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7 Señales de Que Algo No Anda Bien en Tu Mente

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7 señales de que algo no anda

bien en tu mente
5 minutos

Las personas que tienen problemas psicológicos, en muchas ocasiones, no


son conscientes de ello. Por tanto, resulta importante estar atentos a las
siguientes señales.

En realidad no se puede hablar de una mente “normal” y otra “anormal”. Si

te fijas, lo que en un tiempo y en un lugar es “normal” en otra época y


otro sitio puede ser considerado patológico.
La mente y el comportamiento humanos tienen manifestaciones muy

variadas, y no porque se salgan de lo común quiere decir que estemos

ante alguna suerte de problema.

Pese a lo anterior, también es bueno recordar que la mente sí puede

presentar problemas y/o enfermar. Por ejemplo, esto sucede cuando

alguien desarrolla ideas o conductas que hacen daño sistemáticamente

a sí mismo o a otros, o cuando hay una dificultad severa para distinguir

los hechos de las fantasías.

“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al

hombre libre o esclavo”.

-Franz Grillparzer-

La gran dificultad reside en que la persona que tiene problemas

psicológicos, en muchas ocasiones, no es consciente de ello. Por lo general

se da una relación enfrentada: cuanto más graves son los problemas,

menos consciente es de ellos. Se debe a que la dificultad se origina en la

mente y es esa misma mente la que realiza la evaluación.

De ahí que resulte importante estar atentos a los síntomas. Estos se definen

como rasgos, señales o características de la conducta. No son

concluyentes, pero pueden sugerir la existencia de alguna dificultad en

la mente. Enseguida te mostramos 7 de ellos.


La percepción y los problemas en la
mente

La percepción es la capacidad de captar el mundo con los sentidos. Oído,

vista, tacto, gusto y olfato. Lo adecuado es que percibas el color, el olor, la

forma, etc., tal y como son.

Vale, sí de acuerdo, con un margen, nuestro sistema perceptivo es

especialista en jugarnos “malas pasadas” y no por ello en nuestra mente

hay un problema serio. Para determinar si lo es o no lo es, una pista

reside en evaluar si estas “malas pasadas” condicionan nuestra vida: en

qué grado y si son o no la causa de un malestar.

En ocasiones nuestra mente percibe algo que realmente no está ahí. Vemos,

o escuchamos, o sentimos algo inexistente. Se experimenta de forma

muy real, aunque no lo sea. Es usual que todos alguna vez tengamos una
experiencia alucinatoria.
Es común, por ejemplo, cuando nos quedamos solos o estamos en una

casa antigua: en estas situaciones nuestra mente amplifica la

intensidad de cualquier tipo de estímulo. Piensa que el problema aparece

cuando esto se convierte en constante y el malestar que produce

trasciende lo anecdótico.

La organización del pensamiento


Es comprensible que todos tengamos momentos o etapas de dispersión.
Vamos de un tema a otro, o de una actividad a otra, sin mucho orden.

El estrés hace que el caos todavía lo parezca más. Por lo general, la

consecuencia es “solamente” más estrés.

El problema aparece cuando esa dispersión se convierte en incoherencia y


se mantiene de manera casi constante. Tal incoherencia se refiere a una

cierta incapacidad para mantener el hilo de un pensamiento o una

conversación. Se salta de una idea a otra, sin nexo aparente entre una y

otra.

El contenido del pensamiento


El contenido del pensamiento denota una mente afectada cuando tiene

ciertos rasgos. El más notorio de ellos es la fijación. Las creencias

inflexibles e intensas son por sí mismas un problema. Pero cuando además

están alejadas de la realidad, pueden ser la fuente de una gran angustia.

Una cosa es que alguien tenga una convicción absurda, pero logre

sortearla. Esto quiere decir que no le provoca un malestar ni intenso ni

continuo ni frecuente. En ese caso, podríamos hablar de una


intolerancia. Pero si esa creencia fija origina grandes dosis de angustia,

podríamos hablar de un problema a otro nivel.


El estado de conciencia

En nuestra cotidianidad hay muchos hechos que escapan a la conciencia.

Esto es propio de cualquier mente “normal”. Por ejemplo, ocurre

cuando nos levantamos de la silla para hacer algo y, apenas estamos de


pie, olvidamos o dejamos atrás de forma deliberada nuestras

intenciones.

Si estas fugas de conciencia son habituales o involucran hechos relevantes,


podríamos hablar de un problema en la mente. Si alguien lleva a cabo algo

y después no tiene idea de por qué o para qué o cómo lo hizo, entonces

tenemos una buena razón para sospechar.


La mente y la atención
Las problemas de atención tienen que ver con una ausencia o exceso de

concentración. Cuando hay ausencia de enfoque, la mente baila de un lado a

otro, sin rumbo. Por ejemplo, la persona es incapaz de seguir una

instrucción paso a paso.

En cambio, si hay un exceso de enfoque, la persona pierde la atención

periférica. Esto quiere decir que es incapaz de conectar con el

entorno cuando dirige su atención a algo. Obviamente, para que sea un


problema de la mente este síntoma debe ser severo y mantenerse

durante el tiempo que estipulen los criterios diagnósticos.

La memoria y el reconocimiento

Las fallos en la memoria y el reconocimiento pueden tener muchas causas.

Surgen del estrés, de la fatiga, o del exceso de estímulos, entre otros


desencadenantes. La memoria humana no es como la de un ordenador.
Por ejemplo, piensa que las emociones influyen mucho en la

profundidad con la que registramos un hecho o un dato.

Lo que algunas personas llaman “lagunas mentales” o amnesias

parciales o totales de hechos relevantes constituyen un indicador de

que algo pasa en la mente. Son fuentes fundadas de sospecha el olvido

recurrente o la incapacidad de reconocer hechos en los que se ha estado

involucrado, .

El lenguaje y la mente
El lenguaje es el principal vehículo del pensamiento. Un lenguaje claro

habla de una mente clara. Por el contrario, siempre que hay un problema

en la mente, se refleja en lenguajes confusos, desorganizados o poco

pertinentes.

Dentro del campo del lenguaje caben expresiones no estrictamente

verbales, como el tono de la voz o la gestualidad. Alguien que no es

capaz de sostener la mirada o que hace excesivos movimientos cuando

habla también puede tener problemas. Recuerda que en este, como en los

demás síntomas, es necesario que la valoración la haga un profesional.

https://lamenteesmaravillosa.com/7-senales-algo-no-anda-bien-mente/

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