Estudios Sobre Identidades y Cultura Material en La Región Maya - Héctor Hernández y Marcos Pool
Estudios Sobre Identidades y Cultura Material en La Región Maya - Héctor Hernández y Marcos Pool
Estudios Sobre Identidades y Cultura Material en La Región Maya - Héctor Hernández y Marcos Pool
MAYA
INDICE
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BIBLIOGRAFIA
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manera conceptos como etnicidad, gnero e identidad grupal han sido empleados para el
estudio de la alteridad en sociedades y culturas actuales y del pasado.
En este sentido, el volumen que se presenta es una contribucin
interdisciplinaria, que incluye estudios iconogrficos, etnohistoricos, etnoarqueologicos
y bioarqueologicos, que buscan aportar ideas sobre la relacin entre la cultura materia y
la construccin de la identidad social y cmo se puede entender dicha relacin.
El estudio de las identidades en las ciencias sociales ha sido, para muchos, un
tema sumamente debatido pero pobremente consensuado. Las mltiples formas de
entender la identidad han permitido que sea abordada con marcos tericos y
metodologas diversas. En el mundo actual, globalizado, el estudio de las identidades
sigue siendo pertinente, en vista de que el cambio cultural de hoy en da lleva un ritmo
ms acelerado que en el pasado. Las identidades en sus diferentes facetas (de gnero,
estatus, edad, individual, colectivo, tnico, etc.) son manifestaciones propias de la
condicin humana en cualquier momento de la historia.
Por lo tanto, es de sumo inters estudiarlas tanto en contextos contemporneos
como en contextos del pasado. El presente libro es un ejemplo de cmo la identidad
puede ser entendida y estudiada de manera diversa. Desde diferentes propuestas tericas
y metodolgicas, los colaboradores del presente volumen nos acercan al estudio de la
identidad tanto en contextos prehispnicos como en contextos contemporneos haciendo
uso principalmente de los enfoques estructuralista, procesualista, primordialista y
situacionalista, pero siempre tomando como base la cultura material. An cuando exista
tensin entre estos marcos tericos, cada uno de los trabajos presentados abre la
posibilidad real de establecer un dilogo entre diversas perspectivas. En lugar de ser
vistas como excluyentes, podramos finalmente verlas como complementarias.
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Por su parte, el enfoque del estudio hacia la cultura material, donde se manifiesta
una pluralidad disciplinaria, se centra en la idea de que la materialidad es una dimensin
integral de la cultura y que hay dimensiones de existencia social que no pueden ser
entendidas sin sta. Por eso se considera que material culture studies might be
regarded as an academic manifestation of characterizations of our contemporary
culture conditions as posmodern involving indeterminancy, immanence of becoming,
ambiguity, heterodoxy and pluralism (Tilley, et al. 2006:1).
En la arqueologa, hasta antes de los aos sesentas, la cultura material era tratada
primeramente como un reflejo de la identidad tnica; se le vea como una forma de
difusin de las ideas entre diferentes grupos, como reflejo de invasiones, migracin y
cambio social. De manera alternativa, haba estudios en trminos de las tecnologas
requeridas para hacerlas y entenderlas en trminos de grandes esquemas de evolucin
social. Para la nueva arqueologa de los aos 60s, la cultura material se le concibi en
trminos de su contribucin a la adaptacin medioambiental o para el funcionamiento
adecuado de los sistemas sociales. A partir de esta etapa surgen en los estudios
etnoarqueolgicos y los estudios de la cultura material moderna. En los ochentas, la
influencia de los enfoques simblicos, estructuralistas, la arqueologa marxista y las
conceptualizaciones arqueolgicas sobre la cultura material propiciaron la aparicin de
un amplio campo de estudios sobre la cultura material (Tilley, et al. 2006). En las
ltimas dcadas, el inters en la dimensin material de la vida social ha aumentado. En
varias disciplinas adems de la arqueologa, se han presentado muchos trabajos donde
se observa un nuevo inters en el potencial de los papeles sociales de las materialidades
ms all de un simple simbolismo (Fahlander y Oestigaard 2004).
Con respecto al volumen que aqu presentamos, resaltamos el hecho de que los
autores emplean diferentes fuentes de informacin para el estudio de la identidad y la
cultura material. As tenemos el primer captulo denominado etnicidad en arqueologa
donde se comenta que uno de los niveles de la identidad ms problemticos, de los
tratados en el presente volumen, es el de la etnicidad. Marcos Pool Cab, propone que el
estudio de la identidad tnica es posible en arqueologa mediante una metodologa
adecuada. Sin considerar ms ni menos las diferentes corrientes que han pretendido
estudiar la etnicidad, propone un enfoque multivariable, a travs del cual la informacin
arqueolgica pueda ser contrastada con los distintos enfoques tericos tales como el
primordialista, el situacionalista o el procesualista. De manera especfica, considera que
la aplicacin complementaria de estos enfoques debe de realizarse en contextos
arqueolgicos especficos como son los contextos de interaccin. Menciona como un
ejemplo potencial de estudio Isla Cerritos, avanzada costera itz en la costa norte de la
pennsula de Yucatn. La cultura material que se propone estudiar es aquella
relacionada con los bienes de intercambio en el Yucatn prehispnico, como vasijas de
fina manufactura, jade, obsidiana, oro y conchas que llegaron al norte de la pennsula
producto del comercio.
El segundo trabajo, que se inscribe dentro de la teora de la prctica y la accin,
es el que presenta Nancy Peniche May. Empleando un enfoque mltiple que incluye
informacin arqueolgica, etnohistrica y etnogrfica, la autora trata la actividad
humana como factor de identidad de gnero en la poca prehispnica en sitios del norte
de Yucatn. Con ello observamos que ciertos elementos encontrados en el contexto
arqueolgico -como son los maceradores-, suelen reflejar la manera normal de hacer
las cosas. En este caso, se comenta sobre las acciones relacionadas con respecto a la
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permite a los individuos construir su realidad, insertarse en ella, actuar en ella. Esta es
una postura estructuralista de la identidad. La cultura material de estudio la constituyen
las estelas mayas de la poca prehispnica y algunos elementos de la vida cotidiana de
las mujeres mayas actuales.
La identidad de gnero femenino es uno de los aspectos ms abordados en el
presente libro. Sin embargo, la ideologa de gnero puede ser expresada en diferentes
formas como pueden ser la vestimenta y el atuendo femenino. En el trabajo de Miriam
Gallegos Gmora, que conforma el quinto captulo, la vestimenta viene a ser la
expresin de identidad entre las mujeres de Jonuta, Tabasco durante la poca
prehispnica. Este acercamiento esencialista de la identidad, permite considerar que, a
travs del estudio de la vestimenta y atuendo de las figurillas de barro, podemos
descubrir los parmetros culturales establecidos por los mayas del Clsico Tardo
respecto a la identidad femenina, esto es, la forma en cmo era vista la mujer y los
papeles que desempeaba en la sociedad. Como se mencion lneas atrs, la identidad
de los individuos se construye mediante un cruce de diferentes variables como son la
edad, el gnero, la clase social, por mencionar algunos. Los objetos materiales
estudiados por Gallegos Gmora son las figurillas ricamente modeladas provenientes
del sitio de Jonuta en la regin de Tabasco.
La comida como marcador de identidad social es otro tema abordado en el sexto
captulo del presente libro, su enfoque parte desde el estudio de la zooarqueologa. En
su ensayo, Christopher M. Gtz parte de la idea de que la alimentacin, y en especial el
modo de preparar y consumir alimentos, pueden fungir como marcadores de identidad.
El concepto que utiliza es el de identidad social. Gtz plantea que la identidad y la
cultura estn ntimamente relacionadas. Cultura e identidad permiten entender por qu
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relaciones han sido siempre iguales. Los cientficos sociales pueden encontrar
configuraciones especficas de relaciones inter-tnicas en cada periodo de la historia y
as entenderlas segn las diferentes pocas.
La identidad aunque es histrica, se manifiesta en los diferentes espacios de
integracin de la sociedad, como la escuela, la familia, el trabajo, los medios de
comunicacin, los espacios de gobierno, entre otros. Pero en el estudio de las
sociedades pasadas estos espacios pueden entenderse en los grupos domsticos, en las
familias, en los espacios rituales, los espacios polticos, en los econmicos, etc.
Por entenderse en los espacios de integracin social, el anlisis de las relaciones
tnicas se establece en un marco de relaciones de poder estructural. En esa dinmica, la
etnicidad, como categora de estructuracin de las relaciones sociales, se cruza con otras
como la clase social, el gnero, la edad o la preferencia sexual (Velasco Ortiz s/f).
En las aproximaciones antropolgicas de los aos sesenta, en Mxico y en el
mundo acadmico, domin una visin sustancialista de la etnicidad. Esta visin
postulaba una serie de atributos culturales como seas de los grupos tnicos. Tal vez la
reaccin ms elocuente a esa visin la constituya el trabajo de Frederik Barth (1969).
Bajo la mirada de este autor, la etnicidad no se define por sus contenidos culturales, sino
por la forma como se organizan socialmente las diferencias culturales y el significado
que esas diferencias cobran en la construccin de las fronteras entre nosotros y ellos.
Barth (1969) defini a la etnicidad como una forma de organizacin de las diferencias
culturales. Ello supone que tales diferencias se construyen de acuerdo con su significado
y de acuerdo con la situacin. Esta definicin hizo que tal aproximacin fuera bautizada
como "situacionalista", en la medida que at la etnicidad a esta condicin, hacindola
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La etnicidad en arqueologa
Desde una base culturalista, los enfoques tericos que parecen ser de mayor ayuda para
entender la etnicidad en arqueologa son el esencialismo, el primordialismo y el
situacionalismo. Sin embargo, no debemos perder de vista que los aspectos tnicos
posibles de rastrear en la arqueologa, debido a la naturaleza misma de la disciplina, son
resultado de procesos histricos e ideolgicos que se dieron en el pasado.
Sin tomar una posicin exclusiva sobre ninguna de las propuestas tericas que
explican la identidad tnica una concepcin lo suficientemente amplia para ser
utilizada y rastreada para las ciencias sociales en general y para la arqueologa en
particular-, mi consideracin es que la categora de grupo tnico designa a un grupo
social que:
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La anterior no es propiamente una definicin, es una forma hasta cierto punto holstica
de entender lo que caracteriza a un grupo tnico. Comprendindolo de esta manera no
discriminamos ninguna de las propuestas tericas que han surgido para el estudio de la
etnicidad. Al contrario se rescatan las aportaciones principales esencialistas,
situacionalistas, primordialistas, procesualistas y estructuralistas, y a mi parecer la
hacemos una categora lo suficientemente operativa para ser tratada en arqueologa. Lo
atractivo del concepto de grupo tnico, es que cada uno de los puntos contemplados en
el mismo, pueden ser analizados en el registro arqueolgico.
De acuerdo al primer punto, la relacin biolgica debe de encontrarse en
estudios seos. Para ello el anlisis de ADN puede ser de suma utilidad. Por otra parte,
la utilizacin del mtodo osteobiogrfico en el que se toman en cuenta datos
morfolgicos craneales y dentales, puede ayudarnos a conocer quines eran los
individuos analizados, sus orgenes, filiaciones y condiciones de vida.
Los valores culturales compartidos deben observarse en el registro material en
general: cermico, arquitectnico, ltico, textil, habitacional. Otros aspectos como las
creencias religiosas as como la cosmovisin de la vida, pueden ser manifestados en los
ajuares funerarios, as como en la escultura, en la decoracin arquitectnica, en las
representaciones iconogrficas y tipos de escritura.
El campo de comunicacin e interaccin es un resultado final de las relaciones
que se pueden dar entre individuos que se identifican entre s y comparten los valores
culturales.
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material (Prez Ruz 1992:65). En este sentido la etnicidad puede ser concebida
como el resultado de estas relaciones. Esto es, como el sentimiento conciente de
pertenencia a un grupo reflejado en la prctica y experiencia social y que se estructura
en referencia a los habitus de los individuos.
Como hemos visto, en arqueologa es posible el estudio de las identidades
tnicas. Pero no se trata de dar por un hecho que la etnicidad puede verse en toda
manifestacin de la cultural material. Propongo que la etnicidad entendida como
construccin y proceso debe de analizarse y entenderse en los contextos de interaccin.
En los contextos de interaccin ocurre el proceso de des diferenciacin, esto es, el
reconocimiento conciente de uno mismo en relacin al otro. En estos contextos se
establece un juego constante en el que las semejanzas y diferencias dialogan entre s.
Por lo tanto considero que isla cerritos es un buen laboratorio para entender las
relaciones entre grupos de individuos a travs de la llamada cultura material.
Isla Cerritos como contexto de interaccin para entender las relaciones intertnicas
Isla Cerritos es una porcin de tierra de 200 m de dimetro, localizada a 500 m de la
Costa Norte de Yucatn, a 5 km hacia el poniente del puerto de San Felipe, y a 90 km
tierra adentro de Chichn Itz (Andrews, et al. 1984:1; Andrews, et al. 1986:1,
1988:196; Gallareta Negrn, et al. 1989:311, ver Figura 2).
La isla se encuentra
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los altos de Guatemala; piedras verdes de las Tierras Altas de Guatemala y Basalto,
proveniente posiblemente de Veracruz o de Belice; obsidiana verde proveniente
posiblemente de Hidalgo, en el Altiplano Central; obsidiana gris/negra posiblemente
proveniente de Veracruz, Puebla o Michoacn, o de Guatemala (ver Figura 4). La mayor
parte del material alctono se encontr en niveles estratigrficos del perodo Clsico
Terminal/Posclsico Temprano (Gallareta Negrn y Andrews 1988:11).
Figura 3. Entierro de posible comerciante en Isla Cerritos (Tomado de Cobos et al, 2007).
Desde que se dieron los primeros estudios en Isla Cerritos siempre se contempl
que era un espacio de inters para comprender la arqueologa del norte de Yucatn
durante el Clsico Tardo/Posclsico Temprano. Este inters siempre estuvo ligado a
comprender el papel (que la mayora de los investigadores comparten) que dicha nsula
jug en las relaciones polticas y econmicas, que los itzaes supuestamente
establecieron con otros grupos de Mesoamrica. En esta isla se ha encontrado material
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Material
Regin de procedencia
Tohil Plomizo
Piedra verde
Basalto
Obsidiana Verde
Obsidiana Gris
Turquesa
Oro
Cermica
pasta fina
Costa de Guatemala
Tierras altas de Guatemala
Veracruz y/o Belice
Altiplano Central (Hidalgo)
Veracruz, Puebla y/o Michoacn
Norte de Mxico y/o Suroeste de
E.U.
Centroamrica (Costa Rica o
Panam)
de Costa del Golfo (Tabasco) y/o
Chiapas
Tabla 1.- Material arqueolgico que manifiesta contacto de Isla Cerritos con otras regiones culturales
(Tomado de Pool Cab 2007).
Isla cerritos
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Las culturas materiales son un reflejo inequvoco de la etnicidad. Por lo tanto las
semejanzas y las diferencias en los restos materiales pueden correlacionarse con las
similitudes y las diferencias de la etnicidad. Una definicin clara de los rasgos culturales
en los materiales podra reflejar la presencia de grupos tnicos determinados.
Siendo Isla Cerritos uno de los centros de intercambio comercial ms
importantes durante el Clsico Terminal/Posclsico Temprano, los contactos intertnicos entre grupos mayas y otros grupos (e individuos) de Mesoamrica deben de
reflejarse en los vestigios arqueolgicos. Los vestigios arqueolgicos en esta isla
pueden distinguir las diferentes identidades tnicas de los diferentes grupos e individuos
que interactuaron y que de manera directa e indirecta participaron en las relaciones de
intercambio.
En Isla Cerritos se tienen ciertos marcadores arqueolgicos que pueden
ayudarnos a entender las relaciones inter-tnicas. Tal es el caso de la cermica.
Mediante el anlisis cermico es posible detectar diferencias estilsticas y tecnolgicas
que nos puedan reflejar tambin procedencias regionales. Este ejercicio es importante,
ya que la alfarera es una actividad especializada, y la comunidad de alfareros es la
unidad de poblacin que utiliza una combinacin de pasta y engobe relativamente
uniforme.
Al menos hoy en da se sabe que cermica del complejo Sotuta supli a la
cermica Ceh Pech despus del 900 d.C. (ver Cobos Palma 1998:918). La cermica del
horizonte Sotuta se asocia con el mximo apogeo de Chichn Itz, y corresponde, al
menos, con la llamada arquitectura "tolteca" del sitio. As la cermica Sotuta
correspondera a una manifestacin tnico-cultural de los itzaes. Si bien la cermica
Chichn Sin Engobe, Chichn Rojo y Chichn Pizarra, manifiestan originarse de
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Comentarios finales
La aplicacin de una propuesta como la que acabo de mencionar, puede ayudarnos a ser
ms especficos y menos obvios al tratar sobre los mayas prehispnicos. Ms cuando
pensamos en lo maya, como una categora que engloba una gran diversidad cultural. No
obstante que muchos acadmicos la siguen empleando como si fuera fija y cerrada.
Dos preguntas con orientacin metodolgica estrechamente ligadas son las
siguientes: quines eran los mayas prehispnicos?, o bien, qu eran los mayas
prehispnicos? Pero estas preguntas deben hacerse para tiempos y contextos especficos,
propongo que los contextos de interaccin identificados en arqueologa son
primordiales.
Planteo que, para estudiar la etnicidad en arqueologa, no debemos basarnos
nicamente en una propuesta terica que la explique. Las diferentes teoras que han
surgido para estudiar la identidad y la etnicidad, no me parecen totalmente
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contradictorias, pero comprometerse con alguna podra provocar una visin sesgada
sobre la misma. Por lo tanto propongo un enfoque multivariable, en el que sea posible
establecer un dilogo entre las diferentes propuestas tericas. De tal manera que los
datos arqueolgicos que apunten a la comprensin de las identidades tnicas y de los
grupos tnicos tengan la libertad de ser contrastados con las teoras preexistentes. El
llamado es realizar un ejercicio de contrastacin terica transdisciplinaria.
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Introduccin
Entre las mltiples actividades artesanales que realizaron los antiguos mesoamericanos
se encuentra la manufactura del papel a partir de las cortezas internas de diversos
rboles. La seleccin de la materia prima dependa de su disponibilidad en las diferentes
regiones en donde se elaboraba el papel corteza. Sin embargo, los rboles
principalmente empleados pertenecieron a los gneros Ficus (Ficus cotinifolia, Ficus
podifolia, Ficus petiolaris), Morus (Morus celtidifolia) y Agave (Agave americana)
(Lenz 1973; Vander Meeren 1997). En el rea maya, el Ficus cotinifolia o kop fue la
materia prima empleada para la elaboracin del papel.
Este papel denominado amatl en nhuatl o huun en maya fue empleado para
una variedad de propsitos, tales como ofrendas rituales; atavos de dioses, de personas
importantes y de personas destinadas al sacrificio; pago de tributo y como soporte para
la elaboracin de cdices. A pesar de la importancia poltica, econmica o religiosa que
pudo haber tenido, los diferentes aspectos de su manufactura, identificada en el registro
arqueolgico mediante los maceradores, se encuentran pobremente estudiados,
principalmente en las tierras bajas mayas de norte. Esto se debe en parte a la pauprrima
preservacin del papel, a la escasez de informacin etnohistrica y etnogrfica sobre los
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Figura 1. Sitios arqueolgicos de donde proceden los maceradores que componen la muestra.
fueron realizadas tales actividades. Para ello, se emplea un enfoque mltiple que incluye
informacin arqueolgica, etnohistrica y etnogrfica.
Figura 2. Maceradores del norte de la Pennsula de Yucatn: A) Ciudad Caucel (Peniche 2008); B) Ek
Balam (Peniche 2007); C) Flor de Mayo (Peniche 2008); D) Isla de Jaina (Peniche, et al. 2005);
E) Sih (Fernndez y Peniche 2005).
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Flor de Mayo (Yucatn). En este sitio se han reportado dos fragmentos de maceradores
y uno completo procedentes de las estructuras 29, 70 y 385, edificios habitacionales del
periodo Clsico Tardo habitado probablemente por gente de estatus alto en la jerarqua
del sitio (Hernndez Hernndez 2006). Uno de estos artefactos se caracteriza por haber
sido reutilizado como un alisador, de hecho an conserva restos de estuco en las facetas
que funcionaron para los trabajos de albailera.
Isla Cerritos (Yucatn). Un slo macerador de caliza densa fue hallado durante las
exploraciones de la estructura 15, especficamente en la capa 5 del pozo de prueba 4.
Este artefacto data en el periodo Clsico Terminal (Cervera Rivero 1996).
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Isla de Jaina (Campeche). Dos maceradores fueron hallados en este sitio, uno en el
Juego de Pelota y otro en el pozo de prueba 8. Estos implementos datan en el periodo
Clsico Tardo- Terminal (Peniche, et al. 2005).
Sih (Yucatn). Tres maceradores se hallaron en este sitio. Uno completo y uno
fragmentado fueron recuperados en la Estructura 5D2 mientras que en 5D16 se recuper
un artefacto de este tipo. Las investigaciones realizadas en tales estructuras han arrojado
evidencia de que se trata de edificios de carcter habitacional de elite. Asimismo, se ha
podido determinar que los tres implementos datan para el periodo Clsico Terminal
(Fernndez y Peniche 2005).
SITIO
Chicann
Ciudad Caucel
Dzibilchaltn
Flor de Mayo
Ek Balam
Kabah
Isla Cerritos
Isla de Jaina
Isla Piedras
Oxkintok
Sih
Uaymil
Xcochkax
TOTAL
N
5
11
5
3
2
3
2
2
1
1
3
1
1
40
Discusin
A pesar de que la muestra de maceradores con la que se cuenta actualmente es muy
pequea, existen ciertas tendencias que es posible observar cuando se toman en cuenta
la temporalidad y los contextos de procedencia de los implementos.
En primera lugar, podemos sugerir con base en la muestra recuperada en Ciudad
Caucel que, al igual que en los sitios del norte de Belice como Kaxob (McAnany y
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Sitio
Chicann
Preclsico
Medio
Preclsico
Tardo
Clsico
Temprano
Clsico
Tardo
Clsico
Terminal
Posclsico
Total
----
----
----
----
----
Ciudad
Caucel
Dzibilchaltn
Flor de Mayo
Ek Balam
Kabah
Isla Cerritos
Isla de Jaina
Isla Piedras
Oxkintok
Sih
----
----
----
----
----
----------------------------
1
-------------------------
----------------------------
---3
3
------2
----------
3
---------1
---------3
1
-------------------------
5
3
3
0
1
2
0
0
3
Uaymil
----
----
----
----
----
Xcochkax
----
----
----
----
----
13
27
Total
39
Por otra parte, la baja produccin del papel corteza pudo estar relacionada con
sus usos, los cuales estuvieron limitados a diversas actividades religiosas y rituales, as
como a la elaboracin de cdices (Lenz 1973; Vander Meeren 1997). Los mexicas, por
ejemplo, consuman grandes cantidades de papel, pero la mayora era empleado como
ornamentos en rituales y atavos para dioses, sacerdotes, humanos destinados al
sacrificio o cadveres de personas muertas en circunstancias especiales. El papel
goteado con hule, llamado amateteuitl, poda ser empleado para representar a los dioses
y fue usado, al mismo tiempo, como ofrenda y como ornamento. Igualmente, el papel
amate era dado como ofrenda en determinadas ceremonias. Los tlaxcaltecas y los
otomes tambin ofrendaban papel corteza (Lenz 1973; Motolina 2001; Sahagn 1999).
De manera similar, en el rea maya se quemaban rollos de papel que servan de
receptculos para la sangre en los rituales para llamar a la Serpiente Visin tal y como
se aprecia en algunos monumentos de Yaxchiln (Benavides 1998; Schele y Freidel
1990). En tiempos ms recientes, desde la dcada de 1970s y hasta finales de los
1990s, el papel corteza que era producido en poblaciones otomes se empleaba casi
exclusivamente en la brujera o ceremonias de curacin (Christensen y Mart 1971 en
Clark 1988; Hernndez 1959 en Lenz 1973; Lpez 2003; Vander Meeren 1997). Los
lacandones, en los 1940s, tambin utilizaban el papel corteza durante el culto, aunque
en forma de bandas para rodear sus cabezas, vasijas sagradas y sonajas que utilizan sus
sacerdotes. De manera similar, en las Relaciones de Yucatn se reporta que un sacerdote
maya empleaba bandas de papel hecho del rbol copo (Lenz 1973). Tanto la
informacin etnohistrica, iconogrfica y etnogrfica seala que el papel corteza tuvo
un carcter sagrado ya que actu como un tipo de mensajero o nexo, proveyendo un
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A partir de la dcada de 1970s, hay registros de que en San Pablito hombres ajenos a los grupos
domsticos eran quienes recolectaban la corteza y realizaban su separacin en interna y externa para
posteriormente vendrsela a las mujeres. Sin embargo, en este caso los niveles de produccin del papel
son ms altos que en tiempos prehispnicos (Christensen y Mart 1971 en Clark 1988; Vander Meeren
1997) ya que por polticas gubernamentales se incentivo a aumentar la produccin como un medio de
supervivencia alternativo a las labores agrcolas.
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raspar las fibras, as como por jarras con cuello empleadas para almacenar agua
indispensable para el remojo (Fung 1995).
La segunda etapa del proceso de manufactura del papel corteza era la
elaboracin en s de la hoja. Para ello, se empleaba una tabla de madera sobre la cual se
depositaban haces de fibra formando una cuadrcula. Estas fibras eran golpeadas con un
macerador con el objetivo de entrelazarlas. Posteriormente, las hojas eran puestas a
secar al sol (Lpez 2003; Vander Meeren 1997). En todos los registros etnogrficos, las
mujeres son las encargadas de realizar esta etapa (Lenz 1973; Lpez 2003; Starr 1898
en Tate 1999; Vander Meeren 1997), aunque Lenz (1973) evidenci un caso en
Amatepec (Veracruz) en el que un hombre quien lo aprendi de su padre,
manufacturaba papel corteza. Como Starr (1898 en Tate 1999) seal el trabajo es
hecho por las mujeres y usualmente en las casas con cierto grado de secreto2
(traduccin de la autora), lo cual puede estar relacionado a la funcin sagrada que el
papel corteza tuvo (Tate 1999). Debido al sagrado del papel corteza, el conocimiento de
su manufactura debi ser celosamente guardado y posiblemente estuvo restringido a
mujeres de la elite.
Cabe sealar que esta divisin de las etapas del proceso de manufactura por
estatus ya ha sido planteada para la manufactura de ornamentos de jade en Cancun. La
evidencia recuperada en este sitio ha permitido sugerir que los primeros estadios de
produccin de los ornamentos se realizaron por gente no elite, pero las etapas finales se
llevaron a cabo por la elite misma debido a que para ello era necesario cierto
conocimiento restringido y exclusivo de la elite (Kovacevich 2006).
En el trabajo de Lenz (1973) se puede observar que Starr se refiere nicamente al proceso de
elaboracin de la hoja del papel y no a la recoleccin de la corteza ni a su separacin y limpieza.
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Consideraciones finales
El estudio de los maceradores arqueolgicos an est en sus inicios. Sin embargo,
conjuntando la informacin arqueolgica, etnohistrica y etnogrfica sobre los
implementos y el proceso de elaboracin del papel se ha podido proponer qu actores
sociales estuvieron asociados a las diversas tareas relacionadas con la elaboracin y el
uso del papel, tradicin que se remonta en el norte de la pennsula de Yucatn desde el
periodo Preclsico Medio.
Por el momento, se puede establecer que la baja frecuencia en la que se
presentan los maceradores en las colecciones artefactuales parecen sugerir que la
intensidad de produccin del papel fue generalmente baja. No obstante, el relativamente
alto nmero de maceradores en algunos sitios implicando niveles intensos de
produccin puede estar relacionado con una mayor disponibilidad de rboles
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convenientes para la elaboracin de papel corteza o quiz al uso de este bien como
forma de intercambio (Fung 1995).
En la mayora de los sitios, sin embargo, la baja frecuencia de los maceradores
puede indicar que las personas con el conocimiento de la manera de procesar las
cortezas para convertirlas en hojas de papel o huun eran pocas y, por lo tanto, ste era
privilegiado. Con base en el registro etnogrfico se ha sugerido que estas personas
fueron predominante mujeres y con base en los contextos de procedencia de los
implementos de manufactura, los maceradores, se sugiere que estas mujeres pertenecan
a la elite, aunque mujeres y, de manera secundaria, hombres de estatus inferior pudieron
haber participado en esta actividad durante las etapas de recoleccin de la materia prima
y la separacin y limpieza de las cortezas, por lo que estaramos hablando de relaciones
de subordinacin. La integracin de la informacin proporcionada por los anlisis de los
maceradores con la obtenida con otros artefactos como las clases de vasijas cermicas y
los tipos tecnolgicos de artefactos de slex y obsidiana, as como los contextos de
recuperacin podra ayudar a esclarecer esta incgnita. La divisin de labor por estatus
ha sido planteada tambin para la produccin de ornamentos de jade en Cancun
(Kovacevich 2006). El hecho de que las mujeres de elite hayan sido las encargadas de la
manufactura del papel refuerza la idea de que las elites tuvieron diversas identidades,
estando entre ellas la de artesanos (Inomata 2001).
Por otra parte, se puede plantear que las mujeres mediante la manufactura del
papel contribuyeron a prcticas importantes consideradas predominantemente
masculinas como es la elaboracin de cdices por parte de los artistas/escribanos.
Asimismo, mediante la elaboracin del papel, las mujeres de elite participaban de algn
modo en las diversas prcticas religiosas en las cuales este objeto de prestigio era
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Traci Ardren
El sacrificio de la vida humana, para ecualizar el balance del poder entre los humanos y
los dioses, fue uno de los aspectos ms dramticos de la vida poltica y religiosa del
Clsico maya. En este artculo se exploran datos arqueolgicos e histricos de uno de
los lugares ms famosos, aunque mal comprendido, donde se llevaba a cabo el sacrificio
humano el Pozo Sagrado de los itzaes, tambin conocido como el Gran Cenote de
Chichn Itz. Los nios jugaron un papel clave en las ofrendas de vidas humanas en el
Gran Cenote, y mientras estudios previos (Beck y Sievert 2005; De Anda, et al. 2004)
han utilizado los recuentos histricos para sugerir que esto se debi a que representaban
una poblacin marginal, nuevas investigaciones sobre el poder de los nios en la
antigua Mesoamrica, y especialmente sus habilidades para contactar con lo divino, nos
han forzado a replantear sus papeles como ofrendas de sacrificio y nos sugieren que su
identidad como nios los calificaba de manera singular para tomar parte en estos
eventos.
49
sus pares un rey que sacrific a sus cautivos de alto estatus actu deliberadamente para
reforzar una posicin de privilegio a pesar de que ciertamente este sacrificio estuvo
formulado a veces en fraseologa religiosa (Schele 1984). El sacrificio no fue un
asesinato, fue poner la vida del individuo en manos de las deidades (Stavrakopoulou
2007).
El Pozo Sagrado o Gran Cenote es quizs el lugar ms notorio donde se llevaba
a cabo el sacrificio en Chichn Itz. Fue dragado en 1904 por Edward H. Thompson,
uno de los primeros propietarios del sitio y cnsul de los Estados Unidos (Hooten 1940;
Tozzer 1957; Willard 1926). Los mtodos de Thompson fueron toscos, an para los
estndares de su tiempo, sin embargo, recuper extraordinarios tesoros, previos al
contacto europeo, que estn albergados actualmente en el Museo Peabody de la
Universidad de Harvard. Adems de jade, oro, madera y otras ofrendas preciosas se
encontraron los restos de ms de 100 individuos (Beck y Sievert 2005). En los aos
1960s un proyecto mexicano dirigido por Romn Pia Chan condujo excavaciones en
el cenote con mtodos un poco ms sofisticados y de igual manera recuper una muestra
excepcional de objetos sacrificiales, una vez ms incluyendo los restos de ms de 100
individuos (De Anda 2007; Pia Chan 1970).
Ambas colecciones de restos humanos han sido recientemente analizadas por
bioarquelogos interesados en el fenmeno del sacrificio humano (Beck y Sievert 2005;
De Anda 2007). Las colecciones presentan un nmero importante de similitudes. Ambas
fueron recuperadas a travs del dragado, por lo que la informacin y la asociacin
estratigrfica entre los elementos de hueso estn totalmente ausentes. Sin embargo, el
material esqueltico est relativamente bien preservado y son visibles algunos
indicadores sobre patologas y traumas. Lo ms significativo para el presente estudio es
51
que en ambas colecciones predominan los sub-adultos y los infantes con edades que van
entre los 4-12 aos y que parecen haber sido las ofrendas sacrificiales ms comunes en
el cenote (Beck y Sievert 2005:292; De Anda 2007:193). En la coleccin del Peabody,
51 de los 101 individuos fueron juveniles y en la coleccin mexicana 76 de los 121
individuos identificados fueron determinados como juveniles.
Los restos humanos de nios fueron ofrendas comunes por todo Chichn en
contextos arquitectnicos, en tumbas y criptas la evidencia esqueltica de individuos
juveniles es extensiva. Y an mientras el sacrificio es un tema recurrente en el arte de
Chichn, no se conocen imgenes de infantes ni tampoco se sabe de imgenes en el
corpus artstico de nios siendo sacrificados. Existen representaciones ocasionales de
sacrificio infantil en el arte porttil de las tempranas ciudades mayas del Clsico, casi
siempre interpretadas como escenas de una narrativa mitolgica. Lo que resulta curioso
es que, dados los altos porcentajes de restos materiales de sub-adultos provenientes de
todos los contextos de Chichn y la importancia que se le da al sacrificio en el arte
pblico de la ciudad, el sacrificio infantil no fue hecho explcito por parte del estado o la
ideologa de la elite que se refleja en el arte pblico.
Por qu entonces los restos de infantes son las ofrendas ms comunes
encontradas en el cenote? Cul es la base ideolgica para un sacrificio infantil tan
permisivo, si es que se trata de sacrificio lo que se refleja en los restos? Para responder a
esto, ahora podemos examinar tanto el registro arqueolgico regional como los registros
histricos coloniales tempranos para buscar informacin especfica acerca de las
nociones mayas sobre la niez al igual que sobre los rituales y la mitologa asociada con
el cenote.
52
The bodies of children served as food for the tlalocs (earth lords) who reciprocated by
releasing elements from the opening of the earth. Tlalocs flesh and a childs body
constituted a correspondence whose relationship was physically circumscribed by the
sacrificial event (Arnold 1991:226).
La identificacin del cuerpo del nio con el cuerpo de la tierra hizo al nio
apropiado como ofrenda de sacrificio y demostr el principio de que mientras la tierra
sostiene la vida humana, los nios sostenan la tierra. Los contactos espirituales entre
humanos y deidades en la antigua Mesoamrica fueron a menudo una experiencia poco
o nada confortable consistieron en un conjunto de obligaciones y entendimientos
recprocos que requirieron sacrificio personal muy severo o ciertas privaciones. Dentro
de este contexto, la prdida de un nio no es menos monstruosa en un nivel personal,
pero se vuelve consistente con otras sentidas perdidas personales que experimentaron
frecuentemente los habitantes del estado azteca.
Aunque estos recuentos detallados no existen en el rea maya, el sacrificio
ocasional de nios continu en el gran pozo de Chichn Itz durante el perodo Colonial
y posteriormente hasta el siglo XIX cuando el pozo fue usado para depositar cuerpos
durante la guerra de rebelin maya (De Anda 2007:205). Las fuentes del siglo diecisis
mencionan que las elites mayas daban a sus hijos en sacrificio con gran devocin
(Landa 1978 [1566]:48). Los espaoles no tenan explicacin para la persistente
creencia maya de que aquellos arrojados vivos dentro del cenote no moran, an y
cuando no se les volva a ver de nuevo por los vivos (Landa traducido por Gates
1978:90). Landa dice, at times they threw victims alive into the wellbelieving they
would come forth again on the third day, even though they never did see them
reappear (Landa 1978 [1566]:50).
55
Discusin
El Gran Pozo de Chichn Itz no es solamente una de las mayores fuentes naturales de
agua fresca en las tierras bajas del norte, sino que fue tambin uno de los rasgos
ceremoniales ms significativos del antiguo paisaje urbano. Durante el perodo
Colonial, los peregrinos continuaban visitando el cenote para hacer ofrendas a los dioses
en tiempo de crisis durante el perodo que abarca de 1561 a 1565, un total de 55
eventos con 114 victimas humanas fueron registrados por los frailes espaoles que
trataban de controlar la idolatra indgena en los cenotes de todas las tierras mayas del
norte (De Anda, et al. 2004:378).
Dos de estos eventos ocurrieron en el Gran Cenote de Chichn. Las razones
dadas en los documentos espaoles para continuar con los sacrificios infantiles incluyen
el impacto del gran huracn de 1561, peticiones para asegurar una cosecha suficiente,
adivinacin sobre el deseo de los dioses y plegarias para pedir por la salud de los lideres
mayas locales (De Anda, et al. 2004:378). Dichas motivaciones no parecen
sustancialmente diferentes de lo que puede discernirse de la era previa al contacto, en la
cual el sacrificio fue a menudo para aplacar o apaciguar a los dioses, asegurar una
cosecha exitosa o exaltar el estatus personal de algn gobernante.
En las muestras esquelticas de los dos proyectos que recuperaron materiales
provenientes del Gran Cenote, los restos juveniles comprenden entre un poco ms de la
mitad y sobre dos terceras partes del total de individuos, Otros materiales recuperados
fueron consistentes con ofrendas ceremoniales deliberadas sustancias preciosas y
raras como el incienso, oro y joyera real hecha de jade son comunes (Coggins 1984).
Los recuentos espaoles describen que los adultos sacrificados en el cenote
fueron casi siempre esclavos y algunos autores han enfatizado que tanto los nios como
56
los esclavos carecan de estatus o poda ser vistos como miembros perifricos de la
sociedad (Beck y Sievert 2005; De Anda, et al. 2004). Esta interpretacin sugiere que al
carecer de estatus, tanto los esclavos como los nios fueron ms prescindibles y
justifican su sacrificio gracias a su relativa falta de valor. Pero dado que la magnitud de
la esclavitud en la sociedad maya previa al contacto no se ha establecido y que los
espaoles debieron estar ms dispuestos a aceptar el sacrificio de esclavos que el
sacrificio de cautivos o infantes, la explicacin de que el sacrificio humano se basaba en
los miembros marginales de la sociedad parece un entendimiento muy limitado de sta
prctica.
Los nios no nacan como esclavos en la cultura maya previa al contacto, en
todos los recuentos aparecen bien cuidados dentro de su grupo domstico familiar y
ostentaron un estatus demostrable desde temprana edad como se puede observar en las
ofrendas funerarias, etc. As, es ms correcto mencionar que es dentro de la sociedad
occidental moderna que los nios son marginalizados o no detentan un estatus
significante; como investigadores deberamos abstenernos de asumir que este patrn es
universal.
Los estudios estn demostrando que mientras los nios en la antigua
Mesoamrica pasaron a travs de ciertos grados de edad, que al ir incrementando
solidificaron sus identidades como miembros de la sociedad, no fueron marginados
durante este proceso. Adems, la infancia no parece que haya estado confinada por
definiciones biolgicas, tal como lo demuestran los diversos ejemplos de nios reyes y
la presencia de otros casos de nios y nias de alto estatus. En todas las fuentes, los
nios fueron cuidados dentro de los grupos familiares, tuvieron recursos adecuados para
crecer y vivir relativamente saludables y tomaron parte en muchos aspectos de las
57
Chichn Itz pudieran demostrar que en la cultura maya antigua los nios estuvieron
posicionados de manera nica para mediar entre el mundo espiritual de los dioses y el
mundo mundano de los adultos. Desde esta perspectiva, ellos ocuparon un estatus
vulnerable pero inherentemente poderoso basado en una gran autoridad espiritual. En
este caso, la liminalidad que es inherente en la infancia y la niez fue contextualizada
dentro de un marco de referencia en el cual los humanos y las deidades compartieron un
contacto espiritual que incluy la privacin personal para sostener la vida. Por lo tanto,
la liminalidad del nio o la nia, su exclusin del mundo de los adultos y su proximidad
al proceso de muerte y renacimiento los defini como seres sagrados y confidentes de
los dioses.
60
Introduccin
Cuando los arquelogos indagamos sobre el pasado, lo hacemos estudiando aquello que
sobrevivi a los siglos: trozos de cermica, restos de construcciones, fragmentos de
huesos. En ocasiones, contamos tambin con textos e imgenes, tesoros ms bien
escasos en la larga vida de la humanidad. Reconstruir el pasado de las sociedades con
estos vestigios, explicar la forma en que los pueblos antiguos se organizaban social,
econmica y polticamente, se antoja y es arduo y complejo. Lo es cuando el objetivo
es aproximarnos a las sociedades, pero, an as, hay voces que proponen ampliar los
aumentos de la lupa y tratar de llegar a unidades ms pequeas de anlisis.
A lo largo de la historia de la arqueologa ha habido un gran nmero de
discusiones crticas acerca de nuestras preguntas sobre el pasado y la manera en que los
investigadores las abordan y responden. En este trabajo trataremos una de ellas: la
aproximacin del arquelogo a los individuos del pasado y las posibilidades de
acercarnos a sus identidades. Ya Hodder (1994:20) ha puesto nfasis en que la cultura
material no existe porque s, sino que es producida por alguien y para algo, y ha
sealado:
La idea de que la arqueologa no puede ver a los individuos es engaosa. Es cierto que los
arquelogos muy raramente llegan a conocer los nombres de los que hicieron las vasijas, o
los nombres de los grandes lderes de la sociedad () pero cada objeto arqueolgico ha
61
Este mismo autor (Hodder 2000:25-26; ver tambin Fowler 2004:18) afirma que se ha
prestado atencin insuficiente a los eventos a pequea escala en los procesos a largo
plazo y que, al estudiar a travs de los vestigios materiales momentos especficos de la
vida diaria como podra ser, por ejemplo, el lasqueo de un ncleo de pedernal, la
materia de los arquelogos se da, en realidad, a escala humana. En este sentido, nos
hacemos varias preguntas: intentar buscar a los individuos es necesario? es relevante?
y de serlo es posible? Nos referiremos, en este caso, a los mayas de las tierras bajas del
perodo Clsico.
63
como seala Skefeld (1999:430): Action requires a self that reflexively monitors the
conditions, course, and outcome of action. Ms an, Gillespie (2001:100) enfatiza la
necesidad de un modelo que sirva de puente entre las visiones orientadas hacia
individuos o hacia grupos corporados y sugiere que el trmino personhood5 puede ser
ms til que el de individuo.
Respecto a la identidad, Jenkins (en Hernando 2002:50) la define como: el
establecimiento sistemtico y la significacin entre individuos, entre colectividades y
entre individuos y colectividades, de relaciones de similaridad o diferencia; Hernando
(2002:50) agrega que la identidad es la idea que cada uno tiene sobre quin es y cmo
es la gente que le rodea, cmo es la realidad en la que se inserta y cul es el vnculo que
le une a cada uno de los aspectos dinmicos o estticos del mundo en el que vive. sta
se encuentra enmarcada por el contexto de significacin de la cultura que le rodea
(Hernando 2002:45; Prez Ruz 1992:65). La identidad requiere tanto de la semejanza
con algo o alguien como de la diferencia del otro o los otros, que es la que permite
identificar la semejanza; y esas semejanzas y diferencias pueden darse en distintos
niveles: por ejemplo, Tappan Merino (1992:85) habla de: 1) identidad individual, 2)
social (de un grupo o comunidad) y 3) intertnica; mientras que, de manera semejante,
Rendn Monzn (1992:30) propone varios niveles, entre los que estn los personales,
grupales, comunitarios, regionales, nacionales, etc.. Especficamente respecto a
identidad individual, Meskell (1999:9) seala que se compone de mltiples variables
sociales, tales como edad, sexo, clase, religin, status etc., similarmente a Skefeld
El trmino ingls personhood puede definirse, siguiendo a Fowler (2004:7) como the condition or state
of being a person, as it is understood in any specific context.
64
(1999) quien refiere que las personas tienen identidades plurales como las relativas a
religin, parentesco y localidad, que incluso pueden contraponerse.
La importancia de la identidad individual, a propuesta de algunos autores, no ha
sido la misma a lo largo de la historia humana. Hernando (2002), por ejemplo, propone
dos
polos
extremos
formados
por
las
sociedades
menos
complejas
65
67
del sitio fue otra dama que no gobern pero que parece haber tenido un fuerte e
importante peso propio. La Seora Kabal Xook aparece representada, tanto junto a su
marido Itzamnaaj Bahlam como sola, llevando a cabo rituales en los que los asuntos
polticos son centrales, tales como la accesin de su esposo al trono (Martin y Grube
2000:125-126).
En trminos comparativos, las mujeres nobles de las cortes mexicas, entre las
que han sido identificadas esposas principales y secundarias, parecen haber aspirado,
luchado por y conseguido beneficios para ellas y sus hijos, por encima de otras
esposas y su prole (Evans 2001:257), y es factible que entre las damas de las cortes
mayas del clsico pudiera haberse dado situaciones semejantes.
69
Otro caso interesante es el de una figurilla de Jaina que representa a una mujer
sosteniendo un libro doblado sobre las rodillas; Schele (1997:43) calific esta pieza
como un tanto sorprendente, porque lo comn es encontrarse con escribas varones. La
misma autora apunta otro caso similar, el de la Seora Ik Crneo de Yaxchiln, madre
de Yaxun Bahlam II, quien tena el ttulo de na ah kul hun, seora de los libros
sagrados. Seran las mujeres escribas ms frecuentes de lo que sabemos, o nos
hallamos ante casos de mujeres excepcionales que se salan de lo establecido?
Todos los casos anteriores pertenecen a estratos sociales elevados, lo cual
facilita encontrar evidencias artefactuales, epigrficas e iconogrficas. Cabe plantearse,
sin embargo, que mujeres ms comunes tambin modificaban su entorno y sus
condiciones dentro de los marcos razonables. Como ejemplo pondremos un caso
colonial, planteado por Restall a travs de la lectura de testamentos yucatecos
(1997:133, 143): una mujer llamada Ana Xul lleg a ser bastante independiente
econmicamente y con ingresos considerables gracias a un prspero negocio textil
propio con el que contribuy con la economa familiar, trascendiendo el autoconsumo y
el tributo. Sin romper con el marco social en el que naci y creci y con las actividades
que le eran propias, Ana fue distinta, aunque probablemente no nica.
Dos ltimos casos a tratar son contemporneos, ambos de la comisara de Sih;
de manera similar a Ana Xul, una mujer ha hecho de la costura y el bordado un arma de
independencia econmica: ha gestionado con instancias gubernamentales mquinas
elctricas, convirtiendo su vivienda en un taller al que acuden a coser y bordar algunas
otras mujeres. Viaja a la ciudad de Mrida para asistir a cursos de capacitacin y a ferias
artesanales. Se identifica con su comunidad y con las mujeres con quienes trabaja, pero
70
Y si por ventura vinieres a necesidad y pobreza, mira, aprende muy bien y con gran
advertencia el oficio de las mujeres, que es hilar y tejer; () porque andar a coger yerbas
o a vender aj verde, o sal o salitre a los cantones de las calles, esto de ninguna manera te
conviene, porque eres generosa y desciendes de gente noble e hidalga (Sahagn
1999:347).
72
Esto muestra que los oficios textiles eran recomendables para una muchacha
noble (lo cual es evidente entre las damas mayas del Clsico), mientras que otras
actividades se habran considerado poco apropiados. Respecto al gnero, sin embargo y
como se ha sealado lneas arriba, ocupaciones comnmente destinadas a hombres,
como la escribana, la guerra o la milpa, han sido abordadas por mujeres en algunas
circunstancias.
Desde el punto de vista etnoarqueolgico, Clark (1989:305) realiz una
investigacin sobre la elaboracin de objetos de obsidiana entre los lacandones de
Chiapas; el autor encontr similitudes entre la produccin contempornea y la que es
descrita en fuentes coloniales, tales como el componente ritual, ya que las navajas deben
ser elaboradas despus de un ayuno, y llevando a cabo la celebracin de cantos alusivos.
Llam la atencin de Clark (1989:305) el hecho de que aunque los individuos no
iniciados, las mujeres y los nios pequeos no tenan permitido ver el proceso, l
observ en su trabajo de campo a una mujer y a un nio de 12 aos retocar unas piezas.
Una vez ms vemos que tendencias generales, o incluso socialmente reguladas, que
involucran gnero, edad o status, pueden tener excepciones.
Discusin
En los ejemplos presentados observamos distintos aspectos de la diversidad identitaria;
en principio, es claro que es posible aproximarse a grupos dentro de los grupos: entre
las damas de la elite maya, algunas fueron, adems, gobernantes, mientras que otras
pudieron haber ejercido un fuerte poder con, a travs de o incluso por encima de sus
maridos o hijos varones. Entre las tejedoras, las damas nobles habran destacado su arte
en trminos elitarios lo cual se evidencia en el arte escultrico mientras que algunas
73
Entendido como el sentimiento que lleva a considerarse uno como el centro de todo (Diccionario
Enciclopdico Grijalbo, 1995, Barcelona).
74
Consideraciones finales
Regresando a las preguntas iniciales: intentar buscar a los individuos es necesario? es
relevante? y de serlo es posible? Respondera que s a las dos primeras: buscar a los
individuos es necesario y relevante sin que eso signifique perder de vista a las
sociedades en conjunto para ir agregando piezas al rompecabezas de una sociedad
compleja y diversa, por contribuir con un fragmento del mosaico que, a medida que
estudiamos a la sociedad maya prehispnica, va mostrndose ms rico, complejo y
diverso. Respecto a si es posible hacerlo, los estudios interdisciplinarios y exhaustivos
de materiales y contextos arqueolgicos permiten sugerir que cada vez podremos
acercarnos un poco ms.
75
Existen muchos ejemplos de esta caracterstica entre grupos tnicos actuales, tal es el caso de los
kalabari de Nigeria, quienes reconocen diferentes etapas de madurez en la mujer, las cuales conllevan la
incorporacin de ciertas formas de vestido y modificaciones corporales caractersticas. Su apariencia
social comunica temas significativos para el resto de la comunidad y por tanto refuerza los patrones
culturales de conducta. Mientras el atuendo masculino refleja poder poltico y responsabilidad, la
76
vestimenta femenina representa el logro del desarrollo social a travs de la procreacin (Michelman y
Eicher 1995:121-130). Otro ejemplo til se observa en la etnia karen de Birmania donde la vestimenta de
la mujer conlleva un significado cultural marcado. Una mujer casada con hijos ya no usa joyera
abundante, en cambio la hereda a sus hijas solteras. Cuando la mujer karen se casa, se convierte en
adulta, pero si nunca se desposa siempre deber llevar ropa de soltera y ser tratada como una nia
(Hamilton y Hamilton 1989:19-20).
9
10
En la etnia kayan de Myanmar (antes Birmania), aunque cada da son menos las mujeres que la
practican, an existen algunas que conservan la tradicin de que les sean colocados aros metlicos en el
77
excesivo de uas y cabello), hacan del cuerpo del individuo un cdigo intrnseco con
significados especficos (Barnes y Eicher 1993; Johnson, et al. 2008:3-22; Joyce
1998:147-165, 2001:117; Michelman y Eicher 1995:122). El atuendo es uno de los
aspectos materiales y visuales que marcan el gnero de forma ms consistente, y en las
culturas preindustriales, como la maya del Clsico, los recursos utilizados en la
presentacin personal fueron tiles para expresar la identidad y ubicar socialmente al
individuo, en un tiempo donde la comunicacin visual a travs de adornos, forma y
decorado de vestimenta, modificacin corporal y arreglo del cabello, eran mucho ms
importantes en la vida cotidiana que la misma palabra escrita (Burman y Turbin 2003:1,
7).
La vestimenta entre los pueblos prehispnicos y como an acontece entre
diferentes grupos tnicos de Mxico o Guatemala, transmite informacin especfica
sobre el portador respecto a diferentes rasgos como: edad, estado civil, procedencia
tnica, ocupacin, jerarqua social o religin, datos que por supuesto slo son
inteligibles a individuos que conocen su significado y pueden hacer su lectura (ver
Velzquez Nimatuj 1999).11 Pensando en las culturas occidentales modernas
recordemos que un anillo puede indicar el estado civil de la persona; el corte de
cabello, uniforme y cierta pose evidencian una ocupacin; incluso la imposicin de una
simple banda de tela con determinados colores, o ceirse una corona, seala en una
cuello hoy en da de bronce y antao de oro-. Estos son aadidos cada dos aos con el objetivo de
alargar el cuello, y protegerlo de las fieras, segn su mitologa. Dicha prctica es totalmente deformante
de la estructura sea de quien la practica. A las mujeres les conocen como padaung o cuello largo.
11
Por ejemplo, entre las mujeres mayas de Quetzaltenango, su vestimenta es considerada como un rasgo
de identidad cultural, porque les permite ser reconocidas como pertenecientes a cierto pueblo, adems de
mostrar su experiencia y religiosidad. La consideran un fuerte smbolo que refleja el pensamiento y
costumbres de su gente (Velzquez Nimatuj 1999:151).
78
coleccin de figuras femeninas de Jonuta y de otros sitios del estado de Tabasco como
Comalcalco y sitios perifricos (Gallegos Gmora 2003, 2003a, 2006, 2007, 2007a, en
prensa; Gallegos Gmora y Armijo Torres 2004).
Adems, el estudio de la vestimenta y atuendo conlleva el descubrimiento de los
parmetros culturales establecidos por los mayas del Clsico Tardo respecto a la
identidad femenina, esto es la forma en cmo era vista la mujer y los roles que
desempeaba en la sociedad. De hecho, investigaciones efectuadas en la ltima dcada
han comenzado a delinear el papel de la mujer prehispnica, especialmente la maya (por
ejemplo Ardren 2002; Claassen y Joyce 1997; Hendon 1997, 2002; Hernndez lvarez
2002; Joyce 1992, 1999, 2000, 2001; Klein 2001; Rodrguez-Shadow 2005; 2007 entre
otros). Algunas de las cuales utilizan por cierto informacin proveniente de las figurillas
de algunos sitios prehispnicos.
80
12
Por ahora el lapso citado es muy amplio, no obstante uno de los objetivos del Proyecto Arqueolgico
Jonuta iniciado por la autora con autorizacin del INAH en el 2006, podr definir con mayor precisin
una secuencia de la cermica, figurillas, ltica y elementos arquitectnicos del sitio.
13
El proyecto de Bishop concluy tambin sobre las figurillas que aquellas de cabezas ms pequeas y
las otras de cabezas grandes, con cabello largo y planas no presentaban diferencia entre ellas en cuanto a
su composicin, ni tampoco en la suposicin de que las primeras procedieran de estratos ms profundos
(Bishop, et al. 2004:179). Esto significa que las cabezas de las mujeres identificadas en el presente trabajo
como de elite y rasgos claramente mayas, son contemporneas con las figuras de oradoras que
parecen reflejar el arribo de rasgos teotihuacanos como smbolos de prestigio en diferentes
manifestaciones artsticas del rea maya (Gallegos Gmora 2007a).
81
En la actualidad, en muchos puntos del mundo maya suelen ser mujeres quienes
trabajan el barro. En Tabasco son ellas las que acuden durante luna llena a las lagunas
para obtener la materia prima. Los hombres slo les auxilian en dos momentos de la
manufactura cermica: durante el traslado del barro o al realizar la quema, cuando
participan todos los habitantes del solar familiar. El amasado, jalado (modelado) y
acabado son responsabilidad femenina. Quiz durante el apogeo de centros de
manufactura cermica como Comalcalco y Jonuta, quienes hicieron las figurillas, los
platos trpodes de pasta fina y hasta las urnas funerarias pudieron ser mujeres. La
restriccin en la poblacin indgena actual en cuanto al manejo del barro, estrechamente
ligado a la luna y sta con la mujer, constituye un antecedente milenario (Gallegos
Gmora 2007; en prensa, Figura 1).
En Jonuta slo Heinrich Berlin (1956) y Oscar F. Snchez Caero (1979) han
efectuado excavaciones arqueolgicas, por tanto slo se conoce el contexto original de
82
14
Se agradece la autorizacin de la Direccin de Patrimonio del Gobierno del Estado de Tabasco para la
toma fotogrfica de materiales en resguardo del Museo Arqueolgico de Jonuta, bajo la direccin del
Prof. Omar Huerta, a quien se extiende un agradecimiento por autorizar colaborar en el manejo de la
coleccin a su cargo.
83
15
En los vasos policromos del Petn se reflejan tambin estos tipos de prendas, as como la variacin en
el colorido, decoracin y textura de las telas. Estas vasijas constituyen una fuente importante de
informacin respecto a los adornos y modificaciones corporales de los individuos, vanse por ejemplo
los vasos de la Coleccin Kerr nmeros: K6888, K530, K4030, K2573, entre otros. Otro soporte donde
claramente se distinguen las diferentes caractersticas de la tela y los ropajes son las pinturas descubiertas
en el Edificio 1 de la Acrpolis Norte de Calakmul, donde sobresale entre varios personajes, la figura
regordeta de una mujer que porta un huipil manufacturado con alguna tela semejante a la textura de la
gasa.
84
85
Terence Turner (1980:112) defini dicho trmino cuando investig a los g y observ que la
decoracin de su piel mediante pintura, tatuajes o plumas les permita indicar rango, edad, etnia, e incluso
emociones e intenciones.
86
con raya al centro, decorado ocasionalmente con moos, flores o diademas. Visten
enredo, generalmente corto y algunas portan quechqumitl. Todas estn de pie, con los
brazos alzados a partir del codo y las palmas de las manos al frente, otras con los brazos
pegados al cuerpo, y algunas ms con una sola mano alzada. Tal figura coincide con las
representaciones y descripcin de la Diosa I que aparece en los cdices posclsicos
Madrid y Dresde mujer joven que slo usa enredo, grandes orejeras y cabello suelto
con peinado de raya en medio. Por lo que en este trabajo se propone que las figurillas
de barro pudieron ser las imgenes porttiles de sta o de una deidad anterior con
atributos semejantes relacionados con la fertilidad y la fecundidad (Gallegos Gmora
2007). De acuerdo a Fray Diego de Landa (Landa 1978:58) para proteger a la mujer
que dara a luz la partera le colocaba una figura de Ixchel bajo la cama (Figura 3).
vida ritual (pblica) del siglo XVI. El sealaba que las mujeres mayas eran muy
santeras, pero no participaban en ceremonias, excepto las ancianas quienes s
efectuaban danzas (Landa 1978:58, 66, 68, 89), que debieron realizarse en las plazas. El
resto de la poblacin femenina debi llevar a cabo sus ofrendas, elevar plegarias, o
cambiar los paos de sus dolos al interior de la vivienda familiar, ocultas de la
vista del pblico (Gallegos Gmora 2007a). Mientras que en los rituales masivos ellas
como acontece an en los poblados indgenas de Tabasco debieron preparar tras
bastidores banquetes descomunales, escuchando a lo lejos la msica, danza, cantos y
ritos a cargo de los hombres. Las figurillas de oradoras debieron entonces ser imgenes
necesarias en los rituales domsticos de las mujeres, y su abundancia sugerira un culto
que daba lugar a su renovacin constante, ya sea porque se fracturaban o deban
sustituirse cada determinado tiempo, quiz en alguna ceremonia.
Por otro lado, es importante sealar que muchas de las imgenes de oradoras no
retratan como el resto de las figurillas, los rasgos caractersticos del fsico maya
regional, en cambio recuerdan piezas del Altiplano Central, mientras que su edad fsica
corresponde al rasgo ideal juventud para propiciar la fertilidad (Corson 1976).17
En otras figurillas la mujer aparece tambin relacionada con cierto aspecto ritual,
aunque en piezas que son poco frecuentes. Las primeras son unas figuras de mujeres
semejantes a las oradoras, pero que adems llevan un tocado decorado con un arco de
plumas y al centro un ave descendente, semejante al que porta el personaje de la estela
17
Es importante mencionar que se han identificado varios tipos de figuras de oradoras (Gallegos Gmora
2007, 2007a) en las que son claras tres tradiciones. Una que asocia las piezas con ejemplares del altiplano
las que son planas, con cabeza cuadrangular; otra que recuerda piezas de la costa veracruzana (Grupo
Campeche A de Corson 1976); y una ms donde la figura femenina tiene una pose y vestimenta semejante
a las anteriores, pero los rasgos fsicos pueden calificarse como mayas, el cabello est suelto pero
recortado alrededor del rostro, y presentan collares (stas ltimas corresponden al Grupo A-Jonuta
establecido por Corson 1976). Tema que ser profundizado en el futuro por esta autora.
88
25 de Tikal (Schele 1997:34). Lo que seala no slo una simbologa compartida entre
ambos sitios, sino tambin que la mujer pudo tener durante el Clsico Tardo, una
participacin ms activa en actividades rituales fuera del mbito domstico. Como lo
ejemplifican tambin las figuras femeninas que visten enredo, cubren su cabeza y
espalda con un velo, pero que sobresalen por su posicin con los brazos al frente como
orando, y tambin visten un huipil o pechera con tres piezas de tela colgando. Otras
figurillas donde se plasm la imagen femenina asociada a elementos rituales es aquella
donde aparece como pareja de un individuo anciano que la abraza mientras le pellizca
un seno, y otra en la que la mujer recarga sus brazos o est montada sobre un joven. En
ambos casos coinciden con retratos de mujeres adultas, con vestimenta y adornos
idnticos a los de las mujeres de elite que se han relacionado con la Diosa Lunar en su
libertino comportamiento dentro del mito de la creacin (Schele 1997:55, Figura 4).
Figura 4. Oradora con tocado de plumas y mujer Ixchel- con anciano que le pellizca un seno (fotos de la
autora).
89
El ltimo grupo de figurillas de Jonuta que se aborda en este trabajo son aquellas
que retratan mujeres en actividades productivas, atentas a la crianza infantil, el cuidado
90
Joyce (1992:67-68, 2001:116-118) afirma que en el arte monumental las mujeres fueron retratadas en
acciones que daban soporte a la clase gobernante como fueron la entrega de bultos o sosteniendo una
vasija o un tocado al frente de un dignatario.
91
muerto, portan tocados altos muy elaborados, dando la impresin de que el duelo o
encaminar infantes, ameritaba que la mujer se arreglase de modo diferente que al
interior de la unidad domstica, donde no usaba ni era necesario el tocado (Figura 6).
92
Comentario final
Rosemary Joyce afirmaba hace una dcada que la transformacin del cuerpo de una
persona a travs del procesado de la piel, el cabello, la vestimenta y la relacin de
objetos ornamentales culturalmente apropiados, hacen del cuerpo un campo de
significacin (Joyce 1998:147-165). Efectivamente, las figurillas femeninas de Jonuta
93
1992; Conte 1984; Foxx y Blue 1997; Holsbeke y Montoya 2003; Knoke de Arathoon
2000; Morris 2000, 2006).
Las diferentes etapas de la vida de la gente se vieron marcadas entonces por el
cambio de atuendo, convirtindose en su piel social, donde los significados y valores
fueron impuestos al cuerpo al interior de la unidad domstica (Turner 1980). La forma
de uso de la vestimenta y las conductas que debieron tomarse respecto al cuerpo fueron
memorizadas por asociacin mental, transmitindose de generacin en generacin pero
a un nivel ms all de la conciencia. Las figurillas pudieron servir como elementos
mnemotcnicos tiles para que cada individuo a lo largo de su vida recordase poses y
vestimentas socialmente aceptadas en su gnero y su papel social.
De acuerdo a Joyce (2000:122, 189) la representacin de nios y mujeres en las
figurillas fueron tiles para crear una narracin sobre el aprovisionamiento y consumo
de alimentos, as como la reproduccin social del hogar; stas junto con las
representaciones en piedra, madera o pintura sirvieron para crear antecedentes sobre el
desempeo del gnero dentro de los gobiernos centralizados con intereses de control
sobre la conciencia de la poblacin, lo que explicara porqu Fray Diego de Landa
(1978:48) mencionaba que tenan multitud de dolos, pero no tantos como de
barro. Considerando que es en la unidad domstica donde tiene lugar la transmisin
bsica de conocimiento y conductas, donde se transfiere la memoria histrica familiar y
del poblado, las figurillas de Jonuta como en otros sitios mayas debieron ser utilizadas
como elementos visuales mediante los cuales se reforzaba la enseanza sobre los roles
sociales. Las figurillas acompaaron a las mujeres desde el nacimiento como lo observ
Fray Diego de Landa (1978:58) cuando dijo que se ponan bajo la cama de la
parturienta; luego debieron usarles durante los rituales domsticos cotidianos, y al
95
fallecer algunas mujeres tuvieron estas piezas como ofrenda, aunque no fue la regla
general.
Figurillas de mujeres embarazadas o con los genitales expuestos no se han
encontrado en Jonuta (por el momento), aunque s se conocen ejemplares de Jaina con
estas caractersticas. En cambio en la coleccin de Jonuta abundan mujeres jvenes y
adultas, siendo escasas las representaciones de ancianas y nias, lo que podra sealar la
importancia en los rituales domsticos recurriendo a estas figuras, y especialmente del
rango de edad ms importante en la vida de la mujer para el pueblo maya, cuando era
frtil y tuvo mayor productividad. Por ello quiz la existencia de figuras amamantando
y ofreciendo alimentos.
Cabe recordar que las figurillas de Jonuta, Comalcalco y otros sitios como
Palenque, proceden en su mayor parte de rellenos constructivos y basureros. En estos se
encontraron piezas completas y fragmentos, evidenciando un consumo alto de estos
objetos, que adems constituyeron elementos de la parafernalia de ritos domsticos,
pues aparte de retratar imgenes de gente real, deidades, seres fantsticos y animales,
tambin eran instrumentos musicales: silbatos las representaciones masculinas y sonajas
las femeninas (Gallegos Gmora 2003, 2003a, en prensa; Gallegos Gmora y Armijo
Torres 2004:309).
Finalmente, si las figurillas fueron efectivamente un medio para la construccin
activa de la identidad social, como apunta Richard G. Lesure, entonces los estereotipos
pueden aportar pistas importantes sobre lo que se hablaba o no en las conversaciones
sobre identidad social. Identificando lo que se represent y lo que no y distinguiendo las
categoras sociales en los conjuntos de figurillas, ser posible proponer hiptesis
respecto a las conversaciones sobre la diferencia social del pasado (Lesure 1997:229).
96
En el futuro por tanto, una de las acciones a realizar con base en las representaciones
arqueolgicas del atuendo femenino de las figurillas de sitios tabasqueos ser
identificar el traje caracterstico de cada asentamiento, los elementos comunes en la
vestimenta (cierto de tipo de orejeras, determinada forma de vestimenta); los diferentes
tipos de peinado y adornos de cada grupo de mujer retratada (oradoras, de elite,
ancianas, o deidades); e incluso definir si determinado tipo de decoracin del vestido
pudo ser un rasgo particular de la vestimenta local, como lo es ahora el bordado de San
Andrs Larrainzar, fcilmente distinguible de otras comunidades chiapanecas. La
investigacin slo ha comenzado.
97
Christopher M. Gtz
Introduccin
En el presente captulo se pretende revisar los modos de la alimentacin crnica
tradicional, y por ende ligados a la cultura maya, de la regin de las tierras bajas mayas
del norte, zona que comprende principalmente el actual estado mexicano de Yucatn. El
lema del presente captulo se adscribe a la disciplina arqueolgica denominada
zooarqueologa, misma que se dedica a investigar restos de animales relacionados a
evidencias culturales del pasado (para la definicin de zooarqueologa vase entre otros
a Davis 1989; O'Connor 2000; Reitz y Wing 1999).
Partimos de la idea de que la alimentacin, y en especial el modo de seleccionar,
preparar y consumir alimentos, pueden fungir como un marcador de identidad
(Fernndez 2002), y que la presencia de ciertos rasgos del men y de la cuisine en una
regin puede relacionarse con el desarrollo cultural en sta19. La expresin culinaria
puede verse de esta manera como una adecuacin y un procesamiento de las materias
primas disponibles en una regin, para lograr lo que se considera 'un platillo tpico'
regional o de una etnia dada, expresndose de esta forma una manifestacin que puede
19
Como se detalla en el marco conceptual, el men constituye a la gama de elementos utilizados por una
cultura para la alimentacin, mientras que la cuisine define la seleccin y combinacin particular de una
serie de alimentos para crear lo que se entiende como un platillo tpico.
98
una tortuga), sino que nos puede hacer saber tambin, qu actividades se llevaron a cabo
con el animal y elemento esqueltico en cuestin: cmo fue cazado y si fue
descuartizado, fileteado, hervido, asado, etc.
Pero los modos alimenticios, que pretendemos estudiar en este captulo, son algo
ms que esto. La seleccin taxonmica del portador de la carne a utilizar y los procesos
mecnicos que dejan marca en un hueso constituyen solamente unos aspectos que
inclusive podran repetirse en la preparacin de varios manjares. El carcter de un
platillo se adquiere sin embargo por la combinacin de la taxonoma del animal
utilizado, los modos mecnicos preparativos, y la adicin de sabores y colores propios.
La combinacin de estos parmetros, de la taxonoma, de los modos preparativos
especficos y de los condimentos, forma al platillo, digamos, tpico, pero solamente en
el plato mismo (vase Pilcher 1998). Al desecharse los restos del men, o sea de varios
platillos, en un basurero, los restos de dichos platillos llegan por razones obvias a
mezclarse nuevamente y el zooarquelogo puede ciertamente reconocer listas
taxonmicas y modos preparativos a grosso modo, al nivel de la muestra, pero
difcilmente logra a diferenciar la combinacin particular de cada aspecto observado
para reconocer los modos alimenticios, distinguidos por platillos y manjares del pasado.
En este texto queremos entonces no solamente mirar los modos alimenticios de los
mayas yucatecos desde la zooarqueologa clsica, desde los huesos y dientes de
animales del pasado, sino queremos tratar de ponerle nuevamente carne a los huesos,
de reconstruir los modos alimenticios en el sentido de las preguntas de cmo se comi
tal o cual animal y si algunas maneras de consumo, observadas hoy da, tienen races
pretritas. Para hacer esto, no basta la zooarqueologa, y tenemos que aplicar cotejos
etnohistricos y modernos.
100
Los nicos animales domsticos aprovechados por los mayas prehispnicos fueron perro (Canis lupus
familiaris), desde la llegada del hombre a esta rea, y guajolote (Meleagris gallopavo), desde el perodo
Posclsico (Gtz 2006; Valadez Aza 2003).
102
rea maya (vase por ejemplo Chase, et al. 2004; Gtz 2008a). El depsito de
fragmentos de huesos faunsticos en los basureros corresponde a una secuencia de
procesos de seleccin, preparacin, consumo y desecho (vase Rackham 1994). Por esta
razn puede considerarse que los fragmentos seos de animales, de los que partimos en
este captulo, representan el final y el ltimo resultado de esta serie de procesos.
El anlisis zooarqueolgico pretende retroceder estos procesos, para poderse
referir, interpretativamente, a los modos alimenticios que en la serie descrita
anteriormente, corresponderan al inicio de la cadena que eventualmente form los
depsitos de basura en el registro arqueolgico. Para poder reconstruir a los distintos
procesos por los que pas un espcimen seo hallado en una excavacin arqueolgica,
se requiere de un enfoque particular, propio de las disciplinas arqueolgicas que
investigan materiales de procedencia orgnica, la tafonoma. La tafonoma abarca el
estudio de los acontecimientos que afectaron y eventualmente cambiaron un conjunto de
organismos vivos en su transicin a la litsfera, al conjunto fsil (vase Lyman 2001:3;
O'Connor 2000:19). A pesar de que la tafonoma investiga por lo comn todos los
acontecimientos, nos queremos remitir en este captulo en las afectaciones causadas por
humanos, llamadas afectaciones antrpicas, bajo las que contamos por ejemplo las
marcas de impacto de un arma de caza, las marcas dejadas por el procesamiento
mecnico de un cuerpo, o las marcas de coccin, por fuego o agua (Fisher 1995).
Las acumulaciones de huesos faunsticos consideradas para este captulo estn
todas asociadas a manifestaciones culturales de la llamada elite maya (vase Chase y
Chase 1992 para una discusin), fechadas entre el Clsico Tardo y el Clsico Terminal
(aprox. 600 1100 d.C.). La gente comn, como tambin lo reporta Coe (1994:153ss)
104
prcticamente
slo
de
asociaciones
dicho
estrato
105
Marco conceptual
La identidad social es entendida de manera general como la auto-adscripcin del sujeto
a un grupo con el que comparte ciertas caractersticas que lo hacen reconocerse como
parte del ste, lo que tambin implica el reconocimiento que el otro le asigna al
individuo mismo (Lara Cebada 1997). Un trmino clave para entender el concepto de
identidad social es el de cultura. La cultura implica un constante cambio, resignificacin
y ajuste en las relaciones establecidas entre sociedades y medio ambiente, la identidad
social se construye y reconstruye a partir de momentos especficos o coyunturas,
identificables en el tiempo histrico (Fraga Berdugo y Cervera Montejano 2003).
Cultura e identidad permiten entender por qu ciertas prcticas sociales han
permanecido con correspondientes ajustes en diferentes sociedades y otras no. Con la
sociedad maya yucateca contempornea se observa la presencia de elementos culturales
que pueden ser entendidos como marcadores de identidad, mismos que han
posiblemente persistido desde periodos prehispnicos, pasando por la poca colonial
hasta llegar a nuestros das.
Varios trabajos cientficos (Florescano 1999; Lpez Austin 1994, 2005) ya han
tratado diversos aspectos de esta transmisin cultural maya. Partiendo de la idea de que
ciertos aspectos de la alimentacin tambin pueden ser considerados bajo el tipo de
elementos culturales con una profunda raz prehispnica, analizaremos en este trabajo
cmo los patrones de consumo pueden adscribir a los individuos a un grupo
106
determinado, sea este reconocimiento desde dentro o desde fuera del grupo de
pertenencia.
Desde nuestra posicin zooarqueolgica diferenciamos, segn Reitz y Wing
(1999:239-240), entre varios aspectos de la comida que pueden distinguirse desde el
punto de vista zooarqueolgico. Est en principio el men, compuesto por todas
aquellas especies de animales potencialmente disponibles en un ecosistema del cual
fueron escogidas unas cuantas para constituir la dieta, es decir, restos de animales con
marcas de procesamiento ubicados en una acumulacin domstica, mezclados con
desechos materiales de las culturas en cuestin y provistos de huellas superficiales que
hacen posible su utilizacin cultural. Para hacer visible la dieta de un grupo mediante
restos de fauna, recurrimos a los perfiles taxonmicos de animales con preferencia
modificados culturalmente en el sentido de un aprovechamiento alimenticio,
encontrados en los contextos domsticos, presentando as la gama de animales utilizada.
El men y tambin la dieta expresan la posibilidad de escoger diferentes platillos entre
las especies que fueron usadas para el alimento. Sin embargo tambin hay que
considerar la influencia de las condiciones ambientales que rodeaban a los
asentamientos en tiempo y espacio, apto para mostrar preferencias alimenticias de un
grupo en una ecozona dada (vase Gtz 2008a).
La cuisine incluye las mismas especies que el men, pero se refiere a los modos
particulares de preparacin de alimento. El aspecto de la cuisine se relaciona entonces
no solamente con la gama de animales presentes en un ecosistema (el men), ni con
toda la amplitud taxonmica de las especies consumidas (la dieta), sino en especfico
con las marcas tafonmicas, peri- y postmortem pero predeposicionales, que indican no
solamente que alguna especie de animal fue usada en tiempos prehispnicos, sino
107
tambin cmo fue procesada. Las marcas, implicadas en los procesos pertotxicos segn
O'Connor (2000) y Hesse y Wapnish (1999), son en combinacin con la dieta y el men
la nica manera viable de describir, desde la mirada zooarqueolgica, la identidad de un
grupo social reflejado en el uso culinario de animales.
Resultados
En este apartado mostraremos datos obtenidos de los tres tipos de fuentes, de acuerdo a
los dos tipos de informaciones a los que hemos hecho referencia en los prrafos
anteriores. El primer punto se refiere a los perfiles taxonmicos, la segunda a marcas
tafonmicas de actividades antrpicas que se encuentran en los huesos de los animales.
El perfil taxonmico por un lado nos informa acerca del men y de la dieta de tiempos
modernos, coloniales y prehispnicos, y nos posibilita buscar coincidencias que se
manifiestan en cuanto a estos tres tiempos. Es as que los datos de tiempos coloniales y
prehispnicos se pueden combinar con un tipo de fuente de tiempos modernos, el de la
seleccin de animales silvestres por medio de la caza en los mbitos culturales
tradicionales de la zona rural yucateca.
Por el otro lado, las marcas tafonmicas, limitadas aqu a marcas de un
procesamiento antrpico de los huesos, nos posibilitan tambin cotejar los datos de los
tres perodos cronolgicos tratados en este texto, anclados y combinados con la
informacin que tenemos de tiempos modernos, la de los recetarios tradicionales. Los
recetarios, como ya se ha relatado, se refieren principalmente a animales domsticos
introducidos en tiempos posteriores a la conquista espaola, pero s ayudan a interpretar
por qu algunos de los huesos arqueolgicos poseen huellas de preparacin antrpica y
qu pudo haber sido la causa de dichas huellas.
108
El perfil taxonmico
Hoy da podemos observar en localidades tradicionales yucatecas que se consume una
gama relativamente amplia de animales silvestres, obtenidos por medio de la caza en los
campos agrcolas y en el bosque que rodea los asentamientos. Los perfiles taxonmicos
de animales silvestres usados en la actualidad por parte de la poblacin rural yucateca se
pueden comparar mediante una tabla (Tabla 1) con los perfiles de animales vertebrados
usados en tiempos coloniales tempranos y en tiempos prehispnicos. Los relatos de las
Relaciones histrico-geogrficas (1983) y de Landa (2003) evidencian que el modo de
obtencin durante la segunda mitad del siglo XVI fue semejante al modo descrito para
las comunidades rurales hoy da, y, a pesar de que carecemos de datos exactos al
respecto, podemos hipotetizar que tambin en tiempos prehispnicos se obtuvo la mayor
parte de los animales vertebrados mediante tcnicas de caza comparables (vase Gtz
2008b para una discusin).
Entre la multitud de especies utilizada para el consumo reiterando que en los
tres casos se tratan expresamente de animales cazados en los ambientes silvestres con
fines alimenticios, a excepcin del nico mamfero domstico del rea maya, el perro
(vase Valadez Aza 2003) se observa una serie de vertebrados que ocurren tanto en la
modernidad como en tiempos coloniales y prehispnicos.
Estas ocho especies, marcadas en negro en la tabla, se refieren al paca (Agouti
paca), pisote (Nasua narica), pecar de collar (Pecari tajacu), pecar de labios blancos
(Tayassu pecari), venado cola blanca (Odocoileus virginianus), venado temazate
(Mazama spp.), pavo del monte (Meleagris ocellata) e iguana negra (Ctenosaura
109
ACTUALIDAD
ESPECIES DE VERTEBRADOS
Norte de Yucatn
(Montiel, Arias y
Dickinson 1999); XHazil, Quintana Roo
(Jorgenson 1999);
Yaxley, Quintana
Roo (Hostettler 1996)
TIEMPOS
COLONIALES
Rel. Hist.-Geo. de
Yuc. (1577 - 1597; de
la Garza 1983) y Rel.
Cos. Yuc. (1566;
Landa 2003)
TIEMPOS
PREHISPNICOS
Dzibilchaltn,
Chichn Itz y Sih,
Yucatn (600 - 1100
d.C.; Gtz 2008)
Tabla 1. Comparacin de los perfiles taxonmicos de los tres perodos cotejados en este trabajo.
110
Por el otro lado, hay una serie de especies, marcadas en la tabla en gris oscuro,
que se encuentran mencionados en las fuentes de tiempos coloniales y cuyos huesos se
han encontrado tambin en contextos de basureros prehispnicos, pero que no estn
mencionados en cuanto al aprovechamiento en tiempos modernos. Estas especies, la
zarigeya (Didelphis sp.), conejo de monte (Sylvilagus sp.), perro (Canis lupus
familiaris) y el tapir (Tapirus bairdii)21, posiblemente muestran discontinuidades de
consumo, ya sea, como en el caso del perro, porque fueron reemplazados por animales
domsticos nicamente criados a fines alimenticios, o porque la caza de dichos animales
ya est prohibida o simplemente imposible por falta de stos en la zona, como en el caso
del tapir. La zarigeya y el conejo son, en esta parte, un tanto cuestionables, porque a
pesar de que en las fuentes consultadas no hay mencin de su aprovechamiento y
consumo, s se conoce que los conejos, por ejemplo, se cazan cuando se les encuentra.
Otro grupo de animales es encontrado en las fuentes coloniales y en los perfiles
taxonmicos de animales aprovechados en tiempos modernos, pero no se han
encontrado en el registro arqueolgico. Estas especies, marcadas en la tabla en gris
claro, son oso hormiguero (Tamandua mexicana), tuza (Orthogeomys hispidus), agut
(Dasyprocta punctata) y tambin aves de las especies perdiz (Crypturellus spp.) y
codorniz (Colinus spp.). Las dems especies de animales que se muestran en la tabla se
encuentran nicamente en una de las tres fuentes o bien, se encuentran en las dos, pero
separado cronolgicamente demasiado.
21
En las tierras bajas mayas del norte no hay registros modernos del consumo, aunque se report en los
peridicos locales que a principios del siglo XXI se llegaron a cazar algunos individuos en el norte de
Campeche. En recetarios modernos tradicionales del estado mexicano de Chiapas se reporta la caza y el
consumo de tapires cerca de la Selva Lacandona (Flores Estrada 2000).
111
112
113
que
los
modos
de
preparacin
en
tiempos
prehispnicos
incluan
(vase Gtz 2008a para una discusin), el hervido o horneado y que el mtodo de asar
las carnes era subsecuentemente poco aplicado (vase el valor porcentual promedio de
15% para especimenes seos con huellas de fuego directo).
SITIO
Sih
Chichn Itz
Dzibilchaltn
Cantidad total
de especimenes
seos de venado
Cantidad de
especimenes
seos con
huellas de
quemado
n= 46
100%
n= 2685
100%
n= 618
100%
n= 12
26%
n= 162
6%
n= 81
13%
Cantidad de
especimenes
seos con
huellas de
fractura en
fresco
n= 2
4%
n= 1024
38%
n= 322
52%
Cantidad de
especimenes
seos con
huellas de
hervido
n= 1
2%
n= 785
29%
n= 175
28%
Cantidad
de
especimenes
seos con
huellas de
corte
n= 2
4%
n= 24
1%
n= 16
3%
Tabla 2. Comparacin de las huellas de procesamiento en huesos de venados; contextos Sih, Chichn
Itz y Dzibilchaltn.
115
Figura 2. Fractura de hueso de animal moderno que fue cocido en agua (foto del autor)
Proponemos entonces que estas huellas podran interpretarse como una manera
tradicional de preparar carne, cociendo animales probablemente enteros, no por medio
del fuego, sino en lquido. La coccin tuvo lugar, segn los datos zooarqueolgicos, ya
sea en hornos subterrneos o en un caldo, partiendo finalmente los cuerpos de sus
cuerpos una vez cocidos. Es entonces altamente posible que de esta forma hayan
existido, ya desde tiempos prehispnicos, guisos en esta zona que se podran haber
llamado semejante a "venado pibil", o bien, kool de venado. La pobreza de huellas de
fuego indica que el asar de la carne aparentemente no era prctica comn, ni tampoco el
descuartizar los cuerpos antes de una preparacin, mismo que hara visible marcas de
despellejamiento, despiece y descarnamiento respectivamente.
116
Figura 3. Huesos cocidos, con fractura en fresco, provenientes de contexto arqueolgico (foto del autor).
Discusin
En esta discusin pretendemos mostrar la utilidad de los datos y de las investigaciones
que se bosquejaron en este captulo para evidenciar maneras de seleccionar, preparar y
117
afectar el perfil taxonmico de los animales prevalecientes en las tierras bajas del norte
o bien, que el aprovechamiento de animales por medio de la caza estuvo en los tres
casos principalmente limitado a los sectores donde las variaciones climticas no
afectaron la presencia de las mencionadas especies.
Un factor interesante de las ocho especies es que entre stas se encuentran tanto
habitantes de bosques bajos y secos, y en cierta medida afectados por el cultivo rotativo
de la milpa (venado cola blanca, pecar de collar), como tambin habitantes de bosques
profundos y primarios, como el venado temazate, el pecar de labios blancos, entre otros
(vase Starker 2000). Los animales de bosques secundarios y de reas de alteracin son
generalmente, esto vale en especfico para los contextos arqueolgicos, ms frecuentes,
pero la sola presencia de los mamferos de bosques profundos parece indicar que el
modo de aprovechamiento, que hoy da se registra como verstil (Jorgenson 1999;
Montiel Ortega, et al. 1999) lo fue tambin en pocas pretritas del desarrollo cultural
maya, a pesar de que la caza principal se llev y an lleva a cabo durante el cultivo de la
milpa en las zonas alteradas por la agricultura (Hostettler 1996); para una discusin
acerca de los perfiles de aprovechamiento prehispnicos vase tambin Gtz (2008a,
2008c).
Entre los animales que fueron discutidos en cuanto al aprovechamiento en
tiempos prehispnicos y la permanencia cultural estn tambin dos que hoy da no se
aprovechan, pero de los que se tienen datos acerca del uso en tiempos coloniales y en
especial prehispnicos. Animal ms importante de stos es el perro (Canis lupus
familiaris), un animal que tuvo amplia importancia en tiempos prehispnicos, siendo
utilizado tanto para prcticas religiosas como para el alimento (vase Shaw 1995;
Valadez Aza 1995; 2003, entre otros). El hecho de que el perro, como nico mamfero
119
verdaderamente domstico del rea maya prehispnico, dej de usarse durante los
tiempos de la colonia y hoy ya no es visto de ninguna manera como fuente de alimento,
puede deberse por un lado a la razn de que fueron introducidas nuevas especies
mamferas domsticas de consumo, como principalmente el cerdo (Sus scrofa) (vase
Bustos 1988), haciendo innecesario el uso del perro. Por el otro lado, se podra
hipotetizar que el estrecho vnculo que existi entre el perro y algunos rituales
prehispnicos estigmatizara al uso del perro como alimento, y que se dej de usar para
rituales y consumo debido a la evangelizacin catlica espaola durante la Colonia.
En cuanto a los modos de procesamiento nos hemos referido a las amplias
huellas de hervido, as como la pobreza de huellas de fuego directo y de corte en los
especimenes arqueolgicos, y se ha cotejado la incidencia de esta combinacin de
huellas con mtodos hoy da an muy comunes y considerados tradicionales en
Yucatn, el de guisar animales a veces enteros o casi completos- en hornos
subterrneos en un mtodo llamado pib, o cocinarlos en un kol.
Hasta este momento no podemos an acertar que este mtodo haya sido utilizado
en tiempos prehispnicos y que por ende representa una continuidad cultural que nos
puede servir para identificar una expresin de identidad como fue propuesto al inicio de
este captulo, pero podemos al menos argumentar que la existencia de las huellas en los
especimenes seos abre la posibilidad de que as haya sido. La relativa frecuencia con la
que aparecen huellas de coccin, en especfico en huesos de animales grandes como el
venado cola blanca, podran en este sentido ser razn misma de que huellas de corte
sean tan pobremente representadas. En tiempos recientes se cuece a los animales en el
pib de manera casi completa y un despiece posterior por medio de implementos
cortantes casi no hace falta debido a que las articulaciones y la masa muscular han sido
120
Conclusin
En este sentido y resumiendo la breve y preliminar informacin presentada en este
captulo parece ser que existen pautas en cuanto a la alimentacin crnica de los mayas
prehispnicos, coloniales y lo cocina tradicional moderna que podran representar una
permanencia cultural a lo largo de dichos perodos.
Es entonces posible sugerir que la identidad social, al referirse a la
autoadscripcin de un individuo como parte de un grupo por compartir caractersticas
como en este caso especfico la alimentacin, parece estar presente en al menos algunos
patrones de alimentacin crnica de la cultura maya. Al identificar maneras de consumo
que tienen races prehispnicas, hablamos entonces y visto desde afuera, de la
posibilidad de hacer visible una forma de identidad social expresada en la manera
tradicional y tpica de aprovechar recursos y procesar alimentos. Lo anterior tambin
nos habla de la presencia de patrones culturales que han persistido al devenir del tiempo
histrico, aunque con sus respectivos ajustes y resignificaciones, que dan cuenta de la
importancia que para los mayas yucatecos contemporneos tienen algunos elementos de
su cultura. Esta aproximacin tambin nos lleva a repensar sobre los diferentes modos
que las culturas tradicionales han tenido que relacionarse con la naturaleza, maneras que
121
122
124
valiosos puntos de partida que son fundamentales para valorar y re-valorar motivos
rituales y aspectos operativos, como son los aparatos deformadores, tiempos, maniobras
y riesgos a la salud que el proceso de compresin poda conllevar. A la vez nos obligan
a mantener cautela a la hora de la interpretacin, ya que en su mayora se trata de
descripciones superficiales, dotadas de nociones etnocentristas y de una actitud
occidental reprobatoria, como hacia muchas otras costumbres autctonas.
Para los mayas yucatecos, Fray Diego de Landa relata sobre las tcnicas y los
riesgos inherentes en la prctica deformatoria y, al lado, informa sobre las festividades
que culminaban las maniobras sobre la cabeza infantil. En estas ocasiones, el sacerdote
indgena predeca el destino del nio, as como el nombre que mejor le iba segn la
forma que le hubieran dado, tal como afirma en su obra Relacin de las Cosas de
Yucatn sobre las costumbres mayas del siglo XVI:
a los cuatro o cinco das de nacida la criaturita ponanla tendidita en un lecho pequeo,
hecho de varillas, y all, boca abajo, le ponan entre dos tablillas la cabeza: la una en el
colodrillo y la otra en la frente entre las cuales se la apretaban tan reciamente y la tenan
all padeciendo hasta que acabados algunos das les quedaba la cabeza llana y enmoldada,
como la usaban todos ellos. Era tanta la molestia y el peligro de los pobres nios, que
algunos peligraban, y el autor vio agujerarle a uno la cabeza por detrs de las orejas, y as
deban hacer a muchos [...] y cuando ya les haban quitado el tormento de allanarles las
frentes y cabezas iban con ellos al sacerdote para que les viese el hado y dijese el oficio
que haba que tener y pusiese el nombre que haba de llevar el tiempo de su niez (Landa
1982:54-58) .
127
128
Figura 1. Mapa regional de las tierras bajas mayas con sitios mencionados en el texto.
Evaluacin del crneo. Para evaluar la presencia, grado y tipo de modelacin del
crneo, se utilizaron parmetros mtricos y no-mtricos, aplicando la clasificacin
establecida por Imbelloni (Dembo y Imbelloni 1938; Imbelloni 1938) y adaptada
sucesivamente por Romano (1965) y Tiesler (1998, 1999, 2010). El sistema original de
clasificacin, establecido hace ms de setenta aos, es todava muy til en la
interpretacin de las modificaciones craneanas en Las Amricas porque permite, a partir
del tipo de modificacin, reconstruir las tcnicas de compresin y los utensilios
empleados. Esta clasificacin distingue entre formas tabulares, provocadas por la
aplicacin de instrumentos de compresin rgidos, y la forma anular, alcanzada por
medio de bandas de constriccin, cuerdas, vendajes u otras envolturas muy apretadas.
Mientras que el ajuste directo sobre la calota de tabletas rgidas produce formas
tabulares oblicuas, las cuas llevan a formas tabulares erectas (Figura 2). La duracin y
la fuerza de compresin determinan el grado de la modificacin morfolgica. Formas
ligeras de reduccin antero-posterior son definidas alternativamente como lmbdicas,
curvo-frontales, curvo-occipitales o plano-frontales (debido a que el plano de
compresin contrario es mucho menos marcado y a veces no alcanza a ser reconocible);
(vanse Dembo y Imbelloni 1938; Dingwall 1931).
130
Figura 2. Vector de compresin posterior en deformacin tabular oblicua (a) y erecta (b); trazado de
Dembo e Imbelloni (1938:50).
131
132
Esta ltima parece seguir la franja montaosa que comunica las tierras altas de
Guatemala con la depresin central de Chiapas y la depresin stmica hacia Oaxaca,
todava ms al oeste. Si recorremos el corredor petenero hacia el norte, la aparente
133
patente el potencial del estudio de la deformacin ceflica para rastrear e interpretar las
distribuciones tnicas que en su momento subyacan el desenvolvimiento de la antigua
sociedad.
Las cabezas modeladas de Copn, Honduras. De los 154 crneos analizados del
periodo Clsico se registr modelaje en unas 129 piezas, lo que representa el 77.27 por
ciento del total. En general, se nota una predileccin de las practicantes copanecas por
modificaciones mimticas. Estas formas derivan mayormente del uso de aparatos
ceflicos que contaban con dos planos de compresin posterior (Figura 3a). Esta forma,
que en Copn suele ser el resultado de un aplanamiento frontal con un plano de
compresin infero-occipital y lambdico, se detect en el 69.14 por ciento de los crneos
evaluables (N=81). Una observacin en perfil permite apreciar que la combinacin de
137
las superficies aplanadas crea un plano posterior que se ubica tendencialmente paralelo
a la lnea frontal. Tambin se nota una inclinacin hacia atrs del crneo, lo que
confirma que los compresores seleccionados eran tabletas libres y no cunas
deformatorias.
Seguidamente, comparamos los patrones del artificio ceflico en relacin con el
tipo de residencia, ubicacin y, como en el caso del Grupo 9N-8, con cada patio.
Interesa saber que los resultados recalcan diferencias entre las residencias perifricas y
las centrales tanto para la presencia como para el tipo de tcnicas empleada (Tiesler
2005). En las reas perifricas de Copn, la modificacin es menos comn y prevalece
la forma erecta, mientras en las reas centrales destaca la predominancia de formas
oblicuas en su variedad mimtica. Cabe subrayar que las nicas dos cabezas que
presentan deformacin halladas en el centro ceremonial fueron modificadas por medio
de cunas deformatorias, mientras que en las reas cntricas (conjuntos 9N-8; 9M-22) del
barrio de Las Sepulturas se aprecia una marcada preferencia hacia las formas mimticas
oblicuas y escasean tipos erectos. En particular, las deformaciones encontradas en los
Patios A, B y C del mismo Grupo 9N-8, considerado un rea residencial ocupada por
miembros apicales de la sociedad de Copn, son casi exclusivamente del tipo mimtico
y no se encontraron evidencias del tipo erecto. Esta distribucin contrasta tajantemente
con la registrada en el Patio D, donde solo uno de 14 crneos analizados exhibe la forma
que caracteriza los otros patios. A pesar de no ser estadsticamente significativa por el
tamao reducido de la muestra, indica una discrepancia de las formas ceflicas del patio
D con respecto al resto del conjunto multi-familiar 9N-8, la cual podra expresar una
separacin cultural ms de fondo que el interior de la capital y sus espacios habitables
138
muestra en esta costumbre al ser comparado con las modalidades, mayormente erectas,
que estilaban los pobladores de su hinterland.
Esta divergencia es coherente con otras evidencias arqueolgicas procedente de
este contexto. Varios autores, entre ellos Gerstle (1985) y Diamanti (1991), han
propuesto a partir de las divergencias en el registro material (expresadas en la cermica
y ltica y en la misma distribucin de los espacios domsticos), que grupos tnicos
lenca, procedentes del interior de Honduras, puedan haber ocupado el Patio D del
conjunto multifamiliar 9N-8 durante el periodo Clsico Tardo. Lo mismo se sospecha
al hablar de las periferias de Copn que se asumen eran compartidas entre mayas y
lencas. Aunque no directamente vinculada con distinciones de estatus social, sino ms
bien de ndole tnica o lingstica, esta conjetura indica que la modificacin del crneo
podra haber fungido como portador visible de pertenencia cultural.
Si creemos que las disyuntivas en las prcticas de modelaje ceflico sean
representativas de las condiciones vigentes en la reproduccin social diaria dentro de
una sociedad que aparenta ser multi-tnica, tal como proponen Gerstle (1985), Hendon
(Hendon 1987, 1991) y Diamanti (1991), entonces debemos examinar de cerca dos
posibilidades: la primera indicara que no todos los portadores de artificios ceflicos
sean oriundos de Copn (migrantes de primera generacin) y que provengan de reas
culturales que privilegiaban el uso de cunas deformatorias. Alternativamente, cabra
pensar en la posibilidad que las practicantes forneas y sus descendientes hayan seguido
practicando las tradiciones ceflicas de su lugar de origen tambin en el nuevo lugar de
residencia. En ambos casos inmigracin constante o pervivencia cultural de las
modalidades culturales importadas las modalidades de la costumbre ceflica en el sitio
139
de Copn son consistentes con la distribucin dispar de los patrones erectos y tabulares
oblicuos mimticos que hemos reconstruido a partir del registro mortuorio.
Para dilucidar las posibles dinmicas de migracin e integracin femenina ms a
all de meras especulaciones, es preciso analizar de cerca la composicin de los grupos
de edad y las formas de cabeza que lucan. En eso partimos de la premisa que los
individuos infantiles (por debajo de los diez aos), que se encuentran sepultados en las
reas residenciales de Copn y sus alrededores, deberan representar la poblacin local y
sus preferencias de porte ceflico mucho ms que la porcin adulta de sus habitantes, la
que ha podido migrar con mayor probabilidad en algn momento anterior de sus vida.
Inversamente, una residencia predominantemente local, de familias copanecas
arraigadas de varias generaciones, debera reflejarse en patrones infantiles y adultos
muy similares de la plstica.
Para examinar estas conjeturas, comparamos la presencia y frecuencia de una
serie de indicadores tcnicos y formales del modelaje, primero entre infantes e
individuos adolescentes y adultos, luego entre hombre y mujeres. El primer criterio
evaluado corresponde a la popularidad de la costumbre, evaluada a partir de la presencia
y ausencia de modificacin en las bvedas evaluadas; en el mismo esquema dicotmico
examinamos el uso de bandas constrictoras (circular y sagital), la predileccin del uso
de aparatos ceflicos (tabular oblicua), formas mimticas y aplanamientos superiores.
Podramos recurrir a muchas otras variantes como criterios de distincin, pero
pensamos que los evaluados son suficientes para cumplir con los presentes objetivos.
Los resultados, desglosados en la Tabla 1, presentan un panorama tajante al
subrayar las diferencias entre los patrones que exhiben los infantes y los mayores de
edad. Especialmente, la forma oblicua presenta una diferencia al margen de la
140
Infantes
Adolescentes/adultos
82.1
28
76.2
126
p= .4966
Banda Circular
0.0
18.8
69
p= .2851
Banda Sagital
0.0
32.9
79
p= .1662
Oblicuo/Erecto
100.0
69.4
72
p= .0520
Mimtico/Resto
75.0
68.1
72
p= .6877
0.0
6.9
72
p= .4414
Popularidad
Paraleleppedo/Resto
Femeninos
Masculinos
Popularidad
70.1
67
83.3
48
p= .1043
Banda Circular
18.4
38
20.7
29
p= .8160
Banda Sagital
34.1
44
31.3
32
p= .7947
Oblicuo/Erecto
72.2
36
64.7
34
p= .4984
Mimtico/Resto
73.7
38
58.1
31
p= .1710
7.9
38
6.5
31
p= .8181
Paraleleppedo/Resto
Tabla 1. Presencia de diferentes rasgos en Copn, de acuerdo con la edad y el sexo, y valores de
significancia (ji-cuadrada; diferencias significativas aparecen en negritas).
141
Por otra parte, al identificar las formas erectas con los patrones forneos, como
hemos sospechado prrafos arriba, no se aprecia un ingreso masivo de familias o
adultos a esta capital maya. Ms similares que en la comparacin entre edades se
presentan los cnones femeninos y masculinos de la prctica (vase tambin Tiesler
2005). Se aprecia una ligera diferencia (aunque no significativa) en la popularidad, al
ser ms prevalente la prctica en los masculinos, y en la frecuencia de la forma
mimtica (que es ms comn en los femeninos). Los valores no son indicativos de una
diferenciacin marcada en trminos de sexo (y por ende gnero). En otras palabras,
estos datos nos indican por principio que mujeres y hombres estaban sometidos a la
misma arte del modelado ceflico, ya que ninguna forma o tcnica era exhibida de
manera exclusiva por un sexo o el otro. Las mismas similitudes entre los sexos tambin
hace improbable un ingreso exclusivamente de mujeres (patrilocal) o de hombres
(matrilocal) sino de familias, conclusin que complementa las observaciones anteriores
(Tiesler 1999) sobre el patrn de movimientos residenciales de las mujeres entre
conjuntos y patios del mismo Copn.
Aun as, existan pequeas diferencias entre hombres y mujeres. Tal como
hemos indicado lneas arriba, los individuos masculinos deben haber sido sometidos a la
costumbre en su infancia un poco ms frecuentemente que los femeninos (70 por ciento
y 83 por ciento, p=0.1043). Si consideramos que su tratamiento diferencial por gnero
debera reflejar la primera fase en el ciclo vital con miras a su rol futuro en la familia y
en la sociedad, la diferencia cuantitativa, observada entre los dos sexos necesita
encontrar una explicacin especfica, que en otros trabajos (Tiesler 1999, 2005) hemos
asociado con una discriminacin de las nias, cuyas cabecitas, cuando lactantes,
142
Una visin desde Xcamb, Yucatn. Una visin alterna, ya no de metrpolis sino de
comunidad costea con importancia en el intercambio y en la produccin de la sal,
ofrece la poblacin funeraria del pequeo puerto de Xcamb. Ah, la deformacin
ceflica se expresa en la gran mayora de sus habitantes, sobre todo durante la primera
fase de ocupacin en el Clsico Temprano, con un 94.4 por ciento de las cabezas
estilando formas artificialmente logradas (Tabla 2). Este primer periodo destaca tambin
por la homogeneidad de plsticas en la comparacin entre grupos de edad (aunque s
existe variedad en grados y variantes no tomas en cuenta para los fines de este trabajo).
Tampoco hay diferencias significativas entre portadores femeninos y masculinos. Todos
los indicadores del Clsico Temprano parecen coincidir para hablar de tradiciones
ceflicas compartidas y arraigadas dentro del seno de un grupo local igualmente
conservador. Destaca por ejemplo la ausencia completa de bandas sagitales en los
infantes, y solo tres adolescentes/adultos s la exhiben. En estos aos tempranos los
modelajes ceflicos fueron logradas mayormente en su modalidad tabular mimtica,
evidenciando una marcada preferencia para esta tcnica en el sitio; solo tres individuos,
todos ellos femeninos, presentan una variante no mimtica y esta diferencia es la nica
que se acerca a una significancia estadstica de la ji-cuadrada (p=0.0578). De igual
manera, la tabular oblicua es el aparato predilecto de prensa ceflica entre los
xcamboenses infantiles, pues solo dos individuos (un infante y un adolescente)
presentan deformacin erecta. En tanto que los dos primeros modelados son el producto
143
Clsico Temprano
Infantes
Adolescentes/adultos
por ciento
por ciento
Popularidad
94.4
18
94.4
36
p=1.000
Banda Circular
55.6
64.7
17
p= .6482
Banda Sagital
0.0
26.3
19
p= .1310
Oblicuo/Erecto
90.9
11
94.7
19
p= .6855
Mimtico/Resto
100.0
12
84.2
19
p= .1475
0.0
12
0.0
19
p= 1.000
Paraleleppedo/Resto
Femenino
Masculino
por ciento
por ciento
Popularidad
100.0
12
95.0
20
p= .4313
Banda Circular
62.5
66.7
p= .8576
Banda Sagital
37.5
22.2
p= .4902
Oblicuo/Erecto
100.0
90.9
11
p= .4117
Mimtico/Resto
66.7
100.0
p= .0578
Paraleleppedo/Resto
0.0
0.0
p=1.0000
Clsico Tardo
Infantes
Adolescentes/adultos
por ciento
por ciento
Popularidad
89.5
76
73.2
164
p= .0043
Banda Circular
31.8
22
7.9
76
p= .0036
Banda Sagital
13.0
23
33.3
87
p= .0567
Oblicuo/Erecto
97.3
37
72.6
73
p= .0019
144
Mimtico/Resto
68.8
32
73.5
68
p= .6195
Paraleleppedo/Resto
0.0
32
10.3
68
p= .0598
Femeninos
Masculinos
por ciento
por ciento
Popularidad
70.8
72
75.6
78
p= .5059
Banda Circular
5.4
37
8.6
35
p= .5974
Banda Sagital
52.6
38
18.6
43
p= .0013
Oblicuo/Erecto
56.3
32
81.3
32
p= .0310
Mimtico/Resto
43.3
30
55.2
29
p= .3632
Paraleleppedo/Resto
13.3
30
10.3
29
p= .7227
Tabla 2. Presencia de diferentes rasgos en Xcamb, segn las fases cronolgicas, de acuerdo a la edad y
al sexo, y valores de significancia.
modelaje ceflico xcamboense, pero es factible pensar que estas mujeres forneas hayan
aceptado que familiares o comadres oriundas de Xcamb y sus alrededores les indujeran
en los modos locales de manipular la cabecita de sus lactantes.
Por ltimo, la Tabla 3 presenta los valores directos de la comparacin, muchos
dotados de significancia estadstica, entre el Clsico Temprano y el Clsico Tardo. Esta
comparacin robustece nuestra argumentacin al inicio de este apartado. En primer
lugar, disminuy (aunque solo relativamente) la popularidad de la prctica de la
deformacin del crneo, ya que tanto los grupos de adolescentes/adultos, los individuos
femeninos y los masculinos presentan una disminucin significativa o casi significativa
de la plstica. Nuevas formas y tcnicas fueron introducidas ya en los infantes, por lo
que concierne por ejemplo las variantes no mimticas; al mismo tiempo los resultados
de otras tcnicas, quiz aplicadas en otras regiones, entraron en el sitio pero no fueron
aparentemente adoptados tajantemente, como demuestran las tendencias de la forma
paraleleppeda, erecta, las aplicaciones de banda, entre otras. En conjunto, las
tendencias que hemos trazado en las prensas ceflicas vienen traducir a un nivel
poblacional y tnico los cambios econmicos y sociales relevantes ocurrieron entre las
dos fases ocupacionales en Xcamb. Estos se hicieron patentes tambin en los
productos tangibles de los lugareos, tales como en las vajillas de cermica y de
materias primas importadas al sitio, tal como aduce Sierra Sosa (2004) al hablar de la
transformacin y aumento de las esferas de intercambio a mediana y larga distancia
(vase tambin Jimnez lvarez 2002).
147
Infantes
Popularidad
p= .5193
p= .0060
p= .0308
p= .0553
Banda Circular
p= .2181
p= .0000
p= .0001
p= .0001
Banda Sagital
p= .3138
p= .0622
p= .4366
p= .8023
Oblicuo/Erecto
p= .3519
p= .0406
p= .0288
p= .4541
Mimtico/Resto
p= .0276
p= .3361
p= .2193
p= .0133
Paraleleppedo/Resto
p=1.000
p= .1447
p= .2475
p= .3147
Tabla 3. Valores de significativida de las pruebas de la ji-cuadradaentre las categoras de sexos y edades
del Clsico Temprano y Clsico Tardo.
A manera de conclusin
Los resultados de esta investigacin demuestran, una vez ms, que el modelaje cultural
de la cabeza es un importante indicador no solo de las actividades familiares mayas y en
especial femeninas, sino de aspectos geo-culturales, incluso geo-polticos, ms amplios,
vinculados con las preferencias culturales, etnicidad y dinmicas poblacionales a
diferentes niveles, tal como pudimos testimoniar en los antiguos pobladores copanecos
y xcamboenses. Esta trascendencia de la prctica sorprende a primera vista pero se
entiende al comprender el papel preponderante que la modificacin ceflica
desempeaba entre los antiguos mayas y por su misma calidad conservadora: Contrario
a la connotacin de moda voltil que se le ha dado en la literatura, las maniobras en la
cabeza infantil trascienden las generaciones al ser practicada por mujeres de segunda o
tercera generacin en recin nacidos que despus portaban el resultado visual por el
resto de su vida.
Evaluada a partir de los vestigios craneanos en su contexto y comparada con las
representaciones iconogrficas, es apta por tanto, para identificar aspectos de identidad
148
y cambio cultural de mediano y largo plazo, en nuestro caso mediado por mujeres. La
distribucin regional y local de las formas ceflicas culturales hace pensar en un papel
de la costumbre como medio de reproduccin de tradiciones familiares, quiz linajes,
aparentemente independientes del estatus o de la localidad de residencia de su portador.
En este trabajo, al enfocarnos en las distribuciones de diferentes formas ceflicas dentro
de los sitios de Copn, Honduras, y Xcamb, Yucatn, contrastamos una serie de
modelos hipotticos de reproduccin y residencia familiar e inferimos sobre el papel
activo de la mujer en la transmisin de valores culturales a travs del modelaje ceflico.
A la vez, las semejanzas y las diferencias encontradas en los diferentes contextos de
Copn y de Xcamb resaltan la trascendencia y potencial de identificador cultural y
tnico que tuvo esta prctica. De un lado, el Patio D del Grupo 9N-8 en Copn difiere
de los dems patios de la misma estructura. La evidencia arqueolgica ha demostrado la
presencia en este patio de un grupo de probable origen lenca. El hecho que todos los
individuos presentan patrones de modelado ceflico que no corresponden a los cnones
de Copn, por lo tanto confirma la conjetura que estas prcticas eran estrictamente
vinculadas a tradiciones familiares. Lo mismo parece hacerse patente analizando el caso
de Xcamb, un asentamiento poco jerarquizado y por principio organizado por familias
extendidas. En este caso, los resultados obtenidos nos conduce a pensar que las
tradiciones familiares particulares que determinaban la realizacin de esta prctica
podan subvertirse en el caso que la mujer, madre de los infantes a tratar, no era de
origen local; eran entonces otros miembros femeninos del clan o de la familia extensa o
poltica (abuelas, tas, comadres, etc.), quienes ya residan en el nuevo hogar, las que se
hacan cargo de realizar o supervisar las maniobras sobre la cabeza del nuevo lugareo.
149
150
Fernando Armstrong-Fumero
La identidad, el hecho de pertenecer a un grupo tnico o a una nacin, es algo que toma
forma tangible en la experiencia de las personas y de los pueblos a travs de un conjunto
de prcticas sociales y smbolos materializados, entre los cuales la narrativa tiene un
lugar privilegiado. El papel de la narrativa en la formulacin de la subjetividad y la
consciencia histrica han sido ampliamente documentado por corrientes tericas que
han tomado al acto de narrar como una actividad y experiencia que le da coherencia
tanto a los eventos del un pasado colectivo como a los incidentes de la memoria
individual (ver Ricur 1984, 1995; White 1987). En este ensayo, usar ejemplos de mis
propias investigaciones sobre prcticas narrativas con las cuales hablantes de maya
yucateco han articulado ciertas identidades sociales y tnicas frente al estado mexicano
en el siglo XX para proponer una serie de analogas que podran ser tiles para
reconstruir las relaciones entre el mundo material, la narrativa oral, y la identidad en
periodos ms lejanos. Comenzar con situar a mis propias investigaciones dentro de
unos debates que han ocurrido dentro de la antropologa sociocultural en los estados
unidos, y que han tenido paralelos dentro de polmicas sobre el multiculturalismo que
tienen an ms antigedad en la etnologa mexicana (Bonfil Batalla 1995). Luego,
presentar unas continuidades que existen hoy da entre unas prcticas con experiencias
151
del periodo Colonial y Prehispnico que, aun que caen fuera de mi experiencia personal,
ofrecen un campo rico para los estudios arqueolgicos y etnohistricos.
Comenc mis estudios doctorales en un clima de ansiedad sobre el papel de los
antroplogos frente al esencialismo que era utilizado como una fuerza poltica por
diferentes pueblos mayas, particularmente en Guatemala (ver Fisher 1999; Warren
1998). Estos debates manifestaban una especie de crisis existencial entre los
antroplogos estadounidenses, quienes expresaban deseos sinceros de solidarizar en las
luchas polticas de las comunidades que haban estudiado, a la misma vez que se sentan
incapaces de abandonar las perspectivas crticas de una disciplina cuya autoridad
intelectual dependa en la deconstruccin de las categoras identitarias. Esta tensin
entre solidaridad y crtica deconstructiva tomo un nuevo giro al principio del nuevo
milenio, cuando los antroplogos comenzaron a escribir sobre un fenmeno que se
denomin como multiculturalismo neoliberal. Esta es la idea que la neoliberalizacin
de instituciones corporativas y el surgimiento de nuevas formas de poltica de la
identidad en los pases latinoamericanos han sido procesos paralelos (Bartra 2002; Hale
1999, 2005; Warren y Jackson 2002; Yashar 2005). En las ltimas dcadas del siglo
XX, las instituciones agrarias que haban sido uno de los principales enlaces entre el
estado y comunidades de habla indgena en Mxico fueron desmanteladas a travs de
polticas neoliberales. Durante este mismo periodo, un discurso oficial de
multiculturalismo les ofreca nuevas formas de reconocimiento a personas que se
autodefinan como miembros de grupos tnicos con races en la poca prehispnica.
Segn el modelo de multiculturalismo neoliberal, la tendencia de hablantes de maya a
auto-identificarse como mayas en las ltimas dcadas corresponde a la reduccin de los
espacios polticos donde podran participar con la denominacin de campesinos. Esto
152
implica que las polticas multiculturales son incorporadas a la vida de las comunidades
locales como una forma de sustituir modos anteriores de ciudadana, y a travs de la
articulacin de nuevas formas de identidad tnica.
Dentro de estos debates, Yucatn destaca por su ausencia. A pesar de ser una de
las regiones de Mxico con la poblacin mas alta de hablantes de una lengua indgena,
no ha visto el tipo de movimiento social que ha habido en estados como Chiapas o
Oaxaca (Castaeda 2003; Castillo Cocom 2005; Lpez Barcena 2005; Rubin 1997), o
en pases como Bolivia, Guatemala y Ecuador (Brown 1996; Korovkin 2001; Montejo
2004; Warren 1998). Como la misma Revolucin Mexicana de 1910 (Joseph 1982), el
discurso y las leyes multiculturales parecen haber sido importadas a Yucatn ya bien
formadas por conflictos y negociaciones que ocurrieron en otras partes de la repblica.
En este contexto, mis investigaciones se enfocaron en entender si las narrativas
vernculas con las cuales la gente de comunidades mayahablantes articula su identidad
como Mayas son percibidas localmente como formas de auto-adscripcin nuevas que
son cualitativamente distintas a ideas de ser campesino o ser indgena que haban
predominado en las mismas comunidades en generaciones anteriores. Empec por
documentar una serie de gneros de narrativa oral que fungan para articular otras
identidades sociales o polticas principalmente la de campesino desde la primera
mitad del siglo XX. Contaba con archivos de documentos enviados a instituciones
federales por miembros de estas comunidades entre los aos 20 y 50, adems de con
mis propias grabaciones de narrativas orales contadas por personas desde los miembros
ms ancianos de varias comunidades hasta gente entre veinte y cuarenta aos de edad.
Con estos materiales, pude llegar a una serie de conclusiones sobre la textura de
cambios y continuidades en como gente de diferentes generaciones articulaba sus
153
identidades como ciudadanos y sujetos polticos frente las instituciones del estado. En
este caso, las continuidades fueron mucho ms llamativas que los cambios.
Es evidente que gente que haba asistido escuelas pblicas en los 1990s, o que
haba trabajado dentro de la economa turstica que tomo mas importancia despus de
los aos 70, identificaban con la cultura o con la cultura maya de una forma distinta
a la de sus padres y abuelos. Pero, an as, existan muchos paralelos en las estructuras
narrativas que personas de distintas generaciones usaban para articular estas
identidades. Si se comparan las narrativas orales que personas usan hoy da para
reclaman sus derechos culturales con las cartas en que sus abuelos solicitaban la
dotacin de tierras agrcolas en los aos 20s y 30s, se pueden observar unas
continuidades fundamentales en la representacin de un estado nacional y sus deberes a
ciudadanos rurales, sean estos definidos como campesinos o como mayas. Esto implica
que, aun si el multiculturalismo como poltica oficial se puede interpretar como un
fenmeno contemporneo a las polticas neoliberales, las formas de participar en estas
polticas al nivel local se basan en un repertorio de narrativas y experiencias que han
sido heredadas de generaciones que se enfrentaron a las polticas distintas de un estado
corporativista. Para los fines de la antropologa del multiculturalismo, el aspecto mas
significativo de estas continuidades es el hecho que parecen contradecir los crticos que
argumentan que la politizacin de la cultura maya representa una estrategia poltica
novedosa para comunidades que haban auto-identificado como campesinos hace solo
una generacin. Las identidades se articulan frente a las polticas multiculturales de hoy
con una serie de herramientas narrativas que fueron heredadas de las generaciones que
participaron en la consolidacin del estado post-revolucionario.
154
injusticia impulsa el hroe a luchar contra los explotadores del pueblo, sean estos
administradores espaoles, hacendados, o imperialistas norteamericanos.
Actualmente, las influencias de esta concatenacin de libros de textos, exmenes
escritos y habitus escolar se pueden or en cuentos vernculos de la historia nacional
que tienden a confundir personajes o eventos de diferentes periodos. Por ejemplo, muy
pocas personas en las comunidades donde he hecho investigacin distinguen entre la
Guerra de Castas de 1847 y la Revolucin Mexicana. Un anciano me cont de un
asesinato que el vio en su pueblo cuando era nio en 1917, durante la Guerra de
Castas, cuando el Padre Hidalgo grit la libertad. An personas mas jvenes narran a la
historia nacional con el mismo tipo de colapso temporal. Por ejemplo, un hombre de
veinte aos me cont de su visita a un lugar en Valladolid asociado con el motn
conocido como la primera chispa de la Revolucin con la observacin que este fue un
evento que ocurri Durante la poca del padre Hidalgo.
Las prcticas educativas que han generado estas tendencias en las narrativas
orales sobre la historia nacional pueden parecer, superficialmente, como un legado
ideolgico de la educacin de la poca post-revolucionaria, cuando se quiso incorporar
todos los previos conflictos nacionales a una sola lucha encabezada en el siglo XX por
el estado revolucionario. Pero, tambin, en vez de ver a estas como continuidades en un
imaginario o una serie de ideas algo que existe dentro de las mentes de los individuos
de una sociedad particular podramos enfocarnos en continuidades en las bases
sociales y materiales, cosas fundamentalmente pblicas, que rigen al proceso de
entextualizacin. Estas narrativas pueden significar cosas distintas para diferentes
personas o en diferentes momentos, pero tienen ciertos aspectos formales que son
producidos por un conjunto de prcticas sociales y cultura material.
157
Como fue el caso con las narrativas vernculas de historia nacional, este genero de
cuentos refleja una serie de mecanismos formales e informales que han contribuido a la
transmisin de ciertas formulas desde los textos escritos a las narrativas orales. He
158
sus milpas all por varias temporadas. En este caso, el principio de usufructo que fue
una de las bases de la reforma agraria post-revolucionaria y que se invoca en los
relatos de dotacin con la observacin de que los ejidatarios estuvieron trabajando un
monte antes de solicitar su ttulo suplanta a las ideas y prcticas de tierra-tenencia que
se haban heredado del periodo colonial.
Pero si la presentacin del ttulo colonial de Bubul en 1941 marca un cambio en
los regmenes de manejo de la tierra, tambin nos puede mostrar continuidades en otras
formas de interaccin entre la narrativa y el espacio. Este texto describe los limites del
terreno en la forma de un recorrido o circuito por los varios marcadores o muultunoob
que le correspondan a otros terrenos colindantes. Este tipo de recorrido por los lmites
de un territorio ha sido documentado en textos coloniales como el tsool, un acto
ceremonia a travs de cual miembros de la aristocracia maya marcaban las tierras que
caan bajo su dominio (Restall 1997). Este acto poltico es algo que recuerda a los
circuitos ceremoniales que figuran en las prcticas religiosas de otros grupos mayas
(Fabregas y Silver 1973). Hoy da, en algunas comunidades de Yucatn, se practica una
inspeccin colectiva de la mensura del ejido por integrantes del comit local agrario que
podra incorporar algunas sobrevivencias de esta tradicin.
As, existe la posibilidad de que las experiencias locales con el rgimen de
terratenencia colonial que los ejidatarios de Ebtn aplicaron en su encuentro con la
reforma agraria del siglo XX haban sido construidas, por su parte, sobre un substratum
de interacciones entre el paisaje, los individuos, y una visin cultural del mundo con
races prehispnicas. Las relaciones entre los lugares, la memoria colectiva y la
narrativa es algo se he ha documentado en diversos lugares y culturas (Basso 1996;
Rosaldo 1980; Schieffelin 1976; Sylomovics 1998), cosa que podra implicar que
161
Textos escritos, sean estos cartas generadas por la reforma agraria del siglo XX
o ttulos del siglo XVIII, tienen tambin una vida social, en tanto que por ser ledos en
voz alta, o por servir como gua para la orquestacin de ceremonias o actos pblicos,
influyen a la produccin de textos ms efmeros. As, se pueden extrapolar
continuidades entre ciertos aspectos formales de estos textos y prcticas efmeras como
la narrativa oral o el ritual.
2.
por personas que en muchos casos eran analfabetas o casi monolinges en maya, textos
del periodo colonial, y textos jeroglficos en el periodo prehispnico, podan ejercer
ciertas influencias en la narrativa oral a travs de su presentacin lo que en ingles se
denomina como performance pblica. Cuando present otra versin de este ensayo
en la conferencia del SAA en Vancouver, una de las comentaristas en la mesa hizo una
observacin muy interesante: de que las inscripciones jeroglficas en ciertas estelas
162
mayas seran prcticamente ilegibles, dada la distancia entre los glifos y un espectador.
Ella observ que, como las cartas que tenan que ser ledas a voz alta, ciertas
inscripciones deban de cumplir funciones distintas al ser ledas a vista desde su
instalacin final.
3.
plantear una cultura esttica, o que existe fuera de los procesos histricos, sino
reconocer las cadenas de relaciones intertextuales y procesos de entextualizacin con
los cuales las personas le dan significado y forma tangible a las experiencias. Este tipo
de anlisis ms serio y tericamente riguroso de la continuidad cultural es algo que ha
sido marginado dentro de la antropologa sociocultural contempornea, pero que ha sido
una de las fuerzas tradicionales de la arqueologa.
164
22
Este trabajo forma parte del proyecto Etnoarqueologa de grupos domsticos mayas: identidad social y
espacio residencial de Yaxun, Yucatn del Doctorado en Estudios Mesoamericanos de la UNAM.
165
cultura material, incluyendo los edificios, que la gente experimenta, crea y reproduce su
identidad individual y social, mantiene las tradiciones y negocia posiciones de autoridad
(Lyons 2007:180).
Con respecto a los mayas peninsulares, los trabajos pioneros de Wauchope
(1938) y otros etnlogos como Redfield y Villa Rojas (1934), que visitaron la pennsula
a principios del siglo pasado, sirvieron para delinear los elementos constitutivos de la
identidad casera de ste grupo tnico particular. Sin embargo, ha sido a partir de los
aos ochentas que los enfoques para abordar el estudio de los espacios construidos se
han venido refinando y ampliando. Por ejemplo, el estudio etnoarqueolgico de las
viviendas y los espacios residenciales se ha establecido como una alternativa para
obtener datos tiles a la arqueologa, desde el anlisis de contextos contemporneos,
para poder registrar informacin conductual sobre la organizacin de los grupos, el uso
de sus espacios, las actividades que realizan y los patrones de desecho domstico que
generan (Arnold 1990; Hayden y Cannon 1983; Killion 1990; Smyth 1990; Wilk 1983).
En el rea maya, los estudios etnoarqueolgicos ms productivos sobre la
organizacin de los grupos domsticos y aspectos particulares de su cultura material se
han llevado a cabo en diversas regiones como los altos de Chiapas -principalmente por
el Proyecto Coxoh- (Deal 1985, 1998; Hayden y Cannon 1983, 1984; Lee y Hayden
1988), en pueblos de los altos de Guatemala (Fauvet-Berthelot 1986), adems de
comunidades en Belice (Wilk 1983), Campeche (Alexander y Andrade 2007; Dore
1997; Pierrebourg 1999) y el norte de la pennsula de Yucatn (Alexander y Andrade
2007; Dore 1997; Heidelberg y Rissolo 2006; Hernndez lvarez y Novelo Rincn
2007; Ochoa-Winemiller 2004; Smyth 1989, 1990). A pesar de la diversidad tericometodolgica que presentan estos estudios etnoarqueolgicos, en general se han
168
esculpidos (Freidel 1987; Suhler, et al. 1998). Como resultado, se propusieron dos
grandes perodos de ocupacin en el asentamiento. El primero est fechado para el
Preclsico Tardo-Clsico Temprano (500 a.C.-600 d.C.), poca en la que la arquitectura
monumental del asentamiento presenta el patrn tridico como expresin fsica del
gobierno maya durante el Preclsico Tardo. La segunda gran fase de ocupacin est
fechada para el Clsico Terminal (730-1150 d.C.) y se caracteriza por una reocupacin
de los edificios de las etapas anteriores y poco auge de la actividad constructiva (Suhler,
et al. 1998).
Figura 1. Mapa del norte de la pennsula de Yucatn destacando los sitios mencionados en el texto.
Con la informacin recuperada, se confirma que Yaxun estuvo controlada por Chichn
Itz en el Clsico Terminal, con una forma de dominio en la cual los itzaes
aprovecharon la jerarqua poltica del asentamiento para convertirla en un centro de
recepcin de tributo (Toscano y Ortegn 2003).
Debido a su enfoque de estudio monumental, del sitio prehispnico de Yaxun,
se cuenta con poca evidencia con respecto a las reas residenciales y espacios de
sustentacin de la ciudad. Recientemente, durante 2005, se realizaron trabajos de
salvamento arqueolgico en el trazo de la carretera que enlaza los poblados de Pist y
Yaxun. Las dimensiones del transecto explorado fueron de 21 km de largo y 40 m de
ancho, y a lo largo de l se localizaron una gran cantidad de estructuras arqueolgicas
de distintas caractersticas (Toscano et al. 2007). En su extremo sur el transecto
atraviesa el sector oeste del sitio arqueolgico de Yaxun, tramo en el que cruza parte
de la zona habitacional y del rea perifrica del asentamiento. A partir de ste
salvamento arqueolgico, se ha podido observar que Yaxun se extendi, por lo menos,
entre 4 km y 5 km hacia el norte del rea central del sitio. Asimismo, se ha notado que
si bien hacia la periferia del asentamiento desciende la densidad de estructuras, la
mayora de stas siguen siendo de carcter domstico y su ubicacin sugiere que fueron
ocupadas por gente comn cuya actividad principal estuvo relacionada con la
explotacin de diversos recursos naturales y la agricultura (Figura 2).
Como se mencion en trabajos previos (Hernndez lvarez y Novelo Rincn
2007; Toscano, et al. 2007), la informacin arqueolgica indica que en el rea de
Yaxun las unidades habitacionales estn delimitadas por basamentos y fueron
construidas sobre nivelaciones o plataformas de poca altura asentadas directamente
sobre el terreno. En algunos casos, las estructuras de materiales perecederos se
171
172
Las familias fundadoras estaban constituidas por campesinos sin tierra que
practicaban la agricultura de milpa y que buscaban establecerse en nuevos terrenos para
poder desarrollar su actividad. A partir de las narrativas recurrentes sobre el origen del
pueblo, preservadas por tradicin oral, se puede percibir un sentimiento de unidad
colectiva con referencia en el parentesco y la historia compartida sobre la refundacin
del pueblo. Previamente distintos etngrafos han mencionado la importancia que tiene
el pueblo, kaaj en maya, para la definicin identitaria de los mayas yucatecos
(Bartolom 1992; Brown 2006). Esta situacin nos habla de la importancia que
adquieren los lazos familiares y la preservacin de la memoria para la organizacin
interna de la comunidad (Hernndez lvarez 2007).
Figura 3. La iglesia de Yaxun, en cuya entrada principal se observa la fecha de 1817 (foto del autor).
174
El estudio
Con el afn de estudiar las caractersticas de los grupos domsticos -espacio residencial,
la arquitectura domstica y la cultura material contempornea- y aspectos relacionados
con la conformacin de su identidad social, a partir de 2005 se han realizado
investigaciones etnoarqueolgicas en el pueblo de Yaxun. Durante la primera etapa de
175
2272600
2272500
2272400
CEMENTERIO
2272300
EDIFICIOS
PUBLICOS
IGLESIA
CAMPAMENTO
PLAZA
A RUINAS-PISTE
2272200
ESCUELA
CENOTE
CETELAC
2272100
2272000
A KANCABDZONOT-YAXCABA
324900
325000
YAXUNA
Yucatn, Mxico 0
LEVANT: Hctor Hernndez A.
325100
50
325200
325300
325400
325500
325600
325700
Casa-habitacin/Cocina
METROS
Casa Fonden
2006
176
AREA
ESTRUCTURAL
AREA SOLAR
AREA PATIO AREA JARDIN
GRUPO
No.
EST.
EST.
No.
(m)
(m)
(m)
(m)
DOMESTICO HABITANTES
DOMESTICAS AUXILIARES
BIENES
GD 01
4
1781.9
3
8
170.05
761.79
1020.11
10
GD 02
3
892.8
3
6
81.66
303.18
589.62
6
GD 03
7
893.6
2
5
112.72
445.79
447.81
4
GD 04
2
4010.3
4
7
97.55
496.01
3514.02
1
GD 05
11
1709.4
5
7
139.78
936.84
772.56
8
GD 06
4
765
3
6
64.8
170.08
594.92
1
GD 07
5
2269
6
3
119.54
496.14
1772.86
4
GD 08
5
949
5
7
127.52
233.51
1028.49
10
GD 09
1
1262
2
2
44.46
291.02
970.98
3
GD 10
4
1839
2
6
69.3
216.3
1622.7
3
Tabla 1. Comparativo de 10 grupos domsticos de Yaxun referente al nmero de habitantes, estructuras
domsticas, reas del espacio residencial y el total de bienes materiales que poseen.
23
Este programa fue implementado para subsanar los daos ocasionados a las viviendas por los huracanes
que azotaron a la regin entre 2003-2004.
178
Fonden
Hortalizas
Casa
Habitacin
Cal
le
Casa
Habitacin
Bao
Area
Estructural
Tinaco
Gallinero
Patio
Cocina
Batea
Monte
Excusado
Troje
SOLAR 04
YAXUNA, YUCATAN
2.5
7.5
10
METROS
Figura 5. Plano de un solar actual del pueblo de Yaxun donde se representan las distintas reas,
estructuras domsticas principales y estructuras auxiliares que conforman el espacio residencial.
Ncleo estructural
Esta parte del solar corresponde al rea donde se disponen las principales
construcciones habitacionales, en el caso de Yaxun, como en muchas otras
comunidades del norte de Yucatn, sta rea se conforma de una o ms estructuras
absidales o rectangulares multifuncionales en las que se llevan a cabo actividades
domsticas como la preparacin y el consumo de alimentos, dormir, elaborar productos
artesanales, el almacenamiento de granos y artculos diversos adems de actividades
rituales de diversa naturaleza.
179
180
Por lo general, cada solar presenta una combinacin de estos tipos de casas
dependiendo de varios factores entre los que se encuentran el acceso a los materiales
locales o la disponibilidad de recursos monetarios para adquirir los materiales no locales
o pagar albailes para la construccin. Estos aspectos ponen de manifiesto el hecho de
que los procesos de innovacin tecnolgica, en el caso de las viviendas, obedecen a
diferentes estrategias y circunstancias, ya sea econmicas, histricas y/o identitarias,
que son harto complejas de determinar (Alexander y Andrade 2007).
Figura 6. Viviendas de Yaxun: a) Tipo I; b) Tipo II; c) Tipo III, y d) Tipo IV (fotos del autor).
181
Figura 7. Estructura Tipo V de Yaxun: casas construidas con recursos del Fonden (foto del autor)
Patios
Los patios son espacios que organizan la distribucin del ncleo estructural y
generalmente se trata de reas despejadas donde se realizan gran parte de las actividades
domsticas del solar. Por lo general, es un espacio que se mantiene limpio, desbrozado y
despedregado, adems se barre una o dos veces por semana. Ah crecen algunos rboles,
plantas frutales y ornamentales; los animales encuentran en ste un espacio para
deambular y comer los residuos de granos o alimentos que se desechan de la cocina. El
rea intermedia entre el patio y el rea de jardn se caracteriza por la presencia de
desechos dispersos y tambin contiene partes con desechos ms concentrados o
basureros. Atrs de los edificios y el patio se localizan las estructuras auxiliares: se trata
de pequeas construcciones de materiales perecederos, como en el caso de los
gallineros, que son el abrigo de animales domsticos como pavos, gallinas y pollos.
Tambin hay pequeos graneros o almacenes, corrales para animales, cubiertas y
estructuras para hortalizas y hasta cubiertas para autos, hechos principalmente de
madera y huano o lmina de cartn. Por otro lado, en algunos casos encontramos
182
rea de jardn/monte
Traslapndose con el rea intermedia, y formando la periferia del solar, se encuentra el
rea de jardn/monte que funciona como espacio de transicin dentro del solar y sirve
tambin para cubrir una amplia variedad de necesidades del grupo domstico. Es un
espacio enmontado que se encuentra en la parte trasera de la mayora de solares, ah
crecen toda suerte de rboles y plantas, tanto cultivadas como salvajes, pero rara vez se
encuentran objetos o construcciones. Cuando hay actividades de produccin artesanal
en el grupo domstico, estos espacios se convierten en reas para disponer y quemar el
desecho de talla de madera principalmente. En este espacio adems se pueden localizar
algunos huertos u hortalizas con cultigenos locales como chile habanero, epazote,
organo, cebollina, entre otros (Figura 8).
Tambin se trata de espacios utilizados como excusados por los miembros del
grupo domstico. En algunos casos se registraron construcciones endebles de palos y
plsticos que hacen las veces de delimitacin fsica de estos espacios usados como
excusado, pero la mayora de las veces no hay ms que algunos papeles, aqu y all, que
hacen evidentes estas reas de desecho humano.
183
Figura 8. La atencin del huerto es una de las actividades principales de las mujeres en los solares de
Yaxun (foto del autor).
Figura 9. Interior de una casa-habitacin tradicional con el mobiliario, bienes y objetos materiales
caractersticos de los grupos domsticos de Yaxun (foto del autor).
188
190
Actualmente, entre los mayas yucatecos del norte de Yucatn existe un objeto
elaborado en cermica que ellos denominan en maya como lak. Este objeto juega un
papel muy importante dentro de algunas de las prcticas religiosas sincrticas que an
se realizan para fechas especiales como es el caso de los finados o para ofrecer comida a
los santos catlicos durante los gremios en muchas comunidades mayas.
Las muestras de los objetos contemporneos que se utilizan en este trabajo
fueron obtenidos de cuatro comunidades ubicadas entre el oriente y sur de la zona
arqueolgica de Chichn Itz. Las comunidades son X-calakdzonot, X-calakoop, San
Felipe Viejo y San Fabin, todas ellas del estado de Yucatn (Figura 1).
191
El lak prehispnico
El primer punto a analizar es el lak del Clsico maya, ya que en este perodo es donde
inicia la utilizacin de dicho objeto que fue de forma generalizada para casi toda el rea
maya sino es que en toda. Presentar las evidencias epigrficas correspondientes a este
perodo, en donde el descifre de los jeroglficos ha contribuido, en gran manera, para
entender la dinmica que jugaba el lak en ese momento.
Uno de los objetos en los que se manifiesta la escritura jeroglfica maya, adems
de las estelas de piedra, es en la cermica policroma del perodo Clsico. La cermica
del Clsico maya ha revelado gran cantidad de informacin sobre la historia social del
perodo Clsico, de la mitologa religiosa y de la cosmologa y se puede encontrar
representaciones de rituales, adems de que ilustra diversos temas sobre la religin y
poder sociopoltico de los mayas (Reents-Budet 1997).
Entre estos objetos cermicos se puede encontrar una gran variedad de los
denominados cajetes, ollas, platos, etc. Cada una de ellas tuvo una funcin, ya sea ritual
o domstica. As, durante el Perodo Clsico, la cermica policroma fue una de las que
ms se utilizaron por la elite.
Entre algunas de las funciones especficas de la cermica policroma se pueden
mencionar que fue utilizada como ofrenda funeraria en los entierros y tumbas (Coe
1973, 1978); tambin funcionaron para servir alimentos a la nobleza (Reents-Budet
192
u-lak
ta tsih teel kakaw
su plato para cacao fresco
Figura 2. Texto en un vaso con Secuencia Primaria Estandar.
embargo, se limita siempre a los platos y no aparece nunca en ollas u otros materiales
que no sean los platos. Esto parece demostrar claramente u lak se relacionan con cierto
tipo de cermica.
U lak se refiere el glifo para trastos planos o platos segn Houston y Taube
(1987). En muchas lenguas mayas y en protocholano reconstruido, lak significa plato.
El glifo u lak consta del pronombre erogativo 3. Sg. Prefijo U, signo principal T534
para el valor fontico la, y el afijo T25 que representa el valor de ka.
La iconografa de los platos nos muestra que eran para servir comida slida
como tamales, y se usaban tambin como recipientes para las ofrendas sacrificiales y
dedicatorias.
Muchas escenas palaciegas sobre alfarera pintada muestran que en los platos, o
lakoob, se apilaban tamales de maz. El plato que reciba las ofrendas de sustento era
un instrumento mgico (Freidel, et al. 1999).
Se puede observar durante el Clsico una amplia gama de formas de lak de
cermica. Existe otro nombre para plato que se le llama hawte y se refiere a platos con
soportes, mientras que lak se refiriere a platos sin soportes. Claro, esta divisin no hace
gran diferencia dentro de la funcionalidad de los objetos, ya que el trmino general
utilizado para servir comida comn y especial era la de lak.
Los textos referentes de la SPE en algunas ocasiones son independientes de las
escenas que contienen las vasijas. As, se pueden ver, en las mismas vasijas, la
iconografa de los platos que contienen alimentos.
En resumen, el lak del perodo Clsico, funcion para contener alimentos
slidos, como los tamales, tambin tuvo funciones rituales y domsticas, ya sea para
195
El lak colonial
Despus analizar la utilidad que tuvo el lak en el periodo Clsico y Posclsico, se
presenta a continuacin la descripcin del mismo objeto en la poca Colonial, al mismo
tiempo analizando la continuidad que tiene hasta este momento y las transformaciones
que sufri, esto, basado en fuentes lingsticas indgenas y no indgenas, as como de
trabajos etnogrficos de los aos 1930s y 1950s.
La cultura maya ha sobrevivido a pesar de las diferentes problemticas que ha
enfrentado y esto se puede observar hoy en da muchos aspectos de su cultura con races
prehispnicas. Las fuentes coloniales son materiales que tienen un potencial para apoyar
esta visin.
Estas fuentes son un medio de informacin entre la arqueologa y los datos
etnogrficos. Los remanentes ideolgicos y los materiales que servan en la vida
cotidiana de los mayas, fueron registrados en documentos como la Relacin de las
cosas de Yucatn, las Relaciones histrico-geogrficas de la gobernacin de Yucatn,
los Libros del Chilam Balam, y varios diccionarios coloniales.
Los datos que se presentan a continuacin son referentes a los registros
realizados sobre el lak en esos documentos. Cabe recalcar que se utiliza para este
trabajo la informacin que contiene el Diccionario Cordemex debido a que es una
compilacin de varias fuentes coloniales como vocabularios y otros diccionarios.
El Diccionario Cordemex de Barrera Vzquez (1980) define: Lac: pronunciada
brevemente, plato o cajete en que comen los indios, y tmese por cualquier plato o
196
escudilla 2, 6, 9, 11: plato 3: plato cualquiera 4: cajete o plato en que comen los indios
9: objeto de barro 10: plato y tazones de poco fondo 11, 13 cob, plato 2. chob 11:plato.
Aqu se observa una de la funcin primordial del objeto para comer, lo cual muestra
as el carcter domstico que tiene. El material del cual est construido es de barro y se
menciona en cuanto a la forma es cualquier plato tazones de poco fondo.
Se puede concluir de la siguiente manera en cuanto a la definicin que el
diccionario ofrece:
Nombre: lak
Funcin: para comer
Contexto: domstico
Material: arcilla
comen los indios y tomase por cualquier plato o escudilla, dem llaman as los indios a
los dolos que hacen de barro.
Es clara la definicin que se le daba a este objeto en la colonia, pues queda
definida que una de sus funciones bsicas es la de comer, y el objeto que sirve para esta
actividad y en la que se serva la comida se denominaba lak.
Cabe destacar que la definicin del Calepino de Motul se menciona en el ltimo
prrafo otra funcin del objeto, al parecer ritual, pero no ofrece descripcin de la
misma. Una efigie de incensario de entierro el cual est descrito en varias ocasiones en
las relaciones de Yucatn, es generalmente considerada como representativa de los
197
dolos tipo lak. Esto coincide con la definicin del Calepino de Motul cuando menciona
llaman as los indios a los dolos que hacen de barro (Arzpalo Marn 1995).
Los diccionarios enlistan varias formas de lak, adems que los diccionarios
Viena y Motul dan la definicin de kom lak, plato profundo, y el Viena, tiene tambin
definicin para yayax lak, plato de vidrio, y ualacil pocol kab, plato o cajete para lavar
las manos. En el Viena lac es tambin aplicado a los platos de metal para esta poca
(Viena 1993).
Algunas de las variantes de lak que ofrecen los diccionarios es en cuanto a su
forma y funcin. Cuando es un lak profundo se le denomina kom lak, que pudo haber
servido para poner abundante comida, no precisamente para comer. Otra de la variante
funcional se refiere al ualacil pocol kab, que serva para lavarse las manos. Para
componer las palabras solamente se le agregan los prefijos, sin que la palabra clave que
define al objeto se pierda. Por ejemplo kom significa profundo y lak plato, entonces la
traduccin al espaol es plato profundo. Otro ejemplo que se menciona en el Viena es la
utilidad del lak para lavarse las manos, u pronombre de primera persona que significa
su, lakil, plato, pokol, lavar y kab, mano; por ello se define esto como el plato
para lavarse las manos.
Lak: Spanish cajete, bowl o dish the fact that the Yucatecan lac is still used to hold
offerings of food for religious ceremonies helps to substantiate this hypothesisthe word is
used thorougth the peninsula today. I heard lac almost everywhere even though I was not
always able to find the vessel itself (Thompson 1958:105).
199
Redfield y Villa Rojas (1934:36) mencionan que larger bowls are used for
offerings to the souls of adults and smaller ones for dead children. Villa Rojas
(1945:53) reporta que estos objetos son usados para propsitos ceremoniales
exclusivamente en Quintana Roo.
Los resultados de los datos etnogrficos de Thompson (1958) concluyen dos
cosas importantes de este objeto; el primero es que la forma que tiene, diferente a los
platos de material moderno; segundo, la funcin que tena en ese momento, la cual era
una funcin ceremonial y domstica. Las menciones que se hacen de ceremonias tanto
catlicas como las sincrticas son un ejemplo de ese carcter ceremonial. Desde luego,
el carcter domstico del objeto consiste en la comida que se sirve en ella para comer
para esta poca.
El lak contemporneo
Los datos etnogrficos que utilizo en este trabajo fueron obtenidos de tres comunidades
bsicamente, dichas comunidades se encuentran ubicadas al oriente y sur de la zona
arqueolgica de Chichn Itz. Las comunidades son: San Felipe Viejo, San Fabin y Xcalakoop. En ellas se obtuvieron los datos a travs de entrevistas y observaciones en las
comunidades.
Actualmente, entre los mayas yucatecos de estas comunidades se utiliza un
objeto denominado como lak, este objeto funciona para depositar en ella comida para
los difuntos en la celebracin de los finados. Para ser ms precisos, durante los das de
muertos que se celebra en el mes de noviembre. En estas celebraciones se realizan rezos
y se cocinan alimentos para los difuntos que visitarn a sus familiares, para ello, los
familiares de dicho difunto se preparan para recibirlos con comida que depositar en los
200
lakoob. Entre la comida principal que se sirve en estos objetos se encuentra la carne de
pollo sancochada y relleno negro. Cuando llegan los finados los familiares sacan los
lakoob que han guardado durante casi todo un ao para depositar la comida de sus
difuntos en ellos, estos van acompaados de otros objetos como jcaras, velas, tortilla,
santos catlicos romanos, algunas frutas como naranja dulce etc. Sin embargo, el objeto
principal es el lak en la cual se haya depositada en la comida, ya que los difuntos vienen
para deleitarse de las comidas despus de mucho tiempo de estar ausentes (Figuras 3 y
4).
Un aspecto importante cuando se realiza esta celebracin es que en estas
comunidades utilizan exclusivamente el lak, no pueden utilizar otro objeto, ya que sus
antepasados, es decir, sus familiares muertos hace muchos aos, coman en
ellosporque nuestros antepasados all comanes por eso que se utiliza, si se
utilizara otro objeto que no sea estenuestros antepasados no reciben la comida ya que
ellos desconocen los objetos modernos de plstico y vidrio
La comida principal que se sirve en l es le mechado y relleno negro, los
vaporcitos o tamales que se elaboran para los das finales de los finados no se depositan
en ellos, porque es comida slida, y no como el caldo de pollo, mechado o relleno negro
que tienen lquido, y obviamente esto no puede derramarse, sin embargo, si los
depositan en servilletas de tela, esto se realiza para el ochavario y para despedir a los
muertos para finales del mes de noviembre.
Otro de los rituales en los que se utiliza este objeto en el jo che, aunque en
algunas ocasiones se utilizan jcaras en lugar del lak. La comida que se deposita para el
jo che esta destinada a los seores del monte principalmente, esto se hace como
agradecimiento a ellos por permitir el crecimiento de algn animal o de la milpa misma.
201
Figura 4. Lakoob con jcaras de la comunidad de San Fabin (foto del autor).
202
Otras de las funciones para los que son utilizados estos objetos son para ofrendar
comida a los santos catlicos para los gremios que se realizan en honor a los patronos
de las comunidades. En el caso de las comunidades estudiadas, cuando se lleva la
comida a los patronos de las comunidades se depositan en los lakoob y se lleva hasta la
iglesia acompaada de charanga yucateca. La razn por la cual se hace es debido a que
estos son objetos especiales en los sus antepasados les depositaban sus ofrendas. La
comida que se deposita en ella es por lo general chicharra, relleno negro y mechado.
Comentarios finales
Como se present en los datos empricos, se da una clara continuidad del lak desde la
poca prehispnica hasta nuestros das, a pesar de la invasin de objetos modernos, los
mayas yucatecos continan utilizando el lak, no solo por la funcin, sino por el
significado que tiene para ellos, el ser un objeto que los identifica con sus antepasados,
con su cultura.
Esta continuidad no permanece all, sino que los mayas yucatecos
contemporneos le dan vida a este objeto del pasado en el presente, esto, porque los
lleva a identificarse con sus antepasados, y es precisamente este objeto el medio por la
cual sucede esto. Tanto los mayas prehispnicos, los coloniales como los
contemporneos utilizaron y utilizan el lak, porque esto los identifica como tal, pues an
mantienen vivo el pasado en el presente por medio de este objeto. Con esto se puede
hablar de una identidad de carcter primordiales o de una identidad vertical.
Por ltimo, espero que este estudio demuestre adems de lo anterior, que
muchos objetos de cultura material que parecen insignificantes nos pueden ayudar en
gran manera para abordar los estudios sobre la identidad.
203
Julia A. Hendon
El tema que comparten todos los investigadores que participan en este volumen es su
preocupacin por la identidad social. El volumen nos ofrece estudios arqueolgicos y
etnoarqueolgicos,
reunindose
contribuciones
sobre
datos
sociolingsticos,
204
hay que decir? El estudio de Peniche May nos revela dos aspectos importantes. El
primero es que la escasez de maceradores en tal sitio u otro es la norma. El segundo es
que, cuando hay buenos datos contextuales, estas herramientas son ms comunes en
contextos residenciales de la elite que de la gente comn. Reuniendo estos datos con
inferencias de las fuentes etnohistricas, la autora concluye que normalmente las
mujeres de este estatus social eran responsables en la elaboracin del papel adems de
los textiles (vase Hendon 1992, 2006). Peniche May ampla nuestro entendimiento de
la relacin del estatus social, el gnero, y la produccin artesanal.
El captulo de Marcos No Pool Cab cambia el enfoque a la etnicidad. Este
aspecto de la identidad social es tal vez el ms problemtico a definir y estudiar. Como
anota el autor, las ciencias sociales consideran a la etnicidad como algo asociado con, y
muchas veces en oposicin al nacionalismo. Tambin, est la cuestin del origen de este
tipo de identidad adems del problema de su realidad. Es algo impuesto o escogido?
primordial o construido? En la literatura sociolgica, haba una tendencia de distinguir
entre la etnicidad como algo que tiene consecuencias verdaderas a razn de los
conflictos polticos o una historia de trato injusto, y una etnicidad ms simblica que
refleja las preferencias personales del individuo. Pool Cab intenta crear una definicin
que rena aspectos histricos y personales adems de biolgicos, reflejando la
influencia del antroplogo Frederik Barth24. Pero an las relaciones biolgicas puedan
ser simblicas (Weismantel 2001). El autor tambin considera con especial cuidado la
relacin entre la cultura material y una identidad tnica. Pool Cab se enfrenta a lo que
me parece el problema ms importante para los arquelogos, lo cual es, cmo podemos
24
Y, ms que todo, la influencia de los estudios raciales que formaban un aspecto significativo de la
antropologa norteamericana y europea antes de la segunda guerra mundial. Uno podra decir que el
surgimiento del concepto de la etnicidad en la antropologa es solamente un cambio superficial que ha
substituido al trmino raza por etnicidad (Marks 2002).
206
(Houston 1994). Adems, muchas de las inscripciones habran sido difciles de leer a
causa de la altura de las estelas o edificios. Entonces, para ser efectivos como registros
de una historia oficial, estos textos deberan incorporares a las prcticas narrativas
pblicas.
El captulo de Hctor Hernndez lvarez nos introduce a otra dimensin de la
cultura material, que es el espacio. En este caso, el autor hace un estudio
etnoarqueolgico de las unidades domsticas de la comunidad contempornea de
Yaxun. Su estudio resume los tipos de espacios tpicos que usan los grupos domsticos
adems de la serie de herramientas y de objetos que emplea los habitantes en su vida
cotidiana. Anota que los espacios fuera de los edificios, como por ejemplo el patio, son
a veces ms importantes que la zona techada. Cynthia Robin (2002) ha sugerido que los
espacios domsticos exterior y los del interior de la gente maya comn, en la poca
prehispnica, tuvieron una tendencia a mezclarse como resultado de la porosidad de la
construccin de materiales perecederos, que es caracterstica de las habitaciones de ste
nivel social. Ella llama la atencin especialmente en mostrar que la experiencia de la
vida era influida por cmo los habitantes podran or y ver a otros miembros de la
unidad domstica o de la sociedad durante el da. Hernndez lvarez tambin se
interesa en la influencia del escenario. En su caso, su enfoque particular radica en cmo
las habitaciones contribuyen a la produccin de una identidad social basada en el grupo
domstico.
Las investigaciones de Julio Hoil Gutirrez estudian la persistencia de una idea
de cmo hacer las ofrendas. Su captulo aborda a la identidad social como algo histrico
que se reproduce a travs del tiempo, resultado de las acciones y las prcticas de los
individuos actuando en los contextos sociales (vase Handler 1994). Desde este punto
210
25
Aunque no insistir en este punto en el comentario, uno podra decir que este planteamiento aborda un
anlisis semitico, del tipo de Charles Peirce en vez de Saussure, que requiere que prestemos atencin a
cmo la cultural material funciona no slo como un smbolo o un marcador externo de una identidad
supuestamente interna sino tambin como un ndice o icono de esta identidad (vase a Lele 2006 y
Preucel 2006 para una discusin ms extensa de la aplicacin de la semitico de Peirce a la arqueologa).
211
Los artculos de este volumen examinan los varios papeles que desempea la cultura
material en el hacer y el re-hacer de la identidad dentro la regin maya desde la poca
prehispnica hasta el presente. La cultura material constituye una clave para la
investigacin de la identidad porque muchas veces se cuenta una historia alternativa
comparada a las fuentes documentarias y etnogrficas. Se pueda reflejar o disfrazar los
significados de las gestiones sociales que se llevan a cabo en espacios diferentes.
Mientras que muchas interpretaciones arqueolgicas del cambio cultural enfatizan los
procesos poltico-econmicos dentro sus contextos ideolgicos, un enfoque sobre la
cultura material sita las transformaciones de la identidad en una escala humana.
Las investigaciones que se presentan en este volumen se han producido en un
contexto social donde se elude definir la identidad maya, sobre todo en la pennsula de
Yucatn. Aunque muchos investigadores reconocen que los maya hablantes de
Guatemala y Mxico comparten experiencias parecidas, las cuales han resultado en una
herencia y historia comn (Eiss 2008; Wantanabe y Fischer 2004), los habitantes de
Yucatn en general rechazan las identidades indgenas (Castaeda 2004). Los maya
hablantes de la pennsula componen un grupo diverso de etnicidades y clases
econmicas que comparten la identidad lingstica y viven en comunidades donde el
maya than (Yucateco) predomina sobre el espaol en la comunicacin cotidiana. La
212
ejercicio del poder. Al otro lado, las mismas instituciones estatales pueden liberar los
requisitos para ampliar la inclusin. Las autoridades estatales y sus instituciones definen
cules aspectos de la identidad son vlidos y cuales no. Tambin las autoridades se
pueden apropiar las identidades originalmente construidas por la autoadscripcin y
entremeterse en los criterios de la inclusin. Este proceso de dos vas de apropiar y de
relegar algunas identidades y sus criterios de inclusin es un ejemplo del robo de la
identidad.
Tambin cabe mencionar que el robo de identidad puede incluir las estrategias
autoadscritas por parte de un individuo de apropiar identidades que no le correspondan
como una forma de resistencia. Al falsificar una identidad se resiste la exclusin y se
puede ganar acceso a las herramientas econmicas, polticas, sociales y religiosas por
las cuales se gestiona el poder estructural (Wolf 1990).
El legado de la invasin espaola es de trastornos culturales drsticos, aunque a
veces se observan las continuidades. Para entender cmo la construccin de la identidad
actual se compare con el pasado es necesario comprender cmo los maya hablantes
reconfiguraron sus pieles sociales dentro de los contextos de interaccin (Pool,
Gallegos, este volumen) para ajustarse a muchos esfuerzos coloniales que restringi o
elimin sistemas enteros de la expresin de la identidad. Los contextos de interaccin
coloniales y poscoloniales incluan epidemias y hambres, demandas para el tributo, la
conversin religiosa forzada y la extirpacin de prcticas nativas rituales, la
congregacin de las poblaciones afuera de sus lugares de origen, la re-organizacin de
la mano de obra, las introducciones de cultivos y animales domsticos extranjeros, el
liberalismo del siglo XIX temprano, la Guerra de Castas, y la Revolucin Mexicana.
Comparado a las investigaciones de la identidad en la arqueologa de Europa y E.U., es
214
dilucidar los patrones y sistemas materiales que subrayan las varias pieles sociales
empleadas en el personhood y la construccin de la identidad.
Lilia Fernndez Souza introdujo su artculo con tres preguntas sobre el estudio
de la identidad individual: es necesario?, es relevante?, es posible hacerlo? En mi
caso, empleo sus preguntas como un marco para ampliar la discusin con respecto a los
artculos de este volumen.
Se puede hacer?
Los obstculos metodolgicos ms problemticos en el estudio de la identidad son los
trastornos sufridos durante el perodo colonial. Para recordar el dicho de Eric Wolf
(1982), la antropologa no debe pasar por alto los 500 aos de historia. Es necesario que
las interpretaciones de los procesos de la formacin de la identidad se base en ms que
una analoga histrica directa que identifica semejanzas superficiales entre la cultura
material en su contexto conductual del siglo XX con los patrones materiales del registro
220
221
animales domsticos europeos tuvo gran impacto sobre la ecologa agraria yucateca y
adems en el desarrollo de los modos alimenticios (Alexander 2008).
Otros artculos en el volumen se dirigen hacia retos metodolgicos. Por ejemplo,
el captulo de Hctor Hernndez lvarez usa las actividades cotidianas, la arquitectura
verncula, las prcticas de deshecho y el mantenimiento del equipaje para definir la
variacin en la identidad entre los artesanos y los agricultores en Yaxun. Estas medidas
materiales se han usado con xito por Lightfoot y sus colegas (1998) y por Don y
Prudence Rice (2005) para las situaciones coloniales donde las fronteras entre los
grupos tnicos se mantuvieron fuertes. Es interesante ver como los mtodos sirven
dentro de las comunidades donde el mantenimiento de las fronteras es menos obvio o
funcionan para borrar las diferencias entre grupos que llegaron a Yaxun de
comunidades diferentes despus de la Revolucin Mexicana.
Las obras de Judy Gallegos Gmara sobre la vestimentaria y la identidad en
Mesoamrica tienen un potencial enorme para informar las intersecciones del gnero, la
clase, la etnicidad, la identidad y la cultura material entre el presente y el pasado
prehispnico. Asimismo, el trabajo de Marcos Pool Cab sobre los datos de Isla Cerritos
contrasta los elementos materiales de la etnognesis, el pluralismo cultural y sus
relaciones con los sistemas mundiales y otros modelos de interaccin macroregional.
El trabajo de Fernando Armstrong-Fumero, sobre los vnculos entre la identidad,
el lugar y la historia para el perodo despus de la Revolucin, dilucida la teora actual
sobre la continuidad, dislocacin y la reconstruccin de la identidad nativa que
actualmente se discute en la arqueologa histrica norteamericana. Los arquelogos
histricos, que intentan explicar la persistencia cultural frente a los trastornos
coloniales, se han enfocado en la manera en la cual la gente nativa se relaciona con sus
222
Consideraciones finales
Los antroplogos histricos han indicado que las cuestiones referentes a los cambios
socioculturales indgenas han estado limitadas por la falta de investigaciones entre las
sociedades nativas en las pocas Colonial y Poscolonial (Chance 1996:381; Wolf 1982,
1990). Han hecho llamados para tomar un nuevo nfasis en las investigaciones
diacrnicas que vinculan los estudios del presente etnogrfico al pasado.
Los artculos de este volumen alcanzan este reto. La investigacin de las
relaciones entre la identidad y la cultura material en el rea maya para la poca histrica
se dirigen a los procesos del robo de la identidad, tanto como la transformacin o
reconstruccin de la identidad. El libro proporciona un punto de vista de la falta de una
identidad maya para la pennsula de Yucatn, en un contexto donde otros grupos de
Guatemala y Chiapas buscan reafirmar sus races y herencia con el mundo prehispnico.
Los artculos que se presentan contienen varias aproximaciones tericas y
223
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Rani T. Alexander
Estados Unidos. Doctora en Antropologa por la Universidad de Nuevo Mxico (1993).
Actualmente es profesora de antropologa en el Departamento de Antropologa,
Universidad Estatal de Nuevo Mxico, Las Cruces. Ha publicado Yaxcab and the
Caste War of Yucatan: An Archaeological Perspective (2004); The Postclassic to
Spanish-Era Transition in Mesoamerica: Archaeological Perspectives (2005), coeditado con Susan Kepecs; y un nmero temtico de Ethnohistory, Beyond the
Hacienda: Agrarian Relations and Socioeconomic Change in Rural Mesoamerica
(2003), co-editado con Chris Kyle. Entre sus artculos ms recientes cabe mencionar
The World According to Robert: Macroregional Systems Theory in Mesoamerica
(2008), Frontier Migration and the Built Environment in Southwestern Campeche
(2007) en coautora con Sandra Andrade y Maya Settlement Shifts and Agrarian
Ecology in Yucatn, 1800-2000 (2006). Actualmente dedica sus investigaciones a la
arqueologa histrica de Yucatn, en especial a la ecologa agraria y el paisaje en los
alrededores de Ebtun, Yucatn, Mxico.
Traci Ardren
Estados Unidos. Doctorada en Antropologa de Yale University (1997), actualmente es
profesora asociada en el Departamento de Antropologa de la Universidad de Miami. Ha
publicado Studies of Gender in the Pre-Hispanic Americas (2007) y "Produccin
textil e intensificacin econmica en los alrededores de Chichn Itz" (2009).
Especialista en la arqueologa de gnero y otras formas de identidad social. Ha sido
editora del libro pionero en los estudios de gnero entre los mayas prehispnicos
Ancient Maya Woman (2002) y editora del libro The Social Experience of Childhood in
Ancient Mesoamerica (2006), en colaboracin con S. Hutson. Actualmente funge como
co-directora del Proyecto Arqueolgico Xuenkal ubicado en Espita, Yucatn, Mxico.
Fernando Armstrong-Fumero
Puerto Rico. Doctor en Antropologa Social y Cultural por Stanford University (2007).
Actualmente es profesor de antropologa en el Departamento de Antropologa, Smith
College. Sus publicaciones sobre la poltica de la identidad en Yucatn aparecen en
American Anthropologist como su artculo Old Jokes and New Multiculturalisms:
Continuity and Change in Vernacular Discourse on the Yucatec Maya Language
(2009) y A Heritage of Ambiguity: The Historical Substrate of Vernacular
Multiculturalism in Yucatan, Mexico (2009) en American Ethnologist. Ha traducido y
editado la primera traduccin al ingls del libro Forjando Patria de Manuel Gamio
(University of Colorado Press, 2010). Actualmente esta preparando un manuscrito
basado en sus investigaciones en Yucatn y desarrollando un proyecto colaborativo
sobre patrones de asentamiento y percepciones del paisaje natural y humano en el
oriente de Yucatn.
260
Andrea Cucina
Mxico. Doctor en paleopatologa por la Facultad de Medicina de la Universidad
Catlica del Sacro Cuore, Roma, Italia (1998). Desde 2003 es Profesor Investigador
Titular de la Facultad de Ciencias Antropolgicas de la Universidad Autnoma de
Yucatn. Su inters primario es la antropologa dental en poblaciones pretritas. Ha
realizado investigaciones en poblaciones prehistricas, protohistricas e histricas en
Italia, Estados Unidos, Repblica Dominicana, Pakistn, Turkmenistn, Omn y desde
2003 est realizando estudios (aunque no exclusivamente) sobre los antiguos mayas.
Entre sus ms de 100 artculos y captulos de libros, destacan publicaciones en revistas
internacionales como: NATURE, American Journal of Physical Anthropology,
International Journal of Osteoarchaeology, HOMO, Latin American Antiquity, Journal
of Archaeological Sciences. Ha co-editado Janaab Pakal of Palenque. Life and Death
of a Maya King (2006) y New Perspectives on Human Sacrifice and Ritual Body
Treatments in Ancient Maya Society (2007). Actualmente es miembro activo (Nivel II)
del Sistema Nacional de Investigadores.
Lilia Fernndez Souza
Mxico. Maestra en Ciencias Antropolgicas, en la opcin Arqueologa, por la
Universidad Autnoma de Yucatn; estudios doctorales en el Departamento de
Estudios de la Cultura y Cultura de la Civilizacin de la Universidad de Hamburgo.
Profesora Investigadora de la Facultad de Ciencias Antropolgicas desde 1998. Entre
sus lneas de investigacin se encuentran: arqueologa de grupos domsticos,
arquitectura maya prehispnica, y religin y cosmovisin de los mayas prehispnicos y
contemporneos. Entre sus obras publicadas destacan: Mrida Prehispnica: el valor de
la Arqueologa de Salvamento (2003); Forma y funcin de una estructura tipo patio
en Chichn Itz (2006); Death and Memory in Chichen Itza (2006), y Los dioses
que nunca se fueron. Rituales domsticos contemporneos en el Norte de Yucatn
(2008).
Miriam Judith Gallegos Gmora
Mxico. Arqueloga por la Escuela Nacional de Antropologa e Historia, con Maestra
en Restauracin Arquitectnica de Monumentos Histricos por la Escuela Nacional de
Conservacin, Restauracin y Museografa. Candidata a Doctora en Antropologa por la
Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM. Labora para el Instituto Nacional de
Antropologa e Historia desde noviembre de 1994, actualmente tiene una plaza como
Profesora investigadora Titular B en el Centro INAH Tabasco. Ha participado en
proyectos de investigacin de arqueologa prehispnica en: Calakmul, Campeche;
Comalcalco, Jonuta y sitios del municipio del Centro en Tabasco; Teopisca, Chiapas;
Tamun, San Luis Potos; y la Delegacin Xochimilco en la ciudad de Mxico; de
arqueologa histrica: excavacin del convento de San Gabriel en Cholula Puebla;
anlisis de materiales del siglo XIX procedentes de Cunduacn, Tabasco; as como en
investigaciones de arquitectura colonial en los conventos de Acolman en el Estado de
Mxico; San Bernardino de Sisal en Valladolid Yucatn; y el de Santo Domingo de
Guzmn en Oxolotn, Tabasco.
261
Christopher Gtz
Alemania. Es doctor en Filosofa y Letras (Dr. phil.) con especialidad en Estudios
Mesoamericanos por la Universidad de Hamburgo, Alemania (2006) y maestro en Artes
(Magister Artium) por la Universidad Federico-Guillermo Rhinense de Bonn, Alemania
(2001). Es miembro del S.N.I. (nivel I) y trabaja como profesor-investigador de tiempo
completo y responsable del Taller de Zooarqueologa de la Facultad de Ciencias
Antropolgicas, Universidad Autnoma de Yucatn. Imparte materias en la licenciatura
y maestra en arqueologa, referente a la cultura maya, las culturas del Centro de
Mxico, la zona andina, Europa, as como la arqueologa experimental, el estudio del
paleoambiente y la zooarqueologa, misma que constituye su especialidad. Asesora y ha
dirigido numerosas tesis de licenciatura y maestra, y cuenta con diversas publicaciones,
entre las que destacan el artculo Coastal and Inland Patterns of Faunal Exploitation in
the Prehispanic Lowlands (2008), publicado en la revista Quaternary International y el
libro Die Verwendung von Wirbeltieren durch die Maya des nrdlichen Tieflandes
whrend der Klassik und Postklassik, publicado por la editorial Verlag Marie Leidorf en
Alemania (2008).
Julia A. Hendon
Estados Unidos. Doctora en Filosofa por la Universidad de Harvard (1987). Es
profesora asociada de antropologa en Gettysburg College en Gettysburg, Pennsylvania
donde ha enseado desde 1996. Su ms reciente publicacin es Houses in a Landscape
(2010). Una muestra de sus artculos recientes incluyen Maya Home Life: Daily
Practice, Politics, and Society in Copan, Honduras (2009), Memory, Materiality, and
Practice: House Societies in Southeastern Mesoamerica (2007), The Engendered
Household (2007), y Textile Production as Craft in Mesoamerica: Time, Labor, and
Knowledge (2006). Recientemente ha editado el libro Mesoamerican Archaeology:
Theory and Practice (2004) con Rosemary Joyce.
Hctor Hernndez lvarez
Mexico. Licenciado y Maestro en Ciencias Antropolgicas, especializado en
Arqueologa, por la Universidad Autnoma de Yucatn. Actualmente esta en proceso de
concluir sus estudios de doctorado en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
Desde 2003 es profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Antropolgicas de la
Universidad Autnoma de Yucatn. Actualmente est encargado de la coordinacin de
la Licenciatura en Arqueologa, y es responsable del rea de Estudios
Etnoarqueolgicos. Entre sus artculos ms recientes destacan: Gnero y relaciones
sociopolticas en algunos grupos domsticos mayas del perodo Clsico (2009),
Malacates arqueolgicos de la pennsula de Yucatn (2008) en colaboracin con N.
Peniche, Una visin diacrnica de la arquitectura domstica de Yaxun, Yucatn
(2007) en co-autora con G. Novelo y Grupos domsticos de elite en el occidente de
Yucatn: organizacin de labores y gnero (2006). A ltimas fechas, dedica
principalmente sus investigaciones a la etnoarqueologa de grupos domsticos en
Yaxun, Yucatn y la arqueologa histrica de una ex hacienda henequenera ubicada al
noreste de Mrida. En 2006 obtuvo el Premio Nacional Alfonso Caso, que otorg el
Instituto Nacional de Antropologa e Historia a la mejor tesis de maestra en
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