Social Institutions">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Gestion Publica y Moral Politica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Gestión pública y moral política

Juan Mora Heredia*


Raúl Rodríguez Guillén*

La ecuación dinero y política ha ido moldeando una percepción del queha-


cer público-estatal negativa, disociada de cualquier principio básico de servicio.
Ser político o formar parte de la administración pública, para el conjunto de la
población, es sinónimo de corrupción y abuso de poder. Pero lo sobresaliente de
esta situación es que sin distingo de filiación política, derecha o izquierda, los pro-
fesionales de la política son asiduos actores de escándalos políticos. Algunos más
documentados que otros, con mayor o menor seguimiento por parte de los mass
media, pero con la constante de inspirar una imagen del político profesional carga-
da de mezquindad y ambiciones personales, misma que por obvias razones les ha
significado ocupar los últimos niveles en la escala de confianza de los ciudadanos.

H oy en día tanto en México como


en buena parte de las sociedades del
ficar esto como una generalidad, y mu-
cho menos como una ley.
incidencia se registra en los países de
reciente cuño democrático como los
orbe se vive con el síndrome de los Pero lo sobresaliente de esta si- de América Latina, donde sus habitan-
escándalos políticos. No falta la ocasión tuación es que sin distingo de filiación tes manifiestan su desencanto hacia
para que sea por televisión o a través política, derecha o izquierda, los pro- la institucionalidad política, pues se
de los diarios, que se tenga noticia de fesionales de la política son asiduos sienten defraudados de los políticos
alguna maniobra abusiva por parte de actores de escándalos políticos. Algu- que prometieron grandes beneficios
los políticos en materia de dinero o del nos más documentados que otros, con para todos, pero éstos al final parecen
poder. De esta manera, la ecuación di- mayor o menor seguimiento por par- ser los únicos ganadores. Y un senti-
nero y política ha ido moldeando una te de los mass media, pero con la cons- miento de agravio se acrecienta cuan-
percepción del quehacer público-esta- tante de inspirar una imagen del do los políticos son exhibidos por los
tal negativa, disociada de cualquier prin- político profesional cargada de mez- medios de comunicación disfrutando
cipio básico de servicio. Ser político o quindad y ambiciones personales, mis- de la prosperidad que la mayoría no
formar parte de la administración pú- ma que por obvias razones les ha tiene. Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué tan
blica, para el conjunto de la población, significado ocupar los últimos niveles estrepitoso desplome de una labor
es sinónimo de corrupción y abuso de en la escala de confianza de los ciuda- vital en la fabricación de los períme-
poder. Ciertamente hay los suficientes danos. Una condición de desafecto tros básicos de coexistencia social?
incidentes para alimentar esta imagen, político expresada en abstencionismo Tal punto es de peculiar importan-
sin embargo la existencia de algunos o electoral, apartidismo y formas de par- cia, luego de que después de las viru-
varios casos no puede llevarnos a cali- ticipación alternas a través de organi- lentas reformas de primera generación,
zaciones no gubernamentales. cuyo principal eje recayó en las estruc-
*
Profesores-Investigadores del Departa- Pero si bien éste es un fenómeno turas económicas, ha quedado un va-
mento de Sociología UAM-A. mundial, es de subrayar que su mayor cío de legitimidad respecto a los límites

El
Cotidiano 153 79
y alcances de los actores participantes en la esfera política. tonces que los más aptos para gobernar serían los empre-
De esta suerte, las reformas de segunda y tercera genera- sarios o aquellos con sobrada solvencia económica para
ción requieren no dejar en el olvido el tema de la ética evitar las tentaciones del dinero fácil? Esta pudiera ser la
política, proyectando su relevancia en los derroteros de la impresión que a primera vista motiva este planteamiento
aún inconclusa reforma del Estado. La correcta resolución weberiano, pero que, sin embargo, contiene elementos de
de este nexo necesariamente coadyuvará a estabilizar los mayor profundidad. El fundamental, sin lugar a dudas, es la
márgenes de gobernabilidad de las incipientes democra- existencia de un propósito a lograr por parte del político,
cias; en caso contrario, el desborde en la animadversión luego de que a éste “(al político profesional) se le plantea la
hacia actores e instituciones políticas fomentará el retorno cuestión acerca de cuáles son las cualidades que habrán de
de vocaciones autoritarias, o bien de liderazgos de dudosa permitirle estar al nivel de ese poder, por más limitado que
calidad moral. fuere en su caso concreto, y de la responsabilidad a la que
Y frente a todo esto, obligado resulta preguntarse si le obliga. En este punto llegamos ya al plano de la ética, ya
los políticos son por naturaleza corruptos. Tal interrogan- que es a ésta a la que corresponde determinar la categoría
te conduce a recobrar una vieja discusión weberiana, su- de hombre que se requiere para ser merecedor del dere-
puestamente ya rebasada, pero que hoy día resurge con cho a poner la mano en la rueda de la historia”5.
inusitada fuerza: la conexión entre ética y política que para Así, condición esencial, pero no determinante, es la hol-
Weber se cristalizaba en el perfil del político y su articula- gura económica que posibilite un claro distanciamiento entre
ción con la rutina del poder. los objetivos de largo alcance y los dividendos inmediatos.
A ese respecto, Weber destaca la existencia de dos Esto, porque el problema no radica en la simple ecuación de
tipos de políticos: “los que viven para la política o los que a mayor prosperidad más integridad política, sino en la exis-
viven de la política”1. Y si bien los dos pueden ser conside- tencia de un proyecto social que tenga en la política el con-
rados políticos profesionales, el valor de esta tarea para junto de mecanismos y maniobras para su concreción. En
uno y otro es diametralmente contrapuesto, ya que mien- consecuencia, es de resaltar que toda lucha política es una
tras los primeros hacen de este oficio “su vida en el senti- confrontación por el poder y, por ende, por aspirar a con-
do íntimo, o se solaza simplemente en el ejercicio del poder trolar el monopolio legítimo de la violencia, y en esa medida
que conserva, o mantiene su equilibrio y la tranquilidad en las decisiones políticas requieren de una moral. Ser político,
su conciencia por haber dado un sentido a su vida al haberla ergo, no implica solamente querer el poder, es ajustarse a una
puesto al servicio de algo”2, los que viven de la política “se ética de la responsabilidad donde racionalmente se tengan en
colocan en un nivel mucho más burdo, esto es, en el nivel cuenta los efectos de su acción. Es decir, un experto de la
económico. Aquel que vive de la política como profesión, política es aquél capaz de identificar este proceso como un
pretende valerse de ella para convertirla en fuente perma- acto vital, tanto para él como para los hombres en su derre-
nente de ingresos”3. dor sobre quienes habrá de aplicar sus decisiones6.
De ahí pues, ¿las decisiones políticas y sus efectos, vir- Actuar con responsabilidad es, invariablemente, “...te-
tuosos o funestos, se justifican por la mera satisfacción in- ner presente las previsibles consecuencias de la propia ac-
dividual que pueda tener el político profesional para realizar tuación...”7. Es reconocer que “la política se lleva con la
este acto?, o aquí estamos frente a una situación que con cabeza y no con otras partes del cuerpo o del espíritu”8, y
mucho supera las intenciones personales de los mismos. por otro lado, que “la política tiene como factor determi-
Para Weber, la solución a este dilema por principio se halla- nante la violencia”9. De ahí entonces, el político responsa-
ba en las condiciones socioeconómicas de los participan-
tes en la danza política. De esta forma, para garantizar una 5
Ibid., pp. 45-46.
cierta objetividad en el uso del poder se requería que “la 6
“¿Qué satisfacciones íntimas puede obtener a cambio y cuáles son
persona que así viva (para la política) debe contar con una las condiciones que ha de tener aquel que emprenda ese camino? A
situación económica independiente de aquellos ingresos primera vista, proporciona una sensación de poder. La idea de que goza
de una influencia para con los hombres, de que es participe en el poder
que pueda percibir de la política”4. ¿Pero ello implicaría en- sobre ellos y, en especial, la impresión de manejar los hilos de los trascenden-
tales acontecimientos históricos, lo llevan por encima de lo habitual.” (Ibid., p.
1
Max Weber, El político y el científico. México: Premiá, 1988, p. 14. 45, cursivas nuestras).
2 7
Ibid., p. 14. Ibid., p. 52.
3 8
Ibid., p. 14. Ibid., p. 46.
4 9
Ibid., pp. 14-15. Ibid., p. 52.

80 Cultura política
ble es quien tiene claros los fines a alcanzar, así como tam- O lo que es igual, del orden, condición o procedimiento
bién los medios para lograrlos. Implicando ello, no “sus- como cada sociedad se plantea su horizonte y cristaliza-
traerse al hecho de que para alcanzar fines buenos haya ción en modelos de organización y ejercicio del poder. De
que recurrir, en muchos casos, a medios moralmente du- proyecto social y acto político; de fines y medios. El olvido
dosos, o por lo menos arriesgados; tanto más cuanto que de esta premisa ha implicado que la operación política se
son posibles las consecuencias laterales moralmente nega- justifique a sí misma, transmutándose en una desmedida
tivas y hasta existe gran probabilidad de que así sea”10. impunidad del mandato de autoridad, complementada por
En esta tesitura, quien se destine a la delicada organi- un exacerbado pragmatismo cuya inercia ha derivado en
zación de lo público tendrá que compenetrarse con un corrupción y actos de provecho exclusivo del político en
particular código axiológico que, por otro lado, no es igual detrimento de la esfera pública.
a las reglas concurrentes en otros ámbitos de la vida so- En alguna bibliografía de no tan reciente publicación se
cial. O como el mismo Weber se pregunta “¿cuál es la muestra esta nueva panorámica12: son trazados los pará-
relación auténtica que existe entre ética y política? ¿No metros sobre los cuales el hábito político se innova, subra-
tiene nada en común la una con la otra, como se suele yando la pertinencia para discutir este tema más allá de los
asegurar? Por el contrario, ¿es cierto que hay una sola contornos jurídico-institucionales, e indagando el sentido
ética valedera tanto para la actividad política como para ético con el cual ahora la política se identifica. Visto así el
otra cualquiera? Se ha pensado muy a menudo que estas asunto, nos remite a pensar no solamente en la naturaleza
dos últimas afirmaciones se excluyen mutuamente, es de- del nexo entre ética y política, sino también a cuestionar-
cir, que una o la otra pueden ser efectivas, mas no las dos. nos acerca de su vigencia. Una discusión que aclare si la
¿Acaso existe con absoluta certeza alguna ética en el mun- política en sí ya tiene una moral intrínseca, o si hemos de
do capaz de imponer normas de idéntico contenido a las tener que reflexionar en torno a qué proceder, es el que
relaciones eróticas en el plano de lo comercial, familiar y reclama la política contemporánea y de cada tiempo en
de las profesiones, así como a la relación con la esposa y específico. Con otros términos estaríamos frente a la con-
también con la verdulera, el hijo, el competidor o el acu- sideración de preguntarnos: ¿cuáles son las características
sado?”11 o peculiaridades que para cada ciclo histórico manifiesta la
En síntesis, no es posible hablar de una sola y única política?, rebasando la idea de que la misma es y se desarro-
ética desde donde se orienten las acciones comerciales, lla de forma homogénea.
políticas, religiosas o familiares; hay una ética política, al igual En la lógica de Maquiavelo, el par ética-política es una
que existe una ética sexual o una ética mercantil. Tenemos dicotomía donde el interés capital era separar la razón de
así, una ponderación de ámbitos con exigencias prescritas la fe, esto es, secularizar el quehacer mundano alejándolo
que marcan y orientan sus formas de organización y com- de los preceptos religiosos. Esta misma dualidad en Weber
portamiento. Así las cosas, ¿sería correcto afirmar que los no es irreconciliable, por lo contrario, la firmeza de su inte-
políticos de este convulsivo inicio de siglo son más o me- gración garantiza la racionalidad de las decisiones políticas
nos amorales por la degradación del orden social?, y por versus los prejuicios de la ideología y la voluntad. La ética y
igual ¿el problema de los incorrectos manejos del poder po- la política no pueden estar desligadas, porque cuando eso
lítico, eximiéndose de sus fines sociales reside en la ocurre, los deberes de la autoridad se transforman en infa-
disfuncionalidad global de las instituciones, llámense Esta- mias y arbitrariedades; o lo que es igual, en descomposi-
do, derecho, Iglesia, burocracia, etcétera? En definitiva no, ción y abusos de poder. En tales referencias, la ola de
porque la dificultad percibida en una esfera determinada testimonios que invade al mundo exponiendo la iniquidad
de acción ciertamente puede tener impactos en otros es-
pacios, pero no es la totalidad social con mayúsculas.
12
Establecido lo anterior, hemos de considerar en sus Véase Norbert Lechner, “Los nuevos perfiles de la política. Un
justas dimensiones la constitución de una moral propia de bosquejo” en Nueva Sociedad, Caracas, núm. 130, marzo-abril 1994;
Norbert Lechner, “Las transformaciones de la política” en Revista Mexi-
la política que rige los ordenamientos y acciones de los cana de Sociología, IISUNAM, núm. 1-96, enero-marzo 1996; Danilo Zolo, La
hombres de Estado, en cada circunstancia social e histórica. democracia difícil. México: Alianza Editorial, 1994, pp. 33-62; Nora
Rabotnikoff, “El retorno de la filosofía política: notas sobre el clima teó-
rico de una época” en Revista Mexicana de Sociología, 4-92, IISUNAM, octu-
10
Ibid., p. 52. bre-diciembre, México; John Keane, La vida pública y el capitalismo tardío.
11
Ibid., pp. 49-50. México: Alianza Editorial, 1992, pp. 363-429.

El
Cotidiano 153 81
del orden político previo, llámese Estado benefactor, popu- pagación de los discursos esterilizados de intereses, pro-
lismo o comunismo, de raíz lo que indica es una forma de la motores de los fines de la historia, el fin de la utopía o la
relación entre ética y política, ni mejor ni peor, simplemen- crisis de los metarrelatos.
te una típica interacción sometida actualmente al juicio Esbozado lo anterior, el tema central por donde
sumario de otro enfoque. Los modos de hacer política en indubitablemente transitará la discusión política de los
términos técnicos, hoy como en ninguna otra época, ofre- próximos años, radica en definir las peculiaridades del
cen altos rangos de especialización, resultando notable la horizonte o proyecto social a ser desplegado para el futu-
fabricación de mecanismos de organización política cada ro, en función del cual los esquemas del poder político
vez más diversos y complejos; empero, también es percep- institucional, técnico y cognoscitivo se modificarán,
tible su disposición a independizarse de manera más visible reubicando el carácter de los objetivos a perseguir y de
de una concepción de largo aliento. He aquí la esencia de la los medios para lograrlo. O sea, proporcionar los funda-
discrepancia del actual milenio: pugnar por una nueva co- mentos a los actos políticos, para que éstos adquieran
rrespondencia entre lo público y lo privado, asociado a un sentido y no queden expresados como meras actitudes
reajuste en la unidad Estado-Sociedad. personales carentes de un origen y un fin, que tienen su
El cometido primordial de los gobiernos del mundo en razón de ser en la rutina política en sí, siendo éste el argu-
nuestros días, gira en torno de un compulsivo afán por res- mento para examinar la originalidad de la política en tér-
taurar la pulcritud institucional. Se forman comisiones par- minos de valores, y de su nexo con las instituciones y
lamentarias, cambian las reglas jurídicas, los cuerpos cuerpos que realizan las tareas administrativas de la ri-
policíacos endurecen sus acciones, etcétera, todo bajo la queza pública. Una acción que, en cuanto tal, precisa de
égida del Estado de Derecho y, por lo tanto, de la legalidad. una institucionalización social (objetivación ética de un
Pero aquí es donde los caminos al cruzarse crean un nudo imaginario social) por encima de los formalismos jurídi-
gordiano, ya que al exacerbarse la limpieza institucional la cos de la representación. Sólo de ese modo, parece ser, es
empresa política se convierte en una dilatada razón de Es- posible la construcción eficaz y creadora de una sociedad
tado. La política se impone a la ética, quebrantando el equi- racional y responsable.
librio sobre el cual descansaba su virtuosismo. Roto tal De igual manera, una aproximación escrupulosa al pa-
contrapeso, el proyecto de largo plazo queda inhabilitado pel de los escándalos políticos en las nacientes democra-
ocupando su lugar medidas de corto alcance conducentes cias, posibilitará acercarse y tener un conocimiento más
a preservar simple y llanamente la disciplina. El incremento profundo de las representaciones que los gobernados se
de la resistencia civil y la movilización social en los últimos hacen de sus gobernantes, así como del poder político
años en buena parte del planeta, y la obcecación de los mismo, un examen que coadyuvaría a mejorar nuestra
gobiernos correspondientes, revelan el grado de separa- comprensión del nexo entre la cultura política y el entra-
ción entre la práctica política y la responsabilidad en la apli- mado institucional. Apuntalada en la reacción de la opi-
cación del poder. Litigio estimulado en buena medida gracias nión pública ante ciertos sucesos, queda abierta la
a la constrictiva incursión de la técnica en los espacios re- interrogante de cuál es el detonante y/o los valores den-
servados para el juicio valorativo. Asentada en una petu- tro del imaginario colectivo de los gobernados, que los
lante razón instrumental, la técnica instigó un virulento lleva a estigmatizar la conducta de un agente político, y
resentimiento hacia la política a lo largo de toda la época cómo todo ello concita tanto a la reconsideración de sus
de intervencionismo estatal, desilusión que al presente tie- referentes institucionales de confiabilidad, como de sus es-
ne un gigantesco auge13, derivando en una exagerada pro- quemas valorativos sobre los cuales construir sus premisas
de legitimidad.

13
Quede como ejemplo de ello, la “reorganización” actual de las
sociedades sobre la base de acuerdos o concertaciones, donde la con-
flictividad encima de la cual descansaban los Estados, Regímenes o Siste- como esfera racional de negociación mediante los pactos políticos. Una
mas políticos premodernos –léase no civilizados–, se diluye o desaparece etapa de “hipersecularización” política que está transformando el viejo
definitivamente como fundamento de explicación y organización social. esquema populista, modificando la constitución, así como las formas de
Lo que a su vez se ha traducido en una acometida político-ideológica en participación política de los actores sociales. (Norbert Lechner, “La de-
contra de los actores sociales surgidos al cobijo de los postulados del mocratización en el contexto de una cultura postmoderna” en N. Lechner,
Estado Asistencialista-Popular, buscando desmitificar el ámbito de la vida (comp.), Cultura política y democratización. Buenos Aires: FLACSO-CLACSO-
pública –sustentado en las creencias y voluntades–, reconstituyéndolo ICI, 1987, p. 257).

82 Cultura política

También podría gustarte