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David Canter Perfil Geografico

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DAVID VICTOR CANTER

http://www.davidcanter.com

'CANTER, Prof. David Victor’, Who's Who 2012, A & C Black, 2012; online edn,
Oxford University Press, Dec 2011; online edn, Nov 2011 accessed 31 Jan 2012

Nacido el 5 de enero de 1944. Creó la revista


Journal of Environmental Psychology en 1980.

El perfil geográfico de David Canter


Desde la Universidad de Liverpool, el psicólogo
David Canter ha supuesto una alternativa
metodológica a la técnica de elaboración de
perfiles criminales empleada por el FBI.
En un primer momento, Canter sigue con la idea
del FBI de que la personalidad del delincuente
queda marcada en la escena del crimen y postula
su principio de consistencia, según el cual no
diverge significativamente el modo como el
delincuente interactúa con la víctima a la manera
cómo se comporta en el resto de facetas de su
vida.
Así, el psicólogo inglés, después de analizar
cientos de casos de delincuentes violentos,
establece que es probable que una persona que
manifiesta en sus crímenes un claro deseo de
controlar y poseer sexualmente a la víctima,
siendo capaz de acercarse a mujeres extrañas
empleando un subterfugio, sería un indicativo de
que se trata muy probablemente de un individuo
casado, con una esposa sobre la que ejerza su
control diariamente. Por el contrario, un hombre
adulto que asalte sexualmente pero no cometa
otros delitos, que viole a la víctima e incluso
llegue a matar, será generalmente soltero.
Pero las investigaciones de Canter pronto
empiezan a distanciarse de la metodología del
FBI y desarrolla su técnica del perfil geográfico,
basándose en la idea de que el lugar de
actuación del criminal tiene para éste un
significado personal.
EL PERFIL GEOGRÁFICO CRIMINAL
El perfil geográfico es una técnica de análisis
complementaria o paralela al perfil psicológico
que últimamente se está desarrollando
enormemente con la ayuda de sistemas de
información geográfica (SIG), que están dotando
a los investigadores policiales y criminólogos de
una herramienta eficaz con la que trabajar en
determinadas investigaciones, además de servir
de soporte y base de información para desarrollar
nuevas teorías y políticas criminales.
El perfil geográfico no se desarrolla aparte de la
investigación, sino que se basa en un estudio
exhaustivo de todo lo que se sabe del caso a
través de las víctimas, pruebas forenses y
escenas del crimen, dando especial atención a
factores geográficos como el tipo de lugar del
crimen, características de la zona, rutas de
acceso y salida, etc.
Mapa cognitivo.
Entre las bases teóricas del perfil geográfico, se
encuentra la idea de mapa cognitivo o esquema
mental, que Bell, Fisher, Baum y Green (1996)
definen como una representación muy personal
del entorno familiar que nosotros
experimentamos, es decir, una representación de
nuestra personal forma de comprender el
entorno.
Este esquema cognitivo nos permite adquirir,
codificar, almacenar, recordar y manipular
información sobre nuestro entorno. (Downs y
Stea, 1973). Entre las funciones de los mapas
cognitivos se encuentran la de proporcionar un
marco de referencia ambiental para movernos
por nuestro entorno, la persona que no es capaz
de relacionar el lugar en el que se encuentra con
su contexto se encuentra perdida, es por tanto
un dispositivo para generar decisiones acerca de
acciones de desplazamiento por nuestro entorno,
contribuyendo además a generar una sensación
de seguridad emocional (Aragonés, 1998).
El mapa mental es por tanto un esquema a modo
de mapa o plano que el sujeto ha ido
desarrollando con la experiencia con su entorno y
que le permite desenvolverse y desplazarse por
su territorio. Todos poseemos un mapa mental de
la zona en la que residimos, de la ciudad y en
general de todo el territorio por el cual nos
desplazamos a lo largo de nuestra vida.
En el tema que nos ocupa, los delincuentes usan
su mapa mental para dirigirse a determinados
lugares, escoger determinadas zonas, acceder y
huir por determinadas vías, en definitiva, la
relación que establece el criminal con su entorno
para cometer sus actos está condicionada por su
mapa cognitivo.
La importancia de conocer este mapa mental
radica en la posibilidad de poder determinar con
su análisis el punto de partida de sus
desplazamientos, lugar que generalmente suele
ser su casa, aunque también puede ser su lugar
de trabajo u otro domicilio anterior. Esto es lo
que se suele denominar punto de anclaje y que
más tarde se desarrollará.
El conocimiento geográfico que conforma el mapa
mental como hemos visto anteriormente es un
representación personal y propia de la persona,
personas distintas pueden tener un mapa mental
distinto aunque vivan en una misma zona, ya que
parten de interpretaciones personales y de la
experiencia particular que cada persona tiene con
la zona en la que vive y por los lugares donde
transita. El criminal por tanto consulta y usa su
mapa cognitivo para analizar qué puede hacer en
determinadas zonas, cómo puede llegar y salir de
allí, qué tipo de víctimas y obstáculos se puede
encontrar, qué sitios le son más cómodos y
familiares para moverse, dónde se siente
seguro...
Como afirma Garrido (2007) muchos asesinos en
serie siguen una lógica definida a la hora de
decidir dónde cometen sus crímenes, siguiendo
una lógica de coste-beneficio: cuando invertimos
un esfuerzo importante en algo, el lugar que
elegimos para realizar esa inversión ha de
minimizar los costes en relación a los beneficios
que se pretenden obtener. Cabe pensar entonces
que los asesinos se desplacen hasta lugares
donde creen que pueden encontrar víctimas más
vulnerables, donde pueda estar más seguro de
que no serán sorprendidos o puedan escapar con
facilidad.
Es por tanto, un objetivo del perfil geográfico,
hacerse con una copia de ese mapa mental del
criminal y ser capaz de entenderlo y usarlo como
él lo haría para detectar próximas zonas de
actuación y acotar lo máximo posible la base de
operaciones desde la que inicia sus crímenes.
Criminología Ambiental.
La criminología ambiental (Brantingham, 1981) se
dedica a estudiar los sucesos criminales como
resultado de la relación entre ofensores
potenciales y objetivos delictivos potenciales que
se dan en puntos específicos del espacio y del
tiempo.
La criminología ambiental se va a ocupar por
tanto en analizar cómo la delincuencia ocurre en
lugares y en tiempos concretos, dando gran
importancia al principio de proximidad, el cual
postula que los delincuentes actúan
generalmente cerca de su hogar.
Junto a este principio se encuentra el de elección
racional, el cual nos plantea que el delincuente
establece un análisis de costo-beneficio, en el
que sopesa la ganancia criminal y la probabilidad
de ser descubierto.

Generalmente este tipo de “planificaciones” o


“análisis” que realiza el delincuente, suceden
dentro de un ámbito geográfico familiar para
éste, tienen lugar fundamentalmente dentro del
ámbito de las actividades rutinarias (Cohen y
Felson, 1979), el cual apunta que es necesario
que estén presentes tres factores para que se
produzca el delito: una persona motivada para
cometer el delito, un objetivo que le atrae y con
bajo coste y ausencia de vigilancia o vigilancia
insuficiente para disuadirlo. Si alguno de estos
factores no está presente, el delito no se
cometerá.
Hipótesis del círculo.
David Canter, profesor de psicología en la
Universidad de Liverpool, es uno de los que más
ha desarrollado la técnica del perfil geográfico,
colaborando con la policía en la elaboración de
perfiles psicológicos y geográficos.
El planteamiento de Canter y sus colaboradores
parte del hecho de que los lugares del crimen
están relacionados con el domicilio del criminal o
con algún lugar importante para éste, que puede
ser considerado su base de operaciones. Canter
encontró que entre el 50% y 75% de los
violadores de su estudio vivían en un área que
podía ser definida por un círculo cuyo diámetro
uniera los dos lugares más alejados donde había
atacado, a lo que denominó la hipótesis del
círculo (Garrido 2006).
En su estudio de 45 casos de agresores sexuales,
39 de ellos tenían su domicilio dentro del círculo
que dibujaba sus dos delitos más alejados. En
estos casos, el criminal parte desde su hogar,
constituyendo este punto el centro desde el que
se desplaza de forma radial hasta los lugares
donde cometerá sus crímenes, una vez cometido
vuelven a la seguridad de su hogar. A este tipo
de agresores lo denominó “merodeadores”.
La distancia entre los lugares de los hechos
estaba relacionados proporcionalmente con el
domicilio del agresor, de tal forma que lugares
muy distantes entre si se encontraban también
más lejos del domicilio del agresor que aquellos
lugares de los hechos que se situaban más
próximos entre sí.
Al resto de agresores que no vivían dentro del
círculo los denominó commuter o viajeros,
agresores que viajan desde su domicilio hasta un
área donde cometerá sus delitos. (Canter, 2005).
Canter junto con Maurice Godwin, del que
hablaremos más adelante, llegaron a la
conclusión tras un estudio de asesinos en serie,
que en la realización del perfil geográfico no solo
hay que tener en cuenta la escena del crimen
donde se encuentra a la víctima, sino que es muy
importante conocer el lugar dónde agresor y
víctima entran en contacto, ya que es éste el
lugar qué más se relaciona con el domicilio de la
víctima. Para ello es necesario conocer los pasos
de la víctima, saber donde fue vista por última
vez, cómo y por qué llego hasta allí, etc.
Canter realiza otras aportaciones al desarrollo del
perfil psicológico, como las que analizan la
interacción entre agresión y víctima, dando lugar
a su conocido modelo de los cinco factores, que
el lector interesado puede encontrar en la
bibliografía.

Principio de decaimiento con la distancia.


Kim Rossmo, inspector de policía y actualmente
asesor de fuerzas y cuerpos de seguridad de
varios países, plantea el principio de decaimiento
con la distancia. Tras un análisis matemático de
multitud de casos, muestra como a medida que
aumenta los desplazamientos para cometer lo
crímenes, la frecuencia de esos crímenes
disminuye. Esto se relaciona con la preferencia
por cometer delitos en la cercanía del domicilio y
por la mayor probabilidad de escoger objetivos
que supongan una menor modificación ambiental
(Brantingham y Brantingham, 1984). No
obstante, Rossmo argumenta que existe también
una zona de seguridad o confort cerca de su
domicilio en la que el criminal no comete sus
delitos, ya que es una zona donde puede ser
reconocido por las víctimas y/o por testigos.
Es importante entender que la distancia en estos
mapas mentales es una percepción individual y
depende mucho de las experiencias geográficas
de la persona. Es decir, lo que para una persona
puede ser una distancia larga, para otra puede
que no lo sea, ya que tiene una percepción de
lejanía distinta. Para una persona acostumbrada
a viajar, conducir 100 Km. con el coche puede ser
una distancia corta, pero para otra puede ser
considerada como un trayecto largo. En relación
con esto, los resultados estadísticos de varios
estudios apuntan a que la agrupación de delitos
próximos entre sí correlaciona más con la
proximidad del domicilio del delincuente, que
aquellos delitos que se producen
geográficamente más aislados. Estos datos son
de gran valor para la investigación de delitos
seriales.
Rossmo también establece una categoría delictiva
en función de tipo de víctimas que se elige en
relación con sus movimientos geográficos:
 Cazador (Hunter): busca a sus víctimas en
los alrededores de donde vive.
 Cazador furtivo (Poacher): actúa en un
área específica que es distinta a donde vive.
 Pescador (Troller): actúa en su zona de
actividad rutinaria, donde trabaja, donde se
divierte...buscando la víctima y situación
oportuna.
 Trampero (Trapper): usa artimañas y
situaciones para llevar a la victima a su punto
de anclaje, y es allí donde comete el delito.
(Rossmo, 1995).
A la hora de realizar el perfil geográfico, Rossmo
hace un estudio exhaustivo de las posibles rutas
que ha seguido el delincuente para cometer los
delito, tratando de sacar conclusiones respecto a
las peculiaridades de movilidad de ese sujeto, si
usa distancias cortas o largas, si viaja por
carreteras nacionales o solo se mueve por la
ciudad, etc. Las características de movilidad se
van desarrollando y a veces pueden cambiar
siguiendo el orden cronológico de los delitos, de
tal forma que al ganar confianza con la
experiencia delictiva, el criminal va a expandir su
radio de acción, pudiendo modificar también su
modus operandi y haciendo que si en sus
primeros delitos iba caminando, posteriormente
adquiera confianza y se arriesgue a desplazarse
más lejos en coche.
En relación con esto, un criminal puede empezar
siendo de una categoría y posteriormente pasarse
a otra. Es importante tener en cuenta estos
posibles cambios haciendo un análisis cronológico
de sus delitos y detectando cambio en pautas.
Rossmo plantea una serie de preguntas a las que
hay que responder a la hora de hacer un perfil
geográfico:
1. Porqué elige esa víctima en ese lugar
determinado.
2. Porqué elige esa zona.
3. Cómo ha llegado hasta allí.
4. La ruta seguida que características tiene: es
fácil, conocida, peculiar...
5. Qué le ha podido atraer de ese lugar, qué
relación puede tener con él.
6. En caso de crímenes seriales, cuáles serían
los patrones geográficos.
7. Cómo se sale de ese lugar y que
características tiene esa vía de escape.
8. Es un lugar apropiado para ese tipo de
conductas.
9. Hay indicios de que la víctima ha sido llevada
a allí desde otro lugar o fue abordada allí
mismo.
10. Qué tipo de transporte puede haber
usado.
Algunos estudios de comportamiento
geográfico criminal.
Al igual que en el psicológico, el perfil geográfico
también cuenta con métodos inductivos en los
que se analizan casos resueltos para extraer
patrones de conducta geográfica de los criminales
y así aportar teorías e hipótesis para la
metodología deductiva. Esta metodología en una
visión y uso más amplio, puede usarse para
describir la distribución geográfica de la
criminalidad en una determinada zona. Ver en
qué zonas se distribuyen y concentran los
distintos tipos de delincuencia y cómo se
comportan estos delincuentes a nivel geográfico
puede ayudar no solo a establecer medidas
policiales más eficaces sino también a desarrollar
política criminales más ajustadas, específicas y
óptimas.
Desde el punto de vista de la criminología se
pretende avanzar más en el estudio del
delincuente, no enfocándose como hasta ahora
en características de personalidad, deficiencias
intelectuales o educativas, sino atendiendo a
factores situacionales como el entorno físico y el
comportamiento geográfico de los delincuentes
(Stangeland y Garrido, 2004).
Ya se ha comentado anteriormente algunos
estudios realizados como los de Canter, Godwin y
Rossmo, que han dado lugar a bases teóricas
importantes en la realización de perfiles
geográficos, como la hipótesis del círculo de
Canter, el desarrollo de zona de seguridad de
Rossmo y una serie de pautas comportamentales
a nivel geográfico que se han visto validadas en
numerosas investigaciones.
Anne Davies y Andrew Dale realizan un estudio
en 1995 en el que se analizan 299 casos ya
resueltos y 79 violadores, algunos de ellos
violadores seriales. Los resultados permitieron
concluir que casi todos los violadores seriales
habían perpetrado sus delitos en las cercanías de
sus puntos de anclaje y que no ampliaban
progresivamente la distancia entre su domicilio y
el lugar del delito, sino que se dedicaban a actuar
dentro de una zona limitada. Este estudio
también confirmaba la hipótesis de que los
violadores de mayor edad viajan más lejos para
cometer sus crímenes que los más jóvenes, los
cuales actúan muy cerca de sus domicilios.
(Extraído del estudio de la Oficina Federal de
investigación Criminal alemana, 2004).
Robert Keppel, investigador de homicidios y
profesor asociado de la universidad Sam Houston
ha realizado varias investigaciones en casos de
niños desaparecidos y posteriormente
asesinados. Entre algunos de sus resultados
obtuvo que más de la mitad de los agresores
residían a menos de 400 metros del lugar de
contacto con la víctima y que en dos de cada tres
casos, la presencia del agresor en ese lugar
estaba justificada porque en ella realizaba algún
tipo de actividad cotidiana. (Extraído del estudio
de la Oficina Federal de investigación Criminal
alemana, 2004).
James L. LeBeau estudió 320 casos de violaciones
en EE.UU, de las cuales 156 casos eran delitos
aislados y resto violaciones seriales realizadas por
39 violadores. Los resultados confirman la
hipótesis de que los violadores actúan de forma
regional muy cerca de su punto de anclaje, es
más, frente a lo que podría parecer, los
violadores seriales son los que realizan trayectos
más cortos entre su punto de anclaje y la zona de
contacto con su víctima. Todos los violadores
tenían un punto de anclaje a una distancia
aproximada de 4 kilómetros, con respecto al
lugar de contacto con su víctima. (Extraído del
estudio de la Oficina Federal de investigación
Criminal alemana, 2004).
La Oficina Federal de Investigación Criminal de
Alemania realiza en 2004 un extenso estudio
sobre comportamiento geográfico distinguiendo
entre delito de violaciones y delito de homicidios
sexuales. Debido al gran número de casos
estudiados, 348 violaciones y 170 homicidios
sexuales, los resultados son estadísticamente
muy relevantes. Estos son algunos de los
resultados:
En el 30% de los delitos de este estudio, el punto
de anclaje y el lugar de contacto con la víctima se
encontraba a menos de 1 km. de distancia, y en
más del 85% de ellos a unos 20 km. Estas
distancias cortas se explican porque los actos son
cometidos durante la realización de rutinas
cotidianas por parte del delincuente. En relación
con esto, el 35% de las violaciones y el 49% de
los homicidios se sucedieron en más de un lugar,
es decir, el lugar de contacto no era considerado
el apropiado por el delincuente y trasladaba a sus
víctimas a otro sitio donde consumaba el delito.
Al analizar las violaciones distinguiendo entre
aquellas que son actos planificados por el
delincuente y las que son actos espontáneos,
descubrieron que los delincuente que planificaban
sus violaciones tendían a recorrer distancias más
largas desde su punto de anclaje, creando una
zona de seguridad alrededor de la zona de
anclaje. No obstante, en ambos grupos la
distancia entre el punto de anclaje y el punto de
contacto no superaba los 20 kms. en casi el 80%
de los casos. En el caso de homicidios no pudo
constatarse estas diferencias.
La misma tendencia se muestra si comparamos
las violaciones pertenecientes a violadores
seriales con violaciones aisladas. Los violadores
seriales, igual que los que planifican suelen
recorrer más distancias.
Aunque sin gran significación estadística,
comprobaron cómo los violadores mayores de 30
años recorrían distancias más largas que los
menores de 29 años, siendo mucho más
significativo en el caso de los menores de 18
años, en el que el 85% actuaba en un área de 5
km. respecto a su punto de anclaje. En el caso de
homicidios tampoco se pudo constatar estas
diferencias
Si la víctima de violación eran niños, en el 92%
de los casos el delito tenía lugar dentro de un
radio de menos de 15 Km. respecto al lugar de
contacto. Esto puede explicarse porque los niños
son víctimas que solo están disponible en horas
del día, lo que aumenta el riesgo de ser
descubierto. Este riesgo se puede reducir si el
delincuente actúa en una zona que le da
seguridad y en la que puede controlar mejor los
riesgos y pasar desapercibido, pues forma parte
de su actividad cotidiana y no será visto como un
extraño. Aunque en el caso de homicidios no se
percibe de forma clara esta tendencia, los
resultados apuntan a que el 45% de las víctimas
menores de 13 años, la distancia entre punto de
anclaje y lugar de contacto era de 1 Km. frente a
solo el 25% cuando eran mayores de 13 años.
En este estudio también se demostró cómo era
más óptimo, para localizar el punto de anclaje del
agresor, tomar el lugar de contacto con la victima
que el lugar donde se encuentra en cuerpo (BKA,
2004).
Los datos de esta investigación concuerdan con
los obtenidos por el FBI en el análisis de 108
casos de violaciones en la cuales, el domicilio del
autor se encontraba a menos de un kilómetro en
casi el 50% de los casos (en Stangeland y
Garrido, 2004).
Canter y Gregory revisan en 1994 una base de
datos de 45 violadores en serie de Inglaterra,
distinguiendo entre violadores mayores de 25
años y menores de 25 años. Los resultados
muestran como en el 54% de los agresores
menores de 25 años vivían a 800 metros de la
primera agresión frente al 38% de los mayores
de 25 años (en Stangeland y Garrido, 2004).
Metodología del perfil.
La realización del perfil geográfico no puede
verse desligado del resto de las herramientas de
investigación: inspección ocular, escena del
crimen, datos forenses, investigaciones policiales,
perfil psicológico...Por tanto, el perfil siempre
debe estar abierto a la introducción de nuevos
datos, lo que hace que esté en constante cambio
y evolución. Esto no solo es una característica
negativa, sino que es ventaja que hay que tener
en cuenta, puesto que la introducción de nueva
información optimiza y mejora los resultados del
perfil.
No hay una metodología estructurada y
consensuada para la realización de perfiles
geográficos al igual que ocurre en los perfiles
psicológicos. En este apartado vamos a tratar de
diseñar una metodología básica a partir de la
información aportada por algunos autores que se
dedican a la realización de perfiles, en concreto
vamos a basarnos en los trabajos de Canter,
Rossmo y Godwin. Estos autores han hecho
evolucionar su metodología hasta la creación de
softwares específicos para la realización de
perfiles, puesto que los datos necesitan
manipularse a través de bases de datos y
paquetes estadísticos e integrarse en sistemas de
información geográfica (S.I.G), para lo cual es útil
e imprescindible el soporte informático. De estos
softwares y de los SIG hablaremos en un
apartado posterior.
Respecto a la metodología básica, el primer caso
consiste en la recopilación de datos respecto al
caso. En este sentido tenemos que analizar toda
la información que nos pueda llegar (algunos
autores incluso visitan las escenas de los
crímenes ocurridos). Hay que hacer un análisis
retrospectivo de casos similares ocurridos en la
zona para relacionar los casos que puedan formar
parte de una serie. Como hemos visto
anteriormente, el comportamiento geográfico de
los criminales tiene una evolución temporal, por
lo que hay que conocer en la medida de lo
posible todos los actos delictivos que haya podido
cometer nuestro delincuente, tanto a nivel
temporal como espacial, así como los datos de
estas investigaciones.
Algunos investigadores, especialmente el FBI usa
la base de datos VICAP (siglas en inglés del
programa de detención de criminales violentos).
Esta base de datos informatizada almacena,
gestiona y relaciona delitos basándose
principalmente en los datos del modus operandi
del criminal y estableciendo una serie de análisis
estadísticos y comparativos con otros delitos. A
esta base de datos pueden acceder, consultar e
introducir nuevos delitos las fuerzas y cuerpos de
seguridad, con lo cual es una base de datos en
continuo crecimiento.
Godwin sin embargo desaconseja el uso del
VICAP puesto que según argumenta, esta base
de datos se basa en la estabilidad temporal del
modus operandi usado por el criminal, sin
atender a las posibles modificaciones o cambio de
pautas que el criminal puede realizar a la hora de
cometer sus crímenes con el paso del tiempo o
por las circunstancias concreta de un
determinado crimen. Según Godwin, los
criminales no siempre hacen lo mismo en lo
crímenes e incluso lo que en criminología se
denomina la firma (otro criterio para relacionar
crímenes), puede verse modificada, interrumpida
u ocultada en algunos delitos.
Godwin usa para la relación de casos un análisis
estadístico de determinados rasgos presentados
en el escenario de los crímenes (uso de ataduras,
de objetos contundentes, víctima desnuda...).
Estos rasgos son comparados entre distintos
delitos dentro de una matriz y el análisis le asigna
un porcentaje a la relación existente entre cada
dos delitos. Para Godwin, crímenes que tengan
más de 30% de relación entre los hechos
ocurridos en el lugar del crimen nos estaría
indicando crímenes que están vinculados entre sí
y que por tanto parecen ser actos cometidos por
una misma persona. (Godwin, 2006).
Una vez recopilada toda la información sobre los
crímenes debemos dar respuestas a las
preguntas que Rossmo planteaba anteriormente,
atendiendo a las características geográficas de los
delitos y de las distintas escenas de los crímenes,
así como a todos los datos que pueden facilitar la
creación posterior de hipótesis. Es posible que
tengamos que realizar algunas investigaciones o
recabar alguna información sobre el terreno que
no haya sido documentada por el equipo de
investigación, tales como medición de distancias,
medición temporal entre determinados hechos,
evaluación de vías de acceso y salida, carreteras
próximas, geografía del terreno, existencia de
medios de transporte públicos, integración de la
escena con el resto del barrio, ciudad...
Con toda esta información debemos empezar a
realizar un análisis cronológico de los crímenes y
a establecer pautas, modus operandi e hipótesis
de trabajo, estando siempre receptivo y atento a
la nueva información que nos puede ir llegando.
A continuación, lo que se suele hacer es señalar
en un mapa los lugares donde se han producido
los crímenes, teniendo en cuenta las distintas
escenas de los crímenes que puede haber, así
como los lugares en los que la víctima-agresor
entran en contacto. Para la mayoría de los
autores no es suficiente con usar solo el lugar
donde se encuentra a la víctima, habría que tener
en cuenta también si son diferentes, claro, el
lugar de contacto, lugar de la agresión, lugar de
violación o delito sexual y lugar del homicidio
Actualmente esta tarea se suele realizar usando
sistemas de información geográfica (S.I.G) con
los que posteriormente se realiza un cálculo de
densidad de sucesos, indicando las zonas donde
hay menos y más concentración de sucesos. A
partir de aquí podemos establecer hipótesis
utilizando las teorías y resultados ofrecidos por
los estudios de comportamiento geográfico de
criminales, tratando de señalar posibles puntos
de anclajes, zona de seguridad, posibles futuras
zonas de actuación...
El perfil geográfico no debe ser pretencioso, pues
no es posible facilitar el domicilio exacto donde
vive el criminal, debe realizar aportaciones a la
investigación en la medida de los datos y
resultados que maneja. Como comentábamos
anteriormente, tiene como función ayudar a
gestionar óptimamente los recursos siempre
limitados de la investigación, señalando a los
agentes dónde es más probable que se mueva el
criminal y por tanto dónde es aconsejable buscar
y dónde no. Ante una investigación masiva de
posibles sospechosos, puede ayudar a reducir
este número indicando cuántos de esos posibles
sospechosos tienen puntos de anclaje en la zona
predicha. Esto facilita enormemente la
investigación, disminuye recursos y colabora con
la rápida resolución del caso (con las ventajas
que esto conlleva, especialmente en casos de
asesinatos).
Es necesario apuntar, que el punto de anclaje no
siempre se refiere al domicilio del criminal, a
veces es un antiguo domicilio, el lugar de trabajo,
domicilio de su novia. etc., por tanto hay que ir
recabando toda esta información de los
sospechosos que vayan apareciendo. Para poder
manejar y trabajar con toda esta información es
necesario el uso de bases de datos
informatizadas.
Aunque generalmente esta técnica se ha usado y
desarrollado en casos de asesinatos seriales, la
metodología y la técnica puede ser útil también
en investigaciones de agresores sexuales seriales,
robos seriales, incendios, secuestros,
desapariciones...
Sistemas de Información Geográfica (SIG)
y Software para la creación de perfiles
geográficos.
Un SIG es un sistema de hardware, software y
procedimientos diseñados para soportar la
captura, administración, manipulación, análisis,
modelamiento y graficación de datos u objetos
referenciados espacialmente que nos permite
analizar la información aportada para poder
planear y tomar decisiones (Carmona y Monsalve,
2002).

En general un SIG debe tener la


capacidad de dar respuesta a las siguientes
preguntas:

¿Dónde está el objeto A?


¿Dónde está A con relación a B?
¿Cuantas ocurrencias del tipo A hay en una
distancia D de B?
¿Cuál es el valor que toma la función Z en la
posición X?
¿Cuál es la dimensión de B (Frecuencia,
perímetro, área, volumen)?
¿Cuál es el resultado de la intersección de
diferentes tipos de información?
¿Cuál es el camino más corto (menor resistencia
o menor costo) sobre el terreno desde un punto
(X1, Y1) a lo largo de un corredor P hasta un
punto (X2, Y2)?
¿Qué hay en el punto (X, Y)?
¿Qué objetos están próximos a aquellos objetos
que tienen una combinación de características?
¿Cuál es el resultado de clasificar los siguientes
conjuntos de información espacial?
Utilizando el modelo definido del mundo real,
simule el efecto del proceso P en un tiempo T
dado un escenario S.
El SIG trabaja con datos geográficos y con base
de datos, uniéndolos y creando una base de
datos geográfica. Las principales cuestiones que
puede resolver un Sistema de Información
Geográfica son:
 Localización: preguntar por las
características de un lugar concreto.
 Condición: el cumplimiento o no de unas
condiciones impuestas al sistema.
 Tendencia: comparación entre situaciones
temporales o espaciales distintas de alguna
característica.
 Rutas: cálculo de rutas óptimas entre dos o
más puntos.
 Pautas: detección de pautas espaciales.
 Modelos: generación de modelos a partir de
fenómenos o actuaciones simuladas.
Estos SIG se utilizan actualmente en diversos
campos que van desde la arqueología, la
agricultura, el marketing hasta la criminología,
cualquier estudio en que participe el factor
geográfico es susceptible de ser abordado por
este sistema.
Como hemos visto anteriormente, algunos
investigadores especializados en los perfiles
geográficos han desarrollado esta técnica hasta
llegar a la creación de softwares específicos para
la creación de perfiles.
En la Universidad de Liverpool, el equipo de
Canter desarrolló DRAGNET, que parte de los
datos de los lugares del crimen, para a partir de
aquí, analizarlos junto a los diversos datos
aportados por la investigación y por las pautas de
comportamientos adquiridos por sus estudios
inductivos. Permite además trabajar con
distancias medidas en métrica Manhattan en vez
de usar la euclidiana estándar, lo cual dota de
mayor realismo al análisis de los desplazamientos
y distancias.
Específicamente tiene el objetivo de ayudar a
establecer el lugar de residencia del delincuente a
partir de las distintas localizaciones de sus
ataques. Este programa informático se basa en
dos modelos teórico de David Canter: la teoría
del círculo y la distinción entre asesino
merodeador y viajero.
Para Canter, no sólo tendrá relevancia el lugar de
residencia del criminal, sino que también se
tendrá que tener en cuenta la localización del
trabajo de éste, que podrá influir en los lugares
elegidos para atacar, así como en el tipo de
víctima agredida.

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