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Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana

Volumen 13 No.3 - 2016

Funciones ejecutivas en pacientes con dependencia alcohólica

Executive functions in alcohol-dependent patients

MSc. Yunisleidis Alonso Fuentes,IDr.C. Antonio Jesús Caballero Moreno,IIMSc. Geidy Rodríguez López,III

I Máster en Prevención del uso Indebido de Drogas. Licenciada en Psicología. Hospital General Docente “Enrique
Cabrera”, servicio de Psiquiatría Galigarcía. La Habana, Cuba.
II Doctor en Ciencias. Especialista de II grado en Psiquiatría, Profesor Titular. Hospital General Docente “Enrique
Cabrera”, servicio de Psiquiatría Galigarcía. La Habana, Cuba.
III Especialista en Psicología de la Salud. Profesor Auxiliar. Hospital Clínico Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”. La
Habana, Cuba.

RESUMEN

Objetivo: Caracterizar las funciones ejecutivas en pacientes con dependencia alcohólica.


Métodos: Se realizó un estudio cuantitativo de tipo analítico, de caso control y corte
transversal. El grupo de estudio quedó conformado por 17 pacientes con diagnóstico de
Dependencia Alcohólica y el grupo control por 17 sujetos sanos. Se administró una batería de
pruebas neuropsicológicas para determinar las dimensiones alteradas y se utilizó el Cuestionario
para la Evaluación Clínica en Neuropsiquiatría (SCAN) para las características clínicas asociadas
al consumo de alcohol.
Resultados: Las manifestaciones clínicas que caracterizaron la adicción eran fundamentalmente
de tipo moderada y grave. Los indicadores de disejecutividad que diferenciaron
significativamente a los grupos fueron: categorización (p=0.0002), fluidez verbal fonológica
(p=0.00007), fluidez verbal semántica (p=0.00022), flexibilidad mental (p=0.00002), dificultad
para secuenciar actos motores (p=0.000003), déficit en la memoria operativa (p=0.000006),
control atencional y velocidad de procesamiento (0.004489). El indicador de disejecutividad
conservado fue Control- Inhibición cognitivo.
Conclusiones: Los sujetos alcohólicos presentaron alteraciones en las dimensiones
Secuenciación y planeación, Mantenimiento y manipulación de la información. La relación entre
características clínicas y disfunción ejecutiva se encontró presente a partir de datos clínicos
como tiempo de evolución de enfermedad. Se elaboró Propuesta de Rehabilitación
Neuropsicológica.

Palabras clave: función ejecutiva, alcoholismo, trastorno cognitivo, características clínicas


asociadas al consumo.
ABSTRACT

Objective: Characterize the executive functions in alcohol-dependent patients.


Methods: A quantitative analytical study of control case was carried out. The study group was
composed of 17 patients who were diagnosed as alcohol-dependent, and the control group was
composed of 17 healthy subjects. A set of neuropsychological tests was applied to determine the
altered dimensions, and the questionnaire for the clinical assessment in Neuropsychiatry (SCAN)
was applied to determine the clinical characteristics associated to alcohol consumption.
Results: The clinical manifestations that characterized the addiction were mainly moderate and
severe. The indicators of lack of capacity of fulfillment which significantly differentiated the
groups were: categorization (p=0.0002), phonological verbal fluency (p=0.00007), semantic
verbal fluency (p=00022), mental flexibility (p=0.00002), difficulty to arrange motor functions in
sequence (p=0.000003),deficit in operating memory (p=000006), attention control and
processing speed (p=0.004489).Among the indicators of lack of capacity of fulfillment, the one
preserved was cognitive control-inhibition.
Conclusions: The alcohol- dependent subjects had alterations in the dimensions sequence and
planning, maintenance and manipulation of information. The relationship between clinical
characteristics and executive dysfunction was found from clinical data, such as time of evolution
of the disease. A proposal for neuropsychological rehabilitation was devised.

Keywords: Executive functions, alcoholism, cognitive disorders, clinical characteristics


associated to consumption

INTRODUCCIÓN

Las drogodependencias constituyen un problema de salud de alta complejidad. Su alta


prevalencia, el impacto en la vida de las personas y las nocivas consecuencias sociales la
convierten en uno de los mayores problemas sanitarios de la actualidad. 1
El abuso y la adicción a diversas drogas está siendo objeto de estudio en la ámbito de la
neuropsicología ya que su consumo se ha asociado al deterioro de diversas funciones
neuropsicológicas teniendo especial consecuencias en las funciones ejecutivas, consideradas
como mecanismos o procesos cognitivos de orden superior que se refieren a un módulo o
módulos cognitivos que implican aspectos como la inhibición, la memoria de trabajo o la toma de
decisiones, es decir, una serie de estrategias encaminadas a preparar una respuesta ante una
situación novedosa. Correlacionado a su vez con otras alteraciones estructurales y funcionales. 2
Los primeros estudios sobre las alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales asociada de
las drogas de abuso se iniciaron a mediados de los años 80. Estos trabajos apuntaban a la
existencia de ciertos déficits considerados crónicos y secundarios al rendimiento cognitivo en
adictos.
Entre el conjunto de déficits localizados en los lóbulos frontales destacan:1) dificultades para
iniciar, interrumpir y/o reiniciar la conducta; 2) problemas en la focalización, el mantenimiento y
la alternancia de la atención; 3) desinhibición y dificultad para resistirse a las interferencias; 4)
inflexibilidad para generar hipótesis alternativas ante los problemas; 5) déficit en el
establecimiento y el mantenimiento de planes de acción orientados a metas; 6) falta de
regulación de la conducta basada en los feedbacks; 7) dificultades en la abstracción y la
categorización de conceptos; 8) disminución en la producción fluida del lenguaje; 9) dificultades
en la recuperación guiada de la información almacenada; y, 10) alteraciones en el razonamiento
social. 3
Estas alteraciones pueden explicar algunas de las dificultades que presentan los consumidores
de drogas a la hora de asimilar algunos de los componentes de los procesos de intervención y
tratamiento que tienen una importante carga cognitiva – educativa. 4

La mayor parte de los abordajes psicoterapéuticos requieren la integridad de los sistemas de


aprendizaje. El deterioro cognitivo interfiere de forma importante en este y en la capacidad de
implementación de la nueva información, por ello, se relaciona con peores resultados del
tratamiento a corto, medio y largo plazo.5,6
El interés por los procesos cerebrales implicados en las adicciones está provocando un cambio
desde el paradigma previo, que considera la adicción como un trastorno mental crónico y
recidivante, hacia un nuevo paradigma que comprende la adicción como una alteración cerebral
en gran medida reversible y altamente sensible a intervenciones terapéuticas como la
rehabilitación cognitiva.5
Sin embargo, la adicción como proceso no puede reducirse a sus bases neurológicas. Éstas
resultan ser condiciones necesarias, pero no suficientes, para explicar lo que es un proceso
interactivo complejo que implica la participación de múltiples niveles: intrapersonal e
interpersonal, factores genéticos y ambientales, disposiciones previas y efectos posexposición.
Gran parte de la psicopatología asociada a la adicción puede explicarse a partir de elementos
ambientales, siendo uno de los más importantes el estrés psicosocial. 7
Por lo que se refiere a las conductas adictivas los estudios neuropsicológicos más recientes se
centran en dos aspectos. Por un lado, se ha intentado encontrar el sustrato neurobiológico de los
trastornos adictivos. Se trata de estudios basados en modelos experimentales de laboratorio y
en técnicas de neuroimagen funcional, que han descrito el denominado “Sistema de Recompensa
Cerebral” ligado al sistema dopaminérgico. Por otro lado, se ha estudiado el tipo concreto de
habilidades cognitivas preservadas y afectadas en sujetos adictos. Estos últimos estudios
intentan establecer un perfil neurocognitivo de las conductas adictivas.
La evaluación de las funciones ejecutivas es compleja, posiblemente por la escasa operatividad
de la descripción de este constructo, así como por la estructura de los test empleados. Esta
situación ha motivado que diferentes investigadores consideren que la forma más práctica y
operativa para evaluar las funciones ejecutivas, es tratar de analizar de forma separada los
procesos implicados en el funcionamiento ejecutivo.
El término de Funciones Ejecutivas no se refiere a un proceso cognitivo unitario sino a un
constructo psicológico que incluye un conjunto de habilidades que controlan y regulan otras
habilidades y conductas. Por tratarse de una función compleja, el trabajo de cada una de sus
operaciones dependerá de factores múltiples, tales como la naturaleza de la tarea cognoscitiva,
el entrenamiento académico, la ocupación, las destrezas automatizadas, las demandas de otras
tareas simultáneas o secuenciales y la guía cognoscitiva principal de la tarea. 8

A pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI, en la era de la Medicina Basada en la Evidencia o


Pruebas (MBE), la psicología clínica continúa siendo negligente en cuanto a utilización de
pruebas de evaluación complementarias. Como norma, los psicólogos y psiquiatras clínicos
realizamos el diagnóstico sin ayudamos de pruebas complementarias, ya sean psicométricas, de
laboratorio, o de neuroimagen, incluso aunque se trate de los trastornos mentales más graves.
Es más, la evaluación de la eficacia y de la tolerabilidad de nuestros tratamientos la realizamos
con ese instrumento subjetivo que tanto nos gusta: el “ojímetro”, y así aumentamos,
disminuimos, o sustituimos tratamientos sin ningún dato riguroso o reproducible.9

Sin embargo, en el contexto sanitario actual, donde los sistemas de cuidados eficientes buscan
la mejoría en la atención a las necesidades específicas de los pacientes, resulta imprescindible
conocer rigurosa y exactamente la naturaleza de los problemas que presentan los pacientes y su
gravedad.10

En nuestra práctica clínica observamos que la adicción al alcohol, continúa siendo la causa
número uno de ingreso tanto en mujeres como en hombres para tratamiento y debido a los
pocos estudios cubanos existentes que muestre un perfil neuropsicológico de las conductas
adictivas, para luego establecer líneas de trabajo más adecuadas, es que surge esta
investigación.
SUJETOS Y MÉTODOS

Las drogodependencias constituyen un problema de salud de alta complejidad. Su alta


prevalencia, el impacto en la vida de las personas y las nocivas consecuencias sociales la
convierten en uno de los mayores problemas sanitarios de la actualidad. 1
El abuso y la adicción a diversas drogas está siendo objeto de estudio en la ámbito de la
neuropsicología ya que su consumo se ha asociado al deterioro de diversas funciones
neuropsicológicas teniendo especial consecuencias en las funciones ejecutivas, consideradas
como mecanismos o procesos cognitivos de orden superior que se refieren a un módulo o
módulos cognitivos que implican aspectos como la inhibición, la memoria de trabajo o la toma de
decisiones, es decir, una serie de estrategias encaminadas a preparar una respuesta ante una
situación novedosa. Correlacionado a su vez con otras alteraciones estructurales y funcionales. 2
Los primeros estudios sobre las alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales asociada de
las drogas de abuso se iniciaron a mediados de los años 80. Estos trabajos apuntaban a la
existencia de ciertos déficits considerados crónicos y secundarios al rendimiento cognitivo en
adictos.
Entre el conjunto de déficits localizados en los lóbulos frontales destacan:1) dificultades para
iniciar, interrumpir y/o reiniciar la conducta; 2) problemas en la focalización, el mantenimiento y
la alternancia de la atención; 3) desinhibición y dificultad para resistirse a las interferencias; 4)
inflexibilidad para generar hipótesis alternativas ante los problemas; 5) déficit en el
establecimiento y el mantenimiento de planes de acción orientados a metas; 6) falta de
regulación de la conducta basada en los feedbacks; 7) dificultades en la abstracción y la
categorización de conceptos; 8) disminución en la producción fluida del lenguaje; 9) dificultades
en la recuperación guiada de la información almacenada; y, 10) alteraciones en el razonamiento
social. 3
Estas alteraciones pueden explicar algunas de las dificultades que presentan los consumidores
de drogas a la hora de asimilar algunos de los componentes de los procesos de intervención y
tratamiento que tienen una importante carga cognitiva – educativa. 4

La mayor parte de los abordajes psicoterapéuticos requieren la integridad de los sistemas de


aprendizaje. El deterioro cognitivo interfiere de forma importante en este y en la capacidad de
implementación de la nueva información, por ello, se relaciona con peores resultados del
tratamiento a corto, medio y largo plazo.5,6
El interés por los procesos cerebrales implicados en las adicciones está provocando un cambio
desde el paradigma previo, que considera la adicción como un trastorno mental crónico y
recidivante, hacia un nuevo paradigma que comprende la adicción como una alteración cerebral
en gran medida reversible y altamente sensible a intervenciones terapéuticas como la
rehabilitación cognitiva.5
Sin embargo, la adicción como proceso no puede reducirse a sus bases neurológicas. Éstas
resultan ser condiciones necesarias, pero no suficientes, para explicar lo que es un proceso
interactivo complejo que implica la participación de múltiples niveles: intrapersonal e
interpersonal, factores genéticos y ambientales, disposiciones previas y efectos posexposición.
Gran parte de la psicopatología asociada a la adicción puede explicarse a partir de elementos
ambientales, siendo uno de los más importantes el estrés psicosocial. 7
Por lo que se refiere a las conductas adictivas los estudios neuropsicológicos más recientes se
centran en dos aspectos. Por un lado, se ha intentado encontrar el sustrato neurobiológico de los
trastornos adictivos. Se trata de estudios basados en modelos experimentales de laboratorio y
en técnicas de neuroimagen funcional, que han descrito el denominado “Sistema de Recompensa
Cerebral” ligado al sistema dopaminérgico. Por otro lado, se ha estudiado el tipo concreto de
habilidades cognitivas preservadas y afectadas en sujetos adictos. Estos últimos estudios
intentan establecer un perfil neurocognitivo de las conductas adictivas.
La evaluación de las funciones ejecutivas es compleja, posiblemente por la escasa operatividad
de la descripción de este constructo, así como por la estructura de los test empleados. Esta
situación ha motivado que diferentes investigadores consideren que la forma más práctica y
operativa para evaluar las funciones ejecutivas, es tratar de analizar de forma separada los
procesos implicados en el funcionamiento ejecutivo.
El término de Funciones Ejecutivas no se refiere a un proceso cognitivo unitario sino a un
constructo psicológico que incluye un conjunto de habilidades que controlan y regulan otras
habilidades y conductas. Por tratarse de una función compleja, el trabajo de cada una de sus
operaciones dependerá de factores múltiples, tales como la naturaleza de la tarea cognoscitiva,
el entrenamiento académico, la ocupación, las destrezas automatizadas, las demandas de otras
tareas simultáneas o secuenciales y la guía cognoscitiva principal de la tarea. 8

A pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI, en la era de la Medicina Basada en la Evidencia o


Pruebas (MBE), la psicología clínica continúa siendo negligente en cuanto a utilización de
pruebas de evaluación complementarias. Como norma, los psicólogos y psiquiatras clínicos
realizamos el diagnóstico sin ayudamos de pruebas complementarias, ya sean psicométricas, de
laboratorio, o de neuroimagen, incluso aunque se trate de los trastornos mentales más graves.
Es más, la evaluación de la eficacia y de la tolerabilidad de nuestros tratamientos la realizamos
con ese instrumento subjetivo que tanto nos gusta: el “ojímetro”, y así aumentamos,
disminuimos, o sustituimos tratamientos sin ningún dato riguroso o reproducible.9

Sin embargo, en el contexto sanitario actual, donde los sistemas de cuidados eficientes buscan
la mejoría en la atención a las necesidades específicas de los pacientes, resulta imprescindible
conocer rigurosa y exactamente la naturaleza de los problemas que presentan los pacientes y su
gravedad.10

En nuestra práctica clínica observamos que la adicción al alcohol, continúa siendo la causa
número uno de ingreso tanto en mujeres como en hombres para tratamiento y debido a los
pocos estudios cubanos existentes que muestre un perfil neuropsicológico de las conductas
adictivas, para luego establecer líneas de trabajo más adecuadas, es que surge esta
investigación.

RESULTADOS

Grupo de pacientes: La edad promedio de la muestra fue de 45.47±7.9 años. Compuesto por 13
mujeres y 4 hombres. Predominaba en los pacientes una escolaridad en el rango de 9 a 17 años
de estudio, con una media de 12.0 años, que corresponde con los estudios pre universitarios.
Del total de pacientes estudiados, todos tenían diagnóstico de Dependencia Alcohólica, según los
criterios del DSM-IV.

Grupo control: Los casos controles tenían una edad promedio de 45.47±7.9 años de edad. No se
encontraron diferencias significativas con el grupo de pacientes (ver tabla 1). Compuesta
igualmente por 13 mujeres y 4 hombres y con el mismo nivel de escolaridad, por lo que decimos
que ambos grupos están perfectamente pareados en edad, sexo y escolaridad.
Tabla 1. Características sociodemográficas de pacientes y controles

Pacientes Controles
media DS Media DS U p
Edad 45.47 7.9 45.47 7.9 144.5 0.999
Años de educación 12.00 2.73 12.00 2.73 144.5 0.999
Sexo (% mujeres) 13(76.4%) 13(76.4%) Λ2=0.001 0.999

En cuanto a las características clínicas mentales del grupo de pacientes con dependencia
alcohólica, se encontró en los ítems seleccionados de la sesión 11 del SCAN los siguientes
resultados:
La edad al inicio de la ingestión de bebidas alcohólicas varió de los 14 a los 35 años con una
edad media de 23.0 años, y un 71,4% se encuentran en el rango de más de 16 años de
consumo. El resto del porcentaje entre 6 y 10 años. Los años de consumo varían desde los 5 a
los 30 años con una media de 20.8 años.
El 53,0% (9/17) de los pacientes tenían necesidad subjetiva de consumir alcohol, mostrando
indicadores de irritabilidad, intranquilidad, cambios del humor, así como preocupación por esta
situación. El 70,6% presentaron signos ligeros de incapacidad para mantener la abstención del
consumo de alcohol, ya que habían utilizados diversos métodos con éxito durante un mes o
más.
El 64.7% de los alcohólicos mostraron signos marcados de alteraciones en la capacidad detener
el consumo una vez iniciado. Todos los pacientes refirieron niveles de tolerancia alto y el 94.1%
mantenían el consumo de alcohol a pesar del daño físico y mental. Como se puede apreciar es
un grupo de pacientes con graves problemas con la dependencia al alcohol.

En nuestra investigación para determinar el grado de severidad de daño cognitivo en ambos


grupos de trabajo, se realizó la prueba Mini Mental (MMSE) y se observó que no existía un déficit
cognitivo severo que impidiera la aplicación de las pruebas neuropsicológicas. Sin embargo, el
grupo control mostró mejor rendimiento para la prueba que el grupo de pacientes (U de Mann-
Whitney = 28.5, p= 0.001).

Existen estudios sobre los efectos neuropsicológicos deficitarios de las drogas sobre el cerebro,
pero la aparición de los test neuropsicológicos destinados a evaluar específicamente el
rendimiento frontal es todavía aún más reciente. Se realizó un análisis de los resultados primero
por instrumentos aplicados y después por dimensiones evaluadas.
En la prueba de screening de funciones ejecutivas Batería de Evaluación Frontal (FAB), se
obtuvieron diferencias significativas entre los grupos, alcohólicos y controles (U de Mann-
Whitney = 8.5 p= 0.0003). Demostrando así que los alcohólicos presentan dificultades en la
secuenciación.
El 47.06% de los alcohólicos alcanza desempeños correspondientes en la FAB de Demencia
frontosubcortical con puntajes inferiores a 13, lo cual se traduce en dificultades en las
capacidades ejecutivas. El 47.06 % muestra un déficit frontosubcortical, con puntajes inferiores
a 16, lo cual se traduce en una disminución en las capacidades ejecutivas y solamente un
paciente tuvo puntaje normal en la prueba.
En cuanto a la ejecución de los grupos por ítems de la FAB, se encontró que en similitudes el
35,29 % de los alcohólicos reciben un puntaje de 2, indicando una disminución de la capacidad
de abstracción del pensamiento y el 17,64 % obtuvo un puntaje de 0.El grupo control se
comportó de diferente manera, el 82,4 % refirió respuestas pertenecientes a una capacidad de
abstracción del pensamiento.
El 42,85 % de los alcohólicos, generaron de seis a nueve palabras en un minuto en el ítem de
fluidez en el léxico. El 14,28 % no reciben puntaje, pues logran generar menos de tres palabras.
En el ítem de programación motora el 57,14 % de los pacientes, reciben puntaje de 2,
realizando la ejecución de tres series consecutivas correctamente. Esto indica una disminución
de programación de una secuencia motora. El 88,23 % del grupo control alcanza un puntaje
completo (3). Los sujetos no presentaron dificultad alguna en la imitación de las series puño-
borde-palma y lograron ejecutar la misma seis veces consecutivas.
El ítem de resistencia a la interferencia los alcohólicos recibieron un puntaje de 2, indicando
disminución para seguir instrucciones conflictivas. Solo un paciente obtuvo el máximo puntaje,
representando el 14,2 %. En el ítem de go no go, el 42.8 % de los alcohólicos reciben un
puntaje de 2, indicando dificultades para inhibir respuestas automáticas (control de los
impulsos). Se observó que la mayor parte de los sujetos pudo ejecutar la imitación, pero
encontraron difícil inhibir la tendencia a imitar los golpes del evaluador durante la serie. El 88,23
% de los casos controles alcanza un puntaje completo en la serie motora go no go.
La totalidad de los alcohólicos no presentan dificultades en el ítem de Conducta de Prehensión y
el grupo control se comportó de igual manera. Lo cual indica la ausencia del reflejo primitivo de
prehensión (tomar las manos del evaluador).
El indicador categorización fue analizado a partir del primer ítem del Test Batería de Evaluación
Frontal, se obtuvieron diferencias significativas entre los grupos, alcohólicos y controles. (U de
Mann-Whitney = 39.0, p= 0.0002), demostrando que los alcohólicos presentan dificultades para
generar conceptos pertenecientes a una misma categoría semántica.
Se observó que, con frecuencia, las respuestas dadas a este ítem consistían en similitudes
concretas entre los objetos presentados y especialmente frente a los objetos mesa-silla, donde
se observó la tendencia a responder; la silla es para sentarse y la mesa para comer o escribir,
que obedece a diferencias de conceptos y no similitudes.

Para el análisis de la Fluidez verbal en los grupos, se utilizó la prueba Fluidez Verbal Fonológica y
Semántica (FAS). Se encontraron diferencias significativas tanto en la fluidez verbal fonológica
como en la fluidez verbal semántica. Se obtuvo que los sujetos alcohólicos presentaron mayor
dificultad que los controles en la ejecución de tipo fonológica (U de Mann-Whitney = 29.0, p=
0.001), así como en la fluidez verbal semántica los alcohólicos tuvieron mayor dificultad para la
realización de la prueba (U de Mann-Whitney = 37.0 p= 0.002).

Se constató a partir de los problemas de Luria tomados del Diagnóstico Neuropsicológico de


Adultos, que los pacientes alcohólicos presentan pobre flexibilidad mental y planeación de
estrategias, no así los controles, encontrando diferencias significativas entre los grupos. (U de
Mann-Whitney = 0.01, p= 0.001).
Se manifiesta en el grupo de estudio una alta perseverancia en las respuestas, aunque fueran
incorrectas, afloraron conductas rígidas ante la necesidad de implementación de estrategias para
alcanzar la solución de los mismos. Necesitaron ayuda en el primer problema matemático, para
continuar con los siguientes. Lo que implica dificultades en la regulación de la conducta, o sea
dificultades a la hora de cambiar el curso del pensamiento de acuerdo a las demandas de la
acción y ante las respuestas incorrectas.
Para el análisis de la ejecución de los sujetos en el Test de Trazos (TMT), fue tomado el puntaje
bruto (tiempo en segundos) de la parte B. La comparación en el rendimiento de la prueba en
ambos grupos mostró que los pacientes tenían peor ejecución la prueba (U de Mann-Whitney =
13.0, p= 0.003), lo cual indica en que existen dificultades en la memoria operativa en los
alcohólicos.
Se observó una conducta de fracaso en el ejercicio de trazos, es decir no terminaron la tarea.
Otros alcohólicos fueron lentos en la realización del test, utilizando casi todo el tiempo de
ejecución del ejercicio. Los casos controles tuvieron mejor tiempo de ejecución y todos lograron
culminar la tarea de manera adecuada.
En el Test de Símbolos y Dígitos, los pacientes alcohólicos estuvieron por debajo de la norma y
se diferenciaron en la ejecución del grupo control (U de Mann-Whitney = 61.3, p= 0.004).
Constatando que existen dificultades en cuanto al control atencional y la velocidad de
procesamiento.
Comparando cualitativamente la ejecución de ambos grupos, observamos que los alcohólicos
miraban la clave con mayor frecuencia y demoraron más en aprenderla, no así en los casos
controles que mostraron mayor control y atención respecto a la actividad; aprendiendo la clave
con mayor rapidez. Tuvieron errores en la sustitución de símbolos por dígitos de manera escrita
y el grupo control no.
La incapacidad para seleccionar la información relevante y rechazar la irrelevante (inhibición), ha
sido también documentada utilizando tareas como el Stroop.

Tabla 2. Comparación de la ejecución del test de Stroop entre los grupos estudiados.

Pacientes Controles
Media DS Media DS U p
STROOP-P 88.17 15.64 98.47 7.71 89.50 0.054
STROOP-C 67.35 13.19 82.94 11.05 51.00 0.001
STROOP-PC 34.82 10.75 46.29 6.44 45.00 0.001
En la tabla 2 se observa los resultados de los pacientes en el test de Stroop, según la cantidad
de palabras leídas P,el número deelementos C, y según conflictivas PC. Al analizar la ejecución
por baremos de la prueba, encontramos que ni los alcohólicos, ni los casos controles
presentaban dificultad en la velocidad de lectura. En cuanto al número de elementos de color,
los dos grupos se encontraban acorde a la norma, las diferencias significativas están dadas en
cuanto al rendimiento, ya que los casos controles rindieron mejor. En la página de conflictivas,
los alcohólicos estuvieron según baremos: limítrofes, obteniendo puntajes entre menos una y
menos dos desviaciones estándar, pero todavía no se encuentran en una ejecución patológica.
Por lo que estos resultados nos indican que los alcohólicos no presentan dificultad significativa
en el control-inhibición cognitivo.
En el análisis por dimensiones (Ver tabla 3), constatamos que los sujetos alcohólicos (grupo 1)
presentaron en la dimensión o subproceso de las funciones ejecutivas: Secuenciación-planeación
alteración. Esta alteración se caracterizó por una dificultad en la categorización, para generar
conceptos pertenecientes a una misma categoría semántica, lo cual indica alteración de la
capacidad de abstracción del pensamiento, la capacidad de secuenciar actos motores, donde se
observa en la programación motora dificultades en la imitación de gestos, así como dificultades
en el control de la imitación del evaluador ante la serie go-no-go, caracterizado por la torpeza y
lentitud con que una parte de los sujetos ejecutó la actividad. Demostraron pobre fluidez verbal,
flexibilidad mental y planeación.
La alteración en la secuenciación-planeación se hizo evidente tanto cuantitativa como
cualitativamente y no respondió a factores como el nivel educacional y las habilidades
académicas, ya que parte de los sujetos evaluados que presentaron alteración en esta dimensión
tienen un nivel de estudio preuniversitarios. Por tanto, esta alteración en la secuenciación-
planeación que caracterizó a los sujetos alcohólicos responde a un déficit cognitivo,
específicamente a una disfunción ejecutiva atribuible a la enfermedad.

En los casos controles (grupo 2) la dimensión secuenciación-planeación no presentó alteración


en ninguno de los indicadores evaluados. Estos sujetos mostraron una correcta categorización,
buena capacidad de abstracción del pensamiento, capacidad para transferir soluciones a
situaciones análogas, con mayor flexibilidad mental y destreza para secuenciar movimientos de
actos motores.

Este análisis permite plantear que los sujetos alcohólicos presentaron dificultad para formularse
metas, anticipar y secuenciar las operaciones mentales necesarias para resolver una tarea
novedosa y aplicar la estrategia elegida.
Al observar y analizar la dimensión Mantenimiento y manipulación de la información,
constatamos que el grupo 1 presentó dificultad para mantener y manipular la información. Los
indicadores a través de los cuales se hizo evidente esta disejecutividad fueron: el déficit en la
memoria de trabajo, en el control atencional y en la velocidad de procesamiento. Lo cual es
necesario para guiar nuestra conducta hacia un fin.
Los sujetos del grupo 2 presentaron una buena memoria de trabajo, un control atencional
estable y una velocidad de procesamiento mayor, por lo que tuvieron conservada la dimensión
ejecutiva responsable del mantenimiento del curso cognitivo, retención y manipulación de la
información.
La dimensión Monitoreo y retroalimentación, no se encontró afectada en los alcohólicos según el
indicador de disejecutividad evaluado: falta de inhibición. Aunque los sujetos del grupo control
mostraron mejor ejecución y capacidad para inhibir respuestas erróneas.
Tabla 3. Dimensiones caracterizadas entre los dos grupos.

Dimensión Indicadores de Pacientes Controles Mann p


Whitney
disejecutividad Media DS Media DS U Z
Categorización 1,52 1.00 2.82 0.39 39.00 3.61 0.0002
Fluidez verbal 10.41 2.59 13.94 1.14 29.00 3.96 0.00007
fonológica
Fluidez verbal 14.64 3.14 18.52 1.17 37.00 3.68 0.00022
semántica
Secuenciación y
Flexibilidad mental 2.29 2.22 8.41 1.83 7.00 4.71 0.00002
planificación
Dificultad en 12.76 2.88 17.35 0.78 8.5 4.66 0.000003
Secuenciación
Déficit en memoria 246.94 72.01 103.11 35.09 13.00 4.51 0.000006
operativa
Mantenimiento y Control atencional 33.00 11.18 43.52 8.48 61.5 2.84 0.004489
manipulación y Velocidad de
procesamiento
P 88.17 15.64 98.47 7.71 89.5 1.87 0.0604
C 67.35 13.19 82.94 11.05 51.0 3.20 0.0013
Monitoreo y Falta de PC 34.82 10.75 46.29 6.44 45.0 3.40 0.0006
retroalimenta- inhibición
ción

Las diferencias significativas (p<0.05) están resaltadas en negrita.

DS: Desviación estándar

En nuestra investigación se encontraron correlaciones no paramétricas entre: los indicadores de


disejecutividad en las dimensiones de las funciones ejecutivas y las características clínicas
mentales relacionadas con el consumo crónico del alcohol. A continuación, se muestran en la
tabla 4.

Tabla 4. Cuadro resumen de correlaciones encontradas

Funciones Ejecutivas Edad de Inicio Años de Consumo


Indicadores Spearman - Rho p-level Spearman - Rho p-level
FV Fonológica 0.812 0.016 -0.864 0.011
Flexibilidad Mental y
0.809 0.027 -0.764 0.045
Planeación
Control Atencional y
Velocidad de
Procesamiento -0,486 0,047
0,312 0,222

Correlaciones estadísticamente significativas (p<.05000) marcadas en negrita


Podemos observar, la existencia de correlaciones positivas entre edad de inicio de consumo y
fluidez verbal fonológica y flexibilidad mental y planeación. Es decir:

 A medida que los pacientes comenzaban a consumir alcohol a edades más temprana se
encuentra mayor frecuencia de dificultad en la fluidez verbal fonológica.
 A medida que los pacientes comenzaban a consumir alcohol a edades más temprana se
encuentra mayor frecuencia de dificultad en la flexibilidad mental y planeación.

Por otra parte, se encontraron correlaciones negativas entre la fluidez verbal, flexibilidad mental
y planeación y control atencional y velocidad de procesamiento con años de consumo.

 A menor puntaje en la fluidez verbal fonológica, mayor los años de consumo crónico de
alcohol.
 A menor puntaje en la flexibilidad mental y planeación, mayor los años de consumo
crónico del alcohol.

A menor puntaje control atencional y velocidad de procesamiento, mayor los años de consumo
de alcohol.

DISCUSIÓN

El estudio de los déficits cognitivos en el alcoholismo ha ocupado un lugar importante en la


investigación impulsados por los avances de la neuropsicología clínica y la psicología cognitiva, y
reforzado por los progresos en las técnicas de imagen cerebral. Nuestros resultados son
consistentes con los encontrados en otros estudios donde la población femenina más frecuente
estaba en el grupo de edad entre los 35 y 50 años de edad.14 Se encontró un promedio de hasta
5 características clínicas de consumo presentes de manera severa. Acorde con esto, otros
investigadores exponen que las personas con adicción a drogas, continúan consumiendo las
sustancias a pesar de tener conciencia de los problemas que parecen causados por su consumo,
y, además, presentan un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el
consumo. Estas características clínicas señalan, desde el punto de vista neuropsicológico,
posibles alteraciones de los mecanismos reguladores.15
En la muestra de sujetos alcohólicos evaluados, las dimensiones conceptualizadas presentaron
alteraciones, pero no en todos sus indicadores. Dentro de estas dimensiones ejecutivas aún
quedan habilidades conservadas. Estos sujetos mostraron alteración en la planeación-
secuenciación, en el mantenimiento y manipulación de la información y déficit frontosubcortical o
sea una disminución en las capacidades ejecutivas. Resultado coherente con de diversos
autores, los cuales sostienen que la neurotoxicidad del alcohol afecta a estructuras cortico-
subcorticales, afectando más a la sustancia blanca subcortical que a la gris cortical. 13
Presentaron dificultad en el indicador fluidez verbal semántica y fluidez verbal fonológica, dato
que se ha reportado en investigaciones como una disminución en la capacidad de generación de
palabras. 16Algunos autores comentan al respecto del Test de Fluidez Verbal que es considerado
una prueba de producción verbal controlada y programada, sensible a las alteraciones en el
funcionamiento de las áreas pre-frontales izquierdas. 15
Según investigaciones el déficit relacionado con los lóbulos frontales puede estar asociado a un
déficit de activación en el lenguaje y se asocian con daño frontal medial (cíngulo anterior y área
motora suplementaria).17,18
En cuanto a secuenciación de actos motores se observó que el grupo de estudio fracasó en la
imitación, presentaron dificultad en aprender el orden de los gestos que componen la muestra y
una tendencia a alterar alguno de estos gestos. Lipton et al., 19 describen que el mejor ítem que
discrimina pacientes con dificultad frontotemporal a pacientes con otras enfermedades por
ejemplo demencias; en las cuales tiene desempeños muy inferiores, es el de programación
motora. Así como en las tareas go no go hubo pobre control de la imitación al evaluador ante la
serie. Este patrón de respuesta, ha sido descrito en pacientes con lesiones frontales, en especial
en el área ventral de los lóbulos frontales. 20
Nuestros resultados son consistentes con otros estudios realizados, los cuales plantean que los
alcohólicos presentan dificultad en la abstracción del pensamiento, para reducir los componentes
fundamentales de información de un fenómeno y para conservar sus rasgos más relevantes con
el objetivo de formar categorías o conceptos. 21Solo tres pacientes respondieron muebles,
existiendo seria alteración en este indicador y las respuestas frecuentes respondían a diferencia
de conceptos y no de similitudes. Dubois et al., 16 reportan este tipo de respuestas como
características de pacientes con disfunción frontal, dada una dificultad de razonamiento
abstracto. Los alcohólicos presentaron dificultades para mantener una conducta flexible y
creativa, con una evidente falta de flexibilidad cognitiva. Diversas son las investigaciones
existentes, en las cuales se encuentran resultados similares a los nuestros.22
En la dimensión mantenimiento y manipulación de la información, se encontraron alteraciones
en el indicador memoria operativa. En la literatura se plantea que el déficit en el Test de Trazos,
parece reflejar una disrupción de las funciones corticales superiores que incluyen aquellas
sensibles al daño en el lóbulo frontal. 23Aunque la investigación parece apuntar a una afectación
de la memoria causada por el abuso prolongado del alcohol, continúa sin tener unanimidad al
respecto. Perece no obstante que las deficiencias se centran en la memoria declarativa y no en
la memoria procedimental. Asimismo, dentro de la memoria declarativa parece ser la memoria
de trabajo la más afectada. 16
De acuerdo con Lorea, Fernández, Tirapu, Landa,22 los adictos suelen presentar variaciones en la
velocidad de procesamiento de la información con respecto a los controles cuando se utilizan
tareas manipulativas sencillas que valoran exclusivamente velocidad psicomotora.
Se mantuvo el indicador falta de inhibición de la dimensión Monitoreo y retroalimentación sin
alteraciones, la diferencia estuvo dado en cuanto a la calidad de ejecución. Nuestros resultados
se contraponen a disímiles estudios neuropsicológicos realizados en sujetos alcohólicos, donde
se incluye la prueba Test de colores y palabras de Stroop igualmente, en los cuales los
resultados obtenidos son significativos y plantean que existe un déficit en las capacidades para
inhibir respuestas automáticas. 8,24
De manera general existen diversos perfiles de disfunción que dependerá de muchos factores.
Los hallazgos anteriores son consistentes con lo reportado por los que estudian la afectación
frontal de los alcohólicos y en otros casos no. Investigadores del tema concluyen que el déficit es
especialmente marcado en la capacidad para ejecutar tareas psicomotoras complejas y en la
capacidad para resolver problemas y manipular conceptos abstractos. Quesada et al.,25 plantean
que los alcohólicos presentan elementos de disfunción cortical y por lo tanto tienen alteraciones
de la memoria de trabajo, de la atención y de la función ejecutiva.
Sin embargo, entre algunos autores, existe un mayor grado de acuerdo en torno a que en la
adicción se observa una afectación de funciones, implicadas en la resolución de situaciones que
incluyen aspectos como la planificación, la abstracción, la flexibilidad mental, la generación de
conceptos, los ensayos mentales, el reconocimiento del logro y la inhibición de respuestas
irrelevantes. 19
La relación entre características clínicas y disfunción ejecutiva se encuentra presente a partir de
datos clínicos como tiempo de evolución de enfermedad, donde no influye el nivel escolar de los
sujetos. Este resultado avala los postulados de investigadores como Pineda el cual plantea que
no existe relación entre rigidez cognoscitiva o poca flexibilidad cognitiva y el nivel de
inteligencia, tampoco se observa una relación con las habilidades académicas.26
Estos déficits han sido relacionados con afectaciones predominantemente del lóbulo frontal y del
hemisferio derecho, 27 aunque otros autores plantean un sustrato histopatológico difuso y que
presentan relación directa con el tiempo y el nivel de consumo, y tiene inicialmente posibilidades
de reversibilidad con la abstinencia y el tratamiento adecuado. 28
A partir de los resultados encontrados en la caracterización de las funciones ejecutivas, teniendo
en cuenta las dimensiones e indicadores de disejecutividad encontradas y con previa información
necesaria acerca del grupo de estudio, nos propusimos elaborar una Propuesta de Rehabilitación
Neuropsicológica.
Partiendo de la idea de que cada paciente tiene características específicas, es fundamental
recordar la importancia de la evaluación individualizada y la obligada flexibilidad de toda
intervención. Las tareas de intervención cognitiva no se deben convertir nunca en un problema,
ni para el paciente, ni para la familia. 29Es necesario adaptar el programa también a las
capacidades residuales, a la historia personal y estilo de vida de la persona.
Paradójicamente, los tratamientos de elección en las adicciones utilizan estrategias que
requieren de un adecuado funcionamiento de estas funciones cognitivas (por ejemplo, desarrollo
de estrategias de afrontamiento, entrenamiento en solución de problemas o búsqueda activa de
actividades alternativas e incompatibles con el consumo de sustancias. La adaptación temporal
de los contenidos del programa a la potencial recuperación de los déficits,15 que pudieran ser
compensados, restaurados y/o sustituidos de acuerdo con los mecanismos de rehabilitación a
través de las diferentes modalidades aplicables a estos daños,2 podrían ser de gran importancia
en la práctica clínica, en la comprensión del inicio y mantenimiento del abuso de sustancias, así
como para los pacientes.30

El objetivo de la propuesta está dirigido, bien sea a corto o largo plazo a la activación-
estimulación de habilidades cognitivas, para mejorar el estado funcional de los pacientes
alcohólicos.
En el caso de este grupo de estudio, se valoró la posibilidad de desarrollar estos mecanismos a
través de la Modalidad de Entrenamiento en Estrategias. La modalidad consiste en enseñar
estrategias cognitivas que sean aplicables en una amplia variedad de contextos a los pacientes
alcohólicos. Estas estrategias pueden ser de ayuda interna y/o estrategias de ayuda externa. Por
un período de 20 sesiones, con una frecuencia de dos días por semana durante una hora.

Estrategias de ayudas interna


Como estrategias de ayuda interna en la activación- estimulación cognitiva para mejorar el
funcionamiento de la memoria, que según Baddeley desde un punto de vista funcional, el
sistema ejecutivo central ejerce un rol esencial en el control, coordinación y supervisión de los
procesos cognitivos, así como para el control atencional y las estrategias para resolver
problemas, podemos mencionar:

Para mejorar el funcionamiento de la memoria y control atencional, se pudieran emplear: 31,32

 Las técnicas visuales y verbales


 Trabajo con dibujos de reloj
 Con memoramas, elaborando croquis, por ejemplo, de sus casas con ubicación de
accesos
 Ejecución simultánea de dos tareas (coordinación de tareas)
 Reconociendo objetos y agrupando cosas iguales o similares.

Partimos en la propuesta de funciones como la atención y la memoria de trabajo, ya que son


necesarias para el proceso de razonamiento, durante el cual se comparan posibles resultados, se
establecen ordenaciones de dichos resultados y se elaboran inferencias. De manera que si se
activan y estimulan estas funciones pudiera mejorar el razonamiento.

Las estrategias para resolver problemas33

 Como el ordenamiento de cifras,


 El acomodo de números en forma descendente, en pares o nones
 Errores autocorregidos
 Estimar y anticipar los posibles resultados
 Ejercicios de cálculo

Secuenciación

 El uso de role-playing para practicar secuencias de conducta alternativas al consumo


para facilitar su automatismo. Ayudarían a mejorar la toma de decisiones, explorando
los pros y contras del consumo de drogas, a reducir la probabilidad de recaída
desarrollando habilidades de rechazo de drogas, y a manejar el craving.
Estrategias de ayuda externa
En las estrategias de ayuda externa se trata de aprovechar objetos, circunstancias, situaciones y
actividades de la vida cotidiana, que movilicen sus capacidades cognitivas para mejor
rendimiento. Se pudieran incluir:

 El uso de objetos como agendas, reloj-alarmas, calendarios para facilitar el recuerdo del
sujeto.
 El uso de calculadoras para los problemas de cálculo.
 La música. A través del ejercicio del ritmo, un músico suizo desarrolló técnicas que
ayudaron a regular hábitos motores. Por medio de estos ejercicios del ritmo consiguió
potenciar nociones como velocidad, duración, simultaneidad y sucesión. Logró corregir
defectos. 30
 Actividades deportivas, culturales y sociales, utilizadas como reforzadores inmediatos y
alternativos al consumo de sustancias y no la preferencia desadaptativa, por
reforzadores asociados al consumo de sustancias.

Si las fases preliminares del tratamiento se programaran con un entrenamiento cognitivo


adecuado a los déficits cognitivos detectados, complementando con intervenciones psicológicas
de baja exigencia, es posible que las personas tratadas pudieran beneficiarse más adelante de
estrategias terapéuticas más exigentes, que requieren la integridad de los sistemas de
procesamiento y programación motora.

Se concluye que los sujetos del grupo de estudio se caracterizaron por un patrón de adicción
alcohólica moderado y grave. La dimensión Secuenciación y Mantenimiento y manipulación de la
información, se encontraron alteradas. Los indicadores de disejecutividad constatados fueron:
categorización, fluidez verbal, flexibilidad mental, falta de inhibición motor, memoria operativa,
control atencional y velocidad de procesamiento. Disfunción ejecutiva atribuible a la enfermedad.
El indicador de disejecutividad conservada fue el Control- Inhibición cognitivo. La relación entre
características clínicas y disfunción ejecutiva se encuentra presente a partir de datos clínicos
como tiempo de evolución de enfermedad, existiendo correlaciones entre ellas.

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Recibido: 02 de septiembre de 2016


Aceptado: 24 de diciembre de 2016

Yunisleidis Alonso Fuentes. Hospital General Docente “Enrique Cabrera”, servicio de Psiquiatría
Galigarcía. La Habana, Cuba. Dirección electrónica: yuniaf@infomed.sld.cu

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