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Cuando El Fuego Arrasa - El Dipló

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3/2/22 10:57 Cuando el fuego arrasa - El Dipló

EDICIÓN 272 - FEBRERO 2022

INCENDIOS Y CAMBIO CLIMÁTICO

Cuando el fuego arrasa


Por Lucas M. Figueroa*

El cambio climático crea el contexto que facilita la propagación de


incendios, cada vez más frecuentes e intensos. Para enfrentarlos es
necesario seguir fortaleciendo las capacidades estatales y, sobre todo,
mejorar la coordinación entre la Nación y las provincias y desplegar políticas
sistemáticas de prevención.

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Raymundo Lagresta

Desde que comenzó el año 2022, Argentina se encuentra inmersa en una seguidilla de incendios forestales.
Hasta el momento, hay dos estrategias centrales para combatir los incendios. La primera es el combate al
fuego una vez comenzado con, por ejemplo, brigadistas y aviones hidrantes; la segunda es la penalización, a
través de distintas normativas nacionales, por haber iniciado el incendio. Sin embargo, estas medidas no
parecen tener demasiado éxito, lo que hace necesario repensar políticas alternativas para un contexto de
cambio climático que acrecienta las posibilidades de focos de incendios más recurrentes y nocivos para el
ambiente, la economía y la población en general.

Según datos del Servicio Nacional del Manejo del Fuego del Ministerio de Ambiente de la Nación (1), entre el
15 y el 20 de enero, con excepción de Santa Cruz, Tucumán y San Juan, todas las provincias argentinas
registraron al menos un foco de incendio activo, con epicentro en las provincias patagónicas de Rio Negro,
Neuquén y Chubut.

El contexto que facilita la propagación de los incendios está relacionado con algunos de los efectos del
cambio climático: largos períodos de sequías y calores extremos. Es necesario destacar que el cambio
climático no es un causante directo de los incendios, pero sí favorece el escenario para que estos sucedan y se
propaguen con velocidad. A partir de datos generados por el Servicio Meteorológico Nacional, el Centro de
Relevamiento y Evaluación de Recursos Agrícolas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba
informa que en la actualidad en todas las provincias del país hay algún sector afectado por sequías
moderadas, severas o extremas (2). Y además muestra que, con diferencias en la proporción territorial y las Privacidad - Términos

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provincias afectadas, desde 2011 los períodos de sequía se mantienen en la mayor parte del país, y que en los
últimos años aumentaron considerablemente. Esto se explica por la escasez de lluvias, que hace que la
vegetación en general esté sujeta a un estrés hídrico que facilita la propagación de incendios forestales.

En la Patagonia, además, los fuertes vientos y el combustible generado por plantaciones abandonadas de
especies exóticas facilitan la expansión de los incendios. En Neuquén, Río Negro y Chubut fueron
introducidas distintas plantaciones de pinos que quedaron abandonadas por falta de rentabilidad y que hoy,
ante la falta de manejo de esas especies, funcionan como un combustible que facilita la propagación del
fuego, afectando a especies nativas.

Impactos múltiples

Considerando la escala global de los efectos del cambio climático, la preocupación por los incendios
forestales es un fenómeno mundial. Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su
sigla en inglés) (3), Australia perdió en 2019 un quinto de sus bosques como consecuencia de incendios
forestales. En los primeros seis meses del año pasado, Brasil sufrió la devastación de más de 300 mil
hectáreas por el impacto de los incendios.

En Argentina la situación es igualmente alarmante. De hecho, por primera vez desde comienzos de este
siglo, en 2020 los incendios forestales superaron a la expansión de la frontera agropecuaria como la primera
causa de pérdida de bosques nativos, según informa el Ministerio de Ambiente de la Nación (4). En total, el
país perdió 333.222 hectáreas por distintas causas (incendios, uso agrícola y ganadero, natural o por
infraestructura). De ellas, 178.940 hectáreas de bosques nativos (54%) fueron destruidas por efecto de los
incendios. Estos datos representan un aumento significativo con respecto a 2019, cuando se perdieron poco
más de 24 mil hectáreas de bosques nativos por el avance del fuego.

Como es sabido, los incendios forestales producen fuertes impactos ambientales, sociales y económicos. En
términos ambientales, facilitan la expansión de dióxido de carbono, contribuyendo aun más al cambio
climático, destruyen ecosistemas forestales y con ello la flora y fauna asociada. Además, generan la erosión y
pérdida de nutrientes de los suelos. En términos sociales, el avance de los incendios puede afectar a
poblaciones que habitan en una interfase urbano-forestal con, por ejemplo, pérdida de viviendas y medios de
subsistencia. Basta recordar los profundos impactos sociales de los incendios en Chubut en 2015,
especialmente en el municipio de Cholila.

Los efectos económicos a menudo se pasan por alto, pero son considerables. Aunque no existen análisis del
costo económico global de los incendios en Argentina, estos pueden afectar los recursos forestales de los
bosques nativos, las plantaciones forestales y las fuentes de empleo asociadas a ellas. Misiones, Chaco y
Corrientes, tres de las provincias con sectores foresto-industriales desarrollados, sufren especialmente este
problema.

El sector ganadero, sobre todo la ganadería que interactúa con el bosque, también suele verse afectado. Una
serie de incendios producidos en abril de 2021 en el norte de Chubut culminaron con casi 200 cabezas de
ganado muertas y una gran pérdida de material agropecuario (entre otras cosas, cosechadoras y tractores).
En este sentido, un reciente informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) estima que en
el norte del país las sequías y los posibles incendios pueden generar pérdidas en el sector agropecuario por
unos 600.000 millones de pesos (5).

Las áreas dañadas pueden afectar al sector turístico, que se ve imposibilitado de utilizar áreas destruidas por
el fuego. Varios ejemplos en la Patagonia ilustran este problema. Los incendios recientes afectaron una
importante cantidad de bosques del Parque Nacional Nahuel Huapi en Río Negro e incluso obligaron a cerrar Privacidad - Términos

el tramo de la Ruta Nacional 40 que conecta Bariloche con El Bolsón.


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Los incendios forestales producen fuertes


impactos ambientales, sociales y
económicos.

Por último, la expansión de incendios forestales demanda una gran cantidad de recursos públicos, ya que sea
por la necesidad de aumentar el equipamiento y el personal para combatir el fuego o, luego, para financiar
las distintas medidas tendientes a restaurar los bosques perdidos. Contabilizando todos los indicadores
mencionados, el informe de FARN estima que la recuperación de los incendios podría costar entre 1.100 y
3.700 millones de dólares al año.

Cómo enfrentar el fuego

Argentina no carece de recursos para combatir los incendios. Desde el inicio del gobierno de Alberto
Fernández se han realizado algunos cambios importantes a nivel nacional. Entre otras cosas, la estructura
organizacional del Sistema Nacional del Manejo del Fuego pasó del Ministerio de Seguridad al Ministerio de
Ambiente, considerando los incendios forestales como un problema socioambiental y no solo de seguridad
pública. Además, en 2021 se multiplicó por siete (de 433 millones de pesos a 3.058 millones) el presupuesto.
Esto permitió fortalecer el plantel de brigadistas, la capacitación y el equipo para evitar el avance del fuego
sobre los bosques.

Más recientemente, se construyeron en algunos sectores críticos cuatro torres con cámaras que poseen
sensores de humo que detectan el fuego de manera temprana, facilitando su combate. Las provincias en
general disponen de menos equipamiento y capacidades para afrontar la expansión del fuego que la Nación,
aunque algunas cuentan con estructuras muy bien equipadas, como Chubut. Esto resulta decisivo porque,
considerando la distribución de tareas entre los diferentes niveles de gobierno, son las provincias las que
deben disponer los recursos técnicos, económicos y humanos para combatir los incendios y, en caso de que
el fuego exceda su capacidad, solicitar la cooperación al Gobierno Nacional.

El problema es que muchas veces los tiempos del avance del fuego son más veloces que los tiempos de
coordinación entre las burocracias, lo que termina llevando a incendios descontrolados. Un ejemplo en este
sentido sucedió en el manejo de los recientes incendios en Río Negro. Por un lado, el ministro de Ambiente,
Juan Cabandié, responsabilizó, en un hilo de Twitter, a las provincias por demorar en solicitar ayuda al Privacidad - Términos

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Gobierno Nacional (6). En respuesta, la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, criticó a Cabandié y
afirmó que la responsabilidad debe ser conjunta. En Chubut, a comienzos de este año, dos aviones hidrantes
del Servicio Nacional de Manejo del Fuego llegaron cuando el incendio ya se había expandido, lo que hizo
que se demorara varios días en controlarlo. La dificultad para reaccionar velozmente y de manera conjunta
impide muchas veces atacar al incendio en su comienzo.

Pero lo central es que la estrategia, tanto nacional como provincial, se centra en combatir al incendio forestal
una vez iniciado. Y en castigar a sus responsables a través de diversas leyes que penalizan a quien inicia el
fuego. La Ley Nacional de Bosques Nativos prohíbe el desarrollo de cualquier actividad (agropecuaria,
inmobiliaria) en áreas que sufrieron la expansión del fuego, en tanto que la reciente Ley sobre Manejo del
Fuego extiende esta prohibición a otros ecosistemas, como humedales o pastizales.

En cambio, las políticas de prevención quedan en un segundo plano. Las provincias, que son las principales
encargadas de diseñar planes preventivos, y la Administración de Parques Nacionales, suelen limitar las
medidas a informar a los habitantes y turistas sobre el peligro de incendio forestal y en insistir en que sólo se
puede hacer fuego en sitios habilitados. Pero se ha invertido poco en otras formas de prevención.

El desarrollo de planes más eficaces de prevención es central por varios motivos. Uno de ellos está
relacionado con los ya mencionados efectos del cambio climático, que hacen cada vez más probable la
multiplicación de focos de incendios. El otro motivo es que, aunque la mayoría de los incendios se inician
por causas humanas, esto no implica que sean intencionales. Contra lo que a veces suele pensarse, la
mayoría de los incendios no son consecuencia de personas que buscan sacar un rédito económico con el
fuego, por ejemplo productores agropecuarios que pretenden extender la superficie cultivable o de pastoreo o
empresarios inmobiliarios que intentan promover el desarrollo urbano en ciertas zonas. Una buena parte de
los incendios sucede simplemente por negligencia: colillas de cigarrillo, quema de residuos forestales o no
forestales, fuegos mal apagados.

Teniendo en cuenta esa realidad, sería necesario desplegar constantes campañas de comunicación que
alcancen a la población que estará presente en estos ecosistemas por un tiempo determinado. Además, y en
relación con lo anterior, es importante impulsar una educación ambiental que contemple el aprendizaje
sobre cómo desenvolverse en ambientes naturales en peligro de incendio. En tercer lugar, resulta crucial
mejorar la planificación de la expansión urbana sobre los bosques. En cuarto término, capacitar a las
poblaciones que habitan en las interfases urbano-forestales, de modo de evitar, por ejemplo, la quema de
residuos forestales y no forestales. Por último, hay que preparar cortafuegos que eviten la propagación de
incendios.

Como conclusión, señalemos que en el actual contexto de cambio climático es esperable un aumento de los
incendios, tanto en frecuencia como en intensidad, y por lo tanto hay que apuntar a mejorar las políticas de
prevención y mantener la capacidad instalada para el combate del fuego, con el objetivo de reducir las
consecuencias ambientales, sociales y económicas de un fenómeno que llegó para quedarse.

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1. www.argentina.gob.ar/ambiente/fuego/enero-de-2022

2. www.argentina.gob.ar/ambiente/fuego/enero-de-2022

3. https://wwfeu.awsassets.panda.org/downloads/wwf_fires_forests_and_the_future_report.pdf

4. www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/umsef

5. www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/umsef

6. https://twitter.com/juancabandie/status/1478376111356592128

* Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de San Martín


(UNSAM), Magíster en Derechos Humanos y Democratización para
América Latina y el Caribe por la misma casa de estudios. Becario doctoral
del CONICET. Estudia temas vinculados con la protección de los bosques
nativos y la implementación de políticas ambientales en el Área de
Ambiente y Política en la UNSAM.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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