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Sindrome Adenomegalico

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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

“FRANCISCO DE MIRANDA”
AREA CIENCIAS DE LA SALUD
PROGRAMA DE MEDICINA
PRACTICA MEDICA II

SÍNDROME
ADENOMEGÁLICO

DOCENTE: ALUMNO:

-Dra Ninoska Rujano -Br Yords Tarache


C.I 27.023.899
6TO SEMESTRE SECCION 4

Barinas, 03 de febrero de 2022


El sistema linfático es una red de ductos, tejidos y órganos, que trabajan en
conjunto, y contribuyen con muchos procesos necesarios para la vida, entre estos
está el transportar los excesos de líquido que se encuentran en los intersticios de
los tejidos, generalmente restos de plasma que se escapan de los capilares
sanguíneos, también colaboran con el transporte de grasas desde el intestino a la
sangre, y por supuesto una actividad muy importante que es contribuir con la
respuesta inmunitaria, los vasos linfáticos transportan la linfa, en donde se
encuentran todos los componentes antes mencionados, interrumpiendo el trayecto
de los vasos linfáticos se encuentran los ganglios linfáticos, Los ganglios linfáticos
filtran las sustancias que el líquido linfático transporta y contienen linfocitos
(glóbulos blancos) que ayudan a combatir infecciones y enfermedades, los
ganglios linfáticos son extremadamente importantes en las respuestas a los
patógenos, especialmente aquellos con los que un individuo no ha interactuado
previamente. Las proteínas del patógeno alcanzarán las células dendríticas en el
ganglio linfático, o se transportarán al mismo a través de células dendríticas
migratorias, y los fragmentos de proteína se "presentarán" a las células T. Las
continuas interacciones entre las células dendríticas y las células T aseguran que
pronto se encontrará una célula T que reconozca el fragmento de la proteína
patógena. Esta célula T, a continuación, se dividirá y coordinará la respuesta
inmunitaria contra el patógeno. Un punto muy importante es que algunas de las
hijas de las células T en división, viajarán a los folículos de células B y promoverán
la división y maduración de las células B, permitiendo así la producción de los
anticuerpos, esenciales para combatir muchas infecciones.

El sistema linfático tiene estructuras que se ramifican en todo el cuero, pero en


esta oportunidad hablaremos específicamente de las áreas de drenaje linfático de
cabeza y cuello, dicho drenaje linfático esta dado de la siguiente manera, existen
dos grandes grupos de ganglios, los superficiales y los profundos, los superficiales
se dividen en tres grupos principales, los del collar pericervical, los del collar
yugular externo, los del grupo yugular anterior, a su vez los profundos, tienen un
grupo yugular interno, un grupo espinal, grupos pre y para traqueales, y lo
prelaringeos y retrolaringeos.
Los ganglios del collar
pericervical, lleva este nombre
porque están justo en la unión
de la cabeza con el cuello, estos
ganglios drenan las estructuras
superficiales del cuello y
estructuras superficiales del
cráneo, en sentido
postero-anterior conseguimos
primero los ganglios occipitales,
estos drenan el cuero cabelludo y estructuras superficiales del cuello, más hacia
anterior conseguimos los retro auriculares, que drenan el cuero cabelludo, el
pabellón auricular, y el conducto auditivo externo, luego conseguimos los ganglios
parotídeos, que drenan el cuero cabelludo y estructuras de la cara como las
mejillas y los parpados, también drenan estructuras más profundas como la
carótida, más hacia adelante tenemos los ganglios submaxilares, que drenan
estructuras del cuero cabelludo, el parpado, la mejilla, la nariz y la lengua, los
ganglios bucales se encuentran alrededor de la boca, también reciben el nombre
de ganglios faciales, ellos drenan estructuras de la nariz y los labios, por ultimo
conseguimos los submentonianos, que ayudan a drenar la lengua y el labio
inferior, estos son todos los ganglios del collar pericervical.

Los ganglios del grupo


yugular externo, ubicados
acompañando a la vena yugular
externa, superficiales al
esternocleidomastoideo, estos
son los más superficiales de
todos, y por último en el grupo
de los superficiales tenemos el
grupo yugular anterior, que
sigue el recorrido de la vena yugular anterior.
En los ganglios cervicales profundos, tenemos los del grupo yugular interno,
estos ganglios se encuentran profundos al esternocleidomastoideo en
consonancia con la vena yugular interna, este grupo de ganglios tiene dos
ganglios que destacan, uno superior que se llama yugulodigastrico, que se
encuentra entre el musculo digástrico posterior y la vena yugular interna, este es
muy importante porque en muchas patologías neoplásicas que hagan metástasis
por vía linfática, utilizan
este ganglio para
diseminarse ya que
drena muchas
estructuras del cuello,
luego tenemos el ganglio
yugulomohioideo, se
encuentra entre el
musculo omohioideo y la
vena yugular interna.

Los ganglios del grupo espinal se encuentran a lo largo de todo el undécimo par
craneal, y por último los que están alrededor de la tráquea se denominan para
traqueales, y los que se encuentran anterior a la tráquea se denominan pre
traqueales, y los prelaringeos están por delante del cartílago tiroides. Una vez que
los ganglios superficiales del cuello drenaron en los profundos, estos drenan en
dos estructuras
importantes, la más
importante es el conducto
torácico que se encuentra
en el lado izquierdo del
cuello, generalmente este
desemboca en el ángulo
yugulo subclavio
izquierdo, por otra arte de
lado derecho, tenemos el
conducto linfático derecho, que drena la mitad del cuello, la mitad de la cabeza, el
hemitórax derecho y todo el miembro superior derecho.

¿Qué es una adenopatía?

Una adenopatía, también conocida como linfadenopatía, es una enfermedad en


los ganglios linfáticos. No obstante, normalmente se utiliza este término como un
sinónimo de una inflamación o un aumento del tamaño de los ganglios linfáticos.
Podemos describirla según su ubicación.

Adenopatía localizada: en función de su ubicación.


Adenopatía generalizada: un ejemplo podría ser la gripe, ya que se trata de
una infección generalizada en todo el cuerpo.
Adenopatía generalizada persistente: está presente en el cuerpo durante
mucho tiempo, aunque sin causa aparente.

Adenomegalia es el término que define al aumento anormal del tamaño de los


ganglios linfáticos (GL) y se acompaña de empeoramiento en su consistencia. Es
una manifestación clínica inespecífica de una enfermedad regional o generalizada,
aguda o crónica, benigna o maligna. Para su estudio es necesario definir hasta
donde es un hallazgo dentro o fuera de los límites normales y considerar su
crecimiento como una reacción normal y que ocurre en forma secundaria a
diversos estímulos inflamatorios. En la práctica diaria, algunos GL cervicales,
axilares o inguinales pueden ser palpables en un gran número de
individuos. Gerassimos y colaboradores informamos que el 56% de los pacientes
que examinan por otras causas, tienen GL cervicales palpables, por lo tanto, una
vez que el crecimiento ganglionar se considera anormal, el médico debe
determinar la causa exacta.

Pronóstico de la adenopatía

Las adenopatías están causadas por una amplia variedad de enfermedades y o


medicamentos. Cuando una persona es diagnosticada con adenopatía,
normalmente se genera con frecuencia cierto miedo a que ésta desemboque en
un proceso maligno. Se trata de algo posible, aunque estadísticamente es más
común que su origen sea bacteriano o viral, y normalmente se resuelven por sí
mismas o con un tratamiento antimicrobiano. Es el caso de las adenopatías
localizadas supraclaviculares, que en el 90% de los casos de mayores de 40 años
son malignas. Cuando la zona afectada es la derecha se asocia a cáncer de
mediastino, cáncer de pulmón o cáncer de esófago. En el caso del ganglio de
Virchow, hablamos de un ganglio que se asocia a metástasis de un primario
gastrointestinal. Es común también en tumores renales, de próstata, testiculares u
ováricos. En el caso de las adenopatías localizadas en la mandíbula o en la
yugular, suelen indicar la presencia de un tumor maligno de cabeza y/o cuello o de
linfoma.

Síntomas de la adenopatía

El sistema linfático es principalmente una red de ganglios linfáticos, vasos


sanguíneos y órganos ubicados en todo el cuerpo. Cabe destacar que muchos de
los ganglios linfáticos se encuentran ubicados en la cabeza y el cuello, por lo que
suelen ser las zonas más afectadas, aunque también cabe mencionar las axilas y
las ingles. Una inflamación de los ganglios linfáticos señala que alguna cosa no
funciona bien en el cuerpo. Algunos síntomas que el afectado puede sentir son los
siguientes:

Sensibilidad y dolor en los ganglios


Inflamación y aumento del tamaño de los ganglios
Dolor de garganta, fiebre, catarro y sensación de moqueo constante, así
como otros indicios de que existe una infección en las vías respiratorias.
Inflamación general de los ganglios en todo el cuerpo. Esto podría indicar la
presencia de una infección, como la mononucleosis o el VIH, o un trastorno
de tipo inmunitario como bien podrían ser la artritis reumatoide o el lupus.
Fiebre
Ganglios duros y fijos en su lugar. Su crecimiento es rápido y puede indicar
un tumor
Sensibilidad en la piel de la zona del ganglio linfático
Semiología

Las adenopatías son causa frecuente de consulta médica, tanto en niños como
en adultos. Según sus causas, tienen significados clínicos muy distintos, desde
cuadros benignos y autolimitados, hasta entidades graves y sistémicas con
poliadenopatías generalizadas de tipo tumoral, asociadas a fiebre, compromiso del
estado general y baja de peso.

La importancia y trascendencia de las adenopatías es diferente de un caso a


otro, lo que, en general, se relaciona con la edad del paciente; los hechos clínicos
asociados y el número, tamaño, consistencia y evolución de los ganglios
palpables. Si el paciente es mayor de 50 años, las adenopatías sólo son benignas
en un 40%, mientras que en los menores de 30 años lo son en un 80%. La
caracterización clínica debe considerar todos los aspectos útiles para un
diagnóstico adecuado.

En primer lugar, hay que hacer el diagnóstico diferencial con otras causas de
masas subcutáneas, lo que es especialmente importante a nivel cervical, donde
son frecuentes tanto las adenopatías como otros aumentos de volumen
localizados. Por lo general, se habla con propiedad de linfadenopatías frente a
crecimientos ganglionares de más de dos centímetros de diámetro:

Quistes de piel.
Masas congénitas: quiste branquial (lateral), conducto tirogloso persistente
(central).
Tumores benignos (ganglión, lipoma, neoplasias glómicas).
Tumores malignos (sarcomas de partes blandas).
Nódulos y masas derivadas de glándulas salivales y de tiroides.
Abordaje clínico

En la anamnesis es importante consignar los antecedentes familiares de cáncer


y los factores de riesgo, como son la exposición a ciertas condiciones
favorecedoras de infección (tabla 1), síntomas asociados y empleo de fármacos,
pues algunos de éstos pueden causar linfadenopatías generalizadas.

Caracterización de los linfonodos comprometidos

Las adenomegalias deben caracterizarse como cualquier otro hecho semiológico,


con énfasis en determinar si son:
Localizadas o generalizadas:

Las linfadenopatías localizadas (uno o dos grupos ganglionares) originan la


mayoría de las consultas por ganglios palpables, debidas, casi siempre, a
infecciones regionales del territorio de drenaje correspondiente.
Las linfadenopatías generalizadas (tres o más grupos ganglionares no
contiguos) se asocian frecuentemente con enfermedades no neoplásicas
como son la mononucleosis infecciosa, la infección por citomegalovirus, la
toxoplasmosis, la infección por VIH, el lupus eritematoso sistémico y otras
enfermedades del tejido conectivo.
Con menos frecuencia, las linfadenopatías generalizadas se ven en
leucemias (linfocítica aguda y crónica) y linfomas. Lamentablemente,
muchas de las causas de adenopatías pueden producir compromiso
localizado o generalizado, lo que limita el valor diagnóstico de este dato.
Inflamación local (linfadenitis): se asocia a dolor, eritema, calor local,
fluctuación de la masa.

Otras manifestaciones de enfermedad:

Evolución febril, asociación de anemia y compromiso del estado general.

Existencia de vísceromegalias (hepatomegalia, esplenomegalia) y tumores.

Antecedentes personales de exposición y riesgo de desarrollar


linfadenopatía

Gato: enfermedad por arañazo de gato y toxoplasmosis.


Ingesta de carne mal cocida: toxoplasmosis.
Contactos con enfermos tuberculosos: tuberculosis.
Transfusión de sangre o transplante reciente: infección por citomegalovirus.
Conducta sexual de riesgo: infección por el virus de inmunodeficiencia
humana, citomegalovirus, virus herpes simplex, hepatitis B o sífilis.
Drogas parenterales: infección por el virus de inmunodeficiencia, hepatitis
B; endocarditis infecciosa.
Picadura de garrapata: enfermedad de Lyme, tularemia
Contacto con liebres o conejos: tularemia
Hallazgos al examen físico

Los grupos ganglionares accesibles al examen físico son:

Cervicales: pre y retroauriculares, suboccipitales, yugulares, submandibulares,


submentonianos, cervicales anteriores y posteriores.
Supraclaviculares.
Axilares.
Epitrocleares.
Inguinales.

La evaluación semiológica de los crecimientos ganglionares propiamente tales se


realizan a través de su inspección y palpación directa. Se deben precisar los
siguientes puntos:

Tamaño y extensión, compromiso único o múltiple.


Extensión y existencia de conglomeración de ganglios.
Conformación: forma y superficie.
Consistencia: elástica (normal); reblandecida, fluctuante (disminución de
consistencia de tipo líquido); firme, indurada (aumento de consistencia);
calcárea (consistencia pétrea).
Carácter inflamatorio y presencia de dolor ganglionar
Adherencia a planos profundos, que dificulte su delimitación y movilidad.
Infiltración de piel y tejidos profundos que hacen que el ganglio no se pueda
movilizar (adenomegalia fija).
Características de la piel y tejidos vecinos circundantes (edema,
inflamación, lesiones).

El examen físico debe ser completo, con especial énfasis en vía aérea superior
(cavidad oral y faringe), hepato y esplenomegalia, mamas y piel. Se debe realizar
también una exploración detallada del sistema linfático superficial, buscando
linfangitis (inflamación del recorrido de un vaso linfático, que se aprecia como
eritema y edema lineales). Los estudios de rendimiento diagnóstico han mostrado
que los elementos semiológicos más útiles son el tamaño, la consistencia de la
linfadenopatía, la presencia de dolor, el grado de adhesión a otros planos o
estructuras y la presencia de cambios en la piel que recubre el ganglio.
Síndrome de la vena cava superior: diagnóstico y tratamiento

El síndrome de la vena cava superior es una entidad poco frecuente que se


caracteriza clínicamente por edema en pelerina, distensión de las venas del cuello
y facies abotagadas debido a la disminución del retorno venoso proveniente de la
cabeza, el cuello y los miembros superiores hacia la aurícula derecha del corazón,
a consecuencia de la obstrucción total o parcial de la vena cava superior.El
sistema de drenaje venoso central es un conjunto simple de venas que se
desarrolla embriológicamente en las primeras ocho semanas de gestación. Su
principal función es mantener en equilibrio el volumen sanguíneo procedente de la
circulación sistémica hacia las cavidades derechas del corazón.

La aurícula derecha recibe la sangre proveniente de la mitad inferior de la


economía a través de la vena cava inferior y de la vena cava superior, recibe la
sangre de las estructuras anatómicas superiores al diafragma. La vena cava
superior se forma por la unión de las venas braquiocefálicas (derecha e izquierda),
en el borde inferior del primer cartílago costal derecho. Su longitud aproximada es
de 7 cm hasta desembocar en la aurícula derecha, en el borde superior del tercer
cartílago costal derecho. La vena cava superior se encuentra a la derecha de la
porción superior del mediastino; en su cara lateral se relaciona con el nervio
frénico y en la cara medial con el tronco braquiocefálico arterial y la aorta
ascendente.

El sistema venoso torácico se forma a partir de una red de venas principales y


sus colaterales. Una de las principales es la vena ácigos, que desemboca en la
pared posterolateral derecha de la vena cava superior, inmediatamente después
de rodear al bronquio principal derecho y justo antes de la fusión de la vena cava
superior a la aurícula derecha. La función de la vena ácigos es drenar la sangre
proveniente de las venas intercostales derechas y la hemiácigos hacia la vena
cava superior. La gravedad del síndrome de la vena cava superior depende de la
evolución, grado y nivel de la obstrucción, así como de la cantidad de venas
colaterales implicadas. Estas últimas permiten aumentar su capacidad por
redistribución del flujo logrando disminuir la intensidad de los síntomas. El
deterioro neurológico por edema cerebral y de la vía aérea sobrevine cuando este
mecanismo compensador resulta insuficiente.

Cuadro clínico y diagnóstico


La valoración clínica minuciosa permite establecer el diagnóstico con bastante
precisión. Los exámenes de laboratorio y gabinete están orientados a detectar la
causa y clasificar el grado de obstrucción. Sospechar la existencia de un tumor
torácico maligno debe ser el punto de partida para iniciar el estudio del paciente
cuando el síndrome de la vena cava superior es la primera manifestación clínica.
De particular importancia es la investigación del hábito tabáquico y exposición
laboral a carcinógenos inhalados. La tríada clínica clásica incluye distensión de
venas yugulares externas, edema en pelerina y facies abotagada, que son datos
clínicos inequívocos de la existencia del síndrome de la vena cava superior en
cerca del 100% de los casos. Los exámenes paraclínicos de rutina orientan acerca
de alteraciones en las líneas celulares hematológicas. Los marcadores tumorales
y genéticos se solicitan como apoyo diagnóstico cuando se sospechan causas
específicas. Estos exámenes son la base para realizar otros procedimientos
necesarios como parte del protocolo. La radiografía de tórax es el estudio de
imagen inicial y es primordial para decidir el siguiente paso. La inyección de medio
de contraste para observar la vena cava (cavografía) es el patrón de referencia
para confirmar el grado y nivel de la obstrucción. A partir de los estudios de
tomografía con medio de contraste, la cavografía prácticamente no se realiza en la
actualidad; sin embargo, es indiscutible su utilidad práctica para valorar la
colocación de endoprótesis. La tomografía de tórax convencional con contraste o
multicorte es hoy día el estudio de elección y el más utilizado, porque además de
confirmar el diagnóstico, permite valorar el nivel y la gravedad de la obstrucción.

El patrón de venas colaterales por tomografía axial computada contrastada de


tórax es un referente importante para el diagnóstico de síndrome de la vena cava
superior con sensibilidad y especificidad de 96 y 92%, respectivamente. Otras
ventajas de la tomografía son determinar el sitio más seguro y adecuado para la
toma de biopsia, realizar el plan quirúrgico y el marcaje del área para radioterapia.
La resonancia magnética debe considerarse en pacientes alérgicos al medio de
contraste, enfermedad renal y en quienes tengan restricción a la exposición a
radiación ionizante. La principal utilidad de la resonancia magnética en el
mediastino es que permite discriminar de mejor manera las estructuras
anatómicas afectadas por el tumor. La confirmación de la estirpe histológica es
muy necesaria para el tratamiento definitivo del síndrome de la vena cava superior
de causa neoplásica. Se han descrito varias técnicas quirúrgicas para obtener una
biopsia y así agilizar el diagnóstico. La mediastinoscopia con toma de biopsia es el
estudio de elección porque permite el abordaje de estructuras paratraqueales; sin
embargo, la punción transbronquial guiada por ultrasonido es un procedimiento
seguro y efectivo para establecer el diagnóstico de síndrome de la vena cava
superior. Además, la punción de ganglios en mediastino permite estadificar al
cáncer pulmonar sin necesidad de realizar otros procedimientos invasivos, Deben
plantearse como diagnóstico diferencial otras patologías que cursan con edema o
disnea, como podrían ser: la insuficiencia cardíaca congestiva, el síndrome de
Cushing, la trombosis venosa profunda de extremidad superior, la obstrucción
linfática, la distrofia simpático-refleja o el síndrome nefrótico.

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