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Avances Del Conductismo
Avances Del Conductismo
Avances Del Conductismo
Desde este rigor científico aparecen propuestas y críticas al mismo “paradigma del
reflejo” en las que se expresa la insuficiencia del modelo operante para explicar la
conducta humana y se señalan algunos remanentes del dualismo en algunos
conceptos, y que Skinner, en su intento por desligar la explicación de la conducta de
toda referencia al dualismo, cayó en una posición peligrosa. Las principales críticas se
enfocan en la forma en que Skinner trata los eventos privados, internos o subjetivos
como eventos físicos, pues esto implica que se asume la existencia de un mundo
privado cognoscible solo a través del lenguaje, y se reduce a éste como un vehículo de
consenso intersubjetivo . Desde el punto de vista de Ribes (1990):
Una última corriente es la que intenta unificar los conceptos con la psicología
general propuesta por Staats (1997), quién describe a la psicología como un conjunto
de conocimientos desorganizados, sin un rumbo específico. Staats (1997) argumenta
que es necesario unificar, organizar y relacionar esta diversidad, el método para
hacerlo es conductualizando la psicología, es decir, hacer investigación basada en el
análisis de conducta para poder integrarla en un marco común como
una teoría multinivel.
https://savecc.com/Articulos/2009%20%20El%20conductismo.%20Una
%C2%A0aproximacion%20al%20estudio%20cientifico%20del%20comportamiento
%20humano%20%20SAVECC.pdf
https://es.scribd.com/doc/78751049/AVANCES-RECIENTES-EN-EL-ESTUDIO-
CONDUCTUAL-DE-LA-PERSONALIDAD-Y-SUS-APLICACIONES-
TERAPEUTICAS
https://www.psicologiacientifica.com/ciencia-conductual-aplicaciones-clinicas/
https://psiquiatria.com/tratado/cap_44.pdf
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/mi-verdadero-yo-804/
neuronas-para-la-cognicin-social-18794
https://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_19_1_una-contribucion-teorica-de-
la-psicologia-latinoamericana-la-taxonomia-funcional-de-la-conducta-de-ribes-
lopez.pdf
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/la-moda-del-em-
coaching-em-808/en-qu-lugar-del-cerebro-surgen-las-costumbres-18990
https://www.redalyc.org/pdf/292/29211992011.pdf
Esta corriente, al principio opuesta, viene a unirse, aunque con matices propios, con
las teorías S-R, en la medida en que éstas van admitiendo, interpretaciones cognitivas.
Confluye asimismo con las múltiples concepciones de la conducta como elaboración
de planes y proyectos y su comprobación en la experiencia.
Hay que añadir que el estudio de un sinfín de cuestiones particulares de la teoría del
aprendizaje está replanteando en nuestros días los conceptos y problemas de la
psicología de la mente en el contexto de la investigación experimental de la conducta.
Por ejemplo, la cuestión del autorrefuerzo y la resistencia a la extinción, que se enfoca
en función de la frustración del sujeto (Amsel, 1958, 1962), de la disonancia cognitiva
de los estímulos (Capaldi, 1967; vid. Fernández Trespalacios y cols., 1978), o incluso
los temas de la conciencia (Natsoulas, 1978) y de la introspección (Lieberman, 1979).
Creo que el resumen de Dodwell (1972, p. 13) es hoy tan válido o más que cuando
lo hizo: El desarrollo más significativo en la psicología del aprendizaje se caracteriza
“porque el acento se desplaza de las teorías del control de la conducta por medio del
premio y del castigo a una visión más "cognitiva", a preguntarse cuál es la información
que los organismos recogen de su ambiente y cómo esta información les sirve para
guiar sus varias acciones”.
Numerosos autores, entre ellos discípulos y colegas de Skinner, como los Breland y
Herrnstein, señalan los límites biológicos del aprendizaje, asunto del que han tratado
ampliamente los etólogos y sobre el cual la bibliografía reciente es tan copiosa como
demostrativa de la insuficiencia y falta de generalidad de las leyes del
condicionamiento operante (p.e. Breland y Breland, 1961; García y Koelling, 1966;
Seligman y Hager, 1972; Bolles, 1970, 1972; Herrnstein, 1977).
Todo ello pone de relieve que, si no explícitos en el sistema de Skinner, sí, al menos,
implícitos en sus generalizaciones analógicas, subyacen tres grandes supuestos
encubiertos. Dicho brevemente -aunque la concisión les preste un cierto matiz
caricaturesco- son los siguientes. El supuesto de la generalización ambiental: la caja
de Skinner es representativa de todos los ambientes; el supuesto de la generalidad
específica: la rata y la paloma son representativas de todas las especies de seres vivos;
y el supuesto de la generalidad comportamental: las operantes, estímulos y refuerzos
empleados por Skinner, y la tasa de respuestas, como variable dependiente, son
representantivos de los aspectos importantes de todo comportamiento.
Pero ello va exigiendo el estudio preciso de lo que Kanfer (1978) viene llamando
factores alfa, beta y gamma, es decir, variables y procesos ambientales, autogenerados
y biológicos, así como el examen de sus mutuas interacciones. Lo cual va descubriendo
un panorama complejísimo de relaciones entre variables y cuasi-variables (Pinillos,
1979) y entre sujetos y situaciones, que, lejos de mostrar la eficacia de la mera
aplicación de cualquier sistema conductista, está replanteando toda la problemática del
método, contenido y sentido de la investigación psicológica teórica y aplicada2.
Entre las orientaciones más rigurosas sobresalen las que pretenden fundamentar en un
análisis funcional cuidadoso la capacitación del cliente para la propia autorregulación y
autocontrol y para ayudarle a que sea él mismo quien dirija su conducta, cambie su
ambiente y se haga más independiente del medio que le rodea.
Que es, después de todo, lo que soñaba Watson y sueña Skinner. Este último, en Más
allá de la libertad y la dignidad (1972, p. 255) subraya la importancia del autocontrol
y distingue entre el yo que controla y el yo controlado, «aunque ambos queden dentro
de la misma piel». Lo que recuerda, como en otros términos señala agudamente
Carpintero (1978, p. 9), el orteguiano «yo soy yo y mi circunstancia».
Sólo que el autocontrol, al que analógicamente alude Skinner, se logra de hecho, en las
técnicas de modificación de conducta, penosamente y por sus pasos contados, a través,
desde luego, de contingencias ambientales y fisiológicas, pero, sobre todo, mediante
procedimientos complejos de autoobservación, autoevaluación y autorrecompensa, que
implican el juego de numerosas variables cognitivas y sus interacciones e, incluso, en
forma todavía poco conocida, el uso y dominio de la propia actividad consciente, la
apropiación subjetiva de parte del proceso y la atribución del control al propio cliente
(Kanfer, 1978).
Parece que tampoco el sistema de Skinner, el último baluarte del conductismo, logra
mantenerse incólume. Ni es, ni lo pretende, una teoría psicológica. Y, como
tecnología, se va transformando, en contacto con los casos reales, en una serie de
formulaciones teóricas y de procedimientos prácticos cada vez más alejados de los
supuestos conductistas.
7. Balance y futuro
Es verdad, a mi juicio, que el conductismo como sistema ha dejado de existir. Creo, sin
embargo, que su contribución no se reduce a la demostración de su inviabilidad y a la
propedéutica fenomenológica que pueda proporcionar. El saldo de su influjo es mucho
más amplio y puede ser importante para el futuro de la psicología.