' 2113”, según la denunci de Carlos Guido Spano… Cuando Flores
“entró en Montevideo, custodiado por la escuadra brasileñaí y
¿recibido por 165 marine os franceses, ingleses, italianos y es_par30— '
¿ 15165 que le “vigilaban” ] aduana, ía sede del gºbierno? Ios_ed1fic1os
4públícos hasta las mis as empresas comerc1ales extranjeras.
<*i
m . 115
Fue un hecho vergon'zoso de una trama internaciongli 11de—
rada por Inglaterra para abrir el camino a la destrucgog del
Paraguay. Abre el camino también para el endeudam1€nto el
Uruguay: Flores comienza —a recibir urgent mente el oro _del
Imperio de] Brasil para sus primeras necesi ades, y postemor—
mente para sustentar su pequeño ejército contra los Paraguayos_.
No es preciso decír¡el origen del oro que el Imper1ode1 Bra51í
distribuyó; provienen delos empréstitos ínáleses, que ahogan
' paulatinamente al gobierno de Pedro II. _
. Todo está listo para la guerra. Ahora v mos a ver1fícar la
gran mancha de 1a—dip10macía de las Améríc s: el Tratado de la
Triple Alianza.
¡116
; CAPITÍH&QÁX…
E1Tratadaa de la
Triple1 A'!liaúza,
una farsa vea'rganzosa
117
… X
Las bases de ese tratado son discutidas un añº antes en
Puntas del Rosario, en el interior del Uruguay, dond? se en_cuen—
tran aún para discutir la situación oriental, Saraiva, E11za]de,
Venancio Flores y el propio representante diplomático de 1pg3a—
terra, Edward Thornton. Existe por 10 menos dos infprmac1ones
seguras de que así fue: además de Mármol, un conocedor íntimo
de las intenciones dé Mitre, la propia declaración deíSaraivaxEl
20 de diciembre de 1864 ——por tanto, seis meses antes de la ñrma
del Tratado de la Triple Alianza——- una carta de Rufino Elizalde
se refiere a la alianza que se forma contra el Paraguay. Y… el
propio Mitre, presidénte de la Argentina, el 3 de febrero de 1865,
alude claramente al Tratado de la Triple Alianza, que swerá firmado
tres meses después: ““La República Argentina está en el impres—
cindible deber de formar alianza con 621 Brasil a fmfde derribar
crm abominable dictadura de López y abrir al comerciq del mundo
can espléndida 3! magnífica región que posee, tal vez, los más
variados y preciosos productos de los trópicos y ríosínavegables
para explotados” -
De una sola vez se prueba con el artículo publicado en ¡La
Nación, ——clíarío de Mitre— que ei Tratado de la Triple Alianza
está listo, 5010 faltan deta]les finales y ia Sima de 5105 agentes
del imperialismo británico, y más aún, que el mismo será firmado
y la guerra hecha para “abrir al comercio del mundoiesa esplén—
dida y magnífica región...” Es justamente por su naturaleza¡de
rapiña y porque vergonzosamente ya estaba combinado hacía
un año, esperando la ocasión propicia para la guerra, que* el
Tratado de la Triple Alianza quedó escondido. Es] importante
para veriñcar &] Tratado de la Triple Alianza ——por si: desprecia—
ble lado diplomáticq-— caminaba “<<naturalmente», acompañado
por “La Nación Arggnrina”, el diario de Mitre y que répreseñtába
el pensamiento del presidente argentino… Ese diario no sólo esti-
mula la opinión pública contra el Paraguay, presehtado como
un escondrijo bárbafo dominado por.un loco con manía de'c0n—
quistar y subyugar pueblos americanos, como va iñsinuando la
alianza “civilizadora?º entre brasileños y argentinos que, por En,
arrastra a los uruguayos. “Si no se alían, por 10 merios un com—
pleto acuerdo debe eétablecerse entre los gobiernos que represen-
tan1a América el priñcípióde la civilización contra las áspir*aciones
118
.… .. … 4. .…......-—uuu
“119
histórica Para el Brasil., la Argentina y el rugpay y veri_ñríaf el
tiempo gastado para dxscun_rlo y aProba1—1 oñc1glmente. _L)hc1¡al—
mente, el Tratado de la Tnp le Aha nza co enzo a ser d15c ut1d o
… :_…¡l 20 de Abril de 1865; el 10. de Mayo de 1 65 ya estaba firmado.
¿ Por tanto, un tratado de tal magnitud, se d scute, negocia y_ñrma
.——en Buenos Aires, sin que el Emperador udiese tomar conoci—
miento amplio de la Situación pór las evi entes diñcultadeg de
comunicación de la época—-—— en apenas onc días? Será por tanto)
de un cinismo mayor que el demostrado ¡) r los farsantes argen—
tinos y brasileños que “discutirán” ese atado en once días,
“ “continuar añrmándose que la Triple Alian nació dei encuentro
entre Mitre,Eh'zalde¿ Flores y Otaviano de Almeida en ese corto
período. Había sin embargo" otras pruebas: quien las quisiera en
- Yabundancia, basta con investigar eri la pr pia correspondencia
del Consejero Saraiva, uno… de sus artífí es, que literalmente
explica el nacimientº de ese inicuo y verg nzoso tratado;
' Inicuo y vergonzoso ———tal es así que se retendió mantenerlo
en secreto—— porque no estipulaba solament la alianza de algunos
países para 'una guerra; determinaba inequív camente, la destruc—
ción del Paraguay. Por— eso, especialmente e la República Argen—
tina, el Tratado de la Triple Alianza, fue vi lentamente atacado
cuando se 10 hizo público…En las polémica que se produjeron
en torno del Tratado de la TrípleA]ianza, tal el volumen nacional
»alcanzado, que tuvo que intervenir el pr0p'o'Presídente Mitre,
también comandante inicial de todos los atro ellos militares con—
tra e1 Paraguay. Y, textualmente, es él quien umini'stró la prueba
_de esa iniquidad, al añrmar, ya después de la uerra, defendiendo
el Tratado de la Triple Alianza:
“Los soldados aliados y, muy partícula mente, los argenti—
nos, no fueron al Paraguay 'a derribar una ti anía, en buena hora
por accidente; ese sería uno de los fecund 5 resultados de su
v1ctor1a.
“Fuerón & vengar una ofensa gratuita a asegurar su paz
interna y externa, así en el presente como en 1 futuro; reivindicar
¿la libre navegación de los ríos y reconquis ar las fronteras de
derecho; fuimos como argentinos, sirviendo a los intereses argen—
tinos, y de la misma forma hubiesemos id sí en vez de un
gobierno monstfuoso y tiránico como el de ópez, hubiésemos
120
sido insultadqs por un gobierno más liberal y¿civilizado”. _ ¿
& Mitre, dqspués de la agresión que él comandó y fue uno de
los artífices, deja claro que la meta era la destrucción del Paraguay:
“(...) non se va a matar a tiros a un puebio, no se va a
incendiar sus; casas, no— se va a regar de sangre su territorio,
dando por ra$ón ¿& tal guerra que se va á derribar una tiranía
a despecho del sus propios" hijos que lá sostiénen o soportan (…)”
Y el cínico Mitre, dueño aquí de una ínsospechable sinceridad,
expliCa literalmente cómo y porqué la Triple Alianza, fue hecha
para destruir al Paraguay:
“La filosofía, la humanidad, y la moral desertarían de sus
ñlas sí hubiésemos ido a matar paraguayos y destruir al Paraguay
para ¡redimir un'montón de ruinas y 'un grupo de viudas y huér—
fanoá, cubriendo con la bandera de la libertad el último cadáver
del último sustentador de su tiranía”.
Es claro y terrible: el Tratado de la Triple Alianza es ——como
afirmó Eduardo Amariila Fretes——- el “cue;po del delito” que
denuncia el crimen. La guerra wno'fue hecha para “libertar” al
Paraguay ni para defender principios… Los agresores que decían
ser vícíimas dq: agresión: fue 'una guerra de conquista cuyo último
fin era Ia destrucción de un puebio. Y si es preciso aportar más
pruebas de esa iniquidad y de que el Tratado dela Triple Alianza
estaba ya listo un año antes, además de ser un instrumento
agresivo de destrucción de un pueblo, hasta citar a José Mármol,
que a)cornpañó( todos los acontecimientos y fue ministro argentino
en Rio, en 1869: ' _
?La alianza con el Brasil no proviene de abril del 65, pero
sí de mayo del 64. Desdíe la presencia del Almirante Tamandaré
en las aguas del Plata, y de los Generales Netto y Menna Barreto
en las fronteras orientales se estableció la verdadera alianza de
hecho entre los gobiernos brasiíeño y argentino, en protección
de la inícua rejvolución del General Flores contra el mejor de Icás
gobiernos que tuvo la Repúblicá. Oriental, y con el cual' F10*kjljabla
cuestiones qué no pudiesen pasar de las carteras diplomát1cas ._
Aún Mármol considera con razón que el Tratado g? la "I'rxple
Alianza alió & los gobiernos brasileño y argentino, en msp;rado—
res de una débílidad criminal y de una política cobarde - Nº
121
menos riguroso en su crítica es otro argen_tíno, ]uan Carlos Gó-
mez, que afirma: “El Tratado es una espantosa contradicción, un
desmentido dado a sí mismo, una burla audaz del pueblo, de la
razón y de la conciencia humana. “Pero, para comprender y
aprender la vergúenza del Tratado de la Triple Alianza, más que
investigar conceptos críticos de laepºca, hasta su lectura (ver el
texto íntegro en el Apéndice) -
Para concluir y demostrar la iniquidad del Tratado de lá
Triple A]ianza, vale destacar las irrespondíbl es pmguntas hechas
porLuis A de Herrera: “Acaso la circunstancia de que el Mariscal
López fuese un tirano, sanciona las venganzas de la Triple Alian—
za? Qué correlación entre causa y efecto puede existir entre el
desmembramiento del país vencido y el régimen interior del
gobierno? Cómo se justifica el saqueo de Asunción?Cómose
hace lucrativo el robo de prisioneros y su venta? Y la deuda
colosal impuesta? Y el exterminio lento _y tenaz de una raza? Y
la nvgativa de apertura de paz? Y la ocupación arbitraria del
tmrimrío pm seis años más, sumados a los cinco de guerra? Y
nl inicuo pacto del bdtín? Y el despojamiento de media naciónº¡
Y su aniquilamiento mora] y políticot” '— *
Esas preguntas, cuyaS“ re$puestas írrespondíbles” cubren
de vergiíenza a los aliados dela Triple Alianza, no se refieren
apenas a los efectos de la guerra: se reñeren a las causas ya
previstas en el propio texto del Tratado, especialmente en su
artículo 60. y en el Protocolo Secreto. La sordidez diplomática,
ahora, está toda configurada: marchamos para la guerralde hecho.
Van a comenzar las luchas, cuyo fm y naturaleza están previstas
en el Tratado de la Triple Alianza,aajustado 6118 de Junio dé
1864, en Puntas del Rosario, baj o lamspírac:ión de EdwardThorn—
ton, representante diplomático de Inglaterra, y firmado por sus
ejecutores el 10. de mayo de 1865 º -
»
122
, CAPITULO x
, Los ejércitos _en lucha:
Un pu blo en armas contra
efclavos y mercenarios
E
1 y configurar una guerra e <<1egítima defensa»”. El 24 de diciem-
! _bre'partía de Asunción 1 primera fuerza militar que conquistaría
¿ Q%I'Matto Grosso, llevada po'r hartos de guerra, a las cuales siguió
i j or tierra7 él día 29, otr F expedición comandada por el Coronel
¡ sí'doro Resqúín.
¡í Francisco Sokmo López explica a lá nación el motiv0'del
ífompimiento de re'laci o es con_ el Brasil pbr la írrespetuoéídad
1 del Tratado del 25 de diá?embre de 1850, que previa la permanen—
…a de.] U ruguay como stado libre: “El motivo de la ruptura de
: ' huestras relaciones con el'1mperío del Brasil ——-6Xplicaba 311 CON—
':greso Extraordinario de! 5 de marzo de 1865—— y e] estado poco
1
* 4
123
cordial en que quedaron con el*gabinete arg _ntíno, sen los san—
grientos acontecimientos que hoy enlutan la República Orienta1
“del Uruguay y que amenazan díslocar el quihbríc: del Pirata.
Estas dos potencias, garantías de la indepen encia de aquel esta—
do, son las que '_hoy la atacan, y el Brasil, ue en 1850, en un ,
“tratado solemne sostenía con nosotros la ecesídad del status
quo de las nacionalidades de esa parte de Amé ica y especialmente
la autonomía del Estado Oriental, se alía al anido rebelde que,
enviado desde la capital argentina y con 105 a xiíios de un comité
revolucionario públicamente establecido a11 , desola la riqueza
nacional y ensangrientg_ el suelo patrio”.
Aún y siempre, Francisco Solano Ló ez va a realizar la
guerra sin entender la verdadera naturaleza (1 sus orígenes: para
él, ella se vincula a tratados no cumplidos, c estiones de 1írnites
y reivindicaciones territoriales, etc. Lo que n deja de ser verdad
'en parte: pero no es el motivo fundamental ue causa la Guaira
de la Triple Alianza. De aquí en adelante casí odo es una crónica
de guerra, aunque su propio desenvolvimí nto demostrará de:
forma aguda la superioridad de organizacíó económica para»
guaya sobre los aliados. Una sólida estruct ra económica, con
una naciente fuerza industrial, va a permití que el Paraguay
asombra al mundo, resistiendo solo, sin rec bir armas ———fabri—
¿tando desde sus navíos, cañones y lanzas-— 1 poderoso ejército
aliado. El Paraguay va a hacer también la g erre sin recibir un
centavo de empréstito de nación alguna; entr en esa guerrá sin
&euda externa y sale de ella, aunque destroz do, sin deber nada
a nadie. Y la guerra es realizada justament para destruir esa
estructura económica contrastante con el rest de la América dei
Sur.
Las añrmaciones de que Francisco Sola 0 López pretendía
agredir a sus vecinos se muestran desubicadas n el simple análisis
del ejército paraguayo: el presidente del Parag ay estaba forman—
do, rápidamente y a partir de 1864 como exi íanlas ¿aircunstam
cias, una fuerza militar nítidamente defensiva. egún documentos
…;c_iel Archivo Nacional de Asunción, en 1864, el jército paraguayo
“ tenía 38173 soldados (Y es posible que ha ta 1865 llegase a
50.000 hombres, pero nunca como añrman algunos historia—
dores las fuerzas paraguayas llegarían a 80. 00 hombres) Un
124
¡
125
1843) y un régimen político igualitario desde los tiempos de
Francia, facilitaba a todos a obtener aliniez.ntos ,
Demersay, por ejemplo, llegaba al punto de añrmar que el
Paraguay era uno de 105 países donde el pueblo mejor se alimen—
taba en el mundo entero. Textualmente: “La influencia dé] alímen3 V
to, indiscutible entre los animales, bastante clara en todos los,
países, en ninguna parte él es más que entre los paraguayos”… 2
Era un ejército formado evidentemente con una masa hu—
mana de excelente estado de salud. Hasta el comienzo de la"
guerra no se conocían locos o suicidas en el Paraguay, según
testimonio de algunos cientíñcos. Además de e1lo, la cohesión
cultural preservada desde los tiempos de losjesuitas era otro
factor importante. Era común ——según también observaciones
de varios científicos europeos— que cada pa1aguayo tenía cuatro
o cinco profesiones, que ejercía de acuerdo con las circunstancias.
Así un solo paraguayo podía ser zapatero, carpintero, sastre,
mecánico y hasta casi arquitecto y músico. No era ningún “mii!
lagro”: apenas una consecuencia del cu ltivo de 10 que lósj esuítas
enseñaron y de la política educacional —no se debe olvidar que
a la muerte de Banda, en 1840, ya no existían analfabetos ex?
el país. Además, por las peculiaridades del país —muy vasto
para su pequeña población— desde 1778 Existía en el Paraguay
una especie de servicio militar más o menos obligatorio. La
herencia de ese hecho era que aún en 1865,¡cada colono ——de
las “estancias de la patria” o de sus propias tierras— erá obligado
a tener cuatro caballos, armas propias y estar siempre listo para
el combate
Esa masa humana de excelente estado físico fue el cimiento
en que se apoyó Francisco Solano López para formar su ejército.
Tenía que ser necesariamente un ejército de: mejor condición de
salud y vigor que el aliado La estructura económica del país,
por otro lado, creó condiciones para que esos hombres elabora—
sen, inclusive sistemas propios de hacex la guerra.
126
1
¡
¿í 127
para hacer la guerra al Brasil: así se deduce d los documentos
del_ archivo de López. Su proyecto consistía en extender sus
dominios por el sur conquistando Corrientes, y aún tal vez se
reducía a nada más que ganar fama militar e influencia en las
cuestiones Río de la Plata. ' ' '
Nuestra intervención en 1864 en el Estad Oriental, hábil—
mente explotada por los “blancos”, infundíó ¡¡ ó_pez la sospecha
de que pretendíamo$ hacer guerra de conquis a”. '
y De la misma forma que también Francí co Soíano López
—como Frantiá y Carlos Antonio——' no consigu 6 dar al Paraguay
una clase dirigente, también hb formó por 10 m nos un verdadero
Estado—Mayor del ejército. Y sin" ese Estado Mayor y sin 'un
ejército profesional es que el Paraguay va a enfr mar la guerra.
A pesar de ello, con todas esas deficiencias, Francisco Soláno
López va a contar con un fabuloso ejército. Un ejército que
estoicamente enfrenta a un enemigo absurda ente superior én
número y fuerza material y sólo es derr0tad0 en la destrucción
total: no se rinde. Ni así, aún cuando al final, sus solda_dos son
niños de seis a "nueve años, fos mártires de costa Nú. Para
destacar la superioridad moral de los soldados araguayos sobre
los aliados ————a quién naturalmente no se nie a el sacriñcio y
actos de heroísmo inherentes a la guerra, pero e deplora porque
estaban colocados inocentemente al servicio del imperialismo
inglés— nada mejor que transcribir 10 que añr ó ]uan Bautista
Alberdi: '
“El ejército paraguayo es numeroso relativ mente al pueblo,
porque no se distingue del pueblo. Todo ciud dano es soldado,
y como no hay un cíudadano'que no sea propiet rio de un terreno
cultivado por él. y su familia, cada soldado ¿ ñende su propio
interés y el bienestar de su familia, en la defen & que hace de su
país. (…) El ejército del Paraguay es numeros reiatíva.mente al
del Brasil, porque se compone de ciudadanos, ¡1 de aventureros,
de esclavos y de hombres venales: esos ciud danos son libres
ep el mejor sentido en cuanto viven de sus medi s, no del Estado,
en-que tienen un pedazo de tierra, un techo, u a familia y deben
a su trabajo el sustento de sus vidas; ese bom re y señor de sí
mismo, es decir, libre en el mejor de los 5entid 5. Diez libertades
de Palabra no valen una 1ibertad de acción y sólo es librº; en
128
realidad, el que vive de lo que es suyo. Todo soldado paraguayo
sabe leer y es raro el que no sabe escribir y contar. Esa condición
no es la del esclavo en ningún país moderno y si la lectura
preparase al servilismo, 105 países libres no la prepagarían en el
pueblo como elemento de libertad.”
? 129
1
1
130 7
arma de propaganda, de vez en cuando surgía” en el Cabichuf
… alguna cosa escrita en porthxgués, y adrede los paraguayos dejaban
_q e muchoº números en onde aparecían*vícios de los jefes del
¡I perio fuesen capturadios por los soldados brasileños. Para
' Francisco Solano López ] pr0paganda para la tropa, durante la
guerra, fue mucho más f cil, además de'czontar con un ejército
1 cohesionado moralmente dispuesto a la lucha en la defensa del
país todossus soldados s bían leer y escribir_, a ta1punto, que en
varios frentes surgían seinanarios satíricos. Ypor ese motivo,
qúe todos supier:an leer y escribir, la propaganda de guerra de
i IOS paraguayos, destinada a sus soldados, tenía un buen nively
exJ¡a básicamente verdadera -—basta hojear la colección del Cabi—
chuí para comprobar el sentido crítico de los soldados paráguayos
;) su excepcional informa ión sobre el enemigo y el buen nivel
de los textos——— a pesar dF que algunas veces el Cabichw usaba
malicia y apelaba a duros insultos. En cuanto a los diseños eran
realmente excepcionales, todos en xiíograbados, con un rasgo
— satírico muy propio de 1¿s paraguayos.
" ; Era réalmente un ejército peculiar en la América del Sur.
Muy diferente de 105 aliaios, formados en su mayoría por negros
e¿clavos analfabetos y po- groseros gauchos uruguayos y arggn—
mnos
¡ [ Pequeño numérica enté, frágil por la calidad y cantidad de
ármas, el ejército paragu yo se va a tomar fuerte por lá cohesión
níoral de sus soldados, riunda de una estructura social justa
como define Alberdi, y jecutar esa voluntad de resistencia con
suceso por la superiorid física de sus hombres, aliada al conn—
… ¿miento de! terreno don & se hace la guerra. A esos factores se
5 suman las contradiccionfs de los ejércizos aliados, el comando
iñdeciso y especiíefalment lento del lado de las fuerzas del Imperio
yí los intereses divididooídaArgentina, Brasil y Uruguay, que
luego se enfrentaban N menos importante es el desinterés ma—
&¿0r de esa masa de soId dos que luchaban por la Triple Alianza:
nº se puede olvidar q & en las fuerzas imperiales, por cada
Sºldado 13¡anto -———esto e para cada hombre más ligado con la
fºídeología” del Imperi aT
había cuarenta y cinco negros, esclavos
sin razón al guna para orir por la patria” .
1¡…
[ 131
41. EL EJERCITO DEL IMPERIO ES U"le SUMA DE CON—
'TRADICCIONES
132
nian diarios de la época e: inclusive varios diseñps satíricos—_no
se tomaban náturalmente soldados animosos. 1
La nobiezia iba a la guerra comandando: los nobles formaban
la máyoría delíos oñcíales; en el comando, quien no era noble
por origen familiar; luego recibía su título de vizconde, barón,
etc. Otro medio de conseguir soldados fue crea“r el cuerpo de
“Voluntarios de la Patria”… Los voluntarios, no obstante, forma»
dos por la burguesía, principalmente, con aspiración a la nobleza
o llegando a eíla a través de la compra de títule nobiliarios, se
zafaban fácí1méame del problema: podían enviar en su lugar negros
esclavos, que 1';automz'aticamente se tomaban liberros al ingresar
al ejército. Esa es la razón, inclusive, de tantps negros en el
ejército brasileño que luchó en el Paraguay: algunos “volunta—
rios” ofrecían hasta diez negros, volviéndose así más “heroicºs”
en la ¿0ntribución de sangre a la patria... (La Guerra del Paraguay
fue hasta una especie de “arianización” del Brasil: en 1850 había
una población_de cinco millones y medio de habitantes libres
blanc05 contra dos millones y medio de negrps esclavos; esa
proporción no cambió si.gníñcativamente hasta la guerra, por
tanto,;si fuésemos a seguir la prºporción, nuestro ejército debería
estar formado por dos tercios de blancos y un tercio de negros,
aún admitíéndose el absurdo de que negrºs esclavos tenían quc
defender el régimen que los oprimía... Pero la proporción según
cálculos de los europeos, era de un blanco pór cada cuarenta
y cinco negrosi: es fácil preverse la desproporción en las bajas.
Así, en 1872, el Imperio del Brasil ya no tendrá siquiera el
dieciocho por ciento de negros en su pob1ación; en cuanto a la
población de blancos creció sesenta y cuatro por ciento, y la de
negros bajó ses;enta por ciento!).
Un régimgn esclavista c_uya masa de soldados se basaba
fggdamentalmente en negros esclavos, como el Imperio del Bra-
sil, no podía tener un ejército que ofrecíiese cohesión moral. Tenía
que réflejar las contradicciºnes del Imperio, condo reflejó, y es-
tablecer en sus relaciones la misma jerarquía opresora del sistema
económico que defendía. Y ese contraste 5010 no fue mayor
justamente porque cuando el Duque de Caxias asumió el co—
mando general supera en parte el problema, y había comandantes
como el General Osorio, por ejemplo, hombre rudo pero de tráto
133
41. EL EJERCITO DEL IMPERIO ES U"le SUMA DE CON—
'TRADICCIONES
132
nian diarios de la época e: inclusive varios diseñps satíricos—_no
se tomaban náturalmente soldados animosos. 1
La nobiezia iba a la guerra comandando: los nobles formaban
la máyoría delíos oñcíales; en el comando, quien no era noble
por origen familiar; luego recibía su título de vizconde, barón,
etc. Otro medio de conseguir soldados fue crea“r el cuerpo de
“Voluntarios de la Patria”… Los voluntarios, no obstante, forma»
dos por la burguesía, principalmente, con aspiración a la nobleza
o llegando a eíla a través de la compra de títule nobiliarios, se
zafaban fácí1méame del problema: podían enviar en su lugar negros
esclavos, que 1';automz'aticamente se tomaban liberros al ingresar
al ejército. Esa es la razón, inclusive, de tantps negros en el
ejército brasileño que luchó en el Paraguay: algunos “volunta—
rios” ofrecían hasta diez negros, volviéndose así más “heroicºs”
en la ¿0ntribución de sangre a la patria... (La Guerra del Paraguay
fue hasta una especie de “arianización” del Brasil: en 1850 había
una población_de cinco millones y medio de habitantes libres
blanc05 contra dos millones y medio de negrps esclavos; esa
proporción no cambió si.gníñcativamente hasta la guerra, por
tanto,;si fuésemos a seguir la prºporción, nuestro ejército debería
estar formado por dos tercios de blancos y un tercio de negros,
aún admitíéndose el absurdo de que negrºs esclavos tenían quc
defender el régimen que los oprimía... Pero la proporción según
cálculos de los europeos, era de un blanco pór cada cuarenta
y cinco negrosi: es fácil preverse la desproporción en las bajas.
Así, en 1872, el Imperio del Brasil ya no tendrá siquiera el
dieciocho por ciento de negros en su pob1ación; en cuanto a la
población de blancos creció sesenta y cuatro por ciento, y la de
negros bajó ses;enta por ciento!).
Un régimgn esclavista c_uya masa de soldados se basaba
fggdamentalmente en negros esclavos, como el Imperio del Bra-
sil, no podía tener un ejército que ofrecíiese cohesión moral. Tenía
que réflejar las contradicciºnes del Imperio, condo reflejó, y es-
tablecer en sus relaciones la misma jerarquía opresora del sistema
económico que defendía. Y ese contraste 5010 no fue mayor
justamente porque cuando el Duque de Caxias asumió el co—
mando general supera en parte el problema, y había comandantes
como el General Osorio, por ejemplo, hombre rudo pero de tráto
133
para su ejército, a cargo del poeta Hiíario As asubi, A través de
él, Lopacher y los ochenta europeos tomará e1 velero “Andre
María” y panirán para Buenos Aires. Los c ntratos que fúeron
ñrmados con los europeos dándºles derechos & “labrar la tierra”
ya les fueron substraídos en el navío, info mándales que les
serían devueltos en Buenos Aires, lo que evi entemente no ocu—
rrió. La manera criminal como Mitre reclutaba colonos transfer»—
mándolos en soldados mercenarios da la med da de la impopula—
ridad de esa guerra en la Argentina. Lopach r cuenta la llegada
de los “labradores” en— Buenos Aires: “En r spuesta & nuestras
réclamaciones subirán a bordo dos compañ1 s de soldados, de
modo que si alguien abría la boca, era pue to inmediatamente
preso en el cefao. Es decir: amarrábanle a bos pies en una
estaca y, en el peor caso, ¡a cabeza, () ambo , pies y cabeza, al
mismo tiempo. Durante cuatro semanas nos & ¡tamos y sufrimos
hambre a bordo de ese transporte, sin socorro édico aíguno.” _
Era la recepción usual en Buenos Aires los que pensaban
“labrar la tierra” y se rebelaban al recibir la riste noticia de ir a
morir matando paraguayos. Pero, después & ese tratamiento
especial, ocurría siempre lo que Lopache; uenta: “Debíamos
aceptar nuestra fatalidad: nos hicimos solda os argentinos.” Ei
hecho era tan común que Lopacher después d contar otros Casos
de la misma naturaleza, dice que el Preside te López protestó
ante esa fegimentación, ante Francia, junto a apoleón III. (Pos—
teriormente el gobierno francés prohibió el embarque de esos
“colonos”). El estado del espíritu de las tropas rgentinas también
es narrado por Ulrich Lopacher, antes de 18 5 ——pozr tanto? en
cuanto se luchaba aún en el Uruguay——— al lle ar al campamento
a que fue remitido junto con los soldados extra ¡eros “reclutados”
para la Legión Militar:
“(...) nos esperaban los compañeros del c mpamento dándo—
nos;eñales, corrían curiosos para recibimos saludar; parecían
ánimas_; enñaquecidos por el hambre, empe ueñecidos; se le—
¿Vantaban maldiciendo la vida de perro o de esc avos que UeVaban,
de la arbitrariedad reinante abajo 0 arriba y el absoluto desco—
nocimiento de los derechos humanos. “Vale la pena detenerse
en la narrativa de Lopacher, que murió octo enario &n un asilo
de Viellt08 en Trogem… E1cuenta la conducta-b tal de los oñcxa165
136
1
6
137
causa de que el desorden se extienda como mal ejemp¡ºa hº“?
en la base misma del ejército de quien depende la honra n€chi<J_na1.”
Un otro testimonio, de Ramón ]. Cárcamº, expone la d1f3Cu1-: í
tad de formar un ejército nacional argentino: “En las provincias:
la guerra es impopular y odiosa. Cuando en las plazas!públicas
Íeen los avisos de los gobernadores y los tambores corren a la—
ciudad convocando a la guardia nacional, los hombres huyen a —
la selva más próxima. No los impulsa el terror. Nacieron y vívie—-…
ron en las batallas. Resisten a Buenos Aires y al Imperio… EL
Paraguay es el amigo y el vecino histórico, antiguo aliado ¿e
“¡
!
los pueblos del litoral, mediador afortunado en la paz de noviem-
bre después de Cepedá”. ; 1
Otro testimonio de la anarquía imperante en Ia Aírgentin'a,g
,!
durante la formación del ejército ———y es parte del repudio a la !
guerra—— es del Vice—presidente de la República, Marcos Paz, el
21 de noviembre de 1865: “Tenng el pesar de saber que lasL
fuerzas con que debía concurrir a la Provincia de Ehtre RÍOS“
para la formación del ejército y que el gobierno de la República
había puesto bajo el comando inmediato de V. Excia. se desban-
daron en parte”. Es trozo de una carta a“ Urquiza, que como
veremos, también contribuye con su deshonestidad para la per—
turbación general. En fm, los soldadosargentinos que se regimen-
tan, o son mercenarios que así se toman por engaño o por
ciudadanos de la República que se Hevan & la therza,esclavizados
gran parte de el1os, para los campos .de batalla. Ese ejército no
tiene, naturalmente, el mínimo de condición moral para enfrentar
a los paraguayos, más állá de que detestan a sus aliados brasileños. “
138 (
entrar en la guerra al la o de López. Si hubieer esa unión sería
fácil, para losdos, forma un gran ejército, arrasar prácticamente
ála Argentina 5010 con 1 peso síco]ógico de la alianza y ,cierta—
mente Urquiza podría as irar a una excelente posición. La alianza
¿2011 Francisco Solano Ló cz de quien era compadre: López bau—
tizó (& través de un repr sentante porque no pudo viajar) a una
hija del caudillo. Además no fue posible: Uequiza ya estaba secre—
¿camentecompmmetído con el dinero ¿lei Imperio
' 5 Ese hombre tendría importante p¿p=':l en las desventuras del
e3ércíto argentino. Patti ndo para “socorrer” a Corrientes, hizo
d:eelaraciones a la preus y bajo un decreto, movilizando diez
mil hombres todos con us caballos, inmediatamente consiguió
(¡¿le el gobierno argent no le pagase los caballos. El decreto
torizando el pago permitía que sus hombres quedasen aún en
lá posesión de los caballos. Los grandes negociados que esa
guerra iría & po>1b111tar 3:11 la Argentina, ya comienzan con uno
¡de sus g12mdes líderes.
!? Despidíéndose de sus amigos de Buenos Aires por la prensa,
para ir a la batalla Urquiza ¡anrmaba que la celeridad con que
E;] deber ¡e llamaba no la permitía abrazar personalmente a cada
uno de _ellos. En la paanida de Buenos Aires fue al muelle el
Ú10pi0 Presidenae Mitre pidiéndole celeridad y empeño patriótico.
Llegando a Entre Ríos, U¡quíza comenzó a reunir a su ejército.
a información de que enfa más de diez. mil hombres, para los
cuales (después de ya '( ner “comprados" los caballos) con5i uc
unif01mes del gobierno No demoró mucho y Urquiza cs ín%or-
mado que la mayoría ¿ sus tropas se desbandó: va a veriñcar
y confirmar la verdad. .! aprovechay licencia por treinta días a
lios pocos sol-dado_s qu; quedan. Comienza un nuevo esfuerzo y
reúne ahora cerca de oce mil hombres, confmme informa él
1Ínismo. N 0 pasó much tiempo cuando él informa nuevamente
Mitre que s15 tropas olvieron a desbandarse. Promete reunir
¡áfos hombres ona vez. P ro durante la guerra envía pocos solda—
3%05 ———deberían ser sus enemigos.. .— para el ejércitº argentino.
rquiza no quería y n nea quiso luchar contra los paraguayos
lo que 110 le impidió de ! crar con la guerra, “vendiendo” caballos
¡ y obteniendo unif0rmes.
¡:
3»
»
!ar 139 _
1
Urquiza, además, recibía cartas de sus compañeros repun
diando la alianza con el Imperio del Brasil. Co 0 la que le es_cribe
López jordan, negándose a atender su pedi o de luchar contra
el Paraguay: “Ud. nos llama para combatir a Paraguay. Nunca,
general. Ese pueblo es nuestro amigo. L1á emos para luchar
contra los porteños y brasileños. Estamos lis os. Esos son nues—
tros enemigos. Escuchamos aú_n los cañones e Paisandú. Estoy
seguro del yerdadero sentimiento del pueblo de Entre Ríos…”
Como ya viinos, el Tratado de la Triple líanza, e:stabalisto
' mucho antes de que comenzaran las conversa iones oficiales que
résultaron en su firma el lo. de mayo de 1865. rquiza, en cuanto
nos da una prueba más, demuestra que no le agrada una guerra
en alianza con el Brasil. En carta al Preside te Mitre, dice el 8
de febrero de 1865: “Tengo calificado la alia za con el Brasil de
odiosa, porque así lo es para el país, porque t Tes el sentimiento
general, que V. Excía. tiene ocasión de aprec ar, también. Si no
fue él en el año 51, en otra ocasión y con g an ñnalzldad, él es
hoy incuestionable.”
Urquiza no sólo demuestra su poca dis osición de luchar
contra el Paraguay, la hostili¿ad popular a la a 'anza con el Brasil,
cómo también anticipa las dificultades que 1 Argentina tendrá
para formar su ejército. Pero, no se piense que Urquiza está
movido por esos sentimientos: todo supera él, cuando puede
sacar ventajas políticas y, principalmente, ma eriales.
Las desbandadas de sus ejércitos fuero ordenadas por éi
mismo. Si era capaz de ese crimen “menorº, hizo también el
mayor: antes de eso, cuando representaba peli ro para el Imperio,
en una posible unión con el Paraguay, fue sobornado con la
compra de sus caballos por un precio abusivo. Nótese: él recibió
el'dinero y entregaría los caballos posteriorm me. 0 sea: con la
Argentina lista para entrar en guerra, él ven & sus caballos al
Brasil, recibe el dinero anticipadamente y pas subreplziciarnente
para el lado de quien le paga.. No está demás recordar, Urquiza
¿ya tenía recibido el dinero ¿[el Imperio, pres ándoles servicios
'en la lucha contra Rosas en 1851. Ya en 1858, el Barón de Maná
abre sus casas bancarias en Entre Ríos, con el poyo de Urquiza.
La personalidad del caudillo es tan conocid del Imperio que
140
¡
141
masa magra oprimída en el trabajo esclavo y q 6 continúa siendo
llevada al matadero por ias clases dominant s del Imperio; el
reclutamiento de ese ejército se realiza en for a ambigua obede-
ciendo siempre a los privilegios de la noble a; sus oñciales en
su may0ría no tienen formación suficiente p ra el comando; su
armamento, a pesar de_ ser superior 'al enemi o, es inadecuado
para la guerra que se peleará. .
b) el ejército de la Argentina para ser f rmado, tiene más
argentinos muertos en la retaguardia, en ia r presión a 105 mo—
vimiento_s contrarios a la guerra, que las baj s ocurridas en la
línea de frente; esclavizados son conducidos a campo de batalla
contingentes enteros, además que se formaron egiones de ext1an—
jeros éngañados en Europa, enviados en la guerra a la fuerza; el
despotismo de los oficiales de un_ ejército así formado, provoca
deserciones y odio al comando, traduciéndos en la—ineñcíencía
anotada muchas veces por los propios argentinos; Mitre deja 10
que hay de mejor de su ejército en la retaguardia, para garantizar
la estabilidad de su gobierno, por encima de los intereses de la
nación. V
' c) el ejército del Uruguay es apenas un montón de pocos
soldados, orientados por el sentimiento caudilllesco representado
por Venancio Flores: para él la guerra es apenaF un bu€xn negocio
de…donde obtiene dinero del Brasil.
d) la gran esperanza de los aliados, la egguadra brasileña,
— por una serie de circunstancias 'no presenta la e 1ciencia esperada.
' La guerra que terminaría rápidamente, se atrast a por cinco años.
Antes, sin embargo, de entrar en la guerr en sí, es preciso
analizar algunos detalles importantes, como la feroz propaganda
que se hace contra el Paraguay; las intrigas diplomáticas que
continúan y las repercusiones inmediatas del onf]icto en la sal—
vación de la economía argentina e imperial, p incipalm_ente.
144
CAPITULO XI
El Imperio
se ahondá en sus
cºntradicciones
<
!
145
material; la guerra comienza a animar a mucha gente y, realmente,
para los que saben explotar, se va a transformar en _Lm buen
negocio. La situación, con variantes locales, es la mxsmn dEl
Imperio del Brasií () de la. Argentina. Existe animación comercial
tanto en Buenos Aires como en Río de Janeiro. Leon Pomar …en
La Guerra delÍ Paraguay; sintetiza de forma ejemplar la situación
argentina, citando a Cas'arinos; “La guefra contra el tirano López
1mpr1mió gran actividad al comerc1o y a todas las mdustr1as,
. ' . x ¡
146 ;
|!
c¿31h la guerra desvían los problemas del Imperio del Brasil y de
¿'IArgentin'a; se posibilita con ía guerra, la canalización de ias
rú%sas populares, por un tiempo, del foco de problemas sociales
de,? esos países.
1_ Paradoj almente, cómo esque un país que tiene un cuarto
de; su renta como garantía de las deudas (supera su capacidad
de 501vencia), como el Brasil, a ]a vera de una bancarrota, consigue
105 empréstitos ingleses para comprar acorazados, armas y sus-
tÍehtar una guerra, después de sa!ir endeudado de la intervención
eri el Uruguay?
¡ La respuesta es sim le: los intereses ingleses autorizan y
';a'vgian eí financiamiento. omo ya examinamos, con esa política,
elímperíaÍismo inglés n sólo liquida la “amenaza paraguaya”,
cómo hace sumergirse más en su redl a 11mperio y a la Argentina
; ; Tanto interés tenía Inglaterra de ver esa guerra conducida
(¡<3pn éxito que envía sus diplomáticos para reanudar urgentemente
k3s relaciones con el Im erio. Eso ocurre de forma insólita: el
¡
' Qónocído diplomático E ward Thornton Hega a Uruguayana,
Cámpamento de guerra ei Emperador ——que resolvió ver las
£ñaniobras de ce:rca—-—— y resenta sin más dilación las disculpas
de Inglaterra Las relacio es diplomáticas se reanudan en horas,
3:0n dos cortos discursos. No es sin ironía que Thornton, después
djs los discursos, acentú que el loca! donde se reanudan las
¡%lacíones“aumenta mi eíicidad y es prueba de que la política
del Brasíí continuará inspirándose en un espíritu de armonía,
:f—jústa y digna en sus relaciones con los demás puchlos” . Eso
o'curre el 23 de septiembre de 1865 Todo se presenta maior para
los futuros emp1est1tos
;li Resumiendaze1 Imperio del Brasil y la Argentina no sólo
_t1&nen en la guerra una pausa para sus inmensas dificultades
efconómicas, como, principalmente, Pedro II resuelve dentro de
su ingenuidad política un problema internacional que ¡o incomo-
daba:1a reanudación de relaciones con Inglaterra.
147
43. “EL PUEB L O P A R A G U A Y O M E R E C EL C O M P L E T O
EX'I“ERMINIO QUE LO AGUARDA”
Mientras tanto, la diplomacia no. duerme Es preciso encon—
trar una “razón justa” para preparar al pueblo sobre el genocidio
que se comete contra el» Paraguay y que en b eve-va ¡& esPantar
al mundo. Para ello, es preciso poner en movi iento una amplia
maquinaria de mentiras, en la prensa de Bue os Aires y de Rio
de Janeiro, y mantener inflamado el fuego de la calumnia, de la
intriga y de la infamia, en que es maestro a triste F1gura de
Charles Washburn, representante diplomátí o de ¡05 Estados
Unidos, que trabaja, inclusive, contra su pro io país, en donde
acaba siendo juzgado y condenado por sus vi lanías.
Contra el Paraguay y Francisco Solano L pez en particular,
se invehta todo. Es la propaganda de guerra implacable, % ia
“ideología” de liberación que grotescamente s impone al put:le
argentino y brasileño, con los uruguayos síern re de contrap&so.
Los deseos de intervención y dominio del Para uay son antiguos.
Ya en 1860 el irascible Sarmiento no pierde la casíón de demos—
trar la mala voluntad con el Paraguay, de la fo ma más belieosa:
“Tenemos fe que ha de llegar el momento n que los países
vecinos, irán a intervenir a la desgraciada pobla ión de! Paraguay,
para mejorar ias condiciones del gobierno tan anómalo como el
— de don Carlos”. Sarmiento aún no está tan & tremista.... él va a
ser superado en 'el odio al Paraguay; el ya itado y bastante
conocido Washburn, con la responsabílíciad d representar en el
Plata al gobierno de los Estados Unidos, cultí aba un particular
odio al Paraguay: “Por su torpeza y ceguer junto con otros
pécados, el pueblo paraguayo merece el co pleto exterminio
qué lo aguarda. El mundo tendrá justo motivo ara congratularse
' cuando no hubiera ni una sola persona que h ble el endiablaclo
idioma guaraní”.
Tan fantástico como ese odio, es el expres do por un diplo—
'mático de 105 Estados Unidos. Y) tan fantást co como eso, es
que ese Washburn va a tener actuación destaca ísima en la diplo»—
macia de bastidores que conduce a la guerra. Esa campaña de
odio no está desligada de una política prácti a: tiende a crear
una opinión pública tan íracunda cuanto a d'sposíción oficial
148
contra los paraguayos. En ese período, en la prensa de Buenos
Aires y de'Río de janeiro) “tirano” pasa a ser un complemento
inseparable del nombre de Francisco So1ano López.El “mari_scal
paraguayo_es atacado en todas las formas. '
Antes de la guerra, por tanto, se pintó un cuadro absurdo
del Paraguay. El país, en la prensa de Buenos Aires especialmente
—síempne la más extremista——— y en la de Río de janeiro, era
dominado por un'loco, que pretendía coronarse Emperador de
la América del Sur para atender su 'enorme ggolatría y satisfacer
la vanidad de su amante, que deseaba ser la Emperatriz... Decíase
que López mantehía al pueblo —bajo el terror: mafaba familias
enteras de jóvenes; que se rehusaban & ir con él a la cama. Pintado
como ungsátíro, un salvaje—y un loco que, como un “Atila Ame—
ricano” estaba listo & desparramar muerte sobre las Américas;
contando la miseria moral y material del país con detalles minu-
ciosos, se pretendía crear un sentimiento de “humanitarismo”
en la opinión públgca, para tomar la intervención y el exterminio
del Paraguay más fácil. Durante años funcionó esa campaña
sorda, hasta que en las puertas de la guerra ella se tomó descarada.
Lo mismo después de la guerra, para justificar e1 genocidio,
continuaban las cá1umnias contra el Paraguay y Solano López.
149
50¡an0 López de atacar a su propio pueblo La campaña era:
grotesca, pero surtía efgctos. Hasta hoy, desembczadalrhente, em1
el Brasil, es común observar a ios paraguayos como uha horda”…
de vagabundos, contrabandístas y bandidos indolentes.“
A pesar de ello, si la guerra fue cruel, fue por que era unaí
guerra. La crueldad estuvo presente gn ambos lados. Tanto lost
paraguayos como los áliados cometieron actos de extremo salva-
jismo. Como la histoíºía es siempre escrita por el vedcedor, al
vencido se le imputa todas las vergñenzas humanas. Fue lo queí
ocurrió y ocurre con el Paraguay. La crueldad, las explosiones?
de violencia extrema, son inherentes a 13 propia guerra; detenersef
en esos aspectos es muy cómodo cuando se pretendía olvidar?
otro aspecto que no debe ser tan rápidamente 01vidadó: Eos crí—
menes de guerra. (
Vamos & analizar*aquí, antes de entrar En la campaña militar
prnpiumentu dicha, los crímenes de guerra cometidds en esa
campaña. Puede atribuirse crueldad a los paraguayos; como a
¡na argentinos y a los brasileños ——y eso se explica, sin justificar—
|'>u:* la propia naturaleza de la guerra. Pero a los paragUayos les
será difícil imputar los crímenes de guerra 'que brasileños y
argentinos cometieron hasta el hartazgo. .
Además, las crueldades atribuidas a Francisco Solano López
son determinadas, no raras veces, como una defensa de 'la propia
disciplina de su ejército, cometidas contra sus'soldados: cuando
por ejemplo, él manda fusilar a un oñcía] que se negó & de5pertarse
temprano. 1 '
Para sus acusadores el oñcíal Fue fusilado por no despertarse
temprano, para la realidad de la guerra, porque daba un peligroso!
ejemplo de negligencia frente al enemigo, Cuando lás tropas '
paraguayas estaban prácticamente cercadas en un círculo de fue—
go. No hay ningún crimen de guerra que se pueda ifnputar a;
Francisco Solano López. En cuanto al lado aliado, son varios.
Existen necesidades de guerra que inducen ¿¡ crueldades. Bolívar
_por ejemplo, mandó f'usilar ochocientos prisioneros de una sola
vez: esa ferocidad inaudita, ínjustíñcada ¿ 1a íuz de ¿la razón…
humana, eta necesaria para la victoria y no 'degradó histórica—
mente al Libertador. No es un acto crirxíinal desde eí punto de
150
H
í?¡
152.
Métodos de tortura como el “cepo urug1flayana” o “Cepo
boliviano”, degúe]los, etc., por lo tanto, fueron introducidos en
fil Pañagu'ay ——-y allí largamente usados— por las fuerzas aliadas,
por los argentinos, orientales y los soldados oriundos de Río
Grande del S…; Eso desencadenó una onda de ferocidad ínaudita,
terrible, pero que tiene razones sociales e históricas.51mplementez
la virulencia dé la política argentina, extremando los contrastes
económicos del país, se manifestaba en formas violentas, las
cuales se hallaban en la psicología de] gaucho, la forma de colo—
nización del país, etc. El degiíeiIo, la violencia, la inclemencia
con el enemigo, que intuitivamente Sarmiento llamó de enferme-
dad endémica,yrepresentan una patológica herencia cultural pre-
servada por las propias contradicciones del sistema político. No
son un “crimeñ de guerra”. Representan una consecuencia de la
propia deformación de: las luchas políticas entre— gauchos…
Y qué 5013 los crímenes? Quién los cometió?
153
CAPITULO XII
Crímenes de guerra:
el sadismo del
Conde D'En
…:
¡ Evidente: La paz 5 lo con lacaída de! gobierno" En la
pfáctica el ímpe1ío hizo anta cuestión de cumplimiento de esa
cláusula que en septíem te de 1866, la paz sería posible si no
fuese por su 1nt1ans1gen ia política. Más criminal todavía, una
mancha difícil d1= ser bo ada en la historia óiplomátíca de los
aliados, es su abo minab]e rotocolo en sus cortos cuatro artículos:
8 “lº—»——Que en cum limiento deI tratado de alianza de esta
fecha, se procurará dem ler las fortiñcaciones de Humaitá y no
¿¿ permitirá levantar en 1 futuro, otras de igual naturaleza que
puedan impedir .la F1e1 ej cución deeste tratado;
—' ! 2º.——-Que siendo un de las medidas necesarias para garan-
- 1i27.ar la paz con el gobier 0 que se esmble:zca en el Paraguay, no
…1
11 155
…*…
(…
dejar armas ni elementos de guerra y 1as¡q & se encontraran
serán dividi das en partes iguale s por los ahad s;
3º_-—Que los trofeos y presas que fuesen tomados del ene—
migo se divida… entre aquellos áfíados que h yan efe&ctuadó la
captura; . .' —
4º.——Que los jefes superiores de los ejércí os aliados combi—
nén los medios. de ejecutar estos ajustes”. '
Por tanto, un protocolo secreto estipula a división del 53—
queo, del botín al Paraguay! Además de, evide tamente, imponer
uhv nuevo gobierno y destruir todos los medi 5 de d&:fensa del
país (La totalidad del Tratadg de la Triple iianza está en el
' Apéndice) Este, no obstante, todavía es _apenas n crimen político.
Por detrás de él, durante la guerra, ocurren los erdaderos críme—
nes contra 1ahumanidad.
156»-
haber todo un báfallón de prisioneros y desertores paraguayos,
que al mando de los brasileños, combatfan contra López”).
Independientemente de los acontecimientos dramáticos
como ese relatado por Ulrich Lopacher ———uno de los eurºpeos
luchando al lado' de los argentinos, inclusive contra su voluntad
como ¡¿ mayoríá de los qué fueron engañados en Eurºpa— el
simple hecho dei obligar a prisioneros a luchar contra su patria
es un crimen.de guerra. A pesar de todo, no fue el crimen mayor
cometido por 1053 aliados: por el contrario, el preludio de otros,
y tal vé; el menos grave de: ellos. '
158
3
33
53
33 . . l
: andan robando 3:ompra de prisioneros del otro lado. El Coman—
3 . ... _ . ' . .. .
' dante Gu.1maraes, ¡efe d una bngada bra51lena, escandahzado
dé; este tráfico indigno, e decía el otro día que en las calles de
4…_3
Uímguayana', tenía que nd);ar diciendo que no era paraguayo
pz%ra que no Ie secuestrasen . 4 ' '
3 La carta es evidente 3por sí sola: el robo de prisioneros para
tránsfozrmatlos en esc13vof es un crimen de guerra que se adecua
: 3 . ;! . . 4 .
&l¡prop1o sastema del Imp rw, reflejado en sus tropas: el esclav1s—
m;o… Si los prisioneros aídos en las manos de los brasileños
ér?an transformados en es 1avos, peor suerte tenían los que caían
< cdn Venancio Flores. El orresponsal de1_Evening Star, de Lon-
c3r3es, recorrió el campo d batalla y relató a sus lectores:
' 3 “Era un espectáculo horrible. Mil cuatrocientos paraguayos
J.—
'
yác¡an 3331 sm haber rec1b1do sepultura; la mayor1a de ellos teman
33 a r - - r "
' 159
Pero la crónica de su_villanía tiene asp ctos más rudos y
salvajes. E] mandó cerrar el v:e;o hospxtal de iribebuy, mame-
niendo en su ímerior a los enfermos —1a mayor a viejos "y níño&—
y lo incendió. El hospital en llamas quedó cera do por …las tropas
brasileñas que cumpííend'o órdenes de ese ru io príncipe loco,
empujaban a punta de bayonetzs hacia dentro 6 ias Hamas alos
enfermos que milagrosamente intentaban salir & la hoguera. No
se conoce en la'hist_oria de la América del 5 r, por lo menos,
ningún crimen de guerra más asqueante qve se. Incendiar un
hospital y matar los enfermos! Quemar vivos a viejos y niños.
' Pues bien, las tropas aliadas quecometie n tales crímenes
' —-los más bárbaros de ellos al mando del Conde DºEu——— proceden
por cuenta de gobiernos que se esmeraban en ¡) asentar ¡al mundo
aLParaguay como una_ guarida de bárbaros, la guerra como una
forma de redención de los paraguayos de las g rras de Francisco
Solano López! Nunca el crimen de la guerra e tuvo_tan íntima—
mente ligado a ¡a calumnia, a la infamia y a ] mentira. Nunca
se vio tanta vergííenza en América.
Es difícil, empero, saber cuál es la mayor íllanía cometida
por el Conde D)Eu, porque él, un sádico en ! comando de la
guerra, gonsigue excederse. Después de la (: lebre batalla de
Acosta Nú (que más adelante está detallada) cuando tres mil
quinientos niños enfrentaron a veinte mil alíad 5 (como se verá
más adelante, no hay exageración ninguna y 5 prueba con tcs—
timonios brasileños ese fantástico acontecimie fo militar), por
con$iguiente, después de esa insólita batalla, c ando al% final al
caer la tarde, las madres de los niños parag ayos salían de]
matorral para rescatar los cadáveres de los hijo y socorrer a los
pocos sobrevivientes, el Conde D”Eu mandó in endíar la… maleza,
matando quemados ¿¿ 105 niños y a _sus madres
. Después de la batalla, Acosta Nú era un (: mp0 llameante:
entre las llamas se veía, ya en la noche, levantarse un niño—»soldado'
que yacía allí herido y huir del fuego hasta ser lcanzado y caer
en la hoguera, quemándose vivo. Es difícil en 1 crónica miíitar
eqcontrar actos de mayor salvajismo.
_Otros crímenes de guerra podrían proseg ir siendo narra—
dos. El ejército paraguayo acostumbraba ser eguido por las
mujeres de sus soldados: las “residemas”. Después de las batallas
160,
¿… c0mún en las “residentas” que entrasen en el_,ca.mpo de
batalla“, recogiendo y curando a sus heridos —padre, hermano,
hij o marído— o simplemente para enterrar a sus muertos. En
la bata… a de Avay, cuando el general Osorio fue herido y murie—
ron nes mil brasileños, eiifuror fue tanto, que al f1nal, cuando
cien “residentas” salían de la orilla de Ia selva para recuperar a '
los muertos, sufrieron una carga de caballería, fueron muertas
debajo de las pagas de los caballos y lanceadas. Algunos soldados
brasileños intentaron evitar esa carnicería —que ya había sido
precedida de otra, en el exterminio de heridos»———, pero no lo
consiguieron. ¿
Erí la Guerra del Paraguay se cometieron los mayores crf-
menes que la historia miíitár de las Américas tiene registrado
Y fueron cometidos contra=el Paraguay, por el Imperio del Brasil
Argentina y Uruguay. El Conde D'Eu inscribió su nombre entre
los grandes criminales de la historia en apenas un año que co—
mandó el &]'ércító del Imperio. Al lado de esos nefandos crímenes
de guerra, ]traba]ó una propaganda mentirosa, infame, zafada y
vergonzosa que para encubrírlos, los imputaba al Paraguay. La
documgntación de los crímenes de guerra cometidos en el Para—
guay, por la Triple Alianza, obviamente no es abundante pero
es indeámentíble; Para destruir al Paraguay, el Imperio del Brasil,
la Argentin_a de Mitre y el Uruguay de Venancio Flores …todos
al servicio del iráperíalismo inglés—-——— se cubrirán de los crímenes
de guerra más vergonzosos jamás tometidos en las Américas.
161
CAPITULO XIII
La intrigas y sobornos
e Charles Washburn '
165
del Paraguay, José Berges, y 105 herr-nanos (11€ López, _Ve:r¡x:fmciq
y Ben ign o, esp era ba der r1b ar e_l g9b 1€r no. x Esa con sp¡ 1mc an cs
comprobada nosolo por la confesmn de los hermanos de bc>]anq
López, como por la aprehensión de una carta de und de ellos,
Benigno López, dirigida al Duque de Caxias. Además, ¿1 proceso
que sufrió en los Estádo$ Unidos deja claro que Washburn hizo
mucho más que conspirar contra el gobierno de López. Hay,
para comprobar la conspiración de Wá5hbum ———que envolvió
aún a su mujer, 61 cónsul francés también con su mujerf— impor—
tante testimonio de Cornelio Porter, su adjunto diplomático… 1 _
La corrupción, además, fue una de las armas del Imperio
del Brasil para acelerar la caída del Paraguay. Eso queda defini—
tivamente probado, del propio puño del DUque de Caxias, en su
“Despacho Privado al Emperador”, del 13 de agostd de 1867:
“Vuestra Majestad tenga por bien encomendarme muy especial—
mente el destino del oro para concurrir al íugar y ¡allanar la
campaña del Paraguay, que_viene haciéndose demasiadament€e
larga y cargada de sacrificios y aparentemente imposible por la
acción de Ias armas; pero el oro: Majestad, es materia inerte
contra el fanatismo patrio de los paraguayos desde que están
bajo la mirada fascinante y el espíritu magnetizador de López”.
Elocuente e innécesario, por tanto, cualquier comentario...
El oro, sobre todo, fue dado a hombres como Waáhburn, de
importancia significativa en el Plata, No fue el represéntañte de
los Estadºs Unidos, era, sin duda, íntimo de'todos los gobernantes
y políticos qué hacían la guerra. Es important& saber cuál era gel
carácter de ese hombfe, para conocer la naturaleza de lá diplomá—
cia durante la guerralFinalmente, en el proceso impulsádo contf*a
Washburn, iniciado en Montevideo a bordo del “Waép”, barco
que lo conducía a los Estados Unidos, está &! testínt—;oniu'd€
Charies Davie, intérprete de la escuadra norteamericana, que
asistió en los propósitos y actos de XWa'shburm E1 cónsul de 105
Estados Unidos en Montevideo, que condujo en parte;] interro—
; gatorio, añrma “(…) ¿quehallándose & bordo del barco 1110rtearrm—
ricano “Wasp” ——se€réfie_re ¡¡ Davíe——- en! su "viaje al Paraguay,
con la aprobación del comandante en jefe “de la escuadra nonea»
mericana del At]ántico— Sur, se encon mba present“ en el camarote
166
!
169
cálculos bien rea lis tas , po r ta nt o, nu ev e mi l nc ho ci mi tu -— ha bi ta n-
tes del sexo masculino en el Páraguay …de l:¡ poblaciun restante
de catorce mil hombres…— eran niños de menos de diez años
Sobran cuatro mil doscientos mayores de diez años De esos.
cuatro mii doscientos mayores de diez años, apenas la mitad
debía tener más de veinte años 0 sea: quedaron en el Paraguay]
mayores de veinte años, dos mil cien hombres!
Calculándose que la mitad de la población enel iniciode .
la guerra estaba formada de muj eres (ninasv adultas) tenemos
cuatrocientos mil habitantes del sexo femenino. Como quedaron
ciento dchenta mil, se mataron —-y muíieron víctimas dei hambre
y epidemias—— ¿oscientas vº1nte mil mujeres y niñas 'en la Guerra
del Paraguay :
De esa misma forma, quedaron de la población masculina
aduita del Paraguay, al Ena] de la guerra, 0525 %! Evidentemente,
se mataron 99,475% de los hombres aptos mayores de veinte
años! Esos datos son mejores para comprendºrse la naturaleza
de la guerra del que hace desfilar por páginas y págifímas, descrip—
ciones de batallas y combates... Es importante hace; un Cuac'íro
poblacional del Paraguay, antes y de5pués de la guerra:
170
No deja de ser inteqesante, también, verifiCar la proporción
dice los habitantes del1Paraguay, después de la guerra, en réiación
'— 53! sexo ya la edad:
11
% Veam35 ¡a poblací¿ n masculina en proporción por edad:
)
(
. íHombres ¡usta 1C años ............................................
9800 70%
Hombres hasta 20 años 2.10015º/o
Hombres mayores de 20 aHos ...................................... 2.100 15%
T &Tota general de la poblacipn masculina ..................... 14.000. 100%
.í - -
% Y. si es preciso um comentario más apenas Ip,
_ Hu e solamente 15% de83 pob1acíón de hombres desgpues'v'vcl'e la
”guerra tienen más de 2 años: son apenas 2.100. Y ellos 'repre—
Sentan apenas el 1 08% de la población total. Por fin, la propor-
¿ión de ¡35 pérdidas:
> ¡
5 1
¡ 1
172
_ CAPITULO xv
Acosta 1Nú: símbolo de
¡má guerra: niños de: seis ”años
¡ luchando y ¡muriendo
* A
Y……<f:.….;….……. …….…;…;¿¿;… —
%
imperial en—Asunción, el 5 de Enero de 1868, para Caxias la
guarra estaba terminada; tácitamente se negó a desempeñar el
sádico papel—del Conde D”Eu. El comandante del ejército imperial
í sabía lo que era preciso para la “victoria final” sobre el ejército
paraguayo. EY deja bien claro en un despacho privado al Empe—
rador Pedro: II, el 18 de noviembre de 1867:—
“Todos los encuentros, todos 105 as'altos,ítodos los combates
!
zan por una bravura, por un amo…, por una 1ntrep1dez, y por …
173
una valentía que. raya a la ferocidad si'n Ejemplo en 'la historia
del mundo”.
Las palabras de Caxias no eran vanas. Sabía lu quv estaba
informando al Empe'rador, anticipando enormes dihcu¡tudes y
procurando evitar que el ejército imperial desempuñase <:¡ papel
que, fínalmente, el propio Pedro H!e obligó a ejecutar bajoel
comando del feroz cónde D'En.
El soldado paraguayo, escribió Caxias preñere morir ¡¡ ren—
dirse; acentuó además que la rn'oralIde ese ejército yaderrotado
aumenta en la derrota y cuando sus soldados están bai oí_ la mirada
de López,sse sienten magnetizados, pudiendo hacer lo imposible
“..( .) lejos de economi7ar su vida, parecen que buscan con Gené“—
tico interés la ocasión de sacrificar! a heroicamente y dé venderla '
por otra vida o pormuchas vidas de sus enemigos?” , agrega
Caxias Y es en ese de'spacho ya citado anteriormente, que Caxias
denuncia el empleo del oro para la corrúpción y elsoborno,
como política impe1ia'l *
“Vuestra Mai estad tenga por bien encomendarme muy espe—
cialmente el destino del oro para concurrir al lugar y allanar lá
campaña del Paraguay, que vienehaciéndose demasiadamente
larga y cargada, de sacrificios y aparentemente imposible por la
acción de las armas; pero el oro-',Majestad, es materia inútil contra ,
1 fanatismo patrio de 105 paraguayos deáde que están bajo la"—
mírada fascinante y e1195píritu magnetizador de López?. La des—
cripción del Duque de Caxias sobre el soldado paraguayo, de
cierta forma recuerda lo que Alberdi“ ya había señalado Sobre
los soldados paraguayos, Caxias ahrmó al Emperador que siendo
“simples ciudadanos, mujeres y mños” son una sola y misma“
cosa, “un sol_o ser moral ¿- índis—”.olubl€ La guerra, por tanto
para 1a“víctoria final” tendría que ser crúe1 -——c0mo fue—— y no
agradaba al Duque.de Caxias, que informó a1Emperaáor Pedro 11:,
“Cuánto tiempo, cuántos hombres, cuántas vidas y cuántos;
elementos y recursos necesitaremos para terminar la guerra, es
decir, para convertir en humo y polvo a toda ¡a poblacion para—
guaya, para matar hasta ei feto en el vientre de !a mu¡érf”' '
Ese es el tipo deguerra que el Duque de Caxiasno llevó
hasta el hn: éÍ se. detuxxo en Asunción. Una guerra obviamente
de exterminio que tendría que “_matar hasta ei feto de! vientre
174
g ¿'de ia mujer”. Una guata que intentó en su año final, “convertir
¡ ¿en humo y polvo a to a la población paraguaya”. Se mataron
' Í96,50º/o de los hombrés pa'raguayos! -
¡5
í¿59. BATALLONES_ E NINOS PARAGUAYOS: LA UL—
¿ aTIMA RESISTENCIA
! Caxias imputaba lia demora de la guerra a los aliados, Mitre
— especialmente: “Nues ros aliados no quieren terminar con la
_% guerra, porque con ell están lucrando y empobreyciendo al Brasil.
¡í Desde que Mitre11egó, ha intentado por todos los medios posibles
_¡ demorar la marcha de las operacionesfº, escribió Caxias el 20 de
¡ ?¿ septiembre de 1867. Para Caxias la guerra pudo haber terminado
ya en agosto, si fuesen pbedecidos sus planes. Cuanto más demora
5; la guerra, cuanto más disminuyen los recursos paraguayos,»más
J' feroz sé vuelven las atallas. Los yerros tácticos que se van
]
, acumulando desde el nido de la guerra acaban por determinar
j sacriñczios increíbles los cuales se unen epidemias, hambre,
¡ enfermedades, etc. Al final de la guerra, 10 que ocurría era una
¡' lucha absurda; los 501 ados de la Triple Alianza, enfrentando un
: ejército de fantasmas, moribundo, con lanceros de seis a quince'
¡
, años! La defensa del araguay estaba en la misma proporción
í que el deseo de ext rminio de sus enemigos. Así, cuando el
? Duque de Caxias ent ndió que era necesario matar paraguayos
= 1 1 en el vientre de sus rn dres, los paraguayos ya sabían q£1e debían
*¡ resistir, para salvar ] nacionalidad, hasta la muerte. 5. guerra
¡
sin cuartel provocó la esistencia sin esperanza: por_eso, surgieron _
los batzlliones de niño _. Francisco Solano López salió dwe_5;u cuarte1
general de Ascurra ncabezan_do una legión de hambrientos y
|
175
1
sus armas, e improvisó comandantes mili_ta es que crearon l'urnms &
diferentes de lucha.
A partir del momento que comenzó ¡ guerra y durante sus
cinco años de penosa duración, el Paragua no recibió ni siquiera
una bala del exterior, ya quea
la cuenca ¿ 1 Plata estaba cerrada
por los aliados de la Triple Alianza La es ructura indust1íal que
se formaba en el país pasó a fabricar cañ nes y munición; co—
! menzó la fabricación de pólvora en íarga. scala; en fm de: todo
' lo que el ej ército paraguayo necesitaba para & resistencia. Cuando
ya no había más medios de continuar fbricando armas fue
común que los cañones paraguayos usar n comc»proyectiles,
cocos, piedras y pedazos de vidrio?
Desde el.inicio ——y probablemente por primera vez en la
historia—— la escuadra paraguaya (más o m nos iguai en número
- “a la brasileña, pero acentuadamente inferio en la caIidad de los
navíos) procuró superar esa deficiencia c n la guerrilla naval.
Los paraguayos usaron chatas ——la verdad grandes jangadas*»—
. _armadas con cañones para poder aproxim rse a 105 acozazados
brasileños e intentar perforar sus cascos.
Los cañones eran obtenidos fundiendo las campanas de las
iglesias —-—uno de ellos, “El Cristiano”, fue moso y los técnicos
tuvieron que extraer minerales de material ¡ sospechable aún en
la época. La fundición de Ybycuí y el arsen 1 de Caacupé prove—
yeron hasta el fm las necesidades de la gue fa: ellos representa—
' ban, proveyendo al ejército paraguayo de rmas y municiones,
la superioridad industrial de la Repúbiíca del Paraguay sobre sus
vecinos. Es una expresión de la superiori ad ec0nómica que
'necesita ser destruida. Y 10 será de forma c imínal.
Ybycuí fue destruida cuando el Marisc 1 Francisco Solano
López estaba abandonando su cuartel gener 1 en Ascurra y con—
taba con apenas mil seiscientos hombres ara defenderlo. La
iñcreíble voluntad del Conde DºEu de dest uír la fundición de
Ybycuí, hizo desviar su atención de la “caza” & López:, detenién—
dose para que sus soldados se ocupasen en & destrucción de la
…": “siderúrgica. El Conde D”Eu deja anotado en su diario de guerra
(Diario de [a Cámpaña de! Paraguay) la dest ucción de la fundi—
ción de Ybycuí: “La fundición de Ybycuí e tá arrasada total y
definitivamente por el ingeniero ]ardim, q ¡en encontró gran
176
número de máquinas aún aprovechables y carígídad de armamen—
tos, mostraxádo que el Teniente Coronel Coronado no había
realizado la destrucción deéeable. La destrucción estuvo a cargo
de los ochenta hombres que acompañaban a] ingeniero; que
desmontaroñ piezas importantes de fábrica de pólvora y fundición
de hierro','ca1jpintería, romería, herrería y armería, así como depó—
sitos de alimentos y combustibles. La obra fue completada me—
diante la destrucción de una compuerta y posterior inundación
del estrechqvalle en'que se hallaba el establecimiento.”
El Conde D'En anota ese crimen el 9 de junio de 1869. El
ya había mandado destruir Ybycuí, pero no_ satisfecho con el
servicio, volvió para completar la destrucción, inclusive reven—
tan'do la represa & inundando el Valle. Una acción de vándalo,
de' bárbaro. “El Comandante Ynsfrá…n, de Ybycuí naturalmente,
fue degollado. Se_ negabade esa forma al Paraguay vencido, la
oportunidadí de resurgimiento de su economía después de la
guérra, destruyendo Ybycuí. Í_
Antes, sin embargo, la guerra tuvo largos años de lucha
implacable. A pesar de ia evidente superioridad, los ejércitos del
Imperio del…Brasil, de la Argentina y del Uguguay, demoraron
un año desde el comienzo de las hostilidadgs, para pasar a la
ofensiva y entrar en territorio paraguayo. Las fortalezas paragua—
yas¿ caerían por hambre y falta de municiones: eran aband0nudas,
no fueron tomadas. Humaitá, por ejemplo, sufre un cerco riguroso
y acabó siendo desocupada en uno delos muchos ardides que
empleaban los paraguayos: Cuando no hubo más munición, cl
Cómandantga Martínez, hizo dar un gran concierto a la banda de
músicos, lo que llevó a ios brasileños & pensar que se conmemw
raBa algunzi ñesta nacional. Y al son de la música y ante el
descuido y sorpresa de los brasileños, desocupó .disimuladamente
Humaitá, con los paraguayos llevando inclusive Ia mayoría de
los. cañones¿.. ' .
K La ]entítud de los brasileños para avanzar o la decisión para
comenzar una batalla fue muy criticada comotausa de la demora
de la guerrá. Especialmente,a la escuadra se hacen dichas acusa—
ciones. La guerra? en verdad, tuvo largos períºdºs de tregua
espontánea, que generalmente favorecían a 105 paraguayos que
177
se reorganizaban. Como ejemplo de la indecisión de l0:—a.hrlusiie-
ños, Thompson cita Curupayty, que fue bombardeada dwcwcho
meses. Los oficiales afgentinos con 165 cuidados para ellos exce—'¡
sivo del Duque de Cáxias, que ganando posiciones, en vez de…
avanzar procuraba consolidarse en¿e1 terreno. Todo eso, no obs-
tante, no es parte de este libro: lá historia militar de esa guerra
puede ser conocida eh varios autores brasileños, arg¿minos yj
paraguayos, además de los europeos. Pero, es bueno de$tacar
una de las batallas -—-—generalmente désconocida de los brasile—
ños— que configura la increíble resistencia paraguaya y"_lgs Con-
diciones en que se hizo la guerra hacia su Fmal: Acosta Nú.
173 » ' Í
V:
::
:í
179
títere impuesto y el Paraguay estaba síendd fraccionado y entre-
gado al imperialismº internacional. No obstante, Francisco 50—
lano López continuó ía desesperada resistancia. Ei murió resis—
tiendo.
180
CAPITULO XVI
.5
? ¡Muerócon mi Patria!
…. ._……__… ___…..….…..—......uh ,…v…_»…………w…._—yv.;_….…… …,.
181
Intimélo con orden de rendirsé cuando ya estaba completamente
derrotadovvegravmente herido y no queriendo Fue muerto”
Muerto López, se precipitó sobre su cadáver un oñc ia] nor—
uenésío Conga!ves Fraga, cortándole una oreja.
tista, el Teniente
Otro soldado le arrancó un dedo; aún otro el cuerocabelludo
y por fin el último ha reventó la boca con la cureña; del fusil,
para recoger sus dientes. La violación del cadáver de lFrancisco
Solano López, que Fue escupído y pateado por la so]dadesca,
también es un símboío de esa guerra hecha de odios.*
Finalmente, entregaron el cadáver mutilado de Francisco
Solano López a su compañera, Madame Lynch. Ella, mientras la
batalla final se desarrollaba, protegida por el Corona!í Panch_ito
(su hijo de dieciocho años) estaba en una carreta, junto a otra
hija. Panchito murió; junto al vice—presidente del Paraguay, uh
anciano semiparaíírico quéenfrsntó a las tropas brasileñas coñ
el sable en Ias manos, a la vista de Madame Lynch. El cadávet
violado de Francisco Solano López se unió al de Panchito, y
Madame Lynch con sus propias manos y ayudada por su hija
menor cavó con una lánza la sepultura del héroe, en Cerro Corá.
“¡Muero con mi Patria!” … '— *
jamás un hombre entró en la historia con una frase tan
trágicamente verdadera. ]uan Bautista Alberdi nos revela a Fran—
cisco Solano López por entero: _
“Solano López n'o tiene su igual ni en Bolívar ni en San
Martín, ni en los más bellos tipos de constancia ind0mable y“
grande que presenta la historia de América.” ¡
182
' ¡CAPITULO "XVII
La destrucción y '
ei reparto del Paraguay
18 3*
——hasta caer de podrído—— fue obligado hacer 1.a siguiente
evolución de Su deuda junto al banco Roth child:
' 184
…… .……¿…,_,—.…;,…,…_…; …_._;…-…___… .-…..;.…
185
?9
5
:.¡
f:5'
5?
¡ Apéndice 1 f y
I
I
¡
1—87 '
Castro, Su Ministro y Secretario de Esta o de 105 Negocios
( Extranjeros; '
Los cuales después de haber cambíad sus respectivos pg—
deres, que fueron hallados en buena y debid orden, concordaron
lo siguiente: ' y -
Art. 10. Su Majestad el Emperador d 1Brasil, Ia Rapública
Argentina y la República Oriental del Urugu y, se unen en alianza
ofensiva y defensiva en la guerra promovíd por el gobierno del
* Paraguay. _
Art. 20. Los aliados concurrirán con todos los medios de
guerra de que puedan disponer, por tíerray gua, como juzgaren
» necesario.
Art. 30. Debiendo comenzar las ope ciones de la guerra
en el territorio de !a República Argentina o en la parte del terrí—
'_torio paraguayo que es límite con aquél, & comando en jefe y
dirección de los ejércitos 31iados quedan co ñados al Presidente
de la misma Repúbliéa, General en Jefe del Ejército Argentino,"
Brigadier—Coronel Don Bartolomé Mitre.
No obstante las partes contratantes e tán convencídus de
que no cambiará el terreno de las operacion s de la guerra; aún
para salvar los derechos soberanos de las t es—nacíones, Srman
“ya el principio de la reciprocidád para el c mando en jefe, en
el caso que las dichas oper'ácíones se tuviere que trasladar hacia
el territorio brasileño u oriental, …
Las Fuerzas marítimas de los aliados q edarán bajo el co—
mando inmediato del Vice—Almírameº Vísconde de Tamandaré,
Comandante en jefe de la Escuadra de Su Ma estad el Emperador
de] Brasil.
Las Fuerzas terrestres de Su Majestad el Emperador del
Brasil formarán un ejército debajo de las in ediatas órdenes de
su General en Jefe Brigadier Manuel Luís 0 orio.
Las Fuerzas terrestres de la República 0 ¡enta! de] Uruguay;
una…división de las fuerzas brasileñas y otra d las fuerzas argew
¡ tinas, que designaren sus respectivos j_efes su eriores, formando
Un ejército a las órdenes inmediatas ciel Gober ador Provisorio de
la República Oriental del Uruguay, Briga ier… General, Don
Venancio Flores.
188
¿Art. 40 3 El orden y economía militar de los ejércitos aliados
dependerán"únicamentede sus propios jefes.
Los gas_.tos de sueldo subsistencia, municiones dg guerra,
armamento,.vestimenra y medios de movilización de las tropas
aliadas serán hechas a costa de los respectivos Estados.
Art. 50. Las altas partes contratantes, se prestarán mutug-
mente, en caso de necesidad, todos los auxilios y elementos de
guerra que dispongan, en la forma que ajustaren.
Aru 60 Los aliados se comprometensolemnemente & no
deponer las almas sino de común acuerdo, y solamente después
de derribar a las autoridades del actual gobierno del Paraguay y
también como la no negociación separadamente con el enemigo
común, ni celebrar tratados de paz, t1egua () armisticio, ni conven-
¡
1
ción alguna para suspender o finalizar la guerra, sino de perfecto
acuerdo de todos.
_ Art. 707 No siendo la guerra contra el pueblo del Paraguay
y sí contra 511 gobiemo, los- aliados podrán admitir en una legión
paraguaya los ciudadanos de esa nacionalidad que quieran con-
currir para derribar a dicho gobierno y les darán los elementos
necesarios en la forma y con las condiciones que ajustaren.
Art 80. Los aliados se obligan a respetar la independenciá,
soberanía eintegridad territo;ial de la República del Paraguay
En;consecuéncia, el pueblo paraguayo podrá escoger el gobierno
e instituciones que él aprobare, no pudiendo ser incorporado a
ninguno de los aliados ni pedir su proteccióncomo consecuencia
de esa guerra. - 3
Art. 90. La independencia, soberanía e integridad de': la
República del Paraguay están garantizados colectivamente de
acuerdo con el artículo precedente por las altas partes contratantes
durante el período de cinco años. …
Art.100. Concue1dan entre sí las partes contratantes que
las Haquezas, privilegios y concesiones que obtengan del go—
bierno del Paraguay han de ser comunes a todos ellos, gratuíta—
mente, si fueran gratuitos, o con la misma compensación () equí—
valencia si fueran condicionales.
Art. 110. Derríbado el actual gobiernqde ¡a República del
Paraguay, los aliados harán los ajustes necesarios con las aum—
rídades que allí se constituyan para aseguraríla libre navegación
1—89
<.A,.… …...…=.-
de los ríos Paraná y del Paraguay, de suerte quu ¡… ¡"rml'llm'lm'm
o leyes de aquell & República no puedan esmrl>ur, vntt5r¡u … 0
cerrar el tránsito y la navegación directa de los n;wíus mwu:mms
y de guerra de los Estados Aliados, dirigiéndose& para más tcs»pec—
tivos territorios que no pertenezcan al Pauaguay; y tommzín las
garantías convenientes para la efectividad de aquellos ajustes
bajo la base de que los reglamentos de policía Huviai sea para
aqueilos dos ríos, sea para el río Uruguay, serán hechos de
común acuerdo entre los alíadosy los demás ribereños que
dentro de] pl320 que ajusten los dichos aliados adhieran a la!
invitación que les será dirigido
Art. 120. Los aliados se reservan Combinar en£re sí los
medios adecuados a la conducción de Ia paz con la República
del Paraguay, después de cíerribaclo el actval gobierne
Art. 130. Los aliados nombrarán oportunamente los pleni—
potenciarios para la celebración de los ajustes convenciones o
tratados que se tengan que hacer con el gobierno que se establezca
en el Paraguay. —
Art 140. L05 aliados exigirán de ese gobierno el pago de
los gastos de guerra que se vieron obligados a aceptar bien
como reparación e indemnización de los daños y perjuicios a sus
propiedades públicas y particulares y a las personas de sus con—;
ciudadanos sin expresa declaración de gúerra; y de los daños y
perj¡uicíos veriñcados posteriormente con violación de los princi—
pios que rigen el derecho de la guer.ra
La Repúbl'¡ca Oriental de! DUruguay exigirá también unal
indemnización proporcionalaaios daños y perjuicios que le causa_
el gobierno del Paraguay por la guerra que se le obligá_ a entrar1
para defender su seguridad amenazada por aquel gobierno.
Art.150. En una convención especial se establecerá el
modo y forma de liquidar y pagar la deuda p10cedente de las
causaé mencionadas. … *
Art.160. Para evitar las disensiones y guerras que traen
consigo las cuestiones de límites, queda establecido que los alía-
dos exigirán de] gobierno del Paraguay que celebre con los res—
pectivos gobiernos, tratados definitivos de límites bajo las si-W
guientes bases:
190
¡ Del lado del Para él por el primer río abajo del salto dé las
“Siete Caídas, que, seg n el reciente mapa de Mouche_z, ;s_ el
¡Ygurey y de 'la embo adura de] Ygurey y por encima hasta
E,"
9.
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del mismo tratado, o antes, si fuese posi le, que se hará en Ia
ciudad de Buenos Aires.
.En testimonio de los abajo firmantes plenipotenciaríos de
Su Majestad él Emperador del Brasi], de . E. el Sr. Presidente
de la República Argentina y de S. E. el Sr. G bernador Provisorio
' ¡de la República Oriental del Uruguay, & virtud de nuestros
plenos poderes, ñrmamos el presente trát do y ¡& hacemos con
nuestros sellos.
_ _ Ciudad de Buenos Aires, 10. de mayo el año del nacimiento
de Nuestro Señor, de 1865.
Francisco Otavian de Almeida Rosa
Rufino de Elizalde
Carlos de Castro
PROTOCOLO
' Reunidos en la Secretaría de Estado de elacíones Exteriores
de la República Argentina los Excmos. Ple ipotenciaríos de Su
Majestad el Emperador del Brasil, del Gobi mo de la República
Argentina y del Gobierno de la República rientai de] Uruguay,
abajo firmantes concuerdan lo siguiente:
lo.—Que 'en cumplimiento del tratad de alianza di: esta
fecha, se harán demoler las fortificaciones & Humaitá y no se
“permitirá levantar, para el futuro, otras de i ual naturaleza, que
puedan impedir“ la 561 ejecución de las esti ulaciones de aquel
tratado; '
20.————Que siendo una de las medidas necesarias para ser
garantida la paz con el gobierno que se establ z.ca en el Paraguay;
no dejar armas ni elementos de'guerra, las que se encontraran
serán divididas en partes iguales por los ali dos;
3o.—-—Que los trofeos y presas que fue en tomados al ene»
migo se dividan' entre aquellos aliados que abian hecho la cap—
tura;
4o.——-Que los ¡efes superiores de los ej rcitos aliados com—
bmen los medios de ejecutar estos ajustes.
Y ñrman en Buenos Aires, el lo. de m yo de 1865. *
193
LOS COMERCIANTES DE LA GU¡¿1:¡:A
194
1
1
v
[
¡
1 “La jornada fe1iz & diciembre último, nos abrieron las puer—-
¡ tas de Asunción, el 5 6 enero de 1868.
5
x
i
!
Cuando ¿[e lejos, empezamos a distinguir las torres de las
! iglesias y las alturas & la capital, nosotros, en cuyos cálculos '
jamás ñguró la hípóte is del regreso con vida a la tierra nata!,
¿sentimos notoria cunm ción y un rayo de viva esperanza iluminar
¡ .
¡nuestro honzonte.
¡ !
¡
La ciudad, otrora opulosa, pintoresca, con algunos edificios
¡ 'arquitecrónicos, íglesi s bonitas, largas calies y bien alineadas,
f ¿si bien resintiéndose d 1 apisonamiento, arrabales encantadores,
; ¿majestuoso e ízmpresio ante de la Rígoleta (se refiere a la Reco—
gleta) enclavado animo de ellos, paseos lindísimos, ¡a urbepara—
Eguaya causaba-Iástim verla desprovista por completo de ser
“ ¡humano. Predios abíe . 05, con lujo y esmero, armarios llenos de
I%ropas finas de hombre , mujer y niño, 10235 y cristales cubiertos
: ide valor, instrumentos objetos de arte, todo, en Fm, concerniente
¿ &! confort, al bienesta de un pueblo que se cuida, yacía allí en
; gun abandone increíble, debido solamente a los instintos perversos
¡ $e indomables ¿(el indiv dúo renegado de los sagrados dictámenes
E ¿de la razón humana. *
'— 1 El Ejérºít0, parte e acuarteló y parte acampó' en los subur—
bios. Los oñciales se irvieron de las casas y cosas de que 55
: ,apoderaban.
3i Gozamos de bue a vida durante un tiempo”.
2% 195
LAS FAMILIAS LLEGAN A A UNCION
f 197
)
198
Ascurfa, 28 de junio de 1869
199
con ella, y en este caso, tú serás, como te díj antes, ]a esperanza
de tus tiernos hermanitos, te recomiendo q e entonces trabajes,
aunque sea labrando Ia tierra, para que no es falte el pan, que
así nuestro Dios les ayudará a todos los s res benditos por El
como a mí.
Ya ves queno tengo la posibilidad e mandarte cuanto
quisiera, pero cor_1fío que portándote-con la oderacíón y discre—
ción que te deseo y ilevando una vida modest y sin pretensiones,
que no las debes tener., ¡& permitirá vivir alg nos años y hácerte
apto para afrontar cualquiera que sea1a suert que 13Providencia
,quisíerá reservamos, y en todo caso te reco iendo desde ya el
' Conformismo y resignación posible.
(.. .) Bien será que no incurríeses en gast s demasiado g1an—
des, tomases algunas lecciones de música (:O no entretenimiento
más útil que ,otros, y te dedicases al estudio de lenguas.
' A propósito de eso, escribe tus cartas ¡1 francíés, pero no
[e descuídes de cultivar el español, que el inglé te será familiar.
Te prohibe todo juego de azar, y evitas a 'n de los inocentes,
de los que fácilmente se pasa a los otros.
200
A Washburn, acusa al Duque de Caxias de _tener deseos impe—
rialistas para toda !a América Su declaración,según él, se originó
en una conVersacíón con Caxias en el campamento del coman—
dante b1asileño, cuando conversaban sobre varios asuntos. Wash—
bum, sin embargo, como ya fuimos demostrando gan este libro,
es'venal, de$honesto, mentiroso & intrigante, por tanto su decla—
ración tiene que ser aceptada con mucha desconfianza y es aquí
tr_anscr_íptº con mucha reserva, ápenas porque no deja de ser un
testimonio (lo mismo aunque sea falso) de une de 105 personajes
de 'esa guerra '
201
,
, — , . . N —
almirante! Que le parece? No esta 16305 que f:] Impemo haga una
alianza ofensiva con España, contta las 'repúblicas del Pacífico y
ya hemos sido consultados en efecto por e] ministro español
Gonzales Bravo, que es el verdadero director de política*de Es—x
pana…
202
Apéndice 2;
. …203*
1
O£ro brasileño, el General Gomes de Castro, n La Patria Bra—
sileña, exalta a Caxias por no aceptar la continu ción de la guerra.
Y además otro, el Almirante Américo B. Silv do, en La Nueva
Márína, está en compieto acuerdo con los conce tos de Caxias.
Es innecesario recordar los estudios de eixeíra Mendes,
que podría ser sospechoso por su activismo re ublican0, o aún,
el argentino A1berdí,que desde la primera hora del conflicto
abrió un frente de batalla con la propaganda Fontra la guerra
desde Buenos Aires hasta París.
En suma. los hechos de que trata Caxias en su Despacho
coinciden con decenas de otras narraciones. Y, domo hechos, son
irrefutables. Las interpretaciones de esos hech s —-—que siendo
auténtico el Despacho alejarán a Caxias de la onducción de la
guerra—— pueden ser discutidas. Primero, pro urando saber si
Caxias estaba en lo cierto o no, y se verifica fácilmente, que
Caxias acertó en la mayoría y en lo principal errando en los
detalies, habiendo salido casi un profeta de esa uerra Segundo,
conocerse 10 que queda por cuenta de losmnú eros de especia—
listas que existen en el Brasil hasta ahora mudo sobre !a Quema
del Paraguay ——sí fue el mismo Caxias quien & cribíó ese Des—
pacho o si él fueinventado” por alguien. Invent do por aiguien?
Para qué? '
Y por F…, la inexistencia del documento or ginal nada tiene
de extraño: centenas o millares de documento de esa guerra
sucia fueron quemados,robados, destruidos, per ¡dos. El D85pa—
cho, por razones obvias, pudo muy bien ser uno d ios “perdidos”…
El estudioso de esa guerra, encontrará, sin emba go, en el mismo
Museo Mitre, en Buenos Aires, toda la correspon encía cambiada.
entre Caxias y Mitre.
Este es el Despacho:
“204'
DESPACHO PRIVADO DEL MARQUES DE CAXIAS,
MARISCAL DE E]ERCITO EN LA GUERRA CONTRA
* EL GOBIERNO DEL PARAGUAY,jA S.M. EL
EMPERADOR DEL BRASIL DON PEDRO '11
Cuartel General en Marcha en Tuyucué
18 de Noviembre de 18673
— 1
1 Majestad.
Después _de besar respetuosamente la “mano Imperial de
V.M., paso a cumplir con su augusta orden de informar & V.M.
po; vía privada, de la situación e incidentes más culminantes de
los ejércitos imperiales, y de manera precisa.que V.M. me ha
encargado. ¡ _
No obstante el esfuerzo destinado en formar la conciencia
de las tropas, de que el lamentable acontecimiento de Tuyutí fue
favorable para nuestras armas, por tener elj pequeño resto de
nu=jestras fuerzas en aquel campo restablecidó la posesión de las
posiciones perdidas en manos del ;nemige, durante el combate,
tales han sido sus efectos, como ya tuve la honra de informará
V.M., que es moralmente imposible sofocar lía profunda conmo—
ción que esíe depíorabíe acontecimiento prodújo y aún está pro—
duciendo en nuestras trepas.
Los gloriosos e importantes acontecimientos que por su
parte coronaron nuest1as armas en Vanguardia y nos dieron la
ocasión de realizar la ejecución de nuestro gran pensamiento, de
nuestra gran operación inilítar y nuestro gran paso estrátégico
defsítíar completamente al enemigo por agua y tierra, como el
más eficaz, el más poderoso y el único medio cie vencerlo, hacién—
dole rendirzáe por faltade víveres, por falta. de municiones y por
falta de todó recurso de que se provea con su comunicación con
el resto ¿ef país, ha servido, no hay duda, 'de un admirable y
prodigioso estímulo para nuestras fuerzas. Después de cortar la
línea telegráñca en su curso desde Villa del Pilar, después de '
tener cortada la comunicación terrestre del enemigo, sobre ¡a
parte oriental del río Paraguay, y Negar hasta la margen izquierda
de este río y estableczíéo en un punto de ¡& fuetrte batería, de
nuestros mejores cañones, como tengo oñcíal y particularmente _
205
informado de todo eso & V..,M era natural que hubiese un gran
y universal regocij¡o en todo el njércitd, en que participamos, al
más alto grado, sus jefes, porque creíamos, ciertamente, que no
más de cuatro o seis, y cuando mucho ocho o diez días, serían
únicamente necesarios para que López se rindiese incond1cional—
mente con todo su ejército. '
El contraste de Tuyutí fue adormecido por esta íneáperada
y fe1icísíma perspectiva; pero me es pesaroso tener que informar
V.M. que si grande fue la esperanza…,a el ánimo y la satisfacción
de los Ejércitos imperiales del que tengo la gran honra de ser su
comandante en jefe y en grado aún mucho mayor fue su crjeciente
desilusión y su desmoralízador desaliento, cuando se vio por
hechos prácticos de lamentables efectos y consecuencias, que el
enemigo no solo conserva su vigor, después de tamos Hías de
cerrado sítio, sino que, buriando nuestras esperanzas y nuestros
medios, abrió un camino grande y ¡argo de comunicación por la
parte del Chaco, que se encuentra protegido y fuera deI aicance
de nuestras armas.
Un. estratega europeo, un militar cualquiera que conozca el
mo. de la guerra, opinará, sin duda, que enviemos nuestras fuerzas
al Chaco para que nos apoderemos de esa nueva vía de cómuni—
cación del enemigo; pero aquel que estuviese en el teatro de la
guerra, aquel que estudiase y sintiese las operaciones y 103 acon-
tecimientos existentes en ella, estoy persuadido que dirá31o que
digo: que esa operación es de todo punto de vista imposible,
apoyado en los siguientes fundamentos. '
Todos 105 encuentros, todos los asaltos, todos los coinbates
existentes desde Coimbra y Tuyuti, muestran y'demuestrán, de
una manera íncontestabie, que los soldadosíparaguayos est.'n
caracterizados por una bravura, por un azrojo,por una intrepidez
y por una valentía que xaya a la ferocidad sin ejempló en la
historia del mundo '
Cuando esos soldados eran reclutas, esa;cualidadesya las!
tenían y se habían adiestrado .de una mane1a sorprendente. Hoy
esos soldados reúnen a esas cuaíidades la pericia militar adquirida ,
en ¡os combates; su dis_ciplina proverbial de morir ames que
rendirse y morir antes de caer prisioneros, porque tienen esa
orden de su jefe, había aumentado por la moral adquirida, es
206
;g.
¿¿_
¡
% Hnecesario decida por ue es la verdad, en las victorias, 10 que
_ (víene a forma] un con unto que constituye esos soldados en un
…* soldado extraordinario invencibie, sobrehumano.
” López tiene tam ién ei don sobrenatural de magnetizar &
¿ios soldados infundíé doles un espíritu que no se puede explicar
Í Í suficientemente con 1 palabras_: el caso es que se vuelven ex—
* ¿otrardínaríos, lejos det mer el peligro, enfrentando con un arrojo
; “¿ sorpr€ndente, lejos d economizar su vida, parece que buscan
H con frenético interés ocasión de sacriñcarla hereicamente y
¿gvendcrla por otra vid o por muchas vidas de sus enemigos.
& 3 Todo eso hace que, an e los soldacíos paraguayos, no sean garan— …
' tía la ventaja numéri a, la ventaja de elementos y las ventajas
; de posición: todo es f cil y accesible para ellos. A estas circuns—
1 j tancias que son de inc timable importancia, se une un fenómeno
verdaderamente SCT endente El número de los soldados de
55 López es íncalcuiab be todo cálculo & este respecto es falible,
porque todos ]íos cálcu os han faIlado. López tiene un gran número
¿ de fuerzas en su cuad 'látero de Paso—Pucú; tiene fuerzas fuera
; de esas posiciones; ti me fuerzas en el interior de la República;
¡ riene fuerzas en el Al 0 Paraguay; tiene fuerzas estaciona¿las en
¿ ) varios campamentos c me Asunción, Cerro León y otros, y tiene
¿; fuerzas en el Chaco: todas esas fuerzas son una misma en su
5 valor, en su entusias o y su disciplina y moral; y todas esas
¡¿ fuemas no son de sol ados sm armas, ni de armas sin soldados,
? sino de fuerzas tanto al N. como al S.; aquí y en todas partes,
¿; ayer y hoy ya se han experimentado. Esas fuerzas tampoco son
*$ de hombres desnudo y hambrientos, sino de hombres, no obs—
¿ tante,mal vestidos, bustos, de soldados que sean de nueve
1¿ palmos o de cinco, t dos son uno.
Vuestra Majesta , tiene a bien encargarme muy especial-
¿ mente del empleo de oro, para, acompañado al sitio, solucionar“
i la campaña del Parag ay, que viene haciéndose demasiado larga
' y cargada de sacriñcí s y aparentemente imposible por la acción
3 de las armas, pero el oro, Majestad, es recurso ineficaz contra el
; fanatismo patrio de 1 s paraguayos desde que están bajo el mirar
¡ fascinante y el espí i;u magnetízador de López. Y es preciso
í convencerse, pues se ¿ crasá necedad mantener todavía 10 contra—
_… ¿“ río, que: 305 soldado , o simples ciudadanos, 'mujeres y“niños, el '
207
Paraguay todo cuanto es él y López, son un misma cosa, 'una
sola cosa, un solo ser moral e indisoiuble; 1 que viene a dar
- Como resultado que la idea procíamada de que a guerra es contra
López y no contra el pueblo paraguayo, no solo es asaz c¡uimérica,
sino que, comprendiendo ese pueblo de que ópez es el medio
real de su existencia, se comprenda También que es imposibie
que López pueda vivir sin el pueblo paragu yo, y a éste sea
imposible vivir sin López, y es aquí Maj estad, n escolloGinsupe—
table, un escollo que por sí mismo quiebra y epale el verbo de
láguerra al Paraguay, en la causa y en los H ¡es. Y es aquío lo
que muestra la lógica de que es imposible de encer ¿ López y
- que es imposible el triunfo de la guerra co tra el Paraguay;
porque resulta insostenible de que se hace co tra López y que
en vez de ser una guerra que apunte hacía la eta de .!egítimas
v aspiraciones, sea una guerra determinada y term nante de: destruc—
ción, de aníquilamient0. Esto muestra, incuesti nablemente que
si no tuviéramos doscientos mil hombres para c ntínuar la guer1a
al Paraguay, habríamos en caso de triunfo, (: nseguido reducir
a _cenizas la población paraguaya entera; y esto no es exagerado,
porque eswy en posesiónde datos irrefutable que antic1pada—
mente prueban que, 'si acabásemos de matar a 1 5 hombres, ten»
dríamos que*combatír con las mujeres, que ree piazarán a éstos
con igual valor, con el mismo ardor marcial y con el, ímpetu y
la constancia que inspiran el ejemplo de. los p rientes queridos
' y nutre la sed de venganza. Y sería admisible u posible triunfo
sobre un pueblo de esa naturaleza? Podemos, caso, contar con
elementos para conseguirlo, y si aún lo consi uiésemos, cómo
lo habríamos conseguido? Y, después qué habría es com¡eguidorfº
Cómo habríamos consegu1doJ fac¡l es saber to ando por exacto
() infalible antecedente del tiempo que tenemos mpleac10 en esa
_gueua, losmmensos recursos y elementos esté ilrnente emplea-
dos en ella; los muchos millares de hombres tam ién estérilmentez
sacrificados en ella; en una palabra, los incalcul' bles & inmensos
sacrifzcios de todo género que ella nos cuesta; si todo eso no
h_?ya dado por resultado más que nuestra abatida ituación, cuánto
tiempo, cuántos hombres, cuántas vidas y cuán 05 elementos y
recursos precisaremos para terminar la guerra, & to es, para con-
vertir en humo y polvo toda la población parag aya, para matar
208 '
ua,s & el feºro del vientre de lamujer y mataí]o no como un feto,
aunque como un adalíd.Y 10 que tendríamos conseguido, también
es difícil decir: sería sacriñcar un número diez veces-mayor de
hombres de lo ques…on losparaguayos; sería sacrificar un número
diez o veinte veces mayor de mujeres y niños de 10 que son 105
niños y mujeres paraguayas; sería sacrificar un número cien mil
veces maer de toda clase de “recursos de lo que son los recursos
paraguayos? sería conquistar no un pueblo, pero un vasto cemen—
terio en que sepultaríamos en la nada toda ¡a población y recursos
paraguayos y cien veces más la población y recmsos brasileños.
Y ¡qué sería'mos sobre un vasto—ceníenterio? Seríamos los sepul—
turerós que;tendrían que enterrar las cenizas de nuestras víctimas,
que responder a Dios y al mundo de sus clamores; y más que
esto, desapárecída la población paraguaya, desaparecidáía nación
paraguaya y desaparecida en proporción equivalente la población
brasileña, quién sería, sino, única y exclusivamente el Brasil,e1
responsable; delante de Ias naciones extranjeras de losmmensos
daños causados con esta guerra y a sus súbditos? Y exhausto de
recursos y de población el Brasil, cómo responder a estas deudas
sino con sus vastos territorios: Qué harían las naciones extran—
jeras, aún con el mejor derechode 10 que hicieron las naciones
bárbaras sobre el Imperio Romano? Qué derecho y qué práctica
internacional alega1ría en su apoyo el Bras1l _cuando se encontrase
sepu1tando "Sobre una fosa de una nación soberana y de sí mismo,
haría mucho menos que el Imperio Romano, que delante de 105
bárbaros sé encontró como un cuerpo helado y frío, el Brasil
añte las poderosas naciones extranjeras se encontrará como una
planicie con entrañas de oro y diamantes. No habría una sola
nación europea, como nohabría una sola nación americana, que
nó se alisté y forme en las filas de esa revolución reparadora, y
es para no dudar que nuestros aliados de hoy, el Estado Oriental
y la Repúbiíca Argentina, que no se han sacrificado tanto como
pretendíamos y habíamos deseado, reunírían sus restos, for— .
mando un cuerpo unido y compacto, ponién¿ose al frente de esa
desesperada expedición sobre el Brasil, rec]ámando también, no
solo los territorios de que se les ha despojado, sino hasta los
mismos gafstos y todos los daños y perjuicios'causad05 por la,
guerra.
209
..y-……
Pero, como en el cuadro que dejo trazado y se destacan dos
acontecimientos inesperados, y de los menºs esperados y no
premeditados efectos cie la guerra; y que, por tanto, [lejos de
tomar parte, contradice extremacla y abiertamente el risueño re-
pertorio de felices resultados que e5perabamos de ella,basados ;
en la gran facilidad de triunfar sobre el Paraguay, que no encon-
traríamos resistencia alguna que nos detuvíese en nuestrá marcha
triunfal un solo minuto y que como César sobre Farnaces en el : '
Asia, diríamos & V. Maj'estad 10 qué él dijo al Senado Romano
“Viní, vidi Vici”, cúmpleme informar a V. Majestad, como me
propuse, 10 que es en si nuestra situación y nuestros elémentos '
actuales para la guerra, suponiendo que ya tengo transiniticío a 1
V. Majestad de una parte muy importante que es el conocimiento '
del enemigo contra quien combatimos, y o;alá hubiésemos tenido
de él siquiera una remotísima idea, en lugar del cúmulo ¿le falsas
y erróneas apreciaciones que se han hecho de él. _ ¡
Tengo dicho a V. Maj estad que la operacion de pasar fuerzas
al Chaco para apoderamos de la nueva vía de comunicaciones …
del enemigo, y desde todo punto de vista, imposible, ya por lo
que dei () expuesto a V. Majestad, relativoal enemigo y también …
porque, comprendiendo el enemigo la importancia vital de esa j
vía, pondrá todos los medios de que es capaz para conéervarla …
a cualquier costo; pondrá todos 105 medios para colocarla a cu—
bierto de cualquier riesgo, y para eso cuenta con todos los elemen—
tos que podrá nacesitar y, cuenta, además, Con el conocimiento :
del terreno de que nosotros carecemos abs olutarnente, pues 4“
siendo un terreno jamás transitado y, a su vez, apenas sabido ?
pero no conocido, nuestros baqueanos se encuentran totalmente f
inhabilitados para suministrar la menor noción de él y aunque '
ese esencialísimo & indispensable conocimiento lo tuviésemos,
cómo hacer el pasaje de nuestras fuerzas? No tenemos e1fnbarca—
ciones para eso y las embarcaciones tendrían que ser acofazados;
el río es caudaloso y las márgenes occiderítales son hºañados,
t_erreno falso, carrízados y enraizados montes y el pasaje de nues—
tras fuerzas, podríamos etectuarlas sorprendiendo () burlando lá
vigilancia de] enem1go, ¡mpunemente? Imposible: el enemigo, en
su radio de actividad, r'eúne una vigilancia superior a toda idea,
y estoy en la verdad qué ninguno de nuestros movimientos, sean
210
elios ejecutados de ía o de noche, escapan a su observación, 10
que círcunscrip_tam nte ha1ía sumamente peligrosa una expe_dí-
ción rodeada de tan serías dqsventajasg y aún en el caso de que
pudiésemos efectua la, qué fuerzas dispondríamos para el109 No
soíamente correría 05 un eminente peligro de que sucediese Io '
de Tuyucué:, un co traste de mayores proporciones y de más
fataies consecuencia que 10 de Tuyutí, por la simple razón de que
nuestras posiciones uedarían sumamente debí1itadas por ¡a falta
de hombres; y ento ces no…solo se perdería Tuyucué, sino que
también se perdería las fu&rzas enviadas al Chaco, que quedarían
aisladas, cortadas y a merced del enemigo, sujetas a toda clase
de penurias y caíam'dades; en una palabra, se perdería todo; hay '
que además tener cuenta una circunstancia de enorme peso,
en nuestra…consíder ción, que es la cualidad de nuestras tropas—
Perdida la e5peranz de que el enemigo se rindiese sin condiciones '
después de haber o rrado el sitio hasta la margen izquierda del
río Paraguay y des_ ués de conocer la nueva vía de comunicación
abierta y usada porel enemigo, no se ocultaa la v1'sta ni del más '
miope de nuestros soldados que: después de una campaña de
mas años, plena de oda clase de priva_ciones y penurias, cribada
de contrastes, en qú,e todas las rísuefias esperanzas se cambiaron _
por amargas y profúndas decepciones;v cuando se confiaba estar
al tan esperacío final de ella, se abre una nueva campana cUyo
fin se pierde detrá; de los horizontes de las borrascas que la_
amenazan. Esta idea que es hija de la realidad engendrada en los
hechos, que es ñrnne e ineludible, no cree V. Majestad, proce-
diendo con buen ráciocinio, que sería más que suficiente para
atemorizar, para alíejar, para asustar y espantar también a los
soláados ejemplareá de Napoleón I,y que les haría caer las armas
de las manos si es q e no se pronunciaran en abierta conspiración?
Ciertamente que sí3porque no hay razón y menos derecho algunº-
para poner a tan ¿ ra prueba a] hombre, y tanto más a un buen
súbdito en una gue ra, no de defensa, que puede ser con justicia
_._.._r
211
Capitán marchaban de victoria en vícroría, juzg &: V. Majestad 10
que debe pasar con nu35tras tropas. Nuestras tr pas virtualmente
opuestas a la milicia y a la camara militar, encara los sufrimientos,
' disciplina y peligros que le son inherentes; nu stras tropas, que
el amor a los gozos de familia es superior y dominante a todogtro
sufrimiento es que hoy se encuentran & mill res de leguas de
esos gozos y mucho más aún distantes todaví de la esperanza
de volver a ellos; nuestras tr0pas que sin ante edentes., sin pre—
disposición y sín“hábitos militares, si tendrán que arrojarse de
frente a una campaña de más sacrificios, de más sangrientas y
formidables batallas, y todas funestas, de cuán as en la América
<p5—H—
y en Europa presenta la historia contemporáne ; nuestras tropas
que abandonan por la acción de 1a fuerza sus querícíos lares y
, se lanzan a remotos climas, y un clima que por 1'solo es bastante
para combatírlas y consumírias, cómo ha suceci1do; nuestras tro—
pas que antes de ser soldados han sido diseminadas o destrozadas
por las grrnas enemigas" o la peste; nuestras tropas, que se com—
ponen de reservas de niños y ancianos; que han%enicl0 a impreg—
nárse de la desnioralización de los que con la mJuerte han condu—
cido su carrera y que debajo del constante azot del enemigo, no
consiguen r65pirar má; que el pesti1ente aire de la desesperación;
nuestiºas tropas, m'ezcladas con tantos extranj ros, mucho's sin
patria, como los franceses, ingleses, austriacos, uizos, prusianos,
italianos, norteamericános, etc. y otros trayend su patria como
los argentinos y orientales, sin aspiración le ítíma alguna en
favor de la causa del Imperio, y generalmente to 05 ellos, corrom—
pidos y por demás antipátícos a los súbditos b asileños, y vice»
versa; nuestras ,tropas que no han tenido en 5 frente más Que
ruinas, montones de cadáveres y crudas derrotas n que inspirarse
y que, al final se encuentran reducidas ya mat rialmente a una
quinta parte de lo que fueron y moralmente & un quinquagésima
paiºte. Cree, V. Majestad, por ventura que con e las puede comí—
nuarse la "campaña del Paraguay, que podrá ríunfar sobre el
Paraguay; o cree, como creo yo, que no serán apaces ¿[e soste—
n;rse en nuestras posiciones fortificadas en cas de que el ene—
migo nos haga un ataque? Pu'nes1 en la verdad, si uestras_mejores
troi3as y nuestras enteramente excelentes fortiñc ciones de Tuyu--
tí, que no sirvieron sino de juguete a.únas ppcas uexzas paragua—
yas,“porque realmente las deºshicíeron, apoderánd salas, incendiá—
212
ronlas & hicieron de ellas cuanto quisieron, éausándonos inmensos
& irreparables males y pérdidas, qué no habrá de esperar de un
ejército véncedor sobre nuestrastr0pas.… .y dentro de posiciones
muy inferiores a las de Tuyutí —.
Algo más, Majestad: lá alianza con elGeneral Flores y el
General Mitre, suponía el concurso de fuerzas argentinas y orien—
tales, y en buena hma eilas servirían moralmente o tendrían por
obj etivo hacer segura y tranquila la consumación de los fines de
V. ]jMa estad sobre el Paraguay, y materialmente aniquí. ar y dc…s—
truír el e1,-emento militan argentino y oriental, para cuando las
armas imperiales triunfantessobre elParaguay convergiesen sobre:
la República Argentina y la Orienta], éstas se encontrasen sin
hombres,.¡sin soldados, sin nada que pudiese oponerse a los
deseos de3V. Majestad, anexándolas al Imperio con toda facilidad;
servirán como era consecuente de carne deºcañón, de pasto para
los combaltes; las fuerº¿as argentinas y orientales estaban siempre
én' la vanguardia, sufrían la peor parte y por último se acabaron
volvíéndóse apenas un pequeño resto, y resto pernicioso. Dellos
orientales ya no tienen metido en eleejército de V. Majestad un
solo hombre, y de los argentinos, si bien han venido algunos,
han venido con el espíritu de revuelta y anarquía, de un espíritu
claramente manifiesto de oposición a la guerra, de hostilidad a
la causa imperial y de simpatía & la del enemigo. Así es, pues,
sí para llegar a 105 Hnes de V. Majestad dgsearía de dejarse de
cuantos afgentinos y orientales viniesen al campo de la guerra
para resguardar con su vida a los súbditos de V. Majestad, hoy
se presenta una alternativa funesta de dos caras: si vienen, vienen
& inñltrar su desmoralizado espíritu, su espíritu de oposición y
sí no vienen, las fuerzas brasileñas tendrán que sufrir inmediata-
mente los“ efectos de 1asarmas, como ya há ocurrido en muchos
encuentros, desde Tuyutí y después de Tuyutí. Ya en las pocas
fuerzas argentinas que existen, hubo en estos días un comienzo
de motín que fue sofocado, pero creo que el fuego no se extinguió
y precisamente no nació en esas fuerzas ¡sino que Vino de la
República; Argentina y allí tiene su foco; 10 que me hace temer
que de un momento a otro, reviente una sublevación que será
de todos modos Funesta, porque dará lugar a un combate entre
las crepas; argentinas y brasi]eñas; el éxito de nuestra parte se
"213
hace dudoso, porque, cn buena hora, nuestras fuerzas serán su—!
periores en número a las argentinas, éstas, con el arfojo que …
caracterizan a las conspiraciones, con las ventajas de poder tomar
las mejores pcsiciones de apoyo y con el amparo que;en todoi
caso podrá encontrar el enemigo, esto es, si no fuese ¿qu eficazl
protección, nuestras fuerzas se encontrarían envueltas en una
difícil y sumamente crítica situación. Mis serios temores en ese
sentido me han hecho concebir la idea de colocar en Ia vahguardia
a este resto de fuerzas argentinas para que, sí el eneníigo nos
ataca, perezcan ellas Como por acaso entre dos fuegqs, como
hemos hecho en muchas ocasiones anteriores; y en caso ¿de c'ons—¡
píración, queden nuestras fuerzas aseguradas en sus pósicione&
y asegurada también su retaguardia; no obstante, por otra parte,
estas fuerzas rebeldes que están contagiadas ya de 1aidea práctica
de la conspiración que pulula en todas partes de la Repúblic'a
Argentina contra la causa imperial sobre el Paraguay, porque el:
misterio retiró sus vendas y las consecuencias ya comienzan a
sentirse y temerse, qué harán en la vanguardia? Nada más natural
que conjeturar, sino que se pondrán de acuerdo con el enemigo, — '
franquea'ndole sus posiciones en caso de un ataque a nosotros,
incorporándose y operando conjuntamente sobre el eiér(cito bra—í
sileño; o se pasen simplemente al enemigo debajo del exprese“
pacto que garantice sus vidas y sus actos pasados. Ya ve V.
Majestad que la alianza con el General Mitre y el General Flores
hoy ya no existe en cuanto a las condiciones en las propuestas;
y que sí de alguna forma algo se cumplió por la desapafrición de
más de veinte mil argentinos y más de ocho mil orientales, hoy
_qug estos ya no vienen al carqpo_de _guerrá y_ van aumentando'
lbs peligrós que nos cercanf¡íarece de extrema conveniencia que
105 ejércitos de V. Májestad queden estrictamente reducidos a '
sus súbditos brasileños; pero si esto se hizo así, no tendremos,¡
por 10 que dejo expuesto a V. Majestad, ni como sostener la;
campaña, ni la guerraícontra el Paraguay y: corremos el peligro
¿"de que a un golpe del enemigo desaparezcan de sobrefla tierra
los ejércitos de V. Majestaú, y entonces, qué será del Imperio?
V. Majestad debe pen$arlo muy bien. '
214
No se oculta, a rimera vista, que mis precedentes observa-_
ciones resultan com corolarios en relación directa de Ia frustra- '
ción de la operaciónxjeeutada con el fin de sitiar completamente
al enemigo y hacerl por meáio del hambre, rendirse iñcondicio—x
nalmente. Pero hay otras censideraciones no menos serias que
parten de esa mismíí operación y que me permito exponerlas a
las ilustradas vistas & V. Majestad.
En justa apreciación del poder extraordinario, moral y ma-
terialmente habland3>, de] enemigo, probado en los muchos con—
trastes que activa y pasivamente han sufrido nuestros ejércitos,
es que lo hemos reducido a la posible formación compacta y :
abandonando la ide de seguir adelante, por la prºpia seguridad,
empleamos todos ] 5 medios de estricta defensa en que se han
agotado todos los adios y la inteligencia de los numerosos
ingenieros enviados por Vuestra Majestad. '
Vuestra Majest ad tuvo la b0ndad de hacerme conocer cuán
triste y añicztiva era nuestra situación de manera general. Que la
alianza había dejadq de existir de hecho, mientras era manifiesta,
sostenida y vígoros¡a la oposición del pueblo de las Repúblicas
Argentina y Orient ai a ella; y que, para caimarla o disfrazada,
ha sído necesario us |ar del único medio, de prorneterle la cesación *
de la guerra y una próxima paz honrosa; pero que, siendo ésa
comradicción a losávastos fines del Imperio, Vuestra Majestad
apenas utilizaba es embriaguez embargadora de esos pueblo&
para activar Ia gue ra, ya que acreditaba que el enemigo al ñn
tendría que rendírs; y con su rendición todo se habría alcanzado.
Que los cofres est ban exhaustos; que la deuda era inmensa y
ya comprometía la tranquilidad del Imperio; que las Cámaras
habían resistido abiertamente a aufnentarlas, y que el gobierno
pueda contraer nue ¡vos empréstitos; y negándose también a ad—
mitir más emisione 5 de-título de crédito nacional; que por ese'
lado se hacía casi imposible la" continuación de la guerra por más
tiempo.
Que sintiendo los contrastes de la guerra y sus desastrosos'
efectos, que habían udado diametralmente su apariencia de fácil
y breve a la de pe osa & imposible, los gobiernos extranjeros
que habían consent do en inducir púb1ícamente a sus ciudadanos
215
'en sus mismas plazas, calles y puertos, ho ellos negaban y
también protestaban contra esos actos; y que os mismos extran-
jeros, que 'por ambición de oro, fácilmente ab icaban de su nacio-
nalidad y de sus derechos y engañados veni n de todas partes
a ingresar en los ejércitos imperiales, hoy y no había medios
posibles para seducirlos, y que por tanto n estrosñejércitos se
encontrarían En el futuro privado de ese v lioso contingéme.
Que en cuanto a nuestros súbditos, desde las ámaras generaies
de los gobiernos de Provincias y hasta la ú tima chuza en los
montes, sostenían, una vigorosa oposición a la guerra, todo envío
de contingentes a ella. Que V. Majestad, sob eponíéndose tam—
bién al derecho constitucional, había_allanado odas las garantías
que éste proporcionaba al puéblo brasileño, y había ordenado la
aprehensión capcíosa y coércítíva de hombr s, recíutando por
este medio, a padres de familia, a ancianos a toda. clase de
trabajadores y artistas y hasta niños, para encar elarlos y mandar—
los a nuestros ejércitos; pero que en Perna buco, en Bahía y
en casi todas las provincias del Imperio ocurri ron subleevaciones
armadas, destrucción de cárceles y maniñest s conspiraciones
contra esos medios violentos y anticonstitucio ales, con marcada
tendencia de una abierta oposición a la guerra, que amenazando
muy seriamente la unidad del Imperio, había uestra Majestad,
para aquietar el espíritu púb2ico, hacer lo que izo con la Repú—
blica Argentina y Oriental: prometido la paz pr x'rma y algo más,
que ya no marcharía un solo brasileño a la uerra. Que, por
estas razones y otras no menos capitales que d jo de menciºnan
con lo relativo a algunas repúblicas suczlaméri amas, 105 últimos
suéesos de México con ei Emperador Maximiíi no y los. Estados
Unidos del Norte, V. Majestad había tenido por íen comunicarme
su_ indeclinable resolución, en consideración a m responsabilidad;
de 'salir de nuestro plan de defensa; pero que sin abandonarlo,
active mis operaciones hasta llegar al río Para uay y cerrar allí
“ el sitio al enemigo por agua y por tierra para al anzar eí deseado
t3bjetivo de hacerlo rendirse sin condiciones.
" Esa operación se efectuó en 10 que a nos tros nos tocá y
mi responsabilidad, séame permitido decir resp tuosamente a-V.
Majestad, está a salvo. Pero esta operación, demás de 10 ya
216
…-1.;A ..—.;=….....…<.¿………… ___“..AhA—;__L__.A
218
secretamente contra n estra causa y en su favor, 10 que nos hace
te=mer mucho pruden mente que de un momento a otro, haya
acontecimientos fun sros y desgraciados, cuya extensión no
puede calcularse, 0 q e revienta una rebelión en favor dei enemi—'
go, que gstará síemp & activo en protegerla, y cuyos¡resultados
serán fatales y funes os. —
Vue$fra Majesta , no dudo, habrá de ver que veo a través
de esa situación: de ue nuestr03 ejércitos, en cuaiuo a su orga—
nización, que: es, en eneral, la combinación de elementos cons—
titutivos de los misrn s ejércitos, basada en los intereses militares,
políticos y económícps del país; y que tuvieron por objeto espe-
cial: garantizar la s guridad interna y externa del país, desar-
mando a sus enemigos; sostener y defender las instituciones
patrias; desagraviar 1 honor nacional y mantener los derechos
del Estado en sus relaciones con las otras potencias, han dejado
de existir. Como han dejado de existir como el medio poderoso ' -
y único de sustentar” la guerra contra. eí Paraguay y de Hegar a
105 fmes del Gobierno Imperial en ella. '
No solo es pesároso decírselo, sino un cuerpo que contiene
las flagrantes infracciones de] derecho' público interno de] Impe—
rio; un cuerpo, que lejos de salvar el honor y sustentar sus
intereses, y la deshrnra y el poder en inminente peligro; y es…
un cuerpo que lejos de prometer la_consecusíón de los fines de '
Ea guerra, compromete la vitalidad del Imperio y engrandece al
enemigo, enaltecíendo su fama que ya tiene subido a un grado.
eminentísímo y que, sin más accidentes que el hecho de su “
resistencia por tanto tiempo, es basta_nte para que ante el mundo,
ante la historia, ant nosotros mismos y para sí mismo, aprecie
una gran victoria g nada en cada hora, en cada minuto, en cada
instante) es victoria Majestad, sobre nosotros, sobre el Imperio,
sobre la Alianza y obre nuestros recur505.
Extrañará tal ez & V. Majestad, que en mis apreciaciones
y en mis datos, se ¡ayan guiado independientemente de nuestra
Armada; pero si 1 tengo hecho es porque ella no influyó de,
manera alguna par mejorar nuestra situación y antes, 10 contra—¡
río, para empeorar &; pero pasaré a ella.
La escuadra h' jugado y juega aún importante su papel de
bloquear las ríosv araná y Paraguay en sus desembocaduras y_
219
privar de toda comunicación al enemigo, ta bién con las naciones
neutrales; pero la Escuadra, no obstante &. combinación inme—
diata con &] Ejército,¡amás adelantó una pul ada en ias operacio—
' nes de la guerra. La división acorazada & la “Escuádra pasó
Curupayty para operar conjuntamente con lEjércit“o sobre Hu-
maítá; pero quedando en su pasaje de C1rupayty, ínutííizada
para afrontar las fortificaciones de Humaítá, mvo que detenerse,
' escondiéndose de los fuegos de Curupayt como de Humaitá.
El primer efecto fue frustrar el plan de ataqu sobre el enemigo, ei
segundo, se deterioraron nuesrros mejores avíos acorazací 05; el
' tercero, que quedan sin accióny bloqueada, )! 1cua'rto darluoar al
enemigo que hagá en tho puntoinexpugnab "és las fortificaciones
de Humaitá; pue_s lo mismo que éstas no hub esen abs;olutamente
, existido, no hubiesen tenido un solo cañón, n solo torpedo, una
sola corrienre, en,cuatro meses ya había c ¡1 su activídací pro-
verbial, más que sobrado y suñciente tiempo para crear fortifica-
1ciones, para establecer todo género de obst cuiosv hasta pa¡a
Cerrar de paredes de hierro el río. La Divisí 'n acorazada, pues,
nuestra Escuadra, queda inutilizada, queda impotente no solo
para ascender afrontando los peligros (…e Cur payty, que si ames
se afrontaron con gran daño para nosotros, h y no podrá hacerse
sino con inmineñte peligro, de perderse ante el a nuestra División
acorazada. Esto sería sin duda,-el mejor de los re:;ultadoa en
perspecriva, pues aún [emo, y temo seriamen &, que López, que
todo puede con _sus soldados, haga abordarl . y la tome como
prisionexa y entonces todo y todo estará p rdído, y hasta no
ve_ría distante el peligro de ser bombardeada 1 Capital del Impe—
rio. Entonces todos nuestros planes sobre las epúblícas Argen—
tina y Oriental, y las demás repúbíícas sobre ¡ Amazonas, que—
darán frustrados y frustrados para siempre.
Ante este cuadro, diseñado con el pincel de la verdad y la
tinta de una saludable razón, como dirigido or los purísimos
sentimientos de amor a V. Majestad y al Im erio, qué camino
nos toca seguir, cuál paso nos cumpl& dar? Yo no veo ono,
,_Majestad1mperíal, que el de hacer la paz, y ha er1a cuanto antes,
con López. Con Ia paz tendremos equilibrado& su man!estación
moral nuestra causa, con la paz tendremosa s:1vo los .;estos de
nuestros ejércitos y nuestra Armada, con la paz endrernos ¿¡ salvo
220
eí Imperio; con la paz tendremos conservada nuestra actitud de
--un mejor tiempo para llevar adelante y con los otros medíosa las
prétension_es imperiales sobre las repúbii_cas americanas; con la
paz conserx-aremos nuestra ascendencia sobre las Repúblicas Ar—
gentina y Oriental! por razón ¿a los compromisos que el General
Mitre y el3General Flores han contraído con" el gobierno de V.
Maj estad y por razón también de la aumentada deuda de estos
pueblos con el Imperio '
Un puhto de fácil solución que me resta aún mencionar a
V. Maj estad, y esto es 10 que se reñere & nuestros aliados. Cuando
al General1Flores se .le había 1etirado ex—abrupro del campo de
la guerra y no concurrido con un solo hombre, claro es que no
tiene derecho a_ _sgestlón alguna sobfé los actos de V. Majestad
en 1a soluc1ón de la cuestión; debiendo conside1arse por todos
Ios acatamientos, como un miembro pasivo de las deliberaciones
de V. Majestad.
Y en cuanto al General Mitre, después de su obstinado
empeño enºhacer prevalecef su personalidad de acuerdo con el
tratado del lo. de Mayo, está convencido que sin pueblo y sin
soldados debe no solamente someterse a cuanto V. Majestad
haga por bien disponer, sino más aún, de ser las almas imperiales
& las que debe concurrir buscando el único amparo que debe
buscar. El General Mitre está resignado plenamente y sin reservas
a mis órdenes; él hace todo cuanto le indico, como ha estado
muy de acuerdo conmigo, en todo, hasta a que los cadáveres
colérícos s<éan ianzadc>s desde la escuadra, como de Itapirú a las
aguas del Paraná, para llevar el contagio a las poblaciones ribe-
reñas, prin”cipalmeme las de Corrientes, Entre Ríos, y Santa Fé,
que le: son qpuestas; pero convencido ¿e nuestra situación y
aunque coin la paz queden nuías sus aspiraciones de virreinato,
comprende también que es razonable e imperioso abandonarlas,
y que la paz es ei único medio salvador de nuestra peligrosa
situación. El General Mitre está tarñbién convencido que deben
exterminazfse los restos de fuerzas argentinas que aún le sobran,-
pues que de ellas no divisa sino peligros para su persona. Pero
él espera, finalmente., que por medio de la paz tendrá satisfecho
el clamor ¿del pueblo argentino y de sus tropas y que así habrá
podido te1fminar pacífica y honrosamente su presidencia y que
221
conservando la ascendencia de su partido,.podrá continuar traba-
jºando en favor de la idea que hoy quedará postergada y podrá
con el tiempo, pudiendo hacer vaie: su influencia oficiaípara la
elección del nuevo presidente, preparar el país y las cosas, con
el poderoso auxilio de V… Majestad, a los mismos objerivos de
Ia Alianza, que esta vez no se puede realizar. Si así no fuese y
la guerra consumiere el tiempo bastante corto que le resxa de su
período presidencial sí es que no fuese depuesto por la revolución
que sigue triunfante y tomando mayores proporciones en las
prov1ncias del Norte seguramente, que su abatido partiao caerá
por tierra, el partido nacional se encontrará p;eponderanre y en
los trabajos e1ectorales que ya habrían comenzado, saldría sin
duda triunfante la candidatura de un Corifeo de ese partido, que
ei General Mitre teme mucho que sea el Gen eral Urquiia; y 61
General Urquiza, Majestad, en buena hora había procedido favo—
reciendo con eficacia los fines de V. Majestad en la guerra ai
Estado Oriental apoyancío ia conduaa del…Genera] Mitre en
cuanto a la Alianza, y cooperando aunque disimuladamente pero
poderosamente en la. guerra actual contra el Paraguay y eí General
Mitre y yo creemos que el General Urquiza tendrá necesidad de'
buscar garantías de su posición en el mismo partido nacional; y
sí la República Argentina en genera] así como el Estado Oriental,
les son antipáticas a la Alianza de ia guerra al Pa'raguayi, & ese
partido nacionai le es odiosa; en cuanto al Genera] Urquiza que
cuando' ha necesitado del Brasil le sirve bien y cuando no, le
huele mal, no ofrece vacilación al juicio que a él en la presidencia
de la República Argentina, le importará ¡& rescisión de la Alianza,
la denuncia contra ella, que será nada menos que la Alian2a con
el Paraguay y la guerra contra el Brasil, que es para temer que
no sea simplemente la de la triple alianza delas Repúblicas del '
Paraguay, Argentina y Uruguay sino de toda ia Amér'r1ca, inclusive
la del Norte pues todas estas repúbiicas más que las causas
_ pendientes que han tenido con el Imperio, no les faltarán pre1extos
que alegar; y así como el Gobierno del Brasil en .a guerra con
el.Estado Oriental rechazó la mediación del gobimno paraguayo;
! réchazó el arbitraje de¡:"¡;.3 naciones neutrales ); ra:hazó todos] os
, medios de ccnciiiación1 porque la guerra le prometía un tfiunfo
fácil y seguro1 la alianza ámericana estará en el mismo derecho,
autorizada, per esos otorios anteceáentes, para lanzarse a la
guerra sin previa ¿& laracíón, sin manifestación de motivos
yde una manera íntr nsigente y de irrefrenable arl: itrariedad
apoyada por el buen argumento de la seguxídad y facilidad“
del triunfo; segurid ¿ y facilidad infalibles, pues que el
Imperio se encontra 'a eritc>nces absolutamente incapacitado
para enfrentar por un solo día esa guerra, que traegá por
resultado la desapari ión del_ Imperio cuyos? territorios serán
…í recuperados por Ias repúblicas limítrofes que fueron sus
propietarias primitiva ; otras fracciones serán c0nquistadas y
otras serán, con su p biac¡ón, constituidas en varias naciones
independientes que & razarán el gobierno democrático y que
hoy mismo aspiran m Jchas provincias del Imperio y es natural-
en todas las asociací nes políticas del mundo. A la sombra
de esa guerra, nada uede libramos de que aquella inmensa
esclavítúd del Brasil del grito de su divina y humanamente
legítima libertad; y t nga lugar una guerra interna, como en
Haití de negros con a blancos, que siempre tiene amenazado
al Brasil, y desapare ca de él la escasísíma y diminuta parte
blanca. que hay.
Todas esas con ideraciones y otrasÁque aún omito, por _
dejarla a la ilustrada interpretación de V. Majestad, me hacen
._ínsístir en la idea “d la paz.
A la paz con 'ópez, la paz Imperi311Maje5tad, es el …
único medio salvad r que nos resta. López es invencible,
López puede todo; y sin la paz, Majestad, todo estará perdido,
y antes de presenci r ese cataclismo funesto estando yo al
% nente de los e;erc1os imperiales, suplico a V. Majestad la
1 especía]ísíma gracia de otorgarme mí dimisión del honrcso
U puesto que V. Majeftad me tiene confiado.
]Lntíendo cump1dos mis 'a]tos deberes, de mariscal y
comandante en jefe de los ejércitos de V. Majestad, de leal _
11 súbdito de V. Majestad, de las calíñcadas dígnidades que me 1
¿¡ íígau a la casa imp rial, y de mí lealtad de ciudadana ruego
: a V. Majestad, qui ra dignarse recibir en buena hora mi
exposición privada.
223
Hago sinceros votos por la augu5ta ida de V. Majestad,
por la excelente salud de la família impe ial, y el acierto del
Gobierno Imperial de V. Majestad.
Beso ¡a Imperial Mano de V. Majes ad.
224
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.la-ch… ¡umkilrc.uhruui …una. :unn'n.x.:¡u.—yu¿as.g&.mhuk .I—J
El ejército brasileño (compuesto tóralmcnre de negros, en este c75isre) es dermfado por Sol
ano López, en el
sueño paraguayo. Bajo Ias patas def caballo de Solano Lópezlas banderas del Brasil, Urugua
yyArgentinz.
* Aj frente, pidiendo clemencia, Pedro II.
¡..y-..…. _
Párlu ;- Elena.
p1:g=&a la historia del mundo, y un !¡nyu' Áu!:pl lui prnlncr¡un.
ENERAUIENTE su dice. una rinco n de unesl ro phncx a lnci:l que no “ q…- 11 .— …:; numupms
" .=I amir :| :=pfianolu. que nrmnle =l mp==lu um =np=r=hund:n- bolo || ¡unn vu:slrn amar.
el 5|uur_n= manu, que :; cia que ¡: e:!raran da MGM am pºr…. Acá …as. que I! _Furn
x_y7 -' *L! um puma :icgn , fo]céni- El Gran Drnyutu 0vz'<SaPi-th'nqh» ]hr:r _:¡vflnpre ¡]…mh.
…» ',, ::.que mduln ancha en Tarlug uílero ¡quu!: de Cajun : Cu;him— ¿que ¡¡ :rr.is lu reímx
' ' su dubnrde. qu: un En u, bu, muy:a p:rimInlhdu ::an c::rr hd mi. ml: em|)rcn nmbmm.'
mu ¡mhm que camu !: pºlvora cunda. l¡1ur. dllou :.onl urhudnrei e.'il'lºs det :- ¡. |uil n.- Any. Erñnr..
nnn 1nu !ucun :! 'In encima ycumprim- mor.y ennve nclnln de su capri chm im: lnr lu ;ublime hunrhd
m:yur ¿: u_u :: Iou'íun. ) qua por l.:ntn ya merce d sn Im engan dradu au xi¡¡u ¿: Q4u— ¡ n: alli'ng mE-Ieclo
son mas ”…un aru ¡us cf:=lnn; qua :: m.h=nuy ¿m maru: num: mcsrs y nu:- tin … Ida y sin ¡full.
d: =an que nacen lo: frecuenlu ¡lulu- Iro minui n: ; m&d!a; y n'.“¡sudn pur I: - Pero …un: rrcumppnm
dEl con… el honor. ?: v¡rlud, l.'l moral; prmi a, de que ¡: pl… :» un exe¿: nl: Queltle =ndnrma ox d?gn=b
lo: l:g]l¡mu¡ inl-rcm o:cí:nfu¡ ¡¡ salad. ¿unn pin empnvuunm lus lurlu(-n¡ le:nl Mi. ¡in duda,
¡: Vida, que quiera d:u'r todo: ¡que]… |.:nd n pm- donde : corre r el amor, h:-¡c S¡mxdn Í|ll| ¡Le equidad.
1-uurtes qua conducida! ¿ ubern=du aqui, que ¡I: cunvle x-l: en un ¡¡una Tro- Pues mi amºr sn*n,1|sluño
por la mu debian ubnrh fuidñnd …! udor y umpn ndu ¡: conqu isí: ¡mor on Nu pu: (: (ruclifuur ;
humana. para queinvndídu: por]. nu— dul cºmun dcdp.| Gcnu¡ l 0bqj:l . Y_5 ju lar con nl de otro-
:¡on niega] ír:néllú del mar. coma Hilux :… viuúp urndm gn ri cuadr ¡ln ' If:ll-uu la facultad.
pa¡íun vulc5nícn _! ar::lmladuu. Inu- qu» uu:iz :¡ ¡¡ vim ; :; gu. de…… de úm-Sopl—No ¡;;—… Mn, 5=ñun.
fenn=n uu r=n¿rm :n un mmm ¡Imi- lu uc…» nc-un-ido; dude Enum im: Que un alla !: (=cu¡rnd,
_b=mdo, q1: hnh;a el p=hd=r du lu fecha, bien pudr= h calzg' rr … abjuo , ¡in Pu:1 nl amor un mon:
¡enlhlu¡ pera qui ¡mmm la …ver“. nnce: idnl de oír su: p=hb ns. [ii dlsli ¡gue !l. equí¡luú.
Hu nlnluule. el . l:ah?:huí . que oyen
Gun ul amar, :s una eA)nr."ns da divinii- e1d|i !vku :momw. va :] lrumilim: ln-
¡ ¡ol pur hey pre:una :
. Qu: mm: hay voluntad
¡
dan sobre n=lumf. qu: :]nrca un poder ¡
m':=L:rlnso 'y magica; que :… un¡c'h¡b- lu¡l'm:nle zlgu ¡1qu que en él ¡: dijo : P.I amo no reconºce
B: du ¿¡ :: &munlz ¡um dulruír pu!— 0lív-$£pí—Eru hermosa, mi vida, Ningun diñ:ullnd |
Ius ““mi; para prarocv lu mu ¡:m- Nublf. e! In :nrnwn. ? all Srñnm.hu:cñ
Gr¡eMas ¡ueml. pl|.1 d:r run… 6! mm '( lui mmm; me hech¡z=n La que -¡=ga nmur mm¡un:,
¡10 ¡| rerex. r.nmn pur ejemplo, nun |¿ Y te eauliv:m mi amor. 'de: su ¡ruuulzndrrh
w;1=v1(ud guardia en ¡n: circe¡uih Em huérfana, la ecu nu bn' nlu mmm!
lib:rlld: &. &. ¿L Tux ¡d:plas lamhínn sm- : Mi pa ¡»¡un ¡a la nit.
¡ Qué no su dice del mun ! Q'no ¡u :*ern lu ¡un:rlr. ¡:s la mía. Quoé : 1: Ludu ¡¡ humítiz.
' hechº :| :¡mnr | ¡mpu9ible uslrzer5 !:_ T f:: la ¡II ello: mi p:uian. Y yo m tqm ¿ vumrnmul'
ví… sun rjuunlon cuandº de clics m=_ ' º 'Mrpln mis .—pnlimipniw, . E! ¡ici dema: :: rmda.